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Número 9, Mayo 2010

Boletin internacional de
La Escuela de Psicoanálisis de los
Foros del Campo lacaniano
Sumario

Editorial.................................................................................................................................... 5

Jornada inter-polos del FCL-Francia: Experiencias del pase

Bernard Nominé, Introducción a la Jornada de Toulouse sobre la experiencia del pase...... 8


Sidi Askofaré, Política del pase: la responsabilidad del cartel............................................. 9
Marie-Pierre Vidal, Antes que nada.................................................................................. 11
Élisabeth Léturgie, Después del pase................................................................................ 14
Corinne Philippe, ¿Por qué presentarse al pase?............................................................... 17
Clotilde Pascual, Enseñanzas de los carteles del pase: cada pasante
encuentra su solución.................................................................................................. 19
Béatrice Guitard, El pase ................................................................................................. 24
Patricia Dahan, Sobre lo vivo........................................................................................... 27
Claire Montgobert, Lo que (se) pasa................................................................................. 29
Pascale Leray, La apertura hacia una nueva satisfacción................................................... 33
Albert Nguyên, Experiencias de pase................................................................................ 36
Lydie Grandet, Una experiencia que sobre-pasa............................................................... 39
Béatrice Tropis, Pasante.................................................................................................... 42
Luis Izcovich, El juicio del cartel...................................................................................... 45

Trabajos de los carteles del Pase 2008-2010

Contribución del cartel 3


Lo que nos convenció.................................................................................................. 49

Próximos eventos.................................................................................................................... 53

Presentación del Tema............................................................................................................. 55

Comité científico.................................................................................................................... 59
Editorial

E
ste noveno número de Wunsch recoge los trabajos de una jornada organizada en
Toulouse a iniciativa del polo del Gay sçavoir en Midi toulousain y de algunos
otros. El día ha sido presentado así: Experiencias de pase, “Acumulación de la ex-
periencia, seriación de su variedad (1)”. Este “día inter-polos” de la EPFCL Francia
tiene lugar para hacer… la experiencia.
Las referencias teóricas hoy son conocidas, lo que no impedirá de ninguna manera
dar una vuelta por allí; los textos de J. Lacan concernientes a la invención del procedi-
miento no carecerán de ser reanudados.
Por otro lado, la experiencia del pase en nuestra Escuela está en función desde hace
siete años, y no hay duda que puede enseñarnos. Es asimismo una de las apuestas de
esta jornada: elaborar un saber sobre la experiencia actual.
Pero es también apostar sobre la eventualidad de un encuentro: a partir de puertas
de entrada distintas en el procedimiento, recoger la diversidad de la experiencia: a título
de pasante, pasador, de miembro de un cartel del pase, de AE y de AME de la Escuela.
Hemos hecho posible este encuentro elaborando este programa en el cual partici-
paron no menos de cinco polos: polo Aude-rosellón (4); polo del Gay sçavoir en Midi
toulousain (6), polo Tarn-Aveyron-Lot (5); polo de los países de los Gaves y del Adour
(8), el polo Burdeos región (7), así como analistas invitados de Francia y España.
Se trataba, a partir de exposiciones cortas (10 minutos), de intercambiar, y al final
del día de intentar extraer algunas enseñanzas de estos debates, que deseáramos lo más
abiertos posibles, deseando que este estilo de encuentro propicie una apertura nueva
en nuestro campo.
Por otro lado, continuamos difundiendo los trabajos de los carteles del pase, esta
vez con la contribución del cartel 3. Otros deberían seguir.

Nota:
[1] J. Lacan, “Proposición del 9 de octubre sobre el psicoanalista de la escuela”, en Autres écrits, Paris,
Seuil, 2001, p. 255.
Jornada Inter-polos del FCL-France:
Experiencias del pase

E
l 16 de enero en Toulouse, en el corazón del magnífico museo des Abattoirs,
tuvo lugar la jornada de intercambios sobre la experiencia del pase, en presencia
de cerca de doscientas personas venidas de los cinco polos organizadores, pero
también de todo el gran Sudoeste, de Normandía, de París y también de España.
A lo largo del día, las exposiciones cortas han sido seguidas de largos y fructíferos es-
pacios de debates y discusiones animadas, que se prolongaron hasta un momento de
camaradería alrededor de la exposición de Laurence Pastissier, artista plástico que ha
participado en esta jornada.

Encontraremos en el orden las intervenciones de:

• Bernard Nominé, ex-Miembro de un cartel del pase (pôle 8)


• Sidi Askofaré, miembro de un cartel del pase (pôle 6)
• Marie-Pierre Vidal, pasador (pôle 6)
• Élisabeth Léturgie, invitado, AE (2005-2007)
• Corinne Philippe, passeur (pôle 8)
• Clotilde Pascual, invitado, miembro de un cartel del pase (España)
• Béatrice Guitard, pasador (pôle 7)
• Patricia Dahan, invitado, AE
• Claire Montgobert, pasador (pôle 6)
• Pascale Leray, AE (pôle 6)
• Albert Nguyên, ex-miembro de un cartel del pase (pôle 7)
• Lydie Grandet, pasador (pôle 5)
• Béatrice Tropis, pasador (pôle 6)
• Luis Izcovich, invitado, ex-miembro de un cartel del pase.
WUNSCH Jornada Inter-polos del FCL-France
8 Número 9, Mayo 2010 Experiencias del pase 9

Bernard NOMINÉ que los abriera, pero, en el fondo, todo es dicho en la nominación cuando tiene lugar.
Entonces, ¿tendría solo un papel de selección? Esto no va tampoco. Es por otra parte la
Introducción a la Jornada de Toulouse observación que hace Lacan en la segunda versión de su proposición
sobre la experiencia del pase cuando dice que “el jurado en su función no puede abstenerse de un trabajo de
doctrina, más allá de su funcionamiento de Selector”.
Hay que decir que en cuanto al aspecto del trabajo de doctrina quedamos bastante
cortos.

B uenos días a todos. Doy la bienvenida especialmente a los que se desplazaron desde Repetidas veces tuve ganas de encontrar a otros miembros de los carteles del pase
lejos para compartir este momento de trabajo con nosotros. Para responder a la de- para ver si podíamos confrontar nuestras experiencias. Hubo algunas tentativas pero
manda que Pascale Leray me hizo, voy pues a comenzar esta jornada insistiendo en un jamás llegaron muy lejos. Pienso que es sin duda hacia dicho aspecto que habría que
punto que está presente en el título que nos reúne, la noción de experiencia. llevar nuestros esfuerzos.
El pase es una experiencia, cualquiera que sea el sitio que se ocupe en el dispositi- Finalmente, querría subrayar un último punto. Releyendo el conjunto de las refe-
vo: pasante, miembro de un cartel del pase, pasador, para todos es una experiencia. Esto rencias de Lacan que poseemos sobre esta cuestión del pase, he sido sacudido por el
implica que el trayecto no está balizado. Porque, cuando se tiene una idea previa del hecho de que él siempre presenta el pase como su proposición; es pues una oferta de
resultado, no hay experiencia. Hay solo decepción, en la medida en que sin duda no se Lacan, pero por otro lado evoca repetidas veces a los pasantes como quienes se ofrecen
habrá encontrado aquello que se esperaba. Concerniendo a la experiencia del pase, la a esta experiencia.
decepción es programada cuando se espera encontrar lo que el saber no puede cernir. Pues bien, hay allí algo que me molesta. Porque ofrecerse a esta experiencia para
Este es el sentido de la intervención que Colette Soler hacía en Buenos Aires en responder a la solicitación de la Escuela, es decir [autrement] un concentrado de gran
Agosto de 2009. Ella operaba un cambio de perspectiva interrogando no tanto la insufi- Otro, tiene pasos de sacrificio al cual valdría más no incitar demasiado a los candidatos
ciencia del testimonio del pasante o de los pasadores, como la óptica del cartel. No se –los cándidos a, como dice Lacan para la ocasión. Es por eso que prefiero que se con-
trataría de buscar lo inhallable, porque, decía, “buscar lo inhallable, ello programa la sidere ofrecerse “esta experiencia” antes que ofrecerse “a esta experiencia”. Es curioso
decepción, el sentimiento de fracaso y a veces el mutismo afligido”. como este pequeño a cambia todo. En otras palabras, no estoy seguro que haya que
Hay que decir que se tiene las orejas entrenadas y se escucha lo que se dice en los animar a los cándidos a ofrecerse a la experiencia como a. Basta que los que lo deseen
pasillos, sin duda se habrán oído ecos de este género. Se habrá observado por lo menos puedan servirse de esta experiencia que la Escuela les ofrece. A cambio podrán contri-
la reserva, incluso “el mutismo afligido” de los que experimentaron con un cartel del buir a que la comunidad de escuela sepa un poco más sobre esta experiencia.
pase. Salvo en los casos donde el cartel pudo orientarse allí en la estructura del testi-
monio que se le propuso y pudo hacer su trabajo, es decir nombrar a un analista de la Toulouse, enero 2010.
Escuela. Entonces allí está más bien la satisfacción, incluso el entusiasmo. Traducción: Martín Alomo (Argentina)
¿Qué es este saber inhallable que se buscaría aún más allá de lo que podemos
alcanzar por la palabra? A propósito de ello, Lacan evocaba “un saber vano sobre este
ser que se oculta”. El ser que se oculta es el objeto a. Es el operador lógico que debería
poder desocultarse en el corazón del testimonio. Pero este objeto no puede en ningún
caso presentarse explícitamente en el testimonio. El objeto que se presenta jamás es ése,
el objeto que se presenta no puede ser sino uno postizo.
Algunos de nosotros recuerdan las grandes puestas en escena de los tiempos de
la AMP donde se nos exhibía una colección de analistas de la Escuela, cada uno se
presentaba bajo la especie del objeto que pretendía haber reunido al fin de su cura. La Sidi ASKOFARÉ
muchedumbre subyugada se regocijaba, cada quien soñando en su fuero interior con la
posibilidad de unirse un día a ese panteón del psicoanálisis, aun al riesgo de presentarse Política del pase: la responsabilidad del cartel
como la palea más nauseabunda.
No hay ninguna razón para pedir al pasante que se presente como objeto a, él no
puede hacerlo, el objeto que presentará siempre será solo uno postizo. Ninguna razón
tampoco de demandarle al AE nombrado probarnos que alcanzó esto. En cambio, es el
trabajo del cartel desnudar, si puede hacerlo, la lógica de la cura.
Hoy, renunciamos a esta idea de encontrarse como objeto propiamente designable,
C on el cartel y la Escuela, el pase constituye sin duda una de las invenciones ins-
titucionales más importantes de Lacan. Sabemos hoy lo que se encontraba en el
principio de esta invención y las expectativas de Lacan al respecto. Sabemos también
la maquinaria [la forgerie] se había vuelto demasiado evidente. Pero lo inhallable fue con cuales oposiciones y con cuales resistencias se toparon su introducción y su puesta
a alojarse en otro lugar. Querríamos que el pasante se designara reducido al pie de la en ejecución en la misma Escuela que Lacan fundó y dirigió: la EFP. Sabemos por fin los
letra de su síntoma: también imposible. También allí corresponde al cartel saber reparar desvíos y las explotaciones de las que su significante y su práctica fueron objeto. Inútil
en esto. hacer aquí la crónica o la historia.
El problema que se tiene con el pase, es que es muy difícil, incluso imposible hablar Partiré más bien de una consideración otra: porque toca a la verdad del sujeto (pa-
de él correctamente. El cartel no puede develar los testimonios que recoge. Querríamos sante) –en todo caso a lo que consiente hystorizar en el procedimiento– y a la política
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del psicoanálisis (fin del análisis, transmisión del psicoanálisis, formación del analista), elaboración, incluso una contribución al saber, y no cualquiera: al saber sobre el acto
no es asombroso comprobar que si su significante cohesiona [fédère], el pase “realiza- analítico y el deseo del analista.
do”, si puedo decir, divide. ¿Por qué? ¿Es fatalidad y maldición? ¿O esto valora algo que Es en ese punto que se sitúa entonces la responsabilidad verdadera del cartel, la
puede ser analizado –síntoma, pues– y que puede ser tratado? responsabilidad que compartirá, por otra parte, con el AE que nombró. En respuesta a
Lo cierto es que el pase dividió profundamente en el pasado y, si no nos ponemos lo que hay que llamar la demanda de Lacan –que hay que recordar aquí: “La cuestión
en guardia al respecto, podría ser investido de nuevo por las pasiones narcisistas y las a la cual llegué: ¿Quién es capaz de ser un analista? Condujo a un cierto número de
disputas de poder contra las que ningún grupo está inmunizado. De donde se despren- mis allegados a abandonarme (esto como consecuencia de la implementación de una
de la cuestión que importa para el conjunto de nuestra comunidad: ¿qué pase para encuesta: ¿cómo alguien, después de una experiencia analítica, podía ponerse en situa-
nuestra Escuela? y ¿para cuáles objetivos? Cuestiones a las cuales no puede responder, ción de ser analista?” (Scilicet, n° 6-7, P. 53-54)–, en respuesta pues a esta demanda,
desde luego, sino la Escuela. podemos decir que la responsabilidad del cartel, como la del AE, es esencialmente
Podemos sin embargo ponernos de acuerdo sobre el hecho de que el pase no sabría epistémica.
hacer las veces ni de ideal ni de fetiche. En tanto dispositivo de Escuela, no pertenece Esto plantea a mínimo el problema de los informes entre la deliberación –de la
a nadie, y sobre todo no pertenece a quienes son encargados o fueron durante algún que procede la nominación, definitiva por definición– y la elaboración de saber quién,
tiempo encargados de animarlo. Por fin, su buen funcionamiento, su viabilidad y su- situándose en un aprés-coup, podría venir a contrariar o a contradecir la decisión del
pervivencia dependen de todos los protagonistas y comprometen diferentes responsa- cartel. En segundo lugar, esto subleva el problema del interés epistémico de los pases
bilidades. Responsabilidad de la Escuela que instituye el dispositivo, por supuesto, pero no autentificados, sobre los que se sabe que no son en todos los casos, falta mucho para
también sobre todo responsabilidad de los AME que designan a los pasadores –pieza ello, ausencia de pase.
clave del dispositivo–, de la secretaría para la recepción y el tratamiento de las deman- Tomar en serio esta responsabilidad del cartel posiblemente devolvería el pase a su
das, los carteles para el trabajo sobre los pases, de los AE para las enseñanzas esperadas función verdadera y reduciría lo imaginario, si lo inhibitorio, de la nominación.
de ellos durante los tres años de su función. ¡Es decir: el pase necesita si no de todo el Porque, en el fondo, el éxito o el fracaso del pase para una Escuela no sabría apre-
mundo, en todo caso de mucho mundo para funcionar y cumplir su función de dispo- ciarse exclusivamente o aun principalmente a partir del número de demandas de pases,
sitivo al servicio de la Escuela y del psicoanálisis! ni a partir del número de pases escuchados, ni finalmente a partir del número de AE
Para hoy, deseé centrar mi contribución alrededor del cartel, de su responsabilidad, nombrados. Ello sería, en efecto, reducir la política a lo institucional. La única aprecia-
de las dificultades y posiblemente las paradojas ligadas a sus funciones. El cartel, pri- ción válida de la experiencia de Escuela del pase me parece ser la que se hará a partir de
mero porque es mi punto de observación privilegiado en el dispositivo; el cartel, luego, la contribución efectiva al saber sobre el pasaje al analista, el acto analítico y el deseo
porque es el lugar donde se anudan más claramente las tres dimensiones (no dije: crite- del analista, a través de las elaboraciones de los carteles y las enseñanzas de los AE.
rios) –clínica, epistémica y política (no institucional)– en juego en el pase.
Mi participación en tres carteles (seis pases, una nominación) me hizo sensible Traducción: Martín Alomo (Argentina)
a la cuestión de la responsabilidad de los carteles. Ésta es, por supuesto, relativa a
sus tareas y a lo que se espera de él al término de su funcionamiento. ¿Qué son pues
estas tareas?

1. Escuchar a los pasadores;


2. Deliberar;
3. Elaborar las respuestas para los pasantes;
4. Nominar.

Aunque vemos a través de este esquematismo que las cuatro tareas, si bien anuda- Marie-Pierre VIDAL
das, son apenas homogéneas. Lo que es común, en el procedimiento, son los puntos 1
y 2: escuchar los testimonios de los pasadores; deliberar a partir de lo que cada uno oyó Antes que nada
de dos testimonios escuchados sucesivamente.
El punto 3, la elaboración de la respuesta que hay que hacer al pasante, vale –en
todo caso en los carteles en los cuales participé– en los casos donde el cartel no proce-
dió a una nominación.
Es sólo en dichos casos –en realidad los más numerosos– en que el cartel trabaja al-
rededor de la cuestión: ¿qué decir y cómo decir a este Uno no cualquiera sino singular,
S i uno se refiere al uso antiguo de designar las notas musicales por letras, entonces
podríamos decir que la A del anuncio da la nota la, da el tono a esta Jornada con-
sagrada a las experiencias de pases. Esta A se apoyó en el cuadro como un caballete a
que es el pasante, que el cartel considera que no puede autentificar su pase? la espera de su propio cuadro, esta A podría abrir precisamente el alfabeto de lo que
El punto 4, la nominación, no implica la elaboración de una respuesta propiamente nos reúne: A como Analista, Analizante, objeto a, AE...; B como Equivocación, Bewusst;
a hablar, ya que se trata justo de transmitir al pasante el “sí” del cartel. En cambio, es ¿Como Che vuoi?, Cartel, etc.
solamente cuando hay nominación que se requiere del cartel, no el producto espera- El término experiencia en nuestro discurso es a menudo extraído del lado de lo pro-
do de cada cartelizante en los “carteles de lectura” o los “carteles clínicos”, sino una bado, de lo que se prueba o de la prueba. Propongo restituir el vigor del origen, cuando
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los griegos, en peirates, acercaban lo que se prueba al “peligro”, de la puesta en peligro, Ustedes escuchan, el pirata, el temerario no está nunca lejos. Puede ser en un ende-
literalmente al “temerario”: ¡ peirates, el “pirata”! ble esquife, no muy alejado de las costas pero no demasiado cerca tampoco. Digamos
Por alguna facecia de la lengua, resulta que el recorte del significante “pire-hâte” en un lugar extraterritorial, éxtimo si ustedes quieren.
“peor-prisa/pirata”, no nos abre hacia el sentimiento oceánico sino hacia lo peor, a toda Es desde tales lugares, no hace tanto tiempo, que los piratas y sus radios emitían
prisa. Con este pirata, entonces, lógicamente, nuestro anuncio toma un sesgo definitivo hacia la tierra firme; las llamábamos las emisoras piratas. A sus ondas se les suponía
de A-bordaje. Pero en respuesta al temerario, en respuesta al pirata, puede responder la difundir la subversión. Escuchábamos sobre todo muchas cancioncillas; hay una de esas
zozobra. que vuelve a mi mente, así, de pasada. Es la voz de Jeanne Moreau, sobre un texto de
¿Qué es lo que vendría para zozobrar el pase? Puede ser el modo de ponderación Elsa Triolet. Dice esto:
de la comisión de acogida, la posición del pasador intentado recibir el pasante como
un paciante, a la inversa, el pasante que procuraría colocar al pasador de analista, el Soy ustedes todos los que me escuchan
Cartel del pase demasiado seguro en cuanto a sí... En resumen, las publicaciones so- Más algo que no sé
bre el asunto lo atestiguan: incluso si se confía en el dispositivo, éste está animado por No más que ustedes pero que toco
personas. Y que me fuerza a librarme
Vestida de desnudo, liberada
Demasiadas contingencias, entonces, contingencias que tengo ganas de nombrar
Tanto de ustedes como de mí misma.
cúmulos de circunstancias, circunstancias por ejemplo de la doxa que pudo preconi-
zar sucesivamente el buscar en los testimonios la travesía del fantasma, la caída de las Esta pequeña canción dice algo de lo íntimo, sin familiaridad, a lo que confronta la
identificaciones, el objeto que uno tiene o aquel que uno es, el deseo del analista, la experiencia del pase.
mutación subjetiva...
Entonces, cúmulo de circunstancias: ¿qué es lo que concurre para que la gesta se Soy ustedes todos los que me escuchan
efectúe? No vacilo en avanzar que son las modalidades de acogida. Pasado el tiempo Más algo que no sé
de la decisión del pasante de comprometerse en el procedimiento, viene el tiempo de No más que ustedes pero que toco...
la acogida de su demanda. Están concernidos la Comisión de acogida y de garantía, el
Secretariado del pase, los pasadores — que aceptan o no la función— el Cartel del pase El toque de lo real siempre está presente en la partición del pasante, al punto que
y la Escuela, puesto que el pasante demanda el pase en una Escuela, cualquiera que sea al releer las notas de ambos testimonios recibidos, reencontré, intacto, el efecto que me
su lazo a ésta. La acogida a la función pasador, ya había hablado de eso en el momento confrontó con el silencio y con la soledad. ¿Este toque de lo real, cómo hacerlo presente
de una intervención en el seminario de AE de Pascale Leray, Seminario —aprovecho al Cartel del pase?
para recordarlo— publicado por L’Enje-lacannienne. Interrogando sobre lo que le permite decidir del último toque de un cuadro, el pin-
La palabra “acogida” comparte la misma etimología que legein, leer, o sea recoger, tor Bram Van Velde tiene esta respuesta estupefaciente: “el cuadro se hizo y no lo sabía.”
reunir los grammata, las letras –porque si el pase es una práctica de la palabra, esto ¡Es tal el cuadro que deberíamos poder posarlo sobre el caballete del Afiche!
no es sin la escritura. El pasante puede haber escrito el texto de su demanda o de su “Esto se hizo y no lo sabía.” No sabía lo que, en mi decir de pasador, escapó de
testimonio– puede también encontrarse en la incapacidad de sostenerse de la escritura mí, pero ello se hizo. Una vez reunido con el Cartel del pase, franqueada la puerta,
como de dejarse invadir por ella. el pasador se borra. Cuenta sólo como ausencia.
En todos los casos, habla. Habla de su cura, del trayecto de sus síntomas, del tiempo ¿Qué decir sobre su deseo, del deseo del pasador?
de su sufrimiento, en un dispositivo que no es aquel de la Cura. Al término de su testimonio, uno de los dos pasantes me interrogó de manera muy
El pasador trata de recoger en el decir del pasante algo que pudiese escribirse en un pertinente: “¿entonces, qué efecto de pase tuvo sobre usted y su trabajo, nuestros en-
texto transmisible al Cartel del pase. Escribe un texto que se prohíbe leer más allá de lo cuentros?” Cualquiera que sea la respuesta dada, el hecho que la pregunta pueda ser
que es dicho; se trata de un trabajo de transcripción, no de desciframiento. planteada atestigua que la acogida hecha al decir del pasante no refrenaba la palabra.
Transcripción no es sin embargo transliteración: el pasador no se hace el men- Es por estas palabras del final que mido cuánto el deseo operando había permitido
sajero de los signos. Muy al contrario, en sus encuentros con el pasante, elige lo que no elevar el dispositivo. Verdaderamente es algo muy satisfactorio. Agradezco por eso a
él escribe, lo que se resalta, o más bien lo que denota la presencia del inconsciente, los pasantes que arriesgaron su todo por el todo en estos encuentros escritos con tinta
y la manera como el pasante analizante respondió a eso por y en la cura. Porque si simpática, en una afinidad no invisible sino difuminada. Otra manera de evocar la “fra-
el pasador no debe juzgar, no está ahí, sin embargo, sin discernimiento. Es lo que ternidad discreta” de la que habla Lacan.
lo autoriza a plantear preguntas y a pedir precisiones. Es por esto, pienso, que se ¿Entonces, a pesar de todo, cuál abordaje del pase ahora?
escucha decir que ciertas confluencias no son posibles sino en el pase y no en la Comprendo que soy activa en el dispositivo desde hace más de dos años, de ante-
cura: el pasador interroga el decir allí donde el analista lo suspende, lo interrumpe, mano como pasadora, ustedes lo escucharon, luego como pasante desde hace algunos
lo subraya. meses. Quería, para acabar, decirles sobre eso algunas palabras.
“El pase me permitió precisar los contornos de lo que quedaba vago” dirá la pri- No sé cómo esto se anudó, pero para mi gran sorpresa ¡he ahí que me inscribí en un
mera persona a la que recibí. La segunda concluirá su testimonio así: “el pase fue un curso de español! ¿De dónde surgió este deseo? Misterio (1). Por cierto, en el encuentro
momento delicioso para mí, porque me puse a reflexionar sobre mi deseo y sobre mi con el segundo cartel, no poder participar en la traducción de lo que decía delante de
posición de analista”, y al agregar en seguida: “El pase, es también un ejercicio peligro- los colegas hispanohablantes contó demasiado. Aprender a contar, es por otra parte así
so”, peligroso, peligro... como uno comienza la mayoría de las veces el aprendizaje de otra lengua.
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14 Número 9, Mayo 2010 Experiencias del pase 15

Entonces aprendo la cantinela uno, dos, tres y otra vez, incesante, una pequeña voz Están desde luego los pasadores, implicados sin saberlo, el cartel del pase, entre
interior que me repite una y otra vez el número once que no estoy segura de pronun- cuyos miembros hay los que no han hecho el pase, y los pasantes no nominados. Es esta
ciar bien: once, on-ce, hasta que se produzca la desarticulación entra “on sait/on-ce” experiencia, agujereada de parte a parte y constituida de fragmentos de saber, la que da
(sabemos) y “o-ne-ce/on ne sait (no sabemos)”. Y en seguida, vean lo que está lalengua su valor al procedimiento. Es el no-todo con el que se sustenta el deseo del psicoanalista
con sus pequeños trozos sonoros y sus efectos incalculables, en seguida surge la repre- y a partir del cual se puede esperar de una Escuela que garantice que un analista depen-
sentación escrita en cifras del número 11, uno y uno, estos pequeños unos los que nos de de su formación. Si no, decía Lacan, es el Estado el que se inmiscuirá (es exactamente
ocupan tanto... lo que está pasando). La Escuela no garantiza el psicoanalista en su consulta sino su
Me vuelve entonces como un flash la manera como Stella Baruk (2) comenta la formación y su compromiso. Es nuestra orientación ética y es esencial.
numeración: en la escritura de 11, hay un 1 que dice la verdad, él dice a Uno, y un 1 Cuando el analizante deviene pasante, decide decir a perfectos desconocidos lo
que no dice la verdad, dice 10 (diez-uno) 3. Saber y verdad no hablan la misma lengua, que ha sido descubierto en la transferencia; es radicalmente diferente, es a penas con-
por cierto. cebible, y sin embargo al arriesgarse estrecha el vacío cernido en el análisis, de otra
Pero lalengua no acabó de llevarme en sus aluviones. Porque en el momento de manera. Testimonia de ello ese pequeño hecho clínico oído de los pasantes que se han
redactar este trabajo, escribo once con todas sus letras O, N, C, E. ¡Y allí, bingo! Es el presentado al pase antes de su fin de análisis, que señalan que hablaban muy poco de
relámpago: estas letras allí, esto no es del español para mí, es del inglés: ¡once! ¡Una su pase a su analista y no esperaban ningún comentario; el corte ya se había realizado
vez! “Once upon a time”: érase una vez. y había permitido la entrada en el procedimiento. No se habían dado cuenta de ello, y
Érase una vez... el pase! eso no dejaba de sorprenderles cuando lo hablaban posteriormente.
Les agradezco. El corte se realiza de una manera distinta y radical. Está enlazado al hecho de que
el encuentro de lo real en la cura hace efracción. Es un momento terrible, en que el
Toulouse, el 16 de enero de 2010. sujeto trata de manera particular de descubrir, en su cura, qué objeto es él, gracias a
Traducción: Ricardo Rojas (Colombia) una maniobra del analista, no basta para decidir al sujeto a valerse de ello en el pase.
Si se arriesga, eso le permite cernir el objeto como causa de su verdad de una manera
particular, única, que revela la dimensión de semblante.
Notas: La destitución se realiza en la cura, pero, en el pase, el sujeto percibe su ser de
objeto con una iluminación mitad sol mitad sombra que hace signo de una proximidad
[1] “Lo real, diría, es el misterio del [2] Baruk, Cuentas para pequeños y de lo real. Ella permite entrar en “el dispositivo cuyo real toca a lo real” (“…Ou pire”,
cuerpo hablante, es el misterio del incons- grandes, París, Magnard, 1997. en Otros escritos) Paris, Seuil, 2001, p.549) Es una proximidad desconocida, pues el
ciente.” J. Lacan, El Seminario, Libro XX, pasante procura decir lo que ha hecho su deseo de analista, fuera de transferencia. Es
Aún, París, Seuil, 1975, p. 118 un otro tajante el que puede presentarse allí.
¿Qué deviene el real inasimilable al corazón del humano? “Este invariante inaudi-
to” que hace de cada uno un ser único ¿después del análisis es autentificable? ¿Es él di-
ferente después del pase? ¿Se guarda de él un recuerdo mucho más aguzado? ¿Se opera
de otra manera sobre el real en juego en el psicoanálisis después del pase? ¿Qué será su
resto? ¿Cómo servirse de él? ¿Podrá percibirse en la clínica, a condición de que los ana-
listas hablen de su práctica? No todos lo hacen, y el efecto del psicoanálisis se calcula
difícilmente. No es tampoco que el pase proteja de ser re-atrapado por el fantasma…
¿Entonces? En el repertorio de nuestra Escuela, cada uno está dotado de uno de los
títulos inventados por Lacan y a los que nos conformamos tranquilamente; no creo que
cuando alguien pide entrar en la EPFCL lo pida a título de tal, ni que uno se lo plantee;
Élisabeth LÉTURGIE no, se pide ser miembro. Los nombres propios, a los que siguen letras, permiten a cada
uno reconocerse, pero hay una paradoja para el AE, el cual, nombrado por tres años,
Después del pase parece guardar sus letras, como lo indica nuestro programa de hoy. Puede guardar sus
letras incluso si cambia de escuela, pues a veces podemos aconsejar un analista dicien-
do: “Es un AE de la ECF”… ¡cuando hemos procurado separarnos del resto! Y es que la
nominación atraviesa las escuelas y vuelve al sujeto, desde sus pares.

E l procedimiento del pase ha devenido una referencia ineludible y, ya sea compartido,


discutido o rehusado, no hay psicoanálisis lacaniano sin el pase. En tanto que inven-
ción de Jacques Lacan, nos inscribe en su campo y nos determina como lacanianos.
Lo que se prende con las dos letras de una nominación después del pase, es al me-
nos una cosa, que lo real ha sido tratado en una cura. ¿Será “un estatuto legal” recono-
cido a una experiencia? Como si en la nominación AE las letras designaran “ese algo”
Cada uno tiene su posición enunciada respecto el procedimiento, que puede declinarse que ha sido nombrado y que no se disuelve con el paso de los años.
con un: me presentaré - no me presentaré - ahora no - o nunca no - o nunca - o a veces: Es una experiencia de límite que da la sensación de tener dos facetas: aquella
aún no lo sé. Tenemos entonces una relación lógica y afectiva al pase y muchos están en íntima de su propio descubrimiento y aquella éxtima de la nominación dentro de la
el procedimiento sin ser pasantes, lo que no es sin consecuencias para la Escuela. Escuela. Si la nominación autentifica que el fragmento de real se verifica como núcleo
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del deseo del analista, eso no se pierde jamás. Pero no tanto como título sino más bien Corinne Philippe
como “punzón”, esas dos letras atrapando algo de lo real de lo cual se trata de hacer un
lugar: analista de la Escuela. ¿Por qué eso se enuncia tan poco así, cuando ello evocaría ¿Por qué presentarse al pase?
con más precisión la responsabilidad del nominado?
Para la otra garantía, AME, esto no ocurre de la misma manera. Cuando hay no-
minación es que el nudo localizado de los significantes que cierne el vacío central se
ha podido enunciar sin vergüenza, y sin ganancia de ser. El pasante había dejado jus-
tamente la ilusión de ser antes de comprometerse en el procedimiento; es algo de este
deser lo que sabrá ser enunciado, compartido, fuera de transferencia.
S i comienzo por aquí, es porque la pregunta me concierne. Esta se planteó en el pe-
ríodo en que era pasador. Incluso antes de encontrarme con los pasantes, tenía cier-
tos fragmentos de respuesta –el primer movimiento no puede ser sino de entusiasmo, de
El sujeto había pasado del lado del objeto en el final del análisis, el pase es su bor- sorpresa: presentarse al pase para hacer saber lo que acaba de producirse en análisis,
de, eso queda para siempre más como experiencia de un franqueamiento que conoce vuelco que da la impresión de haber descubierto el inconsciente.
una lógica. Por otra parte ¡es un imposible estructural instalarse en el pase! Cuando el El inconsciente real es un territorio que se descubre en el análisis, y quien toca su
procedimiento se termina, el efecto perdura algún tiempo y después es relevado por las borde siente el shock del inventor ante su hallazgo. El pase es correlativo de una inven-
letras, las cuales tratan de sujetar socialmente esto que es tan particular y se opone a la ción de saber del inconsciente. El verbo “inventar”, tan equívoco hoy en día, significa
normativa ideal. también “encontrar”, “localizar”. Se puede decir, por ejemplo, que tal biólogo es el
Nada viene a colmar la falta estructural descubierta en la cura y aceptada de ma- inventor de tal bacilo; hay algo allí en el acto de nombrar, una puesta en evidencia, una
nera particular en el pase, pero es precioso haber podido acercarse hasta allí y es esto extracción sobre lo real.
sin duda lo que queda en las dos letras de AE. El analizante inventa el saber del inconsciente. Salvo que no hay allí ninguna necesi-
Sin embargo, se plantea la pregunta de saber cómo caminar en nuestra Escuela dad de igualarse a un inventor para hacer la invención, puesto que el analizante no cuenta
sobre el efecto del pase que no viene seguido de una nominación. Si el sujeto resulta allí para nada. Es por lo que resulta imposible hacer alarde de una invención, de un hallaz-
herido, es que estaba lejos y aún a la espera de una garantía del Otro. Eso no será sin go. No es ningún triunfo, el acontecimiento tuvo lugar a pesar del sujeto. Para cada uno de
consecuencias para él, si extrae una enseñanza, y esto es lo que entiendo cuando escu- nosotros, lo genial es el inconsciente. Sería más justo decir que el analizante se ha dejado
cho o cuando leo ciertos relatos: hay alguna cosa a obtener de esta experiencia. encontrar por el inconsciente, que ha extraído de lalengua un decir de goce. El analizante
¿Bajo qué forma? Ésta es a inventar, pues el testimonio es sospechoso en nuestra llegó a buen puerto, amarrado, cargado, lleno de un goce incurable. Finalmente.
Escuela. Evidentemente, nos acordamos de la ECF y de lo que rehusamos como repe- ¿Cómo callar, guardar para sí un descubrimiento tal? Cuando el analizante llega
tición; pero renunciar a escuchar a un pasante, tranquilo con su íntimo al punto que deslumbrado a ese punto, el entusiasmo lo empuja a decir, a testimoniar de su expe-
loenuncia para captar los mecanismos, es para preguntárselo, en tanto que los elemen- riencia.
tos personales escuchados en el testimonio son a rehusar. Es el primer tiempo de una Hay otra razón que empuja a presentarse al pase, y es que el analizante piensa en
transmisión que deberá encontrarse a partir de un deseo particular y hará un estilo. pasar a ser analista, o más justamente al deseo del analista. Deduce su deseo de ese
¿Por qué temer que el pasante que ha dedicado toda su cura a separarse de los acto del que no es el autor, lo que más que nunca lo lleva no a creer, sino a certificar la
significantes del Otro se aferre de repente a un lugar para ser representado en el campo ex-sistencia del inconsciente, del que intentará dar cuenta en el pase.
del Otro por dos letras? El saber del inconsciente no se aprende, se devela. Cito a Lacan (La Grande-Motte,
Es uno de los problemas del pase, está de tal modo en el corazón de nuestro campo 1974): “El analizante no lo ha aprendido para nada, sino que eso se le ha develado.
lacaniano que la nominación tiene un efecto innegable, por sí mismo, tan pronto como La dimensión del aprender es muy distinta a la del develar, su primer movimiento es
una tendencia a defenderse de este efecto, incluso a negarlo para el grupo. Como si el el de no saber por qué lado eso lo atrapa”. Creo que hay allí una preciosa indicación de
real en juego produjera su efecto de aislamiento. lo que puede producir la interpretación por el inconsciente real. El analizante no deja
La nominación significa que el pasante ha sabido transmitir a los pasadores los dife- de volver a él, es un tiempo suspendido.
rentes franqueamientos que lo han conducido a ser analista y que el cartel lo ha captado. El develamiento no tiene ya nada del movimiento que consiste en interpretar el incons-
Es este el éxito del pase: decir sin temor de no ser entendido. Es la realización temporal, ciente. El lugar de la enunciación es radicalmente Otro. El analizante se encuentra interpre-
y que no creo jamás definitiva, del “no hay Otro del Otro”. Esta aserción debe tomar un tado a menudo, anudado, estampillado a un decir de goce: “Tú eres eso”. Al mismo tiempo,
lugar particular para que el pasante esté en la transmisión de un acto enlazado a un de- el analista es eyectado como objeto. Es necesario un cierto tiempo para volver a meterse
seo que no puede elaborarse más que a partir de lo singular y no sólo de lo teórico. allí, hay todo un período de oscilación y de desorientación durante el cual es muy difícil
¿Se puede, por ejemplo, escuchar de los pasantes sueños que testimoniarían de una pensar la experiencia. Mi designación como pasador llegó en ese tiempo irresuelto. Yo es-
inscripción inconsciente del pase y no sólo como realización de un deseo? Sería una de peraba, aceptando ese trabajo, saber un poco más acerca de las consecuencias del acto.
las formas de la proposición de Lacan de “ser analista de su propia experiencia”. “Su” en El procedimiento del pase es un lugar donde se transmite la experiencia analítica.
esta frase reenvía tanto al pasante como a la Escuela. Es justamente el sentido de nuestro No es el único, obviamente, pero sin duda es irremplazable. Requiere la sorpresa, la
encuentro de hoy, ya que “es nuestra apuesta de decir”, declaraba Lacan en 1973. curiosidad por las condiciones del acto analítico. ¿Cómo explicar que lo impensable
haya podido producirse en ese análisis? No es cosa sencilla y hace falta luchar con la
Toulouse, 16 enero 2010 opacidad que resiste a la lógica y al entendimiento.
Traducción: Rosa Escapa (España) Que el resultado interese o no a la escuela escapa al pasante, quien ignora total-
mente lo que ocurrirá con su testimonio. El pasante hace una oferta. Él no dispone de
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nada más. Por consentir a la ausencia de dominio, los pasantes con los que me encontré tan fácil ubicarla? No hay ninguna comunión posible con el inconsciente del Otro. Pero
tenían una libertad de tono, una soltura que hizo al pase ligero y alegre. Ellos hicieron reconocer no es saber por el otro. El pasador es reactivo, se presta a la reacción a partir
deconsistir las inquietudes que yo tenía acerca del pase, sus acentos superyoicos. de su propia relación con lo real.
No dejé de plantearles la misma pregunta a los tres pasantes con los que me encon- Se espera de él que transmita el esbozo, la lógica del testimonio del pasante. Si eso
tré: ¿por qué el pase? Recogí diversas respuestas de diversos alcances, ya que cada uno alcanzara, la función del pasador podría ser propuesta a muchos más. Pero el pasador
hizo un uso singular del procedimiento. Necesidad subjetiva de servir al psicoanálisis se utiliza no como un informante aplicado, sino como placa sensible. Así, no es la pru-
o deseo de servirse de la escuela. Algunos pasantes tienen una expectativa fuerte, otros dencia ni el saber doctrinal lo que constituye a un pasador, sino su capacidad de reac-
para nada. El estilo del testimonio está modulado por la puesta del pasante; en todo cionar. Sin duda, hace falta contar con lo que se le escapa un poco al pasador, eso que
caso, en tanto pasador, creo haber sido sensible a ello. lo atrapa sin saberlo. Que se deje impresionar, alterar. Es infaltable, el pasador siempre
No hay ninguna garantía de hallar satisfacción personal en el pase si la demanda es impresionado, afectado de una manera u otra. Ningún cartel dejó de observar los
del pasante apunta a una validación a través del Otro. Seguramente, para el pasante la efectos que el testimonio había producido sobre mí.
decepción puede estar en el momento de la cita. Ídem para el pasador y para los miem- Algunos efectos se disipan rápido luego del procedimiento, pero hay un resto que
bros del cartel, el saber del pasante puede perderse, no hallar destinatario. no se olvida, algo que se transmite más allá del saber, y que pone al pasador, a su turno,
Sin embargo, si un nuevo saber no llega siempre al jurado, creo –ha sido así en mi en trance de responder por el psicoanálisis. Luego de esa experiencia, la cuestión de
experiencia– que algo se transmite en la vertiente de la ética. El pasante, lo constaté presentarse uno mismo al pase se plantea de forma inevitable. La entrada en el procedi-
cada vez, es el que no retrocede ante el riesgo a asumir. El riesgo de autorizarse como miento como pasador puede ayudar a franquear el paso y, de pasador, pasar a pasante.
analista, el riesgo de decir las razones para ello, el riesgo de la intranquilidad desde el El encuentro con el pasante refuerza la idea de que no hay que retroceder ante las pro-
momento en que se dirige a otros. Tomar un riesgo es avanzar, osar algo de lo que no se pias responsabilidades. Un psicoanálisis, y eso sólo sirve a uno, hace fructificar
puede tener la garantía de un beneficio. un uso satisfactorio del goce. De donde, para algunos, la elección posible del pase,
Otra vez Lacan, en La Grande-Motte: “El resultado (del pase) es algo totalmente la de explicarse acerca del deseo del analista.
nuevo, algo que, para cada uno de los que allí están presentes, no ha sido sin efecto”. Entonces, una palabra para responder a mi pregunta del inicio. ¿Por qué presentar-
Prosigue: “Efectos que son perjuicios” (dégÎts). El término es fuerte, pero Lacan sabía se al pase? Más allá de lo que el pasante ubica para sí mismo y que no está seguro de
de lo que hablaba. “Estoy aquí con los perjuicios sobre mi espalda –dice él– y esto no alcanzar, tal vez sostenga bastante al psicoanálisis por dirigirse a los que éste sostiene.
es inútil puesto que [...] si hay alguien que pase su tiempo en pasar el pase soy yo”. Nadie puede considerarse propietario de su cura, propietario de una invención –y lo
Agrega: “Perjuicios, es cierto que como estamos estropeados, nosotros, los de la especie que de allí adviene no nos pertenece. La destitución subjetiva permite sin duda hacerse
humana, los perjuicios son lo que mejor puede venirnos”. responsable de lo que no nos pertenece.
Creo que lo que mejor nos viene en la circunstancia es la puesta a prueba de la rela- Elegir el pase es rechazar toda complacencia con la impotencia y la evitación, que
ción con el saber. El pase no es un resultado, un fin en sí mismo, no cierra nada. Si debe cubren el horror de la castración. Del pase se deduce, más que nunca, en qué un aná-
ser idealizado, no es por ninguna otra razón que porque pone a trabajar, nos mantiene lisis permite hacerse una conducta en la experiencia. De no ceder en su deseo, cueste
despiertos ante lo que nos inclina a dormir. lo que cueste, ocurra lo que ocurra, y de hacer así acto para la comunidad analítica, es
El pasador no es el último en interrogarse acerca de su relación con el saber. una experiencia que en sí puede ser totalmente renovadora.
¿Qué sabe acerca de ello? Si fue designado por estar muy cerca de lo real del pase,
eso no lo convierte en un experto, él no sabe con seguridad cómo el análisis de los otros Traducción: Pablo Peusner (Argentina)
debe desarrollarse y terminar. Su saber es tenue. Es un saber demostrado.
En razón de la nueva relación que tuve con el inconsciente, me di cuenta de qué
difícil era conmoverme. Yo era insensible a las elaboraciones del sentido. Renuncié pro-
gresivamente a tomar nota de todo lo dicho para esperar el momento en que lo real
quiebra la pantalla del fantasma. Renuncié a atrapar todo, a retener todo. Esta seguridad
la obtuve de la experiencia, tan viva en ese momento. Es un hecho, me sentía “seguro”
Hace falta sin duda vigilar este lugar para que no se cierre. Pero, sin ese punto fijo,
¿cómo no perderse en una identificación histérica con el pasante o con el analista?
Mi análisis me había enseñado que no hay otra causalidad del goce que aquella del
balbuceo de la lengua. Verdaderamente, no hay cómo hacer de eso una novela, lalengua Clotilde PASCUAL
no empuja a la construcción, sino a la deconstrucción del sentido. Es por lo cual no se
puede atrapar la trayectoria de un análisis si no es por la báscula de lo real, báscula que Enseñanzas de los carteles del pase:
se adelanta a la conclusión del sujeto. Es que ella ordena el inicio, plantea la cuestión cada pasante encuentra su solución
de la entrada y nombra al síntoma. Hay una lógica de après-coup y, sobre todo, la marca
de una reducción. Yo no soy poeta, decía Lacan, sino poema. El pase hace de vosotros
alguien a quien se lo tiene por dicho y, más aún, alguien que se tiene por dicho.
En ese momento de destitución, de ese rencuentro del fuera-de-sujeto del incons-
ciente, ¿adónde es desplazada la enunciación? –del poeta al poema. ¿Resulta para otro V oy a tratar de hablar de la experiencia que tengo en un cartel del Pase y de lo que
estoy aprendiendo por participar en este dispositivo.
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Antes de continuar, quiero decir que estos carteles han comenzado su trabajo des- a esta teoría en el dispositivo del pase, tal vez al pie de la letra. Es decir que
de hace un año aproximadamente y el cartel en que participo no ha escuchado pases hemos esperado ver un recorrido de travesía del fantasma, atravesamiento del
hasta el mes de Octubre pasado, habiendo escuchado tres pases hasta la fecha. Así, mi mismo con el pase por el objeto, deseo del analista ligado a esta travesía, iden-
participación hasta ahora es modesta. Sin embargo, voy a tratar de una serie de puntos tificación al síntoma…), conceptos que pueden encerrarnos en relación a esta
desprendidos de los testimonios escuchados. teoría.
–– A la cuestión que expuso Colette Soler en su ponencia en la Jornada de Es-
cuela de Buenos Aires, diciendo si no sería que el cartel del Pase no sabía
Primera Parte leer o extraer en el discurso del pasante lo que releva de este punto del deseo
del analista. Esto podría ser debido a buscar un imposible. Por ejemplo, que
Voy a comenzar por decir primero lo que esperaba encontrar en la escucha de los el pasante pueda decir que objeto ha sido de una manera conclusiva, cosa
pases, en relación a las cuestiones que buscaba, debido a las lecturas que había reali- imposible ya que el objeto es del registro imaginario, y aunque haya uno
zado de los testimonios publicados así como por la escucha de los testimonios públicos prevalente, no se puede llegar a un pase clínico con una afirmación total del
de algunos AE. objeto que se fue para el Otro, a la manera de mostrarlo.
Una de estas cuestiones, es que siguiendo los textos más fundamentales de Lacan
que conciernen al paso al deseo del analista en el pase y su dispositivo (el texto de
1967, La Proposición sobre el Analista de la Escuela, y el texto de 1976, Prefacio a la Segunda Parte:
Edición inglesa del Seminario XI), constaté en la escucha de los testimonios una dificul-
tad para cernir este pasaje. Después de exponer lo que busqué y no encontré, voy a tratar de aquello que no
Para decirlo de otra manera, hay pocas referencias y en ocasiones ninguna que con- esperaba encontrar y que sí encontré, con la sorpresa de este encuentro.
ciernan a la entrada en la práctica analítica y el porqué y cómo se articula esta entrada Encontré lo que llamaría una demostración, en relación a la lógica de la cura,
en la práctica con el pase clínico, así como las repercusiones de este pase en la práctica que se desprende por una parte de una lógica significante del sentido, y de otra parte
y de esta práctica en la conducción de las curas analíticas. de lo que llamaré las discontinuidades significantes en el discurso del pasante en
Una segunda cuestión, es que la interpretación del analista no tiene el lugar que relación a esta lógica. Lo que da relieve y valor a esta discontinuidad, son los signi-
hubiera podido suponer en las curas. El análisis se desarrolla como si la interpretación ficantes que en la historización del sujeto dan paso a la hysterización del analizante
del analista no tuviera un lugar particular, sobre todo las interpretaciones o señala- al analista. Como nos subrayó Bernard Nominé, en la inauguración del Seminario de
mientos en relación al final de la cura. En ocasiones es como si este analista no hubiera Escuela de Barcelona, en el pase lo que debe ser puesto de relieve y tiene valor, es
estado presente. la hystorización que muestra el paso del analizante a analista y no solamente la del
Si señalo estos puntos, es por supuesto, para podernos preguntar en relación a estas sujeto en análisis.
cuestiones si estas dificultades son debidas a: Entonces, lo que hace demostración, es lo que en la lógica de la cura que se da a
ver, estos significantes que se desprenden y que han sido una sorpresa durante la cura,
• Una cuestión de estructura, tal vez busco algo que toca a un real difícil de decir para el mismo analizante, bajo transferencia. Sorpresa que es debida a una enunciación
con palabras. El momento del Acto analítico que cierne el paso a una posición del que se separa de la historia del sujeto y que toca a lo real. Por supuesto que solamente
analista tiende al olvido, hemos escuchado decir muchas veces. toca a lo real, puesto que como dice Lacan en el Seminario Aún, se trata de “elucubra-
–– Una cuestión de doctrina teórica, de la que tanto los pasantes como los pasa- ciones sobre lo real”, lo que quiere decir que no se puede llegar a decir lo real en tanto
dores como los miembros del Cartel del pase, hemos esperado la confirmación que tal real, sino que se trata de elucubraciones sobre la lengua, en una sola palabra,
a esta teoría en el dispositivo del pase, tal vez al pie de la letra. Es decir que lalangue. Lacan nos habla extensamente en dicho Seminario entre otros párrafos en el
hemos esperado ver un recorrido de travesía del fantasma, atravesamiento del siguiente: “El Uno encarnado en lalangue, se queda indeciso, entre el fonema, la pala-
mismo con el pase por el objeto, deseo del analista ligado a esta travesía, bra, las frases, podemos decir todo el pensamiento”. Indeciso, quiere decir elucubra-
identificación al síntoma…), conceptos que pueden encerrarnos en relación a ción, aproximación solamente y de forma diversa.
esta teoría. Se trata en estos significantes, de agujeros en la significación y el sentido, enigmá-
–– A la cuestión que expuso Colette Soler en su ponencia en la Jornada de Escuela ticos para el sujeto mismo, en un primer momento. Significantes que logran transmitir
de Buenos Aires, diciendo si no sería que el cartel del Pase no sabía leer o ex- lo que ha sido su “verdad mentirosa”, poniendo un límite a esta verdad mentirosa, tal
traer en el discurso del pasante lo que releva de este punto del deseo del ana- como Lacan nos dice en el texto del Prefacio a la edición inglesa del Seminario XI.
lista. Esto podría ser debido a buscar un imposible. Por ejemplo, que el pasante Voy a tratar de decir algo más. No es tanto el relato de la historia del sujeto, o del
pueda decir que objeto ha sido de una manera conclusiva, cosa imposible ya recorrido de la cura (que por supuesto es fundamental ya que sin ese recorrido no se
que el objeto es del registro imaginario, y aunque haya uno prevalente, no se puede llegar a nada), sino lo que se desprende en estos significantes. Significantes que
puede llegar a un pase clínico con una afirmación total del objeto que se fue marcan una ruptura con la articulación significante anterior, que condensan un goce
para el Otro, a la manera de mostrarlo. que muestra algo del fantasma y del síntoma del sujeto, que constituyen la base, la
plataforma del pase clínico del analizante. Plataforma que regula el goce, y que hace
• Una cuestión de doctrina teórica, de la que tanto los pasantes como los pasa- aparecer un saber sin sujeto. Lo que Lacan nombra en el primer párrafo del texto del
dores como los miembros del Cartel del pase, hemos esperado la confirmación Prefacio: “Se sabe, por sí mismo”.
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En esta plataforma estaban dibujados, esbozados, desde siempre, con el descono- Tercera parte
cimiento del sujeto, el trauma, el fantasma, el síntoma y finalmente lo que hace límite
para el sujeto, concerniendo un real fuera de sentido. Y para finalizar, ¿qué es del deseo del analista? Pienso que implica esta separación
Por otra parte, cuando el analizante llega a este límite, muestra que hay un pasaje de la mentira del fantasma, con las vueltas necesarias para ello. En el testimonio que
del sufrimiento del síntoma al saber hacer con este síntoma, lo que desde Lacan llama- traigo, fueron necesarias dos vueltas fundamentales. Esta separación lleva consigo la
mos identificación al síntoma. Y aunque el sujeto no sepa exactamente en que consiste articulación del atravesamiento del fantasma entre decepción, (donde es evidente que
este síntoma, sólo sus modalidades, es toda su historia que estaba determinada por él. las identificaciones están vacilantes o cayendo), alivio por poderse quitar de encima la
Esta historia deja una redistribución del goce y unos restos de transferencia que van a verdad mentirosa del fantasma y una redistribución del goce, es decir otra satisfacción
permitir una práctica clínica orientada por la ética psicoanalítica o lo que quiere decir (como nos dice Lacan en el texto del Prefacio). Articulación que forzosamente por la
lo mismo, orientada por el deseo del analista. distribución del goce diferente dará lugar a una ética del bien decir, que mostrará una
De esta forma, la clínica del pase me ha permitido pensar una clínica de la variedad manera de hacer frente a la práctica analítica diferente.
sintomática de cada sujeto, que pone de relieve la singularidad y la manera de encon- El Cartel del pase me ha mostrado que en cada pase, las cosas pueden suceder en el
trar una solución particular al tema del síntoma y del paso al deseo del analista. No se sentido en que el pasante pueda mostrar y transmitir a los otros (pasadores), y por ellos
trata en esta clínica de verificar la verdad del sujeto, cosa imposible, sino de verificar la a los miembros del cartel del pase, algunos puntos cruciales en relación a su recorrido,
variedad del síntoma, de ese paso al deseo del analista y de la redistribución del goce. sobre todo en lo que concierne a su pase clínico, y a su solución particular ligada a su
Ciertamente, no es lo mismo pensar un síntoma sólo en la significación significante deseo de analista. Si esto ocurre así, habrá nominación de AE. Pero me ha mostrado
y el sentido, que ocupa una gran parte del análisis y que inevitablemente se debe pasar también que siempre y por fuera de la posible nominación hay una enseñanza a poder
por ahí, que de situar el síntoma y lo que lo sostiene a partir de estas “elucubraciones transmitirse en todos los casos que he escuchado, al conjunto de la Escuela.
de lalengua”, que marcan lo que llamo las discontinuidades significantes y un antes y El pase muestra que no hay universal a buscar, que hay encuentros en relación a
un después de llegar a ellas. Discontinuidades que marcan la relación complicada entre poder decir cómo saber hacer en la ruptura entre el sentido y lo real. Me he encontrado,
el cuerpo y lo simbólico. Relación que es complicada porque hay lo real que no tiene por esta experiencia en el Cartel del pase, más cerca de la singularidad de cada caso de
una traducción directa. pase, que de estar preocupada porque la teoría “casase” con la clínica del pasante.
Por otra parte, pienso que lo que he aprendido, a partir de mi experiencia en el Por otra parte, y es importante señalarlo, en el trabajo en el Cartel, se trata de juntar
Cartel del Pase, se debe sobre todo, a que esta experiencia me ha liberado de la idea entre todos lo que cada uno ha escuchado de este pase, y poder llegar a una conclusión
de buscar un saber que concerniendo al sujeto daría la fórmula de su saber y de su sobre los puntos escuchados en el testimonio de pase.
deseo. Tal vez una cierta lectura del texto de la Proposición para un analista de la Puntos que pueden hacer transmisión de un paso de analizante a analista. Se trata
Escuela, me había llevado a formular las cosas de esta manera. La idea de Lacan era en esos casos de que el Cartel pueda certificar (nunca construir en el lugar del pasante)
en dicho texto, que el pase clínico era la solución al problema del deseo en términos que éste por su testimonio (sin duda en este testimonio hay muchos factores coyuntura-
del deseo del analista. Pero yo buscaba, sin decírmelo, la solución con un gran L, con les también), puede transmitir su recorrido analítico como Analista de la Escuela.
mayúsculas, y poder participar a un cartel del Pase, me ha permitido ver las cosas de
una manera diferente.
A propósito de esto último, Lacan había mencionado en otro texto: El Prefacio, Bibliografia
texto de 1976, que según mi opinión complementa el del Analista de la Escuela, que las
cosas no son tan evidentes en lo que concierne al saber. Nos dice que la cura freudiana NOMINÉ, B. “Inauguración del seminario de la Escuela del FPB, sobre el Prefacio a la
sirve para situar el saber sobre los amores del sujeto con la verdad, pero que justamente edición inglesa del Seminario XI de J. Lacan”, Barcelona, octubre 2009.
el analista resulta de la caída de estos amores con la verdad, siempre mentirosa. LACAN, J. “Proposición para un psiconalista de la Escuela”, 1967.
Y esto da una decepción, que muestra la ruptura entre verdad y real. Es en esta LACAN, J. “Prefacio a la Edición inglesa del Seminario XI”, 1976.
ruptura que el sujeto debe atravesar esta decepción. Decepción de no poder sostenerse LACAN, J. El seminario , Livro XX, Encore, Paris, Seuil, 1975.
de la verdad mentirosa de su fantasma, al mismo tiempo que se abre la posibilidad de SOLER, C. “Lalangue, traumatique”, extrait des cours des 17 et 31 janvier 2007.
sentirse aliviado de la culpabilidad de deber sostener esta mentira. SOLER, C. “El inconsciente real, consecuencias para el pase”, Cita de San Pablo, 4 jui-
Tengo la hipótesis de que si hay algo a poder esperar de un testimonio del pasante, llet 2008.
es que pueda mostrar este alivio, producto de una caída de la verdad mentirosa que pro- SOLER, C. “Las consecuencias del acto cómo reconocerlas?”, Primera Jornada interna-
duce al mismo tiempo la caída de la culpabilidad en relación a otro al que se sostiene cional de la Escuela (EPFCL), Buenos Aires, agosto 2009.
con una mentira. Esto produce un alivio que permite la caída del sujeto supuesto saber y
por otra parte muestra una satisfacción diferente a la que presentaba cuando gozaba del
fantasma y no se enfrentaba a él. Esto da la manera particular de encontrar una solución
particular, y no La solución.
Esta manera de entender el pase ha producido en mí una cierta pérdida de algunas
certezas o idealizaciones (la doctrina que nos cierra en cierta forma) pero también una
satisfacción, la de tratar de comprender la solución particular de cada pasante cuando
no está más en la ficción de su caso.
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Béatrice GUITARD En el tiempo reunido en esta escucha un poco complicada, debía dejar las orillas
seguras de mi lengua, las de los idiomas reconocidos, aceptar que algunas palabras, al-
El pase gunas expresiones se me escaparan. Un descifrado demasiado puntilloso habría hecho
perder la textura misma del tejido de la cadena significante. Pero, al mismo tiempo, era
trabajada por una preocupación de rigor, atenta a la lógica de su elaboración de saber
acerca del inconsciente, así como a su manera de construir el enunciado.

M e entrevisté con dos pasantes de manera casi simultánea – de noviembre a enero


luego con dos carteles diferentes, éstos muy distantes (uno en enero, otro en julio).
Señalo inmediatamente este detalle que tiene su importancia: me pareció compli-
Trabajo habitual del analista, me dirán. Excepto que el pasador no esta en la posi-
ción del analista y que no pierde el horizonte de su retransmisión al cartel. El tiempo
esta contado, si puedo decir, contrariamente al de una cura. Hay una fecha, un venci-
cado dar testimonio en un plazo tan largo (seis meses después de la recopilación del miento fijado, al final del cual deberá dar cuenta de su escucha.
testimonio). La frescura del recuerdo se había perdido un poco. No estoy segura que Eso conduce a considerar de manera específica la relación al tiempo. Hay urgen-
el esfuerzo necesario para su reanimación no haya tenido algunas influencias sobre mi cia.
testimonio. De parte del pasante, urgencia de decir; de parte del pasador, urgencia de atrapar la
Si lo menciono, es porque esta divergencia es un efecto de la elección de nuestra médula de la travesía de la cual le hablan. En este breve momento del tiempo del pase,
escuela, de dar al pase una dimensión internacional. La distancia para reunirse compli- es necesario – y complicado –tener al mismo tiempo las dos aserciones que Lacan da
ca las cosas. del tiempo: el tiempo de la duración, del desarrollo de las cosas, y el del inconsciente,
Por otra parte, tuve la oportunidad de recibir el testimonio de una pasante para que no es el mismo.
quien el francés no era la lengua de origen. Es de este encuentro con la lengua extran- El pasador, preocupado por reconstituir en su testimonio un análisis, a menudo
jera que quisiera hablar. extendido durante muchos años, intenta situar las etapas, las fases. Orienta su escucha
Es originaria de América Latina. En el momento de su testimonio llevaba en Francia en este sentido, buscando ser lo más fiel posible. Es lo que se espera de él. Pero de otro
seis años, había adquirido un buen dominio de nuestra lengua, que practicaba correc- lado, o más exactamente en el aquí y ahora del encuentro, esta la dimensión del tiempo
tamente. del inconsciente, que se basa en la sincronía, la característica de apertura inmediata-
Sin embargo, se le escapaban aún los matices requeridos para dar cuenta de mean- mente vuelta a cerrar, según los ritmos de pulsación. Las manifestaciones del incons-
dros y trampillas que convoca el inconsciente en un recorrido analítico. No es fácil en ciente no se prevén ni se calculan, surgen… o no, tanto en el análisis como en el pase.
efecto mencionar a la vez todas las emociones-sensaciones que jalonaron muchos años Es también lo que se espera en una experiencia de este tipo. Se ve allí toda la paradoja
de análisis y las construcciones progresivas relacionadas con éste. Ya en nuestra propia de una posición de escucha que exige de un lado una vigilancia racional y del otro una
lengua se tiene dificultades. relajación de la atención formal.
Por mi parte, no hablo el español y no estoy familiarizada con el contexto cultural de En el a posteriori, y comparando mis dos experiencias, dos posibles escollos me
Sudamérica. Un esfuerzo de atención constante, fue pues necesario de ambas partes. aparecieron.
Salíamos una y otra agotadas de estos encuentros (dos, más dos llamadas telefóni- El tiempo de la duración puede triunfar. El pasador escucha atentamente lo que se
cas). Sin embargo, pasó y bien pasado. Quisiera intentar dar cuenta de eso. le cuenta, se deja tomar por el sentido, por la historia de este análisis del cual se le re-
El primer factor tiene que ver con la personalidad de esta pasante, mujer muy calu- lata el despliegue. En este caso, es la “traducción” lo que importa. Empleo esta palabra
rosa, extremadamente vivaz y espontánea. El contacto con ella se establecía fácilmente. intencionalmente:
Pero lo que me impacto fue el uso que hacía de su relación a la lengua extranjera, a puede tratarse del deseo concienzudo del pasador, preocupado de no dejar nada a
las palabras. Completamente comprometida con lo que pretendía transmitir, ponía allí la casualidad y de permanecer lo más cerca posible del relato cronológico de los acon-
toda su energía: “Era necesario que eso pasara”. ¿”Qué?” Su deseo de decir, no sola- tecimientos de la cura para que “se comprenda bien”; puede tratarse, más prosaicamen-
mente decirmesino de llegar lo más cerca posible de su verdad, inclusive utilizando los te, de la traducción al sentido literario, cuando un miembro del cartel no entiende nada
movimientos del cuerpo: gestos, mímicas. ¿” Has comprendido?” –Uhmm… no estoy de la lengua francesa y que un colega, como traductor demasiado vehemente, insiste
totalmente segura…– Bien, yo vuelvo a empezar… “Practicaba” el francés correcta- en que entienda.
mente, lo dije, pero con un fuerte acento. Algunas palabras eran difíciles de entender, Pequeño paréntesis: hicimos la elección de lo internacional, no la de la torre de
algunas frases no siempre bien construidas, cometía errores en el manejo de los géneros Babel. Es asombroso que los estatutos por los que, se estipula la necesidad de hablar la
masculino y femenino… Ante mis perplejidades o mis incomprensiones, utilizaba toda misma lengua entre pasante y pasador, no lo precisen para los miembros del cartel.
clase de medios hasta estar segura de haberse hecho comprender. Sentía, de manera Peligro de pegarse a la traducción, aquella que podría no dejaría ninguna duda
casi palpable, lo que dice Aharon Appelfeld en su libro Historia de una vida: “El esfuer- sobre el sentido. Sin embargo, nosotros lo sabemos, no son necesariamente las palabras
zo por despojar las palabras de toda escoria, el deseo de presentarle a usted algo que las que son significantes, pueden, como dice Lacan, hacer colección en el diccionario
viene del interior.” sin que por ello revelen lo esencial para el sujeto.
Escuchaba sus palabras, su fraseado, como se escucha poesía, con el ritmo – que El apego excesivo a la traducción –que esté en forma de un testimonio exhaustivo o
cambiaba según la emoción suscitada. Ante el bloqueo con una palabra repentinamen- de la transposición lingüística de una lengua a otra– borra el ritmo, las vacilaciones, las
te imposible de encontrar en francés, buscaba varias versiones en español o intentaba rasgaduras, las oscuridades, todos estos elementos preciosos que llamaré el aliento del
acercarse en una perífrasis o una mezcla con el inglés. Este conjunto terminó por dar discurso, verdadero marcador del deseo –el del pasante que se dirige al pasador como
una música cuyo canto recurrente se volvió, poco a poco, perfectamente identificable. el del pasador que se dirige al cartel–.
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Tener en cuenta las condiciones de escucha de los efectos del inconsciente, por Patricia DAHAN
otro lado, no va sin generar angustia. Aceptar ceder sobre el sentido del relato así como
sobre el control de las palabras o frases, conduce a aceptar no ser “fiel” y por lo tanto Sobre lo vivo
ser parasitado por las representaciones subjetivas de lo que espera la institución para el
nombramiento de sus futuros A. E. Pienso en lo que Lacan señala en el Seminario VIII
sobre la necesidad del analista “de tener siempre a su alcance un pequeño deseo bien
preparado”; esto para no exponerse a la angustia.
En la situación de pasador, favorecer la escucha sobre la vertiente “recording”
podría efectivamente ser este pequeño deseo bien conveniente. En esta experiencia tan
A gradezco a Pascale Leray por haberme invitado a esta Jornada sobre el pase. Desde
mi nominación muy reciente como AE, es la primera vez que voy a dar cuenta de
mi experiencia de pase y de mi experiencia de análisis. Justo entonces en el momento
sensible como lo es el pase, me parece que lo que se gana en fidelidad del testimonio, de una transición entre el universo íntimo de la relación analizante-analista y de la rela-
de la comprensión, se pierde en potencial de hallazgo. Este punto preciso me parece ción pasante-pasador y una confrontación a un público amplio, que me hace formular
que tiene que ver con el enfoque de la lengua de Lacan. Por mi parte, me demore mu- de manera nueva ese camino que va del análisis al pase.
cho tiempo en estar de acuerdo, demasiado ocupada neuróticamente a combatirlo así Querría mostrar hoy por que un análisis es un medio de acceder a lalengua, a lo
como a envidiar a aquéllos que estaban de acuerdo con ese enfoque. real del inconsciente, de qué manera esto se produjo en mi análisis y lo que permitió
Sin esta actitud de consentimiento, se puede siempre hablar el lacaniano pero no por este acceso a lalengua, librar el sentido de mi síntoma.
necesariamente utilizar el pensamiento de Lacan. Lo menos que se puede decir es que no me precipité a hacer el pase, aunque des-
Concluiré con la pasante cuyo encuentro mencioné. Había hecho efectivamente pués de haber acabado mi análisis había en mí una impaciencia por testimoniar. Entre
la experiencia de una travesía analítica y esto había cambiado su vida. _ Que ella sea la impaciencia de testimoniar de una experiencia inédita y el deseo de transmitir, el
nombrada AE o no, no es el asunto aquí. Sobre lo que querría insistir, es hasta qué pun- tiempo se desvaneció. El tiempo se desvaneció, durante el cual demasiadas cosas aún
to cambiaron y mi compromiso con el psicoanálisis no dejó de reforzarse.
la lengua de la verdad esta anudada al deseo. La pasante no retrocedía ante su ver- Precisaré para comenzar que hubo en mí, gracias al análisis, un antes y un después.
dad, ante una urgencia para ella y para la institución de transmitir en que, la experiencia Antes del análisis, era inhibida, borrada, angustiada, sentía casi físicamente un peso sobre
del análisis la había transformado, liberado, aún al precio del riesgo que haya fallas en mis hombros, el peso de la culpabilidad; me ocurrió en mi análisis el comparar este peso
el intercambio. con una capa o un abrigo muy pesado. Gracias al análisis, este peso cayó, yo me compro-
Tras nuestros encuentros, en el momento de salir hacia el extranjero, me llamó va- metí en actividades en las cuales jamás me había comprometido antes, enseñé, me atreví
rias veces por teléfono. Sentía en ella el malestar de no haber podido decir como ella a confrontarme con otros en funciones de organización, mi relación a los otros cambió. Y
quería, en su lengua. Aún habiendo hecho un análisis, la angustia no desaparece. puedo decir que después del análisis, nuevos efectos aún se produjeron, hasta tal punto
Por mi parte, a salir de este momento de experiencia tan intenso y agotador, domina que la cuestión del pase no era lo que había de más urgente en la medida en que me
un curioso y agradable sentimiento de haber inventado, encontrado al mismo tiempo comprometía en numerosos dominios de los cuales hasta entonces me había apartado.
que ella un arreglo de las vías de pase de la palabra. No solamente hubo un encuentro Para mí, el tiempo de la cura se descompone en tres tiempos lógicos, que van del
auténtico sino, más allá de los límites geográficos de la lengua, algo de lo que mueve al principio del análisis hasta el pase. El primer tiempo hasta que la elucidación de un
psicoanálisis pudo transmitirse. sueño hace bascular el curso de mi análisis, un momento de pase en consecuencia del
Si las funciones de analista, pasador y miembro del cartel son diferentes, tienen cual mi analista me designó como pasador; este primer tiempo sería el instante de ver,
un punto en común: el de una posición necesariamente ética. Se interesan todos por que duró más que un momento: cinco buenos años. El segundo tiempo de una dura-
el Inconsciente. Pero, pienso en este pasaje del Seminario XI dónde Lacan insiste: “El ción, equivalente, en el que hubo otros momentos de paso y durante el cual todo lo que
estatuto del inconsciente, tan frágil en el plano óntico como se los he indicado es ético. había sido dicho en la primera parte del análisis y lo cual hacía misterio en mí, como
Freud, en su sed de verdad dice: sea como fuere… hay que ir a ver [… ] 1. “ un recuerdo recurrente, síntomas presentes o pasados y muchas otras cosas aún, pro-
gresivamente han sido elucidados; es el tiempo para comprender, que correspondió a la
1. J. Lacan, el Seminario, Libro XI, los Cuatro Conceptos fundamentales del psicoa- segunda vuelta del análisis. Finalmente, después de haber acabado el análisis, el tiempo
nálisis, Buenos Aires, Paidós, 1987, p. 41. para concluir y para presentarme al pase, que aún tomo seis años, durante los cuales, el
análisis que había producido sus efectos, aún descubría nuevas cosas.
Traducción: Patricia Muñoz (Colombia) Antes de interesarme al psicoanálisis, o por lo menos de comprometerme allí acti-
vamente, estaba comprometida en otro campo, el de la economía y de la investigación
en ciencias sociales. Entonces había hecho todo un recorrido antes de comenzar mi
análisis. Es en el momento en el que escuché hablar del concepto de lalengua que ver-
daderamente me comprometí en la lectura de los seminarios de Lacan, comenzando
por los últimos, incluso antes de haber asimilado la primera parte de su enseñanza.
Esto de lo que querría hablarles hoy, de esta relación entre mi análisis, lo que se
produjo de determinante en mi análisis, y el concepto de lalengua.
Nací en una familia en la que hablábamos varias lenguas. Mis padres eran de nacio-
nalidad griega y hablaban a veces griego entre ellos, en la casa en familia hablábamos
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francés y mi abuela que vivía con nosotros no hablaba ni griego, ni francés, hablaba en introducir la noción de real, es decir que el síntoma no tiene solamente una estructura
ladino, en judeo-español, la lengua que hablaban los Judíos antes de huir de España en de metáfora, que tiene también una dimensión de goce. La letra tal que Lacan la define
el momento de la Inquisición. Mi abuela se dirigía a mí en esta lengua y yo le respondía resume estos dos aspectos del síntoma. La letra no es el significante, ella es segunda con
en francés. relación al significante, ella es el significante reprimido que vuelve transformado; por
Hasta la edad de ocho años dormí en la habitación de mi abuela y durante los tres este hecho no es directamente legible. La letra como lalengua no están del lado del sen-
primeros meses de mi vida mi madre me amamantaba y ella y mi abuela se ocupaban tido, están del lado del fuera-de-sentido, del lado del goce. Es esta dimensión de goce
demasiado de mí. El ladino era la lengua materna de mis padres, mi madre y mi abue- que pudo ser alcanzada en mi análisis gracias al acceso a lalengua y así tocar lo real de
la se hablaban entre ellas únicamente en esta lengua. El judeo-español es entonces la mi síntoma, lo que de goce pudo expresarse más allá del desciframiento.
lengua en la cual estuve inmersa durante los primeros meses de mi vida, mi lalengua. Si se admite la equivalencia entre letra y síntoma, podemos decir que el síntoma
A la muerte de mi abuela, me di cuenta que estaba muy atada a esta lengua que había en tanto que formación del inconsciente está a la vez estructurado como un lenguaje y
sido transmitida de generación en generación desde el siglo XV, y con la desaparición hecho de lalengua, metáfora y goce. También, como lo indica Lacan en “La tercera”, si
de mi abuela esta transmisión se detenía, no se la transmitiría a mis hijos. Mi madre me hay un ciframiento en la letra, esto necesita de regresar a lo que hace cifra. El síntoma
hablaba en francés, pero sus frases estaban salpicadas por palabras, por expresiones o es un enigma y podemos lograr discernir el enigma del síntoma teniendo acceso a lalen-
por dichos en ladino. gua del paciente. Entonces, en mí, es en la lengua de mi primera infancia, lengua casi
Después de varios años de análisis durante los cuales me parecía que nada se había olvidada en el momento de mi análisis, en la que se constituyó mi síntoma y es en esta
movido, que nada significativo había cambiado en mí, tuve un sueño. La interrupción lengua que pude encontrar la explicación de éste. Para retomar los términos de Lacan
de la sesión sobre una palabra de las asociaciones del sueño produjo un efecto que ca- concernientes a la definición del enigma, podemos decir que se trata de una enuncia-
lificaré de fulgurante. Esta palabra podía resumir un pequeño recuerdo de infancia que ción de la que no conocemos el enunciado.
había sido interrogado a lo largo de mi análisis, pero en el momento no había hecho Seré por supuesto llevada a desarrollar más largamente este aspecto teórico pero
el lazo. Lo que hubo allí de fulgurante, es que el corte de la sesión había producido un para terminar simplemente diré que el enunciado de este enigma, lo encontré en este
efecto de choque y que a este significante del sueño inmediatamente asocié otro signi- significante de lalengua: “svelta”, que se podría traducir por “viva”. El síntoma en el cual
ficante de esta lengua que no era, para nada, hablada más en mi medio ambiente desde se encuentra el ciframiento de la letra, en lo que a mí concierne: inhibición, lentitud,
hacía una veintena de años. Desde la desaparición de mi abuela, no escuchaba hablar borradura, en una palabra falta de vivacidad del cual es la enunciación.
más esta lengua, mi madre utilizaba cada vez menos expresiones en judeo-español y yo
completamente me había desprendido de eso, al menos así lo pensaba. Pero este signi- Enero 2010
ficante de lalengua, surgido en el análisis, era una expresión que mi madre a menudo Traducción: Ricardo ROJAS (Colombia)
utilizaba cuando era niña y evocándola percibí todo el goce que contenía cuando ella
la pronunciaba.
Las sesiones que siguieron me permitieron asociar sobre una parte de mi historia
que me parecía no me concernía, algo que había pasado antes de mi nacimiento, y que
apenas había evocado en la primera parte de mi análisis. Lo que el análisis me permitió
comprender no es tanto que estaba tocada por esta historia que me parecía no concer-
nirme, sino de qué manera yo estaba concernida por lo que se había producido antes
de mi nacimiento. Algo que tenía que ver con la muerte.
Todo el mundo tiene una relación afectiva con la lengua, todo el mundo se bañó en
su infancia con un medio ambiente en el que los sonidos, lalengua, la manera como ella Claire MONTGOBERT
fue hablada y oída tienen un sabor particular; no es la lengua de la cultura, la lengua de
la comunicación, sino la lengua de los afectos. En el análisis, advertir esta lalengua no es Lo que (se) pasa
siempre evidente, sobre todo cuando el idioma hablado en la edad adulta, aquel en el
que se lee y escribe, es el mismo que el idioma de lalengua de nuestra infancia del que
se nos enseñó a corregir, a transformar en lenguaje –el lenguaje, dice Lacan, es “una
elucubración de saber sobre lalengua”–. Cuando una lengua en la cual se constituyeron
las primeras relaciones afectivas no es la misma que aquella utilizada corrientemente
más tarde, podemos más fácilmente advertir en el análisis esta relación a lalengua y el
E xperiencias de pase”: elegí dar testimonio de puntos que no resumen toda la expe-
riencia del pasador, pero que me parecieron señalar su particularidad. Son, en primer
lugar, la singularidad y lo inesperado de la experiencia, luego, los efectos del pase sobre
acceso al inconsciente por lalengua, sobre todo cuando esta lengua no es hablada más el pasador.
desde hace tiempo e incluso casi olvidada. Desde el punto de vista de la transmisión y Para situar lo que es el pase y la posición del pasador, retomaré dos extractos de
entonces del pase, esto fue una manera para mí de poder testimoniar de la función de una intervención de Lacan en el congreso de 1973: “El pase […] permite a alguien
lalengua en mi experiencia. que piensa que puede ser analista, a alguien que está cerca de autorizarse, incluso
Es en lalengua que pude encontrar la explicación de mi síntoma, es decir del ci- si él no se ha autorizado él mismo ya, comunicar qué lo hizo decidirse, qué lo hizo
framiento de la letra. Lacan define la letra como el retorno de lo reprimido. El retorno autorizarse así, y comprometerse en un discurso del cual no es fácil ciertamente ser
de lo reprimido desde Freud, es el síntoma, pero decir que el síntoma es una letra, es el soporte”(1).
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Por lo que se refiere al pasador: “Muy precisamente deseé evitar el retorno a los vie- experiencia a la cual pueda referirse, ni en su propia cura, ni incluso en otra parte. En
jos usos, […] y que lo que es una experiencia esencialmente del que viene a ofrecerse, esta situación, me di cuenta de que la única elección posible era dejarse guiar por el
haya algún uno que precisamente no esté allí sobre sus grandes caballos para oírlo, y es relato de la pasante, con el fin de recoger sus decires.
muy precisamente éste en que los pasadores, había pedido […] que no se elegían que Para cada una de las dos pasantes, el primer encuentro se desarrolló a partir del
¿entre conjunto venidos a nuevos y elegidos ¿por qué? por su analista, y como lo desta- relato.
qué, independientemente del consentimiento del propio sujeto[…]. Lo que esperamos Lo que es inesperado para el pasador es que, inmediatamente, desde los primeros
ellos es un testimonio, es una transmisión, una transmisión de una experiencia […].” minutos de este primer encuentro, la pasante cuenta lo que fue su experiencia de anali-
zante, aportando lo que había sido, para ella, parte fundamental en el curso de su cura.
Hubo allí un cierto efecto de sideración, rápidamente suplantado por la intensidad de
El efecto sorpresa atención que prestan a la enunciación de la cual son el testigo –y el escriba, ya que to-
man notas–. Pero esta posición de testigo no es la de una escucha pasiva: hacen precisar
La casualidad hizo que fui sorteada por dos pasantes con una semana de intervalo. y preguntan los puntos que les parecen vagos o enigmáticos, validan con la pasante la
Y cada vez, cuando la pasante me llamó al teléfono, fue la misma sorpresa: sin haberlo articulación de sus declaraciones. Para los dos pases, este primer encuentro me dejó
sabido un momento antes, uno se da cuenta que se quiere y que se va a responder que una impresión profunda que atribuí más tarde a la puesta en acto, al encuentro entre
sí. dos deseos, el de la pasante y el del pasador: el deseo de transmitir.
Esta oferta que se hacía, de ser el pasador de alguien que uno no conoce, nunca Con una de las pasantes, los encuentros siguientes vinieron a precisar y completar
había conocido algo parecido. Y como efecto, la sorpresa, luego el entusiasmo de con- lo que se había dicho la primera vez. La otra pasante aportó nuevos elementos cuya
tribuir a un dispositivo del que sabemos que se refiere al final de la cura y al paso del importancia no se reveló al pasador sino durante el testimonio ante el cartel.
analizante al analista. Dejarse guiar por la palabra de las pasantes no es establecer un relato de las en-
Luego vino el tiempo de las preguntas. trevistas, ni incluso de la cura. A partir de los enunciados, se trataba de identificar los
En primer lugar sobre su propio análisis; uno no fue avisado por su analista, y se momentos-clave del análisis y de precisar los efectos de éstos, de destacar los cambios
pregunta, no sobre su acto, sino sobre su propia cura. Y allí también hay un efecto de sobre la posición del analizante.
entusiasmo que no deja de tener consecuencias en la cura. Es un trabajo de a dos, entre la pasante y el pasador, que se elaboró durante los
En el tiempo siguiente, es sobre el pase que uno se pregunta. Del pase, habrían encuentros.
oído hablar, pero eso no les concernía. Era para otros, mucho más avanzados en su
análisis y en el saber psicoanalítico. Y de golpe, están comprometidos en un dispositivo
del que descubren rápidamente que no tiene manual de manejo. Sólo algunos puntos Las dificultades del pasador
de referencia: encuentros con la pasante, luego un testimonio ante el cartel del pase.
Nada más. Ni el número, ni el contenido de los encuentros con los pasantes, se definen Para el pasador, eso trajo momentos de perplejidad. Durante las entrevistas, hay
de antemano. Es un dispositivo sometido a la vez a la contingencia –la del sorteo– y al momentos en que uno no entiende. El enunciado se mantiene enigmático, como una
deseo: el del pasante, el de uno y, lo descubrirán al final, el de cartel. lengua extranjera de la que entienden cada una de las palabras pero que no hace sen-
tido.
No entienden. Entonces, profundizan en las preguntas, retoman en el encuentro
La singularidad de los encuentros siguiente, hasta llegar a un enunciado que validan con la pasante. Estos momentos de
dificultad ocurrieron en los dos pases, y cada vez, sobre lo que la pasante presentaba
Cada uno de los dos pases fue singular, tanto por los encuentros con las pasantes, como un punto de certeza para ella y que hacía enigma para el pasador. El hecho de
como por los encuentros con los dos carteles del pase. saber que había otro pasador me permitió proseguir este trabajo de elucidación más allá
Del lado de los encuentros con las pasantes, y más allá de la diferencia en el estilo, de estos puntos de obstáculo; lo que no se había podido atrapar con ese pasador quizá
en el número y la duración de los encuentros, es necesario destacar la característica lo sería con el otro…
común: el esfuerzo de las pasantes para transmitir, “para hacer pasar” lo que había sido Luego, y eso fue otro efecto de sorpresa, en el testimonio ante el cartel, estas difi-
determinante en su final de análisis. Se trataba para ellas de aclarar un punto crucial cultades aparecieron como componentes de la transmisión.
que había constituido una vuelta en su análisis, punto a partir del cual podían precisar
un cambio en su posición. Sin revelar el contenido de lo que se ha oído, el momento
crucial puso en juego para una de ellas lo real de lalengua –en una sola palabra– y para El testimonio ante el cartel del pase
la otra el encuentro con el fuera de sentido.
Testimonié ante dos carteles muy diferentes en cuanto a su estilo. Pero lo que me
marcó es la atención de los miembros del cartel, atención vuelta hacia una finalidad,
La singularidad de la posición del pasador que interpreté como la de verificar el pase.
Enfrentada a la dificultad de restituir en poco tiempo lo esencial de varias horas de
Singularidad de los encuentros con las pasantes, y también singularidad de la po- entrevistas, había hecho la elección de estructurar mi testimonio articulando los puntos
sición del pasador. Para el pasador, en efecto, la situación no corresponde a ninguna clave del recorrido analítico de las pasantes. Había redactado entonces un texto sobre
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el cual pensaba apoyarme en el encuentro con el cartel. En la práctica, las preguntas Notas:
del cartel me llevaron a salirme del hilo de lo que había preparado, para ir a buscar el
detalle de los enunciados de los que había tomado nota, pero que no había tenido en [1] Extracto de la intervención de Jacques Lacan al sobre el pase (publicada en las Cartas del EFP, nº
cuenta en el texto que tenía preparado. congreso de la Escuela freudiana de París, noviem- 15, junio de 1975).
bre de 1973, la Grande-Motte, sesión de trabajo
La experiencia fue muy diferente de un cartel a otro.
Para uno de los pases, las preguntas del cartel iban dirigidas a interrogar sobre lo
que se me había escapado, lo que hacía agujero en el testimonio, con lo inesperado de
una transmisión que se operaba sin mi conocimiento, a partir de equívocos que no ha-
bía destacado en las entrevistas con la pasante. De cierta manera, la pasante me había
“impuesto” su síntoma.
Para el otro pase, el encuentro consistió esencialmente en precisar puntos que el
cartel ya había visto con el primer pasador. Es volviendo de nuevo al detalle de las en-
trevistas, y precisando los enunciados, que se dibujó lo singular del final del análisis.
Lo que retengo como más sorprendente es lo siguiente: el encuentro con los carte- Pascale LERAY
les fue una experiencia donde “lo que pasa”, lo que se transmite, no es tanto lo que se
había preparado sino lo inesperado de un saber extraído por las preguntas del cartel. La apertura hacia una nueva satisfacción

Los efectos sobre el pasador


Estos encuentros tuvieron también efectos sobre mi propia cura. La experiencia in-
terpela a los pasadores y los toca también en su propio inconsciente. Eso se tradujo para
H oy voy a hablarles a partir de mi experiencia, sobre algo que hace insustituible al pase:
el testimonio del pase es una experiencia que se atraviesa y produce efectos subjeti-
vos nuevos, efectos sobre el final de la cura, final entendido aquí como conclusión.
mí, en primer lugar, mediante una nueva apertura al equívoco de la lengua aunque el Comprobamos que estos efectos tocan a la finalidad del análisis y pueden dar lugar,
testimonio con uno de los carteles haya puesto de manifiesto que yo había dejado pasar como en esta ocasión, a una experiencia de transmisión abierta a nuestra comunidad,
puntos de equívoco principales–. convirtiendo lo real de un análisis en una cuestión de Escuela.
Luego, lo que había sido percibido de un más allá del punto donde estaba en mi Qué podría decir sobre estos efectos, de un modo preciso, sino que ponen en juego
propia cura me enfrentó a un punto de horror, como una particularidad radical que te- un decir, un decir específico del pase, un decir que se apoya en los imposibles, con los
nía que enfrentar. “No me encontraba.” “No encontrarse allí:” no poder identificarse a que se ha topado el parlêtre en la cura. Hacer el pase moviliza el decir que puede res-
esta extrañeza radical, pero también no poder-querer acercarse. El trabajo que se hizo ponder del encuentro con cada imposible que un análisis hace advenir. La vida, v.i.e.
luego en la cura permitió cruzar lo que considero fue un momento de pase, sacudiendo hablaré de ello más adelante, forma parte de estos imposibles.
un fantasma de dominio. Por el alcance de su decir, la experiencia que revela el pase va más allá del mo-
mento de pase en la cura; la decisión de presentarse al testimonio está suscitada por el
hecho de que, si no hay Otro del saber, tampoco hay Otro para el acto.
Conclusión El pase está impulsado por una certeza, la de tocar un límite, límite de lo simbólico
en el corazón de la palabra analizante, con la paradoja de que es un límite y a la vez
Para concluir, precisaré que los dos pases de los que tuve que dar testimonio no die- una apertura, a la parte más singular del inconsciente, anudada a lo real, la que sostie-
ron lugar a nominación. Pero deseo también indicar que las dos pasantes, en el último ne la extracción de la letra. La apertura del decir que participa del nuevo anudamiento
encuentro, me comunicaron su satisfacción de haber hecho el pase y me dijeron que era del inconsciente que toca a lo real del síntoma de final de análisis. Pero especialmente,
importante para ellas, cualquiera que fuera la decisión del cartel sobre la nominación. de esta experiencia de los límites se desprende un deseo nuevo con respecto al saber,
Satisfacción e importancia de la experiencia para el pasador también, lo que lo por el cambio en la relación al Otro, este Otro que no detenta más el saber que falta al
lleva a plantear la pregunta de su propio pase. sujeto, donde el agujero que lo altera abre al saber como alteridad, desprendido sobre
Sobre la cuestión de la nominación, hago el vínculo con otro pasaje de la inter- un fondo de castración. Hacer el pase para testimoniar de los efectos de ese real, de las
vención de Lacan a este mismo congreso, donde se dice, con respecto al pase, que “el efracciones que han conmocionado la relación del analizante al saber, hasta llegar a su
resultado es algo totalmente nuevo, algo que, en ningúno de los que se han presentado efecto mayor, la destitución subjetiva. Destitución que hace pase, pero que sin embargo
no careció de validez, de efectos que son daños quizá, después de todo, ¿porqué no? aun no es lo que signa el final de la cura. La experiencia de la destitución en el pase está
Pero daños, cada uno sabe que, tal como somos foutus, nosotros, otro de la especie ligada a la verdad de que lo real es lo que no pasa al saber y destituye al sujeto supuesto
humana, los daños es lo que puede nosotros a llegar mejor de…”. saber, haciendo del pase un corte que toca a la repetición en juego en la demanda de
Para el pasador, eso no careció de efectos, y deseo agradecer a la Escuela, las pa- ser que circula por debajo de la demanda de saber. Pero si bien esta destitución suscita
santes, el analista que me designó, y los miembros de los carteles. la decisión de testimoniar, todavía no están dadas las condiciones para deshacer la pa-
reja analizante-analista. Queda un resto y su devenir.
Traducción: Patricia Muñoz (Colombia) El efecto a posteriori del testimonio, para obtener el alcance conclusivo del análisis,
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tiene como consecuencia la destitución del lazo del analizante al analista: es efecto del gine, dice Lacan, “con lo que se puede, a saber, con lo que se chupa, lo que se caga, lo
decir de la palabra pasante ante los pasadores. Esta palabra se recorta de lo que fue su que hace la mirada, lo que domina la mirada, y después, después la voz”(4). En el pase,
relación de amor a la verdad, verdad mentirosa respecto de lo real, y cesa el análisis esta pérdida puede hacer de separación con el analista como causa de deseo, aunque
como empresa infinita de descifrado: “Ese decir sólo es verdadero en tanto que pone no sea de inmediato. Separar, es desamarrar esta satisfacción por el análisis, que oscila
límite al alcance de la verdad.”(1) entre “allí donde eso habla, goza, y no sabe nada”(5).
El testimonio del pase procura decir algo, ese es su punto vivo, tocando el límite El desprendimiento de este ser de goce vuelve activo al objeto a, sin esencia, objeto
de lo transmisible, lo real. Pero este real que centra la palabra del pasante no sólo es lo lógico que causa el deseo de saber. Pero el efecto último de la experiencia del pase
imposible de decir que la cura ha producido, sino también el anudamiento del decir es producir el pasaje del analista al des-ser; la consecuencia sería nada menos la de
con el agujero del saber. Este decir del nudo, dice Lacan, “es del orden del aconteci- inducir al pasante a sostener, como analista, lo real del psicoanálisis, con el resto que
miento”(2). Es decir, del pase que rehace el nudo del parlêtre a partir de los agujeros de lo anima o que él anima. Este des-ser –imposible sin el deseo del analista y el afecto de
lo real en el análisis. Del pase que articula en el testimonio esos hallazgos inolvidables, entusiasmo después del duelo– modifica la relación con los imposibles de la estructura
los momentos de pase en la cura. Pero también es la dimensión del decir, que socorrió y los encuentros siempre contingentes con lo real de la vida y del psicoanálisis.
al analizante cuando su análisis lo llevó a presentarse al pase; cuando se encontró, des- Estar a la altura de la vida, decía más arriba, como efecto del pase, con lo que la
pojado, en el desamparo, confrontado al agujero de lo innombrable, el agujero en el vida tiene de real, con lo que no tiene sentido, con lo radicalmente inasimilable al sig-
Otro, “troumatisme”, dice Lacan, fundado en lo imposible de la relación sexual. nificante, la existencia singular del sujeto.
En el testimonio, emerge la escritura de pequeños trozos de saber en el borde de lo Lacan lo decía así: este sujeto “¿Por qué esta ahí? ¿De dónde sale? ¿Qué hace
real traumático, de modo inédito cada vez.”El escrito está convocado por lo que queda ahí? ¿Por qué va a desaparecer? El significante es incapaz de darle la respuesta, por la
de inasequible a la palabra”(3), nos dice Colette Soler. El pase apunta a lo que hay de sencilla razón de que lo pone precisamente más allá de la muerte”(6). Al término del
escritura singular en cada testimonio que sin embargo vale para otros, permitiendo tocar análisis, la vida es lo que agujerea lo simbólico, volviendo misterioso lo real, y si es una
algo del saber analítico sobre la estructura, a través de esta singularidad. Es lo que puede vida llevada a la ex-sistencia, se ve reorientada por el deseo de saber. Deseo de saber
entenderse en la transmisión que hace al pase el pasador, receptivo al decir del pasante. que emerge en el pase, pero no sin hacer lazo con el acto del analista en la cura, quien
Podemos decir que este real aborda el agujero en el Otro, ya sea como falta en el habiendo dado signos de no poseer el saber sobre el ser del deseo, sostenía el des-ser.
saber, castración real o bien tapón real de lo imposible. Para poder enfrentarse a este Lacan sitúa el des-ser en el corazón mismo del pase: “ este des-ser (…) la cuestión es
real fuera-de-sentido subraya Colette Soler, el analizante no tiene otro recurso que el saber cómo lo afronta el pase”(7).
decir producido en el vacío de los dichos, para alcanzar esos puntos límite en la cura, Lo que me lleva a retomar aquello que inauguró la conclusión de mi cura, su final.
que hacen borde con lo imposible de subjetivar. Queda entonces por especificar en qué Algunos meses después del testimonio de mi pase, surge este sueño: “la analizante
consiste ese decir que hace signo de lo real en el pase. avanza hacia una columna de estilo antiguo, atraída su mirada por una pequeña forma
Sobre este punto, la cura revela –dice Lacan– de un modo sorpresivo y sobrecoge- sobre su cúspide, un pequeño pájaro esculpido sobre la columna, y cuando se acer-
dor, que lo que prevalece no es el deseo de saber, sino más bien el horror de saber. Que ca, súbitamente vislumbra el borde de un precipicio. Conmocionada por el vértigo, se
el pase pueda dar cuenta de un deseo de saber, es la prueba ética de que el horror de aferra a la columna, la que de un modo inesperado se desploma, haciéndola caer al
saber ha podido ser afrontado en la cura. En la medida en que el analista lo haya podi- suelo”.
do cernir en su cura, le permitirá afrontar el otro que lo concierne, el horror del acto. Encontramos un equívoco en el núcleo de este sueño, ya que en contra de cualquier
Si el horror de saber concierne al agujero de lo real de la sexualidad, el horror del acto apariencia, lo que derriba a la analizante no es el abismo del vacío, sino la caída de la
analítico concierne a la relación con el lugar del des-ser que el analista debe soportar parada a la que estaba aferrada. Donde se encuentra desinflado el resto de su identifica-
en su acto para afrontarlo, haciéndosele necesario un deseo específico. Este horror se ción fálica, ilusión narcisista que decae, pero donde se encuentra también este objeto,
debe a que el analista en su acto soporta el lugar de semblante de objeto, que, en sí menudo pájaro, que se ve arrastrado en la caída, después de haber capturado su mirada
mismo, es real. hasta atraerla al borde del vacío. Lo que cae, es ese ser de mirada que cautivaba a la
Para sostenerse en el lugar del analista, con el deseo específico, no es suficiente la analizante desde mucho tiempo atrás, cuando siendo niña escuchaba, cariñosamente,
orientación de la experiencia de la castración. Para sostener esta relación a lo imposible de boca de quien le tomaba la foto: “Mira, que va a salir el pajarito”
real, con otros, se hace necesaria la apertura hacia una nueva satisfacción. ¿Es la satis- Este sueño destaca el efecto de real que separa el objeto a de la castración imagi-
facción ante lo novedoso en la palabra analizante, a partir de lo que no pasa al saber, naria que aferraba a la analizante a la pareja analizante-analista. Este efecto abre hacia
hasta llegar a producir el resto activo? Este afecto nuevo se produce con la operación la conclusión, en tanto que se confronta con el des-ser del analista, de “descolar” el
del pase a posteriori del testimonio. Es la otra separación –producto del duelo del objeto objeto a del Otro como barrado: aquello que fue des-ser del analista es lo que luego le
a soportado por el analista– la que determinará el destino de ese resto, de ese objeto a, permitirá separarse de él como compañero de la experiencia.
hacia el deseo del analista. “El analista [es] el que soporta el ser nada más que ese resto, ese resto de la cosa
Habría que diferenciar la experiencia de separación del Otro –que estructuralmente caída”(8), dice Lacan. El final de análisis, implica haber sido tocado por esta posición
falta para responder a la pregunta sobre el ser– de la mutación subjetiva que hace al del des-ser al que está consagrado el analista, se trata entonces de realizar su efecto.
analista, que lo produce, por el objeto a. Aquel que se autoriza para reconducir con otros la investidura del sujeto supuesto sa-
Animarse a testimoniar de su pase, es una forma de cortar por lo sano con la pér- ber, habrá podido aprehender en su experiencia del pase que lo único que sostiene el
dida, pérdida de la consistencia consagrada al objeto a, consistencia que perdura largo acto analítico, es el hacerse soporte de este resto ligado a la caída del sujeto supuesto
tiempo en la cura, ligada al hecho de que este objeto a , pura falta, sin embargo se ima- saber.
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La experiencia del pase está comandada por el S del gran Otro barrado, pero tam- mos algo de “élangue”(1), cuando se trata lalengua. Y el impulso que hace “élanguer”
bién por el objeto a, como resto en el lugar de lo real. Ambos se sitúan del lado mujer consuena con “élaguage”, incluso con “élangage”, si entendemos que de lo que se tra-
en la escritura del cuadro de la sexuación. Esto no quiere decir que el pase se preste ta, en mayor o menor medida, es de despojar, de mondar el lenguaje del sentido, hasta
mejor al decir de los seres sexuados mujeres; sino que lo sitúa como experiencia de un el hueso, es decir hasta llegar a la letra y su goce. La pregunta es: ¿Cómo se transmite
real, del analista no-todo saber, como apertura a lo héteros. De allí me surgió la idea de al cartel este goce que subsiste, como resultado de la operación analítica? Me parece
que se podría escribir el “la” del pase, en tanto que experiencia, como siendo él mismo, que podemos captar que hay un efecto de afecto que transmiten los testimonios de los
porqué no, un “la” barrado, tomando como referencia lo que alcanza del “la” de la pasadores al cartel, ya que, como sabemos, no hay final de análisis sin que el afecto sea
mujer, también con respecto a la verdad, todos aquellos “la” que el psicoanálisis pone convocado.
a prueba de lo real. De este modo, quedaría excluido el hacer de ello un modelo, pre- Lo más probable –según mi experiencia– es que el pasador se sienta tocado por el
cisamente porque lo que caracterizaría a esta experiencia sería comprobar la alteridad afecto de final del pasante (por ejemplo, satisfacción, entusiasmo, depresión, levedad
inventiva del psicoanálisis. o al contrario…) y de este modo haga pasar este afecto al cartel: por ejemplo, un Witz
puede desencadenar la risa en el cartel, así como una construcción demasiado estruc-
Traducción: Ana Canedo (España) turada y desafectivizada puede acentuar el aburrimiento, la depresión final puede hacer
flotar una brizna de tristeza, pero, al contrario, un deseo confirmado puede hacer surgir
en el cartel un deseo de saber. El final de análisis no es una sinecura y un sujeto puede
Notas: acabar sintiendo, por qué no, un cierto sufrimiento, una vergüenza irreductible, incluso
un cierto horror de lo que se develó en la cura, o incluso el odio. ¿Por qué esto no po-
[1] J. Lacan, Los no incautos yerran, 1973-74, Semi- [6] J. Lacan, Seminario III, Las Psicosis, 1955-56, dría generar angustia en el cartel? ¿Y por qué no también la cólera, ante un testimonio
nario inédito, Clase del 15/1/74. Ed. Paidós, p. 256. demasiado desenvuelto o demasiado interpretativo de un pasador?
[2] Ibid. Clase del 18/12/73 [7] J. Lacan, Proposición del 9 de octubre de Un cartel del pase no es una reunión de sabios impávidos que lo escucharían todo
[3] C. Soler, L´inconscient, qu´est-ce que c´est ?, 1967…,” Momentos cruciales de la experiencia
analítica”, Ed. Manantial, p.16.
sin chistar, sino que por el contrario, es más bien una estructura en la que cada miembro
Cours 2007-2008.
[4] J. Lacan, Los desengañados se engañan, semi- [8] J. Lacan, Seminario El Acto psicoanalítico, está animado por el deseo del analista, que como sabemos no es un deseo puro.
nario inédito, Clase del 9/4/74. 1967-68, inédito, Clase del 10/1/68 El afecto que pasa al cartel no conlleva forzosamente a la adhesión y a la identifica-
[5] J. Lacan, Seminario XX, Aún, 1975, Ed. Paidós, ción con ese afecto. Podríamos decir que en el fondo, el afecto del “ gay sçavoir”(2), es
p. 127. efectivamente el afecto fundamental del cartel, que quiere saber más sobre lo que pasó,
sobre lo que ha podido “pasar” de real, desanudado, rizado, abierto.
Por mi parte, yo diría que el gay savoir va acompañado, inevitablemente de una sa-
tisfacción, al menos la de nombrar un AE, pero más radical aún, la satisfacción de haber
aprendido algo nuevo sobre el análisis: de este modo el saber inédito, saber de uno solo,
es un saber que es dicho, que ha pasado. De ello resulta que, por una parte, el pase con-
siste en verificar, en autentificar el pasaje al analista, lo que a mi juicio quiere decir que la
marca de la castración ha sido efectiva, que la exploración de la vida amorosa realizada
en el análisis ha permitido “experimentar” lo real del sexo, y por otra, que el pase debe
dar algunas pistas sobre el destino del síntoma y el goce residual al que queda atado.
Albert NGUYÊN Aunque sé que se ha hablado de decepción del cartel, me parece urgente señalar
que ésta estaría ligada no tanto a la calidad de los testimonios, aunque esto sea posible,
Experiencias de pase sino a una decepción basada en la eficacia del análisis y de los analistas: es verdad y se
puede constatar que a veces existe una considerable distancia entre lo que se transmite
en la teoría sobre el pase y lo que se obtiene de un pasante y los testimonios transmiti-
dos: un testimonio embrollado –donde los momentos cruciales brillan por su ausencia,

H acer el pase es hablar de su vida, y también de los cambios, e incluso trastornos,


que introdujo el análisis en ella. En el pase importa no tanto la verificación de la
teoría analítica sobre el final de análisis, sino poder obtener indicaciones precisas sobre
limitándose a reconstruir la historia, la biografía del sujeto– forzosamente decepciona,
no siendo los pasadores responsables de lo que el pasante les dice. A contrario, hay
testimonios que fuerzan –empleo a propósito el verbo forzar– la admiración o en todo
estas transformaciones y sus efectos. caso la escucha del cartel, e inciden sobre la decisión y la nominación.
En el tiempo que me ha sido asignado, voy a hablar de dos puntos a partir de la ex- ¿El testimonio podría ser más que una demostración, una “mostración”, y de qué?
periencia. El primero concierne directamente al cartel tomado bajo el ángulo del afecto De las consecuencias producidas en el analizante por sus encuentros con lo real, es-
de cartel; el segundo –que hace eco al texto que Miguel Bousseyroux presentó en el pecialmente en la esfera sexual, pero también en el campo de la muerte y el duelo. En
seminario de la EPFCL– interrogará al saber en el pase, bajo el ángulo del saber inédito, ocasión de las jornadas sobre la religión en París, yo había avanzado la expresión “ tra-
lo que podríamos denominar: el pase a lalengua. vesía de la muerte”, la recuerdo aquí porque no existe la experiencia de vivir sin haberla
Al proponer estas jornadas, sin duda hemos apostado por tomar un cierto impulso. transitado, lo que no implica permanecer en una tristeza profunda sino que se trata de
Retomando el término que Lacan tomó prestado de Philippe Sollers, siempre encontra- sacar consecuencias de ese saber.
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Retomo pues mi segundo punto: el paso a lalengua, o si lo prefieren “l´en-quête” (3) Notas: [4] Nota trad: “mi-s-taire” guarda homofonía, entre
del saber inédito. “L´en-quête” para trasladar también al cartel. Se trataría de poner en otros , con “mystère - demi-se taire”, misterio y
medio-callarse.
común el saber inédito. ¿Cómo es que la invención de uno solo, podría llegar a concer- [1] Nota trad: “L´élangue” guarda homofonía en
francés con “les langues”, las lenguas. Y que Lacan [5] Nota trad: “ l´ étrou de Là-quand” guarda ho-
nir, a pasar a otros, señaladamente a los miembros del cartel? mofonía entre otros, con “écrou-trou de Lacan”,
condensa entre otros con “élan” impulso, ímpetu,
La invención está comandada por el inconsciente real que la produce y modifica en el Seminario El sinthome. El autor retoma estas “être-ou?”¿ser - dónde?. Señalado como referencia
lo real. Me parece que hay una tensión, incluso una oposición, una contradicción homofonías en su texto. al texto mencionado de M. Bousseyroux, Jacques
entre la identificación al síntoma y el inconsciente real: si por un lado hay un irre- Lacan en escritos autobiográficos, en “OEuvres
[2] Nota trad: “sçavoir” guarda homofonía con
graphiques et manuscrits “, catalogue Artcurial,
ductible en la identificación al síntoma, el goce incurable que ayuda a vivir pero que “savoir - ça”, saber - Cosa.
juin 2006.
de algún modo está fijado, por el otro lado hay también un irreductible, pero en el [3] Nota trad: “ l´en-quête” guarda homofonía
[6] Nota trad: “étrou - vaille poèmatique”, entre
sentido de rebelde, es decir el inconsciente real que no se limita a la letra que fija al entre otros con “l´enquête - quête”, encuesta - bús-
otros, hallazgo, valga poemático…
queda.
síntoma.
Lacan planteaba la cuestión: ¿cómo se precipita lalengua en la letra?
¿Habría allí un “mi-s-taire” (4), un medio-callarse, como decía en París, que se
anuda a un medio-decir y un “medio-dios”, que tendría la propiedad de proporcio-
nar una indicación que surge del inconsciente real? Este inconsciente real es lo que
hace advenir al sujeto a un planeta diferente donde él cree habitar: hay un saber sin
sujeto, que indudablemente es más difícil de admitir que la fórmula “ no hay Otro
del Otro”.
Formulo pues la hipótesis que lo que produce –y producirá– el inconsciente real
después del análisis, va más allá de lo que había podido cristalizar el efecto de lalengua
en la letra del síntoma, y es por eso que podemos conjeturar que estas briznas de goce Lydie GRANDET
“ a venir “ pueden llegar a agitar la identificación al síntoma.
Indudablemente, en los casos que ha habido una nominación, el cartel debe ha- Una experiencia que sobre-pasa
ber advertido cuál fue la operación en la cura por la que el síntoma se redujo a una
letra, pero sin olvidar que a esta identificación –y allí está la medida del vivir– ven-
drán a añadirse los efectos incalculables, impredecibles del inconsciente real, que no
cesará de llamar a la puerta o a los postigos. ¿Cómo probarlo? Señalando lo evidente:
después del análisis, la vida continúa, y con la vida, la del inconsciente y la del len- S iendo esta jornada organizada bajo el signo del testimonio, fui invitada a contribuir
en calidad de pasador. El pasador tiene por tarea dar testimonio ante el cartel del
pase de lo que oyó del pasante; no puede ser lo mismo aquí, hoy. Voy pues a intentar
guaje.
Precisamente, no se ha establecido la doctrina del final de análisis: recordando que, dar testimonio de mi experiencia de pasador lo más cerca posible de lo que pude expe-
si en una época el atravesamiento del fantasma, incluso su consistencia, era valorado rimentar y de sus efectos para mí.
como final de análisis, luego tomó el relevo la identificación al síntoma. La localización Pasantes, pasadores, carteles, pero no solamente, quiero añadir al analista del pa-
de los efectos de lalangue producen lo que M. Bousseyroux denominó acertadamente sante y los analistas de los pasadores; hay allí un anudamiento que hace escuela, que
“ el pase poemático”, para diferenciarlo del pase poético; pase poemático que desde hace a la escuela, y yo debo decir, hoy aún más después de esta experiencia, que no
mi punto de vista demuestra tanto el “Poordjeli” de Leclaire como “ l´ étrou “ de Là- comprendo cómo se puede concebir a una escuela de psicoanálisis sin el pase, y, más
quand (5). El Witz también nos encamina en la vía del inconsciente (como el lapsus), e aún, cómo se puede poner en práctica el procedimiento del pase fuera de la escuela de
indudablemente el cartel puede estar especialmente atento a este saber que vehiculan psicoanálisis!
Witz o lapsus. El psicoanálisis sólo esta vivo en base a los que lo ejercen; la escuela de psicoa-
Para concluir. Propongo acordar tres formas de pase, por lo demás no excluyentes nálisis está aquí para sostener, para acoger lo que llamaré “el aliento del pase”, aliento
entre sí: el pase a lo real (imposible), el pase al afecto (sinthome) y el pase a lalengua que hace viva la escuela, aliento que hace eco a lo que Lacan decía de in-ven-ción
(escritura del poema que es el pasante mismo). (l’in-vent-ion: la in-viento-ción) al final de la cura…Para que una llama se mantenga, es
¿Qué es lo que los analistas lacanianos pueden entender, sostener, de las últimas necesario que haya soplo de aire, que es sólo viento si no hay llama…Es seguramente
proposiciones de Lacan, no tanto del lado del lenguaje sino del lado del lalengua y de aquí que se aloja la transferencia de trabajo, que hace eco al hallazgo, al agujero que
sus efectos sobre el saber y sobre el goce, cómo pueden orientarse sobre este “étrou – valga…
vaille poèmatique” (6) que en primer lugar produce sólo una solución singular frente Me enteré por la llamada telefónica de un pasante que me habían designado pa-
al muro de la imposible relación, y luego solución colectiva al nivel del dispositivo del sador: ¡”Sorteé su nombre!” me dice riéndose, lo que escuché como “ ¡es sobre usted
pase y de la Escuela? Considero que no existe una vía mejor para marcar la primacía que cayó!”. Lo recibí pensando: “es pues el momento”, punto que me devolvía a cosas
que conviene otorgar al despertar sobre el sueño. que había podido suponer en y de mi cura, pero de las cuales obviamente el analista
no había dicho nada: había hecho. Si la casualidad del sorteo me iluminaba sobre este
Traducción: Ana Canedo (ESPAÑA) punto, fui sobre todo sensible a la dimensión de llamada de la escuela y al sentimiento
de pertenecer a una comunidad que contaba conmigo: el “alea jacta est”, o (en mi len-
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40 Número 9, Mayo 2010 Experiencias del pase 41

gua) “es atal”, “es así”, y no se me ocurrió retroceder: más bien un “cuando hay que ir, Primer punto, el pase en la escuela no es un examen de paso; en todo caso, retengo
hay que ir”. de mi experiencia que el nombramiento de AE no es solamente una autenticación, una
De estos encuentros con este pasante, momentos inaugurales puesto que era la validación del hecho de que haya habido pase en la cura. Eso me obliga a distinguir el
primera vez tanto para él como para mí, yo quedaba perpleja: su manera de presentar pase de las consecuencias del pase: haber cernido la causa de su propio horror de saber
su cura y los puntos extraídos no hacían resonancia para mí; tenía una duda: “¿Y si el y llevar la marca no bastan, es necesario también que eso lleve al entusiasmo (adopto
analista se había equivocado designándome como pasador?” En efecto, o yo no estaba aquí los términos de la “Nota italiana”). Este punto me parece esencial y está directa-
a la altura de mi tarea, o el pasador no estaba en un momento de pase; sin embargo, mente vinculado con la dinámica de Escuela: ¿De qué entusiasmo se trata? Diría hoy
su analista y el Secretariado del pase lo habían alentado: tomaba pues apoyo sobre la que se trata de aquel de querer soportar, transmitir, transportar el aliento del pase, el
Escuela y estuve tentada de concluir en una incapacidad de mi parte. Obviamente, no que aviva la llama del psicoanálisis, y retomaré aquí la metáfora del juego de relevo que
sabía nada del otro pasador, cuyo nombre ignoraba, y estaba realmente desconcertada. llamábamos, cuando era niña, “el juego del cuchillito”. La experiencia de analizante
Mi tarea de pasador me remitía a una pesada soledad y esta carga me abrumaba: a no basta, se necesita también lo que designamos, a falta de algo mejor, transferencia de
posteriori, puedo dar testimonio del alivio sentido, del sentimiento de ligereza que me trabajo/ hallazgo (travail/trouvail), que puede permitir que algo del agujero encontrado
embargó tan pronto como me entrevisté con el cartel del pase con quien se aclaraban vaya dirigido a otros, que se reconocen “entre s(a-v) oir (1)”, estos “congéneres (2)”
algunos puntos! Medí entonces cuánto, desde hacía meses, “me pesaba” esta función y como los llamaba Lacan, que deben encontrarla, la marca, y que constituyen la Escuela.
tal vez este testimonio. Para intentar ubicarme y aligerarme, había hecho la elección a Ser llevado al entusiasmo es tanto querer ocupar el lugar, como dar testimonio de los
medio camino de recurrir a un ex AE para comunicarle mi desconcierto y le agradezco problemas cruciales en los puntos vivos donde están para el psicoanálisis, especialmen-
su acogida; era para mí una manera de recurrir a la Escuela. te en tanto que estamos en la tarea o al menos sobre la brecha de solucionarlos (3).
Intencionalmente no abordé estas cuestiones con mi analista: consideraba que tam- Segundo punto: el papel de los pasadores es esencial en esta acogida (del entu-
bién el estaba en este pase, y le estoy agradecida por su discreción, por favorecer la siasmo) puesto que, nos dice Lacan, ellos “se deshonoran al dejar la cosa incierta”.
dimensión de experiencia y sus efectos en la cura. De dónde y cómo ¿el pasador puede oír? No puede oír sino a partir de su experiencia
Tuve la suerte de encontrar varios pasantes. _ Uno de ellos era de lengua española, de analizante; y sin embargo, ¿es necesario también que tenga la preocupación de los
aunque hablando un poco francés. Para contribuir a los intercambios de la mañana so- puntos vivos del psicoanálisis?
bre esta cuestión, diré simplemente que, en nuestro primer encuentro, me sorprendí al Tercer punto: hice hincapié en la discreción de rigor, la discreción rigurosa: discre-
responderle espontáneamente en su lengua. ción debe entenderse en sus dos acepciones, discernimiento y reserva. El pase es esta
Quiero decir que cada experiencia es singular y que enfrenta cada vez a puntos que operación que pone en presencia, en el presente, a la vez el aliento y la reserva, el decir
se refieren a lo íntimo, del pasante – seguramente – pero del pasador también! y lo imposible a decir del cual llevamos la marca de lalengua, y de donde puede, de
Hay, en los testimonios de los analizantes que se presentan al pase, puntos que paso, extraerse un poco de saber… no sin otros.
hacen eco al pasador, entiendan eco como una voz sin sujeto que resuena, y que reper- Así pues, la nominación de un analista de la Escuela autentifica el pase del anali-
cute, o no, en la propia experiencia del pasador; está a cargo del pasador transmitirlos zante al analista que sabrá tomar el tiempo de contribuir al saber, en caso contrario no
al cartel. Un poco como en estos juegos de relevos donde se trata de hacer circular un hay oportunidad de que el análisis sigua haciendo prima en el mercado (4). Tengan en
objeto… Pero es necesario que el pasante tenga una idea de lo que quiere hacer pasar cuenta el pragmatismo de Lacan…
y que no se eche para atrás. Así pude escuchar a alguien para el cual yo diría que hubo Para terminar, quiero destacar los efectos de afectos que suscita la experiencia de
pase, pase clínico. Me parece que este punto resonaba de manera bastante evidente en pasador y es seguramente lo que me condujo a dar como título “una experiencia que
su testimonio, y sin embargo algo permanecía no sabido aun diciéndolo; como una ma- sobre-pasa”. Hay en el pase, cuando se es pasador también, algo del orden de la tyché
nera de descuidar la evidencia, diría yo, de renunciar a “hacer agujero, uno que valga”. que sorprende y de-prende. Hay momentos de encuentro preciosos que entusiasman,
Fui a testimoniar al cartel lo más cerca posible de lo que había oído; tenía la idea los que trastornan o que abruman –lo que intenté decirles– pero me llevan a pensar hoy
que había habido pase, seguramente, pero que el pasante no tomaba acto de ello. Se que este tiempo del pase debe favorecerse: en mi opinión, los encuentros con los dos
encomendaba a los pasadores y al cartel! No tenía idea del nombramiento o no; en pasadores no son formalidades; de echo, que ellos sean dos es una oportunidad, eso
un efecto a posteriori de nuevo, pude sacar algunas conclusiones sobre este pase. No permite idas y vueltas para el pasante, propicios a aclaraciones y a elaboraciones. El
hubo nombramiento. Lo formulo así porque esperaba durante algunos días un anuncio pasador es testigo de este camino; a veces, sin saberlo, contribuye con las preguntas que
del cartel que no llegó, por ello concluí que el pasante no había sido nombrado: no se hace y que son las suyas, y no deja de tener consecuencias para él…
informa personalmente al pasador de la decisión del cartel.
Por otro lado, me impactó que los miembros de los carteles delante de los cuales di Traducción: Patricia Muñoz (Colombia)
testimonio no se presentaran: aunque conocía algunos, ignoraba el nombre de varios de
ellos. Hay en ese momento una solemnidad que el anonimato acentúa.
Obviamente, me pregunté sobre esta no-nominación; sola, puesto que para este Notas:
pase tampoco conocía al otro pasador y que, ante el silencio del cartel, yo no me auto-
rizaba a hablar con miembros del cartel a quienes podía conocer. rís, Seuil, 2001, p. 308.
[1] J. Lacan, “L’insu que sait de l’une-bévue s’aile [3] J. Lacan, “Proposición del 9 de octubre de 1967
Mi idea es que hay una discreción de rigor con el fin de cuidar el efecto propio a à”, seminario inédito, lección del 15 de febrero de sobre el psicoanalista de la escuela”, en Otros es-
cada uno, punto que tomé seriamente y que respeté. 1977. critos, OP cit., p. 244.
Voy pues a intentar comunicarles las observaciones o las preguntas que me hice. [2] J. Lacan, “Nota italiana”, en Otros escritos, Pa- [4] J. Lacan, “Nota italiana”, ob. cit. p. 309.
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42 Número 9, Mayo 2010 Experiencias del pase 43

Béatrice TROPIS acoge a una persona que a usted no lo conoce, a la que usted no conoce. Usted acoge
un testimonio, sin saber lo que usted va a oír. Ustedes mismos están a las puertas de un
Pasante franqueamiento. Ustedes ocupan un lugar inconsistente y desestabilizador, en un sin
garantía. Sin embargo, incluso con este “no conocido”, este “no sabido”, la magia del
dispositivo opera.
“No sin Escuela... No sin pasador... No sin Cartel del pase” ¿Qué es? Si hablar a alguien supone la puesta en función del Sujeto-supuesto-Saber,
allí, en este dispositivo, esta puesta en función no está, y, sin embargo, el pasante dice
al pasador lo más íntimo de su experiencia de analizante, sin reserva.

I r al encuentro de hombres de letras, de artistas, realizar películas es la obra de Joël


Calmettes. Gerardo Garouste es su último retrato, en El pasador. Filmado en la inti-
midad de su estudio, testimonia al pasador de palabras, al pasador de imágenes que es
¿Qué hace allí? El pasador no está en una posición del analista, nos dice Lacan.
Se sostiene en su lugar de un “sin pensar”. Acoge sin poner obstáculo al testimonio del
pasante. Ofrece un lugar vacío, sin “yo{je}”, sin juicio, sin fantasma, en el que su ima-
este pintor. Escuchar a un hombre de teatro, leer Sin destino, es ir al encuentro de Imre ginario está reducido a una piel de zapa. No está tampoco en posición de semejante
Kertész. No era un simple lector, un simple mensajero, del texto literal, era un pasador. que comprendería, ni de par, ni en posición de gran Otro para el pasante, pero está en
Como pasador, él tenía la preocupación de hacernos presente el texto borrándose como posición de cándido. Cándido en el sentido de una escucha sensible y abierta, en la que
sujeto y de hacernos pasar, de transmitirnos a nosotros oyentes, algo de su encuentro interroga, en la que es sin saber, sin querer comprender.
con el texto del escritor. Del mismo modo, hay un sin reglas (frecuencias, duraciones), un sin modelo, sin
Hoy en día, tuve la posibilidad de vivir una experiencia de pasador, en otro campo, ninguna identificación posible para guiarlo en su función de pasador, sin ningún decir
el del psicoanálisis. sobre lo que hay que hacer y cómo ponerse allí.
No fue sólo asombro cuando por una voz desconocida al teléfono me anotició que Este vacío no dejaba de inquietarme, a punto que quería recubrirlo por un “todo”.
había sido sorteada como pasadora. Si este anuncio se hizo por la voz, me dejó sin voz. No es sino una vez que en la vivo de la experiencia que se develo un paso hacia un “no-
Instante sorprendente, en el que entusiasmo y la angustia simultáneamente surgieron. todo”. Mis únicos puntos de enganche eran mi deseo y la confianza en este dispositivo
Viví eso más intensamente en cuanto no había sido avisada de ninguna manera por mi inédito.
analista. A veces, me sorprendía con estar demasiado fascinada, estar cautivada por lo
No esperaba esta designación, que llegó en un momento de mi análisis en el que que pasaba allí, por lo que se decía allí. A veces, quería comprender, encontrar las
tenía el sentimiento de no saber nada más, en el que mi deseo estaba en impasse. Vivía respuestas a mis propias preguntas, recibir el saber que diría. A veces, la inquietud
allí un período difícil en la vida después de un momento de franqueamiento, de un de no oír, de olvidar algo importante venía a invadirme y anotaba todo. A veces
paso a otra cosa. Este anuncio hizo surgir de nuevo este momento de pase clínico, vivo, estaba desestabilizada, estaba en lo desconocido, entonces intentaba agarrarme de
abriendo la vía al deseo. lo conocido, de un saber teórico. A veces, me preguntaba por qué había aceptado
No obstante, el temor de no estar a la altura de la tarea, de no poder asumir esta esta función, en otros momentos experimentaba el entusiasmo. Es en ese movi-
responsabilidad implícita me atravesó. Frente a la angustia, a la duda, mi primera res- miento en el que angustia, duda, inhibición podían invadirme, y que olvidaba el
puesta habría sido escabullirme. Entonces, para mi gran sorpresa, es un sí decidido lo trabajo de transmisión.
que surgió. El despertar de mi deseo de oír algo de este momento relámpago del pase/ No es sino una vez que el pasante hubo acabado su testimonio que me autoricé a
paso al analista y la respuesta sin retraso ganaron de mano a la vacilación, a la incerti- intervenir, a interrogar, buscando algo sin saber demasiado qué. Estuve animada por un
dumbre... deseo de saber.
Consentir en participar en esta experiencia de pasador hizo corte, introdujo un Después de esta primera cita, vino el tiempo de lectura, de relectura del texto del
antes y un después, en mi trayecto analítico. Acabó el tiempo de la demanda, de los pasante. Lo cuestionaba, lo interrogaba, buscaba su lógica, buscaba la prueba, señalaba
ideales, acabó la búsqueda de sentido, de un Otro del saber... No tenía otra elección lo que no comprendía, las demandas de precisiones, las articulaciones que quedaban
que la de hacer frente al saber salido de mi propio análisis, de confiar en mi trayecto oscuras..
analítico. La necesidad de una segunda cita con el pasante se impuso entonces. Pero tomar
Es de lo imprevisto, de esto inesperado que surge del acto. El acto de consentir a a mi cargo esta demanda no era sin dificultades. Pude sobrepasar este punto de tope
la función me inscribió en un lazo otro, más allá del de la transferencia en una cura. Es tomando apoyo sobre la tarea del pasador, sobre la idea de la transmisión. El pasador
compromiso, anudamiento a la Escuela, al psicoanálisis, es un paso de lo íntimo a lo tiene el encargo de llevar, de depositar, de hacer pasar el testimonio del pasante a los
“éxtimo”, un paso hacia un sin refugio de la cura. miembros del Cartel del pase. Es responsable de eso en el sentido en que tiene que dar
A la sesión siguiente, daré parte del llamado y diré la alegría sentida por este anun- cuenta de lo que se dijo allí. Pude llamar al pasante, y una segunda cita tuvo lugar,
cio. Estaba animada por el deseo de saber en cuál momento mi analista me había pues- aportando esclarecimiento, profundización, pero también sorpresa.
to sobre la lista de los pasadores. Del mismo modo, quería saber más sobre la función Vino el tiempo de la elaboración de lo que ha sido oído, de la construcción del
del pasador. Si esto “empuja al trabajo” esto me llevaba, me reforzaba mi sentimiento testimonio. Es un tiempo de encuentro con la soledad. Usted no se puede apoyar en
de no estar a la altura. La duda entonces me invadía. No es sino cuando soltaré este ningún escrito, en ningún saber. Su solo punto de partida es lo que usted oyó. ¿Cómo
“todo” que sorpresa e invención aparecerán. escribirlo, cómo decirlo? Temía que mi construcción recubriera la lógica del decir del
El encuentro con el pasante fue un momento hecho de urgencia para decir, de prisa pasante al mismo tiempo que me preocupaba por permanecer lo más de cerca del tes-
para concluir, de certeza, de deseo, de desestabilización, de duda, de angustia... Usted timonio escuchado y de no hacer interpretación.
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44 Número 9, Mayo 2010 Experiencias del pase 45

Estaba en ese tiempo de trabajo de escritura y de “reescritura” cuando un real hizo Un cambio en la situación, un nuevo tiempo en mi cura va a emerger. Una nueva
fractura en mi vida. Un accidente de tránsito grave me obligó a una inmovilización total relación al saber va a introducir el descubrimiento de un límite, de la inexistencia de un
por varias semanas. Si la inmovilidad pudo hacerme bascular un tiempo en el desalien- todo-saber. La experiencia que el saber en análisis no es un saber que se acumula, sino
to, la experiencia de pasador me movilizó y fue de gran sostén en mi deseo de saber. “un saber que se contenta con comenzar siempre”, como lo escribe Lacan, va a hacer
Una cuestión brotó entonces, que no deja de acompañarse después: ¿qué es lo que apertura hacia...
hace pase/paso? Si la experiencia de pasador, la llevaba en un “íntimo”, allí, el deseo
de compartir, de decir fue tan vivo que por primera vez propuse intervenir en este día Traducción: Ricardo Rojas (Colombia)
“Experiencias de pase”. Así, durante todo este período, trabajo de escritura y deseo de
transmitir me animaron.
Yo “retrabajé, retranscribí, rerepetí” todos los enunciados, tal cuales, del pasante,
todo lo que había oído. Quería escribir todo para no omitir nada, registrar todo para no
perder nada. Después de este largo y fastidioso trabajo, me di cuenta de que tanto su
lectura como su escucha habrían sido fastidiosos y no vivos.
¿Cómo escribirlo entonces? Es a consecuencia de un acontecimiento anodino que
la escritura del texto se impondrá. Mientras que el trabajo de “todo” se acabó, he aquí
que mi computador, él, suelta todo, el disco duro está “HS” {fuera de servicio}. Si había
salvado mis notas múltiples en el momento del accidente, estaban allí sin “salvaguar- Luis IZCOVICH
dia”. Me reencontraba en la obligación de tener que “rereretranscribir” todo. Pero he
aquí que nada va a escribirse del mismo modo. Un trabajo de reducción, de depura- El juicio del cartel
ción, de articulación va a hacerse sin quererlo. Conocía las notas, las palabras estaban
en la punta de la lengua, aunque estando lo suficientemente separada para extraer de
eso la partición, la clave.
Tal como un buscador de oro, separando para captar en mi batea las palacranas de
un decir en el río de los enunciados. Este texto otro que va a escribirse, lo llevaba como
un objeto precioso, no para “salvaguardar”, sino para soltar.
Q uisiera abordar de manera sucinta, según el estilo convenido para esta jornada, la
cuestión del juicio de los carteles del pase. Nosotros habíamos decidido mantener
el término de cartel y no el de jurado para el grupo encargado de decidir la nominación
Durante este trabajo de construcción, la fecha del encuentro con el Cartel del pase del pasante.
fue fijado. No pudiendo reunirme allá, por las consecuencias del accidente, propuse El cambio en los términos, de jurado al de cartel, da cuenta de una intención: no re-
otras modalidades para hacer pasar el testimonio. Medí, entonces, la importancia de la ducir a aquellos que deben evaluar los pases a una tarea de juzgar, la cual sin embargo
palabra, la enunciación para el Cartel del pase. La transmisión no es una historia simple es una dimensión esencial de esta experiencia. Se espera entonces una elaboración.
de enunciados, pasa por la palabra. Una fecha posterior entonces fue fijada. Si la espera Como todo trabajo de cartel, esta elaboración es el fruto de una confrontación
antes del encuentro con el Cartel habría podido ser angustiosa, fue más ligera entonces. con los otros miembros del cartel, pero la elaboración es individual. Yo estuve en tres
Pude plantear, olvidar el texto, consentir perderlo. carteles constituidos por personas diferentes, ya que cuando participé en los carteles
La intensidad del encuentro con los miembros del Cartel continuará siendo un mo- del pase, estos estaban constituidos de una manera que podíamos llamar efímera. Cada
mento inolvidable. Cada miembro tenía un gran respeto, en una escucha atenta, y esto du- cartel tuvo que examinar tres pases y el resultado fue una nominación de AE; entonces
rante la transmisión. Uno de los miembros tradujo simultáneamente el texto (el Cartel del se escucharon nueve pases y hubo una sola nominación de AE.
pase es internacional), estaba preocupado por la palabra, por lo justo del texto. Es en esta Por lo demás, aproximadamente esto corresponde a la experiencia de los otros car-
acogida hecha de la confianza que la duda y el temor que me invadían en el tiempo ante- teles del pase. ¿Es necesario deducir que los carteles fueron particularmente exigentes,
rior desaparecieron. Experimentaba una cierta desubjetivación, que hizo sitio a un vacío. que han sido elitistas, buscando la perla analítica, el pasante imposible de encontrar? Es
Inesperado, sorpresa. Nada se desarrolló como yo lo había pensado. Mi texto se algo recurrente en la experiencia del pase. Digamos que lo que hace surgir esta cuestión
me cayó de las manos, la lectura que hacía se me imponía, esto escapaba de mí, me es el desfase que se presenta entre aquellos que afirman ser candidatos a la nominación
sobrepasaba totalmente. La lógica en su articulación se desplegaba a mis costas. Pasé lo y las respuestas del cartel.
vivo del decir del pasante, el filo de la experiencia, sin el velo de demasiados detalles Esta diferencia esta relacionada con la certeza, la certeza del pasador no arrastra
de los que mi texto era portador. Un deseo de transmitir, en una preocupación por el la del cartel. El postulado de los pasantes sería: “Ser AE, yo lo merezco”; la enuncia-
“bien decir”, era mi solo hilo de oro. ción del cartel que ha concluido con la no nominación sería: “Tu no lo has probado”.
Después del encuentro con el Cartel del pase, experimenté un sentimiento de ale- En efecto, yo no he conocido un pasante que no se presentara con la certeza de que
gría y de ligereza. Mi tarea de pasador estaba cumplida, esto no me pertenecía más, el análisis lo había llevado hasta el punto en que emergió el deseo del analista, lo que
había pasado el testimonio. Duelos se hacían, duelo del testimonio, de mi transmisión, por lo demás es lógico, puesto que uno se presenta al pase para demostrar como surgió
del saber (ustedes parten sin saber), pero también duelo de un ideal. este deseo. Incluso si se toma el ejemplo de una pasante, que se presentó al dispositivo
Participar en esta experiencia produjo après coup una caída de mis representacio- relativizando el hecho de ser nombrada AE. Ella se dio cuenta, en el transcurso de las
nes sobre el pase, sobre la nominación. Su idealización, su sacralización, su misterio entrevistas con los pasadores, que tenía la certeza de que su deseo elucidado se había
bascularon para dejar lugar al orden de lo posible. convertido en deseo del analista, ella estaba entonces convencida de ser AE.
WUNSCH Jornada Inter-polos del FCL-France
46 Número 9, Mayo 2010 Experiencias del pase 47

Los límites de tiempo me obligan a restringir el desarrollo, les presento entonces En todos los casos se confirma un beneficio en la manera como se desarrolla la vida
lo esencial y comienzo por esto. El pase no puede evaluarse matemáticamente. No se de estos sujetos. En lo que hay menos unanimidad es en la confirmación de la certeza
puede concluir a partir de criterios de cantidad, o que la diferencia entre la certeza del referida a un deseo inédito
pasante y la no validación que hace el cartel se debe a una concepción errónea del Así, una pasante funda la certeza de su testimonio de pase, en el hecho de estar
cartel en lo que concierne al origen del juicio. Es verdad que el pase debe permanecer segura de haber sobrepasado su posición, la cual siempre consistió en diferenciar una
lo más cerca posible de la experiencia analítica, tal como se presenta en un momento mujer en la cual siempre se puede creer, de otra a la cual no le desea el bien. ¿Pero
dado de la historia. Esto quiere decir que debe existir una solidaridad entre el producto cómo se presenta esto durante una entrevista con una pasadora: “Pero finalmente per-
de un análisis, en cuanto a lo que concierne al efecto de formación de un deseo: el cibo que usted,
deseo del analista y su verificación en el cartel del pase. al contrario del otro pasador, tiene prejuicios con respecto a eso que es una mu-
Es entonces legítimo resaltar la siguiente cuestión: saber si el cartel tiene una idea jer?”, ¿puede el cartel, pasar por alto esta formulación?
del pase que corresponda a lo que efectivamente ocurre en los hechos que se presentan No es suficiente tener la certeza de que un cambio se presentó entre la entrada
en los en análisis y el momento del pase. Es necesario aún probar la causa analítica de este
análisis. Es una cuestión que nos hemos planteado sistemáticamente en los carteles cambio y los índices que dan cuenta del cambio de posición. Es necesario señalar que
del pase en los que yo participé. cuando Lacan aborda en su texto “El Atolondradicho” los tres imposibles que son ne-
Por lo demás, es un hecho que en el momento de la decisión cada miembro del cesarios para dar por terminado un análisis, o sea, la significación, el sentido y lo im-
cartel pone en serie, de manera explícita o no, los otros pases escuchados. Sin estar des- posible de la proporción sexual, e igualmente el duelo del objeto (a), encarnado por el
conectado de la experiencia efectiva, el cartel por lo tanto no puede recurrir a criterios analista, Lacan intenta cernir los efectos en términos de posición subjetiva. La formula
matemáticos para su juicio. de Lacan es: “Con todo esto sabrá construirse una conducta”, y adiciona: “Hay más de
Por lo tanto conviene examinar la causa de este desfase, lo que supone un debate una, incluso montones”.
serio sobre la idea que uno se hace del pase y lo que se espera de él. Ante la ausencia A continuación hay dos ejemplos que yo no comentaré, pero el punto común es
de este debate, lo que viene en su lugar, son órdenes, dicho de otra manera, el pase una conducta regulada por la castración. “Saberse construir una conducta” implica un
político, lo que es algo diferente de una política para crear las mejores condiciones para saber hacer inédito anudado a la pulsión. Construirse una conducta indica una salida
el pase. Doy como prueba de esto lo siguiente: decir “es necesario dejar pasar”, refi- a la asociación libre, a la indeterminación inducida por el significante y constituye en-
riéndose a personas que se comprometen en el dispositivo, e igualmente con respecto tonces la salida a la falta en ser.
a aumentar el número de nominaciones. Esto es una presión política que, además, sin Planteo entonces que la certeza del final exige una demostración de aquello que en
la evaluación de la experiencia se convierte en una fórmula del superyó institucional. principio regula la conducta del sujeto. Que haya un montón de conductas, siguiendo
Entonces, me parece que hay dos puntos esenciales para tratar la cuestión: 1. El pase, lo propuesto por Lacan, indica que no hay un modelo. No hay modelo, pero si una po-
¿es para quién? 2. Los criterios de nominación. sición singular diferente a aquella que ha guiado el sujeto a lo largo de su existencia.
El pase, ¿es para quién? Ya lo dije y lo sostengo: si bien el pase esta abierto a todos, La nominación como AE que nosotros realizamos responde a una apuesta, sobre
no es para todos y no en cualquier momento. Ciertamente, el secretariado del pase, el deseo del analista, pues se trata de alguien que comenzaba su práctica. En efecto el
en el cual yo participo actualmente, no tiene por función substituir el cartel del pase y sujeto supo convencer al cartel de que había una posición sin retorno en cuanto a sus
juzgar a priori si se ha presentado o no el pase en tal candidato. Contando con esto, el decisiones, lo que no excluía las preguntas. Estas eran intransigentes y referidas a un
secretariado compromete su responsabilidad cada vez que compromete a alguien en el deseo marcado por una renuncia al sacrificio que la había mantenido en el no saber.
procedimiento. Recordemos con respecto a esto: ¿el pase evalúa una carrera analítica o Su decir indicaba una sentida determinación para hacerle frente al deseo del Otro, que
evalúa lo que surge al final y que concierne a un deseo inédito? se tradujo en una toma de responsabilidad en la causa analítica sin ceder a los efectos
Para Lacan, el pase no está hecho para reconocer un recorrido como analista. A sugestivos del Otro, encarnado como se presenta algunas veces al final, en la institución
partir de esto, cuando la demanda de pase no corresponde al deseo de querer probar analítica. Ella pudo mostrar la causa de su cambio: los tres imposibles producidos por
el momento en que se da este cambio, ella puede ser juzgada como no pertinente. Por la cura y a lo cual está asociado el atravesamiento del duelo en la transferencia. Final-
supuesto, esto no es un prejuzgar sobre las capacidades del candidato para ocupar el mente, ella ha podido construirse una conducta, lo que es una prueba de una certeza
lugar de analista. Esto quiere decir que hay un momento para el pase y que este no que se convierte en acto.
debe intervenir ni muy temprano ni muy tarde en lo que concierne el acto de autori-
zarse como analista. Puede ocurrir que el secretariado perciba que una demanda no se Traducción. Luis Fernando Palacio R. (Colombia)
presenta en el momento oportuno. Lo que se debe hacer es disuadir el candidato y no
ratificar la demanda si así lo considera. Entonces la pregunta: ¿Quién hace el pase? Es
esencial cuando se examina la diferencia entre las certezas del pasante y las del cartel.
Vamos a los criterios de nominación, entonces al juicio del cartel. Lo he dicho, los
candidatos comprometidos en el dispositivo se presentaron con la certeza de que su
análisis había tenido como efecto la producción del deseo del analista. Lo que el cartel
ha podido confirmar en todos los casos son los efectos terapéuticos del análisis o sea la
elucidación del síntoma, la desaparición de las inhibiciones y un cambio con relación
a la angustia.
Trabajos de los carteles
del pase 2008-2010

Contribución del cartel 3

Los miembros del cartel son: Florencia Farías (más uno), Jean-Pierre Drapier, Jean-
Jacques Gorog, Maria Eugenia Lisman, Colette Sepel.

LO QUE NOS CONVENCIÓ

Introducción
Aún inmersos en la experiencia, consideramos importante compartir nuestras pri-
meras impresiones como miembros de un cartel del Pase. Parece imprescindible que no
haya pases mudos, y por esta razón es necesario que el jurado diga lo que pueda decir
de su experiencia, y evite que la reserva necesaria se transforme en un silencio que co-
loca al pase en un lugar enigmático. Si no, haríamos del pase un ideal de escuela, y no
un procedimiento de investigación y nombramiento.
Lo que permite nombrar, a nuestro parecer, está dado en parte por aquello que
falta, es decir por todo aquello que casi inmediatamente nos conduce a decir que un
nombramiento es imposible. Hay un aspecto espectacular del cual el pase se pasaría de
buen grado, cualquiera que sea su forma. Del vacío sideral de toda posición abstracta
a la repetición caricaturesca de las reiteradas tesis sobre el pase, existen a veces cierta
sencillez en la enunciación, una mesura en los efectos atribuidos al análisis, más con-
vincentes de un trayecto efectivo.
Habiendo escuchado tres testimonios, nuestro cartel nombró en el mes de julio
último un analista de Escuela.
Unas palabras sobre este cartel, integrado por tres colegas franceses, una española y una
argentina. No habíamos trabajado juntos, algunos ni siquiera nos conocíamos y además, la
lengua surgía como un importante obstáculo. Agreguemos que algunos no conocíamos a
WUNSCH Trabajos de los carteles del pase 2008-2010
50 Número 9, Mayo 2010 Contribución del cartel 3 51

los pasantes sino de lejos y otros, en absoluto, lo que tuvo como efecto que nuestra escucha, Sin embargo, la decisión no se toma a partir de la teoría sino del testimonio y del
por lo menos en este aspecto, no se viese teñida de lo imaginario dado por afinidades o des- trabajo producido por él, hasta el momento en que la decisión se precipita, sobre todo
conocimientos. Pero existía la incertidumbre de cómo funcionaríamos juntos. alrededor del hallazgo de un punto de conclusión del análisis que dé cuenta del final.
De hecho, se fue logrando en nuestro cartel una transferencia de trabajo adecuada que,
junto a una atmósfera de trabajo distendida, nos posibilitó poder escuchar los testimonios
con independencia de los conocimientos adquiridos, y enfrentarnos a la particularidad de ¿Qué se nombra?
cada caso, cuya necesidad está subrayada por Lacan en la Conferencia de Ginebra. Dicha
atmósfera posibilitó también que en el debate cada uno pudiera dar su opinión, logrando, ¿Qué es lo que decide el nombramiento? Hay un modo, y evocar estos elementos
desde cada decisión particular e íntima, un acuerdo general y una decisión colectiva. no será una receta, como lo dice Lacan del pasador, quien no esté en el pase, no podrá
Este nombramiento se hizo, pues, por unanimidad, ninguno de nosotros tuvo que prevalerse de ello.
convencer a ninguno de los otros cuatro. Lo mismo pasó con los no nombramientos, lo Fue la narración de un trayecto largo, de un recorrido que habría podido ser con-
cual confirma que hay algo que logra imponerse, que logra “pasar” y ser escuchado a tado de un modo trágico dadas las catástrofes y muertes que se sucedían, pero que nos
pesar de las diferencias. fue narrado sin pathos, con el tono ligero de una novela breve. Consiguió así transmitir
Pero ¿ hemos sido convencidos todos de y por lo mismo ? Nada menos cierto. el lugar certero de lo que hace el inconsciente, lugar cuya marca señala un antes y un
Y fue sobre este punto que comenzamos a reflexionar para realizar este escrito, lue- después del análisis. Testimonio que mostraba cómo un sujeto pudo, por etapas sucesi-
go de que cada uno diese por separado las razones que lo llevaron a realizar el nombra- vas, desprenderse del estancamiento y de la muerte, para escoger por fin y de manera
miento. Después de intercambiar nuestras opiniones por escrito, pudimos comprobar decidida, la vida. Se podían desprender del relato dos hilos cronológicos, lógicos y anu-
que los puntos que habían logrado imponerse como decisivos eran prácticamente los dados, el de las peripecias de la vida y el de las peripecias transferenciales, de vueltas y
mismos. Había, es cierto, algunos matices en la lectura de dichos puntos. Esto prueba rodeos pulsionales, de momentos claves, de escansiones.
que había no sólo análisis, sino pasaje al analista, y que esto pasaba, gracias a o a pesar Un acuerdo se hizo presente entre los integrantes del Cartel: que lo que termina por
del “filtro” de los pasadores, hasta nosotros. precipitar el nombramiento es un sueño; sueño que generó mucho debate, pero en el
Es la singularidad de cada pase lo que esperamos que aparezca en el despliegue del que se pudo cernir una sombra que indicaba un circuito pulsional, donde podía vislum-
procedimiento, cuando el jurado recibe el testimonio de los pasadores: la singularidad brarse algo de un viraje que daba cuenta del advenimiento de un nuevo deseo, el deseo
de cada pasante, de cada análisis, de cada fin de análisis. del analista. Se pudo percibir el opacamiento de la pulsión y su puesta al servicio de la
¿Por qué a veces no se capta el momento del pase? Puede ser porque no se dio, o posición de analista, pero sobre todo el cambio de perspectiva, el cambio de posición
porque algún obstáculo se opuso a la transmisión. Lacan creó este dispositivo para que del sujeto en este pasaje al analista.
la persona, la voz, la presencia, no hagan obstáculo, y que haya un “efecto de discurso”. Percibir eso fue lo que hizo decir que sí al nombramiento, fue del orden del en-
Pero puede ser que por efecto de la estructura, del estilo, ya sea del pasante, ya sea del cuentro con un “eso es”. Era eso lo que el pasante había querido hacer pasar y lo que el
pasador, algo no pase. Cartel debía captar en el testimonio del pasante.
El testimonio del pasante permite una lectura de lo acontecido en su cura. Lectura Si bien un sueño no es un pase, hay sueños que marcan el camino.
que implica una re-escritura de esa experiencia, y como el pasante queda expuesto a Este sueño ilumina sectores del análisis, muestra la posición fantasmática, indica
volver a vivirla de algún modo al narrarla, no se trata de una historia congelada en el operaciones del análisis.
pasado. Por el contrario, el dispositivo permite que haya lugar para el acto, que “pase Difícil de enunciarlo, no por lo que tocaría a lo íntimo, pues lo íntimo acá lo es
algo”, en el sentido de la transmisión y en el sentido del acontecimiento. demasiado y por este hecho mismo difícilmente reconocible y atribuible a alguien que
El nombramiento no apunta al ser, no se nombra ni al ego, ni al sujeto, no es un eventualmente creemos conocer bien. La razón es otra, arrastrar a una figuración que
reconocimiento, no es un premio. Señala algo de la falta, del deseo. empuje a la anécdota.
Pudimos corroborar la importancia de que los pasadores sean dos. Los testimonios “¿Quién más que ese psicoanalizante en el pase podría autentificar en él lo que
a veces difieren, incluso en los hechos. Algunos pasadores traen, junto con el testi- éste tiene de posición depresiva ? No aireamos aquí nada con lo que uno pueda darse
monio, sus propias construcciones, otros lo hacen en forma más espontánea y menos aires, si uno no está allí” Proposición AE.
elaborada. La transmisión puede tomar distintas formas, incluyendo  lapsus, olvidos, y Un punto por lo tanto que concierne a la lengua. Figura una rata, es algo que es
otras de-formaciones del inconsciente. normal, el psicoanálisis como asociación libre comenzó con una célebre rata, salvo
Hay detalles muy finos que pueden no ser captados, aunque uno o los dos pasa- que aquí la lengua impone que se trata de una rata en femenino. Favorecidos por el
dores los hayan mencionado. La subjetividad opera para todos, pasadores y miembros bilingüismo forzado del cartel que exigía aclaraciones, en la lengua del pasante, rata es
del Cartel. femenino cualquiera sea su sexo (como ratón en francés), lo que forzó a hacer precisar
Hay testimonios donde se ve claramente que no es posible nombrar, pero hay otros que, en suma, la rata en cuestión era bella y una rata en femenino, detalle no sin impor-
donde el no nombrar no implica que no hubo análisis, que no hubo cambios de posi- tancia para la lectura del sueño.
ción subjetiva, o incluso un final de análisis, porque el pasador no pudo o supo testimo- La historia del sueño lleva la convicción, queda por explicar por qué este elemento
niar, y que no fue posible “hacer pasar”. en efecto lleva un efecto de verdad comunicativa. Hay una paradoja surgida del sueño
Nuestro cartel no tuvo una escucha silenciosa, se permitía preguntar y hasta forzar que pone en evidencia el enigma del pasaje –la palabra pasaje no es anodina– de un
al pasador a tomar posición respecto de lo transmitido. Algunos pasadores se arriesga- objeto pulsional a otro, con su lado “sin sentido “ y, por otra parte, el efecto indiscutible
ban más y justificaban su apreciación acompañándola de consideraciones teóricas. de pacificación.
WUNSCH
52 Número 9, Mayo 2010

El sufrimiento de sobreviviviente popularizado por Cyrulnik bajo el nombre de “re-


siliencia” y que por muy seductor que sea no es menos erróneo, ineficaz en el fondo. ¿
Pero por qué verdaderamente ya que en suma habría por lo menos un intentato de hys-

Próximos Eventos
torización, de subjetivación del acontecimiento? El caso es que esta historia no tiene en
cuenta lo que ocupa al sujeto, lo quiera o no, el objeto causa de su deseo y el goce al cual
está atado y que rechaza hasta “ de condescender al deseo”. En contrapartida resulta que
lo que cuenta es este cambio del objeto de la pulsión, que Lacan evoca a menudo pero
discretamente, especialmente en los dos únicos ejemplos del pase que él ofrece (1)
Uno de nosotros manifestó que lo que decide su nominación es: “ser tocado por el
toque de real que se desprendió de este pase” A pesar de la homofonía, estos dos signi-
ficantes no remiten a la misma cosa, muy por el contrario, ser tocado tiene que ver con
la tychê, un encuentro con lo Real, en tanto que el toque remite más bien al lado impre-
sionista, a una pequeña pincelada , fuera de toda demostración ruidosa y didáctica.
Hubo pase porque un real ha sido alcanzado, pero de ese real sólo pueden decirse
pequeños toques: forzar demasiado el trazo vuelve sospechoso el testimonio, lo inte-
lectualiza, lo hace adaptarse a lo que espera la teoría, el cartel, etc. Procediendo por SEXTA CITA INTERNACIONAL
toques fue como este testimonio tocó lo Real. DE LOS FOROS
Podemos afirmar que ese Real se manifestó en cuatro niveles diferentes:

1. El sueño de la rata. Por intermedio del análisis le permitirá una transformación en


Segundo Encuentro Internacional
su vida, y la introducción en una práctica del psicoanálisis que le era imposible de la Escuela de Psicoanálisis
anteriormente del Campo Lacaniano
2. La manifestación de esta realidad pulsional va a tener una incidencia efectiva en
su práctica de analista que le permite un “cambio de estilo “. Ponerle límites a la
curiosidad, le permitió poder trabajar como analista.
3. Este cambio es correlativo a otro cambio real: una pacificación en su relación a la
muerte. El análisis le permitió liberarse del insoportable destino familiar, marcado Tema: El misterio del cuerpo parlante
por thanatos, liberarse del pensamiento atormentador de que ya todo está marcado,
o de la culpa por haber obtenido en la vida algo diferente. Los Responsables del RV: Mario Binasco y Diego mautino
4. Este cambio implica también cambios en su vida afectiva y en las relaciones donde
se ve implicada con responsabilidad. Las fechas:
Sábado y Domingo, 10 y 11 de julio de 2010. VI Cita internacional de la IF,
Lacan dice que el fin de análisis entendido como atravesamiento del fantasma no Viernes 9 de julio de 2010, II Encuentro de escuela ,
es el encuentro de la nada, sino la oportunidad, por fin del encuentro con lo que funda Lunes 12 de julio Las asambleas de la IF y de la Escuela
la pulsión. Atravesar el fantasma es liberar al sujeto de la fijación del goce que queda
disponible, un goce pulsional, y ese goce es gastado justamente en el encuentro o des- El lugar:
encuentro con el otro. Eso se llama lazo social. ROMA, Complesso monumentale di San Michele a Ripa Grande Via di San Miche-
Destitución del sujeto, des-ser que es efecto de la caída de las identificaciones y de la le, 22 – 00153 Roma (Trastevere) – Italia
cercanía del objeto pulsional, que revela el núcleo inaprensible del saber inconciente.
Lo que a un analizante le queda al final, después de atravesar la experiencia, son Contacto:
restos, casi nada, pero él sabe y tiene la certeza que es eso. Como dice Lacan, el decir WEB : www.champlacanien.net
deja desperdicios y sólo eso puede recogerse Email : [email protected]
Este testimonio nos muestra como el análisis le permitió al sujeto pasar de lo mor-
tífero a la vida. Realizar una transformación de su sufrimiento en una historia que se
pueda contar a alguien y que pueda ser transmitida.

Nota:
[1] De este modo, de aquel que recibió la clave del mundo en la hendidura del impúber, el psicoanalista
no debe esperar una mirada, pero se ve devenir una voz. “ Proposición, AE P.19
Presentación del tema

Por Colette Soler


28 de febrero de 2009

«el hombre es una enfermedad mortal del animal»


Kojève, Introducción a la lectura de Hegel, 2 a edición.

El misterio del cuerpo hablante: la expresión, que viene del Seminario Aún está
realmente en la vena de Lacan: proyecta el resplandor de su cristal lingüístico más acá
de sí mismo, para rebotar mucho más allá. En el más acá, es en primer lugar el orbe
de una cultura que produjo el “misterio de la encarnación” y del verbo que “se hizo
carne”, pero es también el más acá de su propia enseñanza, reductor de misterio por
excelencia. Pues la operatividad que se le reconoce a la palabra, supo hacerla bascular
del campo religioso al de la estructura de lenguaje, allí donde el “eso habla” del in-
consciente puede dar una respuesta que no sea inefable. ¿Qué mejor lugar que la bonita
ciudad papal de Roma para volverla a poner en el banquillo?
Más allá lo que se perfila no es un rebote de esta tesis ya clásica, sino un nuevo
paso de saber, en dirección, paradójicamente, de un misterio bastante ateo que arranca
la palabra a su dimensión religiosa. Pues lo que anuncia la expresión sería más bien
una muy singular… biología, que concierne a un otro real, distinto a éste que ocupa las
ciencias de la vida, un real que sin embargo no deja de imponerse a la experiencia y al
que solo se puede acercar por el psicoanális
Si existe un misterio, no es aquel de la palabra que se hizo carne, sino el de la carne
que habla. Bascula pues. Ciertamente, no lo haría si no hubiera tomado voz del incons-
ciente como lo destaca Lacan en “El atolondradicho” (1), y en este sentido sus enigmas
no son simplemente los de la vida, sino los de esta propiedad del viviente que se llama
goce, que se distingue de la cuestión de la homeostasis del organismo, que el biólogo
ignora esencialmente, a pesar de los estudios sobre el dolor, y del cual el psicoanalista
hace su objeto en lo que se refiere a los hablantes.
De la “biología freudiana”, como la nombró Lacan, uno podría imaginarse que con
su vocabulario de la vida y la muerte, esta tiene más que ver con las preocupaciones
de la ciencia biológica tan triunfante hoy, ver la famosa fórmula de Bichat. Es sin em-
bargo el error que Lacan intentaba denunciar calificándola de… freudiana. Ni Eros y
ni Thanatos son datos de la experiencia, Freud mismo lo formuló así, sus pulsiones de
vida y muerte son retoños del campo libre dejado al pensamiento analítico cuando se
enfrenta a los enigmas, ellas, completamente experimentadas, de la repetición con lo
que implica a la vez de entropía y de insistencia del goce.
WUNSCH Presentación del tema
56 Número 9, Mayo 2010 Colette Soler 57

Lacan, en 1964, dice “mitología” con respecto a la teoría de las pulsiones, y añade Notas:
que no devuelven al irreal, ya que “es lo real lo que mitifican, según lo que es ordinario
en los mitos” (2) –sobreentendido, a falta de alcanzarlo por las vías del lenguaje–. Este [1] J. Lacan,”Elatolondradicho”, Escansión, [3] J. Lacan, “El atolondradicho”, Escansión 1, Pai-
término de mythologieétait creo que es una manera de subirle un punto a la dignidad Paidós1984,p.34. dós 1984, p.25, 30 y 32.
[2] J.Lacan “Del Trieb de Freud”, Escritos 2, Siglo [4] J. Lacan, Aún, Paidós, 2007, p. 15
epistémica del sueño freudiano.
XXI, 1991, p. 832.
Es probable que en la época de Aún mas bien hubiera dicho “elucubración”, con el
fin de señalar la distancia mantenida a lo real impensable, esta distancia que el término
de misterio inscribe precisamente en la expresión “misterio del cuerpo hablante”. En
todos los casos, sea mitología o elucubración, eso debería evitar aplicar sin mediación
la llamada pulsión de muerte freudiana, aporía conceptual por excelencia, a las consta-
taciones inmediatas de la clínica, y sobre todo confundirla con la simple disposición a
la agresión, sea que esté dirigida contra el otro o contra sí.
Curiosamente, Lacan más que Freud multiplicó las referencias directas al registro
efectivamente biológico, digamos a los enigmas de la vida, Zoé, muy lejos de descui-
darlos en nombre de lo simbólico o de confundirlos con Bios. Sobre tres puntos esen-
cialmente: nacimiento, mortalidad, y sexo. Es en primer lugar la “prematuración del
nacimiento” del que hace la condición real, entendamos vital, de la apertura al lengua-
je. Luego la muerte individual en las especies que se reproducen por las vías del sexo
y que le parece duplicar del lado biológico la pérdida debida al lenguaje. Finalmente
por supuesto la “bisexualidad biológica” (3), macho hembra, bien acentuada por Freud,
pero que no hace ni al hombre ni a la mujer, y que impone al discurso producir en los
hablantes “dos mitades”, como lo dice “El atolondradicho” (4), homólogo a la sex ratio
que sostiene la reproducción de la vida –bajo reserva de lo que la ciencia nos promete
hoy en cuanto a la reproducción–.
La expresión “misterio del cuerpo hablante” es sin embargo a otro nivel, lo que
debería sorprender respecto a lo que precede de las tesis lacanianas, es “misterio” más
que cuerpo hablante. Tanto más que la frase entera redobla el acento: “Lo real, diría yo,
(…), es el misterio del inconsciente” (5). Y he aquí este último sustraído al registro de lo
Simbólico y transferido al registro del enigma. Esto si que es una novedad.
Se podrían incluir en el programa las elaboraciones sucesivas de Lacan tratando de
pensar la toma sobre el cuerpo sustancia del “eso habla” del inconsciente. No datan del
Seminario Aún. Seguir, en particular, las definiciones de la pulsión, del síntoma y de la
relación sexual. De la pulsión que hace eco al decir de la demanda, y por la cual “hablo
con mi cuerpo”, que entonces dice a la vez lo que “yo” quiero y en consecuencia lo
que le falta. Del síntoma, “acontecimiento de cuerpo” en el encuentro de las palabras
con el goce. De la relación sexual que el bla bla (“parlotte”) convoca sin cesar, pero sin
llegar a escribirlo.
Más interesante aún que seguir los pasos sucesivos sería ver lo que se enuncia de
radicalmente inédito con esta expresión. Es solidaria de todas las novedades que la ro-
dean en este texto de Aún. Recuerdo algunos acentos: el inconsciente que se descifra es
“elucubración”, hipotético; lalengua, que no es una estructura, no pasa al lenguaje, al
“saber” hablado, sino por la coalescencia (fusión) con el goce, según las contingencias
individuales. De allí los acentos puestos poco después sobre “el inconsciente real”,
personificado, encarnado, disyunto del sentido del sujeto, sobre la desvalorización de
la verdad, y sobre la promoción del término de “hablanteser”, sin hablar del sinthome.
He aquí seguramente lo que se habrá de desplegar e ilustrar clínicamente, sin dejar de
sacar las distintas consecuencias que se refieren, en particular, a los límites del objetivo
del saber, a la posibilidad de la transmisión, al pase al análisis finito y al analista que se
requiere.

28 de febrero de 2010
Comité científico

H
a sido compuesto por miembros de instancias internacionales, Colegio de re-
presentantes de la IF, Colegio de animación y de orientación de la Escuela,
Colegio internacional de la garantía, velando para que las diferentes zonas
estén representadas.

Comprende:

Los dos presidentes de la Cita :


Mario Binasco
Diego Mautino
Martine Menès (extimo)

Cuatro miembros del CRIF :


Dominique Fingerman (Brasil)
Lola Lopez (España)
Maria Teresa Maiocchi (Italia)
Marc Strauss (Francia)

Cuatro miembros del CAOE :


Farías Florencia (Argentina)
Josep Monseny (España)
Antonio Quinet (Brasil)
Colette Soler (Francia)
Dos secretarios salientes del CIG 2006-200:
Luis Izcovich (Francia)
Patricia Muñoz (Colombia)

Las jornadas de la EPFCL-Francia


Sobre el tema : “La palabra y el escrito en la experiencia analítica”
4 y 5 diciembre 2010
Paris, palacio del Congreso, porte Maillot
Responsable de la organización : Carlos Guevara
Renseignements : 01 56 24 22 56

3e Encuentro internacional de Escuela


9, 10 y 11 diciembre 2011 en Paris
Las informaciones prácticas serán comunicadas ulteriormente

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