Sobre El Purgatorio
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Sobre El Purgatorio
LUISA
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muerte-para-dar-testimonio-del-infierno/
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conciencia-2014-02-25/
Así mismo, si los verdaderos penitentes salieron de este mundo antes de haber
satisfecho con frutos dignos de penitencia, por lo cometido y omitido, sus almas
son purgadas con penas purificadores después de la muerte, y para ser aliviadas
de estas penas, les aprovechan los sufragios de los fieles vivos, tales como el
sacrificio de la misa, oraciones y limosnas y otros oficios de piedad; que los fieles
acostumbrar practicar para los otros fieles según las instituciones de la Iglesia.
Concilio de Trento:
Puesto que la Iglesia Católica, ilustrada por el Espíritu Santo, apoyada en las
Sagradas letras y en la antigua tradición de los padres, ha enseñado, que las
almas, allí detenidas son ayudadas por los sufragios de los fieles. Particularmente
por el aceptable sacrifico del altar.
Manda el santo Concilio a los obispos que diligentemente se esfuercen para que la
sana doctrina sobre el purgatorio, enseñada por los santos padres y sagrados
concilios, sea creída, mantenida, enseñada y en todas las partes predicada.
Estamos llamados a predicar con claridad sobre estos aspectos de fe. Porque no
es una cuestión de una doctrina de unas opiniones de algunos autores, no.
Eso lo hacemos porque existe la posibilidad de que ese hombre difunto necesite
de nuestras oraciones. Si esta en Dios, no las necesita; si está en estado de
eterna condenación es inútil, no le sirven; por tanto nuestras oraciones se dirigen a
Dios sencillamente para todas aquellas personas que están en ese estado de
purificaciones, y que en virtud del misterio que existe en la comunión de los santos
que existe entre nosotros, existen esos vasos comunicantes por los que la oración
nuestra puede servir de purificación para ellos.
Sobre todo el sacrificio de la santa misa que tiene una posibilidad y una eficacia de
purificación infinita.
Continúa este punto diciendo: Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la
memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el
sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la
visión beatífica de Dios. Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la
memoria de los difuntos. Eso forma parte de nuestra fe.
"Más por causa de los diversos errores que, unos por ignorancia y otros por
malicia, han introducido, dice y predique que aquellos que después del bautismos,
caen en pecado, no han de ser rebautizados, sino que obtienen por la verdadera
penitencia el perdón de los pecados. Y si verdaderamente arrepentidos, murieron
en caridad antes de haber satisfechos con frutos dignos de penitencia, por sus
comisiones y omisiones, sus almas son purificadas después de la muerte con
penas purgatorias, como nos ha explicado Fray Juan.
Y para alivio de esas penas les aprovéchalos sufragios de los fieles vivos: a saber.
Los sacrificios de las misas, oraciones y limosnas y otros oficios de piedad, que
según las instituciones de la Iglesia unos fieles acostumbran a hacer en favor de
los difuntos.
San Agustín hace una definición del pecado: "Apartarse de Dios, por apegarse
indebidamente a las criaturas".
Según esto, el pecado tiene dos aspectos:
Cuando uno se arrepiente de sus pecados, pide perdón a Dios y Dios que es
misericordioso borra totalmente la culpa del pecado, para Dios es como si ese
pecado nunca se hubiera cometido; peor lo que sí que existe en nosotros es el
desorden de esa entrega a las criaturas.
En teología se llama "la pena temporal del pecado", y es eso lo que tiene que ser
purificado.
El hijo prodigo tenía necesidad de realizar penitencia para que ese desorden que
se había producido dentro de él, se reordenara, que sus afectos se reordenara,
para que su corazón volviera aponerse en el padre.
Eso es lo que necesita ser purificado en esta vida, por eso tenemos que hacer
penitencia por nuestros pecados.
Se han podido entender mal eso de "las llamas del infierno" y "las llamas del
purgatorio". Que en cierto sentido es una imagen bíblica, y se han confundido
como si fueran "llamas" en el mismo sentido.
Pero también es verdad que Dios ha querido expresarse a través de esa imagen,
lo que habrá que hacer es explicarlas bien y no dar lugar a equívocos. Estamos
aquí para explicar la palabra de Dios.
(Visiòn p Jose Maniyangat de los dos. Hay tristeza pero no odio y desesperados
Mateo 12, 31: 31 «Por eso les digo: Todo pecado y blasfemia se perdonará a los
hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. 32 Y al que diga
una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que la diga contra
el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro.
4 abril 1926
Muy pocas personas saben por revelación que muchas almas pasan su Purgatorio
delante de las iglesias. La mayoría de estas son las que en vida eran demasiado
lentas para entrar a la iglesia, donde se celebraba la Santa Misa, o aquellas que
los domingos se contentaban con permanecer fuera de la iglesia entre
conversaciones y risas.
¡Oh, con qué recogimiento y con qué admirable devoción asistirían para reparar
sus pecados de negligencia!
Durante el juicio particular, momento en el cual vieron el rostro del Juez, estas
almas tuvieron un conocimiento tan profundo del valor y utilidad del Sacrificio de la
Misa, que ahora darían cualquier cosa por poder asistir a una sola.
El alivio consiste en que, por el amor del dulcísimo Corazón de Jesús, realmente
presente en el tabernáculo, la misericordia divina les permite entrar en la casa del
Señor, pudiendo ahora reconocer visiblemente cómo la generosa bendición de
Dios se derramaba sobre ellas; mientras antes eran la viva imagen del dolor, de
repente ocurría en ellas una completa transformación: todo aspecto de dolor
desaparecía y una gracia y ternura celestiales se extendía sobre sus rostros.
Estas ya no sentían los sufrimientos del Purgatorio y esperaban con infinito deseo
el momento en que el Señor las admitiría en la gloria eterna del Padre y les
mostraría, por toda la eternidad, su rostro divino.
Ma Valtorta
María Simma
: iDiría que es una invención genial por parte de Dios. Y aquí quisiera proponerles
una imagen toda mía. Supongan que un día se abre una puerta y aparece un ser
extraordinariamente bello, de una belleza tal, nunca vista sobre la tierra. Aquí
quedan fascinados, trastornados por este SER de luz y de belleza, tanto más que
él demuestra estar locamente enamorado de ustedes (lo que nunca se hubiesen
imaginado); se dan cuenta que también él tiene un gran deseo de atraerlos a sí,
de abrazarlos; y el fuego del amor que quema ya en sus corazones los empuja
seguramente a precipitarse entre sus brazos. Pero ustedes, se dan cuenta, en ese
preciso instante, de que hace meses que no se lavan, que huelen mal, que se
sienten horriblemente feos; tienen la nariz que chorrea, los cabellos grasosos y
pegoteados, horribles manchas de suciedad sobre la ropa, etc., etc. Entonces se
dicen a sí mismos: "¡No, no es posible que yo me presente en este estado!. Es
preciso que antes me lave, me baño, y luego, rápidamente, regrese a verlo…".
Pero he aquí que el amor nacido en sus corazones es tan intenso, tan fuerte, tan
abrasador, que este atraso debido a la ducha es absolutamente insoportable. Y el
dolor mismo de la ausencia, aunque dure sólo pocos minutos, causa un ardor
atroz en el corazón. Y, ciertamente, este ardor es proporcional a la intensidad de
la revelación del amor: es una llama de amor...
Las almas del Purgatorio hablan con frecuencia con María sobre ese gran deseo,
de esa sed que tienen de Dios, y cómo ese deseo es para ellas profundamente
doloroso; es, sin duda, una verdadera agonía. En la práctica el purgatorio es una
gran crisis, una crisis que nace de la falta de Dios.
Citar P Benedicto xvi pag 55 en “Visitas del Purgatorio” pbro Juan Manuel Perez
Romero.
María, ¿las almas del Purgatorio prueban alegría y esperanza en medio de sus
sufrimientos?
- Sí, ningún alma quisiera volver del Purgatorio a la tierra, porque ellas ya tienen
un conocimiento de Dios infinitamente superior al nuestro, y no podrían nunca más
decidirse a regresar a las tinieblas de este mundo. He aquí, entonces, la gran
diferencia entre los sufrimientos del Purgatorio y los de la tierra: en el Purgatorio,
aunque sea terrible el dolor del alma, la certeza que se tiene de vivir con Dios es
tan fuerte e indestructible que el gozo de esta certeza supera aun el dolor; y por
nada del mundo esas almas quisieran volver a vivir sobre la tierra donde nunca se
tiene seguridad de nada.
Algunos dirían que estas aflicciones son simbólicas, que sugieren tormentos
espirituales más que corporales. Pero luminarias de la Iglesia como Agustín,
Gregorio el Grande, Tomás de Aquino y Buenaventura insisten en que hay fuego
real, tal vez sobrenatural, en el purgatorio que inflige un dolor peor que cualquier
fuego en la tierra.
Aunque las almas del purgatorio deben ser purificadas de los efectos de sus
pecados, son “santas” porque están en un estado de perfecta gracia y no pecarán
más. Aceptan completamente, desean, la voluntad de Dios de que sean limpiados
antes de acercarse a Su santidad. Se perfeccionan en las tres virtudes teologales:
fe y comprensión precisa de lo que enseña la Iglesia Católica; espero que su
salvación esté asegurada; y caridad para con Dios y todas las personas, sean
enemigos o amigos. También se perfeccionan en las virtudes cardinales de la
templanza, la fortaleza, la justicia y la prudencia. Y así, experimentan la
bienaventuranza perfecta en su dolor.
Las almas en el purgatorio pueden comunicarse con sus ángeles guardianes, San
José, María, santos particulares y el mismo Jesús. Nuestra Señora los visita
regularmente y los consuela, especialmente en Navidad, cuando muchas almas
son liberadas del purgatorio. Las almas se comunican y se consuelan entre sí y,
con el permiso de Dios, pueden visitarnos en la tierra.
Does purgatory exist?
St. Thomas Aquinas explains that the verse from Revelation refers to the labor of
working to gain spiritual merit, but does not address the labor of suffering to be
cleansed from sin. Any person whose soul is in purgatory has died in charity and
merits the eternal reward of heaven, but only after having been cleansed of any
remaining venial sins. A soul in purgatory may also bear the effects of mortal sins
that have been forgiven, but for which the person has not yet made satisfaction
through penance. Revelation confirms that “nothing unclean shall enter” heaven
(21:27).
Thomas further explains Church teaching on purgatory with another passage from
Scripture and a line from the Eastern Church Father St. Gregory of Nyssa (A.D.
335–394). Scripture tells us, in reference to Judah Maccabee, that “it was a holy
and pious thought” that “he made atonement for the dead, that they might be
delivered from their sin” (2 Macc. 12:45). Thomas elaborates that there is no need
to pray for the souls in heaven, since they already have their reward. Neither is a
need to pray for those in hell, because they can no longer be freed from their sins.
Yet those who have died in charity can never suffer everlasting death, since charity
covers all sins (Prov. 10:12), and those who follow Christ will have eternal life
(John 11:26). Gregory of Nyssa says that the person who loves and believes in
Christ, but dies before his sins have been washed away, “is set free after death by
the fire of Purgatory.”
Here, God’s justice is made clear. He has provided the purging fires of purgatory
so that believers who die still tainted by sin may become clean in the afterlife.
Further, He has provided a means whereby we, through our prayers as the Church
Militant on earth, may help loosen the bonds of sin of the Church Suffering in
purgatory, so that they might sooner rest eternally with God in heaven. Such prayer
is, indeed, “a holy and pious thing.”
This article is from Dr. Vost’s latest book, Aquinas on the Four Last Things.
Thomas notes that it is “probable,” according to statements made by holy men and
many private revelations, that “there is a twofold place of Purgatory.” One place is
according to the “common law.” This place is below us and near hell, so the same
fire torments both the souls being cleansed and the souls that are damned in hell,
though the damned, being of lower merit, are consigned to the lowest place.
Thomas makes the important distinction that while the fires of hell serve to afflict
the damned, the fires of purgatory, while painful, serve primarily to cleanse souls
from sin.
Are the pains of purgatory greater than any pains of this life?
In Purgatory there will be a twofold pain; one will be the pain of loss, namely the
delay of the divine vision, and the pain of sense, namely punishment by corporeal
fire. With regard to both the least pain of Purgatory surpasses the greatest pain of
this life.
In this quotation, Thomas expands upon Augustine’s declaration that “this fire of
Purgatory will be more severe than any pain that can be felt, seen, or conceived in
this world.” The soul’s pain of losing the divine vision of God will be greater than
any sense of loss of earth because the more we desire something, the more we
suffer when it is absent. (Any person who has lost a loved one can attest to this
kind of pain.) Yet in purgatory, our overwhelming desire to see God is completely
undiluted. The soul’s desire is not hindered or distracted by things of the body.
Further, the soul knows that had it not been held back by the weight of sin, it would
already have achieved the “Sovereign Good,” as Thomas puts it. Therefore, the
soul grieves most intensely because the delay of purgatory keeps it from its
ultimate goal.
The soul’s pain of sense in purgatory does not refer to a hurt or injury itself, but to
the sense thereof. “The more sensitive a thing is,” Thomas explains, “the greater
the pain caused by that which hurt it.” We know from experience that hurts inflicted
upon the most sensitive parts of our body cause the greatest pain. Because all
bodily sensations arise from the soul, it follows that the most exquisite pain is
suffered when the soul itself is hurt.
Therefore, Thomas concludes that the pains of purgatory, both of loss and of
sense, surpass all the pains we experience during life.
First, an act may be voluntary as an absolute act of the will. In this sense, the very
idea of punishment is contrary to the nature of the will, which always seeks the
good, and not pain or punishment. Second, an act may be voluntary as a
conditional act of the will, as when a person willingly undergoes some pain or
punishment because it allows him to obtain a good he could not attain otherwise.
Thomas provides the simple example of submitting to painful surgical procedures
to restore our health and the extreme example of martyrs, who submit to bodily
death to procure their reward in heaven. It is in this second sense that the
punishments in purgatory are voluntary, since the souls know they will someday
set free and obtain their goal of heaven. This we see in the many stories of souls in
purgatory who appear to people on earth and ask for prayers to hasten their
purification.
Does the fire of purgatory pay the debt of punishment for sin?
Thomas notes that as the punishment one voluntarily endures in this life serves as
satisfaction to atone the guilt of sin, all the more so will the more grievous pains of
purgatory atone for the debt of punishment for sins. Anyone in debt is freed by
paying what he owes. The obligation incurred by guilt is the debt of punishment,
and a person is freed from that obligation by undergoing the punishment.
Therefore, the answer is yes: “The punishment of Purgatory cleanses from the debt
of punishment.”
Are some souls released from purgatory before others?
Adriana Cinta
Sta Gertrudis
Las almas del Purgatorio son totalmente exentos del amor propio (debemos llegar
a ésto en la tierra)
Ellos quieren estar allí (no quieren salir), entienden que es la perfecta Justicia
divina y por eso es necesario. No van a querer ir a cielo sin purificarse.
Si tuvieron eso en mente sería una imperfección activa en donde ningún pecado
actual puede haber. Solo vieron una vez la causa del purgatorio cuando el juicio
personal.
Excepto en comparación con los santos en el Cielo, ellos tienen una alegría no
comparable con la tierra. Y esta alegría va creciendo día a día en la media que
Dios va fluyendo en ellos más y más y se va consumiendo los obstáculos puestos
a Su entrar. Las manchas del pecado se van consumiendo.
¿No queremos quitar las manchas del pecado para ver el sol de la Trinidad?
Pero por el otro lado soportan un dolor tan extremo que no se puede imaginar
(dejar morir su “yo”)
Simma: Una hora en el Purgatorio es más doloroso que una vida enferma.
No siente culpabilidad porque no hay separación con Dios en este sentido (de
vergüenza, rechazo, querer esconderse) si no se echará por atrás. Ven
perfectamente sus pecados y ven la necesidad de justicia. (La humildad es
verdad). En el infierno si hay sentido de culpa.
Cuando un alma muera en pecado mortal, el alma misma busca donde irse guiado
por sus propios pecados. Busca ir al infierno. Dios no tiene que decir nada. Si no
fuera por la divina justicia el alma buscaría un nivel del infierno peor con peor pena
que no merece si Dios no fuera misericordioso.
Sta Catalina no vio una puerta para entrar en el purgatorio. De hecho está Dios
con los brazos abiertos para recibirnos. Pero la esencia divina es de tal pureza,
mucho mayor que se puede imaginarse. Un alma con el mínimo pecado se
arrojaría a mil infiernos antes de estar manchada delante de la presencia de la
Majestad Divina.
El llama sabiendo que el purgatorio está hecho para limpiarse las manchas, el
alma misma se arroja allí. Entiende la misericordia de Dios de crear ello para
eliminar las manchas. Si pudiera llegar a un nivel peor que infierno para purificarse
más rápido lo haría. Como el oro, más intenso el fuego, más puro llegue a ser. El
fuego no destruye el oro sino las imperfecciones.
Sta Catalina Vio niveles del purgatorio tan penoso como el infierno. La pena de
sentir el impedimento que tuvo en la tierra es menor que cualquier pena en el
purgatorio. Ven la gravedad de los obstáculos y la bondad de Dios le impide
acercarse a Él.
_El CIC (1030-1031) señala que *“los que mueren en la gracia y en la amistad de
Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna
salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la
santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo”.*
“La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es
completamente distinta del castigo de los condenados”.
_*“Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar
en el momento de su muerte, para eso ofrecemos Misas, Rosarios, oraciones y
limosnas por su eterno descanso".
Sor Natalia Ma Magdolna: Una noche Jesús me pidió que orara por las almas del Purgatorio. Eran
las cuatro y media y yo quería terminar de escribir mi diario, cuando Jesús me dijo: “Hija Mía,
aunque respeto tu cansancio, quiero pedirte que no te vayas a dormir hasta que pongas por
escrito el estado de sufrimiento de las almas del Purgatorio. Yo quiero que Mis hermanos
Sacerdotes se unan a la cruzada de oración en favor de las almas que sufren en el Purgatorio.
Ahora quiero aliviar a aquellas que durante su vida con frecuencia Me pidieron a Mí y a Mi Madre,
en la oración, que tuviéramos piedad de ellas en el momento de su muerte y cuando estuvieran en
el lugar del sufrimiento.”
Jesús me llevó entonces a un lugar tan grande que yo no podía ver el final. Aunque el lugar estaba
oscuro, las almas allí parecían estar calmadas. Había un sinnúmero de almas: llevaban ropa negra y
estaban arrimadas unas a otras. Todas parecían inmóviles, sin palabras y muy tristes. Mi corazón
casi se quebraba al verlas así. Supe que estas almas no recibían ayuda alguna de nadie en la Tierra,
ni oración, ni sacrificios. Sabían que la hora de su liberación no había llegado todavía pero
confiaban en que no dilataría mucho. Después de eso Jesús me llevó a otro lugar similar. Allí las
almas tiritaban en sus túnicas negras. Pero cuando me vieron entrar con Jesús, todas empezaron a
agitarse. Yo tenía mi Rosario en la mano para rezar por ellas.
Cuando vieron el Rosario, todas las almas empezaron a gritar: “¡Rece por mí, querida hermana,
rece por mí!” y trataban de sobreponer su voz, gritando más fuerte, solicitando mis oraciones,
como una nube de abejas.
Aunque todas gritaban a un tiempo, yo podía distinguir la voz de cada una. Reconocí a muchas
entre ellas, personas a las que conocí cuando estaban en la Tierra. Vi a algunas religiosas de otras
órdenes y también de la mía.
Me espanté cuando una madre superiora se volteó hacia mí y me pidió humildemente que rezara
por ella. Después de esto, una religiosa, conocida mía, con sus manos juntas y tocando mi Rosario,
me suplicó: “¡Por mí, por mí”, mientras un extraño sudor, no sé si en el alma o en el cuerpo, corría
sobre ella.
Después Jesús me llevó a un tercer lugar donde había un sin número de religiosas, paradas y sin
movimiento, mientras un fuerte sudor corría sobre ellas. Se volvieron hacia mí y me suplicaron
que rezara el Rosario por ellas.
En ese lugar había luz. Yo pensé: “¿Por qué será que ellas me piden el Rosario”
Entonces Jesús me mostró un Rosario, en el que en vez de las cuentas había flores y en cada flor vi
brillar una gota de la Sangre de Jesús. Cuando decimos el Rosario, las gotas de la Sangre de Jesús
caen sobre la persona por quien lo ofrecemos. Las almas del Purgatorio están implorando
continuamente la Sangre salvadora de Jesús.
+++ 30 abril
Dos juicios
NO SOLO el 2 de noviembre SINO debemos orar por las almas detenidas en los fuegos del
Purgatorio TODOS LOS DIAS , en todo momento y en todo lugar.
San Francisco de Sales afirma que ayudar a las almas del Purgatorio es uno de los mayores actos
de caridad que podemos ofrecer. ¿Por qué? Estas almas que han pasado de esta vida a la siguiente
ya son salvadas por la Sangre del Cordero, que quita los pecados del mundo. Sin embargo, estas
almas necesitan urgentemente la purificación de sus almas. O murieron con el alma todavía
manchada de pecados veniales o no hicieron suficiente penitencia para reparar los pecados
mortales pasados. El comercial de la TV expresa la verdad clara y al grano: "¡Paga ahora o paga
después!"
Por lo tanto, como una clara manifestación de preocupación, compasión y amor por nuestros
hermanos y hermanas difuntos detenidos en los fuegos purificadores del Purgatorio, hagamos
todo lo posible para aliviar sus sufrimientos y llevarlos a salvo a su hogar eterno que es el Cielo.
Meditemos sobre lo que la Iglesia enseña oficialmente del Dogma del Purgatorio en el Catecismo
de la Iglesia y luego ofreceremos diez sugerencias sobre lo que podemos hacer para aliviar el
sufrimiento de las almas en el Purgatorio y ayudarlas a alcanzarlo. el propósito y el fin para el cual
fuimos creados: ¡La bienaventuranza del CIELO!
LAS CONSOLACIONES DE LAS ALMAS EN EL PURGATORIO
"Los pobres almas del Purgatorio se encuentran en un estado de la mayor alegría. De hecho,
ninguna felicidad se puede encontrar digna de ser comparada con la de un alma en el Purgatorio,
excepto la de los santos en el Paraíso; y día a día esta felicidad crece como Dios fluye hacia estas
almas, cada vez más a medida que se consume el obstáculo ". Santa Catalina de Siena
Sin duda, todas las almas del Purgatorio se unen con corazones agradecidos. Con las palabras de
San Cristóstomo: "Si tuviera que atravesar mil infiernos, pero tuviera la seguridad de encontrar el
Paraíso al final, qué agradables serían estos infiernos para mí".
Las Santas Almas, en sus sufrimientos, experimentan un mayor consuelo que los santos de la tierra
en los suyos: los primeros son conscientes de su impecabilidad, se confirman en la Caridad y ya no
corren peligro de ofender a Dios.
Las Santas Almas no solo están seguras de su destino eterno, sino que saben cuánto tiempo tienen
que sufrir y que cada momento de retraso prolonga la duración de su exclusión del Paraíso.
Acostumbrados a someterse a la voluntad de Dios en todo, soportan con gozo sus dolores; incluso
se apresuran a participar de las llamas para acelerar su purificación.
Las Santas Almas del Purgatorio están animadas por un gran celo por apaciguar la justicia de Dios.
Su celo es tan grande, que no sólo abrazan su sufrimiento sino que consienten en su aniquilación
misma para la mayor gloria de Dios; porque la voluntad de Dios es la voluntad de ellos. Alaban la
justicia de Dios, su sufrimiento es voluntario y amoroso. Altruistas, su único deseo es agradar a
Dios solo con amor. Encuentran dulce satisfacción en el ejercicio de la caridad y la paciencia sin
referencia a ninguna otra recompensa que no sea la de agradar a Aquel a quien aman y que los
ama con amor divino. Este es esencialmente un consuelo celestial para las Santas Almas.
Esto puede explicarse mediante una comparación familiar. Es mucho más fácil lavarse la suciedad
de las manos frotándolas con un poco de agua que vertiéndolas sobre ellas una cantidad de agua
sin usar fricción; por lo tanto, una sola palabra dicha con fervor y devoción por las almas de los
difuntos es de mucha más eficacia que muchas vigilias y oraciones ofrecidas con frialdad y
realizadas con negligencia.
Nuestro Señor recalcó a Santa Gertrudis la importancia de cuidar con sinceridad el tema de
nuestras oraciones: "Aunque las Santas Almas se benefician mucho con las vigilias y las oraciones,
algunas palabras dichas con cariño y devoción tienen mucho más valor para ellas".
Un día, mientras oraba por las Almas Pobres, le preguntó a Jesús cuántas Almas liberaría -por Su
Misericordia- del Purgatorio. Él respondió que Su Amor desea liberar a todas las Almas del
Purgatorio. Usó la siguiente parábola: Cuando un rey compasivo tiene que encarcelar a un amigo,
culpable de un crimen, en aras de la igualdad de justicia para todo su pueblo, anhela que alguien
suplique por su amigo y ofrezca algún tipo de rescate por su liberación. . Puedes imaginar la alegría
que siente el rey cuando puede liberar a su amigo, y lo bondadoso que se siente con aquellos que
arreglaron la libertad de su amigo, aquellos que pagaron su deuda.
Si un rey que es un gobernante imperfecto se siente así por un amigo, ¡cuánto más, nuestro Señor
que murió por las pobres almas en el purgatorio! Jesús le dijo a Santa Gertrudis que cada vez que
alguien ora por un alma pobre, Su Corazón se acerca ansiosamente para traer a este amado a
unirse a Él en el Cielo.
PURGATORIO PROFUNDO
En una ocasión, cuando santa Gertrudis oró por los fieles difuntos, vio el alma de cierto soldado,
que llevaba muerto cuarenta años. Apareció en un terrible estado de sufrimiento. Sufrió como
expuesto al mismísimo fuego del infierno y no pudo obtener la menor ayuda de las oraciones de la
Iglesia. Mientras la santa se maravillaba de esta horrible aparición, se le instruyó que el alma había
pecado excesivamente cuando estaba en el mundo por el orgullo y la altivez. Los efectos de su
pecado fueron representados por cuernos que cubrieron su cuerpo; y un leve apoyo que parecía
impedirle caer en el infierno indicaba algún pequeño remordimiento que había manifestado por
sus crímenes, que por la Divina Misericordia le habían llevado a su arrepentimiento y su salvación.
Cuando Santa Gertrudis sintió compasión por él, comenzó a orar por él y tuvo la satisfacción de
saber que sus oraciones fueron respondidas. El alma se le apareció liberada, de la horrible forma
en la que había sido atormentado, y en la forma de un niño pequeño, todavía con algunas marcas
de azufre, pero tan alegre como si hubiera sido liberado del infierno y llevado al cielo. .
Ahora fue colocado con muchas otras almas, que parecían estar en la misma condición. Supo
también, que en este lugar él podría beneficiarse de las oraciones de la Iglesia de las que había
sido privado, hasta que el Santo obtuviera su liberación. Las almas lo recibieron con el más tierno
cariño y parecieron prepararle un lugar entre ellas. Esto indujo a la santa a rezar por ellos, y
percibió que Nuestro Señor los llevó a un lugar de mayor refrigerio, donde fueron muy consolados.
El Catecismo explica con mayor detalle y la diferencia fundamental con el Infierno y la enseñanza
constante de la Iglesia sobre esta doctrina tan importante en estas palabras:
La doctrina de la fe relativa al purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de
Trento (cf. DS 1820; 1580).
Una imagen a modo de ejemplo: Imaginemos que estàs en una cueva, y durante varios días
permanece alejado de la luz del sol y acostumbrando su vista a la oscuridad de la cueva, con una
luz débil; sus pupilas se habrán dilatado tremendamente; de tal manera que si saliese de repente
de la cueva a la luz del sol se podría quedar ciego, porque sus ojos han perdido la "connaturalidad
que tenían con la luz del sol". Tendrá que estar un tiempo para que sus ojos recuperen la
capacidad de poder mirar con la luz del sol, para recuperar la capacidad para la que fueron
creados: poder ver con la luz del sol.
De igual manera hay que entender que Dios es la luz y que el pecado nos pone en estado de
oscuridad, en la cueva; Si Dios es la santidad, uno tendrá que purificarse para que esa santidad de
Dios no le haga daño.
(Otro ejemplo es un pajaro hace popo sobre ti antes de entar en una boda)
(Jesùs dice que la puerta del cielo es estrecha y tu mueres gordo (materialismo, odio, egoísmo) .
tendría que ir a la sauna…)
BIBLIA
«Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego
purificador, según lo que afirma Aquel que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una
blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt
12, 31).
En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero
otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, Dialogi 4, 41, 3).
Este fuego del purgatorio es un fuego que está quemando y enamorando al alma.
Esta podría se otra imagen del fuego del purgatorio: por una parte ese "fuego" hace penar al alma
en purificación, pero en la medida que se va purificando se va haciendo una sola cosa con el fuego.
Los místicos han descrito el purgatorio como un estado donde el alma llega a sufrir mucho pero es
un sufrimiento lleno de esperanza.
Par 1032:
Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la
Escritura: "Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los
muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la
Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el
sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica
de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en
favor de los difuntos:
«Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el
sacrificio de su padre (cf. Job 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los
muertos les lleven un cierto consuelo? [...] No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y
en ofrecer nuestras plegarias por ellos» (San Juan Crisóstomo, In epistulam I ad Corinthios homilía
41, 5).
1ª Corintios 3, 15:
12 Y si uno construye sobre este cimiento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno,
paja, 13 la obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse
15 Más aquél, cuya obra quede abrasada, sufrirá el daño. El, no obstante, quedará a salvo,
16 ¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros"
1ª Pedro 1, 7: 6 Por lo cual rebosáis de alegría, aunque sea preciso que todavía por algún tiempo
seán afligidos con diversas pruebas,
7 a fin de que la calidad probada de vuestra fe, más preciosa que el oro perecedero que es
Revelación de Jesucristo.
Dinero
When a Catholic requests a memorial Mass for the dead—that is, a Mass said for the
benefit of someone in purgatory—it is customary to give the parish priest a stipend, on the
principles that the laborer is worth his hire (Luke 10:7) and that those who preside at the
altar share the altar’s offerings (1 Cor. 9:13–14). In the United States, a stipend is
commonly around five dollars; but the indigent do not have to pay anything. A few people,
of course, freely offer more. This money goes to the parish priest, and priests are only
allowed to receive one such stipend per day. No one gets rich on five dollars a day, and
certainly not the Church, which does not receive the money anyway.
A Catholic “Invention”?
Fundamentalists may be fond of saying the Catholic Church “invented” the doctrine of
purgatory to make money, but they have difficulty saying just when. Most professional
anti-Catholics—the ones who make their living attacking “Romanism”—seem to place the
blame on Pope Gregory the Great, who reigned from A.D. 590–604.
But that hardly accounts for the request of Monica, mother of Augustine, who asked her
son, in the fourth century, to remember her soul in his Masses. This would make no sense if
she thought her soul would not benefit from prayers, as would be the case if she were in
hell or in the full glory of heaven.
Nor does ascribing the doctrine to Gregory explain the graffiti in the catacombs, where
Christians during the persecutions of the first three centuries recorded prayers for the dead.
Indeed, some of the earliest Christian writings outside the New Testament, like the Acts of
Paul and Thecla and the Martyrdom of Perpetua and Felicity (both written during the
second century), refer to the Christian practice of praying for the dead. Such prayers would
have been offered only if Christians believed in purgatory, even if they did not use that
name for it. (See Catholic Answers’ Fathers Know Best tract The Existence of Purgatory
for quotations from these and other early Christian sources.)
Why No Protests?
Whenever a date is set for the “invention” of purgatory, you can point to historical evidence
to show the doctrine was in existence before that date. Besides, if at some point the doctrine
was pulled out of a clerical hat, why does ecclesiastical history record no protest against it?
A study of the history of doctrines indicates that Christians in the first centuries were up in
arms (sometimes quite literally) if anyone suggested the least change in beliefs. They were
extremely conservative people who tested a doctrine’s truth by asking, Was this believed by
our ancestors? Was it handed on from the apostles? Surely belief in purgatory would be
considered a great change, if it had not been believed from the first—so where are the
records of protests?
They don’t exist. There is no hint at all, in the oldest writings available to us (or in later
ones, for that matter), that “true believers” in the immediate post-apostolic years spoke of
purgatory as a novel doctrine. They must have understood that the oral teaching of the
apostles, what Catholics call tradition, and the Bible not only failed to contradict the
doctrine, but, in fact, confirmed it.
It is no wonder, then, that those who deny the existence of purgatory tend to touch upon
only briefly the history of the belief. They prefer to claim that the Bible speaks only of
heaven and hell. Wrong. It speaks plainly of a third condition, commonly called the limbo
of the Fathers, where the just who had died before the redemption were waiting for heaven
to be opened to them. After his death and before his resurrection, Christ visited those
experiencing the limbo of the Fathers and preached to them the good news that heaven
would now be opened to them (1 Pet. 3:19). These people thus were not in heaven, but
neither were they experiencing the torments of hell.
Some have speculated that the limbo of the Fathers is the same as purgatory. This may or
may not be the case. However, even if the limbo of the Fathers is not purgatory, its
existence shows that a temporary, intermediate state is not contrary to Scripture. Look at it
this way. If the limbo of the Fathers was purgatory, then this one verse directly teaches the
existence of purgatory. If the limbo of the Fathers was a different temporary state, then the
Bible at least says such a state can exist. It proves there can be more than just heaven and
hell.
Some Fundamentalists also charge, as though it actually proved something, “The word
purgatory is nowhere found in Scripture.” This is true, and yet it does not disprove the
existence of purgatory or the fact that belief in it has always been part of Church teaching.
The words Trinity and Incarnation aren’t in Scripture either, yet those doctrines are clearly
taught in it. Likewise, Scripture teaches that purgatory exists, even if it doesn’t use that
word and even if 1 Peter 3:19 refers to a place other than purgatory.
Christ refers to the sinner who “will not be forgiven, either in this age or in the age to
come” (Matt. 12:32), suggesting that one can be freed after death of the consequences of
one’s sins. Similarly, Paul tells us that, when we are judged, each man’s work will be tried.
And what happens if a righteous man’s work fails the test? “He will suffer loss, though he
himself will be saved, but only as through fire” (1 Cor 3:15). Now this loss, this penalty,
can’t refer to consignment to hell, since no one is saved there; and heaven can’t be meant,
since there is no suffering (“fire”) there. The Catholic doctrine of purgatory alone explains
this passage.
Then, of course, there is the Bible’s approval of prayers for the dead: “In doing this he
acted in a very excellent and noble way, inasmuch as he had the resurrection of the dead in
view; for if he were not expecting the dead to rise again, it would have been useless and
foolish to pray for them in death. But if he did this with a view to the splendid reward that
awaits those who had gone to rest in godliness, it was a holy and pious thought. Thus he
made atonement for the dead that they might be freed from this sin” (2 Macc. 12:43–45).
Prayers are not needed by those in heaven, and no one can help those in hell. That means
some people must be in a third condition, at least temporarily. This verse so clearly
illustrates the existence of purgatory that, at the time of the Reformation, Protestants had to
cut the books of the Maccabees out of their Bibles in order to avoid accepting the doctrine.
Prayers for the dead and the consequent doctrine of purgatory have been part of the true
religion since before the time of Christ. Not only can we show it was practiced by the Jews
of the time of the Maccabees, but it has even been retained by Orthodox Jews today, who
recite a prayer known as the Mourner’s Kaddish for eleven months after the death of a
loved one so that the loved one may be purified. It was not the Catholic Church that added
the doctrine of purgatory. Rather, any change in the original teaching has taken place in the
Protestant churches, which rejected a doctrine that had always been believed by Jews and
Christians.
Why Go To Purgatory?
Why would anyone go to purgatory? To be cleansed, for “nothing unclean shall enter
[heaven]” (Rev. 21:27). Anyone who has not been completely freed of sin and its effects is,
to some extent, “unclean.” Through repentance he may have gained the grace needed to be
worthy of heaven, which is to say, he has been forgiven and his soul is spiritually alive. But
that’s not sufficient for gaining entrance into heaven. He needs to be cleansed completely.
Fundamentalists claim, as an article in Jimmy Swaggart’s magazine, The Evangelist, put it,
that “Scripture clearly reveals that all the demands of divine justice on the sinner have been
completely fulfilled in Jesus Christ. It also reveals that Christ has totally redeemed, or
purchased back, that which was lost. The advocates of a purgatory (and the necessity of
prayer for the dead) say, in effect, that the redemption of Christ was incomplete. . . . It has
all been done for us by Jesus Christ, there is nothing to be added or done by man.”
It is entirely correct to say that Christ accomplished all of our salvation for us on the cross.
But that does not settle the question of how this redemption is applied to us. Scripture
reveals that it is applied to us over the course of time through, among other things, the
process of sanctification through which the Christian is made holy. Sanctification involves
suffering (Rom. 5:3–5), and purgatory is the final stage of sanctification that some of us
need to undergo before we enter heaven. Purgatory is the final phase of Christ’s applying to
us the purifying redemption that he accomplished for us by his death on the cross.
No Contradiction
Nothing Unclean
Purgatory makes sense because there is a requirement that a soul not just be declared to be
clean, but actually be clean, before a man may enter into eternal life. After all, if a guilty
soul is merely “covered,” if its sinful state still exists but is officially ignored, then it is still
a guilty soul. It is still unclean.
Catholic theology takes seriously the notion that “nothing unclean shall enter heaven.”
From this it is inferred that a less than cleansed soul, even if “covered,” remains a dirty soul
and isn’t fit for heaven. It needs to be cleansed or “purged” of its remaining imperfections.
The cleansing occurs in purgatory. Indeed, the necessity of the purging is taught in other
passages of Scripture, such as 2 Thessalonians 2:13, which declares that God chose us “to
be saved through sanctification by the Spirit.” Sanctification is thus not an option,
something that may or may not happen before one gets into heaven. It is an absolute
requirement, as Hebrews 12:14 states that we must strive “for the holiness without which
no one will see the Lord.”
The term “levels” of heaven and hell to describe the degrees of punishment or reward
reflects the literary imagery of Dante Alighieri’s Divine Comedy more than the language of
the Church. “Degrees” of perfection or punishment is the proper term. The degree of
perfection of the beatific vision granted to the just is proportioned to each one’s merits.
The . . . Council of Florence (1439) declared the souls of the perfectly just clearly behold
the Triune and One God as he is, but corresponding to the difference of their merits, the one
more perfectly than the other. The Council of Trent defined that the justified person merits
an increase of the heavenly glory by good works. (Ludwig Ott, Fundamentals of Catholic
Dogma, 479)
Scriptural support may be found at: Matthew 16:27; 1 Corinthians 3:8; 2 Corinthians 9:6; 1
Corinthians 15:41. The punishment of the damned is proportioned to each one’s guilt.
The Union Councils of Lyons and of Florence declared that the souls of the damned are
punished with unequal punishments . . . This is probably intended to assert not merely a
specific difference in the punishment of original sin and of personal sins, but also a
difference in the degree of punishment for personal sins [cf. Matt. 11:22; Luke 20:47]. . . .
St. Augustine teaches “In their wretchedness the lot of some of the damned will be more
tolerable than that of others. Justice demands that the punishment be commensurate with
the guilt.” (Ott, Fundamentals, 482)
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17 de octubre de 1943
Dice Jesús:
En esto aciertan quienes hablan del purgatorio. Pero donde se equivocan es al querer aplicar
distintos nombres a esas llamas.
Éstas son incendio de amor. Purifican encendiendo de amor las almas. Dan el Amor porque,
cuando el alma ha alcanzado ese amor que no alcanzó en la tierra, es liberada y se une al Amor en
el Cielo.
¿Qué es lo que Dios Uno y Trino quiere para las almas que ha creado? El Bien.
Quien quiere el Bien para una criatura, ¿qué sentimientos tiene hacia la criatura? Sentimientos de
amor.
¿Cuál es el mandamiento primero y segundo, los dos más importantes, de los que he dicho que no
los hay mayores y en ellos está la llave para alcanzar la vida eterna? Es el mandamiento del amor.
“Ama a Dios con todas tus fuerzas, ama al prójimo como a ti mismo”.
¿Qué os he dicho infinidad de veces por mi boca, la de los profetas y los santos? Que la mayor
absolución es la Caridad. La Caridad consuma las culpas y las debilidades del hombre, porque
quien ama vive en Dios y viviendo en Dios peca poco, y si peca se arrepiente inmediatamente, y el
perdón del Altísimo es para quien se arrepiente.
¿A qué faltaron las almas? Al Amor. Si hubieran amado mucho, habrían cometido pocos y leves
pecados, unidos a vuestra debilidad e imperfección pero nunca habrían alcanzado la persistencia
consciente en la culpa, ni siquiera venial. Habrían visto la forma de no afligir a su Amor y el Amor
viendo su buena voluntad, les habría absuelto incluso de los pecados veniales cometidos.
¿Cómo se repara, también en la tierra una culpa? Expiándola y, cuando es posible, a través del
medio con el que se ha cometido. Quien ha dañado, restituyendo cuanto quitó con prepotencia.
Quien ha calumniado, retractándose de la calumnia, y así todo.
Ahora, si esto lo requiere la pobre justicia humana, ¿no lo querrá la Justicia santa de Dios? ¿Y qué
medio utilizará Dios para obtener reparación? A Sí mismo, o sea al Amor, exigiendo amor.
Este Dios al que habéis ofendido, y que os ama paternalmente, y que quiere unirse con sus
criaturas, os lleva a alcanzar esta unión a través de Sí mismo.
Todo gira en torno al Amor, María, excepto para los verdaderos “muertos”; los condenados. Para
estos “muertos” también ha muerto el Amor. Pero para los tres reinos –el que tiene el peso de la
gravedad: la Tierra; aquél en el que está abolido el peso de la materia pero no el del alma cargada
por el pecado: el Purgatorio; y, en fin, aquél cuyos habitantes comparten con el Padre su
naturaleza espiritual que les libera de todo peso- el motor es el Amor. Amando sobre la Tierra es
como trabajáis para el Cielo. Amando en el Purgatorio es como conquistáis el Cielo que en la vida
no habéis sabido merecer. Amando en el Paraíso es como gozáis el Cielo.
Lo único que hace un alma cuando está en el Purgatorio es amar, pensar, arrepentirse a la luz del
Amor que esas llamas han encendido para ellas, que ya son Dios, pero que, para su castigo, le
esconden a Dios.
Esto es el tormento. El alma recuerda la visión de Dios que tuvo en el juicio particular. Se lleva
consigo ese recuerdo y, dado que el haber tan sólo entrevisto a Dios es un gozo que supera todo lo
creado, el alma está ansiosa de volver a gustar ese gozo. Ese recuerdo de Dios y ese rayo de luz
que le revistió cuando compareció ante Él, hacen que el alma “vea” la importancia que realmente
tienen las faltas cometidas contra su Bien, y este “ver”, junto a la idea de que por esas faltas se ha
impedido voluntariamente, durante años o siglos, la posesión del Cielo y la unión con Dios,
constituye su pena purgante.
El tormento de los purgantes es el amor y la certeza de haber ofendido al Amor. Un alma, cuanto
más ha faltado en la vida, tanto más está como cegada por cataratas espirituales que le hacen más
difícil conocer y alcanzar ese perfecto arrepentimiento de amor que es el primer coeficiente para
su purgación y entrada en el Reino de Dios. Cuanto más un alma lo ha oprimido con la culpa, tanto
más pesado y tardío se hace vivir el amor. A medida que se limpia por poder del Amor, se acelera
su resurrección al amor y, de consecuencia, su conquista del Amor que se completa en el
momento en que, terminada la expiación y alcanzada la perfección del amor, es admitida en la
Ciudad de Dios.
Hay que orar mucho para que estas almas, que sufren para alcanzar la Alegría, sean rápidas en
alcanzar el amor perfecto que les absuelve y les une conmigo. Vuestras oraciones, vuestros
sufragios, son nuevos aumentos de fuego de amor. Aumentan el ardor. Pero -¡oh!
¡bienaventurado tormento!- también aumentan la capacidad de amar. Aceleran el proceso de
purgación. Alzan las almas sumergidas en ese fuego a grados cada vez más altos. Las llevan a los
umbrales de la Luz. Abren las puertas de la Luz, en fin, e introducen el alma en el Cielo.
A cada una de estas operaciones, provocadas por vuestra caridad hacia quien os precedió en la
segunda vida, corresponde la sorpresa de caridad hacia uds. Caridad de Dios que os agradece el
que proveáis por sus hijos penantes, caridad de los penantes que os agradecen el que os afanéis
por introducirles en el gozo de Dios.
Vuestros seres queridos nunca os amaron tanto como después de la muerte de la tierra, porque su
amor ya está impregnado de la Luz de Dios y a esta Luz comprenden cómo les amáis y cómo
deberían haberos amado.
Ya no pueden deciros palabras que invoquen perdón y den amor. Pero me las dicen a Mí para uds,
Yo os traigo estas palabras de vuestros Difuntos que ahora os saben ver y amar como se debe. Os
las traigo junto con su petición de amor y su bendición, que ya es válida desde el Purgatorio
porque ya está animada por la inflamada Caridad que les quema y purifica. Perfectamente válida,
además, desde el momento en que, liberados, salgan a vuestro encuentro a los umbrales de la
Vida o se reúnan con uds en ella, si les hubierais precedido en el Reino del Amor.
Fíate de Mí, María. Yo trabajo por ti y por tus seres queridos. Conforta tu espíritu. Vengo para
darte la alegría. Confía en Mí”.
21 de octubre de 1943
Dice Jesús:
“Como veis, si transgredís el decálogo transgredís el amor. Así es para los consejos que os he dado
que son las flores de la planta de la Caridad. Entonces, si transgrediendo la Ley transgredís el
amor, es evidente que el pecado es falta contra el amor. Y por eso debe expiarse con amor.
El amor que no habéis sabido profesarme en la tierra me lo tenéis que dar en el Purgatorio. Por
eso os digo que el Purgatorio sólo es sufrimiento de amor.
Durante toda la vida habéis amado poco a Dios en su Ley. Os habéis echado a la espalda la idea de
Él, habéis vivido amando a todos y amándole poco a Él. Es justo que, no habiendo merecido el
Infierno y no habiendo merecido el Paraíso, os lo merezcáis ahora, encendiéndoos de caridad,
ardiendo por cuanto habéis sido tibios en la tierra. Es justo que suspiréis durante miles y miles de
horas de expiación de amor lo que no habéis suspirado miles y miles de veces en la tierra: por
Dios, finalidad suprema de las inteligencias creadas. A cada vez que habéis vuelto la espalda al
amor corresponden años y siglos de nostalgia amorosa. Años o siglos según la gravedad de vuestra
culpa.
Estando ya seguros de Dios, conocedores de su suprema belleza por el fugaz encuentro del primer
juicio, cuyo recuerdo tenéis con uds para haceros aún más viva el ansia de amor, suspiráis por Él,
lloráis su lejanía, os lamentáis y arrepentís de haber sido uds la causa de tal lejanía y os hacéis cada
vez más permeables a ese fuego encendido de la Caridad hacia vuestro supremo bien.
Cuando, por las oraciones de los vivientes que os aman, los méritos de Cristo son lanzados como
esencia de ardor en el fuego santo del Purgatorio, la incandescencia de amor os penetra más
fuerte y más adentro, y entre el resplandor de las llamas, cada vez se hace más lúcido en uds el
recuerdo de Dios visto en aquel instante.
Así como en la vida de la tierra cuando más crece el amor más sutil se hace el velo que cela al
viviente la Divinidad, del mismo modo en el segundo reino cuanto más crece la purificación, y por
ello el amor, más cercano y visible se hace el rostro de Dios. Ya trasluce y sonríe entre el centelleo
del santo fuego. Es como un Sol que cada vez se acerca más, cuya luz y calor anulan cada vez más
la luz y el calor del fuego purificante, hasta que, pasando del merecido y bendito tormento del
fuego al conquistado y bienaventurado alivio de la posesión, pasáis de llama a Llama, de luz a Luz,
salís para ser luz y llama en Él, Sol eterno, como chispa absorbida por una hoguera y como
candelero arrojado en un incendio.
¡Oh gozo de los gozos cuando os encontréis elevados a mi Gloria, pasados de ese reino de espera
al Reino de Triunfo! ¡Oh! ¡conocimiento perfecto del Perfecto Amor!
Este conocimiento, María, es misterio que la mente puede conocer por voluntad de Dios, pero que
no puede describir con palabra humana. Cree que merece la pena sufrir toda una vida por
poseerla desde el momento de la muerte. Cree que no hay caridad mayor que procurarla con las
oraciones a quienes amaste en la tierra y que ahora comienzan su purificación en el amor, a
quienes en vida tantas y tantas veces cerraron las puertas del corazón.
Ánimo, bendita a la que son desveladas las verdades escondidas. Actúa, obra y sube. Por ti misma
y por quienes amas en el más allá.
Deja consumar en el Amor el estambre de tu vida. Vierte tu amor sobre el Purgatorio para abrir las
puertas del Cielo a quienes amas.
Serás bienaventurada si sabes amar hasta la incineración de cuento es débil y pecó. Los Serafines
salen al encuentro del espíritu purificado con la inmolación de amor y le enseñan el “Sanctus”
eterno para cantar al pie de mi trono”.
24 de octubre de 1944.
...escribo todo lo que Jesús dicta:
¡Oh Jesús!, que con tu gloriosa Resurrección nos has mostrado cómo serán eternamente los 'hijos
de Dios', concede la santa resurrección a nuestros seres queridos, fallecidos en tu Gracia, y a
nosotros, en nuestra hora. Por el sacrificio de tu Sangre, por las lágrimas de María, por los méritos
de todos los Santos, abre tu Reino a sus espíritus.
¡Oh Madre!, cuya aflicción finalizó con la alborada pascual ante el Resucitado y cuya espera de
reunirte con tu Hijo cesó en el gozo de tu gloriosa Asunción, consuela nuestro dolor librando de las
penas a quienes amamos hasta más allá de la muerte, y ruega por nosotros que esperamos la hora
de volver a encontrar el abrazo de quienes perdimos.
Mártires y Santos que estáis jubilosos en el Cielo, dirigid una mirada suplicante a Dios, y una
fraterna a los difuntos que expían, para rogar al Eterno por ellos y para decirles a ellos: 'He aquí
que la paz se abre para uds'.
Amados, tan queridos, no perdidos sino separados, que vuestras oraciones sean para nosotros el
beso que añoramos, y cuando por nuestros sufragios estaréis libres en el beato Paraíso con los
Santos, protegednos amándonos en la Perfección, unidos a nosotros por la invisible, activa,
amorosa Comunión de los Santos, anticipo de la perfecta reunión de los 'benditos' que nos
concederá, además de gozarnos con la visión de Dios, el encontraros como os tuvimos, pero
sublimados por la gloria del Cielo".
+++
Purgatorio
(3) Después ha agregado: “Tú una vez me hiciste un bello sufragio, si supieras el bien
que me hiciste, el refrigerio que sentí, los años que desconté”.
(1) Continuando mi habitual estado, por poco tiempo ha venido el bendito Jesús, y yo sin pensarlo
he preguntado: “Señor, ayer me confesé; si hubiera muerto, siendo que la confesión perdona las
culpas, ¿me habrías llevado directamente al paraíso?”
(2) J: “Hija mía, es verdad que la confesión perdona las culpas, pero la cosa más segura y cierta
para exentar el purgatorio es el amor, así que en el alma el amor debe ser la pasión
predominante: Amor el pensamiento, la palabra, los movimientos, todo, todo debe ser envuelto
por este amor, y así, el Amor Increado encontrando todo amor, absorbe en Sí al amor creado. En
efecto, qué otra cosa hace el purgatorio sino llenar los vacíos de amor que hay en el alma, y
cuando llena estos vacíos la manda al Cielo. Si no hay estos vacíos, no es cosa que pertenezca al
purgatorio”.
La siguiente oración se inspiró en los escritos anteriores de Luisa (se puede decir durante nueve
días como una novena):
Padre Eterno, me sumerjo en Tu Divina Voluntad, tomo y hago mío todo Su poder, la inmensidad
de Su amor; Hago mío el gran mérito de los sufrimientos de Tu Hijo Jesucristo, toda Su Pasión,
cada herida suya, cada espina suya, cada gota de Su Sangre, y hago mía toda Su santísima
humanidad, cada acto suyo, todo Sus méritos, Su Santidad y Su Divinidad; Tomo todos los actos
de la Santísima Virgen María, toda su santidad, sus méritos y sus sufrimientos, todos los actos
divinos de Luisa y los demas hijos de la Div Vol, y haciendo de este capital infinito todo mío, lo
derramo sobre las almas del Purgatorio (especialmente sobre el alma de …… ..), para que,
sumergidos en este baño de poder e inmensidad divina, sus sufrimientos se acorten y sean
admitidos antes en Tu Presencia para alabarte en la Patria Celestial. Amén.
PASSAGES ON PURGATORY FROM THE BOOK OF HEAVEN
La Sierva de Dios Luisa Picarreta nos dice en uno
de sus escritos:
Tomo 4- 49 Enero 16, 1901 » Cuanto le agrada a Jesús cuando pedimos por las
almas del purgatorio.
“La caridad más aceptable a Mí es la que se hace por aquellos que me están más
cercanos, y los más cercanos a Mí son las almas purgantes, porque ya están
confirmadas en mi gracia y no hay ninguna oposición entre mi Voluntad y la suya,
viven continuamente en Mí, me aman ardientemente, y estoy obligado a verlas
sufrir en Mí mismo, impotentes por sí mismas para darse el más mínimo alivio.
Supón tú que tuvieras una madre, una hermana, que convivieran contigo en un
estado de dolor, incapaces de ayudarse por sí mismas, y un extraño que viviera
fuera de tu habitación, también en un estado de dolores pero que se puede ayudar
por sí mismo, ¿no agradecerías más si alguna persona se ocupara en aliviar a tu
madre o a tu hermana, que al extraño que puede ayudarse por sí mismo?”
In the entry of March 14, 1919 in Volume 12 of the writings of Luisa Picarreta, she wrote:
“Being in my usual state, I found myself outside of myself and I saw my deceased
confessor. A thought came to me, ‘ask if you are obliged or not to tell, and therefore to
write that which you have not told your confessor.’
I asked him telling him what the matter was and he said, ‘Yes, you are obligated.’ And he
added, ‘Once you offered a beautiful suffrage for me. If you knew how much good it did to
me, the refreshment and consolation that I felt and the years (in purgatory)it shortened!’
I said, ‘I don’t remember. Tell me what it was and I will repeat it.’
He said, ‘You entered in the Divine Will and took the power, the immensity of His love, the
great merit of the sufferings of the Son of God and of all the Divine Qualities…then you
came and poured everything over me and I was bathed in the Love that contains the divine
power, a bath of beauty, a bath of the Precious Blood and of all the divine qualities. Who
can tell the great good that you did to me? They were all baths that contained power and
divine greatness. Repeat it for me. Repeat it for me…’”
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The following prayer was inspired by the above writings of Luisa Picarreta and may be said
for nine days as a novena:
Eternal Father, I immerse myself in Your Divine Will, I take and make mine all His
power, the immensity of His love; I make mine the great merit of the sufferings of
Your Son Jesus Christ, all His Passion, His every wound, His every thorn, every drop
of His Blood, and I make mine all of His most holy humanity, His every act, all of His
merits, His Holiness and His Divinity; I take all the acts of the Blessed Virgin Mary,
all of her holiness, her merits and her sufferings, and making this infinite capital all
mine, I pour it over the souls in Purgatory (especially over the soul of ……..), so that
immersed in this bath of power and divine immensity, their sufferings may be
shortened and they may be admitted sooner into Your Presence in order to Praise
You in the Celestial Homeland. Amen.
VOLUME 5
July 3, 1903
If the soul gives herself completely to Jesus in life, Jesus gives Himself to her at her death
and exempts her from Purgatory.
This morning, as I was very afflicted because of the loss of my adorable Jesus, all of a
sudden He made Himself seen in my interior, filling my person completely – that is, my
head, my arms, and all the rest. As I was seeing this, almost wanting to explain to me the
meaning of the way He was making Himself seen, He told me: “My daughter(Luisa), why
do you(Luisa) afflict yourself if I am the master of all of you(Luisa)? When a soul comes to
rendering Me the master of her mind, of her arms, of her heart and of her feet, sin cannot
reign; and if something involuntary enters into her, since I am the master and the soul is
under the influence of my lordship, she is in continuous attitude of purgation, and that
something immediately goes out of her. Furthermore, since I am Holy, it is difficult for her
to retain within herself anything which is not holy. Even more, since she has given all of
herself to Me in life, it is justice that I give all of Myself to her at her death, admitting her
to the beatific vision without delay. So, if one gives herself completely to Me, the flames of
Purgatory have nothing to do with her.”
VOLUME 6
February 8, 1904
One of the qualities of Jesus is Pain. For one who lives of His Most Holy Will Purgatory
does not exist.
I remember that another day, as I continued to feel in suffering, I saw the confessor praying
Our Lord to touch the part where I was suffering so as to have the sufferings mitigate. And
blessed Jesus told me: “My daughter(Luisa), your confessor wants me to touch you(Luisa)
to alleviate your pains, but among my many qualities I am also Pain, and if I touch you
(Luisa), instead of decreasing, your pain could increase. In fact, the thing in which my
Humanity delighted the most was suffering, and It still delights in communicating it to
those whom It loves.” And it seemed that, in reality, He would touch me and make me feel
more pain. So I added: ‘My sweet Good, as for myself, I want nothing but your Most Holy
Will. I do not look at whether I suffer or I enjoy – your Will is everything for me.’ And
He added: “And this is what I want, this is my design upon you(Luisa), and this is enough
for Me and contents Me. This is the greatest and most honorable worship that the creature
can render Me, and that she owes Me as her Creator; and as the soul does so, it can be said
that her mind lives and thinks in my mind; her eyes, being in mine, look through my eyes;
her mouth speaks through my mouth, her heart loves through Mine, her hands operate
within my own hands, her feet walk within my feet. And I can say: “You are my eye, my
mouth, my Heart, my hands and my feet.” And, likewise, the soul can say: “Jesus Christ is
my eye, my mouth, my heart, my hands and my feet.” Being in this union, not only of
wills, but personal, when the soul dies there is nothing left of her to be purged, and
therefore Purgatory cannot touch her, because Purgatory touches those who live outside of
Me, whether completely or in part.”
+++
"En el Purgatorio hay diferentes niveles; el más bajo está cerca del
infierno y el más alto, gradualmente, se acerca al Cielo. Es en el día de
Navidad y no en el de Todos los Santos, cuando un gran número de
almas abandona el Purgatorio. En el Purgatorio, hay almas que rezan
ardientemente a Dios y por las que ningún pariente o amigo reza en la
Tierra. Dios hace que ellas se beneficien de las oraciones de otras
personas. Dios permite que ellas mismas se manifiesten en diferentes
formas, cerca de sus parientes en la Tierra, para recordar a los hombres
de la existencia del Purgatorio y para solicitar sus oraciones para
acercarse a Dios que es justo y bueno. La mayoría de la gente va al
Purgatorio. Muchos van al Infierno. Un pequeño grupo va directamente al
cielo".
+++
MENSAJES DE JESÚS AL PADRE OCTAVIO MICHELINI:
22 de Septiembre de 1975
Hijo, te he dicho repetidamente que Yo soy el Amor; donde hay amor estoy Yo.
El amor por su naturaleza tiende a la unión, como el odio por su naturaleza tiende a la
división.
Nosotros somos Tres, pero el Amor Infinito nos une íntimamente en Uno solo, en una
sola naturaleza, esencia y voluntad.
El amor me ha llevado a Mí, Verbo eterno de Dios hecho carne, a inmolarme a fin de
que se diese a todo hombre la posibilidad de unirse en Mí a Dios, y formar Conmigo una
sola cosa, como Yo soy una sola cosa con mi Padre que me ha enviado.
Hijo, desde hace más de cien años el Materialismo como sombra oscura y densa,
envuelve buena parte de la humanidad.
No hay términos aptos para explicar su grandeza, potencia y actuación vibrante de amor
y de vida. No hay palabras en vuestro lenguaje, aptas para hacer comprender el invisible,
misterioso intercambio que encuentra su centro en mi Corazón misericordioso.
Pocas son las almas que han comprendido, y pocos son también los sacerdotes que,
además de creer abstractamente, viven activamente en esta Comunión con los
bienaventurados comprensores (Que disfrutan de la visión beatífica.) del Paraíso, con las
almas en espera en el Purgatorio y con los hermanos militantes en la tierra.
La muerte, contrariamente a los prejuicios con respecto a ella, no pone fin a la actividad
de las almas. La muerte que, con palabra más precisa deberíais llamar "tránsito", es un
pasar del tiempo a la eternidad, que no es poner fin a la actividad del alma, sea en el
bien, sea en el mal.
La familia de Dios
En un grado con mucho superior, así es en la gran Familia de todos los hijos de Dios:
militantes en la tierra, en espera en el Purgatorio y bienaventurados en el Paraíso.
Por tanto es necesario, con el fin de volver cada vez más rica de frutos divinos la fe en
esta Realidad divina y humana, brotada de mi Inmolación en la Cruz, tener sobre ella
ideas precisas.
Se debe:
2) Cuando se habla de la familia de los hijos de Dios, los sacerdotes deben dejar bien
claro que a esta familia pertenecen los peregrinos en la tierra, las almas en espera en el
Purgatorio y los justos del Paraíso, esto es los santos.
3) Los sacerdotes (muchos de los cuales ponen el acento casi exclusivamente en las
cuestiones sociales en favor de los hermanos militantes, deplorando con razón las
injusticias perpetradas) olvidan casi siempre las injusticias más graves hechas en perjuicio
de los hermanos que están en el Purgatorio.
El deber en fin de caridad y de justicia hacia las almas en pena es mas acuciante para
uds en cuanto que , no raras veces, hay allí almas purgantes que sufren por culpa de
vuestros malos ejemplos, porque habéis sido cómplices con ellas en el mal o en cualquier
forma ocasión de pecado.
Si la fe no es operante, no es fe.
La vida continúa
Hijo mío, se necesita hacer entender con claridad que la vida continúa después de la
tumba.
Todos aquellos que os han precedido en el signo de la fe, sea que estén en el
Purgatorio o ya en el Paraíso, todavía os aman con amor mas puro, más vivo y más
grande.
Están animados por un gran deseo de ayudaros a superar las duras pruebas de la vida
para que alcancéis, como ellos ya han alcanzado, el gran punto de llegada, el fin de la
vida misma.
Ellos conocen ya muy bien todos los peligros que acechan a vuestras almas.
Pero su ayuda con respecto a uds, está condicionada en buena medida por vuestra fe y
vuestra libre voluntad para acercaros a ellos con la oración y con la confianza en su
eficacísimo patrocinio ante Dios y la Virgen Santísima.
Si los sacerdotes y los fieles están animados de vivísima fe, conscientes de los
inagotables recursos de gracias, de ayudas y de dones que pueden obtener de este
Dogma de la Comunión de los Santos, verán centuplicado su poder sobre las fuerzas del
Mal.
Recursos inutilizados
Mis sacerdotes instruyen a los fieles con palabras simples y claras, diciendo que
vuestros hermanos que han cumplido ya en la tierra el periplo de su vida temporal, no
están divididos de nosotros, no están lejanos de uds.
Decid también que no están inertes y pasivos a vuestro respecto sino que, en un nuevo
estado de vida más perfecta que la vuestra, os están cercanos, os aman. Ellos toman
parte, en medida de la perfección alcanzada, en todas las vicisitudes de Mi Cuerpo Místico.
Os repito que ellos no pueden descartar vuestra libertad pero, si son solicitados por
vuestra fe y por vuestras invocaciones, os están y estarán cada vez más cercanos en la
lucha contra el Maligno.
Se afirma creer, pero no hay más que un mínimo de coherencia con la fe en la que se
dice creer.
Te bendigo. ¡Ámame!
21 de Julio de 1976
INESTIMABLE TESORO
Soy el Padre R.
La muerte que puso fin a la vida terrena ha abierto mi alma a la verdadera vida de la
que Él, Uno y Trino, nos hace partícipes en la medida en que en la tierra hayamos creído,
esperado, amado y servido a Él.
Don O., sé que otros te han dicho la imposibilidad para uds de comprender lo que es el
Paraíso: es la verdad, por eso yo no intentaré lo imposible.
Os baste el saber que aún la más fértil imaginación no podrá jamás figurarse ni de
modo aproximado la realidad que supera cualquier capacidad vuestra de entender.
Más bien, Don O., vuelvo sobre un asunto más accesible en teoría, más difícil para
vivirlo en la práctica: el Dogma de la Comunión de los Santos.
Apostolado fecundo
Don O., estoy convencido de que el propagar la necesidad de conocer y vivir más
profundamente el Dogma de la Comunión de los Santos equivale a un óptimo y fecundo
apostolado. Sólo si los hijos de Dios, de las tres Iglesias triunfante, militante y purgante
viven en una común voluntad de conocerse, amarse y ayudarse, pueden hacer más fuerte
el conjunto del Cuerpo Místico, en particular contra las fuerzas del mal.
Rezar, reparar, hacer penitencia, son las únicas cosas que verdaderamente sirven para
desalentar al Enemigo.
Si las invitaciones de la Virgen Santísima, hechas repetidas veces para informaros del
grave peligro que amenaza la humanidad y a la Iglesia, hubieran sido fielmente acogidas,
todo habría sido evitado.
Los hombres han perdido la sensatez. Si no te escuchan será peor para ellos.
Es verdadero lo que Jesús dice, que vendrá un día en que los habitantes de Nínive se
alzarán en juicio para acusar a esta generación, incrédula, pagana y por desgracia,
impía".
Te bendigo, Don O.
Padre R.
9 de Junio de 1978
Hermano Don Octavio, no es todo, el Dogma de la Comunión de los Santos, como por
otra parte se debe decir de tantas otras realidades sobrenaturales, exige, sí, el ejercicio
natural del alma, pero sobre todo el ejercicio de la Vida divina de la Gracia introducida en
el alma y, por lo tanto: ejercicio de la Fe, para que el Dogma se haga operante se
necesita creer firme y fuertemente, sin velos ni sobrentendidas limitaciones, requiere
además el ejercicio de la Caridad, del amor, amor verdadero, no ficticio, no ilusorio, amor
real acompañado de obras, y tú, uds, sabéis qué obras exige la naturaleza de este
Dogma, requiere el ejercicio de la Esperanza, la que como luz transparente os haga
vislumbrar y desear los benéficos efectos que el Dogma visto, querido y amado lleva a
uds y a nosotras.
Uds deberíais saber muy bien que vuestras posibilidades de bien con relación a
nosotras constituyen una reserva potencial casi inagotable, cualquier cosa que hagáis
bastaría transportarla del plano natural al plano sobrenatural de la gracia añadiéndole la
intención: "por las almas Santas del Purgatorio", y si son ya cosas de orden sobrenatural,
como la Santa Misa celebrada o escuchada, basta sólo con añadir la intención dicha; si
salís para un paseo, para una compra o cualquier otra cosa que hagáis o penséis,
hacedlo por amor al Señor y en sufragio de nuestras almas.
Tú sabes, hermano, que por parte nuestra la respuesta sería, es inmediata, para
nosotras no podemos hacer "nada", pero para uds podemos hacer "mucho", pero sois
vos otros, quienes vivís en la fe y en la prueba, quienes debéis, por así decirlo, dar el
"ya" para volver operante este Dogma de la Comunión de los Santos.
Don Octavio, es cierto que las necesidades materiales y sobre todo espirituales son
para uds muchas, pero ¿por qué no tener en cuenta que también nosotras, Almas
Purgantes, podemos ayudaros mucho para resolver todos vuestros problemas personales
y sociales? ¡Si supieras lo que quiere decir Purgatorio!!! ¡Si lo supieran los cristianos, que
tan rápidamente se olvidan de nosotras, que tan fácilmente se olvidan de sus promesas,
que tan mal viven su fe, que más que en nosotras, piensan en la podredumbre y cenizas
de nuestros cuerpos!!!
Hermano nuestro Don Octavio, cuánto se podría y se debería hacer por Caridad y por
Justicia con respecto a nosotras... intensifiquemos en mucho nuestra comunión y los
benéficos efectos y las bendiciones de Dios serán abundantes.
A la espera…
Debe hacerse cada vez más intensa esta comunión de vida con todos vuestros
hermanos, que ya han alcanzado el Paraíso.
En estos tiempos la Comunión de los Santos debe ser vivida aún más intensamente,
porque una sola es la Iglesia en la que mi Hijo Jesús vive, reina y es glorificado por sus
hermanos que aún luchan o sufren o gozan de felicidad eterna.
Cada una de estas luces se refleja sobre cada uno de uds, os ilumina y os guía en
vuestro camino.
La Madre Celeste quiere hacer más fuertes vuestros vínculos de amor con el Cielo
para que cada día gocéis de la Comunión de los Santos, y avancéis unidos.”
La nueva Jerusalén
“Hoy es la fiesta de Todos los Santos y mañana recordáis a los que se han salvado
pero que aún se encuentran inmersos en los sufrimientos purificadores del Purgatorio.
–Los Ángeles del Señor han recibido de Mí el mandato de responder con fuerza y
con energía a todas las insidias que el Dragón, la bestia negra, la bestia semejante a un
cordero y los espíritus malignos, os tienden todos los días.
Qué grande es hoy su poder celestial, porque son enviados por Mí para contrarrestar
la táctica de mi Adversario, que es la de alejar a muchos pobres hijos míos de la adoración
debida a nuestro Dios, mediante la difusión cada vez mayor del culto satánico y de las
misas negras. A esta perversa y blasfema acción de los demonios, los Ángeles responden
con su perenne, profundo e incesante acto de adoración y de glorificación al Señor.
–A los peligros que en estos tiempos os tienden los malos, tratando de esparcir en el
camino por el que debéis andar obstáculos, dificultades y astutas oposiciones, los Santos
del Paraíso responden con su poderosa asistencia e intercesión.
Las tramas ocultas y oscuras, que la Masonería urde contra uds, para haceros caer
en sus redes, son descubiertas y destruidas por los Santos, quienes hacen descender
desde el Paraíso una fuerte Luz que os envuelve, para perfumar de fe, de esperanza, de
amor, de pureza y de santidad toda vuestra existencia.
La comunión de vida con los Santos del Paraíso es el remedio que Yo os doy contra
los peligros engañosos y muy astutos que la bestia negra de la Masonería hoy os tiende.
–Contra las dificultades, las burlas, las marginaciones que la bestia semejante a un
cordero utiliza contra uds, mis hijos predilectos, recurrid a una perenne comunión de
oración con las almas santas del Purgatorio. Esta comunión de oración con las almas
purgantes da a ellas la luz y el alivio de abreviar el tiempo de su purificación y os concede
a uds la seguridad y el valor para realizar en vuestra vida mi designio, que es el de
ayudaros a cumplir en todo momento la Divina Voluntad del Señor.
++++
Al menos un Papa fue condenado a vivir un tiempo allí. Fue el Papa Inocencio III. Ahora,
Innocente no era un mal tipo. Fue un gran amigo de San Francisco de Asís. Inocencio le dio
permiso a Francisco para fundar la orden franciscana. Pero poco tiempo después de la
muerte de Innocent, se le apareció a St Lutgardis, conocida por su habilidad para levitar, y
le suplicó sus oraciones. Lamentó los rigores de su purificación, "¡Ay! Es terrible y durará
siglos si no vienes en mi ayuda".
¿¡Duran siglos !? Seguramente eso instruye en cuanto al dolor abrasador que soportaron
incluso aquellos que vivieron vidas santas. El Papa Inocencio reveló a Lutgardis que fue la
Virgen María quien le dio la gracia de buscar sus súplicas llenas de oración, "En el nombre
de María, que ha obtenido para mí el favor de apelar a ti, ¡ayúdame!"
Si tiene un Papa en mente por quien le gustaría orar, puede orar lo siguiente:
La vidente de almas del purgatorio, Maria Simma fue entrevistada en un libro titulado
"¡Sácanos de aquí!" Ella dijo, a saber:
"También me han visitado otros famosos. Una vez vino un hombre, y aunque no sabía de
dónde venía ni cuándo había vivido, supe de inmediato que era alguien importante por la
forma en que se movía y Su ropa. Cuando le pregunté qué necesitaba de mí, me dijo y
luego agregó: "Soy el Papa Pablo.
Al principio dudé, pensando que podría ser un gran engaño: "No, no lo eres", dije. "¡Conocí
al Papa Pablo y tú no eres él!" "Soy el Papa Pablo IV, no Pablo VI". Había estado en el
purgatorio desde mediados del siglo XVI porque durante su pontificado pudo haber hecho
mucho más de lo que hizo. Me parece que también había ordenado que los judíos de Roma
se agruparan en guetos, lo que ciertamente no estaba en el plan de Dios ".
¡Así que parece que el Papa Paul IC, que murió el 18 de agosto de 1559, estuvo en el
purgatorio durante más de 400 años!
En este mismo libro "¡Sácanos de aquí!", María Simma nos cuenta que una vidente mística
amiga suya le confió que una vez estuvo bloqueada orando por el alma de un cardenal
recién fallecido cuando este cardenal se le apareció rodeado de llamas diciendo: "Deja de
rezar por mí porque ESTOY EN EL INFIERNO porque tengo en la conciencia la muerte de
varios papas". Esto fue confirmado por un sacerdote que asistía al lecho de muerte de este
cardenal. En el mismo momento en que el cardenal murió, gritó con fuerza. Este sacerdote
estaba tan asustado que fue a contarle toda la escena al Papa Juan Pablo II.
Sospecho que dicho cardenal posiblemente era el Sec. del estado Jean Villot, quien estuvo
involucrado en la muy sospechosa muerte del Papa Juan Pablo I
(ver el libro "En el nombre de Dios" de David Yallop). Los documentos encontrados
después de su muerte insinuaban su pertenencia a la masonería.
Santa Faustina (m. 1938), a quien su ángel de la guarda le mostró el purgatorio, una vez recordó:
“Estaba en un lugar brumoso lleno de fuego en el que había una gran multitud de almas que
sufrían. Oraban fervientemente por ellos mismos, pero fue en vano; solo nosotros podemos acudir
en su ayuda. . . . Les pregunté a estas almas cuál era su mayor sufrimiento. Me respondieron con
una sola voz que su mayor tormento era el anhelo de Dios ”(Diario, 20).
el "Apóstol del Purgatorio", Santa Catalina de Génova (m. 1500), describe el purgatorio a partir
de una visión que se le concedió dividida en tres niveles a los que se consignan las almas según la
gravedad y el número de sus pecados no expiados: de un profundo y un pozo oscuro y ardiente
con muchas formas de severa tortura, como el infierno, donde las almas sufren más tiempo; a una
región turbia y árida donde las almas soportan dolores más moderados por un tiempo más corto;
a un reino más brillante de poco o ningún dolor donde las almas se quedan por un tiempo más
breve, todas deseando estar con Dios"
Termina este punto: La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de
penitencia en favor de los difuntos:
purificados por el sacrificio de su padre (cf. Job 1, 5), ¿por qué habríamos de
dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo?
[...] No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras
41, 5).
Esta es una llamada a que reafirmemos en esta purificación del purgatorio, que es una
manifestación más de la misericordia del corazón de Cristo y que tenemos que agradecer al Señor.
Por lo tanto, como una manifestación de nuestro gran amor, compasión e interés por acudir en
ayuda de nuestros hermanos y hermanas detenidos en el Purgatorio para ser purificados de sus
pecados pasados, seamos generosos y esforcémonos por hacer algo especial por ellos. De hecho,
que nuestras oraciones y sacrificios sirvan no solo para aliviar su dolor, sino también para
ayudarlos a alcanzar su objetivo final: ¡la dicha eterna del Cielo!
LUISA 12-3
(1)Continuando mi habitual estado, apenas se hacía ver mi siempre amable Jesús, pero tan afligido
que daba piedad, yo le he dicho: “¿Qué tienes Jesús?” Y Él:
(2)“Hija mía, habrán y sucederán cosas imprevistas, de improviso y estallarán revoluciones por
todas partes. ¡Oh, cómo empeorarán las cosas!”
(3)Y todo afligido ha quedado en silencio. Y yo: “Vida de mi vida, dime otra palabra”. Y Jesús,
como si me infundiera su aliento ha agregado:
(5)Pero en aquel “te amo” parecía que todos, y todas las cosas recibieran nueva vida, y yo he
repetido: “Jesús, dime otra palabra aún”.
(6)Y Él: “Palabra más bella no podría decirte que un te amo, este mi te amo llena Cielo y tierra,
circula en los santos, y reciben nueva gloria; desciende en los corazones de los viadores, y quién
recibe gracia de conversión, quién de santificación; penetra en el Purgatorio, y como benéfico
rocío cae sobre las almas, y sienten refrigerio; los mismos elementos se sienten investir de nueva
vida en el fecundar, en el crecer, así que todos advierten el te amo de tu Jesús. ¿Y sabes cuándo el
alma se atrae un te amo mío? Cuando fundiéndose en Mí toma la actitud divina, y perdiéndose en
Mí hace todo lo que hago Yo”.
(7)Y yo: “Amor mío, muchas veces resulta difícil tener siempre esta actitud divina”.
(8)Y Jesús: “Hija mía, lo que el alma no puede hacer siempre con sus actos inmediatos en Mí,
puede suplirlo con la actitud de su buena voluntad, y Yo la estimaré tanto, que me haré centinela
vigilante de cada pensamiento, de cada palabra, de cada latido, etc., y me los pondré en cortejo
dentro y fuera de Mí, mirándolos con tal amor, como fruto del buen querer de la criatura. Cuando
después el alma fundiéndose en Mí hace sus actos inmediatos Conmigo, entonces me siento tan
atraído hacia ella que hago junto con ella lo que ella hace, y cambio en divino el obrar de la
criatura; Yo llevo cuenta de todo y premio todo, aún las más pequeñas cosas y hasta un solo acto
bueno de voluntad no queda defraudado en la criatura”.
1. Oración ferviente
Cualquier oración ferviente, honesta y noble ofrecida con pureza de corazón y pureza de intención
puede servir como un medio para ayudar a las almas del Purgatorio. Todos los días, di al menos
una oración por las almas del Purgatorio. Al hacerlo, está practicando una de las Obras espirituales
de misericordia.
2. Dar limosna
Da generosamente a los pobres. Esto puede ser dinero, comida, ropa, refugio o incluso un saco de
dormir. Sin embargo, al practicar tu limosna, agrega como intención el alivio y liberación de las
almas en el Purgatorio. ¡Dios escucha las súplicas de tu humilde corazón!
Practica una o más de las Obras Corporales de Misericordia y ofrece estas obras de amor por tu
prójimo y por las almas que sufren en el Purgatorio. ¿Qué son? Alimenta al hambriento, da de
beber al sediento, da la bienvenida al forastero, da ropa al desnudo, visita al enfermo y al
encarcelado. Jesús dijo muy claramente: "Todo lo que hagas por el más pequeño de estos mis
hermanos, me lo haces a mí" (Mt 25, 40).
Tanto sufrimiento en el mundo, pero tanto sufrimiento en realidad se desperdicia. Cuán cierto es
el dicho: "¡El sufrimiento te hace mejor o te amarga!" Cualquiera que sea el sufrimiento por el que
estés pasando, ofrécelo a Dios por las almas que sufren en el Purgatorio.
6. Humillaciones y contradicciones
Uno de los sufrimientos más dolorosos, pero demasiado comunes en nuestras vidas, es cuando
somos humillados por otros, a menudo sin querer, pero a veces incluso de forma intencionada.
Ofrezca esto por las almas que sufren en el Purgatorio. Además, cuando sus planes hayan sido
interrumpidos y contradecidos, ¿por qué no ofrecer estas sorpresas no planeadas e indeseadas
para aliviar el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas en el Purgatorio que dependen de la
misericordia de Dios mediada por nuestra buena voluntad, esfuerzos y sacrificios?
7. Ofrecer misas
Con mucho, el mayor sacrificio que podemos ofrecer por las almas del Purgatorio sería ofrecer
misas. Una Misa vale más que todo el universo creado. Llame al Secretario de la Parroquia y
ofrezca una Misa o Misas por las Almas del Purgatorio. ¡Cuán agradable es esto para Dios y cuán
felices serán las almas que sufren en el Purgatorio debido a tus ofrendas!
8. Misas gregorianas
No siempre es fácil de llevar a cabo solicitar las llamadas Misas Gregorianas, que son 30 Misas
consecutivas para una persona fallecida. Esto se remonta al Papa San Gregorio Magno, quien
prometió ofrecer 30 Misas consecutivas por un amigo suyo que falleció. Solo después de esas
treinta misas su amigo finalmente fue liberado de las intensas llamas del Purgatorio.
Relacionado con el primer punto está el de la práctica de la Misa diaria y la recepción de la Sagrada
Comunión con este propósito. Haga una ofrenda e intención explícitas en cada Misa a la que
asista, para asistir en la Misa y recibir la Sagrada Comunión para aliviar y liberar las almas en el
Purgatorio. Una vez que estas almas lleguen al cielo, te estarán eternamente agradecidas y te
verán como su mejor amigo y benefactor. ¡A su vez, ellos orarán por ti!
Finalmente, los santos han señalado en visiones y revelaciones el poder que tiene Nuestra Señora
para ayudar y asistir a las almas en el Purgatorio. En las fiestas y celebraciones marianas, el
sufrimiento de las almas se alivia y muchos llegan a su destino eterno: el cielo. Reza el Rosario por
las almas del Purgatorio.
Incluso podrías realizar esta práctica mientras rezas el Santo Rosario: suplica a Nuestra Señora que
con cada Ave María rezada, a través de su intercesión más poderosa, un alma pase del Purgatorio
al Cielo.
Las almas santas necesitan nuestras oraciones y, al mismo tiempo, pueden ser poderosas
intercesoras por nosotros. El Catecismo (958) dice que “nuestra oración por ellos es capaz no solo
de ayudarlos, sino también de hacer efectiva su intercesión por nosotros”. Cuando oramos por
ellos, los hace capaces de orar por nosotros.
Cuando miramos sus lápidas y oramos por ellos, también les pedimos que oren por nosotros. Su
intercesión ha sido una gran bendición.
Esta reciprocidad se ha entendido desde los primeros tiempos de la Iglesia. San Odilo, que vivió a
principios del primer milenio y fue el primero en establecer el Día de los Difuntos, compuso esta
oración, en la que no solo reza por las almas del purgatorio, sino que también pide su intercesión:
Oh almas santas, prometo no olvidarte nunca y rezar al Altísimo por tu liberación. Les suplico que
respondan a esta ofrenda que les hago. Obtén para nosotros la paz del corazón, ayúdanos en
todas nuestras acciones, consuélanos y defiéndenos de nuestros peligros, para que un día todos
podamos regocijarnos juntos en el paraíso. Oh Dios, Creador y Redentor de todos los fieles, da a
las almas de tus siervos difuntos la remisión de sus pecados para que obtengan los gozos del cielo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Padre Pio, Purgatorio y Indulgencias Plenarias para las Santas Almas
Algunos frailes que vivían en San Giovanni Rotondo con el Padre Pío escucharon una vez un sonido
misterioso proveniente del convento. Sonaba, dijo uno de los frailes, como “voces cantando en
hermosa armonía”. Nadie pudo encontrar la fuente.
El Padre Pio estaba sumido en oración en ese momento, y alguien se le acercó para preguntarle si
sabía de dónde venía el canto. Despertado como de un sueño profundo, respondió: “¿Por qué
están todos tan sorprendidos? Son las voces de los ángeles, que llevan las almas del purgatorio al
paraíso ”.
El Padre Pio no solo pudo oír sino también ver almas del otro mundo. En ocasiones, se le concedió
el don de conocer la condición eterna de los que habían muerto. Se dice que la viuda de un
hombre que murió por suicidio una vez preguntó sobre el estado del alma de su esposo, y el Padre
Pio respondió: “Está salvo. Entre el puente y el río se arrepintió ".
In his suffering, Padre Pio had a special devotion to the souls in purgatory. Early in his priesthood,
he wrote to his spiritual director, “For some time I have felt the need to offer myself to the Lord as
a victim for poor sinners and for souls in purgatory. This desire has grown continuously in my
heart, until now it has become a powerful passion. I made this offering to the Lord, imploring Him
to lay on me the punishments that are prepared for sinners and for souls in purgatory, even
multiplying them upon me a hundredfold as long as He converts and saves sinners and quickly
releases the souls in purgatory.”
Padre Pio said that suffering increasingly and without comfort was “all his joy” because it made
the pains of Jesus lighter.
En su sufrimiento, el Padre Pío tenía una devoción especial por las almas del purgatorio. Al
principio de su sacerdocio, le escribió a su director espiritual: “Desde hace algún tiempo he sentido
la necesidad de ofrecerme al Señor como víctima por los pobres pecadores y por las almas del
purgatorio. Este deseo ha crecido continuamente en mi corazón, hasta ahora se ha convertido en
una poderosa pasión. Hice esta ofrenda al Señor, implorándole que me imponga los castigos que
están preparados para los pecadores y para las almas en el purgatorio, incluso multiplicándome
cien veces, siempre y cuando él convierta y salve a los pecadores y libere rápidamente las almas
en el purgatorio. "
El Padre Pío dijo que sufrir cada vez más y sin consuelo era “todo su gozo” porque aliviaba los
dolores de Jesús.
En 1922, el Padre Pio les contó a un obispo y a varios frailes la historia de un alma que lo había
visitado desde el purgatorio.
En una noche nevada de invierno, el Padre Pío estaba sentado junto a la chimenea en el convento,
orando, cuando un anciano se sentó a su lado. El Padre Pío no podía imaginar cómo pudo haber
entrado al convento a esta hora de la noche.
El hombre dijo que se llamaba Pietro Di Mauro, y que había muerto en este convento el 18 de
septiembre de 1908, cuando era un asilo. Se había quedado dormido con un puro encendido, que
prendió fuego al colchón, y murió asfixiado y quemado.
“Todavía estoy en el purgatorio”, dijo el anciano. “Necesito una santa misa para ser liberado. Dios
permitió que yo viniera a pedirte ayuda ".
“Tenga la seguridad de que mañana celebraré la misa por su liberación”, respondió el Padre Pío, y
luego lo acompañó hasta la puerta, que había sido cerrada con llave.
El Padre Pio ofreció misa por el anciano como prometió. Unos días después, fue con otro fraile al
ayuntamiento y miró los registros de 1908. Allí encontraron que el 18 de septiembre de ese año,
un hombre llamado Pietro Di Mauro efectivamente había muerto de quemaduras y asfixia en el
lugar que en ese tiempo era un asilo y ahora era el convento.
Una revelación de una monja francesa del siglo XIX, la hermana M.G., que estaba en el purgatorio
y esta revelación tiene un imprimatur. “Nadie puede tener una comprensión real de los
sufrimientos del purgatorio”, le reveló a una hermana viva. “Nadie piensa en ellos en el mundo.
Incluso las comunidades religiosas olvidan que deben rezar por las pobres almas e inspirar a sus
alumnos con esta devoción ”.
Según esta monja, el purgatorio tiene muchos niveles. El nivel más bajo, dijo, es similar al infierno.
El área del medio era una región gris de soledad. En el segundo purgatorio, dijo la monja, “son las
almas de los que murieron con pecados veniales no totalmente expiados antes de la muerte, o con
pecados mortales que han sido perdonados pero por los cuales no han satisfecho plenamente a la
Justicia Divina. En esta parte del purgatorio también hay diferentes grados según los méritos de
cada alma ”.
Finalmente dijo la hermana M.G., “existe el purgatorio del deseo que se llama el Umbral. Muy
pocos escapan a esto. Para evitarlo por completo, uno debe desear ardientemente el Cielo y la
Visión de Dios. Eso es raro, más raro de lo que la gente piensa, porque incluso las personas
piadosas temen a Dios y, por lo tanto, no tienen un deseo suficientemente fuerte de ir al cielo.
Este purgatorio tiene su martirio muy doloroso como los demás. La privación de la vista de nuestro
amado Jesús se suma al intenso sufrimiento. Es un martirio continuo. Me hace sufrir más que el
fuego del purgatorio. Es tan hermoso en el cielo. Hay una gran distancia entre el purgatorio y el
cielo. A veces tenemos el privilegio de vislumbrar las alegrías de los bienaventurados en el paraíso,
pero es casi un castigo. Nos hace anhelar ver a Dios. En el cielo es puro deleite; en el purgatorio,
profunda oscuridad. ¡Oh, cuánto deseo ir al cielo! ¡Qué martirio sufrimos una vez que hemos visto
a Dios! ”
Y entonces esta es la clave: querer con todas mis fuerzas ir al cielo. Es algo que todos debemos
anhelar, orar, desear con la fibra misma de nuestro ser, y hacerlo constantemente. Tenemos que
desear estar con Dios lo suficiente. Si no, hay purgatorio, y la estadía promedio, afirmó la hermana
M.G., era comparable a 30 a 40 años de tiempo terrestre. “Todo tu corazón y alma deben estar
sumergidos en Él”, dijo la monja acerca de alcanzar el cielo, “para que no hagas nada excepto lo
que Él quiere. Elévate sobre las cosas terrenales y tu entorno para perderte por completo en Su
Voluntad ".
Las almas santas necesitan nuestras oraciones y, al mismo tiempo, pueden ser poderosas
intercesoras por nosotros. El Catecismo (958) dice que “nuestra oración por ellos es capaz no solo
de ayudarlos, sino también de hacer efectiva su intercesión por nosotros”. Cuando oramos por
ellos, los hace capaces de orar por nosotros.
Uno de mis lugares favoritos para pensar y orar es en un antiguo cementerio de mi barrio. He
pasado tanto tiempo allí que las almas se sienten como viejos amigos. Cuando miro sus lápidas y
oro por ellos, también les pido que oren por mí. Su intercesión ha sido una gran bendición en mi
vida.
Esta reciprocidad se ha entendido desde los primeros tiempos de la Iglesia. San Odilo, que vivió a
principios del primer milenio y fue el primero en establecer el Día de los Difuntos, compuso esta
oración, en la que no solo reza por las almas del purgatorio, sino que también pide su intercesión:
Oh almas santas, prometo no olvidarte nunca y rezar al Altísimo por tu liberación. Les suplico que
respondan a esta ofrenda que les hago. Obtén para nosotros la paz del corazón, ayúdanos en
todas nuestras acciones, consuélanos y defiéndenos de nuestros peligros, para que un día todos
podamos regocijarnos juntos en el paraíso. Oh Dios, Creador y Redentor de todos los fieles, da a
las almas de tus siervos difuntos la remisión de sus pecados para que obtengan los gozos del cielo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Cada noviembre, la Iglesia, en su bondad, ofrece a los fieles un regalo para dar a las almas del
purgatorio. generalmente del 1 al 8 de noviembre, pero con la pandemia el Papa Francisco se
extendió a todo el mes. los fieles pueden obtener una indulgencia plenaria para las almas del
purgatorio visitando un cementerio y orando allí por los muertos.
Para obtener la indulgencia, un católico en estado de gracia debe tener la intención de obtenerla y
cumplir las siguientes condiciones:
(a) visitar un cementerio y rezar allí por los muertos, aunque solo sea mentalmente
(b) hacer una confesión sacramental (una sola confesión, dentro de unos 20 días antes o después,
será suficiente para todas las indulgencias que una persona obtenga dentro de ese período de
tiempo)
Se puede obtener una indulgencia plenaria cada día. La indulgencia se vuelve parcial si las
condiciones se cumplen parcialmente.
Una oración del P. Francisco Xavier Lasance en su libro de oraciones que reza por una persona
fallecida, para que alcance las alegrías del Cielo.
Te lo pedimos, Señor, por el alma de tu siervo, a quien has llamado de este mundo; míralo con
piedad y déjate llevar por los santos ángeles al paraíso, su verdadera patria. Haz que quien haya
creído en ti y haya esperado en ti sea admitido en los gozos eternos. Por Jesucristo, tu Hijo,
nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Salve, todas las almas fieles cuyos cuerpos descansan aquí y en otros lugares en el polvo; Que
Nuestro Señor Jesucristo, que te redimió a ti ya nosotros con Su Sangre preciosísima, te conceda
liberarte de tus dolores para unirte a las huestes de los ángeles; y no te olvides de nosotros y
ruegues suplicantes por nosotros para que podamos unirnos a tu compañía y ser coronados
contigo en el cielo. Amén.
Gloria al Padre… ..
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de los fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía
tu Espíritu y serán creados, y renovarás la faz de la tierra.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en nuestra lucha, para que seamos salvos en el día del juicio
final.
Reza EL CREDO (sosteniendo Rosario Crucifijo)
4 times pray – Our Lady of the Sacred Heart, pray for the souls of priests and religious brothers
and sisters.
11 times pray – Eternal Father, we offer you the most Precious Blood of Jesus, for the souls of
priests who in purgatory suffer the most and are the most abandoned.
4 veces reza - Nuestra Señora del Sagrado Corazón, reza por las almas de los sacerdotes y
hermanos y hermanas religiosos.
Ora 11 veces - Padre Eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, por las almas de los
sacerdotes que en el purgatorio sufren más y son los más abandonados.
Oraciones finales
I.Oh Señor Jesucristo, Sacerdote Eterno, que durante tu vida terrena cuidó generosamente de
cada pobre afligido y abandonado, te ruego que mires con gracia las almas de los sacerdotes del
purgatorio que sufren más atrozmente y que son abandonados y abandonados. olvidado por
todos. Mira cómo estas Santas Almas, atormentadas por la voracidad de las llamas y con voz
angustiosa suplican piedad y ayuda.
II. Oh misericordioso corazón de Jesús, que en el Huerto de los Olivos, en medio de la amarga
soledad, víctima de los más crueles tormentos espirituales y de la sangrienta agonía, suplicaba:
“Padre, si es posible, ¡quítame este cáliz! Sin embargo, no se haga la mía, sino la tuya ”. Por esto,
tu sumisión y dolorosa pasión y agonía, te suplico que tengas piedad de las Santas Almas por las
que te ruego y que alivies su sufrimiento y las consueles en medio de su abandono, como tu Padre
Celestial te consoló. enviándote un ángel. Amén.
III. Nuestra Señora del Sufragio, Madre de la Misericordia, te invocamos favorablemente por
nuestro propio bien y por el bien de las almas del purgatorio. Me gustaría escapar de esa
tremenda prisión, viviendo una vida justa, evitando el pecado y haciendo todo con el fervor de un
alma santa. Pero, ¿qué puedo hacer sin la ayuda del cielo?
Querida Madre, echa tu mirada sobre mí y obtén la gracia de que el último día de mi vida mortal
sea el primer día en que empiece a disfrutar de las glorias del cielo. Esperanza y Madre de los
afligidos, corre en auxilio de los del purgatorio. Sed misericordiosos con mis parientes, mis amigos,
mis bienhechores, las almas que aman a Jesús y que os aman y con las almas abandonadas.
Oh María, por la Cruz en la que murió Jesús, por la Preciosísima Sangre con la que nos redimió, por
el cáliz que todos los días se ofrece al Padre Eterno durante la Misa, obtén gracia y liberación para
todas las almas del purgatorio. . Escucha los suspiros de tus hijas en el purgatorio y abre las
puertas de esta dolorosa prisión, deja que todas asciendan hoy contigo al cielo. Amén. 3 Ave María
- Nuestra Señora del Sufragio, ruega por nosotros y por las almas del purgatorio. Concédeles el
descanso eterno, oh Señor, y deja que la luz perpetua brille sobre ellos. Amén.
Un alma bendita dijo lo siguiente: “Ustedes los vivos pueden hacer todo por nosotros y nosotros
podemos hacer todo por ustedes. Es un intercambio de oraciones "
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Oración enseñada por Jesús a Sta Gertrudes para liberar mil almas del
Purgatorio:
P Daniel:
Las almas del P son totalmente exentos del amor propio (debemos hacer esto en la tierra)
Ellos no quieren no estar alli (quieren estar), entienden que es Justicia divina y necesario
no pueden cambiar sus pensamientos de su vida. No pueden pensar que no deben estar allì.
no tienen memoria ni de si mismos ni de los demas. ni lo bueno ni lo malo. estan felices haciedo la
voluntad div y que está Dios tan misericordioso con ellos en hacerles purificarse. no piensan que
están penando por causa de sus pecados
si tuvieron eso en mente seria una imperfección activa en donde ningún pecado actual puede
haber. Solo vieron una vez la causa del purgatorio cuando el juicio personal.
Excepto en comparación con los santos en el cielo, ellos tienen una alegria no comparable con la
tierra. y este alegría va creciendo día a día al media que Dios va fluyendo en ellos más y más y se
va consumiendo los obstáculos puestos a la entrada de Dios, Las manchas del pecado van
consumidas más y más.
es como el sol, siempre brilla pero podemos poner un obstáculo a ello . se va quitando la
cobertura y más y más el sol del amor va entrando.
Pero por el otro lado soportan u ndolor tan extremo que no se puede imaginar (dejar morir tu you)
No siente culpabilidad porque no hay separación con Dios en este sentido (de vergüenza, rechazo,
querer esconderse) si no se echará por atrás. Ven perfectamente sus pecados y ven la necesidad
de justicia. (humildad es verdad). En el infiernos si hay sentido de culpa.
Cuando un alma muera en pecado mortal, el alma misma busca donde irse guiado por sus propios
pecados. Busca ir al infierno. Dios no tiene que decir nada. Si no fuera por la divina justicia el alma
buscarìa un nivel del infierno peor con peor pena que no merece.
El alma que toda via no ha limpiar sus pecados veniales busca voluntariamente el purgatorio
porque sabe que es la manera de purificarse. Aun iría al infierno si fuera necesaria para purificarse.
Dios no tiene que decir nada-
Esta tan “sucia” ha puesto tantos impedimentos para que Dios se le acerque que no puede ir a Èl.
Y El dolor en el purgatorio es nada.
Catalina no vio una puerta para entrar en el purgatorio. De hecho está Dios con los brazos abiertos
para recibirnos. Pero la esencia divina es de tal pureza, mucho mayor que se puede imaginarse.
Un alma con el mínimo pecado se arrojaría a mil infiernos antes de estar manchada delante de la
presencia de la Majestad. El llama sabiendo que el purgatorio está hecho para limpiarse las
manchas, el alma misma se arroja allí. Entiende la misericordia de Dios de crear ello para eliminar
las manchas. Si pudiera llegar a un nivel peor que infierno para purificarse más rápido lo haría.
Como el oro, más intenso el fuego, más puro llegue a ser. El fuego no destruye el oro sino las
imperfecciones.
Vio niveles del purg tan penoso con el infierno. La pena de sentir el impedimento que tuvo en la
tierra es menor que cualquier pena en el purgatorio. Ven la gravedad de los obstáculos y la
bondad de Dios le impide acercarse a Él.
Llega el final de la purificación cuando Dios ve al alma como ver a Si mismo. El alma se siente
inundado por el amor de Dios. No puede imaginar verse poner obstáculos al amor de Dios.
CHAPLET FOR PRIESTS IN PURGATORY – Devotion of the 33 offerings of the Blood of Jesus
St. Michael the Archangel, defend us in our struggle, so that we may be saved on the day of final
judgment.
4 times pray – Our Lady of the Sacred Heart, pray for the souls of priests and religious brothers
and sisters.
11 times pray – Eternal Father, we offer you the most Precious Blood of Jesus, for the souls of
priests who in purgatory suffer the most and are the most abandoned.
4 times pray – Our Lady of the Sacred Heart, pray for the souls of priests and religious brothers
and sisters.
11 times pray – Eternal Father, we offer you the most Precious Blood of Jesus, for the souls of
priests who in purgatory suffer the most and are the most abandoned.
4 times pray – Our Lady of the Sacred Heart, pray for the souls of priests and religious brothers
and sisters.
11 times pray – Eternal Father, we offer you the most Precious Blood of Jesus, for the souls of
priests who in purgatory suffer the most and are the most abandoned.
Final Prayers
I. Oh Lord Jesus Christ, Eternal Priest, who during Your earthly life generously cared for every poor
person who was afflicted and abandoned, I beg You, look with favor on the souls of priests in
purgatory who suffer most atrociously and who are abandoned and forgotten by everyone. Look
at how these Holy Souls, tormented by the voracity of the flames and with an agonizing voice
plead for pity and help.
II. Oh most merciful heart of Jesus, who in the Garden of Olives, in the midst of bitter solitude,
victim of most cruel spiritual torments and bloody agony, begged: “Father, if it is possible take this
chalice away from Me! Yet let not Mine, but Your will be done.” By this, Your submission and
painful passion and agony, I beg you to have pity on the Holy Souls for whom I am praying to You
and to relieve their suffering and to console them in the midst of their abandonment, as Your
Celestial Father consoled you by sending you an angel. Amen.
III. Our Lady of Suffrage, Mother of Mercy, we favorably invoke you for our own sake and for the
sake of the souls in purgatory. I would like to escape from that tremendous prison, by living a just
life, avoiding sin, and doing everything with the fervor of a holy soul. But what can I do, without
the help of heaven?
Dear Mother, cast your glance upon me and obtain for the grace that the last day of my mortal life
may be the first day that I will begin to enjoy the glories of heaven. Hope and Mother of the
afflicted, run to the aid of those in purgatory. Be merciful towards my relatives, my friends, my
benefactors, the souls who love Jesus and who love you and toward the abandoned souls.
Oh Mary, by the Cross on which Jesus died, by the Most Precious Blood with which he redeemed
us, by the chalice which every day is offered up to the Eternal Father during the Mass, obtain grace
and liberation for all of the souls in purgatory. Listen to the sighs of your daughters in purgatory
and opening the doors of this painful prison, let them all ascend into Heaven with you today.
Amen. 3 Hail Mary’s – Our Lady of Suffrage, pray for us and the souls in purgatory. Eternal Rest
grant unto them, oh Lord and let perpetual light shine upon them. Amen.
By means of this pious practice, apart from bringing immediate relief to priests who are suffering
in purgatory singular graces may be obtained for those who pray it, and marvelous conversions
may come about among sinners. More lukewarm Christians may begin to live the faith with new
fervor. Priests may become zealous apostles, physical illness has often been healed, and suffering
lightened by means of this joyous resignation to the Divine Will and lastly, the soul will begin to
desire a superior form of perfection all within a very short time.
A holy soul said the following: “You the living can do everything for us, and we can do everything
for you. It is an exchange of prayers.”
+++
Haces bien en rezar a San Miguel e instar a otros a que lo hagan. Vemos a San Miguel como
vemos a los ángeles. No tiene cuerpo. Viene a buscar las almas que han terminado su purificación.
Es él quien los conduce al cielo. Está entre los serafines. Él es el ángel más alto del cielo. Nuestros
propios ángeles
de la guarda vienen a vernos, pero San Miguel es mucho más hermoso que ellos.
En cuanto a la Santísima Virgen, la vemos en el cuerpo. Viene al Purgatorio en Sus fiestas y vuelve
al Cielo con muchas almas. Mientras Ella esté con nosotros, no sufrimos. San Miguel la acompaña.
Pero cuándo viene solo, sufrimos como siempre.
[St. Michael, who has loved and protected you for so long a time, wishes that one of his missionary
priests should know all that I have told you. God has His own designs in all this, and you will know
them later. Later on, you may be able to give him more precise information about St. Michael.
What is the best way of honoring St. Michael? The best and most efficacious way of glorifying him
in Heaven and honoring him on earth is to spread devotion to the souls in Purgatory, and to make
known the great mission he fulfills towards these suffering souls. It is he who is entrusted by God
to lead the souls to the place of expiation and to bring them to their eternal home after
purification. Each time a soul arrives to increase the number of the elect, God is glorified, and this
glory in some way communicates itself also to the celestial minister. It is an honor for him to
present to Our Lord the souls that will sing their thanks and His mercies through all eternity. I
could never make you understand the intense love which the Heavenly Archangel has for his
Divine Master, and the love which God in His turn has for St. Michael. Neither can I convey to you
a true idea of the love and pity St. Michael has for us. He encourages us in our sufferings by
speaking to us of Heaven.
Cada vez que llega un alma al Cielo para aumentar el número de elegidos, Dios es glorificado y esta
gloria de alguna manera se comunica también al Ministro celestial. Es un honor para él presentar a
Nuestro Señor las almas que cantarán su agradecimiento y sus misericordias por toda la eternidad.
Nunca pude hacerles comprender el intenso amor que el Arcángel celestial tiene por su Divino
Creador y Maestro, y el amor que Dios a Su vez tiene por San Miguel. Tampoco puedo
transmitirles una idea verdadera del amor y la compasión que San Miguel tiene por nosotros. Nos
anima en nuestros sufrimientos hablándonos del Cielo.
Tell the Father that if he wishes to please St. Michael, he will most earnestly recommend devotion
to the souls in Purgatory…Perhaps if they had been reminded to pray for the dead and had been
told a little about Purgatory, they might have acted differently. When God allows it, we can
communicate directly with St. Michael in the way that spirits communicate.
How do they celebrate the feast of St. Michael in Purgatory? On that day St. Michael comes to
Purgatory and returns to Heaven with a great number of souls, especially with those who had
been devout to him in life.
What glory does St. Michael receive from his feast day on earth? When the feast of a saint is
celebrated on earth, he receives an increase of accidental glory in Heaven, even if he is not
actually remembered on earth. He receives a special recompense in memory of some particular
act of heroic virtue, or of some increase of glory, which he procured for God at a given time. This
reward consists in an increase of accidental glory joined to the happiness which the memory of his
work on earth causes him. The accidental glory which the Archangel receives is far above that of
the other saints, because this glory is proportioned to the greatness of the merit of the recipient
and also to the value of the action which merits the reward.
What I have sometimes told you about certain persons and what I will tell you, I only know from
God at the moment. For example, I do not know what is God’s will in regard to your Father’s
parents. Perhaps later on I may know. I will pray to God for them and recommend them to St.
Michael.
Si desea agradar a San Miguel, recomendará encarecidamente la devoción a las Almas del
Purgatorio ... Quizás si se les hubiera recordado orar por los muertos y se les hubiera dicho un
poco sobre el Purgatorio, podrían haber actuado de manera diferente .
Cuando Dios lo permite, podemos comunicarnos directamente con San Miguel en la forma en que
se comunican los espíritus.
¿Cómo celebran la fiesta de San Miguel en el Purgatorio? Ese día cuando San Miguel llega al
Purgatorio y regresa al Cielo con un gran número de almas, especialmente con las que le habían
sido devotas en vida.
¿Qué gloria recibe San Miguel de su fiesta en la tierra? Cuando la fiesta de un santo se celebra en
la tierra, recibe un aumento de gloria accidental en el cielo, incluso si no se le recuerda en la tierra.
Recibe una recompensa especial en memoria de algún acto particular de virtud heroica, o de algún
aumento de gloria, que obtuvo para Dios en un momento dado. Esta recompensa consiste en un
aumento de la gloria accidental unido a la felicidad que le produce el recuerdo de su obra en la
tierra. La gloria accidental que recibe el Arcángel está muy por encima de la de los otros santos,
porque esta gloria está proporcionada a la grandeza del mérito del receptor y también al valor de
la acción que merece la recompensa.
Lo que les he dicho a veces sobre ciertas personas y lo que les diré, sólo lo sé por Dios. Por
ejemplo, no sé cuál es la voluntad de Dios con respecto a los padres del sacerdote guía espiritual.
About Father P— who is retired, St. Michael is not pleased about that. But God leaves one free. He
wishes to have in His service only those who serve Him willingly without ever looking back. Tell
Father P— God wants him to continue with great courage to accomplish all that he has
undertaken for His sake.
St. Michael is present when the soul leaves the body. I saw him only, and he is the only one that
every soul sees. (Later) I also saw my Guardian Angel. From this you can understand why it is said,
“St. Michael conducts souls to Purgatory”, for a soul is not taken, but he is there at the carrying
out of each sentence. All that happens in this other world is a mystery for you.Thoughts of earth
can be made known here, but there is not much in all that, because I have already told you that
the souls in Purgatory know those persons who interest themselves in their behalf on earth. God
sometimes allows those on earth to receive a prayer, a warning or some information. All that I told
you about St. Michael was from himself and all that I said about your Father was from God. Are
the promises made to those who recite the rosary of St. Michael true? The promises are real, but
you need not think that people who recite it out of routine and without any pains to become holy
are taken out of Purgatory at once. That would be false. St. Michael does more than he promises,
but he is not overanxious to relieve those who are condemned to a long Purgatory. Certainly, as a
reward for their devotion to the Archangel their sufferings are shortened, but as to delivering
them at once, not so. I, who used to say it, can serve as an example of this. Immediate deliverance
takes place only in the case of those who have worked with courage at their perfection and who
have little to expiate in Purgatory.
Acerca del Padre P, quien está jubilado, a San Miguel no le agrada eso. Pero Dios le deja a uno
libre. Él desea tener en su servicio sólo a aquellos que le sirven de buena gana sin mirar atrás.
Dígale al Padre : <<Dios quiere que continúe con gran valentía para lograr todo lo que ha
emprendido por Su causa.>>
San Miguel está presente cuando el alma abandona el cuerpo. Solo lo vi a él, y él es el único que ve
cada alma. (Más tarde) también vi a mi ángel de la guarda. A partir de esto, se puede comprender
por qué se dice: “St. Miguel conduce las almas al Purgatorio ”, porque no se toma un alma, pero
está allí en la ejecución de cada oración. Mucho de lo que sucede en este otro mundo es un
misterio para el tuyo.
Los pensamientos de la tierra se pueden dar a conocer aquí, pero no hay mucho en todo eso,
porque ya les he dicho que las almas del Purgatorio conocen a aquellas personas que se interesan
por ellas en la tierra. Dios a veces permite que los que están en la tierra reciban una oración, una
advertencia o alguna información. Todo lo que les dije sobre San Miguel fue de él mismo y todo lo
que dije sobre su papa (del sacerdote) fue de Dios.
¿Son verdaderas las promesas hechas a quienes rezan el rosario de San Miguel? Las promesas son
reales, pero no es necesario que pienses que las personas que las recitan de forma rutinaria y sin
ningún dolor para volverse santas son sacadas del Purgatorio de una vez. Eso sería falso. San
Miguel hace más de lo que promete, pero no está demasiado ansioso por aliviar a los que están
condenados a un largo Purgatorio. Ciertamente, como recompensa por su devoción al Arcángel,
sus sufrimientos se acortan, pero para liberarlos de inmediato, no es así. Yo, que solía decirlo,
puedo servir de ejemplo. La liberación inmediata tiene lugar sólo en el caso de aquellos que han
trabajado con valentía en su perfección y que tienen poco que expiar en el Purgatorio.
St. Michael will intervene in the personal struggle of the Church, which is so terribly persecuted,
but not so easily destroyed as the wicked think. It is he who is also the special patron of France
and who will help her to take her rank as the eldest daughter of the Church, because,
notwithstanding all the wickedness that is committed in France, there is still much good and so
many devoted souls there. I do not know when St. Michael will intervene; you must pray much for
this intention. Invoke the Archangel, remind him of his titles and beseech him to intercede with
Christ, over whose Heart he has such influence. But be sure that the Blessed Virgin is not
forgotten. France is her kingdom, privileged over all others. She will save it. Those who promote
the recitation of the Rosary everywhere deserve praise. It is this prayer that is the most efficacious
in the present time of need.
San Miguel intervendrá en la lucha personal de la Iglesia, que es tan terriblemente perseguida,
pero no tan fácilmente destruida como piensan los malvados. Es él quien es también el patrón
especial de Francia (aparición) y ( México por aparición en Tlaxcala), y quien la ayudará a tomar su
rango de hija mayor de la Iglesia, porque, a pesar de todas las maldades que se cometen en
Francia, todavía hay mucho bien y tantas almas devotas. allí. No sé cuándo intervendrá San
Miguel; debes orar mucho por esta intención.
Invocar al Arcángel, recordarle sus títulos y suplicarle que interceda ante Cristo, sobre cuyo
Corazón tiene tanta influencia. Pero asegúrate de que la Santísima Virgen no sea olvidada. Francia
(y México) es su reino, privilegiado sobre todos los demás. Ella la salvará. Quienes promueven el
rezo del Rosario en todas partes merecen alabanza. Esta oración es la más eficaz en el momento
actual de necesidad.
Otra versión:
One of our spiritual sensitives was being beaten up badly by demons. She said, "I was
outnumbered and there were a lot of them!" Through the night, they screamed at her while she
was repeatedly hit, choked and scratched. St. Michael mercifully came to her aid and gave her this
prayer:
In the midst of the torments, she repeatedly cried out the versicle and St. Michael himself
gave the response, "Amen! Who like God?!" The demons screamed, "Nooooo! Stop them!" At
times, she was wearing down but St. Michael encouraged her saying, "Pray strong."
At dawn, the attacks finally ceased. She thanked St. Michael and asked him what to call
the prayer. He said, "St. Michael's Chaplet for Battle" and added, "It was for all to know."
This is a "private revelation" and so it is not de fide. However, we have begun to use the
prayer in some exorcism sessions with benefit. Its theological soundness is obvious.
Perhaps in the midst of life's struggles, particularly when assaulted by evil spirits, this
prayer would be a source of strength. I have no doubt that St. Michael himself would come swiftly
to the petitioner's aid.