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RITO DEL BAUTISMO Catequista

Que Dios todopoderoso nos conceda lo que con fe hemos pedido por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén.
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RITO DEL BAUTISMO Catequista

Que Dios todopoderoso nos conceda lo que con fe hemos pedido por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén.
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RITO DEL BAUTISMO

CUANDO BAUTIZA UN CATEQUISTA


EN AUSENCIA DE
UN SACERDOTE O DE UN DIÁCONO

RITOS INICIALES

Rito de acogida
132. Mientras los fieles cantan un salmo o un himno apropiado, el catequista, acompañado de los
ayudantes, se acerca a la puerta de la iglesia, o al lugar donde estén esperando los papás y los padrinos
con los niños que van a sr bautizados.
Si éstos son numerosos, el catequista puede ser ayudado por otros para hacer el baño bautismal, como se
hace notar en el lugar correspondiente.
133. El catequista saluda a todos los presentes, de manera especial a los papás y a los padrinos, y les
recuerda con breves palabras el gozo que con los papás recibieron a los niños como un don de Dios, que
es fuente de toda vida y que ahora quiere hacerlos partícipes de su propia vida. Puede hacerlo con estas o
similares palabras:
Hermanos: Con gozo han vivido ustedes en el seno de su familia el nacimiento de estos niños. Con gozo
vienen ahora a la iglesia a dar gracias a Dios y a celebrar el nuevo y definitivo nacimiento de ellos por el
bautismo.
Todos los aquí presentes nos alegramos en este momento, porque se va a acrecentar el número de los
bautizados en Cristo.
Dispongámonos a participar activamente.

Interrogatorio
Enseguida pregunta a los papás y a los padrinos juntamente, con estas palabras u otras parecidas:
Catequista: ¿Qué nombre quieren darle a su hijo (a)?
O bien:
¿Qué nombre le han puesto ustedes a su hijo (a)?
Cada familia responde sucesivamente, pronunciando el nombre de su niño.
Catequista: ¿Qué le piden a la Iglesia de Dios para N?
Todos juntos: El Bautismo

Pero si es muy numeroso el grupo de los que van a ser bautizados. Omitiendo la primera pregunta, el
catequista dice enseguida:
Catequista: Papás y padrinos que están aquí presentes con sus niños, ¿qué piden para ellos a la
Iglesia de Dios?
Todos juntos: El Bautismo

134. Entonces el catequista se dirige a los papás, diciendo:


Ustedes, papás que piden el bautismo para sus hijos, deben darse cuenta de que contraen la obligación
de educarlos en la fe, para que, guardando los mandamientos divinos, amen a Dios y a su prójimo, como
Cristo nos enseñó. ¿Se dan cuenta de la obligación que contraen?
Todos los papás responden al mismo tiempo:
Sí, nos damos cuenta.

135. Dirigiéndose entonces a los padrinos les pregunta:


Y ustedes, padrinos, ¿están dispuestos a ayudar a los papás de estos niños a cumplir con su obligación?
Todos los padrinos responden al mismo tiempo:
Sí, estamos dispuestos.

136. El catequista prosigue:


N., N. (o bien: Hijitos), la Iglesia de Dios los recibe con gran alegría. En nombre de ella yo los marco
con la señal de la cruz.
Hace el signo de la cruz sobre todo el grupo de niños en general y dice:
Y ustedes, papás (y padrinos), marquen a los niños en la frente con la señal de Cristo Salvador
Entonces los papás (y padrinos) hacen la señal de la cruz sobre la frente de los niños.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas
137. El catequista invita a los papás, padrinos y demás presentes a tomar parte en la celebración de la
Palabra de Dios. Se leen los versículos 18-20 del capítulo 28 del evangelio de san Mateo (n. 205), acerca
de la misión de los Apóstoles para evangelizar y bautizar. Pueden también escogerse otros pasajes de los
que se señalan en los nn. 186-194 y 204-215. Si se dicen salmos y cantos, pueden encontrarse algunos
en los nn. 195-197.
A continuación, se presenta un formulario que expresa de modo particular el sentido del sacramento del
bautismo.
El lector se dirige al ambón y proclaman la primera lectura, que todos escuchan sentados.

PRIMERA LECTURA
Los rociaré con agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas sus inmundicias e idolatrías.
Del libro del profeta Ezequiel
36, 24-28
Esto dice el Señor: “Los sacaré a ustedes de entre las naciones, los reuniré de todos los países y los
llevaré a su tierra. Los rociaré con agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas sus
inmundicias e idolatrías.
Les daré un corazón nuevo y les infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de ustedes el corazón de piedra
y les daré un corazón de carne. Les infundiré mi espíritu y los haré vivir según mis preceptos y guardar y
cumplir mis mandamientos. Habitarán en la tierra que di a sus padres; ustedes serán mi pueblo y yo seré
su Dios".
Palabra de Dios.

En el Tiempo Pascual
PRIMERA LECTURA
Ustedes son estirpe elegida y sacerdocio real.
De la primera carta del apóstol san Pablo
2, 4-5. 9-10
Hermanos: Acérquense al Señor Jesús, la piedra viva, rechazada por los hombres, pero escogida y
preciosa a los ojos de Dios; porque ustedes también son piedras vivas, que van entrando en la
edificación del templo espiritual, para formar un sacerdocio santo, destinado a ofrecer sacrificios
espirituales, agradables a Dios, por medio de Jesucristo.
Ustedes son estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada a Dios y pueblo de su propiedad. Para
que se proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Ustedes, los que antes no eran pueblo, ahora son pueblo de Dios; ustedes, los que antes no habían
alcanzado misericordia, ahora han alcanzado misericordia.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 26

R. El Señor es mi luz y mi salvación. (T. P. Aleluya.)

¿A quién voy a tenerle miedo?


El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.
Lo único que pido, lo único que busco
Es vivir en la casa del Señor toda mi vida,
Para disfrutar las bondades del Señor
Y estar continuamente en su presencia. R.

El corazón me dice que te busque


Y buscándote estoy.
No rechaces con cólera a tu siervo,
tú eres mi único auxilio.
No me abandones ni me dejes solo. R.
La bondad del Señor espero ver
En esta vida.
Ármate de valor y fortaleza
Y en el Señor confía. R.

SEGUNDA LECTURA
Por el bautismo hemos sido incorporados a su muerte, para que llevemos una vida nueva.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos
6, 3-5
Hermanos: ¿No saben ustedes que todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del
bautismo, hemos sido incorporados a él en su muerte? En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con
él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así
también nosotros llevamos una vida nueva.
Porque, si hemos estado íntimamente unidos a él por una muerte semejante a la suya, también lo
estaremos en su resurrección.
Palabra de Dios

ACLAMACÍON ANTES DEL EVANGELIO


Jn 8, 12
R. Aleluya, Aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor;
El que me sigue tendrá la luz de la vida.
R. Aleluya.

En Tiempo de Cuaresma
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor;
El que me sigue tendrá la luz de la vida.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
EVANGELIO
Enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

+ Del Santo Evangelio según san Mateo

28, 18-20
En aquel tiempo, Jesús se acercó a sus once discípulos y les dijo: “Me ha sido dado todo poder en el
cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo
estaré con ustedes, todos los días, hasta el fin del mundo”.
Palabra del Señor.
Después el catequista puede tener una breve explicación, de acuerdo a lo determinado por el obispo.

Admonición
138. En lugar de la lectura bíblica y de la homilía, el catequista puede hacer esta admonición, si es
necesario:
El Bautismo, por medio del cual Cristo vendrá al encuentro de estos niños, lo confió el mismo Señor a
su Iglesia, cuando envió a sus Apóstoles diciéndoles: “Vayan pues y hagan discípulos a todos los
pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Por medio de este sacramento, estos niños, liberados del pecado y convertidos en miembros de la Iglesia
e hijos de Dios, van a recibir innumerables dones, como ustedes bien saben. Estos dones no se pueden
alcanzar naturalmente, por eso vamos a pedirlos con fe, todos juntos. Y nuestro Padre Dios, que
reconoce en esta plegaria común la voz de Cristo y la fe de su Iglesia, concederá ahora a sus predilectos,
por la gracia del Espíritu Santo, lo que prometió en la venida de su Hijo.

Oración de los fieles


139. Después se hace la oración de los fieles:
Catequista: Hermanos, invoquemos la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, en favor de
estos niños, que van a recibir la gracia del Bautismo, en favor de sus papás y
padrinos, y de todos los bautizados.
Lector: A las peticiones responderemos: Te rogamos, óyenos.
Lector: Para que, por el Bautismo, que de modo tan admirable nos hace participar del
misterio de tu muerte y resurrección, des nueva vida a estos niños y los incorpores
a tu santa Iglesia. Oremos.
Todos: Te rogamos, óyenos.
Lector: Que, por el Bautismo y la Confirmación, los hagas discípulos fieles y testigos de
tu Evangelio. Oremos.
Todos: Te rogamos, óyenos.
Lector: Que después de una vida santa, los lleves a gozar de tu presencia. Oremos.
Todos: Te rogamos, óyenos.
Lector: Que sus papás y padrinos sean para ellos un ejemplo vivo de fe. Oremos.
Todos: Te rogamos, óyenos.
Lector: Que conserves siempre en tu amor a sus familias. Oremos.
Todos: Te rogamos, óyenos.
Lector: Que renueves en nosotros la gracia del Bautismo. Oremos.
Todos: Te rogamos, óyenos.

140. Después el catequista invita a los presentes a invocar a los santos.


Lector: Todos:
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros
Lector: Todos:
San Juan Bautista, ruega por nosotros
Lector: Todos:
San José, ruega por nosotros
Lector: Todos:
San Pedro y San Pablo, rueguen por nosotros
Es conveniente añadir los nombres de otros santos, sobre todo de los patronos de los niños, de la iglesia
o del lugar.
Lector: Todos:
San…, o Santa…, ruega por nosotros
Al final se dice:
Lector: Todos:
Todos los santos y santas de Dios, rueguen por nosotros

Oración de exorcismo y unción prebautismal


140 bis. Terminadas las invocaciones, el catequista dice:
Dios todopoderoso y eterno,
que enviaste a tu Hijo al mundo
para que nos liberara del dominio de Satanás,
el espíritu del mal,
y una vez arrancados de las tinieblas,
nos llevara al reino admirable de tu luz,
te pedimos que en estos niños,
libres ya del pecado original,
habite el Espíritu Santo,
y sean así templo de tu majestad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amén.

Prosigue el catequista:
Para que los fortalezca el poder de Cristo Salvador, los unjo con este oleo de salvación en el nombre del
mismo Jesucristo, Señor nuestro, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
Cada niño es ungido en el pecho con el óleo de los catecúmenos.

LITURGIA DEL SACRAMENTO


MONICIÓN
141. El catequista se acerca a la fuente bautismal acompañado de los papás y padrinos, que traen en sus
brazos a los niños. Invita a los presentes a orar, diciendo:
Hermanos: Oremos para que Dios todopoderoso conceda a estos niños renacer a la vida nueva por el
agua y el Espíritu Santo.
Bendición del agua e invocación a Dios
Cuando no se tiene agua bautismal
142. Si no hay a la mano agua bendita, el catequista, ante la fuente bautismal, dice la siguiente oración:
Catequista: Te bendecimos, Padre lleno de bondad, porque has hecho brotar en nosotros la
vida nueva de hijos tuyos, que mana de la fuente bautismal.
Todos: Bendito seas por siempre, Señor.
(T.P. Aleluya.)
(u otra aclamación adecuada)
Celebrante: Que por el agua y el Espíritu Santo, unes en un solo pueblo a todos los que son
bautizados en tu Hijo Jesucristo.
Todos: Bendito seas por siempre, Señor.
(T.P. Aleluya.)
Celebrante: Que nos haces libres, por el Espíritu de tu amor, que infundes en nuestros
corazones para que gocemos de tu paz.
Todos: Bendito seas por siempre, Señor.
(T.P. Aleluya.)

Catequista: Que eliges a los bautizados para que anuncien alegremente el Evangelio de Cristo
en todas las naciones.
Todos: Bendito seas por siempre, Señor.
(T.P. Aleluya.)

Cuando ya se tiene agua bautismal


143. Pero si hay a la mano agua ya bendecida, el catequista solamente dice la siguiente invocación:

Dios nuestro, fuente de toda vida y amor,


Padre de nuestro Señor Jesucristo,
a quien dan gloria tanto las alegrías
como las aflicciones de los papás,
que en el nacimiento de los niños
prefiguras tus extraordinarias maravillas,
y en el Bautismo, segundo nacimiento,
revelas la inefable fecundidad
con la que eternamente engendras a tu Hijo:
escucha propicio la súplica
de estos papás y de tu Iglesia,
y rodea con tu ternura a estos niños;
no permitas que el pecado los domine,
y puesto que te pertenecen,
admítelos en el Reino de tu Hijo.
Dios Nuestro,
que diste al agua la virtud natural de purificar,
de dar la vida y de refrescar,
y la santificaste luego por el bautismo de Cristo
para que fuera el instrumento
por el que los hombres nacieran a la vida celestial,
concede a estos niños,
que al bautizarse en esta agua
y hacerse así partícipes del misterio de la pasión
y resurrección de Cristo,
por la acción del Espíritu Santo,
adquieran la adopción de hijos tuyos
y la incorporación a la Iglesia,
y gocen para siempre de tu compañía,
con tu Hijo y con el Espíritu Santo,
por todos los siglos.
Todos: Amén.
Renuncia y profesión de fe
Las renuncias y la profesión de fe de los papás y los padrinos es una actualización de su propio
Bautismo y una expresión de la fe de la Iglesia, en la cual son bautizados los niños. Las respuestas son
en singular, para demostrar así el compromiso y la respuesta personal.

144. El catequista dice a los papás y padrinos estas palabras:


Queridos papás y padrinos. En el sacramento del Bautismo, el amor de Dios va a infundir, por el agua y
el Espíritu Santo, la vida nueva en estos niños, que ustedes han presentado a la Iglesia. Procuren
educarlos de tal modo en la fe, que esa vida divina se vea preservada del pecado y pueda desarrollarse en
ellos de día en día.
Así pues, movidos por la fe, si están ustedes dispuestos a aceptar esta obligación, recordando el
compromiso de su propio bautismo, renuncien al pecado y proclamen su fe en Jesucristo, que es la fe de
la Iglesia, en la cual estos niños van a ser bautizados.

145. Enseguida les pregunta:


Catequista: ¿Renuncian ustedes s Satanás?
Papás y padrinos: Sí, renuncio.
Catequista: ¿Renuncian a todas sus obras?
Papás y padrinos: Sí, renuncio.
Catequista: ¿Renuncian a todas sus seducciones?
Papás y Padrinos: Sí, renuncio.

O bien:
Catequista: ¿Renuncian al pecado, para que puedan vivir en la libertad de los hijos
de Dios?
Papás y padrinos: Sí, renuncio.
Catequista: ¿Renuncian a las seducciones del mal, para que el pecado no los
esclavice?
Papás y padrinos: Sí, renuncio.
Catequista: ¿Renuncian a Satanás, padre y autor de todo pecado?
Papás y Padrinos: Sí, renuncio.
146. El catequista solicita luego de los papás y padrinos la triple profesión de fe:
Catequista: ¿Creen en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?
Papás y padrinos: Sí, creo.
Catequista: ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro, que nació de María
Virgen, padeció, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado
a la derecha del Padre?
Papás y padrinos: Sí, creo.
Catequista: ¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión
de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos,
y en la vida eterna?
Papás y Padrinos: Sí, renuncio.

147. El catequista y la comunidad se suman a esta profesión de fe, diciendo:


Catequista: Ésta es nuestra fe. Ésta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar, en
Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amén.
Esta fórmula se puede cambiar por alguna otra, si se juzga oportuno. O se puede entonar un cántico
apropiado, mediante el cual toda la comunidad exprese unánimemente su fe.

Bautismo
148. El catequista invita a la primera de las familias para que se acerque a la fuente bautismal, y una vez
que se le ha dicho el nombre del niño, pregunta a los papás y a los padrinos:
Catequista: ¿Quieren que N. sea bautizado(a) en esta fe de la Iglesia, que todos juntos
acabamos de profesar?
Todos: Sí, queremos.
Enseguida el catequista bautiza al niño diciendo:

N., yo te bautizo en el nombre del Padre


(derrama agua sobre la cabeza del niño o lo sumerge)

y del Hijo
(por segunda vez derrama agua sobre la cabeza del niño o lo sumerge)
y del Espíritu Santo
(por tercera vez derrama agua sobre la cabeza del niño o lo sumerge)
Si el Bautismo se hace por infusión, es conveniente que el niño sea sostenido por la mamá (o por el
papá); sin embargo, donde se crea que es mejor conservar la costumbre vigente hasta hoy, el niño puede
ser sostenido por la madrina (o por el padrino). Si el Bautismo se hace por inmersión, el niño es sacado
de la fuente por los mismos papás o por los padrinos.

149. Si son numerosos los niños que se van a bautizar, y están presentes varios sacerdotes o diáconos,
cada uno de estos puede bautizar a algunos niños, de la misma manera y con la misma fórmula descrita
más arriba.
150. Mientras los niños son bautizados, la comunidad puede hacer aclamaciones o entonar cánticos:
(Ef 1, 4)
Bendito sea Dios, que nos ha elegido en Cristo.
(T.P. Aleluya)
O bien:
(1Jn 1, 5)
Dios es la luz y en él no hay nada de oscuridad.
(T.P. Aleluya)
O bien:
(1Jn 4, 16)
Dios es amor y quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él.
(T.P. Aleluya)
O bien:
(Apoc 22, 14)
Dichosos los que lavan sus vestiduras en la sangre del Cordero.
(T.P. Aleluya)
O bien:
(Gal 3, 28)
Todos ustedes son uno en Cristo Jesús.
(T.P. Aleluya)
También pueden hacerse algunas lecturas o guardar un devoto silencio

Unción después del Bautismo


151. El catequista dice una sola vez:
Dios todopoderoso,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que los ha liberado del pecado
y les ha dado la vida nueva
por el agua y el Espíritu Santo,
los unja con el crisma de la salvación,
para que incorporados a su pueblo,
sean para siempre miembros de Cristo Sacerdote,
de Cristo Profeta y de Cristo Rey.
Todos: Amén.
Enseguida, el catequista unge a cada uno de los bautizados con el santo crisma en la coronilla, sin decir
nada.

Imposición de la vestidura blanca


152. el catequista dice:
Ustedes, los niños bautizados, ya han sido transformados en una nueva creatura y se han revestido de
Cristo. Que esta vestidura blanca sea para ustedes el símbolo de su nueva dignidad de cristianos. Con la
ayuda de los consejos y ejemplos de sus familiares, consérvenla sin mancha hasta la vida eterna.
Todos: Amén.
Y se le impone a cada niño una vestidura blanca. No se admite otro color, a no ser que así lo pida la
costumbre local. Es de desear que las mismas familias proporcionen dicha vestidura.

Entrega del cirio encendido


153. Después el catequista toma (o toca) el cirio pascual encendido, y dice:
Reciban la luz de Cristo, cuyo cuidado se les confía a ustedes, papás y padrinos, a fin de que estos niños
que han sido iluminados por Cristo, caminen siempre como hijos de la luz, y perseverando en la fe,
puedan salir al encuentro del Señor con todos los santos, cuando venga al final de los tiempos.
Una persona de cada familia (por ejemplo el papá o el padrino) enciende el cirio del niño bautizado en el
fuego del cirio pascual. Entre tanto, la comunidad entona cánticos bautismales, como éste, por ejemplo:
Los que han sido bautizados en Cristo,
de Cristo se han revestido.
Aleluya, aleluya.
U otro de los cánticos indicados en los nn. 225-245
Mientras tanto, si el Bautismo no se celebró en el presbiterio, se hace una procesión al altar, durante la
cual se llevan encendidos los cirios de los niños bautizados.

RITO DE CONCLUSIÓN
Padre Nuestro
154. El catequista, de pie ante el altar, se dirige a los papás, a los padrinos y a todos los presentes, con
estas o parecidas palabras:
Hermanos: Estos niños, que han renacido por el Bautismo, y que ya se llaman y son hijos de Dios,
recibirán la plenitud del espíritu Santo por la Confirmación, y, cuando se acerquen al altar del Señor,
participarán de la mesa de su sacrificio, y llamarán Padre a Dios, en medio de la asamblea cristiana.
Ahora nosotros, en su nombre, con el espíritu de hijos adoptivos de Dios, que todos hemos recibido,
oremos juntos como el Señor nos enseñó a orar.

155. Y todos dicen juntamente con el celebrante:


Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Bendición y despedida
156. El catequista invoca la bendición de Dios y despide a los presentes, diciendo:
Catequista: Hermanos, los encomendamos a la misericordia y a la gracia de Dios Padre
todopoderoso, de su Hijo unigénito y del Espíritu Santo. Que él los proteja en la
vida, para que caminando a la luz de la fe, alcancen la felicidad prometida, y yo
también juntamente con ustedes.
Todos: Amén.
Catequista: Pueden ir en paz.
Todos: Amén.
0
156 bis. Después de la bendición, si se juzga oportuno, pueden todos entonar un cántico apropiado, que
exprese el gozo pascual y la acción de gracias o el Magníficat.
En donde se acostumbra, si es oportuno, manténgase la tradición de presentar a los niños bautizados ante
una imagen de la santísima Virgen.

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