Fibonacci, El Matemático Que Se Puso A Contar Conejos y Descubrió La Secuencia Divina
Fibonacci, El Matemático Que Se Puso A Contar Conejos y Descubrió La Secuencia Divina
Fibonacci, El Matemático Que Se Puso A Contar Conejos y Descubrió La Secuencia Divina
23 febrero 2019
El vitral en espiral de la Capilla de Acción de Gracias, Dallas, Texas, Estados Unidos representa
la secuencia de Fibonacci.
Durante los siglos en que China, India y el imperio islámico habían estado en ascenso,
Europa había caído bajo la sombra de la Edad Oscura.
Con ese contacto llegó la difusión del conocimiento oriental hacia occidente.
Y sería el hijo de un funcionario de aduanas quien se convertiría en el primer gran
matemático medieval de Europa.
Cuando llegó a Italia, escribió un libro que sería de gran influencia en el desarrollo de las
matemáticas occidentales.
Fibon
acci llevó los números indoarábigos a Europa, pero no fueron bienvenidos.
Ese matemático fue Leonardo de Pisa, más conocido como Fibonacci, y en su "Libro de
cálculo", Fibonacci promovió el nuevo sistema de números, demostrando lo sencillo que
era en comparación con los números romanos que se utilizaban en toda Europa.
Los cálculos eran mucho más fáciles, algo tremendamente importante para quienquiera que
se ocupara de los números, desde matemáticos hasta comerciantes.
No obstante, lo que los números traídos de Oriente despertaron fue desconfianza, no alegría
ni alivio.
Algunos creían que estarían más expuestos al fraude, que se prestaban para ser
manipulados.
Otros pensaban que eran tan fáciles de usar para los cálculos que le darían poder a las
masas, quitándole autoridad a los intelectuales que sabían cómo usar el tipo de números
antiguos.
Pero con el tiempo, prevaleció el sentido común, el nuevo sistema se extendió por toda
Europa y el antiguo sistema romano se extinguió lentamente.
Los conejos tardan dos meses en alcanzar la madurez, y después de eso dan a luz a otro par
de conejos cada mes.
El problema era cómo saber cuántos pares de conejos habría en un mes determinado.
Entonces:
1... 1... 2... 3... 5... 8... 13... 21... 34... 55... y así.
Los favoritos
Resultó que los números de Fibonacci son los números favoritos de la naturaleza.
Número áureo
Si divides cualquier número en la secuencia de Fibonacci por el anterior, por ejemplo,
55/34, o 21/13, y la respuesta siempre es cercana a 1.61803.
Y es por eso que la secuencia de Fibonacci también es conocida como la secuencia dorada,
pues ese 1,61803 es lo que se conoce como el número áureo.
Es un número especial que se encuentra al dividir una línea en dos partes, de modo que la
parte más larga (a) dividida por la parte más pequeña (b) es igual a la longitud total dividida
por la parte más larga.
A menudo, el número áureo se simboliza usando phi, la 21ª letra del alfabeto griego.
El rectángulo dorado también está relacionado con la espiral dorada, que se crea al hacer
cuadrados adyacentes de dimensiones de Fibonacci.
Pero para quienes somos principiantes, quizás es más fácil entenderlo si lo pensamos en
términos de diseño.
Muchos nombres
El número áureo ha sido descubierto y redescubierto muchas veces, y por eso que tiene
tantos nombres: número de oro, razón extrema y media, razón áurea, razón dorada,
media áurea, proporción áurea y divina proporción.
En la Gran Pirámide de Giza, por ejemplo, la longitud de cada lado de la base es de 230
metros con una altura de 146 metros. La relación de la base con la altura es
aproximadamente 1,575, muy cercano al número áureo.
Se cree que Fidias (500 a.C. - 432 a.C.), el famoso escultor y matemático griego, aplicó phi
al diseño de esculturas para el Partenón.
Ilustraciones de "De divina proportione" (la línea azul es agregada, para mostrar la proporción a
la que se refieren).
"De divina proportione" es un libro de matemáticas, pero desde la primera página Pacioli
afirma que su intención es revelarle a los artistas el secreto de las formas armónicas
mediante el uso de la proporción divina.
Y, de hecho, hay quienes piensan que el número áureo es la esencia de la belleza en las
proporciones de las pinturas de Da Vinci, quien la llamó sectio aurea.
Aseguran que la usó para definir todas las proporciones en su "Última Cena", "Hombre de
Vitruvio" y "Mona Lisa".
"La última cena" con algunos rectángulos áureos como guía. Algunos estudiosos muestran que la
proporción se está presente en todas las dimensiones clave, desde las de la sala, la mesa y los
escudos ornamentales hasta la posición de los protagonistas.
Y, aparentemente, nuestros cerebros están programados para preferir los objetos y las
imágenes que usan la proporción divina.
Varios estudios han demostrado que cuando se le pide a voluntarios en pruebas que
observen una serie de caras aleatorias, y escojan las que consideran más atractivas -a pesar
de no ser mi matemáticos ni físicos familiarizados con el phi- eligen las que muestran
proporciones áureas entre el ancho de la cara y el ancho de los ojos, la nariz y las cejas.