Adaptar Un Cuento Como Obra de Teatro

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Adaptar un cuento como obra de teatro

Definiremos ¿qué es un cuento?

Un cuento (del latín, compŭtus, cuenta) es una narración breve creada por uno o


varios autores, basada en hechos reales o ficticios, cuya trama es protagonizada por un grupo
reducido de personajes y con un argumento relativamente sencillo.

Características del cuento

Aunque las historias de cuentos son muy variadas y tocan múltiples temas,
comparten ciertas características comunes:

 El cuento tiene una estructura central vinculada a un protagonista: en


los cuentos se evitan las tramas múltiples, que sí existen en las novelas.
 Las acciones suelen ser ubicadas en tiempo y espacio desde el inicio:
"había una vez un rey que vivía en un castillo encantado..."
 Es ficticio: si bien un cuento puede estar basado en hechos reales, su
narrativa apunta a lo fantástico.
 Cada acción desencadena una consecuencia.
 Los personajes principales deben resolver problemas o superar
pruebas difíciles para poder lograr su objetivo.
 Existe uno o varios personajes clave que son esenciales para que el
protagonista pueda superar sus pruebas: el hada que ayuda a la princesa, el
animal que indica el camino a seguir, etc.
 Deben ser breves.
 Deberían ser leídos de principio a fin como una estructura única: al ser
narraciones breves y con una estructura básica, si se leen por fragmentos se
pierde el efecto que la historia debería generar.

Partes de un cuento

El cuento, como historia o narración comprende una serie de acciones con uno o
varios personajes dentro de un contexto histórico y físico, en ocasiones sin
especificar.

De una forma genérica, se ha establecido una estructura común de tres partes:


comienzo, nudo y desenlace.

 Comienzo: es el inicio de la historia, donde se presentan los personajes y


la situación en la que habitualmente se produce un desequilibrio o elemento de
ruptura que desencadena la trama.
 Nudo: es la parte central del relato, donde se plantea el conflicto en la
trama y los personajes llevan a cabo acciones inesperadas.
 Desenlace: supone el cierre del relato, en ocasiones restableciéndose el
equilibrio inicial y concluyendo con una nueva situación. En las fábulas, la historia
termina con una moraleja.

Ejemplo del inicio, nudo y desenlace del cuento


"Caperucita roja":

Inicio: La madre le pide a Caperucita roja que le lleve comida y unos remedios a su
abuelita, ya que esta última estaba enferma y la madre no se los podía alcanzar. Su
mamá le dice que no debe detenerse en el camino ni mucho menos hablar con el lobo.

Nudo: Caperucita roja se encuentra con el lobo en el bosque. Este la invita a jugar una
carrera hasta la casa de la abuelita. Ella acepta pero el lobo llega más rápido al hogar y
se come a la abuela.

Desenlace: Caperucita roja llega a la casa de su abuela. Nota algo extraño en el lobo y
luego de hacerle algunas preguntas, se da cuenta que la mujer no era su abuela si no
que era el lobo, y que este se había comido a su abuela.

El lobo salta hacia el lugar en donde se encontraba la niña y también la come. Luego se
acuesta a dormir una siesta.

Un cazador que andaba por allí escucha los ronquidos del lobo y se da cuenta lo que
había ocurrido. Finalmente le abre la panza al lobo y rescata a la abuela y a su nieta.
Reforzaremos el tema del siguiente cuento
identifica de color amarillo el inicio,
verde el nudo y turquesa el desenlace

Cuento clásico El zapatero y los duendes

Adaptación del cuento de los Hermanos Grimm


Érase una vez un zapatero al que no le iban muy bien las cosas y ya no sabía qué hacer
para salir de la pobreza.
Una noche la situación se volvió desesperada y le dijo a su mujer:
– Querida, ya no me queda más que un poco de cuero para fabricar un par de zapatos.
Mañana me pondré a trabajar e intentaré venderlo a ver si con lo que nos den podemos
comprar algo de comida.
– Está bien, cariño, tranquilo… ¡Ya sabes que yo confío en ti!
Colocó el trocito de cuero sobre la mesa de trabajo y fue a acostarse.
Se levantó muy pronto, antes del amanecer, para ponerse manos a la obra, pero cuando
entró en el taller se llevó una sorpresa increíble. Alguien, durante la noche, había
fabricado el par de zapatos.
Asombrado, los cogió y los observó detenidamente. Estaban muy bien rematados, la suela
era increíblemente flexible y el cuero tenía un lustre que daba gusto verlo ¡Sin duda eran
unos zapatos perfectos, dignos de un ministro o algún otro caballero importante!
– ¿Quién habrá hecho esta maravilla?… ¡Son los mejores zapatos que he visto en mi vida!
Voy a ponerlos en el escaparate del taller a ver si alguien los compra.
Afortunadamente, en cuanto los puso a la vista de todos, un señor muy distinguido pasó
por delante del cristal y se encaprichó de ellos inmediatamente. Tanto le gustaron que no
sólo pagó al zapatero el precio que pedía, sino que le dio unas cuantas monedas más
como propina.
¡El zapatero no cabía en sí de gozo! Con ese dinero pudo comprar alimentos y cuero para
fabricar no uno, sino dos pares de zapatos.
Esa noche, hizo exactamente lo mismo que la noche anterior. Entró al taller y dejó el
cuero preparado junto a las tijeras, las agujas y los hilos, para nada más levantarse,
ponerse a trabajar.
Se despertó por la mañana con ganas de coser, pero su sorpresa fue mayúscula cuando de
nuevo, sobre la mesa, encontró dos pares de zapatos que alguien había fabricado
mientras él dormía. No sabía si era cuestión de magia o qué, pero el caso es que se sintió
tremendamente afortunado.
Sin perder ni un minuto, los puso a la venta. Estaban tan bien rematados y lucían tan
bonitos en el escaparate, que se los quitaron de las manos en menos de diez minutos.
Con lo que ganó compró piel para fabricar cuatro pares y como cada noche, la dejó sobre
la mesa del taller. Una vez más, por la mañana, los cuatro pares aparecieron bien
colocaditos y perfectamente hechos.
Y así día tras día, noche tras noche, hasta el punto que el zapatero comenzó a salir de la
miseria y a ganar mucho dinero. En su casa ya no se pasaban necesidades y tanto él como
su esposa comenzaron sentir que la suerte estaba de su parte ¡Por fin la vida les había
dado una oportunidad!
Pasaron las semanas y llegó la Navidad. El matrimonio disfrutaba de la deliciosa y
abundante cena de Nochebuena cuando la mujer le dijo al zapatero:
– Querido ¡mira todo lo que tenemos ahora! Hemos pasado de ser muy pobres a vivir
cómodamente sin que nos falte de nada, pero todavía no sabemos quién nos ayuda cada
noche ¿Qué te parece si hoy nos quedamos espiando para descubrirlo?
– ¡Tienes razón! Yo también estoy muy intrigado y sobre todo, agradecido. Esta noche nos
esconderemos dentro del armario que tengo en el taller a ver qué sucede.
Así lo hicieron. Esperaron durante un largo rato, agazapados en la oscuridad del ropero,
dejando la puerta un poco entreabierta. Cuando dieron las doce en el reloj, vieron llegar a
dos pequeños duendes completamente desnudos que, dando ágiles saltitos, se subieron a
la mesa donde estaba todo el material.
En un periquete se repartieron la tarea y comenzaron a coser sin parar. Cuando
terminaron los zapatos, untaron un trapo con grasa y los frotaron con brío hasta que
quedaron bien relucientes.
A través de la rendija el matrimonio observaba la escena con la boca abierta ¡Cómo iban a
imaginarse que sus benefactores eran dos simpáticos duendecillos!

Esperaron a que se fueran y la mujer del zapatero exclamó:


– ¡Qué seres tan bondadosos! Gracias a su esfuerzo y dedicación hemos levantado el
negocio y vivimos dignamente. Creo que tenemos que recompensarles de alguna manera
y más siendo Navidad. – Estoy de acuerdo, pero… ¿cómo podemos hacerlo?
– Está nevando y van desnudos ¡Seguro que los pobrecillos pasan mucho frío! Yo podría
hacerles algo de ropa para que se abriguen bien ¡Recuerda que soy una magnífica
costurera!
– ¡Qué buena idea! Seguro que les encantará.
La buena señora se pasó la mañana siguiente cortando pequeños pedazos de tela de
colores, hilvanando y cosiendo, hasta que terminó la última prenda. El resultado fue
fantástico: dos pantalones, dos camisas y dos chalequitos monísimos para que los
duendes mágicos pasaran el invierno calentitos.
Al llegar la noche dejó sobre la mesa del taller, bien planchadita, toda la ropa nueva, y
después corrió a esconderse en el ropero junto a su marido ¡Esta vez querían ver sus
caritas al descubrir el regalo!
Los duendes llegaron puntuales, como siempre a las doce de la noche. Dieron unos
brincos por el taller, se subieron a la mesa del zapatero, y ¡qué felices se pusieron cuando
vieron esa ropa tan bonita y colorida!
Alborozados y sin dejar de reír, se vistieron en un santiamén y se miraron en un espejo
que estaba colgado en la pared ¡Se encontraron tan guapos que comenzaron a bailar y a
abrazarse locos de contento!
Después, viendo que esa noche no había cuero sobre la mesa y que por tanto ya no había
zapatos que fabricar, salieron por la ventana para no regresar jamás.

El zapatero y su mujer fueron muy felices el resto de su vida pero jamás olvidaron que
todo se lo debían a dos duendecillos fisgones que un día decidieron colarse en su taller
para fabricar un par de hermosos zapatos.

¿Qué es Teatro?
El término teatro proviene de griego θεᾶσθα, que más tarde sería traducido al
latín como theātrum. Estos términos significaban mirar. Hoy en día el concepto ha
adquirido al menos dos nuevos significados:

 En primer lugar se lo relaciona con aquellos espacios utilizados con el fin de


representar una obra dramática o cualquier tipo de espectáculo que
requiera del uso del escenario.
 En segundo lugar se lo define en el arte, como género literario escrito de
manera dialogada, creado con la idea de ser representado.

Fuente: https://concepto.de/teatro/#ixzz6KOSn0zlB
ELEMENTOS BÁSICOS DEL TEXTO
TEATRAL
Los elementos propios del texto teatral tienen que ver con su naturaleza de obra
literaria escrita. En este sentido hablamos de:

- Las acotaciones o indicaciones que el autor ofrece al director o a los actores sobre la


manera de representar la obra.

– Los diálogos y monólogos de los personajes, que representan una parte fundamental en la


construcción de la trama. Recuerda que las obras teatrales carecen de voz narrativa; los
acontecimientos se van engarzando a partir de los parlamentos de los propios personajes.

– Los apartes o pensamientos que un personaje dice en voz alta para que el público lo
escuche, pero no el resto de personajes.

Los elementos propios del teatro como


espectáculo tienen que ver con la representación.
 

- Las iluminación.

– La caracterización, que incluye vestuario, maquillaje, peinado…

– La actuación de los actores: los gestos, la voz, la manera de andar, la forma de dirigirse a
los otros personajes…
– El sonido y la música.

– El atrezo y la utilería que componen la escenografía.

Escribiendo teatro

Ahora, vas a adaptar un cuento como obra de teatro. Como haz notado, los dos tipos de texto
cuentan una historia: el cuento la narra; el teatro, la representa. ¿Qué se necesita entonces para
que un cuento se convierta en obra de teatro y se pueda presentar ante un público?

Revisa el cuento y separen su estructura: planteamiento, nudo y desenlace. Ahora, organicen esta
información en el esquema de la obra de teatro.

Personajes de la obra Escenario n Escena 1 (planteamiento del cuento)

Escena 2 (nudo del cuento)

Escena 3 (desenlace del cuento)

Un dato interesante Hacer mutis, en el lenguaje teatral, se usa para indicar que un actor debe
retirarse de la escena en forma discreta. Así, cuando no quieras estar en un lugar, de forma
cautelosa ¡haz mutis!

Convierte el cuento clásico del zapatero y los


duendes en una obra de teatro.

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