Edificios de Panamá La Vieja

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LA ERMITA DE SAN CRISTOBAL

La ermita a de San Cristóbal tenía asiento sobre el cerro del mismo nom-
bre, a aun tiro de arcabuz de la ciudad», algo como un cuarta de legua de
ella, desde cuya cinta la vista abarcaba toda la población, las llanuras y
sierras del contorno y las islas de la bailía.
dotó
Su fundador fue el Canónigo don Alonso Sánchez Niño, quien la
de una renta de cien pesos anuales para sus menesteres . La época de su

Cantera de San Cristobat

fábrica debió coincidir con aquella en que Niño ejerció el deanato de la


Catedral, en o al rededor de 1575 . La advocación de la Capilla cambió el
nombre al Cerro, llamado entonces de lo Motoriza . en recuerdo de la que
allí tuvo campo el 21 de Abril (le 1550, al confundirse en ardorosa y san-
grienta lucha el vecindario panameño armado y las fuerzas de la facción
de los nietos del fundador de Panamá, Hernando y Pedro de Contreras,
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mandadas en la ocasión por Juan de Bermejo . En conmemoración de


esa fecha se celebraban anualmente en la Iglesia Mayor vísperas y misa
solemne el día de San Jorge, con sermón rememorando las circunstancias
del suceso y con procesión pública en la cual el Alférez de la ciudad por-
taba por las calles el estandarte real . El canónigo Sánchez Niño quiso
perpetuar con una . obra material y tangible el recuerdo de aquella victoria,
erigiendo sobre el sitio donde se alcanzó una modesta ermita, a cuyo rede-
dor se agruparon numerosas casas de paja desde las faldas del cerro hasta
cerca (le tos conventos de la Merced y de San Francisco, constituyendo el
núcleo de lo que se llamó el arrabal de Pierdevidas.
En las inmediaciones de donde se alzó la ermita de San Cristóbal en-
cuentra todavía el curioso el pozo del mismo nombre, que suplía las nece-
sidades de los moradores del suburbio, y la famosa cantera que (lió el
material para los cuerpos de íos principales editicios (le la ciudad ; pero
de aquel edificio que amparó bajo su sombra la muchedumbre panameña
presa de la consternación y el espanto durante los movimientos (le tierra
del año de 1621, y que sirvió de refugio a ta comunidad de los Agustinos
descalzos en 1648, quedan apenas escasos vestigios en lo alto del cerro
y algunas consejas de la tradición orat
LA ERMITA DE SANTA ANA

En la prolongación de la calle de Santo Domingo y a trescientas varas


más o menos del Puente del Rey, se encontraba la ermita de Santa Ana,
pequeño edificio de mampostería, que daba su frente a un altozano, donde
en las noches cálidas o serenas la feligresía entonaba el rezo con los clé-
rigos o hacía la doctrina con los frailes catequísticos . Situada en el co-
mienzo septentrional de la ciudad vino a ser como la parroquia del barrio
de Malambo, suburbio compuesto de un centenar (le casas pajizas, lugar
de vivir gente pobre y de numerosos esclavos que tenían ocupación en el
tráfico con Cruces y Portobelo y en otros trabajos rudos (le los hatos ,y'
estancias de la vecindad.
La construcción de esta ermita se debió a la magnificencia (le don Fran-
cisco Díaz, Chantre de la Catedral, y del clérigo (le la misma (Ion .luan
de Soto, y por muchos años debió sobresalir en el conjunto mísero de casas
del arrabal que se agrupó en su contorno . No ha sido posible esta-
blecer precisamente la fecha de su fundación ; pero siendo que Francisco
Díaz ejercía de Chantre de la Catedral de Panamá en el año de 1568, es
de suponer que la capilla de Santa Ana fué erigida al rededor de ese año.
El Chantre Díaz mantenía entonces pleitos y disputas con la Real Audien-
cia, la cual lo había acusado de observar mala conducta en su ministerio,
convirtiendo los lugares sagrados en centro de su concupiscencia, y bien
podría colegirse que la obra elevada en la forma de un edificio destinado
a la oración y al culto lo fuera como un desagravio de sus culpas.
Consideraciones de cálculo y de interpretación restan de una creencia
arraigada, aunque no rancia, fundada en localizaciones de un plano de
1609, el concepto de que las ruinas que se presentan, las primeras, a la
curiosidad del visitante que ingresa por el Norte en la Vieja Panamá, sean
las de la ermita de Santa Ana, ya que no corresponden ni el aspecto, ni el
conjunto, ni las dimensiones, ni los pormenores de fábrica mural que se
encuentran en el solar, con la sencillez, modestia y acepción literal de lo
que generalmente se conoce por ermita en el catálogo de los edificios reli-
giosos . El de Santa Ana fue elevado al culto, como se deja dicho, por el
aporte pecuniario y exclusivo de dos clérigos afortunados, que por mucho
a que alcanzaran sus riquezas y el quilate de su devoción, no sería tanto
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el de ésta para aplicar aquélla, sin otro coocurso, a la ejecución de una


obra tan apreciable por los perfiles de su arquitectura y por su volumen
supe rficial.
La ermita debió ser un edificio modesto en su construcción y en sus ca-
pacidades, no ocupando área muy extensa . Con aplicación de la escala
atrioyculqe al plano de 1609, se puede calcular que cl editicio, con su at
otra anexidad, no ocupaba un espacio de más de fdninta metros (le largo
por veinte de ancho ; no tenía ninguna renta, como la tuvo la de San Cris-
tóbal, de los bienes de su fundador, y nada dicen las retaciones escritas que
se conocen respecto del progreso ele sus transformaciones por aquellas
circunstancias favorables en que los legados de los benefactores, las man-
das de los contritos y las donaciones de piadosos fetigreses formaban el
fondo ele aplicación para tos reparos . ensanches y embellecimiento de los
templos ; en estos predicamentos es aventurado señalar su localización,
aunque bien pudiera ser un poco olás al sur det supuesto convento de San
José, donde los vestigios sobre suelo de una construcción de mamposterfa
indican algo muy distinto de lo que era comían el et coojunto urbano de
esa par te de la ciudad .
No hay referencia de que la ermita de , Santo. . Ana fuera o no consumida
entre tas tlamas del gran incendio ; pero es un indicativo de ta poca impor-
tancia a que como edificio religioso había llegado el hecho ale que en la
distribución de los solares para los conventos, iglesias, edificios públicos
y casas particulares dentro del recinto murado de la nueva ciudad de Pa-
namá, no se le reservara un sitio . Pile más tarde, en 1677, cuando se
mandó edificar para et servicio de la feligresía en el arrabat, formado extra
muros desde 1675, (1) una ermita dedicada a Santa Ana, a espaldas de la
cual se levantó la barriada de Malambo corno en la antigua ciudad ; er-
mita que fue erigida por disposición real de 1678 en Ayuda de Parroquia
y sobre ía cuat se levantó después, debido a la piedad y al desinterés de

«Por laboree visto obligado mi antecesor y íos domas que íe sucedieron a balease par, que tuviese la
mudanza principio de vecinos moderados, redel' casados y de personas forasteras que pidiendo soíares
fueron íos primeros en edificar sus casas ; y asi cuando acudieron íos originarios benométritos que al prin-
cipio rehusaron, no hubo sitios en que ponerlos, a cuya causa y po r ser mole asimismo 'agente pobre de
muíatos, sanvos, negros íibres que no cupiera tampoco dentro, se liño necesaria la formsción debutaba!
con tensos y r ssles do paja que pudóuen ianihoente (imuaiar, llegando la ocasión de invasión de enema
gas. Esta disposición y eí ser cí sitio deí arrabal aígo nos eminente de igual conveniencia do sor pobíado,
incíinó íos deseos do otros !nichos españoles y mozos íibres de toda suerié a que únjanlo ías habitaciones
y puestos en que trivial' retirados por eí distrito se agregaran aí ar rabaí, como tambien se sitiaron en él
otras personas forssteras de diferentes partes por la conveniencia de soíares que recibían y por ías como-
didades de mejores nirsa, aguas y saíud que en este nuevo sitio deí Ancon han reconocido y esperimentan tsn
resuítando de este concurso aliarse el ar rabaí tan crecido y con un tercio mss do personas y gente que ía
población do la ciudsd» . (Carta deí Gobernador Aíonso Mercado de Villseorta a s . M ., de 25 de Julio
do 175) .
RR

don Mateo de Izaguirre e Ibarzabal, un nuevo templo con la misma dedi-


cación, inaugurado el 20 de Enero de 1764, en el cual se conservan reli-
quias estimables y preciosas de la Iglesia Mayor de la antigua Panamá,
como lo son la escalera de caracol, de peldaños de piedra, y «los tableros
tallados que revisten la parte exterior de su púlpito» . 0)

(1) Jorró Suárez, Presbítero : --La Ipíeaía de Santa Ana . Enero 17 do 1914 .
CAMINOS Y PUENTES

El ingreso de los viajantes del Norte se verificaba en la ciudad por el


camino terrestre que atravesaba el Istmo y la ponía en comunicación con
el puerto de Nombre de Dios hasta 1596, y con el de Portobelo, a partir
de ese año, hasta la fundación de la nueva Panamá La distancia entre
Portobelo y Panamá viejo era de diez y ocho leguas que los viajeros sal-
vaban a lomo de mulas o a espaldas de esclavos, con escala en varias ven-
tas o posadas, tales como las de Cascajal, Boquerón, San Juan, Caimitillo,
era María Henríquez y Chagres, lugar este último en donde el camino
cortado por el río
de ese nombre, arri-
ba de la aldea de
Cruces . I:ra éste un
camino fragoso, cru
molo por arroyos y
ríos que lo hacían
intransitable en la
estación de las llu-
vias : y aunque tem-
prano se empedra-
ron las partes pan-
tanosas y difíciles
de él, siempre y Carretera moderna de Juan Díaz.—Vifurcación a Panamá vicio
por el enorme trá -
fico de mulas y peatones que sufría, presentó a los viajeros no pocas
incomodidades y peligros en su recorrido.
Otra vía que llevaba del Norte a Panamá era la del Chagres, ascendiendo
este río desde el puerto de San Lorenzo, en su desembocadura, hasta la
Venta de Cruces situada a catorce leguas de aquél . En la remonta se
empleaban en ocasiones hasta diez días, en bongos y canoas que hacían
escalas en algunos lugares ribereños, tales como Torna-caballos, Dos Bra-
zas, Cruz de Juan Gallegos, Bohío del soldado, Barro-Colorado, Frijol,
Barbacoas, etc ., etc . Se comprende por esto que el camino real de Por-
tobelo no prestaba al comercio y a la comunidad las facilidades requeribleti,
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cuando se exponían los traficantes y sus mercaderías a las inseguridades y


desasones de un viaje tan azaroso desde Portobclo por Chagres hasta Crin
ces, de donde por otra vía terrestre de seis leguas se continuaba hasta
Panamá, haciendo descanso en los sitios de Quebrada-oscura, Sabana-gran-
de, Agua-buena, el Aceituno, el Guayaba!, atravesando los ríos Chilibre,
Caimitillo y Cárdenas, «tan áspero y cenagoso como el anterior y muy
malo de andar en tiempo de invierno».
Fundada la primitiva 1'a .namá en 1511) y poblada Nombre de Dios en
ese mismo año, la necesidad de comunicar ambas poblaciones se impuso
con urgencia y los Reyes proveyeron to conducente a tal fin, expidiendo el
15 de Septiembre de 1521 una providencia por la cual se dispuso que de las
multas del Reino se diesen sesenta mil maravedís a ta ciudad de Panamá
para abrir caminos . Con posteridad, et 20 de Febrero de 1524, se expidió
la Real Cédula sobre et camino de Panamá . a Nombre (le Dios . Existió,
pues . una importante y relativamente buena vía le comunicación al tra-
vés del Istmo de Panamá antes de que fueran sujetadas al dominio de
España los vastos territorios del Ro íLco austrat : y cuando ta riqueza del
Perú fue a llenar las arcas del tesoro de Castitta, el camino mencionado so-
portó el peso de las recuas de (nulas que lo trasportaban de la una a la otra
orilta de ambos mares . Nombre de Dios llegó a alcanzar, cono terminal
de la vía en el Atlántico, importancia tan notoria, que en 1537 el Empera-
dor le concedió el título de ciudad por provisión fechada en Valladolid el
23 de Noviembre ; y por otra del 7 ele Diciembre siguiente le confirió escudo
de armas, cuyos atributos eran un castillo y un avío, breñas (le oro y por
orla un letrero con esta inscripción : Tierra Firme . Destruido Nombre (le
Dios en 1596 por ta expedición inglesa de Francisco Drake y fundada et
año siguiente, por Francisco de Valverde y Mercado, la ciudad de Porto -
belo, ésta reemplazó a aquélla y naturalmente el camino tuvo que buscar
el nuevo establecimiento que vino a ser la. puerta del Istmo en el Atlán-
tico . La desviación se hizo en el citado año de 1597, y en 1606 se dictaron
para su conservación oportunas y muy eficaces medidas, como la de fin-
poner un gravamen de cuatro reales sobre cada una de las mulas del trá-
fico, el que montaba, según el Marqués de Varinas, a más de $30,000 «de
feria a feria)), aunque según el mismo, «no so consumía una tercera parte
(le este impuesto en esas calzadas» . En 1660 impuso el Gobernador 1tiva
Aguero la contribución de un peso por cada carga de plata o de inereancías
que pasara por el camino de Panamá a Portobelo para ayudar así a los
gastos de su conservación, a la cual contribuían, es justo agregar, los Ca-
bildos de ambas ciudades con el trabajo permanente de un número de
esclavos comprados para el efecto.
Otro camino que tenía comienzo en Panamá y se apartaba del de Cruces
antes de Mandinga era el llamado de Tierra Firme hasta Natá de los
Ca-balleros, y por esta hasta el confin del país, más allá de la villa de Santiago
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de Alanje, hacia. (ivatenlaLa . uniendo entre sí los pueblos de San Isidro de


Capira, Citanle,San Juan de I'enonomé, Santo Domingo do Parita, la villa
de Los Santos, Santiago de Veraguas, el Pueblo Nuevo de los Remedios
y otros . De l'ananuí a Nata había 1h anta leguas «de P uutitto llano aunque
de antenas eí.éne ;ts y por ser lao malo y de ríos se :nula y se frecuenta poro,
uí :tyorlttelde en el invierno : y de lo que de esta ciudad Se lleva para pro-
Venioentos } le aquellas rusa . de l :sp :tiut y ( ;tras es por atar, que es na-
yegaeiGn breve)) . 1 ;1 camino de Nata, al cual también se alcanzaba -si
guiendo Ia orilla del atta y cruzando el río (1r :n1de por los bancos de su
deseulhoe :alnr :t, Rte . pues, aula Ví,t ptíbli(tt (pie no 1tl~o 1 :t intportaneia
del camino del :~íl ;tntleo, y en ettya eonseryttei(ui poco se interesaron las
autoridades del Peino .

Puente det Matadero

El Puente de/ .11 abaleo( l :l camina de Nata comenzaba en el puente de


halla . Vladlleto de t111 solo areo) sobre el estero del Algarrobo, de n1a111pOS-
terí:t, de oelteuta pasos de largo, el cual servía a la vez al veein( .lario pa-
n :tnteílo (le i oimtnieaeiún Pon el es t ableeinlienl o del Matadero y a. los ha
vendados de Pan :llnll par : 1raliear en los hatos de sus innu e diaeiOnes . 'No
hay detalle del año dar la ereevi0n p(9 rea (le ese hermoso puente, que se
conserva e11 pie y en servicio . para aleSlign :tr la iMport :tneia de la
ciudad que lo tuvo entre sus obras mejores de Utilidad y ornato : pero debió
ser antes o nltly :tl principio del siglo XXII . ya. que se menciona su eons-
truecihn, así de sólida, en la inforntaeí(ín de 1607, referente a la ciudad . Es
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probable (fue por el puente riel Matadero entraran a Panamá las hordas
Morgan vencedoras en las llanuras de Matasnillos : tal lo hace suponer
la posición del campo respecto de la ciudad y la consideración del largo ro-
deo que habrían tenido que hacer para alcanzar el camino de Portobelo a
fin de entrar en la plaza por el puente del Rey.

Puente det Rey

1'! Puente del Re r . El camino de Portobelo terminaba en el puente


del Rey, viaducto también de un hermoso arca, tendido sobre el río del
;nllinero, llamado ahora Río Abajo . ('anstruído de madera en los prime-
o tiempos de la existencia de Panxmít, fue levantado después y sobre
ot ru emplazamiento . de mampostería, debido a las gestiones que para el
efecto comenzao'u u hacerse cn 161 7 . año en que se expidió una Cédula
imponiendo grao,uen sobre ciertos artículos ele consumo para dedicarlo
a la obra . En 11119 se empezó la construcción y un año después ; de
acuerdo con una pt ()videncia real, se destinaban impuestos hasta por
20,Uí)o ducados par; llevar a buen fin la obra y se hacían gestiones para
que de t',rrt,agcna viniese un perito a dirigirla ; empero los trabajos mar-
charon con tanta lentitud y pobre éxito, que todavía en 1(i34 se solici-
taban donativos y se destinaban algunos impuestos pa ra darle término.
Puede, pues, decirse que al consumarse la destrucción de la ciudad el
puente del 1(ey era entonces una obra de recienle factu r a, tan sólida,
hin embargo, que aun se muestra casi intacta a la vista del viajero, triun-
f,(nle de los rigores de la naturaleza y de la acción pesada de los tiempos .
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La Portezuela . Un tercer puente de dimensiones modestas, pero como


los anteriores, de piedra y de arcada . existía en la ciudad, sobre una co-
rriente de invierno que iba a confundir sus aguas con las del Río Abajo.
La Pontezuela la se le llamaba al viaducto, de donde también se le dio el
nombre a la vía urbana en la cual se encontraba . paralela a la calle don-
de existían las casas del Obispo . Restos de la Pontezuela se conservan
aún, sepultados casi en tierra a su propio peso y al mías formidable de
cincuenta lustros de postración y abandono en la soledad de la naturaleza
vegetal que los cubrió .
LAS FERIAS

Uno de los 111111iV)S Ilrinrilmle›. (Irte cuneln'ri ;ul u lu iutl)nrl ;tueia que en
el conrel)t univ-l rs ;tl de la l l I)oI I alcalizaron las poblaciones de 1' ;tnulnít.
Nombre de 1)Iols C . al desaparecer rsí :1 . Pnt'lolu , ;u, era la ('elclll'tu'U111 anual
de las ferias con el arribo de las flotas de España y- del Perú ;1 los puertos
terminales del Istmo . ('ttda arlo se equipaban en Sevilla dos flotas : una
para la Nueva ]si)afla \' otra llana 'Piel• .' .( I"ittnl', t(111stlinlel- a veces de más

Catzada españota de Panamá viejo

de cuarenta navíos . Salían de España las flotas convoyadas por la Arma-


da Real, haciendo rumbo, la de 'l'ií'a(( Firme, a Bruno Domingo, desde
donde se dest ;uvaban las naves destinadas a Río Hacha . Venezuela y la
Isla Margarita y seguían las deru ;ís a ( 'artagena, puerto en el cual perma-
necían al ancla hasta recibir noticia de Pananla, cuyo Presidente daba el
previo aviso al Virrey del Perú para que enviase del Callao a aquel puerto
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la armada de ]a del Sur con la plata y mercadería de Chile y provincias


perllan :lr, rer'nuiendo en Paila el (rocío del r,ro de los dist r itos quiteños.
( r on el aviso de la llegada de la flola del Perú :l Pan :uuír la de España se
daba a In vela para Pral 0)10(10, a donde se trasladaban el Presidente y Go-
bernador de Tierra Firme con los Comisionados del comercio colonial.
A pesar de no pocos ineonl•inienteo nacidos de la insalubridad de su
(lima de 1 :1 carestía de los :u t ír'nles de primera necesidad, los cuales se
llevaban de Panamá y Cartagena, Portobelo era en tiempo de la armada
una de las poblaciones n1 :15 animadas del nuevo tnundo . porque su exeelen-

Ruinas del edi ticto de ta Aduana de Portobelo

te sil Ilación en el istmo } he . buenas condiciones de su puerto la harían muy


a propúsilu para la celebración de la feria . Entonces la quietud en que la
mayor parte del año había vivido la población desapa recía como porensal-
IIUr, "lí'tl'lu~r' trajinar por todas partes una bulltciosa muchedumbre . Los
marineros improvisaban con ramas y con las velas de los buque; tiendas y
141rracas ertdoado' a 111o11l r rtRlban lrl .sgI"ni'!'ur eOi)St nadr7< al erinlerei ) :1111t'-
rii' :ln(r : :11 Illislno 11r'tltpo que . set'pe111enndo por las sendas de los montes.
acudían al lugar . lírur'edetltes de jr :tn :tlll :t .stltnúntei'rr de pasajeros de esta
ciudad y su provincia . riel Perú, ('hile y ('ent ro .11nr~riea . así como infini-
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dad de recuas mulares con las cajas de la plata y del oro que tributaban
las colonias del Pacífico al Tesoro Real, y no pocas de la pertenencia indi-
vidual, a la vez que por el Chagres bajaban al mar hasta Portobelo las
barcas cargadas de sacos de cacao y de lana, cestas de frutos, provisiones
y víveres . ((Aquel gran concurso de gente, dice José Coroleu, aquellos
movimientos de naves y lanchas en el puerto y aquel incesante vocerío
en un paraje donde la víspera no se oía sino el monótono y triste rumor de
la selva y de las olas quebrándose en la solitaria orilla, traían a la memoria
las descripciones que nos hacen los viajeros de los mercados de Oriente».
La animación que entonces se notaba en la ciudad era extraordinaria;
los negocios que se hacían en el tiempo que duraba la feria subían a cinco
y seis millones de pesos . Como consecuencia de esto no faltaban los es-
cándalos provocados por los marineros y mozos descargadores que solían
abusar del licor para restaurar las fuerzas mermadas por las rudas faenas
de la descarga ; ni escaseaban los atentados contra la bolsa de los nego-
ciantes por rateros que acudían a la ciudad y por jugadores profesionales
que iban también a lucir sus habilidades en la feria, aunque las autorida-
des redoblaban entonces su celo y se aumentaba la guarnición con tropa
de Panamá.
Durante los días de la feria se arrendaban las habitaciones a precios
fabulosos : el arrendamiento de una mediana sala y una alcoba costaba
hasta mil pesos y el de una casa cinco y seis mil . Duraba en Portobelo
dos meses la feria más rica que se conocía e .n el Globo, celebrada dentro de
las estipulaciones sobre precios que señalaban los diputados de los dos co-
mercios en presencia del General de Galeones y del Presidente de Panamá,
aquel como Juez conservador de los intereses de la armada y este de los
del comercio colonial, juntándose para el efecto abordo de la nave capi-
tana . «Portobelo era, pues, el emporio del comercio sur-americano, el
Buenos Aires de los siglos XVI y XVII», dice Navarro y Lamarque ; y
agrega «En el insalubre Portobelo, verdadero sepulcro de blancos, se
reunían durante cuarenta días los comerciantes de casi toda la América
del Sur» . Terminada la feria y la carga de las naves en Portobelo, zarpaba
la flota para la Habana, donde generalmente esperaba la de los galeones
de Méjico para hacer juntas y defendidas el viaje de vuelta a Sevilla,
donde eran recibidas por los Oficiales de la Casa de Contratación . En
cuanto a Panamá, copiando a Gil González de Avila de su Relación de 1655,
«a la ciudad venían a parar las armadas de la Mar del Sur y en ella se
junta una gran feria que se compone de toda la gente de trata del Perú,
donde se negocian más de cinco millones de mercaderías : esta es la causa
de estar bien poblada en todo tiempo» . En efecto, como era Panamá el
obligado punto de desembarco del tesoro del Perú y el que recibía las mer-
cancías de paso que subían por el río Chagres, tenía un tráfico que dejaba
crecidas utilidades al vecindario en arrendamiento de casas, fletes de em-
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barcaciones, arrierías de mulas y cuadrillas de esclavos de a pié para car-


gas voluminosas y delicadas, conducidas desde Cruces . Fuera de esas
ocasiones nunca faltaba allí gran número de forasteros que pasaban de
España para el Perú y viceversa, a lo que se agrega el comercio correspon-
diente de bastimentos que consumía la ciudad . Llegó por esto y por otras
favorables circunstancias a ser una de las más ricas poblaciones de la
América meridional, como paso preciso de todo el comercio con la metró-
poli, pues no fue sino al desaparecer como elemento urbano del es-
cenario de su existencia cuando se frecuentó la navegación del Cabo de
Hornos (1746), que determinando la ruina de Portobelo, afectó profun-
damente la vida de la Nueva Panamá, que llegó por ello al período de su
primera decandencia.

PaleaJedeo rlo Ohaaree


LOS MITRADOS DE LA IGLESIA CATOLICA EN EL DARIEN
Y EN PANAMA

Establecida por Martín Fernández de Enciso la población de Santa


María la Antigua sobre el Golfo de Urabá, se edificó en ella tina iglesia
que fue dedicada a San Sebastián, y donde se rendía culto fervoroso a una
imagen de gran veneración en Sevilla, Nuestra Señora de la Antigua o la
Asunción, copia de la cual se llevó al Darién para cumplir un voto que
habían hecho los expedicionarios . «La iglesia está bien ataviada, y se
dicen bien los oficios diarios», leemos en una relación de 1515 . . El Padre
Andrés de Vera, dominico, fue, probablemente, el primer individuo de
hábito talar que ofició en esa iglesia, ya que la primera misa que se celebró
en el territorio istmeño lo fue por el Padre Pedro Sánchez, Capellán de la
expedición de Diego (le Nicuesa, en un sitio
cerca del río Pito, en la costa de San Blas,
bautizado por ese motivo con el nombre de
Puerto Misa.
El desarrollo de la colonia y las noticias que
acerca de ta riqueza de la tierra llegaron a la
Corona movieron a ésta a considerar la conve-
niencia de instituir el Obispado del Darién pa-
ra el gobierno eclesiástico de las comarcas que
se sujetaban al dominio de España en aquellas
partes de la América continental ; de modo que Escudo de Santa María la
antigua del Darién
en Julio de 1513 dieron los Reyes instrucciones
a su Embajador en Roma para solicitar del Papa León X la erección de la
iglesia de Santa María en Catedral y la investidura de Obispo de la mis-
ma para Fray Juan de Quevedo . Atendida esta solicitud fue erigida la
iglesia de aquel pueblo en Catedral el 9 de Septiembre del mismo año y
se expidieron por el Pontífice las letras apostólicas para tal erección y
nombramiento . Debiendo el Prelado partir para su diócesis en la expe-
dición de Pedro Arias de Avila, se dieron todas las órdenes para que la
Casa de Contratación de Sevilla lo proveyera de cuanto el culto de su
iglesia necesitara en ornamentos, vasos, candelabros, vestidos etc ., etc .,
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dignos de su cargo y de la jerarquía de la iglesia que iba a establecer y go-


bernar, sufragánea del Arzobispado de Sevilla y de la cual fue nombrado
Deán, el 24 de Diciembre de 1513, Juan Pérez Caldueño . Santa María con
esto fue elevada a la condición de ciudad, a la cual por Real Cédula de 20
de Julio de 1.514 se le concedió escudo de armas, consistente en un castillo
de oro sobre campo rojo, encima de aquél un sol del mismo metal y a los
lados una puma y un cocodrilo, símbolo del ardiente clima y de la agreste
naturaleza del lugar.
Eí primer Obispo del Darién era natural de Bejorí, en ías montañas de
Burgos, hijo de Juan González de Quevedo y de Magdalena de Villegas.
Fraile del hábito de San Francisco, Predicador de la Capilla Real,
Guardián y Provincial de Andalucía antes de ser nombrado para la silla
ele Santa María . Fue consagrado en Sevilla, a cuyo prelado arzobispal se
le rogó por Cédula Real de 9 de Agosto de 1513, que lo favoreciera y ayu-
dara en todo lo que necesitase para el acto de la consagración . Por Sep-
tiembre llegó Quevedo a Sevilla ; pero su consagración no debió verificarse
sino por el mes del arribo de la
de Diciembre, expedici(u dePe-
pues fue a fines drarias al Da-
del mes anterior rién . Permane-
cuando recibió ció al frente de
la Bulas de su su diócesis u-
dignidad . Se po- cuatro rante
sesionó de su años . Habiendo
iglesia el 30 de regresado a Es-
Julio de 1514, día. Facyo mí íe de la firma de Fray Juan de Quevedo paña en asuntos
de interés para la iglesia y para la colonia, sostuvo varias disputas delante
del Emperador Carlos V con Fray Bartolomé de las Casas, disputas en
las cuales fue vencido, pues Quevedo era ardiente partidario de la
esclavitud de íos indios que aquél combatía con no menos ardor.
Murió a una legua de Molino del Rey, cerca de Barcelona, el 24 de Di-
ciembre de 1519 . Los contemporáneos lo califican de codicioso y avaro,
que tuvo en el Darién más cuidado de sus intereses personales que de los
correspondientes al culto y a su misión catequizadora . «A su paso por la
isla de Cuba «negoció con Diego Velázquez que el gestionaría con el Rey
el Gobierno de Tierra Firme» . «Bien se creyó, apunta Las Casas, que Diego
Velásquez untó al señor Obispo las manos» . Su conducta más que al fo-
mento y conservación de la paz entre los colonos contribuyó a mantener
enconado el espíritu de las parcialidades y encendido entre Pedrarias y
Balboa un odio que se extinguió cuando en el cadalso de Acla rodó la ca-
beza del descubridor del Mar del Sur.
El Ilustrísimo señor Obispo de esta Diócesis en un extenso trabajo que
100

publicó en sucesivos números de la Revista Eclesiástica, relativo a los Pre-


lados que han ceñido la mitra de Panamá, hace una observación preliminar,
traducible en desdeñosa crítica del Compendio de Historia de Panamá por
Juan B . Sosa y Enrique J . Arce . Su Señoría no elimina, sin embargo, de la
obra mencionada ningún máximo error, ni restablece ninguna verdad, ni
trae a luz novedades ocultas : la sigue en las referencias religiosas y polí-
ticas de ella con fidelidad tan extraña, que el hecho viene a constituir su
mejor elogio . Incurre por esto, aparte de otros que le son propios, en ye
cros cronológicos que no ha corregido del libro, en el cual no ha llenado tam-
poco, con la exhibición de otras y auténticas noticias que interesen a la
historia del Istmo, los vacíos que apunta.
Vamos a hacer en esta páginas una somera reseña de los Obispos que
gobernaron la iglesia de Panamá desde la fundación de la ciudad en 1519
hasta su destrucción por el fuego en 1671, con algunos datos personales de
los mismos omitidos, dada su modesta condición, en el Compendio de His-
toria de Panamá, y con otros que tampoco aparecen en el trabajo del se-
ñor Obispo de esta Diócesis.
Muerto Fray Juan de Quevedo, Fray Vicente de Peraza, dominico, na-
tural de Sevilla, Colegial de San Gregorio de Valladolid, fue presentado por
Real Cédula de 17 de Mayo de 1520, de La Coruña, al Embajador en la
Santa Sede para Obispo del Darién . Nombrado el 5 de Diciembre de ese
mismo año, formalizó el P . de Diciembre siguiente, en el Convento de San
Pablo de Burgos y por ante el Notario Francisco Valenzuela, clérigo, natu-
ral de Córdoba, Secretario del Obispo de esa Catedral, Don Alonso de
Fonseca, el traslado de la silla episcopal de Santa María a la nueva fun-
dación de Panamá . Pedrarias debió recibir poco después la Cédula fecha-
da en Vitoria el 30 de Noviembre del mismo año de 1521, con las instruccio-
nes para dar la debida posesión al nuevo Obispo, quien demoró algún tiem-
po para seguir a su diócesis . El 15 de Diciembre siguiente, por una Cédula
fechada también en Vitoria, se le concede licencia para poder detenerse en
Las Canarias en su viaje para América, y se ordena a los Oficiales de la Casa
de Contratación que le suministren doscientos ducados de oro a cuenta de
sus salarios . A pesar de esto Peraza permanecía en España a principios
de 1523 . La Cédula del 23 de Abril de ese año, expedida en Valladolid,
confirma la anterior trasmitida a Pedrarias relativa a la posesión del Obis-
po y otra de la misma fecha, a los Oficiales de la Casa de Contratación,
contiene la orden «para que dejen pasar a Castilla del Oro una carabela
del Obispo de aquella tierra cargada con bastimentos» . Como a su ante-
cesor, la Corona lo proveyó de lo necesario para la reverencia del culto.
Debió llegar al país a mediados de 1523 y permanecío algún tiempo en Santa
María . En 1524 nombró a Hernando de Luque Provisor de todo el Obis-
pado y trasladándose a Panamá a instancias de Pedrarias, murio re
pentinamente en 1526 . Se dijo entonces que la muerte le fue causada por
101

un tósigo que le hizo administrar el Gobernador, con quien sostuvo algunas


disputas a propósito del tratamiento de los indios.
Fray Martín de Bejar, franciscano, natural de Sevilla, fue presentado
en 1527 por el Emperador Carlos V para ía silla del Darién . Se afirma que
tocó a este Obispo la traslación de la Sede de Santa Marta a Panamá . Es
de suponer por esto que tal acto no se verificó en tiempos de Peraza como
traen algunos cronistas, pues todavía el 30 de Abril de 1526 se nombraba
la por Cédula fechada en Sevilla, a Alonsianes de Rojas Arcediano de
iglesia del Darién por renuncia que de ese cargo hizo Benito Muñoz . El
3 de Mayo siguiente se expide Cédula al Obispo de Santa María la An-
tigua del Darién presentando y nombrando Arcipreste de Panamá a Fran-
cisco Pérez Lezcano . Oviedo en ese mismo año escribe : «Aunque Pe-
drarias Dávila transfirió la ciudad de Santa María de la Antigua del Da-
rién a Panamá, todavía se conservaba en la Antigua la Iglesia Catedral».
El clérigo Hernando de Luque, nombrado el 15 de Septiembre de 1521 Ma-
estre-escuela y que continua en los comienzos de 1526 usando ese título en
la Catedral de Santa María, firma el 10 de Marzo de este año en Panamá su
contrato con Pizarro y Almagro titulándose ya en esa fecha Vicario de la
Santa Iglesia de Panamá . En el año siguiente, 1527, por Cédula de 6 de
Abril, expedida en Valladolid, fue presentado «para el beneficio de la Igle-
sia de Panamá Hernando de Luque etc ., etc» . Sin embargo de esta reco-
mendación fue nombrado en ese mismo año para la diócesis de Tierra
Firme Fray Martín de Béjar, de quien poca referencia hacen los anales
de la época . La iglesia de Panamá tenía entera jurisdicción eclesiástica
sobre la de Nicaragua, hasta 1531, en cuyo año Diego Alvarez de Osorio,
Deán de la Catedral, fue consagrado Obispo de aquella Provincia.
Fray Tomas de Berlanga, dominico, natural de Berlanga del Duero en la
Provincia de Soria, del Consejo de Su Majestad . Tomó el hábito en el
convento de San Esteban de Salamanca, profesando el 10 de Mayo de 1508
de manos de Fray Benito de Santa María, Prior del convento . Pasó a
América probablemente entre los Padres Predicadores que condujo Fray
Domingo de Mendoza a Santo Domingo en 1510, y sirvió como Provin-
cial de su Orden en Méjico . En 1528 se encontraba en Santo Domingo
cuando los Oidores de esa Audiencia concertaban enviar una comisión
a Carlos V ., para exponerle al monarca las necesidades de la isla . Fue
escogido para desempeñarla el devoto Fray Tomás, quien la cumplió a
satisfacción . Berlanga pasó al mismo tiempo a Roma y logró que se creara
en la Isla la Provincial de Santo Domingo, gracia que se venía solicitando
desde 1519 y que fue confirmada en el Capítulo que se celebró en esa
gran Sede en 1530 . Electo Obispo de Panamá el 11 de Febrero de 1534,
le tocó señalar el sitio para la fábrica de la iglesia Catedral y del conven-
to de la Merced . Fue escogido en 1537 como árbitro para dirimir en el Perú
las desavenencias de Almagro y de Pizarro ; tomó mucho empeño en favor
102

de los indios ; hizo visita pastoral a los pueblos ya fundados en el territorio


istmeño y en 1539 partió para España a dar razón de varias cosas de Go-
bierno y del incendio ocurrido ese año en Panamá, a cuya ciudad volvió
a principios de 1541 . Su estancia entonces debió ser muy corta según se
colige de lo que respecto del Prelado traen las ((Relaciones Históricas de
Berlanga» por Juan Manuel Bedoya . ((Habiendo venido a España (en
1541 o 1542) con ánimo, de renunciar la mitra, murió en esta villa de la
que era natural», el día 8 de Julio de 1551, según la inscripción de la loza
que cubrió su sepultura, en la Capilla de los Cristos o de Panamá, al lado
de la Epístola, que él hizo construir en la Iglesia de la Colegiata de la
nombrada ciudad, en la cual se conservan dos mitras y una casulla del
venerable Obispo, así como un lagarto disecado que el mismo llevó del
territorio de su diócesis.
Fray Pablo de Torres, Monje de la orden de San Jerónimo, Capellán
del Rey, instiuído Obispo de Panamá en 1546 . No se sabe la fecha de su
entrada en la Diócesis istmeña ; pero ya en Septiembre de 1547 el Ayunta-
miento de Nombre de Dios eleva ante la Corte quejas por la conducta del
Obispo, quejas de nuevo formula el año siguiente, apoyadas por otras del
Cabildo de Panamá . En 1550 sufrió el Obispo los públicos ultrajes de la
horda conducida por Pedro y Hernando de Contreras. En 1560 permanecía
aún en Panamá donde murió trágicamente, según el siguiente dato extraído
de un documento inédito de la Colección de Muñoz, existente en la Biblioteca
de la Academia de la Historia de Madrid : ((Saliendo a recrearse en una
mula a un arrabal de la ciudad, se había lidiado un toro y gritando el
público que iba para el, se espantó la mula y derribando al dicho señor
Obispo lo dejó pendiente del estribo, de cuyo golpe murió luego)).
Fray Juan de Vaca, benedictino, de Valladolid, tomó el hábito el 13 de
Mayo de 1524, en Sahugún de manos de Fray Blas de Pedroza . Profesó
el 21 de Noviembre de 1525 . Abad del Monasterio de Sahugún en 1553,
también lo fue del de Carrión . Fue presentado por Felipe II para la silla
de Panamá en reemplazo del anterior ; estuvo poco tiempo al frente de la
diócesis por su muerte ocurrida en 1563 ; durante su gobierno eclesiástico
tuvo lugar en Panamá el alzamiento de Rodrigo Méndez contra las auto-
ridades constituídas, tocándole desempeñar en la ocasión al Obispo Vaca,
en ausencia del Gobernador, el papel de Pacificador de la ciudad.
Francisco de Abrego . Preste secular, electo para la silla de Panamá el
1° . de Junio de 1567 para llenar la sede vacante desde la muerte de Fray
Juan de Vaca . Quiso tomar posesión de la silla por poder en 1568 reco-
mendando para ello al clérigo Francisco Bonilla ; pero la Audiencia no lo
permitió . Llegó a Nombre de Dios junto con el Virrey del Perú don Fran-
cisco de Toledo, en Julio de 1569 . En su tiempo se obedeció el Concilio
de Trento . Gobernó la diócesis hasta su muerte ocurrida el 26 de Julio de
1576 .
103

Manuel Mercado Aldrete, Monje Jerónimo . Actuaba de Obispo de Por-


to Rico desde 1572 cuando recibió en Julio de 1577 la noticia de su ascenso
a la silla de Panamá de la cual tomó posesión a principios de Enero del
siguiente año . Murió dos años después, el 4 de Abril de 1580.
El Maestro Fray Bartolomé de Ledesma, natural de Niera, en el Obispado
de Salamanca, en cuya ciudad tomó el hábito de Santo Domingo el año
de 1540 . Pasó a Méjico en 1550 y en 1580 al Perú . Nombrado Obispo de
Panamá el 20 de Octubre de ese año renunció esta mitra para aceptar la
de Oaxaja que al mismo tiempo se le ofreció.
Fray Bartolomé Martínez Menacho Mesa, natural de Almendarejo en
Extremadura, Arcediano de la Catedral de Lima en donde se encontró du-
rante el Sínodo del año de 1583 . Nombrado Obispo de Panamá en 1587
tomó posesión de la silla el 20 de Diciembre de 1588 . Fue el segundo
Prelado que, abandonando las relativas comodidades de la Capital, pasó
la visita pastoral a los pueblos del interior del país . Su virtud y su ilustra-
ción lo empujaban a más altas jerarquías en el orden religioso y así fue
promovido el 12 de Enero de 1593 al Arzobispado de Santa . Fé . Al cabo
apenas de seis años abandonaba, pues, su grey, el 16 de Marzo de
1594 ; pero no llegó a ceñir la mitra arzobispal porque la muerte le salió al
paso en Cartagena, donde rindió la vida el 17 de Agosto de ese año . Se le en-
terró en la Catedral de esa ciudad.
Pedro Duque de Rivera, prominente jesuita, colegial del Convento de
Santa María de Jesús de Sevilla y Deán de la iglesia ar zobispal ele Santo
Domingo, fue nombrado para la silla de Panamá el 3 de Septiembre de
1593 por excusa que del cargo presentó Fray Pedro de Bravia, distinguido
teólogo . El señor Duque no llegó a ejercer en su diócesis, porque, como
su antecesor, murió en Cartagena cuando venía a tomar posesión de su
cargo . El Rey le hizo merced de las dos terceras partes de la vacante, aun
después de muerto, para satisfacer las deudas de su viaje.
Don Alonso de la Molla Escobar, Deán de la Catedral de Méjico, nom-
brado Obispo de Panamá el 20 de Octubre de 1596, le fué ofrecido el mismo
año la silla de Guadalajara que ocupó preferentemente . Fué el fundador
en Pueblo de los Angeles del Colegio de San Ildefonso.
Dr . Antonio Calderón, antiguo Colegial de la Universidad de Salamanca,
Deán de la Catedral de Santa Fé, Obispo de Porto Rico desde el 5 de Mayo
de 1592 . Yendo a ocupar su diócesis fué preso por los piratas ingleses y lo
mismo le ocurrió cuando, nombrado Obispo de Panamá el 16 de Octubre
de 1597, se dirigía a su nuevo destino . Ocupó la silla el 26 de Mayo de
1599 y llegó tan pobre a su Catedral que celebró las primeras órdenes en
ella con un báculo de palo. Practicó en 1605 una visita a los pueblos de
su grey ; asistió a uno de los Concilios de Lima de donde era ya sufragánea
esta Iglesia, separada de la de Sevilla, y por muerte del Arzobispo le tocó
presidirlo como el Obispo más antiguo . Fué promovido en 1607 a Santa
104

Cruz de la Sierra, cuya Catedral fundó . Murió en Salinas a los cien años
de edad y fué enterrado en el Convento de San Agustín, del cual había sido
gran benefactor.
Fray Agustín de Carvajal, Agustino, natural de Cáceres en Extrema-
dura, Asistente General de las Provincias de España y América, Reformador
de las Provincias de Bolonia y Rumania por la autoridad del Papa Ciernen
te VIII, «tan estimado de los italianos, que le decían no le faltaba otro adorno
para ser perfectamente cabal sinó haber nacido en Italia» . Siendo Prior
del Real Convento de Valladolid, fue electo Obispo de Panamá en Enero
de 1608 ; consagró las campanas de la iglesia, fundó un hospital para mu-
jeres pobres ; y con el objeto especial de dar una enseñanza eclesiástica a los
que se congraran a este estado en el clero secular y para el servicio de la
iglesia, conforme lo manda el Concilio de Trento, el Seminario de San Agus-
tín, con seis colegiales, el cual en 1612 tenía ya doce, por cuyo motivo
pidió el Obispo que se le concediera algún medio para su sustento, (Julio P .)
Promovido el 7 de Marzo de 1611 a Guamanga se trasladó a aquella ciudad
el siguiente año y fue de los primeros fundadores de su Catedral, donde
murió en 1620 con nombre de Santo Prelado, «pues después de su muerte
afirmó su confesor que había guardado siempre castidad y murió virgen)).
Dr . Fernando Arias Ugarte, natural de Santa Fé de Bogotá, donde nació
cl 9 de Septiembre de 1561 ; fué Oidor de las Audiencias de Panamá, Santa
Fé, Charcas y Lima, Visitador de la Real Hacienda de Tierra Firme y del
Perú . Escogido para el Obispado de Panamá en 1611 declinó la aceptación
del puesto.
Francisco de la Cámara y Raya . Maestro en Santa Teologia, de la Or-
den de Santo Domingo, natural de Granada, en cuyo Convento de Santa
Cruz tomó el hábito y profesó en manos de Fray Domingo Martínez del
Cano el 20 de Enero de 1575 . Pasó a América como Visitador de su Or-
den en las Provincias de Quito y Chile, de cuya ciudad de la Imperial fué
Obispo en ausencia de Fray Reginaldo de Lizaraga en su carácter de Vica-
rio General . Electo para Panamá el 27 de Noviembre de 1612, tomó pose-
sión por sus poderes el Deán de la Iglesia el 28 de Junio de 1614, habiendo
llegado él a Portobelo poco después en el mismo año» . Fué mediano de
cuerpo, ni grueso ni delgado, cejijunto y velloso ; tratábase con poca au-
toridad y su mesa no era espléndida ; nunca mudó el hábito de Santo Do-
rmido en el episcopal .» Hizo visita pastoral a los pueblos de su diócesis en
1620 y en Agosto de ese año celebró un sínodo en su catedral para el
buen servicio del culto . Murió el 18 de Agosto de 1624 y su cadáver fue
enterrado en la Iglesia Mayor, edificio cuya reconstrucción de piedra
comenzó.
Fray Cristóbal Martínez de Salas, natural de Medina del Campo, hijo
de Juan Martínez y de María de Salas . Tomó el hábito de la Orden de
San Norberto en el Convento de San Saturnino, de su patria . Canóni-
105

go Premonstratense, Definidor de su Orden, Abad del Convento de Segovia


y Rector del Colegio de Santa Susana, de Valladolid, fué presentado por
Felipe IV para la silla de Panamá en Abril (le 1625, nombrado el 8 de
Mayo siguiente y consagrado en el Convento de dominicos de San Pablo,
de Valladolid por su Obispo Don Alonso Gallo el 17 de Enero de 1626.
Por sus poderes tomó posesión de su Iglesia el 7 de Julio de ese año cl
Deán de la misma. Hizo a su costa varios trabajos de fábrica en el Con-
vento de los Jesuitas ; dió impulso a la obra de terminar de piedra la Ca-
tedral, cuya capilla colateral construyó a sus solas expensas . En 1640 el
Consejo de Indias le nombró un Coadjutor, atento a su avanzada edad.
Murió el 26 de Octubre de ese mismo año, ciego y lleno de achaques,
siendo sepultado en la Catedral.
Fray Hernando de Ramírez Sáruhe Religioso de la Orden de la Santí-
sima Trinidad, de la rendención de cautivos, natural de Arroyo del Puerco,
lamdos en el Obispado de Soria, en Extremadura, hijo de padres nobles .,
Don Bernal Ramírez Osorio y Doña Isabel Sánchez . Estudió artes y
teología en Salamanca y recibió el hábito en el Convento de la Imperial
Toledo el 21 de Marzo del año de 1601, siendo ministro Fray Miguel de
Haya ; profesó el 25 de Marzo siguiente de manos de Don Manuel de
Reinoso . Fué Vicario y Predicador del Convento de Nuestra Señora de
las Virtudes ; Procurador General de su Orden en la Corte ; Ministro de
los Conventos de Toledo, Fuente Santa, Alcalá, y Talavera ; Comisario
y Visitador de las Provincias de Aragón, Cataluña y Valencia ; Vicario
Provincial y General de esta en Castilla, asistiendo al Capítulo que se ce-
lebró en Madrid en 1633 . Nombrado a los sesenta años de edad Obispo
de Panamá el 15 (le Octubre de 1640, fué consagrado en el Convento (le su
Orden en esa Capital por manos de Don Diego de Castrejón y Fonseca,
Obispo de Lugo, el 9 de Febrero de 1642 . Partió para su diócesis el 31 de
Enero de 1643, y llegó a Portobelo el 4 de Agosto, entrando en su Iglesia
el 8 de Septiembre siguiente . Hizo visita pastoral a los pueblos de su dió-
cesis . Murió en Panamá el 11 de Abril de 1652, habiendo reedificado el
templo de la Catedral destruido en el formidable incendio del año de 1644.
Fué enterrado en su Iglesia.
Por la muerte de Fray Hernando de Ramírez fué nombrado el 12 de
Septiembre de 1653 Obispo de Panamá el Dr . Bernardo Gutiérrez Marroquíes
Capellán de S . M ., quien no aceptó.
Dr . Bernardo de lzaguirre, natur al de Toledo, sus padres Juan de Iza-
cátedra guirre y Juana de íos Reyes ; pasó a América y sirvió en Lima la
derecho civil y canónigo en la Universidad de San Mareos . Ejerció des-
pues de Corregidor de la Provincia de Quispicanchi, en el Perú, y (le regreso
a España, reconocidos sus talentos y su juicio, le encargó el Rey de la Fis-
calía del Tribunal de la Inquisición en Cartagena, donde actuó más tarde
(le Inquisidor General . A Lima volvió con el cargo (le Fiscal e Inquisidor,
106

y ejerciéndolos se le nombró el 18 de Mayo de 1654 Obispo de Panamá.


Tomó posesión de su silla en Octubre de 1655 y le tocó consagrar el edifi-
cio de la Catedral. En 1660 se le promovió al Cuzco para donde partió
a mediados de 1662 . Murió ejerciendo el Arzobispado de Charcas, a cuyas
silla fué elevado el 22 de Mayo de 1683.
Diego López de Vergara, natural de Lima, Profesor de Sagradas letras
en la Real Universidad, fué nombrado Obispo de Panamá, por el Consejo
de Indias, el 8 de Agosto de 1662 ; pero murió antes de consagrarse.
Sancho Pardo de Andrade Figueroa y Cárdenas, nativo de Lima, Deán
de la Iglesia de Trujillo, Canónigo Magistral de la iglesia de su patria,
varón virtuosísimo y de acreditada sabiduría, nombrado para la diócesis
fué istmeña el 7 de Septiembre de 1663, tomó posesión el siguiente año y
el ultimo prelado que ofició en la Catedral de la antigua Panamá : Tras-
ladado a Guamanga en 1671 y en 1678 a Quito, murió en esta ciudad en
1702 .

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