Los Principios Que Rigen Los Principios de La Filosofía de La Educación Cristiana
Los Principios Que Rigen Los Principios de La Filosofía de La Educación Cristiana
Los Principios Que Rigen Los Principios de La Filosofía de La Educación Cristiana
UNIDAD I
Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las Sesión
cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es
en Cristo Jesús. (2 Ti 3:15) 1
Luego de haber analizado tanto a la filosofía y educación desde la perspectiva bíblica, podemos
sistematizar las premisas que sostienen a la filosofía de la educación cristiana en seis
declaraciones:
1.1. Dios es el creador y sustentador del universo
Dios creó todas las cosas animadas e inanimadas por la palabra de Dios (He 11:3) y aunque el
pecado ingresó. Dios continúa sosteniendo su creación preocupándose por los animales más
pequeños de su creación (Mt 6:26; Lc 12:6,7).
Aunque alguien podría encontrar algún parecido entre el fisonomía del cuerpo humano con la de
un primate. La palabra de Dios presenta que el ser humano no ha descendido de algún animal
inferior ni es el resultado de un largo proceso evolutivo. La Biblia presenta al ser humano creado a
la misma imagen y semejanza de Dios (Gn 1:26), siendo la obra cumbre de Dios en este mundo.
Colocando así al hombre (varón y mujer) en un peldaño superior dentro de todos los seres que
habitan este planeta, pues ningún otro ser posee esta característica (Sal 8:5).
“El hombre había de llevar la imagen de Dios, tanto en la semejanza exterior, como en el carácter.
Sólo Cristo es “la misma imagen” del Padre (Heb 1:3); pero el hombre fue creado a semejanza de
Dios. Su naturaleza estaba en armonía con la voluntad de Dios. Su mente era capaz de comprender
las cosas divinas. Sus afectos eran puros, sus apetitos y pasiones estaban bajo el dominio de la
razón. Era santo y se sentía feliz de llevar la imagen de Dios y de mantenerse en perfecta
obediencia a la voluntad del Padre.
Cuando el hombre salió de las manos de su Creador, era de elevada estatura y perfecta simetría.
Su semblante llevaba el tinte rosado de la salud y brillaba con la luz y el regocijo de la vida. La
estatura de Adán era mucho mayor que la de los hombres que habitan la tierra en la actualidad.
Eva era algo más baja de estatura que Adán; no obstante, su forma era noble y plena de belleza. La
inmaculada pareja no llevaba vestiduras artificiales. Estaban rodeados de una envoltura de luz y
gloria, como la que rodea a los ángeles.
Mientras vivieron obedeciendo a Dios, este atavío de luz continuó revistiéndolos.” (Patriarcas y
profetas, 25).
Al colocar Dios a nuestros primeros padres en el huerto del Edén, los rodeó con todo lo que podría
servir para su felicidad. Hizo crecer en el huerto todo árbol agradable a los ojos o bueno para
comer. Pero se reservó uno entre todos ellos, el árbol de la ciencia del bien y del mal, sobre la cual
dijo: “no comerás” (Gn 2:16-17). Eso constituía la prueba de gratitud y lealtad del hombre hacia su
creador. Así, la mayor prueba de la libertad que Dios dio al hombre fue la elección que Adán y Eva
hicieron, de desobedecer el mandato de Dios, optando vivir una vida de sufrimiento y muerte en
lugar de ser leal a su creador.
La fuente de todo lo verdadero. La Biblia presenta a Dios como un ser perfecto y cuyos caminos
son verdaderos (Dt 32:4), siendo reconocido de esa manera por los mismos seres humanos (2 S
7:28). Dios se halla interesado en poder comunicar la verdad a todo aquel que se lo pida (Sal 31:5),
esta se halla en su Palabra la cual es llamada “verdad” pues proviene de Él mismo (Jn 17:17).
Dentro de las muchas promesas que el Señor ha declarado, se halla la promesa de cielos nuevos y
tierra nueva (Is 65:16). En contraste con las promesas humanas, Dios no miente, el declara
siempre la verdad (Nm 23:19) y desea que sus hijos sean también verdaderos (Hch 5:3-5).
La fuente de todo lo bueno. La Biblia revela a Dios como un ser grande en misericordia y verdad
(Ex 34:6) capaz de perdonar a todo aquel que con corazón contrito se lo pide (Sal 51:17). El Señor
es la fuente de todo lo bueno, porque él mismo es bueno (Sal 34:8). Dios no desea la muerte del
impío (Ez 33:11), por el contrario invita a todo pecador a ponerse a cuentas con él (Is 1:18; Mt
11:28) y aún es paciente, no queriendo que ninguno perezca sino que todos se arrepientan (2 Pe
3:9).
La fuente de todo lo bello. Al examinar el relato de la creación en Génesis 1 se puede apreciar que
en diversos momentos de la creación, Dios va calificando a la creación como: “bueno” (Gn 1:10,
12, 18, 25). Esto llega a su clímax al declarar de manera superlativa: “Y vio Dios todo lo que había
hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.” (Gn 1:31). Es decir Dios calificaba a todo lo
creado como “buenísimo”. Es decir era bello, simétrico, exento de toda falla y error. Sin embargo,
dentro de la misma Biblia se resalta la gran estima que Dios tiene por la belleza de un carácter
afable y apacible (1 Pe 3:3-4) en detrimento de la belleza guiada por la soberbia y la vanidad (Is
3:16-22). Dios desea que sus hijos busquen la belleza y en gran estima la belleza del carácter.
En suma, toda bondad, verdad y belleza desciende de lo alto (Stg 1:17) y cuando una persona
decide pensar en todo lo verdadero, honesto, justo, puro, amable, entonces el Dios de paz
guardará sus pensamientos y lo conducirá (Fil 4:7-8).
1.5 La Deidad abordó el problema del pecado a través del plan de redención
Sin embargo, la desobediencia de nuestros primeros padres y por ende el ingreso del pecado a
este mundo no tomo por sorpresa a la Deidad que de antemano ya tenían un plan de redención, el
cual fue formulado mucho antes de la fundación del mundo (1 Co 2:7; Ef 1:3, 14), el cual fue
revelado luego que el ser humano había caído en pecado, como un mensaje de esperanza para la
raza caída (Gn 3:15). Este plan abarca la restauración de la raza humana de su condición
pecaminosa. Dentro de este plan de redención estaban involucradas las tres personas de la
Deidad, donde cada uno cumple una función específica:
Padre: función de administrador (Jn 3:16, He 1:1-2) y juez de todo el universo (Dn 7:9-10).
Hijo: función de sacrificio (Jn 1:29), intercesor de la humanidad en el santuario celestial (Ro 8:34;
He 4:15-16) y en la última etapa de la historia de este mundo juez de los hombres (Dn 7:13-14; Jn
5:22,23).
Espíritu Santo: función personalizada para convencer a cada ser humano de pecado de justicia y
juicio, a través de la mente (Jn 16:8).
A través de la Biblia se puede visualizar el rol que cada uno de ellos fue desempeñando. Pero, la
vía de salvación del hombre fue dado a través de la segunda persona de la Deidad, quien siendo
Dios se hizo hombre (Jn 1:14; Fil 2:5-8). Jesús es de “cordero” que se encargaría de quitar el
pecado de la humanidad (Jn 1:29), es decir él sería el encargado de llevar las culpas y los pecados
de toda la humanidad (Is 53:4-5) y recibir el pago que el hombre, por ser pecador, merecía (Ro
6:23). Su victoria permitió que la raza humana pudiera tener un camino de salvación de su
condición pecaminosa, pero solo a través de Él (Hch 4:12).
El plan de salvación tiene por objetivo no solo condonar las deudas y los pecados que el ser
humano ha cometido sino restaurar en él la imagen de Dios. Haciendo que el ser humano deje
atrás toda la vida pecaminosa, ya que Jesús no es ministro de pecado (Gal 2:17-20) y él desea que
sus hijos vivan en obediencia a sus mandamientos (1 Jn 2:1-6) y que de esa manera puedan reflejar
la luz de Dios en sus caracteres (Mt 5.14-16). El cumplir los mandamiento de Dios no como una
manera de obtener salvación (Ro 7:14; Gal 2:16), sino como un resultado de vivir la salvación (Jn
14:15).
ACTIVIDADES
1. Reflexiona en estas dos citas escritas por Elena G. de White y escribe una opinión personal:
a) “Como agente educador, las Sagradas Escrituras no tienen rival. La Biblia es la historia más
antigua y más abarcante que los hombres poseen. Vino directamente de la fuente de vida
eterna; y una mano divina ha conservado su pureza a través de los siglos. Ilumina el lejano
pasado, donde en vano procura penetrar la investigación humana. Únicamente en la
Palabra de Dios contemplamos el poder que echó los fundamentos de la tierra, y extendió
los cielos. Sólo en ella hallamos un relato auténtico del origen de las naciones. Únicamente
en ella se nos da una historia de la familia humana, no mancillada por el orgullo o el
prejuicio del hombre.” Consejo para los Maestros, 51.
b) “Las muchas opiniones contradictorias con respecto a lo que enseña la Biblia no surgen de
ninguna oscuridad del libro mismo, sino de la ceguera y el prejuicio de parte de los
intérpretes. Los hombres ignoran las sencillas declaraciones de la Biblia para seguir su
propio raciocinio pervertido. Enorgulleciéndose por sus adquisiciones intelectuales, pasan
por alto la sencillez de la verdad; olvidan la fuente de aguas vivas, para beber de las
corrientes ponzoñosas del error.”- The Review and Herald, 27 de enero de 1885.
2. Reflexiona sobre la importancia de la revelación, inspiración e iluminación para todo aquel que
desea estudiar la Biblia de manera correcta y sincera y escribe tu opinión.