Bautismo en El Catecismo
Bautismo en El Catecismo
Bautismo en El Catecismo
ARTÍCULO 1
EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO
«¡Oh Dios! [...] que realizas en tus sacramentos obras admirables con tu poder
invisible, y de diversos modos te has servido de tu criatura el agua para
significar la gracia del bautismo» (Vigilia Pascual, Bendición del agua: Misal
Romano).
«¡Oh Dios!, cuyo Espíritu, en los orígenes del mundo, se cernía sobre las
aguas, para que ya desde entonces concibieran el poder de santificar» (Vigilia
Pascual, Bendición del agua: Misal Romano).
«¡Oh Dios!, que incluso en las aguas torrenciales del diluvio prefiguraste el
nacimiento de la nueva humanidad, de modo que una misma agua pusiera fin
al pecado y diera origen a la santidad (Vigilia Pascual, Bendición del agua:
Misal Romano).
«Oh Dios!, que hiciste pasar a pie enjuto por el mar Rojo a los hijos de
Abraham, para que el pueblo liberado de la esclavitud del faraón fuera imagen
de la familia de los bautizados» (Vigilia Pascual, Bendición del agua: Misal
Romano).
1222 Finalmente, el Bautismo es prefigurado en el paso del Jordán, por el que
el pueblo de Dios recibe el don de la tierra prometida a la descendencia de
Abraham, imagen de la vida eterna. La promesa de esta herencia
bienaventurada se cumple en la nueva Alianza.
El Bautismo de Cristo
1225 En su Pascua, Cristo abrió a todos los hombres las fuentes del Bautismo.
En efecto, había hablado ya de su pasión que iba a sufrir en Jerusalén como de
un "Bautismo" con que debía ser bautizado (Mc 10,38; cf Lc 12,50). La sangre
y el agua que brotaron del costado traspasado de Jesús crucificado
(cf. Jn 19,34) son figuras del Bautismo y de la Eucaristía, sacramentos de la
vida nueva (cf 1 Jn 5,6-8): desde entonces, es posible "nacer del agua y del
Espíritu" para entrar en el Reino de Dios (Jn 3,5).
El Bautismo en la Iglesia
«¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos
bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en
la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos
por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida
nueva» (Rm 6,3-4; cf Col 2,12).
La iniciación cristiana
La mistagogia de la celebración
El Bautismo de adultos
1247 En los orígenes de la Iglesia, cuando el anuncio del Evangelio está aún
en sus primeros tiempos, el Bautismo de adultos es la práctica más común. El
catecumenado (preparación para el Bautismo) ocupa entonces un lugar
importante. Iniciación a la fe y a la vida cristiana, el catecumenado debe
disponer a recibir el don de Dios en el Bautismo, la Confirmación y la
Eucaristía.
El Bautismo de niños
1250 Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada por el
pecado original, los niños necesitan también el nuevo nacimiento en el
Bautismo (cf DS 1514) para ser librados del poder de las tinieblas y ser
trasladados al dominio de la libertad de los hijos de Dios (cf Col 1,12-14), a la
que todos los hombres están llamados. La pura gratuidad de la gracia de la
salvación se manifiesta particularmente en el bautismo de niños. Por tanto, la
Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de
Dios si no le administraran el Bautismo poco después de su nacimiento (cf
CIC can. 867; CCEO, can. 681; 686,1).
Fe y Bautismo
1262 Los distintos efectos del Bautismo son significados por los elementos
sensibles del rito sacramental. La inmersión en el agua evoca los simbolismos
de la muerte y de la purificación, pero también los de la regeneración y de la
renovación. Los dos efectos principales, por tanto, son la purificación de los
pecados y el nuevo nacimiento en el Espíritu Santo (cf Hch 2,38; Jn 3,5).
— le concede poder vivir y obrar bajo la moción del Espíritu Santo mediante
los dones del Espíritu Santo;
— le permite crecer en el bien mediante las virtudes morales.
1267 El Bautismo hace de nosotros miembros del Cuerpo de Cristo. "Por tanto
[...] somos miembros los unos de los otros" (Ef 4,25). El Bautismo
incorpora a la Iglesia. De las fuentes bautismales nace el único pueblo de
Dios de la Nueva Alianza que trasciende todos los límites naturales o
humanos de las naciones, las culturas, las razas y los sexos: "Porque en un
solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo"
(1 Co 12,13).
Resumen
1279 El fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que
comprende: el perdón del pecado original y de todos los pecados personales;
el nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo
del Padre, miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo. Por la acción
misma del bautismo, el bautizado es incorporado a la Iglesia, Cuerpo de
Cristo, y hecho partícipe del sacerdocio de Cristo.
1281 Los que padecen la muerte a causa de la fe, los catecúmenos y todos los
hombres que, bajo el impulso de la gracia, sin conocer la Iglesia, buscan
sinceramente a Dios y se esfuerzan por cumplir su voluntad, pueden salvarse
aunque no hayan recibido el Bautismo (cf LG 16).
1283 En cuanto a los niños muertos sin bautismo, la liturgia de la Iglesia nos
invita a tener confianza en la misericordia divina y a orar por su salvación.
1284 En caso de necesidad, toda persona puede bautizar, con tal que tenga la
intención de hacer lo que hace la Iglesia, y que derrame agua sobre la cabeza
del candidato diciendo: "Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo".