Tecnicas de Modificacion de Conducta (1) - With-Cover-Page-V2
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paloma boce
1. INTRODUCCIÓN
Si queremos cambiar una conducta inadecuada o enseñar algo nuevo, lo primero que
tenemos que hacer es identificarla lo más objetivamente posible. Para ello, debemos defi-
nirla en términos específicos que requieran un mínimo de interpretación, es decir, de
forma clara, de modo que pueda ser observada (medida y registrada) por personas dife-
rentes sin necesidad de hacer suposiciones y/ o valoraciones subjetivas.
Podremos analizar cualquier conducta del siguiente modo:
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cuencias (pérdida de atención, retirada de juguetes favoritos, “no ir a la piscina —que
le encanta—”, “no ir al cine”, etc.) deben siempre aplicarse en primer lugar, y recurrir al
castigo solo y exclusivamente en situaciones imprescindibles.
Veamos un ejemplo: “Gonzalo es, según sus padres, un niño difícil. Cuando están en
la mesa dice tacos, y cuanto más se insiste en decirle que se calle, más, durante más
tiempo y más alto los dice. Sus padres deciden que cada vez que Gonzalo diga tacos
le volverán la espalda y sólo le prestarán atención cuando se calle. Gonzalo continúa
diciendo tacos unos días pero después deja de hacerlo”. (Fig. 1)
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2.1. Refuerzo positivo
Este procedimiento consiste en presentar una consecuencia positiva (una recompensa
o premio) inmediatamente después de la emisión de una conducta determinada, y esto
aumenta la probabilidad de que dicha conducta se presente en el futuro.
Se utiliza cuando queremos desarrollar una nueva habilidad, aumentar la frecuencia
de una conducta o cuando el refuerzo de esa conducta disminuye la aparición de una
conducta incompatible no deseada.
Para que este procedimiento funcione, la recompensa tiene que estar en relación con
el comportamiento, ser contingente a éste (ha de ser inmediato) y siempre ha de ir acom-
pañado de la especificación de la contingencia y de refuerzo social. Así mismo deben
ser cognitiva y emocionalmente apropiados para la persona, y evitar caer en el error de
“saciar” al niño con la recompensa.
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2.4. Modelado
Consiste en dar a la persona la oportunidad de observar en otra persona significa-
tiva para él la conducta nueva que se desea conseguir. El observador debe copiar la
conducta que le presenta el modelo inmediatamente o tras un intervalo de tiempo muy
breve.
Este procedimiento se usa en la adquisición de nuevas conductas, eliminación de res-
puestas inadecuadas a través de la observación de la conducta apropiada, y como
forma de suprimir miedos o fobias.
2.5. Encadenamiento
Consiste en recompensar a la persona tras la realización de una serie de conductas
engarzadas unas con otras, formando una cadena natural de actividades.
Por ejemplo, podemos hacer que la merienda se convierta en el último eslabón de la
conducta (por lo tanto en recompensa o premio) si primero deja las cosas del colegio en
su cuarto y después se pone las zapatillas de estar en casa y se lava las manos.
Este procedimiento puede utilizarse para que adquiera nuevas habilidades (descom-
poniendo esa conducta en pasos, que se enseñarán mejor si empezamos por el último
de la cadena) o para ensamblar las conductas del niño de modo que constituyan cade-
nas y conseguir así que esas conductas se mantengan de forma natural (como procedi-
miento para mantener la conducta).
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miento continuo de la conducta al intermitente debe ser gradual, para evitar que la per-
sona deje de responder.
Los dos tipos de reforzamiento intermitente pueden aplicarse según un criterio fijo o
un criterio variable. Tendremos así cuatro opciones de aplicación:
a) Reforzamiento intermitente de razón o número fijo de respuestas. La recompensa se
da cuando la persona cumple con un criterio fijo establecido de antemano: cada tres res-
puestas, o cada cinco, etc. Por ejemplo, cada diez sumas bien hechas una partida en el
ordenador.
b) Reforzamiento intermitente de número variable de respuestas. La recompensa se
administra según valores que varían de una a otra en base a un promedio. Por ejemplo,
echar dinero en las tragaperras. El que juega se ve recompensado cada vez que juega
un número de veces a las máquinas.
Es recomendable utilizar este tipo de programas, especialmente los de tipo variable,
cuando se desea que la persona emita una conducta con mucha frecuencia. Produce for-
mas constantes de respuesta.
c) Reforzamiento intermitente de intervalo fijo de respuestas. La recompensa se admi-
nistra pasado un tiempo fijo establecido de antemano: cada minuto, o cada minuto cua-
renta y cinco segundos, etc. (P.e. exámenes cada trimestre: la conducta de estudio es
muy baja al principio y aumenta según uno se va acercando a la fecha de exámenes,
pero una vez hecho esto, la conducta de estudio disminuye o incluso desaparece duran-
te una temporada.)
d) Reforzamiento intermitente de intervalo variable de respuestas. La recompensa se
administra según valores de tiempo que varían de una recompensa a otra.
3.2. Encadenamiento
Ver punto 2.5.
4.1. Extinción
Este procedimiento debe ser aplicado a cualquier conducta mal aprendida. Consiste
en, una vez identificado el reforzador, suprimirlo para que tal conducta desaparezca gra-
dualmente, es decir, en no dar la recompensa que la mantiene. La suspensión de refor-
zamiento debe ser completa; no se debe administrar nunca para esa conducta (si no esta-
ríamos recompensando de “forma intermitente”, que como hemos visto antes es un pro-
cedimiento para mantener la estabilidad de una conducta). Será más efectiva cuando se
preste atención positiva (se administren consecuencias positivas) a otras conductas alter-
nativas a las que se quiere eliminar.
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Fig. 2. La decisión de utilizar extinción.
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4.3. Aislamiento o tiempo fuera
Es un procedimiento que puede ser de gran utilidad cuando no podemos retirar el refor-
zador que mantiene la conducta. Lo que se hace es sacar a la persona de la situación en
la que se encuentre cuando realiza la conducta que deseamos suprimir. Puede hacerse
dejándole en su cuarto y llevándose de la habitación todo el material, juguetes, etc.,
poniendo al niño de cara a la pared, en “el rincón de los aburridos” o llevándole a un
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cuarto especial. La primera vez que se aplique se dejará claro que hasta que no cese la
conducta no se dejara de “aislarle”.
Antes de aplicar el aislamiento conviene dar una señal o aviso para intentar que sólo
la aclaración verbal tenga poder de controlar la conducta problemática que deseamos
eliminar.
Por ejemplo, si el niño tira arena a sus amigos, la madre dice ¡eso no se hace! o ¡no
se tira arena! y le sienta un rato a su lado. Durante ese tiempo no se le dirige la palabra
al niño, ni se le echa la bronca durante y después del periodo de aislamiento. Luego se
da opción a seguir jugando.
El tiempo de aislamiento será aproximadamente de un minuto por cada año de
edad, siendo útil hasta los 15 años. Demasiado tiempo da opción a buscar otras
actividades, y debemos asegurarnos que no obtiene recompensas. Si en una sema-
na el procedimiento de aislamiento no da resultado será mejor cambiar de proce-
dimiento.
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Fig. 4. La decisión para utilizar costo de respuesta.
4.7. Saciedad
Con este procedimiento conseguimos suprimir una conducta basándonos en la utili-
zación del propio reforzador que la mantiene porque aumentando de forma considera-
ble la administración de reforzamiento hacemos que el reforzador pierda su valor como
tal. De hecho, el exigir la realización continuada de una actividad en principio agrada-
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ble puede convertirla en aversiva. Cuando se decida utilizar este procedimiento ha de
tenerse claro que la conducta problemática que se quiere eliminar la usamos como
recompensa —y sólo como tal— de otras actividades. Al igual que un reforzador que se
presenta con mucha frecuencia y en grandes cantidades produce saciedad, cansa y pier-
de su eficacia en el mantenimiento de la conducta, si consideramos la conducta proble-
mática como una posible recompensa y la usamos sistemáticamente como tal, consegui-
remos que el niño se canse de ella, es decir, deje de realizar la conducta problemática.
Por ejemplo, un niño que sólo quiere comer patatas fritas. Que sólo coma eso para
desayunar, comer, merendar y cenar.
4.8. Castigo
Consiste en aplicar una consecuencia punitiva a una conducta. El castigo debe ser
usado sólo y exclusivamente cuando otros procedimientos no hayan funcionado o cuan-
do la propia vida del niño esté en peligro y ello pueda evitarse recurriendo al castigo.
Tal es el caso de las conductas de autoagresión.
El castigo es efectivo porque reduce o elimina rápidamente la conducta indeseable.
Sin embargo, existen muchas razones para evitarlo: sólo funciona cuando está presente
la persona que castiga, puede provocar agresividad hacia otros (personas o cosas) y no
se puede establecer una relación adecuada entre castigador y castigado puesto que este
último tiende a escapar del primero, etcétera.
Para que sea efectivo han de cumplirse al menos los siguientes requisitos: ha de apli-
carse inmediatamente después de la conducta problemática; debe ir precedido de una
señal (un tono verbal, un gesto, etc.) que más adelante pueda impedir por sí sola la apa-
rición de la conducta indeseada; ha de aplicarse de forma continua para la conducta
que se pretende eliminar (da mejores resultados con conductas que ocurren muy a menu-
do); debe reducir efectivamente la conducta indeseado (si utilizamos un azote, estamos
utilizando un azote, no unas caricias). Siempre deben premiarse las conductas alternati-
vas capaces de sustituir a la conducta problemática que estamos castigando.
Cuando se decida aplicar el castigo como procedimiento de reducción o eliminación
de conductas, ha de emplearse con absoluta calma y retirando otros posibles reforza-
dores que existiesen en el momento de aplicar el castigo.
5. OTRAS TÉCNICAS
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ductas indeseables se eliminan empleando la técnica de la pérdida contingente de las
mismas. Sus ventajas son claras: es un sistema independiente del estado momentáneo de
deprivación, evita el problema de la saciación, no interrumpe la conducta y enseña auto-
control (demora del reforzamiento). Implica cuatro pasos:
1. La definición específica y clara de los objetivos.
2. Elección de diversos incentivos o premios a los que se podrá acceder mediante la rea-
lización de conductas específicas, y fijación de “precios en fichas” para cada uno de ellos.
3. Uso y cambio “monetario” de las fichas como incentivo.
Deberemos tener en cuenta que:
• Las fichas deben administrarse una vez realizada la conducta, y con la mayor
inmediatez posible.
• El tipo de fichas (puntos, estrellas...) dependerá de las características del individuo.
• La persona ha de poder elegir entre diversos premios para intercambiar.
• Debe mantenerse un equilibrio entre las fichas que se ganan y las que se gastan.
Que no cueste demasiado y se dé por vencido; que no cueste tan poco que se pueda
llegar a saciar.
• El precio de los premios debe estar ajustado a la frecuencia de su consumo, a las
preferencias de la persona y a su coste económico. También se tendrá en cuenta la nume-
ración que la persona conozca.
• Es conveniente fijar cuándo se van a hacer los intercambios y estipular un sistema
de ahorro (todos los días puedo obtener pequeños reforzadores y ahorrar para conseguir
un refuerzo mayor).
Por ejemplo, María se hace siempre la remolona para ir al colegio, no siempre hace
los deberes y no ayuda en casa.
Precio intercambio
Conductas objetivo
(puntos/ fichas/ estrellas...)
Sentarse a desayunar ya arreglada a las 8:40h. ........... 55
Dejar las cosas del desayuno en el lavaplatos............... 15
Hacer la cama antes de ir al colegio........................... 25
Salir a las 9:00 al colegio ......................................... 45
Hacer los deberes .................................................... 60
TOTAL..................................................................... 200
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GASTO POSIBLE: diario= 225; semanal
150 diario chicle = 10
tele: 1 hora= 35
2 horas= 70
música: 1 hora= 35
2 horas= 70
200 semanal salir el sábado a los scout
3 meses = 600 Elegir uno entre:
pendientes
anillo
CD
Parque de atracciones
6 meses=1.200 Elegir entre
camiseta = 995
pantalón= 1.000
Fin de semana de excursión
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Ejemplo:
Yo, __________________, mediante este contrato me comprometo a realizar las siguientes
actividades:
Estas actividades las evaluaré a través de una hoja de autorregistro (que rellenaré
todos los días a las _________ con ____________), donde aparecerán los siguientes datos:
* Actividad
* Día de ejecución
* Lugar de realización
* Resultado
Por cada objetivo (actividad) marcado que realice, me gratificaré con y de la siguien-
te manera:
Este contrato tiene vigencia hasta indefinida, hasta que decida cambiarlo, si bien las
actividades propuestas, así como las formas de gratificarme, serán revisadas semanal-
mente.
_____________________ a __________ de __________________ de ______
__________________________ (firmas)
6. BIBLIOGRAFÍA
IZQUIERDO , A. (1988): Empleo de métodos y técnicas en terapia de conducta, Promolibro.
KOZLOFF, M.A. (1980): El aprendizaje y la conducta en la infancia. Problemas y trata-
miento, Fontanella.
M ARTOS, J. (1984): Los padres también educan: guía práctica, APN A.
RIBES, E. (1972): Técnicas de modificación de conducta. Su aplicación al retraso en el
desarrollo, Trillas, Mejico.
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