Directorio 2018 Continuo

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FRATERNIDAD MISIONERA

“APÓSTOLES DE LA PALABRA”

DIRECTORIO GENERAL
de la Fraternidad Misionera
“Apóstoles de la Palabra”

– Diciembre 2018 –
1
Diseño y edición de interiores:
P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap
Renato Leduc 231
Col. Toriello Guerra Tlalpan
14050 Ciudad de México
Tel. (01 55) 5665 5379
Fax: (01 55 5665 4793)
[email protected]
http://zarazua.wordpress.com
WhatsApp: 2282661033

2
Presentación
del P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap
Superior general (2018-2024)

FRATERNIDAD MISIONERA
“APÓSTOLES DE LA PALABRA”
Renato Leduc 231 * Col. Toriello Guerra
14050 Tlalpan * Ciudad de México
Tel. 55 56 65 53 79 * Fax. 55 56 65 47 93
E-Mail: [email protected]

Ciudad de México; a 23 de noviembre de 2018;


memoria litúrgica del Beato Miguel Agustín Pro, sj

Mis queridos hermanos en Cristo:


El III Capítulo General (9-15 de junio de 2018) ha
determinado la actualización de nuestras Constituciones y
de nuestro Directorio General. En este momento histórico
que estamos viviendo como Fraternidad Misionera es
importante recordar que ambos Documentos constituyen
nuestro derecho propio. Pues bien, juntamente con el derecho
universal de la Iglesia, constituyen la hoja de ruta que debe
guiarnos ahora que no contamos con la presencia física de
nuestro fundador. Son un camino seguro para alcanzar
nuestra santificación personal como discípulos y misioneros
de Cristo y realizar la misión que el Señor nos ha
encomendado como Misioneros “Apóstoles de la Palabra”.
En estos Documentos, el P. Amatulli, nuestro amado
fundador, quiso plasmar el carisma y el estilo de vida de los
Misioneros “Apóstoles de la Palabra”. En ellos se describe
nuestra espiritualidad y también nuestra actividad apostólica.
También se puntualizan nuestros compromisos y se señala

3
nuestro itinerario formativo y numerosos aspectos sobre
nuestro ser y quehacer.
Se trata, por tanto, de Documentos fundamentales que
estamos llamados a asimilar para poder vivirlos, dar
testimonio de nuestro carisma y aportar desde él las
intuiciones y propuestas del P. Amatulli en orden a contribuir
a un Nuevo Modelo de Iglesia.
Ahora que el P. Amatulli ha sido llamado a la Casa del
Padre, nosotros hemos recibido la estafeta para continuar la
Misión, en comunión con la Sociedad Misionera “Apóstoles
de la Palabra” y el Movimiento Eclesial “Apóstoles de la
Palabra”. En efecto, es oportuno recordar que el fin
subordinado de la Fraternidad Misionera consiste en apoyar
espiritual y pastoralmente a los laicos comprometidos del
Movimiento Eclesial “Apóstoles de la Palabra” y a las
hermanas de la Sociedad Misionera “Apóstoles de la Palabra”
(Cf. Constituciones, art. 24 § 2).
Adelante, pues, con valor y determinación.

Unidos en la oración, la fidelidad al carisma y el amor a


nuestro padre fundador.

Afectuosamente en Cristo,

__________________________________________________
P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap
Superior general
de la Fraternidad Misionera
“Apóstoles de la Palabra”

4
DIRECTORIO GENERAL
DE LA FRATERNIDAD MISIONERA
“APÓSTOLES DE LA PALABRA”

Disposiciones generales
0.1 El presente Directorio general contiene las normas
prácticas que expresan la aplicación de las Constituciones
de la Fraternidad Misionera “Apóstoles de la Palabra”.
0.2 La interpretación auténtica del Directorio general
corresponde al Capítulo general y, fuera de él, al Superior
general de la Fraternidad Misionera con el consentimiento
de su Consejo.
0.3 Las normas del Directorio general están vigentes mientras
no sean revocadas por el Capítulo general, que puede
revisarlas y renovarlas en su caso (c. 587 § 4;
Constituciones, art. 142).
0.4 El Superior general, con el consentimiento de su Consejo,
por causa grave, puede dispensar temporalmente a toda la
Fraternidad Misionera de las prescripciones del Directorio
general.
0.5 El Superior general puede dispensar a un hermano,
temporalmente, de alguna prescripción del Directorio
general. Para dispensar a toda la comunidad ha de
consultar a su Consejo.
0.6 Los Capítulos generales son momentos especiales de
gracia para la Fraternidad Misionera ya que promueven e
impulsan nuestra fidelidad a Dios y al carisma. Por lo tanto,
es necesario acoger con respeto y sumisión los Documentos
Capitulares, estudiarlos con interés y llevarlos a la práctica.
0.7 Las Circulares del Fundador, tantos las escritas
expresamente a la Fraternidad Misionera, como las que
escribió a toda la Familia Misionera “Apóstoles de la
Palabra” y a cada uno de los tres organismos que la
conforman, son documentos que contienen mandatos,
exhortaciones, constataciones, orientaciones doctrinales y
pastorales, programaciones y evaluaciones sobre el ser y
el quehacer de la Fraternidad Misionera. Los miembros

5
han de esforzarse por acogerlas, meditarlas y ponerlas en
práctica.
0.8 Cada miembro de la Fraternidad Misionera tenga un
ejemplar de las Constituciones y del Directorio general. Si
algún hermano abandona la Fraternidad Misionera, debe
entregarlos al Superior general (c. 587) o al superior
inmediato.
0.9 La sotana y la banda blanca con el escudo de la
Fraternidad Misionera son la insignia de todos los
miembros de la Fraternidad Misionera.
0.10 La cruz llevada en el pecho nos recuerda el signo de
nuestro Salvador y nuestro compromiso con él.
0.11 El escudo de la Fraternidad Misionera contiene: la Biblia
en el centro entregada por una mano y dos manos en actitud
de recibirla; una cruz en el centro, con una paloma en la
parte alta de la cruz, símbolo del Espíritu Santo; a los dos
lados de la cruz, las palabras “Apóstoles de la Palabra”;
bajo las manos, las palabras “Fraternidad Misionera”. El
escudo lleva en el círculo central cinco barras rojas, que
representan cinco lenguas de fuego y, al mismo tiempo, los
cinco continentes.

6
I. Naturaleza
(Constituciones, arts. 1-11)
a. Misión
(Constituciones, arts. 5-6)
1. En una época en que se ha devaluado el sentido de la
misión de la Iglesia, reduciéndola a una mera promoción
humana, la Fraternidad Misionera “Apóstoles de la
Palabra” se compromete a enarbolar la bandera de la
misión en sentido estricto, es decir, haciendo discípulos
de Cristo y ayudando a las iglesias locales a despertar el
sentido misionero (Cf. Boletín “Iglesia y Sectas”, 78;
Circular 20 A toda la Familia Misionera “Apóstoles de
la Palabra”).

b. Ministerio sagrado
(Constituciones, arts. 8-9)
2. Como parte del ejercicio de su carisma, la Fraternidad
Misionera tomará bajo su responsabilidad las parroquias
o lugares de misión más necesitados de atención pastoral,
ya sea por las dificultades representadas por su ubicación
geográfica, o por el descuido de que han sido objeto
durante largos años.
3. Para un apostolado eficaz, pueden resultar de mucha
utilidad las orientaciones prácticas contenidas en los
escritos de nuestro padre Fundador, especialmente:
- Amatulli Valente, Flaviano, La Iglesia y las sectas
¿Pesadilla o Reto?, Ediciones Apóstoles de la Palabra,
México, 1995.
- Amatulli Valente, Flaviano, Hacia un Nuevo Modelo
de Iglesia, Ediciones Apóstoles de la Palabra, México,
2006.
- Amatulli Valente, Flaviano, Extracto de Aparecida,
Ediciones Apóstoles de la Palabra, México, 2007.
- Amatulli Valente, Flaviano, Evangelizar la más noble
aventura, Ediciones Apóstoles de la Palabra, México,
2008.
7
- Amatulli Valente, Flaviano, Inculturar la Iglesia,
Ediciones Apóstoles de la Palabra, México, 2008.
- Amatulli Valente, Flaviano, Charla de sobre mesa entre
curas, Ediciones Apóstoles de la Palabra, México, 2008.
- Amatulli Valente, Flaviano, Cambiar o morir, Ediciones
Apóstoles de la Palabra, México, 2009.
- Amatulli Valente, Flaviano, Listos para la gran misión,
Ediciones Apóstoles de la Palabra, México, 2011.
- Amatulli Valente Flaviano, CD’s La Voz del Fundador,
Ediciones Apóstoles de la Palabra.

Además, son fundamentales las “Orientaciones


prácticas para un apostolado eficaz” (Cf. Apéndice),
donde nuestro padre fundador presenta elementos
fundamentales para el desarrollo de nuestro apostolado,
y los artículos de “Iglesia y Sectas”, nuestro órgano
informativo, especialmente los artículos escritos por
nuestro padre fundador.

II. Carisma propio


(Cf. Constituciones, arts. 12-23)
a. Palabra de Dios
(Cf. Constituciones, art. 14)
4. Nuestra Fraternidad Misionera luchará por hacer de la
Biblia el motor principal de su vida de fe y el principal
instrumento para evangelizar (Circular 19 A toda la
Familia Misionera Apóstoles de la Palabra; Circular 20
A toda la Familia Misionera Apóstoles de la Palabra;
Circular 31 A toda la Familia Misionera Apóstoles de
la Palabra). Es
5. Nuestra máxima preocupación será la de descubrir en
la misma Palabra de Dios, aunada a los “signos de los
tiempos” (Mt 16,2-3; Lc 12,54-56; Mc 8, 12; Mc 13, 1-
23; GS 4), los aspectos concretos y las modalidades
más eficaces para hacer realidad hoy el plan de Dios en

8
nuestra vida personal, en nuestra comunidad y en toda
la Iglesia (Cf. Boletín “Iglesia y Sectas”, 78, pp. 1-3;
Circular 20 A toda la Familia Misionera Apóstoles de
la Palabra; Circular 31 A toda la Familia Misionera
Apóstoles de la Palabra).
6. Por lo tanto, para nosotros todo tiene que relacionarse
con la Biblia. En ella descubriremos los valores, las
actitudes, los criterios de acción y las utopías del
verdadero creyente, con la grande ilusión de vivir
plenamente todo esto y transmitirlo a los demás. Así
daremos plena seguridad y sentido a nuestra vida y a la
vida de los demás (Cfr. Amatulli Valente, Flaviano, Mi
tesoro de espiritualidad bíblica, Ediciones Apóstoles
de la Palabra, México, 2011).

b. Opción preferencial en favor de los pobres


(Cf. Constituciones, arts. 15- 16)
7. Como forma de dar oportunidad a todos, especialmente
a los pobres de dar un servicio misionero a la Iglesia, el
único requisito para dar los primeros pasos en nuestra
comunidad será saber leer y escribir; una vez concluida
la primera etapa (formación y, por lo menos, un año de
promesa en el Voluntariado Misionero), se podrá seguir
con los estudios académicos requeridos para iniciar la
formación en el seminario.
8. Es nuestro ideal que los pobres sean no solamente los
destinatarios privilegiados de la act ividad
evangelizadora, sino también, los principales
protagonistas de la misma (Cf. Boletín “Iglesia y
Sectas”, 78, pp. 1-3; Circular 20 A toda la Familia
Misionera Apóstoles de la Palabra; EG 197-201).

c. Apostolado de frontera
(Cf. Constituciones, arts. 19-23)
9. A través de congresos a distintos niveles, cursos

9
formativos y difusión de literatura apropiada, los
miembros de la Fraternidad Misionera se comprometen
a enfrentar seriamente el problema de las sectas y los
nuevos movimientos religiosos, ayudando al católico a
fundamentar debidamente su fe con miras a no dejarse
confundir por las nuevas propuestas religiosas. (Cf.
Constituciones, art. 22)
10. Por lo que se refiere al problema representado por el
culto a la así llamada “santa muerte” y el fenómeno de
las supersticiones, se aconseja la utilización del libro La
Santa muerte, el mal de ojo y otras supersticiones, del
P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap, de nuestras
ediciones. (Cf. Constituciones, art. 23 § 2)

III. Finalidad
(Cf. Constituciones, art. 24)
11. Con la finalidad de apoyar al Movimiento Eclesial, un
padre designado por el Superior General podrá ser
Asesor eclesiástico del Movimiento Eclesial “Apóstoles
de la Palabra”. Se apoyará al Movimiento Eclesial
mediante retiros y ejercicios espirituales. Así como en
las escuelas catequéticas e institutos de formación de
teología, asesorando o impartiendo alguna clase.
12. Lo mismo se hará con la Sociedad Misionera
“Apóstoles de la Palabra”. Para eso, algunos padres
serán designados por el Superior General de la
Fraternidad Misionera para la dirección espiritual de las
hermanas, la confesión y la formación en todo su
itinerario formativo, empezando desde el Voluntariado
Misionero.
13. Es oportuno que en todas las parroquias y lugares de
misión que sean confiados a nuestro ministerio estén
presentes todos los carismas que se consideren
oportunos para el crecimiento de cada discípulo de
Cristo y cada comunidad. En efecto, según las
10
disposiciones de la Iglesia, nuestro compromiso es vivir
la espiritualidad y la eclesiología de comunión (Cf. Carta
de la Congregación para los Institutos de Vida
Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica,
dirigida a S.E.R. Mons. Fidencio López Plaza, V Obispo
de la diócesis de San Andrés Tuxtla, el 19 de enero de
2018 [Prot. n. DD 2861-1 /2012 y Prot. n. DD 2872-2 /
2012]).

IV. Espiritualidad
(Cf. Constituciones, arts. 25-29)
14. Cada miembro de la Fraternidad Misionera ha de
emprender el camino de santidad; para esto ha de estar
dispuesto a enfrentar grandes sacrificios para lograrlo,
pues sin vida interior, sin silencio y tiempos destinados
a la oración, es inútil hablar de vida espiritual y búsqueda
de la madurez cristiana (Cf. Amatulli Valente Flaviano,
Chispas de Espiritualidad, Ediciones Apóstoles de la
Palabra, 2015, II Parte, cap. 7; Amatulli Valente
Flaviano, Como planear la propia vida espiritual,
Ediciones Apóstoles de la Palabra, 1997).
15. Hay que tomar el compromiso y hacer un esfuerzo
constante para erradicar de la Fraternidad Misionera y
de cada miembro la doble vida: en la economía,
amistades, proyectos personales y música pagana, y el
abuso de bebidas alcohólicas, redes sociales, tabaco, etc.
(Cf. III Capítulo General, 5).
16. En cuanto a las actitudes, evitar las críticas
destructivas, el silencio lesivo, la animadversión, el
insulto y el aislamiento (Cf. III Capítulo General, 60).
17. Que el Superior de cada comunidad supervise que los
seminaristas practiquen las propuestas del padre Amatulli
en el libro “Chispas de espiritualidad”: examen de
conciencia particular, libretas de vida espiritual, Santo
Rosario, oración personal, el silencio meditativo, etc.

11
(Cf. III Capítulo General, 1; Amatulli Valente Flaviano,
Chispas de Espiritualidad, Ediciones Apóstoles de la
Palabra, 2015, II Parte, cap. 6).
18. Los integrantes de la Fraternidad Misionera deben de
incluir en su programa espiritual personal y comunitario
la meditación frecuente de las Constituciones, el
Directorio general, las Circulares y los libros de
espiritualidad escritos por nuestro padre fundador,
particularmente “Chispas de Espiritualidad”,
“Evangelizar, la más noble aventura” y “Como planear
la propia vida espiritual”, de nuestras ediciones.
19. Que los superiores de comunidad insistan en la práctica
de oración personal, según las Constituciones. En efecto,
para el misionero apóstol de la Palabra es indispensable
la oración mental, a la cual dedicará 30 minutos cada
día (Cf. III Capítulo General, 2; Constituciones, art.
56; Cf. VC 38).
20. Como una forma de nutrir la propia vocación a la
santidad, es necesaria la lectura y meditación de la vida
de los santos, particularmente la vida de nuestros santos
intercesores (Cf. III Capítulo General, 2).
21. Que se practique la Lectio divina en todas nuestras
Casas, por lo menos una vez a la semana (Cf. III Capítulo
General, 3).
22. Todo miembro de la Fraternidad Misionera tenga
director espiritual. Se recomienda que sea un padre de
la Fraternidad Misionera, respetando siempre el derecho
de cada miembro a elegir con libertad, incluso a un padre
externo (c. 239 § 2), con la debida aprobación de los
superiores (Cf. III Capítulo General, 4). En efecto, la
dirección espiritual es un instrumento privilegiado para
el crecimiento integral de la persona.
23. El Director espiritual ha de ser elegido con plena
libertad por los seminaristas de entre los sacerdotes
designados por el Superior general. Esta libertad es
12
auténtica solo cuando el seminarista se abre con
sinceridad, confianza y docilidad. El encuentro con el
Director espiritual no debe ser ocasional, sino
sistemático y regular; la calidad del acompañamiento
espiritual es importante para la eficacia de todo el
proceso formativo (Cf. Congregación para el Clero, El
don de la vocación presbiteral. Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 107). Al mismo tiempo, los
Superiores mayores deben tener presente que “nunca
se puede pedir la opinión del director espiritual o de los
confesores cuando se ha de decidir sobre la admisión
de los alumnos a las órdenes o sobre su salida del
seminario” (Cf. c. 240 § 2; Carta Circular 1 del Superior
general de la Fraternidad Misionera “Apóstoles de la
Palabra”, P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap, del 21
de noviembre de 2018).
24. Programar en nuestras Casas y seminarios talleres de
afectividad y sexualidad que conduzcan a los integrantes
de la Fraternidad Misionera a una mayor madurez
humana y afectiva. Que se tenga, al mismo tiempo, en
toda Casa de formación fácil acceso a literatura
formativa sobre dicha temática mediante la constitución
de una Biblioteca de Espiritualidad (Cf. III Capítulo
General, 7).

V. Nuestros compromisos
(Cf. Constituciones, arts. 30-51)
a. Castidad
(Cf. Constituciones, arts. 31-34)
25. Tratándose de algo que afecta profundamente la
naturaleza humana, para algunos la plena vivencia de
este consejo evangélico puede representar un auténtico
martirio aceptado como medio de purificación personal
y signo de total entrega para los intereses del Reino en
busca de la gloria de Dios y la salvación de las almas

13
(Mt 19, 12; Cf. Circular 9 A la Fraternidad Misionera;
Constituciones, art. 32 § 2).
26. A los miembros de la Fraternidad Misionera no les
está permitido asistir a espectáculos que les pueden
afectar en su vida espiritual y vocacional, especialmente
en la castidad, como son: películas pornográficas,
canciones y libros con fondo erótico, bailes públicos,
chateo , palabras de do ble sent ido, etc. (Cf.
Constituciones, art. 33 § 3; III Capítulo General, 63).
27. Que cada integrante de la Fraternidad Misionera use
con moderación los medios de comunicación y los
dispositivos electrónicos, y especialmente internet y las
redes sociales, para salvaguardar la propia castidad (cf.
cc. 277, 2 y 666; III Capítulo General, 63).
28. Para cuidar la castidad se sugiere lo siguiente: no salir
solos con personas del sexo opuesto, no jugar con la
vocación en las redes sociales o en el internet, no andar
solo, buscar el diálogo cuando se esté pasando por algún
problema afectivo o de índole sexual, evitar tener como
cocineras o secretarias a mujeres jóvenes, evitar los
comentarios de doble sentido con relación a las mujeres
y conversaciones de contenido sexual inapropiado (Cf.
III Capítulo General, 63).

b. Pobreza
(Cf. Constituciones, arts. 35-37)
29. Para lograr este ideal de la pobreza y tener el corazón
libre frente a los bienes materiales o a cualquier otra
cosa fuera de Dios, el miembro de la Fraternidad
Misionera no deberá tener la pobreza como algo
impuesto por las circunstancias de la vida y, por lo tanto,
soportada, sino de una pobreza buscada y querida como
signo de libertad interior con miras a la plena vivencia
de los valores del Reino.

14
30. El miembro de la Fraternidad Misionera que realmente
quiere vivir este aspecto de la vida cristiana, teniendo
que escoger entre algo sencillo y algo aparatoso o de
lujo, se inclina por lo más sencillo y humilde. No lo
hace para llamar la atención ni para sentirse superior a
los demás (Cf. Lc 18, 9-14) sino como elección de vida.
31. El ideal de la comunidad consiste en vivir como pobres
entre los pobres, siguiendo el ejemplo de Cristo que «se
hizo pobre para enriquecernos con su pobreza» (2Cor
8, 9) y a sabiendas de que esta actitud, en muchas
ocasiones, le podrá acarrear dificultades al interior de
la misma comunidad cristiana, de parte de gente que ha
hecho de la fe un trampolín para volverse importante y
contar con más oportunidades para progresar en el
aspecto humano (Cf. Circular 9 A la Fraternidad
Misionera).
32. Para vivir la pobreza evangélica, los miembros de la
Fraternidad Misionera pueden tener de tres a cuatro
cambios de ropa. En realidad nuestro estilo de vida
requiere lo mínimo indispensable y viajar ligeros de
equipaje (Cf. III Capítulo General, 62).
33. Por lo que se refiere al vestido y a la vivienda, se tiene
que notar mucha propiedad y limpieza, evitando el lujo
y todo lo que es superfluo (Cf. Amatulli Valente Flaviano,
Evangelizar la más noble aventura, 2011, p. 45).
34. Para favorecer la vivencia de la pobreza se recomienda
a cada miembro de la Fraternidad Misionera lo siguiente:
en ropa y calzado tener lo mínimo indispensable (3 a 4
cambios de ropa), evitar el lujo y todo lo superfluo,
asumir la precariedad con alegría, evitar la actitud y
manía de esperar o pedir bienes materiales a las personas,
abusando de su confianza (Cf. III Capítulo General,
62).
35. Por la promesa o juramento de pobreza, está prohibida
la posesión de una cuenta bancaria propia, bienhechores

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personales, dinero, celular, computadora, cámara
fotográfica o bienes de lujo propios. Todo tiene que ser
comunitario. Hacer la promesa de pobreza no es una
pura formalidad. Es algo serio que exige ciertos
sacrificios.
36. Toda autoridad, desde el Superior hasta el último
coordinador, esfuércese por dar ejemplo de pobreza y
vele para que los hermanos a quienes coordina hagan lo
mismo (Cf. III Capítulo General, 6).
37. El Superior general con su Consejo establecerá la
cantidad de dinero de la cual puede disponer cada
miembro de la Fraternidad Misionera, teniendo en cuenta
la situación de cada etapa formativa. De todos modos,
cada uno queda obligado a informar al respectivo
Superior acerca del manejo de dicho dinero (Cf. III
Capítulo General, 7).

c. Obediencia
(Cf. Constituciones, arts. 38-44)
38. No se trata de una obediencia ciega sino de una
búsqueda común de la voluntad de Dios, sellada por la
decisión del Superior y acatada por todos los miembros
de la comunidad con espíritu de fe (Cf. Circular 9 A la
Fraternidad Misionera).
39. Cada miembro de la Fraternidad Misionera tiene la
obligación de proporcionar una información lo más
complet a y objetiva posible a la autoridad
correspondiente, especialmente al Superior general, para
que puedan formarse un juicio correcto acerca de cada
asunto y atenerse a lo que la autoridad decida.
40. Cada miembro de la Fraternidad Misionera debe ser
responsable y puntual en la entrega de los informes
mensuales, trimestrales y anuales.
41. La obediencia se manifestará también en la disciplina:

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a) Ser puntual al levantarse y respetar el horario de
descanso establecido.
b) Llegar a la Santa Misa y a los diversos momentos de
oración comunit aria con algunos minutos de
anticipación.
c) Ser responsable en las diferentes actividades, tanto en
el apostolado como en la Casa.
d) Obedecer a la autoridad en los diferentes niveles.
e) Aprovechar adecuadamente el tiempo destinado para
el aseo personal y para las diversas actividades.
f) No permitir que los demás esperen; el propio miembro
debe tener conciencia de ser el primero en puntualidad,
preparando el ambiente más oportuno y recibiendo a
los hermanos con caridad y alegría (Cf. Amatulli Valente
Flaviano, Evangelizar la más noble aventura, p. 17).

VI. Nuestra relación con Dios


(Cf. Constituciones, arts. 45-57)
a. Planes de acción a nivel espiritual
(Cf. Constituciones, art. 45)
42. El establecer distintos planes de acción a nivel
espiritual nos protege en contra del peligro de la
superficialidad y de llevar la vida espiritual sin orden;
por eso es importante que cada miembro de la
Fraternidad Misionera tenga su propio plan a seguir de
acuerdo a sus circunstancias:
- PLAN A: para cuando se vive en comunidad y no hay
muchas actividades que realizar.
- PLAN B: para cuando hay muchas actividades que
realizar dentro o fuera de la comunidad.
- PLAN C: para cuando se está de viaje. Puede ser lo
ideal para la oración personal, con meditación, rezo del
Santo Rosario y jaculatorias (Cf. Circular 4 A toda la
Familia Misionera).

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43.Todo miembro de la Fraternidad Misionera tendrá
presente la oración en todas las actividades que realice:
antes de visitar las familias, antes de predicar; si es
sacerdote, antes de celebrar los sacramentos, cuando
se le presente algún problema, etc. Rezar siempre. La
oración nunca es tiempo perdido (Cf. Amatulli Valente
Flaviano, Evangelizar, la más noble aventura, Ediciones
Apóstoles de la Palabra, 2011, p. 85).

b. Corrección fraterna
(Cf. Constituciones, art. 53)
44. La finalidad de la corrección fraterna consiste en que
cada uno tome conciencia de su realidad y luche por
superarse por madurar cada día más en su caminar hacia
la santidad.
45. Debe procurarse que en cada comunidad se tenga
mensualmente el ejercicio de la corrección fraterna.
46. Hay que evitar el peligro de aprovecharse de este
ejercicio para atacar a los demás o desquitarse de alguna
ofensa recibida.
47. Al mismo tiempo, hay que evitar el peligro de
considerar las observaciones de los hermanos como falta
de respeto u ofensa personal, cerrándose a reconocer
las propias debilidades. Al respecto se puede tener en
cuenta lo que nos propone nuestro fundador en:
- Amatulli Valente, Flaviano, «Comunidades “Palabra y
Vida”», Ediciones Apóstoles de la Palabra 2011, p. 54.
- Amatulli Valente, Flaviano, Chispas de Espiritualidad,
Ediciones Apóstoles de la Palabra 1997, p. 84.
- Amatulli Valente, Flaviano, Evangelizar, la más noble
aventura, Ediciones Apóstoles de la Palabra. 2011, p.
52.
48. A ningún hermano está permitido divulgar lo que se
comparte durante la corrección fraterna, ni siquiera a
los formadores o coordinadores.
18
c. Revisión de vida
(Cf. Constituciones, art. 54)
49. La revisión de vida consiste en hacer un análisis de la
vida personal con la ayuda de ciertas personas de
confianza que aporten sugerencias para el crecimiento
personal. Es el interesado quien solicita y todo se hace
en un contexto de oración y un clima de comprensión y
confidencialidad (Cf. Amatulli Valente, Flaviano,
«Comunidades “Palabra y vida”», 2011, p. 54.59).
50. No se debe exigir ni obligar a un hermano a hacer la
revisión de vida en contra de su voluntad.

VII. Nuestra vida fraterna


(Cf. Constituciones, arts. 58-64)
a. Vida en común
(Cf. Constituciones, arts. 58-60)
51. Para construir la comunidad es importante tener en
cuenta lo que sigue:
a) actitud de compresión hacia todos;
b) sentido de corresponsabilidad en el ser y quehacer de
la comunidad;
c) disponibilidad para sacrificar el tiempo, las energías,
los gustos y los intereses personales para el bien de la
comunidad.
52. Se recomienda que en cada Casa se coloque, de manera
visible, un pequeño reglamento, tanto para los residentes
como para los visitantes (Cf. III Capítulo General, 67).
53. Si en algún momento alguien perjudicó a un hermano
con su actitud negativa, que por lo menos busque
reconciliarse con él, especialmente al momento del
examen de conciencia durante el rezo de las Completas,
o en otro momento oportuno.
54. La vivencia de un sano pluralismo debido a las
diferentes mentalidades, culturas y lugares de origen de
cada miembro de la comunidad representa una muestra

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clara de la aceptación de todos los hermanos como hijos
de un mismo Padre y miembros de una misma Iglesia.
Debe evitarse el etnocentrismo (Cf. Circular 32 Para
toda la Familia Misionera).
55. Las dinámicas presentadas en el folleto «Comunidades
“Palabra y Vida”» son una herramienta efectiva para
crecer en la vida comunitaria; para eso, ha de procurarse
tener cada semana o cada dos semanas, según se
establezca en el reglamento propio, una reunión donde
se pongan en práctica dichas dinámicas (Cf. Amatulli
Valente Flaviano, «Comunidades “Palabra y Vida”»,
2011 pp. 12ss). Es importante no sólo hacer alguna
dinámica, sino el proceso completo que recomienda
nuestro padre fundador.
56. Aprovéchese la hora de la comida como el momento
oportuno para la recreación, la convivencia y la
comunicación fraterna.
57. Cada comunidad, a partir de su situación concreta,
debe planear el tiempo y la forma de tener momentos
fuertes de vida comunitaria.
58. La Fraternidad Misionera festeja el aniversario de la
Ordenación sacerdot al de lo s presbítero s y el
cumpleaños de cada uno de los miembros de la
Fraternidad Misionera como un gesto de nuestro aprecio
y para orar por la perseverancia en su vocación.
59. Puesto que juntos formamos la gran Familia Misionera
“Apóst oles de la Palabra”, juntamente con el
Movimiento Eclesial “Apóstoles de la Palabra” y la
Sociedad Misionera “Apóstoles de la Palabra”, se
fomentarán momentos especiales de encuentro para
propiciar un espíritu de mayor colaboración entre todos.
60. Como momentos privilegiados para fomentar la
convivencia entre todos los miembros de la Familia
Misionera “Apóstoles de la Palabra”, celébrese con
especial solemnidad el Día del Apóstol, que es el 23 de
20
mayo (por el natalicio de nuestro padre Fundador) y la
Feria del Apóstol (domingo anterior a la fiesta de la
Asunción).

b. Hospitalidad
(Cf. Constituciones, art. 61)
61. Para favorecer la formación en la hospitalidad y
cordialidad, que durante el Curso Introductorio y el
Noviciado se imparta un taller de urbanidad y buenas
maneras. Para los hermanos coadjutores se dé en el
Aspirantado (Cf. III Capítulo General, 13).

c. Sobre la vida fraterna de los ministros ordenados


de la Fraternidad Misionera
62. Para fomentar la fraternidad entre los ministros
ordenados de la Fraternidad Misionera, se llevará a cabo
encuentros, retiros, paseos periódicos y se compartirá
experiencias de forma frecuente, de manera especial los
que trabajan en la misma zona. Es importante cultivar
también el diálogo epistolar, según el estilo de nuestro
padre fundador (Cf. III Capítulo General, 15).
63. Se sugiere aprovechar las redes sociales para tener
una comunicación constante, tanto a nivel personal como
comunitario (Cf. III Capítulo General, 69).
64. Se recomienda recuperar el compromiso de orar unos
por otros, un mes por cada sacerdote (Cf. III Capítulo
General, 69).
65. El III Capítulo General pide a los Superiores mayores
un monitoreo más constante de los padres (Cf. III
Capítulo General, 69).
66. Los sacerdotes y hermanos asociados participarán en
algunos encuentros mínimos con los demás padres y
hermanos de la Fraternidad Misionera, como los
ejercicios espirituales anuales, un encuentro anual con
los superiores, alguna aportación económica periódica

21
e informes en el tiempo establecido (Cf. III Capítulo
General, 16).
67. Si bien, por el compromiso o responsabilidad propia
del sacerdote, se comprende que tenga habitación
propia, se recomienda que, en algunos encuentros para
retiros, convivencias, formaciones, etc., puedan
compartir cuartos con otros padres o hermanos, con el
fin de evitar el demasiado aislamiento (Cf. III Capítulo
General, 70).
68. Si hubiera algún caso en que algún sacerdote o
hermano tuviera problemas de aislamiento o de otra
índole, los superiores tomarán las medidas o decisiones
pertinentes para su trabajo o habitación (Cf. III Capítulo
General, 70).

VIII. Nuestra vida apostólica


(Cf. Constituciones, arts. 65-71)
69. Que la homilía sea sencilla, práctica y lo más posible
apegada a los textos litúrgicos, según el estilo de nuestro
padre fundador.
70. Para mejorar las homilías se pide leer los textos bíblicos
con anterioridad, usar el método de Lectio divina, pedir
ayuda para aprender a extraer y exponer las ideas
principales y hacer un esquema mental, comentar la
homilía con otros padres, preparar la homilía en grupo,
etc. (Cf. III Capítulo General, 79; Directorio
homilético).
71. Cada miembro de la Fraternidad Misionera según el
don recibido y su manera propia de ser se dedique a
practicar el aspecto del carisma para el cual se siente
más inclinado: pastoral bíblica, apologética, catequesis,
religiosidad popular, misiones populares, medios de
comunicación masiva, conferencias de formación a los
agentes de pastoral, visiteo de casa en casa, diálogo
con determinado tipo de personas, etc. (Cf. Circular 20

22
Para toda la Familia Misionera; Boletín “Iglesia y
Sectas”, 78).
72. Se recomienda que la Dirección General de la
Fraternidad Misionera nombre algún asesor de pastoral
para dar acompañamiento y estructuración a la pastoral
de la Familia Misionera. Puede ser incluso un equipo
formado por miembros de los tres organismos:
Fraternidad Misionera, So ciedad Misio nera y
Movimiento Eclesial (Cf. III Capítulo General, 72).
73. Para que nuestros seminaristas adquieran una sólida
formación pastoral, teórica y práctica, es necesario que
cuenten con una pastoral práctica con objetivos
concretos, acompañados y monitoreados por los
superiores inmediatos; dar indicaciones concretas cada
vez que se va a salir de misión y evaluar al regreso. La
Dirección general designará a alguien para que haga un
formato adecuado de planeación y evaluación pastoral.
Lo s superiores dedicarán más tiempo con los
seminaristas para explicar detalladamente los objetivos
pastorales (Cf. III Capítulo General, 41).

a. Virtudes para una caridad apostólica


74. Como pastores y misioneros del pueblo de Dios, se
sugiere que el apóstol de la Palabra de la Fraternidad
Misionera tenga capacidad de diálogo con la gente, salir
de dos en dos para el apostolado, dar prioridad a los
más necesitados, evitar las malas palabras en las
predicaciones y en la interacción con las personas, tener
mucha disponibilidad de atención hacia la gente y una
mayor ascesis para asumir las diversas carencias o
dificultades en el apostolado (Cf. III Capítulo General,
61).

23
b. Retos importantes
75. Los retos que debe afrontar la Fraternidad Misionera
en lo relacionado a la pastoral son:
- Aprender a trabajar de manera organizada, en base a un
plan, con tareas y objetivos concretos y evaluables.
- implantar el Movimiento Eclesial en los distintos lugares
que tenemos presencia.
- Influir con nuestro carisma en las distintas pastorales,
en los movimientos laicales y en la Iglesia en general.
- Capacitar líderes pastorales, de modo que podamos
extendernos e influir más.
- Estructurar de manera más efectiva nuestro método y
material de catequesis.
- Estructurar distintos planes de trabajo pastoral:
pionerismo, concientización, capacitación, etc. (Cf. III
Capítulo General, 40).

c. Para trabajar con el carisma y, al mismo tiempo,


estar en comunión con la Iglesia local
76. Para implementar nuestro carisma y, al mismo tiempo,
estar en comunión con la pastoral de la diócesis se
sugiere:
- Tener la capacidad de integración.
- Conocer el Plan diocesano y los planes parroquiales y
colaborar en ellos desde nuestro carisma.
- Que se elaboren los convenios pertinentes con las
diócesis.
- Estar abiertos para apoyar en alguna necesidad de la
diócesis: comisiones (encargado de pastoral bíblica,
catequesis, apologética, asesor de algún movimiento,
etc.), trabajos pastorales, etc. (Cf. III Capítulo General,
80).

24
d. Criterios para vivir la comunión con la Iglesia local
77. Para vivir nuestra comunión con la Iglesia local hay
que tener un diálogo constante con los obispos y
sacerdotes, tener un trato respetuoso, participar en las
reuniones con el clero o en asambleas pastorales laicales,
dar también informes de pastoral al obispo o al párroco,
tener en cuenta los planes y procesos diocesanos,
enriquecer la parroquia y la diócesis con nuestro carisma,
involucrarse en actividades parroquiales o de otros
grupos, colaborar con otros párrocos, formar conciencia
en los grupos del Movimiento Eclesial respecto a su
doble pertenencia, a la Familia Misionera y a la parroquia
(Cf. III Capítulo General, 42).

e. Elementos básicos para trabajar en nuestras parroquias


78. Algunos elementos básicos para aplicar en las
parroquias a nuestro cargo son:
Sin olvidar la pastoral de conjunto (Pastoral litúrgica,
profética y social), proponemos lo siguiente:
- Catequesis con nuestro método.
- Formación y atención de agentes de pastoral
- Incentivar el carácter misionero de forma permanente
- Promoción vocacional.
- Promoción de los distintos movimientos y pastorales
necesarias en la parroquia.
- Implantación de misioneros parroquiales.
- Promover el uso de la Biblia en la Santa Misa.
- Buscar y promover iniciativas para separar la economía
del culto litúrgico y sacramental.
- Formar el Consejo parroquial y el Consejo de Asuntos
Económicos (Cf. III Capítulo General, 44).

25
f. Condiciones para aceptar una parroquia
79. Las condiciones para aceptar una parroquia a nuestro
cargo podrían ser:
- Que se nos permita trabajar de acuerdo con nuestro
carisma y método de trabajo.
- Tratar de conocer con anterioridad el territorio de la
parroquia, de modo que sea adecuado para los
compromisos de vida fraterna en común de los padres y
hermanos de la Fraternidad Misionera.
- La Dirección General se encargará de ver si se cuenta
con las condiciones necesarias para establecer una
comunidad en alguna parroquia que se quiera poner a
nuestro cargo (Cf. III Capítulo General, 44).

g. Comunión entre los tres organismos


de la Familia Misionera
80. Para una mejor comunión y apoyo entre los tres
organismos de nuestra Familia Misionera sugerimos que
los sacerdotes, seminaristas y hermanos de nuestras
parroquias o de nuestras comunidades:
- Apoyen a la Sociedad Misionera y al Movimiento Eclesial
en retiros, en la formación, en la vida espiritual, en las
Escuelas catequéticas, etc.
- Que se realicen en conjunto reuniones de planeación y
evaluación.
- Que organicen juntos actividades espirituales y
pastorales.
- Que en las reuniones de los padres de la Fraternidad
Misionera se programe de manera concreta el apoyo a
las hermanas de la Sociedad Misionera y al Movimiento
Eclesial, especialmente al Voluntariado Misionero.
- Facilitar las parroquias a nuestro cuidado a la Sociedad
Misionera y al Movimiento Eclesial pastoral para realizar
experiencias de misión y, en la medida de lo posible,
darles algún apoyo económico.

26
- Que el Asesor o delegado agende con los padres
apóstoles de la Palabra la atención de los diversos centros
de formación de la Fraternidad Misionera, de la Sociedad
Misionera y del Movimiento Eclesial y monitoree
constantemente que se cumpla (Cf. III Capítulo
General, 81).

h. Niveles de acercamiento al pueblo


81. Puesto que la finalidad de la actividad apostólica
consiste en formar a verdaderos discípulos y misioneros
de Cristo, es importante que ésta se desarrolle a
diferentes niveles:

1. Pionerismo
Se trata del primer encuentro con algún grupo apostólico
o una comunidad, para dar a conocer nuestro carisma
utilizando el material básico. Puede durar unos 5-10
minutos. Donde sea posible, se puede aprovechar unos
minutos antes o después de la celebración eucarística
para hacer un diálogo, presentar algún material o
contestar a preguntas.

2. Concientización
Se trata de entusiasmar a la gente, aclarando dudas y
presentando los contenidos básicos de la apologética o
dando una visión panorámica de la Biblia, sin
profundizar. Basta unas horas.

3. Capacitación
Se trata de cursos formales, adecuados al tipo de gente
que asiste, con temas, diálogos, mesas redondas, visitas
domiciliarias y pruebas de aprendizaje. Es importante
que los asistentes hagan prácticas para aprender a
realizar los diálogos o sociodramas. Es recomendable
que, antes de participar en un curso de capacitación,

27
participen en uno de concientización. Los cursos de
capacitación pueden durar dos o tres días completos,
un fin de semana o dos, etc. Es oportuno que, antes de
un curso de capacitación en apologética, haya un curso
bíblico sencillo con el folleto: Amatulli Valente Flaviano,
Historia de la Salvación (Curso Bíblico Popular),
Ediciones Apóstoles de la Palabra, 2010.

i. Método a seguir al iniciar una misión


82. En el lugar donde se inicia la misión se sugiere lo
siguiente:
- Presentarse a los pastores y exponerles las distintas
iniciativas y métodos de trabajo, con su proceso y
finalidad.
- Realizar primero el pionerismo, continuar con la
concientización y luego la capacitación.
- Buscar y establecer contactos.
- Formar líderes.
- Establecer comunidades (Cf. III Capítulo General, 74).

j. Iniciativas para implantar el carisma


83. Para implantar el Movimiento Eclesial mediante los
distintos grupos y Departamentos según nuestro
carisma, se sugiere:
- Dar la formación inicial con los cursos de Biblia,
apologética, etc., con el fin de formar los grupos y
constituir los Departamentos.
- Acompañar estos grupos mediante retiros espirituales,
atención constante, compromiso pastoral, comunidades
“Palabra y Vida”, etc.
- Realizar las visitas domiciliarias con la tarjeta de control,
mediante un proceso de integración a la parroquia o
grupos de la misma.
- Realizar Misiones populares.

28
- Establecer escuelas catequéticas y centros catequísticos.
- Formar líderes teniendo en cuenta los esquemas
formativos que tenemos y el Curso de Teología por
Correspondencia (Cf. III Capítulo General, 75).

k. Para crear una conciencia misionera


84. Para crear una mayor conciencia misionera en la Iglesia
sugerimos lo siguiente:
- Realizar experiencias pastorales, invitando a los padres,
religiosas y miembros de otros grupos pastorales.
- Formar y establecer Misioneros parroquiales.
- Realizar congresos parroquiales y diocesanos con
temática misionera.
- Formar líderes parroquiales.
- Hacer experiencias de misiones populares e
interparroquiales
- Organizar la experiencia de “Biblia Peregrina”, la Fiesta
de la Biblia y otras actividades de animación bíblica de
la pastoral (Cf. III Capítulo General, 76).

l. Opción por los pobres y alejados


85. Para hacer efectiva nuestra opción por los alejados
proponemos algunas directrices:
- Usar un lenguaje sencillo, métodos sencillos, material
didáctico sencillo, teniendo presentes los destinatarios
concretos.
- Realizar Misiones Populares en los lugares más alejados.
- Seguir o ptando po r tomar las parroquias más
abandonadas.
- Realizar visitas a enfermos y dolientes, orando por todos.
- Promover actividades, no sólo en la sede parroquial,
sino en las distintas comunidades que la conforman,
especialmente las más apartadas (Cf. III Capítulo
General, 77).

29
m. Áreas de apostolado
86. Aparte de tener presente todo lo que significa la
actividad apostólica en la Iglesia nosotros como
Apóstoles de la Palabra tenemos que insistir en los
siguientes aspectos:

+ Pastoral Bíblica
Nuestro lema es: “Biblia para todos y Biblia para todo;
todo con la Biblia y nada sin la Biblia”. Por lo tanto,
tenemos que luchar para que en la vida de todo discípulo
de Cristo y en todo el quehacer de la Iglesia, la Biblia
represente la fuente principal de inspiración. Para lograr
este ideal, es oportuno promover las siguientes
iniciativas (Cf. AA.V.V., Palabra de Vida, Ediciones
Apóstoles de la Palabra, 2011):
+ El uso de la Biblia en la Santa Misa, la catequesis
presacramental y la religiosidad popular.
+ La Fiesta de la Biblia
+ La Biblia Peregrina de casa en casa
+ Entronización de la Biblia en los hogares
+ Talleres de Biblia para catequistas y agentes de pastoral
+ Formación de agentes de pastoral bíblica
+ Teatro bíblico
+ Carros alegóricos bíblicos
+ Oración de la noche en familia con Biblia
+ Conferencias y congresos para promover la pastoral
bíblica.

+ Promoción y Defensa de la Fe
Como iniciativas prácticas para enfrentar con éxito el
problema del proselitismo religioso, tenemos que
impulsar las siguientes iniciativas: conferencias, cursos,
campañas, programas de radio y televisión, convivencias
católicas, distribución de literatura casa por casa,
mercados, autobuses, semáforos, centros comerciales,

30
hospitales, cárceles, asilos, etc.; aprovechando de una
manera especial las oportunidades que se nos ofrecen
en las misiones populares.
Para enfrentar con mayor determinación el fenómeno
del éxodo de católicos hacia otras propuestas religiosas,
se recomienda tener presentes: Plan “Despertar”: una
respuesta católica al programa evangélico
“Amanecer”, Plan Mínimo para hacer frente al
problema de los grupos proselitistas y la Nueva
Religiosidad, Método de trabajo del Movimiento
Eclesial “Apóstoles de la Palabra”, Talleres de Biblia
y Apologética y Un método efectivo para hacer frente
al problema de los grupos proselitistas, recogidos en el
libro “Apologética y Ecumenismo: Dos caras de la
misma medalla”, escrito por nuestro padre fundador.

87. Para poder avanzar con éxito en el campo de la


evangelización, es importante involucrar a más gente
en nuestro apostolado, no olvidando el principio: “En
lugar de trabajar por diez, pon diez a trabajar”. Todo es
cuestión de estar bien convencidos de la importancia de
la misión y saber entusiasmar a otros. De hecho, es
importante que desde la niñez se aprenda a ser
misioneros en el mismo ambiente, acompañando a los
adultos en su actividad o repartiendo literatura religiosa
(trípticos, boletines, folletos, etc.). Apenas llegan a tener
mayores responsabilidades es oportuno que los
adolescentes y los jóvenes sean entrenados a “pescar”
gente alejada para que se acerquen más a Cristo y a su
Iglesia. Una vez que alguien esté convencido de la propia
fe no hay que descuidar su preparación y entrenamiento
para volverse en auténticos misioneros de Cristo.
88. Para avanzar más en la evangelización es igualmente
importante aprovechar el aporte sustancial que puedan
dar las librerías católicas para la distribución de nuestro

31
material y los distribuidores a tiempo completo. Para
eso es conveniente que en todas partes logremos poner
a los evangelizadores al contacto con nuestra editorial.
89. Desde un principio el teatro y las convivencias católicas
han representado uno de los más grandes atractivos de
los Apósto les de la Palabra y unos medio s de
evangelización masiva muy poderosos, cosechando
simpatías de parte del pueblo católico. Se trata de algo
muy sencillo y a la vez provechoso, en que todos pueden
participar con un canto, una pieza oratoria, un chiste,
un cuento, etc. El mismo ensayo representa una fuente
inagotable de enriquecimiento mutuo, inventando
historias y personajes, sugiriendo disfraces, gestos y
reflexiones, y propiciando una convivencia prolongada
entre los mismos apóstoles de la Palabra y otros agentes
de pastoral en una actitud activa y creadora. Por lo tanto,
es importante profesionalizar cada día más esta actividad
hasta lograr constituir uno de los apartados más
importantes de nuestra editorial, editando material
impreso y audiovisual (Cf. Circular 3 Para toda la
Familia Misionera).
90. Todo lo anterior mira a formar un nuevo tipo de
misionero, el misionero de la calle que, sin descuidar
los demás aspectos de la vida misionera, se inclina a lo
más sencillo y popular, teniendo contacto personal con
la gente en las calles, donde podrá encontrar a todo
tipo de personas: creyentes y no creyentes, católico
comprometidos y católicos alejados, etc. Se trata de un
grande ideal que tenemos que ir construyendo día con
día, mediante la reflexión y la experiencia práctica (Cf.
Boletín “Iglesia y Sectas”, 78; Circular 20 Para toda
la Familia Misionera).
91. Cada miembro de la Fraternidad Misionera debe tener
en cuenta en su apostolado las Orientaciones prácticas

32
para un apostolado eficaz que nos ha dado a conocer
nuestro padre Fundador (Ver Apéndice).

n. Asambleas
92. Es oportuno que cada año haya una Asamblea a nivel
regional con la participación de todos los miembros de
la Fraternidad Misionera en que se analiza y evalúa la
marcha de la comunidad en los distintos aspectos de su
vida interna y su actividad apostólica, de acuerdo con
las directrices dadas en el Capítulo general.
93. De vez en cuando, en fechas establecidas por acuerdo
tomado entre las tres Direcciones Generales (Fraternidad
Misionera, Sociedad Misionera y Movimiento Eclesial),
habrá una Asamblea en la que part icipen los
representantes de las tres instituciones de la Familia
Misionera “Apóstoles de la Palabra”. La finalidad de
estas asambleas es una toma de conciencia general acerca
de nuestra realidad como Apóstoles de la Palabra, la
eficacia de nuestras propuestas a nivel general y la
manera de colaborar entre todos.

IX. Formación
(Cf. Constituciones, arts. 72-123)
a. Vocación
(Cf. Constituciones, arts. 72-82)
94. En cada evento se invitará a orar por el aumento de
las vocaciones en general y en especial para que alguien
de la propia familia pueda recibir el llamado del Señor y
pueda responder adecuadamente. Se hará una lista
especial de los que acepten esta propuesta con miras a
profundizar este compromiso y afianzar el vínculo entre
los que se comprometen a luchar en el campo vocacional.
(Cf. Circular 21 Para toda la Familia Misionera).
95. Para que la promoción vocacional sea eficaz es
oportuno contar con promotores vocacionales que se

33
dediquen a descubrir y canalizar hacia la comunidad a
posibles jóvenes (muchachos y muchachas) con indicios
de vocación.
96. Es necesario ofrecer un seguimiento oportuno a
quienes manifiesten algún germen de vocación,
invitándolos a participar en jornadas vocacionales,
frecuentar nuestras Casas y apoyarnos en nuestras
misiones, hasta no entrar en nuestros centros de
formación y realizar el Voluntariado Misionero. (Cf.
Circular 18 Para toda la Familia Misionera).
97. Uno de los aspectos más importantes en la promoción
vocacional es el diálogo personal con el joven que
manifiesta algún interés con nuestro carisma y proyecto
misionero.
98. De modo especial, se ha de despertar la inquietud
vocacional en los Apostolines y en los integrantes de
los grupos de la Juventud Misionera “Apóstoles de la
Palabra”. (Cf. Directorio general de Apostolines y
Directorio general de Juventud Misionera “Apóstoles
de la Palabra” [JUMAP]).
99. La Fraternidad Misionera pida, promueva y forme las
vocaciones no sólo para la Fraternidad Misionera sino
para la diócesis y otros institutos.
100. Según la necesidad, el Superior general o regional
nombrarán un Director vocacional que constituirá un
equipo de sacerdotes, hermanos y seminaristas
(promotores vocacionales) dedicados a programar y
realizar retiros, jornadas vocacionales, preseminarios y
otras actividades con miras a descubrir y acompañar a
cuantos manifiesten gérmenes de vocación misionera.
101. Puesto que una condición esencial para ingresar a
nuestros seminarios es la práctica del Voluntariado
Misionero, es importante que el Director vocacional
haga conciencia de este requisito esencial para proceder
en su camino formativo hacia el ministerio sacerdotal.
34
En efecto, es oportuno que reciba la formación completa
y cumpla un año o dos de promesa, según se vea
conveniente para un mejor conocimiento de nuestro
carisma y nuestro método de trabajo.
102. Para aumentar y consolidar las vocaciones en nuestro
Familia Misionera, se pide organizar jo rnadas
vocacionales, invitar a los jóvenes a experiencias de
misión, favorecer el diálogo y hacer invitación personal
a los jóvenes, tomar contactos y darles seguimiento,
organizar retiros de conversión y retiros vocacionales,
incentivar a nuestros seminaristas a invitar a jóvenes a
la experiencia de misión, organizar la iniciativa de
“Vacaciones con Cristo”, aprovechar las homilías para
hablar de la vocación, tomar conciencia de que todos
somos promotores vocacionales, promover también la
vocación a hermano coadjutor y nombrar una comisión
que pueda estructurar mejor la pastoral vocacional (Cf.
III Capítulo General, 43).

b. Itinerario formativo
El itinerario formativo del miembro de la Fraternidad
Misionera comprende:

1° Aspirantado
(Cf. Constituciones, art. 84)
103. El Aspirantado es la etapa que viene después del
Voluntariado Misionero y generalmente se realiza en
nuestros Centros de Acompañamiento y Discernimiento
Vocacional y en el Curso Introductorio. En esta etapa
se ayuda más de cerca al aspirante en el discernimiento
de su vocación.
104. Se aprovecha de esta etapa para conocer de cada
aspirante:
a) su estado de salud física y psíquica,
b) su familia,

35
c) su sentido de responsabilidad,
d) su madurez vocacional,
e)su capacidad intelectual y de convivencia.
105. Durante el Aspirantado el candidato, si no lo tiene,
puede alcanzar el nivel medio superior de sus estudios
en uno de los Centros de Acompañamiento y
Discernimiento Vocacional de la comunidad, parroquias,
o quedándose con su familia a juicio de los superiores y
teniendo en cuenta las circunstancias concretas.
106. Normalmente, el responsable directo de acompañar
a los aspirantes es un seminarista del seminario mayor
designado por el Superior Mayor.
107. Dicho responsable ha de informar a éste acerca de la
situación de cada aspirante, teniendo en cuenta las
distintas áreas (humana, intelectual, espiritual, pastoral
y comunitaria).
108. Al notarse que un aspirante tiene dificultades para
integrarse en la Fraternidad Misionera, se le ayuda a
encontrar su propia realización, ya sea en otra
comunidad, en una diócesis, dentro del Movimiento
Eclesial «Apóstoles de la Palabra» o como simple laico.

2° Postulantado
(Cf. Constituciones, art. 85)
109. Para la admisión al Postulantado se requiere:
a) haber cumplido, al menos, 17 años de edad;
b) presentar una solicitud;
c) contar con certificado médico acerca de su estado de
salud;
d) y entregar informe del Rector del seminario o Superior
Mayor del Instituto correspondiente, si es que ha sido
postulante, novicio o profeso en otra congregación.
110. Admite al Postulantado el Superior Mayor teniendo
en cuenta los informes del formador y los superiores
correspondientes.

36
111. El encargado de esta etapa de la formación es
nombrado por el Superior Mayor.
112. Esta etapa formativa puede variar a juicio del
Superior Mayor que tendrá en cuenta la madurez de
cada postulante.

3° Noviciado
(Cf. Constituciones, art. 86)
113. El Superior Mayor admite al Noviciado teniendo en
cuenta los informes del formador y los superiores
correspondientes.
114. El Maestro de Novicios es nombrado por el Superior
Mayor.
115. El Maestro de Novicios debe tener la disponibilidad
necesaria para ejercer su responsabilidad como tal (Cf.
III Capítulo General, 22; c. 651 §3).
116. Preceden a la entrada al Noviciado ocho días de
ejercicios espirituales.
117. Al iniciar el Noviciado se entrega al novicio un
ejemplar de las Constituciones, para su estudio y
reflexión.
118. Esta etapa formativa normalmente dura un año. Sin
embargo, en caso de necesidad se puede alargar por
uno o dos años más.
119. Le corresponde al Maestro de Novicios formar a los
novicios para:
a) discernir la propia vocación,
b) seguir un camino de mayor perfección mediante la
oración y la abnegación de sí mismos,
c) explicar con más detenimient o lo s Co nsejos
evangélicos,
d) profundizar en la vida y obras del padre fundador,
e) adquirir madurez psicológica y afectiva,
f) aprender a integrar oración, vida apostólica y estudio.

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120. Tres meses antes de terminar el Noviciado, el novicio
solicitará por escrito al Superior Mayor ser admitido a
la primera promesa, manifestando:
a) que pide la admisión libremente,
b) que es consciente de su vocación misionera dentro de
la Fraternidad Misionera,
c) que acepta las obligaciones y los derechos inherentes a
su condición de miembro de la Fraternidad Misionera.

4° Juniorado
(Cf. Constituciones, art. 87)
121. Para la validez de la primera promesa se requiere:
a) haber cumplido por lo menos 20 años de edad,
b) haber realizado válidamente el noviciado,
c) haber sido admitido libremente por el Superior Mayor,
con el consentimiento de su Consejo,
d) que la promesa sea expresa y libre,
e) que la promesa sea recibida por el mismo Superior
Mayor o un delegado.
122. Los hermanos en esta etapa de su formación se
preparan para el Juramento definitivo.
123. Durante esta etapa se cursan los estudios teológicos
en algún seminario diocesano o alguna universidad
católica o instituto de formación religiosa.
124. Entre el rector y el Superior Mayor debe haber una
comunicación constante para que se apoye el proceso
formativo de los juniores.

5° Juramento
(Cf. Constituciones, art. 88)
125. Para la validez del juramento se requiere haber
realizado válidamente todas las renovaciones de las
promesas temporales.

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126. Es recomendable que antes de la promesa por toda
la vida (juramento) se hagan los ejercicios ignacianos
de un mes.
127. Se recomienda a los superiores y a los responsables
de la formación para que sean cuidadosos en acompañar
debidamente a los miembros de la Fraternidad Misionera
antes que den un paso a la etapa sucesiva.

c. Estudios:
Formación académica del aspirante a Presbítero
+ Seminario mayor
(Cf. Constituciones, art. 101 § 1)
128. Lo que se pretende durante la etapa de filosofía es
que los seminaristas aprendan a utilizar con cierta soltura
nuestros métodos propios en el manejo de la
espiritualidad, la oración, la vida comunitaria y la
pastoral.
129. En la etapa de los estudios teológicos el seminarista
tiene que aprender a impartir retiros espirituales, dirigir
breves cursos de ejercicios espirituales especialmente
en nuestro s Centro s de Acompañamiento y
Discernimiento Vocacional, intervenir con charlas en
congresos y en programas de radio y televisión (Cf.
Constituciones, art. 108 § 2).
130. Durante esta etapa formativa el candidato, al contacto
con la Palabra de Dios, teniendo una mayor experiencia
misionera y bajo la guía de los superiores, tiene la
oportunidad de discernir la propia vocación y al mismo
tiempo, desarrollar los posibles gérmenes de la misma.
131. Para evitar que alguien opte por el seminario sin
ningún interés vocacional, sino guiado esencialmente
por un espíritu de superación personal, al terminar el
primer año de promesa dentro del Voluntariado
Misionero, si alguien quiere seguir estudiando, se le dará

39
la oportunidad, quedándose en algún lugar donde se
solicita nuestra presencia para la evangelización.
132. En la etapa del Curso Introductorio se encuentran
los seminaristas que vienen de nuestros Centros de
Acompañamiento y Discernimiento Vocacional y los que
vienen directamente del Voluntariado Misionero. Su
objetivo es ayudarlos a asimilar los valores esenciales
de nuestra Fraternidad Misionera e introducirlos en los
estudios filosóficos.
133. Dense algunos aspectos elementales de filosofía y
teología antes de ingresar a la facultad correspondiente
para que el seminarista pueda mantenerse sólido en su
fe ante ciertas ideologías erróneas (Cf. III Capítulo
General, 18).
134. Se retomen los Cafés Teológicos como una
herramienta de ayuda para que el seminarista asuma con
claridad los temas esenciales de la fe y aprenda a
exponerlos con fluidez (Cf. III Capítulo General, 19).

+ Estilo del seminario propio


(Cf. Constituciones, art. 102)
135. Para evitar la masificación y no experimentar el
cambio brusco de la vida del seminario a la vida real del
ministerio, procuramos que en todo su proceso
formativo el apóstol de la Palabra viva en pequeñas
comunidades, donde se puedan establecer entre todos
los integrantes relaciones realmente humanas, evitando
el anonimato.
136. Al mismo tiempo, esto nos permite manejar
oportunamente los conceptos de «autoformación»,
«autogestión» y «monitoreo constante», que representan
los pilares de nuestro sistema formativo (Cf. Circular
21 A toda la Familia Misionera; Circular 27 A toda la
Familia Misionera).

40
Autoformación
137. En realidad, en este contexto todos se sienten
responsables por ayudarse mutuamente en su caminar a
la luz de la palabra de Dios y siguiendo las indicaciones
de los superiores, contenidas esencialmente en los
respectivos Directorios y en el folleto «Comunidades
“Palabra y Vida”», de nuestras ediciones.

Autogestión
138. Para lo que se refiere a la propia manutención, toda
la comunidad se hace responsable, difundiendo nuestra
literatura y buscando bienhechores. Solamente en casos
especiales (construcción, adquisición de aparatos
especiales, etc.) interviene la economía general. Lo
mismo por lo que se refiere a la vida comunitaria en
todos sus aspectos (incluida la pastoral), es toda la
comunidad la que evalúa la situación y toma decisiones
bajo la guía del coordinador.

Monitoreo constante
139. Todo esto se lleva a cabo bajo la asesoría constante
de los superiores del seminario, que continuamente están
monitoreando las distintas comunidades, ayudando a
solucionar los problemas a medida que se vayan
presentando. En este aspecto están involucrados
directamente el rector del seminario, el prefecto de
estudios, los vicerrectores y los directores espirituales,
cada quien según su propia competencia. En la práctica
cada comunidad es visitada por algún superior unas dos
veces al mes.

d. Sobre el año o años de servicio pastoral de los seminaristas


140. El año de pastoral que se pide a los seminaristas se
da de acuerdo a las necesidades de la comunidad
(coordinador, formador, servicio en parroquias, etc.), a

41
la madurez del candidato y conforme consideren
oportuno los superiores. Puede ser uno o varios años
(Cf. III Capítulo General, 50).
141. Si un seminarista tiene fuertes dificultades para
identificarse con el carisma y está en fuertes dudas en
su seguimiento vocacional, no es conveniente que se
envíe a coordinar una Casa o misión o colaborar
directamente como formador. Es mejor que haga su
pastoral acompañado de alguien más (Cf. III Capítulo
General, 51).
142. Para los seminaristas que hacen su año de pastoral,
se espera que en ese tiempo puedan:
- Adquirir experiencia pastoral
- Fortalecer su vida común, compartiendo con otros
hermanos.
- Entrenarse en el encuentro y trato con la gente.
- Hacerse responsables de los informes personales.
- Mantener la comunión y comunicación con los
superiores.
- Trabajar aspectos personales necesarios, con el debido
acompañamiento.
- Se pide que a cada seminarista se le dé por escrito aquello
que debe trabajar, con copia para el superior inmediato
y el archivo correspondiente.
- Si va a trabajar como formador o coordinador, se pide
que conozca lo s Estatutos y el Directorio del
Voluntariado Misionero, entren en contacto con los
coordinadores a quienes van a suplir y los distintos
apóstoles de la Palabra que trabajan en la zona (Cf. III
Capítulo General, 83).

e. Formación permanente
143. Que cada uno donde se encuentre, aproveche los
programas de formación permanente de la diócesis, para

42
mantenerse actualizados en los diversos temas de la fe
(Cf. III Capítulo General, 23).
144. Que una o dos veces al año se programe por regiones
alguna jornada de formación con temas de actualización
teológica y pastoral (Cf. III Capítulo General, 24).

X. Hermanos coadjutores
a. Diaconado permanente
145. Que los hermanos coadjutores que accedan al
diaconado permanente sigan bajo el régimen de
hermanos coadjutores. Que los hermanos coadjutores
puedan ser postulados al diaconado permanente,
teniendo presentes sus cualidades, aptitudes y
desempeño pastoral (Cf. III Capítulo General, 84).

b. Áreas de estudio
146. Teniendo presente el Art. 110 § 5, es importante que
cada hermano coadjutor, según su capacidad y aptitud,
se especialice en alguna profesión civil y técnica, con
miras a prestar una ayuda más eficaz a la comunidad:
nutrición, mecánica, electricidad, construcción,
administración, computación, plomería, enfermería,
contabilidad, etc. Se recomienda que puedan también
estudiar psicología y otras disciplinas, según la aptitud
del hermano coadjutor y las necesidades de la Familia
Misionera (Cf. III Capítulo General, 85).

c. Formación básica
147. Se recomienda un Diplomado en Teología como parte
de la formación básica de los hermanos coadjutores,
que se puede realizar en la Fraternidad Misionera o en
otras instancias. Que los hermanos coadjutores, según
su capacidad y en diálogo con los superiores, puedan
acceder también a estudios de licenciatura (Cf. III
Capítulo General, 86).

43
d. El paso de una etapa a otra
148. Que el encargado de los hermanos coadjutores,
juntamente con la Dirección general, determinen qué
aspectos deben cumplirse para pasar de una etapa a otra.

e. Pastoral y actividades básicas del carisma


149. Para que los hermanos coadjutores no descuiden la
pastoral y las actividades básicas del carisma, se
recomienda que los coordinadores los integren en las
actividades apostólicas de la comunidad, que haya un
monitoreo constante y se les solicite un informe
periódico. Que el encargado de lo s hermanos
coadjutores, en diálogo con los coordinadores de las
Casas y centros, tenga en cuenta a los hermanos en las
actividades apostólicas (Cf. III Capítulo General, 87).

f. Permanencia en un lugar determinado


150. El hermano coadjutor puede permanecer en un lugar
determinado tres años, renovables por un periodo
consecutivo.

g. Servicios propios del hermano coadjutor


151. Como lo señala el Art. 110 § 1, los hermanos
coadjutores pueden actuar como cooperadores de los
presbíteros: en el cuidado de las casas de la Fraternidad
Misionera, la economía y la pastoral. El Capítulo general
ha sugerido que se agregue también la formación.
Así pues, los hermanos coadjutores pueden realizar estas
actividades:
- coordinador del Voluntariado Misionero,
- formador de un centro del Voluntariado Misionero y
maestro de las Escuelas Catequéticas,
- colaborador en una parroquia,
- haciendo comunidad en una casa para servir sea en la
cocina o en su mantenimiento,
44
- encargado de alguna librería,
- encargado de la administración de una casa, de una
parroquia o un centro.
- coordinador de pastoral.
- otras actividades, según las necesidades de la Familia
Misionera y aptitudes y capacidades de cada hermano
(Cf. III Capítulo General, 88).

XI. Gobierno
a. Capítulo general
(Cf. Constituciones, arts. 136-148)
152. En la elección de los capitulares han de tenerse en
cuenta los siguientes criterios:
a) identificación del carisma propio de la Fraternidad
Misionera,
b) capacidad de conversión y escucha del Espíritu,
c) actitud de diálogo y discernimiento. (Cf. Constituciones,
art. 134, § 3).
153. Es recomendable también que los capitulares tengan,
al menos, un día de retiro espiritual como preparación
inmediata al Capítulo. (Cf. Constituciones, art. 143).

b. Elección del Superior General


(Cf. Constituciones, art. 147)
154. Si el que es elegido para Superior general no acepta,
expondrá las razones de su decisión. Estas serán
debidamente registradas en las actas capitulares y se
procederá a la nueva elección siguiendo el mismo
proceso.
155. Lo mismo se hará cuando se presenta parecida
situación con la elección de los miembros del Consejo.

45
c. Dirección General
(Cf. arts. 149-170)
1. Superior general
(Cf. arts. 149-157)
156. Los capitulares, para elegir al Superior General con
su Consejo, no se dejan guiar por simpatías o intereses
personales, sino más bien por el bien de la Fraternidad
Misionera. Que se fijen en los posibles candidatos que
más sobresalen en prudencia, rectitud, sinceridad, amor
al carisma de la Fraternidad Misionera, espíritu abierto
e imparcial y fidelidad al secreto profesional (Cf.
Constituciones, art. 147).

2. Vicario General
(Cf. arts. 158-159)
157. Durante las ausencias prolongadas del Superior
General, es conveniente que el Vicario General resida
en la Casa Sede de la Fraternidad Misionera, por
cualquier asunto que se pueda presentar (Cf.
Constituciones, art. 156).

XII. Administración de bienes


(Cf. Constituciones, art. 189 § 4)

a. Principios
158. Los bienes temporales de la Fraternidad Misionera
“Apóstoles de la Palabra” son fruto del trabajo de cada
uno de sus miembros y de la generosidad que la
Providencia de Dios suscita en el corazón de sus hijos.
Como medios necesarios y útiles para nuestra vida y
misión y el servicio a los pobres se usan bajo la dirección
del Superior Mayor y en conformidad con las exigencias
de la pobreza evangélica. Todos nos tenemos que sentir
responsables de la administración de los bienes de la
comunidad, haciendo todo el esfuerzo para que no se

46
desperdicien y sean aprovechados debidamente (Cf.
Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y
las Sociedades de Vida Apostólica, Economía al
servicio del carisma y de la misión).
159. Puesto que la administración económica requiere
personas preparadas, es necesario que algunos miembros
de la comunidad se vayan preparando mediante cursos
especializados.
160. La sinceridad y la claridad en la gestión administrativa
son elementos esenciales para la buena marcha de la
comunidad.
161. Según las circunstancias y bajo la guía del Superior
general con su Consejo, se apoyarán mutuamente las
diferentes Casas o regiones, teniendo en cuenta de una
manera especial las Casas u obras que están en la etapa
inicial.

b. Adquisición de bienes (Cf. Constituciones, arts. 190-191)


162. Todos los que están relacionados por nuestra
institución, especialmente los que cuentan con la
promesa y el juramento, tienen que esforzarse cada día
más por identificarse con nuestro carisma y promover
sus iniciativas. Para lograr esto es importante contar
una cierta solvencia económica, poniendo en práctica
las iniciativas que ya se conocen y tratando de descubrir
nuevas maneras de favorecer la economía de cada
comunidad. A continuación se presentas algunas
sugerencias al respecto:
a) organizar colectas con sobres en parroquias que
simpatizan con nuestro carisma;
b) buscar bienhechores;
c) realizar rifas;
d) hacer kermeses;
e) promover becas de estudio;
f) establecer la Obra del Sufragio

47
g) repartir literatura formativa (trípticos, folletos, CD’s,
DVD’s, etc.).
163. Todas las entradas que se perciben mediante estas
iniciativas alimentan el fondo común. En tal sentido,
también las ayudas que vienen de los familiares y el
descuento que se percibe por la distribución de la
literatura no se considera como algo personal, sino
comunitario. Por lo tanto, tiene que entrar al fondo
común.
164. De las entradas que se perciben de parte de los
bienhechores, o por motivos de becas o por inscripción
a la obra de sufragio el 50% quedará en la economía
local y el otro 50% pasará a la administración general o
regional, según indicaciones del Superior general con
su Consejo.
165. En la Capilla de cada una de nuestras Casas, cerca
del Sagrario, tiene que haber dos cuadernos: uno
contendrá los nombres de los bienhechores y fundadores
de becas y otro, la lista de los inscritos a la Obra del
Sufragio. Esto nos ayudará a no olvidar en nuestras
oraciones a cuantos nos apoyan en nuestras necesidades
y a orar por los difuntos encomendados a nuestras
oraciones.

c. Ecónomo (Cf. Constituciones, arts. 196-201)


166. El Ecónomo general debe llevar con exactitud los
libros de:
a) administración,
b) registros de títulos de propiedad
c) contratos (luz, agua, teléfono, predial, etc.) de la Casa
Central.
d) El ecónomo llevará un control de los bienhechores de
la comunidad, enviando respuesta al recibir sus
donativos.

48
e) Mantendrá comunicación con los bienhechores ilustres
con que cuenta la Fraternidad Misionera, enviándoles
felicitaciones en fechas especiales (Navidad, Pascua,
aniversario, etc.).
f) Presenta el informe económico del sexenio, que será
aprobado por el Gobierno General antes del Capítulo
general (Cf. c. 636 §2).
167. Todo lo dicho para el Ecónomo general se aplica,
proporcionalmente, a los Ecónomos regionales y locales.

XIII. Desincorporación de un miembro


de la Fraternidad Misionera
(Cf. Constituciones, arts. 206-211)
168. Es deber de cada miembro ayudar con la oración y
el afecto fraterno a quienes atraviesan momentos difíciles
en su vocación y ofrecer la orientación necesaria para
que supere estos momentos.
169. Según las posibilidades concretas, es bueno que los
superiores pongan al tanto a la comunidad sobre
dificultades que algún miembro de la misma está
atravesando.

49
APÉNDICE

ORIENTACIONES PRÁCTICAS
PARA UN APOSTOLADO EFICAZ
P. Flaviano Amatulli Valente, fmap

A. LÍNEAS GENERALES.
1. Debido al temperamento de la gente, es fácil caer en la
tentación de buscar amistades fuera de la comunidad y
descuidar la buena marcha de la misma. Acuérdense:
primero la comunidad y después los de afuera.
2. Aunque tengamos que apreciar todos los carismas, antes
que nada tenemos que concentrarnos en el nuestro y
tratar de impulsarlo en todas partes y con todos los
medios posibles: literatura, CD, DVD, Internet, etc.
3. Separar la economía de la casa de la economía general
(librería, becas, bienhechores, obras de sufragio,
aguinaldo, etc.).
4. Manejar listas de: + clientes + becas
+ bienhechores + convenios de catequesis.
5. Que se maneje el mismo descuento para libros, CD,
DVD, becas, bienhechores, etc. Este descuento entra
en la economía de la Casa. Cuando se trata de convenios
todo entra en la librería. Se da el descuento del 40%.
6. Involucrar a más gente posible como repartidores.
Proponerse metas concretas y evaluar.
7. Informar a los superiores y esperar instrucciones. Dirigir
al Superior respectivo los casos especiales.
8. Preparar cursos y diplomados por internet con cuotas
módicas.
9. Promover a gente que se prepare con el material que
tenemos (o por internet) e impartir cursos, según su
capacidad.

50
B. DISTRIBUCIÓN DEL MATERIAL.
Esta tiene que ser nuestra máxima preocupación. En esta
línea nos tienen que preocupar de una manera especial
dos aspectos:
1. La difusión del libro “La Respuesta está en las
Escrituras. Preguntas y Respuestas”, el folleto “Historia
de la Salvación (Curso Bíblico Popular)”, “Oremos con
la Biblia”, el CD “Iglesia y Sectas” y los tres DVD del
curso de Apologética.
2. La implantación de nuestro método de catequesis
presacramental. Para lograr esto:
· hay que promover a lo máximo el convenio con los
párrocos, los catequistas y los encargados de la
formación religiosa en los colegios católicos;
· hay que comprometerse a capacitar a la gente que usará
este material.

C. MÉTODO DE TRABAJO.
1. Pionerismo.
Se trata del primer encuentro con algún grupo apostólico
o una comunidad, para dar a conocer nuestro carisma
utilizando el material básico (ver B 1). Puede durar unos
5–10 minutos. Donde sea posible, se puede aprovechar
unos minutos antes o después de la celebración
eucarística para hacer un diálogo, presentar algún
material o contestar a preguntas.
2. Concientización.
Se trata de entusiasmar a la gente, aclarando dudas y
presentando los contenidos básicos de la apologética o
dando una visión panorámica de la Biblia, sin
profundizar. Bastan unas horas.
3. Capacitación.
Se trata de cursos formales, adecuados al tipo de gente
que asiste, con temas, diálogos, mesas redondas, visitas
domiciliarias y pruebas de aprendizaje. Es importante

51
que los asistentes empiecen a aprender a realizar los
diálogos. Antes de un curso de capacitación, tiene que
haber uno de concientización.
Los cursos de capacitación pueden durar dos o tres días
completos, un fin de semana o dos, etc. Es oportuno
que, antes de un curso de capacitación en Apologética,
haya un curso bíblico sencillo con el folleto “Historia
de la Salvación (Curso Bíblico Popular)”.

D. INVOLUCRAR A LA GENTE
Y DARLE RESPONSABILIDAD.
1. Para no cansar a la gente, impactar más y asegurar que
alguien quede a cargo de la obra, es oportuno contar
con alguien que apoye desde un principio, leyendo
alguna parte de la Biblia, haciendo algún comentario o
estimulando el deseo de aprendizaje de los asistentes
mediante alguna pregunta.
2. Estas personas ayudarán en el transcurso de la actividad
y se harán cargo de dar seguimiento a nuestra actividad:
ayudar a los alumnos a cumplir con las tareas, apoyarlos
en el entrenamiento concreto (visitas domiciliarias,
diálogos, etc.), corregir las tareas, etc.
3. Una vez que se sientan seguras, se lanzarán a impartir
cursos por su cuenta, dentro y fuera de la propia
comunidad. Al notar su preparación, fácilmente podrán
volverse en líderes de las nuevas comunidades que vayan
surgiendo.
4. Una vez logrado esto, hay que dedicar tiempo a formar
y orientar a estas personas, invitándolas a ir a nuestros
centros. En realidad, es difícil visitar continuamente a
todas las comunidades que vayan surgiendo. Son estos
colaboradores, que se van a preparar y van a visitar a
sus grupos. Solamente así se garantiza la continuidad.
O todo se echa a perder, como ha sucedido casi siempre.

52
5. En lugar de dedicar tiempo a formar a gente que después
no va a continuar con nosotros, es mejor formar a
multiplicadores y lanzarlos, dándole un seguimiento
constante mediante encuentros en nuestras Casas.
6. Normalmente hay que formar “Misioneros
Parroquiales” que pueden pertenecer a nuestro
Mo vimiento (Depart amento de “Misioneros
Parroquiales”) o solamente a las parroquias. De todos
modos, trabajan solamente en su parroquia. En este caso,
hay que ver quiénes están dispuestos a ser “Apóstoles
de la Palabra” (Departamento “Promotores y Defensores
de la Fe”, “Pastoral Bíblica”, etc.) con el compromiso
de prepararse mejor y trabajar en otras parroquias.

E. ORGANIZACIÓN DEL MOVIMIENTO ECLESIAL.


1. Para que el Movimiento pueda implantarse en cada
país con sus distintos departamentos, es necesario que
desde un principio se nombre a un coordinador a nivel
nacional, diocesano y parroquial. Éstos poco a poco
irán formando a sus respectivos equipos. Ver anexo
2. Que de cada país se informe a la Dirección General del
Movimiento Eclesial y al propio Superior acerca de la
marcha de cada Departamento.

NOTA:
Para que nuestro material audiovisual impacte, es
importante que la gente lo escuche y lo vea. Para eso es
necesario conseguir y utilizar lo s aparat os
correspondientes.

QUE SE PONGAN EN CADA CASA ESTAS


ORIENTACIONES PRÁCTICAS
EN ALGÚN LUGAR VISIBLE, DE MANERA QUE
TODOS LOS MIEMBROS DE LA COMUNIDAD LAS
PUEDAN LEER CON FACILIDAD.

53
¿Qué es
una Sociedad de Vida Apostólica?
Lee atentamente el presente cuestionario. Después de
leerlo detenidamente, haz un resumen de los
elementos más importantes.

¿Qué es una Sociedad de Vida Apostólica?


En el Código de Derecho Canónico (c. 731) se dice que
las Sociedades de Vida Apostólica se asemejan a los Institutos
de Vida Consagrada, pero no están comprendidas entre ellos.
Son personas jurídicas públicas erigidas por la autoridad
competente. Sus miembros buscan el fin apostólico propio
de la sociedad, viven vida fraterna en común y aspiran a la
perfección de la caridad por la observancia de las
Constituciones.

¿Por qué surgieron las Sociedades de Vida Apostólica?


Porque sus fundadores no querían fundar un instituto
religioso para dedicarse más libremente al apostolado y no
querían fundar una mera sociedad secular porque deseaban
que sus nuevas fundaciones fueran comunidades de hombres
muy comprometidos espiritualmente con las exigencias de la
perfección personal y del apostolado.

¿Cuáles son los elementos esenciales de una Sociedad de Vida


Apostólica?
- Fin apostólico
- Vida fraterna en común
- Aspiración a la perfección de la caridad por la observancia
de las Constituciones.

54
¿Cuál es el fin de las Sociedades de Vida Apostólica?
Las Sociedades de Vida Apostólica se caracterizan por
el hecho de que su finalidad es la actividad apostólica. Sus
miembros buscan vivir a la manera de los apóstoles, fieles a
su propia vocación, compartiendo la misión recibida,
formando una comunidad de discípulos que siguen a Cristo
en un determinado carisma. Cada sociedad tiene el fin
apostólico propio para el cual ha surgido en la Iglesia y ejerce
su apostolado obrando en su nombre y por mandato suyo.

¿En qué consiste la vida fraterna en común?


Se trata de un estilo de vida fraterna común flexible,
que debe favorecer el ejercicio del apostolado. En otros
aspectos, la vida común es análoga a la de los institutos
religiosos: los miembros viven en una misma casa, bajo la
autoridad de un superior y en observancia de las
constituciones. Las constituciones establecen el modo
particular en que vive la vida fraterna común cada sociedad.

¿Cómo buscan la santidad los miembros de las Sociedades de


Vida Apostólica?
La tensión a la caridad es el fin de todo camino cristiano:
la santidad (cf. LG 39). Para los miembros de sociedades de
vida apostólica este camino pasa necesariamente a través del
proyecto de vida propio de la sociedad y codificado en las
constituciones, por lo que las constituciones adquieren un
rango de especial importancia como medio para alcanzar la
perfección de la caridad.

¿Los miembros de las Sociedades de Vida Apostólica deben


practicar los consejos evangélicos?
La práctica de los consejos evangélicos no forma parte
de la esencia de todas las sociedades de vida apostólica, como
es el caso de los institutos de vida consagrada, sino que
algunas los asumen, formando así parte esencial de su forma

55
de vida y siendo un medio privilegiado para conseguir el fin
apostólico de la sociedad. Se regula su práctica de acuerdo
con el derecho universal y el derecho propio.
Entre las Sociedades de Vida Apostólica hay algunas
“cuyos miembros abrazan los consejos evangélicos mediante
un vínculo determinado por las constituciones” (c. 731 § 2).

¿Los miembros de las Sociedades de Vida Apostólica son


consagrados?
En las Sociedades de Vida Apostólica se da la esencia
de una propia y verdadera consagración a Dios en la Iglesia,
desde el punto de vista teológico y espiritual, aunque no desde
un punto de vista canónico.

¿Por qué?
El Derecho Canónico actual sólo reconoce una
consagración, la que se hace precisamente por la pro­fesión
de los consejos evangélicos mediante un vínculo reconocido
canónicamente por la Iglesia y profesado en un Instituto de
vida consagrada también reconocido por la Iglesia.
En una Sociedad de Vida Apostólica no se asumen los
consejos evangélicos como elemento principal de su vida,
sino como dinamismos espirituales para fortale­cer su entrega
a la misión.

¿Cuál es el tipo de teología que fundamenta a las Sociedades


de Vida Apostólica?
Las Comunidades de vida apostólica se funda­mentan
en la teología de la Misión más que en la teología de la Vida
Co nsagrada mediant e la pro fesión de lo s co nsejos
evangélicos.

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