Los turcos son originarios de Asia Central, de los territorios que corresponden
modernamente a los Estados de Kazajistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguistán y
Tayikistán. Durante varios siglos, sus tierras hicieron frontera con el Califato
abasí. Estos pueblos no pertenecían a una entidad política común, sino que se
agrupaban en varias tribus que se repartían el territorio descrito (como los
qarluqs y oğuz). Algunos se convirtieron paulatinamente al islam, aunque otros
mantuvieron sus prácticas religiosas ancestrales, similares al chamanismo. Los
contactos entre musulmanes y turcos eran escasos, pero los califas abasíes
adoptaron la costumbre de reclutar turcos para su guardia personal. Esta tradición,
que comenzó con el califa Mamun, hizo que poco a poco los turcos comenzasen a
participar en las intrigas abasíes y a participar en las decisiones políticas del
califato.1 Por otra parte, a finales del siglo x surgieron los primeros Estados
turcos realmente cohesionados, que sufrieron, sin embargo, la expansión del Imperio
mongol, que empujó a sus habitantes a trasladarse al oeste.2
Asentamiento de los turcos en territorio musulmán
Los gaznávidas
Véase también: Imperio gaznávida
Extensión de los territorios gaznávidas hacia 1040.
La dinastía samánida contrató mercenarios turcos. Algunos se aprovecharon de ello
para acrecentar su poder e incluso adueñarse de ciertos territorios. Fue el caso de
Sebuk Tigin de Gazni, fundador de la dinastía gaznaví, que amplió sus dominios
cuando todavía era súbdito de los samánidas. Su sucesor, Mahmud de Gazni, que reino
del 998 al 1030, hizo de Gazni su capital, realizó incursiones en territorio indio
—como lo había hecho ya su predecesor— y afianzó su autonomía.3 Sus sucesores se
esforzaron en consolidar su señorío, situado al sur del Amu Daria, en el antiguo
territorio samánida.2 Los numerosos ataques que sufrieron les obligaron a aceptar
el protectorado de los selyúcidas.4
Los qarajánidas
Artículo principal: Qarajánida
Dominios qarajaníes.
Esta otra tribu turca logró adueñarse de los territorios samaníes de la cuenca del
río Tarim. Los qarajánidas se repartieron las tierras de los derrotados samaníes
con sus aliados los gaznávidas; ocuparon Transoxiana.5 Al contrario de lo ocurrido
en los dominios gaznávidas, en Transoxiana tuvo lugar una gran inmigración oğuz,
que produjo una especie de sincretismo entre las tradiciones iraníes y las turcas.6
Surgimiento y ascenso de los selyúcidas
Los selyúcidas adoptaron su nombre del jefe oğuz Selyuq, un converso al islam. Este
y sus hijos entraron al servicio de los qarajaníes a finales del siglo x. Mahmud de
Gazni venció a la tribu y deportó gran parte de ella (la encabezada por Arslan-
Israíl, uno de los hijos de Selyuq) al Jorasán; la otra parte se refugió en las
tierras a orillas del mar de Aral. Arslan-Israíl, enviado al oeste por Mahmud, se
asentó en las fronteras del Imperio bizantino, donde comenzó a suponer una amenaza
para este.6 Mientras, en el centro del Jorasán, los hijos de Arslan-Mijaíl (otro de
los hijos de Selyuq), Tugrïl Beg y Cagri Beg invadieron el territorio de los
gaznávidas, del que se apoderaron tras la batalla de Dandanaqan en 1040.
Tugrïl Beg (1040-1063) se adueñó de la parte occidental del territorio gaznaví.6
nota 1 Prefirió concertarse con los turcomanos instalados hacia Azerbaiyán y
Armenia, que suponían un peligro, y conquistar las fortalezas bizantinas
fronterizas, sin amenazar todavía la integridad del Imperio. Entró en Bagdad en
1055 y obtuvo el título de sultán7 en recompensa por haber combatido contra los
emires de la dinastía búyida.8 Devino el protector del Califato abasí y afianzó la
legitimidad de los selyúcidas.
Los turcomanos conquistaron Armenia, incluida la ciudad de Ani, en la misma época,
en 1064; luego se anexionaron los territorios georgianos en 1068.9 Penetraban cada
vez más profundamente en territorio bizantino en busca de botín.7 Pese a los
intentos de Tugrïl Beg y de Alp Arslan por calmar el ardor turcomano por Anatolia
para concentrarse en la conquista de Egipto,9 los señores selyúcidas se centraron
cada vez más en apoderarse de aquella.
Situación del Imperio bizantino antes de la llegada de los selyúcidas
El Imperio bizantino en tiempos de Basilio II.
Después de las conquistas de Basilio II (976-1025), que robustecieron
considerablemente el imperio a finales del siglo x y principios del xi, este se fue
desintegrando progresivamente. Aun así, los bizantinos realizaron aún algunas
conquistas tras la muerte de Basilio, entre ellos la toma de Edesa. Constantino
VIII (1025-1028), hermano y sucesor de Basilio, dejó el poder en manos de los
eunucos de palacio, en detrimento de los jefes militares, que lo habían controlado
con Basilio, lo que produjo un intenso resentimiento entre los dos grupos. A la
muerte de Constantino en 1028, obtuvieron el trono una serie de soberanos esposos y
adoptados, cuya política contribuyó a debilitar el imperio. Así, el reinado de
Romano III (1028-1042) se caracterizó por confabulaciones palaciegas de las que él
mismo fue víctima. El fenómeno se repitió durante el reinado de Miguel V, derrocado
por unos disturbios.10
La llegada al poder de Constantino IX (1042-1055) en 1042 coincidió aproximadamente
con las primeras incursiones selyúcidas en las fronteras orientales del Imperio. El
reinado de Constantino IX resultó desastroso para Bizancio, en especial por la
ruina del tesoro acumulado principalmente por Basilio II. Como se lo confesó a
Pselos,11 Constantino consideraba el cargo imperial como una sinecura en la que
podía dedicarse a divertirse. Frente a esta situación los Turcos se acercan
progresivamente. Entre otros las conquistas recientes (toma de Edesa, invasión
progresiva de Georgianos y Armenia) destruyeron los estados tapón que separaban el
Imperio bizantino del Imperio turco para hacer, ciertamente regiones Bizantinas,
pero debilitadas por las guerras y por una administración fallante.12 Un ejemplo de
esta carencia administrativa es dado por una medida de Constantino IX previendo
remplazar el servicio de guardia de las fronteras caucásicas. - que incumbía a los
Iberos- por un nuevo impuesto. Pero como los ariscrotacas que beneficiaban de
inmensas dotaciones en la región vivían la mayoría de las veces en Constantinopla,
los defensores no son suficientemente numerosos para esperar parar las invasiones
Turcas a esto se suma la degradación del sistema de los stratoias. Estos paisanos
soldados aseguran un servicio militar en cambio de tierras que ellos explotan que
les permite la compra del material militar necesario. Pero poco a poco la
aristocracia terrenal se extiende al detrimento de los stratoias que ven sus
tierras compradas y se vuelven siervos. La fuente de la potencia militar decae poco
a poco bajo el reino de los succesores de Basilio II que no buscan más a frenar la
progresión de la aristocracia terrenal.13 Al contrario Temerosa de la armada, la
nobleza civil que gobierna sostiene una disminución de los efectivos armados.14
Primeros conflictos entre turcos y bizantinos
De los primeros combates a la derrota de Manzikert
Miniatura medieval de la batalla de Manzikert, grave derrota bizantina.
En 1048 ocurrió la primera incursión turca en territorio bizantino. La liga entre
bizantinos y georgianos permitió batir a los selyúcidas acaudillados por Ibrahim
Yinal en la batalla de Kapetrou. La captura del príncipe georgiano Liparit motivó
una tregua entre el Imperio bizantino y Tugrïl Beg, que aceptó liberar al cautivo.
La paz, sin embargo, era frágil. A partir del 1052, Tugrïl aprovechó la guerra en
que Bizancio estaba enfrascada contra los pechenegos para emprender una campaña por
los territorios orientales del imperio. Emprendió una campaña militar entre 1053 y
1054 en Vaspurakan, pero fue vencido de nuevo y no pudo conquistar Manzikert.15
Alp Arslan, sobrino de Tugrïl (1063-1072), continuó las conquistas selyúcidas. A
partir del 1067, las aceleró; primero se apoderó de Armenia en el 1064 y luego
marchó para tratar de tomar Edesa, sin lograrlo.16 Se benefició para ello de cierto
desorden que reinaba en el imperio, a pesar de la relativa estabilidad que hubo
durante el reinado de Constantino X (1059-1067). Su estrategia consistió en
eliminar por etapas las defensas fronterizas imperiales mediante asaltos
sucesivos.17 La estructura defensiva bizantina consistía en una red de fortalezas
diseñadas para resistir las embestidas enemigas hasta la llegada de ejércitos de
socorro, método de defensa que había resultado eficaz en las guerras con los
emiratos árabes y los hamdanida.18 Este sistema, sin embargo, resultó inútil para
detener los asaltos de las huestes selyúcidas, de gran movilidad y perfectamente
adaptadas al combate en un clima semidesértico como el anatólico, muy parecido al
de las estepas del Asia central.19 En 1067, Alp Arslan conquistó Cesarea y asoló
Cilicia.20 La pérdida de Ani había desbaratado el sistema defensivo bizantino y
creado en él una brecha que facilitaba las correrías turcas.18 No obstante, las
incursiones cada vez más extensas de los selyúcidas suscitaron la reacción de los
bizantinos.21
El nuevo emperador, Romano IV Diógenes (1067-1071), reunió un gran ejército
compuesto por numerosos mercenarios para acabar con las provocaciones turcas. Al
principio de la campaña, eliminó las correrías enemigas por el Ponto y venció a un
ejército turco en Téphrikè.22 De camino a Siria, recuperó Hierápolis, aunque no
pudo impedir la pérdida de Amorio.23 Los turcos, por su parte, habían comenzado la
conquista de Capadocia y se habían apoderado de Amorio en el 1069, aunque Romano
logró hacerlos retroceder.24 En 1070 continuaron las hostilidades entre selyúcidas
y bizantinos. Alp Arslan trató de nuevo infructuosamente de hacerse con Edesa,
mientras que Manuel Comneno, que mandaba el ejército bizantino, fue derrotado en
Sebastea y hecho prisionero, pero luego liberado por un rebelde selyúcida.22 En
1071, el emperador decidió finalmente acabar definitivamente con la amenaza turca.
El 26 de agosto, ambos ejércitos enemigos batallaron en Manzikert. El choque se
decidió en favor de los turcos, en parte por la traición de los Ducas, a los que
Romano había apartado del poder. Los bizantinos sufrieron una derrota catastrófica,
en la que el propio soberano resultó capturado.2526
Conquista selyúcida de Asia Menor
El imperio en tiempos de Miguel VII Ducas.27 Tras deshacerse mediante engaños de su
rival Romano Diógenes, se hizo con el poder. Su reinado se caracterizó por las
derrotas militares y las pérdidas de territorio, tanto en la frontera occidental
como en la oriental.28
Alp Arslan acabó por liberar a Romano Diógenes y a concederle un acuerdo de paz
relativamente favorable a los derrotados bizantinos. Esto se debió a que aquel no
deseaba extender su autoridad por Asia Menor, sino apoderarse de Egipto fatimí. A
cambio de la marcha de los turcos al sur, Romano les entregó varias fortalezas
fronterizas (Manzikert, Argish y otras) y un gran tributo en oro.29
Sin embargo, durante la ausencia de Romano, los Ducas se habían hecho con el poder
en el imperio, que se sumió en una guerra civil cuando aquel recuperó la libertad.
La lucha, que enfrentó fundamentalmente al gobierno civil palaciego con los jefes
militares, estalló en el 1071. La derrota de Manzikert había desacreditado a
Romano, lo que facilitó que Miguel VII Ducas lo derrocase y rescindiese el acuerdo
alcanzado con Alp Arslan.30 Las disensiones intestinas de los bizantinos
facilitaron las conquistas turcas; las diferentes facciones emplearon sus
servicios. Así, se extendieron por el interior de la Península Anatolia, en la que
la población era escasa.31 El sistema defensivo bizantino, en crisis desde hacía
década, no pudo detener el avance turco.32 Las escasas ciudades que trataron de
oponerse al avance quedaron aisladas y acabaron por claudicar. Paulatinamente, los
selyúcidas se apoderaron de la mayoría de Anatolia32 y la población cristiana quedó
reducida a dhimmi (sujeto protegido pero sometido al pago de un impuesto añadido,
la yizia); la desventajosa situación financiera que conllevaba esto empujó a la
mayoría de la población, pobre, a convertirse al islam para zafarse del pago del
oneroso impuesto.33
Los territorios de Filareto Brajamio, rodeado de los selyúcidas.
Alp Arslan humilla al emperador Romano IV Diógenes tras la derrota de este en
Manzikert, en una miniatura medieval.
El fallecimiento de Alp Arslan en el 1072 no detuvo este proceso, ya que su sucesor
Malik Shah I lo continuó. La revuelta de Roussel de Bailleul precipitó la
intervención del selyúcida Artuj, que lo apresó y luego lo liberó.34 Aunque Alejo
Comneno acabó por capturar al jefe normando, no fueron las correrías de este, sino
las guerras entre bizantinos las que minaron principalmente el poder imperial y
allanaron la colonización turca de Anatolia.
La situación empeoró nuevamente para los bizantinos en el 1077, cuando los
ejércitos occidentales y orientales proclamaron cada uno por separado un nuevo
emperador que debía sustituir a Miguel. Nicéforo Brienio, el pretendiente al trono
escogido por el ejército occidental, trasladó a Europa algunas tropas turcas.35
Vencido a pesar de todo, fue su rival Nicéforo Botaniates quien se alzó con el
triunfo en la contienda y derrotó a los turcos. Su reinado de tres años fue una
sucesión de revueltas militares, ente ellas la encabezada por Constantino Ducas. A
este, hijo de Miguel VII, Nicéforo lo había enviado a combatir a los turcos, pero
se levantó en armas contra él, aunque sin suerte. En Antioquía, enclave bizantino
en el sureste, Filareto Brajamio se hizo con el poder y trató de defender la línea
de los montes Tauro de los embates selyúcidas, sometido solo de manera teórica a la
autoridad imperial.
Ante tal desorganización, los turcos continuaron avanzando territorialmente.
Algunos combatieron como mercenarios en los ejércitos de Nicéforo Melisseno, que
intentó hacerse con el trono bizantino y asentó contingentes turcos en Nicea,
Cízico y otras poblaciones, de las que pronto se adueñaron. Por primera vez, los
selyúcidas no se limitaron a realizar correrías por la península, sino que
comenzaron a poblarla.36 A partir del 1074, con la cesión de los territorios
peninsulares bajo el control de Malik Shah a su tío Suleiman ibn Kutalmish, se creó
un embrión de estado selyúcida en la región, antiguamente dominada por los
bizantinos. Teóricamente, Suleiman seguía siendo vasallo de su sobrino, pero
progresivamente fue sacudiéndose la tutela de este, ocupado en la conquista de
Damasco y Jerusalén. En el 1077, se declaró sultán independiente, soberano del
Sultanato de Rum, y estableció la capital en Nicea, recién conquistada. Malik Shah
solicitó la ayuda bizantina, pidiendo al emperador que apresase y le enviase a los
hijos de Kutalmish, entre los que se contaba Suleiman. El Gobierno de
Constantinopla, convencido de que el enemigo principal no era este sino Malik Shah,
se negó.35
Conflicto directo entre selyúcidas y bizantinos (1081-1180)
Estabilización de la situación bizantina (1081-1096)
Estabilidad fronteriza con Alejo I Comneno
Imagen de Alejo I Comneno. Este emperador logró parar el avance selyúcida en
Anatolia.
Nicéforo III continuaba intentando mantenerse en el trono mientras el Imperio
bizantino paulatinamente perdía la mayor parte de sus territorios asiáticos, a
excepción de Misia, Bitinia, el Ponto y Siria septentrional,21 conquistados por el
nuevo sultanato de Rum. Aun así, Nicéforo fue derrocado en 1081 por Alejo I Comneno
(1081-1118), un anciano general que había vencido a los pretendientes al trono
Nicéforo Brienio y Nicéforo Basilakios. Con Alejo I Comeno comenzó una nueva era de
estabilidad para el Imperio bizantino, aunque debilitado por varios años de guerras
civiles.
El gran Imperio selyúcida se extendía en 1092 hasta el mar Egeo.
Alejo se tuvo que enfrentar a un estado turco que había aprovechado los errores de
sus predecesores en el trono imperial para expandirse: Suleiman había obtenido
varias ciudades a cambio de su colaboración en diversos golpes de Estado. Debido a
esto, los territorios regidos por Filareto quedaron cada vez más aislados de la
capital, que dejó en la práctica de ejercer autoridad alguna sobre ellos.37 Así, en
pocos años, los selyúcidas se adueñaron de la mayoría de Asia Menor. Pese a esto,
el sultanato fundado por Suleiman carecía de cohesión:38 las bandas turcas
asentadas en la región conservaban bastante autonomía, al igual que las poblaciones
cristianas, griegas o armenias.39
En todo caso, la firma de un tratado entre Alejo y Suleiman permitió a
Constantinopla eliminar la amenaza del asedio enemigo. El sultán, sin embargo, no
abandonó sus ambiciones expansionistas. En el 1081, se apoderó de Esmirna; tres
años más tarde, conquistó Antioquía, acto que supuso el fin del efímero principado
armenio establecido por Filareto.40 La derrota de Suleiman en una batalla librada
en las cercanías e Alepo en julio del 108541 y su muerte el año siguiente
precipitaron la crisis de su principado, que sufrió una gran ofensiva en el 1086 y
acabó desapareciendo al año siguiente. En esa fecha, el sultanato se fragmentó en
varios emiratos. Sin embargo, Alejo, ocupado en conflictos con normandos y
pechenegos, sólo pudo aprovechar la conyuntura para recuperar Cízico. El menguado
sultanato de Rum, con Abul Qasim (1086-1092) a la cabeza, se alió a Alejo para
frustrar las pretensiones de Malik Shah y conservar su independencia de este.
Amenaza de los emiratos costeros
La nueva amenaza para los bizantinos provino de los emiratos surgidos a la muerte
de Suleiman: Tangripermes —o Tengribirmish—, que fundó un señorío en torno a
Éfeso42 y, principalmente, Tzacas, emir de Esmirna, que no quedó incluido en el
tratado de alianza entre Alejo y Abul Qasim. Decidido a reunir de nuevo los
territorios desmembrados al fallecer Suleiman, deseaba asimismo conquistar
Constantinopla, para lo que hizo construir una flota, convencido por su estancia
como cautivo en la urbe que sin ella la empresa estaba abocada al fracaso.43 Para
alcanzar su segundo objetivo, se apoderó primero de diversas islas —Quíos, Samos,
Rodas y Lesbos— y de algunas ciudades costeras —Clazómenas y Focea—. La Armada
bizantina, reconstruida por Alejo y mandada por Constantino Dalaseno, recuperó
Quíos después de un revés al principio de la campaña.44 Tzacas reaccionó
coligándose con los pechenegos, con el fin de poder sitiar Constantinopla por
tierra y mar.43 Para desbaratar estos planes Alejo llamó en su ayuda a los cumanos,
enemigos tradicionales de los pechenegos.43
La victoria de Alejo sobre los pechenegos el 29 de abril del 1091 en la batalla de
Levounion frustró los planes de Tzacas. Aunque este no abandonó sus ambiciones,
tuvo que huir perseguido por una escuadra bizantina al mando de Constantino
Dalaseno y Juan Ducas. En el 1093, asedió Abido, pero la alianza entre Kilij Arslan
I, el nuevo sultán de Rum, y Alejo, le obligó a abandonar el cerco. Murió luego en
un choque con Kilij Arslan.45
Pese al tratado de paz, los selyúcidas no abandonaron su hostilidad hacia Bizancio;
Abul Qasim lanzó un ataque contra Constantinopla, que resultó infructuoso. Sin
embargo, Alejo se coligó con el sultán de Rum para repeler la incursión de Malik
Shah, que trató de recuperar el control de Nicea. Si bien el general bizantino
Tatikios consiguió desbaratar el asedio de la ciudad, no consiguió recuperarla.46
Fue entonces cuando Malik Shah propuso a Alejo una alianza entre los dos,
ofreciéndose a que Bizancio recuperase las ciudades de Bitinia —entre ellas, Nicea—
y del Ponto; la liga entre ambos debía sellarse mediante el matrimonio de una de
las hijas del emperador con el primogénito de Malik Shah. Este deseaba devolver el
trono del sultanato de Rum al linaje de Suleiman, cuyo representante era Kilij
Arslan. El mismo año de la muerte de Malik Shah, Kilij Arslan (1092-1107) se hizo
con el poder en el sultanato.