La Odisea de Homero
La Odisea de Homero
La Odisea de Homero
Escrita en algún momento entre el 800 y el 600 a. C., la Odisea es una de las
más reconocidas e increíblemente magníficas obras de la literatura antigua, o lo
que es lo mismo, de la literatura en general. Compuesta (quizá) por un poeta
(quizá) llamado Homero, narra la historia de un hombre que intenta regresar a
casa tras una guerra. Pero no se trata ni de un hombre ni de una guerra cualquiera.
El héroe de esta obra es Odiseo, que se puede decir que es el Jon Hamm de la
Antigua Grecia: inteligente, fuerte, atractivo, valiente, querido por los dioses y
mucho más interesante que tú.
En cierta manera, la Odisea es una secuela de la Ilíada de Homero, un
poema acerca de la Guerra de Troya, un conflicto que se prolongó a lo largo de
una década. Pero no te dejes influir por tus prejuicios sobre las segundas partes:
puede que la Ilíada y la Odisea compartan muchos personajes, pero son más
mellizas que gemelas: se complementan la una a la otra.
La Ilíada se centra en la obtención de la gloria y la fama a través de hazañas
belicosas, un concepto que los griegos llamaban kleos. No son más que páginas y
páginas en las que aparecen héroes realizando actos heroicos de forma heroica.
Lo cual no está nada mal si eso es lo que te gusta, y sirvió de fuente de inspiración
para una película entretenida, si bien no muy precisa históricamente hablando.
Sin embargo, incluso los guerreros tienen que regresar a casa, y la Odisea gira
entorno a ese deseo de volver al hogar familiar para ver una cara conocida, besar
a tu esposa y jugar con tu perro.
Los griegos también tenían una palabra para eso: nostos, que es la raíz de la
palabra "nostalgia". Juntas, la Ilíada y la Odisea tratan los deseos enfrentados que
representan kleos y nostos, que pueden resumirse como el anhelo de alcanzar la
gloria al morir en batalla, y las ganas de morir en la casa familiar rodeado de los
tuyos. De modo que la Odisea no es realmente una secuela de la Ilíada, sino que
más bien ambas simbolizan el yin y el yan: deseos enfrentados, pero deseos al fin
y al cabo.
No somos los únicos que nos emocionamos un poco al hablar sobre
la Odisea. Generaciones de lectores han creado sus propias obras originales
inspirándose en la epopeya de Homero. Aquí tienes unos cuantos ejemplos desde
el siglo I a.C. al XXI d.C.: Aeneid, el poema épico de Virgilio; el poema de Alfred
Lord Tennyson "Ulises"; la novela de James Joyce Ulises; numerosas pinturas
(como la de Henry Fuseli "Odiseo ante Escila y Caribdis"); la canción de
Cream "Tales of Brave Ulysses"; la película de los hermano Cohen O Brother,
Where Art Thou?; y un largo etcétera.
Puede que tú seas el siguiente.
¿Y a mí qué?
Te entendemos. En un mundo en el que la década de 1990 es retro, es normal
que una epopeya de hace milenios no logre captar del todo tu atención, pero
escucha un momento. ¿Te gustan las historias rebosantes de aventuras, peligros y
suspense? ¿Y qué hay de las que se desarrollan en mundos fantásticos llenos de
extrañas criaturas como cíclopes, brujas, sirenas y dioses? Pues bien, estás de
suerte: puede decirse que La odisea es la primera obra literaria del mundo
occidental que aúna acción y fantasía.
En caso de que ni la fantasía ni la acción sean lo tuyo, y lo que te interese de
verdad sean las comedias románticas y las escenas en las que un grupo de
mujeres se encuentran de repente con un fortachón desnudo, ¡perfecto! La
odisea también es para ti.
Y, por último, si lo que te gusta de verdad es el lado profundo de las cosas,
emociones intensas como la añoranza del hogar o el amor de una madre por su
hijo, ¡estás de suerte! La odisea no es solo una emocionante historia sobre
caníbales sedientos de sangre, sino que también es un poema lleno de profundas
reflexiones sobre el heroísmo, el amor y la vida humana.
Créenos, no es casualidad que se siga leyendo pasados ya 3000 años.
Frase Clave
(Zeus:) "Ay de mí, ¡cómo los mortales hacen trabajar a los dioses! Según lo
que oímos, todos sus pesares vienen de nosotros. Y ¿qué pasa con sus propios
fracasos? La avaricia y la locura duplican el sufrimiento de la humanidad." (1.48-
51).
Caracterización de Odiseo
Odiseo es el héroe griego, Rey de Ítaca, hijo de Laertes, esposo de
Penélope, padre de Telémaco, favorito de Atenea, némesis de Poseidón e
inventor del caballo de Troya. Su característica dominante, además de sus
pectorales, es su astucia. Es conocido por ser el más voluntarioso de los héroes
griegos, y su ingenio salvó su vida muchas veces, la más notable, fue el episodio
de Cíclopes. Su dominio de la improvisación, de los disfraces y el disimulo, lo
ayuda a esconder su identidad de potenciales enemigos y lograr la lealtad de las
personas a quienes engaña. Aunque algunos sensibleros moralistas de la
actualidad cuestionan la moralidad de Odiseo por sus constantes mentiras (como
pretender ser cretense y engañar a su mujer e hijo) el héroe justifica estas
acciones por el resultado. Sus disfraces y mentiras suelen ser aprobados por
Atenea, su diosa patrona, quien también actúa bajo varios disfraces para
manipular a los humanos y lograr su cometido.
En cuanto a sus pectorales, bueno, digamos que rasgar su camiseta en
público y burlarse de Cíclopes, después de dejarlo ciego, es solo un ejemplo. La
cosa es que, aunque Odiseo es muy inteligente, también puede patear traseros:
lanza discos, fulmina al hablar, domina el arco, navega como ninguno, se disfraza,
confunde al oponente, y en general, es un hombre con todas las letras.
Lo que mete a Odiseo en tantos problemas es cuando justificadamente cae
en hybris, o se deja llevar por la arrogancia. En el peor de los casos, esto no deja
pensar bien a Odiseo, como cuando por su poco delicada burla de Cíclopes
comienza la pelea entre él y Poseidón. Como Odiseo tenía que conseguir la gloria
superando al monstruo, terminó vagando por los mares por diecisiete años,
perdiendo todos sus acompañantes en inoportunas muertes.
Dicho esto, aunque el orgullo de Odiseo a veces se le sale de las manos, su
hybris ni siquiera se le acerca a la de los pretendientes de Penélope, quienes
violan las leyes de dios y de los humanos abusando de la hospitalidad. Además,
Odiseo sabe cómo hacer que las cosas vuelvan a su cauce, como cuando se
disfrazó de pobre para infiltrarse en su palacio. Sí, todavía está ansioso por probar
sus fuerzas, pero se las arregla, con la ayuda de Atenea, para mantener las
apariencias durante un tiempo suficiente para poner a prueba a los habitantes del
palacio. Esto le permite eliminar a los infames pretendientes y separarlos de los
decentes, aunque al final mate a todos.
La crueldad de Odiseo en esta matanza nos hace pensar, especialmente
cuando hace que las criadas se sacrifiquen limpiando toda esa sangre que dejó en
el palacio: “¿Qué pasó con toda esa piedad y ese perdón?”, podríamos
preguntarnos. Una de las cosas que hay que recordar al leer La Odisea es que los
valores griegos eran diferentes a los nuestros. La justicia quizá sea ciega, pero
también es implacable (en una mano la espada y en la otra la balanza ¿te
acuerdas?). En cualquier caso, Odiseo perdona a las doncellas leales, al cantante,
al pregonero del pueblo y a otros que también fueron leales a su reinado. Y no
olvidemos que todo el poema termina con el perdón, específicamente cuando las
familias de los pretendientes muertos son forzadas por los dioses a perdonar a
Odiseo y a su familia.
Y ya que estamos en el tópico de diferencias culturales: si comienzas a odiar
a Odiseo por haber engañado a su esposa mientras ella pasó dos décadas
durmiendo sola, simplemente recuerda que los estándares eran distintos en esa
época, nos guste o no. No se supone que debamos ver a Odiseo como un imbécil
por eso; más bien debemos pensar: “no es su culpa que todas esas hermosas e
inmortales mujeres no puedan resistirse a sus encantos”.