Recurso de Nulidad Willy Solorzano.

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REO EN CARCEL

EXPEDIENTE : No 240-2007

SECRETARIA : MARIELA MENDOZA

SUMILLA : FUNDAMENTOS FACTICOS DE

RECURSO DE NULIDAD.

SEÑOR PRESIDENTE DE LA SALA PENAL TRANSITORIA DE LA CORTE

SUPERIOR DE HUAURA – HUACHO.

WILBERTO FRANCISCO RODRIGUEZ SOLORZANO,

sentenciado en el proceso seguido en mi contra por el Delito

Contra la Libertad Sexual en agravio de la menor de iniciales

E.K.R.C a Ud. Respetuosamente digo:

Que por convenir en mi derecho y dentro del plazo de ley vengo a

fundamentar mi recurso de nulidad interpuesto en contra de la sentencia

condenatoria, el cual me condena a 25 años de pena privativa de la libertad,

sentencia que no estimo arreglada a ley por causarme AGRAVIO, por lo que

pido a su Despacho que dándolo por interpuesto, se sirva disponer que el

expediente de la materia se eleve a la Sala Penal de Corte Suprema de la

República a fin de que lo REVOQUE y se me ABSUELVA de al acusación

Fiscal; sentencia que ha sido emitido vulnerando mi derecho constitucional a

la tutela procesal efectiva que comprende, específicamente, los derechos a

la debida motivación de las resoluciones judiciales, así como los

principios de presunción de inocencia e indubio pro reo, relacionados con

la libertad individual y principio de inmediatez; amparo mi pretensión en

los siguientes fundamentos:

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I.- FUNDAMENTOS CONSTITUCIONALES:

1.- Artículo 139 de la Constitución Política del Estado.-

Señor Presidente la Norma Suprema, en su artículo 139, establece los

principios y derechos de la función jurisdiccional.

El inciso 3 garantiza la observancia del debido proceso y la tutela

jurisdiccional. Es decir, le garantiza al justiciable, ante su pedido de

tutela, que el órgano jurisdiccional respetará las garantías del debido

proceso y administrará justicia dentro de los estándares mínimos

establecidos por los instrumentos internacionales.

El inciso 5 garantiza la motivación escrita de las resoluciones

judiciales en todas las instancias, excepto los decretos de mero

trámite, con mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos

de hecho en que se sustentan.

Estos enunciados son recogidos por el artículo 4 del Código Procesal

Constitucional: “(...) se entiende por tutela procesal efectiva aquella

situación jurídica de una persona en la que se respetan, de modo

enunciativo, sus derechos de libre acceso al órgano jurisdiccional, a

probar, de defensa, al contradictorio e igualdad sustancial en el

proceso, a no ser desviado de la jurisdicción predeterminada ni

sometido a procedimientos distintos de los previstos por la ley, a la

obtención de una resolución fundada en derecho , a acceder


a los medios impugnatorios regulados, a la imposibilidad de revivir

procesos fenecidos, a la actuación adecuada y temporalmente

oportuna de las resoluciones judiciales y a la observancia del principio

de legalidad procesal penal”.

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2.- El derecho fundamental a la presunción de inocencia y el

principio indubio pro reo.-

Señor Presiente la Constitución Política del Perú establece

expresamente en su artículo 2, inciso 24, literal e), que “Toda

persona es considerada inocente mientas no se haya declarado

judicialmente su responsabilidad ”. Este dispositivo constitucional

supone, en primer lugar, que por el derecho a la presunción o estado

de inocencia toda persona es considerada inocente antes y durante el

proceso penal; es precisamente mediante la sentencia firme que se

determinará si mantiene ese estado de inocencia o si, por el

contrario, se le declara culpable; mientras ello no ocurra es inocente;

y, en segundo lugar, que el juez ordinario para dictar esa sentencia

condenatoria debe alcanzar la certeza de culpabilidad del acusado, y

esa certeza debe ser el resultado de la valoración razonable de los

medios de prueba practicados en el proceso penal.

Señor Presidente el principio indubio pro reo, por otro lado, significa

que en caso de duda sobre la responsabilidad del procesado, debe

estarse a lo que sea más favorable a éste (la absolución por

contraposición a la condena). Si bien es cierto que el principio indubio

pro reo no está expresamente reconocido en la Constitución, también

lo es que su existencia se desprende tanto del derecho a la

presunción de inocencia, que sí goza del reconocimiento

constitucional, como de la defensa de la persona humana y el respeto

de su dignidad, fin supremo de la sociedad y del Estado (artículo 1 de

la Carta Fundamental).

Ahora bien, cabe anotar que tanto la presunción de inocencia como el

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indubio pro reo inciden sobre la valoración probatoria del juez

ordinario. En el primer caso, que es algo objetivo, supone que a falta

de pruebas aquella no ha quedado desvirtuada, manteniéndose

incólume, y en el segundo caso, que es algo subjetivo, supone que ha

habido prueba, pero esta no ha sido suficiente para despejar la duda

(la suficiencia no se refiere a la cantidad de pruebas incriminatorias,

sino a la entidad y cualidad que deben reunir estas ). La sentencia, en

ambos casos, será absolutoria, bien por falta de pruebas (presunción

de inocencia), bien porque la insuficiencia de las mismas - desde el

punto de vista subjetivo del juez - genera duda de la culpabilidad del

acusado (indubio pro reo), lo que da lugar a las llamadas sentencias

absolutorias de primer y segundo grado, respectivamente.

3.- El derecho a la debida motivación de las resoluciones

judiciales.-
Señor Presidente como es sabido en las reiteradas Jurisprudencias

del Tribunal Constitucional por ejemplo recaído en el Expediente No

1480-2006-AA/TC. FJ 2, ha tenido la oportunidad de precisar que “el

derecho a la debida motivación de las resoluciones importa que los

jueces, al resolver las causas, expresen las razones o justificaciones

objetivas que los llevan a tomar una determinada decisión. Esas

razones, (...) deben provenir no sólo del ordenamiento jurídico vigente

y aplicable al caso, sino de los propios hechos debidamente

acreditados en el trámite del proceso.

En tal sentido, (...) el análisis de si en una determinada resolución

judicial se ha violado o no el derecho a la debida motivación de las

resoluciones judiciales debe realizarse a partir de los propios

fundamentos expuestos en la resolución cuestionada, es decir el

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análisis externo de la resolución, a efectos de constatar si ésta es el

resultado de un juicio racional y objetivo donde el juez ha puesto en

evidencia su independencia e imparcialidad en la solución de un

determinado conflicto, sin caer ni en arbitrariedad en la

interpretación y aplicación del derecho, ni en subjetividades o

inconsistencias en la valoración de los hechos”.

El derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales es una

garantía del justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza

que las resoluciones no se encuentren justificadas en el mero

capricho de los magistrados, sino en datos objetivos que proporciona

el ordenamiento jurídico o los que se derivan del caso. Sin embargo,

no todo ni cualquier error en el que eventualmente incurra una

resolución judicial constituye automáticamente la violación del

contenido constitucionalmente protegido del derecho a la motivación

de las resoluciones judiciales.

Así, en el Exp. No 3943-2006-PA/TC y antes en el voto singular de

los magistrados Gonzáles Ojeda y Alva Orlandini (Exp. N.o 1744-

2005-PA/TC), el Tribunal Constitucional ha precisado que el

contenido constitucionalmente garantizado de este derecho queda

delimitado, entre otros, en los siguientes supuestos:

a) Inexistencia de motivación o motivación aparente.

Está fuera de toda duda que se viola el derecho a una decisión

debidamente motivada cuando la motivación es inexistente o

cuando la misma es solo aparente, en el sentido de que no da

cuenta de las razones mínimas que sustentan la decisión o de

que no responde a las alegaciones de las partes del proceso, o

porque solo intenta dar un cumplimiento formal al mandato,

amparándose en frases sin ningún sustento fáctico o jurídico.

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b) Falta de motivación interna del razonamiento . La

falta de motivación interna del razonamiento (defectos

internos de la motivación) se presenta en una doble dimensión;

por un lado, cuando existe invalidez de una inferencia a partir

de las premisas que establece previamente el Juez en su

decisión; y, por otro lado, cuando existe incoherencia narrativa,

que a la postre se presenta como un discurso absolutamente

confuso incapaz de transmitir, de modo coherente, las razones

en las que se apoya la decisión. Se trata, en ambos casos, de

identificar el ámbito constitucional de la debida motivación

mediante el control de los argumentos utilizados en la decisión

asumida por el Juez o Tribunal; sea desde la perspectiva de su

corrección lógica o desde su coherencia narrativa.

c) Deficiencias en la motivación externa; justificación

de las premisas. El control de la motivación también puede


autorizar la actuación del juez constitucional cuando las

premisas de las que parte el Juez no han sido confrontadas o

analizadas respecto de su validez fáctica o jurídica. Esto

ocurre por lo general en los casos difíciles, como los identifica

Dworkin, es decir, en aquellos casos donde suele presentarse

problemas de pruebas o de interpretación de disposiciones

normativas. La motivación se presenta en este caso como una

garantía para validar las premisas de las que parte el Juez o

Tribunal en sus decisiones. Si un Juez, al fundamentar su

decisión: 1) ha establecido la existencia de un daño; 2) luego, ha

llegado a la conclusión de que el daño ha sido causado por “X”,

pero no ha dado razones sobre la vinculación del hecho con la

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participación de “X” en tal supuesto, entonces estaremos ante

una carencia de justificación de la premisa fáctica y, en

consecuencia, la aparente corrección formal del razonamiento y

de la decisión podrán ser enjuiciadas por el juez

(constitucional) por una deficiencia en la justificación externa

del razonamiento del juez.

Si el control de la motivación interna permite identificar la

falta de corrección lógica en la argumentación del juez, el

control en la justificación de las premisas posibilita identificar

las razones que sustentan las premisas en las que ha basado su

argumento. El control de la justificación externa del

razonamiento resulta fundamental para apreciar la justicia y

razonabilidad de la decisión judicial en el Estado democrático,

porque obliga al juez a ser exhaustivo en la fundamentación de

su decisión y a no dejarse persuadir por la simple lógica formal.

d) La motivación insuficiente. Se refiere, básicamente, al

mínimo de motivación exigible atendiendo a las razones de

hecho o de derecho indispensables para asumir que la decisión

está debidamente motivada. Si bien, como ha establecido el

Tribunal Constitucional en reiterada jurisprudencia, no se trata

de dar respuestas a cada una de las pretensiones planteadas, la

insuficiencia, vista aquí en términos generales, sólo resultará

relevante desde una perspectiva constitucional si es que la

ausencia de argumentos o la “insuficiencia” de fundamentos

resulta manifiesta a la luz de lo que en sustancia se está

decidiendo.

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e) La motivación sustancialmente incongruente. El

derecho a la debida motivación de las resoluciones obliga a los

órganos judiciales a resolver las pretensiones de las partes de

manera congruente con los términos en que vengan planteadas,

sin cometer, por lo tanto, desviaciones que supongan

modificación o alteración del debate procesal (incongruencia

activa). Desde luego, no cualquier nivel en que se produzca tal

incumplimiento genera de inmediato la posibilidad de su control.

El incumplimiento total de dicha obligación, es decir, el dejar

incontestadas las pretensiones, o el desviar la decisión del

marco del debate judicial generando indefensión, constituye

vulneración del derecho a la tutela judicial y también del

derecho a la motivación de la sentencia (incongruencia omisiva).

Y es que, partiendo de una concepción democratizadora del

proceso como la que se expresa en nuestro texto fundamental

(artículo 139, incisos 3 y 5), resulta un imperativo

constitucional que los justiciables obtengan de los órganos

judiciales una respuesta razonada, motivada y congruente de

las pretensiones efectuadas; pues precisamente el principio de

congruencia procesal exige que el juez, al momento de

pronunciarse sobre una causa determinada, no omita, altere o

se exceda en las peticiones ante él formuladas.

f) Motivaciones cualificadas. Conforme lo ha destacado el

Tribunal, Constitucional resulta indispensable una especial

justificación para el caso de decisiones de rechazo de la

demanda, o cuando, como producto de la decisión jurisdiccional,

se afectan derechos fundamentales como el de la libertad. En

estos casos, la motivación de la sentencia opera como un doble

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mandato, referido tanto al propio derecho a la justificación de

la decisión como también al derecho que está siendo objeto de

restricción por parte del Juez o Tribunal.

4.- La sentencia arbitraria por indebida motivación y el

principio de la interdicción de la arbitrariedad.

Señor Presidente de modo similar, el Tribunal Constitucional en el

Expediente No 05601-2006-PA/TC. FJ 3, ha tenido la oportunidad de

precisar que “El derecho a la motivación debida constituye una

garantía fundamental en los supuestos en que con la decisión emitida

se afecta de manera negativa la esfera o situación jurídica de las

personas. Así, toda decisión que carezca de una motivación adecuada,

suficiente y congruente, constituirá una decisión arbitraria y, en

consecuencia, será inconstitucional”.

En ese sentido, si bien el dictado de una sentencia condenatoria per

se no vulnera derechos fundamentales, sí lo hace cuando dicha

facultad se ejerce de manera arbitraria, esto es, cuando no se

motivan debidamente o en todo caso legítimamente las decisiones

adoptadas y/o no se observan los procedimientos constitucionales y

legales establecidos para su adopción. La arbitrariedad en tanto es

irrazonable implica inconstitucionalidad. Por tanto, toda sentencia que

sea caprichosa; que sea más bien fruto del decisionismo que de la

aplicación del derecho; que esté más próxima a la voluntad que a la

justicia o a la razón; que sus conclusiones sean ajenas a la lógica, será

obviamente una sentencia arbitraria, injusta y, por lo tanto,

inconstitucional.

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Lo expuesto se fundamenta además en el principio de interdicción o

prohibición de la arbitrariedad, el cual surge del Estado Democrático

de Derecho (artículo 3 y 43 de la Constitución Política), y tiene un

doble significado: a) En un sentido clásico y genérico, la arbitrariedad

aparece como el reverso de la justicia y el derecho; y, b) En un

sentido moderno y concreto, la arbitrariedad aparece como lo carente

de fundamentación objetiva; como lo incongruente y contradictorio

con la realidad que ha de servir de base a toda decisión. Es decir,

como aquello desprendido o ajeno a toda razón de explicarlo ((Exp.

N.° 0090-2004-AA/TC. FJ 12). A lo dicho, debe agregarse que

constituye deber primordial del Estado peruano garantizar la plena

vigencia y eficacia de los derechos fundamentales, interdictando o

prohibiendo cualquier forma de arbitrariedad (artículo 44, de la

Norma Fundamental).

5.- Sentencia arbitraria por vulnerar el Principio de

inmediación.
Señor Presidente el nuevo Código Procesal Penal, establece que el

juicio es la etapa principal el proceso, rigen especialmente los

principios de oralidad, publicidad, inmediación y la contradicción en la

actuación probatoria.

La inmediación garantiza que el juez encargado de sentenciar tenga

contacto directo con todas las pruebas. Si el juez no oye

directamente la declaración del testigo sino que la lee de un acta, no

está en condiciones -por capaz que sea- de realizar un juicio de

credibilidad respecto de lo que el testigo ha dicho, además, tal

declaración no puede ser contraexaminada y por tanto sometida al

test de la contradictoriedad. Sin inmediación la información ostenta

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una bajísima calidad y no satisface un control de confiabilidad mínimo,

de ahí, que debe protegerse la inmediación del juez, pues la escritura

no permite conocer directamente la prueba.

Al respecto, en anterior jurisprudencia (Exp. No 1808-2003-HC/TC),

el Tribunal Constitucional ha hecho referencia al derecho a la prueba,

el que está conformado por los principios de inmediación,

contradicción y publicidad. De acuerdo con el principio de inmediación,

la actividad probatoria debe transcurrir en presencia del juez

encargado de pronunciar sentencia, puesto que sólo de esta manera se

garantiza que exista un contacto directo entre el juzgador y los

medios de prueba aportados al proceso, que permitirá a este

ponderarlos en forma debida y plasmar sus conclusiones en forma

suficiente y razonada al momento de emitir sentencia condenatoria.

El principio de Inmediación se encuentra vinculado al Principio de

Oralidad, la inmediación es una condición necesaria para la Oralidad.

La inmediación impone, según señala MIXÁN MASS, que

el juzgamiento sea realizado por el mismo tribunal desde

el comienzo hasta el final. La inmediación es el acercamiento


que tiene el juzgador con todos los elementos que sean útiles para

emitir sentencia. Rige en dos planos: i) En la relación entre quienes

participan en el proceso y el tribunal, lo que exige la presencia física

de estas personas. La vinculación entre los acusados y la Sala Penal

que juzga, es una inmediatez que se hace efectiva a través de la

Oralidad. El Principio de Inmediación impide junto al principio

contradictorio, que una persona pueda ser juzgada en ausencia ii) En

la recepción de la prueba, para que el juzgador se forme una clara

idea de los hechos y para que sea posible la defensa se requiere que

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la prueba sea practicada en el juicio. La inmediación da lugar a una

relación interpersonal directa, frente a frente, cara a cara, de todos

entre sí: acusado y juzgador, acusado y acusador, acusado y

defensores, entre éstos con el juzgador y acusador, el agraviado y el

tercero civil. El juzgador conoce directamente la personalidad, las

actitudes, las reacciones del acusado, así como del agraviado, del

tercero civil, del testigo o perito. En consecuencia, la inmediación es

una necesidad porque es una de las condiciones materiales

imprescindibles para la formación y consolidación del criterio de

conciencia con el que será expedido el fallo.

II.- FUNDAMENTOS FACTICOS.-

1.- Señor Presidente el Tribunal que en mayoría me ha condenado a 25


años de pena privativa de la libertad y fijan por concepto de reparación

civil la suma de S/ 10,000.00, ha incurrido en fragancia vulneración de los

principios constitucionales enunciados toda vez que la sentencia

condenatoria impugnada ha incurrido en las siguientes infracciones:

a) indebida motivación de las resoluciones judiciales.

b) deficiencia en la motivación interna en su manifestación de falta de


corrección lógica, así como una falta de coherencia narrativa;

c) deficiencia en la justificación externa.

d) Viola el principio inmediación.

2.- Señor Presidente la Constitución, en su artículo 139, establece los


principios y derechos de la función jurisdiccional.

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El inciso 3 garantiza la observancia del debido proceso y la tutela

jurisdiccional. Es decir, le garantiza al justiciable, ante su pedido de tutela,

que el órgano jurisdiccional respetará las garantías del debido proceso y

administrará justicia dentro de los estándares mínimos establecidos por los

instrumentos internacionales.

El inciso 5 garantiza la motivación escrita de las resoluciones judiciales

en todas las instancias, excepto los decretos de mero trámite, con mención

expresa de la ley aplicable y de los fundamentos de hecho en que se

sustentan.

3.- Señor Presidente el considerando 5 de la recurrida se refiere a las


pruebas aportadas al proceso y deliberadas en el juicio oral y las sub divide

en 5.1, 5.2, 5.3, 5.4, las cuales han sido el pilar para que en mayoría me

condenen y son las siguientes:

a.- Declaración policial de la menor agraviada.

b.- Partida de nacimiento de la menor agraviada.

c.- Certificado médico legal que corre a fojas 11, ratificado a fojas

427; certificado médico legal de fojas 330 ratificado a fojas 502.

d.- Informe Psicológico practicada a la agraviada.

4.- Por otro lado señor Presidente el considerando 6 refiere que la versión
del acusado no resulta coherente ni uniforme y por consiguiente no

desvirtúa la sindicación directa, uniforme y coherente que hace la agraviada

a nivel policial y del juzgado.

5.- Asimismo señor Presidente el considerando 8 señala que se encuentra


demostrado la culpabilidad del procesado, por cuanto ha perpetrado el

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hecho delictuoso, consiente de las consecuencias que generan, sin que medie

ninguna de las causales eximentes a que se refiere el artículo 20 del Código

Penal.

6.- Señor Presidente de las pruebas aportadas al proceso, se advierte que


el razonamiento del Tribunal penal que en mayoría me ha condenado se basa

más en criterios subjetivos antes que en aspectos objetivos como sería de

esperar más aún, si se trata de una sentencia condenatoria

que incide en la libertad personal,

7.- Señor Presidente efectuado un examen de suficiencia mínimo a la


sentencia condenatoria y de las pruebas aportadas al juicio, resulta

evidente que no estamos ante una sentencia válida y constitucionalmente

legítima, sino, por el contrario, ante una decisión arbitraria e

inconstitucional y que no responde a las pautas propias de un silogismo

jurídico atendible, sino a criterios de voluntad arbitrarios toda vez que se

ha tomado como base la declaración de la menor agraviada, cuando es del

todo contradictoria como ha quedado demostrado a través de la secuela de

la investigación policial, instrucción y juicio oral.

Por lo tanto se ha tomado una declaración incriminatoria no uniforme para

fundamentar la sentencia condenatoria.

8.- Con base a lo dicho, se observa que a fojas 860 – 861 corre la votación
de cuestiones de hechos, conclusiones que se extraen a partir de premisas

arbitrarias y carecen de sustento lógico y jurídico; pues exceden los límites

de la razonabilidad, toda vez que votan que se ha acreditado mi culpabilidad

si sustentarse en base a que obtiene dicho resultado, por lo que estamos

ante una sentencia arbitraria y carente de un mínimo de corrección racional,

no ajustada al principio de interdicción de la arbitrariedad (artículos 3º, 43º

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y 44º, de la Constitución) y a la debida motivación de las resoluciones

judiciales (artículo 139º, inciso 5, de la Constitución).

9.- Señor Presidente por otro lado, del fundamentos 8 de la recurrida, se


desprende que el Tribunal penal que en mayoría me ha condenado ha

establecido que se encuentra demostrada la culpabilidad del procesado;

sin embargo, no se han expuesto las razones objetivas que sustentan la

vinculación de la acusada con el hecho atribuido. Es decir, que en el camino a

la conclusión no se ha explicitado o exteriorizado las circunstancias fácticas

que permiten llegar a dicha conclusión, esto es, que no se identifican

debidamente las razones o justificaciones en la que se sustentarían tales

premisas y su conclusión, pareciendo más bien, que se trataría de un hecho

atribuido en nombre del libre convencimiento y fruto de un decisionismo

inmotivado antes que el producto de un juicio racional y objetivo. Y es que,

si no se dan a conocer las razones que sustentan las premisas fácticas, tal

razonamiento efectuado se mantendrá en secreto y en la conciencia de sus

autores, y por consiguiente fallará la motivación en esta parte. Siendo así,

se advierte que la sentencia cuestionada incurre en una falta de

justificación externa.

10.- Señor Presidente la sentencia que me condena por mayoría, se


advierte que los vocales de la Sala Penal Transitoria de la Corte Superior de

Huaura, no obstante mencionar en el fundamento 5 de los considerandos las

pruebas aportadas al proceso y deliberadas en juicio oral para sustentar la

condena en mi contra, tampoco cumple los requisitos materiales que su uso

exige.

Si bien los hechos objeto de prueba de un proceso penal no siempre son

comprobados mediante los elementos probatorios directos, para lograr ese

cometido debe acudirse a otras circunstancias fácticas que, aun

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indirectamente sí van a servir para determinar la existencia o inexistencia

de tales hechos. De ahí que sea válido referirse a la prueba penal directa de

un lado, y a la prueba penal indirecta de otro lado, y en esta segunda

modalidad que se haga referencia a los indicios y a las presunciones. En

consecuencia, a través de la prueba indirecta, se prueba un “ hecho inicial

-indicio”, que no es el que se quiere probar en definitiva, sino que se trata

de acreditar la existencia del “ hecho final - delito” a partir de una relación

de causalidad “inferencia lógica”.

Bajo esta perspectiva, si bien el juez penal es libre para obtener su

convencimiento porque no está vinculado a reglas legales de la prueba y,

entonces, puede también llegar a la convicción de la existencia del hecho

delictivo y la participación del imputado, a través de la prueba indirecta

(prueba indiciaria o prueba por indicios), será preciso empero que cuando

ésta sea utilizada, quede debidamente explicitada en la resolución judicial;

pues no basta con expresar que la conclusión responde a las reglas de la

lógica, las máximas de la experiencia o a los conocimientos científicos, sino

que dicho razonamiento lógico debe estar debidamente exteriorizado en la

resolución que la contiene.

Por lo expuesto resulta válido afirmar que si el juez puede utilizar la prueba

indirecta para sustentar una sentencia condenatoria, y si ésta, a su vez,

significa la privación de la libertad personal, entonces, con mayor razón,

estará en la obligación de darle el tratamiento que le corresponde; solo así

se podrá enervar válidamente el derecho a la presunción de inocencia, así

como se justificará la intervención al derecho a la libertad personal, y por

consiguiente, se cumplirán las exigencias del derecho a la debida motivación

de las resoluciones judiciales, conforme a las exigencias previstas por el

artículo 139, inciso 5, de la Carta Magna. En ese sentido, lo mínimo que debe

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observarse en la sentencia condenatoria y que debe estar claramente

explicitado o delimitado son los siguientes elementos: el hecho base o hecho

indiciario, que debe estar plenamente probado (indicio); el hecho

consecuencia o hecho indiciado, lo que se trata de probar (delito) y entre

ellos, el enlace o razonamiento deductivo. Este último, en tanto que conexión

lógica entre los dos primeros debe ser directo y preciso, pero además debe

responder o sujetarse plenamente a las reglas de la lógica, a las máximas de

la experiencia o a los conocimientos científicos.

Asimismo, cabe recordar que el razonamiento probatorio indirecto, en su

dimensión probatoria, exige que la conclusión sea adecuada, esto es, que

entre los indicios y la conclusión exista una regla de la lógica, máxima de la

experiencia o conocimiento científico, y que, el razonamiento esté

debidamente explicitado y reseñado en la sentencia. Y es que, a los efectos

del control de calidad del curso argumental del juez (control del discurso),

ello supone mínimamente que de su lectura debe verse cuál o cuáles son los

indicios que se estiman probados y cuál o cuáles son los hechos a probar.

Pero además, se exige que se haya explicitado qué regla de la lógica, máxima

de la experiencia o qué conocimiento científico han sido utilizados, y si

hubiera varios de estos, por qué se ha escogido a uno de ellos.

Es decir, que el órgano jurisdiccional debe explicitar el razonamiento a

través del cual, partiendo de los indicios, ha llegado a la convicción de la

existencia del hecho delictivo y la participación del imputado, con el objeto

de garantizar hasta el límite de lo posible la racionalidad de su decisión

(examen de suficiencia mínima).

11.- Señor Presidente en el caso de de autos, del fundamento 5, se


aprecia que los vocales que me condenan sustentan la sentencia

condenatoria sobre la base de la prueba aportada al proceso y deliberadas

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en el juicio; sin embargo, resulta evidente que no ha explicitado o

exteriorizado dicho razonamiento lógico, esto es, no ha explicitado qué

regla de la lógica, qué máxima de la experiencia o qué conocimiento

científico le ha motivado dicha conclusión. No ha motivado debidamente el

procedimiento de la prueba indiciaria. En consecuencia, al no haber obrado

de ese modo, la sentencia resulta una vez más arbitraria y, por tanto,

inconstitucional.

En este orden de ideas, cabe anotar que la debida motivación del

procedimiento de la prueba indiciaria ya ha sido abordada ampliamente por

la justicia constitucional comparada. Así, el Tribunal Constitucional español

en la STC No 229/1988. FJ 2, su fecha 1 de diciembre de 1988, y también

de modo similar en las STC N.º 123/2002. FJ 9, su fecha 20 de mayo de

2002; No 135/2003. FJ 2, su fecha 30 de junio de 2006; y No 137/2005.

FJ 2b, su fecha 23 de mayo de 2005, ha precisado que:

“el derecho a la presunción de inocencia no se opone a que la

convicción judicial en un proceso penal pueda formarse sobre la

base de una prueba indiciaria, pero para que ésta pueda

desvirtuar dicha presunción debe satisfacer las siguientes

exigencias constitucionales. Los indicios han de estar plenamente

probados, no puede tratarse de meras sospechas, y el órgano

judicial debe explicitar el razonamiento, en virtud del cual,

partiendo de los indicios probados, ha llegado a la conclusión de

que el procesado realizó la conducta tipificada como delito (…). En

definitiva, si existe prueba indiciaria, el Tribunal de instancia

deberá precisar, en primer lugar, cuáles son los indicios probados

y, en segundo término, cómo se deduce de ellos la participación

del acusado en el tipo penal, de tal modo que cualquier otro

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Tribunal que intervenga con posterioridad pueda comprender el

juicio formulado a partir de tales indicios. Es necesario, pues (…),

que el órgano judicial explicite no sólo las conclusiones obtenidas

sino también los elementos de prueba que conducen a dichas

conclusiones y el iter mental que le ha llevado a entender

probados los hechos constitutivos del delito, a fin de que pueda

enjuiciarse la racionalidad y coherencia del proceso mental

seguido y constatarse que el Tribunal ha formado su convicción

sobre una prueba de cargo capaz de desvirtuar la presunción de

inocencia.

Incluso, la propia Corte Suprema de Justicia de la República del Perú en el

Acuerdo Plenario N.° 1-2006/ESV-22 (Pleno Jurisdiccional de las Salas

Penales Permanentes y Transitorias), su fecha 13 de octubre de 2006,

publicada en el diario oficial “El Peruano”, el 29 de diciembre de 2006 ha

establecido como principio jurisprudencial de obligatorio cumplimiento para

todas las instancias judiciales ( jurisprudencia vinculante) el fundamento

cuarto de la Ejecutoria Suprema, recaída en el Recurso de Nulidad No 1912–

2005, su fecha 6 de septiembre de 2005 que señala los presupuestos

materiales legitimadores de la prueba indiciaria, única manera que permite

enervar la presunción de inocencia.

“Que, respecto al indicio, (a) éste – hecho base – ha de estar

plenamente probado – por los diversos medios de prueba que

autoriza la ley -, pues de lo contrario sería una mera sospecha sin

sustento real alguno, (b) deben ser plurales, o excepcionalmente

únicos pero de una singular fuerza acreditativa, (c) también

concomitantes al hecho que se trata de probar – los indicios

deben ser periféricos respecto al dato fáctico a probar, y desde

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luego no todos lo son, y (d) deben estar interrelacionados, cuando

sean varios, de modo que se refuercen entre sí y que no excluyan

el hecho consecuencia – no sólo se trata de suministrar indicios,

sino que estén imbricados entre sí– (…); que, en lo atinente a la

inducción o inferencia, es necesario que sea razonable, esto es,

que responda plenamente a las reglas de la lógica y la experiencia,

de suerte que de los indicios surja el hecho consecuencia y que

entre ambos exista un enlace preciso y directo”.

13.- Señor Presidente respecto a la violación del principio de inmediación


debo manifestar que el presente juicio oral se inicia con los Vocales Víctor

Fuertes Musaurieta (Presidente – Director de Debates), Néstor Riveros

Jurado (Vocal) y Hernan Juan de Dios León (Vocal), quienes por imperio de

le ley, y en estricta aplicación del principio de inmediación debieron estar

desde el inicio hasta el final del juicio oral; sin embargo se podrá apreciar

de las actas que corren a fojas 610 – 618, 644 – 645, 666 – 680, 728 – 736,

778 – 783, 824 – 825, 842 – 848 y 853 – 859 dichos vocales a excepción

del Presidente no han estado en forma continua en las audiencias, es decir

no han tenido contacto directo con las pruebas introducidas y aportadas en

el juicio las cuales han sido base para la sentencia condenatoria.

La inmediación da lugar a una relación interpersonal directa, frente a

frente, cara a cara, de todos entre sí: acusado y juzgador, acusado y

acusador, acusado y defensores, entre éstos con el juzgador y acusador, el

agraviado y el tercero civil. El juzgador conoce directamente la

personalidad, las actitudes, las reacciones del acusado, así como del

agraviado, del tercero civil, del testigo o perito. En consecuencia, la

inmediación es una necesidad porque es una de las condiciones

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materiales imprescindibles para la formación y consolidación del criterio

de conciencia con el que será expedido el fallo.

La inmediación garantiza que el juez encargado de sentenciar tenga

contacto directo con todas las pruebas. Si el juez no oye directamente la

declaración del testigo sino que la lee de un acta, no está en condiciones

-por capaz que sea- de realizar un juicio de credibilidad respecto de lo que

el testigo ha dicho, además, tal declaración no puede ser contraexaminada y

por tanto sometida al test de la contradictoriedad. Sin inmediación la

información ostenta una bajísima calidad y no satisface un control de

confiabilidad mínimo, de ahí, que debe protegerse la inmediación del juez,

pues la escritura no permite conocer directamente la prueba.

Al respecto, en anterior jurisprudencia (Exp. No 1808-2003-HC/TC), el

Tribunal Constitucional ha hecho referencia al derecho a la prueba, el que

está conformado por los principios de inmediación, contradicción y

publicidad. De acuerdo con el principio de inmediación, la actividad

probatoria debe transcurrir en presencia del juez encargado de pronunciar

sentencia, puesto que sólo de esta manera se garantiza que exista un

contacto directo entre el juzgador y los medios de prueba aportados al

proceso, que permitirá a este ponderarlos en forma debida y plasmar sus

conclusiones en forma suficiente y razonada al momento de emitir sentencia

condenatoria.

14.- Señor Presidente que las pruebas aportadas al proceso y que no


están embestidas del principio de inmediatez y que han sido adoptadas

en mayoría por los vocales que me han condenado no han quebrantado la

garantía constitucional de la presunción de inocencia, ni han sido

suficientes para establecer mi culpabilidad, por lo que se me debe

absolver de los cargos imputados por el Ministerio Público.

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Hay que tener en cuenta que la declaración referencial de la menor

agraviada no es verosímil ni genera convicción alguna, ya que ésta no ha

sabido mantener uniformidad en su testimonio, ya que ha sacado a

relucir en juicio diversas manifestaciones antes no vertidas por la

agraviada lo cual genera dudas sobre la culpabilidad y responsabilidad

del imputado.

15.- Señor Presidente una de las garantías del proceso penal peruano
es el derecho a la presunción de inocencia, conforme lo establece el

artículo 2.24 letra e de la Constitución Política del Estado, derecho que

solo es quebrantado mediante una sentencia firme la cual además se

erige como la única forma de imponer una pena a alguien imputado de un

delito.

En el presente caso no se ha podido quebrantar mi derecho a la

presunción de inocencia por lo tanto se debe absolverme.

POR LO TANTO:

Señor Presidente téngase por fundamentado mi recurso de Nulidad y en

su oportunidad proveer de acuerdo a ley.

Carquín, 25 de noviembre de 2008

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