Correccion Inventario de Depresión de Beck

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10.7 Inventario de Depresión de Beck


Caracterización de la prueba
Título: Inventario de Depresión (BDI)
Autores: Beck AT, Ward CH, Mendelson M, Mock J y Erbauhg J.
Descripción: El Inventario de Depresión, más conocido por Inventario de Beck debido a su creador
Aaron T. Beck y colegas, fue elaborado en 1961 con el fin de hacer una evaluación objetiva de las
manifestaciones de la depresión. El objetivo del inventario es evaluar la profundidad o intensidad de la
misma.
Su fundamentación teórica es el enfoque cognitivo de la depresión, que considera que este trastorno
tiene manifestaciones conductuales, afectivas, cognitivas y somáticas. De acuerdo a esta perspectiva
teórica, las manifestaciones afectivas y conductuales son el resultado de cogniciones de carácter
depresivo que se basan, a su vez, en creencias irracionales, de ahí la fuerte carga en síntomas cognitivos
del inventario (Beck AT, Ward CH, Mendelson M, Mock J y Erbauhg J., 1961; Beck AT, Steer RA y
Garbin ME, 1988).
El Inventario de Depresión de Beck se ha popularizado para evaluar la depresión, dada su bien
demostrada confiabilidad y validez y es uno de los instrumentos más utilizados en nuestro país.
Lamentablemente, su introducción en la asistencia no estuvo precedida del necesario proceso de
validación, trabajo que fue acometido en la década del 90 por la Lic. Isabel Louro y un equipo de
investigadores de la Maestría en Psicología de la Salud (Lugo, Louro y Ballarre, 1996).
El inventario consta de 21 categorías de síntomas y actitudes, con 4 o 5 afirmaciones, cada una
reflejando un grado creciente de profundidad de la depresión. El sujeto debe marcar la alternativa más
adecuada a su situación actual, 14 categorías corresponden a síntomas de naturaleza cognitiva y
afectiva y 7 a síntomas somáticos y conductuales. El inventario tiene una forma abreviada de 13 ítems,
pero la que se ha popularizado en la asistencia y la investigación es la de 21 ítems.
Aplicación: Se utiliza en adultos, preferentemente de forma autoadministrada, siendo el tiempo
promedio de realización 20 minutos. Puede aplicarse también a manera de entrevista (de hecho, su
autor inicialmente lo concibió un instrumento heteroaplicado), lo que incrementa el rango de sujetos
que pueden ser evaluados. Con esta modalidad se ha aplicado con éxito en pacientes ancianos con
deterioro cognitivo leve, enfermos crónicos, pacientes quirúrgicos, etc.
Los psicometristas con experiencias en la aplicación del BDI reportan que, de manera heteroaplicada,
puede elicitar reacciones emocionales intensas (llanto, tristeza) en personas que aunque no
necesariamente tengan una depresión clínica, están confrontando situaciones estresantes o pérdidas.8
8 Esta información proviene de los usos racionales sobre técnicas para la evaluación de la ansiedad y la
depresión que se realizaron entre 1990 y 1993 a instancias del Grupo Nacional de Psicología del
MINSAP y el CENAPETS, impartidos por la autora.
Corrección e Interpretación: Cada una de las 21 proposiciones tiene varias alternativas de respuesta,
a seleccionar una de ellas por el sujeto. De acuerdo a la alternativa seleccionada, este obtendrá una
anotación que fluctúa entre 0 y 3 puntos. Se suma, además, la anotación alcanzada en cada una de las
21 categorías para obtener una anotación total. La misma, permite determinar el grado de la depresión:
leve, moderada y severo.
La versión de 21 ítems no tiene puntos de corte establecidos. Las puntuaciones medias
correspondientes a las distintas gravedades de la depresión son:
 Depresión ausente o mínima: puntuación media en el BDI de 10,9 puntos.
 Depresión leve: puntuación media de 18,7.
 Depresión moderada: puntuación media de 25,4.
 Depresión grave: puntuación media de 30 puntos.
Las puntuaciones obtenidas en cada uno de los ítems se pueden reflejar en un perfil que permite
visualizar las dimensiones más afectadas.
A pesar de las bondades de este instrumento, deben tenerse precauciones a la hora de su interpretación
en pacientes con enfermedades crónicas y dolor, ya que ha sido cuestionada su utilidad para
diagnosticar la depresión en pacientes con enfermedades crónicas (Martín, 2002). Hay escaso acuerdo
con respecto a cual debe ser el punto de corte apropiado para identificar depresión clínica en pacientes
con enfermedades crónicas. Algunos autores señalan que puede hablarse de depresión cuando el
paciente obtiene puntuaciones superiores a 9 (Rodin, 1991); superior a 13 (Salkind, 1989) o mayor que
17 (Moffick, 1986).
Puede plantearse que las puntuaciones altas correspondientes al diagnóstico de depresión moderada y
grave son de interés clínico, no así las que se corresponden con depresión leve (Martín, 2002). De
hecho, Radloff (1977) encontró que alrededor del 20% de la población sana y el 70% de la población de
pacientes psiquiátricos obtenían este diagnóstico en el BDI. Lugo y cols. (1996) en un grupo de sujetos
cubanos supuestamente no deprimidos, encontraron que la Media de la puntuación era de 20.2 con una
desviación típica de 7.07. Por lo tanto, creemos que la utilidad diagnóstica del BDI va en tres
direcciones:
1ro. Porque permite identificar la naturaleza de los síntomas depresivos más importantes que tiene el
paciente.
2do. En los casos de puntuaciones altas (depresión moderada y media) puede indicar la presencia de
una depresión clínica, que deberá ser corroborada con otros procedimientos diagnósticos, ya que hay
consenso de que el BDI no permite identificar trastornos como la depresión mayor o la distimia (Beck
AT, Steer RA y Garbin ME, 1988).
3ro. Porque permite evaluar los efectos de los tratamientos, ya que la prueba puede aplicarse varias
veces al mismo sujeto. De hecho, el propio Beck ilustra estudios de casos en que se utilizan
aplicaciones sucesivas del BDI para evaluar los efectos de su terapia cognitiva (Beck, 1989)

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