¿Democracia Sin Lectura Crítica

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LENGUA CASTELLANA

¿DEMOCRACIA SIN
LECTURA CRÍTICA?

PROPUESTA DE FECHA

YORLADY 11 DE JULIO de
ECHEVERRI 2021
¿DEMOCRACIA SIN LECTURA CRÍTICA?
Julián de Zubiria Samper.

En Colombia solo tres de cada mil jóvenes escolarizados alcanzan esta


habilidad a los 15 años. Sin lectura crítica no es posible elegir de manera
responsable. Mejorar la calidad de la educación es necesario para vivir en
una democracia.
El periodista y escritor Eduardo Galeano sostiene que en el siglo XX se
violaron la mayoría de derechos humanos. Por ejemplo, durante los años
setenta en el Cono se suprimieron los derechos civiles, sociales y políticos.
La tortura se convirtió en el método, por excelencia, para conseguir
información. El terrorismo de Estado se usó indiscriminadamente con el
fin de generar el miedo constante en la población. El secuestro y la
desaparición fueron el pan de cada día para los sindicalistas, los
intelectuales, los artistas y los estudiantes: casi todos ellos fueron
catalogados como subversivos. Los opositores fueron considerados
indeseables.

Para desgracia de la humanidad, quienes más ferozmente han violado los


derechos humanos jamás van presos. Ellos, como señala Galeano, tienen
las llaves de las cárceles. Sin embargo, el escritor sostiene que un derecho
que no pudo ser eliminado: el derecho a soñar y a pensar distinto. En esta
última tesis no estaría de acuerdo con Eduardo Galeano.

En Colombia, y en diversos lugares del mundo, soñar y pensar distinto son


actos que siguen sacrificándose.
La libertad necesita de condiciones que, desafortunadamente, no se
cumplen en la mayoría del continente. Solo son libres aquellos que
piensan por sí mismos, dijo Kant dos siglos atrás. La ignorancia hace a las
personas presa fácil de los prejuicios sociales, políticos e ideológicos; de
la manipulación de los medios de comunicación, de las ideas mágicas,
simplificadoras y supersticiosas, de los personajes mesiánicos, del
reduccionismo, la intolerancia y el fanatismo.
Por eso, una persona que todavía no domina la lectura crítica tiene graves
limitaciones para interpretar la realidad material y simbólica.
La lectura y la escritura de calidad nos liberan del tiempo y del espacio en el
que vivimos. Nos permiten trascender, interactuar y dialogar con personas en
múltiples contextos históricos, culturales y regionales.
En consecuencia, aprehendemos no solo de nuestra propia, limitada y singular
experiencia, sino esencialmente de la experiencia acumulada a lo largo de la
historia por los 110.000 millones de seres humanos que, se estima, nos han
antecedido en su paso por el planeta Tierra.
Es por ello que la socióloga y antropóloga Michele Petit tiene razón cuando
considera a la lectura comprensiva como condición de la democracia. Sólo así ,
afirma, podremos elegir destino, resistirernos de mejor manera a la opresión, y
dejaremos de ser objeto de los discursos y los pensamientos de otros. Alberto
Merani, por su parte, explica que el hombre se vuelve humano, “únicamente
cuando ha convertido en instrumento de las relaciones sociales la cualidad
objetiva del pensamiento y el lenguaje; y concluye que sin educación no hay
libertad y que sin libertad no hay educación que valga la pena”.

En Colombia solo tres de cada mil jóvenes escolarizados tienen un nivel de


lectura crítica a los 15 años, según las últimas pruebas PISA que han sido
aplicadas y tabuladas. Lo cual les permite distinguir matices en las
afirmaciones, captar los pensamientos profundos que subyacen a los textos y
encontrar posibles incoherencias en las ideas de un autor.

¿Cómo serán las dificultades que tienen estos mismos jóvenes para distinguir
matices en las ideologías de los partidos políticos?
¿Cómo serán las limitaciones que tienen para comprender la conveniencia de
un programa político,económico o cultural y para evidenciar lo equivocado que
pueda ser elegir a un candidato en unas elecciones locales o regionales?
Mientras los niveles de comprensión lectora en el país permanezcan así no
podremos hablar de democracia y libertad. Necesitamos ciudadanos que
puedan elegir y construir su propio destino.
El país acaba de pasar por una jornada electoral que definió los gobernantes
locales y regionales para los próximos cuatro años. La conclusión es muy clara:
mientras no mejoremos de manera sensible la calidad de la educación no
podremos hablar de que vivimos en una democracia. Los niveles ínfimos de
lectura crítica que hoy alcanza nuestra población demuestran que no estamos
en la capacidad de elegir adecuadamente.
En Colombia, millones de personas tienen más de dieciocho años, pero muy
pocos son mayores de edad en el sentido kantiano; es decir, muy pocos tienen
herramientas y criterio para pensar por sí mismos. Sin lectura crítica no es
posible elegir de manera responsable. Es por ello, que mejorar la calidad de la
educación es una condición sine qua non para que podamos decir que vivimos
en una democracia.

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