Sacra Tridentina Synodus
Sacra Tridentina Synodus
Sacra Tridentina Synodus
2. Estos deseos coinciden con los en que se abrazaba nuestro Señor Jesucristo
al instituir este divino Sacramento. Pues El mismo indicó repetidas veces, con
claridad suma, la necesidad de comer a menudo su carne y beber su sangre,
especialmente con estas palabras: Este es el pan que descendió del Cielo; no
como vuestros padres comieron el maná y murieron: quien come este pan
vivirá eternamente (2). De la comparación del Pan de los Ángeles con el pan y
con el maná fácilmente podían los discípulos deducir que, así como el cuerpo
se alimenta de pan diariamente, y cada día eran recreados los hebreos con el
maná en el desierto, del mismo modo el alma cristiana podría diariamente
comer y regalarse con el Pan del Cielo. A más de que casi todos los Santos
Padres de la Iglesia enseñan que el pan de cada día, que se manda pedir en la
oración dominical, no tanto se ha de entender del pan material, alimento del
cuerpo, cuanto de la recepción diaria del Pan Eucarístico.
3. Mas Jesucristo y la Iglesia desean que todos los fieles cristianos se acerquen
diariamente al sagrado convite, principalmente para que, unidos con Dios por
medio del Sacramento, en él tomen fuerza para refrenar las pasiones,
purificarse de las culpas leves cotidianas e impedir los pecados graves a que
está expuesta la debilidad humana; pero no precisamente para honra y
veneración de Dios, ni como recompensa o premio a las virtudes de los que le
reciben (3). Por ello el Sagrado Concilio de Trento llama a la
Eucaristía antídoto, con el que somos liberados de las culpas cotidianas y
somos preservados de los pecados mortales (4).
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Los primeros fieles cristianos, entendiendo bien esta voluntad de Dios, todos
los días se acercaban a esta mesa de vida y fortaleza. Ellos perseveraban en la
doctrina de los Apóstoles y en la comunicación de la fracción del Pan (5). Y
que esto se hizo también durante los siglos siguientes, no sin gran fruto de la
perfección y santidad, lo enseñan los Santos Padres y escritores eclesiásticos.
Tendencias encontradas
Doctrina de la Iglesia
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Con todo, no desapareció por completo el veneno jansenista, que había
inficionado hasta las almas piadosas so pretexto del honor y veneración
debidos a la Eucaristía. La discusión de las disposiciones para comulgar bien y
con frecuencia, sobrevivió a las declaraciones de la Santa Sede; y así hasta
teólogos de gran nombre juzgaron que sólo pocas veces, y cumplidas muchas
condiciones, podía permitirse a los fieles la Comunión cotidiana.
Disciplina actual
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nadie se le niegue, si se halla en estado de gracia y tiene recta y piadosa
intención.
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9. Si hay algunos Institutos, de votos simples o solemnes, cuyas reglas,
constituciones o calendarios señalen y manden algunos días de Comunión,
estas normas se han de tener como meramente directivas y no
como preceptivas. Y el número señalado de Comuniones se ha de considerar
como un mínimum según la piedad de los Religiosos. Por lo cual se les deberá
dejar siempre libre la Comunión más frecuente o diaria, según las normas
anteriores de este Decreto. Mas para que todos los religiosos de uno y otro
sexo puedan enterarse bien de las disposiciones de este Decreto, los
Superiores de cada una de las casas se cuidarán de que todos los años, en la
infraoctava del Corpus Christi, sea leído a la comunidad en lengua vulgar.
Notas
2. Io. 6, 59. [Regresar]
5. Act. 2, 42. [Regresar]
6. Part. 2, c. 63. [Regresar]