COLO
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Si bien muchos autores coinciden en considerar este proceso de la colonización como el más
decisivo y signifi cativo en la historia contemporánea de Colombia, al igual que el más estudiado
hasta el presente, ellos mismos se oponen en algunos aspectos a lo manifestado por Tirado
(1983), puesto que consideran que la “ocupación de las tierras bajas, en las vegas de los ríos,
tomó el inevitable carácter de acaparamiento para formar latifundios ganaderos” y que esta
empresa fue en esencia emprendida por negociantes de tierras que “hicieron el recorrido de la
‘selvatenencia’ a la terratenencia, sin mucho esfuerzo”. La violencia cotidiana y determinados
métodos administrativos que favorecían el gamonalismo, también estuvieron presentes en el
acaparamiento de tierras.
Al asumirla como una empresa de caminos, otro autor considera, por el contrario, que la
colonización fue un evento rodeado de espíritu comunitario y de grupo, el cual era característico de
los colonizadores de entonces (Santa, 1993) y que conformaban un conglomerado social
homogéneo y unido por la sangre, por la tradición y las costumbres.
Las principales fuerzas de empuje o atractivos de dicha colonización son muy bien expuestos por
Ocampo (1990) al referirse al cultivo de tierras baldías, la construcción de vías de comunicación y a
la formación de nuevos propietarios, adicional a la búsqueda de caucho y a la guaquería de tumbas
indígenas quimbayas.
Estos atractivos para emprender la colonización son compartidos por Jaramillo (1988) ratificando,
de acuerdo con su concepto, los expuestos por James Parsons: “explotación de caucho, guacas,
engorde de cerdos y refugio para perseguidos políticos” y adicionando otros como el contrabando,
no sin dejar de agregar que el éxito antioqueño en dicha empresa era en esencia debido a una
práctica muy particular de la agricultura que los distinguía esencialmente de los caucanos, sobre
todo en su manera de ser distinta y a la utilización de ciertas herramientas propias de su tecnología
y que les permitía trabajar a un ritmo paisa. Por su parte, considera que “los grupos migratorios de
la época tenían variadas y complejas causas: espíritu aventurero, pobreza del suelo, crecimiento
desmedido de la familia, afán por hacer riqueza y el fenómeno del contagio social”. Refiriéndose a
los aspectos socioeconómicos que motivaron dichos desplazamientos y movilizaciones, en esencia
hacia el sur, destaca la, decadencia de la minería y la agricultura en Antioquia, el crecimiento
demográfico de la población antioqueña y el estado miserable de grandes núcleos de población; y
en la misma forma, la presión de los comerciantes antioqueños, colonizadores y constructores de
caminos.
La expansión hacia cada uno de estos puntos cardinales de la geografía antioqueña y nacional es
explicada teniendo en cuenta que la migración hacia el occidente dependía de la reducción de los
indígenas del Chocó; la principal atracción en el norte la constituía la existencia de yacimientos
auríferos; y el movimiento migratorio hacia el oriente, estaba relacionado con la apropiación de
terrenos fértiles y fecundos, para lo cual fueron utilizadas exageraciones en cuanto a lo malsano
del clima y a la ruina de las localidades con el ánimo de obligar a la población pobre a abandonar
sus hogares.
Otros tildan este escenario natural de infierno verde, sin caminos ni trochas, que eran las
intrincadas selvas de la vieja Antioquia (Santa, 1993), las cuales eran recorridas por los
conquistadores españoles en su búsqueda codiciosa del oro que abundaba. La pasión del
conquistador español y de sus descendientes antioqueños determinaría en gran medida la
idiosincrasia de este pueblo. Este paisaje se podía considerar igualmente como un “medio natural
pobre, de tierras yermas, penosas para trabajar por lo abruptas y erosionadas a las cuales llegaron
aventureros con ilusiones y coraje (….) y sembrar cacao en pequeñas parcelas diseminadas por la
rigurosidad andina”(Palacios, 1983, p.294).