Cuatro Filosofías de La Educación

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

CUATRO FILOSOFÍAS DE LA EDUCACIÓN

¿Cómo deberíamos educarnos?

Sócrates nos decía no sepamos a que hacer hasta que no sepamos que somos, mientras que
apolo aconsejaba el conocerse a uno mismo.

¿Qué es el hombre?

Esta seria la primera y ultima pregunta filosófica, de acuerdo a esta pregunta sabremos como
debemos vivir.

ESQUEMA ANTROPOLOGICO

Podemos clasificar en cuatro. Utilizando el esquema de Platón.

- Intelecto.
- Fuerza de voluntad.
- Deseos.

Se pueden renombrar como

- Sentimientos
- Voluntad
- Intelecto

No hay sentimiento, sin los saberes. El aspecto de escoger también representa algo, el deseo.
Los humanos no pueden tener voluntad sin inteligencia.

Estas serían como las concesiones del hombre, y pueden ser enlazarlos con la educación de
acuerdo con el peso que se representan entre las psiques que están aquí representadas.

¿Qué somos y que querríamos llegar a ser?

Juan Antonio Negrete Alcudia trata de responder a esa pregunta:

- Querríamos llegar a tener una vida buena.


- Pero ¿cómo es una vida buena? Y por lo tanto ¿cómo educar para tener una vida
buena?

Concluye que es necesario primero saber qué somos (¿qué es el hombre?), y explica cuatro
visiones del hombre:

1. Toda educación es manipulación.

2. Emotivismo y búsqueda de la felicidad.

3. Voluntad y educación en el deber.

4. Conócete a ti mismo.

De estas visiones derivan preguntas interesantes a las Maestras y Maestros:

• ¿Cómo estamos educando en el mundo actual?

• ¿Cómo estas educando? ¿Para qué tus alumnos tengan una buena vida?
1. Toda educación es manipulación
Uno de los grandes riesgos que debe enfrentar el educador, si quiere educar al “hombre
de palabra”, es la manipulación que se intenta lograr a través del lenguaje. Se trata de
la manipulación más efectivamente perversa; por cuanto es subrepticia y apunta
directamente a la capacidad de pensar y comunicarse. Aquí, analizaremos algunas
estrategias de manipulación, pues al hacerla consciente, se impide su actuar subrepticio
y, por lo mismo, sus efectos.

No tenemos características propias que nos definan y que la educación debería


fomentar y desarrollar y hacer crecer. Por lo tanto, piensa que “TODA EDUCACIÓN ES
MANIPULACIÓN”. Se pregunta ¿qué es el hombre y para qué está? Esta teoría
contestará: es NADA y está para NADA.

Es decir que no somos nada predeterminado, no tenemos esencia ni finalidad


preestablecida, sino que somos una existencia plenamente abierta. Estamos
condenados a ser libres diría SARTRE. Con un sujeto podríamos hacer cualquier cosa y él
mismo podría hacer cualquier cosa de sí mismo. ¿Cómo deberíamos vivir? Está
pregunta no tiene respuesta. Pues, no hay un cómo vivir por naturaleza.

Desde una perspectiva budista, según Buda si reflexionamos, nos daremos cuenta de
que tras todas las apariencias no hay nada y nosotros mismos no somos nada. Todo es
un juego ilusorio. La pedagogía tendría que demostrarnos esa nada. Y en eso consiste la
meditación en liberarnos de todo sentimiento, de toda intención y de todo
pensamiento; o quizás contemplarlos pasar sin identificarnos con ellos.

2. Emotivismo y búsqueda de la felicidad


Afirma que nuestra esencia son los sentimientos. La finalidad última de la vida es la
felicidad, al fin y al cabo una persona debería alcanzar un estado sentimental positivo y
duradero en lo posible. La bondad de la vida se mide por la felicidad vivida.

Los sentimentalistas consideran que tenemos un fuerte sentimiento empático que nos
hace estar alegre cuando están alegres nuestros semejantes y sufrir cuando estos
sufren. También tenemos sentimientos con el trato solidario hacia las personas, por
ejemplo: sentimientos de injusticia cuando vemos un trato desigual.

El modo de realizar esta educación emocional está basado en el amor y el respeto por el
sentimiento de los chicos o del educando, desde el primer momento de su existencia en
el seno materno hasta el último día de su vida.

Solo mediante el respeto de los sentimientos podemos conseguir conducir a una


persona a aquello que le conviene para vivir una vida buena y feliz. Podemos estar
seguros de todo aquello que resulta más doloroso que satisfactorio es perjudicial y no
supone una correcta educación. En ese camino hay que dar prioridad a la satisfacción
que al dolor. Una administración bien medida de placeres y dolores, premios y castigos
es la única manera de conducir a alguien hacia donde queremos que vaya, lo que se
suele llamar inadecuadamente conductismo.
3. Voluntad y educación en el deber
La capacidad más autónoma para decidir nuestros actos. Esto no implica negar que los
sentimientos o la razón tengan un fuerte peso en nuestras decisiones, pero, al fin y al
cabo, pese a todas las razones que nos pueda ofrecer nuestro entendimiento y frente a
todas las motivaciones emocionales que tengamos, al fin hacemos lo que queremos, lo
que nuestra voluntad decide.

La pedagogía voluntarista se pregunta ¿Cómo deberíamos educar a un hombre? Ahora


no es lo más importante la educación emocional, sino la de la conciencia moral. No hay
que fomentar que las cosas se hagan por empatía, por miedo o cualquier otro
sentimiento, sino por el deber mismo. Se sostiene que no se puede educar mediante
premios y castigos, porque sería adiestrar a un ser servil, al contrario, a veces hay que
enseñar a sobreponerse a los sentimientos por muy compasivos que sean sino
responden a lo justo. Es cierto que tenemos sentimientos morales, como el sentimiento
de respeto hacia lo justo o el de arrepentimiento por nuestra mala conducta. Hay que
cultivar y alabar esos sentimientos, pero no puede creerse que esos sentimientos sean
el origen de la moralidad. Ni educarse en el discurso de que tenemos que ser justos
para satisfacer esos sentimientos. Entonces debemos preguntarnos: ¿si la conciencia
moral ya la tenemos para que es necesario educarla?

Las objeciones a la antropología y pedagogía voluntarista es que una persona puede


elegir el mal sabiéndolo, cuando se elige lo injusto el sujeto sabe que debería querer lo
contrario, esto es lo que hace que tenga sentido los conceptos de mérito y culpa. Somos
culpables porque sabiendo que es bueno y que es malo, escogemos lo malo, y todos los
juicios que hacemos de las personas, damos por supuesto que eligieron lo peor a
sabiendas.

La persona no es negociable. La educación no debe consiste en un amaestramiento o


adiestramiento emocional. No cualquier satisfacción es adecuada, sino aquellas que se
apoyan en el sentido de la libertad y la justicia.

4. Conócete a ti mismo
Es una concepción del hombre que coloca el núcleo de la personalidad en la razón, pero
no como la razón que entiende la ciencia, la razón instrumental o calculadora, sino en el
sentido de la capacidad de intuir o ver la esencia y el valor de las cosas, la razón como
comprensión o gnosis. Todas las culturas cuentan con una corriente gnóstica, para la
cual conceptos como pecado y culpa carecen de sentido, siendo sustituidos por los de
error e ignorancia. Esto no quiere decir que se ignore el resto de capacidades o de
facultades u otros aspectos de la psique, pero sí que se la subordina a la capacidad de
comprensión. Podemos decir que queremos aquello que es bueno y disfrutamos con
aquello que queremos. Lo que comprendo lo quiero. Lo que quiero me hace feliz.
Verdad, bien y belleza están conectado y en ese orden. Los diferentes aspectos
intelectivo, volitivo y emotivo es lo mismo.

Esta filosofía fue desarrollada por Sócrates y Platón. Socrates vivió y murió bajo la
democracia ateniense. Según Sócrates, qué somos y que nos corresponde. ¿Qué es el
hombre? ¿Qué es lo bueno? ¿Qué es la virtud? Cómo vivir una vida buena y decente. Lo
primero que debemos saber es qué somos.

“Conócete a ti mismo”. Sócrates ante el jurado que lo condenó a muerte, insistió en


que él sólo se dedicaba a buscar razones y al parecer decía ser experto en amor. Platón
fue un brillante discípulo de Sócrates, quien traslado una visión del hombre
interpretada a nuestra manera y es: el hombre es un ser espiritual capaz de
comprender, en cierto modo las ideas eternas, que son la esencia de las cosas. La
realidad auténtica. La naturaleza material o corpórea del hombre no es más que una
imagen de su esencia, inaccesible a los ojos de la carne. Pero el hombre en su caída,
ignora su propia naturaleza y se identifica con un trozo de carne mortal, desatendiendo
lo más importante que hay en él: la verdad y la justicia.

¿Qué tiene que decir la Filosofía acerca de la Educación? ¿Qué relación hay entre ellas? Quizás
porque me dedico a las dos cosas a la vez y al mismo tiempo, pienso que filosofía y educación
están muy estrechamente relacionadas. En cierto modo, incluso, pienso que "filosofía de la
educación" es casi un concepto redundante. Como mínimo, Filosofía de la Educación y
Educación en la Filosofía son dos cosas muy próximas.

Porque la Filosofía, según dice la palabra, es "amistad con el saber", amor a la sabiduría,
entendiendo "sabiduría" no solo en el sentido teórico de conocer cosas a fondo y desde sus
fundamentos (saber lo más posible la esencia de cada cosa), sino también en el sentido
"práctico" de saber vivir, saber vivir una vida buena (lo que a lo mejor no es lo mismo que
darse una "buena vida").

Y se supone que la Educación (a diferencia de la instrucción, la enseñanza técnico-profesional,


o cosas similares) tiene como meta decirnos o ayudarnos a saber llevar una vida buena. Saber
qué es vivir, y saber vivir, filosofía y educación.

Así que la Filosofía (sobre todo en su aspecto más práctico) y la Educación, tratan, en cierto
modo, de cómo vivir bien, bien en el sentido más pleno de esta palabra.

Incluso podría suceder (eso creen, al menos, algunos filósofos) que el vivir bien fuese, sobre
todo, la práctica misma de la Filosofía, es decir, el deseo de comprender. Quizás comprender
es la mejor o una de las mejores maneras de estar en el mundo, o uno de sus aspectos
esenciales. También puede que no, o que incluso lo mejor sea no pensar....

También podría gustarte