Antología Agüero Rojo Digital
Antología Agüero Rojo Digital
Antología Agüero Rojo Digital
ISBN 978-987-8311-25-8
Diseño y Diagramación:
María Cevallos | María Celeste Gonzalez
Área Diseño y Comunicación
Payné SA
Foto de tapa:
Carlos Riartez
Impreso en la Argentina
Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723
Prohibida su reproducción total o parcial, incluyendo
fotocopias sin la autorización expresa del autor
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Antonio Esteban Agüero | 100 años
PREMIO NACIONAL
ANTONIO ESTEBAN AGÜERO
100 AÑOS
3
Autoridades
GOBERNADOR:
Dr. Alberto José Rodríguez Saá
SECRETARIO GENERAL:
Sr. Miguel Ángel Berardo
PROGRAMA CULTURA:
Dra. María Silvia Rapisarda
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Antonio Esteban Agüero | 100 años
GÉNERO POESÍA
HAIKUS AGÜERIANOS
El olor del
jazmín y yo
y nada más
Esta tardía luz
de la que ayer brilló, tres
versos separan
Dicen que ves en
un tris: toda tu vida
¿Y ese, en cuánto?
Primer rayo de sol
borra en la niebla
su propia luz
Amigo vino
atiende la hoja
que voy llenando
La tejedora.
Un punto tras otro y
crece el mundo
Por esa ventana
sale olor a sopa:
el cielo baja
De un tronco vivo
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PREMIO NACIONAL
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Antonio Esteban Agüero | 100 años
solo continúa
Mosquito... ¿Ansías,
arriba del caballo,
bebértelo todo?
Voy entre la niebla.
Si nadie me ve,
voy… o fui
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PREMIO NACIONAL
(I)
de Juan Carlos Velazque
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Antonio Esteban Agüero | 100 años
EL NIÑO DE LA COPLA
(II)
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PREMIO NACIONAL
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Antonio Esteban Agüero | 100 años
DESEO
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PREMIO NACIONAL
DIGO EL PORORÓ
de Rosa Pereyra
DIGO LA MAZAMORRA
Antonio Esteban Agüero
Pororó:
golosina que compartes, alegrías de infancia,
hermanito menor de mazamorras,
shulkito regalón de Zaramama
nacido del maíz de Viracocha por valles y
montañas.
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PREMIO NACIONAL
de Rosa Pereyra
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PREMIO NACIONAL
ROMANCE AL TONO
de Renato Guardatti
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PREMIO NACIONAL
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AL GRAN POETA
de Nora S. de Martínez
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PREMIO NACIONAL
Capitán celeste
(a Antonio Esteban Agüero)
de Épica N. Cantarella
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PREMIO NACIONAL
El barro es persistente
desde un soplo inicial dándole vida,
(es en el génesis cuando se ilumina
y en las manos de Dios florece el hombre)
en un ritual de amasijo transformando
la rústica materia,
derrotado quedó el barro de la nada,
de la lava con su máscara rugiente.
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PREMIO NACIONAL
delito agazapado
imperio de la droga letal y de exterminio
por la adicción fatal y el desvarío.
Resulta necesario
que persista en su esencia la dignidad
del barro
habiendo andado muerte de trincheras
abiertas
de sangre vulnerada pisoteada en lo
necio
de penúltimas guerras donde todos
perdieron
la gloria que mintieron.
Hoy
la humanidad reclama (por ser
imprescindible)
volver al barro manso artesano y
sensible
de barro escrupuloso
(un ladrillo de anhelo plumífero de
hornero
laborioso y austero)
volver reconciliado al barro iluminado
a ese glorioso barro con que fuimos
creados
de un día y para siempre
volver al primer barro.
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PROSA NARRATIVA
PRIMER PREMIO
UNOS HOMBRES
DIGO LA MINGA
del poeta Antonio E. Agüero
Siempre buscando;
desde niño buscándolo;/ buscando.
………………………
Lo imaginaba ajeno,/ misterioso/ terrible/ lejano.
……………………
Yo dije: Oh Dios. Oh Dios./ Aquello fue tremendo,
un cósmico relámpago,/ como si el mismo sol me
detonara,/ granada solar, entre las manos,/ como la
luz de aquella luz de bomba/ que aniquiló la tarde en
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PREMIO NACIONAL
Hiroshima…
………………………
Y dije: Dios, Oh Dios, Dios.
—Y dejé de buscarlo—
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La lechuza informa:
—Muchas bombas no explotaron, la suerte, a veces,
es causa de asombro, consuelo. ¡Aleluya, chist!
Suelta un vuelo corto, rudimentario, se reacomoda
en un cable, prosigue:
—El día ha sido fuerte, estampidos, temblores, hu-
mos grises, oscuros, malolientes; la gente, por ahí anda,
anda aún, andando, como buscándose, escondiéndose.
Las calles resquebrajadas, poceadas por los impactos de
la explosión. Día para olvidar. Impactante, pero la ciudad
está, sigue estando. ¡Aleluya, chist!
Al sur, por el camino después convertido puente so-
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PREMIO NACIONAL
Estimado Tono:
Aun sabiendo que ya no estás, te escribo estas líneas,
porque estoy seguro de que las vas a leer en algún mo-
mento.
Me disculpo por la licencia que me tomo al tutear-
te, aunque no me conozcas (o tal vez, sí). Es que para mí
eres un viejo conocido y no sé por qué, comparto muchas
de tus penas y alegrías.
Yo te imagino, aunque hace tiempo que no andás por
estos lados, sentado en una rama del viejo algarrobo, ro-
deado de pájaros que te miran con respeto, algo lógico
ya que eres su capitán y en un momento determinado,
apoyándote en ellos y en un millón de jinetes, hiciste una
proclama, reclamando la presidencia “para hacer de este
país, la patria”, lo que te valió algunos disgustos.
Esa proclama tuya, me impresionó en gran forma, ¿a
quién se le puede ocurrir declarar la guerra, sin armas?,
solo a Jesucristo, a Gandhi y a vos. Y como ellos fuiste a
prisión.
Yo no te conocía, sabía de tus escritos, pero siempre
habías sido para mí, algo lejano. Cuando era muy joven
había leído algunas de tus colaboraciones con el diario
“La Prensa”, en los rotograbados de los domingos y me
aburría algo tu forma de transformar en poesía, cualquier
cosa de la que hablaras. Por esos tiempos, en los comien-
zos de mi adolescencia, ya escribía relatos de lo que veía
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PREMIO NACIONAL
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PROSA ACADÉMICA
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PREMIO NACIONAL
1 Agüero, A.E. (2009) Vivir en poesía, Canción del buscador de Dios, pág. 112
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PREMIO NACIONAL
2 Teilhard de Chardin, El medio divino, Ed. Taurus, 6ª edición, Madrid, 1967, pág. 117
3 Teresa de Ávila. Libro de la Vida. Cap. XXIX, 13, año 1562.
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PREMIO NACIONAL
6 Teilhard de Chardin, El medio divino, Ed.Taurus, 6ª edición, Madrid, 1967, pág. 122
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DIOS Y PUEBLO
La enunciación de elementos significantes cristia-
nos y lugares sagrados salpican y matizan los versos de la
obra de Agüero. Es un campo semántico que alude a los
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PREMIO NACIONAL
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PREMIO NACIONAL
18 Agüero, A.E. (2009) Cementerio de pájaros y otros poemas, A San Juan de la Cruz, pág.
132
19 Agüero, A.E. (2009) Vivir en poesía, pág. 111
20 Moliner, J.M. (2004). San Juan de la Cruz, su presencia mística y su escuela poética.
Madrid: Ed. Palabra,
21 Agüero, A.E. (2009). Romancero aldeano, Romance de mi vida aldeana, pág.124
Gracias,
destino, pág.88
22 Agüero, A.E. (2009). Poemas lugareños, Palabra final, pág. 71
23 Agüero A.E. (2009). Romancero aldeano, Destino, gracias, pág. 88
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PREMIO NACIONAL
28 Agüero, A.E. (2009) Romancero de niños, Romance del piquillín y los niños, pág. 206
29 Mateo 18, 1-4
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30 El Papa Francisco en audiencia general del 28 noviembre 2013 afirmó: “Si se entiende
como el final de todo, la muerte asusta, aterroriza y se transforma en algo que interrumpe
todo”. “Esta concepción de la muerte es típica del pensamiento ateo, que interpreta la existencia
como…un caminar hacia la nada”, sostuvo. “A partir del sentido de la muerte para los católicos,
cuando perdemos a una persona querida nos damos cuenta de que, incluso en el drama de la
pérdida, surge del corazón la convicción de que no puede haber acabado todo, que el bien
dado y recibido no ha sido inútil”.
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PREMIO NACIONAL
31 Agüero, A.E. (2009) Canciones para la voz humana. Pequeña canción cristiana, pág. 84
32 “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios,””. Jn.1,1
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33 Agüero, A.E. (2009) Últimos poemas, Un poeta llamado Jesús 1960 pág. 181
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PREMIO NACIONAL
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EL POETA CAMINA
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CONCURSO LITERARIO NACIONAL
más de la mañana.
Ahora se sienta en un simple banco de la plaza. Mira
la historia que guarda esa cuadratura diseñada por el
hombre de la espada. Y descubre, entre algunos árboles
incipientes, los ojos del indio de la América que lo llama.
Le presta oído a toda la secuencia para poder dibujar la
Patria. No un registro limitado, no un límite preciso de
decretos y conflictos. Una tierra de corazón abierto, un
abrazo solidario, un aire perfumado de sonrisas y labo-
riosas manos que ayuden y que ofrezcan. No garras sino
caricias. Y el eco de una niñez feliz que llama. Se absorbe
en pensamientos y entusiasmo. Saldría corriendo al cam-
po, se desprendería hasta el bosque y subiría al galope la
sierra. Lo están llamando. Y su espíritu se alza en brazos.
De pronto lo golpean sonidos estruendosos y agita-
das respiraciones de apuro. Está en la capital del Plata
y por unos minutos se deja llevar por la marea de gente
que puebla esas veredas olorosas a aceites y desperdicios
agrios, a máquina portentosa y gomas insolentes. Lo en-
vuelve lo súbito, el impulso de la energía del siglo, todos
los sueños mecánicos del hombre, el mismo que impul-
só, a los cielos, aquel satélite que le quitara el sueño una
tarde de asombro deslumbrado. Y se deja conducir por la
prisa de piernas citadinas hasta que respira nuevamente
al aparecer una inmensa plaza. Las palomas se le acercan
y lo reconocen. Caminan a su lado, pero no piden nada.
Lo han estado esperando y la vibración de su latido ances-
tral les da confianza. Lo miran y lo rodean discretamente,
para que no se den cuenta los demás. Ellos les darán el
alimento requerido, pero no la inocencia primordial. No
estiran sus alas cuando el aire de sus pasos las acaricia.
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Polo Godoy Rojo
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CONCURSO LITERARIO NACIONAL
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Polo Godoy Rojo
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Polo Godoy Rojo
Antología de cuentos
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Polo Godoy Rojo
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Polo Godoy Rojo
PRÓLOGO
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CONCURSO LITERARIO NACIONAL
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Polo Godoy Rojo
PRIMER PREMIO
NIDOS DE PITITORRA
de Raquel Barrionuevo
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CONCURSO LITERARIO NACIONAL
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Polo Godoy Rojo
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CONCURSO LITERARIO NACIONAL
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CONCURSO LITERARIO NACIONAL
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MENCIONES
CENIZAS Y FUEGOS
de Carlos Oliva
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CONCURSO LITERARIO NACIONAL
CANICAS Y RECUERDOS
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CONCURSO LITERARIO NACIONAL
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LA SEQUÍA
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CONCURSO LITERARIO NACIONAL
II
El calor envolvía todo, el resplandor calentaba el am-
biente y repercutía en esa habitación incomodando al
que estuviera durmiendo. Entre las chapas, ojos azules
miraban y en su haz de luz caminaban miles de pelusas
hacia el cielo. El viejo se levantó dolorido de sus rodillas,
esto manifestaba que el tiempo estaba por cambiar, según
las creencias de su padre, puesto que la humedad repercu-
tía en los huesos. Al salir de su habitación, trató de descubrir
alguna nube escondida, pero el firmamento se encontraba
limpio. Día tras día imploraban al Señor que regara la tierra
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Polo Godoy Rojo
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CONCURSO LITERARIO NACIONAL
cama de lugar.
Al día siguiente el arco iris adornaba el cielo, el sol aso-
maba casi tímido detrás de las nubes. El ancho del arroyo
había tomado forma y carcomía lentamente la vera del río,
por ese motivo había descubierto las raíces de un ancestral
sauce, de modo que este hacía equilibrio y luchaba por no
caerse. En el cerro se divisaban líneas más oscuras que ba-
jaban por el granito, eran las vertientes colapsadas que se
desbordaban. Aquella sinfonía de color embellecía el mon-
te.
Después de unos mates con unas tortas al rescoldo y
de haber hecho planes para el nuevo día, observaron que el
perro salió corriendo hacia la puerta avisando que alguien
venía. Un vecino al galope y en voz alta pedía ayuda para
unos que habían quedado atrapados en el alto, al otro lado
del río. Al describir el hombre la situación que estaban atra-
vesando esas personas, no tardaron en ensillar los caballos
e inmediatamente partieron a prestar su ayuda. En el tra-
yecto sorprendía lo que había destrozado la fuerza del agua.
—¡Qué desastre! —dijo el viejo, observando los arboles
arrancados de raíz por su furia.
A la vez, dio gracias al Santísimo porque no había que-
dado represa sin llenar.
Al llegar al lugar, el agua corría rápidamente entre las
piedras, pareciera que hablasen pidiendo disculpas por
tanta osadía. A la orilla había unas garzas buscando ali-
mento en un montón de ramas. Desde allí se distinguió el
rancho casi al caerse. El hombre alegando un comentario
dijo:
—Infortunadamente esto ocurrió por una desviación
que no sabían de su existencia. Me parecía haber escucha-
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IV
Después de esa y otras vivencias el calor volvió a re-
nacer, esa creciente que había asolado la región ya era un
recuerdo, nuevamente la sequía era una copia exacta de
la anterior. La arena del río había tapado aquellas aguas
y eran pequeños canales que se filtraban entre las in-
mensas piedras que habían quedado. El viejo, como todo
aquello, ya era un recuerdo. El amarillo y el verde distan-
te se había detenido cuando partió. Solo la imagen y las
nostalgias vagaban en esos parajes. La tranquera se vio
de luto por aquel que cada tarde esperaba el momento
para reunirse con la que amó con todas sus fuerzas. Aho-
ra su hijo tenía la responsabilidad de llevar dentro de sí
las enseñanzas y el recuerdo que en vida su padre le legó.
Es duro al principio, pero el hombre de campo es
así. Lucha en la vida mano a mano contra ella, sin armas,
solo con las del saber que viene de generación en genera-
ción, dado que la naturaleza no es más que un puñado de
cosas que hay que sortear. Los días son más duros y en el
sembrar de la tierra agreste, a veces, la riega con la sangre
de sus manos y el sudor de su frente, y al tiempo cosechar
el pan amargo de sus entrañas. Edificando una vida con
recuerdo, trabajo y esperanzas.
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CONCURSO LITERARIO NACIONAL
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CONCURSO LITERARIO NACIONAL
ría. Cada noche volvía a cortar una baya del árbol testigo
de su pasión hasta que una pequeña montaña de semi-
llas quedó en el mismo lugar en que sus huellas anun-
ciaban su presencia. Era imposible, ella debía volver. Su
amor había sido refrendado sobre las agujas tiernas de
los pinos en lo profundo del bosque, ella le había obse-
quiado su ternura que él había tomado con una delicade-
za que nunca había conocido en su pueblo.
Eran uno, no podían separarse. Eran uno pese a las
diferencias, porque ellos habían planeado como los cón-
dores, sobre lo que los separaba encontrando solo lo que
los unía.
Pasó el invierno, y cuando comenzaban a ceder las
inclemencias del tiempo, dando lugar al comienzo de la
primavera sucedió la tragedia. La enfermedad se apo-
deró de la tribu y muchos cayeron en su oscuridad des-
conocida. Las machis no encontraban cura a la temible
plaga negra que se extendía como el agua derramada sin
poder ser detenida y abarcando a todos los habitantes
del campamento sin distinción. Recorrían los montes en
busca de nuevas hierbas medicinales que les permitieran
refrescar los cuerpos ardientes que se consumían con la
poderosa fiebre y celebraban en las noches rituales de
sanación pidiendo ayuda a las fuerzas de la naturaleza.
Los niños y los ancianos morían más rápidamente ya que
en los extremos de la vida se presentaba la mayor vulne-
rabilidad. Pero la violencia de la infección solo se calmó
cuando fueron pocos los sobrevivientes cuyos cuerpos
misteriosamente rechazaban la enfermedad.
Millaqueo fue uno de los que no pudo escapar de la
peste. Se debatió inútilmente intentando vencerla en la
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Polo Godoy Rojo
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ÍNDICE
PREMIO NACIONAL
ANTONIO ESTEBAN AGÜERO
- 100 AÑOS -
Página Obra
Género poesía
7 Haikus Agüerianos
De Ricardo Enrique Chambres
10 Díptico para una noche de luna
De Juan Carlos Velazque
13 Deseo
De María Teresa Mena
14 Digo el pororó
16 Digo los linajes
De Rosa Pereyra
18 Romance al Tono
De Renato Guardatti
21 Al gran poeta
De Nora S. de Martínez
22 Capitán Celeste
De Élida N. Cantarella
24 La dignidad de barro
De Ernesto Omar Meza
Género prosa narrativa
27 Unos hombres
De Alicia Beatriz Quiroga
37 El día del sol nuevo
De Gustavo Menéndez
129
44 Carta a un desconocido célebre
De Roberto Enrique Sabattini
Género prosa académica
49 Dios en la obra de Agüero
De Rosa Eriberta Gil
65 El poeta camina
De Jorge Enrique Hadandoniou Oviedo
Página Obra
75 Prólogo
De Mirtha Dolores Godoy de Reynoso
77 Nidos de pititorra
De Raquel Barrionuevo
90 Cenizas y fuegos
De Carlos Oliva
98 Canicas y recuerdos
De Alexis Emiliano Godoy
106 La sequía
De Aldo Gabriel Calderón Santander
120 Donde duerme Millaqueo
De María del Pilar Villanueva
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Este libro se terminó de imprimir
en el mes de mayo de 2021
en los Talleres Gráficos de Payné S. A.
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