La Controversia de Los Cambridge y La Enseñanza de Economia
La Controversia de Los Cambridge y La Enseñanza de Economia
La Controversia de Los Cambridge y La Enseñanza de Economia
(*) Deseo expresar mi agradecimiento al Dr. Hugo Aboites y al Mtro. Arturo Michel
por sus comentarios y sugerencias a este trabajo.
INTRODUCCIÓN Contenido
(2.) Robinson, Joan, "The Production Function and the Theory of Capital", Review of
Economics Studies, Vol 1953-1954, pp. 81-106. Existe traducción al español. Véase
Lecturas del Fondo de Cultura Económica, No. 18, 1977, pp. 51-67.
Joan Robinson demostró en su artículo de 1953 que para medir el capital era
necesario conocer los precios, los cuales a su vez necesariamente contienen
la tasa de beneficio, por lo cual esto no era posible. Este punto es esencial
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, para comprender la "controversia de los Cambridge". Por tal razón, nos
detendremos en él tratando de explicitarlo. Con esto, a nuestro juicio,
podremos ubicar al lector en la dimensión real de la importancia de esta
polémica no sólo para el pensamiento económico sino también para su
enseñanza y difusión contemporáneas.
(7.) Sabemos que una llanta de automóvil es igual a cincuenta paquetes de cigarros
solamente porque aquélla tiene un precio de quinientos pesos y éstos de diez pesos cada
uno.
Midiendo el conjunto de bienes físicos por los precios, hemos
homogenizado lo que físicamente se nos presenta como heterogéneo.
Pareciera que estamos en posibilidad de pasar a medir la productividad
marginal del capital y determinar la ganancia en base a su contribución tal
como lo hemos hecho anteriormente para la tierra y el trabajo. Pero esto no
es así. Veamos por qué. ¿De qué está compuesto el precio de cualquier bien
que se ofrece en el mercado, sea este bien de consumo o bien de capital?
Está compuesto de las siguientes partes: salario, ganancias y costo de los
insumos necesarios para la producción. Esto significa que para calcular la
ganancia (pago al servicio prestado por el factor capital) es necesario
conocer de antemano los precios y por lo tanto la ganancia que ya está
incluida en ellos. En otras palabras, la escuela neoclásica está encerrada en
un círculo vicioso que consiste en decir: para determinar la ganancia por
medio de la productividad marginal necesito saber primero... la ganancia. O
dicho en términos más generales, para determinar la distribución del ingreso
entre los factores productivos participantes debo conocer primero la
distribución del ingreso. Veamos qué otro tipo de contradicciones se
desprenden de esta indeterminación en que se encuentra el concepto
neoclásico de capital. Imaginemos que hay un aumento en los precios de los
elementos que constituyen el acervo de capital. Por ejemplo, una variación
en la tasa de ganancia -o sea en la distribución del ingreso- que conduce
necesariamente a la modificación de los precios. Supongamos que el
conjunto de elementos del acervo de capital, antes señalados, tenían un
precio de 5,000 pesos. Es decir que ésa era la magnitud del capital antes del
aumento de precios. Sabíamos también que a esa magnitud del factor
utilizado en la función de producción correspondía una cierta magnitud de
producto, digamos 230 toneladas de trigo. Con la elevación de precios que
hemos supuesto, los mismos elementos físicos del capital, cuestan ahora
7,000 pesos. Nótese bien, los elementos físicos del capital no han variado.
La variación de la magnitud del capital es resultado exclusivo del aumento
de precios. Si llevamos esta nueva magnitud de capital a la función de
producción, obviamente nos ubicaremos en otro punto del eje donde se
mide el capital (antes en el punto correspondiente a 5,000 pesos, ahora en el
punto de 7,000 pesos). Necesariamente, por estar en otro punto, el producto
correspondiente a esta última magnitud es diferente digamos 280 tn. ¿Cómo
explicamos la diferencia de 50tn. (280tn. contra 230tn.) producidas si los
insumos y el capital físico utilizados son exactamente los mismos?
La esencia del problema radica en que para conocer la magnitud del capital
es necesario conocer de antemano la distribución del ingreso (ganancia y
salario) y con ellos los precios. O sea que tenemos la siguiente relación
causal:
(9.) Samuelson, P.A. " ... and Realism in Capital Theory: the Surrogate Production
Function", Review of Economic Studies, vol. 39, 1962, pp. 193-206. Existe traducción al
español. Lecturas del Fondo de Cultura Económica, No. 18, pp. 211-230.
(10.) "heterogeneous capital, the production function and the theory of distribution",
Review of Economic Studies, vol. 37, 1970, pp. 407-436. Traducido al español en Lecturas
No. 21, F.C.E. México, pp. 233-276.
(12.) Samuelson, P.A., "A Summing Up", Quarterly Jounal of Economics, Vol. 80, 1966, p.
583. Existe traducción al español, véase Lecturas del F.C.E., no. 18, p. 247.
(13.) Hicks, John, "The Mainspring of Economic Growth", The Nobel Foundation 1973.
Existe traducción al español, John Hicks. La crisis de la economía Keynesiana. Barcelona:
Editorial Labor, S.A. 1976. p. 115.
Ante este desenlace vemos que no es por ligereza que Joan Robinson, en su
famoso artículo de 1953(14) llamaba a los conceptos de productividad
marginal y función de producción "... un poderoso instrumento de la mala
educación", donde el alumno "... antes de que llegue a preguntar /sobre la
medición del capital/, ya se habrá convertido en profesor, transmitiéndose
así de una generación a la siguiente hábitos de pensamiento torpe" (15).
Consideramos que algunas de las preguntas que surgen ante este panorama
en relación al problema de la enseñanza de la economía, son las siguientes:
1) ¿Cómo se explica la lenta o nula incorporación de todo el bagaje crítico a
la enseñanza de la economía, hoy en día?
Por otra parte, en las ediciones recientes del texto de C.E. Ferguson, Teoría
Microeconómica (FCE, 1973), no hay, en los capítulos de productividad
marginal y la teoría de la producción, un solo comentario sobre la
"controversia". Sin embargo, en su texto de nivel superior The neoclasical
Theory of Production and Distribution (Cambridge University Press, 1969)
se incluye un comentario que explica su silencio. Ferguson, refiriéndose a la
"controversia", dice simplemente: "hay que tener fe" (17).
(17.) Ferguson, C.E. The neoclasical theory of production and distribution. Cambridge
University Press, 1969. pág. XVII.
(19.) De 1959 a 1965 el F.C.E. hizo una excelente edición en español en diez tomos con
ayuda financiera del Banco Nacional de Comercio Exterior, S.A. Hoy prácticamente
agotada a excepción del primer volumen que ha sido reeditado en varias ocasiones.
Ricardo, David. Principios de Economía Política y Tributación. México: F.C.E. (1950)
1973.
El producto total está compuesto por dos partes: una asignada a los
trabajadores (consumo productivo) y la restante que ha de distribuirse entre
los propietarios de la tierra y los propietarios del capital. Esta última parte
del producto total es la que los clásicos llaman: excedente o producto neto.
La determinación de la magnitud del excedente (la cual depende de la
magnitud de los salarios porque si éstos crecen al excedente y por lo tanto el
beneficio disminuye necesariamente) y su distribución son el problema
fundamental de la economía clásica, presentado hoy en su versión moderna
por Piero Sraffa.
Nótese bien que aquí no hay discusión alguna sobre quién produce tal o cual
parte del producto, sino que existe un excedente que se distribuye en
función a la dotación y calidad de los recursos naturales, magnitud y tasa de
crecimiento de la población, consumo de los trabajadores y de la situación
en que se encuentre la tecnología. En los neoclásicos el salario, por ejemplo,
está determinado por su productividad marginal del trabajo. Es por tanto
una magnitud inherente a su capacidad productiva; para los clásicos, en
cambio, el salario "... depende del precio de los alimentos, de los productos
necesarios y de las condiciones para el sostén del trabajador y de su familia"
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