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Tuberculosis
Enviado por fco.polanco
Partes: 1, 2
1.
2. Epidemiología
3. Etiopatogenia y fisiopatología
7. Medidas farmacológicas
8. Situaciones especiales
10. Bibliografia
1. Introducción
Concepto
El médico inglés Benjamín Martenl en, en su obra A New Theory of The Comsumption
fue el primero en aventurar que la causa de la tuberculosis podría ser una
"diminuta criatura viviente", que, una vez en el organismo, podría generar los
signos y síntomas de la enfermedad.
Fue Robert Koch, en 1882, al utilizar una nueva técnica de tinción, el primero que
por fin pudo ver al "enemigo oculto". En el año 1895 Wilhelm Konrad von Rontgen
descubre la radiación que lleva su nombre, con lo que la evolución de la enfermedad
podía ser observada.
Se produjo un descenso progresivo de casos hasta mediados de los 80, en los que la
irrupción del sida, la inmigración desde países en los que la enfermedad es muy
prevalente (no hay que olvidar que la TB es un problema global de la humanidad, de
difícil solución con medidas de "fronteras adentro"), la formación de bolsas de
pobreza y situaciones de hacinamiento, el impacto en los adictos a drogas por vía
parenteral, junto con la escasez de recursos sanitarios, han hecho de la TB un
problema creciente, con la adquisición y propagación epidémica de nuevos casos.
2. Epidemiología
Los últimos datos facilitados por esta Organización, pertenecientes al año 1997,
son impresionantes: se estima que la prevalencia de infección en el mundo era del
32 por ciento de la población (1.860 millones de personas). Alrededor de 1.870.000
personas murieron de tuberculosis, con una mortalidad global del 23 por ciento,
aunque sobrepasaba el 50 por ciento en algunos países africanos donde la
coinfección por VIH es muy alta.
En un mundo en el que los movimientos de población son cada vez más frecuentes
rápidos y masivos, debemos ser conscientes de que lo que ocurra en cualquier parte
del planeta repercutirá en nuestro entorno. Aunque sólo sea por esta visión egoísta
(que no debería ser necesaria), hace de la tuberculosis un tema prioritario también
para el mundo occidental.
Se estima que cada año se producen en nuestro país entre 15.600 y 17.500 nuevos
casos de tuberculosis, lo que arroja unas tasas de 40-45/100.000 habitantes, aunque
sólo se registran la mitad de ellos por los todavía importantes defectos de los
programas de control de tuberculosis de las distintas CC.AA.
Este hecho se vio reflejado en una evaluación que de ellos se llevó a cabo,
publicado en Medicina Clínica en 1999, con las siguientes cifras: en toda España
habría 3,8 trabajadores de salud pública por cada 100.000 casos de tuberculosis. De
los 19 programas evaluados (17 CC.AA., y las ciudades de Ceuta y Melilla), el 70
por ciento no cumplían los objetivos básicos recomendables. En cualquier caso
nuestro país tiene el dudoso honor de estar a la cabeza de los países de su entorno
geográfico y económico, con tasas que son entre 4 y 8 veces superiores a las de
otros países del mundo desarrollado.
Si a esto unimos el hecho de que España es el país de Europa con mayores tasas de
sida, el binomio VIH-TB se ha convertido en un problema de primera magnitud en este
país. La infección por VIH es el principal factor de riesgo para el desarrollo de
tuberculosis, siendo 100 veces mayor el riesgo en los coinfectados por ambos
microorganismos que en las personas infectadas por TB que son VIH negativas. A la
inversa, también es importante la repercusión que la tuberculosis tiene sobre la
evolución de la enfermedad por VIH: observaciones clínicas sustentadas por estudios
en el laboratorio han identificado a la tuberculosis como un factor que acelera el
curso de la infección por VIH, de tal modo que los pacientes VIH-positivos que
padecen tuberculosis tienen una progresión más rápida a sida y se mueren más
precozmente que los que no padecen tuberculosis, aun a pesar del tratamiento
adecuado.
El número de casos de tuberculosis entre los pacientes infectados por el VIH o con
sida es muy variable de unos países a otros, reflejando la prevalencia de la
infección en la población general. En España, aproximadamente, la mitad de los
pacientes con infección por el VIH padecen tuberculosis a lo largo de su vida.
Grupos de riesgo
Como hemos dicho, España es una zona con una prevalencia considerable. Por ello
todos somos "grupo de riesgo". Desde el punto de vista epidemiológico es importante
conocer las personas que pertenecen a los grupos de riesgo más frecuentemente
expuestos a esta enfermedad:
Por zonas geográficas, la tuberculosis es, cada vez con mayor frecuencia, una
enfermedad de las grandes urbes. A nivel nacional, con la creación de la Red
Nacional de Vigilancia Epidemiológica (BOE 24 de Enero 1996), se incluye a la
tuberculosis respiratoria y meníngea dentro de las enfermedades de declaración
obligatoria.
Los médicos de Atención Primaria son una de las fuentes más importantes para la
detección y notificación de casos. Otras fuentes son los médicos de Atención
Especializada, los laboratorios de Microbiología, los servicios de Anatomía
Patológica, los registros de casos de sida, instituciones penitenciarias, etc.
3. Etiopatogenia y fisiopatología
Etiología
Transmisión
Las partículas de mayor tamaño, aunque tengan mayor número de bacilos, son menos
contagiosas, pues caen por gravedad, o en el caso de ser inhaladas, son eliminadas
por el sistema mucociliar y la tos. Cuando una persona con tuberculosis pulmonar o
laríngea tose, estornuda, habla o canta, emite estas pequeñas partículas.
- La duración de la exposición.
Así, por ejemplo, los niños, aunque posible, rara vez son la fuente de infección
para otras personas, pues tosen con menos frecuencia, con menos fuerza, e
infrecuentemente sufren formas cavitadas extensas. Una vez iniciado un tratamiento
correcto, en dos o tres semanas el esputo se esteriliza y la capacidad de infectar
desciende en gran medida. De aquí la importancia que tiene en el control de la
enfermedad el diagnóstico precoz, el aislamiento y el inicio del tratamiento.
Igualmente medidas que pudieran parecer tan superfluas como el cubrir la boca y la
nariz del enfermo al estornudar o toser disminuyen mucho la capacidad de infectar.
De estas y otras medidas hablaremos más tarde en las medidas de control de la
enfermedad. Las micobacterias son sensibles a la radiación ultravioleta. Así,
raramente, se produce el contagio en la calle, a la luz del día.
Patogenia
Una vez en los alvéolos, los bacilos son fagocitados por los macrófagos alveolares
no activados (Estadio I de la patogenia), donde se multiplican y producen la
liberación de citoquinas que, a su vez, atraerán a más macrófagos y monocitos que
de nuevo fagocitarán los bacilos. Se produce una acumulación de monocitos y bacilos
intracelulares (Estadio II o estado de simbiosis, también conocido como Fase de
Crecimiento Logarítmico) entre los días 7 y 21. La posterior necrosis tisular y de
los macrófagos (Necrosis caseosa, Estadio III) hace que se cree un medio
desfavorable para la multiplicación de los bacilos. Esto se produce alrededor de la
tercera semana, coincidiendo con la positivización del PPD.
Este foco primario casi siempre es subpleural, y localizado en la región media del
pulmón (zona inferior de los lóbulos superiores y superior de los lóbulos inferior
y medio), donde el flujo aéreo mayor facilita el que se depositen esos bacilos
inhalados.
- Diabetes Mellitus.
- Silicosis.
- Gastrectomía.
- Bajo peso corporal (10 por ciento o más por debajo del peso ideal).
En cuanto a la edad, los tres períodos de la vida asociados con más riesgo de
progresión a enfermedad son la infancia (sobre todo los dos primeros años de vida),
la década comprendida entre los 15 y los 25 años y la edad avanzada.
Además del efecto notable que la infección por el VIH tiene en la epidemiología y
patogenia de la tuberculosis, hay que mencionar también la influencia que la
infección y la enfermedad tuberculosa tienen sobre la historia natural de la
infección por el VIH. Casi todos los estudios que se han realizado en este sentido,
demuestran que la tuberculosis activa acelera la progresión de la infección por el
VIH y acorta la supervivencia de las personas que la sufren. La carga viral
plasmática aumenta entre 5 y 160 veces, y el recuento de linfocitos CD4 disminuye a
una velocidad 5 veces mayor que en los enfermos VIH-positivos sin tuberculosis. Se
ha confirmado que la administración de profilaxis con isoniacida a personas
coinfectadas retrasa el desarrollo de infecciones oportunistas y aumenta la
supervivencia al evitar que desarrollen tuberculosis. En estudios de laboratorio se
ha corroborado esta observación clínica al demostrarse que la tuberculosis produce
una liberación de citoquinas que aumentan la replicación del VIH.
Los pulmones son los órganos más frecuentemente afectados por la tuberculosis. Así,
el 85 por ciento de los casos son pulmonares.
Sin embargo, como hemos dicho, la tuberculosis es una enfermedad sistémica, y puede
afectar a numerosos órganos de la economía. El derrame pleural puede ocurrir en
cualquier momento después de la primoinfección. La liberación de una pequeña
cantidad de proteínas de los bacilos, material antigénico, desde un foco
parenquimatoso subpleural al espacio pleural produce una reacción inflamatoria con
la acumulación de un exudado.
Clase
Situación
Descripción
No exposición
No infección
No historia de exposición
PPD negativo
Exposición
No infección
Historia de exposición
PPD negativo
Infección
No enfermedad
PPD positivo
Estudios bacteriológicos (si realizados) negativos
No evidencia clínica ni radiológica de TB
3
Enfermedad actual
Enfermedad previa
Sospecha de TB
Según esta clasificación, nadie debería estar más de tres meses en la clase 5, es
decir, sin diagnóstico.
Clínica
Dado su carácter de enfermedad sistémica, los signos y síntomas del enfermo pueden
ser de predominio sistémico, predominar la sintomatología pulmonar, los signos y
síntomas de otro órgano afectado, o ser una combinación de todos ellos.
La instauración de los síntomas es gradual. Por ello a veces son bien tolerados por
el enfermo y pueden pasar en principio inadvertidos, o son atribuidos a otra causa,
como el exceso de trabajo. Otras veces se presenta como fiebre de origen
desconocido, en cuyo diagnóstico diferencial siempre ha de ser incluida, y sólo se
llega a esclarecer tras extensos y repetidos estudios.
La afectación meníngea es más importante a nivel de la base del cerebro, por lo que
pueden verse afectados los pares craneales. Igualmente, puede haber vasculitis de
las arterias focales que pueden dar lugar a aneurismas e infartos hemorrágicos
locales. La afectación de los vasos perforantes de los ganglios basales y de la
protuberancia dará lugar a alteración de los movimientos e infartos lacunares.
Cuando se comprometen las ramas de la arteria cerebral media puede existir una
hemiparesia o hemiplejia.
Suele afectar a varios ganglios linfáticos que se fusionen para formar masas
mediastínicas voluminosas que en la tomografía axial computarizada se verán con
centros hipodensos y realce periférico tras la inyección del contraste.
Laringitis tuberculosa
La ronquera, el dolor de garganta o ambos, son los signos que suelen llevar el
enfermo a consultar. En la era preantibiótica solía ser una forma secundaria a una
tuberculosis pulmonar extensa por la siembra de la mucosa durante la expectoración,
y se presentaba con úlceras dolorosas en epiglotis, faringe, amígdalas y boca, y
frecuentemente afectando al oído medio.
Hoy en día más de la mitad de los casos se deben a siembra hematógena. Esta forma
de tuberculosis es muy contagiosa. Responde bien a la quimioterapia y tiene un
pronóstico favorable.
Tuberculosis genitourinaria
Como hemos mencionado, el riñón es uno de los órganos más frecuentemente afectado
por la tuberculosis. El 25 por ciento de los casos de tuberculosis miliar van a
presentar urocultivos positivos. Igualmente, en un 5-10 por ciento de pacientes con
tuberculosis pulmonar que por lo demás no presentan sintomatología urinaria e
incluso tienen pielografía normal, los urocultivos son positivos. Esta cifra es aún
más alta en los enfermos VIH.
Tuberculosis osteoarticular
Tuberculosis gastrointestinal
Puede afectar a cualquier parte del tracto digestivo desde la boca al ano. Suele
aparecer como consecuencia de la deglución de secreciones respiratorias. Sin
embargo, sólo en el 25 por ciento de los casos hoy en día se encuentran indicios
radiológicos de tuberculosis pulmonar activa o pasada, de forma que el diagnóstico
se lleva a cabo como consecuencia de una laparotomía exploradora.
Peritonitis tuberculosa
Pericarditis tuberculosa
Tuberculosis miliar
La tuberculosis puede afectar a cualquier parte del ojo. Las manifestaciones más
frecuentes son la uveítis y coriorretinitis. La queratitis flictenular es muy
sugestiva de tuberculosis y puede servir de diagnótico diferencial con la
sarcoidosis, de las que clínicamente es difícil de diferenciar.
Hay otras tres formas de afectación extrapulmonar en el VIH que merecen especial
atención:
Diagnóstico
Historia clínica
Exploración física
Patología
Presentación
Antecedentes
Analítica
Radiología
Tuberculosis
Generalmente solapada.
Bien tolerada.
Sd constitucional.
Importante.
Factores de
riesgo.
PPD
Raro leucocitos
muy altos.
Anemia en casos
de larga evolución.
Afectación de
segmentos apicales
de lóbulos superiores y segmentos superiores de
lóbulos inferiores.
Frecuente cavitación.
Neumonía bacteriana
Comienzo agudo.
Impresiona de
mayor gravedad
Menos
importante.
Mayor repercusión
en hemograma:
leucocitosis.
Cualquier afectación.
Menos frecuente cavitación.
Infección
vírica vías
altas
Comienzo agudo.
Síntomas vías altas.
Casos cercanos.
Leucocitosis
moderada.
Linfocitosis.
Normal.
Hemograma
En la enfermedad de larga evolución se observa con frecuencia una anemia con las
características de los trastornos crónicos. La cifra de leucocitos suele ser normal
o ligeramente elevada. La monocitosis, que clásicamente se ha descrito como
asociada a la tuberculosis, sólo se observa en menos de un 10 por ciento de los
casos. Alteraciones hematológicas graves se pueden observar en el seno de una
tuberculosis miliar como se ha explicado: leucopenia, trombopenia, anemia
refractaria, reacciones leucemoides etc., pero no es lo esperable.
Analítica
Radiología
Radiografía de tórax
Dicho esto, hay que saber que la tuberculosis se puede manifestar radiológicamente
con cualquier tipo de imagen, incluso con radiografía normal. En un estudio
publicado en la revista Chest en el año 1999, los enfermos con radiografía normal y
cultivo positivo suponían el 4,8 por ciento del total de los 518 pacientes con
cultivo de esputo positivo de su serie (todos tenían clínica: tos de más de un mes
de evolución, fiebre de más de una semana, o habían tenido una conversión del PPD
en los dos últimos años).
La ecografía abdominal
TAC y RMN
Son más sensibles para hallar lesiones cavitadas en el parénquima pulmonar, que no
son visibles aún en la radiología simple. La tomografía axial computadorizada de
alta resolución del tórax es más sensible para tuberculosis miliar que la
radiografía simple. Se pueden observar numerosos nódulos de 2 a 3 mm distribuidos
por todo el pulmón. Sin embargo, aunque sensibles, estos hallazgos no tienen porque
ser específicos. Pueden aparecer también en otras enfermedades infecciosas
(Haemophilus influenzae, Mycoplasma pneumoniae, Candida albicans), y no infecciosas
(sarcoidosis, adenocarcinoma matastásico, linfoma, amiloidosis, neumoconiosis).
Microbiología
Aparte del esputo, numerosas muestras orgánicas pueden ser procesadas: orina
(igualmente tres muestras de días distintos, la primera de la mañana), LCR, Líquido
pleural, aspirado ganglionar, pus, biopsias, sangre. Deben ser recogidas en envases
estériles y enviadas al laboratorio de microbiología lo antes posible, o
refrigeradas a 4º C hasta el envío.
En piel puede expresar tanto una infección por M. tuberculosis como por
micobacterias no tuberculosas. En los pacientes VIH en cualquier tipo de muestra
una auramina positiva suele corresponder también a tuberculosis, aunque la
posibilidad de micobacterias no tuberculosas es mayor que en los inmunocompetentes.
Todas las muestras remitidas, aunque la auramina sea negativa, son cultivadas en
medios especiales (Lowenstein-Jenssen, Coletsos o similares). En estos medios
habituales el aislamiento del microorganismo puede tardar de 2 a 8 semanas (más
rápido en los medios a base de huevo como el Coletsos, que en los que no lo
llevan).
Otros métodos
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