LOS ALBATROS (Diomedea Exulans), ERRANTES AVES DE DIOMEDES

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viernes, 1 de julio de 2011

LOS ALBATROS (Diomedea exulans), ERRANTES AVES


DE DIOMEDES
Wandering Albatross-Diomedea exulans

“El poeta es como el príncipe de las nubes, que


cabalga sobre la tempestad y se ríe del arquero. Pero
cuando es desterrado a la tierra, en medio del clamor,
sus gigantescas alas le impiden caminar”.
Charles Baudelaire - 'Les fleurs du mal' - 'L'Albatross'

Historia del ave que los fueguinos llamaban “karapou”


y los ingleses “ganso de mar”.
Dibujo de George Edwards (1747)

Fue Plinio el primero en hablarnos de las aves de


Diomedes: “No pasemos por alto a las aves Diomedeas. La
melena como una cascada, los picos y ojos color de fuego y
el resto blanco. Siempre tienen dos líderes: uno guía al
grupo, el otro lo congrega. Con el pico excavan cuevas
donde ponen, y si les molestan se alarman y las tapan con
tierra. Las cuevas tienen dos salidas: por la que mira al
oriente salen a comer, por la que mira a occidente regresan.
Siempre vacían el vientre y los gases perjudiciales al
levantar vuelo. Similares a las gallaretas, se las ve en un solo
lugar del mundo: en la isla junto a la costa de Apulia, en que
se encuentra el sepulcro y el santuario del noble Diomedes.
Al llegar los extranjeros los ensordecen con sus gritos, en
tanto adulan a los griegos con admirable discernimiento,
reconociéndolos como compatriotas de Diomedes,y a su
templo acuden diariamente con los buches llenos y se bañan,
goteando las plumas, y se purifican, de ahí el origen de la
fábula que dice que los compañeros de Diomedes fueron
transformados en estas aves.
Para Eliano eran las pardelas o petreles las que viven
y se reproducen en abundancia en la isla Diomedea., y que
según la tradición fueron los compañeros que lucharon junto
a Diomedes en Troya y que transformados en aves
conservaban su amor por los helenos. Diomedes (nombre
que significa “aconsejado por los dioses”), siendo uno de los
pretendientes de la bella Helena, participó activamente en
dicha guerra junto a Aquiles y Odiseo. Era tan buen
guerrero que hasta hirió en combate a dioses como Afrodita
y Ares, por lo cual la diosa enfurecida convirtió a sus amigos
en aves que desterradas (“exulans”), vagando por los mares,
vinieron a refugiarse a las islas conocidas por ello como islas
Diomedeas, las actuales Tremiti.

Quizás este épico relato dio lugar a que Linneo


bautizara a los albatros con el nombre genérico
de Diomedea. Se basaba en la descripción de Edwards
del “Albatross”, ave que solo conocía por dos ejemplares
embalsamados que le fueron facilitados por George
Holmes, el cuidador de las colecciones de la Torre de
Londres, y por el cirujano Benjamin Cowell. Edwards
menciona que estas aves provenìan del cabo de Buena
Esperanza donde parecían vivir en cantidades considerables
y que no se conocía que habitaran en ninguna otra parte del
mundo.
Pero Linneo se basó ademas en Albin (History of
Birds, III, p 76) quien confundió al albatros con el ave
fragata, y por ello el sueco cometió el error de afirmar que
los albatros viven en la zona pelágica intertropical, que
ascienden muy alto en el aire y que “se alimentan del Triglis
volador y acosan a muerte a la Coryphaena”. El Triglis es
probablemente un pez del género Trigla llamado en francés
muge o rouget, y en español mújol o rubio, mientras que
la Coryphaena, sería el dorado o pez-delfín del
mismo género. La realidad es que los albatros prefieren los
mares del sur, vuelan más bien a baja altura sobre las olas
aprovechando el rizar de los vientos sobre las mismas y no
capturan peces voladores. Bien señala Edwards que los
relatos de los viajeros son en su mayor parte generales y sòlo
pueden obtenerse de ellos ideas imperfectas sobre las cosas
de la naturaleza.

Dibujo de J. del Bosc

Buffon, con más información disponible, acotó la


distribución del albatros a los mares australes y señaló
que viajeros como los holandeses Jacob Le Maire
y Willem Schouten le daban el nombre de “carnero del
Cabo” a causa de su color blanco y gran corpulencia
que empareja la de un carnero. Nos dice que su
fortaleza y el arma de su pico harían pensar que se trata
de un ave guerrera, pero que no hay reportes de que
ataque a otras aves y más bien parece estar a la
defensiva de las gaviotas (¿skuas?) que siempre
agresivas y voraces la molestan y hostigan.
Para Gould, en cambio, “por su gran fuerza y carácter
feroz, produce terror en toda ave que le rodea. En realidad es
tan sanguinaria, que se dice que llega a atacar y destrozar los
jos de un hombre que se esté ahogando, un logro que, por
lo que pude ver, imagino que puede intentar facilmente, si un
ser humano fuera tan desafortunado de quedar en tal
situacion y no pudiera defenderse”.

El capitán James Cook (Second Voyage, tome I, page


150) en su segundo viaje se divertía viendo varias gaviotas
grandes y grisáceas persiguiendo a un albatros que pese a sus
grandes alas fue alcanzado. Las gaviotas intentaban atacarlo
por el vientre por donde parece tener menos defensa, de
modo que el albatros solo pudo escapar lanzandose al agua y
alejandolas con su formidable pico. Los marineros de Cook
“pescaban” los albatros que rodeaban el barco en los
alrededores del Cabo de Buena Esperanza, valiéndose de
anzuelos encarnados con un trozo de cuero de carnero.

Contrariamente a lo señalado por Buffon hay


sospechas de que el albatros pudiera alimentarse de otras
aves y aún de congéneres, pues Forster (el zoólogo del viaje
de Cook) ocasionalmente halló plumas y huesos de ellas en
su estómago. Pero no parece ni siquiera atacar los grandes
peces y según Forster no vive más que de pequeños animales
marinos como “peces blandos” (es decir, moluscos) y sobre
todo de zoófitos gelatinosos (medusas) que flotan en grandes
cantidades en los mares australes. Sir Joseph Banks, que
acompañó a Cook en su primer viaje, observó que un
albatros al que le habían disparado vomitó una gran cantidad
de medusas de las llamadas “carabela portuguesa” que al
parecer ingieren habitualmente pese a sus tentáculos
urticantes. Tambien vió que consumían los desoves de los
peces arrastrados por las corrientes.

Según el mismo Banks, los albatros son buenos para


comer: se los desolla, se dejan una noche en agua salada y
luego se hierven, sirviéndolos con salsa picante. Asi
preparado es un manjar comparable al cerdo.
Dibujo de François Nicolas Martinet (Daubenton, 1765-1783).

El vizconde de Querhoent, habitual colaborador de


Buffon, le aseguró que estas aves no remontan vuelo
alto salvo durante las tormentas cuando son impulsadas por
la fuerza del viento, que los lleva a gran distancia de tierra
firme, siendo que descansan y hasta duermen sobre el mar.
Incluso, según Le Maire hasta venían a posarse sobre los
mástiles de su buque donde se dejaban capturar fácilmente
por los marineros. Esto fue observado en el estrecho que él
descubriera y que lleva su nombre, siendo quizás una de las
primeras menciones en aguas jurisdicciones argentinas de
esta ave que Le Maire consideraba “jean-de-genten”, es decir
gaviotas, de tamaño extraordinario.
La majestuosidad del vuelo del albatros ha cautivado
a los viajeros y naturalistas. Murphy dice que la mayoría de
las cosas de la naturaleza de las que se habla con mucha
expectativa, producen un poco de desencanto cuando
finalmente se las encuentra. Unas pocas de esas cosas, sin
embargo, parecen estar más alla de cualquier anticipación
exagerada: “Muy cercana, bajo el sol de la mañana, volaba
el ave tanto tiempo esperada, aun más majestuosa, más
suprema en su elemento, que lo que mi imaginacion habia
dibujado. “

Una leyenda indicaba que eran capaces de dormir en


vuelo con la cabeza oculta bajo un ala mientras que con la
otra seguían volando (Abraham de
Wicquefort, 1656. Relation du Voyage de Tartarie
d’Oléarius, Paris).
Modelos en cartapesta de Tini Depoiné

Gould se explayó sobre sus hazañas aéreas: “ El


poder de vuelo del Albatros Errante es mucho mayor que el
de cualquier otra ave que haya observado. Aunque en tiempo
calmo o moderado a veces descansa sobre el agua, esta casi
continuamente en vuelo, y con igual facilidad se desliza
sobre la superficie espejada del mar tranquilo como se lanza
con la velocidad de un meteroro por delante del más furioso
vendaval; y el modo en que pasa por encima de las
enfurecidas olas para deslizarse en las depresiones entre
ellas, ha atraído centenares de veces mi admiración”.

Con respecto al cortejo de los albatros, Weddell


que pudo observarlo en Georgias del Sur en 1825 dijo
que tiene algo de gracioso en la manera que se
aproximan ceremoniosamenrte uno al otro tocandose
los picos y sacudiendo las cabezas de un lado al otro.
Todo este proceso le hacía acordara la pantomima del
cortejo humano. El capitan Fanning en su viaje de
circumnavegación en 1797-99 , llegó a las islas Malvinas y
describió el nido del albatros como un montículo de piedras,
barro, ramas secas, pasto y plumas que de algun modo estas
aves logran mantener unido y sobre el cual se sientan con
noble actitud, orgullo y grandeza defendiéndolo a costa de su
vida. Agrega que el huevo bien cocido es un buen plato
para comer. Pero para Murphy es a la vez un desengaño y
una sorpresa: se lo hierve, se abre por su extremo agudo, se
sala y se extrae con la cuchara. Es delicioso al principio pero
al llegar a la mitad ya se desea que esta ave hubiera puesto
huevos más pequeños y si uno tiene estómago
suficientemente fuerte como para vaciarlo, seguro que no se
desea ver nunca más otro de estos huevos. Pero sin embargo
el recuerdo de su buen sabor termina haciéndole reincidir.
En 1594 Sir Richard Hawkins, navegante y corsario
inglés, se encontraba en medio de una tormenta en las costas
de Patagonia cuando “ciertos grandes pollos, tan grandes
como cisnes, planeaban sobre nosotros, y calmándose el
viento, se posaban sobre el mar y se alimentaban con los
deshechos del barco; al verlos y deseoso de examinarlos,
porque parecían más grandes de lo que en realidad eran, pedí
que me trajeran un anzuelo y una línea y con un trozo de
sardina encarné el anzuelo y a 30 cm del mismo até un trozo
de corcho para que no se hundiera demasiado, y lo arroje al
mar; con el andar del buque pronto se alejó, y uno de los
pollos, estando hambriento, lo atrapó y se enganchó el
maxilar superior. El pico es como el de los halcones pero
más encorvado y de ningun modo podía liberarse a menos
que se rompiera la linea o que se enderezara el anzuelo. De
esta forma atrapamos tantos de ellos que mi gente se
entretuvo todo el día. Sus cuerpos eran grandes pero con
poca carne y blandos, y de sabor aceptable.”
Weddell coincide en señalar este aspecto engañoso
del tamaño del albatros: “Estas aves están tan
abundantemente cubiertas de plumas que una vez
desplumadas no alcanzan ni siquiera la mitad de su tamaño
original y nuestra sorpresa por su aparente magnitud
inmediatamente se desvanece. Ponen un solo huevo, sobre el
suelo, donde hacen una especie de nido escarbando alrededor
de él. Al aproximarnos castañeteaban rápidamente el pico,
produciendo mucho ruido. Esto y lanzar el contendio de su
estómago, son los únicos medios de defensa y ataque que
parecen tener. Estas aves son muy indefensas en tierra ya
que la gran longitud de sus alas les impide elevarse en el aire
a menos que dispongan de un declive pronunciado”.

En 1824, el artista Augustus Earle se quedó en la isla


Tristán da Cunha cuando su buque, el Duke of Gloucester,
inexplicablemente zarpó olvidándolo allí. Realizó un díficil
ascenso hasta una extensa planicie de lava gris oscura y
describió los sombríos teritorios del albatros: “ Había una
quietud mortal en medio de un aire muy frío. El paisaje era
sublime y llenaba la mente de temor. De un lado, en el
interminable horizonte, se amontonaban nubes de brillo
plateado, contrastando con otras de tono oscuro que nos
envolvían con sus vapores, pasando rápidamente, y
permitiéndonos sólo breves atisbos del paisaje; y por otro
lado el estéril pico ceniciento, con su venerable testa
parcialmente cubierta de nubes, revelaba grandes parches de
rojas cenizas, o lava, mezclados con rocas negras,
produciendo un efecto extraordinario y deprimente. Parecía
como si aún estuviera ardiendo, aumentando la
majestuosidad de la escena. Los gigantescos albatros paracen
no temer aquí ningún intruso o enemigo, porque sus hijos
estaban sobre el suelo totalmente descubiertos, mientras los
padres caminaban rigidamente alrededor”.

Hombre matando albatros enTristan D'Acunha (1824).


Pintura de Augustus
Earle http://www.nla.gov.au/exhibitions/earle/tristan.html

La relación de los albatros con los marineros es


motivo de numerosas leyendas. El poeta
inglés Coleridge, a instancias de Wordsworth, compuso las
“Rimas del antiguo marinero” donde relata la aparicion de
un albatros siguiendo un buque. Cuando un marinero lo
mata, es acusado por sus compañeros de haber cometido el
sacrilegio de acabar con el ave que hace soplar el viento. De
alguna manera los marinos asociaban las excelentes
condiciones de vuelo de estas aves con la velocidad de
navegación de sus barcos y el compañerismo y afecto por el
albatros los llevaba a condenar su matanza como causa de
desgracias.

El nombre “albatros” parece provenir de “alcatraz” o


“alcaduz”, designación que los antiguos navegantes
portugueses daban a los pelícanos y a las aves marinas de la
familia Sulidae. Esta voz proviene del árabe “al-câdous”, a
su vez del griego “kádos”, recipiente o balde, que
especialmente designaba los baldes de cuero de las norias
usadas para regar, y por ello se aplicaba al pelícano en
referencia a la gran bolsa de su pico con la que se pensaba
que acarreaba agua para sus pichones.

Alex Mouchard
REFERENCIAS

-Buffon, G.L.L. conde de - 1770 - 1785- Histoire naturelle des oiseaux.

-Dalrymple, W.- 1754-An Historical collection of the several


voyages in the South Pacific Ocean. Dutch Voyages. The Voyage of James Le Mair and
William Schoute, 1616.

-Daubenton, Edme-Louis. 1765-1783? Planches enluminées d'histoire naturelle. Paris?

-Earle, A. -1832- A Narrative of a nine Months' Residence in New Zealand, in


1827; together with a Journal of a Residence in Tristan d'Acunha, an Island situated
between South America and the Cape of Good Hope.

- Edwards, G. 1747. A natural history of birds. Part II. - pp. i-viii [= 1-8], 53-128, pl. 54-
105, [105a]. London.

-Eliano - s.II-III-De Natura animalium.


-Fanning, E. -1833- Voyages to the South Seas. N York.

-Forster, G. – 1777- A Voyage around the World .

-Gould, J.-1865 – Handbook of the Birds of australia. 2 vol.


London

-Hooker, J. -1896-Journal of the Right Hon. Sir Joseph Banks.


London

- https://gdz.sub.uni-
goettingen.de/id/PPN369850904?tify={%22pages%22:[82],%22view%22:%22info%22}

-https://www.biodiversitylibrary.org/

-Linnæus, C. -1758- Systema naturæ per regna tria naturæ, secundum classes, ordines,
genera, species, cum characteribus, differentiis, synonymis, locis. Ed. 10, p.

-Murphy, R. C. - 1936- Oceanic Birds of South America. 2 vol.

-Plinio el Viejo. -77- Naturalis Historia. Tomo X

-Weddell,J, -1825- A Voyage to the south Pole. London

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