Qué Vez Tú

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¿Qué vez tú?

Jeremías: 1
Introducción:
¿Quiero hacerles una pregunta? Cuantos de ustedes han ido
al optómetra y cuando se va , le hace un test visual.
El test visual es una prueba optométrica sencilla y nada
invasiva destinada a medir la agudeza visual. Nos
permite hacer una evaluación de la capacidad del
sistema visual.
“La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú,
Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro. Y me dijo
Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para
ponerla por obra”. (Jeremías 1:11-12 RV60)
Corría el año 626 AC, y Jerusalén estaba viviendo un tiempo
crítico de mucha tensión política, y una fuerte declinación
espiritual. Eran días apremiantes para la nación. Estaba
siendo amenazada por las naciones potencias de la época.
Egipto y Babilonia se peleaban por el control del oriente
medio, y deseaban anexar a Judá bajo sus dominios.

El pueblo, alejado de Dios y de sus principios, se había


vuelto incorregiblemente corrupto, insensible a Dios y ciego
a la amenaza de un enemigo invisible.

En medio de toda esta situación, Dios llama a Jeremías. Este


joven profeta se levantó con el deseo de ver a su nación
volverse de los ídolos a Dios, pero sin sentirse preparado
para ser un agente impulsor de esos cambios.
Dios trató con el muchacho, haciéndole entender su papel en
los días históricos que vendrían, y él aceptó su llamado y
misión de parte de Dios.

Los tiempos que vivimos hoy, no difieren de aquellos.


Impera, de la misma manera, una profunda tensión política, y
una fuerte declinación espiritual y moral. En medio del
tumulto de las circunstancias actuales, el deseo en nuestros
corazones sigue siendo el mismo que el de Jeremías: que se
produzcan cambios profundos que hagan volver el corazón
de la gente a Dios.

Ante el gran desafío que tenemos por delante, Dios nos sitúa
en la misma palabra en la que ubicó a Jeremías: NO ERES
INSUFICIENTE PARA PRODUCIR CAMBIOS; LA
TRANSFORMACIÓN DE TU ENTORNO, EMPIEZA
CONTIGO. “NO DIGAS QUE ERES NIÑO”, PORQUE TE
HE DADO CAPACIDAD Y AUTORIDAD, PARA
PRODUCIR UN IMPACTO EN TU ALREDEDOR. DE
MODO QUE LO DETERMINANTE AQUÍ, ES TU
VISIÓN DE LAS COSAS.

Dios le preguntó a Jeremías: “¿Qué ves tú, Jeremías?”


PORQUE EL CAMBIO COMIENZA CON LA VISIÓN
QUE DOMINA A LA PERSONA.
Lo que ves determina el impacto que puedes tener en lo
inmediato y también en lo futuro.

¿Qué visión estás dejando que domine tu mente?


¿Pensamientos de derrota, de muerte, de crisis?
¿Estás fijando tu mente sólo en lo que ven tus ojos físicos?
Necesitamos examinar lo que nuestros ojos mentales están
viendo. Donde todos ven problemas, crisis, desiertos
¿Qué estamos viendo? ¡No podemos producir cambios si nos
quedamos detenidos mirando los mismos panoramas en que
están enfocados los demás!

“¿Qué ves tú Jeremías?” y él respondió con una increíble


resolución: “Veo una vara de almendro…”
En la biblia, es sinónimo de autoridad, y de empoderamiento.
Jeremías estaba descubriendo su propia responsabilidad ante
la autoridad otorgada; eso cambió su percepción y
transformó el panorama.

Ahora él era parte del cambio y de las soluciones.

Tú eres una autoridad seleccionada por Dios en este tiempo


para guiar espiritualmente a tu familia.
Como tú veas las cosas, le vas a trasmitir a tu familia.

La vara reverdecida, era el anuncio de un despertar; sus


flores, advertían un tiempo nuevo en medio de una
temporada de oscuridad (el almendro florece bajo el manto
del invierno); sus retoños indicaban renovación; y sus frutos
evidenciaban la naturaleza de la rama, los resultados de la
esperanza.
almendro, en hebreo, suena igual a la palabra
“apresuramiento”, Jeremías estaba viendo a Dios apresurar
los cambios en su nación, para traer frutos diferentes.

Dios apresurara los cambios en tu familia.


Dios apresurara los cambios en tu economía.
Dios apresurara los cambios en tu matrimonio.

Solo mira las cosas como DIOS las ve.

Dios aprobó esa visión, y le dijo: “Bien has visto, porque yo


estoy vigilando para que mi palabra se cumpla pronto.
Dios está buscando una generación que vea lo que Él ve, y
que hable lo que Él quiere hacer, que se vea participando de
la transformación en una visión de refrescamiento espiritual
para las naciones. Dios está buscando gente alineada a su
visión. Por eso en este tiempo pregunta una vez más: “¿Qué
ves tú?”

En la caída de adán y Eva se dejó de ver la manera como


Dios operaba y se glorificaba a los ojos de ellos.
En el huerto del Edén se perdió la visión espiritual que Dios
les dio a ambos para disfrutar de su Gloria.

Una cosa es lo que tú miras y otra como Dios las ve.


La forma en la que hablas, determina las personas con las
que te rodeas.
Pero Dios le estaba abriendo los ojos espirituales para que
hablara como Dios habla.
Cuando no tenemos una visión bíblica es difícil hablar el
mismo lenguaje de Dios.

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