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TRADUCCIÓN Y ANÁLISIS DE LOS PROBLEMAS DE

TRADUCCIÓN DEL TEXTO LA LINGUISTIQUE TEXTUELLE:


INTRODUCTION À L’ANALYSE TEXTUELLE DES DISCOURS
DE JEAN-MICHEL ADAM

Lina Bibiana Ordóñez B.

Christian Andrés Tenorio D.

UNIVERSIDAD DEL VALLE


Facultad de Humanidades
Escuela de Ciencias del Lenguaje
Cali
Agosto de 2011

1
TRADUCCIÓN Y ANÁLISIS DE LOS PROBLEMAS DE
TRADUCCIÓN DEL TEXTO LA LINGUISTIQUE TEXTUELLE:
INTRODUCTION À L’ANALYSE TEXTUELLE DES DISCOURS
DE JEAN-MICHEL ADAM

Lina Bibiana Ordóñez B.


Christian Andrés Tenorio D.

Monografía para optar por el título de


Licenciado(a) en Lenguas Extranjeras (inglés-francés)

Directora: Emma Rodríguez Camacho


Jurado: Elizabeth Lager
Jurado: Martha Berdugo Torres

UNIVERSIDAD DEL VALLE


Facultad de Humanidades
Escuela de Ciencias del Lenguaje
Cali
Agosto de 2011

2
Agradecimientos

A Dios,
a nuestros padres que nos apoyaron durante esta etapa de nuestras vidas
a la profesora Emma Rodríguez por habernos guiado en este trabajo.

3
TABLA DE CONTENIDO

Introducción …………………………………………………………………………6

1. Justificación ………………………………………………………………………7

2. Planteamiento del problema ……………………………………………………9

3. Objetivos ………………………………………………………………………..10

3.1 Objetivo general ………………………………………………………………10

3.2 Objetivos específicos ………………………………………………………...10

4. Antecedentes …………………………………………………………………...11

5. Marco contextual ……………………………………………………………….13

6. Marco teórico …………………………………………………………………...15

6.1 Definiciones de traducción …………………………………………………..24

6.2 La Traducción de textos especializados …………………………………...26

7. Metodología …………………………………………………………………….27

8. Análisis de los problemas en la traducción del texto La linguistique


textuelle de Jean-Michel Adam ………………………………………………….29

8.1 Problemas relacionados con el léxico ……………………………………...31

8.2 Problemas sintácticos ………………………………………………………..37

8.3 Problemas de redacción ……………………………………………………..45

4
9. Conclusiones …………………………………………………………………...51

- Bibliografía ……………………………………………………………………….53
- Anexos: a. Texto original ……………………………………………………55
b. Texto traducido………………………………………………….97
c. Glosario terminológico………………………………………...148

5
Traduire signifie bien “dire la même chose que le texte original”, mais cela ne signifie pas
pour autant «dire les choses de la même façon».
Delisle (La traduction raisonnée p.169)

Introducción

El objetivo de nuestro trabajo es realizar la traducción del francés al español

del prólogo y el primer capítulo del libro La linguistique textuelle: introduction

à l’analyse textuelle des discours de Jean-Michel Adam (2008), y su

respectivo análisis. La traducción de este texto se justifica debido a la

importancia tanto de su autor como de este texto en el campo de la

lingüística textual, como se explicará ampliamente en el marco contextual de

este trabajo.

Dado que el texto traducido es un texto especializado, del área de la

lingüística textual, utilizamos el enfoque semántico de la traducción puesto

que el objetivo es el de transmitir el sentido del texto original en la lengua de

llegada. El proceso de traducción fue desarrollado siguiendo las etapas

propuestas por Delisle (1993). Es decir, antes donde se recoge información

acerca del tema y del autor del texto, durante donde se hace la traducción

propiamente dicha, y después donde se hacen revisiones y correcciones

pertinentes a la traducción.

Además, para el proceso de análisis de la traducción, nos basamos en los

tipos de problema propuestos por el mismo autor y presentamos el análisis

6
de una muestra representativa de los más significativos de cada uno de los

tipos de problema que son: relacionados con el léxico, sintácticos y de

redacción. Para cada uno de los problemas expuestos se presenta el tipo de

técnica utilizada para resolverlo. Las técnicas fueron tomadas de la

clasificación que hace Amparo Hurtado Albir (2001)

1. Justificación

La lingüística aplicada constituye una de las líneas fundamentales en la

formación de los estudiantes del programa de Licenciatura en Lenguas

Extranjeras de la Universidad del Valle. Una parte importante del currículo

está compuesta por materias de lingüística. Además, en la Escuela de

Ciencias del Lenguaje se realizan muchas investigaciones en las cuales se

debe consultar materiales sobre lingüística. Muchos de esos materiales se

han escrito en lenguas diferentes del español. Por esto, el acceso a la

información que contienen se torna difícil para los profesionales y estudiantes

de este campo que no conocen la lengua en la que han sido escritos.

Igualmente, la Escuela de Ciencias del Lenguaje posee una amplia

trayectoria en los estudios discursivos, lo que nos ha permitido conocer la

obra de Jean-Michel Adam.

7
Por otra parte, la editorial Armand Colin concedió los derechos de traducción

del libro: La linguistique textuelle: Introduction à l’analyse textuelle des

discours de Jean-Michel Adam a nuestra Escuela. Es por esto, que el

presente trabajo consiste en la traducción del prefacio y el primer capítulo de

dicho libro. Además, realizaremos un análisis de los problemas que

encontramos al realizar la traducción, clasificándolos en los tipos de

enfoques teóricos, propuestos por Hurtado Albir (2001), y mostraremos las

técnicas que utilizamos para resolverlos durante el proceso de traducción.

La lingüística textual (LT) es una corriente lingüística funcionalista definida

por su objeto de estudio que es la estructura y la función de los textos en

sociedad, y se caracteriza por la amplitud de enfoques y perspectivas. Esta

corriente tuvo sus orígenes en Alemania, y se ha difundido por diversas

naciones y se ha convirtió en el objeto de estudio del profesor Jean-Michel

Adam, quien lidera la corriente suiza de la LT. Las preocupaciones clásicas

de esta corriente son delimitar y definir qué es un texto, estudiar y analizar la

construcción y estructura de los textos, delimitar, clasificar y dar cuenta de

los tipos o clases de textos. Dos perspectivas de investigación deben

distinguirse adicionalmente: la que se centra en el objeto, en tanto que

producto separado ya de sus usuarios, y la perspectiva procesual, que se

interesa en el procesamiento textual –producción y comprensión. En esta

8
obra, Adam resalta que se enmarca más en la perspectiva procesual y que él

no relaciona estrechamente el sujeto y el discurso.

2. Planteamiento del problema

La traducción es el vehículo que permite el intercambio de conocimientos

entre culturas diferentes. Este campo cobra vital importancia para muchos

especialistas que no pueden acceder a documentos actualizados de su

campo por no tener el conocimiento de la lengua original de éstos.

Sabemos que al hacer una traducción nos enfrentamos a innumerables

inconvenientes que pueden poner en riesgo el texto original. El complejo

proceso de traducción exige tener en cuenta diferentes aspectos tales como

el lingüístico, el sociocultural, el semántico y el textual, con el fin de lograr

una traducción que sea, a la vez, fiel al contenido y a las ideas que el autor

expresó en el texto original.

Para el desarrollo de esta monografía nos hemos planteado las siguientes

preguntas:

 ¿Cuáles son los problemas más frecuentes en el proceso de

traducción del francés al español de un texto especializado?

 ¿Qué tipo de técnicas pueden utilizarse para resolver estos

problemas?

9
 ¿Cómo abordar la terminología propia del campo del texto traducido?

3. Objetivos

3.1 Objetivo general

Hacer la traducción al español del prólogo y del primer capítulo del libro La

linguistique textuelle: Introduction à l’analyse textuelle des discours de Jean-

Michel Adam (2008) segunda edición y la descripción del proceso de

traducción.

3.2 Objetivos Específicos

 Identificar los problemas y dificultades de traducción que están

presentes en el proceso y mostrar las maneras de resolverlos,

mediante la aplicación de técnicas

 Clasificar los problemas de traducción, siguiendo la propuesta de Jean

Delisle (1993) en su libro La traduction raisonnée.

 Establecer un glosario terminológico de lingüística textual a partir del

texto traducido.

10
4. Antecedentes

En la Escuela de Ciencias del Lenguaje de la Universidad del Valle,

encontramos algunos trabajos de grado cuyas características son similares al

trabajo que vamos a realizar. Entre estos trabajos escritos por estudiantes

del programa de Licenciatura en Lenguas Extranjeras, consultamos los

siguientes:

 Rondón Fajardo et Coronel Laguna (2006) hicieron la traducción del

inglés al español del artículo “Construction or Obstruction: Teacher talk

and learner involvement in the EFL classroom” de Steve Walsh,

siguiendo la propuesta metodológica de Jean Delisle en su libro La

traduction raisonnée. Los autores clasificaron sus problemas de

traducción adoptando la clasificación de Delisle relacionados con el

léxico, la sintaxis y la redacción.

 Londoño Giraldo (2004) realizó un Análisis de las Dificultades de

Traducción del texto “When the Teacher is a Non-native Speaker” de

Peter Medgyes. En este trabajo de grado, el autor hizo la traducción

del texto y el análisis completo de los diferentes tipos de problemas

que se presentaron en el proceso que siguió. Este trabajo se

fundamenta en la metodología propuesta por Delisle en su libro La

traduction raisonnée.

11
 Por último, Varela y Muñoz (2004) en su trabajo: traducción del libro

Mémoires d’Hadrien, de Margarite Yourcenar, realizada por Julio

Cortázar: Un análisis de las figuras literarias y de las técnicas de

traducción, realizaron el análisis de la traducción de un texto literario,

en el que muestran los diversos problemas de traducción del campo

literario a los cuales se enfrentó el traductor (Julio Cortázar) y las

técnicas que utilizó para resolverlos.

12
5. Marco contextual

El objeto de estudio de esta monografía es el libro La linguistique textuelle.

Introduction à l’analyse textuelle des discours de Jean-Michel Adam,

especialista de larga trayectoria de la corriente suiza en el campo de la

lingüística textual y autor de obras que han hecho aportes importantes a la

teoría del análisis del discurso. El profesor Adam, nació en 1947 en Francia,

donde ha realizado estudios tales como licenciatura en letras, maestría en

lingüística francesa, doctorado de estado, entre otros. Ha tenido a su cargo

cursos de lingüística general y de lingüística francesa en diferentes

universidades. Entre sus obras más representativas se muestran las

siguientes:

 Linguistique et discours littéraire (1976)


 Le Roman de montagne (1977).
 Labov et le récit : le(s) récit(s) ordinaire(s) (1981)
 Le Récit, P.U.F., collection "Que sais-je ?"(1984)
 Pour lire le poème (1985)
 Le Texte descriptif (1989)
 Le Discours anthropologique (1995)
 Eléments de linguistique textuelle (1990)
 Langue et littérature(1991)
 Les textes : types et prototypes (1992)
 La Description, P.U.F., collection "Que sais-je ?" (1993)
 Le Texte narratif (1994)
 L'analyse des récits (1996)

13
 L'argumentation publicitaire. Rhétorique de l'éloge et de la persuasion
(1997)
 Le style dans la langue (1997)
 Lingüística de los textos narrativos (1999)
 Linguistique textuelle: des genres de discours aux textes (1999)
 La linguistique textuelle: introduction à l’analyse textuelle des discours
(2005)

Esta obra, La linguistique textuelle: introduction à l’analyse textuelle des

discours (2008), es la segunda edición del volumen publicado en 2005 bajo

el mismo título con la cual el autor se propone definir el lugar de la lingüística

textual dentro de las ciencias del lenguaje. En los primeros capítulos el autor

expone tanto las nociones generales de su enfoque como las inspiraciones

teóricas que fundamentan su concepción de la lingüística a partir de la obra

de Ferdinand de Saussure, quien, según sus Notas sobre el discurso, no

delimitaba sus pensamientos teóricos meramente a la lengua, sino que, él

mismo, también se preguntaba por los mecanismos que condicionan la

entrada de la lengua en el discurso. Por último, después de atribuir la

paternidad intelectual de esta rama a Benveniste, Bakhtine y Coseriu, el

profesor Adam define la lingüística textual como “una teoría de la producción

co(n)textual del sentido que se debe basar en el análisis de textos

concretos”.

14
6. Marco teórico

Roman Jakobson (1959), en su ensayo On linguistic aspects of translation

propone tres tipos de traducción a saber: la traducción intralingüística que

consiste en la interpretación de los signos verbales haciendo uso de signos

de la misma lengua. La traducción interlingüística que consiste en la

interpretación de signos verbales de una lengua a otra, teniendo en cuenta

los aspectos formales de las lenguas en cuestión. Por último, la traducción

intersemiótica en la cual se traducen signos tanto verbales como no verbales.

Nuestro trabajo corresponde a la traducción interlingüística, es decir, nuestro

proceso de traducción se encargará de transformar un texto escrito en

francés a otra lengua (español), mientras se tienen en cuenta los aspectos

formales propios del texto académico que traduciremos. Para este tipo de

traducción, se deben tener en cuenta los aspectos formales tanto de la

Lengua Origen (LO) como los de la Lengua Meta (LM).

En su obra Traducción y traductología (2001), la profesora Amparo Hurtado

Albir explica que aunque existen diversos métodos de traducción para

diferentes finalidades traductoras, éstos se pueden agrupar en los que llama

principales o básicos y que, como su nombre lo indica, pueden servir como

base para cualquier tipo de traducción. Tales métodos son el interpretativo-

comunicativo (traducción del sentido), el literal (transcodificación lingüística),

15
el libre (modificación de categorías semánticas y comunicativas) y el

filológico (traducción erudita y crítica). Para efectos de nuestro trabajo, según

la clasificación de Hurtado Albir, utilizaremos el método interpretativo-

comunicativo en el cual el traductor debe comprender el mensaje del la LO y

reexpresarlo en la LT, conservando la función y el género del TO.

Por su parte, la profesora Christiane Nord, en su obra Aprender a traducir:

diversos aspectos de la didáctica de la traducción (1988) plantea que existe

una diferencia entre problema de traducción y dificultad de traducción. Ella

propone cuatro categorías de problemas de traducción y cuatro categorías

de dificultades. Lo más importante de su planteamiento es que la distinción

entre éstos radica en su fuente; los problemas son inherentes al texto y son

los mismos para cualquier traductor, mientras que las dificultades, por su

carácter subjetivo, dependen netamente de cada traductor específico y de su

experiencia y su competencia. Así, los tipos de problemas se clasifican en:

los problemas textuales, es decir, los que se deben a la naturaleza misma del

texto; los problemas pragmáticos que se derivan de la naturaleza del fin de la

traducción y de las características de los factores pragmáticos; los problemas

culturales que surgen de la diferencia entre las normas y convenciones de la

cultura original y las de la cultura meta; y por último, los problemas

lingüísticos que resultan de las diferencias estructurales entre las lenguas

original y meta en cuanto a léxico, sintaxis y prosodia. Por otro lado, las

16
dificultades se clasifican así: las dificultades textuales que tienen su fuente

en el texto original y de la complejidad de sus estructuras sintácticas o

semánticas; las dificultades personales que surgen cuando el traductor no

tienen competencia suficiente para llevar a cabo las diferentes fases de su

tarea; las dificultades traductológicas que se relacionan con la tarea de

traducción, que resultan de la cantidad y complejidad de los problemas que

hay que resolver; las dificultades técnicas que dependen de la situación en la

que trabaja el traductor.

Además de los planteamientos de estas dos autoras y puesto que nuestro

principal objetivo en este trabajo, aparte de hacer una traducción, es analizar

los problemas que en ella encontramos, seguiremos con especial atención la

clasificación que el profesor Jean Delisle (1993), uno de los investigadores

más importantes en el campo de la traducción, hace en su libro La traduction

raisonnée. Él propone tres principales grupos en los cuales se pueden

clasificar los problemas de traducción: problemas relacionados con el léxico,

problemas de tipo sintáctico y problemas de redacción. Según el profesor

Delisle, los problemas relacionados con el léxico corresponden al fenómeno

que surge cuando hay un término de la LO que puede ser traducido por su

equivalente casi homógrafo que, sin embargo, en la LM no tiene la misma

frecuencia ni las mismas acepciones que en la LO. El autor expresa que

hacer uso de esta traducción, es decir, privilegiar el equivalente morfológico

17
llamado “traducción por reflejo morfológico” no es del todo un error, pero que

es mucho más acertado usar términos y expresiones que hagan sentir el

texto como lo habría pensado un nativo del sistema de la lengua a la que se

está traduciendo. El siguiente grupo es el de problemas de tipo sintáctico.

Según el autor, estas dificultades se presentan cuando el traductor hace uso

de estructuras sintácticas semejantes a las del texto original en el TM. Uno

de sus principales consejos es reconocer que cada sistema tiene sus propias

funciones. También menciona que la LO tiende a influir la LM. Este tipo de

error se da cuando, en la traducción, se hace un uso similar al de la LO en la

LM, aunque, en un mismo contexto, la LM utilice una estructura muy diferente

para transmitir la misma carga semántica del TP.

Por último, los problemas de redacción del texto de llegada. El profesor

Delisle establece la importancia de respetar los principios de redacción que

debe tener un traductor y considera que la traducción y la buena redacción

son dos formas de una misma operación intelectual.

Delisle plantea que las técnicas de redacción, es decir, el conjunto de

procesos que rigen la formulación de textos pragmáticos, se relacionan con

diferentes aspectos de la lengua tales como el conocimiento de vocabulario,

las convenciones, fórmulas y usos propios de este tipo de textos; la aptitud

para escoger el estilo y el tono más apropiados para los temas tratados; la

explotación de los recursos estilísticos de la lengua con el fin de lograr la

18
eficacia de la comunicación y la legibilidad; y la aplicación de reglas de

composición que permiten evitar errores de redacción que son la imprecisión

del vocabulario, las estructuras sintácticas incompletas, los pleonasmos, las

metáforas incoherentes, el abuso de la voz pasiva, etc.

Para solucionar los problemas, consideraremos las técnicas disponibles para

superarlos. Para esto, hemos decidido seguir la clasificación propuesta por

Hurtado Albir (2001). Ella explica que entre los estudiosos no ha habido

consenso para definir el concepto “técnica de traducción”. Expone también

que algunos prefieren hablar de procedimientos, otros de estrategias y otros

de técnicas. Sin embargo, para abordar el tema, la autora hace una distinción

entre método, estrategia y técnica presentando una definición de cada uno

de ellos. Así pues, reserva la noción de técnica para referirse al

procedimiento verbal concreto, visible en el resultado de la traducción, para

conseguir equivalencias traductoras. A continuación presentamos lo que,

para Hurtado Albir, son las principales técnicas de traducción:

 La adaptación que es cuando se remplaza un elemento cultural por

otro propio de la cultura receptora, por ejemplo cambiar en la

traducción de un texto de inglés americano al español el término

baseball (uno de los principales deportes en ese país) por fútbol que

es el equivalente en una cultura hispana.

19
 La ampliación lingüística que se presenta cuando se añaden

elementos lingüísticos; es un recurso que suele ser especialmente

utilizado en interpretación consecutiva y doblaje. Al usar esta técnica,

no se utilizan expresiones con el mismo número de palabras en la LM.

 La amplificación se da cuando se introducen precisiones que no

fueron formuladas en el texto original (informaciones, paráfrasis

explicativas, notas del traductor, etc.), por ejemplo en una traducción

del árabe al castellano el mes de ayuno para los musulmanes para el

término Ramadán.

 El calco se presenta cuando se traduce literalmente una palabra o

sintagma extranjero. El calco puede presentarse bien sea de forma

léxica como estructural. Un ejemplo sería el término inglés Normal

School derivado del francés École normale.

 La compensación es cuando se introduce en otro lugar del texto

traducido un elemento de información o efecto estilístico que no se ha

podido reflejar en el mismo lugar en que aparece situado en el texto

original. Véase problemas sintácticos ejemplo 2 página 36.

 En la compresión lingüística se sintetizan elementos lingüísticos. Es

un recurso especialmente utilizado en interpretación simultánea y

subtitulación. Un ejemplo traducir al castellano la frase interrogativa

inglesa Yes, so what? por ¿Sí, y qué?

20
 La creación discursiva, cuando se establece una equivalencia

efímera, totalmente imprevisible fuera de contexto. Por ejemplo, la

traducción de la película americana Bad boys por dos policías

rebeldes.

 La descripción se presenta cuando se reemplaza un término o

expresión por la descripción de su forma y/o función, por ejemplo,

traducir el panetone italiano como el bizcocho tradicional que se toma

en víspera de año nuevo en Italia.

 La elisión es cuando no se formulan elementos de información

presentes en el texto original; esta técnica es opuesta a la

amplificación. Véase problemas sintácticos ejemplo 3, página 37.

 El equivalente acuñado es cuando se utiliza un término o expresión

reconocido (por el diccionario, por el uso lingüístico) como equivalente

en el TM, por ejemplo traducir la expresión inglesa when in Rome, do

as the Romans do por a la tierra que fueres, haz lo que vieres.

 La generalización se presenta cuando utiliza un término más general

o neutro, por ejemplo, traducir los términos ingleses stare, glare, gaze,

glance o look, por mirar en español. Coincide con la acepción de

Vinay y Darbelnet.

 La modulación, cuando se efectúa un cambio de punto de vista, de

enfoque o categoría de pensamiento en relación con la formulación

21
del texto original; puede ser léxica y estructural. Véase problemas de

tipo léxico, ejemplo 1, página 29.

 La particularización, cuando se utiliza un término más preciso o

concreto, por ejemplo, traducir el término español mirar por el inglés

gaze.

 El préstamo se da cuando se integra una palabra o expresión de otra

lengua tal cual. Puede ser puro (sin ningún cambio), por ejemplo,

utilizar en español el término inglés lobby; o naturalizado

(transliteración de la lengua extranjera), por ejemplo gol, fútbol, líder.

 La sustitución (lingüística, paralingüística), se presenta cuando se

cambian elementos lingüísticos por paralingüísticos (entonación,

gestos), o viceversa, por ejemplo traducir el gesto árabe de llevarse la

mano al corazón por gracias. Se utiliza sobre todo en interpretación.

 La traducción literal, cuando se traduce palabra por palabra un

sintagma o expresión ejemplos, They are as like as two peas por Se

parecen como dos guisantes o She is reading por Ella está leyendo.

 La transposición, cuando se cambia la categoría gramatical, por

ejemplo, traducir al castellano He will soon be back por No tardará en

venir cambiando el adverbio soon por el verbo tardar, en vez de

mantener el adverbio y traducir Estará de vuelta pronto.

22
 La variación, donde se cambian elementos lingüísticos o

paralingüísticos (entonación, gestos) que afectan a aspectos de la

variación lingüística: cambios de tono textual, estilo, dialecto social,

dialecto geográfico, etcétera, por ejemplo introducción o cambios de

marcas dialectales para la caracterización de personajes en la

traducción teatral, cambios de tono en adaptaciones de novelas para

niños, etc.

Otro aporte importante para el desarrollo de nuestro trabajo es del profesor

Georges L. Bastin, persona con larga trayectoria y muy importante en el

campo de la traducción, quien en su libro ¿Traducir o adaptar? (1998) explica

que, al realizar su tarea, el traductor tiene otras opciones como: el préstamo

y la transcodificación, que consiste en tomar prestado o transcodificar el

lenguaje de una obra. La segunda opción es la explicitación que consiste en

reproducir los ejemplos del original con una explicación bien sea en el mismo

texto, o en nota de pie de página. Por último, la adaptación que, como su

nombre lo indica, consiste en traducir el texto y adaptar los ejemplos de

manera que sean coherentes en la LM. Es importante tenerlas en cuenta ya

que son herramientas de las cuales nos podemos valer para llevar a buen

término nuestro trabajo.

23
6.1 Definiciones de traducción

Según Hurtado Albir (2001), existen diferentes tipos de definiciones de

traducción que dependen del punto de vista de los autores que las proponen.

Así, por ejemplo, mostraremos las definiciones, formuladas por diversos

autores, que Hurtado Albir incluye en su obra antes mencionada:

 Como una actividad entre lenguas

Vinay y Darbelnet (1958) la definen como “pasar de una lengua A a una

lengua B para expresar la misma realidad”.

 Como actividad textual

Seleskovitch y Lederer (1984) afirman que “traducir significa transmitir el

sentido de los mensajes que contiene un texto y no convertir en otra

lengua la lengua en la que éste está formulado” y añaden que traducir es

“un acto de comunicación y no de lingüística”

Además Catford (1965/1970) dice que la traducción es “la sustitución de

material textual en una lengua (LO) por material textual equivalente en

otra lengua (LT)”

24
 Como acto de comunicación

Nida y Taber (1969/1986) afirman que la traducción “consiste en

reproducir, mediante una equivalencia natural y exacta, el mensaje de la

lengua original en la lengua receptora”

Hatim y Mason (1990/1995) la plantean como “un proceso comunicativo

que tiene lugar en un contexto social”

 Como proceso

Vázquez Ayora (1977) plantea que “el procedimiento traductivo consiste

en analizar la expresión del texto de lengua original en términos de

oraciones prenucleares, trasladar las oraciones prenucleares de lengua

original en oraciones prenucleares equivalentes de lengua término y,

finalmente, transformar estas estructuras de Lengua Término en

expresiones estilísticamente apropiadas”

Delisle (1980) por su parte, establece que “la actividad traductora se

define, pues, como la operación que consiste en determinar la

significación de los signos lingüísticos en función de un querer decir

concretizado en un mensaje, y restituir después ese mensaje

íntegramente mediante los signos de otra lengua”.

25
6.2 La Traducción de textos especializados

Como plantea Hurtado Albir (2001 pág. 59), la traducción se puede clasificar

dependiendo de su finalidad. Ella considera que la traducción de textos

especializados es toda aquella que tiene por objeto la traducción de textos

dirigidos a especialistas y pertenecientes a los llamados lenguajes de

especialidad: lenguaje técnico, científico, jurídico, etc. De lo anterior,

podemos enmarcar nuestro trabajo en este tipo de traducción, ya que su

objeto de estudio se enmarca en la lingüística textual. Al referirnos al texto

especializado seguimos también la definición que Cabré (1991/1993)

propone: “cualquier comunicación realizada en el seno de los lenguajes de

especialidad”.

Un aspecto clave en la traducción especializada es la relacionada con el

vocabulario propio del área o Terminología. Con referencia a la terminología,

Rodríguez, Emma (2004) propone que aunque una traducción especializada

requiere el uso de una terminología que corresponda a la que los usuarios

naturales (los especialistas) hacen de ella, el traductor no es necesariamente

un profesional de la terminología. Su labor consiste, entonces, en encontrar

las unidades equivalentes en la LT para que la traducción sea precisa y

confiable. Es por esto que en su labor, el traductor requiere una metodología

que le permita saber identificar los problemas terminológicos, consultar y

evaluar las fuentes de información adecuadas, para lograr así un uso

26
eficiente casi al nivel de los hablantes nativos; para nuestro trabajo, fue

necesario documentarnos y hacer lecturas en ambos idiomas que nos

permitieron familiarizarnos con la terminología propia de este campo.

Como complemento a este trabajo hemos elaborado un glosario con los

términos y nociones clave de la “Lingüística textual”, (véase, anexo c. página

142).

7. Metodología

Para realizar este trabajo, como ya hemos señalado, seguimos los

planteamientos de Jean Delisle (1993) acerca de los problemas de

traducción y las técnicas de traducción agrupadas y presentadas por Hurtado

Albir (2001). Después, vamos a hacer la traducción de un texto académico

especializado y haremos el análisis y la clasificación de los problemas y

explicaremos las técnicas de traducción que aplicamos para superarlos.

En este apartado explicamos la manera como se desarrolló el proceso de

traducción siguiendo las etapas planteadas por Delisle mediante las cuales

se lleva una organización sistemática del proceso:

Antes: en esta etapa reunimos información acerca del tema del libro y del

autor; también se tienen en cuenta el contexto y el campo dentro del cual fue

escrito. Luego hicimos la lectura completa del texto original con el objetivo de

27
obtener una idea general del trabajo por realizar. En nuestro trabajo,

encontramos que este texto es importante para la lingüística textual, ya que,

como antes dijimos, el autor que es muy influyente en este campo, está

situando la lingüística textual dentro del análisis de las prácticas discursivas.

Este texto es de corte especializado y sus lectores potenciales son

especialistas del campo de la lingüística textual.

Durante: en esta etapa iniciamos el trabajo de traducción propiamente dicho,

acompañado de una bitácora donde íbamos registrando los problemas y las

dificultades de traducción que iban surgiendo a lo largo del proceso.

Después: esta es la etapa de revisión y corrección del texto traducido que se

realiza permanentemente y en la que se presta especial cuidado a errores de

tipografía, de puntuación y posibles omisiones.

Una vez terminado el proceso de traducción, pasamos al análisis de los

problemas registrados en la bitácora, los cuales fueron clasificados a partir

de la propuesta de Delisle (1993) es decir, problemas relacionados con el

léxico, problemas de tipo sintáctico y problemas de redacción. En esta

sección del trabajo mostraremos la o las versiones escritas antes de llegar a

la versión final seguidas del análisis en el cual explicaremos cada problema.

Finalmente, mostraremos la o las técnicas utilizadas para superar dicho

problema.

28
8. Análisis de los problemas en la traducción del texto La linguistique
textuelle de Jean-Michel Adam (1999)

Para empezar, es importante aclarar que en todo proceso de traducción, el

nivel de experticia del traductor juega un papel muy importante para enfrentar

los problemas y soluciones con miras al producto final. En nuestro proceso

en particular, nosotros somos estudiantes de Licenciatura en Lenguas

Extranjeras de la Universidad del Valle y decidimos hacer una traducción y su

respectivo análisis como trabajo de grado. Desde muy temprano en nuestra

formación, nos hemos interesado en este campo, por esta razón, al llegar a

esta instancia de nuestra carrera, nos pareció una buena oportunidad hacer

un trabajo relacionado con traducción, con el fin de tener una aproximación

más teórica y formal que pueda servirnos de base para futuros estudios.

En nuestra experiencia en este trabajo hemos pasado por diversas etapas.

Para empezar, el texto base de nuestro trabajo es un texto especializado

(lingüística textual) así que lo primero que tuvimos que hacer fue

documentarnos acerca de este tema en español puesto que, a pesar de

haber tomado cursos de lingüística, nunca estuvimos inmersos en esta rama

específica. Fue sólo después de tener un cierto grado de conocimiento sobre

el tema y relacionarnos con los conceptos trabajados en esta área que

pudimos dar inicio al proceso de traducción. Además, fue necesario,

relacionarnos con las técnicas más utilizadas en traducción y para esto,

29
consultamos especialmente a dos autores Jean Delisle (La traduction

raisonnée 1997) y Hurtado Albir (Traducción y traductología2001). Al estar

un poco más relacionados y enterados de los posibles problemas y teniendo

claras la estrategias que utilizaríamos para resolverlos, ya estábamos listos

para proseguir.

Al enfrentarnos por primera vez a la traducción, notamos que aparecían

muchos problemas, que más tarde atribuiríamos a nuestra falta de

experiencia. Por un lado, fue evidente que no estábamos muy relacionados

con el vocabulario especializado de la lingüística textual en francés. Por esto,

fue necesario retomar la lectura sobre el tema, pero esta vez en francés.

Después, retomamos el ejercicio de traducción. Algunas veces hacíamos

pausas en la traducción y analizábamos el texto traducido, comparando la

traducción con el texto original. En este proceso, nos dimos cuenta que los

problemas que continuaban surgiendo estaban relacionados con el estilo

gramatical de las dos lenguas y el estilo de redacción que manejábamos (tal

y como Delisle clasifica los tipos de problemas en su libro La traduction

raisonnée, 1997).

Cabe aclarar que la clasificación de los problemas en nuestro trabajo se llevó

a cabo siguiendo la propuesta de Delisle (1997). Podemos plantear que la

misma clasificación se convertía en un problema en el proceso de análisis de

la traducción, debido a que al clasificar los problemas, en repetidas

30
ocasiones, tuvimos inconvenientes para ubicar un problema específico en

alguna de las categorías planteadas por el autor.

Por ser la traducción un proceso dinámico llegamos a la conclusión que a lo

largo de la misma traducción nuestro nivel fue mejorando, es decir, al hacer

el análisis completo de la traducción, se hizo notorio que al inicio teníamos

más problemas de los que resultaron en las instancias finales del trabajo.

Así, podemos afirmar, que a lo largo de la traducción nuestro nivel fue

mejorando y la frecuencia de aparición de los problemas disminuyó

considerablemente.

A continuación, presentamos una selección de los problemas más

representativos de nuestra traducción.

8.1 Problemas relacionados con el léxico

De acuerdo con Delisle (2007) se pueden considerar como problemas de

traducción de tipo léxico, los que están relacionados con una escogencia

inapropiada de un término en la LM, es decir, cuando se utiliza en la

traducción un término muy parecido al de la LO, o un término que, aunque

puede aceptarse, en la LM, no es el término que un hablante nativo hubiera

empleado. A continuación, enumeramos los problemas relacionados con el

léxico que encontramos en nuestra traducción con sus respectivos análisis.

31
Texto original Primera propuesta de Propuesta final
traducción

1. Jakobson gustaba mucho de A Jakobson le agradaba


Jakobson tenait assez à esta idea y del programa de tanto esta idea y el trabajo
cette idée et au programme trabajo que implica para que implica, que la retomó
de travail qu‟elle implique retomarla unos años más unos años más tarde,
pour y revenir quelques tarde, enfatizando, esta vez, enfatizando esta vez, en el
années plus tard, en mettant el análisis del discurso más análisis del discurso más que
en avant, cette fois, l‟analyse que la poética: página 97 en la poética: página 97
du discours plus que la
poétique : page 55

Análisis: Después de realizar una primera traducción notamos que la frase

carecía de sentido para los hablantes de la lengua española, por lo cual

decidimos buscar algunas expresiones equivalentes que se pudieran

adecuar al contexto de la frase. Además, el mensaje no era claro y podría

conducir a una interpretación errónea.

Técnicas utilizadas: Modulación. Se hizo una reformulación tanto léxica

como estructural para lograr una frase más acertada en la LM.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

2. Eugenio Coseriu […] Eugenio Coseriu […]


Eugenio Coseriu […] propose propone muy justamente, propone, con mucha razón,
très justement, dans ses en sus últimos trabajos en sus últimos trabajos
derniers travaux, de distinguer diferenciar la “gramática diferenciar la “gramática
la transfrástica” de la transoracional” de la
« grammaire transphrastique » “lingüística textual” “lingüística textual”
de la « linguistique textuelle » (p. 99) (p. 99)
(p. 57)

32
Análisis: En la primera versión tradujimos literalmente la expresión: très

justement por: muy justamente. Sin embargo, en una relectura, nos dimos

cuenta que, de haber sido una versión escrita en español, la expresión

habría sido diferente y optamos por: con mucha razón.

Técnica utilizada: Creación discursiva. Usamos una expresión que se

adapta más a la LT.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

3. “permite al especialista del “permite al especialista del


«permet au spécialiste du texto reinvestir una esfera texto volver a considerar una
texte de réinvestir une del discurso hasta ahora esfera del discurso que hasta
sphère du discours desplazada” (p. 100) ahora no se tenía en cuenta”
désormais déplacée» (p. 58) (p. 100)

Análisis: Consideramos que en la primera propuesta tomamos el término

reinvestir (se hizo un préstamo innecesario)de manera literal sin tener en

cuenta el uso de éste en el TM. Por esta razón, revisamos algunas

posibilidades para expresar lo mismo en un lenguaje claro para el lector y de

mayor uso en la lengua española.

Técnica utilizada: Equivalente acuñado. Usamos esta técnica para

garantizar la claridad del mensaje, realizamos un cambio en la expresión

para, en su lugar, usar una reconocida por el uso lingüístico de la LT.

33
Texto original Primera propuesta de Propuesta final
traducción

4. El Análisis Textual, de Jean- El Análisis Textual, de Jean-


L’Analyse textuelle, de Jean François Jeandillou (1997), François Jeandillou (1997),
François Jeandillou (1997), se presenta como una se presenta como una
se présente comme une síntesis de nociones salidas síntesis de nociones
synthèse des notions issues de la poética, de la semiótica provenientes de la poética,
de la poétique, de la literaria y de la gramática de la semiótica literaria y de
sémiotique littéraire et de la textual. (p. 100) la gramática textual. (p. 100)
grammaire de texte. (p. 58)

Análisis: En la segunda versión hicimos una mejor escogencia léxica,

puesto que en la primera versión trabajamos el término salidas que no hace

ver el texto muy natural en la LM, puesto que issue no tiene el sentido de

“salida” sino de origen.

Técnica utilizada: Adaptación. Utilizamos esta técnica para realizar ajustes

de sentido y de esta manera dar precisión y claridad a la frase.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

5. […] se limita a las bases de […] se limita a las bases de


[…] se limite aux bases d‟une un análisis textual de los un análisis textual de los
analyse textuelle des discursos que tiene la discursos que tiene como
discours qui a l‟ambition de ambición de diseñar una objetivo diseñar una
dessiner une alternativa…(p. 102) alternativa…(p. 102)
alternative…(p.59)

34
Análisis: En la primera versión realizamos una traducción literal del término

subrayado, después de una revisión decidimos buscar un equivalente más

apropiado en la LM.

Técnica: Modulación. Para evitar la traducción literal, en esta frase se hizo

una modulación con la cual logramos una traducción más apropiada al

español.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

6. en los análisis de un texto en los análisis de un texto


à l‟occasion d‟analyses d‟un bíblico (1972) y de un texto bíblico (1972) y de un texto
texte biblique (1972) et d‟un de Edgar Poe (1973b) de Edgar Allan Poe (1973b)
conte d‟Edgar Poe (1973b) […](p.102) […](p. 102)
[…] (p. 59)

Análisis: En esta parte del texto se hace referencia a un escritor muy


reconocido. En francés lo refieren como Edgar Poe, mientras que en español
se cita como Edgar Allan Poe, por lo cual decidimos agregar su segundo
nombre en la versión final.

Técnica: Amplificación y adaptación. Se adaptó la referencia al autor


teniendo en cuenta el contexto de la LM.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

7. […]de la misma manera […] de la misma manera


De même notre esprit nuestra mente deslinda todo nuestra mente separa todo el
dégage tout le temps du el tiempo de lo discursivo lo tiempo de lo discursivo lo
discursif ce qu‟il faut pour ne que es necesario para dejar que es necesario para dejar
laisser que le mot. (p. 64) sólo la palabra. (p. 107) sólo la palabra. (p. 107)

35
Análisis: El cambio de la traducción del término dégager en la propuesta
final nos pareció más adecuado que el de la primera versión que era una
traducción literal.

Técnica: Adaptación. Cambiamos la traducción literal del término (deslindar),


por una palabra más apropiada para el contexto de la frase.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

8. Para abordar el concepto de Para abordar el concepto de


Pour aborder le concept de contexto, es necesario partir contexto, necesario partir de
contexte, il est nécessaire de de la mala reanudación la desafortunada
repartir de la malheureuse (Adam 1990:23 y 1999:39) retoma(Adam 1990:23 y
reprise (Adam 1990 : 23 et de la fórmula Discurso = […] 1999:39) de la fórmula
1999 : 39) de la formule (p. 127) Discurso = […] (p. 127)
Discours = […] (p. 80)

Análisis: En la traducción de esta frase, hicimos una mala escogencia de las


palabras en la primera versión. Después de analizarla concluimos que era
mejor cambiar las palabras y logramos un texto más natural.

Técnica: Traducción literal. La estructura de esta frase en ambos idiomas es


idéntica y al hacer una traducción literal se conserva la idea planteada en el
TO y se puede leer la frase como propia del TM.

36
8.2 Problemas sintácticos

En este tipo de problemas, se encuentran todos aquellos que tienen que ver

con la influencia que ejerce la sintaxis de la LO sobre la LM durante el

proceso de traducción. En nuestro trabajo, pudimos ver diversos ejemplos de

este tipo de problemas, por ejemplo, como es sabido, la lengua francesa

hace un uso más frecuente de la voz pasiva, mientras que el español prefiere

hacer uso de la voz activa. A los largo de nuestra traducción, muchas veces

debimos detenernos y reformular frases de este tipo. Otra característica en la

que difieren estas dos lenguas es que la lengua francesa hace uso de

gerundio, mientras que en el español se hace uso de un sintagma

preposicional. e.g. […] les pages qu‟on va lire, tout en pretendant apporter

des réponses, à la demande de propositions concrètes pour l‟analyse des

textes. Equivalente en español: […] las páginas que vamos a leer, con el

ánimo de dar respuestas a la demanda de proposiciones concretas para el

análisis de textos.

En nuestro primer acercamiento a la traducción, empezamos a interpretarla

como un gerundio e hicimos una traducción literal; sin embargo, al hacer una

investigación sobre este fenómeno, encontramos que en las dos lenguas las

categorías gramaticales son diferentes, lo cual facilitó captar el sentido

verdadero y continuar con nuestra labor de manera precisa.

37
A continuación, presentamos un listado de problemas de tipo sintáctico que

encontramos a lo largo de nuestro trabajo, con sus respectivos análisis y

técnicas usadas para resolverlos.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

1. A la memoria de DENIS A la memoria de DENIS


À la mémoire de DENIS SLAKTA, maestro inolvidable SLAKTA, maestro inolvidable
SLAKTA, maître inoubliable e introductor, en Francia, de y quien introdujo la
et introducteur, en France, la gramática textual. Página gramática textual en Francia.
de la grammaire de texte. 97 Página 97
Page 8

Análisis: en la propuesta inicial hicimos una traducción literal, pero notamos

que esta frase no se ajusta a la estructura de la lengua española. Por esta

razón, después de varias reformulaciones, surgió la siguiente propuesta final,

que consideramos está mejor estructurada desde el punto de vista de la

sintaxis del español.

Técnica utilizada: Transposición. En la propuesta final se cambió el adjetivo

introductor por la forma verbal quien introdujo.

38
Texto original Primera propuesta de Propuesta final
traducción

2. En el campo de la Por la misma época, la


Dans le champ de la sociolingüística, la constatación de William
sociolinguistique, le constat constatación de William Labov, en el campo de la
de William Labov est, à la Labov es, en la misma lingüística es idéntica y
même époque, identique et il época, idéntica y cuestiona cuestiona el marco
met en cause le cadre el marco metodológico del metodológico del análisis del
méthodologique de l‟analyse análisis del discurso de Zellig discurso de Zellig S.
du discours des Zellig S. S. Harris: (p. 98) Harris:(p. 98)
Harris : (p. 56)

Análisis: en esta propuesta inicial nos ceñimos a la estructura sintáctica de

la lengua francesa. Como resultado, la frase podría ser confusa y pesada

para el lector. Por esta razón, decidimos reorganizar los elementos que

conforman dicha frase para darle un sentido más claro y fluido.

Técnica utilizada: Compensación. La oración no se organizó de la misma

forma en la que aparece en el TO por efectos estilísticos de la LM. Por lo

tanto, fue necesario usar esta técnica para facilitar la comprensión de la

frase.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

3. La lingüística no es (no es La lingüística ya no es la


La linguistique n‟est pas (ou más) la “ciencia piloto” de las “ciencia piloto” de las
plus) la « science pilote » ciencias humanas y de la ciencias humanas y de la
des sciences de l‟homme et sociedad. sociedad,…(p. 101)
de la société,…(p. 58) (p. 101)

39
Análisis: En la lengua francesa se usa una estructura doble para la negación

(ne… pas, ne…plus, ne…jamais, etc.). Sin embargo, al no existir la negación

compuesta en la lengua española, el juego de palabras que se da en la LO

(no es/ya no es), no se puede traducir de la misma forma en la LM y por esto

debimos elegir la opción que tiene la mayor carga semántica.

Técnica utilizada: Elisión. Al no ser posible traducir el juego de palabras

basado en la estructura doble de la negación francesa, fue necesario elidir

una de las dos opciones planteadas en el TO.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

4. […] por lo menos algunos […] por lo menos algunos


[…] du moins certains types tipos de textos, no parece tipos de textos, la lingüística
de textes, elle semble n‟en ser más que la prolongación textual parece no ser otra
être que le prolongement ou o la extensión.(p. 101) cosa que su prolongación o
l‟élargissement. (p. 59) extensión.(p. 101)

Análisis: En la frase del texto original el referente (la lingüística textual) está

muy lejano. Al traducir la frase sin el referente el lector podría tener

problemas para descodificar el mensaje, por lo tanto, decidimos incluir el

referente y así hacer más fácil la compresión en el TM.

Técnica utilizada: Amplificación. Fue necesario explicitar el referente de


pronombre francés en(la lingüística textual) en la traducción, para darle
sentido y claridad al mensaje.

40
Texto original Primera propuesta de Propuesta final
traducción

5. […] la definición
[…] la définition saussureana de la lengua
saussurienne de la langue como stock o reservorio de
comme stock ou réservoir de signos-palabras. P.107
signes-mots. P.64

Análisis: En la LO se usa un término inglés stock, seguido de su equivalente

en francés, por lo cual decidimos hacer el mismo procedimiento y dejar el

término inglés seguido de su equivalente en la LM, teniendo en cuenta que

en español es común el uso de dicho término inglés.

Técnica: Préstamo. Para hacer esta traducción integramos un término

inglés, que además nos permitió dejar la estructura del TO.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

6. Benveniste retoma el término Benveniste retoma el término


Benveniste reprend le terme griego “katégoréma” que griego “katégoréma” que
grec « katégoréma» qui corresponde exactamente al corresponde exactamente al
correspond très exactement latín “praedicatum” de cual latín “praedicatum” de cual
au latin « praedicatum » dont de deriva el francés de deriva el español
dérive le français “prédicatif”. (p. 113) “predicativo”. (p.113)
« prédicatif » (p.69)

Análisis: En esta nota al pie encontramos una situación particular; el texto

original explica el origen de un término desde dos lenguas antiguas (griego y

latín) para llegar al término actual en el idioma del TO. En una primera

instancia, hicimos una traducción de lo que el texto dice, sin embargo, al

41
analizar esta traducción nos dimos cuenta que la nuestra debería mostrar el

término en español que es la LM.

Técnica: Adaptación. Al analizar esta frase decidimos hacer una adaptación

al español que sería más significativa para el lector.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

7. […]: es el acto mismo de […]: nuestro objeto es el acto


[…]: C‟est l‟acte même de producir un enunciado y no mismo de producir un
produire un énoncé et non le el texto del enunciado lo que enunciado y no el texto del
texte de l‟énoncé qui est es nuestro objeto. (p. 114) enunciado. (p. 114)
notre objet. (p. 69)

Análisis: el orden que seguimos en la primera versión tornaba la frase un

poco compleja y difícil de comprender, así que fue necesario realizar una

revisión y reestructurar sus elementos.

Técnica: Compensación. Para lograr una frase más clara fue necesario

reformularla y organizar los elementos de manera diferente a la del texto

original, creando así, un efecto estilístico más apropiado que el de la primera

versión.

42
Texto original Primera propuesta de Propuesta final
traducción

8. […]:“Que se me permita aquí […]:“permítaseme citar la


[…]:«Qu‟il me soit permis ici citar la conclusión del último conclusión del último texto de
de citer la conclusion du texto de este maestro de la este maestro de la lingüística
dernier texte de ce maître de lingüística […](p. 116) […](p. 116)
la linguistique[…] (p. 72)

Análisis: en la propuesta final decidimos realizar una reducción de palabras

para mejorar el aspecto estilístico de la frase, ya que en la primera versión se

siguió la sintaxis del francés que en español resulta pesada.

Técnica: Compresión lingüística. Fue necesario sintetizar algunos elementos

lingüísticos de la frase con el fin de mejorar el aspecto estilístico de la misma.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

9. Después de una bala herir a Una bala había herido de


Une balle ayant frappé à muerte al caballo que tiraba muerte al caballo que tiraba
mort le cheval qui emportait el carro, los guardianes el carro, entonces los
la voiture, les gardiens pudieron acercarse y guardianes pudieron
purent approcher et encontraron a los prisioneros acercarse y encontraron a
trouvèrent les forçats morts, muertos, sus cuerpos los prisioneros muertos, sus
le corps criblé de balles (p. acribillados a bala (p. 125) cuerpos acribillados a bala
78) (p. 125)

Análisis: Fue difícil traducir esta frase debido al uso del participio que se

hace en el TO, que es una forma en desuso en el idioma español. Por lo

tanto, tuvimos que plantear varias versiones para lograr una con sentido y

estilo propios del español.

43
Técnica: Transposición. Realizamos un cambio en la categoría gramatical

debido a que la estructura y tiempo verbal usados en la LO no se usan en la

LM.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

10.
En changeant de support Cambiando de apoyo Al cambiar de soporte
matériel de diffusion et en material de difusión y material de difusión y al
choisissant L’Aurore, son escogiendo la Aurora, su escoger L’Aurore, su texto
texte est passé en premier texto fue puesto en primera fue puesto en la primera
page d‟un des rares página de uno de los pocos página de uno de los pocos
quotidiens dreyfusards. diarios dreyfusards diarios dreyfusards
(p. 88) (p. 137) (p. 137)

Análisis: Este tipo de problemas es muy frecuente cuando se hace

traducción del francés al español ya que tenemos la tendencia siempre a

traducir el gerundio, del francés, literalmente en español, sin tener en cuenta

que en esta última lengua, esta forma gramatical no se usa de la misma

manera que en francés. En nuestra primera propuesta caímos en esta

confusión, pero al leer repetidas veces la frase, nos dimos cuenta que

definitivamente no sonaba bien en nuestra lengua. Decidimos investigar un

poco más este fenómeno y encontramos esta diferencia, bien interesante,

entre las dos lenguas.

44
Técnica: Transposición. Además de la búsqueda en las diferencias entre las

dos lenguas, a través de esta técnica logramos darle a la frase un toque

estilístico que la identifica con la lengua española.

8.3 Problemas de redacción

Jean Delisle resalta la importancia de una habilidad de redacción en el

proceso traductivo; él afirma que es imperativo que el traductor posea

buenas técnicas de redacción, que le permitan evitar o superar problemas en

su trabajo ligados a un mal estilo de redacción, tales como metáforas, tipo de

vocabulario, tono del texto, etc. Particularmente, en nuestro trabajo,

encontramos que uno de los aspectos en los que más se diferenciaban las

lenguas en cuestión, y que en varias oportunidades nos generó problemas a

la hora de reformular en la LM, fue la voz pasiva. Otros aspectos que fueron

motivo de diversos análisis y reestructuraciones de la traducción fueron la

extensión y el orden de los elementos que componen las frases.

45
Texto original Primera propuesta de Propuesta final
traducción

1. Puesto que estos Puesto que esos enunciados


Car ces énonces-là peuvent enunciados pueden y deben pueden y deben definirse y
et doivent être définis et ser definidos y estudiados, estudiarse, también, de
étudiés, eux aussi, des ellos mismos, de manera manera puramente
façons purement linguistique, puramente lingüística, como lingüística, como fenómenos
comme des phénomènes du fenómenos del lenguaje. del lenguaje. (p.98)
langage. (p. 56) (p.98)

Análisis: Como es sabido, la lengua francesa, privilegia el uso de la voz

pasiva, mientras que la lengua española, en contextos similares de

enunciación, prefiere hacer el uso de la forma reflexiva o semipasiva del

verbo. Así, pues, en esta frase vemos reflejado este fenómeno entre estas

dos lenguas.

Técnica utilizada: Modulación. Al cambiar la voz pasiva por la forma

reflexiva o semipasiva de los verbos se realizó una modulación de tipo

estructural.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

2. De hecho, y esto debería ser Lo que debería ser un motivo


En fait, et ce devrait être là un motivo de alarma para los de alarma para los lingüistas
un motif d‟alarme pour les lingüistas, aunque muchos es que, aunque muchos de
linguistes, même si de ellos se consagren a esta ellos se dediquen a esta
beaucoup d‟entre eux cuestión, los principales cuestión, los principales
commencent à se consacrer progresos han surgido de los progresos provienen de los
à cette question, les sociólogos. (p. 98) sociólogos. (p. 98)
principaux progrès sont
venus des sociologues. (p.
56)

46
Análisis: Al leer la primera propuesta de traducción vimos que, al seguir la

misma organización de la frase y el mismo vocabulario del TO, el resultado

en el TM mostraba el mismo mensaje, pero de una forma un poco pesada y

hasta confusa para un lector de la traducción. Por esta razón, optamos por

reorganizar el inciso del texto original para darle mejor fluidez al texto

traducido.

Técnica: Compensación. Usamos esta técnica para darle claridad a la frase

reubicando el inciso del TP, ubicado en medio de la frase, para ponerlo al

inicio en el TM.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

3. A diferencia de estos dos A diferencia de estos dos


À la différence de ces deux manuales, las páginas que manuales, las páginas que
manuels, les pages qu‟on va vamos a leer, pretendiendo vamos a leer, que pretenden
lire, tout en prétendant dar respuestas a la demanda dar respuestas a la demanda
apporter des réponses à la de proposiciones…(p. 100) de proposiciones…(p. 100)
demande des propositions…
(p. 58)

Análisis: Nuestra primera propuesta la realizamos ceñidos a la gramática

francesa, luego nos dimos cuenta que esta forma, tout en prétendant, en

participio presente no se acomoda en el mismo contexto de la frase en

español. Por esta razón decidimos cambiar la categoría gramatical por otra

forma verbal para darle un estilo propio del español.

47
Técnica. Transposición. Para lograr una redacción más propia del español,

fue necesario cambiar la categoría gramatical de la expresión del TO en el

TM.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

4. El reexamen de estas En los inicios del siglo XXI, la


Le réexamen de ces disciplinas antiguas y revisión de disciplinas
disciplines anciennes et modernas es, a la luz del antiguas y modernas es una
modernes est, a l‟aube du siglo XXI, una de las de las canteras
e
XXI siècle, un des chantiers canteras interdisciplinarias interdisciplinarias más
interdisciplinaires les plus más estimulantes, a estimulantes, a condición, sin
stimulants, à condition condición, sin embargo, de embargo, de no caer en la
toutefois de ne pas tomber no caer en la ilusión ilusión continuista de la
dans une illusion continuiste continuista de la historia de historia de las ciencias.
de l‟histoire des sciences. las ciencias. Página 101 Página 101
Page 59

Análisis: En la primera propuesta el texto no era muy claro, así que

decidimos cambiar la estructura de la frase para darle un poco más de fluidez

y claridad en la segunda versión. Los cambios que realizamos fueron:

empezar con la expresión a la luz del siglo XXI y agregar una coma antes del

conector sin embargo, ya que en el texto original no estaba presente esta

coma, pero en español vimos la necesidad de agregarla. Por último,

cambiamos la palabra reexamen, que no existe en español, por revisión.

Técnica: Compensación. Para darle sentido a esta frase, fue necesario

cambiar de lugar algunos elementos y agregar efectos estilísticos propios de

la LT.

48
Texto original Primera propuesta de Propuesta final
traducción

5. Hay lingüistas que reprochan Algunos lingüistas critican a


Certaines linguistes a Saussure complacerse en Saussure por complacerse
reprochent à Saussure de se subrayar paradojas en el en resaltar paradojas en el
complaire à souligner des funcionamiento del lenguaje. funcionamiento del lenguaje.
paradoxes dans le Página 105 Página 105
fonctionnement du langage.
Page 62

Análisis: La primera versión fue tomada del libro Problemas de lingüística

general. Vol 1. Siglo XXI editores, S.A. 1979. Creemos que esta traducción

está muy ceñida a la sintaxis francesa y se pierde el estilo o la naturalidad de

la lengua LM; por lo tanto decidimos hacer nuestra versión y dejarla como

final en el texto traducido.

Técnica: Modulación. Realizamos una modulación de tipo léxico para dar un

estilo más acertado en la LM.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

6. “quienes esperan ser “que esperan ser


« qui attendent d‟être mis en puestos en relación entre relacionados entre sí” Página
rapport entre eux » Page 63 ellos” Página 108 108

Análisis: En la propuesta final hicimos una reducción que sirvió para evitar
redundancia de la frase del TO en la LM. También tradujimos el pronombre
relativo francés qui por el pronombre pronominal español que.

49
Técnicas: Compresión Lingüística. Para hacer que el texto tuviera estilo de
la LM fue necesario hacer una reformulación para evitar una frase
redundante en el TM.

Texto original Primera propuesta de Propuesta final


traducción

7. El discurso, diremos, que se Diremos que el discurso se


Le discours, dira-t-on, qui est produce cada vez que produce cada vez que
produit chaque fois qu‟on hablamos, esta hablamos, esta
parle, cette manifestation de manifestación de la manifestación de la
l‟énonciation, n‟est-ce pas enunciación, ¿no es enunciación, ¿acaso no es
simplement la « parole » ? simplemente el “habla”? simplemente el “habla”?
Page 69 Página 114 Página 114

Análisis: En esta frase decidimos cambiar el orden del inciso y añadir un

elemento para dar precisión a la pregunta planteada en el texto traducido. La

palabra añadida acaso le da estilo de interrogante a la frase y se identifica

más con la LM.

Técnica: Amplificación. Para explicitar el énfasis en la pregunta original, fue

necesario introducir una precisión por medio de esta técnica y realizar una

adaptación al español que no tiene la interrogación invertida.

50
9. Conclusiones

1. La realización de este trabajo nos ha permitido comprobar que la


traducción es un proceso complejo y exigente, determinado por
diversos factores: semánticos, lingüísticos y pragmáticos.

2. A la largo de una traducción el traductor va adquiriendo habilidades


que le permiten llevarla a buen término. De principio a fin, es notoria
una evolución de la habilidad del traductor, lo cual le permite tener
más eficiencia a la hora de solucionar los problemas presentes.

3. Es necesario, un acercamiento previo tanto con el texto como con el


tema a traducir antes de iniciar cualquier proceso de traducción. De
estos dos aspectos depende en gran medida la calidad y fidelidad del
producto final.

4. Los tipos de problema de traducción pueden traslaparse; por esta


razón, a la hora de clasificarlos, puede tornarse difícil establecer el
límite y enmarcar un problema específico en un tipo de problema
particular.

5. Los problemas de orden sintáctico son los que se presentan con


mayor frecuencia en nuestro trabajo. Puesto que es precisamente en
el aspecto sintáctico de las lenguas donde éstas difieren más.

6. Las técnicas de mayor incidencia en la resolución de los problemas


presentes en nuestro trabajo fueron modulación, transposición y
compensación respectivamente. Esto comprueba que lo que más
presenta problemas en una traducción (francés-español) es la sintaxis

51
y por medio de la técnica de modulación se superaron la mayor
cantidad de estos problemas.

7. La traducción lleva implícito un continuo proceso de revisión, análisis y


reformulación en la lengua de llegada.

52
Bibliografía

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textuelledes discours (2e édition). Paris. Armand Colin.

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Editores.

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Ediciones cátedra.

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análisis del discurso. Buenos Aires: Amorrortu editores.

- Charaudeau, Patrick y Maingueneau Dominique. (2002) Dictionnaire

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ciencias del lenguaje. España: Editorial Siglo XXI

53
- Jakobson, Roman. (1959) On linguistic aspects of Translation. Harvard

University Press.

- Newmark, Peter. (1982). Approaches to Translation. Oxford. Pergamon

Press.

- Nord, Christiane. (1988) Aprender a traducir: diversos aspectos de la

didáctica de la traducción. Madrid. Universidad Complutense.

- Nord, Christiane. (1997a). Translating as a Purposeful Activity: Functionalist

Approaches Explained. Manchester: St. Jérôme Publishing.

- Rodríguez, Emma. (2004) Terminología y Traducción. Cali: Universidad del

Valle.

54
ANEXOS

a. Texto original

Avant-propos

Quand on dit qu’un énoncé fait sens, il fait d’abord texte.


(Culioli 2003: 147-1481.)

De nombreux linguistes ont critiqué le cantonnement de leur discipline dans les limites de la
phrase. Lors du colloque interdisciplinaire sur le style qui réunissait, à l’université d’Indiana,
en 1960, des linguistes, des anthropologues, des psychologues et des critiques littéraires,
Roman Jakobson dénonce ce qu`il considère comme une limitation abusive:

L’insistance à tenir la poétique à l’écart de la linguistique ne se justifie que quand le domaine


de la linguistique se trouve abusivement restreint. par exemple, quand certains linguistes
voient dans la phrase la plus haute construction analysable, ou quand la sphère de la
linguistique est confinée à la seule grammaire, ou uniquement aux questions non sémantiques
de forme externe.

(Jakobson 1963 : 212-213.)


Jakobson tenait assez à cette idée et au programme de travail qu’elle implique pour y revenir
quelques années plus tard, en mettant en avant, cette fois, l’analyse du discours plus que la
poétique :
D’autres préjugés dus [...] à la méconnaissance de la linguistique contemporaine et de ses
visées amènent les critiques à de graves bévues. Ainsi l'idée que l’étude linguistique est
enfermée dans les limites étroites de la phrase [...] se trouve contredite par l’analyse du
discours comme l`une des tâches mises de nos jours au premier plan dans la science
linguistique.
(Jakobson 1973 :485-486.)

1
Les indications bibliographiques sont référencées dans la bibliographie générale qui figure en fin d`ouvrage. Le
nom de l’auteur est suivi d`une date de publication et d’un numéro de page. Pour faciliter l’accès alphabétique,
la bibliographie n’est pas subdivisée en sections.

55
Mikhaïl M. Bakhtine est assez proche de cette position dans la première étude d’un livre paru
l’année de sa mort, en 1975 :
La linguistique […] n’a absolument pas défriché la section dont devraient relever les grands
ensembles verbaux: longs énoncés de la vie courante, dialogues, discours, traités, romans, etc.
car ces énoncés-là peuvent et doivent être définis et étudiés, eux aussi, de façon purement
linguistique, comme des phénomènes du langage. [...] La syntaxe des grandes masses verbales
[...] attend encore d’être fondée; jusqu’à présent, la linguistique n’a pas avancé
scientifiquement au-delà de la phrase complexe : c’est le phénomène linguistique le plus long
qui ait été scientifiquement exploré.

On dirait que le langage méthodiquement pur de la linguistique s’arrête ici […]. Et


cependant, on peut poursuivre plus loin l’analyse linguistique pure, si difficile que cela
paraisse, et si tentant qu’il soit d’introduire ici des points de vue étrangers à la linguistique.
(Bakhtine 1978 :59.)

Dans le champ de la sociolinguistique, le constat de William Labov est, à la même époque,


identique et il met en cause le cadre méthodologique de l’analyse du discours de Zellig S.
Harris :

Jusqu’à présent, les linguistes […] sont, pour l’essentiel, restés dans les limites de la phrase.
Car l’analyse du discours, sans être en soi un domaine vierge, l’est au moins du point de vue
technique, en ce sens qu’aucune de ses parties fondamentales n`a encore été sérieusement
pénétrée. Certes, il y a l’ouvrage bien connu de Harris, Discourse Analysis Reprints (1963),
mais son objet réel, les réarrangements structurels au niveau de la phrase, le rend tout à fait
étranger aux problèmes qui nous intéressent ici. En fait, et ce devrait être là un motif d’alarme
pour les linguistes, même si beaucoup d’entre eux commencent à se consacrer à cette
question, les principaux progrès sont venus des sociologues.
(Labov 1978 :223-224.)

Pour ne prendre qu’un autre exemple linguistique, Catherine Fuchs (1985 : 20) déplorait, il y
a vingt ans, le fait que la plupart des études portant sur l’ambiguïté et sur la paraphrase ne se
soient intéressées qu’aux ambiguïtés de phrases isolées et aux relations de synonymie entre
couples de phrases, sans prendre en considération un plus vaste co-texte. Elle regrettait
également le caractère encore limité des tentatives visant à tenir compte de certaines relations
entre phrases : « On ne dispose pas d’études systématiques sur l’ambiguïté et la paraphrase au
niveau du texte [alors que] bien des ambigüités potentielles de phrases isolées ne subsistent
pas dans un contexte plus large et, inversement, d’autres ambiguïtés sont engendrées par le
tissage progressif des significations au fil du texte » (1985 : 20-21). Pour s’engager
résolument dans cette direction, il est nécessaire, comme le préconisaient Michael A. K.
Halliday et Ruqaiya Hasan dès 1976, de ne pas grammaticaliser le transphrastique en
considérant le texte comme une grande phrase ou comme une simple suite de phrases :

56
Un texte […] n’est pas un simple enchainement de phrases [string of sentences]. En d’autres
termes, il ne s’agit pas d’une grande unité grammaticale, de quelque chose de même nature
qu‘une phrase mais qui en différerait par la taille — une sorte de superphrase. Un texte ne
doit pas du tout être vu comme une unité grammaticale, mais comme une unité d’une autre
espèce : une unité sémantique. Son unité est une unité de sens en contexte, une texture qui
exprime le fait que, formant un tout [as a whole], il est lié à l’environnement dans lequel il se
trouve placé.

(Halliday et Hasan 1976 :293 ; notre traduction.)

Eugenio Coseriu, qui semble avoir été un des premiers, dès les années 1950, à employer le
terme « linguistique textuelle », propose très justement, dans ses derniers travaux, de
distinguer la « grammaire transphrastique » de l la « linguistique textuelle » (1994). Si la
première peut être considérée comme une extension de la linguistique classique, la
linguistique textuelle est, en revanche, une théorie de la production co(n)textuelle de sens,
qu’il est nécessaire de fonder sur l’analyse de textes concrets, C’est cette démarche que je
propose de développer et de nommer analyse textuelle des discours.

Dans les citations précédentes, on constate que les uns parlent de « discours » et d’analyse de
discours là où d’autres parlent de « texte » et d’analyse textuelle. Si elles naissent toutes deux
dans les années 1950, la linguistique du texte et l’analyse du discours n’ont ni la même
origine épistémologique, ni la même histoire. Entre mes Eléments de linguistique textuelle
(1990) et Linguistique textuelle. Des genres de discours aux textes(1999), l`évolution
théorique et méthodologique la plus importante est venue du renoncement a la
décontextualisation et à la dissociation entre texte et discours que préconisait encore mon
essai de 1990. Prenant acte de ce constat d’Henri Meschonnic, nous en partagerons aussi les
obligations en termes de théorie du langage et du discours :

La pensée du langage au XXe siècle tient dans le passage de la langue au discours. La notion
de langue est vénérable, elle a au moins 2500 ans de capital de pensée. La notion de discours
est très récente, elle date des années trente. Elle est fragile, instable. Logiciste dans la
pragmatique. Pourtant cette notion de discours est l’invention majeure du XXe siècle, dans la
pensée du langage. […]Le passage des catégories de la langue aux catégories du discours est
assorti d’un danger : croire qu`on pense le discours alors qu'on pense encore et encore le
discours dans les notions de la langue.

(Meschonnic 1999 :74.)

Les pages qui suivent s’inscrivent dans la perspective d’un positionnement théorique et
méthodologique qui, dans le but de penser le texte et le discours dans de nouvelles catégories,
situe résolument la linguistique textuelle dans le cadre englobant de l‘analyse de discours. Ce
« déplacement dialectique d’une contradiction bloquée », comme le dit très bien Jean-Marie

57
Viprey, « permet au spécialiste du texte de réinvestir une sphère du discours désormais
déplacée » (2006 : 168).

Le présent ouvrage se distingue par la de deux livres de la collection « Cursus » aux objectifs
apparemment proches. L’Analyse textuelle, de Jean-Francois Jeandillou (1997), se présente
comme une synthèse de notions issues de la poétique, de la sémiotique littéraire et de la
grammaire de texte. Ce manuel ne propose pas une théorie unifiée originale, mais les grandes
lignes d’une approche résolument éclectique. Plus resserre du point de vue des disciplines de
référence et surtout centré résolument sur la phrase et ses procédures d’amplification, La
Construction du texte (1998) de Joëlle Gardes Tamine et Marie-Antoinette Pellizza a pour
objet l’écrit littéraire, comme le confirment les exemples étudies et le sous-titre choisi : De la
grammaire au style. A la différence de ces deux manuels, les pages qu’on va lire, tout en
prétendant apporter des réponses a la demande de propositions concrètes pour l’analyse des
textes, présentent une réflexion épistémologique et une théorie d’ensemble 2 . Le texte est
certes un objet empirique tellement complexe que sa description pourrait justifier le recours à
des théories différentes, mais c’est d’une théorie de cet objet et de ses relations au domaine
plus vaste du discours en général que nous avons besoin pour donner aux emprunts éventuels
de concepts à différentes sciences du langage un cadre nouveau et une indispensable
cohérence.
Par rapport à l’ambitieuse « sémiotique de la culture » développée par Francois Rastier
(2001), le présent ouvrage souhaite, dans le cadre des sciences du langage et d’une refonte
des sciences et disciplines des textes, fournir une définition de la textualité comme ensemble
d’opérations qui amènent un sujet à considérer à la production et/ou à la lecture/audition
qu’une suite d’énoncés forme un tout signifiant. Sur cette base, la linguistique textuelle a
l’ambition de donner des instruments de lecture des productions discursives humaines. La
linguistique n’est pas (ou plus) la « science pilote » des sciences de l’homme et de la société,
mais elle a encore beaucoup à dire sur les textes et son pouvoir herméneutique reste entier,
surtout si elle consent à s’ouvrir aux disciplines qui, de l’Antiquité à nos jours, ont le texte
pour objet (rhétorique et poétique, stylistique, philologie et herméneutique, théorie de la
traduction et génétique textuelle, analyse de données textuelles ou analyse de textes par
ordinateur, sans oublier l’histoire du livre et les diverses sémiotiques). Olivier Soutet a bien
souligné le paradoxe :

La linguistique textuelle est […] une discipline quelque peu paradoxale. Évaluée à l’aune de
ce qu’il est convenu d’appeler la linguistique moderne – celle qui nous conduit du
comparatisme historiciste du début du XIXe siècle au poststructuralisme du dernier tiers du
XXe siècle –, elle paraît toute jeune et en quête de légitimité; replacée dans la longue durée

2
La position défendue plus récemment par J. Gardes Tamine, dans Pour une grammaire de l’écrit,
s’appuie sur une réflexion épistémologique sur les limites de la grammaire et elle se présente comme
une démarche constructiviste dont nous sommes proches (2004: 16-18).

58
des savoirs et des techniques — philologie, littéraire et judiciaire — qui ont pour objet, sinon
le texte en général, du moins certains types de textes, elle semble n’en être que le
prolongement ou l’élargissement.

(Soutet 1995 :324.)

Le réexamen de ces disciplines anciennes et modernes est, à l’aube du XXIe siècle, un des
chantiers interdisciplinaires les plus stimulants, à condition toutefois de ne pas tomber dans
une illusion continuiste de l’histoire des sciences. Le développement du savoir passe par des
conflits, des débats, des controverses, le combat nécessaire contre les présupposés
métaphysiques, l`essentialisme et la négation de l’histoire. Nos deux chapitres introductifs,
qui décriront la place de la linguistique textuelle dans l’analyse de discours et la nature des
unités d’analyse textuelle, auront cette visée épistémologique de définition de notre objet et
de mise en relation de notre perspective avec des disciplines proches et des points de vue
voisins. Cependant le propos principal du présent ouvrage se limite aux bases d’une analyse
textuelle des discours qui a l’ambition de dessiner une alternative à l’explication de texte
traditionnelle et à l`analyse stylistique3.
Le terme « analyse textuelle » — auquel je substitue celui d’analyse textuelle des discours
— a déjà été utilisé par d’autres. Roland Barthes parle d’analyse textuelle en opposition à
l’analyse structurale, à l’occasion d’analyses d’un texte biblique (1972) et d’un conte d’Edgar
Poe (1973b), dans un des premiers ouvrages de langue française à faire une place à la
linguistique textuelle : Sémiotique narrative et textuelle (C. Chabrol éd.) 4 . Dans La
Production du texte, Michael Riffaterre oppose l’analyse textuelle à la stylistique et a la
rhétorique normatives ainsi qu’à la poétique qu’il juge trop généralisante: « Le texte est
unique en son genre » (1979 : 8) et l’analyse textuelle : « cherche a expliquer l’unique »
(ibid.). La « Textanalyse » est un domaine de la linguistique allemande (Heinrich F. Plett
1975 et Michael Titzmann 1977). Françoise Gardes-Madray et Robert Lafont ont proposé, en
1976, une Introduction à l’analyse textuelle. Cette analyse textuelle praxématique est très
proche de l’analyse du discours (Détrie etal. 2001 :8).
Le présent essai est situé dans le prolongement de L’Analyse textuelle. Méthode, exercices,
ouvrage paru en 1983, dans lequel la linguiste danoise Lita Lundquist ouvrait à un plus large
public le contenu de sa thèse de 1980, qui reste, en langue française, un ouvrage de
référence 5 . Nos chapitres II à V présenteront, par niveaux croissants de complexité, les

3
Position défendue dans Adam1997a,
4
En particulier l’introduction de Claude Chabrol (1973), Siegfried J. Schmidt (1973) et Teun A. Van
Dijk (1973).
5
Outre sa synthèse sur « La linguistique textuelle en France » (Lundquist 1988), nous conseillons les
lectures du chapitre III de Linguistique d’Olivier Soutet (2005 :323-346), de l’article de Michel
Charolles et Bernard Combettes sur l’histoire récente de l’analyse de discours (1999) et de l‘article de
Jean-Marie Viprey (2006) déjà cité plus haute. Pour se faire une idée de la reconnaissance
européenne du domaine, des présentations introductives existent en italien (Robert-Alain de

59
principes qui régissent les agencements textuels d’unités. Le chapitre VI proposera quant a
lui une approche du fonctionnement textuel des temps verbaux dans laquelle on retrouvera les
influences de la linguistique textuelle d’Harald Weinrich (1973). L’étude, diffractée en six
analyses partielles tout au long de l’ouvrage, d’un fragment des Caractères de La Bruyère, et
les analyses textuelles de l’Appel du 18 juin 1940 du général De Gaulle (chapitre VII) et d’un
court récit de Borges (chapitre VIII), auront pour objectif de livrer une exemplification aussi
synthétique et variée que possible de la méthode d’approche de textes très différents.

Beaugrande et Wolfgang Ulrich Dressler 1984), en espagnol (María Dolores Vivero García 2001,
Helena Casamiglia Blancafort et Amparo Tusón Valls 1999 ainsi que Juan Herrero Cecilia 2006), en
allemand (outre De Beaugrande et Dressler [éd. de 1981] et Weinrich déjà cités, voirMichael
Metzeltin 2007) et en français pour le domaine anglais (Van Dijk: l984 et ShileyCarter-Thomas 2000).

60
Avertissement de cette nouvelle édition

Le présent ouvrage reprend la matière du volume publié en 2005 sous le même titre. Il ne
corrige pas seulement les fautes de frappe, mais précise plusieurs points théoriques et propose
des exemples plus nombreux et plus variés. Les trois premiers chapitres ont été réorganisés et
réduits à deux. Le chapitre V (ancien chapitre VI) qui tient compte de recherches récentes sur
l’organisation non séquentielle des textes, change significativement de titre et met plus
fortement l’accent sur la double structuration linéaire et non linéaire des textes.

Cet ouvrage développe la matière des deux premiers chapitres de Linguistique textuelle
(Nathan, coll. « FAC», 1999). Les autres chapitres de ce livre de 1999 restent des
compléments de la théorie générale exposée ici. Seul le chapitre VI (« Rhétorique de l’appel :
De Gaulle et Pétain en juin 1940 ») a été réintroduit pour proposer une analyse de synthèse
d’un texte non littéraire et former un nouveau chapitre VII. Les thèses de Les Textes : types et
prototypes (1992), dont une nouvelle édition est en préparation, sont au centre d’une partie du
chapitre IV qui en propose une version partiellement remaniée.

61
Chapitre 1

Introduction à l’analyse
textuelle des discours
1 . (Re)partir de Saussure et de Benveniste

Certains linguistes reprochent à Saussure de se complaire e souligner des paradoxes dans le


fonctionnement du langage. Mais le langage est bien ce qu’il y a de plus paradoxal au monde,
et malheureux ceux qui ne le voient pas. Plus on ira, plus on sentira ce contraste entre l’unicité
comme catégorie de notre aperception des objets et la dualité dont le langage impose le
modèle à notre réflexion. Plus on pénétrera dans le mécanisme de la signification, mieux on
verra que les choses ne signifient pas en raison de leur être-cela substantiel, mais en vertu de
traits formels qui les distinguent des autres choses de même classe et qu’il nous incombe de
dégager.»

(Benveniste 1966 : 41-42.)


1.1. La « langue discursive » de Ferdinand de Saussure.

Bien qu’il mette la langue au centre de son programme, Saussure s’est aussi interrogé sur « ce
qui sépare » la langue proprement dite du « discursif ». Il parle d’ailleurs de « langage
discursif » (2002:95) aussi bien que de « parole» et établit une séparation en apparence très
ferme entre les signes-mots et la phrase : « La phrase n’existe que dans la parole, dans la
langue discursive, tandis que le mot est une unité vivant en dehors de tout discours dans le
trésor mental » (2002 : 117). Comme il le précise dans une « note sur le discours» à la
datation encore incertaine mais accessible aujourd’hui dans les Ecrits de linguistique
générale, le sujet parlant ne s’exprime pas par mots isoles :

[Note sur le discours]


La langue n’est créée qu’en vue du discours, mais qu’est-ce qui sépare le discours de la
langue, ou qu’est-ce qui, à un certain moment, permet de dire que la langue entre en action
comme discours?
Des concepts variés sont là, prêts dans la langue, (c’est-à-dire revêtus d’une forme
linguistique) tels que bœuf, lac, ciel, rouge, triste, cinq, fendre, voir. À quel moment ou en
vertu de quelle opération, de quel jeu qui s’établit entre eux, de quelles conditions, ces
concepts formeront-ils le DISCOURS?
La suite de ces mots, si riche qu’elle soit par les idées qu’elle évoque, n’indiquera jamais à un
individu humain qu’un autre individu, en les prononçant, veuille lui signifier quelque chose.

62
Que faut-il pour que nous ayons l’idée qu’on veut signifier quelque chose, en usant des termes
qui sont à disposition dans la langue? C’est la même question que de savoir ce qu’est le
discours, et à première vue la réponse est simple : le discours consiste, fût-ce
rudimentairement, et par des voies que nous ignorons, à affirmer un lien entre deux des
concepts qui se présentent revêtus de la forme linguistique, pendant que la langue ne fait
préalablement que réaliser des concepts isolés, qui attendent d’être mis en rapport entre eux
pour qu’il y ait signification de pensée.

(Saussure 2002 :277.)

Cette note se trouve dans un cahier d’écolier sans titre (Ms. Fr. 3961) déposé à la
Bibliothèque publique et universitaire de Genève. Elle a été citée pour la première fois par
Jean Starobinski dans Tel Quel 37, en 1969, et reprise dans Les Mots sous les mots
(Starobinski 1971). Publiée par René Amacker avec l’indication des ratures et des ajouts
manuscrits, dans le numéro 43 des Cahiers Ferdinand de Saussure (1989 : 93-94), elle a été
commentée par Herman Parret (1987), Gérard Dessons (1995), Johannes Fehr (1995) et
J.M.Adam (2001a).
Cette note commence par une assertion qui fait du discours l’horizon de la langue et se
prolonge par une interrogation relative à la nature de la discursivité. Cette page de Saussure
rappelle, par certains côtés, un texte qu’il ne pouvait ignorer. Dans le dialogue du Sophiste de
Platon, l’Étranger explique à Théétète que des noms prononcés isolement, les uns après les
autres, et des verbes énoncés séparément des noms, comme la suite : « marche court dort »,
« sont incapables de produire un discours [logos]. […] De la même manière, quand on dit
"lion cerf cheval", c’est-à-dire les noms des agents des actions, cette série ne produira aucun
discours » (1993 : 192). Platon fonde sa définition du logos-discours sur une opération proche
du « lien » et de la mise en rapport de concepts de Saussure : « Mais a peine s’unissent-ils, la
première liaison produit directement le discours, le premier et le plus petit des discours »
(ibid). Des propositions comme « L’homme apprend » ou « Apulée raconte » sont des
énoncés assertifs minimaux. En dépassant la simple nomination par l’ « agencement-
entrelacement » de deux constituants, un acte de référence est
accompli, quelque chose est achevé, un ensemble est constitué qui relève du logos-discours.
Platon fait dire à l’Étranger : « […]non seulement il nomme, mais aussi […] il "lie", et c’est à
cet entrelacement que nous appliquons le nom de discours [logos]» (ibid. : 193). Avant
Saussure, cette idée a été radicalisée par la théorie du langage de Wilhelm von Humboldt :
« La langue consiste seulement dans le discours lié, la grammaire et le dictionnaire sont juste
comparables à son squelette mort » (traduction Meschonnic 1985 : 142). Humboldt définit la
langue comme une activité discursive, comme « l’acte de son émission réelle » (ibid. : 143),
et il souligne que ce n’est que dans « les enchainements du discours » que peuvent être perçus
les éléments les plus significatifs de la langue :

63
Le plus précieux et le plus fin […] ne peut donc être perçu ou senti que dans le discours lié.
C’est le discours qu’il faut penser comme le vrai et le primaire dans toutes les investigations
qui tentent de pénétrer dans l’essence vivante du langage. La fragmentation en mots et règles
n’est que le produit mort de la segmentation scientifique.
(Humboldt 1903-1936, vol. 7 :466)

Saussure définit, lui, son objet et son programme comme un retour du discursif vers la langue
comme « trésor mental », vers ce qui n’était pour Humboldt que « la projection
totalisante de [la] parole en acte » (1974 :183) :
Toute la langue entre d’abord dans notre esprit par le discursif, comme nous l’avons dit, et
comme c’est forcé, Mais de même que le son d’un mot, qui est une chose entrée également
dans notre for intérieur de cette façon, devient une impression complètement indépendante du
discursif, de même notre esprit dégage tout le temps du discursif ce qu’il faut pour ne laisser
que le mot.
(Saussure 2002 :118.)

Même si la note définit le discours comme une mise en fonctionnement de la langue et


comme une proposition interactive de sens d’un sujet s’adressant à un autre sujet, on retrouve
surtout, à la base, la définition saussurienne de la langue comme stock ou réservoir de signes-
mots. La note parle de « termes à disposition dans la langue » et, plus précisément, de
concepts (signifié) revêtus d’une forme linguistique (signifiant). La définition du discours
comme lien entre concepts revêtus d’une forme linguistique laisse ouverte la question de la
nature et de l’étendue de ces agencements. La note ne fait allusion qu’à l’établissement d’un
lien entre signes « qui attendent d’être mis en rapport entre eux » et il faut donc chercher
ailleurs dans le Cours et dans les notes de cours une description de la nature et de l’étendue
de ces liens.
L’allusion aux signes « prêts dans la langue » est un écho de la théorie de la valeur inabsentia
(rapports associatifs et paradigmatiques). La note insiste, en revanche, sur la valeur discursive
inprœsentia (rapports syntagmatiques).Comme le dit la leçon du 30 juin 1911 :

L’esprit établit en tout deux ordres de liens entre les mots :


1. hors de la parole, l’association qui se fait dans la mémoire entre mots offrant quelque chose
de commun -- crée différents groupes, séries, familles, au sein desquels règnent des rapports
très divers mais rentrant dans une seule catégorie; ce sont les rapports associatifs;

6
« Gerade das Höchste und Feinste [...] kann nur [...] in der verbundenen Rede wahrgenommen und
geahndet werden. Nur sie muss man sich überhaupt in allen Untersuchungen, welche in die lebendige
Wesenheit der Sprache eindringen wollen, immer als das Wahre und Erste denken. Das Zerschlagen in
Wörter und Regeln ist nur ein todtes Machwerk wissenchaftlicher Zergliederung »Traduction
proposée par Jürgen Trabant(communication personnelle) ; nous soulignons.

64
2. dans la parole, les mots sont soumis à un genre de rapports indépendant du premier et
dépendant de leur enchainement, ce sont les rapports syntagmatiques.
(Saussure, in Bouquet 1997 1335.)

Dans le Cours de linguistique générale, Saussure définit la phrase comme l’unité maximale
de la syntagmation et il se demande jusqu’à quel point, soumise aux variations individuelles,
elle appartient à la langue (1967 :148). Il applique la notion de syntagme à des unités de
n’importe quelle grandeur qui relèvent de la langue: des mots simples comme désir-eux, des
mots composés comme im-pardonn-able, in-fatig-able, des phrases ou groupes demots
établis sur des patrons réguliers comme La terre tourne, des locutions toutes faites comme
prendre la mouche, rompre une lance, etc. Et Saussure ajoute :

Ce n’est que dans la syntaxe en somme que se présentera un certain flottement entre ce qui est
donné, fixé dans la langue et ce qui est laissé à l’initiative individuelle. La délimitation est
difficile a faire. Il faut avouer qu’ici dans le domaine de la syntaxe, fait social et fait
individuel, exécution et association fixe, se mêlent quelque peu, arrivent à se mêler plus ou
moins. Nous avouerons que c’est sur cette frontière seulement qu’on pourra trouver à redire à
une séparation entre la langue et la parole.
(Saussure, in Bouquet 1997 : 336-337.)

Dans le Cours de linguistique générale, les éditeurs transcrivent ce passage du cours ainsi :
« Mais il faut reconnaitre que dans le domaine du syntagme il n’y a pas de limite tranchée
entre le fait de langue, marque de l’usage collectif, et le fait de parole, qui dépend de la
liberté individuelle » (1967 :173).La mise en relation de la syntagmation et de la parole-
discours est à la fois affirmée et considérée par Saussure comme une question non résolue :

Toute phrase sera un syntagme. Or la phrase appartient à la parole et non à la langue. Alors
objection: […] ne mélangeons-nous pas les deux sphères langue-parole pour distinguer les
deux sphères syntagme-association? C’est en effet ici qu’il y a quelque chose de délicat dans
la frontière des deux domaines. Question difficile à trancher.
(Saussure, in Bouquet 1997 : 334-335.)

La phrase apparaît comme une unité de composition-syntagmation située à la frontière des


deux domaines : elle relève de la langue dans sa dimension syntagmatique et de la parole
dans sa dimension discursive. Le mot « discours» reste chez Saussure proche de la restriction
classique qu’un Fontanier formulait en ces termes :

D’abord, qu’entendons-nous ici par Discours? Non pas un ouvrage entier, si court d’ailleurs
qu’on le suppose ; non pas même une suite, un enchainement de phrases ou de périodes sur un
même sujet; mais une phrase ou une période exprimant une pensée à-peu-près entière et
complète en elle-même, quoique tenant peut-être à d’autres pensées qui précédent ou qui
suivent.
(Fontanier 1977 :279.)

65
L’entrée « discours» de L’Encyclopédie de Diderot et d’Alembert cerne théoriquement le
sens du mot et se rapproche ainsi d’une définition plus textuelle de l’activité linguistique des
sujets parlants :

DISCOURS, (Belles-Lettres) en général se prend pour tout ce qui part de la faculté de la


parole, & est dérivé du verbe dicere, dire, parler; il est genre par rapport à discours oratoire,
harangue, oraison. […]
Les parties du discours, selon les anciens, étaient l’exorde, la proposition ou la narration, la
confirmation ou preuve, & la péroraison. Nos plaidoyers ont encore retenu cette forme; un
court exorde y précède le récit des faits ou l’énoncé de la question de droit ; suivent les
preuves ou moyens, & enfin les conclusions.

Rompant avec cet héritage rhétorique, la « note sur le discours» ne mentionne ni les genres
discursifs de la rhétorique, ni les parties de la dispositio ou composition textuelle dont nous
reparlerons au chapitre V en les intégrant à une théorie générale de la langue et du discours.
La préoccupation principale de Saussure est l’opération qui permet d’abstraire le système de
la langue à partir des faits de discours. Emile Benveniste va très précisément reprendre la
question à l’ envers en privilégiant, lui, la mise en discours, ce qu’il va progressivement
designer comme l’énonciation.

I.2. La « translinguistique » d’Emile Benveniste7

Benveniste (re)part de l’approche saussurienne de la phrase : « Saussure n’a pas ignoré la


phrase, mais visiblement elle lui créait une grave difficulté et il l’a renvoyée à la "parole", ce
qui ne résout rien » (1974:65). Il semble très proche de Saussure quand il reprend la
distinction des rapports associatifs-paradigmatiques et syntagmatiques:

Le « sens » (dans l’acception sémantique s’accomplit dans et par une forme spécifique, celle
du syntagme, à la différence du sémiotique qui se définit par une relation de paradigme. D’un
côté, la substitution, de l’autre la connexion, telles sont les deux opérations typiques et
complémentaires
(Benveniste 1974 :225.)

7
Pour deux autres points de vue sur l’importance des travaux d’Emile Benveniste, lire « Champ,
schéma, sujet : les contributions de Bühler, Barlett et Benveniste à unelinguistique du texte» de
David D. Clarke et Brigitte Nerlich (1999) et le bel essai deGérard Dessons : Emile Benveniste,
l’invention du discours (2006). La thèse de Aya Ono (2007) sur La Notion d’énonciation chez Emile
Benveniste est une intéressante miseaupoint en raison de sa lecture systématique de la presque
totalité des écrits publiésde Benveniste, Elle dresse une histoire assez complète du système des
concepts de cedernier.

66
Benveniste reste très proche de la note sur le discours de Saussure quand il affirme : « C’est
dans le discours, actualisé en phrases, que la langue se forme et se configure. Là commence
le langage» (1966 : 131). Mais il se sépare de Saussure en instaurant dans la langue « une
division fondamentale, toute différente de celle que Saussure a tentée entre langue et parole »
(1974 :224).
Il distingue les domaines du « sémiotique» (langue comme système) et du « sémantique »
(linguistique de l’énonciation) :

[…] En réalité le monde du signe est clos. Du signe à la phrase il n’y a pas transition, ni par
syntagmation ni autrement. Un hiatus les sépare. Il faut alors admettre que la langue comporte
deux domaines distincts, dont chacun demande son propre appareil conceptuel. Pour celui que
nous appelons sémiotique, la théorie saussurienne du signe linguistique servira de base à la
recherche. Le domaine sémantique, par contre, doit être reconnu comme séparé. Il aura besoin
d’un appareil nouveau de concepts et de définitions.
(Benveniste 1974 :65.)

Par ailleurs, Benveniste fait de la phrase l’unité de la communication humaine :« Nous


communiquons par phrases, même tronquées, embryonnaires, incomplètes, mais toujours par
des phrases » (ibid. :224). La repoussant au-delà du dernier niveau de l'échelle des
combinaisons linguistiques codées, il ajoute : « Avec la phrase une limite est franchie, nous
entrons dans un nouveau domaine. […] Elle se distingue foncièrement des autres entités
linguistiques» (1966 : 128). Benveniste considère que si la phrase comprend des constituants,
elle ne peut, en revanche, intégrer elle-même aucune unité de rang plus élevé de complexité
(ibid. :125).
Dans son modèle, la limite inférieure du système est constituée par les « mérismes », traits
distinctifs de phonèmes, qui ne contiennent aucun constituant de nature linguistique. La
phrase ne se définit ainsi que par ses constituants et le mérisme par sa nature de constituant
d’une unité linguistique de rang supérieur. Entre ces deux niveaux, les signes, mots ou
morphèmes « à la fois contiennent des constituants et fonctionnent comme intégrants »
(ibid.).Ce que l`on peut essayer de résumer par le Schéma 1, que nous déduisons des
propositions de Benveniste :

67
Schéma 1

Benveniste donne cette définition de la forme et du sens au sein du système de la langue :

La forme d‘une unité linguistique se définit comme sa capacité de se dissocier en constituants


de niveau inférieur.
Le sens d’une unité linguistique se définit comme sa capacité d’intégrer une unité de niveau
supérieur.
Forme et sens apparaissent ainsi comme des propriétés conjointes, données nécessairement et
simultanément, inséparables dans le fonctionnement de la langue. Leurs rapports mutuels se
dévoilent dans la structure des niveaux linguistiques, parcourus par les opérations
descendantes et ascendantes de l’analyse, et grâce à la nature articulée du langage.
(Benveniste 1966 :126-127.)

En faisant de la proposition l’unité de dernier rang intégratif, Benveniste situe parfaitement


les limites de la linguistique du système. On admet plus communément aujourd’hui en
linguistique que la procédure double de segmentation et de commutation permet d’identifier

68
toutes les unités de rang subphrastique : un morphème se définit comme une suite ordonnée
de phonèmes, un syntagme comme une suite ordonnée de morphèmes et l’unité prédicative
(niveau catégorématique8) est identifiable comme une suite ordonnée de syntagmes. Au-delà,
la décomposition de textes en phrases et même de phrases périodiques complexes en unités
prédicatives ne se fait pas avec la même régularité combinatoire que la décomposition des
syntagmes, morphèmes et phonèmes. Comme le résume Olivier Soutet : « Dans le cas
particulier du texte, le rapport du tout a la partie ne relève pas du même type de prévisibilité
que celui qui existe entre chacune des unités subphrastiques et leurs constituants immédiats»
(1995 :325). Mais la phrase pose déjà des problèmes de description, comme nous le verrons
au chapitre II. En effet, les catégories multiples de phrase « simple », « complexe »,
« nominale» ou « verbale» prouvent, par leur diversité, que le concept de phrase n’est pas
définissable de façon ferme. Pour Benveniste, la phrase est une unité d’un autre ordre : « La
phrase appartient bien au discours. C’est même par le qu’on peut la définir : la phrase est
l’unité du discours. [...] La phrase est une unité, en ce qu’elle est un segment de discours »
(1966 : 130). Il fait de cette unité le centre d’une autre linguistique :

La phrase, création infinie, variété sans limite, est la vie même du langage en action. Nous en
concluons qu’avec la phrase on quitte le domaine de la langue comme système de signes, et
l’on entre dans un autre univers, celui de la langue comme instrument de communication,
dont l’expression est le discours.
Ce sont là vraiment deux univers différents, bien qu’ils embrassent la même réalité, et ils
donnent lieu à deux linguistiques différentes, bien que leurs chemins se croisent à tout
moment.
(Benveniste 1966 : 129-130.)
Benveniste distingue une linguistique de la langue-système ou « Sémiotique », qui signifie,
dont le fonctionnement est paradigmatique, qui a pour unité centrale le signe (Schéma 1), et
une linguistique du discours ou « sémantique », qui communique et dont l’unité est la phrase9.
Dans un premier temps, Benveniste exclut le « texte de l’énoncé » du champ (« sémantique»)
de la linguistique de l’énonciation :

Le discours, dira-t-on, qui est produit chaque fois qu’on parle, cette manifestation de l’énonciation,
n’est-ce pas simplement la « parole »? Il faut prendre garde à la condition spécifique de l’énonciation :
c’est l’acte même de produire un énoncé et non le texte de l’énoncé qui est notre objet. Cet acte est le
fait du locuteur qui mobilise la langue pour son compte.
(Benveniste 1974:80.)

8
Benveniste reprend le terme grec « katégoréma » qui correspond très exactement au
latin« praedicatum » dont dérive le français « prédicatif ».
9
Benveniste introduit cette distinction dans « Sémiologie de la langue »,paru dans la revue Semiotica,
en 1969,

69
Cependant, en esquissant avec « L’appareil formel de l’énonciation » (1974 :79-88) une
première revue des concepts opératoires et une définition des contours de la linguistique de
l’énonciation, il ne se contente pas d’ouvrir l’analyse intralinguistique à la sémantique de
l’énonciation. En effet, si la théorie de l’énonciation a pour objet la production d’énoncés et
non le « texte de l’énoncé », c’est qu’une troisième branche de la linguistique est appelée à
prendre ce dernier en charge. Il l’explique dans ces lignes sur lesquelles la maladie qui
l’atteint au seuil des années 1970 ne lui laissera pas le temps de revenir :

En conclusion, il faut dépasser la notion saussurienne du signe comme principe unique, dont
dépendraient à la fois la structure et le fonctionnement de la langue. Ce dépassement se fera par deux
voies :
- dans l’analyse intralinguistique, par l’ouverture d’une nouvelle dimension de signifiance, celle du
discours, que nous appelons sémantique, désormais distincte de celle qui est liée au signe, et qui sera
sémiotique;
- dans l’analyse translinguistique des textes, des œuvres par l’élaboration d’une métasémantique qui se
construira sur la sémantique de l’énonciation.
Ce sera une sémiologie de « deuxième génération », dont les instruments et la méthode pourront aussi
concourir au développement des autres branches de la sémiologie générale.
(Benveniste 1974 :66.)

Benveniste décompose prograrnmatiquement le champ général de la linguistique en trois


domaines au sein desquels la linguistique de l’énonciation occupe une place centrale. C’est ce
que nous essayons de représenter par un schéma à la fois discontinu (opposant deux
ensembles aux méthodologies différentes) et continu (la linguistique de l’énonciation
assurant la transition entre les deux domaines auxquels elle appartient) :

Schéma 2

Prenant appui sur la linguistique de l’énonciation, la linguistique du discours s’ouvre, d’une


part, sur une « translinguistique des textes » et, d’autre part, sur une « translinguistique des
œuvres », c’est-à-dire des productions littéraires. Soulignant, en 1968, à quel point l’étude du
langage poétique est intéressante pour la linguistique, Benveniste ajoutait : « Mais ce travail

70
est à peine commencé. On ne peut pas dire que l’objet de l’étude et la méthode à employer
soient encore clairement définis. Il y a des tentatives intéressantes, mais qui montrent la
difficulté de sortir des catégories utilisées pour l’analyse du langage ordinaire » (ibid. :37).

Henri Meschonnic (1997 : 323-324) est un des rares linguistes à parler de cette troisième
dimension de la signifiance pour inscrire sa poétique dans la lignée de la « translinguistique
des œuvres » :

Partant de Benveniste, on peut mieux distinguer l’opposition et l’interaction entre écriture et littérature.
Car l’écriture est plus proche du sémantique que du sémiotique, mais elle crée à son tour du
sémiotique, en produisant ce qui devient littérature, ˗ elle ne l’a pas toujours été. Ce qui s’ouvre pour la
connaissance de l’écriture, c’est un domaine spécifique, « translinguistique », qui ressortit à
l’élaborationd’ une métasémantique qui se construira sur la sémantique de l’énonciation». Elle en
bénéficiera, et lui apportera aussi ce qu’elle conceptualise.
(Meschonnic 1973 :174-175.)

La « poétique » d’Henri Meschonnic, dont le poème est le cœur et la littérature l’objet


principal, ne permet pas de remplir le programme qui est le nôtre de description de toutes les
productions discursives humaines.
Roland Barthes, qui a suivi de très près la réflexion de Benveniste, déplorait le fait que la
linguistique soit incapable de se donner un objet supérieur à la phrase « parce qu’au-delà de
la phrase, il n'y a jamais que d‘autres phrases : ayant décrit la fleur, le botaniste ne peut
s’occuper de décrire le bouquet » (1966 : 3). Mais s’il reprenait, dans la même page de son
« Introduction a l’analyse structurale des récits », l’affirmation selon laquelle : « Le discours
serait une grande "phrase" (dont les unités ne sauraient être nécessairement des phrases), tout
comme la phrase, moyennant certaines spécifications, est un petit ―discours"» (ibid.), c’était
pour ajouter aussitôt, en lecteur attentif des derniers travaux de Benveniste, que : « Le
discours a ses unités, ses règles, sa "grammaire" : au-delà de la phrase et quoique composé
uniquement de phrases, le discours doit être naturellement l’objet d’une seconde
linguistique» (ibid.). Cette « seconde linguistique », il la nommera, jusqu’en 1970,
« linguistique du discours ou translinguistique (le terme méta-linguistique, préférable, étant
déjà pris dans un sens différent) » (Barthes 2002 :611)10.

Julia Kristeva s’est également explicitement référée à la position de Benveniste en


considérant la sémiologie interprétative ancrée dans la méta-psychologie freudienne qu’elle
élaborait alors (Kristeva 1969a) et nommait « sémanalyse » comme le développement du
programme de Benveniste : « Qu’il me soit permis ici de citer la conclusion du dernier texte
de ce maître de la linguistique qui explicite sa conception de la signifiance et trace la voie où

10
J’aborde cette question de l’évolution de la position de Barthes dans Adam 2001b: « Barthes en
1970:de la translinguistique à la déconstruction ».

71
pourra se situer, me semble-t-il, la sémanalyse. […] Nous appelons sémanalyse ce qu’il
désigne comme une sémantique et une translinguistique » (1972 : 345). Kristeva utilise le
mot « translinguistique » dès son article de Langages 12, où elle définit « le texte comme un
appareil translinguistique qui redistribue l’ordre de la langue » (1969b : 103).
Le programme interrompu de Benveniste a tellement influencé Julia Kristeva, Tzvetan
Todorov11 et les traducteurs français des écrits du Cercle de Bakhtine que ceux-ci ont été
traduits et transposés en termes énonciativo-discursifs. La traduction du concept très flou de
« metalingvistika » de Mikhaïl M. Bakhtine par « translinguistique » a induit une fausse
continuité avec la position de Benveniste. Les recherches philologiques actuelles sur ces
écrits prouvent que les deux perspectives ne coïncident pas du tout. Au début du « Problème
du texte »12, Bakhtine définit la « metalingvistika » comme une transdiscipline qui « ne traite
ni de linguistique, ni de philologie, ni de littérature, et ne relève d’aucune spécialisation »
(1984 : 311). Il la situe « dans les sphères limitrophes, aux frontières de toutes les disciplines
mentionnées, à leur jointure, à leur croisement » (ibid.). Cette méta-discipline n’est pas du
tout dans le prolongement « translinguistique » de la linguistique de l’énonciation de
Benveniste. Il semble évident que les traducteurs français ont vu dans le programme du
Cercle de Bakhtine une ouverture qui correspondait au déplacement de leurs préoccupations
théoriques très au-delà de la linguistique. Au lieu de poursuivre le programme plus
proprement linguistique de Benveniste et de rester dans le cadre en cours de constitution de la
linguistique du discours, les traducteurs ont déplacé le centre épistémologique et
méthodologique de l’étude des textes. La lecture benvenistienne et sociolinguistique des
écrits du Cercle de Bakhtine explique la faveur dont ils ont bénéficié. Nous avons nous-
mêmes contribué à cette lecture et à cet engouement. Afin d’éviter d`entretenir ce
malentendu, nous serons ici plus prudent et nous limiterons nos références aux écrits de
Bakhtine aux liens entre son « dialogisme » et ce que Jacqueline Authier-Revuz appelle la
« non-coïncidence interlocutive » et aux liens qu’elle y voit, comme nous, avec « cette autre
forme ‘‘d’inappartenance foncière du langage’’ qu’est l’interdiscursivité […]. L’interlocution
est, en elle-même chez Bakhtine, toujours prise comme le fait d’individus socialement ancrés
dans une situation historique de ce ‘‘milieu des autres discours’’ où se produit tout discours et
tout sens » (1995 I : 171).

11
Rappelons que Tzvetan Todorov a dirigé le premier numéro de la revue Langages consacré à
l’énonciation, le n° 17, paru en 1970.
12
Je m'appuie ici sur les travaux du GRECLECO de l’université de Lausanne, engagé dans des
retraductions et un travail philologique sur les écrits du Cercle de Bakhtine et, en particulier, sur
Marxisme et philosophie du langage, sous la direction de Patrick Sériot.

72
2. Place de la linguistique textuelle
dans l’analyse de discours
Ce dont il s’agit ici, ce n’est pas de neutraliser le discours, d’en faire le signe d’autre
chose et d’en traverser l’épaisseur pour rejoindre ce qui demeure silencieusement en
deçà de lui, c’est au contraire de le maintenir dans sa consistance, de le faire surgir
dans la complexité qui lui est propre.
(Foucault 1969 :65.)

Depuis leur émergence, dans les années l950, l’analyse de discours et la linguistique textuelle
se sont développées de façon autonome. Elles ne se sont guère croisées que dans les travaux
de Denis Slakta, dans les années 1970 : « Entre grammaire de texte et analyse de discours
quels rapports articuler? » (1977 :8). C’est sur de nouvelles bases que nous proposons de
mettre aujourd’hui en relation une linguistique textuelle débarrassée de la grammaire de texte
et une analyse de discours émancipée de l’analyse de discours française (ADF). Nos
références bibliographiques rendront explicite ce qui nous sépare du cadre strict de l’ADF et
nous oriente plutôt vers l’analyse de discours telle que Dominique Maingueneau en dessine
les contours (1991a, 1995). Postulant, à la fois, une séparation et une complémentarité des
tâches et des objets de la linguistique textuelle et de l’analyse de discours, nous définissons la
linguistique textuelle comme un sous-domaine du champ plus vaste de l’analyse des
pratiques discursives. Ce que représente le Schéma 3, dont la partie droite sera complétée
plus loin (Schéma 5) :

Schéma 3

Ce schéma met en évidence le jeu complexe des déterminations textuelles « ascendantes »


(de droite à gauche) qui régissent les agencements de propositions au sein du système que
constitue l’unité TEXTE o et de l linguistique te tuelle et les régulations
« descendantes » (de gauche à droite) que les situations d’interaction dans des lieux sociaux,
des langues et des genres donnés imposent aux énoncés o et de l’ n lyse de discours.
Sous l’impact des besoins d’expression et des nécessités de l’interaction, les énoncés

73
prennent des formes infinies, mais les genres et les langues interviennent comme facteurs de
régulation.

2.1. Genres de discours, langue(s) et formations sociodiscursives

La notion floue de « formation discursive » que Michel Foucault avance au chapitre II de


L’Archéologie du savoir (1969)13 a été redéfinie par Michel Pêcheux, qui en a fait un concept
important de l’École française d’analyse du discours :
[Les] formations discursives […] déterminent ce qui peut et doit être dit (articulé sous la
forme d’une harangue, d’un sermon, d’un pamphlet, d’un exposé, d’un programme, etc.) à
partir d’une position donnée dans une conjoncture donnée : le point essentiel ici est qu’il ne
s’agit pas seulement de la nature des mots employés, mais aussi (et surtout) des constructions
dans lesquelles ces mots se combinent, dans la mesure où elles déterminent la signification
que prennent ces mots […], les mots changent de sens selon les positions tenues par ceux qui
les emploient; les mots « changent de sens » en passant d’une formation discursive à une
autre.
(Pêcheux 1990 : 148.)

Même si le mot n’apparait pas, en parlant de harangue, sermon, pamphlet, exposé,


programme, Pêcheux dresse une liste de genres. L’établissement d’un lien entre les genres et
les formations sociodiscursives est une des avancées récentes de l’analyse de discours. Dès
1978, le rapport entre langue et genre était ainsi résumé par Tzvetan Todorov : « N’importe
quelle propriété verbale, facultative au niveau de la langue, peut être rendue obligatoire dans
le discours. […]. Certaines règles discursives ont ceci de paradoxal qu’elles consistent à lever
une règle de la langue » (1978 :23-24). Dans Les Genres de discours, Todorov inscrit très
clairement ces phénomènes dans l’espace sociodiscursif d’un lieu social donné. Ce cadre que
nous disons interdiscursif14 était alors bien défini par Karlheinz Stierle. Pour qu’un sens soit
prête à un texte, il faut qu’il soit en quelque sorte projeté sur « l’arrière-plan d’un schème
discursif préexistant » (1977 : 427), qu’il trouve une place « dans les institutions de l`action

13
Bien qu’inscrit essentiellement dans le champ de la philosophie, M. Foucault a influencé l‘analyse
du discours française avec l’Archéologie du savoir (1969) et avec sa leçon inaugurale du Collègue de
France, le 2 décembre 1970 :L’Ordre du discours (1971).
14
Pour une histoire du concept d’interdiscours, voir la mise au point de Marie-Anne Paveau 2006 et
pour une présentation des filiations hétérogènes des concepts d’intertextualité et d`interdiscours
ainsi que de préconstruit et de présupposition, celle de J.-M. Adam 2006. En parlant ici
d’interdiscours et d’interdiscursivité, nous ne cherchons pas à faire un usage conforme au cadre
lacano-althusérien du concept d‘interdiscours. Considérant les langues et les genres comme les
composantes systémiques de base de l’interdiscursivité, nous définissons cette dernière comme un
réservoir mémoriel rendant possible (prescrivant ou proscrivant) la mise en forme(s) des énoncés tant
à la production qu’à l’interprétation, dans des communautés sociodiscursives d’auteurs, d’éditeurs
(au sens large d’instances responsables de la fixation et de la diffusion d’un texte sur un support-
médium) et de lecteurs-auditeurs (interprétants).

74
symbolique, qui ont pour condition et conditionnent en même temps une culture donnée »
(ibid. : 426). Nous retiendrons cette définition : « Le concept de discours […] est défini par
les traits suivants : une stabilisation publique et normative, et la possibilité d’un statut
institutionnel »(ibid. :425). C’est dans les genres de discours que nous localiserons cette
« stabilisation publique et normative » qui opère dans le cadre du système de genres de
chaque formation discursive.
Dans L’Archéologie du savoir (1969), Michel Foucault montre qu’une unité linguistique
(phrase ou proposition) ne devient unité de discours (énoncé) que si on relie cet énoncé à
d’autres :

Il ne suffit pas de dire une phrase, il ne suffit même pas de la dire dans un rapport déterminé à un
champ d’objets ou dans un rapport déterminé à un sujet pour qu’il y ait énoncé pour qu’il s’agisse
d’un énoncé : il faut la mettre en rapport avec tout un champ adjacent […] On ne peut dire une phrase,
on ne peut la faire accéder à une existence d’énoncé sans que se trouve mis en œuvre un espace
collatéral. Un énoncé a toujours des marges peuplées d’autres énoncés.
(Foucault 1969: 128.)

En parlant de mettre les énoncés en rapport avec un « champ adjacent », un « espace


collatéral » peuplé d’autres énoncés, Foucault met l’accent sur le fait que la langue ne suffit
pas à produire à elle seule des énoncés :

Ce ne sont ni la même syntaxe, ni le même vocabulaire qui sont mis en œuvre dans un texte écrit et
dans une conversation, sur un journal et dans un livre, dans une lettre et sur une affiche ; bien plus, il y
a des suites de mots qui forment des phrases bien individualisées et parfaitement acceptables, si elles
figurent dans les gros titres d’un journal, et qui pourtant, au fil d’une conversation, ne pourraient
jamais valoir comme phrase ayant un sens.
(Ibid. :133.)

Afin d’exemplifier ce point, considérons brièvement les deux vers qui composent un petit
poème de Paul Eluard15 et montrent bien à quel point la langue est traversée de valeurs et
d’échos d’autres emplois des mots :

T1 Pourquoi suis-je si belle ?


Parce que mon maitre me lave.
Le titre de la section de Capitale de la douleur dans laquelle ce poème est
inséré « Les petits justes » a des connotations bibliques. Par ailleurs, il
renvoie moins aux membres du groupe surréaliste qu’à un sociolecte qu’Eluard, fils de
couturière, n’ignorait certainement pas. Dès le XVIIIe siècle, le vocabulaire de la mode
désigne par « petit juste » une pièce de vêtement féminin qui moule étroitement le corps
(Gateau 1994 :72). C’est le sens qui, à partir d’étroit et ajusté, donne le composé justaucorps,
désignant un vêtement ajusté à la taille. De ce sens découle une autre référence possible aux
15
Pour une analyse plus détaillée de ce texte, voir Adam 2002b :84-93. Par la numérotation des
extraits cités (T1, T2, Tn) est souligné le fait qu`il s’agit bien d’un texte complet.

75
poèmes de la section, tous plus courts, plus étroits que les autres poèmes du recueil.
L’économie verbale de ces pièces brèves est donc semblable à celle de vêtements dépourvus
de tissu superflu. La polysémie du titre de la section tient à une « pluriaccentuation »
(Bakhtine-Volochinov 1977 :44) qui est un aspect du caractère « plurilingual » (Bakhtine
1978 : 104) de mots toujours, d’une certaine manière, « étrangers».Les sens religieux
(intertextualité évangélique), profane et poétique (espace co-textuel du recueil) se mêlent ici.

Ce petit texte a été considéré par Eluard comme assez important pour qu’il le reprenne à cinq
reprises. Paru d’abord, en 1924, comme deuxième des six poèmes de la section « Les petits
justes » de Mourir de ne pas mourir, il est inséré dans Capitale de la douleur, en 1926, en
deuxième position d’un groupe de onze poèmes. Publié en revue en 1928, il est encore repris,
en 1941, dans
Choix de poèmes. Eluard ira même jusqu’à calligraphier un jour ces vers sur une assiette,
chez un potier de Vallauris. Ces textualisations successives, qui sont autant de changements
de régime de matérialité discursive, font bouger le sens. L’énigme-devinette tracée sur
l’assiette place le texte dans une situation d’énonciation plus facilement interprétable : la
question est attribuée à l’objet lui-même, beau parce que décoré, et l’on peut parler d’une
prosopopée de l’assiette qui fixe une identité du « je ». Quant à l’acte de laver l’assiette, il
devient un geste des plus ordinaires accompli par son « maître », qui la nettoie et en prend
soin.

Une autre interprétation possible passe par un script social. Le rôle de « maître » transforme
le statut de « je » soit en esclave, soit en animal de compagnie. Jean-Charles Gateau rapporte
que, selon des familiers du poète, il s’agirait d’une petite chienne (1994 : 73). Dans ce cas,
par prosopopée hypocoristique, le maître lui-même prête à l’animal femelle la question qu’il
(re)formule et loue ainsi autant la beauté de la chienne que les soins qu’il lui prodigue. Il y a
prosopopée dans le cas de la chienne qui parle ou forme de langage hypocoristique dans le
cas du maître qui parle à la place de son chien.

Partant du fait que « l’énoncé est toujours donné au travers d’une épaisseur matérielle, même
si elle est dissimulée, même si, à peine apparue, elle est condamnée à s’évanouir » (1969 :
132), Foucault envisage le cas particulier de la même phrase (ou proposition) qui n’est
cependant jamais identique à elle-même, en tant qu’énoncé, lorsque les coordonnées de sa
situation d’énonciation et son régime de matérialité changent :

76
Composée des mêmes mots, chargés exactement du même sens, maintenu dans son identité
syntaxique et sémantique, une phrase ne constitue pas le même énoncé, si elle est articulée par
quelqu’un au cours d’une conversation, ou imprimée dans un roman ; si elle a été écrite un
jour, il y a des siècles, et si elle réapparait maintenant dans une formulation orale. Les
coordonnées et le statut matériel de l’énoncé font partie de ses caractères intrinsèques.
(Foucault 1969 1 132.)
Bakhtine fait exactement la même réflexion :

L`identité absolue entre deux propositions (ou bien plus) est possible (en superposition, telles
deux figures géométriques, elles coïncident). De plus, nous devons admettre que toute
proposition, fût-elle complexe, dans le flux illimité de la parole peut être répétée en un
nombre illimité de fois, sous une forme parfaitement identique, mais, en qualité d`énoncé (ou
fragment d'énoncé), nulle proposition, quand bien même elle serait constituée d’un seul mot,
ne peut jamais être réitérée : on aura toujours un nouvel énoncé (fût-ce sous forme de
citation).
(Révision de la traduction16 de Bakhtine 1984 : 316-317.)

Afin d’illustrer cette observation en traitant un cas de transposition d’un texte entier,
examinons les transformations que Blaise Cendrars fait subir à un fait divers pour en faire le
dixième texte de ses Dix-neuf poèmes élastiques17. Le texte journalistique auquel se réfère la
parenthèse finale du poème de Blaise Cendrars a été retrouvé par Jean-Pierre Goldenstein18
Nous proposons une transcription de l’édition de Paris-Midi du 21 janvier 1914 :

T2. 10. Dernière heure


OKLAHOMA, 20 janvier1914
Trois forçats se procurent des revolvers
Ils tuent leur geôlier et s’emparent des clefs de la prison
Ils se précipitent hors de leurs cellules et tuent quatre gardiens dans la cour
Puis ils s’emparent de la jeune sténo-dactylographe de la prison
Et montent dans une voiture qui les attendait à la porte
Ils partent à toute vitesse
Pendant que les gardiens déchargent leurs revolvers dans la direction des fugitifs

Quelques gardiens sautent à cheval et se lancent à la poursuite des forçats


Des deux côtés des coups de feu sont échangés
La jeune fille est blessée d’un coup de feu tiré par un des gardiens

Une balle frappe à mort le cheval qui emportait la voiture

16
Je m’appuie sur la traduction inédite d’lnna Aguéeva (2003 :29).
17
Voir l’analyse comparée de ces deux textes au chapitre VIII de Linguistique textuelle (Adam 1999 :
175-188).
18
Jean-Pierre Goldenstein (Dix-Neuf Poèmes élastiques de Blaise Cendrars, Paris, Klinsieck, 1986) a
été le premier à s’être intéressé au poème de Cendrars et à en avoir proposé une analyse.

77
Les gardiens peuvent approcher
Ils trouvent les forçats morts le corps criblé de balles
Mr. Thomas, ancien membre du Congrès qui visitait la prison
Félicite la jeune fille
(Télégramme-poème copié dans Paris-Midi.)
T3 Tragique évasion de forçats en Amérique
[P0] Oklahoma, 20 janvier [P1] Trois forçats se sont évadés ce matin de la prison de Mac-
Alester, dans les circonstances suivantes :

[P2] Ayant pu se procurer des revolvers, ils prirent de force les clés d’un
geôlier et se précipitèrent hors de leurs cellules en tirant sur les gardiens dont
quatre furent tués.
[P3] Les forçats s’emparèrent d’une jeune fille employée comme sténographe
dans la prison et réussirent à se protéger en la maintenant entre eux et les
personnes qui les poursuivaient. [P4] La jeune fille fut blessée d’un coup de
feu tire par un des gardiens.
[P5] Devant la porte de la prison, les forçats montèrent dans une voiture qui les
attendait et qui partit à toute vitesse pendant que les gardiens déchargeaient
leurs revolvers dans la direction des fugitifs.
[P6] Quelques gardiens sautèrent à cheval et se lancèrent à la poursuite des
forçats. [P7] Des deux côtés des coups de feu furent échangés.
[P8] Une balle ayant frappé à mort le cheval qui emportait la voiture, les
gardiens purent approcher et trouvèrent les forçats morts, le corps criblé de
balles.
[P9] M. Thomas, ancien membre du Congrès, comme représentant de l’Illinois,
qui visitait la prison à été tue par les forçats au moment où ceux-ci prenaient
la fuite.

Le changement de régime de matérialité est signalé par la notation finale de T2


(« Télégramme-poème copié... ») qui présente explicitement le poème comme le plagiat d’un
article paru en page 4 du journal Paris-Midi du 21 janvier 1914 (T3). À première vue, ces
deux textes relatent les mêmes événements, la même histoire, avec les mêmes mots. En fait,
Cendrars ne se contente pas de modifier la matérialité discursive et la forme textuelle du fait
divers en le transformant en poème en vers libres. Il modifie l’issue du récit en ne retenant
pas le décès du visiteur dont il anglicise le nom : Mr. Thomas ; il tue un geôlier qui ne meurt
pas dans T3 et il précise le lieu de la mort des quatre gardiens (dans la cour). Ces
changements affectent la structure sémantique du monde représenté et, partant, le rapport du
« télégramme-poème » à l’information. Cette différence de matérialité discursive est aussi
une différence de formation sociodiscursive d’appartenance et une différence générique, ce
qui affecte non seulement les énoncés de chacun des deux textes (nous le verrons au chapitre
II), mais leur rapport à la vérité et, de ce fait, leurs conditions sémantico-pragmatiques de
lecture. Le texte journalistique T3 est sémantiquement soumis à la loi vériconditionnelle de
l’information : ou bien il rapporte fidèlement les faits, ou bien il ment en les déformant. Le

78
poème T2, en revanche, n’est ni vrai ni faux relativement au monde, il institue un ordre
propre de vérité-validité. À une intentionnalité dominée par l’information à transmettre
succède une intentionnalité poétique.

Pour ne prendre qu’un exemple, dans le fait divers, le titre et le premier paragraphe au passé
composé que l’on peut considérer comme le « chapeau »de l`article sont soumis à une loi
d’écriture que le journalisme emprunte à la rhétorique : répondre d’entrée aux questions Qui?
Quoi? Où? Quand?, puis Comment ?et Pourquoi ? Le titre est composé de telle manière qu’il
précise d’abord de quoi il s’agit (« évasion ») en ajoutant à cette information une précision
imposée par la loi journalistique de dramatisation : « tragique ». Il précise ensuite qui sont les
acteurs principaux (« forçats ») et où la scène s’est déroulée (« en Amérique »). Le premier
paragraphe-chapeau reprend ces trois éléments en les précisant et en ajoutant l’indication
temporelle qui manquait : « Oklahoma » et « prison de Mac-Alester » (Où?), « 20 janvier » et
« ce matin » (Quand ?), « trois forçats » (Qui?) et « se sont évadés » (Quoi?). La dernière
indication (« dans les conditions suivantes ») ouvre sur la suite de l’article, en annonçant à la
fois une réponse à la question Comment? et probablement une élucidation du choix de
l’adjectif initial du titre (« Tragique »), soit une forme de réponse à Pourquoi cette évasion
est-elle qualifiée de « tragique »?

Effet direct du changement de formation discursive, le titre et le début du poème ne


respectent plus cette structure imposée par le genre journalistique. Le titre énigmatique
« Dernière heure » introduit une polysémie que ne vient pas clarifier le premier paragraphe.
La polysémie de « dernière heure » introduit même une forte hésitation :fin d’une vie? par
allusion thématique moins directe que le « tragique » du texte journalistique ou nouvelle de
dernière heure? et allusion, dans ce cas, certes au genre journalistique de l’information, mais
surtout aux idées des futuristes, fascinés par la rapidité de la circulation moderne de
l’information. Nous verrons plus loin que les vers de Cendrars réduisent la longueur et la
complexité des phrases du fait divers journalistique. La disparition de la ponctuation et la
mise en vers des énoncés plagies modifient en profondeur le sens des à mêmes » phrases.

L’énigmatique brièveté du poème d’Eluard et les effets des variations opérées autour du fait
divers de Paris-Midi posent de façon aiguë la question de la contextualisation interprétative
des énoncés et nous forcent à une mise au point relative au concept de contexte.

79
2.2. (Re)penser les rapports entre contexte,
co-texte et texte(s)

Pour aborder le concept de contexte, il est nécessaire de repartir de la malheureuse reprise


(Adam 1990 : 23 et 1999 : 39) de la formule Discours = Texte + Contexte/ conditions de
production et de réception-interprétation et de son symétrique Texte = Discours Contexte/
conditions de production. Tout en hésitant entre contexte et conditions de production du
discours, cette formule a son origine dans l’analyse de discours française des années 1960-
1980. Il faut aujourd’hui l’écarter pour deux raisons. D’abord parce qu’elle laisse entendre
une opposition et une complémentarité des concepts de texte et de discours alors qu’il
s’agissait de dire que ces deux concepts se chevauchent et se recoupent en fonction de la
perspective d’analyse choisie. Ensuite parce qu’il faut tenir compte de ce que Jacques
Guilhaumou (1993 et 2002: 32) décrit comme le passage d’une conception sociolinguistique
de l’analyse de discours à sa redéfinition comme « discipline herméneutique à part entière ».
Ce tournant herméneutique et plus largement d’ouverture de la linguistique à l’interprétation
(Cossutta 2004) ne semble possible qu’à condition de commencer par « récuser la notion de
conditions de production, et son corollaire, la situation de communication, en situant les
sources interprétatives des textes en leur sein » (Guilhaumou 2002 : 32). Insistant sur le
travail interprétatif du lecteur-auditeur, Karlheinz Stierle définissait, dès 1977, en ces termes
le passage du texte au discours : « Le discours est nécessairement assujetti à l’activité
d’arrière-plan du lecteur, qui ne se contente pas de percevoir un texte, mais l’organise avant
tout en discours » (1977 :426).

Pour avancer dans ce sens, il est nécessaire de repartir du fait que l’on confond trop souvent
le contexte comme « éléments qui complètent ou qui assurent l’interprétation globale d’un
énoncé » et « les sites d’où proviennent, soit directement, soit indirectement, c’est-à-dire par
inférence, ces éléments » (Kleiber 1994a :14). Se mêlent alors les données de
l’environnement linguistique immédiat (co-textuelles) et les données de la situation
extralinguistique. Il ne faut pas oublier que nous n’avons pas accès au contexte comme
donnée extralinguistique objective, mais seulement à des (re)constructions par des sujets
parlants et/ou par des analystes (sociologues, historiens, témoins, philologues ou
herméneutes). Les informations du contexte sont traitées sur la base des connaissances
encyclopédiques des sujets, de leurs préconstruits culturels et de lieux communs
argumentatifs. D’un point de vue linguistique, il faut dire que le contexte entre dans la
construction du sens des énoncés. En effet, tout énoncé, aussi bref ou complexe soit-il, a
toujours besoin d’un co(n)texte. Les phrases hors co(n)texte des livres de grammaire, de
syntaxe, de sémantique, voire de pragmatique, deviennent des énoncés interprétables en
faisant appel à un co(n)texte par défaut (ibid. : 16).

80
Nous écrivons « co(n)texte » pour bien dire que l’interprétation d’énoncés isolés porte autant
sur la (re)construction d’énoncés à gauche et/ou à droite(co-texte) que sur l’opération de
contextualisation qui consiste à imaginer une situation d’énonciation qui rende possible
l’énoncé considéré. Cette (re)construction d’un co(n)texte pertinent part économiquement du
plus directement accessible : le co-texte verbal et/ou le contexte situationnel de l’interaction.
Si, dans une interaction orale, il peut y avoir concurrence entre co-texte et contexte de
l’énonciation, à l’écrit, le co-texte est la donnée la plus immédiatement accessible. Si ce co-
texte est disponible et s’il s’avère suffisant, l’interprétant ne va pas chercher ailleurs.

Dans « La notion de situation en linguistique et en poésie », publie pour la première fois en


1966 dans Les Temps modernes, Georges Mounin affirme « que la situation est un fait
linguistique, donc de la compétence du linguiste; que la situation est une unité d’analyse de
l’énoncé linguistique; que cette unité a une valeur fonctionnelle, à côté des autres unités du
code » (1969 :263).Entreprenant de « démontrer le rôle fondamental de la situation dans la
saisie des messages linguistiques » (ibid. :279), il propose de lever les ambigüités de poèmes
d`Eluard et de Char en reconstruisant, au moyen du cadre historique et de la biographie des
deux poètes, « la situation capable de fournir une lecture univoque du texte » (ibid. :281). Le
présuppose d’une communication en interaction directe transparente rend possible le
fantasme du rétablissement du « juste » sens des énoncés, de la « lecture véritable » (ibid.
:284). Pour « lire totalement »La Débâcle d’Emile Zola, il faudrait que le lecteur ait vécu
l’expérience de la débâcle militaire et qu’il projette son expérience vécue sur les textes.
Lorsque Char écrit, dans Fureur et mystère : « Rouge-gorge, mon ami, qui arriviez quand le
parc était désert, cet automne, votre chant fait s’ébouler des souvenirs que les ogres
voudraient bien entendre »,selon Mounin, il faut avoir vu personnellement un rouge-gorge et
la « clé situationnelle » du lexème « ogres » se trouve dans la date de publication : « Cette
clé, ici, c’est la réintégration du poème dans le contexte du volume dont il est tiré, Feuillets
d’Hypnos (1946), carnet de route de la Résistance, qui suffit à faire lire correctement les
ogres comme étant les nazis » (ibid. :275). Tout en reconnaissant « le caractère proprement
linguistique du commentaire philologique » (ibid. :284), Mounin en réduit la « mission » à la
révélation des situations dans le cadre desquelles le texte étudié« acquiert son plein sens »
(ibid. :284). Rétablir le sens par la situation-contexte, c’est rétablir la Parole, comme l’ont
conjointement entrepris philologie et herméneutique religieuses. L’obstacle herméneutique
que présente ce type de convocation du contexte-situation (macro ou micro) tient à son
fondement religio-littéraire au moins aussi préoccupant que les limites de l’approche
structuralo-formaliste19. À la différence de l’oral, la contextualité de l’écrit « va de texte à
texte » (Rastier 1998 : 106) et l’on peut éviter de procéder comme Mounin. Quand on lit une
phrase aussi hermétique que la clausule de Nadja d’André Breton : « La beauté sera
CONVULSIVE ou ne sera pas », on doit d’abord chercher dans le co-texte à gauche

19
Voir à ce propos le décapant Contre saint Proust ou la fin de la littérature de Dominique
Maingueneau (2006).

81
(puisqu’il n’y a plus rien à droite et que le livre est fini) une aide à la désambiguïsation de ce
mystérieux énoncé. La contextualisation opère à partir de la mémoire du texte qu’on vient de
lire et, à défaut, de la mémoire des textes qu’on a lus. On est ainsi amené à passer de la fin de
Nadja au début de L’Amour fou. Dans ce qui apparait comme une sorte de suite de Nadja,
Breton revient sur la « beauté convulsive » en précisant que « Les "beau comme" de
Lautréamont constituent le manifeste même de la poésie convulsive ». Ainsi se crée un
intratexte auctorial dans lequel l’énonce mystérieux commence à prendre sens : celui d’une
poésie écrite après Les Chants de Maldoror et les Poésies d’Isidore Ducasse.

Mais dans le domaine de mémoire du mot « CONVULSIVE », graphié en majuscules, entre


également une définition médicale de la convulsion qu’actualise le début de L’Amour fou :
« Il ne peut selon moi y voir e ut e ut convulsive qu’ u pri de l’ ffirm tion du
rapport r ciproque qui lie l’o et consid r d ns son mouvement et dans son repos.»
Cet énoncé est conforme au sens de « convulsion » donné par le Larousse du XXe siècle, dans
son édition de 1929, contemporaine du texte de Breton :« Méd. Contractions musculaires,
involontaires et instantanées, locales et intéressant un ou plusieurs groupes musculaires,
ou généralisées à tout le corps. » Le co(n)texte à gauche de la fin de Nadja éclaire l’épithète
médicale tout en renforçant l’intertexte des « beau comme » de Lautréamont :

[…]ni dynamique ni statique, la beauté je la vois comme je t’ai vue. […] Elle est comme un
train qui bondit sans cesse dans la gare de Lyon et dont je sais qu’il ne va jamais partir, qu’il
n’est pas parti. Elle est faite de saccades […] La beauté, ni dynamique ni statique. Le cœur
humain, beau comme un sismographe.

Le Larousse du XXe siècle ajoute un sens figuré qui nous met sur une autre piste intertextuelle
: « Fig. : Les CONVULSIONS du désespoir. Les CONVULSIONS politiques. » Outre la
même graphie en majuscules de la forme nominale de l’adjectif, cette définition nous guide
vers une autre phrase, présente dans la mémoire intertextuelle. Élu chef du pouvoir exécutif
de la République française par l’Assemblée nationale, en février 1871, Louis-Adolphe
Thiers, dans un message adressé à l’Assemblée nationale du 13 novembre 1872, a résumé sa
doctrine politique par cette phrase : « La République sera conservatrice ou elle ne sera
pas. » Cet énoncé politique est une donnée du contexte de la clausule de Nadja, si l’on
considère la phrase de Breton comme un col1age-détournement de nature à la fois littéraire et
politique. Dans le champ littéraire, cette phrase est une application de la poétique de
Lautréamont-Isidore Ducasse et de son jeu favori avec le plagiat-détournement des phrases
des « Grandes-Têtes-Molles » : « Le plagiat est nécessaire. Le progrès l’implique. Il serre de
près la phrase d’un auteur, se sert de ses expressions, efface une idée fausse, la remplace par
l’idée juste20.» Dans le champ politique et révolutionnaire de l’engagement surréaliste, le
détournement de la phrase « idée fausse » de celui qui fut chargé de réprimer si durement

20
Poésies II, édition établie par Jean-Pierre Goldenstein, Paris, Presses-Pocket, 1992 :275.

82
l’insurrection de la Commune devient particulièrement pertinent. La presque identité de
structure syntaxique se prolonge dans les échos des signifiants CONSerVatrICE et
CONVulSIVE : même syllabe d’attaque et redoublement du phonème /s/dans le premier, /v/
dans le second et, pour finir le mot, appui sur la même voyelle /i/ suivie d’une des deux
consonnes /s/ ou /v/ et d’une finale muette identique :/is-/ et /iv-/. La phrase-clausule de
Breton n’a donc pas qu’un intertexte mais plusieurs : les intertextes des Chants de Maldoror
et des Poésies croisent la phrase de Thiers et le discours médical de la neuropsychiatrie et de
la psychanalyse.

Réalité à la fois historique et cognitive, le contexte est lié à la mémoire intertextuelle. Ce


n’est pas une donnée situationnelle extérieure aux sujets :

Contexte linguistique, situation extralinguistique, connaissances générales se retrouvent tous traités


mémoriellement : ils ont tous le statut de représentation interne, même s’ils se différencient quant à
l’origine et au niveau de la représentation (mémoire courte, mémoire longue, etc.).
(Kleiber 1994a 2 19.)

Tout texte construit de façon plus ou moins explicite son contexte d’énonciation. Ce que
Frédéric Cossutta et Dominique Maingueneau (2004) disent de l’œuvre littéraire ou
philosophique vaut graduellement pour tout discours écrit ou oralisé :

L’œuvre s’énonce à travers une situation qui n’est pas un cadre préétabli et fixe : elle présuppose une
scène de parole déterminée qu’il lui faut valider à travers cette parole même. L’œuvre se légitime à
travers une boucle paradoxale : à travers le monde qu’elle met en place, il lui faut justifier tacitement la
scène d’énonciation qu’elle impose d’entrée.
(Cossutta 2004 :206.)

Aussi bien l’Appel du 18 juin 1940 que « Vive le Québec libre ! » ne deviennent des actes de
discours possibles qu’au terme d’une (re)définition-schématisation de la situation politique
d’énonciation. Cela peut être très brièvement fait lorsque De Gaulle prononce son discours de
Montréal du 24 juillet 1967, plus longuement au début de l’Appel du 18 Juin où sa légitimité
à proférer un appel à la désertion et à la Resistance ne va pas de soi (voir le chapitre vii). En
dépit des contraintes de la politique internationale, De Gaulle accomplit des actes de discours
légitimés à la fois par la dynamique interne de chacun de ses discours et par chacune de ses
(re)définitions-schématisations du contexte. L’interprétation de toute schématisation
discursive21 mobilise des savoirs partiels, utiles momentanément. Elle peut convoquer des
savoirs encyclopédiques stockés en mémoire à long terme, mais elle opère prioritairement
avec des savoirs (énoncés et textes) disponibles en mémoire de travail et à court terme. D’un

21
Je développe longuement l’intérêt du concept de « schématisation » de Jean-Blaise Grize (1990 et
1996) dans Adam 1999: 101-117.

83
point de vue co-textuel, une fois apparue, une unité linguistique devient un support potentiel
de reprises : en d’autres termes, les entités textuelles apparues deviennent des candidats
potentiels d’anaphores et « employer un anaphorique, ce n’est rien d’autre que marquer une
énonciation comme relative à un certain état de la mémoire » (Berrendonner 1983 :231). Cela
explique le fait que nombre d’anaphoriques ne possèdent pas un antécédent précis,
identifiable dans le co-texte à gauche ni même à droite. Une expression déictique doit moins
être définie par le site de son référent que par le fait qu’elle introduit une entité nouvelle (ou
seulement renouvelée) dans le co-texte.

A. Berrendonner définit la mémoire discursive comme l’« ensemble des savoirs


consciemment partagés par les interlocuteurs » (ibid. :230) et toute interaction comme une
opération sur des états de la mémoire discursive pour y provoquer des modifications. En
d’autres termes, la mémoire discursive est à la fois ce qui permet et ce que vise une
interaction verbale. La mémoire discursive n’est pas tant alimentée en permanence par des
événements de la situation extralinguistique que par les énoncés portant sur ces événements
et constituant eux-mêmes des événements. Cette notion de mémoire discursive a été reprise et
développée par Sophie Moirand dans ses travaux sur la presse écrite. Son importante
réflexion sur la mémoire interdiscursive et les domaines de mémoire (Moirand 2006 et 2007)
permet de dire que les propositions énoncées dans un énoncé antérieur autre partie du texte
ou autre texte font partie de la mémoire discursive des sujets.

Ainsi, au-delà de Nadja, l’intratextualité de l’œuvre de Breton (prise en compte du début de


L’Amour fou) et l’intertextualité d’une « petite phrase » emblématique du discours politique
conservateur français font partie du contexte de l’énoncé-clausule de Nadja. Cette opération
de construction interprétative du sens d’un énoncé passe par un mouvement qui va d’un texte
à un autre, de textes à textes au sein d’un ensemble défini comme corpus de textes. Ce corpus
de textes est construit par l’analyste comme un réseau donnant aux énoncés un sens qui
excède les limites du texte (ici de la fin de Nadja). À la différence de Georges Mounin, nous
n’avons pas la prétention de reconstruire philologiquement tout le vrai et bon sens de la
phrase d’André Breton. Nous ne prétendons pas la replacer dans sa « situation », mais
seulement proposer des éléments de contextualisation et donc de construction de son sens en
discours.

3. Le champ de l’analyse textuelle des discours


3.1. Une pragmatique textuelle?

La pragmatique transphrastique réduit la textualité « aux enchainements de deux énoncés et


de deux répliques dialogales » (Sorin Stati 1990: 12).C’est la limite de la pragmatique
d’Oswald Ducrot et de la « pragmatique du discours » de Jacques Moeschler et Anne Reboul
(1998). Ces derniers affirment que : « Le discours (ou les types de discours) ne sont rien

84
d’autre que des suites d’énoncés » (1995 : 235). Ce réductionnisme radical 22 a pour
conséquence le fait que non seulement le texte n’a, selon eux, pas d’existence théorique, mais
que le discours, réduit aux unités qui le composent, « n’est pas une catégorie naturelle
scientifiquement pertinente » et ils ajoutent : « Il n’adonc pas besoin d’un traitement propre et
l’économie scientifique consiste à s’en tenir à l’étude du fonctionnement d’une catégorie
naturelle scientifiquement pertinente, à savoir l’énoncé » (ibid. :246).
L’analyse de discours a, elle aussi, manqué« le texte en tant que tel ». C’est du moins le
reproche que lui adresse Georges-Élia Sarfati :

Compte tenu du primat accordé à l’examen des conditions d’émergence des textes,
l’[analyse du discours] n’a pas produit de réflexion spécifique sur le statut du texte,
moins encore de théorie spécifique du texte théorie qui eut été congruente avec ses
problématiques.
(Sarfati 2003 :432.)

C’est pour cette raison que la linguistique textuelle a cherché ses modèles théoriques dans la
Textlinguistik allemande des années 1960-1970 et dans la Textpragmatik des années 1980. En
français, seuls Frédéric Nef (1980), Francis Jacques (1987 :62) et Umberto Eco, dans
l’introduction de la traduction française de Lector in fabula (1985a : 7), ont utilisé très
occasionnellement l’appellation « pragmatique textuelle » 23 . Dès que le texte est défini
comme une « occurrence communicationnelle » (de Beaugrande et Dressler 1981), la
linguistique textuelle peut apparaître comme une pragmatique textuelle. Mais le terme
« pragmatique textuelle », que j’ai moi-même employé dans le passé (1989a et b et 1995),
n’est plus aussi facile à utiliser aujourd’hui en raison de l’ancrage de la « pragmatique du
discours » de Moeschler et Reboul dans les théories de l’esprit. Cette pragmatique
revendiquée comme non linguistique a démontré qu’elle était incapable de traiter dans leur
continuité des textes de quelque ampleur. Par rapport aux pragmatiques textuelles
allemandes, la régression est notable et regrettable. C’est particulièrement sensible quand on
relit « Grammaires textuelles et structures narratives », écrit par Teun A. Van Dijk en 1973.
Dans cet article, pourtant fortement influencé par la grammaire générative, la grammaire de
texte était inscrite dans la pragmatique naissante et, envisageant différents niveaux de

22
Tous les faits linguistiques observés sont réduits au principe de pertinence emprunté à LaPertinence
de Dan Sperber et Deirdre Wilson 1989.
23
L’un des rares numéros de revue à parler de la Textpragmatik est le n° 2 de la revue Mots(1981).
Un article de Guilhaumou et Lüsebrink y rend compte du courant de l’Historische Textpragmatik et
des travaux allemands sur la Révolution française. Voir également, dans cette perspective élargie à la
rhétorique, l’article sur la mort de Marat d’Hans Ulrich Gumbrecht: « Persuader ceux qui pensent
comme vous » (1979; 363-384). J.M.Schaeffer appuie également sa définition du concept de « texte »
(1995 :494-504) sur la Textpragmatik.

85
l’organisation des textes, le chef de file actuel de l’analyse critique du discours ne donnait pas
de l’énoncé une définition étroitement phrastique24. Comme l’écrivait Rainer Warning à la fin
des années 1970 : « Une théorie pragmatique du texte qui ne se contente pas de s’arroger ce
nom n’aura pas pour objet des phrases performatives selon Austin, mais des types de discours
institutionnalisés » (1979 : 325). Le lien avec l’analyse des discours est alors envisageable et
l’objet semble mieux défini : des pratiques discursives institutionnalisées, c’est-à-dire, pour
nous, des genres de discours dont la détermination par l’histoire doit être prise en compte via
l’interdiscursivité.

3.2. Du discours comme action au texte

Dans les années 1920, bien avant la philosophie du langage, la pragmatique et ce qu’on
appelle aujourd’hui le « tournant actionnel », Charles Bally a insisté sur le caractère
indissociable du langage et de l’action :

Lorsqu’il nous arrive de dire qu’il fait chaud, qu’il fait froid ou qu’il pleut, il ne s’agit presque
jamais d’une simple constatation, mais d’une impression affective, ou bien d’un jugement
pratique, susceptible de déterminer une action.
[…] Le langage reflète encore, cela va sans dire, la face positive de la vie, cette aspiration,
cette tension, ce besoin perpétuel de réaliser une fin. C’est la raison d’être d’un autre caractère
du langage spontané, son caractère actif, c’est-à-dire cette tendance qui pousse la parole à
servir l’action. Le langage devient alors une arme de combat : il s’agit d'imposer sa pensée
aux autres.
(Bally.1951 : 17-18.)

En allant dans ce sens, le Schéma 4 permet de préciser le Schéma 3 en dessinant les niveaux
ou plans (N) qu’il est linguistiquement possible de distinguer :

24
Il y a dans la « pragmatique du discours» une amnésie des recherches des trente dernières années,
sensible également dans l’absence de référence aussi bien à l’analyse de discours française qu’aux
travaux de psycholinguistique textuelle comme ceux de Michel Fayol, 1985et 1997, ou de Pierre
Coirier et al., 1996.

86
Schéma 4

La mise en évidence de l’action langagière (niveau N1) accomplie au moyen d’un texte
explique l’efficacité de l’action sociodiscursive accomplie, par exemple, au moyen de
« J’accuse !... » par Émile Zola, texte publié en première page du journal L’Aurore du 13
janvier 1898. L’efficacité de la publication (N2) de la lettre ouverte (N3) de Zola est le fruit
d’une mise hors la loi du signataire de l’article et de la rédaction de L’Aurore. Zola aurait pu
accuser (N8) sans effets si les conditions de production et de réception(N2) n’avaient pas eu
le poids légal des articles 30 et 31 de la loi sur la presse de l’époque, c’est-à-dire des textes
juridiques qui circulent dans la formation sociodiscursive (N3). Il ne suffisait pas de dire
« J’accuse » (N8), il fallait encore un dispositif légal et des institutions (presse écrite,
tribunaux). Les paramètres distingués par le Schéma 4 permettent d’approfondir ces
observations.

La généricité (N3) de ce texte est complexe : il s’agit d’abord d’une lettre ouverte, genre
journalistique d’opinion adoptant le modèle du plan de texte de la lettre et la double adresse :
directe à un destinataire nommé et indirect eaux lecteurs du journal. Mais cette lettre paraît en
première page, ce qui n’est pas courant et lui donne un statut d’éditorial, et, par ailleurs, elle a
toutes les caractéristiques des genres rhétoriques judiciaire (accuser / défendre) et épidictique
(Zola fait successivement la louange du président Félix Faure et le blâme de la plupart des
acteurs de l’affaire Dreyfus). Un texte ne relève que rarement d’un seul genre. La
combinaison de la lettre ouverte, de l’éditorial et du genre judiciaire permet à« J’accuse… ! »
de prendre la forme d’une lettre adressée au plus haut magistrat de l’État, par le moyen le
média au sens propre d’un journal qui augmente la prise en charge des propos en
l’élargissant, au-delà de l’auteur lui-même, à la rédaction de L’Aurore.

87
Du point de vue de la matérialité discursive de ce texte et de la définition de ce qu’est une
formation sociodiscursive, il faut savoir que Zola avait fait imprimer une brochure qui avait
pour titre : Lettre à monsieur Félix Faure, président de la République, qui n’a jamais été
diffusée sous cette forme. Zola, qui collaborait auparavant au Figaro, avait écrit trois articles
relatifs à l’affaire Dreyfus qui firent scandale. Les désabonnements des lecteurs du Figaro
l’ont poussé à la démission. En changeant de support matériel de diffusion et en choisissant
L’Aurore, son texte est passé en première page d’un des rares quotidiens dreyfusards. Ce
changement a eu des conséquences sur les conditions de production et de réception de son
texte. La situation d’interaction est devenue judiciaire. Le texte rappelle d’ailleurs l’acte
illégal que réalise sa publication :

En posant ces accusations, je n’ignore pas que je me mets sous le coup des articles 30 et 31 de
la loi sur la presse du 29 juillet 1881, qui punit les délits de diffamation. Et c`est
volontairement que je m’expose.

Zola et la direction de L’Aurore (son rédacteur en chef Clemenceau, en particulier)


accomplissent, en écrivant et en publiant le texte, un acte destiné à déclencher un procès
mettant en cause les conclusions du procès Esterhazy, 1ui-même clé de la révision de la
condamnation d’Alfred Dreyfus. Le contexte juridique de la loi sur la presse de juillet 1881,
le choix d’un support de presse et la place en première page d’une édition exceptionnelle
(300 000 exemplaires au lieu des 25 000 habituels), la date de publication (le 13 janvier 1898,
c’est-à-dire deux jours après l’acquittement d’Esterhazy), la célébrité de son auteur et du
destinataire postiche Félix Faure, font tout le sens, la force et l’efficacité potentielle de ce
« J’accuse... ! ». Toute action langagière s’inscrit, on le voit, dans un secteur donne de
l’espace social qui doit être pensé comme une formation sociodiscursive, c’est-à-dire comme
un lieu social associé à une langue (sociolecte) et à des genres de discours.

Le programme de recherches découlant de l’inclusion de la linguistique textuelle dans le


champ de l’analyse de discours est très proche de celui que dessine Jean-Marie Schaeffer :
« Dans la mesure où toute activité de textualisation s’inscrit dans le cadre d’un genre
discursif spécifique (déterminé pragmatiquement), multiplier les études détaillées de genres
particuliers devrait [...] permettre d’éviter les extrapolations abusives dont les théories du
texte ont été trop coutumières » (1995 : 504). Ce programme partiellement développé dans
Linguistique textuelle (1999) ne constitue pas la matière centrale du présent ouvrage car la
linguistique textuelle à pour rôle, au sein de l’analyse de discours, de théoriser et de décrire
les agencements d’énoncés élémentaires au sein de l’unité de haute complexité que constitue
un texte. Elle a pour tâche de détailler les « relations d’interdépendance» qui font d’un texte
un « réseau de déterminations » (Weinrich 1973 : 174). La linguistique textuelle porte autant
sur la description et la définition des différentes unités que sur les opérations dont, à tous les
niveaux de complexité, les énoncés portent la trace. Le présent essai sera donc centré sur la
partie droite du Schéma 3 (p. 25) et sur la base du Schéma 4 (p. 36). Les unités textuelles

88
subissent deux types d’opérations de textualisation. D’une part, elles sont découpées par
segmentation (typographique à l’écrit, pause, intonation et/ou mouvements des yeux et de la
tête à l’oral). La discontinuité de la chaîne verbale va de la segmentation des mots
permanente à l’écrit et plus faible à l’oral (liaisons, amalgames), à celle du marquage de
paragraphes ou strophes et de subdivisions de parties d’un texte à l’écrit. D’autre part, les
unités textuelles sont, sur la base des instructions données par les marques de segmentation et
par divers marqueurs dont nous reparlerons, reliées entre elles par des opérations de liage
qui sont des constructions d’unités sémantiques et une fabrique du continu à laquelle se
reconnait un segment textuel. On peut dire que seules les opérations [1] et [2] entrent dans le
Schéma 1 de Benveniste (p. 20) et relèvent des réglages grammaticaux.

Schéma 5

Le Schéma 5 détaille l’ensemble des opérations de textualisation qui seront au centre du


présent ouvrage. Comme nous le verrons aux chapitres II et IV, une première segmentation
[3] découpe des unités de premier rang qu’une première opération de liage [4] assemble en
unités d’un rang supérieur de complexité.

Ces unités (périodes et/ou séquences) sont elles-mêmes l’objet d’une nouvelle segmentation
[6] qui délimite leurs bornes initiale et finale. Le liage [7] de ces unités de second rang
aboutit aux paragraphes de prose ou aux strophes constitutives d’un plan de texte [8] et à une
unité textuelle elle-même délimitée par une sixième opération de segmentation, que l’on peut
dire péritextuelle [9] dans la mesure où elle fixe les bornes ou frontières matérielles d’un
texte.

Le chapitre III sera entièrement consacré aux divers types de liages [4], les chapitres IV et V
porteront sur les unités que forment ces liages et sur celles que les liages [7] déterminent, à
un niveau supérieur de composition. Avec Joëlle Gardes Tamine, nous définissons notre

89
position comme constructiviste au sens où« elle définit et explicite un nombre minimal
d’opérations énonciatives fondamentales qui permettent de passer des notions et des schémas
abstraits de la langue aux unités observées dans les textes. Ces opérations ne sont ni logiques,
ni psychologiques, ni cognitives, elles sont strictement métalinguistiques et n’ont de valeur
qu’en tant qu’elles permettent d’analyser les faits envisagés » (2004 : 6).
4. Etablissement du texte et construction
de l’objet d'analyse

Parler de matérialité discursive et d’analyse textuelle nous oblige à une certaine cohérence
méthodologique et à nous donner les moyens d’un tel travail sur les textes. Comme le dit
Michel Charles, à propos de l’analyse littéraire, la croyance naïve en l’évidence de
l’existence des textes est un « préjugé critique » que le rejet de la philologie a
malheureusement aggravé au point que l’on doive parler aujourd’hui d’un déficit
philologique des sciences du langage. Retenons cet avertissement comme une précieuse mise
en garde :

Soit un texte, je vais l’étudier. Tout se passe comme si le texte existait hors du regard que je
porte sur lui, hors de l’expérience que j’en ai, hors des opérations que je lui fais subir pour
que précisément il devienne texte.
(Charles 1995 :40.)

Faute de place, nous considérerons deux exemples assez différents pour donner une
consistance à nos propositions (les textes choisis pour le chapitre VII prolongeront largement
cette première réflexion). Le premier est un écrit littéraire du XVIIe siècle sur lequel nous
reviendrons à plusieurs occasions pour en compléter l’analyse. À ce stade, il s’agira
seulement de s’interroger sur les variations surprenantes des éditions modernes de ce court
texte. Le second est un grand discours politique d’André Malraux prononcé lors d’un
hommage national rendu à l’occasion du décès de Georges Braque. Ce texte de l’ère de la
télévision en noir et blanc présente la même instabilité entre sa version écrite et sa version
audiovisuelle.

4. 1. Fragment 128 des « Caractères » de La Bruyère <1>

Avant d’étudier, comme nous le ferons à plusieurs reprises par la suite, le fragment 128 de la
section « De l’homme » des Caractères de La Bruyère, il nous faut établir son texte en
examinant plusieurs éditions. Il faut d’abord dire que ce fragment à été ajouté, en 1689,1ors
de la quatrième édition du recueil. Ce fragment se présente, du point de vue de la
segmentation par la ponctuation, comme une seule longue phrase typographique comportant
quatre segments (A, B, C, D) qui forment chacun une phrase périodique. Toutefois les cinq
grandes éditions dont nous disposons actuellement divergent à propos des marques de cette

90
segmentation. Ces différences sont toutes signalées entre crochets, en ajoutant, pour faciliter
la lecture, les absences correspondant aux marques présentes dans une des autres éditions.

TA. Édition de Robert Garapon (Paris, Garnier, 1962) :


L’on voit certains animaux farouches, des mâles et des femelles[,] répandus par la campagne,
noirs, livides et tout brûlés du soleil, attachés à la terre qu’ils fouillent [ ] et qu’ils remuent
avec une opiniâtreté invincible ; ils ont comme une voix articulée, et quand ils se lèvent sur
leurs pieds, ils montrent une face humaine, et en effet ils sont des hommes[.I]ls se retirent la
nuit dans des tanières[,] où ils vivent de pain noir, d’eau, et de racine[s ;] ils épargnent aux
autres hommes la peine de semer, de labourer et [de] recueillir pour vivre, et méritent ainsi de
ne pas manquer de ce pain qu‘i1s ont semé.

Cette édition est la seule à diviser le texte en deux phrases comportant chacune deux
segments : P1 [A; B.].P2 [C; D.]. Deux autres éditions procèdent, en revanche, à une
segmentation en quatre segments égaux :

TB. Édition de Julien Benda (Paris, Gallimard, coll. « Bibliothèque de la Pléiade»,1951) :

L’on voit certains animaux farouches, des mâles et des femelles[,] répandus par la campagne, noirs,
livides et tout brûlés du soleil, attachés à la terre qu’ils fouillent [ ] et qu’ils remuent avec une
opiniâtreté invincible; ils ont comme une voix articulée, et quand ils se lèvent sur leurs pieds, ils
montrent une face humaine, et en effet ils sont des hommes[ ;] ils se retirent la nuit dans des tanières [ ]
où ils vivent de pain noir, d’eau, et de racine [ ;] ils épargnent aux autres hommes la peine de semer, de
labourer et [de] recueillir pour vivre, et méritent ainsi de ne pas manquer de ce pain qu’ils ont semé.

TC. Édition de Patrice Soler (Paris, Laffont, coll. Bouquins, 1992)

L’on voit certains animaux farouches, des mâles et des femelles[,] répandus par la campagne, noirs,
livides et tout brûlés du soleil, attachés à la terre qu’ils fouillent [ ] et qu‘ils remuent avec une
opiniâtreté invincible; ils ont comme une voix articulée, et quand ils se lèvent sur leurs pieds, ils
montrent une face humaine, et en effet ils sont des hommes [ ;] ils se retirent la nuit dans des tanières[ ]
où ils vivent de pain noir, d’eau, et de racine[s ;] ils épargnent aux autres hommes la peine de semer,
de labourer et [de] recueillir pour vivre, et méritent ainsi de ne pas manquer de ce pain qu’ils ont semé.

Les choix de segmentation de Soler et Benda sont très proches. Le texte se présente comme
une structure linéaire plate de quatre segments égaux : [A; B; C; D.]. Ces deux éditions ne
diffèrent que par le pluriel à « racines » et la virgule après « tanières » (suivant, en cela,
Garapon). Les deux dernières éditions, que nous prendrons comme référence par la suite, ne
divergent que sur un point :
Emmanuel Bury supprime la majuscule à « Soleil » que Louis Van Delft relève. Cette
segmentation aboutit à une structure linéaire de trois segments égaux et d’un quatrième,
introduit par un double point : [A; B; C :] [D.].

91
TD. Éditions d’Emmanuel Bury (Paris, Le Livre de Poche n° 1478, coll. « Classiques de poche»,
1995) et de Louis Van Delft (Paris, Édition de l’Imprimerie nationale, 1998) :

L’on voit certains animaux farouches, des mâles et des femelles [] répandus parla compagne, noirs,
livides et tout brûlés du [S]soleil, attachés à la terre qu’ils fouillent[,] et qu’ils remuent avec une
opiniâtreté invincible; ils ont comme une voix articulée, et quand ils se lèvent sur leurs pieds, ils
montrent une face humaine, et en effet ils sont des hommes [;] ils se retirent la nuit dans des tanières []
où ils vivent de pain noir, d’eau, et de racine [:] ils épargnent aux autres hommes la peine de semer, de
labourer et [] recueillir pour vivre, et méritent ainsi de ne pas manquer de ce pain qu’ils ont semé.

Si l’on se réfère à la conception de l’écriture du XVIIe siècle, nous avons affaire à un texte
composé de quatre phrases périodiques. Tandis que le grammairien du XVIIIe siècle Beauzée
lie encore essentiellement la ponctuation à la proportion des pauses de la lecture oralisée,
Condillac distingue le/ ;/ des / :/ sur la base d’une complétude différente du sens. Entre les
trois membres de la structure [A; B; C], le sens est comme suspendu chaque fois et ne se
stabilise que par la réunion des trois segments. En revanche, entre ce qui précède les / :/ et ce
qui suit, un sens que Condillac dit « fini» est établi à gauche [A + B + C], d’une part, et à
droite [C], d’autre part. L’édition Garapon (TA) propose une autre structure, avec deux unités
de sens « fini » ; [A + B] et [C + D], et les éditions Benda (TB) et Soler (TC) une seule unité
de sens [A + B + C + D]. Les éditions de Bury et de Van Delft (TD) respectent au mieux le
dernier manuscrit révisé par La Bruyère. Bury dit avoir « rétabli la ponctuation du texte
d’origine, en reprenant les virgules, les points-virgules et les deux-points tels qu’ils sont
utilisés par La Bruyère » et il ajoute : « Cela nous semble correspondre au caractère oratoire
de sa prose » (éd. cit.: 54). C’est bien cette piste qui nous pousse à considérer ce dernier état
éditorial comme le plus intéressant.

4.2. La péroraison de l’éloge funèbre


de Georges Braque par Malraux

Les textes modernes posent autant de problèmes d’établissement de leur matérialité


discursive que les textes anciens. Ainsi, l’éloge prononcé par André Malraux, le soir du3
septembre 1963, au nom du gouvernement français, à l’emplacement de la Colonnade du
Louvre, à l’occasion des funérailles de Georges Braque, présente un texte écrit (volume 3 de
l’édition de la Pléiade de ses (Œuvres complètes, Paris, Gallimard 1966 : 935-936) qui diffère
en bien des points du texte vidéo (lui-même incomplet) des archives de l’INA. L’exemple de
la péroraison de cet éloge funèbre suffira à notre démonstration :
[. . .] Samedi, nous avons retrouvé une tristesse très lointaine mais bien connue ; celle qui
nous avait saisis naguère quand nous avions entendu :« Debussy est mort. »
Demain matin, Madame, que l’on dise aux marins et aux cultivateurs de Varengeville, qui
aimaient Georges Braque: « Hier, quand il était devant le palais des rois et le premier musée

92
du monde, il y avait dans la nuit pluvieuse une voix indistincte qui disait merci; et une main
usée de paysanne, qui était la main de la France, et qui se levait une dernière fois dans
l’ombre pour caresser doucement ses cheveux blancs. »

En recoupant les archives sonores (vidéos et enregistrements sur bande magnétique), le texte
du discours prononcé est différent et, pour en étudier le caractère oratoire, il est nécessaire de
rendre certains aspects de sa matérialité discursive orale qui sont la trace de son oralité
rythmique même, c’est-à-dire de son énonciation. Comment rendre le ton très particulier de la
voix et du phrasé asthmatique d’André Malraux? La chose n’est pas impossible. Le point le
plus marquant est la fréquence des allongements de syllabes (notés :ou ::, selon la durée), les
liaisons (notées par deux tirets ), les (e) marqués (notés E) et, à l'inverse, leur élision
(notée =). Trois types de pauses sont signalés afin de rendre la segmentation orale qui
ponctue littéralement la parole :
 les simples pauses de souffle [/], de pertinence moindre, mais qui constituent un
ponctuant rythmique de la parole :
 les pauses marquées [//] sont des indices forts de la segmentation du discours
marquée par l’orateur. Ces pauses soulignent des mots ou des syntagmes;
 les pauses longues [///] délimitent ce que l’on peut considérer comme des
paragraphes oraux ( § ). Ces pauses sont les ponctuants des grands segments de
textes. Elles sont les démarcateurs de parties ou d’arguments, les traces d’une
rythmicité choisie par l’orateur. Cette transcription a pour but de montrer comment
on établit minimalement un texte sur lequel il devient possible de commencer à
travailler.

§l sam=di / nous avons retrouvé une tristesse:: très lointai::ne / mais bien connue:: //
celle qui nous avait saisis naguère:: //
quand nous avions entendu:: / Debussy est mort ///

§2 demain matin / Madame:: //


que l’on dise:: aux marins:: et aux cultivateurs: dE Vareng=ville //
qui aimaient GeorgEs Bra::que évidemment sans comprendrE son art:: //
hier:: / quand il était:: devant lE palais des rois:: et l= premier musée du mon::de //
il y avait dans la nuit pluvieu::se une voix-z-indistinctE / qui disait merci //
et une main:: très sim::ple / une main usée dE paysa::nne / qui était la main
d= la Fran::ce //
et qui sE l=vait une dernière fois dans la nuit:: / pour caresser douc=ment:: /
ses cheveux blancs::

Ce type de transcription rend compte d’une forme d’oral situé entre l’oral et l’écrit. Parmi les
traces caractéristiques du phrase de Malraux, citons les allongements en milieu (Bra::que) ou
en fin de mot (hier::, son art::) qui étirent la phrase sans pause de souffle (/). Les nombreuses
élisions de (e)sont aussi fréquentes au milieu d’un mot (légitim=ment, sam=di) qu’entre un

93
déterminant ou une préposition et un nom (d=la France, d=Corot). Ce relâchement relatif de
l’articulation syllabique contraste avec les liaisons très marquée (l’exprimait:-t-avec, voix-z-
indistincte) et avec les (e) prononcés (dE Varen=ville, indistinczE, sE l=vait, GeorgEs).

Parmi les traces d’une variation entre texte écrit et texte dit, il faut mentionner deux faits.
Une répétition effacée à l’écrit :

et une main:: très simple:: / une main usée dE paysa::nne / qui était la main d=la Fran::ce

devient simplement :

et une main usée de paysanne, qui était la main de la France.

Le rythme ternaire de ce segment périodique, qui répète trois fois le lexème


allégorisé« main », est réduit à un segment binaire syntaxiquement simplifié et articule autour
du relatif. Un surprenant segment, on dirait aujourd’hui « politiquement incorrect », disparaît
dans la version écrite :

aux marin::s et aux cultivateurs:: dE Vareng=ville // qui aimaient GeorgEs Bra::queévidemment sans
comprendrE son art::

est changé en :

aux marins et aux cultivateurs de Varengeville, qui aimaient Georges Braque.

Ici aussi un troisième segment disparaît et la structure reste binairement articulée autour du
relatif. Ainsi, l’allusion dépréciative à l’inculture des marins et paysans normands est effacée
et l’éthos du ministre de la Culture, ministre d’État du général de Gaulle, apparait comme un
peu moins élitiste et donc plus consensuel.

Il est impossible de travailler le pathos final de ce discours en dehors de ces différences


marquées entre l’écrit et l’oral. Le phrasé de Malraux est profondément rythmique et la
transcription scripturale ponctuée atténue en grande partie ce qui fait l’oralité d’une prose
réellement poétique. En prenant en compte la matérialité textuelle de cette oralité, par un
travail de transcription aussi soigné et significatif que possible, on peut espérer lire cette
prose épidictique si singulière. La découpe rythmique segmente le texte en unités plus ou
moins concordantes avec les données syntaxiques.
Ce que nous venons de constater également à propos du fragment 128des Caractères de La
Bruyère a prouvé qu’il est nécessaire de tenir compte, de façon critique, moins des variantes
ponctuelles que des variations que les éditions successives imposent au(x) texte(s). La
comparaison des états éditoriaux d’un texte ce que nous appellerons ses textualisations est,

94
nous l’avons vu, particulièrement éclairante. Étudiant au chapitre VII l’Appel du18 Juin du
général De Gaulle et au chapitre VIII un petit texte de Borges, nous nous rendrons compte
des problèmes que posent les faits de variation que proposent non seulement les éditions mais
également les traductions successives des textes. Nous montrerons comment les choix d’un
traducteur comme Roger Caillois touchent en profondeur le texte de Borges et en font un
autre texte. Selon une très juste expression d’Henri Meschonnic :« La traduction est le mode
le plus banal, le plus admis, le plus visible des transformations qui font qu’un texte est à la
fois toujours le même et un autre» (1999 : 175).

En ce point de notre réflexion méthodologique, on voit que des sciences ou disciplines du


texte se croisent : de l’histoire de l’édition à la traduction et à la philologie, en passant par
1’analyse linguistique. Les mêmes questions se posent dans le champ littéraire et dans celui
de l’analyse d’un discours politique comme l’éloge funèbre prononcé par André Malraux ou
l’Appe1du 18 juin 1940. Les transcriptions que nous proposons, comme la traduction de
travail du texte de Borges dont il sera question au chapitre VIII, ne sont rien d’autre que des
établissements des textes, des transcriptions et des traductions destinées à créer les conditions
d’une analyse textuelle.

Le texte apparaît bien ainsi comme une unité construite pour l’analyse. François Rastier a
raison de dire que nous devons retenir au moins cet enseignement de la philologie : « La
philologie rappelle que les textes ne sont pas des données, mais des constructions
problématiques issues de diverses procédures » (2001 2 :82). Cela ne touche pas seulement
les procédures éditoriales de fixation des textes sur des supports matériels de diffusion, mais
aussi notre propre établissement de notre objet d’étude. Cela nous place dans l’obligation
d’échapper aux présupposés de la philologie classique que résume ironiquement et
lucidement Henri Meschonnic :

Immobilité, ou fixité, il semble que ce soit un des traits qui définissent un texte sous-
entendez « littéraire », les corollaires de ce qu’on a appelé, dans la période structuraliste, sa
clôture. Sa constitution, philologiquement. Son unicité. Que pouvait parfaire une clôture du
sens, l’unicité-vérité du sens, dans une interprétation définitive. Le triomphe d’un
rationalisme, terminus de la raison. […]

Il faut présupposer ce rationalisme du sens, et du texte, pour admettre qu’un texte se confond
avec sa condition philologique, avec son établissement, qui lui assure, dans la plupart des cas,
l’apparence du définitif.
(Meschonnic 1999:168.)

C’est contre cette vision fixiste de la textualité que travaille l’analyse textuelle des discours
en mettant en cause les frontières mêmes de la textualité (péritextualité) et l’idée d’un
extérieur (contexte) qui s’opposerait à son intérieur (clôture structurale).L’idéal est

95
d’atteindre, avec la prise en compte de la variation constitutive de la textualité, la conscience
du fait que :

Ce qui bouge dans un texte, et par lui, c’est les notions du langage qu’il met en œuvre, qui se
modifient selon la reconnaissance du texte, autant que le texte se modifie selon la
transformation des notions avec lesquelles on le lit. À travers le bougé d’un texte, c’est la
notion de texte elle-même qui bouge.
(Ibid. :174.)

96
b. Texto traducido

A la memoria de Denis SLAKTA, maestro inolvidable y quien introdujo la


gramática textual en Francia.

PRÓLOGO

Cuando se dice que un enunciado tiene sentido, ya es texto 25.

(Culioli 2003: 147-14826)

Muchos lingüistas han criticado que se restrinja su disciplina a los límites de


la frase. Durante el coloquio interdisciplinario sobre el estilo, que reuniera, en
la universidad de Indiana, en 1960, a lingüistas, antropólogos, sicólogos y
críticos literarios, Roman Jakobson manifiesta lo que él considera una
limitación abusiva:

La insistencia en mantener la poética al margen de la lingüística sólo se


justifica cuando el campo de la lingüística se encuentra abusivamente
restringido, por ejemplo, cuando algunos lingüistas ven en la frase la más
alta construcción analizable o cuando la esfera de la lingüística se limita sólo
a la gramática o únicamente a las cuestiones no semánticas de forma
externa.

(Jakobson 1963: 212-213.) nuestra traducción

A Jakobson le agradaba tanto esta idea y el trabajo que esta implica, que la
retomó unos años más tarde, enfatizando esta vez, en el análisis del discurso
más que en la poética:

Otros prejuicios, debidos […] al desconocimiento de la lingüística


contemporánea y de sus pretensiones llevan a los críticos a graves errores.
De esta manera, la idea de que el estudio lingüístico está encerrado en los
límites estrechos de la frase […] es contradicha por el análisis del discurso
que la ubica hoy en primer plano en la ciencia lingüística.

(Jakobson 1973: 485-486)

25
En este trabajo todas las traducciones de citas son nuestras (nuestra traducción). Comparar con la
traducción existente.
26
Las indicaciones bibliográficas están referenciadas en la bibliografía general que figura al final de la
obra. Al nombre del autor le siguen la fecha de publicación y el número de página. Para facilitar el
acceso alfabético, la bibliografía no se ha subdividido en secciones.

97
Mikhaïl M. Bajtín se asemeja a esta posición en el primer estudio de un libro
publicado en el año de su muerte, 1975:

La lingüística […] no ha explotado la sección de la cual deberían depender


los grandes conjuntos verbales: largos enunciados de la vida cotidiana,
diálogos, discursos, tratados, novelas, etc. Porque esos enunciados pueden
y deben definirse y estudiarse, también, de manera puramente lingüística,
como fenómenos del lenguaje. […] La sintaxis de los conjuntos verbales […]
aún espera ser fundada; hasta ahora, la lingüística no ha avanzado
científicamente más allá de la frase compleja: es el fenómeno lingüístico
más largo que, hasta el presente, ha sido científicamente explorado.
Pareciera que el lenguaje metódicamente puro de la lingüística se detiene
aquí […]. Y sin embargo, se puede llevar más lejos el análisis lingüístico
puro, por difícil que parezca, y por tentador que sea introducir puntos de vista
ajenos a la lingüística.

(Bajtín 1978: 59) nuestra traducción.

En el campo de la sociolingüística, en la misma época, la constatación de


William Labov es idéntica y cuestiona el marco metodológico del análisis del
discurso de Zellig S. Harris:

Hasta ahora, los lingüistas […] se han quedado, básicamente, en los límites
de la frase. Porque, el análisis del discurso, sin ser un campo virgen en sí
mismo, lo es al menos desde el punto de vista técnico, en el sentido de que
ninguna de sus partes fundamentales ha sido aún penetrada seriamente. En
efecto, existe la obra muy conocida de Harris, Discourse Analysis Reprints
(1963), pero su objeto real, las reorganizaciones estructurales al nivel de la
frase, lo hace completamente ajeno a los problemas que nos interesan aquí.
Lo que debería ser un motivo de alarma para los lingüistas es que, aunque
muchos de ellos se dedican a esta cuestión, los principales progresos
provienen de los sociólogos.

(Labov 1978: 223-224) nuestra traducción.

Por tomar sólo otro ejemplo lingüístico, Catherine Fuchs (1985: 20)
lamentaba, hace veinte años, el hecho de que la mayor parte de los estudios
sobre la ambigüedad y sobre la paráfrasis, no se hayan interesado sino en
las ambigüedades de frases aisladas y en las relaciones de sinonimia entre
pares de frases, sin considerar un más amplio co-texto. Lamentaba
igualmente el carácter tan limitado de las tentativas que pretenden tener en

98
cuenta algunas relaciones entre frases: “No se dispone de estudios
sistemáticos sobre la ambigüedad y la paráfrasis al nivel del texto [mientras
que] muchas ambigüedades potenciales de frases aisladas se disipan en un
contexto más grande y, a la inversa, otras ambigüedades se generan por el
tejido progresivo de las significaciones a lo largo del texto” (1985: 20-21).
Para adentrarse resueltamente en esta dirección, es necesario, como lo
recomendaban Michael A. K. Halliday y Ruqaiya Hasan desde 1976, no
gramaticalizar lo transoracional considerando el texto como una gran frase o
como una simple secuencia de frases:

Un texto […] no es una simple sucesión de frases [string of sentences]. En


otras palabras, no se trata de una gran unidad gramatical, de algo de la
misma naturaleza que una frase, sino que diferiría de ella por el tamaño – un
tipo de superfrase. Un texto no debe ser visto en absoluto como unidad
gramatical, sino como una unidad de otro tipo: una unidad semántica. Su
unidad es una unidad de sentido en contexto, una textura que expresa el
hecho de que, al formar un todo, [as a whole], está ligado al entorno en el
que se encuentra ubicado.

(Halliday y Hasan 1976: 293;) nuestra traducción.

Eugenio Coseriu, quien parece haber sido uno de los primeros, desde los
años 1950, en usar el término “lingüística textual”, propone con razón, en sus
últimos trabajos diferenciar la “gramática transoracional” de la “lingüística
textual” (1994). Si la primera puede ser considerada como una extensión de
la lingüística clásica, la lingüística textual es, por el contrario, una teoría de la
producción co(n)textual de sentido, que es necesario fundar sobre el análisis
de textos concretos. Es este procedimiento el que pretendo desarrollar y
denominar análisis textual del discurso.

En las citas anteriores, constatamos que unos hablan de “discurso” y de


análisis del discurso donde otros hablan de “texto” y de análisis textual.
Aunque ambas nacen en los años 1950, la lingüística del texto y el análisis
del discurso no tienen ni el mismo origen epistemológico, ni la misma historia.
Entre mis Elementos de lingüística textual (1990) y Lingüística textual. De los
géneros de discurso a los textos (1999), la evolución teórica y metodológica
más importante surgió de la renuncia a la descontextualización y a la
disociación entre texto y discurso que expone también mi ensayo de 1990.
Teniendo en cuenta la siguiente constatación de Henri Meschonnic,

99
compartiremos también las obligaciones en términos de teoría del lenguaje y
del discurso:

El pensamiento del lenguaje en el siglo XX valora el paso de la lengua al


discurso. La noción de lengua es venerable; tiene por lo menos 2.500 años
como capital de pensamiento. La noción de discurso es muy reciente, data
de los años treinta. Es frágil, inestable. Elemento de lógica en la pragmática.
Sin embargo, la noción de discurso es la mayor invención del siglo XX, en el
pensamiento del lenguaje. […] El paso de las categorías de la lengua a las
categorías del discurso conlleva un peligro: creer que se piensa el discurso
cuando se piensa una y otra vez el discurso en las nociones de la lengua.

(Meschonnic 1999: 74.) nuestra traducción.

Las páginas que siguen se inscriben en la perspectiva de un posicionamiento


teórico y metodológico que, con el objetivo de pensar el texto y el discurso
en nuevas categorías, sitúa decididamente la lingüística textual en el marco
englobante del análisis del discurso. Este “desplazamiento dialéctico de una
contradicción bloqueada”, como muy bien dice Jean-Marie Viprey, “permite al
especialista del texto volver a considerar una esfera del discurso que hasta
ahora no se tenía en cuenta” (2006:168).

Al respecto, la presente obra se distingue de los dos libros de la colección


“Cursus” con objetivos aparentemente cercanos. El Análisis Textual, de Jean-
François Jeandillou (1997) se presenta como una síntesis de nociones
provenientes de la poética, de la semiótica literaria y de la gramática textual.
Este manual no propone una teoría unificada original, sino las grandes líneas
de un enfoque decididamente ecléctico. Más estrecho desde el punto de
vista de las disciplinas de referencia y, sobre todo, centrado completamente
en la frase y sus procesos de amplificación, La Construcción del Texto (1998)
de Joëlle Gardes Tamine y Marie-Antoinette Pellizza tiene por objeto el
escrito literario, como lo confirman los ejemplos estudiados y el subtítulo
escogido: De la gramática al estilo. A diferencia de estos dos manuales, las
páginas que vamos a leer, que pretenden dar respuestas a la demanda de
propuestas concretas para el análisis de textos, presentan una reflexión
epistemológica y una teoría de conjunto27. El texto es, en efecto, un objeto

27
La posición defendida más frecuentemente por J. Gardes Tamine, en Para una gramática de lo
escrito, se apoya en una reflexión epistemológica sobre los límites de la gramática y se presenta
como una estrategia constructivista del cual estamos cerca. (2004: 16-18)

100
empírico tan complejo que su descripción podría justificar el recurrir a
diferentes teorías, pero es una teoría de este objeto y de sus relaciones en el
campo más vasto del discurso general, lo que necesitamos para dar a los
préstamos eventuales de conceptos de diferentes ciencias del lenguaje un
nuevo marco y una coherencia indispensable.

En relación a la ambiciosa “semiótica de la cultura” desarrollada por François


Rastier (2001), la presente obra desea, en el marco de las ciencias del
lenguaje y de una revisión de las ciencias y disciplinas de los textos,
proporcionar una definición de la textualidad como un conjunto de
operaciones que llevan a un sujeto a considerar la producción y/o la
lectura/escucha como una secuencia de enunciados que forma un todo
significante. Sobre esta base, la lingüística textual tiene la ambición de
proveer los instrumentos de lectura de las producciones discursivas
humanas. La lingüística ya no es la “ciencia piloto” de las ciencias humanas y
de la sociedad. Sin embargo, todavía tiene mucho que decir sobre los textos
y su poder hermenéutico permanece entero, sobre todo si permite abrirse a
disciplinas que, desde la antigüedad hasta nuestros días tienen al texto por
objeto (retórica y poética, estilística, filología y hermenéutica, teoría de la
traducción y genética textual, análisis de datos textuales o análisis de textos
por ordenador, sin olvidar la historia del libro y las diversas semióticas).
Olivier Soutet resalta la paradoja:

La lingüística textual es […] una disciplina un poco paradójica. Evaluada a la


luz de lo que conviene llamar la lingüística moderna –la que nos lleva del
comparatismo historicista de principios del siglo XIX al postestructuralismo
del último tercio del siglo XX–, parece joven y en busca de legitimidad;
recontextualizada en la historia de los saberes y las técnicas –filología,
literaria y jurídica– que tiene por objeto, si no el texto general, por lo menos
algunos tipos de textos, no parece ser más que su prolongación o su
extensión.

(Soutet 1995: 324) nuestra traducción

En los inicios del siglo XXI, la revisión de disciplinas antiguas y modernas es


una de las canteras interdisciplinarias más estimulantes, con la condición, sin
embargo, de no caer en la ilusión continuista de la historia de las ciencias. El
desarrollo del saber pasa por conflictos, debates, controversias, por el
combate necesario contra los presupuestos metafísicos, el esencialismo y la

101
negación de la historia. Nuestros dos capítulos introductorios, que describirán
el lugar de la lingüística textual en el análisis del discurso y la naturaleza de
las unidades de análisis textual, tendrán la pretensión epistemológica de
definir nuestro objeto y de poner en relación nuestra perspectiva con las
disciplinas cercanas con puntos de vista cercanos. Sin embargo, el propósito
principal de la presente obra se limita a establecer las bases de un análisis
textual de los discursos que tiene como objetivo diseñar una alternativa a la
explicación de texto tradicional y al análisis estilístico28.

El término “análisis textual” –que substituyo por el de análisis textual de los


discursos– ya ha sido utilizado por otros. Roland Barthes habla de análisis
textual en oposición al análisis estructural, en los análisis de un texto bíblico
(1972) y de un texto de Edgar Allan Poe (1973b), en una de las primeras
obras de la lengua francesa en darle un lugar a la lingüística textual:
Semiótica narrativa y textual (C. Chabrol éd.)29. En La producción del texto,
Michael Riffaterre opone el análisis textual a la estilística y a la retórica
normativas, así como a la poética que él considera muy generalizadora: “el
texto es único en su género” (1979:8) y el análisis textual “busca explicar lo
único” (ibid.). La “Textanalyse” es un campo de la lingüística alemana
(Heinrich F. Plett 1975 y Michael Titzmann 1977). Françoise Gardès-Madray
y Robert Lafont propusieron, en 1976 una Introducción al análisis textual.
Este análisis textual praxemático es muy similar al análisis del discurso
(Détrie et al. 2001:8).

El presente ensayo se sitúa en la prolongación de El análisis textual. Método,


ejercicios, obra publicada en 1983, en la cual la lingüista danesa Lita
Lundqist abría a un público más amplio el contenido de su tesis de 1980, que
sigue siendo una obra de referencia en francés30. Nuestros capítulos II al V
28
Posición defendida en Adam 1997a.
29
En particular la introducción de Claude Chabrol (1973), Siegefried J. Schmidt (1973) y Teun A. Van
Dijk (1973).
30
Además de su síntesis sobre “la lingüística textual en Francia” (Lundquist 1988), aconsejamos las
lecturas del capítulo III de Lingüística de Olivier Soutet (2005:323-346), del artículo de Michel
Charolles y Bernard Combettes sobre la historia reciente del análisis del discurso (1999) y del artículo
de Jean-Marie Viprey (2006) antes citado. Para hacerse una idea del reconocimiento europeo del
campo, existen presentaciones introductorias en italiano (Robert-Alain de Beaugrande y Wolfgang
Ulrich Dressler 1984), en español (María Dolores Vivero García 2001, Helena Calsamiglia Blancafort y
Amparo Tusón Valls 1999, así como Juan Herrero Cecilia 2006), en alemán (además de De
Beaugrande y Dressler [éd. De 1981] y Wenrich ya citados, véase Michael Metzeltin 2007) y en
francés para el campo inglés (Van Dijk 1984 y Shiley Carter-Thomas 2000)

102
presentarán, en niveles crecientes de complejidad, los principios que rigen
las disposiciones textuales de unidades. El capítulo VI propondrá un enfoque
del funcionamiento textual de los tiempos verbales en el cual encontraremos
las influencias de la lingüística textual de Harald Weinrich (1973). El estudio,
dividido en seis análisis parciales a lo largo de la obra, de un fragmento de
los Caracteres de La Bruyère, y los análisis textuales de El Llamamiento del
18 de junio de 1940 del general De Gaulle (capítulo VII) y de un cuento corto
de Borges (capítulo VIII), tendrán como objeto dar una explicación tan
sintética y variada como sea posible del método de abordaje de textos muy
diferentes.

103
Advertencia sobre esta nueva edición
Esta obra retoma el tema del volumen publicado en 2005 bajo el mismo
título. No solamente corrige los errores de digitación, sino que precisa
muchos puntos teóricos y propone ejemplos más numerosos y variados. Los
tres primeros capítulos han sido reorganizados y reducidos a dos. El capítulo
V (antes capítulo VI) que tiene en cuenta investigaciones recientes sobre la
organización no secuencial de los textos, cambia significativamente de título
y enfatiza con mayor intensidad en la doble estructuración lineal y no lineal
de los textos.

Esta obra desarrolla el tema de los dos primeros capítulos de Linguistique


textuelle (Nathan, coll. “FAC”, 1999). Los capítulos de este libro de 1999
quedan como complementos de la teoría general presentada aquí. Sólo el
capítulo VI (“Retórica del llamamiento: De Gaulle y Pétain en junio de 1940”)
se ha vuelto a introducir con el fin de proponer un análisis de síntesis de un
texto no literario y formar un nuevo capítulo VII. Las tesis de Los Textos: tipos
y prototipos (1992), del cual se prepara una nueva edición, son el centro de
una parte del capítulo IV que propone una versión parcialmente reelaborada.

104
Capítulo 1

Introducción al Análisis Textual del Discurso

1. (Re)comenzar a partir de Saussure y Benveniste

Hay lingüistas que reprochan a Saussure por complacerse en subrayar


paradojas en el funcionamiento del lenguaje. Pero en verdad el lenguaje es
lo más paradójico que hay en el mundo, y pobres de quienes no lo noten.
Mientras más se adelante, más se sentirá este contraste entre la unicidad
como categoría de nuestra percepción de los objetos y la dualidad cuyo
modelo impone el lenguaje a nuestra reflexión. Mientras más se penetre en
el mecanismo de la significación, mejor se verá que las cosas no significan
en razón de ser-esto sustancial, sino en virtud de rasgos formales que las
distinguen de las otras cosas de la misma clase y que no nos incumbe
deslindar.

Benveniste, Problemas de lingüística general. Vol 1. Siglo XXI editores, s.a. 1979

1.1. La “lengua discursiva” de Ferdinand de Saussure

Aunque establece la lengua como centro de su programa, Saussure se


preguntó también acerca de «lo que separa» la lengua propiamente dicha de
«lo discursivo». Además, él habla tanto de «lenguaje discursivo» (2002: 95)
como de «habla» y establece una separación aparentemente muy firme entre
los signos-palabras y la frase: «La frase sólo existe en el habla, en la lengua
discursiva, mientras que la palabra es una unidad que vive fuera de cualquier
discurso en el tesoro mental » (2002: 117). Como lo precisa en una «nota
sobre el discurso» de fecha incierta pero accesible hoy en los Escritos de
lingüística general, el sujeto hablante no se expresa con palabras aisladas:

[Nota sobre el discurso]

La lengua sólo se ha creado con miras al discurso, pero ¿qué separa el


discurso de la lengua, o qué es lo que en un determinado momento permite
decir que la lengua entra en acción como discurso?

Conceptos variados se hallan ahí, listos en la lengua (es decir, revestidos de


una forma lingüística), como buey, lago, cielo, fuerte, rojo, triste, cinco,
hendir, ver. ¿En qué momento o en virtud de qué operación, de qué juego
establecido entre ellos, de qué condiciones, esos conceptos formarán el
DISCURSO?

105
Esta serie de palabras, por rica que sea, por más ideas que evoque, jamás
indicará a un individuo humano que otro individuo, al pronunciarlas, quiera
significarle algo. ¿Qué se necesita para que pensemos que se quiere
significar algo usando términos que están a nuestra disposición en la
lengua? Es lo mismo que querer saber qué es el discurso, y a primera vista
la respuesta es sencilla: el discurso consiste, aunque sea rudimentariamente
y por vías que ignoramos, en afirmar una relación entre dos de los conceptos
que se presentan revestidos de forma lingüística, mientras que la lengua,
previamente, sólo realiza conceptos aislados, que esperan ser relacionados
entre ellos para que haya significación de pensamiento.

Escritos sobre lingüística general. Ferdinand de Saussure. Editorial Gedisa.


Traducción de Clara Ubaldina Lorda Mur. 2004

Esta nota se encuentra en un cuaderno de apuntes sin título (Ms. Fr.3961)


depositado en la Biblioteca Pública y Universitaria de Ginebra. Fue citada por
primera vez por Jean Starobinski en Tel Quel 37, en 1969, y fue citada de
nuevo en Les Mots sous les mots (Starobinski 1971). Fue publicada por
René Amacker con acotaciones sobre las enmendaduras y anotaciones
manuscritas, en el número 43 de los Cahiers Ferdinand de Saussure (1989:
93-94) y fue comentada por Herman Parret (1987), Gérard Dessons (1955),
Johannes Fehr (1995) y J.M Adam (2001a).

Esta nota comienza con una aserción que hace del discurso el horizonte de
la lengua y se prolonga con una interrogación sobre la naturaleza de la
discursividad. Esta página de Saussure recuerda, en ciertos aspectos, un
texto que él no podía ignorar. En el diálogo del Sofista de Platón, el
Extranjero explica a Teeteto que los nombres pronunciados de manera
aislada, unos después de otros, y los verbos enunciados separadamente de
los nombres, como la secuencia: «camina corre duerme», «son incapaces de
producir un discurso [logos]. […] De la misma manera, cuando decimos “león
ciervo caballo”, es decir, los nombres de los agentes de las acciones, esta
serie no producirá discurso alguno» (1993:192). Platón basa su definición de
logos-discurso en una operación cercana al « vínculo » y a la relación de
conceptos de Saussure: «Pero apenas ellos se unen, la primera conexión
produce directamente el discurso, el primero y más pequeño de los
discursos» (ibid.). Proposiciones como «El hombre aprende» o «Apuleyo
relata» son enunciados asertivos mínimos. Yendo más allá de la simple
nominación por la «disposición-enlace» de dos constituyentes, se realiza un

106
acto de referencia, algo se concluye, un conjunto que sale del logos-discurso
se constituye. Platón hace decir al Extranjero: « […] no sólo nombra, sino
también […], “liga”, y es este enlace lo que nosotros llamamos discurso
[logos] » (ibid.: 193). Antes de Saussure, esta idea fue radicalizada por la
teoría del lenguaje de Wilhelm von Humboldt: «La lengua consiste solamente
en el discurso ligado, la gramática y el diccionario sólo son comparables a su
esqueleto muerto» (traducción Meschonnic 1985:142). Humboldt define la
lengua como una actividad discursiva, como «el acto de su emisión real»
(ibid.:143), y resalta que es sólo en «los encadenamientos del discurso»
donde se pueden captar los elementos más significativos de la lengua:

Lo más precioso y lo más fino […] sólo puede ser captado o sentido en el
discurso ligado. El discurso es lo que debe pensarse como lo verdadero y lo
primario en todas las investigaciones que intenten penetrar la esencia
viviente del lenguaje. La fragmentación en palabras y reglas no es más que
el producto muerto de la segmentación científica.

(Humboldt 1903-1936, vol. 7:4631.) nuestra traducción.

Saussure define su objeto y su programa como un retorno de lo discursivo


hacia la lengua como «tesoro mental», hacia lo que para Humboldt sólo era
«la proyección totalizadora del habla en acto» (1974:183):

La lengua entra primero a nuestra mente por lo discursivo, como lo habíamos


dicho, y como debe ser. Pero así como el sonido de una palabra, que es algo
que entra igualmente en nuestro fuero interior de esta forma, se convierte en
una impresión completamente independiente de lo discursivo, de la misma
manera nuestra mente separa todo el tiempo de lo discursivo lo que es
necesario para dejar sólo la palabra.

Saussure 2002, 118. nuestra traducción.

Aunque la nota define el discurso como una puesta en funcionamiento de la


lengua y como una proposición interactiva de sentido de un sujeto que se
dirige a otro sujeto, encontramos sobre todo, en la base, la definición
saussureana de la lengua como stock o reservorio de signos-palabras. La
31
«Gerade das Höchste und Feinste […] in der verbundenen Rede wahrgenommen ung geanhdet
warden. Nur sie muss man sich überhaup in allen Untersuchungen, welche in die lebendige Wesenheit
der Spache eindringen wollen, immer als das Wahre und Erste denken. Das Zerschlagen in Wörter und
Regeln ist nur ein todtes Machwerk wissenchaftlicher Zergligderung.»Traducción propuesta por
Jürgen Trabant (comunicación personal); resaltamos.

107
nota habla de «términos disponibles en la lengua» y, más precisamente de
conceptos (significado) revestidos de una forma lingüística (significante). La
definición del discurso como vínculo entre conceptos revestidos de una forma
lingüística deja abierto el asunto de la naturaleza y de la extensión de estas
disposiciones. La nota sólo hace alusión al establecimiento de un vínculo
entre signos “que esperan ser relacionados” y es necesario entonces, buscar
en el Curso y en las notas del curso una descripción de la naturaleza y de la
extensión de estos vínculos.

La alusión a los signos «disponibles en la lengua» es un eco de la teoría del


valor in absentia (relaciones asociativas y paradigmáticas). Por el contrario,
la nota insiste en el valor discursivo in prœsentia (relaciones sintagmáticas).
Como lo dice la lección del 30 de junio de 1911:

La mente establece en todo dos tipos de vínculos entre las palabras:


1. fuera del habla, la asociación que se hace dentro de la memoria entre las
palabras que ofrecen algo en común –crea diferentes grupos, series,
familias, al interior de los cuales reinan relaciones muy diversas, pero que
entran en una sola categoría; son las relaciones asociativas.
2. dentro del habla, las palabras se someten a un tipo de relaciones
independiente del primer tipo y dependiente de su encadenamiento, son las
relaciones sintagmáticas.
(Saussure. In Bouquet1997:335.) nuestra traducción.

En el Curso de lingüística general, Saussure define la frase como la unidad


máxima de la sintagmación y se pregunta hasta qué punto, sometida a las
variaciones individuales, pertenece a la lengua (1967:148). Aplica la noción
de sintagma a unidades de cualquier tamaño que dependen de la lengua:
palabras simples como dese-oso, palabras compuestas como im-perdon-
able, in-cans-able, frases o grupos de palabras establecidas sobre patrones
regulares como la tierra gira, locuciones preconcebidas como entrar en
cólera, apoyar un argumento, etc. Y Saussure añade:

En síntesis, sólo en la sintaxis, se presentará un cierto flote entre lo que es dado, fijo
en la lengua y lo que se deja a la iniciativa individual. Es difícil hacer la delimitación.
Es necesario reconocer que aquí en el campo de la sintaxis, hecho social y hecho
individual, ejecución y asociación fija, se mezclan un poco, llegando a mezclarse
más o menos. Reconoceremos que solamente en esta frontera podremos poner en
entredicho la separación lengua habla.

(Saussure, in Bouquet 1997:334-335.) nuestra traducción

108
En el Curso de lingüística general, los editores transcriben este pasaje del
curso así: “Pero es necesario reconocer que en el campo del sintagma no
hay límite demarcado entre el hecho lingüístico, marca del uso colectivo, y el
acto de habla que depende de la libertad individual” (1967: 173) la relación
de la sintagmación y del habla-discurso es afirmada y considerada por
Saussure como un asunto no resuelto:

Toda frase será un sintagma. Pero, la frase pertenece al habla y no a la lengua.


Entonces, objeción: […] ¿no mezclamos acaso las dos esferas lengua-habla para
distinguir las dos esferas sintagma-asociación? De hecho, es aquí donde hay algo
delicado en la frontera de los dos campos. Asunto difícil de resolver.

(Saussure, in Bouquet 1997:334-335.) nuestra traducción

La frase aparece como una unidad de composición-sintagmación situada en


la frontera de dos campos: depende de la lengua en su dimensión
sintagmática y del habla en su dimensión discursiva. La palabra «discurso»
en Saussure concuerda con la restricción clásica que Fontanier formulaba en
estos términos:

En primer lugar, ¿qué entendemos aquí por Discurso? No una obra entera, ni
siquiera tan corta como se podría suponer; tampoco una sucesión, un
encadenamiento de frases o de periodos sobre un mismo tema; sino una
frase o un periodo que explica un pensamiento casi entero o completo en sí
mismo, aunque relacionados con otros pensamientos que preceden o que
siguen.

Fontanier (1977:279) nuestra traducción.

La entrada «discurso» de La Enciclopedia de Diderot y d‟Alembert delimita


retóricamente el sentido de la palabra y se acerca así a una definición más
textual de la actividad lingüística de los sujetos hablantes:

DISCURSO, (bellas letras) en general se toma como todo lo que parte de la


facultad del habla, y se deriva del verbo dicere, decir, hablar; es género en
relación a discurso oratorio, arenga, oración. […]

Las partes del discurso, según los antiguos, eran el exordio, la proposición o
la narración, la confirmación o prueba y la peroración. Nuestros alegatos aún
retienen esa forma; un corto exordio precede el relato de los hechos o el

109
enunciado del asunto de derecho; siguen las pruebas o los medios y
finalmente las conclusiones.

Rompiendo con esta herencia retórica, la «nota sobre el discurso» no


menciona ni los géneros discursivos de la retórica, ni las partes de la
dispositio o composición textual de la cual hablaremos en el capítulo V,
integrándolas a una teoría general de la lengua y del discurso. La
preocupación principal de Saussure es la operación que permite abstraer el
sistema de la lengua a partir de los hechos del discurso. Émile Benveniste va
a retomar precisamente la cuestión a la inversa, al privilegiar la puesta en
discurso, lo que progresivamente va a designar como la enunciación.

1.2. La «translingüística» de Émile Benveniste32

Benveniste (re)comienza a partir del enfoque saussuriano de la frase:


“Saussure no ignoró la frase, pero evidentemente ésta le creaba una gran
dificultad así que la remitió al „habla‟, lo cual no resolvió nada” (1974: 65). Su
propuesta se acerca a la Saussure cuando retoma la distinción de las
relaciones asociativas-paradigmáticas y sintagmáticas:

El “sentido” (en la acepción semántica […]) se realiza en y por una forma


específica, la del sintagma, a diferencia de lo semiótico que se define por
una relación de paradigma. Por un lado, la sustitución y por otro la conexión.
Estas son las dos operaciones típicas y complementarias.

(Benveniste 1974:225) nuestra traducción

Benveniste se aproxima bastante a la nota sobre el discurso de Saussure


cuando afirma: “es en el discurso, representado en frases, que la lengua se
forma y se configura. Ahí comienza el lenguaje” (1966:131). Pero se separa
de Saussure cuando instaura en la lengua “una división fundamental muy
diferente de la que Saussure propuso entre lengua y habla” (1974:224).
Distingue entre los campos de lo “semiótico (lengua como sistema) y de lo
“semántico” (lingüística de la enunciación):
32
Para otros dos puntos de vista sobre la importancia de los trabajos de Émile Benveniste léase
«Champ, schéma, sujet: les contributions de Bühler, Barlett et Benveniste à une linguistique du
texte » de David D. Clarke y Brigitte Nerlich (1999) y el hermoso ensayo de Gérard Dessons: Emile
Benveniste, la invención del discurso (2006). La tesis de Aya Ono (2007) sobre La noción de
enunciación en Emile Benveniste es una interesante explicación por su lectura sistemática de casi la
totalidad de los escritos publicados de Benveniste. Ella redacta una historia muy completa del
sistema de conceptos de este último.

110
[…] En realidad el mundo del signo es cerrado. Del signo a la frase no hay
transición, ni por sintagmación, ni de ninguna otra manera. Un hiato los
separa. Hay entonces que admitir que la lengua está compuesta por dos
campos distintos que demandan, cada uno, su propio sistema conceptual.
Para lo que nosotros llamamos semiótica, la teoría saussureana del signo
lingüístico servirá de base a la investigación. El campo semántico, por el
contrario, debe reconocerse como separado. Necesitará un nuevo aparato
de conceptos y de definiciones.

(Benveniste 1974:65) nuestra traducción

Por lo demás, Benveniste hace de la frase la unidad de la comunicación


humana: “Nos comunicamos por frases, incluso entrecortadas, elementales,
incompletas, pero de todas maneras mediante frases” (ibid.: 224). Al llevarla
más allá del último nivel de las combinaciones lingüísticas codificadas,
agrega: “Con la frase se traspasa un límite, entramos en un nuevo campo.
[…] Ésta se diferencia en el fondo de las otras entidades lingüísticas”
(1966:128). Benveniste considera que si la frase comprende constituyentes,
no puede, por el contrario, integrar ninguna unidad de rango más elevado de
complejidad (ibid.: 125)

En su modelo, el límite inferior del sistema está constituido por “merismas”,


rasgos distintivos de fonemas, que no tienen ningún constituyente de
naturaleza lingüística. La frase sólo se define por sus constituyentes y el
merisma por su naturaleza de constituyente de una unidad lingüística de
rango superior. Entre estos dos niveles, los signos, palabras o morfemas “a
la vez tienen constituyentes y funcionan como integrantes” (ibid.). Lo anterior
trata de resumirse en el Esquema 1, que deducimos de las propuestas de
Benveniste.

111
Esquema 1

Benveniste da esta definición de la forma y del sentido al interior del sistema


de la lengua:

La forma de una unidad lingüística se define como su capacidad de


disociarse en constituyentes de nivel inferior.
El sentido de una unidad lingüística se define como su capacidad de integrar
una unidad de nivel superior.
Forma y sentido aparecen así como propiedades conjuntas, dadas necesaria
y simultáneamente, inseparables en el funcionamiento de la lengua. Sus
relaciones mutuas se descubren en la estructura de los niveles lingüísticos,
recorridos por medio de las operaciones ascendentes y descendentes del
análisis y gracias a la naturaleza articulada del lenguaje.
(Benveniste 1966:126-127) nuestra traducción.

Benveniste sitúa perfectamente los límites de la lingüística del sistema


cuando hace de la proposición la unidad de último rango integrador. Hoy en
día se admite más comúnmente en lingüística que el proceso doble de

112
segmentación y de conmutación permite identificar todas las unidades de
rango suboracional: un morfema se define como una secuencia ordenada de
fonemas, un sintagma como una secuencia ordenada de morfemas y la
unidad predicativa (nivel categoremático33) se identifica como una secuencia
ordenada de sintagmas. Más allá, la descomposición de textos en frases e
incluso de frases periódicas complejas en unidades predicativas no se hace
con la misma regularidad combinatoria como la descomposición de
sintagmas, morfemas y fonemas. Como lo resume Olivier Soutet: “En el caso
particular del texto, la relación del todo a la parte no evidencia el mismo tipo
de previsibilidad que existe entre cada una de las unidades suboracionales y
sus constituyentes inmediatos” (1995:325). Pero ya la frase plantea
problemas de descripción, como lo veremos en el capítulo II. En efecto, las
múltiples categorías de frase “simple”, “compleja”, “nominal” o “verbal”
prueban, por su diversidad, que el concepto de frase no puede definirse de
manera tajante. Para Benveniste, la frase es una unidad de otro orden: “La
frase pertenece al discurso. Incluso es por ahí que se la puede definir: la
frase es la unidad del discurso. […] La frase es una unidad, por cuanto es un
segmento de discurso” (1966: 130). Éste hace de esta unidad el centro de
otra lingüística:

La frase, creación infinita, variedad sin límite, es la vida misma del lenguaje
en acción. Concluimos que con la frase salimos del campo de la lengua
como sistema de signos, y entramos en otro universo, el de la lengua como
instrumento de comunicación, cuya expresión es el discurso.
Son realmente dos universos diferentes, aunque abarquen la misma
realidad, y dan lugar a dos lingüísticas diferentes, aunque sus caminos se
crucen en todo momento.
(Benveniste 1966:129-130) nuestra traducción

Benveniste distingue una lingüística de la lengua-sistema o “semiótica”, que


significa, cuyo funcionamiento es paradigmático, que tiene como unidad
central el signo (Esquema 1), y una lingüística del discurso o “semántica”,
que comunica y cuya unidad es la frase 34 . En un primer momento,

33
Benveniste retoma el término griego “katégoréma” que corresponde exactamente al latín
“praedicatum” del cual s
e deriva el español “predicativo”.
34
Benveniste introduce esta distinción en “Semiología de la lengua” publicado en la reviste Semiotica,
en 1969.

113
Benveniste excluye el “texto del enunciado” del campo (“semántico”) de la
lingüística de la enunciación:

Diremos que el discurso que se produce cada vez que hablamos, esta
manifestación de la enunciación, ¿acaso no es simplemente el “habla”? -
Hay que estar atentos a la condición específica de la enunciación: que
nuestro objeto es el acto mismo de producir un enunciado y no el texto del
enunciado. Este acto, es el acto del locutor que moviliza la lengua por su
cuenta.

(Benveniste1974:80) nuestra traducción

Sin embargo, al esbozar “el aparato formal de la enunciación” (1974:79-88)


una primera revisión de conceptos operatorios y una definición de los límites
de la lingüística de la enunciación, no se contenta con abrir el análisis
intralingüístico a la semántica de la enunciación. En efecto, si la teoría de la
enunciación tiene por objeto la producción de enunciados y no el “texto del
enunciado”, una tercera rama de la lingüística debe hacerse cargo de este
último. Lo explica en estas líneas a las que la enfermedad que lo atacó al
principio de los años 1970 no le permitirá volver:

En conclusión, se debe superar la noción saussureana del signo como


principio único, del cual dependerían a la vez la estructura y la función de la
lengua. Esta superación se hará por dos vías:
- en el análisis intralingüístico, por la apertura de una nueva dimensión de
significación, la del discurso, que llamamos semántica, ahora distinta de la
que está ligada al signo y que será semiótica.
- en el análisis translingüístico de los textos, de las obras mediante la
elaboración de una metasemántica que se construirá sobre la semántica de
la enunciación.
Ésta será una semiología de “segunda generación” cuyos instrumentos y
método podrán también contribuir al desarrollo de las otras ramas de la
semiología general.

(Benveniste 1974:66) nuestra traducción.

Benveniste descompone programáticamente el campo general de la


lingüística en tres campos dentro de los cuales la lingüística de la
enunciación ocupa un lugar central. Esto es lo que intentamos representar
por medio de un esquema que es discontinuo (oponiendo dos grupos a las
metodologías diferentes) y a la vez continuo (la lingüística de la enunciación
que asegura la transición entre los dos campos a los cuales pertenece):

114
Esquema 2

Apoyándose en la lingüística de la enunciación, la lingüística del discurso se


abre, por una parte, sobre una “translingüística de los textos” y por otra parte,
sobre una “translingüística de las obras”, es decir, de las producciones
literarias. Resaltando, en 1968, hasta qué punto es interesante el estudio del
lenguaje poético para la lingüística, Benveniste agregaba: “pero este trabajo
apenas ha comenzado. No se puede decir que el objeto del estudio y el
método a emplear estén todavía claramente definidos. Hay tentativas
interesantes, pero que muestran la dificultad de salir de las categorías
utilizadas para el análisis del lenguaje ordinario” (ibid.: 37).

Henri Meschonnic (1997: 323-324) es uno de los pocos lingüistas que habla
de esta tercera dimensión de la significación para inscribir su poética en el
linaje de la “translingüística de las obras”:

Partiendo de Benveniste, podemos distinguir mejor la oposición y la


interacción entre escritura y literatura, puesto que la escritura está más cerca
de lo semántico que de lo semiótico, pero crea a su vez lo semiótico al
producir lo que se convierte en literatura – no siempre lo ha sido. Lo que se
abre para el conocimiento de la escritura, es un campo específico,
“translingüístico”, que pertenece a “la elaboración de una metasemántica que
se construirá sobre la semántica de la enunciación”. La primera se
beneficiará de la segunda y le aportará también lo que conceptualiza.

(Meschonnic 1973:174-175) nuestra traducción.

115
La “poética” de Henri Meschonnic, en la que el poema es el corazón y la
literatura el objeto principal, no permite cumplir nuestro programa de
descripción de todas las producciones discursivas humanas.

Roland Barthes, quien siguió muy de cerca la reflexión de Benveniste,


lamentaba el hecho de que la lingüística fuese incapaz de adoptar un objeto
superior a la frase “porque más allá de la frase sólo hay otras frases:
habiendo descrito la flor, el botánico no puede encargarse de describir el
ramo” (1966:3). Pero si él retomaba, en la misma página de su “Introducción
al análisis estructural de los relatos”, la afirmación según la cual: “el discurso
sería una gran „frase‟ (cuyas unidades no deberían ser necesariamente
frases), al igual que la frase, por medio de ciertas especificaciones, es un
pequeño „discurso‟” (ibid.), era para agregar enseguida, como lector atento
de los últimos trabajos de Benveniste, que: “El discurso tiene sus unidades,
sus reglas, su „gramática‟: más allá de la frase y aunque compuesto
únicamente por frases, el discurso debe ser naturalmente el objeto de una
segunda lingüística” (ibid.). A esta “segunda lingüística” él denominará en
1970, “lingüística del discurso o translingüística (el término meta-lingüística,
que es preferible, se había tomado en un sentido diferente)” (Barthes 2002:
611)35.

De igual manera Julia Kristeva, se refirió explícitamente a la posición de


Benveniste al considerar la semiología interpretativa anclada en la
metasicología freudiana que ella elaboraba (Kristeva 1969a) y denominaba
“semanálisis” como el desarrollo del programa de Benveniste: “permítaseme
citar la conclusión del último texto de este maestro de la lingüística que
explicita su concepción de la significación y traza la vía donde me parece
podrá situarse el semanálisis. […] Llamamos semanálisis a lo que se designa
como una semántica y una translingüística” (1972:345). Kristeva utiliza la
palabra “translingüística” desde su artículo del número 12 de la revista
Langages 12, donde define “el texto como un sistema translingüístico que
redistribuye el orden de la lengua” (1969b: 103).

35
Abordo esta cuestión de la evolución de la posición de Barthes en Adam 2001b: “Barthes en 1970:
de la translingüística a la deconstrucción”.

116
El programa interrumpido de Benveniste influenció tanto a Julia Kristeva,
Tzvetan Todorov36 y los traductores franceses de los escritos del Círculo de
Bajtín que han sido traducidos y transpuestos en términos enunciativo-
discursivos. La traducción del concepto bastante impreciso de
“metalingvistika” de Mikhaïl M. Bajtín por “translingüística” indujo una falsa
continuidad con la posición de Benveniste. Las investigaciones filológicas
actuales sobre estos escritos prueban que las dos perspectivas no coinciden
completamente. Al comienzo del “Problema del texto” 37 , Bajtín define la
“metalingvistika” como una transdisciplina que “no trata ni de lingüística, ni de
filología, ni de literatura y que no hace parte de ninguna especialización”
(1984:311). La sitúa “en las esferas limítrofes, en las fronteras de todas las
disciplinas mencionadas, en su empalme, en su cruce” (ibid.). Esta
metadisciplina no es del todo la prolongación “translingüística” de la
lingüística de la enunciación de Benveniste. Parece evidente que los
traductores franceses vieron en el programa del Círculo de Bajtín una
apertura que correspondía al desplazamiento de sus preocupaciones
teóricas mucho más allá de la lingüística. En lugar de seguir el programa más
precisamente lingüístico de Benveniste y de mantenerse en el marco en
curso de constitución de la lingüística del discurso, los traductores
desplazaron el centro epistemológico y metodológico del estudio de los
textos. La lectura benvenistiana y sociolingüística de los escritos del Círculo
de Bajtín explica el favor del cual se han beneficiado. Nosotros hemos
contribuido a esta lectura y a este entusiasmo. Con el fin de evitar mantener
este malentendido, seremos muy prudentes y limitaremos nuestras
referencias a los escritos de Bajtín, a los vínculos entre su “dialogismo” y a lo
que Jacqueline Authier-Revuz llama la “no-coincidencia interlocutiva” y a los
vínculos que ella encuentra, como nosotros, con “esta otra forma „de no
pertenencia innata del lenguaje‟ que es la interdiscursividad […]. La
interlocución, en sí misma, en Bajtín, siempre es tomada como el hecho de
individuos socialmente anclados en una situación histórica de este „entorno
de los otros discursos‟ donde se produce cualquier discurso y sentido” (1995
I: 171).

36
Recordemos que Tzvetan Todorov dirigió el primer número de la revista Langages consagrado a la
enunciación, el número 17, publicado en 1970.
37
Me apoyo aquí en los trabajos del GRECLECO de la universidad de Lausanne, comprometido con las
retraducciones y un trabajo filológico sobre los escritos del Círculo de Bajtín y, en particular,
Marxismo y filosofía del lenguaje, bajo la dirección de Patrick Sériot.

117
2. Lugar de la lingüística textual en el análisis del discurso

Aquí no se trata de neutralizar el discurso, de hacerlo el signo de


otra cosa, ni de atravesar su profundidad para llegar a lo que
permanece silenciosamente subyacente, sino, por el contrario, de
mantenerlo en su consistencia, de hacerlo surgir en la complejidad
que le es propia.

(Foucault 1969: 65.) nuestra traducción

Desde de su surgimiento en los años 1950, el análisis del discurso y la


lingüística textual se desarrollaron de manera autónoma. Éstos no se
cruzaron sino en los trabajos de Denis Slakta en los años 1970: “Entre
gramática de texto y análisis del discurso ¿qué relaciones articular?”
(1977:8). Sobre nuevas bases es que proponemos hoy poner en relación una
lingüística textual desligada de la gramática del texto y un análisis del
discurso emancipado del análisis del discurso francés (ADF). Nuestras
referencias bibliográficas explicitarán lo que nos separa del marco estricto del
ADF y nos orienta hacia el análisis del discurso tal como Dominique
Maingueneau lo describe (1991a, 1995). Al postular, a la vez, una separación
y una complementariedad de tareas y de objetos de la lingüística textual y del
análisis del discurso, definimos la lingüística textual como un sub-campo del
área más amplia del análisis de las prácticas discursivas. Es lo que
representa el esquema 3, cuya parte derecha será complementada más
adelante (Esquema 5):

118
Esquema 3

Este esquema pone en evidencia el juego complejo de las determinaciones


textuales “ascendentes” (de derecha a izquierda) que rigen las
disposiciones de proposiciones al interior del sistema que constituye la
unidad TEXTO-objeto de la lingüística textual – y las regulaciones
“descendentes” (de izquierda a derecha) como las situaciones de
interacción en los lugares sociales, las lenguas y los géneros dados imponen
a los enunciados – objeto del análisis del discurso. Bajo el impacto de las
necesidades de expresión y de las necesidades de interacción, los
enunciados toman formas infinitas, pero los géneros y las lenguas
intervienen como factores de regulación.

2.1 Géneros de discurso, lengua(s) y formaciones sociodiscursivas

La noción imprecisa de “formación discursiva” que Michel Foucault anticipa


en el capítulo II de La arqueología del saber (1969) 38 fue redefinida por
Michel Pêcheux, quien ha hecho de ésta un concepto importante de la
Escuela francesa del análisis del discurso:

[Las] formaciones discursivas […] determinan lo que puede y debe ser dicho
(articulado bajo la forma de una arenga, de un sermón, de un panfleto, de
una exposición, de un programa, etc.) a partir de una posición dada en una
coyuntura dada: el punto esencial aquí es que no se trata solamente de la
naturaleza de las palabras empleadas, sino también (y sobre todo) de las
construcciones en las cuales estas palabras se combinan, en la medida en

38
Aunque esencialmente inscrito en el campo de la filosofía, M. Foucault influenció el análisis del
discurso francés con La arqueología del saber (1969) y con su lección inaugural del Collègue de
France, el 2 de diciembre de 1970: El orden del discurso (1971).

119
que ellas determinan la significación que toman esas palabras […], las
palabras cambian de sentido según las posiciones de quienes las emplean;
[…] las palabras “cambian de sentido” pasando de una formación discursiva
a otra.

(Pêcheux 1990:148.) nuestra traducción.

Aunque la palabra no aparezca, al hablar de arenga, sermón, panfleto,


exposición, programa, Pêcheux hace una lista de géneros. El establecimiento
de un vínculo entre los géneros y las formaciones sociodiscursivas es uno de
los avances recientes del análisis del discurso. Desde 1978, la relación entre
lengua y género era resumida por Tzvetan Todorov así: “cualquier propiedad
verbal, opcional a nivel de la lengua, puede volverse obligatoria en el
discurso. […]. Algunas reglas discursivas tienen de paradójico que consisten
en establecer una regla de la lengua” (1978: 23-24). En Los géneros del
discurso, Todorov inscribe muy claramente estos fenómenos en el espacio
sociodiscursivo de un lugar social dado. Este marco que llamamos
interdiscursivo39 ya había sido definido por Karlheinz Stierle. Para que se le
dé un sentido a un texto, es necesario que éste sea proyectado en alguna
forma sobre el “segundo plano de un esquema discursivo preexistente”
(1977: 427), que encuentra un lugar “en las instituciones de la acción
simbólica, que tienen por condición y al mismo tiempo condicionan una
cultura dada” (ibid.: 426). Nosotros tomaremos esta definición: “El concepto
de discurso […] se define por las siguientes características: una
estabilización pública y normativa y la posibilidad de un estatus institucional”
(ibid.: 425). En los géneros de discurso localizaremos esta “estabilización

39
Para una historia del concepto de interdiscurso, véase la elaboración de Marie-Anne Paveau 2006 y
para una presentación de las filiaciones heterogéneas de los conceptos de intertextualidad e
interdiscurso, así como de conocimiento previo y de presuposición, la de J. M. Adam 2006. Al hablar
aquí de interdiscurso y de interdiscursividad, no buscamos hacer un uso conforme al marco lacano-
althuseriano del concepto interdiscurso. Al considerar las lenguas y los géneros como los
componentes sistémicos de base de la interdiscursividad, definimos esta última como una reserva de
memoria que hace posible (prescribiendo o proscribiendo) la(s) realización(es) de los enunciados
tanto en la producción como en la interpretación, en las comunidades sociodiscursivas de autores,
editores (en el sentido amplio de instancias responsables de la fijación y la difusión de un texto sobre
un soporte-médium) y de los lectores-oyentes (intérpretes).

120
pública y normativa” que opera en el marco del sistema de géneros de cada
formación discursiva.

En La arqueología del saber (1669), Michel Foucault muestra que una unidad
lingüística (frase o proposición) sólo se convierte en unidad de discurso
(enunciado) cuando este enunciado se relaciona con otros:

No basta decir una frase, ni siquiera decirla en una relación determinada con
un campo de objetos o en una relación determinada con un tema para que
haya enunciado – para que se trate de un enunciado: es necesario ponerla
en relación con un campo adyacente. […] No se puede decir una frase, no es
posible hacerla llegar a una existencia de enunciado sin que se active un
espacio colateral. Un enunciado siempre tiene márgenes habitadas de otros
enunciados.

(Foucault 1969: 128.) nuestra traducción.

Al hablar de poner los enunciados en relación con un “campo adyacente”, un


“espacio colateral” habitado por otros enunciados, Foucault hace énfasis en
el hecho de que la lengua no es suficiente para producir enunciados por sí
misma:

No son ni la misma sintaxis, ni el mismo vocabulario lo que funciona en un


texto escrito y en una conversación, en un diario y en un libro, en una carta y
en un cartel; además, hay secuencias de palabras que forman frases
individuales y perfectamente aceptables, si aparecen en los titulares de un
diario, y que sin embargo, a lo largo de una conversación, nunca podrían
valer como una frase con sentido.

(ibid. :133.) nuestra traducción.

Con el fin de explicar este punto, consideremos brevemente los dos versos
que componen un pequeño poema de Paul Eluard40 y que ilustran bien hasta
qué punto la lengua es atravesada por valores y ecos de otros usos de las
palabras:

T1 ¿Por qué soy tan bella?


Porque mi amo me lava.
40
Para un análisis detallado de este texto véase Adam2002b: 84-93. Para la numeración de los
extractos citados (T1, T2,Tn) se resalta el hecho de que se trata de un texto completo.

121
El título de la sección de Capital del dolor en donde se encuentra este poema
– “Los pequeños justos”– tiene connotaciones bíblicas. Además, no remite
tanto a los miembros del grupo surrealista como a un sociolecto que Eluard,
hijo de costurera, no desconocía en absoluto. Desde el siglo XVIII, el
vocabulario de la moda designa como “petit juste” una prenda de vestir
femenina que moldea estrechamente el cuerpo (Gateau 1994:72). Es el
sentido que, a partir de étroit = estrecho y ajusté = ajustado, da el compuesto
justaucorps, que designa una prenda ajustada al talle. De este sentido se
deriva otra referencia posible a los poemas de la sección, todos más cortos,
más estrechos que los otros poemas de la selección. La economía verbal de
estas piezas breves es entonces comparable a la de las prendas sin tejido
superfluo. La polisemia del título de la sección se debe a una
“pluriacentuación” (Bajtín-Volochinov 1977:44) que es un aspecto del
carácter “plurilingüe” (Bajtín 1978: 104) de palabras, de alguna manera
siempre „ajenas‟. Los sentidos religiosos (intertextualidad evangélica),
profano y poético (espacio co-textual de la antología) se mezclan aquí.

Este corto texto fue considerado por Eluard tan importante que lo retomó
cinco veces. Publicado por primera vez, en 1941, como el segundo de los
seis poemas de la sección “los pequeños justos” de Morir de no morir, se
encuentra en Capital del dolor, en 1926, en la segunda posición de un grupo
de once poemas. Fue publicado en una revista en 1928, retomado, en 1941,
en Selección de poemas. Eluard llegará incluso a caligrafiar un día sus
versos en una vasija, donde un alfarero de Vallauris. Estas textualizaciones
sucesivas, que son muchos cambios de régimen de materialidad discursiva,
hacen cambiar el sentido. El enigma-adivinanza trazado en la vasija ubica el
texto en una situación de enunciación fácilmente interpretable: la pregunta se
atribuye al objeto mismo, bello porque está decorado, y podemos hablar de
una prosopopeya de la vasija que fija una identidad de “yo”. En cuanto al
acto de lavar la vasija, se convierte en un gesto de los más ordinarios llevado
a cabo por su “maestro”, quien la asea y cuida de ella.

Otra interpretación posible pasa por un libreto social. El rol de “amo”


transforma el estatus de “yo” ya sea en esclavo o en animal de compañía.
Jean-Charles Gateau relata que, según los familiares del poeta, se trataría
de una perrita. (1994: 73). En este caso, por prosopopeya hipocorística, el

122
amo mismo presta al animal hembra la pregunta que él (re)formula y exalta,
así, tanto la belleza de la perra como los cuidados que él le prodiga. Hay
prosopopeya en el caso de la perra que habla o forma lenguaje hipocorístico
en el caso del amo que habla en lugar de su perro.

Partiendo del hecho de que “el enunciado se da siempre a través de un


espesor material, aunque sea disimulado, aunque, recién aparece, está
condenado a desaparecer” (1969: 132), Foucault considera el caso particular
de la misma frase (o proposición) que no siempre es idéntica a sí misma,
como enunciado, cuando las coordenadas de su situación de enunciación y
su régimen de materialidad cambian:

Compuesta por las mismas palabras, cargada exactamente del mismo


sentido, mantenida su identidad sintáctica y semántica, una frase no
constituye el mismo enunciado si es articulada por alguien durante una
conversación, o impresa en una novela; si se escribió un día, hace siglos, y
si reaparece ahora en una formulación oral. Las coordenadas y el estatus
material del enunciado hacen parte de sus caracteres intrínsecos.

(Foucault 1969: 132.) nuestra traducción

Bajtín hace exactamente la misma reflexión:

La identidad absoluta entre dos proposiciones (o muchas más) es posible (en


superposición, como dos figuras geométricas que coinciden). Además,
debemos admitir que toda proposición, por compleja que sea, en el flujo
ilimitado del habla puede ser repetida un número ilimitado de veces, bajo una
forma completamente idéntica, pero en calidad de enunciado (o fragmento
de enunciado), ninguna proposición, aunque se componga de una sola
palabra, puede ser reiterada: siempre se obtendrá un nuevo enunciado (así
sea en forma de cita)

(Revisión de la traducción41 de Bajtín 1984:316-317.) nuestra traducción

41
Me apoyo en la traducción inédita de Inna Aguéeva (2003:29).

123
Con el fin de ilustrar esta observación tratando un caso de transposición de
un texto entero, examinemos las transformaciones que Blaise Cendrars hace
pasar a un suceso para convertirlo en el décimo texto de sus diecinueve
poemas elásticos42. El texto periodístico al que se refiere el paréntesis final
del poema de Blaise Cendrars fue encontrado por Jean-Pierre Goldenstein43.
Proponemos una transcripción de la edición de Paris-Midi del 21 de enero de
1914:

T2. 10. Última hora

OKLAHOMA, enero 20 de 1914

Tres presidiarios se arman de revólveres


Matan a su carcelero y toman las llaves de la prisión
Salen de sus celdas y matan a cuatro guardianes en el patio
Después toman a la joven taquimecanógrafa de la prisión
Y suben a un carro que los esperaba en la puerta
Parten a toda velocidad
Mientras que los guardianes descargan sus revólveres en dirección
de los fugitivos

Algunos guardianes se montan a caballo y se lanzan a la persecución


de los presidiarios
De ambos lados se intercambian tiros
La joven es herida por un impacto de bala disparado por uno de los
guardianes

Una bala hiere de muerte al caballo que llevaba el carro


Los guardianes pueden acercarse
Encuentran a los presidiarios muertos con sus cuerpos acribillados a
bala
Mr. Thomas, antiguo miembro del Congreso que visitaba la prisión

42
Véase el análisis comparado de estos dos textos en el capítulo VIII de Linguistique textuelle (Adam
1999: 175-188).
43
Jean-Pierre Goldenstein (Diecinueve poemas elásticos de Blaise Cendrars, Paris, Klinsieck, 1896) fue
el primero en interesarse en el poema de Cendrars y en proponer un análisis.

124
Felicita a la muchacha
(Telegrama-poema copiado en Paris-Midi.) nuestra traducción

T3. Trágica fuga de prisioneros en América

[P0] Oklahoma, 20 de enero – [P1] Tres prisioneros se fugaron esta


mañana de la prisión Mac-Alester, en las siguientes circunstancias:
[P2] Después de haberse armado de revólveres, tomaron por la
fuerza las llaves del carcelero y salieron de sus celdas disparando a
los guardianes cuatro de los cuales fueron asesinados.
[P3] Los prisioneros tomaron a una joven empleada como
taquimecanógrafa en la prisión y lograron protegerse manteniéndola
entre ellos y las personas que los perseguían. [P4] La joven fue
herida por una bala disparada por uno de los guardianes.

[P5] Frente a la puerta de la prisión, los prisioneros subieron a un


carro que los esperaba y que partió a toda velocidad mientras los
guardianes descargaban sus armas en dirección a los fugitivos.

[P6] Algunos guardianes se montaron a caballo y se lanzaron a la


persecución de los prisioneros. [P7] De ambos lados se
intercambiaron tiros.

[P8] Una bala había herido de muerte al caballo que tiraba el carro,
entonces los guardianes pudieron acercarse y encontraron a los
prisioneros muertos, sus cuerpos acribillados a bala.

[P9] El señor Thomas, antiguo miembro del Congreso, como


representante de Illinois, que visitaba la prisión fue asesinado por los
prisioneros en el momento en que éstos huían.

El cambio de régimen de materialidad se señala en la nota final del T2


(“Telegrama-poema copiado…”) que presenta explícitamente el poema como
el plagio de un artículo publicado en la página 4 del diario Paris-Midi del 21
de enero de 1914 (T3). A simple vista, estos dos textos relatan los mismos
eventos, la misma historia, con las mismas palabras. En efecto, Cendrars no
se contenta con modificar la materialidad discursiva y la forma textual del
suceso al transformarlo en poema en versos libres. También modifica el final
del relato sin dejar la muerte del visitante de quien él conserva el anglicismo
del nombre: Mr. Thomas; él mata a un carcelero que no muere en T3 y

125
precisa el lugar de la muerte de los cuatro guardianes (en el patio). Estos
cambios afectan la estructura semántica del mundo representado y partiendo
de la relación del “telegrama-poema” con la información. Esta diferencia de
materialidad discursiva es también una diferencia de formación
sociodiscursiva de pertenencia y una diferencia genérica, lo que afecta no
sólo los enunciados de cada uno de los dos textos (lo veremos en el capítulo
II), sino su relación con la verdad y, de esta forma, sus condiciones
semántico-pragmáticas de lectura. El texto periodístico T3 está sometido
semánticamente a la ley vericondicional de la información: o bien reporta
fielmente los hechos, o bien miente deformándolos. El poema T2, por el
contrario, ni es verdadero ni falso en relación con el mundo, instituye un
orden propio de veracidad-validez. A una intencionalidad dominada por la
información por transmitir sucede una intencionalidad poética.

Por tomar sólo un ejemplo, en el suceso, el título y el primer párrafo en


pasado – que podemos considerar como el “encabezamiento” del artículo –
están sometidos a una ley de escritura que el periodismo toma de la retórica:
Responder de entrada a las preguntas ¿Quién? ¿Qué? ¿Dónde? ¿Cuándo?,
después ¿Cómo? y ¿Por qué? El título está compuesto de tal manera que
precisa primero de qué se trata (“evasión”) agregando a esta información una
precisión impuesta por la ley periodística de dramatización: “trágica”. Luego
precisa quiénes son los actores principales (“prisioneros”) y dónde se
desarrolla la escena (“en los Estados Unidos”). El primer párrafo-
encabezamiento retoma esos tres elementos precisándolos y agregando la
indicación temporal que faltaba: “Oklahoma” y “Prisión Mac-Alester”
(¿Dónde?), “20 de enero” y “esta mañana” (¿Cuándo?), tres prisioneros
(¿Quién?) y “se fugaron” (¿Qué?). La última indicación (“en las siguientes
circunstancias”) abre la secuencia del artículo, anunciando a la vez una
respuesta a la pregunta ¿Cómo? y probablemente una elucidación de la
selección del adjetivo inicial del título (“trágica”) o sea una forma de
respuesta a ¿por qué se califica como “trágica” esta fuga?

Como efecto directo del cambio de formación discursiva, el título y el inicio


del poema no respetan esta estructura impuesta por el género periodístico.
El título enigmático “Última hora” introduce una polisemia que el primer
párrafo no ha de clarificar. La polisemia de “última hora” introduce incluso
una fuerte duda: ¿fin de una vida? – con una alusión temática menos directa
que el adjetivo “trágica” del texto periodístico – o ¿noticia de última hora? y

126
alusión, en este caso, ciertamente al género periodístico de la información,
pero sobre todo a las ideas de los futuristas, fascinados por la rapidez de la
circulación moderna de la información. Más adelante veremos que los versos
de Cendras reducen la extensión y la complejidad de las frases del suceso
periodístico. La desaparición de la puntuación y la versificación de los
enunciados copiados modifican profundamente el sentido de las “mismas”
frases.

La brevedad enigmática del poema de Eluard y los efectos de las variaciones


que operan alrededor del suceso de Paris-Midi plantean, de manera aguda,
la pregunta de la contextualización interpretativa de los enunciados y nos
fuerzan a una elaboración relativa al concepto de contexto.

2.2 (Re)pensar las relaciones entre contexto, co-texto y texto(s)

Para abordar el concepto de contexto, es formular necesario partir de la mala


reformulación (Adam 1990:23 y 1999:39) de la formula discurso= texto +
contexto/condiciones de producción y de recepción-interpretación y de su
equivalente texto = discurso – contexto/condiciones de producción. Mientras
duda entre contexto y condiciones de producción del discurso, esta fórmula
tiene su origen en al análisis del discurso francés de los años 1960-1980.
Hoy en día, es necesario descartarla por dos razones. Primero porque deja
ver una oposición y una complementariedad de los conceptos de texto y de
discurso cuando se habla de que estos dos conceptos se traslapan y se
recortan en función de la perspectiva del análisis escogido. Además, porque
es necesario tener en cuenta lo que Jacques Guilhaumou (1993 y 2002: 32)
describe como el paso de una concepción sociolingüística del análisis del
discurso a su redefinición como “disciplina hermenéutica completa”. Este giro
hermenéutico y más amplio de la lingüística a la interpretación (Cossutta
2004) no parece posible si no se comienza por “recusar la noción de
condiciones de producción, y su corolario, la situación de comunicación,
situando las fuentes interpretativas de los textos en su interior” (Guilhaumou
2002: 32). Al insistir sobre el trabajo interpretativo del lector-oyente, Karlheinz
Stierle definía desde 1977, el paso del texto al discurso en estos términos:
“El discurso está necesariamente sujeto a la actividad de segundo plano del
lector, quien no se contenta con percibir un texto, sino que lo organiza ante
todo en discurso” (1977:426)

127
Para avanzar en este sentido, es necesario volver a partir del hecho de que
con frecuencia confundimos el contexto como “elementos que completan o
que aseguran la interpretación global de un enunciado” con “los lugares de
donde provienen -ya sea directa o indirectamente, es decir, por inferencia-
estos elementos” (Kleiber 1994a: 14). Se mezclan entonces los datos del
ambiente lingüístico inmediato (co-textuales) y los datos de la situación
extralingüística. No hay que olvidar que no tenemos acceso al contexto como
dato extralingüístico objetivo, sino solamente a las (re)construcciones hechas
por los sujetos hablantes y/o por los analistas (sociólogos, historiadores,
testigos, filólogos o hermenéuticos). Las informaciones del contexto son
tratadas sobre la base de los conocimientos enciclopédicos de los sujetos, de
sus conocimientos culturales previos y de los lugares comunes
argumentativos. Desde un punto de vista lingüístico, hay que decir que el
contexto entra en la construcción del sentido de los enunciados. En efecto,
todo enunciado, ya sea breve o complejo, necesita siempre un co-
texto/contexto. Las frases fuera de co-texto/contexto de los libros de
gramática, de sintaxis, de semántica, incluso de pragmática, se convierten en
enunciados interpretables que apelan a un co-texto/contexto por defecto
(ibid.: 16).

Escribimos “co(n)texto” para decir que la interpretación de enunciados


aislados se refiere tanto a la (re)construcción de enunciados a la izquierda
y/o a la derecha (co-texto) como a la operación de contextualización que
consiste en imaginar una situación de enunciación que hace posible el
enunciado considerado. Esta (re)construcción de un co(n)texto pertinente
parte por economía de lo más directamente accesible: el co-texto verbal y/o
el contexto situacional de la interacción. Si, en una interacción oral, puede
haber competencia entre co-texto y contexto de la enunciación, en lo escrito,
el co-texto es el dato más inmediatamente accesible. Si ese co-texto está
disponible y si parece ser suficiente, el intérprete no lo buscará en otro lugar.

En “La notion de situation en linguistique et en poésie”, publicado por primera


vez en 1966 en Les Temps modernes, Georges Mounin afirma “que la
situación es un hecho lingüístico, por lo tanto de la competencia del lingüista;
que la situación es una unidad de análisis del enunciado lingüístico; que esta
unidad tiene un valor funcional, al lado de otras unidades del código”
(1969:263). Cuando intenta “demostrar el papel fundamental de la situación
en el conjunto de mensajes lingüísticos” (ibid.:279), él propone eliminar las

128
ambigüedades de los poemas de Eluard y de Char, reconstruyendo, por
medio del marco histórico y de la biografía de los dos poetas, “la situación
capaz de proporcionar una lectura unívoca del texto” (ibid.: 281). La
presuposición de una comunicación en interacción directa transparente hace
posible el fantasma del restablecimiento del justo sentido de los enunciados,
de la “verdadera lectura” (ibid.: 284). Para “leer totalmente” El Desastre de
Émile Zola, sería necesario que el lector hubiese vivido la experiencia del
desastre militar y que proyecte su experiencia vivida sobre los textos.
Mientras que Char escribe, en Furor y misterio: “Petirrojo, mi amigo, que
llegabas cuando el parque estaba desierto, este otoño, tu canto hace que se
derrumben los recuerdos que a los ogros les gustaría escuchar”, según
Mounin, hace falta haber visto personalmente un petirrojo y la “clave
situacional” del lexema “ogros” se encuentra en la fecha de publicación: “esta
clave es la reintegración del poema en el contexto del volumen del cual se
extrajo, Feuillets d’Hypnos (1946), diario de ruta de la Resistencia, que es
suficiente para hacer leer correctamente los ogros como los nazis” (ibid.:
275). Al reconocer “el carácter propiamente lingüístico del comentario
filológico” (ibid.: 284), Mounin le reduce su “misión” a la revelación de las
situaciones en el marco de las cuales el texto estudiado “adquiere su pleno
sentido” (ibid.: 284). Restablecer el sentido mediante la situación-contexto, es
restablecer el Habla, como lo han propuesto conjuntamente filología y
hermenéutica religiosas. El obstáculo hermenéutico que presenta este tipo
de convocación de contexto-situación (macro o micro) se debe a su
fundamento religioso-literario al menos tan preocupante como los límites del
enfoque estructuralista-formalista44.

A diferencia de lo oral, la contextualidad de lo escrito “va de texto a texto”


(Rastier 1998: 106) y se puede evitar proceder como Mounin. Cuando se lee
una frase tan hermética como la cláusula de Nadia de André Breton: “la
belleza será CONVULSIVA o no será”, debemos buscar en el co-texto a la
izquierda (puesto que no hay nada más a la derecha ya que es el final del
libro) una ayuda para la desambiguación de este misterioso enunciado. La
contextualización opera a partir de la memoria del texto que acabamos de
leer y, en su defecto, de la memoria de los textos que hemos leído. Así, se
nos hace pasar del final de Nadia al principio de El amor loco. En lo que

44
Véase a propósito de esto el revelador Contre saint Proust ou la fin de la littérature de Dominique
Maingueneau (2006).

129
aparece como un tipo de secuencia de Nadia, Breton retoma la “belleza
convulsiva” precisando que “Los „bello como‟ de Lautréamont constituyen
el manifiesto mismo de la poesía convulsiva”. Así se crea un intratexto
del autor dentro del cual el enunciado misterioso comienza a tomar sentido:
el de una poesía escrita después de Les Chants de Maldoror y las Poésies
de Isidore Ducasse.

Pero en el campo de memoria de la palabra “CONVULSIVA”, escrita en


mayúscula, entra igualmente una definición médica de la convulsión que
comunica el inicio de El Amor loco: “Allí no puede, según yo, haber belleza
– belleza convulsiva – sino al precio de la afirmación de la relación
recíproca que liga el objeto considerado en su movimiento y en su
reposo”. Este enunciado coincide con el sentido de “convulsión” dado por el
diccionario francés Larousse du XXe siècle, en su edición de 1929,
contemporánea con el texto de Breton: “Med. Contracciones musculares,
involuntarias e instantáneas, locales y que comprometen uno o varios
grupos musculares o generalizadas a todo el cuerpo”. El co(n)texto a la
izquierda del final de Nadia aclara el epíteto médico reforzando el intertexto
de los “bello como” de Lautréamont:

[…] ni dinámica ni estática, veo la belleza como te he visto. […] es como un tren que
se mueve sin cesar en la estación de Lyon y que yo sé que jamás va a partir, que no
partió. Está hecha de sacudidas […]. La belleza, ni dinámica ni estática. El corazón
humano, bello como un sismógrafo.

El diccionario Larousse du XXe siècle agrega un sentido figurado que nos


lleva a otra pista intertextual: “Fig. Las CONVULSIONES de la
desesperanza. Las CONVULSIONES políticas”. Además de la misma
grafía en mayúscula de la forma nominal del adjetivo, esta definición nos
guía hacia otra frase, presente en la memoria intertextual. En un mensaje
dirigido a la Asamblea nacional el 13 de noviembre de 1872, el elegido como
jefe del poder ejecutivo de la República francesa por la Asamblea nacional,
en febrero de 1871, Louis-Adolphe Thiers, resumió su doctrina política con
esta frase: “La República será conservadora o no será”. Este enunciado
político es un dato del contexto de la cláusula de Nadia, si consideramos la
frase de Breton como un collage-desvío de naturaleza tanto literaria como
política. En el campo literario esta frase es una aplicación de la poética de
Lautréamont-Isidore Ducasse y de su juego favorito con el plagio-desvío de
las frases de las “Grandes-Têtes-Molles”: “El plagio es necesario. El progreso

130
lo implica. Se apropia de la frase de un autor, utiliza sus expresiones, elimina
un concepto falso y lo reemplaza por uno verdadero45”. En el campo político
y revolucionario del compromiso surrealista, el cambio de la frase - “concepto
falso” de quien fue encargado de reprimir fuertemente la insurrección de la
Comuna46 llega a ser particularmente pertinente. La estructura sintáctica casi
idéntica se prolonga en los ecos de los significantes CONSerVatrICE y
CONVulSIVE47: misma sílaba de ataque y repetición del fonema /s/ en el
primero, /v/ en el segundo y, para terminar la palabra, apoyo sobre la misma
vocal /i/ seguida de una de las dos consonantes /s/ o /v/ y de una sílaba final
sorda idéntica: /is-/ y /iv-/. La cláusula principal de Breton no tiene entonces
un sólo intertexto, sino varios: los intertextos de los Cantos de Maldoror y de
las Poesías entrecruzan la frase de Thiers y el discurso médico de la
neuropsiquiatría y del psicoanálisis.

Realidad a la vez histórica y cognitiva, el contexto está ligado a la memoria


intertextual. No es un dato situacional externo a los sujetos.

Contexto lingüístico, situación extralingüística y conocimientos generales son todos


tratados en la memoria: todos tienen el estatus de representación interna, aunque se
diferencian en cuanto al origen y al nivel de representación (memoria a corto plazo,
memoria a largo plazo, etc.).

(Kleiber 1994a: 19.) nuestra traducción

Todo texto construye de manera más o menos explícita su contexto


enunciativo. Lo que Frédéric Cossutta y Dominique Maingueneau (2004)
dicen de la obra literaria o filosófica vale gradualmente para todo discurso
escrito u oral:

La obra se enuncia a través de una situación que no es un marco preestablecido ni


fijo: presupone una escena de habla determinada que es necesario validar a través
del habla misma. La obra se legitima a través de un bucle paradójico: es necesario
justificar tácitamente la escena de enunciación que impone de entrada, a través del
mundo que establece.

(Cossutta 2004: 206)

45
Poésie II, Edición realizada por Jean-Pierre Goldenstein, Paris, Presses-Pocket, 1992 : 275
46
La Comuna de Paris fue un movimiento insurreccional que gobernó Paris por un corto período e
instauró el sufragio universal y un proyecto político comunista autogestionario.
47
Aquí decidimos trabajar sobre los términos franceses para conservar el sentido del texto original.

131
Tanto el Llamamiento del 18 de junio de 1940 como el “Viva Quebec libre”
sólo se convierten en actos de discurso posibles al término de una
(re)definición-esquematización de la situación política de enunciación. Esto
puede hacerse brevemente mientras De Gaulle emite su discurso de
Montreal del 24 de julio de 1967, y más ampliamente, al inicio del
Llamamiento del 18 de junio donde su legitimidad para proferir un llamado a
la deserción y a la Resistencia no es evidente (véase el capítulo VII). A pesar
de las exigencias de la política internacional, De Gaulle logró actos de
discurso legítimos por la dinámica interna de cada uno de sus discursos y por
cada una de sus (re)definiciones-esquematizaciones del contexto. La
interpretación de toda esquematización discursiva 48 moviliza saberes
parciales, útiles momentáneamente. Ésta puede convocar saberes
enciclopédicos almacenados en la memoria a largo plazo, pero opera
prioritariamente con saberes (enunciados y textos) disponibles en la memoria
de trabajo y a corto plazo. Desde un punto de vista co-textual, una unidad
lingüística, en cuanto aparece, se convierte en un apoyo potencial de
referentes: en otros términos, las entidades textuales que aparecen se
convierten en candidatas potenciales de anáforas y “emplear una anáfora no
es otra cosa que marcar una enunciación como relativa a un cierto estado de
la memoria” (Berrendonner 1983: 231). Esto explica el hecho de que muchas
anáforas no posean un antecedente preciso, identificable en el co-texto ni a
la derecha ni a la izquierda. Una expresión deíctica se debe definir no tanto
por la ubicación de su referente sino por el hecho de que introduce una
entidad nueva (o solamente renovada) en el co-.

A. Berrendonner define la memoria discursiva como el “conjunto de saberes


conscientemente compartidos por los interlocutores” (ibid.: 230) y toda
interacción como una operación sobre estados de la memoria discursiva para
provocarle modificaciones. En otras palabras, la memoria discursiva es lo
que permite y lo que busca una interacción verbal. La memoria discursiva no
se alimenta permanentemente, de los eventos de la situación extralingüística
tanto como de los enunciados que tienen que ver con estos eventos y
constituyen en sí mismos los eventos. Esta noción de memoria discursiva ha
sido retomada y desarrollada por Sophie Moirand en sus trabajos sobre la
prensa escrita. Su importante reflexión sobre la memoria interdiscursiva y los

48
Desarrollo ampliamente el interés del concepto de “esquematización” de Jean-Blaise Grize (1990 y
1996) en Adam 1999: 101-117.

132
campos de la memoria (Moirand 2006 y 2007) permite decir que las
proposiciones enunciadas en un enunciado anterior – otra parte del texto u
otro texto – hacen parte de la memoria discursiva de los sujetos.

Así, más allá de Nadia, la intratextualidad de la obra de Breton (tomada en


cuenta al inicio de El Amor loco) y la intertextualidad de una “pequeña frase”
emblemática del discurso político conservador francés hacen parte del
contexto del enunciado-cláusula de Nadia. Esta operación de construcción
interpretativa del sentido de un enunciado pasa por un movimiento que va de
un texto a otro, de textos a textos, al interior de un conjunto definido como
corpus de textos. Este corpus de textos es construido por el analista como
una red que da a los enunciados un sentido que excede los límites del texto
(el final de Nadia). A diferencia de Georges Mounin, nosotros no
pretendemos reconstruir filológicamente todo el verdadero y buen sentido de
la frase de André Breton. No pretendemos reemplazarla en su “situación”,
sino solamente proponer elementos de contextualización y, por ende, de
construcción de su sentido en discurso.

3. El campo del análisis textual de los discursos

3.1. ¿Una pragmática textual?

La pragmática transoracional reduce la textualidad “a los encadenamientos


de dos enunciados y de dos réplicas dialogales” (Sorin Stati 1990: 12). Es el
límite de la pragmática de Oswald Ducrot y de la “pragmática del discurso” de
Jacques Moeschler y Anne Reboul (1998). Estos últimos afirman que: “El
discurso (o los tipos de discurso) no son más que secuencias de enunciados”
(1995: 235). Este reduccionismo radical49 tiene como consecuencia el hecho
de que no solamente el texto no tiene, según ellos, una existencia teórica,
sino que el discurso, reducido a las unidades que lo componen, “no es una
categoría natural científicamente pertinente” y agregan: “No necesita
entonces de un tratamiento particular y la economía científica consiste en
encargarse solamente del estudio del funcionamiento de una categoría
natural científicamente pertinente, a saber, el enunciado” (ibid.:246).

49
Todos los actos lingüísticos observados se reducen al principio de pertinencia tomado de La
Pertinencia de Dan Sperber y Deirdre Wilson 1989.

133
El análisis del discurso no ha abordado, “el texto como tal” o, al menos, es la
crítica que le hace Georges-Élia Sarfati:

Teniendo en cuenta la primacía otorgada al examen de las condiciones de


emergencia de los textos, [el análisis del discurso] no ha producido ninguna reflexión
específica sobre el estatus del texto, menos aún una teoría específica del texto –
teoría que haya sido congruente con sus problemáticas.

(Sarfati 2003: 432) nuestra traducción

Es por esta razón que la lingüística textual buscó sus modelos teóricos en la
Textlinguistik alemana de los años 1960 y 1970 y en la Textpragmatik de los
años 1980. En francés, sólo Frédéric Nef (1980), Francis Jacques (1987: 62)
y Umberto Eco, en la introducción de la traducción francesa de Lector in
fabula (1985a: 7), han utilizado muy ocasionalmente el apelativo “pragmática
textual” 50 . Desde que el texto se definió como una “ocurrencia
comunicacional” (de Beaugrande y Dressler 1981), la lingüística textual
puede aparecer como una pragmática textual. Pero el término “pragmática
textual”, que yo mismo empleé en el pasado (1989a y b y 1995), no es
tampoco fácil de utilizar hoy en día debido al arraigamiento de la “pragmática
del discurso” de Moeschler y Reboul en las teorías de la mente. Esta
pragmática reivindicada como no lingüística demostró que era incapaz de
tratar en su continuidad textos de alguna amplitud. Con relación a las
pragmáticas textuales alemanas, la regresión es notable y lamentable. Es
particularmente sensible cuando uno relee “Gramáticas textuales y
estructuras narrativas”, escrito por Teun A. Van Dijk en 1973. En este
artículo, sin embargo, fuertemente influenciado por la gramática generativa,
la gramática textual se inscribía en la pragmática naciente y, al proyectar
diferentes niveles de la organización de los textos, el líder actual del análisis
crítico del discurso no daba una definición estrictamente frástica 51 del

50
Uno de las pocas ediciones de revista en hablar de la Textpragmatik es la n° 2 de la revista Mots
(1981). Un artículo de Guilhaumou y Lüsebrink informa de la corriente del Historische Textpargmatik
y de trabajos alemanes sobre la Revolución francesa. Véase también en esta perspectiva ampliada a
la retórica, el artículo sobre la muerte de Marat de Hans Ulrich Gumbrecht: “Persuadir a los que
piensan como tú” (1979: 363-384). J.-M. Schaeffer también apoya su definición del concepto de
“texto” (1995: 494-504) en la Textpragmatik.
51
Hay en la “pragmática del discurso” una amnesia de las investigaciones de los últimos treinta años,
notoria igualmente en la ausencia de referencia tanto en el análisis del discurso francés como en los
trabajos de sicolingüística textual como los de Michel Fayol, 1985 y 1997, o de Pierre Coirrier et al.,
1996.

134
enunciado. Como lo escribía Rainer Warning a finales de los años 70: “Una
teoría pragmática del texto que no se conforma con atribuirse este nombre
no tendrá como objeto frases performativas según Austin, sino tipos de
discurso institucionalizados” (1979: 325). El vínculo con el análisis del
discurso es entonces posible y el objeto parece mejor definido: prácticas
discursivas institucionalizadas, es decir, para nosotros, géneros de discurso
cuya determinación por la historia debe tomarse en cuenta por medio de la
interdiscursividad.

3.2. Del discurso como acción al texto

En los años 1920, mucho antes de la filosofía del lenguaje, la pragmática y lo


que hoy en día llamamos “el giro accional”, Charles Bally insistió en el
carácter indisociable del lenguaje y de la acción:

Cuando decimos que hace calor, que hace frío, que llueve, casi nunca se trata de
una simple constatación, sino de una impresión afectiva, o un juicio práctico,
susceptible de determinar una acción.

[…] El lenguaje también refleja, evidentemente, la cara positiva de la vida, esta


aspiración, esta tensión, esta necesidad perpetua de realizar un fin. Ésta es la razón
de ser de otro rasgo del lenguaje espontáneo, su carácter activo, es decir, esta
tendencia que impulsa al habla a servir a la acción. El lenguaje se convierte
entonces en un arma de combate: se trata de imponer su pensamiento a los demás.

(Bally 1951: 17-18)

En este sentido, el esquema 4 permite precisar el esquema 3 ya que señala


los niveles o planos (N) que lingüísticamente es posible distinguir:

135
Esquema 4

NIVELES O PLANOS DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO

FORMACIÓN INTERACCIÓN ACCIÓN


SOCIO- SOCIAL (INTENCIÓN,
DISCURSIVA (N2) OBJETIVOS)
(N3) (N1)

INTERDISCURSO
Lengua(s)
Género(s)

Genre(s) TEXTO

Semántica Enunciación Actos de


Textura Estructura
(Representación (asunción) discurso
(proposiciones composicional
discursiva) & cohesión (ilocucionario)
enunciados (secuencias y
(N6) polifónica & orientación
&periodos) planos textuales
(N7) argumentativa
(N4) (N5)
(N8)

NIVELES O PLANOS DEL ANÁLISIS TEXTUAL

La puesta en evidencia de la acción del lenguaje (nivel N1) realizada por


medio de un texto explica la eficacia de la acción sociodiscursiva efectuada,
por ejemplo, por medio de “Yo acuso!...” de Émile Zola, texto publicado en la
primera página del periódico L’Aurore del 13 de enero de 1898. La eficacia
de la publicación (N2) de la carta abierta (N3) de Zola es el fruto del hecho
de ponerse fuera de la ley del signatario del artículo y de la redacción de
L’Aurore. Zola hubiera podido acusar (N8) sin efectos si las condiciones de
producción y de recepción (N2) no hubiesen tenido el peso legal de los
artículos 30 y 31 de la ley sobre la prensa de la época, es decir, textos
jurídicos que circulan en la formación sociodiscursiva (N3). No bastaba con
decir “Yo acuso” (N8), se necesitaba además, un dispositivo legal y las
instituciones (prensa escrita, tribunales). Los parámetros señalados por el
esquema 4 permiten profundizar estas observaciones.

La genericidad (N3) de este texto es compleja: se trata primero que todo de


una carta abierta, género periodístico de opinión que adopta el modelo del

136
plan de texto de la carta y la doble dirección: directa, a un destinatario
nombrado e indirectamente, a los lectores del periódico. Pero esta carta
aparece en primera página, lo cual no es frecuente, y le da un estatus de
editorial, y además, tiene todas las características de los géneros retóricos
jurídicos (acusar/defender) y epidíctico (Zola elogia sucesivamente al
presidente Félix Faure y lo culpa por la mayor parte de los actores del caso
Dreyfus). Rara vez un texto se refiere a un sólo género. La combinación de la
carta abierta, del editorial y del género jurídico le permiten a “ Yo acuso…!”
tomar la forma de una carta dirigida al más alto magistrado del Estado, por
medio – los medios de comunicación en el sentido propio – de un periódico
que asume con responsabilidad las declaraciones extendiéndolo, más allá
del autor mismo, a la redacción de L’Aurore.

Desde el punto de vista de la materialidad discursiva de este texto y de la


definición de lo que es una formación sociodiscursiva, es necesario saber
que Zola había hecho imprimir un folleto que llevaba como título: Carta al
Señor Félix Faure, presidente de la República, que jamás fue difundido bajo
esta forma. Zola, quien colaboró antes con el periódico Figaro, había escrito
tres artículos con relación al caso Dreyfus los cuales causaron controversia.
El descenso de suscripciones de los lectores del Figaro lo impulsaron a la
dimisión. Cuando cambió el soporte material de difusión y al escoger
L’Aurore, su texto fue puesto en la primera página de uno de los pocos
diarios dreyfusards (partidarios de Dreyfus). Este cambio tuvo consecuencias
sobre las condiciones de producción y de recepción de su texto. La situación
de interacción se volvió jurídica. El texto recuerda además, el acto ilegal que
realiza su publicación:

Cuando planteo estas acusaciones, no ignoro que me pongo bajo el efecto de los
artículos 30 y 31 de la ley de prensa del 29 de julio de 1881, la cual castiga los
delitos de difamación. Y me expongo voluntariamente.

Zola y la dirección de L’Aurore (su redactor jefe Clemenceau, en particular)


llevaron a cabo, al escribir y publicar el texto, un acto destinado a provocar
un proceso en el cual se cuestionan las conclusiones del proceso Esterhazy,
siendo éste, a su vez, clave en la revisión de la condena de Alfred Dreyfus.
El contexto jurídico de la ley de prensa de julio de 1881, la elección del apoyo
de la prensa y el lugar en primera página de una edición excepcional
(300.000 ejemplares en vez de los 25.000 habituales), la fecha de
publicación (el 13 de enero de 1898, es decir, dos días después de la

137
absolución de Esterhazy), la celebridad de su autor y del destinatario ficticio
Félix Faure, le dan todo el sentido, la fuerza y la eficacia potencial a este “Yo
acuso…!”. Toda acción del lenguaje se inscribe, como lo vemos, en un sector
dado del espacio social que debe ser pensado como una formación
sociodiscursiva, es decir, como un lugar social asociado a una lengua
(sociolecto) y a los géneros del discurso.

El programa de investigaciones derivado de la inclusión de la lingüística


textual en el campo del análisis del discurso es muy parecido al que
desarrolla Jean-Marie Schaeffer: “En la medida en que toda actividad de
textualización se inscribe en el marco de un género discursivo específico
(determinado pragmáticamente), multiplicar los estudios detallados de
géneros particulares debería […] permitir evitar las extrapolaciones abusivas
de las cuales, las teorías del texto han sido demasiado reincidentes”
(1995:504). Este programa – parcialmente desarrollado en Lingüística textual
(1999) – no constituye la materia central de la presente obra ya que la
lingüística textual tiene por función, al interior del análisis del discurso,
teorizar y describir las disposiciones de enunciados elementales al interior
de la unidad de alta complejidad que constituye un texto. Su tarea es detallar
las “relaciones de interdependencia” que hacen de un texto una “red de
determinaciones” (Weinrich 1973:174). La lingüística textual trata tanto de la
descripción y la definición de las diferentes unidades como de las
operaciones de las cuales los enunciados llevan la marca, en todos los
niveles de complejidad, El presente ensayo se centrará en la parte derecha
del esquema 3 (p. 18) y en la base del esquema 4 (p. 33). Las unidades
textuales sufren dos tipos de operaciones de textualización. Por una parte,
se recortan por segmentación (tipográfica en la escritura, pausa, entonación
y/o movimientos de los ojos y de la cabeza en la lengua oral). La
discontinuidad de la cadena verbal va desde la segmentación de palabras
permanente en la escritura y más débil en lo oral (conexiones,
amalgamientos), a la de la marcación de párrafos o estrofas y de
subdivisiones de partes de un texto escrito. Por otra parte, sobre la base de
instrucciones dadas por las marcas de segmentación y por diversos
marcadores de los cuales volveremos a hablar, las unidades textuales se
ponen en relación entre sí mediante operaciones de unión que son
construcciones de unidades semánticas y una fábrica del continuo en la cual
se reconoce un segmento textual. Podemos decir que sólo las operaciones

138
[1] y [2] entran en el esquema 1 de Benveniste (p. 13) y tienen que ver con
reglas gramaticales.

Esquema 5

OPERACIÓN(ES) DE SEGMENTACIÓN (DISCONTINUIDAD)


P
E [9] [5] [1]
[8] [6] [3]
R
I Partes
T de un (párrafos (Frases
o estrofas) Periodos y/o versos)
Plan Proposiciones Palabras-
E y/o
enunciadas
de texto
X [7] secuencias [4] [2] signos
T
O
OPERACIÓN(ES) DE CONEXIÓN (CONTINUIDAD)

TEXTO

El esquema 5 detalla el conjunto de operaciones de textualización que serán


el centro de la presente obra. Como lo veremos en los capítulos II y IV, una
primera segmentación [3] desglosa las unidades de primer rango que una
primera operación de conexión [4] agrupa en unidades de un rango de
complejidad superior.

Estas unidades (periodos y/o secuencias) son el objeto de una nueva


segmentación [6] que establece sus límites inicial y final. La unión [7] de
estas unidades de segundo rango culmina en los párrafos de prosa o en las
estrofas constitutivas de un plan de texto [8] y en una unidad textual
delimitada por una sexta operación de segmentación, que podemos llamar
peritextual [9] en la medida en que ésta establece los límites o las fronteras
materiales de un texto.

El capítulo III estará completamente dedicado a los diversos tipos de uniones


[4], los capítulos IV y V serán sobre las unidades que forman estas uniones y
sobre aquellas que las uniones [7] determinan, en un nivel superior de
composición. Con Joëlle Gardes Tamine, definiremos nuestra posición como
constructivista, en el sentido en que “ella define y explicita un número mínimo

139
de operaciones enunciativas fundamentales que permiten pasar de nociones
y de esquemas abstractos de la lengua a las unidades observadas en los
textos. Estas operaciones no son ni lógicas, ni psicológicas, ni cognitivas,
son estrictamente metalingüísticas y sólo tienen valor cuando permiten
analizar los hechos que se van a considerar” (2004: 6).

4. Establecimiento del texto y construcción del objeto de análisis

Hablar de materialidad discursiva y de análisis textual nos obliga a una cierta


coherencia metodológica y proveernos de los medios para un trabajo sobre
los textos. Como lo dice Michel Charles, a propósito del análisis literario, la
creencia inocente en la evidencia de la existencia de los textos es un
“prejuicio crítico” que el rechazo de la filología desafortunadamente agravó a
tal punto que hoy en día se debe hablar de un déficit filológico de las ciencias
del lenguaje. Mantengamos esta advertencia como un precioso llamado de
atención:

Voy a estudiar un texto. Todo sucede como si el texto existiera fuera de la mirada
que le doy, fuera del conocimiento previo que tengo de él, fuera de las operaciones
que le hago sufrir para que se convierta en texto.

(Charles 1995:40)

Por falta de espacio, consideraremos dos ejemplos bastante diferentes para


dar una consistencia a nuestras propuestas (los textos escogidos para el
capítulo VII prolongarán ampliamente esta primera reflexión). El primero es
un escrito literario del siglo XVII sobre el cual volveremos en varias
oportunidades para completar su análisis. En esta etapa, se tratará
solamente de interrogarse sobre las variaciones sorprendentes de las
ediciones modernas de este texto corto. El segundo es un gran discurso
político de André Malraux pronunciado durante un homenaje nacional que se
rindió con motivo del fallecimiento de Georges Braque. Este texto de la era
de la televisión en blanco y negro presenta la misma inestabilidad entre su
versión escrita y su versión audiovisual.

4.1. Fragmento 128 de “Los Caracteres” de la Bruyère <I>

Antes de estudiar, como lo haremos repetidas veces más adelante, el


fragmento 128 de la sección “Del hombre” de los Caracteres de La Bruyère,

140
es necesario establecer su texto examinando varias ediciones. Primero que
todo hay que decir que este fragmento fue agregado, en 1689, a la cuarta
edición de la selección. Este fragmento se presenta, desde el punto de vista
de la segmentación por la puntuación, como una sola frase tipográfica larga
que contiene cuatro segmentos (A,B,C,D) que forman, cada uno, una frase
periódica. Sin embargo, las cinco grandes ediciones de las cuales
disponemos actualmente divergen acerca de las marcas de esta
segmentación. Estas diferencias están todas señaladas entre corchetes,
agregando, para facilitar la lectura, las ausencias correspondientes a las
marcas presentes en una de las otras ediciones.

TA. Edición de Robert Garapon (Paris, Garnier, 1962):

Vemos algunos animales salvajes, machos y hembras [,] esparcidos por el campo, negros,
lívidos y todos quemados por el sol, atados a la tierra que excavan [ ] y que remueven con
una obstinación invencible; tienen como una voz articulada, y cuando se levantan sobre sus
pies, muestran una cara humana, y en efecto son hombres [. E]llos se retiran en la noche a
sus guaridas [,] donde viven de pan negro, de agua, y de raí[ces;] le evitan a los hombres la
pena de sembrar, de arar y [de] recolectar para vivir, y merecen que no les falte el pan que
han sembrado.

Esta edición es la única que divide el texto en dos frases donde cada una
contiene dos segmentos: P1 [A; B.] P2 [C; D.]. Otras dos ediciones proceden,
en cambio, a una segmentación en cuatro segmentos iguales:

TB. Edición de Julien Benda (Paris, Gallimard, col. “Biblioteca de la Pléyade” 1951):

Vemos muchos animales salvajes, machos y hembras [,] esparcidos por el campo, negros,
lívidos y todos quemados por el sol, atados a la tierra que excavan [ ] y que remueven con
una obstinación invencible; tienen como una voz articulada, y cuando se levantan sobre sus
pies, muestran una cara humana, y en efecto son hombres [;] ellos se retiran en la noche a
sus guaridas [ ] donde viven de pan negro, de agua, y de raíz [;]le evitan a los demás
hombres la pena de sembrar, de arar y [de] recolectar para vivir, y merecen que no les falte
el pan que ellos han sembrado.

TC. Edición de Patrice Soler (Paris, Laffont, col. Libros, 1992):

Vemos muchos animales salvajes, machos y hembras [,] esparcidos por el campo, negros,
lívidos y todos quemados por el sol, atados a la tierra que excavan [ ] y que remueven con
una obstinación invencible; tienen como una voz articulada, y cuando se levantan sobre sus
pies, muestran una cara humana, y en efecto son hombres [;]se retiran en la noche a sus
guaridas [,] donde viven de pan negro, de agua, y de raí[ces;] le evitan a los demás hombres

141
la pena de sembrar, de arar y [de] recolectar para vivir, y merecen que no les falte el pan
que han sembrado.

Las elecciones de segmentación de Soler y Benda son muy parecidas. El


texto se presenta como una estructura lineal plana de cuatro segmentos
iguales: [A; B; C; D.]. Estas dos ediciones difieren sólo por el plural de
“raíces” y la coma después de “guaridas” (siguiendo en ésta, a Garapon). Las
dos últimas ediciones, que tomaremos como referencia a continuación,
difieren sólo en un punto: Emmanuel Bury suprime la mayúscula de “Sol” que
Louis Van Delft resalta. Esta segmentación tiene como resultado una
estructura lineal de tres segmentos iguales y de un cuarto, que se introduce
por un punto doble: [A; B; C;] [D.].
TD. Edición de Emmanuel Bury (Paris, El Libro de Bolsillo N° 1478. Col. “Clásicos de
bolsillo”, 1995) y de Louis Van Delft (Paris. Edición de la Imprenta nacional. 1998):

Vemos muchos animales salvajes, machos y hembras [ ] esparcidos por el campo, negros,
lívidos y todos quemados por el [S]sol, atados a la tierra que ellos excavan [,] y que
remueven con una obstinación invencible; tienen como una voz articulada, y cuando se
levantan sobre sus pies, muestran una cara humana, y en efecto ellos son hombres [;] ellos
se retiran en la noche a sus guaridas [ ] donde viven de pan negro, de agua, y de raíz [:]
ellos le evitan a los hombres la pena de sembrar, de arar y [ ] recolectar para vivir, y
merecen que no les falte el pan que ellos han sembrado.

Si nos referimos a la concepción de la escritura del siglo XVII, nos


enfrentamos a un texto compuesto por cuatro frases periódicas. Mientras que
el gramático del siglo XVIII Beauzée todavía liga esencialmente la puntuación
a la proporción de las pausas de la lectura oral, Condillac diferencia el /;/ de
los /:/ sobre la base de una integralidad diferente de sentido. Entre los tres
miembros de la estructura [A; B; C], el sentido se suspende cada vez y no se
estabiliza sino por la reunión de los tres segmentos. Por el contrario, entre lo
que precede a los /:/ y lo que sigue, un sentido que Condillac dice “completo”
se establece a la izquierda [A+B+C], por una parte, y a la derecha [C] por la
otra. La edición Garapon (TA) propone otra estructura, con dos unidades de
sentido “completo”: [A+B] y [C+D], y las ediciones Benda (TB) y Soler (TC)
una sola unidad de sentido [A+B+C+D]. Las ediciones de Bury y de Van Delft
(TD) son las que más respetan el último manuscrito revisado por La Bruyère.
Bury dice haber “restablecido la puntuación del texto de partida, retomando
las comas, los punto y comas y los dos puntos tal y como son utilizados por
La Bruyère” y agrega: “esto parece corresponder al carácter oratorio de su

142
prosa” (ed. Cit.: 54). Es esta pista la que nos lleva a considerar este último
estado editorial como el más interesante.

4.2 La peroración del elogio fúnebre de Georges Braque por Malraux

Los textos modernos plantean tantos problemas de establecimiento de su


materialidad discursiva como los textos antiguos. Por ejemplo, el elogio
pronunciado por André Malraux la noche del 3 de septiembre de 1963, a
nombre del gobierno francés, en la Columnata del Louvre, con motivo del
funeral de Georges Braque, presenta un texto escrito (Volumen 3 de la
edición de la Pléiade de sus Obras completas, Paris, Gallimard 1966: 935-
936) que difiere en diversos puntos del video-texto (incompleto en sí mismo)
de los archivos del INA. El ejemplo de la peroración de este elogio fúnebre
será suficiente para nuestra demostración.

[…] El sábado, nos encontramos de nuevo con una tristeza muy lejana, pero
bien conocida; la que antaño se había apoderado de nosotros cuando
escuchamos: “Debussy murió”. Mañana en la mañana, Señora, que digan a
los marinos y a los cultivadores de Varengeville, que amaban a Georges
Braque: “Ayer, cuando él estaba frente al palacio de los reyes y el primer
museo del mundo, había en la noche lluviosa una voz que no se distinguía
que decía gracias; y una mano estropeada de una campesina, que era la
mano de Francia, que se levantaba por última vez en la sombra para
acariciar dulcemente sus cabellos blancos.”

Al fragmentar los archivos sonoros (videos y registros en medio magnético),


el texto del discurso pronunciado es diferente y, para estudiar su discurso
oratorio, es necesario dar algunos aspectos de su materialidad discursiva
oral que son la huella de su oralidad rítmica, es decir, de su enunciación.
¿Cómo dar el tono muy particular de la voz y del fraseo asmático de André
Malraux? El asunto no es imposible. El punto más importante es la frecuencia
de las prolongaciones de las sílabas (señaladas : o ::, según la duración), las
conexiones (señaladas por dos guiones – –), las (e) marcadas (señaladas E)
y, a la inversa, su elisión (señalada =). Se señalan tres tipos de pausa con el
fin de dar cuenta de la segmentación oral que puntúa literalmente el habla:

 Las simples pausas de respiración [/], de pertinencia menor, pero


que constituyen un énfasis rítmico del habla.

143
 La pausas marcadas [//] son indicios fuertes de la segmentación del
discurso marcada por el orador. Estas pausas subrayan palabras o
sintagmas;
 Las pausas largas [///] delimitan lo que podemos considerar como
párrafos orales (§). Estas pausas son las marcas de grandes
segmentos de textos. Son los indicadores de partes o de
argumentos, las marcas de un ritmo escogido por el orador. Esta
transcripción tiene por objetivo mostrar cómo se establece
mínimamente un texto sobre el cual es posible comenzar a trabajar.

§1 […] sam=di / nous avons retrouvé un tristesse:: très lointai::ne / mais


bien connue:: //
celle qui nous avait saisis naguère:: //
quand nous avions entendu:: / Debussy est mort ///

§2 demain matin / Madame:: //


que l‟on dise:: aux marins:: et aux cultivateurs:: dE Vareng=ville //
qui aimaient GeorgEs Bra::que évidemment sans comprendrE son
art:: //
hier:: / quand il était:: devant lE palais des rois:: et l=premier musée
du mon:: de //
il y avait dans la nuit pluvieu::se une voix-z-indistinctE / qui disait
merci //
et une main:: très sim::ple / une main usée dE paysa::nne / qui était la
main
d=la Fran::ce //
et qui sE l=vait une dernière fois dans la nuit:: / pour caresser
douc=ment ::/
ses cheveux blancs::52

Este tipo de transcripción da cuenta de una forma oral situada entre lo oral y
lo escrito. Entre las marcas características del fraseo de Malraux, citemos los
alargamientos en medio (Bra::que) o al final de palabra (hier::, son art::) que
alargan la frase sin pausa de respiración (/). Las numerosas elisiones de (e)
son tan frecuentes en el medio de una palabra (légitim=ment, sam=di) como
entre un determinante o una preposición y un nombre (d=la France,
d=Corot). Este relajamiento relativo de la articulación silábica contrasta con

52
En esta transcripción se conservó el idioma original debido a que es un ejemplo dado por el autor
del texto original, y cualquier intento de traducción haría perder el sentido al texto. Se recomienda
usar la forma de transcripción como modelo.

144
las conexiones muy marcadas (l’exprimait:-t-avec, voix-z-indistincte) y con las
(e) pronunciadas (dE Vareng=ville, indistinct E l=vait, GeorgEs).

Entre las marcas de una variación entre el texto escrito y el texto oral, se
deben mencionar dos hechos. Una repetición que desaparece en lo escrito:

et une main:: très simple ::/ une main usée dE pays ::nne / qui était la main d=la Fran ::ce

Se convierte simplemente en:

et une main usée de paysanne, qui était la main de la France.

El ritmo ternario de este segmento periódico, que repite tres veces el lexema
alegorizado “main”, se reduce a un segmento binario sintácticamente
simplificado y articulado alrededor del relativo. Un sorprendente segmento,
como diríamos hoy en día “políticamente incorrecto”, desaparecería en la
versión escrita:

aux marins et aux cultivateurs de Varengeville, qui aimaient GeorgEs Bra::que évidement
sans comprendrE son art::

se convierte en:

aux marin et aux cultivateurs de Varengeville, qui aimaient Georges Braque.

Aquí también desaparecería un tercer segmento y la estructura queda


binariamente articulada alrededor del relativo. De este modo, la alusión
despreciativa a la falta de cultura de los marineros y los campesinos
normandos desaparece y el ethos del ministro de la Cultura, ministro de
estado del general de Gaulle, aparece como un poco menos elitista y por lo
tanto más consensual.

Es imposible trabajar el pathos final de este discurso sin tener en cuenta


estas marcadas diferencias entre lo escrito y lo oral. El fraseo de Malraux es
profundamente rítmico y la transcripción escritural con marcas de puntuación
disminuye en gran parte lo que hace la oralidad de una prosa realmente
poética. Teniendo en cuenta la materialidad textual de esta oralidad, por un
trabajo de transcripción tan cuidadoso y significativo como sea posible, se
puede esperar leer esta prosa epidíctica tan singular. El corte rítmico
segmenta el texto en unidades más o menos concordantes con los datos
sintácticos.

145
Lo que acabamos de constatar acerca del fragmento 128 de Caracteres de
La Bruyère ha comprobado que es necesario tener en cuenta, de manera
crítica, las variaciones que las ediciones sucesivas imponen al/los texto(s)
más que las variantes puntuales. La comparación de los estados editoriales
de un texto – lo que llamaremos sus textualizaciones – es, como ya lo hemos
visto, particularmente esclarecedor. Estudiando en el capítulo VII el
Llamamiento del 18 de junio del general De Gaulle y en el capítulo VIII un
pequeño texto de Borges, nos daremos cuenta de los problemas que
presentan los hechos de variación que proponen no solamente las ediciones,
sino también las traducciones sucesivas de los textos. Mostraremos cómo las
elecciones de un traductor como Roger Caillois tocan profundamente el texto
de Borges y hacen de él otro texto. Según una expresión muy precisa de
Henri Meschonnic: “La traducción es el modo más banal, el más admitido, el
más visible de las transformaciones que hacen que un texto sea siempre el
mismo y a la vez otro” (1999: 175).

En este punto de nuestra reflexión metodológica, vemos que las ciencias o


disciplinas del texto se cruzan: de la historia de la edición a la traducción y a
la filología, pasando por el análisis lingüístico. Las mismas cuestiones se
establecen en el campo literario y en el del análisis de un discurso político
como el elogio fúnebre pronunciado por André Malraux o el Llamamiento del
18 de junio de 1940. Las transcripciones que proponemos, como la
traducción del trabajo del texto de Borges, el cual será asunto del capítulo
VIII, no son más que realizaciones de textos, transcripciones y traducciones
destinadas a crear las condiciones de un análisis textual.

De este modo, el texto aparece como una unidad construida para el análisis.
François Rastier tiene razón al decir que debemos conservar por lo menos
esta enseñanza de la filología: “La filología recuerda que los textos no son
datos, sino construcciones problemáticas que resultan de diversos
procedimientos” (2001: 82). Esto no sólo toca los procedimientos editoriales
de fijación de los textos sobre los soportes materiales de difusión, sino
también el establecimiento de nuestro propio objeto de estudio. Esto nos
pone en la obligación de dejar a un lado los presupuestos de la filología
clásica que resume irónica y lúcidamente Henri Meschonnic:

Inmovilidad, o firmeza, parece que éste es uno de los rasgos que definen un texto
que se sobreentiende como “literario”, los corolarios de lo que se ha llamado, en el
periodo estructuralista, su clausura. Su constitución filológicamente. Su unicidad.

146
Que podría perfeccionar un cierre del sentido, la unicidad-veracidad del sentido, en
una interpretación definitiva. El triunfo de un racionalismo, final de la razón. […]

Es necesario presuponer este racionalismo del sentido, y del texto, para admitir que
un texto se confunde con su condición filológica, con su establecimiento, que le
asegura, en la mayor parte de los casos, la apariencia de lo definitivo.

(Meschonnic 1999:168.) nuestra traducción

Es en contra de esta visión fijadora de la textualidad que trabaja el análisis


textual del discurso, poniendo en duda las fronteras de la textualidad
(peritextualidad) y la idea de un exterior (contexto) que se opondría en su
interior (clausura estructural). Lo ideal es conseguir, teniendo en cuenta la
variación constitutiva de la textualidad, la consciencia del hecho que:

Lo que se mueve en un texto, y a través suyo, son las nociones del lenguaje que
éste lleva a cabo, que se modifican según el reconocimiento del texto, así como el
texto se modifica según la transformación de las nociones con las cuales se lee. A
través del movimiento de un texto, es la misma noción de texto la que se mueve.

(Ibid.: 174) nuestra traducción.

147
c. Glosario terminológico

Glosario terminológico de lingüística textual

Análisis del discurso

Disciplina relativamente reciente que constituye el objeto de este diccionario,


el análisis del discurso ha recibido las más variadas definiciones: muy
amplias, donde se lo tiene por equivalente de “estudio del discurso”, o
restrictivas cuando, distinguiendo diversas disciplinas que toman el discurso
por objeto, se reserva esta etiqueta para una de ellas.

Diccionario de análisis del discurso (2002)

Estilística

Disciplina que se formó paulatinamente en la segunda mitad del siglo XIX en


la intersección de la retórica y la lingüística, la estilística ve unas veces
restringido su ámbito de validez al mero corpus literario, y otras, abierto a
todos los usos de una lengua.

(Ibid.)

Gramática de texto

Desde fines de la década de 1960 aparecen en Alemania “gramáticas de


textos” que tienen la ambición de engendrar el conjunto infinito de las
estructuras textuales bien formadas (Ihwe, 1972, pág. 10) de una lengua
dada.

Sobre el modelo de la gramática generativa y transformacional oracional,


estas lingüísticas definen algoritmos abstractos, reglas de reescritura que
permiten engendrar “bases de texto” y reglas de transformación que permiten
pasar de estas estructuras profundas a la linealización de la manifestación
lingüística de superficie. Basadas en el hecho de que no se comunica por
oraciones sino por textos, las gramáticas de textos extendieron la nocion de
competencia del locutor ideal a la comprensión y producción de series

148
textuales de oraciones. Considerar la gramática oracional como una subparte
de la gramática de texto implica tratar de explicar por qué un texto no es ni
un montón ni una simple serie de oraciones, así como fundamentar el hecho
de que la significación de un texto es otra cosa que la suma de
significaciones de las oraciones que lo componen.

En la línea de las investigaciones de I. Bellert, E. Lang, E. Thümmel, J. Ihwe


y H. Isenberg, los primeros trabajos de T.A. Van Dijk –“Aspects d‟une théorie
générative du texte poétique” (1972a), “grammaire textuelle et structures
narratives” (1973b) – son reveladores de la posición social de las gramáticas
textuales en el cruce de la epistemología generativista y de los estudios
estructuralistas de la poesía y el relato. Tras pasar por una lingüística textual
anclada en la sicología cognitiva (Kintsch y van Dijk, 1984), T. A. Van Dijk
desarrolló un análisis sociopolítico del discurso en el espíritu de los “cultural
studies” norteamericanos (1996). Combinando gramática generativa y
semántica derivada de la lógica matemática, los trabajos de J. S. Petöfi
(1975) se encuentran entre los más ambiciosos y logrados. Sin embargo,
este último pasó gradualmente de la gramática formal a una “textología
semiótica” (Petöfi y Olivi, 1986). Desprendidas más rápidamente de las
normas impuestas por la epistemología generativista, se elaboraron en
particular “gramática del relato” por G. Prince (A Grammar of Stories, 1973) y
G. Genot (grammaire et récit. Essai de linguistique textuelle, 1984).

(Ibid.)

Lingüística textual

La lingüística textual, que surge a finales de la década de 1960, no se dice


enrolada en la epistemología generativista como las gramáticas de texto. No
se presenta como una teoría de la oración extendida al texto, sino como una
“translingüística” (Bajtín- Todorov, 1981, pág. 42; Benveniste, 1974, pág. 66)
que, al lado de la lingüística de la lengua, da cuenta de la cohesion y la
coherencia de los textos. H. Wenrich inscribe esta lingüística en el marco
pragmático de una “lingüística instruccional” (1964, 1977, 1979). R. A. de
Beaugrande y W. U. Dressler (1981), destacando la importancia primordial de
las representaciones semánticas, definen el texto como una “ocurrencia
comunicacional” y la lingüística textual como una pragmática textual. Al no

149
centrarse exclusivamente en las reglas transoracionales de encadenamiento,
esta lingüística no es sólo microestructural ascendente (de las unidades más
pequeñas hacia las más grandes) sino que, teoría igualmente descendente,
formula hipótesis sobre las macroestructuras textuales (superestructuras,
secuencias, y géneros de discurso).

Disciplina auxiliar del análisis de discurso, la lingüística textual presenta un


cuerpo de conceptos propios (Combettes, 1992b), constituyendo un marco
en cuyo interior pueden verse asociados los trabajos sobre la macrosintaxis,
las anáforas, los conectores, los tiempos verbales, la elipsis, las
construcciones topicalizadas, etc. La segmentación de las diferentes
unidades de tratamiento semántico (proposiciones, frases tipográficas y
periodos, párrafos, secuencias, textos) es inseparable de las operaciones de
enlazado de estas unidades en unidades de rango superior de complejidad
(Adam 1999).

(Ibid.)

Pragmática

La pragmática se propone estudiar los fenómenos dependientes de este


“componente pragmático”: “se definirá la pragmática como el estudio del uso
del lenguaje por oposición al estudio del sistema lingüístico” (Moeschler y
Reboul, 1994, pág. 17). Se desarrolló en particular a partir de las
investigaciones en filosofía del lenguaje de J. L. Austin sobre los actos del
lenguaje y de H. P. Grice sobre el implícito. Todo el mundo está más o
menos de acuerdo en que la interpretación de un enunciado no puede tomar
en cuenta solamente la información lingüística, no contextual; pero se discute
sobre si se debe distinguir un sentido no contextual y un sentido en contexto
y, en caso afirmativo, por dónde pasa la frontera. Debate también entre los
que, como O. Ducrot, reivindican una “pragmática integrada” al sistema de la
lengua, y los que mantienen una separación entre semántica lingüística y
pragmática, resumiéndose esta ultima en una descripción de los
procedimientos no lingüísticos que permiten, en un segundo momento, la
interpretación de los enunciados en contexto. Lo que está aquí en juego es
nada menos que la relativa autonomía de la lingüística: el problema es saber
qué parte le corresponde en la interpretación a la semántica lingüística y qué

150
parte le corresponde al componente pragmático. En general, para los
pragmáticos, la significación de las oraciones se concibe como el producto
de instrucciones asignadas a ciertas clases de palabras. Pero es preciso
oponer a quienes reivindican una pragmática específicamente lingüística (cf.
O. Ducrot) y a quienes, desde una perspectiva cognitivista (cf. D. Sperber y
D. Wilson), piensan que el tratamiento pragmático no está especializado sino
que dependería del funcionamiento central del pensamiento. Una postura de
compromiso consiste en postular una interacción entre pragmática y
lingüística (cf. Moeschler y Reboul, 1994, pág. 459).

(Ibid.)

Praxemática

La praxemática, desarrollada por R. Lafont (1973) y su equipo a partir de


1970, se postula como un modelo dinámico de la producción del sentido que
toma en cuenta la tensión entre la pulsión comunicativa de los sujetos y la
estabilización de un sentido social.

La praxemática debe a la filosofía marxista la noción de materialista de


praxis (actividad de producción material), que enfatiza en la importancia de
las condiciones sociales y técnicas en el empleo del lenguaje por parte de
sujetos concretos determinados históricamente (praxis lingüística). Debe su
concepción del sujeto al psicoanálisis, y sus principales conceptos
lingüísticos a la psico-sistemática de G. Guillaume, de quien toma la noción
de operatividad y la conceptualización del espacio-tiempo (Bres, 1994).

La praxemática desarrolló herramientas de análisis lingüísticoantes que una


problemática de análisis del discurso: en efecto, no es su objeto central la
articulación entre organización del lenguaje y condiciones sociales de
utilización del lenguaje. Sin embargo, esta teoría lingüística expone un
procedimiento de análisis que interesa en varios aspectos al análisis del
discurso. Puede señalarse, en particular, la noción de regulación semántica
del praxema, o herramienta fonológica de producción del sentido (Lafont,
1973, pág. 100), que sustituye al “signo” saussureano y a la “palabra”
tradicional. En sus análisis concretos, los praxemáticos privilegiaron casos en

151
los que se manifiestan tensiones entre un valor de uso propio del sujeto y las
reglas de la comunicación social (Barbéris, 1998; Siblot, 1997).

En una dirección cercana a la sociolingüística, la praxemática ha estudiado el


conjunto de las representaciones que una sociedad se forja de sí misma (o
praxis sociocultural) considerando más en particular la diglosia occitana y
confrontando los discursos minorizados con las producciones de
conocimiento lingüístico (praxis de la lingüística, Bres, 1993). La vitalidad de
esta corriente se manifiesta en especial a través de una revista, Les Cahiers
de Praxematique.

(Ibid.)

Semanálisis

El semanálisis es una “reflexión sobre el significante que se produce en el


texto”; ejercitar el semanálisis consistiría en saber mostrar cada vez cómo se
“manifiesta” el “proceso de generación del sistema significante” (el geno-
texto) en el texto dado (en el feno-texto). En la medida en que éste merece el
nombre del texto, precisamente. Figurativamente, el semanálisis deberá
atravesar el enunciado, su organización, su gramática y su ciencia, para
“llegar a esa zona donde se reúnen los gérmenes de lo que significará en la
presencia de la lengua”. Teóricamente, el semanálisis logra una apertura en
los conceptos clásicos del signo y la estructura, para desembocar en el otro
espacio. En la infinitud significante. Librada a la permutación, apta para todos
los fraccionamientos categoriales y exentos de la tiranía de cualquier sujeto,
puesto que el sujeto mismo será producido por ese engendramiento. De allí
ese término acuñado según el modelo psicoanalítico; la significancia
constituye, en sus dispositivos y sus objetos dinamizados, algo como una
serie de otras escenas comparada con la cual la estructura del discurso
manifiesto, articulado en el signo, ya no es más que una recaída desprendida
y que funciona como una pantalla.

(Ibid.)

152
Transoracional

La extensión de la lingüística oracional a encadenamientos mínimos de


proposiciones, de oraciones (raramente más de dos), o a la estructura de
periodos, experimenta hoy un desarrollo innegable con los trabajos sobre la
microsintaxis (Berrendoner 1990a), las anáforas, y los conectores. Desde
esta perspectiva, el periodo es un umbral máximo de las descripciones
lingüísticas. S. Stati (1990) delimita así su objeto: “el estudio de lo
transoracional debería culminar en la explicación del proceso de
transformación de los textos sobre la base de la combinación de las
oraciones. En la presente obra nos limitaremos a los encadenamientos de
dos enunciados y de dos réplicas dialogales” (Stati, 1990, pág. 12)

Aún cuando otorguen un lugar importante a los micro-encadenamientos, la


lingüística textual y el análisis de discurso no puede satisfacerse con este
nivel mínimo de análisis de los encadenamientos interpreposicionales. De la
microsintaxis transoracional al texto, la lingüística textual postula que existen
otros niveles de organización (planes* textuales, superestructuras,
secuencias) y se pregunta sobre todo por la interacción de los hechos
ascendentes (de lo transoracional al texto) y descendentes (de lo global al
texto y del género de discurso a lo microtextual transoracional).

(Ibid.)

153

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