Unidad I

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Participante:

Br. José Solano


C.I V- 18.354.351
Unidad I
Asignatura: Matemática I

LENGUAJE O ELEMENTOS DEL LENGUAJE


Los elementos del lenguaje humano permiten que la comunicación sea posible.
Son los elementos que tienen en común todos los idiomas; esto permite que
pueda hablarse de lenguaje humano.
Se diferencia de los sistemas de comunicación utilizados por otras especies,
como las abejas o los simios, que son sistemas cerrados. Estos últimos consisten
en un número fijo de cosas que pueden comunicarse. El lenguaje humano está
basado en un código dual, en el cual un infinito número de elementos sin sentido
propio (sonidos, letras o gestos) pueden combinarse para formar unidades de
sentido (palabras y oraciones). El lenguaje puede definirse como la forma de
comunicación entre varias personas.
El lenguaje es arbitrario (en cuanto a palabras individuales), generativo (en
cuanto a la ubicación de las palabras) y está en evolución constante.

TIPOS DE LENGUAJE NATURAL Y ARTIFICIAL


Para clasificar el lenguaje como capacidad innata del ser humano para
comunicarse se pueden usar diferentes criterios. Uno de los criterios más
utilizados es considerar su naturaleza, es decir, si un lenguaje es inventado o
creado por los humanos o no. Así se tienen dos tipos de lenguaje: natural o creado
por la naturaleza y el artificial o creado por el ser humano.

Lenguaje natural

El lenguaje natural es aquel que las personas emplean a diario y de manera


espontánea para llevar a cabo el acto comunicativo en cualquier idioma.
Asimismo, se caracteriza por ser un lenguaje aprendido a medida que las
personas crecen, y que es propio de una cultura y entorno social.
Se trata de un lenguaje que ha evolucionado en el tiempo y se contrapone al
lenguaje artificial, que es aquel que ha sido creado para un fin en específico.

Ejemplo del lenguaje natural es el lenguaje vernáculo que es aquel que deriva de


un idioma nativo de un lugar, como por ejemplo el español en España.

En informática desde siempre se ha buscado que los ordenadores fuesen


capaces de comprender el lenguaje humano, de modo que pudiesen obedecer
órdenes directas del hombre. Sin embargo, aunque la gramática es sencilla de
asimilar para los ordenadores, no así el resto de variables. El timbre de cada
persona, casi único, el tono, los ademanes y gestos... etc., todos ellos forman
parte del lenguaje natural humano, y son mucho más difícilmente entendibles para
un ordenador. Los avances tecnológicos, sin embargo ya permiten que se hayan
hecho ciertos experimentos con éxito de captación de gestos, y reconocimiento de
voz.

Estos avances individuales han permitido que haya surgido con fuerza una
rama de la informática, llamada procesamiento del lenguaje natural, que busca
precisamente permitir que los ordenadores sean capaces de captar la información
transmitida por una persona y trasladarla luego a otra, interactuando con ella con
su mismo lenguaje, o al menos, de un modo inteligible.

Lenguaje artificial

Las llamadas lenguas artificiales se llaman así en oposición al lenguaje natural.


Hablamos de la lengua “natural” en cuanto aparece como un don para los
hablantes de una comunidad lingüística: desde el nacimiento aprendemos la
lengua de nuestro grupo social sin poder intervenir individualmente en su
formación. Pero no dejaremos de reconocer que los símbolos son en principio
arbitrarios y que no hay significados “naturales” de los términos.

A diferencia de las llamadas lenguas naturales, las lenguas artificiales han sido
conscientemente planificadas y construidas por individuos o grupos de personas
con diversos propósitos y no han sido creadas a lo largo de la historia de una
comunidad cultural. Se ha propuesto que las lenguas artificiales sean estudiadas
por la interlingüística.

MENCIÓN Y USO DE LOS SIGNOS O LENGUAJE-OBJETO Y


METALENGUAJE.

Para hablar de la mención y uso del signo lingüístico es necesario decir lo


siguiente. Los signos, en el caso particular de las palabras como signos, pueden
servir de medio para hablar de sí mismos o de otros signos de un mismo código
lingüístico o lenguaje. Esta capacidad de los lenguajes de poder hablar
(describirse, clasificarse, explicarse, etc.) de sí mismos es la que permite hablar de
lenguaje objeto y de metalenguaje dentro de un mismo lenguaje, donde el primero,
el lenguaje-objeto, es el lenguaje objeto de estudio o análisis y el metalenguaje es
el lenguaje como instrumento de análisis o estudio. Esto puede ilustrarse con el
siguiente ejemplo: “El español es una lengua analítica” En este caso se está
usando el idioma (lenguaje) español para hablar /decir algo del idioma español. De
esta manera el español es el lenguaje-objeto y al mismo tiempo es el
metalenguaje a través del cual se habla o dice algo del español. Este doble uso de
un lenguaje como objeto de estudio y medio de estudio es típico o propio de las
disciplinas semióticas o disciplinas que estudian la estructura y funcionamiento de
los signos o lenguajes (naturales y artificiales) a partir de las dimensiones
pragmática (énfasis en los usuarios: emisor y receptor), semántica (énfasis en el
significado de los signos o palabras) y sintáctica (énfasis en las relaciones de
combinación entre las palabras o demás signos). Entre las disciplinas semióticas
pueden mencionarse la fonología o estudio de los sonidos de un idioma, la
lexicología o estudio de la evolución (tiempo) de las palabras y la dialectología o
estudio de las variedades de una lengua con atención a las regiones o espacio.
Estas tres disciplinas corresponden a ramas de la lingüística como ciencia del
lenguaje verbal. Sin embargo, también se consideran disciplinas semióticas el
estudio del lenguaje de los gestos, lenguaje de señas, códigos de comunicación
animal, de señas, y los códigos de los lenguajes de programación. Regresando al
uso y mención de los signos, en particular de las palabras como componentes
básicos de los lenguajes naturales y artificiales, se puede decir que tanto el uso
como la mención de los signos, en este caso, lingüísticos pueden conducir a
confusión, ambigüedad o falta de claridad en la interpretación del sentido de una
expresión lingüística. Ello resulta de la capacidad del lenguaje de poder hablar o
decir algo de sí mismo. Así por ejemplo en los siguientes enunciados, 1. El verbo
en español puede ser regular o irregular 2. Amar es un verbo regular 3. Solar no
es verbo en español 4. No todas las palabras terminadas en –ar son verbos en
español, el español es lenguaje-objeto y metalenguaje al mismo tiempo. En el
primer enunciado, se hace uso del verbo regular, mientras que en el segundo se
hace mención a un verbo regular, en este caso, “amar”. Igualmente se hace
mención del signo “solar” en el enunciado 3, mientras que en el enunciado 4 se
hace uso de “las palabras terminadas en –ar”. En estos casos parece no haber
lugar a confusión para un hablante del español con un nivel aceptable de
conocimientos de la lengua española. Sin embargo, en los siguientes enunciados
la situación puede parecer diferente: 1. Esto no es una frase nominal 2. Una frase
nominal es una frase nominal 3. Un enunciado no es un enunciado 4. Todos los
enunciados anteriores, incluso éste, son enunciados 5. ¿Cuándo se usa o se
menciona una expresión? 6. A cuándo se le coloca tilde cuando es un pronombre
interrogativo 7. En el idioma español, los adjetivos demostrativos se anteponen al
sustantivo, mientras que los pronombres demostrativos lo sustituyen y para
diferenciarlos de los primeros, se les coloca la tilde diacrítica. 8. En el idioma
español, este, ese y aquel se anteponen al sustantivo y no se tildan cuando tienen
la función de adjetivos demostrativos, mientras que cuando cumplen las veces de
pronombres demostrativos sustituyen al sustantivo y se les coloca tilde (éste, ése,
aquél) En los cuatro primeros enunciados las expresiones “Esto”, “Una frase
nominal”, “Un enunciado” y “Todos los enunciados anteriores, incluso éste” están
mencionados. En el enunciado 5, la palabra “Cuándo” está usada normalmente,
mientras que en el enunciado 6, “cuándo” está mencionada o usada de manera
autónima. Para evitar esa ambigüedad o falta de claridad en el significado se
recomienda utilizar el símbolo “ ” o utilizar un tipo de letra diferente (por ejemplo,
itálica o cursiva) al del resto del texto para indicar que lo que está entre paréntesis
forma parte del lenguaje-objeto y de esta manera diferenciarlo del metalenguaje.

FUNCIÓN DEL LENGUAJE


Para comenzar podría argumentarse que la única función del lenguaje es la de
comunicar (hacer común) un pensamiento, sentimiento o idea en general. Sin
embargo, es corriente decir que el lenguaje como propiedad humana tiene varias
funciones (intenciones de comunicación), usos o propósitos que hace el usuario
(hablante o escribiente) manifiesta al usarlo. Una de las clasificaciones más
utilizadas es la que dice que el lenguaje tiene tres funciones básicas: 1. Expresiva
o para comunicar sentimientos, emociones o actitudes afectivas; 2. Directiva,
cuando se usa para originar, impedir o modificar un comportamiento o actitud en el
destinatario. 3. Informativa, cuando se desea comunicar una información
(afirmación, narración, descripción, clasificación, explicación) de una realidad
determinada (UNA, 1992, pp.27-32). Estas tres funciones son llamadas por Karl
Bühler como Emotiva, Conativa o Apelativa y Representativa o Referencial,
respectivamente. John Austin, en su Teoría de los Actos del Habla (1982), las
llamó: 1. Elocutiva (lo que se hace al mismo tiempo que se dice: “Lo juro”); 2.
Perlocutiva (lo que se consigue por medio del decir); 3. Locutiva (lo que se dice),
en el mismo orden. Roman Jakobson, por su parte, con la idea de precisar más los
usos del lenguaje, le añadió tres más a esta clasificación: Estética o poética
(orientada hacia el mensaje), Fática o de contacto (destinada a mantener el
contacto comunicativo entre los interlocutores) y Metalingüística (centrada en el
propio código de la lengua: lenguaje-objeto y metalenguaje).

PROPOSICIONES
Cuando la función del lenguaje es la informativa, referencial, Locutiva o Ideativa,
según las clasificaciones presentadas anteriormente, es decir, cuando la intención
del usuario al usarlo es la comunicar una información, éste utiliza una serie de
expresiones que se denominan enunciados o proposiciones. Un enunciado o
proposición es toda expresión lingüística de la cual tenga sentido preguntarse si es
verdadera o falsa (asignarle un valor veritativo) con relación a la realidad empírica
conocida. Podría servir de ayuda, tal vez, decir que una proposición o enunciado
es toda afirmación o expresión lingüística a través de la cual se afirma algo de la
realidad según el contexto dado.

OBJETO DE LA LOGICA
La lógica como disciplina científica tiene según varios autores los siguientes
objetos de estudio. Para la UNA (1992, p.25), la lógica se encarga de “formular
sistemas teóricos (teorías) de los razonamientos deductivos que permitan
distinguir aquellos razonamientos válidos de los que lo son”. Ramis (2005, p.159),
por su parte, considera que la lógica es “la ciencia que estudia la razón en los
actos de dirigirse hacia el conocimiento de la verdad”. Este mismo autor señala
(p.17) que la lógica posee dos tipos de objeto o contenido. El material y el formal,
los cuales constituyen el doble objeto de la lógica. El componente material está
representado por los actos del pensamiento (concepto, juicio y raciocinio). Pero
ellos son estudiados por la lógica sólo desde el punto de vista de su rectitud con la
intención de “captar nociones, enunciar juicios y establecer conclusiones”, pues la
naturaleza, estructura y funcionamiento de estos actos son objeto de estudio de la
Psicología. Por ello, el objeto formal de la lógica es la “rectitud del pensamiento”.

DESIGNADO Y DENOTADO DE UN SIGNO


Para hablar de lo designado y de lo denotado de un signo es necesario hablar
del concepto de signo. Para De Gortari (Op. cit., p. 470) un signo es “cualquier
objeto o acontecimiento usado como evocación de otro objeto o acontecimiento”.
Para Pierce, uno de los padres fundadores de la semiótica, un signo es “algo que
está por alguna otra cosa o que representa a otra cosa y es comprendido o
interpretado por alguien, esto es, que tiene un significado para alguien”, es decir,
es algo que hace referencia (refiere) a otra cosa. Para él todo signo está
compuesto por tres elementos: un componente físico o perceptible, llamado por él,
representante, en el caso de los lenguajes verbales, las palabras. Un componente
mental, llamado interpretante, que corresponde al concepto que se tiene de algo, y
un componente extralingüístico, perteneciente al mundo empírico o teórico,
llamado objeto. La semiótica como estudio de los signos parte de tres
dimensiones. La dimensión pragmática hace referencia a la relación que se da
entre un signo o sistema de signos (sígnico) y sus usuarios o intérpretes. Luego
está la dimensión semántica, que es aquella referida a la relación entre el signo y
a lo que éste hace referencia, es decir, su designado o concepto. Finalmente está
la dimensión sintáctica que estudia la relación que se da entre los signos entre sí o
la de un signo consigo mismo. La dimensión semántica, por su parte, distingue
dos aspectos del significado o concepto mental. El aspecto designado, el cual
consiste en el conjunto de características a que hace referencia el signo. Por
ejemplo, la palabra “libro” tiene como designado las características propias de ser
un objeto de lectura, con hojas impresas o digitales, palabras, imágenes, páginas
numeradas, entre otros rasgos. El denotado de un signo, es en cambio, el
conjunto de objeto que poseen las características designadas. En el presente
caso, todos los libros habidos y por haber, impresos o digitales, o sea, la clase o
grupo de libros.
REFERENCIAS

Austin, J. (1982). Cómo hacer cosas con palabras. Barcelona: Paidós Garrido, M.
(1983).
Lógica simbólica. Madrid: Tecnos Halliday, M.A.K. (1996).
El lenguaje como semiótica social: la interpretación del lenguaje y del significado.
Barcelona: Paidós Ramis, P. (2005).
Lógica y crítica del discurso (2ª. ed.). Mérida: ULA Rodríguez L., H. (2007).
Apuntes prácticos de Lógica Formal. Caracas: San Pablo Sáenz, J., Gil, F., López,
B., Romero, N. y Bethelmy, J. (2001).
Fundamentos de la matemática (2ª. ed.). Barquisimeto: Hipotenusa
Universidad Nacional Abierta. (1985).
Matemática I. (4ª.ed.). Caracas: Autor Universidad Nacional Abierta. (1992).
Lógica. Caracas: Autor

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