La Querella Entre Antiguos y Modernos

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La Querella entre Antiguos y Modernos (Racionalismo Ilustrado).

Siglos XVII y XVIII

I.- Grupo de los Antiguos:


o Nicolás Boileau (1636-1711)
o Jean Racine (1639-1699)
o William Temple (1628-1699)

II.- Grupo de los Modernos:


o Charles Perrault (1628-1703)
o Bernard Le Bovier de Fontenelle (1657-1757)
o Alessandro Tassoni (1565-1635)
o Henri Desmarest (1661-1741)
o William Wotton (1666-1727)
o Richard Bentley (1662-1742)

Opinólogos:
o Jonathan Swift (1667-1745)
o Friedrich Schiller (1759-1805)

Bibliografía (estado de la cuestión)


o Simón Marchán “la disolución del clasicismo y la construcción de lo moderno”,
2010
o Gilbert Highet “La tradición clásica. Influencias griegas y romanas en la literatura
occidental”, 1954
o Elizabeth Cropper “Antiguos y Modernos: Alessandro Tassoni, Franceso Scannelli
y la experiencia del arte moderno”, 2001
o Marc Fumaroli “Las abejas y las arañas. La querella de los Antiguo y los
Modernos”, 1991
o Joseph Levine, “Antiguos y modernos reconsiderados”, 1981

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Fuentes históricas (fragmentos)

C. Perrault, “El siglo de oro de Luis el Grande”


“La bella Antigüedad fue siempre venerable, pero nunca creí que fue adorable. Veo a los
antiguos, sin doblar las rodillas: son grandes, es verdad, pero hombres como nosotros: y
cabe compararse, sin temor a ser injusto, el siglo de Luis al bello Siglo de Augusto”
Fontanelle,”Digresión sobre los Antiguos y Modernos”
“Un buen espíritu cultivado está, por así decirlo, compuesto por todos los espíritus de los
siglos anteriores. No es sino un mismo espíritu que se ha cultivado durante un mismo
tiempo. Así, este hombre que ha vivido desde los inicios del mundo hasta hoy, tuvo su
infancia en la que sólo se ocupó de las necesidades más apremiantes de la vida, su juventud
en las que tuvo bastantes éxitos con relación a las cosas de la imaginación tales como la
poesía y la elocuencia y en las que incluso empezó a razonar, pero con menos solidez que
pasión. Se encuentra ahora en la edad de la virilidad, en la que razona con fuerza y tiene
más luces que nunca, pero estaría mucho más adelantado si la pasión por la guerra no le
hubiera mantenido ocupado tanto tiempo y no le hubiera inspirado cierto desprecio por las
ciencias, a las que finalmente ha vuelto”
“Resulta engorroso no poder llevar hasta su término esta comparación –entre antiguos y
modernos- que lleva tan buen camino, pero me veo obligado a reconocer que este hombre –
moderno- no tendrá vejez. Siempre estará capacitado para las cosas que corresponden con
su juventud y estará cada día más capacitado para las que se corresponden con la edad de la
virilidad”
“Los antiguos inventaron todo: este es el argumento triunfal de sus partidarios. Por tanto,
poseían más inteligencia que nosotros. Nada de eso: lo que ocurre es que nos precedieron.
Me gustaría que se les alabase también por haber sido los primeros en beber el agua de
nuestros ríos, y que se nos insultase por no beber más que sus restos. Si nosotros
hubiéramos estado en su lugar, habríamos inventado…no hay nada que detenga tanto el
progreso de las cosas, nada que limite tanto los espíritus como la excesiva admiración por
los Antiguos. No sólo no avanzaba nada la filosofía, porque estaba sometida
completamente a la autoridad de Aristóteles, y porque no se buscaba la verdad más que en
sus escritos enigmáticos y nunca en la naturaleza, sino que había caído en un abismo de
galimatías y de ideas ininteligibles de donde ha costado muchísimo trabajo sacarla.”
William Temple “Ensayos sobre la erudición antigua y moderna”

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Primer ensayo
“Con respecto a la gramática o la retórica, ningún hombre jamás disputó con ellos (los
Antiguos); tampoco en cuanto a la poesía, que yo haya escuchado alguna vez, salvo el
nuevo autor francés que he mencionado (Fontenelle); y en contra de cuya opinión no
podría, creo yo, haberse dado nunca una evidencia más sólida que sus propios poemas,
impresos junto con aquel tratado”
Segundo ensayo
“Nuestros sabios modernos, y especialmente a los teólogos de esa secta entre quienes
parece que se ha contagiado esta enfermedad y quienes piensan que el mundo “está siempre
mejorando y que nada es olvidado de lo que haya sido sabido en la humanidad”, parecen
haber olvidado ellos mismos que la humildad y la caridad son virtudes que atraviesan todo
el Evangelio”
Primer ensayo
“Como los defensores de los Modernos conceden, aunque de muy mala gana, la
preeminencia de los Antiguos en la poesía, la oratoria, la pintura, la escultura y la
arquitectura, procederé a examinar el reporte que dan de aquellas ciencias en las que
afirman que los Modernos exceden a los Antiguos, entre las cuales dicen que las principales
son: la invención de instrumentos, la química, la anatomía, la historia natural de minerales,
plantas y animales, la astronomía y la óptica, la música, la medicina, la filosofía natural, la
filología y la teología, de las todas las cuales haré una breve exploración”
“los vastos continentes de la China, las Indias Orientales y Occidentales, las amplias
extensiones y costas de África, y las innumerables islas pertenecientes a ellas, han sido
incorporadas de este modo a nuestro conocimiento y a nuestros mapas. Han sido traídas
hacia nosotros grandes cantidades de riqueza y lujos, pero ningún conocimiento, más allá
de las dimensiones y la situación de los países, las costumbres y los modales de muchas
naciones originarias a las cuales llamamos bárbaras y que estoy seguro de que hemos
tratado como si apenas las consideráramos parte de la humanidad. No tengo duda de que se
hubieran hecho muchos usos más nobles y grandiosos de estas conquistas y
descubrimientos si les hubiera tocado a los griegos y los romanos de aquellas épocas en que
el conocimiento y la fama eran tan requeridos como los son la riqueza y las ganancias
infinitas entre nosotros ahora”
Jonathan Swift “Batalla entre los libros antiguos y modernos”
“La sátira es una clase de espejo en el que quienes se miran ven reflejado el rostro de todos
menos el suyo; esta es la razón principal por la que halla tan favorable acogida en el
mundo, y la razón por la cual tan pocos se muestran ofendidos con ella”
La abeja se estrella involuntariamente contra la casa (tela) de la araña, y ésta le dice:
“Bribona, bribona, aun así pienso que deberías tener más respeto por una persona a quien
todo el mundo reconoce que es, por mucho, superior a ti”. “¡qué dices!, exclamó la abeja-.
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La comparación puede resultar buena como broma, pero harás el favor de dejarme conocer
la razón que todo el mundo se complace en utilizar en tan ilusa disputa”. A esto la araña,
habiéndose hinchado hasta adquirir tamaño y postura de litigante, comenzó su discurso con
verdadero espíritu de controversia, con la resolución de ser realmente procaz y ofensiva,
enfatizando sus razones sin prestar la menor atención a las respuestas u objeciones de su
oponente y predeterminando por completo su mente contra toda prueba.
“Para no hacerme desmerecer, dijo la arañacon la comparación con tal canalla: ¿qué eres tú,
sino una vagabunda sin casa ni techo, sin bienes, sin herencia? Nacida sin posesión alguna,
salvo un par de alas y una trompa; tu medio de vida es el saqueo universal de la naturaleza,
eres pirata de campos y jardines, y si de robar se trata, robarás igual una ortiga que una
violeta. En cambio, yo soy un animal doméstico, equipado con un depósito natural en mi
interior. Este gran castillo (para mostrar mis adelantos en matemáticas) lo construí por
completo con mis propias manos y todos los materiales fueron extraídos de mi propia
persona”
“Me complace, contestó la abeja, escucharte conceder, al menos, que me gano la vida
honestamente con mis propias alas y con mi propia voz, pues así, parece, sólo al Cielo le
debo mis vuelos y mi música; y la Providencia jamás me habría otorgado este par de dones
sin haberlos diseñado para los fines más nobles. Visito, en efecto, a todas las flores y
capullos de campos y jardines, pero todo lo que allí recolecto me enriquece sin prejuicio
alguno para su belleza, su aroma o su sabor. Ahora bien, en cuanto a ti y a tus habilidades
en arquitectura y otras ciencias matemáticas, poco tengo que decir. En este edificio tuyo
debe de haber habido, por lo que sé, trabajo y método suficiente; pero, según la triste
experiencia de ambos, es demasiado evidente que los materiales son malos; y espero que de
ahora en adelante escarmientes y consideres tanto duración y materia, como método y arte.
Te jactas, en verdad, de no deberle nada a criatura alguna y de diseñar y tejer todo por ti
misma, en otras palabras, si hemos de juzgar el licor del recipiente por lo que sale de él,
albergas en tu pecho un gran almacén repleto de suciedad y veneno, y, aunque por ningún
motivo rebajaría o despreciaría tu legítimo depósito de ambas cosas, dudo, sin embargo,
que para incrementarlas en algo no estés necesitada de alguna ayuda externa (…) así pues,
¿quién es el más noble de los dos? ¿aquel que mediante la perezosa contemplación de diez
centímetros cuadrados, con un orgullo petulante que se genera y se alimenta de sí mismo, lo
convierte todo en excremento y veneno, sin producir nada en absoluto, salvo hongos
venenosos y telas de araña, o aquel que, desde vastos ámbitos, mediante una larga
búsqueda, buen juicio y discurrimiento, trae a casa cera y miel?”
Michel de Montaigne
“Nada está tan vivo en los labios de los hombres como su nombre y su obra; nada es tan
conocido y aceptado como Troya, Helena y sus guerras, que quizá nunca tuvieron lugar.
Seguimos dando a nuestros hijos nombres que él acuñó hace más de tres mil años. ¿Quién
no ha oído hablar de Héctor y de Aquiles? No sólo linajes individuales sino la mayor parte
de las naciones buscan sus orígenes en las invenciones de Homero”
Richard Bentley
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“Escribió una serie de cantos y rapsodias que cantaba él mismo por un poco de dinero y una
buena diversión en las celebraciones y otros días de júbilo; compuso la Ilíada para los
hombres y la Odisea para el otro sexo”
Friedrich Schiller
“Tampoco podrá un poeta antiguo y Homero menos que nadie, resistir la comparación con
el poeta moderno en aquello que constituye su distinción característica. El antiguo es, si se
me permite expresarlo así, poderoso por el arte de la limitación; el moderno lo es por el arte
de la infinitud”

Comentario historiográfico:
Gilbert Highet (La tradición clásica. Influencias griegas y romanas en la literatura
occidental, 1954)
En primer lugar, es notable que una discusión acerca del gusto haya durado tantos años y
ocupado la atención de tantos hombres doctos, pues esto quiere decir que el plano de la
crítica, y por lo tanto de la literatura, estaba en un nivel sumamente elevado. En segundo
lugar, entre las personalidades envueltas en la lucha se contaban algunas de las más grandes
de la época: Blaise Pascal, Nicolas Boileau, Richard Bentley, Swift. En tercer lugar, los
puntos que se sometieron a debate tenían profunda significación, como la siguen teniendo
en nuestros días. Esos mismos problemas tornan a presentarse (aunque a menudo
disfrazados o mal comprendidos) en casi todas las discusiones contemporáneas acerca de la
educación, la crítica estética y la transmisión de la cultura. La batalla que se trabó en
Francia e Inglaterra a fines del siglo xvii no fue más que simple episodio de una gran guerra
que se había estado gestando a lo largo de dos mil años, y cuyas raíces aún subsisten. Es la
guerra entre tradición y modernidad, entre originalidad y autoridad

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