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A.

ALLANAMIENTO:

1. EL ALLANAMIENTO:
El allanamiento se encuentra regulado en el Título III, Capítulo V, desde
el artículo 214 hasta el 217 de nuestro Código Procesal Penal.

1.1 DEFINICIÓN LEGITIMIDAD Y FUNCIÓN:


El CPP define el allanamiento, al margen de la flagrancia o de peligro
inminente de su perpetración, como la acción dirigida a ingresar a un
inmueble, sin consentimiento del titular, cuando existan en su interior
uno o más imputados o personas evadidas y lo bienes delictivos o
relevantes para la investigación.
el allanamiento encuentra su legitimidad en la finalidad del sistema, la
cual es garantizar la paz social y/o convivencia pacífica entre sus
miembros a partir de restablecimiento de la vigencia de la norma,
siendo su función la de accionar conforme a su definición para
alcanzar tal finalidad.

1.2 PRESUPUESTOS DE LA FLAGRANCIA:


debe cumplir con determinados presupuestos para su solicitud. Estos
son los siguientes:
• Motivos razonables para considerar que se oculta el imputado
o alguna persona evadida, o que se encuentren bienes
delictivos o cosas relevantes para la investigación.
• Previsibilidad de que será negado el ingreso.
• Precisión, ubicación del lugar, la finalidad del allanamiento, las
diligencias a practicar y el tiempo aproximado.

1.3 CONTENIDO DE LA RESOLUCIÓN:


El artículo 215 de CPP menciona: “La resolución autoritativa
contendrá: el nombre del Fiscal autorizado, la finalidad específica del
allanamiento y, de ser el caso, las medidas de coerción que
correspondan, la designación precisa del inmueble que será allanado
y registrado, el tiempo máximo de la duración de la diligencia, y el
apercibimiento de Ley para el caso de resistencia al mandato.
La orden tendrá una duración máxima de dos semanas, después de
las cuales caduca la autorización, salvo que haya sido expedida por
tiempo determinado o para un período determinado, en cuyo caso
constarán esos datos”.

1.4 DESARROLLO DE LA DILIGENCIA:


Al iniciarse la diligencia se entregará una copia de la autorización al
imputado siempre que se encuentre presente o a quien tenga la
disponibilidad actual del lugar, comunicándole la facultad que tiene de
hacerse representar o asistir por una persona de su confianza.
Si no se encuentran las personas arriba indicadas, la copia se
entregará y el aviso se dirigirá a un vecino, a una persona que conviva
con él, y a falta de ellos, sólo de ser posible, al portero o a quien haga
sus veces.
La diligencia se circunscribirá a lo autorizado, redactándose acta.
Durante su desarrollo se adoptarán las precauciones necesarias para
preservar la reputación y el pudor de las personas que se encuentren
en el local allanado.

1.5 CONTENIDO DE LA RESOLUCIÓN:


El artículo 215 de CPP menciona: “La resolución autoritativa contendrá:
el nombre del Fiscal autorizado, la finalidad específica del allanamiento
y, de ser el caso, las medidas de coerción que correspondan, la
designación precisa del inmueble que será allanado y registrado, el
tiempo máximo de la duración de la diligencia, y el apercibimiento de
Ley para el caso de resistencia al mandato.
La orden tendrá una duración máxima de dos semanas, después de las
cuales caduca la autorización, salvo que haya sido expedida por tiempo
determinado o para un período determinado, en cuyo caso constarán
esos datos”.

2. ALLANAMIENTO CON AUTORIZACIÓN JUDICIAL


El artículo 214 en sus incisos 1 y 2 del Código Procesal Penal de 2004,
establece que fuera de los casos de flagrante delito o de peligro
inminente de su perpetración, y siempre que existan motivos
razonables para considerar que se oculta el imputado o alguna persona
evadida, o que se encuentran bienes delictivos o cosas relevantes para
la investigación, el fiscal solicitará al juez de investigación preparatoria
el allanamiento y registro domiciliario de una casa habitación, casa de
negocio, en sus dependencias cerradas, o en recinto habitado
temporalmente, y de cualquier otro lugar cerrado, siempre que sea
previsible que le será negado el ingreso en acto de función a un
determinado recinto.

3. ALLANAMIENTO SIN AUTORIZACIÓN JUDICIAL


Los motivos que determinaron el allanamiento sin orden judicial constarán
detalladamente en el acta que se elabore. Al respecto, dichos motivos
conforme a nuestra legislación actual son los siguientes:
• Flagrancia delictiva,
• Peligro inminente de su perpetración, y
• Consentimiento del intervenido, supuestos que están
legitimados siempre y cuando exista urgencia o peligro por
la demora.
Para todos estos casos se necesitará la inmediata convalidación. En este
contexto, se procederá a detener a los sujetos intervenidos si existiera un
supuesto de flagrancia delictiva o retenido, si hubiese fundado motivo que
el intervenido pueda estar vinculado a la comisión de un hecho delictivo,
además se podrá realizar registro domiciliario y personal, e incautación de
bienes para lo cual será necesario solicitar inmediatamente la
convalidación judicial.
B. LA EXHIBICIÓN FORZOSA Y LA INCAUTACIÓN

1. EXHIBICIÓN FORZOSA Y LA INCAUTACIÓN


Cuando el propietario, poseedor, administrador, tenedor u otro
requerido por el Fiscal para que entregue o exhiba un bien que
constituye cuerpo del delito y de las cosas que se relacionen con él o
que sean necesarias para el esclarecimiento de los hechos
investigados, se negare a hacerlo o cuando la Ley así lo prescribiera,
el Fiscal, solicitará al Juez de la Investigación Preparatoria ordene su
incautación o exhibición forzosa. La petición será fundamentada y
contendrá las especificaciones necesarias.
La Policía no necesitará autorización del Fiscal ni orden judicial
cuando se trata de una intervención en flagrante delito o peligro
inminente de su perpetración, de cuya ejecución dará cuenta
inmediata al Fiscal. Cuando existe peligro por la demora, la exhibición
o la incautación debe disponerla el Fiscal. En todos estos casos, el
Fiscal una vez que tomó conocimiento de la medida o dispuso su
ejecución, requerirá al Juez de la Investigación Preparatoria la
correspondiente resolución confirmatoria.

1.1 DILIGENCIA DE SECUESTRO O EXHIBICIÓN:


Obtenida la autorización, el Fiscal la ejecutará inmediatamente,
contando con el auxilio policial. Si no se perjudica la finalidad de la
diligencia, el Fiscal señalará día y hora para la realización de la
diligencia, con citación de las partes. Al inicio de la diligencia se
entregará copia de la autorización al interesado, si se encontrare
presente.
Los bienes objeto de incautación deben ser registrados con exactitud
y debidamente individualizados, estableciéndose los mecanismos de
seguridad para evitar confusiones o alteración de su estado original;
igualmente se debe identificar al funcionario o persona que asume la
responsabilidad o custodia del material incautado. De la ejecución de
la medida se debe levantar un acta, que será firmada por los
participantes en el acto. Corresponde al Fiscal determinar con
precisión las condiciones y las personas que intervienen en la
recolección, envío, manejo, análisis y conservación de lo incautado,
asimismo, los cambios hechos en ellos por cada custodio.
Sin perjuicio de lo anterior, si se trata de incautación de bienes
muebles se procederá de manera que se tomen bajo custodia y si es
posible, se inscribirá en el registro correspondiente. Si se trata de
bienes inmuebles o de un derecho sobre él, adicionalmente a su
ocupación, se operará de manera que se anote en el registro
respectivo dicha medida, en cuyo caso se instará la orden judicial
respectiva.
Lo dispuesto en los dos numerales anteriores es aplicable cuando la
exhibición o incautación es realizada por la Policía o el Fiscal en los
casos previstos en el artículo 216°.2.
La Fiscalía de la Nación, a fin de garantizar la autenticidad de lo
incautado, dictará el Reglamento correspondiente a fin de normar el
diseño y control de la cadena de custodia, así como el procedimiento
de seguridad y conservación de los bienes incautados.

1.2 CONSERVACIÓN Y EXHIBICIÓN:


Según la naturaleza y estado del bien incautado, se dispondrá su
debida conservación o custodia.
En el caso de la exhibición se describirá fielmente en el acta lo
constatado, sin perjuicio de reproducirlo, empleando el medio técnico
disponible.

1.3 DEVOLUCIÓN DE BIENES INCAUTADOS Y ENTREGA DE BIENES


SUSTRAÍDOS:
El Fiscal y la Policía con conocimiento del primero podrá devolver al
agraviado o a terceros los objetos incautados o entregar los
incautados que ya fueron utilizados en la actividad investigadora, con
conocimiento del Juez de la Investigación Preparatoria. Asimismo,
podrá devolverlos al imputado si no tuvieren ninguna relación con el
delito. La devolución podrá ordenarse provisionalmente y en calidad
de depósito, pudiendo disponerse su exhibición cuando fuera
necesario. Los bienes sustraídos serán entregados al agraviado.
Si el Fiscal no accede a la devolución o entrega, el afectado podrá
instar, dentro del tercer día, la decisión del Juez de la Investigación
Preparatoria.
1.4 REMATE O SUBASTA DEL BIEN INCAUTADO:
Cuando no se ha identificado al autor o al perjudicado, el bien
incautado, transcurridos seis meses, es rematado. El remate se
realiza, previa decisión de la Fiscalía que conoce del caso si no se ha
formalizado la Investigación Preparatoria o previa orden del Juez de la
Investigación Preparatoria si existe proceso abierto, a pedido del
Fiscal.
El remate se llevará a cabo por el órgano administrativo competente
del Ministerio Público, según las directivas reglamentarias que al
efecto dicte la Fiscalía de la Nación. En todo caso, se seguirán las
siguientes pautas:

• Valorización pericial;
• Publicación de un aviso en el periódico oficial o en carteles a
falta de periódico.
El producto del remate, descontando los gastos que han demandado
las actuaciones indicadas en el numeral anterior, será depositado en
el Banco de la Nación a la orden del Ministerio Público si no se
formalizó Investigación Preparatoria y, en partes iguales, a favor del
Poder Judicial y del Ministerio Público si existiere proceso abierto. Si
transcurrido un año ninguna persona acredita su derecho, el Ministerio
Público o el Poder Judicial, dispondrán de ese monto, constituyendo
recursos propios.
Cuando se trate de objetos, instrumentos, efectos o ganancias de los
delitos cuya titularidad haya sido declarada a favor del Estado
mediante un proceso de pérdida de dominio y en los casos de
incautación o decomiso de bienes, efectos o ganancias establecidos
en las normas ordinarias por la comisión de delitos en agravio del
Estado, la Comisión Nacional de Bienes Incautados (CONABI)
procederá a la subasta, en la forma y procedimiento establecido por la
normatividad de la materia. El producto de esta subasta pública se
destinará preferentemente a la lucha contra la minería ilegal, la
corrupción y el crimen organizado, conforme al Reglamento de la
materia.

1.5 NEGATIVA A LA DEVOLUCIÓN DE BIENES INCAUTADOS O NO


ENTREGA DE LOS UTILIZADOS EN LA ACTIVIDAD
INVESTIGATORIA:
El artículo 222.2 del CPP indica que, si el fiscal no accede a la
devolución o entrega, el afectado podrá instar, dentro del tercer día, la
decisión del juez de la investigación preparatoria.
Tratándose de bienes cuya propiedad es atributo del agraviado o de
un tercero con mejor derecho de propiedad, se podrá instar la
autorización del juzgador para su devolución, cuando el fiscal no
accede a su entrega, afirmándose de esta forma el carácter
adversarial del procedimiento.
El afectado por la medida de incautación, que tiene la condición de
interviniente accesorio, tiene dos opciones: interponer recurso de
apelación o solicitar el reexamen de la medida, a fin de que se levante
y se le entregue el bien de su propiedad. La institución del reexamen
se asocia a la incorporación de actos de investigación o de algún
elemento de convicción luego de la realización del acto mismo, que
modifique la situación que inicialmente generó la incautación.

2. LA EXHIBICIÓN E INCAUTACIÓN DE ACTUACIONES Y


DOCUMENTOS NO PRIVADOS
pueden ser objeto de exhibición forzosa o incautación las actuaciones y
documentos que no tienen la calidad de privados. Cuando se trate de un
secreto de Estado, el Fiscal acudirá al Juez de la Investigación
Preparatoria a fin de que proceda, en lo pertinente, conforme a lo
dispuesto en el artículo 165° numerales 2 y 3.
El que tenga en su poder los actos y documentos requeridos está
obligado a exhibirlos o entregarlos inmediatamente al Fiscal, incluso su
original, y todo objeto que detenten por razones de su oficio, encargo,
ministerio o profesión, salvo que expresen que se trata de un secreto
profesional o de Estado. El afectado, salvo los casos de invocación de
secreto de Estado, podrá instar la intervención judicial, para establecer
si correspondía la exhibición o incautación de todos los documentos o
actos intervenidos por el Fiscal.
Cuando se invoque secreto profesional, el Fiscal realizará las
indagaciones necesarias a ese efecto, siempre que resulte
indispensable para la marcha de las investigaciones, y si considera
infundada la oposición a la exhibición o incautación, instará la
intervención judicial. El Juez de la Investigación Preparatoria, previa
audiencia, si considera fundada la petición del Fiscal ordenará la
incautación.
Cuando se invoque secreto de Estado, el Fiscal acudirá al Presidente
del Consejo de Ministros solicitando confirme ese carácter. En caso se
confirme la existencia del secreto y la prueba sea esencial para la
definición de la causa, el Fiscal acudirá al Juez de la Investigación
preparatoria, para que previa audiencia con asistencia de las partes
decida si clausura la investigación por existir secreto de Estado.

2.1 COPIA DE DOCUMENTOS INCAUTADOS:


El Fiscal podrá obtener copia de las actuaciones y de los documentos
incautados, restituyendo los originales. Cuando mantenga la
incautación de los originales, podrá autorizar la expedición gratuita de
copia certificada a aquellos que los detentaban legítimamente.
Los servidores o funcionarios públicos podrán expedir copias,
extractos o certificaciones de los documentos restituidos, en original o
copia, por el Fiscal, pero deberá hacer mención en ellos de la
incautación existente.
A la persona u oficina ante la que se efectuó la incautación, debe
entregársele copia del acta de incautación realizada.
Si el documento incautado forma parte de un volumen o un registro del
cual no puede ser separado y el Fiscal no considera conveniente
extraer copia, el volumen entero o el registro permanecerá en depósito
judicial. El funcionario Público con la autorización del Fiscal, expedirá
a los interesados que lo soliciten, copias, extractos o certificados de
las partes del volumen o registro no sujetas a incautación. haciendo
mención de la incautación parcial, en las copias, extractos y
certificados. Los afectados podrán instar la intervención del Juez de la
Investigación Preparatoria cuando la disposición del Fiscal afecta
irrazonablemente sus derechos o intereses jurídicos. El Juez se
pronunciará previa audiencia con asistencia de los afectados y de las
partes.
C. EL CONTROL DE COMUNICACIONES Y DOCUMENTOS PRIVADOS

1. LA INTERCEPTACIÓN E INCAUTACIÓN POSTAL

1.1 AUTORIZACIÓN:
Las cartas, pliegos, valores, telegramas y otros objetos de
correspondencia o envío postal, en las oficinas o empresas
públicas o privadas postales o telegráficas, dirigidos al imputado o
remitidos por él, aun bajo nombre supuesto, o de aquellos de los
cuales por razón de especiales circunstancias, se presumiere
emanan de él o de los que él pudiere ser el destinatario, pueden
ser objeto, a instancia del Fiscal al Juez de la Investigación
Preparatoria, de interceptación, incautación y ulterior apertura.
La orden judicial se instará cuando su obtención sea indispensable
para el debido esclarecimiento de los hechos investigados. Esta
medida, estrictamente reservada y sin conocimiento del afectado,
se prolongará por el tiempo estrictamente necesario, el que no será
mayor que el período de la investigación.
Del mismo modo, se podrá disponer la obtención de copias o
respaldos de la correspondencia electrónica dirigida al imputado o
emanada de él.
El Juez de la Investigación Preparatoria resolverá, mediante trámite
reservado e inmediatamente, teniendo a la vista los recaudos que
justifiquen el requerimiento fiscal. La denegación de la medida
podrá ser apelada por el Fiscal, e igualmente se tramitará
reservada por el Superior Tribunal, sin trámite alguno e
inmediatamente.

1.2 EJECUCIÓN:
La interceptación e incautación postal es una medida destinada a
la búsqueda de fuentes de investigación, la cual restringe, como se
ha comentado previamente, los derechos fundamentales al secreto
y a la inviolabilidad de las comunicaciones, así como el derecho a
la intimidad de las personas, reconocidos en la Constitución Política
del Perú, pues supone la interceptación, incautación y posterior
apertura de cartas, pliegos, valores, telegramas y otros objetos de
correspondencia o envío postal, dirigidos o remitidos por el
procesado, incluso bajo nombre supuesto, o de aquellos de los
cuales por razón de especiales circunstancias, se presume que
emanan de él o de los que pudiere ser destinatario.
En tal sentido, respecto a la intervención efectuada por el juez de
la investigación preparatoria, el jurista Samuel Abad Yupanqui
establece lo siguiente: “se pueden distinguir tres etapas. La primera
se presenta cuando se produce la decisión del juez que autoriza la
interceptación de una comunicación. Un segundo momento es
aquel que se presenta cuando la misma se realiza; y finalmente, un
tercer momento consiste en el control posterior a fin de evitar
abusos”. Respecto al último momento de intervención, si bien quien
se encuentra legitimado de realizar la medida de interceptación e
incautación postal es el fiscal, pudiendo encargar su ejecución a un
funcionario de la fiscalía o a un efectivo policial, el juez de
investigación preparatoria efectuará un control posterior, a fin de
corroborar que la medida sea ejecutada conforme lo resuelto, en
cumplimiento a la necesidad de la medida para los fines de la
investigación, así como de las garantías procesales otorgadas al
afectado, como el reexamen judicial, efectuado a la solicitud de
este último.
En ese sentido, una vez recabada la autorización mediante un
pronunciamiento debidamente motivado por el juez de la
investigación preparatoria, inmediatamente, la interceptación e
incautación postal será efectuada por el fiscal, quien podrá delegar
su ejecución a un funcionario de la fiscalía o a un efectivo policial.

1.3 DILIGENCIA DE REEXAMEN JUDICIAL:


Cumplida la diligencia y realizadas las investigaciones inmediatas
en relación al resultado de aquélla, se pondrá en conocimiento del
afectado todo lo actuado, quien puede instar el reexamen judicial,
dentro del plazo de tres días de notificado.
La audiencia se realizará con asistencia del afectado, de su
defensor y de las demás partes. El Juez decidirá si la diligencia se
realizó correctamente y si la interceptación e incautación han
comprendido comunicaciones relacionadas con la investigación.
Respecto al reexamen judicial, el jurista Roberto Cáceres Juica
comenta lo siguiente: “La lógica del reexamen busca el respeto del
principio de igualdad de armas, del derecho de defensa, el principio
de contradicción y del debido proceso”. Por ende, al ser notificado
de una medida de interceptación e incautación postal en su contra,
el afectado, en el plazo de tres días puede instar al reexamen
judicial.
La audiencia de reexamen judicial se realizará con presencia del
afectado, su abogado defensor y las demás partes procesales. En
dicha audiencia, el juez de investigación preparatoria decidirá si la
interceptación e incautación postal ha sido realizada correctamente
y, si la misma, ha comprendido comunicaciones relacionadas con
el objeto de la investigación.

1.4 REQUERIMIENTO A TERCERA PERSONA:


Si la persona en cuyo poder se encuentra la correspondencia, al
ser requerida se niega a entregarla, será informada que incurre en
responsabilidad penal. Si persiste en su negativa, se redactará acta
de ésta y seguidamente se le iniciará la investigación pertinente. Si
dicha persona alegare como fundamento de su negativa, secreto
de Estado o inmunidad diplomática, se procederá conforme al
numeral 3) del artículo 224° en el primer caso y se solicitará informe
al Ministerio de Relaciones Exteriores en el segundo caso.
D. LA INTERVENCIÓN DE COMUNICACIONES Y
TELECOMUNICACIONES

1. INTERVENCIÓN, GRABACIÓN O REGISTRO DE


COMUNICACIONES TELEFÓNICAS O DE OTRAS FORMAS DE
COMUNICACIÓN Y GEOLOCALIZACIÓN DE TELÉFONOS
MÓVILES:
En las constituciones del mundo y los principales instrumentos
internacionales sobre derechos humanos, se ha plasmado con mucho
énfasis garantías a favor de la protección de la privacidad de las
personas, siendo una de las más importantes la inviolabilidad de las
comunicaciones. Sin embargo, derechos como los señalados no son
absolutos y pueden ser franqueables cuando se presentan situaciones
excepcionales que obliga al Estado a su flexibilización en virtud de la
necesidad de salvaguardar el bienestar público y la paz social.
Sobre el particular, Rodríguez Lainz sostiene que, ante la incesante
evolución de las tecnologías de las comunicaciones, la capacidad del
legislador, tanto nacional como supranacional, para hacer frente a las
mismas se muestra claramente insuficiente®. Agrega que, la ley
siempre irá por detrás de los nuevos logros del universo de internet y
de las comunicaciones electrónicas. Por ello, sostiene que resulta
esencial que las leyes reguladoras de injerencias sobre
comunicaciones basadas en un interés público superior sean lo
suficientemente elásticas como para permitir su adaptación a unos
esquemas que no hacen sino pivotar sobre unos mismos principios; y
que realmente se diferencias unos de otros, bien en la definición
misma de la nueva herramienta como comunicación amparada por el
derecho al secreto de las comunicaciones; bien en el trasfondo del
volumen y cualidad de la información que transmiten o comparte y su
correlación con el fin público prevalente con el que contrapesa.

2. LA INVIOLABILIDAD DE LAS COMUNICACIONES COMO


DERECHO AUTÓNOMO A LA PROTECCIÓN DE LA INTIMIDAD
PERSONAL Y FAMILIAR:
los derechos a la privacidad y de las comunicaciones, son en
exclusiva, derivaciones del derecho a la intimidad. Sin embargo,
resulta importante dejar sentado que si bien el derecho a la intimidad
personal y familiar guarda relación con el derecho a la inviolabilidad de
las comunicaciones, hoy la doctrina mayoritaria considera que estos
derechos son distintos. Sobre el particular, parafraseando a diversos
autores, podemos mencionar que un primer momento la doctrina
consideró que el derecho a la inviolabilidad de las comunicaciones era
una derivación del derecho a la intimidad, en la que esta última era el
marco general que se manifestaba a través de una pluralidad de
derechos, entre ellos la privacidad de las comunicaciones. En tal
sentido, se afirma que la protección del derecho a la inviolabilidad de
las comunicaciones tiene una entidad propia, ya que las
comunicaciones deberán resultar protegidas con independencia de su
contenido, esto es, ya se trate de comunicaciones de carácter íntimo
o de otro género. De esta forma, este derecho adquiere un significado
propio separado del derecho a la intimidad personal y familiar
configurándose, pues, como un derecho autónomo.
Bajo esta línea argumentativa, Rives Seva sostiene que la tutela del
secreto de las comunicaciones tiene como finalidad principal, aunque
no única, la protección de la intimidad y el respeto de la vida privada
personal y familiar, que debe quedar excluida del conocimiento ajeno
y de las intromisiones de los demás, salvo autorización del interesado,
extendiéndose también la protección, superando el contenido estricto
de la intimidad a la libertad de comunicaciones en general, por lo que
en el ámbito del derecho al secreto de las comunicaciones es digna de
amparo cualquier información transmitida, afecte o no la esfera íntima
personal. Por su parte, Rodríguez Lainz sostiene que la protección del
contenido en concreto, de lo comunicado, es atendida, una vez
superada la barrera de la protección formal, por un segundo nivel de
protección constitucional que abarcaría otras esferas de derechos,
entre las que desempeñan un especial papel los derechos a la
intimidad personal y familia, a la propia imagen y a la protección de
datos de carácter personal. Derechos que podrán permitirnos ejercer
una abigarrada defensa de aquello que queramos preservar
completamente fuera del conocimiento ajeno, aunque hayamos cedido
o claudicado en esa barrera de protección. Pero la relación existente
entre secreto y protección constitucional de los distintos ámbitos de la
privacidad no pueden ser obviadas. Cualquier decisión de injerencia
de los poderes públicos afectante al derecho a secreto de las
comunicaciones de una determinada persona debería tomar
especialmente en consideración el riesgo de afectación a estos
ámbitos de la privacidad que conforman su contenido.

3. ALCANCES DEL DERECHO A LA INVIOLABILIDAD DE LAS


COMUNICACIONES:
En nuestro país, si bien el alcance del derecho al secreto de las
comunicaciones aún está en proceso de maduración, el desarrollo e
influencia del Derecho español, nos permite dar luces sobre su
comprensión legal, considerando la cercana similitud legal de ambos
países. En nuestro ámbito jurídico, el artículo 2, inciso 10 de la
Constitución Política del Perú establece el derecho que tiene toda
persona al secreto y la inviolabilidad de sus comunicaciones y
documentos privados, precisando además, que las “comunicaciones,
telecomunicaciones o sus instrumentos solo pueden ser abiertos,
incautados, interceptados o intervenidos por mandato motivado del
juez. De lo señalado se desprende que el derecho a la inviolabilidad
de las comunicaciones y documentos privados tiene eficacia erga om
nes, es decir, garantiza su no penetración y conocimiento por terceros,
sean estos órganos públicos o particulares, ajenos al proceso de
comunicación, salvo que debidamente justificado un juez autorice su
interferencia. Al respecto el Tribunal Constitucional se ha pronunciado
señalando que este derecho impide que las comunicaciones y
documentos privados sean interceptados o acceda a su conocimiento
quien no esté autorizado para ello. Agregando, además, que el
concepto de secreto e inviolabilidad de las comunicaciones y
documentos privados, desde esa perspectiva, comprende a la
comunicación misma, sea cual fuere su contenido y pertenezca, o no,
el objeto de la comunicación al ámbito de lo personal, lo íntimo o lo
reservado. De manera que se conculca el derecho tanto cuando se
produce una interceptación de las comunicaciones, es decir, cuando
se aprehende la comunicación dirigida a terceros, como cuando se
accede al conocimiento de lo comunicado, sin encontrarse autorizado
para ello.

4. DESARROLLO CRIMINAL E INTERVENCIÓN DE LAS


COMUNICACIONES Y TELECOMUNICACIONES EN EL ÁMBITO
PENAL:
La realidad social nos permite verificar que la criminalidad, en especial
la organizada, se aprovecha del desarrollo tecnológico y la
modernidad, de los beneficios de la globalización, de las nuevas
estructuras de negocios en los mercados, de la evolución de los
mecanismos de transacciones financieras, entre otras, llegando
incluso a instrumentalizar a su favor las normas garantistas impuestas
por el Estado para resguardar los derechos fundamentales de las
personas. Todo ello, con la única finalidad de extender sus escenarios
de actuación y multiplicar los beneficios que genera su
comportamiento delictivo. Los ejemplos más representativos de lo
expuesto, los observamos en los delitos propios de la criminalidad
organizada, en cuyo desarrollo las organizaciones dedicadas al tráfico
ilícito de drogas, al lavado de activos, a la trata de personas y
proxenetismo, al tráfico ilícito de armas, a la corrupción, al secuestro y
la extorsión, entre otros; han incorporado dentro de sus estructuras
criminales, agentes profesionales que aprovechan los beneficios que
otorga el desarrollo y la modernidad para potenciar sus capacidades
delictivas y sortear los avances de especialización de los órganos
estatales encargados de la investigación, persecución y sanción de los
delitos.
Resulta impresionante la cantidad de transacciones comerciales y
financieras llevadas a cabo por la criminalidad, lo cual genera que de
manera silenciosa y planificada disfracen sus actividades ilícitas en el
seno de las operaciones legales, lo cual dificulta la obtención de
pruebas suficientes para imputar responsabilidad penal a los agentes
delictivos y, además, genera riesgos de impunidad.
5. COLABORACIÓN DE LAS EMPRESAS DE TELEFONÍA Y DE
TELECOMUNICACIONES:
La regulación procesal señala que los concesionarios de servicios
públicos de telecomunicaciones deben facilitar, en forma inmediata, la
geolocalización de teléfonos móviles y la diligencia de intervención,
grabación o registro de las comunicaciones que haya sido dispuesta
mediante resolución judicial, en tiempo real y en forma ininterrumpida,
las 24 horas de los 365 días del año bajo apercibimiento de ser pasible
de las responsabilidades de ley en caso de incumplimiento. Se
precisa, asimismo, que dichos concesionarios otorgarán el acceso, la
compatibilidad y conexión de su tecnología con el Sistema de
Intervención y Control de las Comunicaciones de la Policía Nacional
del Perú. Asimismo, cuando por razones de innovación tecnológica los
concesionarios renueven sus equipos y software se encontrarán
obligados a mantener la compatibilidad con el sistema de intervención
y control de las comunicaciones de la Policía Nacional del Perú.
Como es conocido, la intervención de las comunicaciones y cualquier
otra que utilice el espectro electromagnético implica la captación de
información intercambiada entre el emisor y el receptor; de igual modo,
la captación de los mensajes de textos implica una operación técnica
que permita la identificación y copiado de la información remitida entre
los sujetos de la comunicación. Ante esta situación, se hace necesaria
la colaboración de las empresas de telefonía y telecomunicaciones
para que presten apoyo técnico en el desarrollo del proceso de
intervención, colaboración que a tenor de lo estipulado en la norma
aludida se torna obligatorio con las consiguientes responsabilidades
administrativas y penales, en caso de incumplimiento.

6. REGISTRO DE LA INTERVENCIÓN DE COMUNICACIONES


TELEFÓNICAS O DE OTRAS FORMAS DE COMUNICACIÓN:
El numeral 1 del artículo 231 del Código Procesal Penal establece que
la intervención de comunicaciones telefónicas, radiales o de otras
formas de comunicación que trata el artículo anterior será registrada
mediante la grabación y aseguramiento de la fidelidad de la misma.
Precisa, asimismo, que las grabaciones, indicios y/o evidencias
recolectadas durante el desarrollo de la ejecución de la medida
dispuesta por mandato judicial y el Acta de Recolección y Control
serán entregados al fiscal, quien dispone su conservación con todas
las medidas de seguridad al alcance y cuida que las mismas no sean
conocidas por personas ajenas al procedimiento. Según se advierte,
dicha norma tiene por objeto garantizar la preservación de los datos e
informaciones concretas que se encuentren almacenados en los
medios pertinentes, de este modo su posterior aportación como medio
de prueba o, en su caso, su análisis forense no se verá frustrado por
la separación, alteración o deterioro de unos elementos
inherentemente volátiles, como es la comunicación. Al respecto,
complementando esta norma, la Ley N° 30077, Ley Contra el Crimen
Organizado, en su artículo 10 establece que la grabación mediante la
cual se registre la intervención de las comunicaciones es custodiada
debidamente por el fiscal quien debe disponer de la transcripción de
las partes pertinentes y útiles para la investigación. Es decir, se precisa
la responsabilidad que tiene el Ministerio Público de establecer los
mecanismos que fueren necesarios para salvaguardar la custodia e
integridad de la información obtenida y su soporte, siendo pertinente
realizar una transcripción de la misma en cuanto a los aspectos
relevantes que sean de utilidad para la investigación. Asimismo, en
caso de que se descubra la existencia de otros delitos, es obligación
del fiscal informar al juez competente para que disponga lo
conveniente. El instrumento establecido por la norma para la
recolección y control de las comunicaciones es el acta, el cual también
es utilizado en los casos que el fiscal o el juez dispongan
transcripciones sobre información relevante. Cabe indicar que dichas
grabaciones tienen que ser conservadas hasta la finalización del
proceso penal, ocasión en la que la autoridad judicial podrá disponer
su eliminación.
Cabe precisar que el material probatorio son las grabaciones, no las
transcripciones. En todo caso, la transcripción tiene la misión de
permitir el acceso al contenido de las grabaciones mediante la lectura,
pero no es un elemento que integre la diligencia con carácter necesario
y legítimo. Por tanto, lo decisivo para el proceso penal es que las
grabaciones se encuentren a disposición. Para Casabianca Zuleta, a
pesar de la mención que hace este tipo de normas a las
transcripciones de las conversaciones intervenidas, las cintas, un CD
o un DVD constituyen el material probatorio por excelencia y no su
transcripción, que es una guía para hacer más fácil su manejo de su
contenido. Como la transcripción no constituye la audición de las
cintas en el juicio oral; es una medida que facilita el manejo del
resultado de las escuchas, se admite que la transcripción
mecanográfica -total o parcial sea efectuada, por alguna de los
operadores de justicia intervinientes, con el objeto de asegurar su
calidad legal. Eso no excluye el hecho de que las transcripciones
tienen el carácter de documento público y, por tanto, deben ser
acordes a lo escuchado.

7. TRANSCRIPCIÓN DE GRABACIONES:
Es el fiscal quien dispone la transcripción de la grabación, para tal
efecto, levantará el acta correspondiente. La transcripción de las
comunicaciones realizadas estará a cargo del personal pertinente,
después de concluida la investigación. El fiscal es el único que está
facultado para apartar las comunicaciones irrelevantes.

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