Caso Ei - Mordiscos
Caso Ei - Mordiscos
Caso Ei - Mordiscos
HACIÉNDOLES SANGRE
- QUÉ HARÍAS
- COMO SE LO EXPLICARÍAS A LO PAPAS
- QUE LES DIRÍAS SI VOLVIERA A OCURRIR
- PAUTAS DE INTERVENCIÓN PARA QUE LA SITUACIÓN NO VUELVA A
REPETIRSE
En primer lugar, voy a realizar una INTRODUCCIÓN planteando LOS MORDISCOS desde un punto de
vista Teórico:
- Las Diferentes teorías que pueden explicar el por qué muerden los niños
- Las posibles razones de por qué muerden los niños
Posteriormente voy a comentar los CONTENIDOS DEL CURRÍCULO que hacen referencia al problema
planteado
Diferentes teorías que pueden explicar el por qué muerden los niños:
1 Teoría del desarrollo:
El morder en los bebés probablemente constituye una forma de exploración. Podemos considerar que los
bebés también muerden como una forma primitiva de comunicación, y no el lenguaje del cual carecen.
2 Teoría del impulso:
Los niños actúan por impulso y carecen de autodominio. El niño nos muestra que está necesitando un
enérgico y rotundo “no hagas eso”. Del mismo modo que los padres enseñan a sus hijos a caminar, a
hablar, a comer, etc. deben enseñar también a controlar la agresividad.
3 Teoría del aprendizaje social:
Afirma que las conductas agresivas pueden aprenderse por imitación u observación de la conducta de
modelos agresivos. Es muy importante, que el niño tenga en sus padres y educadores un referente o
modelo adecuado ya que los niños se relacionarán con los demás, de la misma forma que se relacionan
con ellos.
De acuerdo con estos marcos teóricos, enumeraremos 8 posibles razones de por qué muerden los niños:
1.- Comunicación:
El niños pequeño, no tiene dominio del lenguaje. Morder es para él, una forma de expresarse.
2.- Exploración:
Los niños aprenden a través de los cinco sentidos. Morder es una forma de explorar y experimentar el
mundo que les rodea.
3.- Causa y efecto:
Alrededor de los 12 meses el niño es capaz de darse cuenta de que hay acciones que producen otras
detrás. Morder es la causa para descubrir el efecto.
4.- Atención:
El niño necesita recibir atención y en ocasiones quiere ser el centro de atención. Morder es una forma
rápida de conseguirlo.
5.- Independencia:
El niño pequeño generalmente afirma su independencia. Morder es una forma de quitar un juguete o
incluso apartar a otro niño de su camino.
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6.- Frustración:
El niño puede sentir frustración por no ser capaz de enfrentar algunas situaciones. Morder puede ser la
solución a esa frustración.
Un niño de dieciocho meses a quien en casa le dan todo lo que quiere ipso facto piensa que siempre va a
ser así. ¿Por qué tendría que ser diferente en la escuela?
Pero en clase, muchas veces otro niño está con el juguete que este quiere. Como no le van a dejar que se
lo quite, lo más seguro es que coja una rabieta de escándalo y que, si aun así ve frustrados sus deseos, le
dé un buen tirón de pelos al compañero para lograr su objetivo. Nunca le han negado nada, no conoce el
significado de la palabra "no" y es muy difícil entenderlo, de repente, cuando se tienen casi dos años
7.- Estrés:
Hambre, aburrimiento, sueño, momentos familiares difíciles, tensión en su entorno… estas situaciones
pueden provocar estrés en el niño. Morder en este caso, es una descarga emocional.
8.- La dentición:
Cuando salen los dientes, las encías del niño se inflaman y están muy sensibles. Morder les alivia el dolor.
QUÉ HARÍAS
Ante un incidente de este tipo (mordisco, golpe, arañazo) lo primero es atender al niño que ha
sido agredido, calmarle y ofrecerle seguridad.
LIMPIAMOS LA HERIDA CON AGUA Y JABÓN - AVISAMOS A LOS PADRES PARA EXPLICAR
EL INCIDENTE Y VALOREN SI QUIEREN ACERCARLO AL CENTRO DE SALUD
Recordamos que todos lo niños cuando antes de formalizar la matrívula en el centro entregan swu
correspondiente Docuemnto de Salud Infantil en el que aprece entre otras informaciones, las vacunas.
Hay que hacerle entender al que ha provocado el altercado que lo que ha hecho no está bien, que
actuando así hace daño a su compañero y que no debe repetirlo.
Hay que evitar etiquetar a los pequeños como malos, pegones o trastos. Los niños no son malos,
lo que está mal es su acción y así hay que hacérselo ver. Ponerles etiquetas solo va a llevar a que
se identifiquen con el papel y a reforzar ese comportamiento.
Si el comportamiento agresivo es muy recurrente, convendrá apartarle de la situación y retirarle
un ratito, muy breve, al rincón de la tranquilidad para que se relaje y, cuando vuelva al grupo,
pueda seguir la actividad con total normalidad.
Cuanto más claras estén las normas y los límites en el aula, antes los interiorizarán y podrán ir
desarrollando progresivamente habilidades sociales alternativas a la agresión para resolver sus
conflictos.
RINCÓN DE LA TRANQUILIDAD:
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COMO SE LO EXPLICARÍAS A LO PAPAS
Los expertos sugieren que no se debe revelar la identidad del niño/a que muerde e informar a sus padres
sobre las medidas que se están tomando para hallar soluciones, pero que todos los niños son capaces de
tener problemas con el morder.
Los padres deberían saber que morder es una ocurrencia normal para niños en situación de cuidados
grupales, especialmente en el período comprendido entre 1 año y el 3º cumpleaños.
(Greenman y Stonehouse, 1994; Legg, 1993; Todd, 1996).
- Lo primero que hay que hacer es observar cuando y por qué está conducta aparece.
Cuando un niño muerde siempre debemos transmitirle que la agresión no es aceptada.
- Debemos intervenir con rapidez, pero con calma y mostrarle nuestra desaprobación.
Hay que explicarle que “no se puede hacer daño” mirándole a los ojos.
Si el niño esta jugando debe separarse de la actividad (dos minutos son suficientes), si quiere continuar
jugando con los demás tendrá que parar de morder.
También es aconsejable que tenga una conducta reparadora: ayudarle a curar al amigo, darle un beso,
pedirle disculpas…
Prohibir una conducta no significa que el pequeño entienda cual es la conducta acertada.
- A los niños hay que servirles ejemplos a seguir; por ejemplo mostrarles nuevas formas de relación,
utilizar el lenguaje, esperar turnos, pedir prestado, acariciar a sus amigos…
- Cuando el niño exhiba conductas positivas (pedir permiso para coger el juguete de otro niño, por
ejemplo) debemos elogiarle, valorarles cuando estén jugando de manera “pacífica” con otros pequeños.
Nunca debemos responder con la misma acción: morder a un niño que muerde es un gran error. Cuando
son muy pequeños no pueden relacionar el dolor que sienten con el que causan cuando muerden a los
demás. No utilices la violencia ni la humillación para erradicar el comportamiento. Dialoga, háblale con
firmeza y coherencia manteniendo siempre la calidad del vínculo afectivo.
Estableceremos una Entrevista individual con los padres en la que podemos conversar sobre la actitud del
niño tanto en Casa como en la Escuela.
La información que nos faciliten los padres es de suma importancia, pues no podemos encontrar ente un
problema especial y puntual como puede ser el nacimiento de un hermano.
En cualquier caso, estableceremos de forma conjunta el modo de actuar que deben seguir los padres en
casa, dándoles las siguientes Orientaciones:
- Marca unos límites. Todos los niños necesitan seguir una serie de reglas para sentirse seguros. Si no se
las marcas tú, se volverá insufrible. No puedes permitir que haga lo que se le antoje. Antes de ir al parque,
explícale 3 o 4 normas sencillas que deberá cumplir: no pegar a otros niños, no colarse en la fila del
tobogán, no quitar ningún juguete…
- Nunca te olvides de llevar al parque alguno de sus juguetes preferidos, así habrá menos opciones de que
quiera los de los demás. (Aunque ya se sabe cómo son los niños, siempre quieren lo que ellos no tienen.)
- Ayúdale a controlar su agresividad. Hazle ver que cuando pega o empuja a otro niño, le hace daño y
también te hace sufrir a ti. Para él, decepcionarte es lo peor que le puede pasar a sus 2 años, por lo que si
ve que eso te entristece, intentará no volver a repetirlo.
- Intenta asimismo ponerte en su lugar cuando le veas enfadado o descontento porque no ha logrado lo
que quería. Si le ves llorar porque no se ha podido subir al columpio, consuélale y busca una alternativa.
“Mira, sé que querías montarte pero ahora está este niño y hay que dejarle también jugar a él. Mientras
tanto, podemos ir al tobogán, que está vacío en este momento”.
- Cuando veas que tu hijo le roba un juguete a otro niño, quítaselo de las manos, devuélveselo a su dueño
y explícale lo siguiente: “Si quieres jugar con el camión rojo de este niño, a cambio tienes que ofrecerle
otro juguete, por ejemplo tu nueva pelota azul. ¿A que a ti no te gustaría que te quitaran algo con lo que
estuvieras jugando? Tampoco debes hacerlo tú”.
- Nunca le grites ni le castigues o le hagas lo mismo que él ha hecho (empujarle, quitarle un juguete
suyo…). A pesar de los progresos que tu pequeño ha hecho desde que nació, no debes olvidar que aún es
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un bebé y, por lo tanto, necesita aprender a comportarse correctamente.
- Si a pesar de todo llega un momento que comienza una de sus pataletas y no hay forma de calmarle,
volved a casa. Así verá que lo único que consigue con sus rabietas es quedarse sin diversión.
• Ponga en claro que no se debe morder. Cuando el niño muerda, aunque sea jugando, mírele firmemente
a los ojos y con voz seria dígale algo como, “Sin morder”, o “Deja de morder, “Eso duele”. Los niños
pequeños a veces no se dan cuenta de que sus mordiscos pueden doler. Mantenga un diálogo corto y
simple, evite las explicaciones largas o los razonamientos, ya que la atención adicional puede reforzar el
comportamiento y hacer que el niño vuelva a morder para disfrutar de la atención.
• Asegúrese de que el niño sabe que morder no es un juego. Nunca se ría cuando muerda, aunque lo haga
jugando. Evite también darle “mordisquitos cariñosos” al niño, ya que él no entiende por qué estos
mordiscos son buenos y los suyos no lo son.
• Trate los mordiscos como lo haría con cualquier otro comportamiento agresivo. Separe inmediatamente
al mordedor del mordido. Después de decir “Sin morder”, dé al niño un castigo sin jugar un rato. Si esto
no funciona quítele su juguete favorito o una actividad que le gusta hacer. Asegúrese que no se siente
recompensado por morder. No lo castigue con otro comportamiento agresivo como pegarle. Lo más
importante es que nunca, nunca le muerda, ya que eso le hace pensar que está bien que los adultos lo
hagan. No hay que utilizar la violencia, ni la humillación para erradicar ésta conducta.
• A veces el niño continúa mordiendo porque le permite obtener lo que quiere. Ofrézcale formas
alternativas de hacer saber sus deseos. Si quiere los cubos que otro niño tiene, dígale que los pida de
buenas maneras o que le pida ayuda a usted.
• Nunca debemos responder con risas ante este tipo de acciones; podemos darle a entender que es un
juego, y eso le animará a repetir. Tampoco es buena idea mostrarnos indiferentes: “pobrecillo, aún no
sabe expresarse con palabras”.
•A los niños hay que servirles de ejemplo y mostrarles nuevas formas de relación (expresar sus
sentimientos hablando, escuchar al otro, establecer turnos, caricias, abrazos, etc.)Niños que muerden
• A un niño que muerda hay que prestarle especial atención cuando está jugando con otros niños
pacíficamente; de este modo sabrá que hay mejores formas de comunicarse y de ser reconocido.
• Si ningún intento de intervención tiene éxito y el niño sigue mordiendo, el niño deberá tener una
evaluación profesional. Discuta el comportamiento con el especialista en desarrollo infantil.
ACTIVIDADES DE AUTONTROL
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2.-No se puede empezar antes de la orden de comienzo del juego.
3.-No se puede terminar hasta que no se le indique.
4.-Hay que permanecer callados.
El educador y los niños conversarán sobre el juego y determinarán quiénes lo realizaron bien, porque
supieron mantener la posición de estatua el tiempo orientado y permanecieron callados.
Se enfatizará que a veces tenemos que permanecer callados y tranquilos, igual o parecido a las estatuas,
para atender a la maestra, escuchar a los demás, y esperar su turno.
CONCLUSIÓN ...