(Abogado Firma) U. C., J. C.Y OTROS C: B., M. G. s:DAÑOS Y PERJUICIOS
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I. La sentencia
La sentencia de fs. 211 del registro informático
rechazó, con costas, la demanda de daños y perjuicios iniciada por J.
C. U.C., C.K. N. R. y C.A. U. contra M.G. B. respecto de su actuación
en los expedientes 43.248/2007, “N. R., C.K. y otros c/ P.C.. A.. d.S..
G. S.A. y otro s/ daños y perjuicios” (“N.”) y 31.147/2007 “U. C., J.
C. c/ L. V. d. N. S.A. otro s/ lesión y/o muerte de pasaj. transp.
Terrestre” (“U.”).
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A tal fin el juez de la causa tuvo por demostrado
que el abogado demandado había presentado en los aludidos procesos
escritos con la firma falsa de sus asistidos, cuya falsedad fue
declarada en febrero de 2014 en “U.” y en marzo de 2014 en “N.”,
pero consideró que éstos no habían acreditado la existencia de
perjuicios relacionados con tal obrar antijurídico.
II. El recurso
El fallo fue apelado por los vencidos, que
presentaron su memorial a fs. 236/258, contestado a fs.260/262.
En lo que denominan único agravio aducen que
está probado el daño psíquico, el moral y el que ha afectado el
proyecto de vida, así como la necesidad de realizar gastos y
tratamiento psicológico.
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1
Prevot, Juan Manuel, Responsabilidad del abogado, en RCyS 2011-V , 193; Trigo
Represas, Félix A., Responsabilidad civil de los abogados, en Jurisprudencia Argentina 1994-III,
p. 873; Wierzba, Sandra M., Responsabilidad civil del abogado, en Jurisprudencia Argentina,2011-
II, p. 1478, Suplemento 8-6-2011; GregoriniClusellas, Eduardo L., La responsabilidad profesional
del abogado y el resarcimiento del daño moral, en RCyS 2005, 480, en La Ley Online
AR/DOC/2527/2005. Ver el actual art. 1768 del Código Civil y Comercial de la Nación.
2
C.N.Civ., esta sala, Z, M c. H L, L, del 12/02/2014, La Ley AR/JUR/25078/2014 y sus
citas; ídem, esta sala, S., S. M. c. A., J. C., del 16/10/2012, La Ley Online AR/JUR/68373/2012 y
sus citas; íd., esta sala, F. R. M., c. G., de la C. O. J., del 29/3/01 y sus citas, La Ley, 2001-E, 144,
AR/JUR/3158/2001.
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El letrado ha de obrar con prudencia y pleno
conocimiento de las cosas, teniendo en cuenta su especial condición
profesional (arts. 512, 902 y 909 del Código Civil) y acatando no sólo
las obligaciones emanadas del contrato que lo vinculan a su cliente,
sino también las que surgen de la regulación de su profesión (la ley
23.187 y el Código de Ética del Colegio Público de Abogados de
Capital Federal; ver también el arts. 46 a 58 del Código Procesal)3.
Al respecto ha recordado la Corte Suprema que la
misión del abogado patrocinante no se restringe a la preparación de
escritos, sino que debe asumir la plena dirección jurídica del proceso
con el empleo de la diligencia requerida por las circunstancias para
conducirlo de la mejor manera posible hasta su finalización4.
En el caso, el abogado demandado ha sido
encontrado responsable de presentar como patrocinante, en dos
procesos, escritos con la firma apócrifa de sus clientes.
Por resolución de fs. 1061/1065 de la causa “U.” y
de fs. 512/516 de “N.” se declaró la falsedad de las firmas atribuidas a
los demandantes y la consiguiente inexistencia de dichas
presentaciones, con costas al letrado M.G.B.
El Tribunal de Disciplina del Colegio Público de
Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, en octubre de 2014, le
impuso una multa de $ 10.000 al nombrado, al sostener que había
actuado cuanto menos con absoluto desapego por el mínimo cuidado
para dotar a los escritos de la seriedad que cabía atribuirles por estar
refrendados por la firma de un letrado; y que si bien su rol no debía
ser asimilado al de un fedatario, cuanto menos debía haber sido
respetuoso y responsable en cuanto al rol que desempeñaba ante los
estrados judiciales y procurado que sus clientes firmasen delante suyo,
3
C.N.Civ., esta sala, Cristofanelli, Daniel c. P., E. M., del 20/02/2009, en La Ley Online
AR/JUR/718/2009.
4
Fallos: 325:1498.
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V. Los daños
Sobre este punto se ha puesto de relieve que, de no
presentarse este elemento esencial, no habrá responsabilidad civil, aun
5
C.N.Civ., sala H, Abdelnur, René Elena c. Malagrina, Ricardo s/ medidas precautorias
art. 231 Código Civil, del 07/04/2017, en La Ley Online AR/JUR/8606/2017.
6
C.N.Civ., sala K, Paredes, Rubén A. c. Consorcio de Propietarios Angel Gallardo 1034,
del 30/10/1992, en La Ley Online AR/JUR/611/1992.
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si se configuran los demás presupuestos. Es que, si bien el daño ocupa
el último lugar en la cronología temporal de los acontecimientos, es
desde el punto de vista lógico el primer elemento de la
responsabilidad civil, ya que sin él no puede siquiera pensarse en la
pretensión resarcitoria. Sin perjuicio, no hay ni puede haber
responsabilidad civil, por ausencia de interés. Y se ha dicho que
resulta necesaria la prueba del daño y su cuantía, ya que mientras esa
prueba no se rinda no se conocerá el objeto concreto de esa reparación
cuya existencia se determina por el perjuicio sufrido, debiendo probar
el actor la entidad y el valor de los daños y perjuicios que reclama, en
tanto el daño no se presume7.
Corresponde, entonces, verificar si se han
configurado los perjuicios invocados por los demandantes, con la
aclaración de que, en la determinación de los daños, como es criterio
de esta sala, tampoco he de aplicar el Código Civil y Comercial de la
Nación por no encontrarse vigente al tiempo de configurarse el
perjuicio constitutivo de la responsabilidad (cf. art. 7 del citado
cuerpo legal y 3 del Código Civil)8.
a.- Incapacidad y tratamiento psicológico
Tal como lo ha expresado el máximo tribunal
federal en múltiples oportunidades, cuando la víctima resulta
disminuida en sus aptitudes físicas o psíquicas de manera permanente,
esta incapacidad debe ser objeto de reparación al margen de que
desempeñe o no una actividad productiva, pues la integridad física
tiene en sí misma un valor indemnizable y su lesión afecta diversos
aspectos de la personalidad que hacen al ámbito doméstico, social,
7
Wierzba, Sandra M., Responsabilidad civil del abogado, y sus citas, en Jurisprudencia
Argentina,2011-II, p. 1478, Suplemento 8-6-2011. Sobre el daño como requisito de la
responsabilidad civil ver C.N.Civ., esta sala, CIV/98023/2009/CA1, del 14/7/20.
8
C.N.Civ., estasala, CIV/11380/2012/CA1, del 18/8/15 y numerososprecedentes a partir
de entonces; verdoctrina del falloplenario “Rey, José J. c/ Viñedos y Bodegas Arizu S.A.”, del
21/12/71, en La Ley 146, p. 273; y en similar sentidoC.N.Civ., sala E, Expte. 101.221/07, del
15/7/16; ídemsala F, Expte. 13.793/12; íd., sala I, Expte. 25.837/10, del 11/12/15.
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Fallos: 308:1109; 312:752, 2412; 315: 2834; 316: 2774; 318:1715; 320: 1361; 321:1124;
322:1792, 2002 y 2658; 325:1156; 326:874.
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circunstancias objetivas de la causa aconsejan no aceptar sus
conclusiones10.
No puedo dejar de señalar que, a la luz de la
experiencia en la determinación de incapacidades y tratamientos,
resultan llamativas las conclusiones de la perita. Sobremanera si se
repara que se atribuyen causalmente a la presentación de escritos con
firmas apócrifas en dos procesos, de la cual no se derivó consecuencia
patrimonial o pérdida de derecho en el trámite de tales actuaciones.
Tampoco puedo soslayar, como pone de manifiesto
el magistrado de la causa, que en los aludidos dos juicios por daños y
perjuicios derivados de la muerte de las dos hijas y hermanas de los
reclamantes se produjeron sendos peritajes psicológicos.
En el primero (“U.”) la perito psicóloga dictaminó
a fs. 1547/1569 que J. C. U.C. presentaba un cuadro clínico
compatible con un duelo patológico severo sin ideas de
autoeliminación (2.6.6.) al que le correspondía una incapacidad del
35%.; y que C. A.U. N. portaba un desarrollo psíquico postraumático
(2.6.7.) severo que le generaba una incapacidad del 35%. En ambos
casos recomendó un tratamiento terapéutico de dos años con dos
sesiones semanales.
En el segundo (“N. R.”) el perito psicólogo a
fs.805/810 expresó que C. K. N.R. padecía un trastorno por duelo
complejo persistente, con una incapacidad del 30%; en tanto que
C.A.U. N. sufría un trastorno de ansiedad mixto ansioso-depresivo al
que atribuyó un 30% de incapacidad. Para cada uno indicó un
tratamiento psicoterapéutico de ciento cincuenta sesiones.
Vale decir que los peritajes efectuados en estos dos
procesos, que fueron consentidos por los aquí y allí demandantes, dan
cuenta de la existencia de significativas incapacidades para el
verdaderamente trágico caso de la muerte de dos hijas y hermanas
10
Fallos: 291:174; 315:2774; 317:1716; 334:1821.
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11
Fallos: 335:729; 319:1266; 316:1877, entre otros. Ver art. 386 del Código Procesal.
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justipreciar la satisfacción que procede para resarcir -dentro de lo
humanamente posible- las angustias, inquietudes, miedos,
padecimientos y tristeza propios de la situación vivida por el actor,
teniendo en cuenta la índole del hecho generador de la
responsabilidad y la entidad del sufrimiento causado, que no tiene
necesariamente que guardar relación con el daño material, pues no se
trata de un daño accesorio a éste12.
El juez ha estimado improcedente reconocer una
reparación por este tópico en atención al criterio restrictivo al que
suscribió y a la falta de prueba sobre el punto.
No puedo acompañar tal conclusión.
La sala tiene dicho que el abogado demandado por
daños y perjuicios por quien fuere su cliente, debe ser condenado a
abonar al reclamante una indemnización en concepto de daño moral,
ello en virtud del padecimiento espiritual generado por la pérdida de
la confianza y lealtad depositadas en el profesional13.
No obsta a esta conclusión el hecho de que no se
hubiera reconocido una reparación pecuniaria por incapacidad, pues
como ya recordé, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
manifestado reiteradamente que el daño moral no tiene
necesariamente que guardar relación con el daño material, pues no se
trata de un perjuicio accesorio a éste14.
Además, en numerosas ocasiones, en supuestos de
responsabilidad de profesionales del derecho, la jurisprudencia ha
reconocido una reparación por el daño moral sin que existiese
perjuicio patrimonial15
12
Fallos: 334:1821; 332:2159; 330:563, entre otros.
13
C.N.Civ, esta sala, L. 516.409, del 23/12/08, RCyS 2009-VI, 161, AR/JUR/22397/2008;
ídem, esta sala, G., N. I. c. C., I. R., del 14/07/2010, en La Ley Online, AR/JUR/36688/2010.
14
Fallos: 330:563; 329:2688, 3403 y 4944, entre muchos otros.
15
C.N.Civ., sala B el 25/10/04 en "Arozamena, María c/Burgueño, Enrique A." publicado
en Doctrina Judicial, 2005-2, 22; íd., sala K en "Abalos Aliaga, Rubén P. c/I., N. J. y ot." en
ejemplar de La Ley del 8/10/04, 4; C.N.Civ., esta sala, L. 516.409, del 23/12/08.
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16
Mayo, en Belluscio, dir., Zannoni, coord. "Código Civil", Ed. Astrea, Buenos Aires,
1979, t. 2, p. 726; Compagnucci de Caso, en Bueres, dir.Highton, coord., "Código Civil", Ed.
Hammurabi, Buenos Aires, 2006, t. 2 A, p. 226.
17
Wierzba, ob. cit., pág. 83; C.N.Civ., sala B, sentencia del 11/7/03 en autos "Esteves,
Carlos Miguel María c/S., R.s/daños y perjuicios"; íd., sala A el 20/11/00 en "B., A. P. c/C., C. A."
publicado en LA LEY, 2001-D, 127.
18
Fernández Sessarego, Carlos, "El daño al `proyecto de vida´ en una reciente sentencia
de la Corte Interamericana de derechos humanos", RCyS, 1999-1324 y ss..
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proyecto de vida no puede ser encuadrado como una categoría de
daño autónomo, como un tertiusgenus, independiente del daño
patrimonial o moral19.
Esta sala ha seguido, entonces, a la tesis que
considera que el desarrollo del daño al proyecto vital puede
desenvolverse satisfactoriamente en el carril de las dos únicas
exteriorizaciones del daño, como material o moral, según criterio
dogmático que es de aplicación para todos los daños, los clásicos y los
"nuevos"20.
De otro lado, se ha sostenido que la lesión al
proyecto de vida se produce cuando el hecho dañoso interfiere en el
destino del sujeto, frustrando, menoscabando o postergando su
realización personal. En virtud de ese despojo o vaciamiento de
porvenir expectable, ya no habrá un mañana creado por la víctima,
sino uno impuesto por el hecho lesivo21.
Desde la perspectiva descripta no encuentro que la
presentación de los escritos con firmas apócrifas hayan frustrado o
interferido significativamente el proyecto de vida de los reclamantes,
sobremanera si no se ha demostrado la existencia de una incapacidad
permanente en la cual pudiera insertase este tópico, ni menos aún la
de otras consecuencias como las aludidas en el mentado fallo de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos que abordó el tema
(“Loayza Tamayo”, del 27/11/98)22.
No puede soslayarse que el objeto de este juicio
apunta a las eventuales secuelas de la presentación de escritos con
firmas apócrifas y no a las derivadas del accidente en el cual los
19
MossetIturraspe, "El valor de la vida humana", ps. 30 y ss.; Zavala de González,
Matilde, "La responsabilidad civil en el nuevo Código", t. II, p. 607; Pizarro, Ramón D. “El
concepto de daño en el Código Civil y Comercial”, RCyS2017-X, 13; citados en C.N.Civ., esta
sala, expte. 30470/2013/CA1, del 19/12/17.
20
Galdós, Jorge Mario, “¿Hay daño al proyecto de vida?”, LL, 2005-E, 1027; citado en
C.N.Civ.,esta sala,. L. 551.165, del 1/6/10.
21
Zavala de González, La Responsabilidad Civil en el Nuevo Código, ed. Alveroni, t. II,
pág. 598 y ss.; citado enC.N.Civ., esta sala, expte. 9.325/2015, del 10/2/20.
22
C.N.Civ, L.583.896, del 14/11/11.
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VI. Conclusión
En su mérito, después de examinar los argumentos
y pruebas conducentes, propongo al acuerdo revocar la sentencia para
admitir parcialmente la demanda entablada y condenar a M. G.B.al
pago de $ 50.000 en favor de cada uno de los tres reclamantes J. C.
U.C., C. K. N. R. y C. A. U. N., más los intereses señalados, en el
plazo de diez días; con costas de ambas instancias a cargo del vencido
en razón de la manera como se decide y de la naturaleza de la
pretensión (art. 68 del Código Procesal).
Los Señores Jueces de Cámara Doctores Gastón M.
Polo Olivera y Carlos A. Bellucci votaron en el mismo sentido por
razones análogas a las expresadas en su voto por el Doctor Carlos A.
Carranza Casares. Con lo que terminó el acto.-
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Buenos Aires, 16 de junio de 2021.-
Y VISTOS:
Por lo que resulta de la votación de que instruye el
acuerdo que antecede, SE RESUEVE: I.-Revocar la sentencia para
admitir parcialmente la demanda entablada y condenar a M.G.B.al
pago de $ 50.000 en favor de cada uno de los tres reclamantes
J.C.U.C., C.K. N.R.y C. A. U.N., más los intereses señalados, en el
plazo de diez días; con costas de ambas instancias a cargo del vencido
en razón de la manera como se decide y de la naturaleza de la
pretensión (art. 68 del Código Procesal). II.- Conforme lo establece el
art. 279 del Código Procesal, corresponde adecuar los honorarios
regulados en la sentencia de primera instancia al nuevo monto del
proceso. En atención a la calidad, extensión y mérito de la labor
profesional desarrollada, resultado obtenido, etapas cumplidas y lo
que disponen los arts. 15, 16, 19, 20, 21, 24, 29, 51, 52, 54 y 56 de la
ley 27.423 se fijan los honorarios del letrado apoderado de la parte
actora, Dr. M.J. G. por la actuación realizada en las tres etapas en la
suma de pesos ciento veinticinco mil ($125.000) -equivalente a 30,10
UMA-y por el incidente de fs.104 en la suma de pesos doce mil
($12.000) -equivalente a 2,89 UMA-; y los del letrado patrocinante de
la parte demandada, Dr. G. S., por tres etapas, en la suma de pesos
ochenta y cinco mil ($85.000) - equivalente a 20,47 UMA-. En
atención a la calidad, mérito y eficacia de la labor pericial desarrollada
en autos, a lo normado por los arts. 10, 13 y conc. de la ley 24.432 y a
la adecuada proporción que deben guardar los honorarios de los
expertos con los de los letrados intervinientes (Fallos: 314:1873;
320:2349; 325:2119, entre otros), se establecen los honorarios de la
perita psicóloga P.M.R. J., en la suma de pesos treinta mil ($30.000)
-equivalente a 7,22 UMA-. Por los trabajos de segunda instancia se
regulan los honorarios del Dr. G. en la suma de pesos cuarenta y un
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mil ($41.000) -que equivalen a 9,87 UMA- y los del Dr. S. en la suma
de pesos veinticinco mil quinientos ($25.500) -que equivalen a 6,14
UMA-. Se establecen los honorarios de la mediadora Dra. S.A.C.en la
suma de pesos dieciséis mil cuatrocientos ($16.400) en virtud de lo
dispuesto por los decretos 1467/11 y 2536/15. III.-Devueltas que sean
las actuaciones se proveerá lo pertinente a fin de lograr el ingreso de
la tasa judicial (arts. 13 y conc. de la ley 23.898).IV.- Se deja
constancia que la publicación de esta sentencia se encuentra sujeta a
lo establecido por el art. 164, segundo párrafo, del Código Procesal.
Regístrese, notifíquese a las partes en el domicilio electrónico
denunciado, conforme lo dispone la ley 26.685 y acordadas 31/11 y
38/13 de la CSJN, oportunamente cúmplase con la acordada 24/13 de
la Corte Suprema de la Nación y devuélvanse.-CARLOS A.
CARRANZA CASARES, GASTON M. POLO OLIVERA,
CARLOS A. BELLUCCI. Jueces de Cámara.-
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