Boveda Plantar Kapandji
Boveda Plantar Kapandji
Boveda Plantar Kapandji
-1-
Conjunto arquitectónico que asocia con armonía todos los elementos osteoarticulares, ligamentosos y musculares del
pie. Gracias a sus modificaciones de curva y a su elasticidad, la bóveda es capaz de adaptarse a cualquier irregularidad
del terreno y transmitir al suelo las fuerzas y el peso del cuerpo en las mejores condiciones mecánicas. Desempeña
papel de amortiguador indispensable para flexibilidad en la marcha. Las alteraciones que pueden acentuar o disminuir
sus curvas repercute gravemente en el apoyo en el suelo.
Está sujeta por TRES ARCOS. El peso de la bóveda recae en la clave de la bóveda y se reparte por medio de los dos
arbotantes a los puntos de apoyo A y B.
Posee tres puntos de apoyo: la cabeza del primer metatarsiano (A), la cabeza del quinto metatarsiano (B) y las
tuberosidades posteriores del calcáneo (C).
EL ARCO INTERNO
Puntos de apoyo anteriores A y C, incluye cinco piezas óseas: el primer metatarsiano, la primera cuña, el escafoides,
clave de la bóveda (distribuye peso por medio de arbotantes a puntos de apoyo), el astrágalo, y el calcáneo.
El arco interno conserva su concavidad merced a los ligamentos y los músculos.
Los ligamentos cuneometatarsianos, escafocuneales, pero sobre todo los calcaneoescafoideos y los calcaneoastragalinos
resisten todas las fuerzas violentas, de corta duración. Los músculos se oponen a deformaciones prolongadas.
El m. tibial posterior: dirige al escafoides hacia abajo y atrás bajo la cabeza del astrágalo (descenso del
arbotante anterior)
El m. peroneo largo: aumenta concavidad del arco interno, flexionando el primer metatarsiano sobre la
primera cuña y este a su vez sobre el escafoides.
El m. flexor propio del dedo gordo: también aumenta concavidad de arco, ayudado por el flexor común de
los dedos. Estabiliza astrágalo y calcáneo, ya que pasando por sus dos surcos se opone al retroceso del
astrágalo bajo el empuje del escafoides.
El m. aductor del dedo gordo: tensor eficaz, al constituir la cuerda total del arco, acentúa concavidad
acercando ambos extremos.
El m. extensor propio del dedo gordo y el m. tibial anterior, insertos en la convexidad del arco, disminuyen
su curva y lo aplanan.
ARCO EXTERNO
-2-
El peso del cuerpo, transmitido por el miembro inferior, se ejerce sobre el tarso posterior, a la altura de la polea
astragalina a través de la articulación tibiotarsiana. De ahí las fuerzas se reparten en tres direcciones, hacia los tres
puntos de apoyo de la bóveda:
A: a través del cuello del astrágalo, en el arbotante anterior del arco interno.
B: a través de la cabeza del astrágalo y de la apófisis mayor del calcáneo, en el arbotante anterior del arco
externo.
C: a través del cuello del astrágalo, la articulación subastragalina y el cuerpo del calcáneo, en los arbotantes
posteriores y unidos con los arcos interno y externo.
1. Primera fase: toma de contacto con el suelo; cuando el miembro oscilante está a punto de contactar el suelo,
el miembro se encuentra en ligera flexión, debido a la acción de los flexores de la tibiotarsiana. Por lo tanto, el
pie contacta con el suelo mediante el talón, es decir el punto de apoyo posterior (C). El resto del pie contacta
luego y el tobillo se extiende pasivamente.
2. Segunda fase: máximo contacto; el peso del cuerpo incide totalmente sobre la bóveda plantar que se aplana.
Simultaneamente, la contracción de todos los tensores plantares se opone a este desplome de la bóveda.
Aplanándose, la bóveda se elonga ligeramente: al inicio del movimiento, el apoyo anterior avanza ligeramente,
pero al final, el apoyo posterior C retrocede.
3. Tercera fase: Primer impulso motor; ahora, el peso del cuerpo se halla por delante del pie en apoyo, la
contracción de los extensores del tobillo, va a levantar el talón. Este impulso es el más importante, puesto que
pone en juego músculos muy potentes. La bóveda apresada entre el suelo delante, la fuerza muscular por detrás
y el peso del cuerpo en medio tendería a aplanarse si no intervinieran una vez más los tensores plantares, es el
segundo efecto amortiguador.
4. Cuarta fase: segundo impulso motor; el impulso aportado por el tríceps se prolonga por un segundo impulso,
debido a la contracción de los flexores de los dedos. El pié abandona su apoyo en el talón anterior y ya no
contacta más que con los tres primeros dedos, sobre todo el dedo gordo. Durante este segundo impulso motor,
la bóveda plantar se resiste, una vez más, al aplanamiento merced a los tensores plantares, entre los cuales se
destacan los flexores de los dedos. Al final de esta fase se usa la energía ahorrada en la fase tres por el tríceps.
El pie se levanta del suelo mientras el otro comienza a desarrollar su paso.