El documento habla sobre el Derecho Procesal Civil Internacional en Venezuela. La ley de Derecho Internacional Privado regula aspectos como la jurisdicción, competencia, eficacia de sentencias extranjeras, y cooperación judicial internacional. Esta ley entró en vigor seis meses después de su publicación, regulando estas materias pero sin reemplazar completamente las normas anteriores debido al principio de irretroactividad.
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El documento habla sobre el Derecho Procesal Civil Internacional en Venezuela. La ley de Derecho Internacional Privado regula aspectos como la jurisdicción, competencia, eficacia de sentencias extranjeras, y cooperación judicial internacional. Esta ley entró en vigor seis meses después de su publicación, regulando estas materias pero sin reemplazar completamente las normas anteriores debido al principio de irretroactividad.
El documento habla sobre el Derecho Procesal Civil Internacional en Venezuela. La ley de Derecho Internacional Privado regula aspectos como la jurisdicción, competencia, eficacia de sentencias extranjeras, y cooperación judicial internacional. Esta ley entró en vigor seis meses después de su publicación, regulando estas materias pero sin reemplazar completamente las normas anteriores debido al principio de irretroactividad.
El documento habla sobre el Derecho Procesal Civil Internacional en Venezuela. La ley de Derecho Internacional Privado regula aspectos como la jurisdicción, competencia, eficacia de sentencias extranjeras, y cooperación judicial internacional. Esta ley entró en vigor seis meses después de su publicación, regulando estas materias pero sin reemplazar completamente las normas anteriores debido al principio de irretroactividad.
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TEMA 17
1 DERECHO PROCESAL CIVIL INTERNACIONAL
La disciplina del Derecho Procesal Civil Internacional está regulada en
los Capítulos IX, X y XI, Artículos 39 a 52, 53 a 55 y 56 a 62, respectivamente, de la Ley de Derecho Internacional Privado, en los cuales se consagran reglas sobre la jurisdicción, la competencia, la eficacia de las sentencias extranjeras, la forma de los actos procesales, la cooperación judicial internacional, la aplicación del derecho extranjero y los recursos procesales. La Ley de Derecho Internacional Privado, igualmente regula la prueba de los actos, extendiéndose por lo tanto, a todas las áreas del Derecho Procesal Civil Internacional y acogiendo una concepción amplia del Derecho Internacional Privado. La regulación conjunta del Derecho Internacional Privado en sentido estricto y del Derecho Procesal Civil Internacional pone en evidencia la íntima relación entre los aspectos sustantivos y procesales de la vida internacional de las personas. Toda situación jurídicamente internacionalizada presenta dos aspectos netamente diferenciados, a saber: la Cuestión Procesal, fundamentalmente la de la jurisdicción de los tribunales nacionales y, por la otra, la Cuestión del Derecho aplicable; generalmente, dichos problemas deben resolverse en idéntica sucesión, es decir, el examen y solución de la cuestión procesal de la jurisdicción precede al examen y determinación del problema relativo al derecho aplicable a la situación de hecho que presenta elementos de extranjería relevantes. Sin embargo, en ciertos casos, particularmente cuando la jurisdicción está determinada por el hecho de que el derecho material del foro (Lex Fori) regule la cuestión de mérito debatida (criterio del paralelismo), la secuencia se invierte por un "instante jurídico", de esta forma, el tribunal que conoce del caso actúa sus normas de Derecho Internacional Privado aun antes de afirmar la propia jurisdicción para 2 examinar y responder, precisamente, la cuestión de la jurisdicción. Hay que destacar que, según el Artículo 64. LDIP, dicha Ley entra en vigor seis meses después de su publicación en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela, siendo a partir de ese momento, según el Artículo 63. LDIP, donde se desarrollará el efecto derogatorio de la Ley frente a todas aquellas disposiciones que regulen la materia objeto de la misma. Sin embargo, en atención a los principios de naturaleza constitucional que rigen la sucesión de las normas jurídicas en el tiempo, la Ley de Derecho Internacional Privado, no desplaza en todos los casos la aplicación de las normas de Derecho Internacional Privado vigentes con anterioridad a la fecha de su entrada en vigencia, por cuanto dicha aplicación está limitada por el Principio de Irretroactividad. La formulación de la regla antes transcrita determina que el ámbito de aplicación temporal de las normas jurídicas varía según la materia; en todo caso, en materia procesal las nuevas disposiciones se aplicarán desde que entre en vigencia la Ley de Derecho Internacional Privado, aun en los procesos que se hallaren en curso; pero en este caso, los actos y hechos ya cumplidos y sus efectos procesales no verificados todavía, se regularán por la ley anterior. Antes de entrar en materia hay que recordar que al igual que en la denominación Derecho Internacional Privado, en el Derecho Procesal Civil Internacional, el adjetivo internacional se presta a equívocos y malentendidos, tratándose en ambos casos, de una rama de derecho esencialmente nacional por su fuente, la cual pretende regular, situaciones jurídicamente internacionalizadas, o supuestos de hecho con elementos de extranjería relevantes. Para hacer frente a esos casos, el Derecho Internacional Privado en sentido estricto, utiliza ordinariamente, normas de remisión a determinados ordenamientos jurídicos y con tal fin se vale de la vinculación establecida entre ese ordenamiento y una situación de hecho mediante un elemento denominado como Punto o Factor de Conexión. En 3 estos casos, como hipótesis general, teóricamente se admite la posibilidad de remisión hecha por la norma de conflicto de foro, bien al ordenamiento jurídico nacional o bien a un ordenamiento jurídico extranjero; como regla general, por el contrario, el Derecho Procesal Civil Internacional determina la aplicación del propio derecho nacional, es decir de reglas procesales nacionales reguladoras de procedimientos en los que están presentes elementos de extranjería relevantes. Se trata entonces de derecho nacional que, está dirigido exclusivamente a las autoridades públicas nacionales y a las partes en procesos pendientes ante dichas autoridades. De lo anterior se afirma la validez del principio de Forum Regit Processum, de difícil fundamentación dogmática, pero fácilmente justificable desde el punto de vista pragmático. Debe señalarse que, no obstante su reconocimiento, a dicho principio no se le atribuye el carácter de norma de Derecho Internacional Público, ya que esta regla básica se encuentra recogida expresamente en el Artículo 56. LDIP, y consecuente con este planteamiento es el Artículo 38. LDIP, al consagrar que la sustanciación procesal de las pruebas se debe ajustar al derecho del tribunal o funcionario ante el cual se efectúa. La exposición sistemática de la materia impone la revisión de las fuentes o formas de manifestación normativa del Derecho Procesal Civil Internacional; ciertamente, el Artículo 1. LDIP, establece la prelación de fuentes del Derecho Internacional Privado para regular los supuestos de hecho relacionados con los ordenamientos jurídicos extranjeros, mas sin embargo, no especifica, si la consagración de las fuentes corresponde tanto al Derecho Internacional Privado en sentido estricto o si también abarca el Derecho Procesal Civil Internacional. El Artículo 56. LDIP, por su parte remite a la Lex Fori para la regulación de lo relativo a la competencia y al procedimiento, y aún cuando no lo expresa también abarca la jurisdicción. La remisión en esta materia es al ordenamiento jurídico nacional del funcionario ante el cual se desenvuelve 4 el proceso. En consecuencia, deberán apreciarse las fuentes y su jerarquía según lo que disponga ese derecho. La incorporación de las normas de Derecho Internacional Público al Derecho nacional para la solución de los problemas de Derecho Internacional Privado replantea la discusión acerca de la prelación de fuentes del Derecho Internacional Público según se listan en el Artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, en todo caso, debe destacarse que los tratados ya vigentes o que en el futuro pasen a formar parte del Derecho venezolano en materia de Derecho Procesal Civil Internacional exigen aplicación preferente. La Ley de Derecho Internacional Privado, al igual que el legislador procesal venezolano de 1987, no acoge la distinción terminológica y conceptual entre jurisdicción y competencia procesal internacional directa, sin embargo, evita utilizar ambas expresiones como sinónimas, tal como lo hace el actual Código de Procedimiento Civil; la Ley de Derecho Internacional Privado, pretende evitar la confusión de la noción "jurisdicción" con la noción de "competencia" que se limita a la "competencia interna". La jurisdicción, en su acepción de facultas Iurisdictionis, es una potestad estatal resultante de la soberanía y que consiste en el poder abstracto de componer conflictos intersubjetivos con fuerza de cosa juzgada; desde la perspectiva del Derecho Internacional Público esta facultad le es reconocida a cada Estado soberano exclusivamente en consideración a su carácter de tal. Sujeto a las escasas restricciones impuestas por el Derecho Internacional Público, el Estado venezolano determina soberana y unilateralmente, sin tener en consideración disposiciones similares de ordenamientos extranjeros, los límites de su propia jurisdicción. En el sentido puramente técnico de la expresión no se trata de la atribución de jurisdicción, por parte del legislador nacional, a jueces extranjeros, ni tampoco se trata de la distribución de jurisdicción entre los diversos Estados, sino pura y simplemente una disposición unilateral del legislador nacional delimitando la 5 extensión de la jurisdicción de sus propios órganos jurisdiccionales considerados en su globalidad; tales normas no pueden en forma alguna influir directa ni indirectamente sobre la jurisdicción de otros Estados, a su vez soberanos en la regulación de su respectivo poder jurisdiccional. El Estado venezolano no determina ni tampoco pudiera determinar los límites de la jurisdicción de los Estados extranjeros, de la misma forma ningún Estado extranjero fija ni tampoco pudiera fijar los límites de la jurisdicción venezolana, en consecuencia, cada legislador limita su función en esta materia a atribuirse o limitar la propia jurisdicción, pues no hay posibilidad alguna de remitir o indicar la jurisdicción de tribunales extranjeros. Dentro del marco de acción permitido por el Derecho Internacional Público dispone cada Estado de plena libertad para fijar los límites de la propia jurisdicción. La materialización y concretización de esa decisión soberana puede efectuarse de muy diversas maneras; ya que por una parte, el legislador puede decidir normar la propia jurisdicción mediante normas expresas y especiales, precisando así cuáles supuestos de hecho jurídicamente internacionalizados considera él como vinculados a la vida social del país e indicando bajo qué condiciones ejercitarán sus órganos jurisdiccionales el poder de decidir controversias intersubjetivas con fuerza de Res Judicata; por otra parte, puede suceder que el legislador, a pesar de haber reconocido el problema de la jurisdicción, no lo regule expresamente, en tal supuesto, la solución del mismo corresponde a la doctrina y jurisprudencia; finalmente, puede también suceder que habiendo dictado normas expresas para la jurisdicción adicionalmente también recurra a las normas sobre la competencia por el territorio para determinar la jurisdicción de los tribunales nacionales. En aquellos sistemas que disponen de normas precisas y expresas delimitadoras de la jurisdicción es técnicamente inadmisible proceder a su delimitación con cualesquiera otras normas no expresamente destinadas a cumplir tal función. Es por ello que la existencia 6 de normas expresas sobre la jurisdicción excluye para su delimitación la aplicación de las normas sobre la competencia interna, muy especialmente la de las normas sobre competencia territorial, salvo que el legislador nacional indique otra cosa. Los criterios o índices atributivos de jurisdicción se especifican en los Artículos 39 a 42. LDIP, al igual que en el régimen preexistente, el domicilio del demandado en territorio venezolano es el criterio básico de atribución de jurisdicción a los tribunales nacionales. La consagración genérica del domicilio del demandado como criterio atributivo de jurisdicción, se mantiene sin asidero normativo expreso; no obstante, la redacción del Artículo 39. LDIP, proyecta el carácter general del domicilio del demandado, válido para todos los casos, salvo las excepciones establecidas en la ley. De conformidad con los Artículos 11 y 15. LDIP, para la determinación de la jurisdicción de los tribunales se entenderá que el domicilio de una persona física se encuentra en el territorio del Estado donde tiene su residencia habitual, y en cuanto a la atribución de jurisdicción por razón del domicilio de las personas jurídicas vale decir que tal noción debe calificarse según la Lex Fori, salvo lo dispuesto en leyes especiales. Aun cuando el demandado no tenga domicilio en territorio nacional, los tribunales de la República también tendrán jurisdicción en los casos y para los juicios contemplados en los Artículos 40 al 42. LDIP, de esta manera, la Ley distingue tres grupos de supuestos para los que, además del supuesto general del domicilio del demandado en territorio venezolano, los tribunales nacionales tendrán jurisdicción, a saber: 1) Acciones patrimoniales, 2) Acciones relativas a universalidades y 3) Acciones en materia de estado civil y relaciones familiares. El Artículo 40. LDIP además de sintetizar ciertos criterios atributivos de jurisdicción dispersos en diversas normas mejora y precisa tanto la formulación de tales criterios como su ámbito de aplicación. Especialmente señala que en virtud de tales criterios los tribunales 7 venezolanos tendrán jurisdicción para conocer de los juicios originados por el ejercicio de acciones de contenido patrimonial, quedando así diferenciados los ámbitos de aplicación de estos criterios y su inaplicabilidad a otros tipos de acciones. Artículo 40. LDIP.- Los tribunales venezolanos tendrán jurisdicción para conocer de los juicios originados por el ejercicio de acciones de contenido patrimonial: 1) Cuando se ventilen acciones relativas a la disposición o la tenencia de bienes muebles o inmuebles situados en el territorio de la República. 2) Cuando se ventilen acciones relativas a obligaciones que deban ejecutarse en el territorio de la República o que se deriven de contratos celebrados o de hechos verificados en el mencionado territorio. 3) Cuando el demandado haya sido citado personalmente en el territorio de la República. 4) Cuando las partes se sometan expresa o tácitamente a su jurisdicción.
Artículo 41. LDIP.- Los tribunales venezolanos tendrán
jurisdicción para conocer de juicios originados por el ejercicio de acciones relativas a universalidades de bienes: 1) Cuando el Derecho venezolano sea competente, de acuerdo con las disposiciones de esta Ley, para regir el fondo del litigio. 2) Cuando se encuentren situados en el territorio de la República bienes que formen parte integrante de la universalidad.
Artículo 42. LDIP.- Los tribunales venezolanos tendrán
jurisdicción para conocer de los juicios originados por el ejercicio de acciones sobre estado de las personas o las relaciones familiares: 1) Cuando el Derecho venezolano sea competente, de acuerdo con las disposiciones de esta Ley, para regir el fondo del litigio. 2) Cuando las partes se sometan expresa o tácitamente a su jurisdicción, siempre que la causa tenga una vinculación 8 efectiva con el territorio de la República.
Los criterios del Locus Executionis (cumplimiento de la obligación),
Locus Celebrationis (celebración del contrato) y Locus Obligationis Causae (lugar de verificación del hecho que da origen a la obligación) conservan su relevancia en materia de obligaciones contractuales y extracontractuales, según el caso. La determinación del lugar de celebración o cumplimiento del contrato así como la del lugar donde se ha contraído una obligación extracontractual o del lugar de su cumplimiento dependerá de lo que prevea el derecho aplicable a la relación contractual o extracontractual; a su vez, la determinación del derecho aplicable a tales relaciones debe hacerse según las reglas de Derecho Internacional Privado venezolano. Por último, el Artículo 40. LDIP, consagra el criterio de la sumisión voluntaria, expresa o tácita, a tribunales venezolanos, asimismo el Artículo 44. LDIP, señala que la sumisión expresa debe constar por escrito, haciéndose la determinación según el derecho material venezolano. No se exige fórmula mágica para la validez de la sumisión expresa, tal como lo pauta el Artículo 321. C Bust, al exigir una renuncia clara y terminante a su fuero propio y la designación con toda precisión del juez a quien se sometan los litigantes; la sumisión tácita, indica el Artículo 45. LDIP, resulta, por parte del demandante, del hecho de interponer la demanda. De esta manera se impide que el demandante pretenda desconocer la jurisdicción de los tribunales venezolanos en caso de una eventual reconvención, ya que por parte del demandado, la sumisión tácita resulta del hecho de realizar en el juicio, personalmente o por medio de apoderado, cualquier acto que no sea proponer la declinatoria de jurisdicción u oponerse a una medida preventiva, recogiéndose así el principio expresado en el Artículo 322. C Bust. Sin embargo, para aclarar, lo que resulta apropiado y acertado, que la 9 oposición a una medida preventiva no constituye sumisión voluntaria, pues de la conducta defensiva del demandado no puede concluirse voluntad de sumisión, sin la evidente necesidad de proteger el propio patrimonio. En todo caso, lo anterior debe entenderse según lo dispuesto en el Artículo 57. LDIP en concordancia con los Artículos 346 al 348. CPC, según el cual la falta de jurisdicción del Juez venezolano respecto del Juez extranjero, se declarará de oficio en cualquier estado e instancia del proceso; en cualquier otro caso, mientras no se haya dictado sentencia sobre el fondo de la causa en primer instancia, la falta de jurisdicción sólo podrá declararse a solicitud de parte, siempre que la misma haya sido promovida como cuestión previa en la oportunidad procesal correspondiente, salvo el caso especial de falta de comparecencia del demandado al emplazamiento, en cuyo caso procedería lo precedentemente señalado, en todo caso, la rebeldía del demandado por sí sola no determina la sumisión tácita del demandado. La validez de la sumisión, ya sea tácita o expresa, se permite también, según el Artículo 46. LDIP en materia de acciones que afecten a la creación, modificación o extinción de derechos reales sobre bienes inmuebles siempre que lo permita el derecho de su ubicación. El control jurisdiccional de la jurisdicción venezolana se efectúa, al igual que lo que ya preveía el Artículo 59. CPC, por vía de la institución de la regulación de jurisdicción. El Artículo 57. LDIP, sin embargo, amplía el poder de control a todo tipo de causa y la falta de jurisdicción podrá declararse de oficio, o a solicitud de parte, en cualquier estado o grado del proceso. A la solicitud de regulación se le atribuyen efectos suspensivos del proceso hasta que se dicte la decisión correspondiente, sólo si se niega la jurisdicción es que los autos se remitirán inmediatamente y de oficio a la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia por vía de consulta. De confirmarse la falta de jurisdicción se ordenará el archivo del expediente, extinguiéndose la causa, y de afirmarse la jurisdicción de los tribunales 10 venezolanos la causa continuará su curso en el estado en que se encuentre al dictarse la decisión correspondiente. Junto a las normas sobre jurisdicción es posible constatar la existencia de otro grupo de normas que cumplen una función de naturaleza profundamente distinta. Tratase de las normas sobre la competencia interna, las cuales restringen su función a distribuir entre los distintos órganos jurisdiccionales de un determinado Estado las causas que, según sus propias normas sobre jurisdicción, se encuentran sujetas a su poder de decisión, de esta forma debe afirmarse que la jurisdicción es presupuesto lógico necesario para la distribución de la competencia interna. Entre el sistema de jurisdicción de la competencia interna no existe en principio analogía real alguna, una transposición de normas resulta, en esta materia inadmisible; este criterio ha sido aceptado expresamente por la Sala Político Administrativa de la Extinta Corte Suprema de Justicia en Sentencia del 27/05/1993, con ponencia de la Magistrado Dra. Hildegard Rondón de Sansó (Caso: Cifuentes Gruber vs Jaimes Berti), en los siguientes términos: En aquellos sistemas que disponen de normas precias y expresas delimitadoras de la jurisdicción es técnicamente inadmisible proceder a su delimitación con cualesquiera otras normas no expresamente destinadas a cumplir tal función. Es por ello que la existencia de normas expresas sobre la jurisdicción excluye para su delimitación la aplicación de las normas sobre la competencia interna, muy especialmente la de las normas sobre competencia territorial.
Los Artículos 48 a 51. LDIP norman la competencia territorial interna
de los tribunales venezolanos para los casos en que se afirme la jurisdicción de los mismos según los criterios fijados en la Ley de Derecho Internacional Privado; las normas sobre competencia territorial interna no corresponden técnicamente al Derecho Procesal Civil Internacional, sino al Derecho Procesal Interno, sin embargo, son ciertamente muy acertadas y, además, 11 necesarias para el debido ejercicio de la jurisdicción por parte de los tribunales venezolanos. En todo caso, el Artículo 52. LDIP, reconoce la especialidad de otras normas en materia de competencia territorial interna; de tal manera, mantienen vigencia las normas sobre la competencia de los Tribunales por el territorio recogidas, por ejemplo, en los Artículos 40 al 47. CC y los Artículos 1094 a 1096. C Com. El Artículo 58. LDIP, regula la litispendencia internacional al señalar que la jurisdicción venezolana exclusiva no queda excluida por la pendencia ante un juez extranjero de la misma causa o de otra conexa con ella; estos casos deberían ser aquellos supuestos en que la jurisdicción venezolana es derogable: a saber los casos previstos en el Artículo 47. LDIP. Al admitir la litispendencia internacional se acoge el principio de relevancia del proceso judicial pendiente en el extranjero, la procedencia de la litispendencia exige la concurrencia de los siguientes supuestos: 1) Que los tribunales venezolanos tengan jurisdicción para conocer del caso según las normas sobre la jurisdicción.
2) Que la jurisdicción que le corresponde a los tribunales
venezolanos no sea exclusiva, es decir, que el ejercicio de la jurisdicción por tribunales extranjeros no sea considerado según el Derecho venezolano como un arrebato de jurisdicción que le corresponde exclusivamente a los tribunales venezolanos según sus normas.
3) Que la causa pendiente en el extranjero sea la misma pendiente
ante tribunales nacionales o una conexa con ella, de esta manera, la causa ante tribunales extranjeros debe ser entre las mismas partes, relativa al mismo objeto y por la misma causa. 4) Que los tribunales extranjeros antes los cuales se ha propuesto el 12 litigio tengan jurisdicción de acuerdo con los principios generales de jurisdicción consagrados en el Capítulo IX de la Ley de Derecho Internacional Privado.
5) Que el juez extranjero haya prevenido, es decir que haya citado
antes que el juez venezolano.
6) Que esa citación se haya verificado según las normas aplicables
vigentes en el lugar donde se lleva a cabo el juicio y aquellos lugares en donde se haya verificado efectivamente la citación.
La Ley de Derecho Internacional Privado, al admitir la excepción de
“litispendencia internacional” y la “excepción por conexión internacional de causas”, deroga formalmente el decadente principio de preferencia de la jurisdicción venezolana ante la jurisdicción extranjera. El criterio que ahora gobierna recoge la realidad de una comunidad internacional interdependiente, mediante el cual se pretende facilitar al particular la elección de la jurisdicción, lo que no significa afectación alguna a la soberanía, sino la adaptación a los requerimientos de cada caso. Derogado el principio de la preferencia de la jurisdicción e introducida la citación del demandado, no domiciliado, como criterio atributivo de jurisdicción, que dio origen al nacimiento de la doctrina del Forum Non Conveniens en los países de common law, nada se opone a que el juez renuncie a su propia jurisdicción, especialmente en dos situaciones: en los casos de responsabilidad contractual o extracontractual cuando ésta presenta poca vinculación con la causa o cuando el sometimiento a los tribunales venezolanos, conduce a un resultado evidentemente injusto. A pesar de la argumentación favorable, en reciente sentencia, la Sala Política Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia del 18/07/2001 (Caso: 13 Steven Mishkin Pesin vs María Teresa Osorio Rodríguez), se desechó esta teoría por considerar que tal principio no es válido en Venezuela, y su aplicación resulta contraria a los principios constitucionales y legales relativos a la jurisdicción, no pudiendo el juez en ningún momento negar su jurisdicción a favor del juez extranjero, pues las normas que la regulan son de estricto orden público y de obligatorio cumplimiento.