Narco Violenmcia
Narco Violenmcia
Narco Violenmcia
La narco-violencia
A medida que los líderes de la UP eran asesinados sistemáticamente (unas 3.500
personas hacia 1992, con un nivel alarmantemente bajo de arrestos y de juicios),
el mensaje desde Bogotá era que los asesinatos extrajudiciales de los
subversivos, activos o retirados, se ignorarían abiertamente. Un ambiente tal
ayuda a entender el acelerado aumento de narcotraficantes durante los años
ochenta, cuando la producción, transporte y financiación de la cocaína se
volvieron dominio de un grupo de audaces y diestros negociantes radicados en
tres ciudades principales: Bogotá, Cali y Medellín. El más famoso, Pablo Escobar,
nacido en 1949 en Rionegro, Antioquia, empezó su carrera como ladrón de poca
monta: robaba lápidas y borraba las inscripciones para revenderlas (con
descuento) a los desprevenidos familiares de los que habían muerto
recientemente.
Escobar fue elegido en 1982 como Representante suplente al Congreso de la
Nación por Antioquia, mientras que su fortuna crecía con la producción y
transporte de drogas, principalmente cocaína, para los mercados de Estados
Unidos y de Europa. Por razones tanto geográficas como políticas, Colombia se
convirtió en el epicentro de la exportación de drogas en Suramérica.
El hecho de ser el único país del subcontinente con costas en los dos océanos le
significó una gran ventaja, así como sus selvas y montañas, pues facilitaron
ocultar los laboratorios en las mismas regiones que por su clima y altitud
favorecían ampliamente el cultivo de la planta de coca (como también en Perú,
Bolivia y otros países de los Andes). Políticamente, la descentralizada estructura
del poder regional, junto a un gobierno central históricamente débil, permitieron
que gente como Escobar comandara y controlara una gran red de tierras, mano de
obra, dinero y políticos.
Hacia 1984, el poder y la riqueza de Escobar se habían vuelto notorios e
inaceptables. Escobar tenía un zoológico en una de sus fincas de recreo en el
Magdalena Medio antioqueño y había dado la orden al gobierno colombiano de no
interferir en sus negocios. Cuando el joven y ambicioso ministro de justicia Rodrigo
Lara Bonilla decidió condenar el lavado de dinero y destruir algunos de los
laboratorios ilícitos de Escobar, este ordenó su asesinato.
La muerte de Lara en 1984 desató una guerra de diez años que enfrentó al
gobierno, a menudo reacio y a veces peor armado, contra los bien financiados y
extravagantes capos del narcotráfico que se aprovecharon de la pobreza y de la
desigualdad social para conformar cuadros de asesinos a sueldo. Estos
adolescentes, en su mayoría de las comunas de Medellín, aceptaban el
equivalente a cien dólares por asesinar a alguien, incluyendo políticos y policías.
La guerra entre el Estado y el cartel de Medellín, liderado por Escobar, se
intensificó entre 1989 y 1990, periodo al que el historiador Marco Palacios se
refiere como “de fuego cruzado”8. En agosto de 1989, mientras hacía campaña
por la presidencia en Soacha, a las afueras de Bogotá, Luis Carlos Galán fue
asesinado por órdenes de Escobar. Galán, posible sucesor del presidente Virgilio
Barco, había prometido usar el poder del Estado para desmantelar los carteles,
por lo que su asesinato significó un sombrío retorno a la violencia y la
desesperación; además, cuatro candidatos que hacían campaña por la
presidencia en 1990 fueron igualmente asesinados.
Empezó entonces una feroz contraofensiva. Los carros-bomba, los secuestros y
los asesinatos se volvieron parte de la vida cotidiana hasta diciembre de 1993,
cuando una unidad militar finalmente capturó y mató a Escobar en Medellín. Con
la muerte de Escobar, la policía y el ejército se enfocaron en los hermanos
Rodríguez Orejuela, que controlaban el cartel de Cali.
Hacia mediados de los noventa, el sistema de los “carteles”, de control sistemático
y total de todos los aspectos del negocio de la droga había sido reemplazado por
el de grupos más pequeños de narcotraficantes, más dispersos, menos visibles y
menos abiertamente agresivos. La producción y transporte de la droga desde
Colombia continuó, protegida por fuerzas guerrilleras y paramilitares extralegales,
pero la lucha entre los arraigados carteles y el Estado parecía haber terminado.
Mientras el Estado perseguía a los carteles y a los grupos insurgentes, un actor
relativamente nuevo surgió a principios de los años 1980. Se trataba de las AUC
(Autodefensas Unidas de Colombia). Las historias de la formación de las AUC son
múltiples y vagas. Una versión, contada por la periodista mexicana Alma Guillermo
prieto, describe una riña entre amigos que terminó saliéndose de control.
Anota que las FARC secuestraron “al padre de un traficante de drogas y
esmeraldas de poca monta llamado Fidel Castaño”.9 Fidel y su hermano Carlos
entonces organizarían una fuerza militar formidable y altamente disciplinada para
vengar la muerte de su padre, que murió en cautiverio. Las AUC crecieron hasta
alcanzar los treinta mil hombres en el ápice de su poder a mediados de los años
1990, y su mera presencia, además de las espantosas masacres que cometieron,
hicieron que gente razonable se preguntara quién, en efecto, estaba al mando en
Colombia.
Miles de personas murieron en esta nueva fase del conflicto en que los
paramilitares se movilizaron para apoderarse de los territorios aún controlados o
abandonados por las FARC y el ELN y de un sistema de producción de droga de
más bajo perfil y en proceso de cambio. Hacia finales de la década de 1990, las
FARC y el ELN combatían contra el ejército, las AUC contra las guerrillas, el
ejército nacional contra todos ellos, y los narcotraficantes contra el gobierno
mientras paralelamente luchaban o colaboraban con las guerrillas.
Era una época confusa, y en medio del caos y el desorden, a medida que
ascendía el número de víctimas, el país parecía fuera de control.
El plan Colombia, 2000
Andrés Pastrana Arango, ex alcalde de Bogotá e hijo del presidente Misael
Pastrana (que gobernó entre 1970 y 1974) subió al poder en 1998, en un
momento en que el país llamaba la atención internacional por su cada vez más
compleja e impenetrable estructura del conflicto. Colombia se había convertido en
una anomalía en la región; en El Salvador en 1993 y en Guatemala en 1996 se
habían firmado acuerdos de paz. El presidente Alberto Fujimori en Perú declaró la
victoria sobre los insurgentes de Sendero Luminoso con la captura de su líder,
Abimael Guzmán, en octubre de 1992. En Colombia, sin embargo, los implicados
en los diversos conflictos parecían más atrincherados que nunca, y el Estado
parecía haber perdido la delantera. Tal percepción se reforzó con la aparición de
un nuevo “plan de paz” organizado por el gobierno de Pastrana. El presidente
autorizó una zona de despeje en el sudeste del país, en San Vicente del Caguán,
donde el ejército dejaría de operar como gesto de buena voluntad hacia los
comandantes de las FARC. La intención era mostrar la determinación del gobierno
de negociar en el lugar y en términos habituales a los soldados de las FARC,
muchos de los cuales jamás habían visto la capital. Pero las FARC usaron los
42.000 kilómetros cuadrados (el tamañode Suiza) para almacenar armas y
secuestrados, así como licores y cigarrillos de contrabando. Los reportes
generalizados de insurgentes relajados viviendo gratis a costa del gobierno
enfurecieron a las clases dirigentes y trabajadoras en las ciudades; la popularidad
de Pastrana cayó por el suelo. El proceso de paz, que comprometió el despeje de
un inmenso territorio, alarmó a los Estados Unidos, y mientras Pastrana
aparentemente planeaba la paz, logró convencer al presidente Bill Clinton de
otorgarle un enorme programa de ayuda de 1.300 millones de dólares casi todos
destinados a servicios militares. El programa, conocido como Plan Colombia, se
debatió rápidamente en el Congreso estadounidense, que no entendía del todo las
complejidades de Colombia pues la veía como una sociedad occidental a punto de
perder el control. Con prudencia, Pastrana presionó y aleccionó a Clinton y a los
poderosos de Washington sobre la importancia de “salvar” a Colombia de sí
misma. El Plan Colombia fue aprobado en los últimos días del gobierno de Clinton
y, en el momento, convirtió a esta nación en el país que recibía la tercera ayuda
extranjera más grande de parte de Estados Unidos, después de Israel y Egipto.
ACTIVIDAD
1- ¿Porque el fenómeno de la narco-violencia, continua aun vigente en el
país?
2- ¿Qué fenómenos sociales, culturales, y políticos, hacen de los estados
unidos, un país con un población gran consumidora de drogas?
3- ¿Qué entiendes por narcoviolencia?
4- Investiga como el fenómeno de la narco-violencia logra debilitar las
instituciones del país.
5- ¿investiga que es un narco-estado, cuales son sus caracterisiticas, has un
comparativo con las realidad colombiana, en tanto a la incidencia del
narcotráfico en la política e instituciones de Colombia.