MANUAL DE LITIGIO ESTRATE GICO ForoPenal 2020

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Manual de

Litigio Estratégico
La lucha contra la represión política
Manual de
Litigio Estratégico
La lucha contra la represión política
Manual de Litigio Estratégico. La lucha contra la represión política
Autores: Gonzalo Himiob Santomé y Alfredo Romero Mendoza

Primera edición: abril 2020

Imagen de portada y contraportada: Alfredo Romero Mendoza


Diseño y maquetación: Ma. Alejandra Domínguez Veracoechea - [email protected]

ISBN: Solicitado y en trámite. Demorado a causa de la suspensión de actividades a causa de la


Pandemia del COVID-19

Derechos de Autor Registrados. Registro Número TXu002195071 (Copyright Office) del 14 de mayo
de 2020

Depósito legal: En trámite. Demorado a causa de la suspensión de actividades a causa de la


Pandemia del COVID-19
Índice

Agradecimiento...................................................................................... 9

1. Antecedentes ....................................................................................11

2. Concepto de litigio estratégico en Derechos Humanos................. 15

3. Finalidades del litigio estratégico en Derechos Humanos............ 23

4. El litigio estratégico incluye acciones de proyección social.........45

5. ¿Cuándo se recurre al litigio estratégico?...................................... 47

6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico?...................... 55

7. El plan estratégico del Foro Penal.................................................. 87

8. El costo político de la represión......................................................95

9. El beneficio político de la represión.............................................. 107

10. Los activistas y abogados y sus funciones en el plan

estratégico.......................................................................................... 127

11. Ejemplo de caso.............................................................................131

12. Conclusiones................................................................................ 139


A la memoria de Daniel Merchán, coordinador del
capítulo del Foro Penal del Estado Aragua, siempre en
nuestros pensamientos.
Desde el Foro Penal queremos agradecer
a la Embajada de los Países Bajos en Venezuela
por su apoyo a esta iniciativa y por el cuidado y la aten-
ción que siempre le prestan a la situación de los Dere-
chos Humanos en nuestro país. Queremos agradecer
especialmente a Mariela Suárez, coordinadora operativa
del Foro Penal, a Robiro Terán, miembro de la directiva,
a los coordinadores estatales y de los capítulos interna-
cionales (identificados en www.foropenal.com), a todo
el equipo operativo, a todos los abogados voluntarios
y defensores activos en Venezuela y en el mundo. Sus
desinteresados actos diarios y los sacrificios que hacen por
los que más nos necesitan demuestran que, como siempre
lo decimos en el Foro Penal, para cambiar el mundo para
mejor solo hacen falta nuestras “4 C”: Constancia, Com-
promiso, Convicción y Corazón. Todo eso les sobra, lo
demuestran todos los días, y por eso les estamos inmensa-
mente agradecidos, porque, lo sabemos, a veces “...cuesta
toda la vida, vivir en libertad...”.
1. Antecedentes

Lo que hoy se conoce como litigio estratégico nace a prin-


cipios del Siglo XX, básicamente de la revisión que realiza
Jerome Frank de la educación de los estudiantes de dere-
cho y de la forma en que éstos deben enfrentarse en el fu-
turo a los asuntos que les encomiendan, ya sea desde una
posición de juez o de abogado. Frank critica el sistema del
Profesor de Harvard, Christopher Columbus Langdell,
que se sustenta fundamentalmente en el estudio del de-
recho en los libros. Frank consideró que el derecho debe
ir más allá de la formalidad del estudio de las leyes, de la
jurisprudencia y de la doctrina, y que el estudiante debe
conocer de la práctica del derecho, incluso de las actitudes
de los jueces, así como de los aspectos sociológicos, psi-
cológicos, deontológicos y económicos de la profesión.
Señala el referido autor que “…la práctica del derecho y
la decisión de los casos no constituye una ciencia sino un
arte: el arte del abogado y el arte del juez…”. Así, los abo-
gados, para Jerome Frank, no son “simples técnicos”. Si el
ejercicio del derecho es un arte, como lo asume el autor
comentado, solo una pequeña parte de su ejercicio puede
aprenderse de los libros. Por ello el entrenamiento del es-
tudiante de derecho debe realizarse en el terreno donde se
ejerce ese arte bajo la supervisión de personas con experti-
12 Manual de Litigio Estratégico

cia. Por otra parte, Frank señala que una parte esencial del
ejercicio del derecho y del estudio del mismo es impulsar
mejoras en el sistema judicial y promover cambios socia-
les y económicos adecuados a través de las leyes y de una
Administración inteligente, 1 lo cual amplía los horizon-
tes del litigio y nos lleva a analizar el impacto y alcance del
mismo mucho más allá de la esfera individual.
Se debe al “realismo jurídico” 2, especialmente al rea-
lismo jurídico norteamericano, la noción de que el derecho
debía transformarse en un producto humano jamás desvin-
culado de la sociedad. Para Jerome Frank, por ejemplo, la
aplicación mecánica del derecho, separado de su contenido
social y del impacto que cada caso puede tener en la colec-
tividad, limita las posibilidades de los juristas y encubre “…
el sentido político de la práctica cotidiana de los jueces y de
los juristas, que construyen el Derecho mientras se ven a sí
mismos como un instrumento del mismo…”. 3
La propuesta de Jerome Frank buscó entonces asi-
milar la enseñanza de la ley a la que se aplica en las faculta-
des de medicina. Surgieron así las “clínicas del litigio” de
Estados Unidos, que luego se verían influenciadas por la

1 Jerome, Frank: “Why Not a Clinical Lawyer-School?”, No. 81, University of


Pennsylvania Law Review. 1931.
2 Campos Zamora, F.; “Nociones Fundamentales del Realismo Jurídico”. Revista
de Ciencias Jurídicas Nº 122 (191-220) mayo-agosto 2010. Universidad de
Costa Rica. Págs. 203 a 208.
3 Campos Zamora, F. Ob. Cit. Pág. 208.
1. Antecedentes 13

publicación de la obra “The Lawyering Process”, de Gary


Bellow y Bea Moulton. 4 5
La idea que se consolidó desde entonces fue la de
buscar el impacto público, no netamente particular o in-
dividual, de cada litigio, al menos en los casos que, por sus
particulares características, pudiesen tener, además de re-
percusiones individuales, repercusión colectiva. El litigio
se percibe entonces como una herramienta de cambio de
paradigmas sociales o colectivos, que no solamente como
un medio para la solución de controversias entre particu-
lares o entre los particulares y el Estado. 6
El conocido caso decidido por la Corte Suprema de
Justicia de Brown vs. Board of Education, es un ejemplo de
cómo un litigio acompañado de una estrategia de impac-
to social puede lograr avances en Derechos Humanos. En
esta causa se discutió la inconstitucionalidad de la discri-
minación racial en escuelas públicas en los Estados Uni-
dos, y se verificó el éxito de la estrategia de litigio acom-
pañada de campañas y de movilización social. Este caso es
un ejemplo de que, a pesar de la independencia judicial, la
influencia política y social tiene un impacto en las decisio-

4 Bellow, G, & Moulton, B. “The Lawyering Process: Materials for Clinical


Instruction in Advocacy”. Mineola, New York: The Foundation Press (1978).
5 Ver Juan Carlos Gutiérrez Contreras y otros. “Litigio Estratégico en Derechos
Humanos: Modelo para armar”. Comisión Mexicana de Defensa y Promoción
de los Derechos Humanos A.C., 2011, p. 9-11. Ver en http://cmdpdh.org/wp-
content/uploads/2013/01/LITIGIO16x21.pdf
6 Ibidem., p. 10.
14 Manual de Litigio Estratégico

nes judiciales que pueden lograr avances en la protección


de los Derechos Humanos.7
A esta forma de litigio, no netamente individual
sino con compromiso social, se le conoce como litigio es-
tratégico o paradigmático, pero también como “litigio de
interés público” o “de las causas justas”. 8
Tomando en cuenta estos criterios, el litigio estraté-
gico, tal como la palabra lo refiere, conlleva al diseño de
una estrategia compuesta por tácticas y a su vez acciones
que procuran lograr un objetivo. Es por ello que cada es-
trategia depende del objetivo proyectado. El litigio estra-
tégico no tiene una fórmula práctica específica o estándar
para todos los objetivos. Esto implica que lo primero es
establecer claramente el objetivo. para luego definir una
estrategia encaminada hacia el logro del mismo.
Ahora bien, este manual pretende, con base en nues-
tra experiencia asistiendo a miles de víctimas de violacio-
nes a los Derechos Humanos en Venezuela 9, plantear una
fórmula de litigio estratégico especial para abogados y ac-

7 Ver Tushnet, Mark. V. “Some Legacies of Brown v. Board of Education”.


Georgetown Faculty Publications, 2010. Ver: https://scholarship.law.
georgetown.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1253&context=facpub
8 Ver: Villarreal, Marta: “El litigio estratégico como herramienta del Derecho de
interés público”, Pág. 3. /en/ Sánchez Matus, Fabián (Coordinador): “El litigio
estratégico en México: la aplicación de los Derechos Humanos a nivel práctico.
Experiencias de la Sociedad Civil”, OACNUDH, México, 2007.
9 Desde 2002, los autores por su cuenta y posteriormente con el Foro Penal y
sus equipos de abogados y activistas voluntarios, han asistido a más de 11.000
víctimas de la represión política en Venezuela.
1. Antecedentes 15

tivistas a los efectos de defender a las víctimas de la repre-


sión política violatoria de los Derechos Humanos. Este
método o fórmula que aquí desarrollamos funciona no
solo para Venezuela, sino para todos aquellos países con
regímenes que, para ser efectivos, como muchos lo han
sido (Ej. Cuba, Nicaragua, Venezuela, Rusia, China) ac-
túan estratégicamente con una especie de “plan de juego”
o “playbook” que consolida la represión como una estrate-
gia de control político. 10

10 Ver Alfredo Romero. “The Rule of Law Facade: A Playbook for Regimes”,
Working paper del Centro Carr de Derechos Humanos de la Escuela Kennedy
de Gobierno de la Universidad de Harvard, 2016. Ver también, Alfredo Romero.
“The Repression Clock: A strategy behind autocratic regimes”. Trabajo realizado en
el Wilson Center, Washington, DC, para ser publicado en 2020.
16 Manual de Litigio Estratégico
2. Concepto de litigio estratégico en Derechos
Humanos

En términos generales el litigio estratégico en Derechos


Humanos se compone de acciones encaminadas a garan-
tizar la defensa de las víctimas más allá de las instancias
judiciales nacionales, acudiendo a entidades internacio-
nales e incluso a otras instancias de influencia. El litigio
estratégico no se limita a la defensa puntual de una víc-
tima, su objetivo puede abarcar la modificación estruc-
tural de normas y procedimientos del derecho interno,
o de derecho internacional, y así lograr efectos sociales y
políticos extensos y de alcance colectivo. 11
Así lo destacan, entre otros, Ana Milena Coral-Díaz,
Beatriz Londoño-Toro y Lina Marcela Muñoz-Ávila, que
al respecto señalan:

“…el litigio estratégico tiene un lugar clave en los


sistemas modernos de justicia, de modo que los
objetivos alcanzados van más allá de los cambios
logrados a través de las disputas entre particulares,
pues crea una nueva visibilidad para los grupos
humanos menos favorecidos, así como estimula la
búsqueda de la realización del derecho…”. 12

11 Juan Carlos Gutiérrez Contreras y otros, Ob. Cit, p. 13.


12 Coral Díaz, A. M; Londoño Toro, B.; Muñoz Ávila, L.M.; “El Concepto
de Litigio Estratégico en América Latina: 1990-2010”. Universitas. Bogotá
(Colombia) N° 121: 49-76, julio-diciembre de 2010. Pág. 52.
18 Manual de Litigio Estratégico

El litigio estratégico es muy diferente a la idea tra-


dicional del servicio legal que ofrecen los abogados. Las
organizaciones o bufetes de abogados que prestan servi-
cios legales tradicionales ofrecen a sus clientes respuestas
sustentadas en las leyes y en el sistema procedimental y
operacional tradicional. El litigio estratégico va más allá
de las respuestas tradicionales, supera la esfera netamente
judicial y local y se sirve de herramientas que van más allá
de las simplemente legales y que están dirigidas hacia una
audiencia más amplia que la de los juristas y operadores
de justicia.
En cuanto a su vinculación con los Derechos Huma-
nos, Raquel Yrigoyen señala que:

“…el litigio estratégico en Derechos Humanos es


parte del ejercicio del derecho de acceso a la jus-
ticia, y tiene como objetivo final el cumplimien-
to efectivo de los Derechos Humanos, ordenado
por instancias de justicia nacionales o internacio-
nales…”. 13

Este mismo sentido lo recoge y amplía Amnistía In-


ternacional, cuando señala:

13 R. Yrigoyen, “El litigio estratégico en Derechos Humanos”, 4 (Informe para la


Fundación Soros sobre litigio estratégico en Guatemala, Guatemala, 2007).
2. Concepto de litigio estratégico en DDHH 19

“…En el caso de los derechos humanos, el litigio


es 'estratégico' cuando está diseñado consciente-
mente para promover la aclaración, el respeto, la
protección y la realización de los derechos. La
idea es cambiar las leyes, políticas y prácticas, y
obtener remedios o reparaciones tras violaciones
de derechos humanos. El litigio estratégico tam-
bién trata a menudo de concienciar a la pobla-
ción sobre una injusticia…”. 14

También se le ha llamado “litigio de alto impacto”


cuando la estrategia busca lograr objetivos de transforma-
ción social, política o económica global con respecto a los
Derechos Humanos. En este sentido, valga la siguiente de-
finición de litigio estratégico de Lucas Correa Montoya:

“…forma alternativa para enseñar y ejercer el


derecho, consiste en la estrategia de seleccionar,
analizar y poner en marcha el litigio de ciertos
casos que permitan lograr un efecto significativo
en las políticas públicas, la legislación y la socie-
dad civil de un Estado o región. Es un proceso de
identificación, socialización, discusión y estruc-
turación de problemáticas sociales, a partir de lo

14 https://www.amnesty.org/es/strategic-litigation/
20 Manual de Litigio Estratégico

cual es factible promover casos concretos para


alcanzar soluciones integrales de modo que sea
posible lograr cambios sociales sustanciales…”. 15

Tal y como más adelante lo iremos detallando, nues-


tra estrategia planteada en el presente manual parte de en-
tender que para alcanzar los objetivos que se propone el li-
tigio estratégico la ley es una herramienta, pero no es la
única herramienta. 16 Ciertamente, la ley es la herramien-
ta que nos guía y permite actuar de manera pacífica, y que
sustenta las acciones planificadas, pero las actuaciones
para lograr el o los objetivos del litigio estratégico de ma-
nera efectiva no deben solo limitarse a los procedimien-
tos e instituciones establecidos en las leyes nacionales e
internacionales. El abogado de Derechos Humanos debe
“pensar fuera del cuadro” o “fuera de la caja” 17 y no
solo limitarse a estudiar las normas o a recurrir a las ins-
tancias judiciales únicamente, porque la respuesta no está

15 L. Correa, “Litigio de alto impacto: Estrategias alternativas para enseñar y


ejercer el Derecho”, 7 Opinión Jurídica, No 14, 149-162, 149 (2008).
16 Ver Juan Carlos Gutiérrez Contreras y otros. Ob. Cit. Pág. 17, que nos reitera
que: “La judicial es solo una entre varias dimensiones posibles para las acciones
de defensa de un caso”.
17 Pensar fuera del cuadro o pensar fuera de la caja que corresponde al término
en inglés conocido como “thinking out of the box” o “thinking outside the box”,
sin autor conocido, se refiere a la analogía de un cuadro que explica que las
situaciones no deben ser analizadas o resueltas limitándose al cuadro, sino que
hay que salirse de él, hay que pensar diferente y de manera innovadora y con otra
perspectiva a la tradicional.
2. Concepto de litigio estratégico en DDHH 21

necesaria o solamente allí, sino en otras acciones pacíficas


que deben planificarse y aplicarse en cada caso concreto.
Así como los Derechos Humanos son progresivos
y han venido avanzando en diferentes niveles o catego-
rías con el transcurso del tiempo, en yuxtaposición con
el crecimiento de la conciencia del ser humano en cuan-
to a sus libertades, asimismo las estrategias de defensa de
los Derechos Humanos deben ser progresivas. El carác-
ter progresivo de los Derechos Humanos implica, en pri-
mer término, que no son estáticos, que evolucionan con
el tiempo y se van adaptando a las necesidades, siempre
cambiantes, de las sociedades y, en segundo lugar, que una
vez que su reconocimiento formal y su protección han al-
canzado cierto nivel, no se puede involucionar ni retroce-
der. La Constitución de la República Bolivariana de Ve-
nezuela, por ejemplo, les reconoce tal carácter progresivo
a los Derechos Humanos en su artículo 19, que expresa:
“El Estado garantizará a toda persona, conforme al princi-
pio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y
ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los
Derechos Humanos…”.
Sobre estas bases, los que han sido considerados
como nuestros derechos inalienables en diferentes mo-
mentos históricos han ido evolucionando, y hoy se cla-
sifican y se separan los Derechos Humanos en diferentes
generaciones, de esta manera:
22 Manual de Litigio Estratégico

– Derechos Humanos de Primera Generación:


Los contenidos en la Declaración Universal de los Dere-
chos Humanos (ONU, 1948), así como en todos los cuer-
pos normativos previos que le sirvieron de base, como la
Magna Charta, el Habeas Corpus Act y la Bill of Rights
(Inglaterra, 1215, 1679 y 1688 respectivamente), la De-
claración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia (Esta-
dos Unidos de Norteamérica, 1776) y la Declaración
Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
(Francia, 1789) y otros similares. En esta categoría entran,
por ejemplo, el Derecho a la Vida, el Derecho a la Liber-
tad Personal, el Derecho a la Libertad de Expresión y de
Pensamiento, el Derecho a la Asociación, el Derecho a la
Igualdad Ante la Ley y el Derecho a la Integridad Física y
Psíquica, entre otros.

­ Derechos Humanos de Segunda Generación:



Referidos fundamentalmente a los Derechos Económi-
cos, Sociales y Culturales. Se trata de una elaboración cu-
yos antecedentes más inmediatos datan de los principios
del Siglo XX, a consecuencia de las reivindicaciones exi-
gidas por los trabajadores durante lo que se conoce como
la “Revolución Industrial” que tuvo lugar en el Siglo XIX.
Entre ellos destacan el Derecho al Trabajo, el Derecho a
Organizarse en Sindicatos, el Derecho a la Salud, el Dere-
2. Concepto de litigio estratégico en DDHH 23

cho a la Educación, el Derecho a la Seguridad Social y el


Derecho a la Alimentación, entre otros.

– Derechos Humanos de Tercera Generación:


Son los que también se conocen como los “Derechos de
Solidaridad” que fueron considerados a partir de la déca-
da de los setentas del siglo pasado y consagrados en dife-
rentes Tratados Internacionales, especialmente a raíz de
la caída del Muro de Berlín en 1989 y del consiguiente
proceso de globalización que aún está en marcha, tales
como el Derecho a la Autodeterminación de los Pueblos,
a la Independencia Económica y Política de las Naciones,
el Derecho a la Identidad Nacional y Cultural, el Dere-
cho a la Paz, a la Coexistencia Pacífica, a la Cooperación
Internacional, a la Justicia Internacional, el Derecho a un
Medio Ambiente Sano y al Acceso Libre al Patrimonio
Común de la Humanidad y otros similares, relativos al
desempeño y desarrollo de los diferentes países en el con-
texto de la comunidad internacional.

– Derechos Humanos de Cuarta Generación: De-


recho al Acceso y al Uso de la Ciencia y de la Tecnología,
Derecho a la Protección de la Vida Privada, el Derecho
a la Libertad Informática, al Acceso a la Información, al
Acceso y Uso libres del Espectro Radioeléctrico, el Dere-
cho a la Seguridad Digital, al Habeas Data y, en general
24 Manual de Litigio Estratégico

el Derecho al Uso y Disfrute libres de las Tecnologías de


Información y Comunicación. 18
Incluso, al día de hoy, se ha llegado a hablar de De-
rechos Humanos de Quinta Generación (para el caso de
las entidades con inteligencia artificial o los robots) y de
Derechos Humanos de Sexta Generación, que serían en el
futuro los “transhumanos” o los “posthumanos”, es decir,
los seres humanos alterados o mejorados merced el desa-
rrollo de la ciencia, de la ingeniería genética, de la nano-
tecnología y, en general, de la tecnología.

18 Se debe a Robert B. Gelman la emisión en 1997 de una propuesta de


Declaración de los Derechos Humanos en el Ciberespacio, basada en los
principios que inspiran la Declaración Universal de los Derechos Humanos de
las Naciones Unidas de 1948.
3. Finalidades del litigio estratégico en Dere-
chos Humanos

De acuerdo a las finalidades que persiga, el litigio estraté-


gico ha sido clasificado como19:

a) “Litigio estratégico preventivo”: Se trata del


litigio que asume causas orientado por el principio de
precaución, y que busca evitar daños o perjuicios a los
Derechos Humanos o al interés público cuando no existe
certeza científica de las consecuencias de una acción de-
terminada.

b) “Litigio estratégico correctivo”: Opera cuando


el daño o impacto negativo ya se ha producido sobre los
Derechos Humanos o el interés público. Busca la repara-
ción integral de los daños ocasionados.

La característica principal del litigio estratégico es


que sus acciones van mucho más allá de lo exclusivamen-
te judicial y de los objetivos puntuales y tradicionales de
cada causa. A pesar de que en un caso particular los obje-
tivos pueden enfocarse en restablecer el derecho humano
que le ha sido vulnerado a una persona, también el objeti-

19 Tomado de Coral-Díaz, A.M.; Londoño-Toro, B.; Muñoz-Ávila. L.M. Ob.


Cit. Pág. 54.
26 Manual de Litigio Estratégico

vo de la defensa en el litigio estratégico va más allá de los


que son generalmente los objetivos particulares (Ej. logro
de absolución, de la libertad de los injustamente proce-
sados o encarcelados, o la condena de quienes violan los
Derechos Humanos, a nivel interno). Con las acciones de
defensa individual también se persigue un objetivo mu-
cho más amplio o colectivo, capaz de promover cambios
estructurales en los modelos legales o de la administra-
ción de la justicia en general, tanto a nivel nacional como
a nivel internacional.
Por ejemplo, independientemente del resultado local
de un caso individual, los casos litigados ante el Sistema In-
teramericano de Protección a los Derechos Humanos (Co-
misión y Corte Interamericanas) permiten visibilizar una
determinada situación en el ámbito interno e internacional.
Para comprender mejor la nueva manera en la que
opera la represión política y la intolerancia en las dictaduras
de nuevo cuño, esto es, para definir el problema, debemos
siempre tener presente que uno de los objetivos declarados
y prioritarios de los modelos persecutorios modernos es el
de mantener una imagen, al menos a nivel internacional,
positiva. Esto hace mucho más compleja la tarea del litigan-
te estratégico, que muchas veces debe develar la intención
real que se esconde tras la persecución de una persona en
un caso determinado, ya que muchas veces el poder “disfra-
za” de persecución jurídica y legítima lo que, en definitiva,
3. Finalidades del litigio estratégico en DDHH 27

es una persecución política ilegítima. Como será analizado


más adelante, esto permite al poder, particularmente en la
arena internacional, mantener su discurso legitimador y,
más allá, reducir el costo en la relación “costo-beneficio”
que surge en todo caso de persecución injusta.
Es por ello que proponemos que, a nivel general, a tra-
vés del litigio estratégico los Derechos Humanos sean pro-
tegidos en tres niveles diferentes: Esto es, antes de su ejerci-
cio, durante su ejercicio y con posterioridad a su ejercicio.20
No son pocos los casos en los que la legislación local
(Constitución, Tratados Internacionales ratificados por la
República, leyes nacionales, y similares) pregona de mane-
ra previa y simplemente formal su más absoluto apego a los
Derechos Humanos y a los criterios internacionales que
rigen las relaciones entre la ciudadanía y el poder, sin em-
bargo, ya en el momento del ejercicio de tales de derechos,
o con posterioridad al ejercicio de los mismos, se produce
su desconocimiento e, incluso, se procede a la criminaliza-
ción de quienes los hayan ejercido. Esto no debe perderse
de vista nunca en el litigio estratégico.
De esta manera, podemos decir que en un determi-
nado contexto se respetan los Derechos Humanos si se dan
tres condiciones sucesivas y acumulativas.

20 Esta propuesta, que acá se amplía, ya ha sido objeto de desarrollo por Gonzalo
Himiob Santomé en una de sus obras previas: “El gobierno de la intolerancia”,
Editorial Libros de “El Nacional”. Enero de 2010. Págs. 74 y siguientes.
28 Manual de Litigio Estratégico

• El reconocimiento anticipado y formal de los mis-


mos y su debida difusión (previa).
• La permisión y fomento de su ejercicio (coetánea).
• La no criminalización ulterior (posterior).

Así, el primero de estos niveles de tutela pasa por el re-


conocimiento expreso de su existencia y de su vigencia, todo
lo cual discurre además por la promoción de los mismos y
la difusión de éstos a todos los niveles sociales. A veces esto
se logra a través de la suscripción y ratificación de los trata-
dos internacionales que los contienen o de su objetivación
como parte del ordenamiento interno, lo cual puede ser el
objetivo de un determinado litigio estratégico. La Carta
Magna venezolana de 1999, por ejemplo, reformada sobre
la base de la “moribunda” 21 Constitución de 1961 –ello
no puede desconocerse– contiene uno de los más comple-
tos catálogos de Derechos Humanos del continente. Ade-
más, Venezuela es signataria de múltiples acuerdos interna-
cionales en materia de Derechos Humanos,22 algunos de
los cuales se reconocen y objetivan también en leyes de me-

21 Así se refirió a ella Hugo Chávez el 2 de febrero de 1999, al momento de ser


juramentado como presidente de Venezuela, lo que de alguna manera anticipaba
los ataques luego sufriría el Estado de Derecho en Venezuela. Fuente Digital:
www.eud.com.
22 Entre los que destacan, sin ser los únicos, el Estatuto de Roma de la Corte
Penal Internacional Gaceta Oficial Núm. 5.507 Ext. Del 13/12/2000; o el Pacto
Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (PIDCP, G.O.: 2.146 del
28/01/78).
3. Finalidades del litigio estratégico en DDHH 29

nor jerarquía, por lo que podemos afirmar ciertamente que


este primer nivel de tutela podría darse por satisfecho, al
menos formalmente y en algunas materias, en nuestro país.
En general, contamos con las normas que protegen formal-
mente a los Derechos Humanos, lo que no quiere decir que
éstas por sí mismas basten a su resguardo.
En un segundo nivel, cabe destacar que no basta la
objetivación o el reconocimiento de la existencia de los
derechos civiles a nivel normativo para su debida y com-
pleta tutela. Es menester, además, especialmente desde
el poder, permitir y fomentar su libre ejercicio, evitan-
do restricciones indebidas y generando en la ciudadanía
la confianza plena en que el goce cabal de tales derechos
(respetando las limitaciones que nacen del reconocimien-
to de los derechos de los demás) es parte de la cultura no
solo general sino, en especial, de las instituciones públicas
encargadas de protegerlos y hacerlos valer.
Particularmente, en regímenes totalitarios o autori-
tarios, las manifestaciones retóricas sobre la supuesta pro-
tección de los derechos civiles son comunes. Ello con el
único objetivo de encubrir la materialización de sistemá-
ticos abusos a los Derechos Humanos. En Venezuela, por
ejemplo, particularmente desde el año 2014 (aunque esto
tuvo antecedentes en los años 2002, 2004, 2007 y 2010)
la represión violenta contra el ejercicio constitucional de
los derechos de las personas a manifestar o a protestar pa-
30 Manual de Litigio Estratégico

cíficamente, ha sido una constante cíclica con nuevos pi-


cos de represión política masiva en 2017 y 2019.
La evolución de los progresivos límites a las libertades
civiles y políticas en Venezuela comenzó con las restriccio-
nes al derecho a la reunión y a la libre expresión de las ideas,
ambos derechos garantizados en pactos internacionales y
en la Constitución. Por ejemplo, en 2002, el gobierno de
Hugo Chávez decretó lo que se denominó las “zonas de se-
guridad”. Ello abarcó algunos espacios en los que se habían
hecho costumbre opositora las concentraciones de protesta
contra el gobierno. De éstas destaca el decreto23 en el que
el presidente Hugo Chávez declaró “zona de seguridad” el
Área que Circunda la Base Aérea ‘‘Generalísimo Francisco
de Miranda’’ (comúnmente conocida como el “Aeropuerto
de La Carlota” en Caracas) y que luego justificó diferentes
acciones represivas en los años siguientes. También pueden
reseñarse múltiples casos en los que las manifestaciones de
la disidencia son restringidas o limitadas por agentes de se-
guridad o por civiles afectos al oficialismo, que actúan bajo
el velo de la impunidad que les brinda la anuencia cómpli-
ce de los órganos militares o policiales que, cuales mudos

23 Decreto Presidencial 1.969, de fecha 17/09/02, contenido en Gaceta Oficial


No. 37.530 de fecha 18/09/02, en el que se indica –en clara referencia a las
actividades de protesta que se venían realizando– que allí se han detectado “…
actividades o factores allí presentes que constituyen riesgos para su seguridad…”
–y que en consecuencia expresamente se prohíben–permitiendo el control
militar de la zona (Art. 3)”.
3. Finalidades del litigio estratégico en DDHH 31

convidados de piedra, en muchas oportunidades poco o


nada hacen para evitar que se dirijan agresiones, que no se
investigan después además, contra los opositores cuando
se expresan contra el gobierno.
Actualmente la situación es mucho más compleja.
La instalación en 2017 de una Asamblea Nacional Cons-
tituyente, propuesta y convocada por el presidente Nicolás
Maduro de manera ilegítima e inconstitucional y electa e
instalada de manera absolutamente irregular, ha tenido
como última finalidad la de subordinar a todos los pode-
res e instituciones del Estado a la línea política del poder
central, erigiéndose como una especie de “supra poder”, una
suerte de “soviet supremo” no sujeto más que a sí mismo, al
que todos los demás órganos del poder público, incluso los
que tienen autoridades que resultan electas por la soberana
voluntad del pueblo a través del voto, están subordinados.
Por su parte, la libertad de expresión y opinión re-
presenta una amenaza para los regímenes autoritarios y
totalitarios. Por ejemplo, como parte de la eliminación
progresiva de los medios de comunicación independien-
tes en Venezuela que comenzó intensamente desde 2007
con el cierre del canal de televisión RCTV, durante el
2017 al menos 49 medios de comunicación (emisoras de
radio y canales de televisión) fueron cerrados o han salido
del aire de la programación habitual de las operadoras de
cable, por decisiones emitidas por la Comisión Nacional
32 Manual de Litigio Estratégico

para las Telecomunicaciones (CONATEL). Asimismo,


numerosos medios impresos han salido de circulación,
privando a la ciudadanía del derecho constitucional a la
información veraz y sin censura, de conformidad con el
artículo 58 de la CRBV.
Aunado a lo anterior se observaron casos de deten-
ciones arbitrarias, deportaciones ilegales y abusivas (en
los casos de los periodistas extranjeros) o incautación,
destrucción y hasta robo de sus equipos como una for-
ma de crear temor a informar lo que ocurre en el país. El
Boletín 121º del IPYS (Instituto Prensa y Solidaridad
Venezuela) registraba para marzo de 2019, 155 casos de
violaciones graves al derecho a la libertad de expresión,
que incluían no solo casos de arrestos arbitrarios e inti-
midaciones a periodistas (39 casos, solo en 2019), sino
además restricciones indebidas al acceso a internet y a
las redes sociales (RRSS).24
Por otro lado, en particular, desde 2014, más no ex-
clusivamente, los derechos a la manifestación pacífica y a la
protesta han sido severamente limitados. Ya para 2017 la
represión violenta y los arrestos arbitrarios de manifestan-
tes pacíficos se convirtieron, tal y como lo ha destacado la
Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Huma-
nos de la ONU, en una política de Estado:

24 Ver. https://ipysvenezuela.org/alerta/balance-ipysve-155-casos-de-
violaciones-a-la-libertad-de-expresion-en-2019/
3. Finalidades del litigio estratégico en DDHH 33

“…Las conclusiones del ACNUDH que figuran en el


presente informe ponen de manifiesto una situación
de los Derechos Humanos cada vez más crítica desde
el comienzo de las protestas, en la que se observan ni-
veles cada vez más altos de represión de la oposición
política por parte de las fuerzas de seguridad naciona-
les y un aumento de la estigmatización y persecución
de las personas percibidas como opositoras al Gobier-
no del Presidente Maduro. El ACNUDH documentó
la existencia de violaciones generalizadas de los De-
rechos Humanos por parte de las autoridades nacio-
nales en el contexto de las manifestaciones realizadas
en todo el país, violaciones que tienen por objeto fre-
nar cualquier tipo de protesta contra el Gobierno. El
ACNUDH constató que las fuerzas de seguridad han
utilizado sistemáticamente fuerza excesiva y realizado
detenciones arbitrarias de las personas que participan
en manifestaciones. También documentó la existencia
de patrones de malos tratos, que en ocasiones podrían
llegar a constituir tortura, malos tratos y violaciones
graves del derecho al debido proceso por parte de las
autoridades venezolanas en perjuicio de las personas
detenidas en relación con las protestas...”. 25

25 “Violaciones y abusos de los Derechos Humanos en el contexto de las


protestas en la República Bolivariana de Venezuela del 1 de abril al 31 de julio
de 2017”. Pág. ii. Informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos. Agosto 2017.
34 Manual de Litigio Estratégico

De acuerdo a los informes del Foro Penal, para di-


ciembre de 2019, 15.250 personas habían sido detenidas
arbitrariamente desde el 1º de enero de 2014, en el con-
texto de las protestas generalizadas contra el gobierno que
tuvieron lugar en Venezuela. Además de las personas que
para diciembre de 2019 se mantenían arbitrariamente de-
tenidas 388, más de 9000 personas fueron investigadas
penalmente y se encuentran sometidas a medidas caute-
lares sustitutivas de la privación de libertad tales como:
presentación periódica, prohibición de salida del país, en-
tre otras. De acuerdo a estos registros, sumando las que
siguen detenidas y las que siguen procesadas penalmente
bajo medidas cautelares, del total general de 15.250 per-
sonas arrestadas en el contexto de las protestas y manifes-
taciones contra el gobierno venezolano, desde enero de
2014 hasta diciembre de 2019, más del 60% habían sido
formalmente criminalizadas y siguen sujetas a investiga-
ciones o a procesos penales.
Esto revelaría que, por ejemplo, como objetivo ge-
neral de todo litigio estratégico en materia de Derechos
Humanos en Venezuela, además del de la lucha por el re-
conocimiento expreso y previo de los Derechos Huma-
nos en la legislación nacional, uno de los más importantes
es el de hacer cesar la represión del ejercicio del derecho
a la protesta cuando ésta se produce. Esto pese a que, en
un primer nivel de tutela (el de la objetivación y consa-
3. Finalidades del litigio estratégico en DDHH 35

gración de los derechos civiles en la Constitución y en la


legislación venezolanas) tales derechos se encuentran en
general reconocidos lo que, como se ha visto, no garantiza
que se permita su ejercicio.
El tercer nivel de intervención gubernamental
tutelar o protectiva de los Derechos Humanos atañe,
especialmente, a la no criminalización posterior de
su ejercicio. En efecto, una cosa es que los Derechos
Humanos sean reconocidos formalmente como par-
te de nuestro ordenamiento interno, e incluso que se
permita aún con ciertos matices su ejercicio a cargo de
la ciudadanía –lo cual, además, abre paso a la indebi-
da consideración de éstos como una suerte de “gracia”
o “concesión especial” con las que nos “beneficia” el
Estado– y otra, muy diferente es que a la conducta de
quienes se amparan en ellos, como parte de una políti-
ca –declarada o velada– del gobierno venezolano con-
tra la expresión del criterio disidente, se la criminalice
después, y se utilicen, en consecuencia, contra quienes
resultan identificados como opositores o disidentes,
los medios institucionales (los órganos de policía y de
seguridad, el Ministerio Público y los tribunales, entre
otros) como herramientas disuasorias y de persecución.
Los ejemplos de la absoluta carencia de respeto a
este tercer nivel de tutela a los Derechos Humanos en Ve-
nezuela sobran, lo que hace del cese de la criminalización
36 Manual de Litigio Estratégico

a posteriori uno de los objetivos más importantes de cual-


quier estrategia de litigio con la que se pretenda abordar
este tema. A la disidencia en Venezuela se la criminaliza
en muchos casos luego de que ejerce sus derechos o des-
pués de que los hace valer. Valga el ejemplo del entonces
presidente Hugo Chávez, que por intermedio de sus abo-
gados, solicitó ante el Tribunal Supremo de Justicia el 31
de julio de 2003, con evidente ánimo intimidatorio, y
sirviéndose de su alta investidura, que se enviaran las ac-
tuaciones contenidas en el expediente promovido por un
grupo de víctimas de los sucesos del 11 de abril de 2002
(que aún no había sido decidido y en el que constaba la
solicitud de las víctimas de una investigación objetiva e
imparcial sobre los hechos que las afectaron) al despacho
del entonces Fiscal General de la República a los efectos
de que: “...se inicie una investigación criminal contra los
ciudadanos que encabezan la demanda presentada en un
país extranjero por estar incurso (sic) en el delito de traición
a la patria...”. 26
Se basó esta solicitud del presidente Chávez, en
que las citadas víctimas interpusieron diversas acciones
al nivel internacional contra el Estado o contra el Presi-
dente y contra algunos funcionarios del Gobierno, ante

26 Así consta en escrito de fecha 31 de julio de 2003, entregado por la


representación de Hugo Chávez Frías en el Exp. 02-0047 que se instruye ante el
pleno del Tribunal Supremo de Justicia.
3. Finalidades del litigio estratégico en DDHH 37

la falta de respuesta oportuna a su solicitud y a sus as-


piraciones de justicia en Venezuela. En otras palabras,
fueron criminalizados por haber hecho lo que nuestra
Carta Magna en su artículo 30 le permite hacer a toda
persona, esto es: “...dirigir peticiones o quejas ante los ór-
ganos internacionales creados para tales fines, con el objeto
de solicitar el amparo a sus Derechos Humanos...”. Esto
constituye una característica típica de los regímenes re-
presores, en los cuales hacer lo que está permitido, por
muchas que sean las normas que nos amparen, se consi-
dera, a conveniencia del poder y sin control de ningún
tipo, un acto criminal, violando con ello el Principio de
Unidad del Injusto, según el cual, lo que está permitido
no puede a la vez estar prohibido.
Y así sucesivamente, porque si de algo han servido
históricamente la ley y los tribunales, especialmente los
penales, es de herramientas del gobierno para neutrali-
zar cualquier expresión de disidencia o de queja contra el
poder. Esto no es privativo de Venezuela, en Nicaragua,
por ejemplo, se observa el mismo patrón represivo que
se utiliza en Venezuela, y de acuerdo al portal “Turkey
Purge” se relata que en el contexto de las protestas contra
el gobierno turco en los últimos 4 años fueron removi-
dos arbitrariamente de sus cargos, por motivos políticos,
más de 150.000 funcionarios públicos, se contabilizan
más de 132.000 detenidos, más de 64.000 arrestados,
38 Manual de Litigio Estratégico

más de 3.000 colegios y universidades cerrados, más de


4.000 jueces y fiscales despedidos. 189 medios de comu-
nicación cerrados y 319 periodistas arrestados, todo esto
a marzo de 2019. 27
Esto no es nuevo. Entre 1763 y 1764, Cesare Bec-
caria escribió una de las obras cumbres del liberalismo
humanista penal, “De los delitos y de las penas”. 28 Esta
obra, conjuntamente con las obras de John Howard (El
Estado de las prisiones, 1777) y las publicaciones previas
de Tomás Moro (especialmente Utopía de 1516); es una
referencia humanista obligada para cualquier persona que
desee adentrarse en el estudio del derecho penal, de las
penas y, más concretamente, de las formas de vinculación
entre el “poder de castigo” del Estado (el denominado ius
puniendi) y los ciudadanos.
De este libro, escrito hace más de dos siglos, res-
catamos en este momento uno de sus párrafos más es-
clarecedores sobre el uso que el poder ha dado, desde
siempre, a la herramienta de la ley, especialmente de la
ley penal. Beccaria nos dice, en sus primeras páginas, lo
siguiente:

27 Para más información ingresar a https://turkeypurge.com/es/


28 Beccaria, C., De los delitos y de las penas, Edición Latinoamericana. Según
traducción al castellano utilizada para su estudio preliminar por Agudelo
Betancur, N., para la publicación del Nº 2, de la Colección “Textos Fundamentales
de Derecho”. Tercera Edición, 1.995. Universidad Externado de Colombia.
3. Finalidades del litigio estratégico en DDHH 39

“...las leyes, que son o debieran ser pactos entre hom-


bres libres, no han sido generalmente más que el
instrumento de las pasiones de unos pocos, o han
nacido de una fortuita y pasajera necesidad; no han
sido dictadas por un frío observador de la naturaleza
humana, que concentrase en un punto las acciones de
la multitud de hombres y las considerase desde este
punto de vista: la máxima felicidad repartida entre el
mayor número...”. (Destacados nuestros).29

Beccaria nos recuerda desde el pasado una verdad


incuestionable: No son solo los actos al margen de la ley
los que sirven a la intolerancia. La ley, y especialmente la
ley penal, ha sido históricamente en muchos casos la he-
rramienta desnaturalizada de los pocos, de los que ejer-
cen el poder (del poder político, religioso, económico
o mediático), para el indebido control de quienes, por
razones coyunturales, le son adversos o pueden resultar-
le incómodos.
El contraste de estas ideas con la realidad actual de las
dictaduras (tales como Cuba, Nicaragua o Venezuela) nos
revela que en estos contextos el Derecho Penal, y el Siste-
ma Punitivo en general, son utilizados por el poder como
armas para el mantenimiento de la hegemonía política y
para la neutralización de toda disidencia u oposición, en el

29 Ibidem.
40 Manual de Litigio Estratégico

sentido que modernamente se reconoce en la noción del


“Derecho Penal del Enemigo” 30
En este sentido, pese a que aún existen discusiones so-
bre el alcance completo del concepto del “Derecho Penal
del Enemigo”, un indicativo claro de que estamos ante una
situación que requiere del litigio estratégico en materia de
Derechos Humanos lo encontramos cuando, especialmen-
te en los casos de persecución y prisión por motivos polí-
ticos, vemos que concurren las siguientes características:31
• “Un adelantamiento de la punición a un estadio
previo a la afectación de un bien jurídico”. Esto es,
aclaramos nosotros, la investigación, proceso y has-
ta la condena penal de una persona que no ha desa-
rrollado una conducta que pueda ser tenida como
punible.

30 Noción que se atribuye a Gunther Jakobs (Congreso de Profesores de


Derecho Penal, Frankfurt, mayo de 1985) que acuñó la expresión “…para
identificar, bajo esa rúbrica, un conjunto de normas que, al “correr” la frontera
de la criminalización a estadios previos a la afectación del bien jurídico, saltaban
las barreras de lo que debía ser un Derecho penal respetuoso de las garantías
ciudadanas”, lo que en definitiva, concluía en que en este modelo de derecho
penal, cuando a un individuo se le criminaliza por este tipo de conductas (léase,
las que no han afectado ningún valor o interés jurídicamente tutelado), no se le
está tratando como un ciudadano, sino como a un “enemigo”. Ver “Derecho Penal
del Enemigo. El Discurso Penal de la Exclusión. Coordinado por Cancio Meliá y
Gómez Jara-Díez. Edosifer s.l. Libros jurídicos y Editorial “B de F” (Montevideo-
Buenos Aires), año 2006. Ensayo de Grosso García, Manuel Salvador “¿Qué es
y qué puede ser el Derecho Penal del Enemigo? Una aproximación crítica al
concepto”. Volumen 2, Pág. 1.
31 Grosso García, M. S., Ob. Cit. Pág. 5.
3. Finalidades del litigio estratégico en DDHH 41

• “Un incremento desproporcionado de las penas”. Lo cual


puede darse, añadimos, a consecuencia del uso arbi-
trario, contra quienes son identificados como “enemi-
gos” de tipos penales especialmente graves (traición a
la patria, rebelión, asociación para delinquir, en lugar
del menos gravoso “agavillamiento”, por ejemplo) o
merced la práctica de “disfrazar” la persecución polí-
tica de persecución contra el tráfico de drogas, contra
el “terrorismo” u de otras formas criminales de parti-
cular gravedad; a través de la reforma legislativa penal
que le atribuya a ciertas modalidades delictivas penas
mayores de las que originalmente tenían, o incluso a
través del uso de modalidades de persecución penal
más onerosas (como por ejemplo el uso de la justicia
militar contra civiles) contra los justiciables.
• “La relativización o supresión de algunas garantías
procesales”, tales como, añadimos nosotros, el dere-
cho a la defensa desde el mismo inicio de la inves-
tigación y del proceso, o limitando el acceso de los
imputados y procesados a las actas de la investiga-
ción o, también, utilizando como medios de con-
vicción o de prueba evidencias ilegales, anónimas o
de imposible control probatorio.

Esto es lo que lamentablemente ocurre hoy, en rela-


ción al ejercicio del poder político, en Venezuela, por ejem-
42 Manual de Litigio Estratégico

plo, y también en otros países en los que el Derecho Penal


ha dejado de considerarse como un límite para el poder y,
por el contrario, se le maneja como una herramienta para el
control y neutralización de las posturas críticas o disiden-
tes. En estos contextos, se persigue, al dudoso amparo de la
ley o al margen de ésta, a quienes el poder identifica previa-
mente como “enemigos”. Y es en esta realidad en la que más
claramente se afianzan los cuestionamientos relativos a la
violación sistemática de los Derechos Humanos en algunos
países “no libres”32 . El Derecho en general, pero especial-
mente el derecho penal, se utiliza para perseguir a aquellos
que ejercen sus derechos fundamentales desde una visión
crítica al poder. Estos Estados totalitarios o autoritarios
violentan los derechos de la masa disidente u opositora al
criminalizarla, al determinarla al margen de la ley e instru-
mentar contra sus representantes diferentes modalidades
de actuación institucional que solo pretenden disfrazar de
legitimidad y de legalidad la tenaz intolerancia oficial fren-
te a la disidencia.

32 De conformidad con la organización Freedom House en su informe sobre


“Freedom in the World 2019” (Libertad en el mundo 2019) hay 59 países
considerados como “not free countries” (países no libres), dentro de los cuales
en América solo se encuentran Cuba, Nicaragua y Venezuela, mientras que
en Europa, Asia y África se encuentran países tales como Belarus, Turquía,
Rusia, China, Arabia Saudí, Egipto, Sudan, Libia, entre otros. Ver: https://
freedomhouse.org/report/freedom-world/2019/democracy-retreat
3. Finalidades del litigio estratégico en DDHH 43

En este contexto, los objetivos generales del litigio es-


tratégico están dirigidos incialmente a garantizar la
protección (preventiva o correctiva) de los Derechos
Humanos en los tres diferentes niveles antes apunta-
dos, logrando solo los cambios de paradigmas nece-
sarios para que los Derechos Humanos sean recono-
cidos a nivel formal (protección previa), a través de
la objetivación normativa de leyes que formalmente
los reconozcan, garantizando que se permita a los
ciudadanos el ejercicio cabal y libre de sus derechos
(protección coetánea) y, especialmente, procurando
evitar la ulterior criminalización de quienes lo ejer-
zan (protección posterior).

Sobre estas bases, los objetivos y finalidades genera-


les del litigio estratégico antes apuntados se logran a través
de acciones concretas y puntuales, que se deben especificar
como parte del plan táctico y que se erigen, en consecuen-
cia, como objetivos específicos orientados al logro de los
objetivos generales. De esta manera, podemos decir que
más allá del logro de objetivos individuales tradicionales
(defensa de la víctima en concreto), el litigio estratégico
también puede abarcar objetivos más amplios, tales como:
- Buscar justicia en cada caso puntual, ante las ins-
tancias nacionales o ante las internacionales.
44 Manual de Litigio Estratégico

- Avanzar en la modificación estructural de las nor-


mas y procedimientos (cambio de paradigmas) a efectos
de abarcar con un caso o situación puntual un cambio le-
gal o jurisprudencial (nacional o internacional) con im-
plicaciones sociales y políticas colectivas.
- La incorporación al ordenamiento jurídico inter-
no de los estándares internacionales en Derechos Huma-
nos o de derecho constitucional comparado, de la juris-
prudencia constante de los órganos de protección de los
Derechos Humanos, o de las observaciones generales que
nacen de la interpretación de los instrumentos internacio-
nales sobre Derechos Humanos.
- Satisfacer, por una parte, aspiraciones de transfor-
mación legal e impacto social y político, pero también y,
sobre todo, avanzar en la protección de los derechos de las
víctimas implicadas en cada caso, presente o futuro.
- Un litigio implica el conocimiento de un juez de una
causa o conflicto y la existencia de la contraparte. En todo
litigio, las partes buscan que se falle a su favor, sin ir más
allá. Sin embargo, en el litigio estratégico, hay un objetivo
macro o colectivo que va más allá del caso concreto, como
ya lo hemos mencionado, ya que se pretende provocar cam-
bios estructurales para que las violaciones de Derechos Hu-
manos cesen. Y en cuanto al caso concreto, u objetivo mi-
cro o individuales, se acude a un contexto social y político
amplio para influir en la situación particular.
4. El litigio estratégico incluye acciones de
proyección social

El litigio estratégico en materia de Derechos Humanos, por


su definición y sus consecuencias, es una fórmula de orde-
nar y planificar acciones de defensa de víctimas que a su vez
influyen en la sociedad. En tal sentido, además de las accio-
nes legales el litigio estratégico, en nuestro planteamiento,
incluye acciones sociales y no solo las judiciales. En el litigio
estratégico o derecho de interés público como instrumento
transformador el derecho y la ley son las herramientas ini-
ciales. Sin embargo, no son las únicas herramientas de las
que se sirve, y busca además de defender a las víctimas, in-
cidir en los debates sobre derechos humanos y en la formu-
lación de propuestas de modificación normativa y transfor-
mación social. 33
Las acciones de proyección social por sí solas consti-
tuyen parte del plan táctico definido por la estrategia dise-
ñada. En tal sentido, los grupos de movilización social son
importantes para lograr cohesión, visibilidad e incidencia.
Por ello, el litigio estratégico no es solo de abogados, así
como tampoco lo es la defensa de los Derechos Huma-
nos. Cualquier persona puede ser defensor de Derechos
Humanos y cualquiera, siempre y cuando no confunda los

33 Ver: Ana Milena Coral-Díaz, Beatriz Londoño-Toro, Lina Marcela Muñoz-


Ávila. Ob. Cit. Pág. 54.
46 Manual de Litigio Estratégico

objetivos planteados y trabaje de manera planificada en ese


propósito, puede litigar estratégicamente. Como ya lo he-
mos dicho, el litigio estratégico tal como lo venimos plan-
teando, abarca diferentes áreas a los efectos de influir en di-
versos factores: sociales, políticos, mediáticos, económicos,
jurídicos y culturales.
5. ¿Cuándo se recurre al litigio estratégico?

Para lograr resultados efectivos en cualquier área de la


vida de manera más efectiva e incluso económica, plani-
ficar estratégicamente es esencial. La respuesta, entonces,
a cuándo se recurre al litigio estratégico, es que siempre
debemos pensar estratégicamente, incluso cuando se trata
de casos regulares, pero sobre todo cuando se trata de ca-
sos de carácter sociopolítico. La pregunta más bien a res-
ponder es cuáles son los aspectos que debemos considerar
para diseñar nuestra estrategia.
Esta decisión puede estar afectada por consideracio-
nes diferentes y aproximaciones diversas, tales como: 34

a. La importancia o dimensión política y social del


caso.
b. La oportunidad.
c. La calidad probatoria del caso.
d. La relación con la(s) víctima(s).
e. La posibilidad de agotamiento de los recursos de
la jurisdicción interna.

34 En este aspecto partimos de la base propuesta en la obra ya citada “Litigio


Estratégico en Derechos Humanos. Modelo para Armar” coordinada por Juan
Carlos Gutiérrez Contreras. Autores: Gutiérrez Contreras, J. C.; Rincón Covelli,
T. y Cantú Martínez, S. Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los
Derechos Humanos A.C. (CMDPDH). Enero, 2011. Pág. 31.
48 Manual de Litigio Estratégico

f. La valoración de los riesgos asociados.


g. Cualquier otra situación que una vez evaluada
nos permita identificar una posible situación que
por su trascendencia amerite el litigio nacional e
internacional.

En el caso específico del Foro Penal, nuestro ámbito


definido de actuación es el de las violaciones a los Derechos
Humanos sufridas en general por las víctimas de la repre-
sión del Estado. Brindamos asistencia gratuita a las vícti-
mas, en todas las etapas del litigio estratégico, y en todas las
estrategias y tácticas que utilizamos para el logro de nuestros
objetivos, que no son más que la obtención de justicia y li-
bertades. Como represión del Estado entendemos los casos
de asesinatos, desapariciones forzadas, lesiones, torturas y
tratos crueles, inhumanos o degradantes, así como los casos
de prisión arbitraria y de persecución con fines políticos.
Para ello contamos con un “Protocolo de Actuación” bien
delimitado y definido.35 Nuestros objetivos micro o indi-
viduales son obtener libertades de aquellas víctimas de la
represión política y que se establezcan responsabilidades de
los perpetradores de la represión política. Nuestro objetivo
macro o social es que se haga justicia y que la impunidad
no prevalezca y que cesen, en general, los actos abusivos de
intolerancia y de persecución política.

35 Ver: www.foropenal.com
5. ¿Cuándo se recurre al litigio estratégico? 49

Ahora bien, en términos generales y en situaciones


donde exista un Estado de Derecho democrático (que por
cierto es, en pocas palabras, nuestra meta final), no todos
los problemas relacionados con los Derechos Humanos
deben o pueden ser resueltos a través del litigio estraté-
gico. Sugerimos, sobre la base del análisis de Marta Villa-
rreal 36 , que éste sea utilizado cuando:
a. Cuando el derecho no es observado (en lo sustan-
tivo o en lo procedimental).
b. Cuando hay discordancia entre el derecho inter-
no y los estándares internacionales.
c. Cuando no hay claridad o existen lagunas en el
derecho existente.
d. Cuando la ley se aplica reiteradamente de manera
inexacta, selectiva o arbitraria.

A estos puntos, referidos por Marta Villarreal antes


citada, agregamos los siguientes:
e. Cuando se evidencia clara falta de conocimiento
jurídico o sistemática inefectividad de la justicia.
f. Cuando no exista fórmula alternativa de resolu-
ción de conflictos.
g. Cuando no hay independencia de los jueces y fis-
cales.

36 Villarreal, Marta; Ob. cit., Pág. 22.


50 Manual de Litigio Estratégico

Definidos el ámbito de actuación y de incidencia que


se pretende, así como los objetivos generales y específicos,
es importante proceder a la autoevaluación de las propias
capacidades y limitaciones. En cuanto a los abogados, dos
son las características básicas que se requieren para contar
con posibilidades de éxito en el litigio estratégico: 37

Confianza. Entendida como la firme convicción de


que los cambios en el sistema se pueden lograr a través de
mecanismos legales y pacíficos y manteniendo una actitud
moral impecable, siendo el derecho la guía de las relaciones
sociales, pero entendiendo que cuando el derecho es utili-
zado de manera desviado con fines personales o fuera del
interés público otras acciones políticas, sociales o mediáti-
cas a deben ser utilizadas.

Creatividad. Que implica buscar formas que nos


permitan utilizar el derecho vigente como una herramien-
ta más, y no como la regla o única herramienta para lo-
grar los objetivos establecidos previamente. Esto implica,

37 Villarreal, Marta; en su obra tantas veces citada (Pág. 27) nos refiere solamente
a la confianza y la creatividad, que tomamos de su obra. Nosotros le añadimos la
humildad, pues el litigante estratégico debe comprender que su conocimiento
jurídico no es más importante que el de otras personas, no juristas, que puedan
contribuir desde sus diferentes áreas de experticia con el logro de los objetivos
planteados. También se sumamos la voluntad y la disposición, en los términos
que se expresan más adelante.
5. ¿Cuándo se recurre al litigio estratégico? 51

como ya lo hemos indicado, la voluntad y el esfuerzo de


“pensar fuera del cajón”. Las facultades de derecho tradi-
cionales de las universidades han mantenido su pensum
de estudio limitado al ejercicio tradicional del derecho.
Aprendemos lo que contienen los libros, los códigos y las
leyes y los procedimientos, pero no analizamos el contex-
to global actual, político, social y económico que influye
en un caso determinado. El logro de objetivos en materia
de Derechos Humanos requiere de creatividad y de la vo-
luntad de aprender y actuar en áreas que van más allá del
estudio y conocimiento de las leyes. Tal como lo indica-
mos con anterioridad, la ley es la herramienta, es la guía de
actuación pacifica, pero no es el único instrumento para
lograr nuestros objetivos. Debemos aprender sobre temas
que, en principio, no parecieran estar relacionados con el
derecho. El litigante estratégico debe saber manejar, por
ejemplo, la tecnología que le sirva al análisis de los datos
que recaba, debe desarrollar sus habilidades comunica-
cionales y de narrativa, y entre otras cosas, debe conocer
cómo hacer uso de las redes sociales y hasta cómo grabar
videos y emitir mensajes para llamar la atención de la co-
lectividad cuando así se requiera y planifique. El activista
debe saber escribir reportes llamativos y comprensibles
para todos los ciudadanos, en un lenguaje amplio y senci-
llo que tenga un mayor alcance e impacto que el que tiene
el lenguaje que se usa cuando la audiencia está integrada
52 Manual de Litigio Estratégico

solo por abogados u operadores del sistema de justicia. El


“público”, por así llamarlo, al que dirige sus atenciones el
litigante estratégico es uno que está integrado no solo por
juristas. Su audiencia es mucho más amplia y, en conse-
cuencia, sus mensajes deben estar estructurados de una
manera comprensible para la colectividad en general, sin
sacrificar, por supuesto, la corrección y la coherencia jurí-
dica en sus planteamientos y alegatos.
Sin embargo, para nosotros es también necesaria
una tercera característica:

Humildad. Es fundamental trabajar en equipo y no


solo en equipo con abogados o juristas, sino también con
otros actores para poder incorporar nuevos conocimien-
tos, ideas y virtudes de activistas que no son abogados. El
litigio estratégico, como ya lo hemos dicho, no solo se li-
mita a los abogados. En el Foro Penal los “defensores acti-
vos”, tal como los denominamos, no son en general aboga-
dos, y son la mayoría de los integrantes de la organización.
Los defensores activos realizan acciones sociales, cultura-
les, políticas, de apoyo e influencia que son tan esenciales
como las acciones judiciales que realizan los abogados.

Es indispensable tomar en cuenta que en el litigio estra-


tégico a veces el éxito no lo representa el litigio (la cuasa
judicial, nacional o internacional) en sí mismo. En éxi-
5. ¿Cuándo se recurre al litigio estratégico? 53

to puede estar en la incidencia nacional o internacional


lograda, en la visibilización de una determinada situa-
ción o hecho o en la apertura relevante de un debate
(nacional o internacional) sobre tópicos que involucra
el caso en particular.

En cuanto a los activistas no abogados, aplican tam-


bién las dos primeras características referidas anterior-
mente para los abogados,38 así como la humildad para tra-
bajar en equipo y aprender de los demás, pero también se
incluyen las siguientes:

Voluntad. No es necesario ser abogado para ser de-


fensor de Derechos Humanos y participar activamente en
las acciones de litigio estratégico. Se requiere además de
voluntad para aprender y para actuar. Es fundamental que
todos los defensores se entrenen y estén dispuestos a apren-
der. El conocimiento y la educación constante son claves
para el diseño de la estrategia correcta. Esto es indispensa-
ble para su participación en el diseño del plan estratégico y
para ejecutar las acciones tácticas de manera segura.

Y, por último, tanto para los abogados como para los


demás defensores de Derechos Humanos la disposición
es otra característica necesaria. El defensor de Derechos

38 Villarreal, Marta; Ob. cit., Pág. 27.


54 Manual de Litigio Estratégico

Humanos, que en su gran mayoría es voluntario, presta


su tiempo y esfuerzo disponibles para el objetivo que se
pretende lograr. Si un activista ofrece y aporta una hora al
mes, su esfuerzo no es menos importante que el de aquel
que aporta ocho horas al día. Todos son importantes. Sin
embargo, es fundamental que todos los activistas conoz-
can los objetivos que se pretende alcanzar y que, si están
trabajando por un objetivo y bajo una estrategia, que las
acciones que se les encomiendan las ejecuten con la mayor
disposición dentro del tiempo aportado. Por ello, todos
los activistas deben conocer la estrategia o al menos el
plan táctico. Ahora bien, en lo que respecta a los aboga-
dos particularmente, siendo que son los únicos que nor-
malmente pueden actuar en el área judicial, la disposición
no puede limitarse a las horas de las que así dispongan de
manera discrecional, ya que siendo los designados en una
causa deben acudir obligatoriamente a los actos y a las au-
diencias que así disponga el tribunal y deben realizar las
actuaciones que les correspondan en los tiempos de ley. A
tal efecto, la función judicial del abogado requiere de una
disposición especial que debe asumir y respetar las cargas
y los requisitos procesales.
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio
estratégico?

Como ya lo hemos referido, no existe una fórmula única


de litigio estratégico, ya que el mismo depende del pro-
blema a resolver y del objetivo que se pretenda lograr. En
tal sentido, el Centro para las Víctimas de Tortura (Center
for the Victims of Torture - CVT) ha diseñado una meto-
dología para diseñar una estrategia efectiva dentro de un
sistema que han denominado “Nuevas Tácticas en Dere-
chos Humanos” (New Tactics in Human Rights)39.
Este método para lograr una estrategia efectiva plan-
tea la estructuración de la misma en 5 pasos: 1. Identificar
el problema. 2. Definir la visión. 3. Mapear el terreno. 4.
Explorar las tácticas. 5. Ejecutar la acción.

6.1. Identificar el problema

Como un primer paso se requiere definir clara-


mente cuál es el problema o situación específica que se

39 Este sistema fue resultado de la iniciativa de Douglas Johnson, actual profesor


de la Universidad de Harvard y quien fuera director del Centro Carr de Derechos
Humanos de la misma universidad, y previamente director ejecutivo del Centro
de Víctimas de la Tortura, lo cual resultó en un manual que se encuentra publica
en la página web del Centro de la Tortura (CVT). De este manual, publicado
en la página web www.cvt.org tomamos el método para diseñar nuestro plan
estratégico.
56 Manual de Litigio Estratégico

pretende resolver o atacar. En vista de que se trata de


Derechos Humanos, es fundamental que se determine
el Derecho o Derechos Humanos vulnerados, ya que
como lo hemos indicado, a pesar de que la Ley o el De-
recho no son las únicas herramientas en materia de liti-
gio estratégico, sí son las herramientas básicas e iniciales
para enfocar nuestras acciones.
Con base en lo anterior, es necesario diferenciar en-
tre el problema macro (global) y el problema micro (in-
dividual). Por ejemplo, en cuanto al Foro Penal respecta,
el problema macro es la represión política, la injusticia, la
ausencia de Estado de Derecho y la falta de libertades es-
tablecidas en nuestra Constitución y en los Tratados so-
bre Derechos Humanos. Ahora bien, el problema micro,
se refiere a la víctima en particular. Por ejemplo, cuando
se trata de un detenido o preso político el problema es la
privación arbitraria de su libertad. Lo anterior es esencial,
ya que para el problema macro o global debe diseñarse una
estrategia macro o global. Para el problema micro o indivi-
dual, la estrategia debe ser micro o individual.

6.2. Definir la visión

Como un segundo paso, tal como lo sugiere la meto-


dología diseñada por el CVT, es importante plantear la vi-
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 57

sión general sobre lo que se quiere lograr. Debe establecerse


una meta que inspire y motive a los integrantes de la organi-
zación y que se constituya como una visión común desde lo
interno y que a su vez conlleve a que más personas se unan
y compartan el mismo propósito. Es precisamente el lema
del foro Penal: ¡Qué se haga justicia! Esto implica que nues-
tra visión general se ubica en obtener libertades amplias de
los derechos civiles y políticos y evitar la impunidad para
los responsables de violaciones a Derechos Humanos. Jus-
ticia es Libertad y viceversa, y la conquista de la libertad es
una lucha que muchas veces cuesta toda la vida. 40

6.3. Mapear el terreno

Tal y como se hace antes de una batalla, es necesario


definir los factores que influyen en nuestro objetivo dise-
ñando un “mapa de terreno” que nos permita saber hacia
dónde y cómo dirigir las acciones a realizarse en nuestro
plan táctico. A los efectos de “mapear el terreno”, el “Mé-
todo de Efectividad de las Nuevas Tácticas Estratégicas” 41 se
basa en las tres directrices de Sun Tzu en su libro el “Arte
de la Guerra”, 42 a saber:

40 Esta misión incluso la tenemos planteada en “Venezuela Nuestra” que es una


canción compuesta por Alfredo Romero en el año 2003 y que ha pasado a ser el
himno del Foro Penal.
41 Ver www.newtactics.org
42 Sun Tzu, El arte de la guerra, traducción directa del chino antiguo a cargo de
58 Manual de Litigio Estratégico

a. Conocer el terreno.
b. Conocerte a ti mismo.
c. Conocer a tu oponente.

En tal sentido, mapear el terreno es a la vez conocer


o identificar los factores positivos o negativos que rodean
el problema a solucionar, para luego conocer las debili-
dades y fortalezas tanto de ti mismo como del oponente.
Adaptándolo a las situaciones de Derechos Humanos, el
mapa de terreno se enfoca en el examen del sistema com-
plejo de relaciones humanas vinculadas con el problema:
los individuos, grupos e instituciones que se encuentran
tanto en favor (“espectro de aliados” 43) como en contra
(“espectro de oponentes”) del objetivo planteado. 44 Esta
herramienta del “espectro de aliados” nos permite definir
quiénes están de nuestro lado o apoyan nuestro objetivo,
quiénes son neutrales y quiénes están en contra. El mapa
táctico o mapa de terreno, en combinación con el “espec-
tro de aliados” o “de oponentes”, nos permite identificar
cada relación evaluando tanto los factores que nos favore-

Albert Galvany, coautor de la primera traducción directa y completa del Yijing


del chino al castellano. Incluye texto original chino; Editorial Trotta: Madrid,
2001 [6ª edición 2007)
43 El concepto de “Spectrum of Allies” o “espectro de aliados” es original de
Martin Oppenheimer y George Lakey en su libro A Manual for Direct Action
(Manual para una Acción Directa, Quadrangle Books, 1965).
44 El diseño de esta metodología y las publicaciones al respecto se encuentran en
la página web www.newtactics.org
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 59

cen como aquellos que no nos favorecen, para poder ela-


borar desde esta base un plan de acciones efectivas.

6.3.1.-La relación central y el mapa del terreno

Como un primer paso para dibujar el mapa del te-


rreno se requiere identificar la relación central. Es decir,
es prioritario determinar claramente quién tiene la deci-
sión o poder para permitir el objetivo y, además, quién es
la víctima. Esto constituye el punto de comienzo para lue-
go determinar las relaciones humanas directas, indirectas
y neutrales que afectan o influyen en esa relación central.
La relación central existe tanto en los casos de en-
carcelamiento arbitrario por motivos políticos como en
los casos de torturas, tratos crueles e inhumanos, desapa-
riciones forzadas y asesinatos. En todos los casos es posi-
ble determinar quién tiene el poder de lograr la liberación
o hacer justicia en el caso particular y también es posible
determinar quién es la víctima y, más allá, cuáles son las
razones para que lo sea.
Por ejemplo, en el caso de un preso común, donde
los factores políticos no son los preponderantes, y en
el supuesto de la existencia de un sistema judicial in-
dependiente, la relación central está constituida por el
preso, cuyo objetivo es ser liberado, y el juez, que tiene el
poder de liberarlo:
60 Manual de Litigio Estratégico

PRESO JUEZ

Figura 1

En este sentido, el abogado del preso debe acudir y


dirigirse al juez, y es éste último el blanco 45 hacia el que de-
bemos apuntar para lograr el objetivo final que no es más
que la liberación de nuestro cliente. En estas circunstancias
debemos diseñar nuestro mapa de terreno alrededor de esa
relación central, que indicamos en color rojo en la figura 2,
y de esta manera definir los factores circundantes, si los hu-
biere, que influyen a los efectos de lograr el convencimiento
del juez lo cual, más adelante lo veremos, va a constituir el
espectro de relaciones directas con el juez, que identificamos
con el color azul: el fiscal, los otros jueces, los superiores
jerárquicos judiciales, los amigos o la familia del juez, etcé-
tera. Asimismo, existen relaciones indirectas que influyen
en el juez, aunque de manera no lineal, que señalamos con
el color rosado en la figura 2, tales como el Fiscal General,
el Fiscal Superior jefe, el Defensor del Pueblo (en caso de

45 Tal como lo indica George Lakey, “A Manual for new era of direct action”
www.wagingnonviolence.org, el “target” (el blanco o el objetivo) debe ser
analizado cuidadosamente.
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 61

existir violaciones a los Derechos Humanos), los Colegios


de Abogados, y otros factores indirectos como los factores
políticos cundo el caso pudiera tener mayor trascendencia
o, aunque el caso no sea político, pudieran existir violacio-
nes a los Derechos Humanos.
Sobre estas bases, tomando en cuenta que en este
ejemplo (caso de litigio tradicional) la relación central se es-
tablece entre el preso y el juez, corresponde entonces elabo-
rar el mapa del terreno tomando en cuenta los factores que
afectan o pueden afectar o influir en dicha relación.
En el caso del litigio tradicional, las opciones son,
en principio, más limitadas que las que sirven al litigio es-
tratégico, por lo que el mapa de terreno es inicialmente
menos extenso, y podría quedar así:

Pdte. Sala Presidente Colegio


de casación de la de abogados
penal y TSJ República
Líderes Políticos
religiosos pro Gobierno
locales Jefe circuito Pro Gob ONG locales
Amigos
judicial ONG de DDHH

Ministro Medios
de Relaciones
Interiores
Policías Juez Preso Otras ONG locales

Director Otros Abogados Defensor


jueces Fiscales Familia defensores
de policía del pueblo

Fiscal Fiscal Políticos


superior Jefe general oposición

Figura 2. Mapa del Terreno. Litigio Tradicional


62 Manual de Litigio Estratégico

Ahora bien, cuando se trata por ejemplo de un pre-


so político, víctima de la represión arbitraria del Estado,
en la práctica, el juez tiene muy poco o ningún poder
para su liberación. Esto sustrae al juez de la relación cen-
tral. Precisamente, la experiencia nos dice que los jueces
no solo no son independientes, sino que en la actualidad
no toman decisiones si no consultan previamente con
representantes de alta jerarquía del régimen sobre qué
decidir. Incluso hay casos donde ellos mismos señalan
que tienen que “esperar instrucciones de arriba”. De la
misma manera ocurre con los fiscales, que normalmente
no definen las responsabilidades del detenido político
sin recibir instrucciones.
En Venezuela, el “Efecto Afiuni”46 acabó de-
finitivamente la posibilidad de que algún juez pueda
tomar, especialmente en cualquier caso con implica-
ciones políticas, una decisión independiente. Siendo
entonces que en ejemplos como el que estamos utili-

46 Por “Efecto Afiuni” se conoce al sistema de intimidación desde el Poder


Ejecutivo a jueces y fiscales que se impuso en Venezuela luego de la encarcelación y
tortura de la Juez María Lourdes Afiuni, por órdenes directas del Presidente Hugo
Chávez a través de los medios de comunicaron en diciembre de 2010, luego de
que esta juez decidiera la libertad con restricciones del empresario Eligio Cedeño.
Este empresario llevaba más de dos años privado de libertad sin proceso judicial,
acusación formal o condena. Luego de que el Grupo de Detenciones Arbitrarias
de la ONU emitiera una opinión indicando que la detención de este ciudadano
era arbitraria, la juez Afiuni ordenó su excarcelación con restricciones mientras se
decidía el juicio, lo que le valió la persecución y condena por parte del gobierno.
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 63

zando el juez, en la práctica, no tiene poder real para


liberar al preso político, es importante definir ab initio
y como elemento necesario para establecer la estrate-
gia adecuada, quién tiene encarcelado a ese detenido o
preso político o, lo que es lo mismo, de quién depende
su liberación. En este sentido, podemos encontrar que
el responsable de la detención se encuentra en diferen-
tes niveles del poder público nacional (Ej. Ministros),
poder público municipal (Ej. Alcaldes) o incluso agen-
tes fuera del poder público aunque con aquiescencia
del Estado cuando se trata, por ejemplo, del jefe de un
grupo de “colectivos” 47.
Supongamos, que el responsable de la detención y
eventual liberación de un preso político es el Presidente
de la República, como ocurrió por ejemplo en el caso de
la Juez María Lourdes Afiuni en Venezuela. Es entonces el
Presidente el que conforma la relación central con el pre-
so, y es allí hacia donde debemos dirigir nuestra estrategia
para desde allí dibujar nuestro mapa de terreno que nos
permita estructurar un plan táctico que sirva para lograr
nuestro micro objetivo, que es la liberación de ese preso
político en particular. En este ejemplo la relación central
sería esta:
47 Los “colectivos” son grupos promovidos por el gobierno que aparentan ser
grupos de sociedad civil que realizan actividades sociales. Sin embargo, en muchos
casos estos grupos se encuentran armados y han participados en agresiones a
manifestantes e incluso han detenido a disidentes cuando protestan.
64 Manual de Litigio Estratégico

PRESO PRESIDENTE

Figura 3

Cuando comenzamos a dibujar nuestro mapa de


terreno y determinamos como primer paso que la rela-
ción central está constituida, como ocurre en el ejemplo
mencionado, por el Presidente de la nación en una parte
y el preso político en la otra, debemos entonces incluir
los factores que influyen en esa relación central. Encon-
tramos que los niveles de influencia se ubican en círculos
más directos (personales o locales), a los más indirectos
como los factores internacionales, que también forman
parte del espectro de agentes de influencia, todos impor-
tantes para incidir en la relación central y en nuestro ob-
jetivo: La liberación del preso político.
Sobre estas bases, a los efectos de dibujar el mapa de
terreno que nos va a permitir definir hacia quién o quié-
nes van dirigidas las acciones tácticas es necesario deter-
minar lo siguiente:

A. La relación central. Tal como lo referimos an-


teriormente, la relación central la constituye la coyun-
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 65

tura del problema. Es decir, es la relación que define o


identifica el problema. En el caso de un preso político,
desde una perspectiva micro o individual, el problema
es la privación injusta de libertad por motivos políticos
de ese individuo. En los demás casos, como asesinatos,
torturas o desapariciones forzadas, el problema está en
el hecho en sí mismo y, también, en los objetivos que se
pretende alcanzar en cada caso.
En cuanto al problema planteado como ejemplo
(una encarcelación arbitraria por motivos políticos) den-
tro de la relación central tenemos, entonces, de un lado, al
preso, y del otro, a quien lo mantiene preso. Como ya lo
indicamos anteriormente, en el caso de un preso político,
a diferencia de un preso común, el juez no se encuentra
dentro de la relación central, sino que es un factor más del
espectro de relaciones directas o indirectas.
A los efectos de determinar quién está del otro lado del
preso político en la relación central es necesario, entonces,
saber quién es el que tiene el poder de liberar al preso que es, a
su vez, el que tiene el poder de mantenerlo encarcelado. Nor-
malmente, esta persona también puede ser identificada desde
los objetivos que pretende alcanzar. Esto no es tarea sencilla,
puesto que en un sistema en el que imperen la independencia
y la autonomía judicial y el Estado de Derecho se supone que
siempre el que tiene el poder de mantener encarcelado o de
excarcelar a un preso es el juez, sin embargo, en sistemas en
66 Manual de Litigio Estratégico

los que (como ocurre en el caso venezolano) la autonomía e


independencia judicial no existen, y se afronta una absoluta
ausencia del Estado de Derecho, la determinación de esta re-
lación central no es tan clara.
Supongamos, continuando con el ejemplo, que lue-
go de un análisis basado en la información que poseemos,
definimos que es el presidente de la nación el que perso-
nalmente decide mantener o liberar al preso político. Es
entonces el presidente la contraparte del preso en la rela-
ción central. Hay casos donde puede ser otro funcionario
o agente que lo mantiene preso: un Alcalde, Gobernador,
etcétera. Esto es necesario determinarlo a los efectos de
comenzar luego a dibujar las otras relaciones directas o
indirectas entre individuos, grupos o instituciones que in-
fluyen en esa relación central y que en definitiva permiten
lograr el micro objetivo inicial: Liberar al preso político.
Sin embargo, en estos casos es menester tomar en
cuenta que desde un punto de vista macro o global, si
el problema planteado, por ejemplo, es la represión po-
lítica como mecanismo de control del poder contra la
ciudadanía, la relación central no es solo entre el poder
y un individuo preso político, sino entre el poder y los
actuales o eventuales disidentes u oposición (incluyen-
do no solo los actores políticos, sino a los que integren la
sociedad civil) que son o serán afectados por la represión
sistemática del régimen de que se trate.
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 67

Si es acaso un dictador o presidente quien tiene


el control del poder, cuando se trata del problema de la
represión política desde una macro perspectiva, el pre-
so político, es decir, el individuo, es una simple ficha de
negociación o un rehén para lograr beneficios políticos
nacionales o internacionales o para controlar el poder.
Lo que quiere decir que el preso político es allí solo una
parte de los factores circundantes del problema socio
político global.
Luego de definir la dimensión total del problema,
y la relación central, debemos identificar nuestro “es-
pectro de aliados” o quiénes son los agentes o personas
que nos apoyan y quiénes se contraponen a nuestro ob-
jetivo. Para ello, vamos a tomar el método de “espectro
de aliados” definido en el “Manual de Acción Directa”
de Oppenheimer y de Lakey48. Debemos determinar
quiénes son los stakeholders o partes interesadas. Es
importante definir quiénes son los “aliados”, los “opo-
nentes” y los “neutrales” para luego colocarlos dentro
del mapa del terreno. 49

48 Martin Oppenheimer y George Lakey en su libro A Manual for Direct Action


(Manual para una Acción Directa, Quadrangle Books, 1965.
49 Este gráfico que explica el método del “espectro de aliados” fue tomado de
https://es.trainings.350.org
68 Manual de Litigio Estratégico

Neutral
Op
os o
pa sició
iad os
Al siv siv n
a
pa

Opo iva
act
acti os

sició
vos
d
Alia

n
Figura 4. Espectro de Aliados y Oponentes

El método del “espectro de aliados” se dibuja como


una media luna divida en porciones tipo cuñas, tal como
se observa en el diagrama indicado arriba. De un lado se
incluyen de mayor a menor los niveles de aliados y del
otro lado, de derecha a izquierda, se colocan los niveles
de oponentes, de mayor a menor. En el medio se colocan
los neutrales. En cuanto al nivel de los aliados debemos
definir quiénes son los más cercanos a nuestro punto de
vista o, lo que es igual, quiénes pueden resultar más ade-
cuados al logro del objetivo estratégico, estableciendo
distinciones: Por un lado, los que trabajan o trabajarán
activamente por nuestro objetivo, por el otro, los que
podrían trabajar eventualmente por nuestro objetivo
y, al final, los que sin participar activamente en el lo-
gro de nuestros objetivos nos apoyan (los denominados
“aliados pasivos”). En cuanto al nivel de los oponentes,
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 69

deben considerarse en primer término quiénes son los


oponentes activos, para de allí determinar quiénes serían
los oponentes pasivos y luego, evaluando a quiénes per-
manecen “neutrales”. Pasar a considerar los niveles antes
mencionados de potenciales aliados y la correlación en-
tre los factores aliados y opositores determinará, en un
primer término, cuáles son los puntos débiles que debe
abordar el plan táctico y, al final, cuál puede ser el resul-
tado final de nuestras acciones. Una estrategia, o un plan
táctico, que no cuente con aliados, o que cuente con me-
nos aliados que opositores, está destinada al fracaso. La
idea es generar el mayor número de aliados posible, e
incluso, lograr que quienes en un primer momento son
opositores o neutrales, se sumen a las filas de los aliados.
Como ya lo indicamos, en materia de litigio estra-
tégico en Derechos Humanos las variables comprome-
tidas, y que deben estar consideradas en el mapa del te-
rreno, son mucho más amplias que las que se involucran
en las relaciones de litigio tradicional. Definido el espec-
tro de los aliados de los oponentes, podemos entonces
elaborar y evaluar nuestro espectro de aliados. Esto se
puede hacer de la siguiente manera, que se propone de
manera hipotética y a título de ejemplo, pues en cada
caso la determinación de quiénes están en cada uno de
los cuadros y posiciones puede variar:
70 Manual de Litigio Estratégico

EJEMPLO: RELACIÓN CENTRAL PRESO / PRESIDENTE


ESPECTRO DE ALIADOS

Aliados Aliados Oponentes Oponentes


Neutrales
activos pasivos pasivos activos

Sociedad civil Colegios de Otros


Familiares Fiscales
opositora abogados jueces

Prensa y Gremios y
Defensores Juez Fiscal general
medios libres sindicatos
Organizaciones
internacionales
Policía o
de defensa Políticos Sociedad civil Prensa y medios
cuerpo de
de los DDHH opositores neutral oficiales
seguridad
(Relatores ONU,
CIDH, OACDH)

Gobiernos Gobiernos
Otros presos o
extranjeros Universidad y extranjeros Tribunal
ex presos
(Cuerpo academia favorables al Supremo
políticos
diplomático) Gobierno local

Perseguidos o Defensor del


Líderes en DDHH Personalidades Políticos
exiliados por pueblo y ONG
internacionales neutrales oficialistas
motivos políticos pro Gobierno

Líderes Ministros de Personalidades


Personalidades Empresarios
religiosos Gobierno pro Gobierno

Si el espectro de oponentes (activos y pasivos, en


rojo) es mayor al espectro de aliados (activos y pasi-
vos, en verde) se deben orientar la estrategia y el plan
táctico a la captación de más aliados, que en un primer
término pueden buscarse entre los que permanecen
neutrales (en amarillo). Lo más difícil, y sin embargo
efectivo, es procurar que las acciones tácticas se dirijan
a quienes se manejan como oponentes pasivos y acti-
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 71

vos, a los fines de lograr su cambio de postura para con-


vertirlos en aliados estratégicos.
Quienes estén incluidos en el espectro de aliados y de
oponentes son los que a su vez van a integrar el mapa del te-
rreno. Allí se colocan aquellos individuos, grupos, organi-
zaciones o instituciones que tienen contacto directo con la
relación central y que según el color que tengan (ver figura
5. Verde: aliados, amarillo: neutrales y rojo: oponentes) van a
determinar nuestras estrategias y tácticas. También se incluye
después, siguiendo la misma metodología, a aquellos que no
tienen contacto directo con la relación central, pero que sí
pueden tener influencia en el logro del objetivo estratégico,
y más allá, a aquellos que son más lejanos a la relación central
pero que pueden influir, al menos, en quienes se encuentran
dentro del segundo grupo. Estos dos últimos grupos integran
las que se denominan “relaciones indirectas”.

B. La relación directa: En el ejemplo del problema


macro o global que es la represión política como mecanis-
mo de control de poder, la relación directa con el dictador
la tiene su familia, sus ministros, amigos, otros presiden-
tes amigos, etcétera. Y la relación directa con los disiden-
tes la tienen sus familias, amigos, políticos de oposición,
presidentes amigos, etcétera. Dependiendo de dónde se
encuentren dentro del espectro de aliados u oponentes, se
les asignará un color con base en lo antes acotado.
72 Manual de Litigio Estratégico

C. La relación o relaciones indirectas, por su parte,


tanto de un lado como del otro de la relación central, está
conformada por aquellos grupos u organizaciones nacio-
nales e internacionales, o personas que, sin tener contacto
directo con el núcleo central, influyen de alguna manera
en aquellos que conforman la relación directa o influyen
indirectamente o de manera no lineal en la relación cen-
tral. Igualmente, dependiendo del lugar que ocupen den-
tro del espectro de aliados u oponentes, se les asignará un
color (verde, amarillo o rojo) para identificarlas.
Sobre estas bases, en el ejemplo planteado (relación cen-
tral: preso/presidente), determinado como haya sido el espec-
tro completo de aliados y oponentes, se podría proponer un
mapa de terreno que quedase estructurado de esta forma:

Pro Defensor
Gobiernos Fiscal
Gobierno del pueblo
extranjeros General
Juez ONG
Otros
jueces
Tribunal Políticos Ministros Policías
Sociedad Supremo oficialistas
civil pro Fiscales
gobierno
Sociedad
Personalidades, Presidente Empresarios
civil neutral
“influencers”, artistas

Líderes Preso Colegio de


religiosos Académicos abogados Presos o
internacionales expresos
ONG Abogados políticos
Personalidades Familia
solidarias, locales de defensores
Amigos Medios
“influencers”, artistas DDHH
indepen-
ONG Líderes de dientes
Líderes Perseguidos
Relatores internacionales DDHH
religiosos y/o exiliados
ONU políticos Gobiernos Internacionales
locales
extranjeros
Entes Sociedad (cuerpo diplomático)
civil Políticos
internaciona-
opositora oposición
les DDHH

Figura 5. (Ejemplo de Mapa del Terreno de Litigio Estratégico)


6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 73

La determinación del mapa del terreno es fundamental,


pues nos permite, en primera instancia, formular la es-
trategia general.

6.3.2.-Fortalezas y debilidades

Preparar el mapa del terreno nos permite no solo


preparar la estrategia general, sino además adelantar cuá-
les son las fortalezas, debilidades, oportunidades y amena-
zas que surgen de cada caso concreto. Y es desde allí que
podemos explorar las tácticas y elaborar el plan táctico,
dirigido a lograr los objetivos puntuales (micro objetivos)
que se desea alcanzar con la mira puesta en los objetivos
generales (macro objetivos) que se plantea el litigio estra-
tégico. Para eso debemos realizar un ANÁLISIS FODA
(Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas)50.
Para definir las tácticas, es fundamental verificar
previamente su factibilidad real, determinando los recur-
sos disponibles y analizando las capacidades, las ventajas,
y las limitaciones y obstáculos a superar. Esto se hace des-
de un análisis FODA que comprenda:

50 La creación del análisis o de la matriz FODA se atribuye a Albert S. Humphrey


(1926-2005) Ingeniero Químico de la Universidad de Illinois y MBA por la
Universidad de Harvard.
74 Manual de Litigio Estratégico

“Fortalezas: Son las capacidades especiales con las que


cuenta la organización, y que le permiten tener una posición
privilegiada frente a la contraparte. Se refieren a los recursos
que se controlan, las capacidades y habilidades que se poseen,
las actividades que se pueden desarrollar positivamente, etc.
Oportunidades: Son aquellos factores que resultan
positivos, favorables, explotables, que se deben descubrir en
el entorno en el que actúa la organización, y que permiten
obtener ventajas de cara al logro de los objetivos planteados.
Debilidades: Son aquellos factores que provocan
una posición desfavorable, los recursos de los que se care-
ce, las habilidades que no se poseen, las actividades que no
se desarrollan o que no se pueden desarrollar, etc.
Amenazas: Son aquellas situaciones que provienen
del entorno y que pueden llegar a atentar incluso contra la
permanencia de la organización”. 51

Fortalezas Oportunidades

FODA

Debilidades Amenazas

Figura 6. (FODA)

51 Ver: www.matrizfoda.com
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 75

6.4.-Explorar tácticas desde la estrategia

Determinado el mapa de terreno, y revisadas sobre esta


base cuáles son nuestras fortalezas, debilidades, oportuni-
dades y amenazas, corresponde establecer primero, la es-
trategia, y después, el plan táctico. Los objetivos puntuales
del plan táctico deben estar dirigidos a potenciar nuestras
fortalezas, aprovechar nuestras oportunidades, neutralizar
o disminuir nuestras debilidades y manejar y contrarrestar
las amenazas. Las tácticas son las acciones que nos permi-
ten, como herramientas de nuestro plan estratégico, lograr
nuestra meta final (macro objetivo) mediante el logro pau-
latino de objetivos concretos (micro objetivos).
Como un cuarto paso de la metodología de estrate-
gia efectiva, se debe explorar creativamente una variedad de
tácticas “pensando fuera del cuadro”. Para ello es indispen-
sable estudiar diversas tácticas que hayan podido utilizarse
en otros países o en otras áreas que puedan ser efectivas en
el objetivo de Derechos Humanos y que pueden establecer
formas que la contraparte de la relación central no espera.
En esta fase, tal como lo indica el entrenamiento del
programa de “New Tactics in Human Rights” (“Nuevas tác-
ticas en Derechos Humanos”) referido anteriormente, to-
dos los pasos previos se unen para crear un plan de acción
o plan táctico contundente para la organización. Se utiliza
la información colectada en las fases previas para así desa-
76 Manual de Litigio Estratégico

rrollar una ruta estratégica. Esto incluye el análisis y balance


de recursos, roles de cada actor, responsabilidades, los tiem-
pos, los pasos de cada acción, así como la forma de evaluar
los resultados a manera de proseguir a las próximas fases.

6.4.1.-La estrategia y el plan táctico

Un error muy común en las decisiones humanas, incluso


en las decisiones políticas de trascendencia que afectan a
muchas personas, es el de confundir la estrategia con la
táctica, o la táctica con los objetivos y con las acciones.
El objetivo final es lo que se pretende lograr como
resultado. La estrategia es el plan macro o general para ob-
tener ese objetivo y la táctica es el plan micro o conjunto
de acciones planificadas diseñadas o pensadas dentro del
plan estratégico para lograr los objetivos puntuales (mi-
cro objetivos) que nos permitan alcanzar el objetivo gene-
ral (macro objetivo).
Es muy importante no confundir la estrategia con
las tácticas o con los objetivos. El objetivo final en una
estrategia de guerra, por ejemplo, es precisamente ganar
la guerra. Ahora bien, para ganar la guerra debes, entre
otras cosas, detener el avance del enemigo bloqueando
el acceso al combustible o a los alimentos de las tropas.
Asimismo, para ganar la guerra necesitas desmoralizar a
los soldados contrarios, para así disminuir su fortaleza,
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 77

recursos y su voluntad. Luego podrías realizar una avan-


zada final para la toma del espacio y buscar la rendición
del enemigo. En este supuesto, la estrategia para lograr
el objetivo final, el macro objetivo (lograr la rendición
y ganar la guerra) está compuesta de planes tácticos con
micro objetivos que son o pueden ser, por ejemplo: Des-
truir los únicos depósitos de combustible y de alimen-
tos que tiene el enemigo y de los cuales se surte; lograr
Impacto a través de redes sociales que convenza a los
soldados de que el comandante general del enemigo es
un ineficiente y que comenzó guerra por puros intere-
ses personales y que la guerra está perdida desde que la
inició; la conquista final de los espacios geográficos del
enemigo y el logro de su rendición. Cada uno de los tres
planes tácticos estará compuesto de diversas acciones
que sirven a la ejecución de cada plan. Por ejemplo, para
cortar los suministros de combustible o alimentos se re-
quieren diversas acciones (que son parte del plan tácti-
co), entre otras, se debe lograr que los soldados lleguen
al lugar, se debe determinar cuáles son buscar las armas
adecuadas para el logro del objetivo; se debe conseguir
la protección necesaria para los soldados, etcétera.
Una estrategia, entonces, se define como un con-
junto de acciones a ser ejecutadas con el fin de conseguir
el objetivo general o macro objetivo. La comprensión de
este concepto es fundamental para el litigio estratégico.
78 Manual de Litigio Estratégico

La táctica, por su parte, es el “método o sistema para


ejecutar o conseguir algo”, 52 es decir, la forma en que se va
a desarrollar o ejecutar un algo para conseguir un fin u
objetivo. De allí que, definida la estrategia, lo que corres-
ponde es hablar del plan táctico o de los planes tácticos
dentro de la estrategia. Sobre esto hablaremos más adelan-
te, e incluiremos cuadros que permitirán entender mejor
la diferencia entre los conceptos.
Lo anterior nos lleva a concluir que la táctica es par-
te de la estrategia, y que la estrategia puede ser una sola
en tanto que pueden existir varias tácticas para alcanzar
el objetivo general planteado en la estrategia. En el caso
del litigio estratégico para la defensa de los Derechos Hu-
manos, el plan táctico en materia judicial, por ejemplo, es
solo uno entre varias dimensiones posibles para las accio-
nes de defensa de un caso. A este plan táctico (judicial)
hay que sumarle otros, como los planes tácticos mediáti-
cos, políticos o de otra índole.
De acuerdo a Gutiérrez Contreras y otros, 53 el liti-
gio estratégico en materia de Derechos Humanos se sirve,
en primer término, de una “Adecuada documentación y
registro del caso, sostenidos sobre un buen sustento pro-
batorio, así como el agotamiento de los recursos jurídicos
idóneos”. Esto, que pertenece evidentemente a la esfera

52 Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.


53 Juan Carlos Gutiérrez Contreras y otros. Ob. Cit. Pág. 15.
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 79

judicial, es fundamental, es la primera acción táctica que


debe abordarse, pues a su vez nos permite destacar cuáles
son las violaciones graves a los Derechos Humanos sobre
las que deseamos llamar la atención, los patrones que pue-
den discernirse en el caso o los casos planteados y las di-
ferentes alternativas de las que se dispone para el manejo
de la causa.
Con respecto a este punto, es importante reiterar, si-
guiendo lo antes expuesto, que en el área judicial siempre
debemos agotar todas las posibilidades y recursos existen-
tes en el derecho interno, con la finalidad de garantizar
la admisibilidad del caso en las instancias internacionales,
en las cuales también se pueden lograr los objetivos plan-
teados en la estrategia general cuando así corresponda.
Esto es fundamental, y hay que hacerlo desde una visión
amplia que involucre:

- Tomar en cuenta tanto las leyes internas vigentes


como las omisiones legislativas que eventualmente puedan
ser tenidas como violaciones a los Derechos Humanos.
- Valerse en las instancias judiciales locales, incluso
cuando ello pueda parecer innecesario o infructuoso a
primera vista, del derecho internacional de los Derechos
Humanos. Hay que dejar constancia de que en el caso
de que se trate se están vulnerando normas del derecho
interno (de ser el caso) pero también las que están con-
80 Manual de Litigio Estratégico

tenidas en los Tratados Internacionales sobre Derechos


Humanos. Al litigar en los tribunales nacionales debemos
pensar siempre en una visión que vaya más allá de lo lo-
cal. Es fundamental plantear el problema, desde el inicio,
con la mente puesta en que vamos a terminar presentan-
do una petición ante un organismo internacional, por lo
que siempre debemos fundamentar nuestras solicitudes
en tratados internacionales de Derechos Humanos. Esto
abarca, también el uso en las causas locales de la jurispru-
dencia y de las resoluciones y pronunciamientos interna-
cionales.

Además de lo anterior, que como ya hemos dicho,


atañe a la esfera netamente judicial, podemos diferenciar
otras tácticas, que van más allá de ésta, dirigidas al logro
de los objetivos puntuales y generales de nuestra estrate-
gia, entre ellas: 54

A.- El uso de los medios de comunicación y de las
redes sociales (RRSS) para difundir información que
ayude a generar y a mantener la atención sobre el caso y a
construir sobre la situación planteada una matriz de opi-
nión general favorable al logro de nuestros objetivos. Para

54 Esta enumeración no es taxativa. Siempre se puede pensar en otras acciones


tácticas que dependerán de la evolución de cada caso en concreto y de los
recursos de los que se disponga en un determinado momento.
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 81

ello indispensable, como paso previo, la construcción de


una adecuada narrativa, siempre objetiva y apegada a la
verdad (incluso cuando implique reconocer concesiones
de la contraparte) que, sin descuidar los aspectos jurídi-
cos destaque también la relevancia humana del caso. En la
construcción de esta narrativa siempre debe tenerse pre-
sente que la audiencia a la que se dirige el litigante estra-
tégico no está integrada solo por juristas, y es en general
mucho más amplia, pues está integrada por todos los sec-
tores sociales (nacionales o internacionales) que puedan
tener incidencia en el caso.

En este aspecto es indispensable recordar lo siguiente:

“…la eficacia del litigio estratégico depende en gran


medida de la estrategia de comunicación desarrollada
alrededor del caso. tanto el contacto con los medios
de comunicación, como el empleo general de los pre-
cedentes, servirán para ampliar el potencial del caso y
para garantizar el cumplimiento de las decisiones ob-
tenidas por las autoridades públicas…”. 55

B.- Articulación de campañas y de eventos (artísti-


cos, culturales, de masas, etcétera) dirigidos a generar em-
patía en la colectividad con la causa que se litiga, siempre

55 Juan Carlos Gutiérrez Contreras y otros. Ob. Cit. Pág. 17.


82 Manual de Litigio Estratégico

desde el punto de vista estratégico o lo que es igual, de


cara al logro de los objetivos planteados. La razón (el ar-
gumento, en general jurídico) no basta para sensibilizar
a la colectividad sobre la gravedad de una determinada
situación. Se impone trabajar también la emoción, los as-
pectos humanos relacionados con el caso, lo que nos ayu-
da a generar identificación en quienes son o pueden llegar
a ser víctimas de situaciones similares.

C.- Establecer vínculos de trabajo con las organizacio-


nes no gubernamentales (ONG) nacionales e internacio-
nales dedicadas a la defensa de los Derechos Humanos para
sumarlas a la causa de manera coordinada y eficaz. El trabajo
con éstas implica definir claramente cuáles serán las pautas
de colaboración mutua a corto, mediano y a largo plazo.

D.- Establecer contacto y relaciones, en la medida


de lo posible, con quienes puedan promover las posibles
reformas legales o conductuales y con las personalidades,
56
instituciones, y actores clave (los que antes hemos deno-
minado los stakeholders o partes interesadas) que puedan
tener interés o influencia en el caso.

56 Es importante destacar que las personalidades y actores clave no necesariamente


deben pertenecer a instituciones formales de defensa de DDHH ni ser políticos
o abogados. Puede tratarse de personas con alto poder de convocatoria,
credibilidad, o impacto mediático o social, como artistas, escritores, músicos,
etcétera.
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 83

E.- Acudir, cuando ello corresponda, a los órganos


internacionales de protección de Derechos Humanos. El
Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Hu-
manos, y las diferentes instancias tutelares de la ONU, por
ejemplo, son espacios de trabajo efectivos que nos permiten
cumplir cabalmente los objetivos del litigio estratégico y que,
a la vez, nos ayudan a generar atención y debates relevantes y
de impacto internacional sobre la situación planteada.
Tal como ya lo hemos indicado el litigio estratégico
no se circunscribe a las actuaciones dentro de un juicio,
sea nacional o internacional, o actuando como acusador
(en los casos de asesinatos, torturas o desapariciones for-
zadas, por ejemplo) o como defensor (en los casos de en-
carcelaciones arbitrarias) pues la experiencia ha demostra-
do que son otro tipo de acciones las que pueden marcar la
diferencia entre el éxito y el fracaso. De hecho, en algunos
contextos, como ocurre en situaciones en las que existe
absoluta ausencia del Estado de Derecho, el éxito judicial
local, tanto como acusador como defensor, es práctica-
mente imposible. De ahí que debemos intentar imaginar
qué nos puede ayudar a conseguir nuestros objetivos más
allá de la actuación netamente judicial y procesal.
Más adelante nos referiremos a una estrategia espe-
cífica y planes tácticos que combinan las tácticas antes in-
dicadas para las actuaciones del Foro Penal, que pueden
servir igualmente para otras ONG y activistas.
84 Manual de Litigio Estratégico

6.5.-Ejecutar la acción

De nada sirve la determinación de una estrategia clara de


litigio, de sus objetivos y de las tácticas a seguir para alcan-
zarlos si no hay constancia y continuidad en el desarrollo
de las mismas.

Las carreras de defensa de los Derechos Humanos no


son de velocidad, son de resistencia.

Para ello es indispensable contar con una adecuada


planificación, que comienza por la formalización de las
estructuras de lucha (Asociaciones Civiles, ONG, y simi-
lares) que trasciendan de las individualidades que las com-
ponen y permitan que el trabajo adelantado no dependa
de un solo individuo o de un grupo limitado de éstos.
También es preciso establecer claramente y de ma-
nera previa los costos (en recurso humano y económico)
que supondrá el desarrollo del litigio estratégico de que
se trate y de las tácticas que se empleen para el logro de
los objetivos planteados. Esta planificación nos permite
determinar si contamos con los recursos adecuados o no
e, incluso, presentar solicitudes formales de apoyo, bien
fundamentadas, a las instancias tanto nacionales como
internacionales.
6. ¿Cómo se estructura un plan de litigio estratégico? 85

Es necesario tomar en cuenta que toda estrategia


exitosa depende de la determinación previa de los costos
que supone, de la asignación de los recursos específicos
que necesita, y del control que se ejerza sobre los mismos.
El manejo de los recursos, especialmente de las asig-
naciones económicas, debe ser, en la medida en que ello
no comprometa los acuerdos de confidencialidad que se
realicen o la seguridad en general de los involucrados, de
la manera más abierta y transparente posible.
Jamás se deben recibir ni aceptar recursos o asigna-
ciones de dudosa o anónima procedencia.
Los órganos de dirección de las asociaciones y de las
ONG deben actuar en el cumplimiento de sus atribucio-
nes, siempre, en el marco de la más absoluta transparencia
y bajo el precepto de la rendición de cuentas.
Toda estrategia debe partir de la base de que tendrá
una duración determinada (a veces difícil de precisar) en
el tiempo, y de que el compromiso que se asume con las
víctimas debe mantenerse incólume a lo largo de todo lo
que dure el litigio estratégico. Cada fase de esta “línea de
tiempo”, por lejana que se perciba, debe ser prevista y pre-
parada. Salvo que resulte imposible actuar de otra mane-
ra, a las víctimas no se las puede abandonar a mitad de
camino ni hasta alcanzar los objetivos planteados.
86 Manual de Litigio Estratégico
7. El plan estratégico del Foro Penal

La ONG Foro Penal trabaja diariamente en la asisten-


cia legal y humanitaria de las víctimas de la represión
política en Venezuela. Hoy día nuestra organización de
voluntarios está conformada por más de 7.000 activis-
tas incluyendo más de 400 abogados. Posee capítulos
en todos los estados de Venezuela, así como un capítu-
lo nacional dedicado exclusivamente a la atención de
pueblos indígenas. También hemos abierto capítulos
del Foro Penal en diversas ciudades del mundo, ubica-
das en 11 países.
Lo que hoy es Foro Penal, comienza realmente
hace más de 17 años. Nos iniciamos con la asistencia
legal gratuita a los familiares de un muchacho de 18
años de nombre Jesús Mohamad Capote, asesinado de
un tiro en la cabeza en la manifestación política con-
tra el Presidente Hugo Chávez, el 11 de abril de 2002.
Pensamos sería el primero y último caso, y que una vez
atendido continuaríamos con nuestro ejercicio profe-
sional privado.
Sin embargo, ocurrió todo lo contrario. A esta
primera acción de representación de Jesús Mohamad
Capote, se sumaron muchas otras víctimas de la repre-
sión del Estado, especialmente de los sucesos de abril
88 Manual de Litigio Estratégico

de 2002. Durante lo que se denominó el “Paro Cívico


Nacional” (Venezuela, 2002-2003) nos confrontamos
con la necesidad de establecer equipos de abogados
voluntarios que asistiesen gratuitamente a la inmen-
sa cantidad de trabajadores petroleros, integrantes de
PDV Marina y empleados de la estatal petrolera que,
en todo el país, estaban siendo arbitrariamente arres-
tados por el simple hecho de sumarse a la convocato-
ria al cese de actividades en protesta contra el manejo
abusivo de las políticas públicas y los excesos que ya
por aquellos días eran evidentes en el gobierno del en-
tonces presidente Hugo Chávez Frías. También repre-
sentamos a las víctimas de la represión de los eventos
que tuvieron lugar después, como el caso de las pro-
testas del “Firmazo y Reafirmazo” (2003-2004) y las
víctimas (fundamentalmente estudiantes) de la repre-
sión del año 2007, por las protestas contra la reforma
constitucional impulsada por Hugo Chávez y contra
el cierre de la emisora televisiva RCTV, y en otros con-
textos en los que la represión se mostró de manera cla-
ra en nuestro país.
Esta labor voluntaria que realiza lo que hoy se co-
noce como Foro Penal ha crecido y evolucionado a la par
del crecimiento y de la evolución de la represión política
en Venezuela. Solo desde 2014 (año en que la represión
creció de manera exponencial) hemos registrado más de
7. El plan estratégico del Foro Penal 89

15.000 detenidos políticos, de los cuales al menos el 50%


han reportado excesos en el uso de la fuerza al momento
de su arresto, torturas o han sido sometidos a tratos crue-
les, inhumanos o degradantes. También, solo desde 2014,
más de 240 manifestantes han sido asesinados por actos
de represión de los cuerpos de seguridad o de los grupos
de civiles armados que actúan de la mano de la autoridad
en Venezuela.57
Para enero de 2020, momento de la finalización
de este texto, el Foro Penal ha asistido tanto legal como
humanitariamente a más de 11.000 detenidos políti-
cos y ha logrado la excarcelación de casi todos (de los
15.250 casos de arrestos arbitrarios registrados entre
enero de 2014 y diciembre de 2019, 388 se mantenían
privados de libertad). También hemos representado
judicialmente, tanto a nivel local como a nivel interna-
cional, a decenas de víctimas de torturas, tratos crueles
inhumanos o degradantes, desapariciones forzadas y
asesinatos.
En los casos de encarcelaciones arbitrarias por
motivos políticos, el problema se mantiene ya que el ré-

57 Los datos concretos sobre cómo ha evolucionado la represión política en


Venezuela pueden encontrarse en el Informe de la Alta Comisionada para
los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, de fecha 4 de julio
de 2019, presentado ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en
su 41º periodo ordinario de sesiones, del 24/06/2019 al 12/07/2019 (A/
HRC/41/18)
90 Manual de Litigio Estratégico

gimen venezolano continúa encarcelando bajo el méto-


do que hemos definido desde el 2016 como el “efecto”
o la “estrategia” de la “puerta giratoria” 58 según el cual
mientras por una parte se excarcela a algunos detenidos
políticos, por la otra se encarcela a otras personas, con
la finalidad de mantener a los presos políticos como
herramientas disponibles para el poder para continuar
en su control abusivo sobre la ciudadanía. Esta táctica
gubernamental que tiene el objeto de reducir el cos-
to político de la represión, mostrando en algunos mo-
mentos y coyunturalmente que se tiene buena disposi-
ción y que se está procediendo a hacer cesar la prisión
por motivos políticos, sobre todo internacionalmente,
pero sin ceder realmente en el uso de los cuerpos de
seguridad, de la fiscalía y de los tribunales, como ar-
mas de la intolerancia oficial. Es importante destacar
que esta táctica del gobierno no le resultaría necesaria
si no existieran ONG como Foro Penal que documen-
58 El “efecto fuera giratoria” es un concepto ideado por Alfredo Romero
en su trabajo como “Fellow” o investigador invitado desde 2015 a 2016
en el Centro Carr de Derechos Humanos de la Escuela de Gobierno de la
Universidad de Harvard. Este efecto explica como un plan estratégico de los
regímenes autoritarios es excarcelar y encarcelar al mismo tiempo a distintos
presos políticos para mantener la percepción de que el número no es tan
alto, mientras el encarcelamiento abarca más personas y la intimidación es
más amplia. Alfredo Romero demuestra este efecto enseñando un gráfico
de excarcelaciones y encarcelaciones tomadas de la base de datos del Foro
Penal, donde se observa que la curva de excarcelaciones es paralela subiendo
o bajando a la curva de encarcelaciones, mientras que la línea que identifica
el número de presos políticos por semana se mantiene constante.
7. El plan estratégico del Foro Penal 91

tan y denuncian la existencia de presos políticos y la


persecución política sistemática y, consecuentemente,
elevan el tanto a nivel nacional como internacional el
costo de la represión por motivos políticos.
Precisamente, si los activistas del Foro Penal no
estuvieran allí días, noches y madrugadas, no se supiera
cuántas ni cuáles personas han sido detenidas; los pre-
sos políticos serían unos números olvidados sin rostro
ni nombre y el uso de la represión y el miedo como
estrategia del régimen para mantener la hegemonía del
poder, no tuviera costo alguno. Hoy día el Foro Penal
cuenta con una base de datos muy sofisticada donde ha
registrado a todos los detenidos políticos y víctimas de
una manera muy detallada, al menos desde 2014, y así
podemos denunciar la situación con certeza, atender a
las víctimas y hacer el seguimiento de cada causa.
En el Foro Penal, de manera improvisada creci-
mos inesperadamente, a la par del incremento de la re-
presión política. Por ello, nos hemos visto obligados a
estructurar una estrategia y planes tácticos, sustenta-
dos en nuestras experiencias, con el objetivo claro de
proteger a las víctimas de violaciones graves a los Dere-
chos Humanos y de liberar detenidos políticos y hacer
cesar la represión política, contrarrestando el uso de la
misma como estrategia de los regímenes autoritarios,
no solo el venezolano.
92 Manual de Litigio Estratégico

En los casos de persecución y prisión política, las


variables jurídicas tienen muy poco peso, a veces ningu-
no a nivel local. En Venezuela, por ejemplo, la ausencia
absoluta de estado de derecho democrático59 ha hecho su-
mamente difícil para los juristas el ejercicio de la profe-
sión, y en los casos que tienen motivaciones políticas, la
regla ha sido, aunque suene contradictorio, la ausencia
absoluta de reglas. 60 A esto se le suma que cuando se
trata de funcionarios del Estado que violan los Derechos
Humanos, o de los civiles que actúan bajo el amparo
del poder, la regla general es la impunidad. Además, el
sometimiento de la Fuerza Armada al Poder Ejecutivo
y proyecto político del gobierno es una idea que se re-
fuerza ante los uniformados periódicamente. Los altos
oficiales dejan claro a sus subalternos cuál debe ser el
camino a seguir si no quieren pasar a ser tenidos como
“traidores”. Los méritos reales pasan a un segundo plano,
detrás de la lealtad al “proceso”, y se ha hecho común, a
veces de manos del propio presidente, la entrega de con-

59 Nos referimos a estado de derecho democrático, ya que los regímenes


autoritarios crean un estado de derecho (sistema de justicia y de leyes) a
su medida. Es más bien una fachada de estado de derecho, pero que sirve
para confundir sobre todo a la comunidad internacional. Tienen sus jueces
complacientes, instituciones que los respaldan e incluso leyes a su medida.
60 De hecho, en el “Índice del Estado de Derecho” realizado para 2019 por
el “World Justice Project” (ver https://worldjusticeproject.org/our-work/
research-and-data/wjp-rule-law-index-2019) Venezuela se ubica en el
puesto 126 (en el último lugar, de 126 naciones examinadas) en cuanto al
respecto al Estado de Derecho.
7. El plan estratégico del Foro Penal 93

decoraciones y reconocimientos a quienes, siguiendo la


línea oficial, violan los Derechos Humanos. 61
Esto se traduce en que el desempeño jurídico local,
por bien fundamentado que esté, no basta por sí mismo
al logro del cese de la represión y de la prisión injustas con
fines políticos. La razón de esto, es que, en estos casos, las
razones que sirven a la persecución no son razones jurídicas,
sino políticas. En los casos de persecución y prisión con fines
políticos, utilizado como ha sido el sistema de justicia como
un arma de la intolerancia oficial, en realidad el poder no
pondera ni valora razones jurídicas, lo que sí hace es evaluar,
de cara a cada objetivo puntual que persiga, la relación costo
- beneficio que nace de cada situación en la que la represión
se manifiesta en cada uno de sus diferentes niveles.

En la medida en que la represión, en cualquiera de sus


niveles, suponga para el poder más beneficio político
(sobre la base del logro de sus objetivos hegemónicos)
que costo político, la represión será mantenida. Cuan-
do el costo político en una determinada situación su-
pera al beneficio, la represión tiende a ceder e incluso,
si el costo político supera con creces al beneficio que le
produce al poder, ésta puede desaparecer.

61 Ver, por ejemplo: https://www.vtv.gob.ve/condecorados-trabajadores-


defensa-lealtad-compromiso/ o https://www.univision.com/noticias/
crisis-en-venezuela/maduro-condecora-al-coronel-que-grito-y-empujo-al-
presidente-del-legislativo-venezolano
94 Manual de Litigio Estratégico
8. El costo político de la represión

Sobre estas bases, y con este aprendizaje de años, el plan


estratégico del Foro Penal tanto para el problema macro
(la represión sistemática y generalizada y la violación con-
tinua de los Derechos Humanos) como el problema micro
de la represión (las violaciones a los Derechos Humanos
que sufre el individuo afectado), está compuesto por ac-
ciones dirigidas a incrementar el costo político de la repre-
sión en general, así como del caso concreto, en particular.
Nuestro trabajo entonces está dirigido no solo a la defensa
local y puntual de los derechos de las víctimas de violacio-
nes a los Derechos Humanos, sino además a modificar la
relación costo-beneficio que se materializa en estos casos,
de manera que el costo siempre supere, en la medida de las
posibilidades, al beneficio. Esto se hace implementando
acciones tácticas en cuatro diferentes niveles, a saber:

• Acciones locales
• Acciones internacionales.
• Acciones comunicacionales.
• Acciones pacíficas.

Esto no implica que el aspecto jurídico, que sirve de


base a toda la argumentación que permitirá construir, estra-
96 Manual de Litigio Estratégico

tégicamente, la narrativa de cada caso, deba ser descuidado.


La solidez del argumento jurídico a favor de una determinada
víctima es en cualquier caso la piedra angular que permite el
desarrollo de todas las acciones estratégicas, e incluso es fun-
damental cuando se trata de la incidencia que pueda tener
una determinada situación a nivel internacional. El análisis
de los costos y beneficios, que es lo que permite determinar
cuáles acciones tácticas son prioritarias, comienza con la esti-
mación del costo base (o variables intrínsecas a cada situación
en particular). Existen especiales condiciones en las víctimas
que, de entrada, o eventualmente, añaden un costo particular
a la persecución, a éstas las denominamos el costo base (ver
cuadro 1), y nos permiten identificar fortalezas y oportuni-
dades (nacionales e internacionales) que deben ser conside-
radas dentro del plan táctico y dentro de la estrategia general.
En ocasiones cuando la víctima no posee las condiciones de
vulnerabilidad, puede incorporarse un tercero, tal como la
esposa o hija (que representa la figura de la mujer), o algún
familiar con discapacidad dependiente del preso político. En
la medida en que estas personas aparezcan dentro del mapa
de terreno, el costo político aumenta.

8.1. El costo base

A los efectos de la determinación del costo base, se


consideran inicialmente cinco (5) factores en la víctima
8. El costo político de la represión 97

que, cuando están presentes, aumentan el costo político


de la represión si se hacen notar ante la opinión pública
nacional o internacional. Estos factores tienen que ver es-
pecialmente con las personas que, desde el punto de vista
internacional, son integrantes de comunidades considera-
das como particularmente vulnerables, por ejemplo, por
la edad (menor, adolescente o de tercera edad), género
(mujer), perteneciente a una comunidad especialmente
vulnerable (personas con discapacidad, indígena, LGT-
BIQ+ u otros similares),62 o a un grupo religioso discrimi-
nado, si padece de problemas de salud notables, o si tiene
una ocupación que produce sensibilidad o es particular-
mente influyente popularmente (Ej. músico, estudiante,
defensor de Derechos Humanos, político, comunicador
social etc.). Estos factores se establecen dada especial con-
sideración que estos grupos de personas reciben, en ge-
neral de la comunidad internacional y de los organismos
de tutela de los Derechos Humanos a nivel mundial. Por
último, se incluye un espacio abierto, denominado “Otros
Factores”, que pueden influir también en el costo político
inherente a la misma persona y que no hayan sido conside-
rados como vulnerabilidades o como generadores de cos-
to en los aspectos anteriores. Entre estos pueden estar, por

62 Lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual y


queer. Al final se suele añadir el símbolo + para incluir todos los colectivos
que no están representados en las siglas anteriores.
98 Manual de Litigio Estratégico

ejemplo, la suma de varias situaciones de vulnerabilidad,


la especial facilidad de la víctima para generar empatía o
identificación de la colectividad con su causa, su historia
personal, sus particulares o excepcionales habilidades en
un determinado ámbito de desempeño u otras similares.
En consecuencia, una primera aproximación a la rela-
ción costo/beneficio, debe hacerse de la siguiente manera:

Cuadro 1. Costo base

Nombre de la víctima

Tipo de víctima Puntaje Puntaje


Sí/No
(factores) posible Logrado
Edad 0 a 10
Género 0 a 10
Vulnerabilidad 0 a 10
Salud 0 a 10
Ocupación 0 a 10
Otros factores 0 a 10
TOTAL 0 A 60

Determinadas las condiciones que nos permiten es-


tablecer el costo base (que será de 0 a un máximo de 60
puntos) luego deberá sumarse a los costos de las acciones
8. El costo político de la represión 99

locales, de las acciones internacionales, de las acciones co-


municacionales y de las acciones pacíficas.

8.2. Acciones locales

Lo mismo ocurre con las acciones locales. Cada una


de las que se emprenda tiene un puntaje posible asignado
que puede variar entre los 0 y 1 punto. Una vez estima-
do el total general, que arrojará un resultado de entre 0
y 10 puntos que deberá sumarse igualmente a los totales
calculados tanto del COSTO BASE como de los costos
establecidos para las acciones internacionales y para las
acciones pacíficas. El costo de las acciones locales se cal-
cula con base en este esquema que sigue:

Cuadro 2. Acciones locales

Nombre de la víctima

Acciones Puntaje Situación actual Puntaje


Locales posible (Sí/No) logrado
Poder
0a1
ejecutivo

Tribunales 0a1

Fiscalía 0a1
Continúa
100 Manual de Litigio Estratégico

Acciones Puntaje Situación actual Puntaje


Locales posible (Sí/No) logrado
Defensoría
0a1
del Pueblo
Asamblea
0a1
Nacional
Políticos de
0a1
oposición
Políticos del
0a1
Gobierno

Gremios 0a1

Generadores
de opinión/
0a1
líderes
religiosos
ONG locales 0a1

TOTAL 0 a 10

8.3. Acciones internacionales

Las acciones internacionales o, mejor dicho, su im-


pacto en materia de costo político, se estima asignando a
cada acción táctica un puntaje total (para un máximo de
10 puntos). En el caso de las acciones internacionales, su
valoración se hace de la siguiente manera:
8. El costo político de la represión 101

Cuadro 3. Acciones internacionales

Nombre de la víctima

Acción Puntaje Situación actual Puntaje


internacional posible (Sí/No) logrado
ONU 0a2

OEA-CIDH 0a2
Gobiernos o
Parlamentos de 0a2
otros países
ONG
0a2
internacional
Generadores
de opinión/
0a2
líderes
religiosos
TOTAL 0 a 10

8.4. Acciones comunicacionales

En cuanto a las acciones comunicacionales, las


mismas comprenden tanto la incidencia en medios de
comunicación tradicionales como en redes sociales. La
medición se realiza con base en la cantidad de acciones
mediáticas que se hayan hecho en beneficio de la víctima,
colocando un valor de 1 punto a cada acción comuni-
cacional realizada. Igualmente se incluye un análisis del
102 Manual de Litigio Estratégico

impacto de las acciones comunicacionales en internet y


Redes Sociales (del 0 al 5, dado el profundo impacto que
dichos medios tienen en nuestra sociedad actual), ana-
lizando el número de hits en referencia a la víctima en
comparación con algún caso emblemático que tenga una
cantidad importante de hits, tal como observamos en el
cuadro 5, a continuación:

Cuadro 4. Acciones comunicacionales

Nombre de la víctima

Acciones Puntaje Situación actual Puntaje


comunicacionales posible (Sí/No) logrado

Rueda de prensa 0a1

Video informativo 0a1


Notas de prensa 0a1
Medios
0a1
tradicionales

Posts en redes 0a1

Impacto en redes 0a5


TOTAL 0 A 10
8. El costo político de la represión 103

8.5. Acciones pacíficas

En cuanto a las acciones pacíficas, son las que re-


presentan la mayor posibilidad de despliegue creativo, y
el mayor reto, del litigante estratégico. En estas lo que se
busca, más allá del impacto jurídico o político, es la movi-
lización emocional, la vinculación del colectivo con la si-
tuación planteada desde la empatía, desde la identificación,
de manera que se comprenda que, especialmente en mate-
ria de violaciones graves a los Derechos Humanos, la lucha
de uno es, a la vez, la lucha de todos. La enumeración de
posibles acciones pacíficas que incluimos en este cuadro que
sigue (Cuadro 5) se basa en lo que ha sido nuestra expe-
riencia dentro del Foro Penal, pero es menester acotar que
virtualmente no existen límites en cuanto a cuáles pueden
ser las acciones pacíficas de las que se puede valer el litigio
estratégico para el logro de sus objetivos, tanto de sus ma-
cro objetivos como de sus micro objetivos. Si cabe hablar
de límites, los únicos serían los del alcance de nuestra ima-
ginación, y los recursos con los que se cuente en un mo-
mento dado para realizar una determinada actividad. En
este sentido, el cuadro siguiente puede variar, pero lo ideal
es que en la medida en se incluyan o se excluyan potencia-
les acciones pacíficas se mantenga la posibilidad de que los
puntajes totales arrojen una suma total de 10 puntos, lo que
equivale a la ejecución de acciones con un valor cada una de
104 Manual de Litigio Estratégico

1 punto, a los efectos de poder entonces incluir este dato en


la tabla final de costos/beneficios para poder utilizarla en el
análisis de la situación que se nos plantee.

Cuadro 5. Acciones pacíficas

Nombre de la víctima

Tipo de Puntaje Situación actual Puntaje


actividad posible (Sí/No) logrado
Manifestcaciones
0a1
pacíficas
Conciertos 0a1
Misas u otros
actos de carácter 0a1
religioso

Volanteos 0a1

Protestas pacíficas
ante organismos
0a1
públicos
nacionales
Protestas
pacíficas ante
0a1
organismos in
ternacionales
Obras teatrales 0a1
Representaciones
o expresiones
0a1
artísticas de
cualquier tipo
Continúa
8. El costo político de la represión 105

Tipo de Puntaje Situación actual Puntaje


actividad posible (Sí/No) logrado
Campañas por
0a1
redes sociales
Redacción y
difusión de
manifiestos o
0a1
cartas públicas
de las víctimas o
familiares

TOTAL 0 a 10

Una vez establecido el costo base, así como los PUN-


TAJES TOTALES de los cuadros de las acciones Inter-
nacionales, de las acciones locales, de las acciones comu-
nicacionales y de las acciones pacíficas, podremos hacer
la suma correspondiente de lo que representa, en costo
político final, la situación objeto del litigio estratégico de
que se trate, de esta manera:
Costo político final =

Costo base: 60
+ Acciones locales: 10
+ Acciones internacionales: 10
+ Acciones comunicacionales: 10
+ Acciones pacíficas: 10

TOTAL: entre 0 y 100 puntos


106 Manual de Litigio Estratégico
9. El beneficio político de la represión

Corresponde ahora precisar cuál es el beneficio o fin que


persigue el poder con la persecución o represión de una
determinada víctima.
Como punto previo, corresponde explicar que a
nuestros efectos la represión política incluye tanto a las
víctimas de privación arbitraria de libertad o prisión por
motivos políticos (los presos políticos) como a las vícti-
mas de actos de represión distintos de la privación de su
libertad, tales como el asesinato, las torturas o tratos crue-
les inhumanos o degradantes u otros similares y de la mis-
ma gravedad o entidad (los perseguidos políticos). Para
evitar confusiones, en este trabajo usamos el concepto de
“preso” en el sentido general y amplio que se atribuye al
término “privado de libertad” en el “Folleto Informativo
No. 26” del Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbi-
traria de la ONU, 63 que expresa:

“…en los instrumentos internacionales no se emplea


siempre la misma terminología para hacer referencia
a la privación de libertad: en dichos instrumentos se

63 Ver: https://www.ohchr.org/_layouts/15/WopiFrame.
aspx?sourcedoc=Document/Publications/FactSheet26sp.
pdf&action=default&DefaultItemOpen=1 Página 4 de la versión en español.
108 Manual de Litigio Estratégico

pueden utilizar términos como “arresto”, “detención”,


“encarcelamiento”, “prisión”, “reclusión”, “custodia”,
“prisión preventiva”, etc. Por esta razón, la Comisión
de Derechos Humanos, en su resolución 1997/50,
prefirió emplear la expresión “privación de libertad”,
que elimina toda discrepancia de interpretación entre
las distintas terminologías.
Se eligió esta terminología puesto que el objetivo en-
comendado al Grupo se refiere a la protección de los
individuos contra la privación arbitraria de la libertad
en todas sus formas, y el mandato abarca la privación
de la libertad antes, durante o después del juicio (pena
de prisión después de la condena), así como la priva-
ción de libertad sin que se haya llevado a cabo un juicio
de ninguna clase (detención administrativa).
El Grupo considera también como formas de deten-
ción las medidas de arresto domiciliario y de rehabili-
tación por el trabajo, cuando se aplican conjuntamente
con restricciones graves de la libertad de circulación”.

Aclarado lo anterior, lo determinante ahora al eva-


luar si estamos en presencia de un acto de persecución
política ya no es solamente la razón o la causa por la cual
una persona es sujeta a dicha persecución, que puede va-
riar en cada caso e incluso puede asumir la forma, o más
bien disfrazarse, de persecución legítima, normalmente
9. El beneficio político de la represión 109

para procurar la impunidad de los responsables de las vio-


laciones a los Derechos Humanos que en estos casos se
cometen. El análisis que proponemos va más allá y debe
determinar el objetivo o la finalidad que se persigue en
cada caso, que es lo que en definitiva nos demostrará si la
persecución o prisión es un mecanismo de represión polí-
tica o no. La pregunta a responder ya no es solamente por
qué una determinada persona es perseguida, sino para qué
es perseguida. Es indispensable entonces indagar, además
de la causa, el propósito o la finalidad de la persecución.
Por ello, además de los que en otros trabajos hemos
denominado los PCP (Presos o Perseguidos por Causas
Políticas),64 en cuyos casos también proponemos anali-
zar, además de la causa, cuál es el fin político que carac-
teriza la prisión o persecución en general, encontramos
a los que pueden ser caracterizados, con base exclusiva
en el análisis de la finalidad o propósito que persigue su
persecución, como los PPP (Perseguidos o Presos por
Propósitos Políticos).

64 Los PCP o Presos o Perseguidos por Causas Políticas son aquellos a los
que se persigue con fundamento en la atribución de cualquiera de los delitos
o infracciones tradicionalmente caracterizados como “políticos”, tales como los
delitos de “Rebelión”, “Complot” o “Traición a la Patria”, entre otros, siempre
que no hayan hecho uso de la violencia en sus actos. En estos casos la doctrina
penal es virtualmente unánime al considerar estos casos, en los que normalmente
se atribuye a las personas Delitos de Lesa Majestad (cuya valoración no depende
tanto de condiciones objetivas sino de variables subjetivas y hasta del momento
histórico en el que se presenten) como “delitos políticos”.
110 Manual de Litigio Estratégico

Las finalidades o propósitos que permiten en estos ca-


sos determinar como política una acción represiva o de per-
secución pueden ser separados en cinco (5) categorías. Estas
finalidades o propósitos son los que nos permiten categorizar
una determinada situación como represión política, es decir,
como una especie particular del género, más amplio, de las
violaciones graves a los Derechos Humanos. 65
Así, a los efectos del cálculo del beneficio político
que la represión rinde a quienes la ejecutan, de acuerdo
a los propósitos o finalidades que persiga separamos, sin
orden de prevalencia, los propósitos o las finalidades de la
represión política en general de la manera que sigue:

Categoría 1 (EXCLUSIÓN): Aquellos perse-


guidos políticos por representar individualmente una
amenaza política para el gobierno, por tratarse de líde-
res políticos o sociales. En estos casos el propósito de la
persecución (asesinato, tortura o trato cruel, inhumano o
degradante, desaparición forzada o privación de libertad)
es excluir a la persona del mundo político, neutralizarla
como factor crítico o de movilización social o política,
aislándolo así del resto de la población.

65 Por ejemplo, dentro del género más amplio de las detenciones arbitrarias,
encontramos que no todas responden a finalidades o propósitos políticos. Toda
detención política es, en principio, arbitraria, pero no toda detención arbitraria
es necesariamente detención política. Esto aplica, en general, a todos los actos de
represión o de persecución política.
9. El beneficio político de la represión 111

Categoría 2 (INTIMIDACIÓN): Aquellas per-


sonas perseguidas no por representar una amenaza polí-
tica individual para el régimen, sino por ser parte de un
grupo social al cual es necesario intimidar o neutralizar.
En estos casos se persigue a una o varias personas con el
fin de intimidar al sector o grupo al cual pertenecen. En
este grupo destacan estudiantes, defensores de Derechos
Humanos, comunicadores, jueces, militares, activistas po-
líticos, entre otros.

Categoría 3 (PROPAGANDA): Aquellas perso-


nas que, sin que el gobierno las considere una amenaza
política de forma individual o como parte de un grupo
social, son perseguidas para ser utilizadas por éste para
sustentar una propaganda, una campaña o una determi-
nada narrativa política del poder con respecto a determi-
nadas situaciones de trascendencia nacional, con el objeto
de evadir su propia responsabilidad en los fracasos de sus
programas y políticas públicas, o en determinados sucesos
de trascendencia nacional, y para trasladarla a otras per-
sonas o entidades; o como justificación de una propagan-
da política que se implementa para reafirmar la “verdad
oficial” sobre determinados hechos y para fortalecer su
poder político y mantener su hegemonía. La persecución
de estas personas, a cargo del poder, en esta tercera cate-
goría también supone un efecto colateral, que es a la vez
112 Manual de Litigio Estratégico

una de las finalidades no declaradas, pero palpables, de la


misma, que no puede dejar de mencionarse: Al trasladar la
responsabilidad de sus propios fracasos o en determinados
sucesos, a terceras personas, a la vez el poder procura la im-
punidad de los verdaderos responsables de tales fracasos o
sucesos, que normalmente se cuentan entre las filas de sus
funcionarios o de los que militan en las filas oficialistas.

Categoría 4 (EXTRACCIÓN): Aquellas perso-


nas que son perseguidas, regularmente privadas de liber-
tad, con el fin de extraer información que permita la ubi-
cación de otras personas perseguidas con fines políticos.
Aquí encontramos los casos de privación de libertad de
familiares o amigos de la persona que se pretende perse-
guir con el objeto de extraer información, en muchos ca-
sos bajo tortura, del paradero de un perseguido político.

Categoría 5 (PERSONAL): Por último, en fun-


ción de las finalidades de la prisión o persecución, se in-
cluye a los Presos o Perseguidos del Poder, o PDP, que son
las personas que son perseguidas o injustamente encarce-
ladas no para cumplir fines políticos en su sentido literal,
entendidos éstos como los que involucran actos de go-
bierno que afecten a la colectividad en general, sino por el
contrario, para la satisfacción de intereses personales al
amparo del ejercicio abusivo y arbitrario de su poder po-
9. El beneficio político de la represión 113

lítico. En estos casos, en estricto sentido, estas personas,


los PDP, no son limitados en sus derechos para cumplir
finalidades políticas, sino como expresiones de abuso de
poder, personal y directo, de quienes ejercen funciones
públicas y se prevalen de sus cargos y de la influencia polí-
tica que tienen en las estructuras represivas para defender
o hacer valer sus intereses personales o individuales.

El interés que prevalece en estos casos no es político


en el sentido colectivo que se atribuye a la noción, sino
fundamentalmente personal. Lo que permite la inclusión
de estos casos en el espectro de la persecución política es
que el victimario (en estos casos un funcionario con po-
der e influencia en los mecanismos represivos) ejecuta ac-
tos de represión o de persecución arbitraria, a beneficio
personal, pero al amparo del poder político que tiene y
ejerce. Se trata de los casos en los que el abuso del poder,
sumado a la ausencia de Estado de Derecho, permite a
quienes tienen cargos públicos (sea que hayan llegado a
éstos por nombramiento o elección) servirse de su posi-
ción de influencia y de la impunidad que sus cargos les ga-
rantizan para resolver sus asuntos personales sirviéndose
de la estructura represiva del Estado.
Las finalidades del abuso del poder en estos casos,
que se materializa en actos arbitrarios de persecución,
pueden ser la más diversa índole. Del análisis de los casos
114 Manual de Litigio Estratégico

que hemos llevado en el Foro Penal encontramos que, en


algunas oportunidades, por ejemplo, se ha encarcelado
arbitrariamente a una persona a título de venganza per-
sonal de un funcionario contra ésta, para desacreditarlo
personalmente e incluso para que el funcionario actuan-
te pueda encubrir sus propios actos de corrupción o para
ocultar cualquier circunstancia personal que no desea que
sea del manejo público.
En estos casos, las víctimas de este proceder pueden
ser catalogadas de manera amplia como perseguidas o
presas del poder (PDP), y de manera más específica como
víctimas de abuso de poder, o de abuso de la autoridad, en-
tendidas estas nociones en el sentido en el que las desa-
rrollan Robert F. Meier y Gilber Geis, 66 es decir, como
un término que “…pone un mayor énfasis en la influencia
política y social que el delincuente puede ejercer valiéndose
de su posición...”, con la finalidad de aprovecharse de la au-
toridad que tiene para extorsionar a otra persona o enti-
dad con el fin de cumplir sus propios intereses. Es por esto
que, a los efectos de la persecución política, el abuso del
poder al que nos referimos acá es, en específico, el abuso
del Poder Político, excluyendo de esta categorización a
otras formas de abuso del poder que están relacionadas,
66 Robert F. Meier y Gilber Geis. “El abuso de poder como actividad delictiva:
Hacia un entendimiento de su comportamiento y métodos para su control”.
Capítulo Criminológico. (1983-84) Universidad del Zulia. Pág. 260. Traducción
de Angelita Marty y Anthony Rector.
9. El beneficio político de la represión 115

por ejemplo, con el poder económico, el mediático o el


religioso.
En general, las víctimas de este tipo de abusos pue-
den ser categorizadas, desde el punto de vista técnico, como
“víctimas de delitos”, en los casos en los que el abuso de po-
der o autoridad haya sido contemplado como delito en
la legislación local, o como “víctimas de abuso de poder”,
para el caso en el que dichas infracciones no estén previstas
como delito en dicha legislación, en los términos en que se
define en la “Declaración sobre los principios fundamen-
tales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de
poder”, 67 adoptada por la Asamblea General de la ONU en
su resolución 40/34, del 29 de noviembre de 1985:

“A.-Las víctimas de delitos


1. Se entenderá por “víctimas” las personas que, indi-
vidual o colectivamente, hayan sufrido daños, inclusi-
ve lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional,
pérdida financiera o menoscabo sustancial de los dere-
chos fundamentales, como consecuencia de acciones u
omisiones que violen la legislación penal vigente en los
Estados Miembros, incluida la que proscribe el abuso
de poder.”.
“B.-Las víctimas del abuso de poder

67 Ver: https://www.ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/
victimsofcrimeandabuseofpower.aspx
116 Manual de Litigio Estratégico

18. Se entenderá por “víctimas” las personas que, indi-


vidual o colectivamente, hayan sufrido daños, inclusive
lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pér-
dida financiera o menoscabo sustancial de sus derechos
fundamentales, como consecuencia de acciones u omi-
siones que no lleguen a constituir violaciones del dere-
cho penal nacional, pero violen normas internacional-
mente reconocidas relativas a los derechos humanos.”.

Las categorías de presos o perseguidos políticos


establecidas con base en la finalidad u objetivos de las
mismas (categorías 1, 2, 3, 4 o 5) no se excluyen entre sí.
Una persona puede ser perseguida (asesinada, torturada,
sometida a trato cruel, inhumano o degradante, a desapa-
rición forzada o a privación de la libertad arbitraria) por
representar una amenaza individual (Categoría 1) contra
el poder hegemónico, pero a la vez, para enviar un claro
mensaje intimidante al grupo al cual pertenece (Catego-
ría 2), y así sucesivamente.

9.1. Casos especiales. Los Presos o Perseguidos


Políticos Sobrevenidos (PPS)

En este punto es menester considerar a las perso-


nas que son perseguidas, inicialmente, no a causa del
ejercicio válido y pacífico de sus derechos, incluso pue-
9. El beneficio político de la represión 117

den darse situaciones en las que una persona sea perse-


guida, o privada de su libertad, de manera legítima, no
arbitraria, por ejemplo, por estar incursa en el momento
de su aprehensión en la comisión de un delito, o por
haber hecho uso de la violencia contra personas o co-
sas en el planteamiento o defensa de una postura políti-
ca, ideológica, filosófica o religiosa, pero que luego son
utilizados, en violación de las garantías que incluso en
estos casos deben respetarse, para cumplir los objetivos
políticos planteados para los denominados PPP en las
categorías 1, 2, 3, 4 o 5.
Estos serían los que denominamos los PPS (Presos o
Perseguidos Políticos Sobrevenidos). La característica principal
de estos casos es que, en un principio, no encuadran dentro de
las definiciones generales de lo que es la persecución o priva-
ción de libertad con fines políticos. De hecho, puede ser que
ni siquiera puedan ser considerados, ab initio, como casos de
violaciones a los Derechos Humanos o de privación arbitra-
ria de libertad. Sin embargo, puede darse la situación de que,
una vez que se materialice la represión de estas personas, sean
sometidas por el poder a condiciones de persecución, pro-
cesamiento, de encarcelación o de cumplimiento de la pena
que vulneren de manera flagrante sus Derechos Humanos,
con la finalidad de cumplir un propósito político, formal-
mente declarado o no, del poder. En efecto, una persona que
ha hecho uso, por ejemplo, de la rebelión armada y violenta
118 Manual de Litigio Estratégico

contra el poder establecido, puede detenérsele de manera le-


gítima inicialmente, pero, por ejemplo, si una vez detenido
se violan en su causa, por ejemplo, las mínimas garantías del
debido proceso, o se le niega su derecho a la defensa, o se le
incomunica, o es sometida a tortura o tratos crueles, inhuma-
nos o degradantes, o se la mantiene confinada en condiciones
inhumanas, para con ello mostrarla como un ejemplo de lo
que le puede ocurrir a cualquiera que se rebele contra el go-
bierno, de manera sobrevenida, el fin pasa a ser político.
Lo importante a establecer en estos casos es la relación
entre la causa en sí misma, la manera en la que se la adelanta,
y los objetivos del poder. Por ejemplo, en un país con un Es-
tado de Derecho democrático, la finalidad de cualquier proce-
so penal es la de determinar la verdad de los hechos y lograr
la justicia por las vías jurídicas. Si del análisis que se hace un
determinado caso, incluso de aquellos en los que originaria-
mente podría haber estado justificada la persecución penal,
se evidencia por ejemplo que el fin del poder ha pasado de lo
que es regularmente aceptable (la justa condena, respetando
todas las garantías procesales y los Derechos Humanos, de
una persona que ha cometido un hecho punible) a lo que es
absolutamente inaceptable (el uso de un determinado caso
como instrumento para el sostenimiento del poder, o de una
postura política, a costa de las citadas garantías jurídicas y de
los Derechos Humanos, en el contexto de lo que antes defi-
nimos como “Derecho Penal del Enemigo”) se puede afir-
9. El beneficio político de la represión 119

mar que los objetivos del proceso penal se han tergiversado y


que dicho proceso ya no está llamado a cumplir con sus fun-
ciones originarias, sino otras distintas y al margen de la ley y
de lo que tradicionalmente ha sido la postura internacional
sobre los objetivos y requisitos que deben cumplirse para que
la investigación, proceso y condena de una persona sean cali-
ficados como justos.
Esta posición la refuerza incluso el Consejo de Eu-
ropa, al excluir, como debe ser, de la categoría de presos
políticos a quienes hayan ejecutado actos incluso tan gra-
ves como los de terrorismo, pero sí y solo sí su persecución
penal se ha adelantado con base en las normas nacionales
y, muy especialmente, respetando sus Derechos Huma-
nos. Así, como ya se dijo, textualmente lo indicó la Asam-
blea Parlamentaria del Consejo de Europa (Estrasburgo,
Francia, 1º al 5 de octubre de 2012) cuando destacó que:

“…Aquellos individuos privados de su libertad perso-


nal por los delitos de terrorismo no deben ser conside-
rados como presos políticos, si han sido procesados
y condenados por dichos delitos de acuerdo con la
legislación nacional y el Convenio Europeo de De-
rechos Humanos…”. 68 (Destacados nuestros).

68 Ver: http://centrogilbertobosques.senado.gob.mx/docs/serieeuropa2.pdf
Pág. 63.
120 Manual de Litigio Estratégico

En estos casos, la persona pasa a ser considerada


como un perseguido o privado de libertad por razones
políticas solo desde el momento en el que se demuestra
que el poder utiliza su caso no para cumplir las funcio-
nes que tiene asignadas en resguardo de la paz o de la
justicia, sino para sustentar de manera arbitraria su he-
gemonía y el control general sobre la ciudadanía, sea en-
viando un mensaje al grupo al cual pertenece dicha per-
sona, neutralizándola en sus capacidades individuales de
influencia política o social, utilizándola como ejemplo
o para sustentar una determinada narrativa del poder,
para obtener información o datos sobre otras personas
a las que se pretende criminalizar de manera arbitraria
o como una herramienta de los poderosos para cumplir
los objetivos personales de ciertos individuos al amparo
de su poder político. Cuando esto ocurre, y para evitar
la doble o triple calificación, se categoriza sola y exclusi-
vamente sobre su carácter de PPS, y la función o el be-
neficio que se espera de la persecución en cada caso se
enlaza con cualquiera de las finalidades descritas en las
Categorías 1, 2, 3, 4 o 5.
Esto es así porque las condiciones sobrevenidas que
dan lugar a que se caracterice como persecución política un
hecho que originalmente no encuadraba dentro de esta ca-
lificación, al final no son más que un medio para el logro de
los objetivos señalados en las categorías 1, 2, 3, 4 o 5.
9. El beneficio político de la represión 121

En conclusión, podemos hablar de presos y perse-


guidos políticos cuando una persona se encuentra dentro
de los siguientes parámetros:

A) Es un PCP (Preso o Perseguido por Causas Polí-


ticas) que son aquellos a los que se reprime originalmen-
te con fundamento en la atribución de cualquiera de los
delitos o infracciones tradicionalmente caracterizados
como “políticos”, tales como los delitos de “Rebelión”,
“Complot” o “Traición a la Patria”, entre otros (Delitos
de Lesa Majestad) siempre que no hayan hecho uso de la
violencia en sus actos y cuando los objetivos de su perse-
cución puedan enlazarse con cualquiera de las finalidades
discriminadas para los denominados PPP, o Presos o Per-
seguidos por Propósitos Políticos (categorías 1 a la 5 de
los PPP antes descritas).

B) Es un PPP (Preso o Perseguido por Propósitos


Políticos) que son las personas perseguidas o reprimidas
arbitrariamente para cumplir los fines descritos en las ca-
tegorías 1 a la 5 antes determinadas.

C) Se convierte en un PPS (Preso o Perseguido Po-


lítico Sobrevenido) que son aquellos en los que, al prin-
cipio, no son perseguidos de manera arbitraria o ilegal,
pero luego son sometidos por el poder a condiciones de
122 Manual de Litigio Estratégico

persecución, procesamiento o prisión que vulneran de


manera flagrante sus Derechos Humanos, con la finalidad
de cumplir un objetivo político, formalmente declarado
o no, del poder. En estos casos, además de las condiciones
discriminatorias o abusivas de la persecución, valoradas
en contraste con otros casos similares, es menester deter-
minar cuáles son las finalidades (distintas de las univer-
salmente aceptables) que persigue el poder en cada caso,
sobre la base de las diversas categorías de objetivos discri-
minadas para las PPP antes individualizadas (categorías 1
a la 5 de los PPP antes descritas).
Sobre estas bases, y tomando en cuenta estas cate-
gorías (que aplican, lo repetimos a cualquier modalidad
represiva) corresponde entonces hacer el cuadro de bene-
ficio, que se plantea de la manera siguiente:

Cuadro 6. Beneficios de la represión


(Determinación del objetivo u objetivos que persigue la persecución)

Nombre de la víctima

Categorías a
Puntaje Puntaje co-
las que Sí/ No
posible rrespondiente
pertenece
Categoría 1 0 a 20
Categoría 2 0 a 20
Categoría 3 0 a 20
Continúa
9. El beneficio político de la represión 123

Categorías a
Puntaje Puntaje co-
las que Sí/ No
posible rrespondiente
pertenece
Categoría 4 0 a 20

Categoría 5 0 a 20

TOTAL

El beneficio general, entonces, puede alcanzar hasta


un máximo de 100 puntos. Esto es importante destacarlo de
cara a lo que sea su posterior contraste con los costos asocia-
dos a la persecución y represión en cada caso concreto.
Ahora bien, al total que arroje el costo base (de un
máximo de 60 puntos) deben sumarse los totales que arro-
jen, en cada caso, los cuadros que mostraremos a continua-
ción, que representan, respectivamente, el impacto que se
atribuye a las acciones tácticas: las acciones internaciona-
les, las acciones locales, las acciones comunicacionales y
a las acciones pacíficas, que en su conjunto representarán
hasta un total de 40 puntos adicionales (Ver cuadros 2, 3,
4 y 5). En tal sentido, por ejemplo, dentro de las acciones
internacionales que deben realizarse en el contexto del liti-
gio estratégico se encuentran, entre otras: Acudir a organis-
mos de la ONU, tal como el Grupo de Trabajo de Deten-
ciones Arbitrarias, y eso suma un puntaje. Denunciar ante
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la
OEA, lo cual suma otros puntos, conseguir el respaldo de
124 Manual de Litigio Estratégico

una ONG internacional, lo cual suma más puntos, lograr


el apoyo de un generador de opinión y de un organismo
de Derechos Humanos extranjero, para así llegar a un to-
tal de 10 puntos. Igualmente ocurre con cada otra acción
táctica que se desarrolle, a las cuales se les asigna también
un valor predeterminado. Determinados entonces tanto el
COSTO POLÍTICO ASOCIADO (CUADROS 1 +
2+ 3 + 4 + 5), como el BENEFICIO POLÍTICO ASO-
CIADO (CUADRO 6). Lo que nos queda es realizar la
estimación de la relación costo beneficio en cada caso, lo
que cual se realiza de una manera muy sencilla:

Costo político asociado – Beneficio político asociado = Costo final

De conformidad con lo anterior, el cuadro global


de análisis costo/beneficios quedaría estructurado de la
siguiente manera:

Cuadro 7. Relación costo/beneficio

Nombre de la víctima

Variables y categorías Puntaje obtenido


1. Edad
Continúa
9. El beneficio político de la represión 125

Variables y categorías Puntaje obtenido


2. Género
3. Vunerabilidad
4. Problemas de salud
5. Ocupación
6. Otros factores
7. Acciones locales
8. Acciones internacionales
9. Acciones comunicacionales
10. Acciones pacíficas
Costo asociado
1. Exclusión (Categoría 1)
2. Intimidación (Categoría 2)
3. Propaganda (Categoría 3)
4. Extracción de confesión o de
información (categoría 4)
5. Motivos personales (Categoría 5)

Beneficio asociado
Costo final
(costo asociado - beneficio asociado)

Determinado como sea entonces el COSTO FI-


NAL, y dependiendo de los resultados, corresponde ar-
ticular las estrategias y tácticas necesarias, con base a lo
planteado anteriormente, para que los costos siempre
126 Manual de Litigio Estratégico

sean superiores a los beneficios, lo que generalmente con-


duce al cese de la situación de violación a los Derechos
Humanos.
10. Los activistas y abogados y sus funciones
en el plan estratégico

Contrario a una empresa, que cuenta con empleados que


trabajan fundamentalmente por un salario y que cumplen
funciones estáticas previamente atribuidas, el trabajo del
Foro Penal, además de que se sustenta en la motivación
por hacer el bien al prójimo, está diseñado de manera tal
que las acciones están por encima de las funciones. Es de-
cir, las acciones deben realizarse sin considerar que hay
una persona determinada para realizarla, sino que hay
muchos voluntarios que están capacitados para realizar
dicha actividad.
En la práctica, los voluntarios del Foro Penal apor-
tan el tiempo gratuito del que disponen, mientras decenas
de víctimas aparecen día a día requiriendo apoyo. Muchas
veces hay filas de personas esperando ser atendidas. Por
ello, la dedicación parcial de los voluntarios que aportan
parte de su tiempo, de manera gratuita, no está limitada
a una función específica, sino que se conecta el tiempo en
que se encuentran disponibles con la acción que se requie-
re ejecutar.
Imaginemos un gavetero, donde cada gaveta repre-
senta una acción que debe realizarse para lograr el objeti-
vo. En tal sentido, cuando el voluntario se presenta apor-
tando su tiempo, se le asigna esa acción requerida hasta el
tiempo que disponga. A otro voluntario se le asigna otra
128 Manual de Litigio Estratégico

acción y a otros se les asigna la parte de la acción que que-


dó pendiente.
Por lo anterior, es que nuestro mayor recurso
son nuestros voluntarios, pero nuestro objetivo es lo-
grar con el plan estratégico un plan táctico de acciones
planificadas que permitan hacer justicia por las vícti-
mas asesinadas o torturadas y lograr la libertad de los
individuos injustamente presos. Por ello, tal como lo
señalamos anteriormente, el entrenamiento de los vo-
luntarios en este sentido es esencial, mientras que el se-
guimiento de la estrategia es lo que hace efectivo nues-
tro trabajo.
Como lo hemos señalado, el Foro Penal está cons-
tituido por abogados y por activistas voluntarios que co-
nocemos como “defensores activos”. En vista de que una
asistencia especializada que realizamos es la asistencia
jurídica, diferenciamos a los “defensores activos” (defen-
sores no abogados) de los defensores-abogados. En reali-
dad, todos los activistas del Foro Penal somos defensores
activos, pero no todo defensor activo, a diferencia de los
abogados, puede acudir a un tribunal o representar jurídi-
camente a una víctima. Esa es la única diferencia. Sin em-
bargo, la defensa en tribunales es solo una parte del grupo
de acciones que se emprenden en cada caso dentro de la
perspectiva del litigio estratégico.
A manera de determinar las funciones de cada acti-
vista es necesario que podamos identificar el rol que cada
10. Los activistas y abogados y sus funciones en el plan estratégico 129

uno está dispuesto a asumir dentro del plan estratégico o


en cuál desempeño se siente más cómodo. En este sentido,
los coordinadores de cada capítulo o equipo deben tener
en cuenta esto.
Bill Moyer 69 ha definido los cuatro roles del acti-
vismo social en reformador (“reformer”), ciudadano (“ci-
tizen”), agentes de cambio (“change agents”) y el rebelde
(“rebel”). Por su parte, George Lakey, 70 adaptó los concep-
tos de Moyer refiriéndose al reformador como el “advoca-
te” que en español se traduce como abogado o defensor;
al “ciudadano” lo refiere como “ayudante”; al “agente de
cambio” lo identifica como “el organizador” o “estructu-
rador” y para el “rebelde” mantiene igualmente la misma
definición. El advocate: es quien realiza gestiones institu-
cionales de defensa, quien redacta solicitudes, peticiones,
demandas y quien realiza las gestiones ante organismos
judiciales, políticos o de Derechos Humanos nacionales
e internacionales. El “ayudante” es quien realiza labores
diversas de ayuda, desde pegar un afiche, imprimir pan-
fletos hasta servir de ayuda de protocolo en un evento. El
“organizador” es quien tiene la capacidad para diseñar y
estructurar las acciones o actividades de manera ordena-

69 Moyer, Bill. “Doing Democracy: The MAP Model for organizing Social
Movements”. New Society Publishers, 2001, Págs. 21-29.
70 Lakey, George. “What Role Were You Born to Play Social Change”, Febrero
3, 2016. Publicado en línea en www.wagingnonvioelnce.org Ver: https://
wagingnonviolence.org/2016/02/bill-moyer-four-roles-of-social-change/Continúa
130 Manual de Litigio Estratégico

da y metódica. El “rebelde” es el contestatario quien tiene


la capacidad y voluntad para realizar protestas de calle y
acciones pacíficas. Todos los activistas son esenciales en
la realización de las acciones tácticas y el desarrollo de la
estrategia.
11. Ejemplo de caso

Utilicemos un ejemplo hipotético para demostrar la ma-


nera en la que funciona el sistema planteado:

CASO PRÁCTICO:

“Gusmer Urucho es un adolescente indígena Pemón, es-


tudiante, que padece de diabetes. Una noche, por el hecho de
estar protestando pacíficamente por la falta de gas doméstico
en su pueblo en el Municipio Gran Sabana, en el estado Bolí-
var, es detenido por efectivos de la Guardia Nacional Boliva-
riana, que lo mantienen recluido en un centro penitenciario
para adultos de su localidad. Gusmer no estaba cometiendo
ningún delito, pero la orden de los militares era la de tratar
de hacer que los habitantes de esa zona dejasen de protestar.
Una vez conocida su detención, los abogados del Foro
Penal de la entidad asumen su defensa, y como no fue pre-
sentado ante los Tribunales en tiempo hábil, interponen un
recurso de amparo (Habeas Corpus) a su favor. También
acuden a la Dirección de Derechos Humanos de la Fiscalía
General e interponen allí la correspondiente denuncia. Se
notifica del caso a la Comisión de Derechos Humanos de la
Asamblea Nacional, y se informa a los líderes indígenas de
Venezuela de su situación.
En paralelo, los abogados notifican de inmediato a la
132 Manual de Litigio Estratégico

CIDH y al Grupo de Trabajo Sobre Detenciones Arbitrarias de


la ONU sobre el caso, exigiendo el cese inmediato de su detención.
Sus padres hacen una rueda de prensa, a la que acuden
medios nacionales e internaciones, denunciando la situación,
y sus compañeros indígenas convocan a una manifestación pa-
cífica por los derechos del joven ante la Defensoría del Pueblo”.

Con estos hechos, podemos hacer un balance inicial


de la relación costo/beneficio que nos permitirá, además,
valorar cuáles son los puntos en los que debemos poner
nuestra atención y cuáles son las acciones tácticas a em-
prender. Hagámoslo siguiendo las instrucciones previas:71

Cuadro costo base


Nombre de la víctima: Gusmer Urucho

Puntaje
Tipo de víctima (factores) Definir
posible
Edad Adolescente 10
Género Masculino 0
Vulnerabilidad Indígena 10
Problemas de salud Sí 10
Ocupación No 0
Otros factores Sí 51
10
TOTAL 40

71 Se trata de un adolescente recluido en una institución para adultos, lo


cual es contrario a los estándares internacionales.
11. Ejemplo de caso 133

Nos toca ahora evaluar las acciones tácticas empren-


didas hasta el momento para terminar de precisar cuál
es, en este caso y hasta este momento, la relación costo/
beneficio, lo que a su vez nos permitirá valorar qué pun-
tos debemos reforzar o qué nuevas acciones debemos em-
prender para lograr que el costo de la detención arbitraria
en este caso concreto sea más elevado que el beneficio:
Empecemos entonces evaluando las ACCIONES LO-
CALES:

Acciones locales
Nombre de la víctima: Gusmer Urucho

Acciones Puntaje Situación actual Puntaje


locales posible (Sí/No) logrado
Poder ejecutivo 0a1 No 0
Tribunales 0a1 Sí 1
Fiscalía 0a1 Sí 1
Defensoría del
0a1 Sí 1
pueblo
Asamblea
0a1 Sí 1
nacional
Políticos de
0a1 Sí 1
oposición
Políticos del
0a1 No 0
Gobierno
Gremios 0a1 No 0
Generadores de
0a1 No 0
opinión
Continúa
134 Manual de Litigio Estratégico

ONG locales 0a1 Sí 1

Total 0 a 10 6

Corresponde ahora valorar, a los efectos del COS-


TO POLÍTICO FINAL, el impacto de las ACCIONES
INTERNACIONALES lo cual hacemos de la manera
que sigue:

Acciones internacionales
Nombre de la víctima: Gusmer Urucho

Acción Situación Puntaje


Puntaje posible
internacional actual (Sí/No) logrado
ONU 0a2 Sí (GTDA) 2
OEA-CIDH 0a2 No 0
Gobiernos o
paralmentos de 0a2 No 0
otros países
ONG
internacionales
u otros 0a2 No 0
organismos
internacionales
Generadores de
opinión/líderes 0a2 No 0
religiosos
TOTAL 0 a 10 10 2
11. Ejemplo de caso 135

Realizados los cuadros de las acciones locales e inter-


nacionales, ahora debemos proceder a determinar cuál es
la cantidad de ACCIONES COMUNICACIONALES
realizadas y cuál ha sido el impacto en internet, en los me-
dios de comunicaciones social tradicionales y en las Redes
Sociales del caso de GUSMER URUCHO. Observamos
en el caso hipotético que se realizaron dos acciones me-
diáticas, y en comparación con cualquier otro preso po-
lítico emblemático, como puede ser un dirigente político
muy conocido, GUSMER URUCHO tiene muy pocos
hits en internet y no existe mucha difusión de su caso. En
tal sentido, le colocamos solo dos acciones en medios, que
suma 2 y en cuanto a impacto en internet le colocamos 1
sobre 5, para un total de 3 sobre 10.

Acciones comunicacionles
Nombre de la víctima: Gusmer Urucho

Acciones Situación Puntaje Puntaje


comunicacionales actual (Sí/No) posible logrado
Rueda de prensa Sí 0a1 1
Video informativo Sí 0a1 1
Testimonios en
No 0a1 0
medios
Medios
No 0a1 0
tradicionales
Posts en redes No 0a1 0
Continúa
136 Manual de Litigio Estratégico

Impacto en redes Sí 0a5 1


TOTAL 0 a 10 3

Hecho lo anterior, corresponde entonces determi-


nar el alcance e impacto de las Acciones pacíficas empren-
didas hasta el momento, esto concluirá el cálculo nece-
sario a la determinación de los COSTOS asociados. Así,
procedemos:

Acciones pacíficas
Nombre de la víctima: Gusmer Urucho

Puntaje Situación actual Puntaje


Tipo de actividad
posible (Sí/No) logrado
Manifestaciones
0a1 Sí 1
pacíficas
Conciertos 0a1 No 0
Misas u otros
actos de carácter 0a1 No 0
religioso
Volanteos 0a1 No 0
Protestas pacíficas
ante organismos 0a1 Sí 1
públicos nacionales
Protestas pacíficas
ante organismos 0a1 No 0
internacionales
Obras teatrales 0a1 No 0
Continúa
11. Ejemplo de caso 137

Representaciones
o expresiones
0a1 No 0
artísticas de
cualquier tipo
Campañas por
0a1 No 0
redes sociales
Redacción y
difusión de
manifiestos o 0a1 No 0
cartas públicas de
las víctimas
TOTAL 0 a 10 2

En definitiva, el COSTO ASOCIADO de esta


particular situación, hasta este momento, 72 se calculará
entonces sobre la base de la fórmula antes planteada, en
este caso concreto, sería así:

Costo asociado=

Costo base: 40
+ Acciones locales: 6
+ Acciones internacionales: 2
+ Acciones comunicacionales: 3
+ Acciones pacíficas: 2

TOTAL COSTO ASOCIADO


(hasta el momento): 53

72 Estos costos pueden variar en el tiempo, pues su incremento depende,


precisamente, de la evaluación del litigante estratégico sobre la situación
a su cargo y, sobre todo, de las nuevas acciones tácticas que implemente al
percatarse de los puntos que necesitan refuerzo.
138 Manual de Litigio Estratégico

En el caso hipotético planteado, el BENEFICIO (el


objetico del poder) con la detención de GUSMER URU-
CHO se representa en que su detención está destinada a
enviar un mensaje a la comunidad de la que GUSMER
URUCHO es parte, lo que lo sitúa en la Categoría 2 an-
tes explicada:

Beneficios de la represión
Nombre de la víctima: Gusmer Urucho

Categoría(s) a las Puntaje Puntaje


Sí/ No
que pertenece posible correspondiente
Categoría 1 0 a 20
Categoría 2 Sí 0 a 20 20
Categoría 3 0 a 20
Categoría 4 0 a 20
Categoría 5 0 a 20
TOTAL 20

Sobre esta base, contrastando el COSTO ASO-


CIADO, contra el BENEFICIO ASOCIADO, valo-
rados hasta el momento que se presenta en el caso hipo-
tético, vemos que la relación costo/beneficio privilegia
levemente el beneficio sobre el costo, lo cual queda plas-
mado de esta manera:
11. Ejemplo de caso 139

Costo político asociado (53) – Beneficio político asociado (20) = 33

Esto se detalla de la manera que sigue:

Relación costo/beneficio
Nombre de la víctima: Gusmer Urucho

VARIABLES Y CATEGORÍAS PUNTAJE OBTENIDO


1. Edad 10
2. Género 0
3. Vulnerabilidad 10
4. Problemas de salud 10
5. Ocupación 0
6.Otros factores 10
7. Acciones locales 6
8. Acciones internacionales 2
9. Acciones comunicacionales 3
10. Acciones pacíficas 2
Costo asociado 53
1. Exclusión (Categoría 1) 0
2. Intimidación (Categoría 2) 20
3. Propaganda (Categoría 3) 0
140 Manual de Litigio Estratégico

4. Extracción de confesión o de
0
información (Categoría 4)
5. Motivos personales (Categoría 5) 0
Beneficio asociado 20
Costo final
33
(costo asociado - beneficio asociado)

De esta manera, queda claro que en el caso hipotéti-


co planteado el COSTO es superior al BENEFICIO. Sin
embargo, es indispensable implementar mayores acciones
tácticas que incrementen el costo de manera que al po-
der no le resulte rentable, desde el punto de vista político,
mantener a nuestro hipotético Gusmer Urucho en pri-
sión. Vemos que en el caso planteado faltan muchísimas
acciones tácticas por emprender en diferentes niveles y
que, pese a que el costo base es significativo, la ausencia de
otras condiciones y acciones tácticas demuestra que, en
esta situación puntual, queda mucho trabajo por hacer.
Faltan, por ejemplo, diferentes acciones internacionales
y, en el campo de las acciones pacíficas y las acciones co-
municacionales, deben desarrollarse otras actividades que
contribuyan al incremento del costo contra el beneficio.
En la medida en que el costo se incremente, las posibilida-
des de su excarcelación, y el cese de la arbitraria detención
a la que está sujeto, aumentan.
Como se ve, entonces, la determinación de esta re-
lación COSTO/BENEFICIO es fundamental, puesto
11. Ejemplo de caso 141

que el litigante estratégico debe tomarla en cuanta para el


diseño no solo de su estrategia, sino para el desarrollo de
las acciones tácticas puntuales que le permitan que dicha
relación opere a su favor. Si la relación privilegia el bene-
ficio por encima del costo, deberá articular cuanto sea ne-
cesario a invertir los valores, de manera que los costos se
equiparen o superen (que es lo ideal) a los beneficios que
le reporta, desde el punto de vista político, un determina-
do acto de represión al poder. Si la relación privilegia, por
el contrario, el costo por encima de los beneficios, el liti-
gante estratégico deberá trabajar para que dicha relación
se mantenga o, incluso, para que el costo se incremente en
detrimento del beneficio.
142 Manual de Litigio Estratégico
12. Conclusiones

Como hemos visto, la perspectiva del litigio estratégico


resulta adecuada para la defensa de los Derechos Hu-
manos, abarcando y agotando no solo las posibilidades
legales y judiciales, tanto nacionales como internacio-
nales, sino otras acciones diferentes dirigidas a generar
interés e identificación de la colectividad, local e inter-
nacional, con la causa de la lucha contra la represión.
En el litigio estratégico, la lucha por la defensa de los
Derechos Humanos, en consecuencia, deja de estar solo
en manos de los juristas, y cada persona, independiente-
mente de cuál sea su área de desempeño, puede brindar
aportes efectivos y útiles al logro del cese de las viola-
ciones a los Derechos Humanos y de la represión como
política de Estado.
El litigio estratégico es dinámico. No permanece
estático ni inflexible y sus posibilidades no se agotan con
las alternativas propuestas en este trabajo. Como la re-
presión, y las violaciones a los Derechos Humanos, van
adaptándose a las nuevas realidades de manera progre-
siva, a los efectos de hacerse más efectivas, de la misma
manera el litigio estratégico debe evolucionar continua-
mente y de manera progresiva, adaptándose igualmente
a las realidades represivas que le toque enfrentar, en cada
144 Manual de Litigio Estratégico

contexto territorial y temporal en el que sea necesario


asumirlo como mecanismo de lucha.
Lo más importante, en contextos como el de Vene-
zuela (que también se presentan actualmente en otros paí-
ses, como en Cuba y Nicaragua, por solo mencionar dos)
es comprender que ante la absoluta ausencia de Estado de
Derecho las herramientas netamente jurídicas y judiciales
no resultan suficientes, por sí mismas, para enfrentar regí-
menes represivos y violadores de Derechos Humanos. En
estos casos, cuando la persecución se instrumenta sobre la
base del beneficio político coyuntural que el poder pue-
da obtener de ella, es indispensable saber identificar cuál
es el beneficio esperado y, más allá, cuáles son los costos
políticos que se pueden oponer a tal beneficio. Nuestra
experiencia de casi 20 años en la defensa de los Derechos
Humanos nos demuestra que en la medida en que los cos-
tos políticos de la represión sean superiores al beneficio
político de la misma, aumentan las posibilidades del cese
de una determinada fórmula represiva o de una violación
a los Derechos Humanos.
Es fundamental aceptar, en los casos de represión o
de violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos, que
la realidad a enfrentar es esa y no otra. En nuestra expe-
riencia, cada vez que una determinada situación de per-
secución se pretende abordar únicamente desde una pers-
pectiva micro o individual, recurriendo en consecuencia
12. Conclusiones 145

a las estrategias del litigio tradicional, las posibilidades de


éxito son virtualmente nulas y se pierde la posibilidad de
generar conciencia en la colectividad y de promover un
cambio de paradigma, nacional o internacional.
En la represión generalizada y en los esquemas en los
que se evidencian violaciones continuas a los Derechos Hu-
manos el problema sobrepasa las posibilidades del litigio
tradicional. Cometer el error de valorar dicho problema
desde una perspectiva tradicional, determinando de mane-
ra errada e individualista la “relación central” y, en conse-
cuencia, todas las variables que la rodean, no conduce sino
a la perpetuidad de los abusos. No se puede luchar efecti-
vamente contra un fenómeno que no se reconoce o que se
desestima. Los casos que ameritan la aplicación del litigio
estratégico deben valorarse como tales desde el principio, e
igualmente desde el principio deben ser analizadas las po-
sibilidades estratégicas y tácticas descritas en este trabajo.
La relación con las víctimas, en la que no deben estar
involucrados solamente los abogados, es fundamental. El
trabajo que se desarrolla en el litigio estratégico debe pon-
derar no solo el deseo del cambio de paradigma o del cese
de una determinada situación represiva a nivel colectivo.
Además, debe tomar en cuenta los deseos y anhelos per-
sonales de cada una de las víctimas o de sus relacionados,
compaginando siempre los objetivos macro o colectivos
con los objetivos micro o individuales.
146 Manual de Litigio Estratégico

En definitiva, afrontar el litigio estratégico nos fuer-


za, como ya lo hemos destacado, a “pensar fuera de la caja”,
determinando nuestras fortalezas, nuestras debilidades,
nuestro espectro de aliados y de oponentes y definiendo
desde el principio y claramente cuál es nuestra estrategia,
cuáles serán nuestras tácticas y cuáles serán los objetivos
individuales (micro) o colectivos (macro) que deseamos
alcanzar.

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