Monografico Completo Full Monographic Az
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Arquitectura
Volumen 17 enero-diciembre 2020 ISSN-L 1695-2731
Sumario
Estudios/Studies
Análisis de las estructuras emergentes del castillo de La Peña, cabeza de la encomienda calatrava de Martos (Jaén)
Analysis of the standing structures of the Castle of The Rock, headquarter of the command of the Order of Calatrava in Martos (Jaen)
Luis José García-Pulido, Julio Navarro Palazón y Fernando Ortega Camacho
Estratigrafía constructiva y lesiones patológicas. Diacronía y coexistencia de materiales en la arquitectura del centro histórico de Cuenca (Ecuador)
Constructive stratigraphy and pathological damages. The materials diachrony and coexistence in the architecture of the historical center
of Cuenca (Ecuador)
María del Cisne Aguirre Ullauri, Amaranta Andreina Cortés Aguirre y Gema Mariela Zamora Cedeño
Las andanzas de la portada de Oñate tras la demolición de la casa-palacio: calle Mayor, Teatro Español, La Moncloa
The journey of the portal of Oñate after the demolition of the palace: Mayor street, Teatro Español, La Moncloa
Jara Muñoz Hernández y Carlos Villarreal Colunga
Evaluación de los Sistemas de Mapeo Móvil (MMS) en la documentación gráfica del tholo de El Romeral (Conjunto Arqueológico Dólmenes
de Antequera)
Mobile Mapping Systems (MMS) performance evaluation to generate the graphic documentation of the tholo of “El Romeral” (Antequera
archaeologic dolmens site)
José Antonio Benavides López y José Antonio Barrera Vera
La mezquita de al-Manṣūr en la Qaṣba de Marrakech. Aproximación a su configuración almohade
The al-Manṣūr mosque in the Qaṣba of Marrakech. Approach to its Almohad configuration
Íñigo Almela Legorburu
Evidencias, aspectos materiales y técnicas constructivas del recinto amurallado de la madīna Buryāna (Burriana, Castellón)
Evidence, material aspects and construction techniques of the walled enclosure of madīna Buryāna (Burriana, Castellón)
Josep Benedito Nuez y José Manuel Melchor Monserrat
El templo viejo de Huaca de la Luna (Perú): una aproximación desde la aplicación de la sintaxis espacial
The old temple of Huaca de la Luna (Peru): An approach from the application of spatial syntax)
Feren Castillo, Jair Rodriguez, Jessica Pérez, Karla Villanueva, Darwin Samaniego y Elvis Chávez
Lo que “significa” el castillo de Turégano (Segovia, España): Un ensayo metodológico entre diacronía y sintaxis espacial
The “significance” of Turégano castle (Segovia, Spain): A methodological essay between diachrony and space syntax
Jordi A. López Lillo
http://arqarqt.revistas.csic.es
editorial.csic.es
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17,
enero-diciembre 2020, e100
Madrid / Vitoria
ISSN-L: 1695-2731
Agustín Azkarate1
Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU)
GPAC. Grupo de Investigación en Patrimonio Construido
Cátedra Unesco en Paisajes Culturales y Patrimonio
Copyright: © CSIC, 2020. © UPV/EHU Press, 2020. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y
distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).
1
De cara a esta breve presentación vamos a servirnos, muchos aspectos “distinto” al que impone el rodillo acadé-
casi en su literalidad, de algunas ideas que escribimos mico de occidente2.
hace algunos años (Azkarate 2013) a propósito de Lati- No es de extrañar que en la cada vez más amplia pro-
noamérica y la llamada Arqueología de la Arquitectura ducción historiográfica, sea posible consultar publicacio-
(AA). Frente a la historiografía europea que acostumbra nes que encaran los aspectos metodológicos y de gestión y
a debatir los ámbitos a los que debe acogerse la AA, elo- conservación de la arquitectura histórica (Arrazcaeta 2002;
giábamos entonces la versatilidad de la arqueología de Rolón y Rotondaro 2010; Cohen 2011; Benedet 2012;
aquella región, que no duda en referirse a la “arqueolo- Rolón 2014; Cirigliano 2015a, 2015b), investigaciones
gía de la arquitectura” independientemente del enfoque que se ocupan de la arquitectura monumental y ceremo-
de sus abordajes temáticos y de los posicionamientos nial prehispánica enfatizando más su vertiente espacial y
teóricos que los sustentan. Una posición muy distinta simbólica (Acuto y Gifford 2007), importantes estudios
a la que se observa por ejemplo en Europa, mucho más que trabajan en “arqueología de la arquitectura doméstica”
encorsetada a la hora de precisar los límites de determi- precolombina desde perspectivas teóricas diversas (Scatto-
nados ámbitos temáticos y metodológicos. lin et al. 2009; Albeck et al. 2010; Haber 2010, 2011),
Esta característica regional latinoamericana deriva aportaciones procedentes de contextos urbanos contem-
probablemente de la ductilidad de los propios investiga- poráneos (Schávelzon 2012) o propuestas que abandonan
dores, forjados por influencias teóricas y metodológicas el enfoque tipológico de los investigaciones tradicionales
de procedencia diversa, tanto de origen anglófono ‒bási-
camente estadounidense‒ como de tradición europea, pero 2
Como botón de muestra puede consultarse el interesante debate que sobre
“arqueología pública” ha surgido recientemente a raíz de una reciente pu-
sobre todo es consecuencia de la voluntad ‒renovadora blicación por parte de tres conocidos arqueólogos españoles (en su versión
y diversa‒ de una investigación arqueológica que, en su inglesa: González-Ruibal, Alonso González y Criado-Boado 2018 y en su ver-
rechazo a la mirada impositiva de la modernidad, está ge- sión en castellano: González-Ruibal, Alonso González y Criado-Boado 2019).
Lo que nos parece interesante es la comparación de los comentarios que se pu-
nerando desde hace ya muchos años “formas creativas de blicaron sobre dicho trabajo en castellano y en inglés: los primeros de Manuel
hacer arqueología” (Tantaleón 2019: 233) y un discurso en Gándara, Wilhelm Londoño, Pedro Paulo Funari, Andrés Alarcón-Jiménez,
Henry Tantaleán, Félix A. Acuto, Dante Angelo y Alejandro Haber (Chún-
gara vol. 51, nº 1, 2019, pp. 121-153) y los segundos de Reinhard Bernbeck,
Susan Pollock, Yanis Hamilakis, Laurajane Smith, Gary Campbell y Larry J.
1
[email protected], [email protected] / ORCID iD: Zimmerman (Antiquity, Vol: 92, Issue: 362, April 2018, pp. 507–515 (paper)
https://orcid.org/0000-0002-0240-4960 & 525–27 (response). Doi response: https://doi.org/10.15184/aqy.2018.26).
INTRODUCCIÓN: ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA Y LATINOAMÉRICA, UN VIAJE DE IDA Y VUELTA 2
sobre arquitectura, para profundizar en las connotaciones de quedar atrapada la Arqueología de la Arquitectura
sociopolíticas que se ocultan tras la articulación de los europea. Al ocuparse predominantemente de la arquitec-
espacios construidos (Funari y Zarankin 2003; Zarankin tura con fuerte visibilidad estratigráfica (arquitecturas
y Niro 2006; Diana et al. 2008; Zarankin y Salerno 2011; “desnudas”) pertenecientes, además, a contextos his-
Seabra 2020). Fundamentados estos últimos estudios en el tóricos fundamentalmente medievales (tanto cristianos
utillaje instrumental de la “sintaxis espacial”, la inspiración como islámicos), estaba dejando fuera gran parte de la
foucaultiana resulta indudable en esta mirada a la arquitec- arquitectura enlucida (“revestida”) de épocas moderna y
tura como espacio coercitivo y como tecnología del poder contemporánea, un error estratégico para una disciplina
(Foucault 1984). Algunos de estos puntos de vista quedan que debería tener una vocación más atemporal y holísti-
recogidos en este monográfico. ca. Podría decirse que la Arqueología de la Arquitectura
A pesar de esta apertura de miras, en la arqueología europea ha creado un no man’s land, un territorio de
de aquella región queda un reto todavía por cumplir. nadie en el que se corre el riesgo de dejar abandonadas
La arqueología latinoamericana no está habituada a ‒sin merecer atención suficiente‒ las arquitecturas “re-
trabajar arqueológicamente sobre cota 0, es decir, en vestidas” perteneciente a estas centurias más recientes.
edificios en pie y en uso. Diríamos aún más: con algunas El intercambio de experiencias entre ambos continentes
excepciones, parece haber renunciado a trabajar sobre está generando un contexto de generación de conoci-
cota 0. Y ello nos parece preocupante puesto que podría miento sumamente interesante.
cometerse el error de abandonar el patrimonio edificado La segunda línea de investigación4 amplía el con-
‒especialmente el de las ciudades‒ en manos de quienes texto de aplicación a las ciudades, ese escenario apa-
lo estudian desde ópticas historiográficas conservadoras bullantemente mayoritario en el futuro inmediato. Se
y/o de quienes solo lo contemplan como un conjunto parte de la idea de que las ciudades son el producto del
de espacios susceptibles de ser refuncionalizados o de- diálogo entre los fijos y los flujos, las cosas que per-
rribados en función de diversos intereses estrictamente manecen en el espacio y las dinámicas que los trans-
financieros (Azkarate 2013). Obviamente, no es este un forman. Bajo la realidad de lo que vemos existen, por
problema solo latinoamericano. tanto, estructuras ocultas, patrones de comportamiento
Nuestra vinculación científica con América Latina se subyacentes que condicionan la forma y el modo de ser
remonta al año 2000, cuando, invitados por Eusebio Leal de esa realidad, un encuentro o desencuentro perma-
Spengler y Roger Arrazcaeta, impartimos un seminario nente entre el “urbanismo planificado” y el “urbanismo
sobre “Arqueología de la Arquitectura” en el Gabinete de espontáneo” (García-Gómez 2009). Reflexionar sobre
Arqueología de la Ciudad de La Habana durante los días el fenómeno urbano, comprometerse con su desarrollo
29 de febrero y 1 de marzo de aquel año. Posteriormen- sostenible, con las memorias de la gente y las identi-
te hemos sido invitados a impartir cursos de doctorado dades a escala barrial es extremadamente urgente. Más
y seminarios sobre Arqueología de la Arquitectura en aún en unos tiempos en los que el espacio urbano se ha
diversos centros de Puerto Rico, Perú, Uruguay y Argen- convertido en mercancía y en los que son cada vez más
tina principalmente. Y fue en este contexto de contactos frecuentes los casos escandalosos de destrucción de la
ininterrumpidos a lo largo ya de dos décadas como se memoria por parte de un capitalismo inmobiliario sin
planteó la necesidad de trabajar de manera transversal complejos (Azkarate y Azpeitia 2016).
entre ambos continentes. De esta voluntad surgieron dos Estas dos líneas se irán desarrollando por investi-
líneas de investigación, centradas ambas por el momento gadores de distintas universidades de ambos lados del
en los ámbitos de la historical archaeology. Atlántico. Aprovechamos esta oportunidad para exten-
La primera3 nació como respuesta a una constata- der la invitación a cuantos tuvieran interés en compartir
ción: era preciso salir del bucle en el que corría el riesgo experiencias y conocimientos.
3
“La Arqueología de la Arquitectura: nuevos retos metodológicos y su apli- 4
“Arqueología de la Arquitectura entre el viejo y el nuevo mundo: de la
cación en Europa y América Latina” (HAR2015-64439-P), financiado por el estratigrafía del edificio a la estratigrafía de la trama urbana” (PID2019-
Ministerio de Economía y Competitividad y Fondo Europeo de Desarrollo 109464GB-100), financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y
Regional (FEDER) Universidad.
Agustín Azkarate1
UPV/EHU, GPAC. Grupo de Investigación en Patrimonio Construido
Cátedra Unesco en Paisajes Culturales y Patrimonio
Centro de Investigación Micaela Portilla, Vitoria-Gasteiz
RESUMEN
La idea de lo que es y caracteriza la Arqueología de la Arquitectura puede variar sensiblemente de unos países
a otros en función de sus respectivas tradiciones historiográficas. Está por hacer un estudio de conjunto de los
diversos enfoques y metodologías sobre las construcciones y los entornos construidos, una realidad material
que contiene múltiples dimensiones y que puede ser observada desde las más variadas escalas, temporales,
espaciales y conceptuales. Con esta breve aportación se quiere ofrecer una primera síntesis de este complicado
rompecabezas, pensando sobre todo en quienes quieren introducirse en la materia. Se reivindica una Arqueología
de la Arquitectura abierta, plural, responsable y comprometida.
Palabras clave: Archeologia dell’Architettura; Household Archaeology; síntesis de tendencias; Europa; América
Latina.
ABSTRACT
The perception of what is understood by Archaeology of Architecture may vary significantly from one country to
another depending on their respective historiographical traditions. A comprehensive study must still be conducted
of the various approaches and methodologies regarding constructions and built environments; a material reality
that contains multiple dimensions and that can be observed from a wide range of time, spatial and conceptual
scopes. With this brief paper, we would like to provide an initial synthesis of this complicated puzzle, particularly
for those starting out in this subject. It promotes an open, plural, responsible, and committed approach to the
Archaeology of Architecture.
Key words: Archaeology of Architecture; Household Archaeology; trend overview; Europe; Latin America.
Copyright: © CSIC, 2020. © UPV/EHU Press, 2020. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y
distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).
*
Trabajo realizado en el marco de los siguientes proyectos de investigación: 1. “La Arqueología de la Arquitectura: nuevos retos metodológicos y su aplicación
en Europa y América Latina” (HAR2015-64439-P), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y Fondo Europeo de Desarrollo Regional
(FEDER) y 2. “Arqueología de la Arquitectura entre el viejo y el nuevo mundo: de la estratigrafía del edificio a la estratigrafía de la trama urbana” (PID2019-
109464GB-100), financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidad.
1
[email protected], [email protected] / ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-0240-4960
LA ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA A REVISIÓN 2
Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.009 ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17, enero-diciembre 2020, e101
3 Agustín Azkarate
geógrafos, etnógrafos o historiadores y preservacionistas mostrarse como realidades estandarizadas y estáticas, los
locales (Hicks y Horning 2006; Reynolds 2009; Wood estudios de los entornos domésticos –tanto los efectuados
2015). Pero los hay también quienes creen que trabajar en en la arqueología prehistórica como en la Historical Ar-
arqueología de la arquitectura se reduce a hacer lecturas chaeology4‒ se mostraron siempre con una gran variación
estratigráficas de los muros de los edificios históricos. intercultural y una enorme diversidad significativa, tanto
Lamentablemente, actitudes reduccionistas como estas espacial como temporal (Nash 2009; Parker y Foster
son muy habituales en la bibliografía. Este texto quiere 2012; Douglass y Gonlin 2012; Steadmann 2015).
reivindicar la necesidad de ampliar nuestra mirada para La diversificación de los modelos interpretativos
reclamar una observación más global e integradora para iba a ser, por tanto, inevitable. Ya para finales de los 70,
el campo de la Arqueología de la Arquitectura, concebida el estructuralismo de Claude Lévi-Strauss y los desarro-
como el estudio arqueológico de los entornos construi- llos lingüísticos de Noam Chomsky habían comenzado
dos. Con esta breve aportación lo que queremos es ofrecer a dejar una impronta significativa en obras tan influ-
una síntesis de este complicado rompecabezas, pensando yentes como las del folklorista Henry Glassie (1975) o
sobre todo en quienes quieren introducirse en la materia. James Deetz (1977), uno de los padres de la arqueología
histórica norteamericana. Glassie tiene una especial
significación por ser uno de los primeros investigadores
2. HOUSEHOLD ARCHAEOLOGY que se ocupó del análisis de la arquitectura de épocas
más recientes (periodo colonial) y su trabajo permitió
Probablemente donde el binomio arqueología-arquitectu- establecer lo que más tarde se describiría como el orden
ra ha generado una mayor riqueza teórica e interpretativa y la cosmovisión georgianos dentro de las formas arqui-
y una mayor producción bibliográfica no ha sido, como tectónicas5 (King 2006; Buchli 2013). También dentro
pudiera creerse en algunos círculos europeos, en el ámbito de esta misma década dará a conocer Michel Foucault
de los estudios estratigráficos de arquitecturas históricas una obra de profunda influencia en muchos ámbitos –y
más o menos monumentales, sino en el contexto de los también en el de la Arqueología de la Arquitectura‒ y en
entornos domésticos. La arqueología de la domesticidad la que el filósofo francés proyectaba su mirada sobre la
ha ido creciendo imparablemente desde la década los 70 arquitectura contemplándola como un espacio coerciti-
y será a ella a la que dediquemos este primer capítulo, por vo al servicio del poder (Foucault 1984).
ser generalmente menos atendida en las síntesis europeas A caballo entre los 70 y los 80 se van a generar, pro-
sobre Arqueología de la Arquitectura. cedentes de distintas disciplinas, importantes trabajos de
Sus orígenes se remontan a las décadas de los 60 y carácter seminal y de profundas resonancias para quienes
70 cuando, en el contexto teórico procesual de entonces, ‒desde las perspectivas más dispares‒ tuvieran interés
la Settlement Archaeology (Chang 1968; Clarke 1977), en investigar en el ámbito del trinomio arqueología-
los arqueólogos comenzaron a centrar su atención en el arquitectura-antropología. Podríamos citar la aportación
estudio de los espacios domésticos, concebidos como de Amos Rapaport (1969, 1976, 1982), con sus estudios
escenarios de actividades que, en su diversidad, eran sus- sobre la conexión entre la cultura humana y los lugares y
ceptibles de reflejar los comportamientos sociales de sus la interacción mutua de las personas y su entorno cons-
habitantes. En este primer marco interpretativo, de enfo- truido (The Meaning of the Built Environment, 1982); la
que funcionalista y adaptativo, los cambios observados en decisiva contribución de Claude Lévi-Strauss, con su pro-
el patrón arqueológico se explicaban en referencia a in- puesta sobre “le system à maison” o “société à maisons”
fluencias sociales o ambientales de carácter externo (King (Lévi-Strauss 1975); o las insustituibles contribuciones
2006). Estos enfoques se ejemplificaron colectivamente
con el volumen editado por Flannery (1976) sobre los
4
Pueden leerse algunas consideraciones sobre la Historical Archaeology
orígenes de la vida en las aldeas y los hogares del Periodo (pensadas más bien para arqueólogos europeos no anglosajones) en Azkarate
Formativo en el Valle de Oaxaca. En esta obra se trató y Escribano 2014.
de analizar la estructura de la casa, las áreas de actividad 5
Años después Matthew Johnson (1993) en sus investigaciones sobre las
formas arquitectónicas de los siglos a caballo entre la Edad Media y la Mo-
especializadas y específicas de género, y el intercambio derna (1350-1530) se alejó de los puntos de vista estructuralistas más está-
a escala local y regional, tratando de demostrar que todo ticos de Glassie, reclamando la consideración de los hogares como espacios
ello pudiera servir de enlace entra las teorías del cam- de práctica y de construcción de sentido, en los que el significado no es una
cosa única o unitaria sino algo renegociado y transformado permanentemente
bio social y la cultura material. Lejos, sin embargo, de (1993: 31).
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17, enero-diciembre 2020, e101 Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.009
LA ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA A REVISIÓN 4
de Bill Hillier y Julienne Hanson (1984) sobre syntax fundamental de las investigaciones arqueológicas sobre
space –herederas de las tempranas aportaciones proce- los espacios construidos (Steadman 2015).
dentes de la antropología (Hall 1974)‒ que ofrecieron un La década de los 90 y especialmente los dos
elenco de valiosas herramientas de análisis con sus mapas primeros decenios del nuevo siglo han traído nuevas
de convergencia, sus gráficas de accesibilidad (gamma propuestas que insistirán en la necesidad de contem-
analysis), sus gráficas de visibilidad, etc.6 plar la arquitectura y los espacios construidos no solo
Pronto se cumplirán cuatro décadas desde que como portadores sino como generadores también de
Richard Wilk y William Rathje (1982) acuñaran el con- significados, permitiéndonos el acceso a dimensio-
cepto de household archaeology, enfatizando la impor- nes tanto simbólicas como sociales. Ya nos hemos
tancia de los “hogares” como elementos esenciales en la referido antes a la inspiración posestructuralista en
reconstrucción de las sociedades pasadas. Estos hogares la obra de Matthew Johnson (1993). Este cambio
o unidades domésticas fueron vistos como un nivel esen- del tradicional punto de vista de la unidad doméstica
cial de investigación para poder avanzar desde las gran- como unidad productiva a un nuevo enfoque que la
des teorías de cambio cultural, capturando rápidamente contempla como un complejo sistema de relaciones
el interés de los arqueólogos, transformándose en uno de cambiantes, lugares de negociación continua y de
los principales escenarios de debate, especialmente en construcción de sentido, ha potenciado la aparición
la arqueología prehistórica (Steadman 2015: 14-15). Sin de nuevas miradas de una fecundidad extraordinaria,
embargo, Wilk y Rathje advertían también que, lejos de tan variadas y numerosas que no caben en esta breve
ser agentes estandarizados y estáticos, estas unidades do- aportación. Existen, por fortuna, importantes obras
mésticas eran dinámicas en sus aspectos tanto formales, de consulta más que aconsejable (King 2006; Allison
funcionales como conductuales, variando de un lugar a 2008; Douglass y Gonlin 2012; Beaudry 2015; Stead-
otro y de uno a otro periodo (Wilk y Rathje 1982: 621) mann 2015).
No es de extrañar, en consecuencia, que a lo largo de La arqueología doméstica configura en la actuali-
la década de los 80 se fueron multiplicando los enfoques dad una potente plataforma para el análisis de la des-
teóricos. El tema es muy complejo, hasta el punto de que igualdad. Resultaba desconcertante, por ejemplo, el
entender la relación entre “casa” (house) como estructura “silencio ensordecedor” (King 2006: 303) que duran-
física y “hogar” (household) como unidad social sigue te mucho tiempo ha existido en la investigación sobre
siendo uno de los objetivos y desafíos fundamentales de el papel de las mujeres, la división sexual del trabajo
la arqueología doméstica en cualquier ubicación geográ- y de los espacios y, en definitiva, las perspectivas de
fica y en cualquier periodo de tiempo (Gray 2014). Ha género en las investigaciones sobre las actividades
habido, de hecho, una archaeology of houses, ámbito que domésticas. Otro tanto cabe decir de las diferencias
siempre interesó en el ámbito de la arqueología histórica étnicas y de clase, no siempre aparentes en los patro-
y una household archaeology, más americana ‒mesoa- nes de cultura material y presentes, sin embargo, de
mericana en origen‒ (King 2006; Nash 2009) que, pese maneras sutiles y sorprendentes.
al escepticismo crítico de algunos (Parker y Foster 2012), De gran interés resultan finalmente las aporta-
se ha extendido a todo el mundo7, convertida en soporte ciones desde la “etnografía arqueológica”, o simple-
mente desde la “arqueología” como prefiere Gonzá-
6
Sobre los acuerdos y desacuerdos sobre cuestiones metodológicas, puede lez-Ruibal (2017: 270). Una arqueología capaz de
verse la interesante reflexión de J. Bermejo “space syntax vs archeologia
dell’architettura” (Bermejo 2009: 57-59, 2015).
“transferir el modo en el que los arqueólogos median
7
Es llamativo el tardío interés de algunos sectores de la arqueología euro- con la materialidad cotidiana de mundos pasados a
pea hacia la arqueología de lo doméstico, probablemente por el peso que los contextos presentes” (ibidem: 278) y practicar,
tuvo siempre el estudio de lo monumental en detrimento del estudio de
contextos arqueológicos menos espectaculares (Huebner y Nathan 2016). en consecuencia, una arqueología auténticamente
La situación en la arqueología española está cambiando paulatinamente contemporánea. El análisis arqueológico de la domes-
(González-Ruibal 2006; Quirós 2012; Gutiérrez-Lloret y Grau 2013; Ber- ticidad –en sus múltiples variables‒ está permitiendo
mejo 2014; Azkarate y Solaun 2015; Ayán 2016). Latinoamérica, por el
contrario, ya desde muy temprano (Flannery 1976) fue mucho más recep- el abordaje de planteamientos comprometidos e inno-
tiva y viene participando en primera línea de la investigación con estudios vadores (Haber 2011; Alonso-González y González-
sobre arquitectura, crianza y domesticidad en entornos construidos de época
precolombina (Nash 2009; Albeck et al. 2010; Gordillo 2010; Carballo
Álvarez 2016; González-Álvarez y Alonso-González
2011; Haber 2011; Scattolin et al. 2015). 2019a, 2019b).
Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.009 ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17, enero-diciembre 2020, e101
5 Agustín Azkarate
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17, enero-diciembre 2020, e101 Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.009
LA ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA A REVISIÓN 6
Y de ahí, sobre todo, la necesidad de asumir unas rutinas de son abordadas en otra aportación de este mismo mono-
control que regulen y programen los esfuerzos necesarios gráfico. Nos limitaremos a presentar el cuadro-resumen
para contemplar, de manera integral, todas las dimensiones que a este respecto se elaboró en la experiencia de la
relevantes del patrimonio edificado (Azkarate 2002: 59). Catedral de Santa María de Vitoria-Gasteiz (Fig. 1).
Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.009 ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17, enero-diciembre 2020, e101
7 Agustín Azkarate
1°. Identificación e individualización de las –– De anteroposterioridad: Situación de carác- Grupo de Actividad (GA): recurrimos de nue-
Unidades Estratigráficas (UE) y numeración ter diacrónico, representada por las relacio- vo a Carandini cuando recuerda que “una vez
de cada una de ellas. nes “cubrir”, “apoyar”, “adosar”, “rellenar”. determinadas las actividades hay que subir otro
–– Interfaz o solución de continuidad: en reali- escalón en la síntesis, agrupando las propias
Unidad Estratigráfica: se denomina UE a cual- dad es una variante de la anterior. Se trata actividades en grupos de actividades” (1997:
quier acción significativa en la estratificación de acciones de corte debidas a acciones 139). Se trata de hacer cada vez más inteli-
arqueológica, tanto si es una acción acumula- antrópicas o naturales. Representada por gible la compleja historia constructiva de una
tiva que entraña la formación de un depósito la relación “cortar”. edificación como la Catedral de Santa María de
tridimensional, como si es el resultado de una Vitoria-Gasteiz.
acción negativa que produce una alteración • Interpretación (Función, datación, etc.)
en la estratificación (interfaz, solución de con- • Documentación. Referencias a otros instru- EJEMPLOS DE SÍNTESIS Y PERIODIZACIÓN
tinuidad). En la lectura sobre cota 0, una UE mentos (planos, fotografías...), responsable
es la unidad construida menor, individualizable de la ficha, fecha de registro, fecha de actua- 1.- Cuando en la década de los sesenta del
estratigráficamente de las que le rodean. Es lización, etc. siglo XX el arquitecto M. Lorente decidió,
también el resultado de acciones constructivas dentro del proceso de restauración de la vieja
o destructivas, producidas por causas naturales 3°. Construcción del Diagrama general de catedral, abrir nuevas ventanas en la zona
o artificiales, voluntarias o involuntarias, con relaciones estratigráficas y obtención de la superior de la nave central y del crucero, eje-
aportación de material o sustracción del mismo. secuencia relativa. cutó varias acciones: primero tuvo que abrir
Cada una de estas unidades será reconocible un hueco para lo que cortó el paño existente.
y se podrá diferenciar del resto porque ocupará Diagrama: representación simbólica de las Más adelante ocupó este hueco con el nuevo
una posición distinta a las demás tanto en la relaciones estratigráficas detectadas en un vano. Tanto el corte efectuado como el nuevo
secuencia excavada como en el edificio, per- proceso de investigación arqueológica. En con- relleno constituyen distintas UE. El arquitecto
tenecerá a un momento concreto y tendrá una tra de quienes últimamente parecen querer Lorente repitió esta misma acción en la zona
función determinada. (Caballero 1995, 1996; devaluar la importancia de este imprescindible superior de la nave central y del crucero. Las
Caballero y Latorre 1995). instrumento de trabajo, hay que recordar que diversas UE que hubo de ejecutar para ello
el diagrama no fue concebido para represen- (16, 23, 127, 128, 167, 189, 191, 300, 352, etc.)
Numeración: Una vez identificadas las accio- tar la realidad, sino para simbolizarla. «Una fueron agrupadas por nosotros –por su misma
nes, es preciso un grado de abstracción que representación global de la estratigrafía no función y similar cronología- en la Actividad
permita expresar las relaciones entre ellas con puede ser topográfica, es decir, realista, sino que denominamos “Apertura de ventanas en
precisión y comodidad. “Para ello es necesario solamente estratigráfica, es decir, reducida a los tramos superiores” (A.268). Este arquitec-
pasar de la identificación topográfica de una la única dimensión del tiempo relativo, lo que to realizó también otras actividades similares,
acción a su identificación numérica” (Carandini conlleva el paso del verismo al simbolismo» aunque en lugares diversos de la catedral:
1997: 79). No existe una unanimidad a este (Carandini, 1997: 83). Una vez definidas las re- siguió abriendo algunas ventanas, pero cegó
respecto, pero sí que hay que tener en cuenta al- laciones, se representan en un gráfico que las también otras; así mismo, abrió nuevas puer-
gunos principios: no mezclar nunca en la misma visualiza con un sistema ordenado y que viene tas y procedió también al cerramiento de otras
serie numérica conceptos diferentes, como uni- a ser una representación gráfica del yacimien- existentes. Todas estas actividades (A. 268
dades estratigráficas, actividades, grupos de ac- to, o de sus partes, y de su evolución temporal. - A.274) fueron agrupadas en el Grupo de
tividades; y no dar dos veces el mismo número. Es el llamado “matrix” por Harris o diagrama. Actividades que llamamos “Apertura, cegado
El diagrama incluye la cuarta dimensión del y traslado de vanos” (GA. 67). Este Grupo
2°. Registro de las Unidades Estratigráficas tiempo, representando las relaciones sincróni- de Actividades fue finalmente integrado en la
individualizadas mediante la redacción de cas (en escalones horizontales) y la evolución última de las Fases constructivas que sufrió la
sus fichas correspondientes. diacrónica (en fila verticales, de abajo arriba). Catedral y que denominamos “Restauración
Su fuerza deriva precisamente de simplificar Lorente” (F.11), adscribible finalmente al Pe-
Fichas: sustituyen al clásico diario de excava- las cuestiones reduciendo la estratigrafía a sus ríodo IV “Restauraciones”.
ción. Las hay de diversa naturaleza. En esta puntos esenciales, siendo sin duda “la mayor
ocasión se hará referencia únicamente a la Fi- conquista de la arqueología estratigráfica con- 2.- Los enterramientos constituyen, quizá, un
cha de UE. Existen diversas variantes, aunque temporánea (Carandini 1997: 85). Un diagrama ejemplo aún más claro. Cada uno de ellos exige
todas ellas tienen unos campos básicos: puede construirse tanto con UE, como de Acti- la ejecución de varias acciones (UE): apertura
vidades o Grupos de Actividades. de la fosa para la construcción de la estructura
• Identificación (Yacimiento. Ubicación. Sector. funeraria, depósito del cadáver, cubrimiento del
Número de U.E., etc.). 4°. Proceso de síntesis: Identificación de conjunto, etc. Son, por tanto, diversas UE que
• Descripción (Componentes, orientación, di- Actividades (A) y Grupos de Actividades (GA) conforman un único enterramiento o Actividad.
mensiones, etc.) Este enterramiento-actividad, sin embargo, no
• Relaciones estratigráficas de la U.E. que se Actividad (A): responde conceptualmente al es- constituye un caso único y puede estar acom-
está registrando en la ficha con las U.E. que tie- labón siguiente –de carácter sintético- en el es- pañado de otras actividades de funcionalidad
nen relación física con ella. Constituye la parte tudio de una estratificación. Podíamos definir las y cronología similares, es decir, otros enterra-
más delicada y difícil del proceso. En principio, actividades como conjuntos de UE coetáneas mientos, que en este caso conforman un Grupo
pueden distinguirse tres situaciones posibles: entre sí y partícipes de una misma funcionalidad. de Actividades (GA.4: “Necrópolis prerrománi-
Como señala Carandini, “el paso de las accio- ca). Este Grupo de Actividades constituirá con
–– De contemporaneidad. Cuando dos U.E. nes (UE) a las actividades (A) simplifica notoria- otros G.A. de una cronología similar, aunque
sean coetáneas o sincrónicas. Represen- mente la estratificación, permitiendo tomarla en distinta funcionalidad, la Fase1 y Período I
tado por la relación “unir”. un nivel considerable de síntesis” (1997, 139). definidos como “Preexistencias”.
Figura 1. Proceso de trabajo en el análisis estratigráfico. Elaboración propia, basada en Azkarate et al. (2001: 113).
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LA ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA A REVISIÓN 10
creativos de la arqueología en general. Finalizábamos servicios) y colocar en el hueco provocado una ‘nueva
aquel capítulo haciendo referencia al abordaje de plan- mercancía inmobiliaria’ que multiplique abusivamente
teamientos comprometidos e innovadores que, de forma los beneficios sobre la inversión que la espuria remode-
reciente en España y con más solera en Latinoamérica lación urbana supone12.
(Funari y Zarankin 2003; Haber 2011), están abriendo
un campo enormemente esperanzador para la arqueo- En la misma línea apuntará E. López-Morales al
logía. Algunas de estas investigaciones ‒transitando recordar que
de la “etnoarqueología” a la “arqueología contempo-
ránea” (González-Ruibal 2008)‒, vienen desarrollando en contraste con otros sectores económicos más voláti-
enfoques interdisciplinarios críticos y extremadamente les, el espacio urbano es una forma eficiente para fijar el
sugerentes para el entorno construido contemporáneo capital, que permite a los procesos de acumulación tra-
en las comunidades rurales, analizando las diferentes bajar dentro de ciertos niveles de estabilidad […]. Ya sea
articulaciones de identidades pre y posindustriales en un como un commodity o un mecanismo de aseguramiento
contexto de cambio global extremadamente complejo y de la plusvalía, el espacio urbano es creado, transforma-
diversificado (Alonso-González y Fernández-Fernández do, destruido y expandido13.
2013; Alonso-González y González-Álvarez 2016; Gon-
zález-Álvarez y Alonso-González 2019a, 2019b). Ha habido quien, con razón, ha criticado la indiferen-
Terminaremos haciendo referencia al ámbito urbano cia de la arqueología ante el abandono y transformación
por ser el contexto que mejor conocemos. Hace ya años de lo rural (Olivier 2013; Millán Pascual 2015). Pero
que N. Smith había alertado sobre la emergencia de un siendo ello cierto, deberíamos decir también que la indo-
nuevo urbanismo que se está redefiniendo de una forma lencia de muchos arqueólogos ante la destrucción siste-
dramática y en el que los viejos contenedores concep- mática del patrimonio edificado de nuestras ciudades con-
tuales hacen aguas por todas partes (Smith 2001: 25). temporáneas, resulta aún más escandalosa. La clave de
Los paisajes urbanos nacidos en el contexto del nuevo la transformación que se demanda está en la concepción
globalismo están necesitados de nuevas herramientas de una arqueología comprometida no solo con la ciudad
de análisis e interpretación que coadyuven a una mejor antigua, con la ciudad histórica, sino fundamentalmente
legibilidad e identificación de los vertiginosos modos de con la ciudad contemporánea. Las identidades no siem-
estructuración de los mismos. ¿Está la arqueología prepa- pre están en los arcanos de los tiempos. Las biografías y
rada para hacer frente a estos desafíos? Aún a riesgo de las identidades tienen frecuentemente escala barrial y se
equivocarnos, nos atreveríamos a decir que no, que la ar- identifican con esquinas, con bulevares, con rincones, con
queología que se practica en muchas de nuestras ciudades esa red de recuerdos y emociones que demuelen y hacen
contemporáneas sigue respondiendo a otras épocas con desaparecer impunemente los promotores neoliberales14.
otros valores posiblemente ya periclitados. Los habituales Si quiere de verdad renovarse, la arqueología necesita ir
debates sobre “excavar en las ciudades o historiar las ciu- mucho más allá de la explicación y gestión de los “so-
dades” (Quirós 2005) tan importantes en otros tiempos, brantes” generados por una sociedad en la que la presión
resultan insuficientes y han quedado obsoletos. por el cambio es el factor dominante (Azimzadeh y Bjur
En su obra Capitalism, Socialism and Democracy 2009). Pero ello supone aceptar una metanoia radical que
(1942), el austríaco Joseph Schumpeter hizo célebre la demandará nuevos objetivos, nuevos partners, nuevas
idea de que el proceso de Destrucción Creativa cons- herramientas de trabajo, nuevas formas de comunicación
tituía el hecho esencial del capitalismo, pensamiento y nuevos valores (Azkarate, en prensa).
luego repetido y comentado hasta la saciedad. Han sido
varios los autores que han utilizado este concepto en
12
http://clubdebatesurbanos.org/2013/05/03/opinion-contestacion-a-francis-
relación con la evolución de la ciudad contemporánea. co-lopez-groh-sobre-la-destruccion-creativa_eduardo-mangada/
13
López-Morales, 2012, cap. I: “Destrucción creativa: hacia una teoría
En un mundo dominado por un capitalismo salvaje […], histórica de la renovación urbana pericentral”. libros.infonavit.janium.net/
libros/PDF/2012/ernesto_lopez.pdf).
lo que la aplicación de la máxima schumpeteriana signi- 14
“I was born in the fifties, was a child in the sixties, a teenager in the
fica es, simple y llanamente, la destrucción de un trozo seventies... The second half of the twentieth century is my whole life. And
de ciudad, de un ‘capital fijo ya creado’ para aprovechar you know, when I go back none of the places from that part of my live exist
anymore... It’s as if my life is being erased in my wake” (Stropin y Marsden
las ventajas que la ciudad ya ofrece (infraestructuras y 2001: 3, cit. Schofield y Gray Johnson 2006: 105).
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ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17,
enero-diciembre 2020, e102
Madrid / Vitoria
ISSN-L: 1695-2731
https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.010
RESUMEN
El presente artículo está pensado para ofrecer una panorámica general de diversas metodologías que, respetando
la perspectiva estratigráfica inherente a la Arqueología de la Arquitectura, se han ensayado en las últimas dos
décadas con el fin de ampliar el horizonte de aplicabilidad de la disciplina, desde el ámbito habitual de trabajo
que es el edificio singular, para llegar al paisaje antropizado. Prácticamente todas las experiencias de las que se
habla han sido desarrolladas por el Grupo de Investigación en Patrimonio Construido de la UPV/EHU en el ámbito
territorial del municipio de Vitoria-Gasteiz.
Palabras clave: metodología; lectura estratigráfica de alzados; análisis clúster; paisajes históricos.
ABSTRACT
The goal of this paper is to provide a general overview of some methodologies that have been tried out over
the last two decades trying to increase the applicability of the Archaeology of Architecture. We will review the
usual field of work‒the singular building‒to reach to the anthropized landscape. Practically all the experiences
mentioned have been developed by the Research Group on Built Heritage of the UPV/EHU in the territorial area
of the municipality of Vitoria-Gasteiz.
Copyright: © CSIC, 2020. © UPV/EHU Press, 2020. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y
distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).
1
[email protected] / ORCID iD: https://orcid.org/0000-0001-5162-8955
2
[email protected] / ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-1464-8268
3
[email protected], [email protected] / ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-0240-4960
DEL EDIFICIO AL PAISAJE, UNA PANORÁMICA METODOLÓGICA DE LA ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA 2
EN EL BANCO DE PRUEBAS DE VITORIA-GASTEIZ (PAÍS VASCO)
Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.010 ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17, enero-diciembre 2020, e102
3 Amaia Mesanza-Moraza, Ismael García-Gómez, Agustín Azkarate
Figura 1. Tres proyectos y tres posibles escalas de análisis estratigráfico: edificio individual, centro histórico y paisaje antropizado. Fuente:
elaboración propia sobre modelo Google Earth.
1. ORIGEN Y DIFUSIÓN DEL ANÁLISIS arqueológico vigente aún hoy día. Corren por entonces
ESTRATIGRÁFICO APLICADO A los años setenta (Harris 1979).
EDIFICIOS Estas innovaciones gestadas en ámbito británico
rápidamente empezaron a difundirse por toda Europa,
Si bien en sus orígenes la primera arqueología nació siendo sin duda la arqueología italiana la que, de un
principalmente interesada en el rescate y estudio de modo más temprano y decidido adoptó las técnicas
los artefactos depositados en el subsuelo, entrado el estratigráficas, destacando como uno de sus mayores
siglo XX ese interés fue desplazándose hacia el cono- defensores A. Carandini. No obstante, los precursores
cimiento del contexto estratigráfico en el que aquellos del salto de la arqueología estratigráfica del subsuelo al
aparecían. Esto sucedió en buena medida porque los edificio fueron principalmente T. Mannoni, R. Parenti,
investigadores fueron dándose cuenta de que para pro- R. Francovich o F. Doglioni, sin olvidar por supuesto
poner la datación de esos objetos arqueológicos que a G. P. Brogiolo (1988) que fue quien escribió el pri-
tanto les preocupaban, además del estudio tipológico, mer manual de la disciplina bajo el título: Archeología
el conocimiento de la secuencia en que se habían depo- dell’edilizia storica.
sitado los estratos que los contenían, aportaba informa- En España el interés por la arqueología estratigráfi-
ción preciosa de carácter cronológico que servía para ca de los edificios también había comenzado en los 80,
mejorar las dataciones. pero podríamos decir que de una forma algo más tímida.
El primer jalón de la arqueología estratigráfica hay Nombres a destacar como pioneros en la Península Ibérica
que ubicarlo en el Reino Unido. Nombres importantes en cabe mencionar a L. Caballero (Azkarate 2001), y como
su primer desarrollo son los de M. Wheeler y K. Kenyon, no también al equipo catalán del Servei del Patrimoni
si bien aquellos que verdaderamente la consolidaron fue- Arquitectònic (Utrero Agudo 2010: 18). En ámbito vasco,
ron sus herederos. Investigadores como M. Biddle y Ph. será A. Azkarate quien, en un fluido intercambio de pa-
Barker, pero sobre todo E. C. Harris, que con su propuesta receres y procedimientos con el equipo de L. Caballero,
de los principios de estratigrafía arqueológica y la inven- vaya incorporando la Arqueología de la Arquitectura a su
ción del diagrama estratigráfico (también conocido como bagaje metodológico. Fueron estos, junto con J. A. Quirós,
Matrix Harris), puso las bases del paradigma de registro los principales impulsores del Seminario Internacional de
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EN EL BANCO DE PRUEBAS DE VITORIA-GASTEIZ (PAÍS VASCO)
Arqueología de la Arquitectura celebrado en 2002 en Vito- En cualquier caso, cada vez que se tiene identi-
ria-Gasteiz, encuentro del que surgirá finalmente la revista ficado un estrato, este recibirá un número que servirá
científica Arqueología de la Arquitectura, una publicación para distinguirlo inequívocamente del resto, siendo asi-
claramente inspirada en su antecesora italiana. mismo su morfología (forma, extensión, posición, etc.)
anotadas sobre aquel repertorio gráfico base que se esté
empleando en el registro del inmueble.
2. LA LECTURA ESTRATIGRÁFICA DE El sistema de registro en una lectura estratigráfica
ALZADOS de alzados está compuesto por dos elementos funda-
mentales. Por un lado estaría ese repertorio gráfico
Desde que G. P. Brogiolo lo definiera en esa obra titulada en el que están representados todos los paramentos
Archeología dell’edilizia storica a la que ya hemos aludi- del inmueble estudiado, un registro gráfico que no es
do, el procedimiento técnico más habitualmente empleado imprescindible que esté confeccionado mediante téc-
para determinar cómo se articula la estratificación de un nicas de captura topográfica (según las circunstancias
edificio viene denominándose “lectura estratigráfica de del proyecto puede considerarse suficiente la realiza-
alzados”. Este procedimiento, siendo en extremo sintético, ción de croquis, o una captura fotográfica ordinaria),
podríamos decir que consiste en determinar cuál es la es- si bien consideramos que, si existe la posibilidad,
tratificación de un inmueble, partiendo principalmente de un buen trabajo topográfico siempre es mejor por el
una exploración directa de la materialidad del mismo. De gran valor añadido que aporta al análisis estratigráfi-
esa estratificación identificada visualmente, o mejor, de las co (Álvarez-González et al. 2003; García-Gómez et
relaciones de antero-posterioridad entre estratos, será de la al. 2011; Martín Talaverano 2014). Por otro lado, a
que a posteriori se deducirá el relato de la evolución cons- parte de lo gráfico, es imprescindible en el registro,
tructiva del inmueble (Caballero Zoreda 1995: 37). un conjunto de fichas analíticas que recoja, ficha por
ficha, el desglose analítico de todas las observaciones
2.1. Identificación de estratos hechas en cada uno de los estratos identificados (com-
plementariamente, suele emplearse un tercer elemento,
El trabajo del arqueólogo o la arqueóloga de la arquitec- un listado-resumen que concentra, en un único docu-
tura en la primera fase de los trabajos consiste esencial- mento, las denominaciones de cada una de las unidades
mente como decimos en ponerse delante del edificio y estratigráficas individualizadas).
hacer una exploración directa de sus muros. El objetivo
es individualizar primero estratos y, después, relaciones 2.2. Del estrato a las relaciones
estratigráficas (García-Gómez 2019). estratigráficas y a la secuencia
Para visualizar los estratos, el investigador o investi- temporal
gadora aplica un doble criterio, un doble criterio tan inte-
riorizado que a menudo se emplea de forma automática, Ahora bien, más allá de los estratos es preciso analizar
es decir, prácticamente sin ser consciente de ello. Este las relaciones físicas que los unen, pues es gracias a
doble criterio tendría por un lado lo que hemos llamado estas relaciones que podemos deducir la secuencia tem-
la “estrategia interfacial”. Esta se fundamenta en la bús- poral en que se han ido produciendo los hechos estrati-
queda de aquellos indicios que denotan por dónde va el gráficos. Para llegar a esta deducción es preciso cotejar
contorno del estrato, o si se prefiere cuáles son las “líneas la relación física observable con las llamadas “leyes de
fronterizas” que lo definen externamente. Estos indicios estratificación arqueológica” (la ley de superposición,
a veces son muy evidentes, pero en la mayor parte de las la ley de horizontalidad original, la ley de continuidad
ocasiones se encuentran parcialmente difuminados en los original y la ley de sucesión estratigráfica; Harris 1991:
muros. Por otro lado, estaría la que hemos denominado 51-58). De ese modo, podremos establecer en términos
“estrategia tipológica” que busca la individualización del de “cronología relativa” qué lugar ocupa, dentro de la
estrato a partir de la identificación de los rasgos internos secuencia temporal de la construcción del edificio, el
que caracterizan su sustancia o contenido, rasgos que estrato que estemos analizando.
pueden ser muy diversos; desde el tipo de material cons- Cuando se tienen todas las relaciones estratigráficas
tructivo empleado, hasta el tipo de aparejo o la presencia claras, es el momento de confeccionar el Diagrama de Se-
de determinadas marcas de cantero. cuencia Estratigráfica del Edificio, conocido comúnmente
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Este método de análisis también surgió en Italia y 1. Individualización de variables. Se registraron dos tipos
fue originalmente bautizado como “análisis configura- de variables, por un lado, variables de carácter técnico-
cional” por aquellos que lo idearon (Mannoni 1998). constructivo (litología, aparejo, talla, marcas de cantero,
Su operativa se basaba en una técnica o fundamento de etc.) y por otro, variables de carácter formal (tipos de
registro conocido como “cronotipología relativa” (Fe- puntilla en los arcos del triforio, tipos de capiteles, etc.).
rrando Carona et al. 1989) que según la definición de 2. Georreferenciación de variables seleccionadas. Se
Gabbrielli (1996: 17) consistía en localizaron sobre la planimetría los puntos del edi-
ficio donde se manifestaban las distintas variables.
estudiar las variaciones del tipo para establecer si estas 3. Individualización y mapeado de los clústeres de
expresan diferencias cronológicas. En otros términos, las variables. Analizando el modo en que las variables
informaciones que emergen se basan en la individualiza- dispersas por todo el templo tendían a asociarse en
ción de las concordancias y discordancias existentes en- el espacio tridimensional de la catedral, fue posible
tre dos unidades de un elemento arquitectónico repetido individualizar distintos conjuntos de variables que
en serie en un mismo edificio. La repetición en serie es tendían a agruparse y localizarse en determinadas
una condición indispensable para la investigación. partes del edificio. A cada uno de esos conjuntos o
agrupaciones los considerábamos un clúster cons-
Esta metodología fue aplicada con un éxito mani- tructivo (por así decir, el equivalente de un estrato).
fiesto en algunas investigaciones clásicas como la de la 4. Análisis de las interfaces. Los clústeres construc-
abadía de San Galgano (Gabbrielli 1998), o la del Pala- tivos representaban partes del edificio constructi-
zzo Pubblico de Siena (Camporeale et al. 2001). vamente homogéneas, pero su contorno quedaba
indefinido. Para definir ese contorno se trabajaba
3.2. Análisis clúster aplicado en la sobre la representación planimétrica analizando la
Catedral de Santa María de Vitoria dispersión de las variables por los muros y según
fuera esa dispersión se deducía donde estaban los
Nuestra primera experiencia con la “cronotipología límites interfaciales entre los clústeres.
relativa” en el Grupo de Investigación en Patrimonio 5. Determinación de la secuencia relativa. Una vez defini-
Construido (UPV/EHU) tuvo lugar a fines de la pasada dos los contornos interfaciales, estos fueron empleados
centuria en la Catedral Santa María de Vitoria (Azka- para estudiar y establecer las relaciones de antero-
rate et al. 2001: 134-200; Azkarate 2010). No obstan- posterioridad que ligaban unos clústeres constructivos
te, si bien en un principio nos ceñimos al modelo de con otros. Gracias a ello se pudo establecer la secuen-
“cronotipología relativa” definido en Italia, enseguida cia cronológica relativa, el orden, en que se había ido
nos dimos cuenta de que, para que el método fuera produciendo la evolución arquitectónica del conjunto.
verdaderamente aplicable en nuestro contexto, había 6. Determinación de la secuencia absoluta. El análisis
que introducir algunos cambios, cambios que acabaron de las relaciones estratigráficas existentes entre esas
transformando tanto el concepto original que preferi- UUEE, en combinación con los estudios sobre la
mos acuñar una nueva denominación para un método documentación escrita y otro tipo de dataciones ab-
que al final calificamos como “análisis clúster”. Algu- solutas, proporcionaron fechas concretas para deter-
nas particularidades del nuevo diseño metodológico minadas acciones constructivas, lo que permitió la
fueron la combinación de la estratigrafía con las técni- determinación de una secuencia cronológica abso-
cas cronotipológicas, y sobre todo la incorporación de luta y la contextualización histórica de la evolución
un nuevo elemento conceptual, el clúster. No obstante, constructiva de la catedral, siglo a siglo, año a año.
si tuviésemos que resaltar aquella aportación que con-
sideramos más relevante, destacaríamos el hecho de Como resultado de esta investigación en la catedral se
que en nuestro caso el empleo de la “cronotipología detectaron un total de diez clústeres (Fig. 3) cada uno de ellos
relativa” seguía primando ‒como en la lectura estra- correspondiente a una de las siguientes etapas cronológicas:
tigráfica clásica‒ la búsqueda e individualización de 1) preexistencias (anteriores a mediados del siglo XII); 2)
interfaces. Véase especialmente el cuarto punto de la Alfonso VIII (1158-1214); 3) gótico A (ca. 1252-1295);
siguiente secuencia operativa que en que se dividía 4) gótico B (ca. 1330-1400); 5) siglo XV; 6) siglo XVI; 7)
nuestro procedimiento (Fig. 2): siglo XVII; 8) siglo XVIII; 9) siglo XIX y 10) siglo XX.
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7 Amaia Mesanza-Moraza, Ismael García-Gómez, Agustín Azkarate
Figura 2. Secuencia operativa de la experiencia con la “cronotipología relativa” en la Catedral Santa María de Vitoria. Fuente: Azkarate 2010: 56.
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Figura 3. Fases constructivas individualizadas en la catedral Santa María por medio del “análisis clúster”. Fuente: Azkarate et al. 2001: 134-200.
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EN EL BANCO DE PRUEBAS DE VITORIA-GASTEIZ (PAÍS VASCO)
arqueológica fueron interpretados y distribuidos en cinco sintaxis espacial (y que también han percibido otros in-
etapas que denominamos del siguiente modo: 1) endo- vestigadores; Bermejo 2009: 57), acabó por convencernos
génesis (siglo XVII); 2) cambio de polaridad (fines del de que teníamos que decantarnos por la vía del “análisis
siglo XVII); 3) crecimiento (mediados del siglo XVIII); 4) clúster” pues este sí que estaba específicamente diseñado
drenaje (mediados del siglo XIX); 5) abandono (segunda para discernir etapas dentro de los fenómenos constructi-
mitad del siglo XIX) (Azkarate 2010). vos. Dicho de otro modo, una vez establecida (mediante
Siempre dentro de esta segunda fase hay que decir “análisis clúster”) cuál era la materialidad del tejido urbano
que, en paralelo al procedimiento arriba indicado, también en cada momento histórico, es cuando tendría sentido apli-
emprendimos otra vía metodológica de análisis del fenó- car a cada uno de esos momentos por separado el análisis
meno urbano más en la clave del conocido space syntax de sincrónico de su sintaxis espacial.
Hillier y Hanson (1989) (Fig. 5). En un principio, confiá-
bamos en que este enfoque iba a ofrecernos múltiples posi- 4.2. Análisis estratigráfico del trazado
bilidades interpretativas, sin embargo, nos dimos cuenta de viario de Vitoria-Gasteiz
que, a pesar de ese interesante horizonte que se nos abría,
este tipo de análisis no nos ayudaba a discernir la diacronía En una tercera fase de aquella misma investigación
en la evolución del tejido urbano; lo cual, entendíamos (y sobre el casco histórico de Vitoria, optamos aún por
entendemos) es una prioridad en Arqueología de la Arqui- una tercera estrategia para abordar, sin excavación, la
tectura. Esta limitación observada en la metodología de la estratigrafía de la ciudad antigua. Este trabajo, que se
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11 Amaia Mesanza-Moraza, Ismael García-Gómez, Agustín Azkarate
convirtió en tesis doctoral (García-Gómez 2017: 429- 2. Individualización del “grafo maestro”. Partiendo de
481), partía de una sencilla reflexión que tiene que ver aquella base cartográfica se elaboró otro plano de
con que, cuando pensamos arqueológicamente en un carácter más abstracto, o vectorial si se prefiere, que
tejido urbano, lo primero que suele venirnos en mente respetando la escala y geometría de los plano-base
son los edificios que flanquean las calles y no tanto las originales, recogía tan solo la línea de los trazados
calles en sí, es decir, no tanto su trazado. Sin embargo, de calles y caminos. A este plano lo denominamos
es bastante obvio que, a la hora de estructurar un asenta- “grafo maestro” y representaba el esqueleto viario
miento, el papel del trazado viario es quizá más impor- de la urbe, dejando a un lado todo lo demás.
tante que el de las propias construcciones, pues es este el 3. Análisis de los puntos de intersección y estable-
que permite el transporte y desplazamiento de un lugar cimiento de la secuencia cronológica relativa.
a otro, un movimiento sin el que un núcleo habitado Se estudiaron todos los puntos de intersección
no podría ni subsistir, ni evolucionar. Decidimos por lo entre trazados y se establecieron las relaciones
tanto fijar nuestro interés estratigráfico en esos trazados. de antero-posterioridad según el siguiente criterio
Advirtamos antes de seguir que cuando hablamos básico: por un lado, cuando un trazado mantiene
de analizar estratigráficamente los trazados viarios no su rectitud al atravesar un punto de intersección,
nos estamos refiriendo a estudiar la estratigrafía de los cabe pensar que la aparición de la intersección (es
distintos pavimentos que han ido sucediéndose en un decir la aparición del otro trazado o trazados que
mismo lugar, sino más bien al análisis de una estratigra- allí confluyen) es posterior al de aquel primero que
fía de las ramificaciones de los trazados en sí con objeto se estaba considerando; por otro lado, a la inversa,
un trazado que desemboca en una intersección y
de poder determinar distintos momentos en la evolución
no la atraviesa, se entiende que ha surgido con
del tejido urbano. La metodología que empleamos en
“posterioridad” al trazado con el que interseca. En
esta ocasión estaba inspirada en las reflexiones de R.
la medida en que el tejido urbano presenta cientos
Chevalier (1997), que, al analizar desde múltiples pun-
de confluencias encadenadas, fue posible deducir
tos de vista la red viaria del Imperio Romano, observó
de ese encadenamiento una secuencia cronológica
ciertas pautas en la configuración de esa retícula que po-
relativa por fases para la evolución viaria de todo
dían servir como indicadores cronológicos. En esencia,
el asentamiento. Cuando estas fases las tuvimos
se dio cuenta de que, si analizaba la morfología de las
claras confeccionamos lo que hemos denominado
intersecciones entre caminos, según fuera la conjunción
“grafos de fase” que representan el desarrollo de la
entre estos, era posible deducir una “cronología relati-
retícula urbana en cada momento sucesivo.
va”, es decir, era posible deducir cuáles habían surgido 4. Establecimiento de la secuencia cronológica absolu-
de cuáles, o si se prefiere, cuáles eran anteriores y cuáles ta. En esta etapa de los trabajos se trató de recurrir
posteriores. a toda la información cartográfica y escrita de ar-
Nuestro trabajo partió por lo tanto de la hipótesis de chivo que pudo servirnos para precisar la datación,
que, esa suerte de principio de estratificación viaria que no tanto de los trazados, como de los puntos de
había descubierto Chevalier, podía funcionar no solo a intersección entre ellos ya que el origen de estos
escala regional, en vías de comunicación interurbanas suele estar denotado por la aparición de algún hito o
sino también, dentro del propio tejido viario de un asen- actividad humana concreta asociada a ese punto; la
tamiento. Los pasos que dimos hasta poder presentar construcción de un puente para cruzar un riachuelo,
una lectura estratigráfica de los trazados viarios de Vito- la erección de una fuente, el surgimiento de una pla-
ria fueron los siguientes: za de mercado, etc.
1. Elaboración de la cartografía base. Para llevar a Como resultado de esta investigación en la trama
cabo este tipo de análisis tuvimos que hacernos con viaria del casco histórico de Vitoria se detectaron siete
una buena cartografía de base, lo más precisa posi- fases de su evolución (Fig. 6): 1) triángulo genésico
ble. Si es factible, las planimetrías de escala 1:5000 (mediados siglo VIII ante quem); 2) inicios como polo
son una buena opción. Otra alternativa son las tractor (principios del siglo XII ante quem); 3) conso-
ortofotos de alta resolución. En este caso pudimos lidación como único polo tractor (mediados del siglo
contar con las dos. XII); 4) ampliación occidental (finales del siglo XII); 5)
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EN EL BANCO DE PRUEBAS DE VITORIA-GASTEIZ (PAÍS VASCO)
Figura 6. Tres de las fases evolutivas del centro histórico de Vitoria-Gasteiz individualizadas mediante el análisis estratigráfico del trazado viario.
Fuente: García-Gómez 2017.
ampliación oriental (segunda mitad del siglo XIII); 6) los siglos. Así, un árbol trasmocho, es decir, un árbol cuyo
cierre septentrional (principios del siglo XIV) y 7) cierre crecimiento ha sido conducido de una determinada ma-
meridional (finales del siglo XV). nera a lo largo de decenios para la producción de madera
(da igual si para el carboneo o la construcción) debería
4.3. Análisis estratigráfico de paisajes ser considerado un artefacto tan arqueológico como una
históricos extra-urbanos, del caso de cerámica por más que al tratarse de un ser vivo este haya
los Montes de Vitoria tendido a recuperar su aspecto natural después de la des-
aparición de ciertos modos de explotación del bosque.
Si la cultura material, artefactual, ocupa un lugar central Partiendo por lo tanto de la idea de que el estudio
en el campo de intereses de la Arqueología, también de- de los “ecofactos” debería recibir una mayor atención
bería ocuparlo la cultura “ecofactual”. De hecho, el paisa- por parte de la Arqueología de la Arquitectura, creímos
je en torno a nuestras ciudades que, acaso por comodidad, que probablemente la metodología empleada en el cas-
solemos calificar de natural, tiene muy poco de natural, co histórico de Vitoria-Gasteiz podría ser aplicable en
al menos en un sentido arqueológico, pues es de sobra su hinterland paisajístico (García-Gómez et al. 2011
conocido que también ese es un espacio profundamente memoria inédita; Martínez Montecelo y Rodríguez Fer-
transformado por la acción del ser humano a lo largo de nández 2013). Escogimos para ello una zona concreta de
Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.010 ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17, enero-diciembre 2020, e102
13 Amaia Mesanza-Moraza, Ismael García-Gómez, Agustín Azkarate
los llamados Montes de Vitoria, un entorno de masa bos- elementos registrados se hizo un desglose por varia-
cosa que ha sido del que tradicionalmente se ha servido bles. En un primer momento, fuimos maximalistas
la ciudad para obtener todo tipo de recursos forestales. (Sánchez-Zufiaurre 2007: 73) considerando en el
En este caso el procedimiento de “análisis clúster” que registro prácticamente todo tipo de variables de las
aplicamos podría sintetizarse en estos siete pasos: cuales aún no teníamos la certeza, pero creíamos
que iban a ser interesantes. Es por ello que una vez
1. Elaboración de la cartografía base. Al igual que en completada la prospección fue necesario trabajar
los trabajos realizados en la Catedral Santa María con el Sistema de Información Geográfica para
y el casco histórico de Vitoria, este trabajo hubo descartar aquellas variables que por ser demasiado
de cimentarse sobre la articulación de un Sistema comunes ‒o todo lo contrario, por ser demasiado
de Información Geográfica. Para ello, aparte de las excepcionales‒ no iban a ser muy significativas a la
cuestiones puramente informáticas y de programa- hora de formar las agrupaciones. Al final, de todos
ción se realizó una labor básica de documentación los elementos registrados nos quedamos tan solo con
cartográfica (trabajando con varias escalas a la vez, cinco variables: “especie de árbol”, “datación den-
1:5000, 1:25000 y 1:50000). También se llevó a drocronológica del árbol”, “tamaño de carbonera”,
cabo un vaciado toponímico, bibliográfico e incluso “proporción de la carbonera” y “perfil superficial de
etnográfico que nos permitiera tener un soporte bien carbonera”.
articulado sobre el que poder ir volcando todos los 5. Individualización de clústeres. De la distinta com-
datos recopilados durante la prospección. binación de dichas variables obtuvimos un total de
2. Prospección y elementos. La cobertura de la pros- 29 clústeres que tenían una localización concreta
pección tuvo un carácter de muestreo, es decir, se dentro del área de muestreo.
limitó a un 30 % del área de estudio. Si bien desde 6. Análisis de relaciones estratigráficas y elaboración
el punto de vista estadístico, lo ideal hubiera sido de la secuencia cronológica relativa. En la medida
aplicar un muestreo aleatorio simple, dados los en que un número considerable de los elementos
importantes contrastes altitudinales optamos por un que componían esos clústeres estaban situados en
muestreo sistemático. El número de prospectores sus zonas fronterizas, llegando incluso a entrar en
por unidad de muestreo fue de dos, dispuestos a contacto, el análisis topológico de estos nos permitió
una distancia –condicionada por las características deducir unas relaciones estratigráficas de antero-
del terreno y la época del año en que se realizaba posterioridad y por lo tanto proponer una secuencia
la prospección– de 20 metros, con lo cual en cada cronológica relativa de la sucesión de ecofactos
pasada quedaba barrida una franja de unos 40 me- dentro de la zona de estudio.
tros. El sistema de barrido consistió en recorridos 7. Establecimiento de la secuencia cronológica absoluta.
de campo que seguían unas curvas de nivel determi- Aunque, en un intento de facilitar la comprensión de
nadas, en concreto las situadas a una equidistancia nuestra metodología, hemos mantenido esta etapa del
de 50 metros, comenzando desde la isohipsa de los establecimiento de la cronología absoluta en último
650 metros. Esta equidistancia entre las unidades lugar, en este trabajo, las dataciones dendrocronoló-
de muestreo fue determinada en función de las gicas, realizadas en diversos árboles de la masa fo-
características propias de la cuenca visual. Los ele- restal de los montes de Vitoria, nos sirvieron tanto de
mentos objeto de registro fueron antiguos mojones, variable para diferenciar clústeres como de referencia
vestigios de antiguos caminos, árboles trasmochos, cronológica para asignar una datación absoluta.
jarales, carboneras, abejeras, tejeras, caleros, neve-
ras, canteras, fuentes e indicios de viejas cabañas. Como resultado de esta investigación aplicada en
3. Georreferenciación. Cada equipo de prospección los montes de Vitoria se formaron como acabamos de
disponía de un GPS que le permitía geolocalizar comentar 29 clústeres (Fig. 7), los cuales han sido in-
su hallazgo con gran precisión y sobre todo de un terpretados como pertenecientes a seis momentos dife-
modo digital fácilmente descargable e insertable en rentes en la evolución de la explotación de los recursos
el Sistema de Información Geográfica. forestales: 1) un modelo productivo de corte medieval,
4. Determinación de las variables diagnóstico. Du- modelo 1 (segunda mitad del siglo XV); 2) difusión/ex-
rante el trabajo de prospección, de cada uno de los pansión del modelo 1 (siglo XVI); 3) ocaso del modelo
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EN EL BANCO DE PRUEBAS DE VITORIA-GASTEIZ (PAÍS VASCO)
Figura 7. Clústeres individualizados en el estudio de los Montes de Vitoria. Fuentes: García-Gómez et al. 2011 y Martínez Montecelo y Rodríguez
Fernández 2013.
1 (siglo XVII); 4) introducción de un nuevo modelo pro- optado por su inclusión responde a que solo de este
ductivo, modelo 2 (siglo XVIII); 5) ocaso del modelo 2 modo tendríamos el pie para introducir una de las ideas
(siglo XIX) y 6) actividad residual (siglo XX). con las que queríamos concluir este trabajo. Esa idea es
que todos estos procedimientos analíticos no se pueden
autojustificar; el método por el método no nos sirve si no
5. A MODO DE CONCLUSIÓN es para “poner voz” a la cultura material, a la estratigra-
fía, permitiendo que la arqueología haga su aportación
Como habrá podido observarse, aunque solo de un genuina desde el lenguaje de las cosas. En cada uno de
modo testimonial, al final de la explicación de cada los proyectos a los que hemos hecho referencia, esas
procedimiento metodológico hemos querido dejar cons- secuencias evolutivas desglosadas por fases que aquí
tancia de la secuencia interpretativa resultante de su aparecen al final, son solo en realidad el punto de partida
aplicación. Hemos dudado de si hacerlo aportaría algo de la verdadera investigación porque todas ellas deben
a este artículo, y la razón de que finalmente hayamos ser contrastadas, enriquecidas, corregidas, recurriendo a
Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.010 ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17, enero-diciembre 2020, e102
15 Amaia Mesanza-Moraza, Ismael García-Gómez, Agustín Azkarate
otras fuentes, y deben entrar en el debate historiográfico Asimismo, parte de los proyectos que aquí aparecen
con especialistas de otras disciplinas. Para aquellos que se han podido llevar a cabo gracias al apoyo y financia-
estén interesados en esa segunda parte de las investiga- ción del Grupo de Investigación en Patrimonio Cons-
ciones, nos remitimos a todas las referencias bibliográ- truido de la UPV/EHU en colaboración con la empresa
ficas aportadas a lo largo de estas líneas. Enklabe Koop. S. Txikia.
Para finalizar, muy a propósito apuntábamos en el
título de este artículo que esta es “una panorámica meto-
dológica” sobre Arqueología de la Arquitectura, lo cual MEMORIAS CIENTÍFICAS INÉDITAS
lleva implícito que por supuesto sabemos que son posi- CONSULTADAS
bles otras panorámicas igualmente válidas. Han quedado
fuera muchos proyectos y muchos nombres importantes Azkarate Garai-Olaun, A. 2010: Estudio histórico-arqueológico del casco
histórico de Vitoria-Gasteiz. Protocolos de intervención, modelos de
dentro de nuestra disciplina, pero sobre todo han que- gestión y Sistema de Información Patrimonial (SWIP). (Memoria inédita).
dado fuera muchas cuestiones que van a ser claves para García-Gómez, I., Domínguez Beltrán de Heredia, I. C., Fernández de Goros-
tiza López de Viñaspre, M., Gómez Calvo, E., Martínez Montecelo, A., Ro-
su evolución o supervivencia. No hemos podido profun-
dríguez Fernández, J. y Azkarate Garai-Olaun, A. 2011: Montes de Vitoria:
dizar por ejemplo en todo lo relativo a las tecnologías Análisis clúster aplicado al estudio estratigráfico de paisajes antropizados.
que están revolucionando nuestra forma de percibir el Grupo de Investigación en Patrimonio Construido (GPAC) de la Universidad
del País Vasco (UPV/EHU). Vitoria-Gasteiz. (Memoria inédita).
fenómeno construido. Apenas hemos hablado de las últi- Mesanza-Moraza, A. 2017: Análisis multivariante aplicado a la lectura es-
mas técnicas de registro topográfico, de la fotogrametría tratigráfica de alzados. Universidad de Salamanca (Tesis doctoral inédita).
convergente, del láser-escáner, del GPS. Tampoco de las
modernas herramientas cartográficas, desde los Sistemas
de Información Geográfica al propio Google Earth, ni de BIBLIOGRAFÍA
las Infraestructuras de Datos Espaciales (IDE). Tampoco
Álvarez González, I., Lopetegi Galarraga, A., Mesanza Moraza, A., Valle
hemos podido dar cabida al reto que supone la gran ca- Melón, J. M. y Vicente Espina, I. 2003: “Diferentes propuestas para la
pacidad de procesamiento de datos que nos ofrecen en la representación geométrica de edificios históricos”, Arqueología de la Ar-
actualidad las herramientas informáticas, y que creemos quitectura, 2, pp. 9-12. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2003.18
Azkarate, A. 2001: Arqueología de la Arquitectura (Experiencias de investi-
no están siendo suficientemente aprovechadas por la Ar- gación desde la Universidad del País Vasco). Lección inaugural de apertu-
queología de la Arquitectura, nos referimos a cuestiones ra del Curso Académico de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko
como el data mining o la automatización del trabajo de Unibertsitatea, 2001-2002. Universidad del País Vasco, Bilbao.
Azkarate, A. 2010: “El análisis estratigráfico en la restauración del patrimonio
lectura estratigráfica de alzados (Azkarate et al. 2018; construido”, en Arqueología aplicada al estudio de edificios históricos. Úl-
Mesanza-Moraza 2017; Mesanza et al. e. p.). Todas estas timas tendencias metodológicas, pp. 51-54. Ministerio de Cultura, Madrid.
Azkarate, A., Camara, J. I., Lasagabaster, J. I. y Latorre, P. 2001: Plan
cuestiones son clave, porque, desde el momento en que
Director para la Restauración de la Catedral de Santa María de Vitoria-
todas ellas influyen e influirán en nuestra forma de perci- Gasteiz. Vitoria-Gasteiz. Diputación Foral de Álava, Vitoria-Gasteiz.
bir el objeto de estudio (la arquitectura, lo construido, el Azkarate Garai-Olaun, A., Caballero Zoreda, L. y Quirós Castillo, J. A. 2002:
“Arqueología de la Arquitectura: definición disciplinar y nuevas perspecti-
paisaje antropizado, etc.), influirán también en la defini- vas”, Arqueología de la Arquitectura, 1, pp. 7-10.
ción futura de nuestra disciplina. Azkarate Garai-Olaun, A., García-Gómez, I. y Mesanza-Moraza, A. 2018:
“Análisis clúster: un primer paso sobre técnicas cuantitativas en Arqueo-
logía de la Arquitectura”, Arqueología de la Arquitectura, 15, pp. 1-18.
https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2018.014
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DEL EDIFICIO AL PAISAJE, UNA PANORÁMICA METODOLÓGICA DE LA ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA 16
EN EL BANCO DE PRUEBAS DE VITORIA-GASTEIZ (PAÍS VASCO)
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ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17,
enero-diciembre 2020, e103
Madrid / Vitoria
ISSN-L: 1695-2731
https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.011
Andrés Zarankin1
Departamento de Antropologia y Arqueologia, UFMG, Brasil
RESUMEN
La Arqueología de la Arquitectura en América del Sur, a pesar de diversa y heterogénea, posee algunas
características distintivas. Una de estas ha sido un creciente interés por discutir los sistemas de reproducción de
las estructuras de poder en la región. Concibiendo la arquitectura como una tecnología del poder y una forma de
comunicación no verbal, en este trabajo sintetizamos propuestas teórico metodológicas y casos de estudio, que
hemos desarrollado a lo largo de 20 años.
Palabras clave: América del Sur; Arqueología; casas; escuelas; centros clandestinos de detención; muros.
ABSTRACT
The Archeology of Architecture in South America, despite being diverse and heterogeneous, owns some
distinctive characteristics. One of these has been a growing interest in discussing the strategies for reproducing
power systems in the region. Understanding architecture as a technology of power and a non-verbal type of
communication, in this paper we present a short synthesis of theoretical methodological proposals and study
cases, which we have worked over the last 20 years.
Keywords: South America; Archaeology; houses; schools; clandestine detention centers; walls.
Copyright: © CSIC, 2020. © UPV/EHU Press, 2020. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y
distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).
1
[email protected] / ORCID iD: http://orcid.org/0000-0002-0020-0606
2
[email protected] / ORCID iD: http://orcid.org/0000-0003-0183-7622
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, UNA MIRADA DESDE AMÉRICA DEL SUR 2
Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.011 ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17, enero-diciembre 2020, e103
3 Andrés Zarankin y Pedro Paulo Abreu Funari
desarrollando investigaciones para debatir los rasgos disciplinar del sistema de poder. La construcción del
que caracterizaron el día a día de la sociedad en con- paisaje humano es el producto de la historia de la lucha
textos particulares (Funari 1995, 1999; Andrade Lima por el poder, es decir, de enfrentamientos entre posicio-
1999; Orser y Funari 2001; Symanski 2001; Zarankin nes que intentan dominar y otras resistir. Controlando
2000, 2002; Zarankin y Senatore 2002; Salerno 2006; las políticas de construcción del paisaje, el sistema in-
Gnecco y Ayala 2010; Haber 2011; Bezerra 2013; Pellli- venta dispositivos para autolegitimarse y reproducirse.
ni 2016). De esta manera, la disciplina viene promovien- La arquitectura es parte de esta manipulación al punto
do una visión crítica y decolonial frente a los discursos en que puede ser considerada una tecnología del poder
que produjeron una comprensión generalizante, euro- (Foucault 1976; Grahame 1995).
céntrica y monolítica de la región. Es justamente con el crecimiento de las ciudades
dentro de un universo capitalista que son impuestas re-
glas constructivas generando así la popularización de una
ARQUITECTURA COMO TECNOLOGÍA tendencia arquitectónica hacia una predominancia de la
DEL PODER arquitectura académica controlada por el sistema. Estamos
frente a un proceso de “arquitectonización” del paisaje y la
La explicación más frecuente sobre el origen y la fun- vida humana, donde cada vez más actividades son realiza-
ción de la arquitectura está relacionada con la necesidad das dentro de estructuras construidas o dependen de ellas
de protección/abrigo de los seres humanos (Zevi 1969; para poder ser llevadas a cabo. De la misma manera, la
Nuttgens 1983; Conway y Roenish 1994). Quizás esta mayoría de las actividades y prácticas sociales cotidianas
idea pueda justificar uno de sus principios básicos, pero pasan a desarrollarse en el interior de edificios. En este
evidentemente está lejos de explicar sus transformacio- contexto la arquitectura pasa a convertirse en un instru-
nes y expansión a todos los aspectos de la existencia mento clave para la transmisión y reproducción del poder
de las personas. De hecho, las ciencias sociales, desde en el sistema capitalista (Sennett 1974; Markus 1993).
múltiples perspectivas, se han interesado en discutir la Esta intencionalidad (o ideología de la arquitectu-
naturaleza de la arquitectura y la organización del espa- ra), suele estar disimulada o escondida. Al respecto Fou-
cio (Panofsky 1957; Foucault 1976; King 1980; Gott- cault (1976), enfatiza que la arquitectura y su capacidad
diener 1985, 1995; Lefevre 1991). Considerando que para distribuir, controlar y vigilar personas en el espacio
existe una enorme heterogeneidad de posiciones a este es una estrategia del sistema para producir individuos
respecto, como mencionamos al inicio de este trabajo, disciplinados. La arquitectura se convierte así en una
nos interesan los enfoques que consideran la arquitec- tecnología del poder.
tura como una herramienta que actúa como mediador
entre una ideología (materializándola en una estructura
y su organización espacial) y las personas (Hall 1966; EL LENGUAJE DE LA ARQUITECTURA
Eco 1968; Grahame 1995, 1997).
Una vía para pensar la conexión entre ideología, Toda acción humana es social; es decir, se asocia con
Arquitectura y Arqueología es partir del principio de el establecimiento de relaciones con otros (Bourdieu
que el mundo se vuelve “acessible” a través de una 1977; Giddens 1979, 1990). Del mismo modo, la cultura
serie de fijaciones en el espacio a las que llamamos material, producto de esta acción, tiene la capacidad de
lugar (Bachelard 1975). El espacio solo puede ser do- transformarse en una herramienta para aproximarse a
mesticado completamente, al transformarlo en “lugar”, las personas, lo que de alguna forma representa el prin-
es decir, cuando es conocido, ocupado y utilizado. Ge- cipio básico que sustenta la Arqueología (Hodder 1982;
neralmente esta trasformación se logra mediante dos Shanks y Tilley 1987; Miller 1987). Entre diversos
estrategias principales; la imposición de un nombre a un enfoques posibles, uno interesante es el hermenéutico o
determinado espacio; o a través de modificaciones en simbólico. Este parte de considerar la cultura material
su materialidad, por lo que arquitectura se convierte en como un tipo de comunicación no verbal, por lo que su
una herramienta central para domesticar el espacio. Al interpretación se convierte en uno de los grandes desa-
ser construcciones culturales, los lugares no son neutros. fíos de la arqueología (Monks 1992; Fletcher 1989; Za-
Como señala Foucault (1976) el arte de la distribución rankin 1999, 2002). Esta comunicación no verbal ocurre
de personas y cosas en el espacio es una herramienta mediante el uso de signos que carecen de una estructura
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ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, UNA MIRADA DESDE AMÉRICA DEL SUR 4
sintáctica verbal, por lo que no se pueden analizar las CUERPOS CONGELADOS; CASAS Y
secuencias de los componentes jerárquicos (Hall 1966). MUROS PERIMETRALES
Uno de los mecanismos para decodificar estos men-
sajes es la aplicación de modelos hermenéuticos. Como Un primer caso de estudio que podemos definir como
señalan Hodder y otros, para llevar a cabo esta “lectura” “experimental” sobre esta arqueología de la arquitectura
o análisis hermenéutico, es esencial lograr una recons- de lo cotidiano, surge a partir de un trabajo de análisis de
trucción contextual (Hodder 1994; Hodder et al. 1995). A las paredes perimetrales de casas familiares en Brasil. Pre-
partir de esta posición, podemos interpretar significados cisamente, una de las cosas que más llaman la atención de
culturales dentro de contextos específicos. El acceso a las ciudades brasileñas para quienes proceden del extran-
contextos culturales en el pasado ha sido parte del desafío jero, son sus enormes muros, las omnipresentes rejas y los
(y la crítica), de estos enfoques. Sin embargo, al aplicarlo alambrados electrificados que la mayoría de las estructuras
a casos y situaciones de nuestra propia sociedad, esta arquitectónicas exhiben como algo “natural y normal”.
tarea se ve facilitada. Como hemos discutido al inicio de este artículo, las
Otra cuestión tiene que ver con las formas para justificativas más frecuentes relativas a la arquitectura tie-
“leer” discursos codificados en espacios y estructuras nen un carácter funcionalista simple (necesidad de refugio
arquitectónicas (Glassie 1975; King 1980; Leone 1977; de las personas). También en este artículo venimos discu-
Gottdiener 1985; McGuire 1991; Kent 1990 Markus tiendo otros abordajes alternativos para pensar el fenómeno
1993; Parker Pearson y Richards 1994). Nos referimos a de las prácticas constructivas y su relación con cuestiones
cuestiones que experimentamos a diario, de forma imper- como ideología y poder. Una de estas líneas parte del
ceptible, mientras nos movemos de un lugar a otro. Los presupuesto de considerar la arquitectura como la materia-
circuitos, texturas, colores, luminosidades, amplitudes, lización de ciertas características del cuerpo humano (Hall
tamaños, entre otros, son las variables a través de las cua- 1966; Eco 1968; Grahame 1995, 1997). Así, por ejemplo,
les nuestro cuerpo decodifica estos discursos, generando una pared posee elementos que reproducen, de forma es-
diferentes sensaciones que rara vez traducimos a palabras tática, elementos y posturas propias del cuerpo humano,
de forma consciente (Knights 1994). A nivel académico, generamos así lo que se ha denominado una “arquitectura
se generaron modelos para “traducir” el lenguaje no ver- del cuerpo” (Eco 1968; Grahame 1995).
bal, representado por el espacio y la arquitectura (Hage Un caso para ilustrar esta propuesta puede ser pen-
1979; Hillier y Hanson 1984; Blanton 1994). sada si imaginamos un grupo de personas interactuando
En nuestro caso consideramos extremadamente el espacio. La posición del cuerpo define el lugar que
útil los resultados que surgen de la combinación entre cada una de ellas ocupa en la acción, clasificándolas y
el modelo “gamma” de Bill Hillier y Julienne Hanson otorgándole funciones diferentes –por ejemplo, partici-
(1984) y los índices propuestos por Richard Blanton pantes u observadores. Esta práctica social se comple-
(1994). Nos referimos a la posibilidad de acceder a un menta con gestos, tonos de voz, etc. Así, si partimos del
gráfico que explica la lógica espacial de la estructura presupuesto de Grahame (1995) de que la región frontal
arquitectónica, respaldada por resultados matemáticos corresponde al espacio público, al encuentro social y
que ayudan a entender variables como conectividad, el posterior representa el espacio de la no-interacción
distancia al exterior, grado de complejidad y tamaño de (Grahame 1995; Tilley 2004), podemos asumir que las
la construcción, entre otros. personas que están frente a frente están interactuando
Tomando como punto de partida nuestro interés de forma consensual, mientras que a las que se les da la
por entender las estrategias reproductivas del sistema espalda, están fuera y no participan. Sin embargo, la ar-
de poder, y utilizando la metodología de análisis de la quitectura del cuerpo, tiene un carácter extremadamente
arquitectura, a través del tiempo hemos efectuado diver- dinámico y cambiante, ya que un simple movimiento del
sos estudios tomando como casos de análisis elementos cuerpo genera transformaciones. Volviendo a nuestro
arquitectónicos de nuestro cotidiano como casas, escue- ejemplo, esto posibilitaría que una persona que estaba
las, muros, instituciones bancarias, prisiones, entre otros excluida intencionalmente de la acción pueda entrar a
(Funari y Zarankin 2002, 2005, 2006, 2010; Zarankin través de un reposicionamiento en el espacio.
1999, 2000, 2002, 2005a, 2005b, 2008, 2012; Zarankin Ahora bien, si en lugar de darle la espalda levantamos
y Niro 2006), algunos de los cuales iremos a presentar un muro que deje fuera de la acción a aquellas personas
a continuación. con las que no queremos interactuar, y dentro a los que sí,
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estamos produciendo una herramienta que materializa de paredes de concreto o ladrillo, con o sin decoraciones,
forma mucho más efectiva y duradera una intención que rectos o inclinados, altos o bajos, cubiertos por vegeta-
antes era apenas generada por el cuerpo. La arquitectura ción, pintados, etc.). Es importante reforzar que la elec-
garantiza así la posibilidad de mantener inmutables ciertas ción de los muros perimetrales de las viviendas, como
relaciones sociales a través de la manipulación del espacio objeto de estudio, no es casual. Son los límites entre
(King 1980; Lefevre 1991; Markus 1993). De esta forma, los habitantes y las personas extrañas, es decir entre el
la organización del espacio efectuada a partir de estruc- mundo privado y el público, y por lo tanto se transfor-
turas arquitectónicas afecta –de la misma manera que lo man en un elemento de mediación entre ambos grupos.
hace el cuerpo– el tipo de relación entre las personas, y Por ejemplo, una pared alta con alambre de púas, puede
entre las personas y los objetos (Zarankin 2002). ser leída como un discurso de exclusión “de las otras
De esta forma ¿por qué no pensar un muro como la personas”, mientras que un grafiti efectuado por alguien
representación de una expresión corporal congelada?, extraño en el mismo muro, una crítica a ese rechazo o
un tipo de discurso de las personas residentes hacia los un intento de domesticar esa pared –de transformarla en
demás (Zarankin 2012). Estos cuerpos congelados, nos un elemento familiar y sobre el cual ejercer algún poder.
expresan la intención de sus habitantes de darnos la Los resultados obtenidos muestran que las casas
espalda, de excluirnos, o –al contrario– estar de frente e más antiguas, de 1950 y 1960, pertenecientes a familias
incluirnos. Los muros no solo son elementos cotidianos acomodadas de la sociedad Belohorizontina, eran cons-
dentro de los cuales nos movemos o que testimonian truidas con muros perimetrales bajos 0,80 a 1,20 m de
nuestras vidas, sino que en gran medida la estructuran. altura, lo que permitía la interacción entre los habitantes
Cuerpos de cemento que regulan cuerpos de carne, su de la residencia y los vecinos o transeúntes (Fig. 1).
materialidad genera los límites y los discursos por donde Una lectura de estos parámetros permite observar que
se desplazan nuestros cuerpos. el muro actúa apenas como un límite simbólico para
Para intentar explicar mejor esta Arquitectura del delimitar lo privado de lo público. Al mismo tiempo,
cuerpo, utilizaremos como ejemplo un estudio realizado quienes residen en la casa ven a las demás personas
en el barrio de la Pampulha en Belo Horizonte5, donde como iguales. En otras palabras, estamos ante un cuerpo
uno de los autores vive actualmente (Zarankin 2012). El que hace frente a la interacción con las otras personas.
objetivo fue desarrollar un análisis hermenéutico, de los
muros perimetrales de las casas, partiendo del principio
que la arquitectura funciona también como un tipo de
comunicación no-verbal (Fletcher 1989; Monks 1992;
Markus 1993; King 1980; entre otros).
Tomando en consideración estas 3 variables prin-
cipales: temporalidad, clase social y morfología de la
pared, fueron relevados y documentados los diversos
tipos de muros existentes en el barrio, entre los que se
observó una gran heterogeneidad (por ejemplo, muros o
5
La ciudad de Belo Horizonte es la capital del estado brasileño de Minas
Gerais desde el año 1897, substituyendo a la ciudad colonial de Ouro Preto.
Fue proyectada por el ingeniero Aarão Reis entre los años 1894 y 1897, y
fue la primera ciudad moderna brasileña planificada (se tomó como ejemplo
para su construcción la ciudad argentina de La Plata). Actualmente, es la
Figura 1. Vista de muro perimetral de una casa de la década de 1960.
tercera ciudad más grande del país, después de São Paulo y Río de Janeiro.
Fotografía Zarankin 2006.
En los años 1940 se creó el barrio de Pampulha, junto a un lago artificial, y
un parque en el que se construyó la Iglesia de San Francisco de Asís (uno de
los primeros proyectos del arquitecto Oscar Niemeyer). Pampulha fue creada A mediados de la década de 1970, las mismas casas
por pedido del entonces alcalde de la ciudad (y posteriormente presidente de la elite, tienen muros cada vez más altos hasta llegar en
de Brasil), Juscelino Kubitschek (1902-1976). El objetivo era crear un lugar
lujoso que contase con todos los encantos y comodidades deseadas por la algunos casos a 6 u 8 metros de altura. Es evidente que los
élite. Según Niemeyer, Pampulha fue un ejemplo de la arquitectura moderna. mismos hacen imposible cualquier tipo de relación entre
Asimismo, contó con una serie de rasgos propios que se transformarían en quienes están dentro y quienes están fuera, lo que implica-
una marca registrada brasilera. Se trata de modelos más leves, con curvas y
espacios abiertos acordes con el clima y la geografía del país. ría ahora un cambio “postural”, y un cuerpo que termina
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que los cambios estilísticos en sus fachadas fueron apenas jerarquías de la estructura, donde las personas residentes
de tipo estético para dar la sensación de transformaciones son distribuidas espacialmente en función de su posición de
estructurales que nunca ocurrieron (Fig. 5). poder. En las casas modernas, donde la cantidad de espacios
se ha multiplicado de forma geométrica (Zarankin 1999)
nadie cuestiona que la “suite master” es ocupada por el
dueño o la dueña de la casa, mientras que el segundo mejor
cuarto, en caso de una familia con prole lo será por la pri-
mogénita o primogénito. Las dependencias en donde se en-
cuentra el personal de servicio dejan claro también el lugar
que ocupa en la casa, sirviendo a propietarios y propietarias.
También a través del tiempo en este tipo de estruc-
tura doméstica, se observa una restricción en las formas
de circular (los cuartos pasan a tener apenas una puer-
ta), y la funcionalidad de los espacios, que antes eran
determinadas por la decoración y el mobiliario, en la
casa “moderna” pasan a tener destinos predeterminados
(cocina, living, dormitorio, escritorio, etc.).
El análisis de la transformación de las casas deja cla-
ro cómo el sistema manipula su morfología como forma
de generar las bases ideológicas necesarias para construir
individuos funcionales al sistema. Personas que por más
que se identifiquen como críticos del capitalismo a medi-
da que van abandonando la casa de origen y forman sus
propios hogares, este mapa de poder es reproducido sobre
los mismos principios de forma inconsciente.
En síntesis, sostenemos que casas y escuelas son
dispositivos del poder que funcionan como discursos
no-verbales que disciplinan y adoctrinan a sus usuarios
para ser funcionales a las necesidades del sistema (Fu-
nari y Zarankin 2002, 2005, 2006, 2010; Zarankin 1999,
2000, 2002, 2005a y 2005b). Es por ello que cambios
en las bases estructurales del capitalismo han tenido
efectos importantes en la forma en que los espacios son
pensados y construidos. Cada fase en la historia del ca-
pitalismo tuvo un determinado tipo de casas familiares y
escuelas, a partir de las cuales se construye el “individuo
normal” que el sistema necesita.
¿Y qué pasa con aquellas personas que en lugar de
adaptarse cuestionan el sistema, se revelan y hasta se
levantan en contra él?
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Figura 6. Plano del subsuelo del Club Atlético dibujado por los supervivientes de acuerdo a sus recuerdos (Benítez, Enríquez y Di Ciano 2001: 10) y
aplicación del modelo Gamma. Fuente: Zarankin 2006.
cuerpos y fluidos humanos, humedad, falta de ventilación, En nuestro caso, a través de reunir y resumir algu-
que se ven reforzados por la dureza de las paredes y el nos casos de estudio que realizamos en los últimos 20
piso –donde se ubicaban–, sumado a los gritos y llantos de años, intentamos mostrar que la arquitectura es mucho
las otras personas detenidas. Recordemos que estas tenían más que apenas un elemento técnico destinado a suplir
siempre vendas o capuchas, por lo que estamos ante una necesidades humanas, como refugio y protección. Al
estructura para ser percibida de maneras alternativas a la contrario, la arquitectura entendida no solo como la ma-
visión, a través de sentidos como el tacto, el sonido o el terialización de una ideología y como una tecnología del
olor. Un “no-lugar” que produce “no-personas” (Zarankin poder, nos abre todo un universo de investigación para
y Niro 2006). entender las estrategias de reproducción del sistema.
El biopoder actúa sobre los individuos en diversos
niveles a través de una “explosión” de variadas y nume-
PALABRAS FINALES; ARQUITECTURA, rosas técnicas, para lograr la subyugación de los cuerpos
COTIDIANEIDAD Y OPRESIÓN y el control de las poblaciones alrededor de un modelo
de lo que es considerado “normal” (Foucault 1980).
Hace tiempo vienen creciendo dentro de las arqueolo- Casas y las escuelas, son sin duda dispositivos centrales
gías suramericanas, movimientos “decoloniales” que para modelar los individuos deseados6 por el sistema,
buscan crear una agenda propia, acorde a su historia mientras que las paredes y muros establecen las formas
y contextos socio-políticos. A partir de posiciones que y ritmos de este proceso de construcción disciplinar.
entienden la Arqueología como una forma de acción Para quienes se revelan, o quienes se alejen de los pará-
política (McGuire 2008), se busca repensar de manera metros considerados normales, existen las instituciones
crítica los procesos de reproducción de los sistemas totales. Las “correctivas” (hospitales, prisiones, manico-
de poder en nuestro cotidiano, así como sus múltiples mios, etc.) para los casos considerados “recuperables”
conexiones en el ámbito regional. En este contexto, la y las “exterminadoras” (como los Centros Clandestinos
Arqueología de la Arquitectura puede funcionar como
una herramienta relevante, al servicio de la construcción 6
Aquellos que de manera acrítica cumplan con su función y cuyo accionar
de mecanismos de denuncia y cuestionamiento social. ayude a mantener y reproducir las relaciones de poder.
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11 Andrés Zarankin y Pedro Paulo Abreu Funari
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RESUMEN
El presente artículo brinda un panorama de lo que ha sido la arqueología de la arquitectura en Colombia. A través
de varios casos de estudio expone algunas ideas y reflexiones de orden metodológico con relación al carácter
diverso e interdisciplinario necesario para el estudio de los edificios como contextos arqueológicos complejos. Así
mismo aborda cuestiones en torno al análisis configuracional de las edificaciones y algunas de las posibilidades
que ofrece para el estudio estratigráfico. Se plantean ejemplos de datación a partir de análisis arqueométricos y
finalmente se presentan algunas consideraciones en torno a los desafíos futuros de este campo de conocimiento.
ABSTRACT
The following paper shows a comprehensive overview of Architecture Archaeology (AA) in Colombia. Through
some research study cases, some ideas about methodological aspects of AA are presented as regards the diverse
and interdisciplinary necessary approach for the knowledge of buildings as complex archaeological contexts.
Configural a nalysis o f b uildings a nd i ts p ossibilities f or t he stratigraphic a nalysis a re a lso a pproached. Some
dating examples are shown and based on archaeometric analysis and some final remarks on the future of the
AA as a promising field are considered.
Copyright: © CSIC, 2020. © UPV/EHU Press, 2020. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y
distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).
1
[email protected] / ORCID iD: http://orcid.org/0000-0002-1950-0780
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3 David Cohen Daza
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A AMBOS LADOS DEL CERO. ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA EN COLOMBIA 4
Figura 1. Plano con la localización de los sectores históricos de Cartagena de Indias y Bogotá. Fuente: Base cartográfica SIG-OT Google Earth, 2019.
honor a los gobernantes de la colonia y a los conquis- Este concepto de lo colonial en la medida en que
tadores españoles4. Esta celebración de independencia se fue configurando, consolidó así mismo una imagen
al mismo tiempo nostálgica de España debe entenderse respecto a cómo debería lucir un edificio “colonial” y de
a partir de un modelo de país en el que Colombia se cuál era ese repertorio formal y tipológico que permitía
definía culturalmente como una nación mestiza, católica lograr tal filiación. Como consecuencia, hacia mediados
e hispánica. Este proyecto de identidad republicana y de la década de 1950 por ejemplo, aparecieron diversas
unitaria es el resultado de un proceso político en el que reglamentaciones locales en diferentes centros históri-
los conservadores se posicionan en el poder a través de cos de Colombia en los que se prohibía el uso del color
una hegemonía política. En 1886 aparece la constitución en las fachadas “coloniales” de los edificios que debían
política que cristaliza la República y se mantiene más o permanecer blancos (Téllez y Moure 1995: 50).
menos vigente hasta 1991. Medidas tan taxativas y alejadas de la realidad ma-
Es dentro de este contradictorio contexto que co- terial de los edificios si bien estaban sustentadas en da-
mienza a promoverse la aparición de monumentos his- tos históricos como las reformas borbónicas que condu-
tóricos (Cohen 2010: 215) pero también de centros fun- jeron a que la cal, por sus propiedades higiénicas, fuera
dacionales dentro de las ciudades “coloniales” del país ampliamente usada para enjalbegar las edificaciones, en
como Cartagena y Bogotá. La idea de antigüedad ligada realidad escondían construcciones ideológicas que han
a un pasado común hispánico, legitimó las primeras servido para justificar miradas elitistas o abiertamente
declaratorias patrimoniales que intentaban reproducir discriminatorias.
una narrativa nacionalista como un recurso válido para A este respecto no es de extrañar posiciones como la
justificar el naciente proyecto nacional. del historiador Donaldo Bossa Herazo que aseguraba que:
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5 David Cohen Daza
Figura 2. Ventana estratigráfica que muestra los cambios cromáticos en el Cementerio Central de Bogotá. A la derecha se observa un corte
estratigráfico en el que aparecen los cambios de color que a partir de la década de los treinta se centra en el blanco.
Más allá del racismo obvio en donde el uso del Se trata de un primer momento de reconocimien-
color en las fachadas es cosa de africanos y holandeses to monumental y de protección de estas edificaciones
(sin contar con el equívoco de suponer una monocromía que culmina en 1959 con la ley que crea el Consejo de
en las ciudades del Caribe), lo interesante de la cita es Monumentos Nacionales y en la que, además, se dictan
que demuestra lo difundido y agresivo del concepto de medidas concretas sobre la defensa y conservación del
lo colonial como una arquitectura blanca en un sentido patrimonio histórico, artístico y monumentos públicos
estético pero también moral. En parte por este tipo de de la Nación7.
concepciones muchas ciudades americanas, como Po- Resulta entendible que el estudio del color en los
payán (Colombia) y Arequipa (Perú) por ejemplo, han edificios coloniales no haya sido una preocupación para
adquirido el apelativo de “blancas” como una referencia los investigadores de este momento que simplemente no
de estatus ante un pasado colonial (Fig. 2). veían la necesidad de refutar o contradecir concepciones
El desarrollo de investigaciones arquitectónicas y ideológicas en torno a lo colonial, en tanto estaban jus-
urbanísticas centradas exclusivamente en la consulta tificadas por datos históricos o por el trabajo de varias
de fuentes históricas (Marco Dorta 1951; Hernández generaciones de historiadores. Mucho menos pensar en
de Alba 1988), contribuyó para consolidar este tipo de la necesidad de entender el propio edificio como una
ideas equivocadas en torno al patrimonio cultural y muy fuente de investigación.
particularmente, con respecto a las necesidades frente a Como resultado, mientras la historia y la arquitec-
su investigación, valoración, protección y manejo. De la tura se posicionaron casi con exclusividad en el dominio
mano con la consolidación de un marco normativo para del patrimonio construido, la arqueología se encargó de
la protección del patrimonio que comienza en la década orientar su mirada al pasado prehispánico, poniendo de
del treinta5, con las primeras declaratorias centradas en relieve los bienes monumentales o el establecimiento de
iglesias coloniales (como la catedral de Santa Marta) y épocas y ubicación de áreas culturales (Therrien 2007:
en los cuarenta6, con el reconocimiento de inmuebles (en 18), sin que los edificios históricos fueran objeto de su
su mayoría “coloniales”) ligados a personajes históricos. estudio o interés.
5
Ley 75 de 1937 y Ley 31 de 1938.
6
Ley 5 de 1940, Ley 31 de 1946 y Ley 70 de 1946. 7
Ley 163 de 1959.
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17, enero-diciembre 2020, e104 Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.012
A AMBOS LADOS DEL CERO. ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA EN COLOMBIA 6
Esta corriente intelectual, hegemónica y colonia- como los primeros intentos por realizar un acercamiento
lista condujo a que muchos edificios fuesen restaurados a la configuración física de los edificios, con trabajos de
desde una perspectiva tipológica, sin que se tuvieran en arquitectos como Carlos Arbeláez Camacho, Armando
cuenta sus particularidades, trayectoria y materialidad. Cortés, Alberto Corradine, Alberto Samudio, Germán
Este problema explica la crítica que muchos proyectos Téllez, Jorge Salcedo y Guillermo Trimiño entre otros.
de restauración basados en el conocimiento histórico- Estos trabajos se caracterizaron en términos generales,
estilístico de los edificios han tenido y en donde por involucrar el estudio material y la documentación
detallada de los inmuebles.
Vemos que los arquitectos proyectan (restauraciones) Algunas de las intervenciones de este momento pue-
después de haber realizado una lectura genérica y for- den considerarse precursoras en el uso de metodologías
mal (del edificio), de tipo histórico-artístico, que como arqueológicas para el estudio de la arquitectura. No es
sabemos se parece a un análisis arqueológico como la casualidad que dentro de esta coyuntura se cree el Centro
astrología a la astronomía […] El arquitecto restaurador Nacional de Conservación y Restauración (1979) y la Fun-
se ha convertido en un cirujano que opera marcianos; co- dación para la Conservación y Restauración del Patrimonio
noce las técnicas y procedimientos de la cirugía, pero no Cultural Colombiano del Banco de la República (1979).
sabe si el corazón está en el pecho a la derecha, o en una Aparecen también los primeros centros de investigaciones
extremidad o en otro sitio, si es que lo tuviese (Carandini estéticas en la Universidad Javeriana de Bogotá (1963), en
1997, citado por Quirós 2006: 4). la Universidad de los Andes (1965) y en la Universidad
Nacional de Colombia en 1978 (Téllez 2002: 14).
Estas dificultades metodológicas comunes a varios Pese a que desde finales de los setenta ya se practi-
proyectos de restauración (que en algunos casos pasaron caban calas y ventanas de exploración como parte de los
de la invención a la franca arbitrariedad), en algún punto estudios técnicos de los proyectos de restauración edilicia
a fuerza de escándalo o error, llamaron la atención sobre (Téllez y Moure 1995: 50), la práctica más extendida era
la necesidad de estudiar la materialidad de los inmuebles suponer los colores “originales” de acuerdo al criterio
no solo con fines técnicos, para la evaluación de los de- estilístico del restaurador o fundamentar las decisiones
terioros y patologías por ejemplo, sino también para la en el uso de fuentes históricas (Fig. 3). No es sino hasta
comprensión de la trayectoria de los edificios y de sus mediados de la década del noventa que comienzan a apa-
procesos históricos en contraste con las evidencias y recer los primeros trabajos de arqueología histórica en
huellas dejadas por esos cambios. Colombia, enfocados al estudio de las evidencias materia-
Las décadas de los años sesenta y setenta marcaron les dentro del contexto de los espacios construidos. Estas
el inicio de la restauración científica en Colombia así incursiones incluyeron la arqueología del tejado de la
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7 David Cohen Daza
Catedral Primada de Bogotá (Therrien 1995), la arqueo- de los edificios, siendo empleados casi con exclusividad
logía del colegio de San Pedro Claver de la Compañía de para la identificación de sus propiedades y resistencia
Jesús en Cartagena (Therrien et al. 1998; Therrien 2001); mecánica, o para el diseño de pañetes de reposición.
la Quinta de Bolívar (Gaitán Ammann 2001) y la Iglesia Los resultados obtenidos continúan quedando como
de la Candelaria en el centro histórico de Bogotá (Rivera informes anexos dentro de muchos proyectos, obviando
et al. 2004), por mencionar solo algunos ejemplos. cuestiones importantes con respecto a los procesos y tec-
Estos trabajos contribuyeron a que se aplicara el nologías de producción de estos materiales históricos. Tal
método estratigráfico, pero sobre todo, a que se formula- es el caso por ejemplo de los morteros de cal preparados
ran nuevas preguntas transdisciplinarias de investigación en caliente, es decir con cal viva en vez de cal apagada,
que enriquecieron enormemente el panorama de estudio que, debido a la falta de una caracterización adecuada,
de las edificaciones históricas. Por primera vez se veía tradicionalmente han pasado desapercibidos en la investi-
la necesidad, así como el potencial de leer e interpretar gación de los edificios (Válek y Matas 2012: 270). De ahí
arqueológicamente los edificios patrimoniales. Es apro- la importancia de construir sistemas de información que
piado identificar este segundo momento como el de la permitan estudios más amplios, así como una re-inter-
aparición de la arqueología en la arquitectura, amén de pretación de las muestras físicas y los análisis existentes.
la desarticulación de las acciones y de la carencia de un El conjunto de estas y muchas otras experiencias
marco normativo que soportara legalmente este tipo de han servido para demostrar las ventajas que brinda den-
investigaciones arqueológicas. El desarrollo de las cien- tro de los proyectos de conservación y restauración, es-
cias de la conservación y la creación de laboratorios y tudiar las edificaciones desde múltiples puntos de vista
proyectos de investigación académica para el estudio de que se encuentren o confluyan en el análisis e interpre-
la materialidad de las edificaciones (Cohen y Fernández tación de las evidencias materiales, desplazando los en-
2003; Fernández 2008; Barón et al. 2011), complemen- foques puramente estilísticos, tipológicos o históricos.
taron desde el ámbito de los análisis arqueométricos los Así mismo la incorporación de científicos de la
resultados de las aproximaciones históricas y arqueológi- conservación, restauradores y arqueólogos dentro de
cas. El surgimiento de este tipo de preguntas condujo a la los proyectos de estudio y conservación, generalmente
consolidación paulatina de un corpus de conocimientos dominados por arquitectos-restauradores, historiadores
acerca de los materiales y métodos históricos de construc- e ingenieros, derivó en que el marco normativo para la
ción, su evolución y su uso, aun cuando hasta el momento protección del patrimonio cultural hiciera visible la ne-
no existan bases de datos o catálogos accesibles para la cesidad de un conocimiento integral de las edificaciones
comparación de materiales de construcción, tal y como en aras de una valoración que justifique los principios de
ocurre con otros materiales culturales como la cerámica8. intervención que se realicen9.
Actualmente el Laboratorio de Estudios de Artes y Recientemente los sectores urbanos tradicionales (o
Patrimonio de la Universidad de los Andes, viene de- centros históricos) han sido reconocidos como áreas de
sarrollando un proyecto de investigación centrado en el interés arqueológico, lo que obliga a los contratistas a de-
análisis de morteros históricos para el establecimiento de sarrollar un componente de investigación arqueológica10.
marcadores cronológicos de datación. Si bien las argama-
sas han sido analizadas como parte de los proyectos de 9
La Ley 1185 de 2008 o ley de patrimonio cultural y los decretos comple-
restauración desde los años setenta, como se ha señalado, mentarios 397 de 2009 y 1080 de 2015 regulan el tipo de intervenciones que
la interpretación de estos análisis no resulta clara en tér- pueden realizarse dentro de los bienes declarados como patrimonio cultural
de la nación. El artículo 2.4.1.4.3. del decreto 1080, señala explícitamente
minos de la información que brindan para la comprensión dentro de los principios generales de intervención que se debe “respetar la
evolución histórica del bien y abstenerse de suprimir agregados sin que medie
una valoración crítica de los mismos”.
8
Quizás uno de los pocos ejemplos en Latinoamérica por no decir el único 10
Los sectores urbanos tradicionales se interpretan como zonas de potencial
que involucra una aproximación a la descripción arqueológica de materiales arqueológico por lo cual se entienden como áreas arqueológicas protegidas
constructivos como los ladrillos, es el Catálogo de Cerámicas Históricas de de acuerdo con el decreto 1080 de 2015. Esto implica que en la práctica una
Buenos Aires (siglos XVI-XX) de Daniel Schávelzon (2001). Aparecen dentro intervención que afecte el subsuelo en un inmueble dentro de un sector histó-
del catálogo marcas como Clayton que durante el siglo XIX patentaron y ven- rico, requiere de la elaboración de un plan de manejo arqueológico aprobado
dieron sus máquinas de extrusión para la fabricación de este tipo de piezas. por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH como re-
En Colombia la producción de estos ladrillos comienza con una concesión quisito indispensable para la obtención de una licencia de obra. Así mismo y
otorgada en 1863. Es posible que en otros países de América Latina haya más recientemente, el componente arqueológico ha entrado a formar parte de
ocurrido lo mismo, pero la carencia de fuentes de información y de proyectos los planes de manejo y protección de los centros históricos como el de Bogotá
regionales de investigación hace difícil saberlo con certeza. (Resolución no. 129 de 2018).
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A AMBOS LADOS DEL CERO. ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA EN COLOMBIA 8
En varios casos los datos arqueológicos han logrado inmuebles como contextos arqueológicos complejos y
articularse para responder preguntas relacionadas con pluri-estratificados (Caballero 2012: 104) (Fig. 4).
el conocimiento integral de los propios edificios y no Pero estos contextos arqueológicos casi nunca son
solo como un requisito que debe tramitarse para poder visibles en toda su complejidad, debido a la presencia
obtener permisos y licencias. de revestimientos. Estos pañetes responden a las condi-
Es dentro de este último momento que se comienza a ciones climáticas y a la heterogeneidad de los sistemas
utilizar el término de AA en Colombia, como una alterna- constructivos empleados para la conformación de los
tiva para reunir y unificar ese rompecabezas de miradas y muros (en tanto muchas veces eran construidos reciclan-
aproximaciones diversas que había comenzado a configu- do materiales de demolición de edificios más antiguos,
rarse desde los años setenta. Pese a esto, todavía no existen o mezclando diferentes técnicas). Por estas razones re-
cursos regulares o programas consolidados de educación sulta fundamental realizar una prospección arqueológica
superior en la materia. En el año 2012 se realizó el primer detallada y al mismo tiempo eficiente, con respecto a la
curso de AA auspiciado por la Escuela Taller de Bogotá cantidad de información que se puede obtener o inter-
que contó con la participación de Gunhild Eriksdotter de pretar acerca de los estratos y sus relaciones.
la Universidad de Lund (Suecia). En fecha más reciente Esta característica de la arquitectura histórica y pa-
(2019) dentro de la Maestría de Patrimonio Cultural Mue- trimonial en Colombia, común a la mayoría de países de
ble de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universi- América Latina y el Caribe, impone ciertas limitaciones
dad de los Andes, se dictó un curso electivo sobre AA en con respecto al estudio estratigráfico por lo que resulta
conjunto con la Facultad de Arquitectura y Diseño. importante explicar en detalle los métodos prospectivos
Durante 2018 dentro del Primer Coloquio Colom- y su aplicación.
biano de Historia de la Construcción, organizado de ma-
nera conjunta por la Universidad Nacional de Colombia
y la Universidad de los Andes, se estableció una mesa MÁS ALLÁ DE LO VISIBLE. ANÁLISIS
temática específicamente sobre AA. A pesar de estos CONFIGURACIONAL Y PROSPECCIÓN
esfuerzos y experiencias puntuales, la AA todavía está ARQUEOLÓGICA
lejos de consolidarse como un campo de estudio fortale-
cido desde la investigación académica. La imposibilidad de ver todos los estratos que conforman
Sin embargo, la aparición de miradas divergentes un muro, especialmente cuando se trata de inmuebles con
en la investigación de las edificaciones y los relativos decoraciones murales o con declaratorias patrimoniales
avances en materia jurídica (y digo relativos porque que regulan o prohíben los tipos de intervenciones ar-
desgraciadamente la ley no en todos los casos se cum- queológicas, ha conducido a que la fase de prospección
ple), han permitido ir posicionando la AA en Colombia arqueológica cobre una enorme relevancia. Por un lado,
como una perspectiva caracterizada por la diversidad un ejercicio riguroso de prospección permite establecer
de aproximaciones metodológicas, que ha ido paulati- cuáles partes del edificio son más significativas y por qué.
namente enriqueciendo el trabajo de estudio del patri- Por otro, reduce el número de exploraciones necesarias lo
monio construido, así como el reconocimiento de los que tiene implicaciones tanto en tiempo como en costos.
Figura 4. En la imagen se observa la heterogeneidad constructiva de un muro en una casa del sector histórico de Bogotá.
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9 David Cohen Daza
De acuerdo a como lo menciona Carandini, la La existencia de estos límites o umbrales que determinan el
prospección es “el único camino posible para aunar carácter de la arquitectura, muestra una faceta dual puesto
protección e investigación […] qué debe excavarse to- que “crean al mismo tiempo una categoría de espacio –el
talmente, qué parcialmente, dónde hacer sondeos, dónde interior– y una forma de control –el límite en sí mismo–.
no excavar y que debe dejarse para futuras excavacio- Esta dualidad está invariablemente presente en los patrones
nes” (1997: 63); estos son, en definitiva, los objetivos espaciales de los edificios” (Hillier y Hanson 1984: 146).
centrales de la prospección arqueológica. Conocer estos patrones o lanzarse a interpretarlos,
La dificultad en la visualización de los estratos no constituye una herramienta útil para poder proyectar cuál
quiere decir que no pueda realizarse un análisis arqueo- era el sentido de cada espacio dentro de un edificio, com-
lógico o incluso estratigráfico (en los casos en los que plementando el análisis configuracional para la prospec-
es posible realizar una datación), en tanto el análisis ción. Los espacios más visibles desde el punto de vista de
configuracional se basa “en la presunción de algunas un visitante, tienden a ser lugares de encuentro social por
unidades o grupos de unidades y de algunas relaciones lo que normalmente presentan elementos decorativos más
secuenciales que se hacen obligatorias por razones es- complejos o volúmenes más definidos y amplios. Los es-
tructurales” (Manonni y Boato 2002: 41). pacios más reservados funcionan mejor para actividades
Como consecuencia, diferentes aproximaciones y domésticas que requieren de privacidad.
herramientas metodológicas deben aplicarse para un Este tipo de organización espacial se evidencia en las
análisis minucioso de los muros, pañetes y elementos casas de dos pisos de Bogotá en las que, desde finales del
constructivos del edificio, su localización, dimensiones, siglo XVIII y particularmente durante el siglo XIX y las
fábrica y tipología (por ejemplo, los muros esquineros, primeras décadas del XX, las segundas plantas alojaban
los muros divisorios, los muros perimetrales, portantes, los espacios destinados para mostrar (y ser mostrado)
etc.), con la intención de identificar o inferir, cuáles son ante los invitados. Aparecen en muchos casos (Casa de la
esas relaciones estratigráficas que tienen que existir aun Independencia, Casa Iregui, Casa Caro y Cuervo, Palacio
cuando sean invisibles. Echeverri entre otros ejemplos ubicados en el centro his-
Pero para que el análisis configuracional conduzca tórico) salones grandes y con mayor profusión decorativa
a una cronotipología del edificio además de la rigurosi- orientados hacia el frente de las casas. Se conectan con
dad en la medición y caracterización de esos elementos espacios sociales especializados como comedores, salas
arquitectónicos y su topografía, debe considerarse que la de música, salas de chimenea o salas dedicadas específi-
arquitectura y las técnicas y materiales de construcción camente para actividades femeninas o masculinas, dada
empleados en cada caso, responden a una espacialidad la fuerte separación de roles de género en las élites santa-
como resultado de una serie de lógicas sociales. Tam- fereñas del siglo XIX que recrearon este patrón espacial
bién a unos procesos históricos y culturales que se ven dentro de sus viviendas (Bermúdez y Urbano 2000: 112).
reflejados en unas posibilidades materiales específicas Siguiendo esta lógica, varios inmuebles insertaron
que son las que dan forma al edificio. o readecuaron sus balcones externos no solo para hacer
La sintaxis o análisis espacial se basa entonces en más grandes e iluminadas estas áreas sociales, sino
el reconocimiento de cuál es esa lógica que determina la para generar una conexión con el exterior a través de la
distribución de los espacios. El análisis de su métrica, fachada. Tal es el caso de la casa de la actual sede ad-
grado de conectividad y la segregación o integración ministrativa del Instituto Caro y Cuervo (Casa Cuervo-
dentro del inmueble. Por más azaroso que pueda pare- Urrisarri). En ella se observa cómo el balcón rompe el
cer, cada lugar de una casa responde a una intención de pórtico de la fachada para ser instalado (Fig. 5).
uso o de control, lo que implica que de manera más o Este tipo de intervenciones que al parecer se ponen
menos consciente, los diferentes espacios son re-creados de moda al final de los años cincuenta y comienzos de
en función de los diferentes tipos de relaciones entre los los sesenta, cuando aún no existía una mirada científica
individuos que habitan un edificio para determinar qué en torno a la restauración tal y como se explicó, estuvie-
se puede hacer, en dónde y entre quiénes. ron asociadas con la celebración del sesquicentenario
De esa manera es posible comprender cómo se han de la independencia de Colombia. En estas, es posible
relacionado cada una de las células (espacios individuales interpretar la necesidad de materializar el imaginario de
de la edificación) que componen la unidad, los límites entre lo colonial a través de la inserción de ciertos elementos
los espacios, su jerarquía y los umbrales que se conforman. formales y decorativos como los balcones.
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Figura 5. Fachada de La Casa Cuervo-Urrisarri que sirve de sede al Instituto Caro y Cuervo en Bogotá. Fuente: Norma Juliana Jiménez Pava, 2019.
Por otra parte, los espacios menos visibles de los y desordenado” (Saldarriaga 1999: 8). Pese a ello,
inmuebles corresponden a las áreas privadas como continuó reproduciendo la misma lógica espacial de la
dormitorios y corredores de servicio por donde transi- colonia pero con un lenguaje formal distinto.
taban, ojalá sin ser vistos, las personas que trabajan o Tanto el análisis configuracional como la sintaxis
realizaban las labores domésticas de la casa. Este tipo espacial presentan obvias limitaciones en términos del
de configuración puede observarse en la Casa de la reconocimiento de los estratos y sus relaciones. Pero
Independencia, en la que prácticamente toda la crujía al contrastarlos con la información histórica disponi-
oriental estaba destinada para el movimiento de la ble pueden dar una comprensión más amplia de las
servidumbre mostrando una separación social entre los áreas más significativas de un edificio. Esto ocurrió
individuos que la habitaron. en el proyecto de investigación del Palacio de la Go-
Este modelo en donde se especializan espacios bernación de Bolívar. En el plano comisionado por Sir
para la servidumbre fuertemente segregados del con- Francis Drake en 1586 a Theodor de Bry es posible
junto pero contiguos a las áreas de servicio (como coci- observar el tipo de construcciones que existían en la
na, lavado, etc.), se mantiene vigente durante gran parte manzana donde se localiza actualmente el Palacio, ade-
del siglo XX en la construcción de casas y de aparta- más de otras referencias importantes como la catedral
mentos en Colombia. Resulta frecuente encontrar al- de Cartagena11 (Fig. 6).
cobas de servicio, un cuarto generalmente pequeño al De acuerdo con el análisis de la información gráfica
lado o detrás de la cocina, diseñado para separar a los del plano varias de las primeras casas fueron construi-
empleados del resto de los habitantes. La segregación das en madera, mientras que la Casa del Gobernador
entre señores y servidumbre sigue vigente hasta bien al parecer erigida en 1568, aparece representada como
entrada la modernidad, como corriente “renovadora” una construcción de cal y canto. Las casas de madera
en el hábitat. que se observan alrededor muy posiblemente fueron
Resulta en ese sentido paradójico que la arquitec-
tura moderna que se desarrolló en Colombia a partir de
la década del treinta, trató de distanciarse del modelo
de las casas coloniales considerado para ese entonces El plano de la ciudad de Cartagena de Indias de 1586 fue comisionado
11
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reemplazadas hacia 1676, cuando de acuerdo con las la Casa del Gobernador que contrastan con las fábricas de
fuentes oficiales se construye la cárcel de la ciudad12. ladrillo y mortero de cal de los muros de la cárcel (Fig. 7).
Otro de los documentos históricos relevantes lo
constituye el plano del ingeniero militar Antonio de
Arévalo (1793) en el que representa tres propiedades ARQUEOMETRÍA Y RELACIONES
distintas en lo que hoy es el Palacio de la Gobernación. ESTRATIGRÁFICAS
El plano corresponde a un proyecto de ampliación de la
cárcel municipal en el que se proyecta el crecimiento en Cuando aparecen edificios enlucidos o en los que las rela-
altura del edificio colindante con los linderos de la Casa ciones estratigráficas entre unidades solo pueden hacerse
del Gobernador de Cartagena. visibles a través de un análisis configuracional, espacial
Ambos edificios (casa y cárcel) fueron unificados alre- e histórico, que compense o supla las limitaciones con
dedor de 1821 para configurar una primera versión del Pala- relación a los sectores en los que es posible observar las re-
cio. Luego fue ampliado en la década de 1940 incorporando laciones estratigráficas, la información obtenida debe apro-
el inmueble de la esquina noreste tal y como se observa en vecharse al máximo. Por una parte, considerando las im-
una aerofotografía (1938), así como en las fotografías de la plicaciones éticas frente a la conservación del patrimonio,
fachada del edificio antes y después de este momento. pero también a partir de un problema práctico: disminuir el
En este caso el análisis configuracional en conjunto grado de incertidumbre en el proceso de interpretación de
con la sintaxis espacial pero a la luz de la interpretación las relaciones y secuencias estratigráficas (Fig. 8).
de los documentos permitió en una primera instancia rea- Por un lado, en aquellas relaciones estratigráficas
lizar las excavaciones en pisos y muros que condujeron visibles, la construcción de secuencias entre las unidades
a corroborar la información histórica, particularmente la requiere la necesidad de establecer un marco cronológi-
descripción del plano de Arévalo. Se observaron diferen- co que brinde un sentido de interpretación a los datos.
tes sistemas y elementos constructivos como muros de Desde luego, el estudio de las fuentes históricas permite
rocas coralinas unidas con morteros de pega de tierra para correlacionar ciertas unidades estratigráficas con fechas
precisas. Pero en aquellos casos donde esto no es posible,
es necesario recurrir al estudio de la materialidad de las
12
Gaspar de Lesquina. 1641: Caso presentado a la corona española seña-
lando la urgente necesidad de una cárcel en Cartagena. Archivo General de
propias unidades para poder establecer dataciones abso-
la Nación, Santa Fe 63, N.14, Bogotá. lutas o relativas.
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Figura 7. Plano de 1793 ampliación de la cárcel. Se muestran los diferentes predios que después darían forma al Palacio de la Gobernación.
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Figura 8. Ventanas de exploración y análisis microquímicos de los materiales y estratos de un muro decorado de la segunda planta del Museo
de Bogotá.
Por otro, en los casos en los que las relaciones estra- Durante el proyecto de investigación de la Casa de la
tigráficas solo pueden inferirse, algunos análisis científi- Independencia de Bogotá la carencia de fuentes históricas
cos permiten identificar estas secuencias, especialmente con relación al edificio hizo necesario el empleo de méto-
en aquellos escenarios reconocidos por Mannoni, en los dos arqueométricos de análisis para poder realizar una da-
que estas relaciones ocurren únicamente entre unidades tación de las secuencias estratigráficas de los muros. Para
estratigráficas de revestimiento y en donde quizás una ello, una vez revelados los estratos subyacentes se extraje-
de las pocas formas de identificarlas sea a través del uso ron muestras de morteros de pega de los ladrillos y recu-
de cortes estratigráficos. brimientos de enlucido en ambas plantas de la edificación.
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El análisis químico y morfológico de los morteros estratigráficas, sino que adicionalmente permite lanzar
reveló la presencia de cemento Portland como uno de otro tipo de interpretaciones que complementan el es-
los componentes principales de las muestras, especial- tudio arqueológico de los edificios en términos de las
mente de aquellos estratos del segundo piso. Este tipo relaciones entre personas y arquitectura.
de cemento, patentado en 1824 y comercializado en el Dentro de la Casa de la Independencia además de
mundo hacia mediados del siglo XIX, fue introducido la aparición de blanco de titanio se encontró la presen-
como material de construcción en Bogotá solamente cia de rojo bermellón (o cinabrio) y de verde malaquita
hasta 1905 (Carrasco 2006: 30). (carbonato básico de cobre) para la elaboración de las
Así mismo las secciones delgadas (o petrografías) pinturas murales. El empleo de estos pigmentos dado
tomadas de un ladrillo de la segunda planta mostraron que se trata de materiales muy costos que como el
una temperatura de cocción por encima de los 900 °C bermellón resultan más caros que el oro (Gettens et al.
en una atmósfera controlada, con una buena selección 1993: 159), demuestran por un lado la capacidad econó-
granular de desgrasantes. Estas evidencias conducen a mica de los propietarios en el contexto de la Bogotá de
pensar que los procesos de fabricación cuidadosa de es- comienzos del siglo XX marcado por una enorme pre-
tas piezas cerámicas, si no son industriales por lo menos cariedad material. Por otro, la necesidad de diferenciarse
implican una intención por estandarizar la calidad de los socialmente en términos del estatus y el estilo de vida
productos. que deseaban proyectar.
Los resultados del estudio de materiales de la pri- Tristemente pero sin que sea una sorpresa, el dis-
mera planta de la Casa mostraron un cambio significa- curso oficial de la ciudad y la divulgación que realiza
tivo con relación al segundo piso, en tanto los muros de la Casa de la Independencia como sede del Museo de
fueron elaborados con piezas de adobe unidas por medio Bogotá hasta hace poco situaba tanto al edificio como
de una argamasa bastarda de arcilla y cal con abundante a las pinturas en el siglo XVII13 dando continuidad a
presencia de fibras vegetales. esa búsqueda casi obsesiva por lo colonial y reforzando
La caracterización de los estratos de pintura y la unos criterios de valoración cultural monolíticos en
identificación de los pigmentos y aglutinantes permitie- donde la antigüedad, la belleza y la condición de ori-
ron el establecimiento de fechas a partir de la datación ginalidad (Castillo Ruiz 2007: 21), continúan siendo el
de los materiales. Las primeras pinturas de la Casa lo- único punto de vista que permite explicar la relevancia
calizadas en aquellos espacios que correspondían a las patrimonial de un inmueble.
áreas sociales del edificio en la segunda planta, aparecen Este modelo de valoración por sí mismo no es del
dentro de la secuencia como los estratos directamente todo equivocado, excepto cuando se convierte en una
ubicados sobre el enlucido de los muros. De acuerdo suerte de dogma que no requiere de evidencias para ser
con el análisis microquímico se trata de pinturas a la cal, demostrado, o deliberadamente las omite si contradicen
una técnica empleada desde la colonia en Bogotá para el valor de antigüedad. A este respecto resulta evidente
la decoración de los muros. Sobre estas capas iniciales, dentro de la secuencia estratigráfica del edificio que al
comienzan a aparecer secuencias de estratos de pintura menos la segunda planta de la Casa de la Independencia
sintética (posiblemente acrílica) que son producidas y fue construida a comienzos del siglo XX.
comercializadas en Colombia únicamente a partir de Ni que decir del peligro que encierra para el cono-
1949 (Fig. 9). cimiento de los propios edificios, así como del conjunto
En cuanto a los pigmentos empleados para las de la historia de los materiales y técnicas de construc-
primeras capas de pintura a la cal la caracterización ción, el hecho de pensar en términos “originales” una
mediante técnicas de microscopía electrónica de barrido edificación cuya autenticidad radica justamente en sus
con espectrometría dispersiva (SEM-EDS por su sigla cambios, adaptaciones y diversidad. Esto ha conducido
en inglés) corroboró la presencia de dióxido de titanio, a que precisamente muchos de los estratos “no origi-
un pigmento blanco disponible comercialmente a partir nales” que componen el edificio, sean eliminados y
de 1918 en Europa y de 1920 en los Estados Unidos destruidos sin el más mínimo reparo, pero además, sin
(Laver 1997: 297). que se conserven muestras físicas de esos materiales que
El estudio de los pigmentos y su uso no solo brinda posibiliten nuevas investigaciones a futuro.
fechas terminales, lo que desde luego los convierte en
excelentes marcadores de datación para las secuencias 13
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Figura 9. Microestratigrafía (20x) de una decoración mural de la segunda planta del Museo de Bogotá.
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sino más bien en su versatilidad para ser aplicado de de Nara14, la valoración patrimonial debe estar sustentada
distintas formas, en distintos escenarios y por distintos en el conocimiento y por tanto, en la investigación.
profesionales. Pero este conocimiento no puede estar limitado úni-
Las posibilidades que brinda esta flexibilidad han camente a la indagación histórica o estilística, sino que,
quedado más que demostradas en la práctica, siendo una por el contrario, debe incluir todas las fuentes posibles
de las razones por las cuales la AA ha estado ligada en así como una interpretación amplia de los datos y en
Colombia principalmente a proyectos de conservación especial, el contraste necesario entre informaciones y
y restauración. Como se ha mostrado, la consulta de evidencias arqueológicas.
fuentes históricas pese a ser necesaria no es suficiente Algo similar ocurrió en la Casa de la Independencia
para poder formular criterios sólidos de intervención ni de Bogotá. En este caso la caracterización y el estudio
para tomar decisiones frente al manejo y conservación de los materiales permitieron una datación de las se-
del patrimonio cultural. Estas decisiones además suelen cuencias estratigráficas demostrando que la segunda
ser polémicas y mediadas por el aparato legal e institu- planta de la edificación fue construida durante el siglo
cional del Estado. XX. Estos resultados desde luego contrastan con la idea
Así mismo ante un escenario de crisis económica ampliamente difundida de que se trata de un edificio
en donde el sector cultural y en particular el campo del colonial. Más allá de las fechas, lo interesante de este
patrimonio recibe cada vez menos recursos y se debilita, caso es cómo el análisis de los materiales y en especial
en términos de las posibilidades para garantizar su con- su interpretación dentro del marco de la AA, permitió
servación, resulta casi imperativo hacer más eficiente suplir la carencia de fuentes históricas o documentales.
el proceso de conocimiento y valoración cultural de los Pero estos resultados fueron posibles gracias a un
edificios, un punto en el que la AA tiene muchas posibi- trabajo detallado de prospección en el que tanto el análi-
lidades que ofrecer. sis configuracional como espacial fueron fundamentales
Tal y como se mostró en el caso del Palacio de la para la toma de muestras representativas en el contexto
Gobernación de Bolívar la información histórica inter- de un edificio público, en uso y lleno de decoraciones
pretada arqueológicamente, a la luz de las secuencias murales que implicaron limitar al mínimo las posibili-
estratigráficas y del proceso de prospección, resultó dades técnicas en la exploración de los muros.
fundamental para la comprensión de toda la edificación Otra consideración relevante es que en los casos
y sus diferentes momentos constructivos. Estos momen- presentados el uso de distintas herramientas de inves-
tos identificados por medio de las secuencias estratigrá- tigación integradas dentro de la AA, permitió obtener
ficas, han estado ligados a la trayectoria de Cartagena resultados significativos en torno al conocimiento de
y contradicen en parte las concepciones ideológicas e las edificaciones. En la práctica, brindaron elementos de
historicistas de la ciudad. juicio para la toma de decisiones en torno a la conserva-
La mirada tradicional sigue viendo ejemplos de ción de los inmuebles, tanto desde el punto de vista con-
arquitectura colonial en el centro histórico aun cuando ceptual para la construcción de criterios de valoración,
esta originalidad no exista o no pueda ser entendida como técnico, estableciendo secuencias constructivas y
como un momento definido. Por el contrario, el trabajo momentos de transformación.
de investigación desde la AA demostró que el Palacio Pese a que este pragmatismo ha sido una ventaja en
debe entenderse como un proceso constructivo que el sentido de justificar la necesidad de aproximaciones
abarcó distintos momentos, desde las casas iniciales como la AA y favorecer encuentros, vertientes y postu-
del siglo XVI hasta las ampliaciones de la década de ras muy variadas, la carencia de un marco académico
1940 cuando adquiere su configuración actual. y epistemológico ha traído consigo algunos problemas
Los resultados desde el punto de vista de la AA que también vale la pena considerar.
mostraron más que certezas y continuidades, rupturas El primero de ellos tiene que ver con la formación
y contradicciones que condujeron a complementar la de profesionales que puedan abordar los desafíos de
valoración patrimonial de este inmueble, alejándose de investigación que plantea el estudio arqueológico de los
criterios centrados en lo que Castillo Ruiz denomina el
método omnicomprensivo, en donde el valor reside casi 14
El documento de Nara sobre autenticidad fue el resultado de la reunión soste-
con exclusividad en la antigüedad, la belleza o la condi- nida por Unesco, ICCROM e ICOMOS en 1994 y consigna varios lineamientos
acerca de la valoración del patrimonio cultural haciendo énfasis en la importancia
ción (2007: 21). En este sentido y como lo señala la Carta de los estudios científicos (art. 10) así como en la diversidad cultural.
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edificios. En Colombia, ni los arquitectos ni los arqueó- ocurriendo, tanto para el conocimiento de las edifica-
logos (mucho menos otros profesionales como los in- ciones y su valoración, como para la identificación de
genieros, historiadores o conservadores), tienen cursos procesos históricos, técnicas constructivas y materiales.
regulares o asignaturas específicamente enfocadas a Tal es el caso de los morteros, por ejemplo, en donde lo
estos temas. Esto dificulta enormemente la sistemati- rutinario de los análisis, ha dificultado plantear pregun-
zación de resultados y la producción a mayor escala de tas de investigación dirigidas a la comprensión arqueo-
conocimientos. Los esfuerzos realizados tal y como se lógica e histórica de estos materiales.
señaló, continúan estando desarticulados tanto desde el De ese modo, las muestras físicas que se toman para
Estado como desde la academia el análisis de las edificaciones patrimoniales en muchos
Es necesario a este respecto entender que el carácter casos o bien son destruidas después de realizar los
transdisciplinar de la AA es difícil de asir dentro de las pruebas, o no se están analizando e interpretando desde
estructuras académicas de la investigación científica. Si un punto de vista más amplio que permita enriquecer
bien entidades como Colciencias15 promueven los grupos la información que pueden brindar. Es por esto que las
interdisciplinarios de trabajo e investigación, el esquema muestras terminan guardadas dentro de los laboratorios,
administrativo de las facultades y programas universita- o dentro de los cajones (o sótanos) de los investigadores
rios continúa siendo de una enorme rigidez, dificultando sin que puedan ser consultadas y sin que muchas veces
los trabajos transversales y la aparición de iniciativas que estos resultados puedan alcanzar públicos más amplios,
puedan mantenerse en el tiempo, más allá de las experien- en una tarea de pedagogía patrimonial tan necesaria en
cias puntuales de los profesionales e investigadores que Colombia y en el resto de países de Latinoamérica.
como se ha mostrado a través de los muchos ejemplos, La escasez de este tipo de catálogos y sistemas de
siguen estando vigentes a pesar de las dificultades. información, se debe en parte a que desde hace algún
Como resultado de este estado de disociación, son tiempo fueron ampliamente criticados por considerarse
pocos los recursos financieros que se destinan para expresión de un anacrónico positivismo decimonónico,
la investigación en este campo así como los espacios especialmente dentro de las ciencias sociales y las hu-
académicos para la discusión y divulgación de las ideas manidades. Pero lo que esta carencia refleja es la nece-
y contenidos que por definición, la AA requiere para sidad de una convergencia más amplia y de orientar la
poder seguir desarrollándose, precisamente como un mirada hacia la responsabilidad y el problema ético en
lugar de encuentro entre las disciplinas, con múltiples el manejo de la información.
aplicaciones y sobre todo, como un escenario de nece- Muchas veces las muestras o los informes son lo
saria reflexión frente a la naturaleza y valoración del único que queda de los contextos arqueológicos de los
patrimonio cultural. edificios, por lo que deberían ser interpretados para el
Resulta apenas preocupante que pese al número de desarrollo de un conocimiento más abarcador y siste-
proyectos de AA que se vienen realizando como res- mático, así como para el planteamiento de preguntas
puesta a las exigencias que impone el marco normativo de investigación en torno a la aparición, circulación o
para la protección del patrimonio en Colombia, la ma- desuso de materiales y técnicas constructivas. Mientras
yoría de estos trabajos no se publiquen. Tampoco están los esfuerzos sigan desarticulados, los profesionales y
sistematizados dentro de bases de datos que permitan el Estado están condenados a comenzar cada proyecto
o faciliten la consulta o comparación de los resultados. desde cero.
Estas carencias implican unos problemas de fondo para
la formulación de proyectos de investigación transversa-
les, más amplios o que permitan estudios entre distintos AGRADECIMIENTOS
países que comparten tradiciones comunes.
Pero este problema no es simplemente un asunto de Agradezco a todo el equipo de la Fundación Erigaie es-
acceso a la información o de integración de las acciones, pecialmente a la arqueóloga e historiadora Monika The-
sino que apunta a la pérdida de información que está rrien, así como al historiador Mauricio Hoyos. Al Centro
de Investigación y Creación de la Facultad de Artes y Hu-
El Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación
15
manidades de la Universidad de los Andes y al ingeniero
(Colciencias) es la entidad pública encargada de reglamentar y medir los químico y profesor Mario Omar Fernández. También a
grupos de investigación registrados en Colombia así como de establecer las
políticas para la producción científica de conocimientos. los arquitectos Claudia Hernández y Eduardo Mazuera.
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enero-diciembre 2020, e105
Madrid / Vitoria
ISSN-L: 1695-2731
https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.013
Ana Igareta1
CONICET - Instituto de Historia, Teoría y Praxis de la Arquitectura y la Ciudad (HiTePAC),
Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Nacional de La Plata
RESUMEN
A través del análisis de una muestra de trabajos publicados, el presente artículo revisa el tratamiento dado a
los restos arquitectónicos hallados en sitios arqueológicos del noroeste de la República Argentina entre los años
1877 y 1977. El objetivo de la revisión fue evaluar si el estudio de dichos restos fue o no tema de interés de la
disciplina durante el periodo considerado y cuáles fueron las perspectivas desde las que se propuso su análisis. El
resultado obtenido permite afirmar que, si bien de modo irregular, la arqueología argentina sí se interesó desde
momentos tempranos por el estudio del registro construido, y que lo hizo mediante una heterogénea variedad
de propuestas teórico-metodológicas cuyos criterios pueden ser relacionados con los postulados actuales de la
arqueología de la arquitectura.
Palabras clave: arqueología argentina de los siglos XIX y XX; registro construido; antecedentes no sistemáticos
de análisis arquitectónico; modelización de antecedentes.
ABSTRACT
Through the analysis of a sample of published works, this article reviews the prior approach to architectural
remains found at archeological sites in Northwestern Argentina between 1877 and 1977. The goal was to
evaluate whether the study of such remains was a topic of interest among archaeologists during that period, and
their proposed analytical perspectives. Results make it possible to affirm t hat, a lthough irregularly, Argentine
archeology was interested since its beginnings in the study of the built record. This was undertaken following a
heterogeneous variety of theoretical-methodological proposals with criteria that might be linked to the postulates
of the current Archeology of Architecture.
Key words: Argentine Archeology in the 19th and 20th centuries; architectural record; architectural analysis
without systematic background; background modeling.
Copyright: © CSIC, 2020. © UPV/EHU Press, 2020. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y
distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).
1
[email protected] / ORCID iD: https://orcid.org/0000-0003-2510-794X
ARQUITECTURA ARQUEOLÓGICA EN EL NOROESTE ARGENTINO: CIEN AÑOS DE INTERÉS 2
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ARQUITECTURA ARQUEOLÓGICA EN EL NOROESTE ARGENTINO: CIEN AÑOS DE INTERÉS 4
el notable trabajo del arquitecto Greslebin (1940) en de Catamarca eran evidencia del uso de “postes que a
Tambería del Inca, La Rioja, cuyos trabajos recogen modo de columna, sostuvieron la techumbre […] El res-
información precisa de los conjuntos que utiliza luego to de las paredes debió ser de ramas o de barro y ramas,
para generar interpretaciones sobre sus procesos cons- lo mismo que el techo. La presencia de sólo 2 huellas
tructivos y funcionales. En otros casos, la tarea técnica definidas de poste sugiere el empleo de vigas largas y
se enfocó tanto en el registro minucioso en el terreno únicas” (González 1954a: 127). Sustenta su propuesta
como en la elaboración de reconstrucciones gráficas de en el hallazgo en estratigrafía de pequeñas secciones
la arquitectura de los sitios de acuerdo con las propues- de maderas carbonizadas asociadas a algunos de los
tas interpretativas de los arqueólogos. Tal fue el caso del pozos y atribuye la desaparición del resto a un incendio
mismo Greslebin como dibujante de Debenedetti duran- intencional de las estructuras por parte de sus ocupantes,
te su relevamiento de El Alfarcito, Jujuy (Debenedetti antes de abandonarlas (González 1954a: 129). Si bien
1918) o del arquitecto Alvis como colaborador tempra- se trata de breves menciones y propuestas altamente
no de Cigliano en sitios de Salta (1973, 1975) y luego especulativas, resulta innegable que muchos autores
de Raffino en Catamarca (1977 y posteriores). En cierto se esforzaron por ir más allá de la mera descripción de
modo, estas exitosas experiencias fueron un ejercicio de rasgos arquitectónicos y avanzar en la comprensión de
interdisciplina antes de que tal concepto se popularizara los conjuntos.
entre los investigadores. La revisión bibliográfica permitió proponer que,
independientemente de su fecha de publicación, los tra-
bajos pueden ser reunidos en cuatro grandes conjuntos o
modelos de acuerdo con la perspectiva desde la cual los
autores abordaron el análisis del registro arquitectónico.
No pretendemos que dichos modelos contengan o agoten
todas las posibilidades de organización de estos textos,
sino reconocerlos como una opción válida para sistema-
tizar las propuestas más repetidas. De igual modo, no
nos propusimos evaluar el posible acierto o error de las
interpretaciones presentadas por cada autor, sino explo-
rar su interés por el análisis del registro arquitectónico
Figura 2. “Figura 7-Ruinas de las viviendas cuyos muros están
apoyadas contra las terrazas” incluida en Debenedetti (1918: 296) y
presente en sitios arqueológicos y observar cuáles son
realizada por Greslebin. Nótese el detalle volumétrico, los sombreados los elementos que destacan en cada obra. Como podrá
y las flechas que marcan el sentido de circulación inferido dentro de notarse, con frecuencia los restos arquitectónicos de un
las viviendas.
mismo sitio son susceptibles de ser asignados a más de
un modelo de acuerdo con el planteo de uno u otro autor
Resultó interesante observar cómo durante el pe- o con la escala en que se desarrolló dicho análisis, lo que
riodo relevado, y cada vez más a medida que avanzó da cuenta de la diversidad de perspectivas de abordaje
el siglo XX, los arqueólogos no solo se ocuparon de identificadas.
estudiar los restos arquitectónicos que aún se hallaban
en pie en los sitios, sino que analizaron los componen-
tes constructivos presentes en estratigrafía, dispersos ANTES DE LOS MODELOS: LIBERANI
o ausentes de los sitios, y utilizaron la información Y HERNANDEZ Y ARQUITECTURA DE
obtenida para elaborar propuestas interpretativas sobre TUMBAS
los procesos constructivos y/o las formas de uso de los
antiguos edificios. Boman, por ejemplo, observó la au- La atracción que generaron las ruinas del NOA desde
sencia de aberturas en los restos de muros de edificios momentos tempranos sobre los investigadores que vi-
que visitó en la Puna, y postuló que el acceso al interior sitaron la región quedó plasmada en el trabajo de von
de los recintos debió haberse realizado desde los techos Tschudi de 1858 referido al Fuerte de Andalgalá, pro-
(Boman 1908). González, por su parte, propuso que las vincia de Catamarca –aunque, en palabras de Raffino,
perforaciones halladas en el suelo en el interior de diver- el resultado fue un relato algo fantástico (2007: 78)–.
sos recintos excavados en Corral de Ramas y otros sitios Dos décadas después Liberani y Hernández presentaron
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Excursión arqueológica en los Valles de Santa María, NOA: la de los sitios con arquitectura. Así, durante las
Catamarca, considerada como la primera publicación siguientes décadas, docenas de trabajos van a reproducir
formal de la arqueología argentina y a la que deseamos un esquema en el que los restos de construcciones son
dedicar unas líneas en particular. El texto presenta los el componente mencionado y caracterizado en primer
resultados de su expedición al sitio de Loma Rica de lugar, para identificar el “tipo de sitio”, y a continuación
Shiquimil, Catamarca, donde realizaron excavaciones se brindan detalles sobre el registro mueble hallado du-
en el interior de los restos de unos recintos de piedra rante las excavaciones.
y recuperaron un interesante conjunto de piezas de ce-
rámica, muy codiciadas en la época. Pero las primeras Los yacimientos arqueológicos de Chañarmuyo pueden
ilustraciones de la obra no corresponden a dichas piezas dividirse en dos series perfectamente bien caracteri-
sino a una “vista general” del sitio; al “plano de la po- zadas: los que llamaremos de los barreales y los de
blación antigua ubicada en la parte superior de Loma los pedregales. Los primeros están ubicados sobre la
Rica”; al “croquis de una habitación (Pilca)” y a una margen izquierda del río; los segundos se extienden
“vista de la necrópolis” (Liberani y Hernández [1877] sobre los campos pedregosos situados inmediatamente a
1950: 67). Se trata de ilustraciones sencillas y sin escala espaldas de los barreales… En los barreales no existen
pero con sus correspondientes referencias cardinales, vestigios de viviendas, aun cuando supongo que éstas
que presentan a las ruinas ubicadas en la geografía que existieron en abundancia, dada la gran cantidad de restos
las rodea y con algunos detalles de interés. Aunque de de alfarería que se encuentran dispersos. Las viviendas
modo escueto, los autores brindan en el texto que acom- fueron de barro o de quincha, especies de ramadas […]
paña a las ilustraciones datos sobre los restos arquitec- En los pedregales las construcciones fueron de piedra:
tónicos hallados; e. g.: las pircas, aunque no en buen estado de conservación,
se mantienen todavía en pie. No alcanzan a tener más
La altura de estas paredes varía de 1 a 2 m sobre el nivel de 70 centímetros de altura y, creo, que muchas de ellas
del suelo mientras su espesor mide 1 m apenas. Algunas son verdaderos cimientos sobre los cuales se terminó el
están interrumpidas y juzgamos que estas interrupciones edificio mediante adobes o simple barro amasado (Debe-
serían tantas puertas de comunicación ya sea con exte- nedetti 1919: 397).
rior, ya con el interior de las casas… Los materiales de
que están construidas las paredes son piedras rodadas, El trabajo de Liberani y Hernández fue pionero
generalmente graníticas o cistosas, sin indicio aparente además en el relevamiento, excavación y presentación
de argamasa (Liberani y Hernández [1877] 1950: 114). de un tipo específico de construcciones, las tumbas,
cuyo análisis va a dominar el panorama arqueológico
Luego intentan una propuesta de identificación de argentino de las primeras décadas del siglo XX (Taboa-
la función original de algunos de los edificios articulan- da 2003: 20). Los textos revisados dan cuenta de cientos
do los datos constructivos con la información del ma- de ejemplos de construcciones subterráneas halladas de
terial recuperado durante las excavaciones realizadas, modo aislado, en directa asociación con estructuras de
esbozando una propuesta referida al posible carácter vivienda, cultivo o almacenamiento, o reunidas en ce-
defensivo del sitio. menterios y necrópolis. Y aunque el énfasis descriptivo
Analizando otra problemática, Nastri (2001: 34) e interpretativo de los arqueólogos del NOA se enfocó
propuso que este trabajo inauguró una línea de presen- casi obsesivamente en los objetos que conformaban los
tación de datos que la arqueología regional siguió desde ajuares hallados en las tumbas (incluso por encima del
entonces, con pocas variaciones: la descripción general de los restos de los individuos enterrados), las caracte-
del asentamiento y su territorio, la descripción específi- rísticas arquitectónicas de las estructuras funerarias y
ca de las estructuras arquitectónicas (fundamentalmente su relación con otros componentes construidos nunca
a partir de planos y dibujos) y la descripción detallada pasaron inadvertidas.
de piezas recuperadas en los cementerios asociados a
los poblados. Según pudimos apreciar, esta secuencia En las inhumaciones encontramos un elemento más
identificada por Nastri para valles calchaquíes a fines del definitorio para el establecimiento de diferenciaciones
siglo XIX va a convertirse en el modelo de presentación culturales. En la Quebrada de Humahuaca […] se efec-
de un conjunto más amplio de sitios arqueológicos del tuaron de preferencia en los pisos de las viviendas […]
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Figura 3. Vista general del sitio Loma Rica (arriba) y croquis de una habitación (abajo), incluidas en el texto publicado por Liberani y Hernández
con detalles de las primeras intervenciones realizadas en el sitio ([1877] 1950: 52).
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7 Ana Igareta
En cambio, en Yavi Chico, si bien conocemos muchos El trabajo, en su conjunto, no puede ser mejor hecho,
otros aspectos de la cultura de los indígenas que allí y dado los elementos de que podían disponer, se nota
vivieron, no sabemos aún de qué manera sepultaron a en todos una proligidad en la elección de la piedra que
sus muertos. Podemos señalar por lo menos que no lo demuestra la importancia que para los indios tenía, en
hicieron en las viviendas. [...] Nuestras investigaciones sus creencias religiosas, la conservación de los muertos
estuvieron destinadas principalmente a la obtención de (Ambrosetti 1897: 54).
secuencias estratigráficas y al estudio de viviendas y
otras construcciones (Krapovickas 1970: 120).
MODELO 1 – RASGOS
El registro de las materias primas y técnicas utiliza- Estos nuevos tipos de habitación son de gran importan-
das, la relación entre morfología y contenido, la identifi- cia pues no solo abren novísimas perspectivas en lo que
cación de tipos y su asignación a culturas arqueológicas, se refiere a la evolución cultural del área, permitiendo
los cambios en la morfología y tecnología constructiva vislumbrar desde ya los pasos seguidos en los cambios
como marcador cronológico y evidencia de cambio cul- habidos en los distintos tipos de viviendas en las dife-
tural, todos estos temas fueron objeto de estudio. rentes culturas que la habitaron sino también por las
proyecciones y sugerencias […] que esas habitaciones
El detalle de la construcción de estas tumbas abovedadas ofrecen al ser comparadas con otras de distintos lugares
es el siguiente: El plan o suelo se presenta cuidadosa- […] la arquitectura basada en la construcción de recintos
mente embaldosado con trozos de lajas ó piedras chatas o habitaciones con muros de piedra (pirca) pertenecen a
de espesor variable, colocadas de modo que quede un la última y más reciente capa cultural del N.O. Esta etapa
piso uniforme. Las paredes, de forma circular, se hallan cultural fue precedida por otras que usaron habitaciones
revestidas por otras lajas grandes, paradas y superpues- hechas de material perecible (González 1954b: 122).
tas, con los intersticios que quedan entre ellas ocupados
por otras pequeñas, á fin de que el conjunto presente una Los esfuerzos por identificar la antigüedad, ori-
superficie lo más lisa y unida posible. A una altura de gen cultural o función de los restos construidos es una
ochenta centímetros, más o menos, empieza a formarse
la bóveda que cierra la tumba. Para esto han colocado 4
Por cuestiones de espacio no consideramos en el presente trabajo los
trozos largos de piedra, recostados […] Esta operación textos que hacen referencia a restos de andenes de cultivo, acequias, canales,
se repite hasta que la bóveda cierre completamente y las represas, caminos o puentes, y nos limitamos a aquellos que se ocuparon de
estructuras de vivienda, actividades y almacenamiento, pero debe tenerse en
últimas piedras queden al nivel del suelo más o menos. cuenta que se trata de un extenso conjunto de ejemplos y de publicaciones.
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constante, por lo general a través de la extrapolación Varios de los autores cuyos trabajos se incluyen
de datos obtenidos del análisis de objetos recuperados en este modelo utilizaron recurrente –y cuestionable-
en estratigrafía; “La clave más segura para la ubicación mente– datos históricos y analogías etnográficas para
cultural de esta vivienda la proporciona el estudio de los generar explicaciones sobre determinados rasgos de la
fragmentos de alfarería” (González 1954b: 129). arquitectura arqueológica, esforzándose por conectarla
En unos pocos casos los arqueólogos apenas men- con tradiciones y prácticas constructivas aún vigentes
cionan la presencia de restos de construcciones en los entonces entre las poblaciones locales (Spengler 2008:
sitios, mientras que en la mayor parte de estos avanzan 25). Por ejemplo, en un texto de 1937, Ardissone pro-
en la descripción y el registro de las materias primas y puso una tipología clasificatoria para la arquitectura de
las técnicas utilizadas, e intentan propuestas clasificato- los silos utilizados por las poblaciones de la Quebrada
rias morfológicas. Los restos arquitectónicos aparecen de Humahuaca, Jujuy, que incluye tanto ejemplos con-
nombrados utilizando categorías funcionales –vivienda, temporáneos como casos arqueológicos. En su opinión,
patio, corral, depósito, muralla, sala– pero se trata gene- el uso de graneros subterráneos construidos en piedra
ralmente de propuestas no contrastadas, más interesadas para el almacenamiento de grano se remonta a tiempos
por dar cuenta de la presencia del rasgo que por investi- prehispánicos y utiliza los hallazgos y datos relevados
gar su función real (Taboada 2003: 19). por otros arqueólogos para sustentar su propuesta (Ar-
Con frecuencia, en los trabajos de la primera mitad dissone 1937: 133).
del siglo XX los autores identifican y caracterizan un Además de los ya citados puede incluirse en este
determinado rasgo constructivo y luego lo asignan me- modelo el interesante texto de Márquez Miranda de
cánicamente a una cultura arqueológica. Por ejemplo, en 1937 en el que sistematiza y presenta los rasgos de la
1936 Serrano publicó un breve texto en el que sintetizó “arquitectura aborigen” que observa en sitios de Salta
los que, a su entender, constituían los rasgos básicos de y el de Lahitte y Calandra (1975), pero el estudio de
la arquitectura diaguita ‒una de las sociedades indígenas rasgos o componentes arquitectónicos aislados prácti-
que habitaba el NOA al inicio de la conquista‒: muros camente desaparece durante la segunda mitad del siglo
de bloques de piedra, presencia de dinteles, evidencias XX, cuando la noción de estudios contextuales se instala
de uso de bóveda en saledizo y techos de una sola agua en la disciplina y los trabajos pasan a enfocarse no en
son algunos de los mencionados para sitios de las pro- los objetos o las estructuras sino en las relaciones de
vincias de Tucumán y Catamarca (Serrano 1936: 53). conjunto.
La aparición a nivel local de elementos constructivos
como resultado de la influencia de culturas peruanas o
bolivianas fue otra de las temáticas discutidas por los MODELO 2 – RUINAS, PUEBLOS
arqueólogos del NOA, tanto como la posibilidad de que Y FORTALEZAS
ciertos rasgos solo hubieran aparecido en la arquitectura
local a posteriori de la conquista ibérica. El corpus de restos arquitectónicos de los que se ocupó
mayoritariamente la arqueología del NOA durante el
Boman, atraído por el brillo de la civilización peruana periodo revisado corresponde a “las ruinas de…”, “el
del último momento se constituyó en acérrimo defensor pueblo de…” y/o “el pucará5 de…”, instalaciones en
de ese origen […] y considerando probada históricamen- las que se articulan entre media docena y una centena
te la dominación del noroeste por los Incas, afirmó que de recintos de variada morfología y tamaño, muchas
la cultura de este sector de nuestro territorio provenía veces asociados a cementerios, y que fueron utilizadas
de ellos. Sin embargo, Ambrosetti (1899), años antes, con diversos propósitos. Estas investigaciones superan
con su habitual genialidad, había preconizado para la la escala de análisis de rasgos o componentes que ca-
civilización calchaquí un origen extraño e independiente racteriza al modelo anterior y se orientan, en cambio, al
del Perú […] Debenedetti (1912), por su parte, cree
encontrar restos de la cultura de Tiahuanaco en todo el 5
Denominación genérica dada en el área andina meridional a grandes
noroeste […] Es admisible la existencia en el noroeste de complejos arquitectónicos de piedra construidos desde comienzos del siglo
una serie de rasgos que denotan la presencia de un fondo X y hasta la conquista inca en el siglo XV. Originalmente se les asignó una
común, que entronca en nuestra concepción de lo andino función estrictamente militar a modo de “fortalezas” (Ambrosetti 1912), pero
investigaciones posteriores han propuesto que se trató de instalaciones urba-
(Lafón 1958: 10). nas de carácter residencial con rasgos defensivos (Nielsen 2001).
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9 Ana Igareta
estudio de conjuntos de restos construidos; además, los transformaciones constructivas sufridas por el casco
autores comienzan a analizar los procesos de obtención de una estancia del siglo XVII ubicada en Molinos,
y procesamiento de las materias primas y a relacionar Salta (Ambrosetti 1903), o el de Cáceres Freyre de las
la función de la arquitectura con el paisaje que la rodea. ruinas del Fuerte del Pantano, La Rioja, un interesante
Buen ejemplo del tipo de texto incluido en este mo- caso de arquitectura defensiva en adobe, tapia y madera
delo es el de Bruch de 1911, en el que reúne sus observa- identificado como de origen hispánico y cuyo estado de
ciones sobre dieciséis sitios con arquitectura ubicados en deterioro es explicado a partir de la observación de la
las provincias de Catamarca y Tucumán. Bruch visita cada concurrencia de agentes ambientales y antrópicos (Cá-
uno de ellos y se detiene en la descripción de sus “construc- ceres Freyre 1937, 1955). También cabe mencionar el
ciones antiguas”, relevando –de modo algo desordenado– trabajo de Furque, quien identificó con precisión eviden-
las características de cada uno y la relación entre sí, pero cias de superposición constructiva en la arquitectura de
detallando además sus diferencias tecnológicas. unas ruinas catamarqueñas “no cabe duda de que hubo
allí una población española, siendo lo más probable que
Para la edificación los Quilmes se valieron del abun- fuese abandonada y ocupada después por los indios”
dante material que el cerro les proporcionaba, es decir, (Furque 1900: 169), aunque equivocó el orden de las
la piedra laja, micaesquistosa y filitas sericíticas, usadas sucesivas ocupaciones (Igareta 2009).
tal como se separa por su propio clivaje. Estas lajas, El estudio de ruinas generó interesantes discusiones
se comprende, son muy apropiadas para la edificación entre los arqueólogos; por ejemplo, Márquez Miranda
y han sido superpuestas con cuidado sin el empleo de objetó la propuesta de Bruch según la cual los andenes
cemento alguno, formándose con ellas paredes perfecta- de cultivo de ciertos sitios eran efectivamente cons-
mente perpendiculares, casi siempre de uno pero hasta de trucciones, dado que carecían de recintos de habitación
dos metros de espesor. […] Por regla general, todos los asociados (Márquez Miranda 1940: 230). Debenedetti y
muros son lisos del lado de adentro y perfectamente ver- Greslebin, por su parte, discreparon en su apreciación
ticales; á menudo, la base se halla reforzada con piedras sobre el estado de conservación de los muros de los re-
grandes, chatas ó lajas clavadas de punta, sobre todo en cintos de Tambería del Inca, dado que el primero afirmó
los sitios donde el suelo se presenta muy inclinado. Al que se hallaban perfectamente conservados mientras
contrario, por fuera los muros son siempre más desigua- que el segundo sostuvo que estaban significativamente
les é irregulares. […] Las construcciones del pueblo son deteriorados y que la apreciación de Debenedetti de-
cuadrangulares y redondas; las últimas son más escasas rivaba de una mala comprensión de las características
y las dimensiones menores, pero, á juzgar por las pocas arquitectónicas del sitio (Greslebin 1940: 11).
que hemos podido observar, parecen estar en relación En la década de 1950 la arqueología argentina se
con las primeras (Bruch 1911: 21). vio fuertemente impactada por el concepto de patrón
de asentamiento propuesto por Willey para sitios de
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quez Miranda (1937) y Salas (1945) abordan el análisis Regueiro (1960), González (1966), Alfaro y Suetta
de extensas instalaciones desde diversas perspectivas (1970), Núñez Regueiro (1971, 1974), Cigliano y Raffi-
descriptivas e intentan la elaboración de propuestas no (1973, 1975), Raffino (1975), De la Fuente (1973b),
tipológicas como herramienta para su clasificación. Pérez Gollán y Heredia (1975) y Sempé (1977a; 1977b)
Abundan en estas publicaciones los planos, cortes, vis- se interesaron por el concepto y por los procesos impli-
tas, plantas y detalles de los sitios, acompañados de un cados en la apropiación y uso del espacio por parte de
progresivo incremento del uso de fotografías que mues- los constructores de conjuntos arquitectónicos prehispá-
tran detalles de las estructuras y los conjuntos. nicos. Ello, sumado a la adopción definitiva del método
En este modelo se incluyen algunos de los pri- estratigráfico, amplió radicalmente el universo de análi-
meros estudios de arquitectura colonial realizados en sis y de las propuestas interpretativas de las dinámicas
el país, como el breve análisis de Ambrosetti de las sociales de la región.
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Para la segunda mitad del siglo XX el volumen de habitaciones de los hatunrunas u hombres del pueblo,
información ya disponible sobre los edificios prehis- pero los edificios más importantes –templos, palacios,
pánicos permitió interesantes trabajos de recopilación fortalezas– poseían muros de piedra cuidadosamente
y síntesis, como el realizado por Madrazo y Ottonello seleccionadas, terminadas en ángulos rectos y de formas
(1966) para la Puna; tomando en cuenta el ambiente cuadradas (Márquez Miranda 1940: 126).
natural en que se ubicaban diversas instalaciones, los
autores clasificaron las ruinas de los poblados de acuer- Las ciudades coloniales, el sitio elegido para su
do con su morfología interna (grado de dispersión o fundación y las características de su arquitectura fue-
aglutinamiento) y propusieron una tipología para las ron otros de los temas de interés de las investigaciones
unidades de residencia basada en una articulación de incluidas en este modelo, cuyos primeros ejemplos se
criterios morfológicos y funcionales. remontan a los trabajos de Lafone Quevedo (1898) y sus
esfuerzos por dilucidar, a partir del análisis documental,
la ubicación de las primeras El Barco y Santiago del
MODELO 3 – CIUDADES Estero. A estos trabajos se sumaron luego otros como el
análisis de las ruinas de Ibatín, sitio de la primera funda-
La tercera de las problemáticas que desde temprano captó ción de San Miguel de Tucumán en el siglo XVI, en los
el interés de los arqueólogos argentinos fue el posible que Gramajo recurrió permanente al uso de documentos
carácter urbano de algunas de las extensas instalaciones históricos para interpretar hallazgos arquitectónicos:
identificadas en el NOA. En el marco en una discusión
más amplia que enfrentó a quienes sostenían que el fe- … según los Documentos Coloniales, hacia 1570 exis-
nómeno urbano se había desarrollado en la región solo a tían fábricas de tejas y ladrillos de factura acabada, lo
posteriori de la conquista ibérica con quienes afirmaban cual revela una asimilación de la técnica española en
la existencia de un urbanismo prehispánico, muchos tra- la materia. La aparición de estos materiales nos llevó
bajos se enfocaron en definir qué rasgos debía presentar la a tratar de descubrir los pavimentos respectivos de los
arquitectura de un sitio para ser considerada como ciudad. edificios para lo cual practicamos nuevos sondajes en
Algunos autores como Ambrosetti (1897, 1907) distintos puntos siempre con resultados negativos, ex-
asumieron inductivamente desde momentos tempranos cepción hecha de un piso de baldosas cerámicas descu-
que las ruinas que analizaban eran de antiguas ciudades bierto en el edificio de los Jesuitas, a 0,80 m debajo del
y se dedicaron a la exploración y registro de sus caracte- piso actual. Estas baldosas de forma rectangular fueron
rísticas, interesándose por dar cuenta de las variaciones especialmente trabajadas para este fin, con un chanfle
arquitectónicas observadas: “de cuya base arrancan las permietral, lo que permite colocarlas a junta cerrada
diversas construcciones que se dirigen ya hacia abajo, la (Gramajo 1976: 146).
ciudad propiamente dicha; ya hacia arriba: la fortaleza
y el campo de refugio fortificado” (Ambrosetti 1897: El desarrollo de los estudios sobre el urbanismo
35). Otros arqueólogos se interesaron por identificar la prehispánico del NOA alcanzó un punto notable en la
función específica de ciertos edificios y por determinar década de 1960 con el trabajo realizado por Cigliano
el rol que jugaron en el contexto urbano en el que se –y luego continuado por Raffino– en las ruinas de la
insertaron; Márquez Miranda, por ejemplo, planteó la ciudad de Tastil, ubicada a más de 3000 m s. n. m. en
existencia de una “arquitectura fiscal” inca, representada provincia de Salta. Durante años, Cigliano y su equipo
por los grandes silos hallados en ciudades y cruces de se dedicaron a la excavación sistemática de parte de los
caminos, y cuya presencia evidenciaba el control impe- 1161 recintos relevados en sus casi 110.000 m2 de su-
rial sobre sitios del NOA (Márquez Miranda 1940: 132). perficie y a la clasificación de las unidades construidas
Asimismo, reconoció un uso diferencial de materias identificadas de acuerdo con criterios morfofuncionales
primas en edificios de una misma cultura y una misma (Raffino 2007: 127). El estudio de Tastil no solo propor-
región, proponiendo que daban cuenta de una diferencia cionó evidencias concretas de la existencia de ciudades
de clases: en el NOA antes del avance inca, sino que generó un
modelo comparativo de desarrollo cultural a nivel regio-
En la parte de la sierra, los adobes y la pirka constituían nal basado en el ambiente ecológico, en que los rasgos
los elementos integrantes de la edificiación popular, arquitectónicos jugaron un papel clave.
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Figura 5. Un ejemplo del tipo de documentación gráfica realizada a mediados del siglo XX para el relevamiento de los restos de antiguas instalaciones
puneñas (Márquez Miranda 1940: 55).
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Todos estos hallazgos de instalaciones, que evidencian excavaron el interior de algunas de sus cientos de “ca-
patrones de poblamiento diferentes y distintos tipos de sas” y analizaron las características de su arquitectura,
enterratorio, van conformando el cuadro cronológico de aunque sin generar una planimetría general del sitio
este ambiente ecológico, donde se presentan una serie de (Zaburlín 2009: 92). En 1910 Debenedetti, por primera
yacimientos con características muy definidas que per- vez en el país, inició la restauración de un sector de las
miten identificar las etapas de desarrollo de las diversas ruinas (Debenedetti 1930: 136); los trabajos fueron aco-
culturas que aquí se han asentado (Cigliano y Raffino tados y solo abarcaron unos pocos recintos del sitio. La
1977: 162). intervención –una especie de anastilosis, como señaló
Schávelzon (1993)– fue notablemente respetuosa y cui-
Además, los trabajos realizados en Tastil utilizaron dadosa del original para su época, ya que:
exitosamente las fotografías aéreas como herramienta
para el análisis del crecimiento urbano del sitio, meto- Ningún cimiento fue modificado ni alterada en lo más
dología que había sido utilizada por primera vez en el mínimo la estructura de ninguna construcción existente.
país unos pocos años antes por González (1956) para el Los trabajos se iniciaron rehaciendo las murallas de la
reconocimiento y análisis de sitios arqueológicos con terraza más baja […] por el rumbo este. Para levantar
arquitectura. las paredes de los edificios y consolidar los cimientos
Y si bien no desarrolló trabajos en el terreno, no en parte dislocados se emplearon las mismas piedras
puede dejar de mencionarse para la segunda mitad del que por su posición y tamaño era evidente que habían
siglo XX la publicación en 1964 de Ciudades preco- pertenecido a las viejas e inmediatas construcciones
lombinas (Hardoy 1964), por el impacto que tuvo en la (Debenedetti 1930: 139).
arqueología del NOA. Como resultado de un extenso
análisis de casos, el autor definió los criterios que debían A fines de la década de 1940, Casanova retomó
cumplir las instalaciones de la región para ser consi- los trabajos en el sitio, continuando las excavaciones
deradas como urbanas, y estos fueron luego aplicados y proponiendo una nueva intervención, esta vez de re-
por arqueólogos que sí exploraron de modo directo los construcción y de patrimonialización a gran escala, que
rasgos del registro arquitectónico. afectó de modo drástico las características de las ruinas:
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Figura 6. (a) Fotografía aérea de la ciudad de Tastil tomada en la década de 1970 (Cigliano 1973: 22) y (b) planimetría del sitio realizada por
Alvis durante los trabajos en el terreno (tomado de Raffino 2007: 159).
El segundo caso que mencionaremos brevemente (1973a) pero, como decíamos, no proporcionó datos
es la restauración que De la Fuente llevó adelante en la sobre el estado de la construcción antes de su interven-
década de 1970 en Vinchina, La Rioja; cabe aclarar que ción, en qué consistió la misma o qué tipo de materiales
no fue posible hallar ningún tipo de publicación o texto y criterios fueron empleados para ello. Sin embargo,
inédito que diera cuenta de esta intervención pero que es cuarenta años después, seis de las siete estructuras han
conocida por los arqueólogos que a posteriori trabaja- desaparecido casi por completo como resultado del
ron en la región (Calegari et al. 2019: 16). Las llamadas crecimiento urbano de una población cercana y del uso
“estrellas de Vinchina” eran un conjunto de siete geogli- indiscriminado de la superficie del sitio para diversos
fos, estructuras tipo plataforma circular sobreelevada, propósitos, mientras que la plataforma restaurada por el
de entre 11 a 26 m de diámetro, construidas mediante la investigador aún se conserva. Ello permite estimar que
acumulación de piedras de color blanco, negro y rojo, futuros estudios que continúen explorando los posibles
que se alternaban formando triángulos (De la Fuente significados de la construcción de esta particular estruc-
1973b: 154); la parte superior de las estructuras “se en- tura puedan también recuperar datos sobre su proceso
contraba levemente deprimida presentando en el centro de restauración.
un pequeño círculo de piedras marrones al que se accede Como tercer caso del modelo mencionaremos la
a través de un estrecho corredor” (Calegari et al. 2019: restauración, iniciada en el año 1977 bajo la dirección
14). De la Fuente realizó excavaciones estratigráficas de Pelissero y Difrieri, de las ruinas de Quilmes, una
en el sitio y analizó el material entonces recuperado ciudad fortificada preincaica de unas treinta hectáreas
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15 Ana Igareta
y conceptual. Y no pretendemos implicar con esto que Ambrosetti, J. B. 1906: Exploraciones arqueológicas en la Pampa Grande.
Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras, 1, Buenos Aires.
las interpretaciones elaboradas en distintos momentos Ambrosetti, J. B. 1907: Exploraciones arqueológicas en la ciudad prehistó-
por distintos autores fueran precisas o que se mantengan rica de La Paya (Valle Calchaquí, Provincia de Salta). Publicaciones de
vigentes, sino que evidencian un interés manifiesto de la Sección Antropología de la Facultad de Filosofía y Letras, 3, Buenos
Aires.
la disciplina por estudiar las prácticas constructivas y Ambrosetti, J. B. 1912: “Resultado de las exploraciones arqueológicas en el
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ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17,
enero-diciembre 2020, e106
Madrid / Vitoria
ISSN-L: 1695-2731
https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.014
Daniel Schávelzon1
Centro de Arqueología Urbana, Universidad de Buenos Aires
RESUMEN
Migrantes afros de la ciudad de Santa Fe se instalaron en un lugar cercano pero protegido, en los inicios del siglo
XVIII, donde hoy está la ciudad de Paraná. Allí construyeron ranchos y una capilla, mientras que lentamente
creció un asentamiento blanco/criollo en sus cercanías. Después de la Independencia y aprovechando los
gobiernos liberales de la década de 1820, se construyó una gran estructura religiosa siguiendo el modelo colonial
de las capillas abiertas de indios. Como rechazo a su existencia y significado, y como una manera de cambiarle su
función, a partir de 1833 los gobiernos conservadores construyeron en su frente una iglesia católica comenzando
lo que sería su ocultamiento. La zona quedó lentamente incluida en la nueva ciudad, urbanizada, y la población
migró. Pese a eso, la capilla siguió viva porque la comunidad le fue haciendo adaptaciones, cambios de forma y
funcionamiento, adaptándola a la ritualidad católica, para sobrevivir hasta finales del siglo XIX. Los estudios han
permitido entender esta construcción que en su estado actual es solo una iglesia más, sin las particularidades
que tuvo en su historia.
ABSTRACT
Afro migrants from the city of Santa Fe settled down in a close but protected place, at the beginning of the
18th century. This is today the city of Paraná. They built there several houses and a chapel, while a White/
Creole settlement was slowly growing in the nearby. After Independence, with the liberal governments of the
1820´s, a great structure was made following the colonial model of the Open Chapels of Indians. From 1833
onwards, conservative governments built a Catholic church at the front of the former chapel, beginning thus
its concealment. The area was slowly included in the new urbanized city, and the population moved to other
areas. Despite these circumstances, the chapel survived until the end of the 19th century thanks to the formal
and functional modifications c arried o ut by t he community. I nterdisciplinary s tudies have m ade i t p ossible to
understand this construction, currently another Catholic church, which has lost its historical singularities.
Copyright: © CSIC, 2020. © UPV/EHU Press, 2020. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y
distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).
1
[email protected] / ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-9820-2748
ARQUITECTURA RELIGIOSA AFROAMERICANA: UNA PRODUCCIÓN HÍBRIDA EN LA BÚSQUEDA DE LA IDENTIDAD. 2
LA CAPILLA DE SAN MIGUEL EN PARANÁ, ARGENTINA
En la ciudad de Paraná, Argentina, existen dos iglesias por su significación en la ciudad. La historia local ha de-
una al lado de la otra, con igual nombre: “San Miguel nominado a esa capilla como “la capilla de los negros”
Arcángel”; eso llama la atención. Una es habitualmente (Cerutti 2007) ya que esa zona fue el Barrio del Tambor
llamada “la capilla” y está fuera de uso (Figs. 1 y 2), la o zona del primer poblamiento afro.
otra es “la iglesia” por ser mucho más grande y estar En el año 2017 se inició la restauración de la capilla
abierta. Ésta da su frente a una gran plaza, la otra quedó como parte de la recuperación de los derechos de los
invisible a sus espaldas, estando clausurada por un si- grupos afro-paranaenses, pero el proyecto llevó a que, si
glo y con el acceso a través de un angosto pasillo entre bien se la destacara y se le diera una vista digna desde la
muros. La iglesia mayor ha sido considerada desde su calle, se consolidara su imagen como un edificio religioso
construcción (inaugurada en 1873) como el segundo católico más, incluso desde el exterior tomó forma basi-
mayor monumento de la ciudad después de la catedral, lical, lo que nunca tuvo (Schávelzon y Martínez 2017).
la capilla ha sido recordada solo por los recientes histo- Su recuperación, a la vez que permitió estudios que con-
riadores de la arquitectura pero por su unicidad estética tradecían esa imagen final, fue el cierre de un proceso de
para la década de 1820, fecha que se atribuye para su dos siglos que partió de un rancho simple y modesto de la
construcción. Fue declarada Monumento Nacional por población afro, una historia olvidada y por cierto desco-
la presión de la comunidad afro por sus derechos y no nocida porque fue hecha invisible, olvidada, desdibujada.
Figura 1. Fachada de la capilla de San Miguel en 1871 con un balcón-capilla, la escalera de acceso externa y el atrio abierto hacia el sur; detrás
la iglesia en construcción está desdibujada. Litografía de H. Meyer publicada en El Americano 46: 145, París, febrero 1874.
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3 Daniel Schávelzon
Figura 2. La capilla de San Miguel Arcángel al terminar los trabajos de restauración en 2019; se ve a su espalda la parte posterior de la iglesia
de igual nombre. Fotografía: A. Richard.
La gran iglesia que se construyó a su lado después (Fig. 3). Se adoptó para cuestiones simbólicas la fecha
de un siglo, terminó triunfando no solo por sus dimen- del inicio de la construcción de la catedral, lo que de
siones, no por tapar a la otra, sino –físicamente hablan- por sí es significativo. La realidad documental es que
do– gracias a una restauración que en lugar de regresarla allí se fueron asentando pobladores afros en un lugar
a su forma original cerró para el futuro la imagen de sus que está separado por el gran río Paraná de la gran
formas originales pasando a ser otra iglesia más. ciudad de Santa Fe o su cercana Coronda, y protegida
por altas barrancas y en donde los originarios pueblos
indígenas ya habían sido combatidos y expulsados para
LA CIUDAD DE PARANÁ usar la tierra para el ganado (Guillot 1961; Saguier
1995; Cerutti 2010). Los primeros afros pudieron o
La ciudad de Paraná es, en la historia argentina, un asen- no ser cimarrones, pero la descripción más antigua del
tamiento del siglo XVIII sin fecha precisa de fundación lugar decía que:
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LA CAPILLA DE SAN MIGUEL EN PARANÁ, ARGENTINA
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sin alterar totalmente lo existente. Se los podía descono- El inicio de la construcción de la gran iglesia de San
cer pero no demoler la capilla. Miguel al lado de la capilla fue el principio del final, no
Ambos asentamientos tuvieron historias similares se demolió la antigua pero sí se la arrinconó (Fig. 4).
como fue la transformación acelerada de su sitios de Pese a eso, fue modificándose, adaptando nuevos sincre-
culto (la catedral y la capilla): ambas crecerían, tendrían tismos afro-católicos, perdiendo tradiciones, generando
cambios significativos –las dos dieron vuelta su facha- hibridaciones en que incorporó todo lo que le fuera útil
das y atrios–, ambas dejaron testimonios materiales de para subsistir. Hubo incluso adaptaciones de experien-
sus épocas precedentes como una manera de evidenciar cias arquitectónicas hechas por o para los pobladores in-
su larga historia, pero la iglesia católica iría generando dígenas incluso de lejanos territorios, todo fue útil para
en su alrededor la Plaza Mayor, la casa de gobierno en- llegar hasta el final del siglo XIX mientras su entorno
frente, los grandes edificios del poder político y social, cambiaba. Finalmente, la reducción cuantitativa de los
con lo que crecería en lujos y majestuosidad. La capilla pobladores afros, el incremento del valor de la tierra que
solo logró sobrevivir aprovechando coyunturas políticas los hizo trasladarse hacia otras zonas, las nuevas aveni-
liberales en los momentos en que la presencia afro fue das, el reordenamiento urbano y la inauguración de la
considerada útil con el caos de las guerras. aledaña gran iglesia acabaron con su historia.
Figura 4. Reconstrucción del posible proceso de transformación de la capilla y sus fechas. Dibujo: F. Chechi.
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LA CAPILLA DE SAN MIGUEL EN PARANÁ, ARGENTINA
Usamos la palabra híbrida como referente a “algo Si bien se ha comenzado la primera excavación de
que es producto de elementos de distinta naturaleza”, en un quilombo (Richard 2019), hasta ahora solo ha habido
su acepción reconocida. Porque no fue una construcción excavaciones de sectores que ocuparon en viviendas de
que solo siguiera pautas de la memoria africana, o de alto rango, o hallazgos de casualidad (Stadler 2015). La
experiencias emancipadoras, sino simplemente fue el arqueología tradicional ha establecido que esta no es más
resultado de aplicar ideas preexistentes de la época colo- que una arqueología de la pobreza, lo que solo en parte
nial y de otras que venían desde el universo de lo usado es cierto (Frigerio 2008), porque niega la complejidad
para los indígenas amoldado a sus necesidades, a la ri- de un grupo social desplazado y marginal, pero a la vez,
tualidad católica. Fue la suma y transformación de todo minoritariamente, a ser propietario de viviendas y a tener
lo posible en la medida en que era factible hacerlo. A la sus propios esclavos (Rosal 2001). A su vez la sociedad
capilla le tocó la época de cambios que llevó a la liber- blanca adoptó rasgos culturales afros aun presentes en la
tad, pero también a su desintegración como comunidad. sociedad actual: el tango, el bombo y decenas de palabras
en el lenguaje cotidiano. Se invisibilizó el mundo afro,
se lo hizo desaparecer a medida que la gran inmigración
EL CONOCIMIENTO DE LO AFRO blanca reducía su volumen porcentual, pero está presen-
EN ARGENTINA te. Pese a eso, la idea de una historia sin presencia afro
logró permearse en el imaginario colectivo a través de la
La historia, más allá de los racismos de cada momento, educación pública y la historia oficial, hasta la actualidad
ya desde el inicio del siglo XX produjo libros sobre la en que “no se puede ser negra y argentina a la vez”2. Se
esclavitud y la población afroargentina (Rossi 1958 construyó un pasado basado en rechazar los méritos de la
[1926]; Kordon 1938; Lanuza 1942). Es cierto que interetnicidad, a diferencia de otros países en que se los
esos libros quedaron olvidados por no ser política- ensalzó para construir mitologías nacionalistas.
mente correctos y hasta cerca de la década de 1950
no comenzaron las publicaciones profesionales (Moli-
nari 1944; Rodríguez Molas 1957; Studer 1958; Ortiz LA POSIBLE HISTORIA AFRO DE LA
Oderigo 1969). Luego fueron años que oscilaron entre CAPILLA DE SAN MIGUEL EN PARANÁ
dictadura y democracia y eso produjo pocos estudios,
tanto nacionales (Golberg 1976; Cejas Minut y Piero- La capilla de San Miguel Arcángel, vista hoy, es una es-
ni 1998; Picotti 1998) como en el exterior (Andrews tructura atípica como arquitectura religiosa regional de
1980; Lewis 1984). Con los años la historia fue avan- la que no existen planos originales, ni fecha de erección,
zando hasta lograr un boom con el ingreso al siglo XXI ni atribución a su constructor, pese a que es una obra
y las luchas por los derechos civiles de las minorías, importante para su tiempo. Esta falta de datos ha sido
con lo que se logró que quedara establecido el tema considerada extraña, es más, casi imposible de haber
como campo de la política de estudio, de enseñanza y sido construida en esa época ya que no había quien la
de enfrentamiento a la tradición historiográfica (Frige- proyectase (Gutiérrez, De Paula y Viñuales 1971). Esto
rio 1993, 2006; Geler 2010). es cierto si se la mira como una obra hecha de una vez,
La arqueología en cambio tuvo una fuerte falta de fruto de un proyecto de un arquitecto y no como el resul-
visión sobre la población afro. El primer estudio especí- tado de un siglo de alteraciones, aditamentos y cambios
fico se hizo en 1995 (Schávelzon 2001, 2002). Nuestro de forma y función sobre una estructura de tradición
libro del año 2003 (Schávelzon 2003) identificó objetos colonial española de funcionalidad indígena (Fig. 5). No
y lugares (Coloca y Orsi 2013; Stadler 2015; Zorzi 2015; fue fruto de la creación de alguien, fue el resultado de
Richard 2019), se pudo ubicar los mercados de esclavos agregar y quitar por manos anónimas, las que hicieron
y se logró encontrar en la iconografía y los documentos lo mejor que se pudo en cada época.
imágenes y referencias a los espacios físicos de la afri- La historia tradicional adjudica haber sido iniciada la
canidad (Schávelzon 2003, 2010, 2013). En esos años la obra en la década de 1820 pero creemos que su estructura
antropología comenzó también a avanzar encontrando central es anterior. En esos años en la región recién co-
que había lugares, ritualidades y objetos mantenidos en menzaban a llegar constructores avezados, generalmente
silencio, ya no en los documentos sino como registro
material (Cirio 2004; Coloca y Orsi 2013). 2
Nota periodística del 24-8-2014, Clarín, portada.
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7 Daniel Schávelzon
italianos, y el estilo ornamental que sobrevivió en es Por lo que hemos descubierto el piso fue de ladri-
neoclásico, el que apenas se iniciaba en la zona. Es una llos y los muros eran blanqueados sin revoques (enlu-
obra demasiado moderna para su época si la pensamos cidos), no hubo altar y se halló una puerta tapiada en
completa en 1823 o 1824 como se ha creído. Una obra dónde hubiera podido haber estado según la tradición.
imposible con la realidad material de la época. Las construcciones anexas –casa cural y sacristía– tu-
vieron modestos pisos de tierra y sus muros, ventanas
y puertas muestran ser de fines del siglo XIX. Es decir,
que al menos en decoración y circulación toda, menos la
estructura central, fue diferente a lo actual.
El espacio central, aunque impresionante por su
altura, era chico y no podía contener cien personas
paradas y apretadas, y si para oír misa las mujeres se
sentaban en el piso como era costumbre, y los ancianos
en una silla, es difícil que entraran cincuenta personas.
En síntesis, o era de ritual católico tradicional pero para
una comunidad muy reducida o la forma en que se or-
ganizaba su interior y exterior era diferente y por ende
para una ritualidad no católica. Por esto es que plantea-
mos una funcionalidad diferente y gracias al hallazgo de
un pozo en el centro que en origen pudo tener el poste
ritual habitual en las capillas afroargentinas, luego reu-
sado para una pila de agua bendita. El espacio reducido
interior solo servía para albergar al Rey y la Reina y
las autoridades en sus tronos como en otras estructuras
similares de la región, la gente circulaba y no se detenía
y raramente habría misas en el sentido tradicional. No
hay evidencias ni lugar para un altar, para el coro, el
presbiterio, o para un púlpito, todos hechos extraños
si era católica. En una excavación se encontró un pozo
para recibir agua en un rincón, lugar lógico para una pila
bautismal pero que había roto el piso de ladrillos por lo
Figura 5. Capilla abierta de la iglesia de Copacabana, Bolivia. Fuente: que debió ser un evento tardío. Todo nos habla de cam-
Noel 1950: lam. 50.
bios, de una fuerte reconversión funcional.
En forma sintética creemos que para el siglo XVIII
La capilla hoy está compuesta por un volumen acu- existió un rancho de adobe y paja sobre un basamento,
pulado central, de planta cuadrada, y dos habitaciones el cual fue demolido en la década de 1820 (o quizás
a sus lados, todo sobre un basamento. La cúpula sobre antes) para construir en estilo colonial (o “poscolonial”
el cubo central mide unos siete metros de diámetro. En como lo llamaron algunos historiadores), una capilla
cambio, los dos bloques laterales están techados con el abierta o miserere con cuatro pilares con una cúpula, una
sistema de terraza sobre vigas de madera y enladrillado, doble puerta al sur y un terreno frontal abierto que servía
costumbre difundida en la zona una generación después. de atrio. Como único adorno sobre los muros blanquea-
El interior es hoy de un clasicismo que no coincide con dos pero sin revoques, resaltaba su enorme cúpula y una
los tiempos en que se postula que fue construida, ni los moldura saliente. Suponemos en base a la evidencia que
ornamentos, ni las puertas y ventanas (que las obras desde el inicio estaba abierta hacia los cuatro lados, o
mostraron haber tenido otra ubicación), ni la carpinte- quizás solo dos. Y que para la década de 1820 tuvo gran-
ría de una peculiar puerta-ventana de estilo neogótico des cambios y eso es lo que se usó más tarde para decir
ubicada sobre la entrada (Figs. 1 y 2). No resulta lógica que fue construida en esos años olvidando los orígenes.
la versión de una obra hecha de una vez y la evidencia Tan grandes fueron estas obras para la pequeña ciudad
arqueológica lo ha probado. cercana, tan impactantes en relación con la catedral en
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Era posible hacer una historia nueva y los histo- Sola lo hizo con las órdenes religiosas al igual que con
riadores tenían con qué: para esos años de la década sus conventos y propiedades. Fue ese espíritu liberal el
de 1820 el territorio estuvo en una situación convulsa que creemos que obligó a la Iglesia, en ese mismo año,
de revoluciones a diario, el conflicto socio-racial se ha- a autorizar, financiar o al menos a no oponerse a la cons-
cía presente y la advocación a la virgen de la catedral, trucción de la capilla o la ampliación de lo que existía.
donde la comunidad blanca-criolla quería a la suya, fue En realidad, aunque fuesen los pilares y la cúpula, era ya
lo que permitió justificar una enorme construcción his- una gran obra para la ciudad.
tórica (Pérez Colman 1930; Calvento 1939-1940; Reula Pero la historia fue escrita después de la blanqui-
1963). Lo que se contó es que para la resolución del con- zación, y por los conservadores, por lo que quedó como
flicto se hizo una votación pública acorde al liberalismo que el cura Antolín Gil y Obligado decidió romper
imperante, lo que se usó como justificación de un primer el conflicto de la advocación de la catedral creando a
ejercicio de democracia (interesante que la democracia nuevo una capilla en la zona pobre, afro por cierto. Una
electiva la iniciara la iglesia). Y obviamente ganó la lucha de poderes y un enfrentamiento social y racial que
Virgen del Rosario. En base a eso, se asevera, es que determinaba el crecimiento de la propia ciudad, y que
se decidió mudar a San Miguel a una nueva capilla. La terminó siendo mostrada como un simple juego electo-
iglesia se había apropiado del pasado como si la capilla ral y un acto de benevolencia cristiana.
no fuera preexistente. Incluso para algunos fue un acto Revisando la historia vemos que el trasfondo de
de condescendencia. esas obras era un panorama político complejo: tras las
Sea verdad o un simple manejo de la información, fracturas entre estados producto de la Independencia se
así se dice que comenzó la construcción y si hubo algo desataron las luchas entre Unitarios y Federales dado
antes todo fue cristianizado aprovechando la situación que las provincias se autoproclamaron independientes.
(Pérez Colman 1946: 131). Por cierto, parece una her- En lo que hoy es la provincia de Entre Ríos –cuya
mosa construcción historiográfica. Tan simple que el capital es Paraná–, el personaje central fue Francisco
primero que narró eso fue un historiador que no tuvo Ramírez, quien gobernó entre 1820 y 1821, estableció
acceso a los documentos que lo probaban, los que solo la República de Entre Ríos separada de lo que había
habían sido vistos por otro colega, Benigno T. Martínez sido el Virreinato del Río de la Plata o de las posteriores
que publicó sobre ellos en 1920, sin reproducirlos. Ese Provincias Unidas del Río de la Plata. Fue sucedido por
primer historiador local (1816-1925) era de nacionali- Lucio N. Mansilla, un militar relacionado con los libera-
dad española, de ideología conservadora, ultra cristiano. les de Buenos Aires, marcado progresista que suprimió
Y como era obvio de esperar luego de él las actas del ar- las órdenes religiosas. Pero casi de inmediato las guerras
chivo se extraviaron. Por lo que todo esto es una historia cubrieron el territorio: entre 1824 y 1832 hubo trece go-
que dista de estar demostrada y que no parece casual que biernos en Entre Ríos por lo que era imposible el avance
sucedió –casualidad- el año en que las órdenes religiosas edilicio. Los gobiernos Ramírez y Mansilla fueron una
fueron prohibidas en la provincia. época adecuada para comenzar la capilla ya que hubo
¿Es posible que esto siquiera tuviera un atisbo de estabilidad y respeto institucional, pero en seguida todo
verdad? El viajero Hermann Burmeister en 1857 (1943) cambió. Ramírez había escrito que “yo creo que cuan-
decía que la mayoría de los casi 6000 habitantes eran tos menos (curas) haya seremos más felices” (Calvento
“gentes pobres y de color”, pero si bien el poder estaba 1939-1940, VIII: 476), y la gran obra de modificación
en la clase blanca/criolla la comunidad afro liberta ha- de la capilla se hizo factible gracias a eso, a que era para
bía crecido como para presionar sobre las autoridades, la población marginada. Ni siquiera sabemos si alcanza-
más cuando era habitual que los políticos y militares se ron a completar lo que se hubiera pensado hacer.
aprovecharan de ellos. Pero el país y el Estado habían Respecto al edificio nos preguntamos cómo era lo
cambiado desde la Independencia en su relación con que se hizo: ¿una capilla abierta al sur? (la actual mira
la población afro. En esos años se habían liberalizado al norte). ¿Era posible que estuviera abierta a dos lados
muchas tradiciones raciales y el gobierno de Bernardino o incluso a cuatro?, ¿que hubiera quedado algo anterior?
Rivadavia en esa década tendió a una fuerte seculariza- No hay datos más allá de la arqueología sobre un posible
ción llegando a expulsar órdenes religiosas, confiscando precedente, pero la primera obra debió ser una cúpula
iglesias y conventos. En 1824 el gobernador Mansilla sostenida por cuatro grandes pilares a la usanza de otras
suprimió el diezmo en Paraná y poco después su sucesor capillas abiertas (o misereres), cuyo máximo ejemplo es
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LA CAPILLA DE SAN MIGUEL EN PARANÁ, ARGENTINA
la de Copacabana en Bolivia. La mejor evidencia de que anuló la legislación progresista y se hizo llamar “Ilustre
hubo un primer atrio al sur y que fue destruido por la restaurador del sosiego público”. Fue solamente otro
nueva iglesia hacia 1833 es el haber encontrado el mar- dictador más, glorificado por los historiadores conserva-
co de las puertas aun empotrado (Fig. 7). En eso estamos dores por haber hecho grandes donaciones a la iglesia.
seguros; pero si la puerta del norte ya existía, o incluso Y la construcción de la iglesia de San Miguel fue obra
si eran cuatro, es algo imposible de saberlo. Es decir, de ese gobierno, con la insólita decisión de unirla con
estuvo abierta al sur, y quizás a la vez y desde siempre la preexistente por sus espaldas y hasta con el mismo
también al norte, como ahora. Respecto a los otros dos nombre, para desdibujar la antigua. Y si no la demolió
lados (este y oeste), si bien las evidencias históricas y fue porque pensó en usarla durante las obras y luego
arqueológicas indican que la casa cural y la sacristía que incorporarla; y de eso sí hay evidencia arqueológica en
hoy existen en sendos lados son de las décadas de 1830 las uniones de los muros y cimientos del lado oeste al
y 1850, la estructura original bien pudo estar abierta menos.
también en esos lados. La excavación de un cimiento Pero la historia le sería cruel también a la obra
parecería mostrar eso, pero es poca evidencia para una de la nueva iglesia y su intención de borrar la capilla,
hipótesis tan fuerte. porque el país cambiaba más rápido que las grandes
construcciones. Echague en su gobierno trazó además la
reurbanización de la zona, se hizo una nueva plaza y la
Alameda, que era la vieja calle que unía la ciudad con
el puerto, pero sin cambiar los puntos neurálgicos. Una
hipótesis similar a la nuestra en cuanto a los cambios
urbanos para dar una nueva imagen a la ciudad la dieron
en forma difusa el historiador Pérez Colman (1937: 57-
58), al analizar el trazado de la zona, sus lotes y apertura
de calles y la historia de la capilla y la iglesia. Dijo que
era adecuada “la suposición de que la primitiva capilla
edificada que actualmente se conserva detrás del altar
mayor de la iglesia, debió construirse con su frente a la
calle San Miguel”, es decir con otra fachada (Pérez Col-
man 1946 57). Quienes construían la historia también
dudaban. El reordenamiento municipal que se hizo en
la zona se logró con compras y permutas de terrenos,
demoliciones de casas, apertura de la avenida, el aman-
zanamiento, la nueva plaza, y más que nada con la gran
iglesia de San Miguel. Todo fue una hábil decisión de
política urbana.
Y si bien y pese a todo la vieja capilla era lo primero
que el viajero veía al llegar, a donde se subía desde el
puerto, para 1833 comenzó a ser borrada por la iglesia
en construcción y el planeamiento urbano parece haber
sido parte del proyecto político-ideológico de reordenar
Figura 7. Puerta descubierta empotrada en la pared que correspondería la primera parte de la ciudad. Y por eso los primeros
al altar, que indica que en origen la capilla estaba orientada hacia el documentos que hablan de que el espacio del atrio pasó
lado opuesto al actual. Fotografía: Daniel Schávelzon.
a ser propiedad particular son de 1838, aunque nadie lo
ocupara realmente por un siglo (Ceruti 2007: 391).
En 1831 todo el avance liberal cambió cuando llegó Es aventurado pensar en que hubo un plan para
al poder local Pascual Echague, quien estuvo aferrado a reubicar a la población afro sacándola del Barrio del
él por diez años; era un católico ultra conservador que Tambor con la nueva urbanización, pero sí es posible ver
restableció el diezmo colonial, autorizó el regreso de los una serie de donaciones y ventas de tierras hechas por la
expulsos jesuitas, impuso la enseñanza de la teología, Iglesia a muy bajo precio, cuando el municipio comenzó
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11 Daniel Schávelzon
a amanzanar la zona interesado en que esas modestas En la imagen de la capilla publicada en 1874 se ve
viviendas tuvieran lo que para ellos era la apariencia el conjunto ya consolidado tras los cambios mayores,
urbana y que se delimitara la plaza. El ordenamiento con sus dos ambientes laterales construidos, una esca-
urbano y las obras ejecutadas fueron actos que marcaron lera al frente con puerta y una ventana-balcón y con el
el dominio de las tierras y la capacidad del estado de atrio abierto (Fig. 1). La ventana-balcón tiene el mismo
comprar, demoler y ordenar (Dócola 2017; Mazzitelli tipo de cerramiento y bisagras que la aledaña iglesia,
Mastricchio 2018). La gran iglesia de San Miguel no se incluso la misma decoración neogótica, lo que habla de
inauguraría hasta la década de 1870, dejando inactiva su época de construcción que no fue la original. Lo que
la capilla vieja, en una ciudad que aparentaba al menos se veía para ese momento era el resultado de medio si-
haber sido hecha a nuevo. glo de adaptaciones y cambios, del intercambio entre la
Los documentos originales son claves en esta historia ritualidad original y la catolización del edificio.
ya que varios historiadores se refieren a ellos, pero pocos Hay detalles constructivos que remarcan esos cam-
dan datos concretos. El manuscrito que ha sido atribuido bios pasada la mitad del siglo XIX: la citada modifica-
a la historia de la capilla no dice nada de todo lo asevera- ción de las puertas y ventanas a un nuevo estilo, el uso
do en docenas de libros, porque la portada ha sido altera- de baldosas francesas, las bisagras de las puertas y su
da por alguien que le sobrescribió “San Miguel 18?1”, en hechura, las rejas que no coinciden con las ventanas, en-
donde las hojas tienen la numeración original tachada y tre tantos detalles. Hay evidencias de que hubo tiempos
fue vuelto a numerar. En realidad la mayor parte del texto sin puertas internas y las que hay son de la década de
y pese al título de tapa, es sobre la construcción de la cate- 1880. La excavación de un sector de ambas construccio-
dral y no de la capilla, lo que llevó a muchas confusiones. nes laterales mostró la sola presencia de objetos del si-
Al final hay unas páginas posteriores a 1871 de la aledaña glo XIX tardío e inicios del XX, a diferencia del interior
iglesia de San Miguel, sobre su inauguración y primeros del núcleo central que todo era un siglo más antiguo.
eventos para juntar fondos3. Para la inauguración de la iglesia de San Miguel en
Tras la caída del gobernador Echague en 1841 hubo la década de 1870, la capilla debía haber seguido funcio-
otros seis gobiernos en trece años, hasta que Justo José nando para la población afro que aun quedaba viviendo
de Urquiza tomó el poder y siguió en él hasta derrocar a allí ya adaptada a nuevos rituales. Si la historia que pre-
Juan Manuel de Rosas en Buenos Aires, hacer la Cons- sentamos es verdadera, la capilla funcionó con la esca-
titución Nacional y crear la Confederación Argentina en lera frontal y el altar exento entre los años 1830 a 1900.
1853, con la capital del país en Paraná. Con él comen- Velozmente la ciudad había cambiado, la población afro
zaron a construirse edificios públicos y a crecer la zona se había reducido en porcentual y el Barrio del Tambor
céntrica; la libertad de los esclavos quedó establecida se había desdibujado; por eso en 1904 se hizo una casa
y el tema racial minimizado. Con nueva estabilidad en el atrio (Ceruti 2007) –ya nadie debía usarlo–, dejan-
económica y la política liberal, la capilla tomó su forma do como acceso a la capilla un simple corredor que no
definitiva, con dos cuartos –sacristía y casa cural–, a am- se veía desde la calle.
bos lados. Así es como se la ve en la litografía de Anton
Goering de 1858 publicada por Burmeister. Existe un
detalle arqueológico que comprueba que esas estructu- ARQUITECTURA Y POBLACIÓN
ras adosadas no son originales y es que el piso no coin- ESCLAVIZADA EN LA ARGENTINA
cide con el central ni es de ladrillos, y que las puertas y
ventanas no eran simétricas, aunque ahora desde afuera Los estudios de las construcciones relacionadas con la
así se vean, pero en el interior se hace evidente la falta población afro-argentina llevaron a establecer grupos de
de un proyecto conjunto. Incluso la altura de los techos ellas: 1) las hechas para ellos, como son los mercados,
de las áreas anexas fue decidida en la restauración para lugares de carimbado (marcado a fuego), habitaciones
acentuar la simetría, pero que no era así y la evidencia en residencias privadas, las rancherías en que vivían
material era visible. dentro de los conventos, los obrajes y sitios de trabajo, y
las capillas o sectores dentro de las iglesias (Schávelzon
2003); 2) la arquitectura generada por la población afro:
3
Libro de entrada de las limosnas para la iglesia nueva. San Miguel. Pa- sus viviendas y los lugares públicos, abiertos o cerrados,
raná. Sección Hacienda, Fondo Asuntos Eclesiásticos 1822-1874, no. 983,
Archivo de la provincia de Entre Ríos. para bailar y reunirse llamados tango o nación. De estas
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ARQUITECTURA RELIGIOSA AFROAMERICANA: UNA PRODUCCIÓN HÍBRIDA EN LA BÚSQUEDA DE LA IDENTIDAD. 12
LA CAPILLA DE SAN MIGUEL EN PARANÁ, ARGENTINA
queda solo una del siglo XIX, en Chascomús, pero por cercanías, en tiempos previos, el tema había sido muy
suerte también hay imágenes de sitios diversos (Ghidoli complejo porque se usaban los atrios o terrenos baldíos:
2016), y varias capillas modernas que están siendo rele- “como es ponerse en el atrio del templo a danzar los
vadas (Cirio 2002). bailes obscenos que acostumbran, como ejecutaron el
Existe un texto sobre el barrio afro de Buenos Aires día de San Baltasar a la tarde y el domingo de Pascua”,
que analiza viviendas de fines del siglo XVIII pertene- en 1789 (Acuerdos del Honorable Cabildo de Buenos
cientes a esclavos y libertos (Rosal 2001), mostrando Aires… 1938, 3 (8): 628).
que no hubo un patrón residencial para quienes lograban
la libertad o un ascenso social y la posibilidad de salir
del gueto, y que algunos se dispersaban por la ciudad.
La aspiración parecería ser llegar a tener las mismas
casas que los demás, es decir el blanqueamiento. En una
vivienda excavada que fue propiedad de un “pardo” por
unos años, solo se le puede atribuir haberla adaptado a
lo habitual (Schávelzon 1995). Lo que vemos en la cul-
tura material mueble como persistencias, raramente lo
vemos en la vivienda, pero sí lo vemos en la arquitectura
religiosa y comunitaria.
En el caso de la ritualidad es donde es más fácil
ver lo híbrido, lo multifacético de ese universo que se
estaba generando en los inicios del siglo XIX cuando
esclavizados y libertos se enfrentaron a un mundo libre
pero con el que había que negociar todo, a la relación
conflictiva con la sociedad dominante. Llegaban a un Figura 8. Vista de un Tango de una comunidad afro pintado por Martín
nuevo proceso que llevó al blanqueamiento y a un tipo Boneo en 1835, con la visita del gobernador a un baile en la parte
exterior. Fuente: Museo Histórico Nacional.
de destrucción de la identidad muy diferente a la época
colonial: la educación, la integración, las masacres en
las guerras y el desdibujo censal. Como citamos, la única construcción del siglo XIX
La comunidad afro desde los finales del siglo XVIII que aun existe, aunque alterada, es la Sede de la Nación
comenzó a organizarse en naciones, agrupaciones que Beyombé de Invenza en la ciudad de Chascomús. En
se formaban por afinidades lingüísticas, también lla- 1861 una “nueva hermandad de morenos” solicitó hacer
mados tangos –palabra que llegó a la actualidad para un “Cuarto de las Ánimas y demás objetos indispen-
un tipo de música y baile–, y esa fue la manera cívica sables para nuestro regocijo”, lo que les fue permitido
de reemplazar las cofradías religiosas como núcleo de hacer en un lote fuera de la ciudad. El edificio es un rec-
cohesión, con libertad para bailes, ceremonias y rituales. tángulo con una fachada tradicional, el piso es de tierra
Hubo más de doscientas en Buenos Aires y a lo largo del y el techo fue de ramas. Pero en la parte posterior debió
tiempo terminaron transformados en clubes sociales y haber otra fachada ahora en gran parte cubierta. En 1960
asociaciones (Platero 2004; Cirio 2009). Eran comuni- se hizo una reconstrucción del edificio transformando el
dades cerradas que obedecían a un rey y una reina, con lugar en una planta basilical para declararlo Monumento
sus tronos, cetros y jerarquías, reproduciendo el sistema Nacional, cristianizado; el “Lugar de las ánimas” pasó
colonial (Rossi 1958). Hay fotografías de esos reyes en a llamarse “Capilla de los negros”. Queremos destacar
1910 viviendo en extrema pobreza pero manteniendo que haya sido un espacio por el que se circulaba y que
la tradición del baile y la música con tambores (Soiza en su interior se bailaba. Se cuenta que “en el centro
Reilly 1905). Aún existen esos lugares que reproducen había un poste, con un tosco ídolo tallado en la cúspide”
la jerarquía tradicional (Cirio 2002). Existe un cuadro (De Isusi 1953). Esos “postes rituales” parecen ser om-
del pintor Martín Boneo de la década de 1830 que nipresentes hasta la actualidad y han sido descritos en
muestra uno de ellos funcionando en la parte exterior tres capillas no lejos de Paraná. A veces en el exterior,
de un rancho en Buenos Aires, en donde hay un baile en otras en el interior, pero en todos tienen un papel ritual,
homenaje al gobernador (Fig. 8). En las iglesias o sus simbólico y tradicional. Esto parecería repetirse en otras
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regiones donde el poste es “el centro mágico del poder” pero que seguía siendo una mirada desde Occidente.
(Cirio 2002: 98). Y es la mejor explicación para un Pero, ¿por qué nunca se imaginó que pudo suceder lo
agujero central en el piso de la capilla de Paraná, que mismo con la población esclavizada? Quizás fue porque
si bien se creyó ser de una pila bautismal, una mirada la comprensión de la fuerza de la identidad afroame-
diferente puede darle otro significado de origen luego ricana llegó tarde, junto a las luchas por los Derechos
alterado (Fig. 9). Humanos. Y en Argentina comenzó a ser estudiado en
la arqueología al fin del siglo XX (Schávelzon y Zorzi
2014).
La invasión del continente americano por Europa
produjo la necesidad de catequizar y oficiar misa a
masas de indígenas sin tener los lugares físicos que la
doctrina indicaba: en el siglo XVI las primeras iglesias
estaban en obra –con mano de obra indígena y esclava–,
y la población blanca y criolla rechazaba compartir esos
lugares en que la ritualidad heredada de España otorga-
ba sitios de privilegio para cada familia. Era por lo tanto
necesario inventar, o encontrar modelos en la historia a
los que acudir para lograr espacios físicos que sin alejar-
se de la doctrina pudieran resolver el problema. Europa
tenía precedentes: capillas abiertas, púlpitos techados,
galerías exteriores, balcones, capillas semiabiertas, por-
Figura 9. Excavación de un pozo de poca profundidad ubicado en el terías amplias, balcones y diferentes arquitecturas que
centro de la capilla. ¿Pila bautismal o poste ritual? Fotografía: Daniel
Schávelzon.
fueron usados en América. La reminiscencia a las
mezquitas no puede ponerse en duda, pero no tenemos
aún noticias de lo que sucedía con los esclavizados en
CAPILLAS PARA INDIOS Y CAPILLAS relación con el culto católico, ya que eran minoría ante
PARA AFROS EN AMÉRICA LATINA la población indígena en esos lugares.
El observar estas capillas comenzó en México a ini-
El estudio de la arquitectura colonial en América Latina cios del siglo XX (Baxter 1901; García Granados 1935;
llevó a identificar obras que fueron respuestas a nuevas Kubler 1948; Mac Andrew 1965). Mario Buschiazzo en
realidades. Pese a eso, la arquitectura para iglesias usó 1939 planteó que también las había en Sudamérica y
la tipología basilical. Con las diferencias lógicas de para 1953 se había entendido que América resultaba ser
las búsquedas estéticas, las posibilidades económicas una amalgama de tradiciones y de nuevas necesidades
y los materiales accesibles, lo que se hizo tuvo pocas que nacieron en el entrecruce de lo cristiano, lo musul-
variantes aunque la realidad local llevó a buscar solu- mán y el empirismo de la conquista (Palm 1953). Pero
ciones adecuadas a un mundo diferente; una cosa era tomemos en cuenta que cuando se cerraba el estudio
la imposición de un modelo, otra la recepción y otra la de las capillas abiertas en México recién se iniciaba en
adecuación, es decir, la respuesta (Gutiérrez 1997). Sudamérica. Los primeros en encontrar capillas abiertas
Son conocidos los aportes americanos a la arqui- en lo que fuera el Virreinato del Perú –al que pertenecía
tectura religiosa católica aunque hubieran precedentes la actual Argentina–, en ese caso en Bolivia, fueron José
europeos: los atrios cerrados, las capillas abiertas, las de Mesa y Teresa Gisbert al observar las de Copacabana,
capillas-posa, las cruces atriales, los arco-cobijo, los donde los ejemplos son los que más se asemejan a la
templos-fortaleza, las capillas miserere o los ábsides con capilla en Paraná (De Mesa y Gisbert 1961, 1962; Noel
naves de muros bajos o sin ellos. Todo esto fue visto por 1950). Una de las capillas de ese conjunto también esta-
los historiadores como producto de un cruce de culturas. ba cerrada por la iglesia a su espalda, tiene una bóveda
En una de las grandes síntesis de la arquitectura de Mé- de 63 metros cuadrados.
xico, George Kubler dijo que eran la contribución: “más En forma reciente se ha encontrado evidencias de
original al repertorio mundial de las formas arquitectó- heterogeneidad en la supuesta homogeneidad de la arqui-
nicas especializadas” (1948: 383); una frase no menor, tectura católica colonial Sudamericana. Ramón Gutiérrez
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ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17,
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Madrid / Vitoria
ISSN-L: 1695-2731
https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.015
Ton Ferreira1
Universidade Federal de Sergipe, Departamento de Arqueologia
Pedro Freitas2
Universidade Federal de Sergipe, Departamento de Arquitetura e Urbanismo
RESUMO
As abordagens metodológicas da arqueologia brasileira sobre a arquitetura sempre priorizaram as informações
acerca das estruturas soterradas e a exumação do espólio a elas associadas. Durante o programa de recuperação
de cidades históricas, denominado Monumenta, a falta de metodologias para o reconhecimento e a análise da
materialidade construtiva histórica, aliada a um acelerado desenvolvimento imobiliário, ampliou o desaparecimento
de parte do testemunho do hibridismo cultural do que hoje chamamos Brasil. O objetivo principal do presente
artigo é demonstrar o processo de elaboração das oficinas que resultou num desenho metodológico para sanar
as lacunas da atividade arqueológica brasileira no restauro da edificação histórica. Após análise das limitações
das abordagens da arqueologia da arquitetura (AA) para pensar as edificações locais, aplicamos “metodologias
ativas de ensino” para alunos de graduação em arqueologia e arquitetura, da Universidade Federal de Sergipe.
Os resultados das intervenções nas ruínas da “Casa n. 3” em Laranjeiras demonstram que a aplicação da AA em
contexto brasileiro requer adaptações, mas ainda se constitui em um eficiente instrumento para identificação e
valorização da arquitetura histórica em processos de desaparecimento.
ABSTRACT
Methodological approaches of Brazilian archaeology to architecture have always focused on buried structures
and exhumation of their assets. Within the historic cities recovery program, also known as Monumenta, the lack
of methodologies for assessing historical constructive materiality, and the accelerated real estate development
increased the disappearance of part of the Brazilian cultural hybridism. Thus, the present study aims to
demonstrate a workshop practical process that poses a methodological design to fill in the gaps in the Brazilian
archaeological activity with the restoration of historic buildings. After evaluating the limits of the Archaeology
of Architecture (AA) approaches to local objects, active teaching-learning methodologies were applied to
pedagogical workshops for archaeology and architecture undergraduate students at the Federal University of
Sergipe. The results of the interventions in the ruins of “Casa n. 3” in Laranjeiras city demonstrated that AA
application requires adaptations when considering a Brazilian context; however, it is still an efficient tool for
identifying and valuing historical architecture in disappearance processes.
1
[email protected] / ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-9120-3369
2
[email protected] / ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-8563-6993
METODOLOGIAS ATIVAS COMO ESTRATÉGIA PEDAGÓGICA PARA A APLICAÇÃO DA ARQUEOLOGIA DA ARQUITETURA 2
NA RESTAURAÇÃO ARQUITETÔNICA NO BRASIL
RESUMEN
Los enfoques metodológicos de la arqueología brasileña en la arquitectura siempre han priorizado la información
sobre las estructuras enterradas y la exhumación de los objetos. Durante el programa para la recuperación
de ciudades históricas, llamado Monumenta, la falta de metodologías para el reconocimiento y análisis de la
materialidad constructiva histórica, junto con el desarrollo inmobiliario acelerado, conllevó a la desaparición de
parte del testimonio de la hibridación cultural de lo que ahora llamamos Brasil. El propósito de este artículo es
mostrar el proceso práctico de los talleres que resultaron en un diseño metodológico para llenar el vacío en la
actividad arqueológica brasileña con la restauración del edificio histórico. D espués d e a nalizar l as limitaciones
de los enfoques de arqueología de la arquitectura (AA) sobre los objetos locales, aplicamos “metodologías de
enseñanza activa” a talleres pedagógicos para estudiantes universitarios de arqueología y arquitectura en la
Universidad Federal de Sergipe. Los resultados de las intervenciones en las ruinas de “Casa n. 3” en Laranjeiras
demuestran que la aplicación de AA en un contexto brasileño requiere adaptaciones, pero sigue siendo un
instrumento eficiente para identificar y valorar la arquitectura histórica en los procesos de desaparición.
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3 Ton Ferreira, Pedro Freitas
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17, enero-diciembre 2020, e107 Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.015
METODOLOGIAS ATIVAS COMO ESTRATÉGIA PEDAGÓGICA PARA A APLICAÇÃO DA ARQUEOLOGIA DA ARQUITETURA 4
NA RESTAURAÇÃO ARQUITETÔNICA NO BRASIL
desenvolvimento do país de modo unitário – era um crité- do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional (IPHAN)
rio suficiente para a constituição do campo da preservação buscou revisar suas bases metodológicas e agregar, por
arquitetônica brasileira, baseada no estudo de exemplares via do estudo da materialidade, maior valor histórico
coloniais monumentais (Fonseca 2005). A manutenção de aos monumentos por ele tombados3. No entanto, essa
práticas de restituição estilística ao longo do século XX, aproximação entre arqueologia e arquitetura coincide
ainda que essas tenham sido responsáveis pelo salvamento com os anseios por uma arqueologia mais interpretativa,
de muitos edifícios importantes que se encontravam arrui- fugindo das bases histórico-culturalistas e distancian-
nados, enfraqueceu no país, também entre os arquitetos, do-se cada vez mais de abordagens cuja metodologia
a elaboração de metodologias de estudo de edifícios que priorizasse a materialidade como sinônimo de evolução.
observassem sua natureza estratigráfica. O estudo do Os trabalhos desenvolvidos nesses primeiros mo-
quadro construído antigo (sempre colonial português, por mentos da disciplina no Brasil buscavam a identificação
princípio) limitou-se à identificação exclusiva de técnicas de estruturas arquitetônicas soterradas e o resgate dos
e elementos construtivos tradicionais, quando úteis à proje- artefatos nas áreas internas e externas das edificações. O
tação da nova edificação, anulando a percepção das marcas resultado quase sempre terminava em relatórios técnicos
do tempo no corpo das edificações. arqueológicos de identificação de materiais e estruturas.
A “arquitetura de pedra e cal” e a “arquitetura da Em alguns casos, as estruturas arquitetônicas evidenciadas,
taipa” eram reconhecidas como signos da identidade da quase sempre pertencentes a edifícios anteriores ou mesmo
arquitetura brasileira, não interessava exponenciar as a modificações do edifício em processo de restauro, eram
diferenças construtivas de um vasto território como o musealizadas e integradas à proposta final do restauro.
Brasil. Era frequente a homogeneização de vários “ti- A ideia de construir estudos mais aprofundados
pos” que pudessem explicar a tradição construtiva “por- dos materiais construtivos ou mesmo intensificar aná-
tuguesa” em território brasileiro. Tais parâmetros, que se lises estratigráficas sistemáticas das paredes não fazia
difundiram a partir do discurso historiográfico moderno parte das abordagens arqueológicas. Os arqueólogos se
e positivamente construíram repertórios ainda hoje fun- limitavam a realizar faixas de escavações de rebocos,
damentais para a compreensão de parte significativa da deixando nua a parede em seu material estrutural, quase
arquitetura histórica brasileira (Corona e Lemos 1973), sempre em busca de portas e janelas cegadas. Por isso,
também reduziram o alcance e a operacionalização da muitas vezes, em pouco diferiam do desmonte realizado
restauração brasileira às tendências internacionais de pelos pedreiros responsáveis pela obra de restauração.
análise crítico-construtiva da arquitetura e fundamental Certamente, uma das características marcantes des-
disciplina que combina, no exercício projetual, o estudo sas primeiras intervenções no Brasil, as quais se per-
da materialidade histórica para o desenvolvimento de petuam até a problemática atual e advinda do embate
critérios de intervenção e, de modo mais amplo, à valo- entre arquitetos restauradores e arqueólogos, é a inca-
rização do contexto e da preexistência na elaboração do pacidade do arqueólogo de “olhar para cima”, isto é, de
projeto arquitetônico (Carbonara 2005). enxergar as paredes do edifício como continuidade dos
Portanto, em que medida pode-se falar em AA no estratos do solo. Por outro lado, os arquitetos se sentiam
Brasil, visto que, de modo quase especular entre arque- cômodos com tal perspectiva, uma vez que podiam
ólogos e arquitetos, é evidente a ausência de capacitação considerar um edifício “sem raízes”, dando margem a
profissional para a interpretação da materialidade histó-
rica das construções? Caberia examinarmos, ainda que 3
Em texto que objetivava revisar percurso da disciplina no Brasil, Tânia Lima
ressaltava, já em 1993, que, até o início da década de 1980, diversos trabalhos
sucintamente, como ela tem sido exercida. da arqueologia em restaurações arquitetônicas haviam sido conduzidos, quase
todos, em parceria com o IPHAN: citam-se as “Escavações nas Reduções
jesuítas do Rio Grande do Sul (repassadas à Universidade); no Paço Imperial,
no Rio de Janeiro; na Casa da Fundição do Ouro de Goiás; no antigo cais da
ABORDAGENS ARQUEOLÓGICAS NA Praça XV, no Rio de Janeiro (repassada ao município); na Casa dos Pilões, no
RESTAURAÇÃO ARQUITETÔNICA Jardim Botânico do Rio de janeiro (executada pela 6a DR); em Vila Flor, no
BRASILEIRA Rio Grande do Norte (repassada à Universidade); na Praça do Pelourinho, no
centro histórico de Salvador; nas fortificações de Santa Catarina. Prospecções
na Casa de Banho de D. João VI, no Rio de Janeiro; em Tiradentes, Minas Ge-
A maior parte dos primeiros trabalhos de arqueologia rais; no centro histórico de Alcântara, Maranhão; nas dependências do Museu
histórica foram realizados em intervenções para restau- Histórico Nacional, no Rio de Janeiro” (Lima 1993: 228). No nordeste brasilei-
ro, podemos aferir que o maior número de trabalhos nesse primeiro momento
rações arquitetônicas. A partir dos anos 1970, o Instituto foi conduzido pelo arqueólogo Marcos Albuquerque.
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intervenções que resultassem em formas estilisticamen- restauro que, contudo, chocava-se diretamente com a
te homogeneizadas. possibilidade de realização de estudos prévios e não-
Acreditamos que esse olhar dicotômico se deva à -destrutivos, além de tolher possibilidades de diálogos
fragilidade das discussões sobre métodos e técnicas das verdadeiramente interdisciplinares.
abordagens arqueológicas desenvolvidas no Brasil. A Ainda nessa perspectiva, em publicação de 1992, o
introdução de metodologias ocorreu por duas vias: pelas autor deixa clara a sua inquietude em relação às críticas
missões estadunidense (a partir da década de 1950, com dos arqueólogos que reivindicavam uma arqueologia
métodos extensivos, escavações por camadas artificiais teoricamente orientada, fosse pelo viés processual ou
objetivando a identificação de sítios arqueológicos em pós-processual. No entanto, segundo sua ótica como
todo o território) e francesa (a partir de 1960, com foco pesquisador, era necessário refletir sobre a dicotomia
intensivo sobre o sítio, as decapagens e as escavações de uma arqueologia histórica cognitiva, dando a en-
por camadas naturais de ampla superfície, objetivando tender que os novos discursos teóricos pareciam ir de
conhecer profundamente o sítio estudado; Barreto 1999). encontro com sua prática arqueológica. Nesse sentido,
Em maior ou menor escala, individualmente ou Albuquerque, pioneiro nos estudos arqueológicos junto
mesclados, tais métodos continuam sendo usados para ao restauro, ressaltava a necessidade de a arqueologia
todos os sítios arqueológicos brasileiros, inclusive para histórica buscar novos parâmetros metodológicos para
os sítios históricos urbanos. Nesse sentido, as discussões suas intervenções (Albuquerque 1992), ainda que isso
sobre uma estratigrafia arqueológica, em detrimento não refletisse em mudanças efetivas em suas metodo-
da geológica para pensar os contextos urbanos, nunca logias de investigação com alto grau de destruição de
foram inseridas na arqueologia brasileira. Os postulados rebocos históricos.
de Harris, que abriram caminho para a construção da As primeiras aproximações entre a arqueologia e
AA, costumam ser criticados, mas nunca foram utili- a arquitetura, em território brasileiro, podem ser vis-
zados e discutidos à luz das necessidades do contexto lumbradas de fato somente a partir dos estudos reali-
brasileiro, o que explicaria a dificuldade de lidar com as zados no início dos anos 1990, pela arquiteta Regina
unidades estratigráficas verticais e, portanto, com a sis- Tirello, restauradora da Universidade de São Paulo
tematização da cultura material da edificação histórica (USP) e atualmente professora da Universidade Esta-
(Villagran 2010; Araujo 2011). dual de Campinas (Unicamp). Seu campo de interesse,
Uma das intervenções pioneiras da arqueologia na ao contrário de Albuquerque, partia da exigência pela
restauração arquitetônica foi conduzida no final da déca- conservação de pinturas murais sobre rebocos antigos,
da de 1970, por Marcos Albuquerque, professor da Uni- estimulada pelo estudo da ornamentação de edifícios
versidade Federal de Pernambuco (UFPE). Os trabalhos ecléticos de São Paulo por historiadores da arquitetura,
faziam parte da política de preservação iniciada pelo como Nestor Goulart Reis Filho (Camargo 2015). Reis
IPHAN após aprovação da Lei de Defesa do Patrimô- Filho era professor responsável, já em 1974, pela coor-
nio Arqueológico (Brasil 1961). O próprio IPHAN era denação do primeiro curso de especialização em restau-
executor e os trabalhos desenvolvidos pelo arqueólogo ração arquitetônica no Brasil, realizado na Faculdade
teriam a função de “pôr em evidência novos dados que de Arquitetura e Urbanismo (FAU), embrião do atual
complementassem as pesquisas históricas e arquitetô- Mestrado Profissional em Conservação e Restauração
nicas já realizadas” e “poder obter maiores subsídios de Monumentos e Núcleos Históricos, da Universidade
que possibilitassem uma restauração do monumento em Federal da Bahia (CECRE/UFBA). Seu interesse pela
bases mais sólidas” (Albuquerque 1980: 89). análise pormenorizada da arquitetura burguesa paulista
A atividade foi desenvolvida na igreja quinhentista deu margem à formação de arquitetos restauradores na-
de Nossa Senhora da Divina Graça, em Olinda. Em queles anos, permitindo a ampliação de pesquisas sobre
termos metodológicos, o referido autor afirma ter reali- o patrimônio cultural de São Paulo datado do final do
zado uma escavação completa de toda a igreja, salvo em século XIX, constantemente ameaçado pela sua rápida
partes que comprometiam a sua estrutura, dado que seu expansão metropolitana.
estudo havia começado antes de qualquer desmonte que Apenas no início de década de 1990, por meio da
precedera a fase de efetivação do restauro. Percebe-se a criação de um canteiro-escola de restauração de bens in-
liberdade que possuíam os poucos arqueólogos nesses tegrados no âmbito da Comissão do Patrimônio Cultural
primeiros momentos de intervenção arqueológica no da USP (atual Centro de Preservação Cultural), Regina
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NA RESTAURAÇÃO ARQUITETÔNICA NO BRASIL
Tirello tornou-se responsável, entre outros, pela introdu- Russell Handsman: “A Arqueologia Pós-Processualista
ção e popularização no país das chamadas “prospecções propõe que a edificação seja estudada como se fosse, ela
arqueológicas de superfície” (Tirello 1999). Para além própria, um super objeto – um superartefato – e não me-
da descoberta de diversas camadas de tinta aplicadas ramente onde estão localizados os objetos. Desta manei-
sobre a superfície de um mesmo ambiente, tais pros- ra, a própria edificação ganha ‘vida’” (Najjar 2002: 10).
pecções eram capazes de revelar, de modo controlado e Apesar da autora evocar o termo arqueologia da ar-
pela análise dos tipos ornamentais e ciclos decorativos, quitetura, o manual não apresenta nenhum aspecto me-
processos de alteração ambiental pari passu à caracteri- todológico ou teórico da chamada AA desenvolvida na
zação dos materiais artísticos aplicados (Tirello 2002). Europa. O manual é basicamente uma síntese das abor-
É notório o quanto, ao longo das primeiras décadas dagens já referenciadas anteriormente, sondagens em
do século XXI, estudos publicados pela arquiteta, entre solo e desmonte de paredes, buscando deixar evidentes
análises preparatórias à restauração de ambientes em possíveis mudanças e estruturas, sem construir nenhuma
edifícios de interesse da Comissão (a exemplo da Vila análise sistemática sobre os parâmentos ou informações
Penteado e da Casa de Dona Yayá, ambos em São Pau- construtivas que se inserissem nos estudos prévios soli-
lo), contribuíram para o estudo da cultura material pau- citados pelas cartas patrimoniais internacionais.
lista, de tecnologia construtiva associada à imigração Também recorrendo à nomenclatura arqueologia
europeia recente. Nessa imigração, inclusive, destaca-se da arquitetura, os trabalhos de Zarankin podem ser
a proposição de um método baseado em “indicadores classificados no marco teórico da chamada arqueologia
temporais”, com filiações mais diretas ao campo da AA histórica pós-processual. Seus trabalhos constituem uma
(Tirello 2007), com o objetivo de oferecer informações rica influência da filosofia e da sociologia europeia, a
renovadas e procedimentos de análise crítica sobre rea- exemplo de pensadores como Foucalt e Bourdieu, para
lidades construtivas pouquíssimo documentadas. Contu- sustentar a narrativa de identificação de arquiteturas
do, também cabe lembrar que a experiência se vinculou que denotam relações de controle e poder, no âmbito
quase exclusivamente ao ainda parco desenvolvimento das sociedades moderna. Como suporte metodológico,
da ciência da conservação no país, que, apesar de fazê-lo suas análises são orientadas pelas formas, funções e
apoiando-se em metodologias arqueológicas, teve pouco organização espacial arquitetônica, baseadas em auto-
diálogo efetivo com os arqueólogos, transformando-se res anglo-saxões como como Hillier e Hanson (1984)
em experiências isoladas. (Zarankin 2001: 119). Suas análises tem sido de grande
Na tentativa de sanar tal lacuna, o IPHAN publicou importância para trazer a discussão contemporânea
o Manual de Arqueologia Histórica em Projetos de sobre a arquitetura do terror e do poder das ditaduras
Restauração no ano de 2002. “Seu objetivo é atender militares do século XX na América Latina (Zarankin e
exigências de orientação técnica na gestão dos projetos Niro 2008). Apesar da importante contribuição teórica
de restauração/conservação dos bens imóveis tombados de Zarankin, sua abordagem metodológica não chegou a
sob tutela federal. Tem ainda a intenção de suprir a favorecer a discussão sobre o desparecimento da arqui-
necessidade de estabelecimento de procedimentos pa- tetura histórica brasileira ou mesmo sobre o aporte da
drões, a serem adotados pelo IPHAN” (Najjar 2002: 3). arqueologia no processo de restauro.
A autora do referido manual, a arqueóloga Rosana
Najjar, trata das intervenções arqueológicas no restauro
brasileiro também como fazendo parte da “arqueologia ARQUEOLOGIA DA ARQUITETURA
da arquitetura”, mas com forte matriz teórica histórico- E RESTAURAÇÃO NO BRASIL:
-culturalista, ou seja, onde o papel do arqueólogo seria o ATUALIDADE DO DEBATE
de preencher as lacunas historiográficas. Para ela, mes-
mo um historiador com noções de arqueologia poderia A arqueologia da arquitetura é uma disciplina que se
conduzir os trabalhos de campo (Najjar 2002). configurou como um importante instrumento metodoló-
O pequeno tópico que trata historicamente o tema, gico para o processo de restauro do patrimônio edifica-
no manual, finaliza com uma problemática assertiva so- do. Esse novo método possibilitou construir percepções
bre como, segundo a autora, a arqueologia pós-proces- renovadas sobre edifícios tradicionalmente estudados,
sualista vislumbra o monumento como um grande arte- revisando esquemas estilísticos que se constituíam nas
fato, com base em declarações, de 1995, do arqueólogo bases principais para a formação de qualquer arquiteto
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restaurador. Também, o reencontro com a materialida- dificuldades também são ponderáveis no âmbito do
de através da sistematização dos dados estratigráficos ensino, sobretudo nos currículos de arquitetura e urba-
colocou em evidência a fragilidade de conhecimento nismo e arqueologia, no que tange à compreensão da
produzido ao longo de décadas pela disciplina, levando finalidade da AA para o exercício do projeto (incluindo
arquitetos europeus, sobretudo italianos e espanhóis, a a colocação do projeto de restauro no cômpito geral da
reconhecer a importância da “marginalizada” arqueolo- formação do arquiteto). Entendemos que a aplicação da
gia para a restauração arquitetônica nos idos das décadas arqueologia da arquitetura no Brasil ainda tem carecido
de 1980 e 1990 (Doglioni 1988). de pautas renovadas, em compromisso com a constru-
Ainda que tal reconhecimento não tenha significado, ção de novas narrativas sobre a história das construções
inicialmente, uma abertura do campo da restauração arqui- brasileiras, ampliada pelas potencialidades da leitura
tetônica para os arqueólogos, tal metodologia foi absorvida tridimensional da estratigrafia murária, é justamente
pelos arquitetos e aplicada “na sua área de trabalho” como no momento mais básico da formação de arquitetos
uma inovação, como um método eficiente na sistematiza- e arqueólogos que estão ainda abertos o interesse e a
ção de dados antes perdidos ou irreconhecíveis, a partir curiosidade para a promoção de diálogos mais efetivos
de projeções estilísticas de estudos vinculados a outros a fim de atenuar os vários impasses que poderão advir
campos do conhecimento, entre eles e principalmente, a de futuras relações profissionais.
história da arte. A arqueologia da arquitetura, como cam- Com base nessas premissas, e na vivência como
po integrado à restauração arquitetônica, transformou-se docentes da Universidade Federal de Sergipe nos cursos
num método cada vez mais eficiente, que, com o apoio da de arquitetura e urbanismo e arqueologia, vislumbramos
ciência da conservação, permitiu a construção e a revisão um desafio ainda maior: ampliar o escopo curricular
de hipóteses sobre a história das construções e ampliou a de alunos sem, necessariamente, depender das difíceis
aplicação de variadas técnicas de análise não destrutiva alterações de grades curriculares de ambos os cursos.
e práticas de reconhecimento material. Seu objetivo vin- Projetos de extensão e oficinas surgiram, então, como
culado à construção de critérios de projeto, consolidou alternativas às atividades disciplinares, que poderiam
conhecimentos específicos sobre técnicas construtivas e, se constituir em protótipos de experimentação de novos
sobretudo, valorizou a importância da tomada e da docu- processos de ensino-aprendizado4. Buscando-se alterna-
mentação de dados físicos (Mileto e Vegas 2003). tivas efetivas de contato com a realidade da problemá-
Apesar do claro avanço das pesquisas atuais da AA no tica patrimonial vivida na cidade de Laranjeiras, sede
restauro, pensar sua transferência metodológica para o con- de ambos os cursos, as chamadas “metodologias ativas”
texto brasileiro requer uma série de ressalvas inerentes às poderiam oferecer respostas para tais demandas, bem
especificidades da arquitetura local (considerando, sobre- como estimular a autonomia e o trabalho em equipe
tudo, sua ampla variedade ainda não estudada). O fato de entre alunos envolvidos no processo de aprendizagem
a disciplina ter experimentado um amplo desenvolvimento da arqueologia da arquitetura, respeitando as especifici-
em edifícios medievais mediterrâneos dotou-a de um ro- dades locais.
busto vocabulário técnico associado à evolução construtiva Considerando que os resultados apresentados não
e às especificidades da construção em pedra, com exceções constituem um estudo de caso acabado, interessa-nos
pontuais aos estudos de caso no sul da Espanha e no nor- aqui o processo em si como mediador para o enten-
deste da Itália (Mannoni e Milanese 1988). dimento da AA e suas possíveis contribuições para as
Dessa forma, já de partida, sua vinculação ao território necessidades atuais das pesquisas arqueológicas vincu-
nacional requer a construção de novas bases sobre a evo- ladas à prática do restauro e ao registro sistemático de
lução construtiva da arquitetura vernácula brasileira. Essa uma importante parcela da edificação histórica em vias
demanda diz respeito, sobretudo, a repensar a já mencio- de desaparecimento.
nada valorização da arquitetura de origem portuguesa em
detrimento de outras culturas, como africanas e indígenas,
cujas características construtivas foram pouco estudadas ou 4
Foram espaço de aplicação de oficinas em AA, na Universidade Federal de
simplesmente negadas na tentativa de forjar uma identida- Sergipe, as disciplinas: Prática de Campo II, do curso de Arqueologia, semes-
de brasileira homogênea e livre de contradições. tre 2018.2, com o professor responsável Ton Ferreira, e Tópicos Especiais em
Se ainda considerarmos o problema essencial de for- Plenejamento I: Projeto de Intervenção no Patrimônio Arquitetônico e Urba-
no, do curso de Arquitetura e Urbanismo, semestre 2019.1, com o professor
mação de arquitetos e arqueólogos, como já colocamos, responsável Pedro Murilo Gonçalves de Freitas.
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17, enero-diciembre 2020, e107 Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.015
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Figura 2. Fotografia aérea de Laranjeiras, Sergipe. Em primeiro plano, lote da “Casa n. 3”; ao fundo, sede do Campus da Universidade Federal
de Sergipe. Fonte: Oficina de Projetos, inscrição dos autores, 2019.
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Observação
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Figura 4. Mosaico ortofotográfico das fachadas da quadra e levantamento do entorno imediato do objeto de estudo. Desenhos: Natália Guimarães,
Emilly Silva e Daniela Santos (graduandas AU/UFS).
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Aplicação
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Figura 6. Mosaico ortofotográfico das faces interna e externa da fachada principal da “Casa n. 3”, com análise preliminar das unidades
estratigráficas realizadas em conjunto com os alunos. Síntese: Ton Ferreira (DARQ-UFS). Desenho: Pedro Freitas (DAU-UFS).
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NA RESTAURAÇÃO ARQUITETÔNICA NO BRASIL
Figura 8. Resultados preliminares: a) modelo tridimensional para nova interpretação dos dados coletados, incluindo fachada lateral e primeira
documentação do material de solo escavado. Desenho: Pedro Freitas (DAU-UFS); b) exercícios exploratórios de projeto arquitetônico para
adaptação do conjunto edificado a novos usos. Desenhos: Igor Santos (graduando AU/UFS).
Para além das perdas de recursos e de tempo, decor- tem produzido importantes estudos sobre os significados
rentes da falta de estudos arqueológicos adequados antes dos espaços construídos da arquitetura contemporânea. No
da construção do projeto, ao prescindirmos um olhar mais entanto, esses mesmos estudos ainda carecem de aportes
amplo sobre o processo de restauro, estamos destruindo a metodológicos sistemáticos para o registro e a análise da
possibilidade de entrarmos em contato com materiais, téc- materialidade construtiva da edificação histórica.
nicas e com configurações de espaços que podem revelar Somente com os programas públicos de revitaliza-
muito sobre o nosso passado. A homogeneização estilística ção, a discussão sobre a real contribuição da arqueologia
das edificações brasileiras como modelos europeus adapta- nos estudos prévios à construção do projeto de restauro
dos não apenas esconde o caráter arquitetônico local, como passou a ser posta em evidência pelos arquitetos e ar-
também elimina indivíduos, sociedades que tiveram uma queólogos envolvidos nos projetos. Tais embates foram
papel importante na configuração da sociedade brasileira. fundamentais para o entendimento de que as lacunas ad-
vinham do processo de formação de ambos os profissio-
nais. Se, por um lado, arqueólogos não abordavam siste-
À GUISA DE CONCLUSÃO maticamente as paredes históricas, por outro, arquitetos
não viam nos estudos da materialidade preexistente um
As primeiras abordagens da arqueologia brasileira sobre o fio condutor para a construção do projeto de restauro.
patrimônio edificado sempre estiveram ligadas aos estudos Dessa forma, ao refletirmos sobre limites e possi-
das suas fundações e análises de seus artefatos. As parcas bilidades da transferência da AA nos moldes europeus
intervenções sobre as paredes, quando existiam, eram para a realidade brasileira, verificamos como a discipli-
motivadas pela busca de modificações de fechamento de na ainda é um importante aporte para as nossas lacunas
portas e janelas, ou mesmo de modificações nas configura- no que se refere aos estudos prévios à restauração
ções de cômodos. Na última década, a abordagem teórica arquitetônica. É justamente nesse âmbito que ela pode
pós-processual, sob o signo de arqueologia da arquitetura, dar maior contribuição, seja nas suas metodologias de
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leitura estratigráfica murária, nos estudos da materia- Albuquerque, M. 1992: “Arqueologia Histórica, Arquitetura e Restauração”,
Revista Clio, 8, pp. 131-151.
lidade construtiva e técnicas tradicionais ou mesmo na Amaral, S. P. 2007: Escravidão, liberdade e resistência em Sergipe: Cotin-
simples documentação de uma série de exemplares da guiba 1860-1888. Universidade Federal da Bahia, Salvador.
arquitetura vernácula em processos de desaparecimento. Araujo, A. G. M. 2011: “Resenha- Geoarqueologia de um Sambaqui Mo-
numental – estratigrafias que falam”, Revista Habitus, 9, 1, pp. 213-217.
Acreditamos também que a inclusão dos métodos da Barreto, C. 1999: “Arqueologia Brasileira: uma perspectiva histórica e com-
AA para estudo da materialidade construtiva ainda deva parada”, Revista do Museu de Arqueologia e Etnologia, Suplemento 3,
complementar os estudos já realizados em solo, pela cha- pp. 201-212.
Berbel, N. A. N. 2014: “Metodologia da problematização: respostas de lições
mada arqueologia histórica. O arcabouço teórico e analíti- extraídas da prática”, Semina, 35, pp. 61-76.
co até então construído deve ser inserido e ampliado com Bordenave, J. e Pereira, A. 2005: A estratégia de ensino-aprendizagem (26ª
ed.).Vozes. Petrópolis.
um maior controle sobre a materialidade construtiva verti-
Brasil. Lei n. 3.924 de 26 de Julho de 1961: Dispõe sobre os monumentos
cal, até então ignorada. Embora distante desse domínio, é arqueológicos e pré-históricos. Diário Oficial da União, Rio de Janeiro.
preciso salientar que a arqueologia histórica construiu um Brasil. Programa Monumenta. 2006: Programa de preservação do
patrimônio histórico urbano. Regulamento Operativo 1200/OC-BR.
importante legado interpretativo sobre os usos dos espaços Brasília.
edificados. Foi possível narrar cotidianos antigos cujas Camargo, M. J. 2015: “Depoimento do professor Nestor Goulart Reis Filho”,
fontes documentais não eram capazes de acessar. Descre- Revista CPC, 20, pp. 261-280.
Carbonara, G. C.; B. P. Torsello; et al. 2005: Che cos’è Il restauro: nove
veram-se a perversão criativa dos usos dos espaços e as studiosi a confronto. Marsilio, Venezia.
diversas adaptações do modo de vida forjadas no bailar do Corona, E. e Lemos, C. 1973: Dicionário da Arquitetura Brasileira. Edart,
hibridismo cultural que se projetou num novo continente São Paulo.
Costa, T. C. 2013: A arqueologia como instrumento de preservação do
em construção. Tais estudos puderam construir pistas so- patrimônio arquitetônico: a restauração do Quarteirão dos Trapiches de
bre a intimidade de grande parcela da sociedade, invisível Laranjeiras/SE. Universidade Federal de Sergipe, Laranjeiras.
Davini, M. C. 2009: Currículo integrado. Folhetos, São Paulo.
pelas nuances do sistema patriarcal. Essas são apenas algu-
Diesel, A.; Baldez, A. L. S. e Martins, S. N. 2017: “Os princípios das me-
mas das contribuições que os estudos arqueológicos sobre todologias ativas de ensino: uma abordagem teórica”, Revista Tema, 14,
os espólios associados ao patrimônio histórico americano pp. 286 288.
Doglioni, F. 1988: “La Ricerca sulle strutture edilizie tra archeologia stra-
puderam evidenciar nas últimas décadas. tigrafica e restauro architettonico”, en R. Francovich e R. Parenti (org.),
Assim, embora considerando em andamento as Archeologia e Restauro dei monumenti. I ciclo di lezioni sulla ricerca
atividades realizadas, cujos resultados ainda estão por applicata in archeologia, pp. 223-24. Firenze.
Fonseca, M. C. L. 2005: O patrimônio em processo: trajetória da política
se consolidar em futuras publicações, a experiência con- federal de preservação no Brasil. Editora UFRJ/MinC-Iphan, Rio de
firmou que estamos diante de um desafio que somente Janeiro.
poderá ser parcialmente solucionado através de uma Freire, P. 2002: Pedagogia da autonomia. Paz e Terra, Rio de Janeiro.
Johnson, M. 1999: Archaeological Theory: an introduction. Blackwell Pu-
nova geração de arqueólogos e arquitetos que entendam blishers, Malden - Oxford
o processo de construção do conhecimento interdiscipli- Lima, T. A. 1993: “Arqueologia Histórica no Brasil: balanço bibliográfico
nar. Isso ficou evidente conforme foi se transformando (1960-1991)”, Anais do Museu Paulista, 1, pp. 225-262.
Mannoni, T. e Milanese, M. 1988: “Mensiocronologia” en R. Francovich e
a percepção dos alunos envolvidos no momento auge R. Parenti, Archeologia e Restauro dei Monumenti, pp. 383-402. Firenze.
das atividades propostas: a aplicação sobre a realidade Mileto, C. e Vegas, F. 2003: “El análisis estratigráfico constructivo como
estudio previo al proyecto de restauración arquitectónica: metodología y
observada e teorizada. Nessa fase, as perspectivas cons-
aplicación”, Arqueología de la Arquitectura, 2, pp. 189-196.
truídas durante, aproximadamente, quatro meses – no Najjar, R. 2002: Manual de Arqueologia Histórica em Projetos de Restau-
âmbito de cada disciplina – foram revisadas: desde ração. IPHAN, Brasília.
Organização dos Estados Americanos. 1967: Normas de Quito. IPHAN,
desilusões concernentes à relação entre o conhecimen- Brasília.
to bibliográfico e o exercício da prática profissional Santos, J. F. 2003: Do fausto às ruínas: subsidios para a exploração arqueo-
às lacunas e aos problemas da práxis profissional não lógica do Engenho Ilha, Laranjeiras-SE. Universidade Federal de Sergipe,
São Cristóvão.
descritas nos livros. Permitiu-se, portanto, compreender Santos, J. F. 2011: La búsqueda de bases metodológica para la intervención
a razão das soluções improvisadas e que não aparecem arqueológica en la restauración arquitectónica - el caso Brasil. Universi-
nas edições dos manuais de ambas as profissões. dad Autónoma de Madrid, Madrid.
Tirello, R. A. 1999: “Um trabalho arqueológico: A descoberta das pinturas
parietais de uma velha casa no Bexiga”, en Comissão de Patrimônio
Cultural da USP (org.), A Casa de D. Yayá, pp. 101-131. Edusp/ Imprensa
BIBLIOGRAFIA Oficial, São Paulo.
Tirello, R. A. 2002: “O restauro dos murais Art Nouveau da Vila Penteado e o
Canteiro Escola da CPC USP: uma experiência de formação qualificada”,
Albuquerque, M. 1980: “Escavações arqueológicas realizadas na igreja quin-
en M. L. R. R. Martins (org.), Vila Penteado 1902-2002, pp. 239-268. FAU
hentista de Nossa Senhora da Divina Graça, em Olinda”, Revista Clio, 3,
USP, São Paulo.
pp. 89-90.
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17, enero-diciembre 2020, e107 Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.015
METODOLOGIAS ATIVAS COMO ESTRATÉGIA PEDAGÓGICA PARA A APLICAÇÃO DA ARQUEOLOGIA DA ARQUITETURA 16
NA RESTAURAÇÃO ARQUITETÔNICA NO BRASIL
Tirello, R. A. 2007: “A Arqueologia da Arquitetura: um modo de entender e Zarankin, A. e Niro, C. 2008: “A materialização do sadismo: arqueologia
conservar edifícios históricos”, Revista CPC, 3, pp.145-165. da arquitetura dos Centros Clandestinos de Detenção da ditadura militar
Villagran, X. S. 2010: Geoarqueologia de um Sambaqui Monumental – estra- argentina (1976-83)”, in P. P. Funari, A. Zarankin e J. A. Reis, Arqueologia
tigrafias que falam. Annablume, São Paulo. da repressão e da resistência: América Latina na era das ditaduras (déca-
Zarankin, Andrés. 2001: Paredes que domesticam: Arqueologia da Arqui- das de 1960-1980). Annablume, São Paulo.
tetura Escolar Capitalista: O caso de Buenos Aires. Tese de doutorado,
Universidade de Campinas.
Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2020.015 ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17, enero-diciembre 2020, e107
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 17,
enero-diciembre 2020, e108
Madrid / Vitoria
ISSN-L: 1695-2731
Copyright: © CSIC, 2020. © UPV/EHU Press, 2020. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y
distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).
1
hegemónicas. El presente monográfico contiene algunas ortodoxia estratigráfica. Por otro lado, ni la presencia
reflexiones críticas sobre el empleo de estos edificios de revestimientos ni la cronología reciente de las cons-
monumentales y determinadas técnicas constructivas en trucciones han impedido que los autores latinoamerica-
la imposición de una identidad nacional de base colonial nos indaguen y ahonden en la memoria material de lo
(Cohen, Ferreira, en este volumen). De esta crítica se construido en este volumen. Considerados en conjunto,
deriva una importante reflexión sobre la naturaleza y todos los trabajos contemplan el uso de varios de los si-
representatividad del patrimonio monumental, aquel que guientes instrumentos analíticos: excavación, lectura de
sigue en pie y se decide convertir en un bien de dominio alzados, análisis cronotipológico, prospección, análisis
público que debe ser estudiado, conservado y socializa- configuracional, documentación histórica e iconográfi-
do. Pero es evidente que los palacios incas o coloniales, ca, lectura sintáctica de espacios, arqueometría, análisis
los templos aztecas o cristianos, y los castillos árabes o cluster o micro-estratigrafía. De este modo, muestran las
castellanos, representan una pequeña y sesgada muestra múltiples formas en las que se puede acceder al conoci-
del pasado que perdura en el presente. Sin embargo, el miento biográfico de los espacios construidos.
estudio de los edificios corrientes que siguen en pie,
como casas o colegios (Zarankin y Funari, Cohen, Fe-
rreira, este volumen), sigue siendo desatendido por la UN COMPROMISO CRECIENTE CON LOS
arqueología de ambos lados del Atlántico. Varios de los ESPACIOS CONSTRUIDOS Y VIVIDOS
trabajos de este monográfico se suman así al estado de
excepción que representan algunos trabajos que tratan La necesidad de aproximaciones analíticas e interpretati-
de subvertir esta situación asimétrica2. vas que se ajusten a la especificidad física y a contingen-
Este volumen completa su vocación abierta, inclu- cia histórica de la arquitectura ha servido de motivación
siva e innovadora con el cúmulo de planteamientos me- y guía a algunos de los trabajos de este monográfico
todológicos que resulta de los trabajos que forman parte (Ferreira, Cohen, este volumen). En estos casos, su com-
de este monográfico. La riqueza analítica y la capacidad promiso con lo estudiado les ha llevado a reclamar su
heurística demostrada en los trabajos de este monográ- participación en las decisiones que afecten a los espacios
fico resultan ejemplares. Además, bien sea de forma construidos. Lo mismo sucedió previamente en algunas
conjunta, bien de forma individual, superan los escollos experiencias europeas en las que tanto arquitectos como
metodológicos antagónicos que se atribuyen a cada una arqueólogos llegaron a demostrar la necesidad de decidir
de las tradiciones: el estratigrafismo europeo, o la au- las modificaciones de un edificio histórico de forma con-
sencia de estratigrafía latinoamericana. Por un lado, las sensuada y colegiada (Azkarate y Lasagabaster 2006).
hipotéticas visiones más tradicionales rebosan creativi- Si las mismas reivindicaciones se han producido en
dad y exploran más allá de los límites de un pretendido contextos particulares, es porque responden a problemas
estratigrafismo. Es el caso de Mesanza y compañía (este comunes que emergen en el marco de la gestión de las
volumen), que en el estudio de una red viaria determi- construcciones históricas en pie. Pero también porque
nada vuelven a los postulados arqueológicos más esen- comparten la idea del edificio como repositorio o archivo
ciales, similares a los que Stukeley aplicó en Avebury histórico, por la que los restos materiales se convierten
(Schofield et al. 2011: 27). Porque, a pesar de que su en síntomas de una memoria material determinada (Oli-
planteamiento de base sea estratigráfico, ni estudian una vier 2013a), que debe ser considerada no solo en las
arquitectura al uso, ni su procedimiento analítico puede decisiones sobre el pasado, sino también del presente. Es
ser considerado tradicional en el marco de la AA. Algo precisamente en ese contexto en los que los repositorios
similar sucede en su estudio de un bosque concreto por van a ser destruidos o modificados, en el arqueólogo de-
parte de estos mismos autores, en el que prácticamente bería asumir su responsabilidad en representación de la
nada se corresponde con las posturas defensoras de la memoria material del elemento amenazado.
La gestión de los restos del pasado apela directamente
2
Entre otros, Vegas et al. 2001y dos tesis doctorales que, a pesar de repre- al presente. Incluso podría decirse, de acuerdo con auto-
sentar excepciones, evidencian a su vez un cambio de tendencia: Rolón, G.
2013. La vivienda popular riojana del ámbito rural: patrones arquitectónicos res como L. Olivier, que lo único que es arqueológico es
y contexto social en los valles durante el Período Republicano. Tesis doctoral el presente. Un presente entendido no como lo que está
inédita. UBA, Buenos Aires; Benedet, V. 2019. Patrimonio residencial urbano sucediendo ahora, sino como la acumulación de tiempos
del siglo XX: hacia un protocolo de valoración y gestión inclusiva. Casos de
estudio en el País Vasco. Tesis doctoran inédita. UPV/EHU, Vitoria-Gasteiz. pasados que han perdurado, al haber sido conservados
En esa pretendida aproximación al pasado hemos importancia del pasado para el presente y actuar de forma
añorado la representación de más grupos subalternos. consecuente. Reservamos las últimas palabras para incitar
Destaca, por ejemplo, la ausencia de los pueblos in- la práctica de una arqueología que mejore y enriquezca la
dígenas o sociedades originarias en un monográfico experiencia humana (Shanks 2012: 149), sea del modo
mayoritariamente latinoamericano. Pese a que estos gru- que sea. En este sentido, hay una importante semilla en
pos han sido indirectamente mencionados por algunos este monográfico. Todo lo que está por venir depende de
autores (Cohen, Ferreira, en este volumen), no cuentan que esta germine y florezca en la praxis de la AA.
con un desarrollo específico en sus textos. A este res-
pecto, resulta significativo que su arquitectura tampoco
esté presente en algunos de los principales trabajos de BIBLIOGRAFÍA
arqueología que tratan sobre los pueblos indígenas (por
ejemplo, Gnecco y Ayala 2010). Esta ausencia reiterada Alberti, B., Jones, A. M. y Pollard J. (eds.) 2016: Archaeology after interpre-
tation: returning materials to archaeological theory. Routledge, Abingdon
apunta a la necesidad de diseñar un programa de inves- y Nueva York
tigación ad hoc. La problemática del género en relación Ayán, X. y Gago, M. 2012: Herdeiros pola forza. Patrimonio cultural, poder
con la arquitectura también es señalada por Ferreira e sociedad de na Galicia do século XXI. 2.0 Editora, Ames.
Azkarate, A. 2011: “Archeologia dell´Architettura in Spagna”, Archeologia
(este volumen), aunque se limita a una mera mención. Y dell´ Architettura 7, pp. 15-26.
es otro de los principales retos a marcar en nuestra agen- Azkarate, A. y De la Fuente, A. 2013: “La arqueología urbana”, en A.
da, en la medida en la que la mujer fue y sigue siendo Azkarate y J. L. Solaun (eds.), Arqueología e Historia de una ciudad:
los orígenes de Vitoria-Gasteiz, Tomo I, pp. 61-63. Universidad del País
el eje central de la vida doméstica (Montón 2000; Falcó Vasco, Vitoria-Gasteiz.
2003). También cabría prestar una mayor atención a la Azkarate, A. y Escribano Ruiz, S. 2014: “De la Arqueología Histórica a la Ar-
duración de los elementos construidos, profundizando queología del Colonialismo. Una reflexión desde la experiencia europea”,
en F. Vela (coord.), Arqueología de los primeros asentamientos urbanos
en la aludida interpretación bergsoniana de aquellos españoles en la América Central y Meridional, pp. 87-109. Universidad
elementos que perduran, en vez de centrarnos principal- Politécnica de Madrid, Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Madrid.
mente en relatar lo que cambia3. De forma significativa, Azkarate, A. y Lasagabaster, J. I. 2006: “La arqueología y la recuperación de
las ‘arquitecturas olvidadas’. La catedral de Santa María y las primitivas
la idea de la historia vista desde la óptica predominante murallas de Vitoria-Gasteiz”, en J. Rivera Blanco (ed.), Arqueología, arte
del cambio se vinculada a la subjetividad masculina y es y restauración: actas del IV Congreso Internacional “Restaurar la Me-
por ello por lo que las grandes narrativas han ignorado moria”, Valladolid 2004, pp. 137-160. Diputación de Valladolid, Junta de
Castilla y León, Valladolid.
la continuidad (Montón y Hernando 2018). Escribano Ruiz, S. 2016: “Desde una arqueología inclusiva, por un pasado
También añoramos en los textos de este monográfico mejor. Un ensayo epistemológico y axiológico”, Complutum 27 (1), pp.
un mayor protagonismo del conjunto de las comunidades 21-30. https://doi.org/10.5209/cmpl.53215
Falcó, R. 2003: La arqueología del género: Espacios de mujeres, mujeres con
y colectivos que heredaron por la fuerza el patrimonio ar- espacio. Centro de Estudios sobre la Mujer, Alicante.
quitectónico (Ayán y Gago 2012), representados de forma Gnecco, C. 2017: Antidecálogo: diez ensayos (casi) arqueológicos. JAS
explícita en un único trabajo (Ferreira), pero a quienes Arqueología, Popayán.
Gnecco, C. y Ayala P. 2010: Pueblos indígenas y arqueología en América
intuimos se destinan los resultados de los trabajos que Latina. Universidad de los Andes, Bogotá.
forman este monográfico. Creemos que se debe prestar Hicks, D. 2003: “Archaeology Unfolding: Diversity and the Loss of Isola-
mayor atención a los colectivos del presente, que son tion”, Oxford Journal of Archaeology, 22 (3), pp. 315-329. https://doi.
org/10.1111/1468-0092.00190
a la vez custodios, mecenas y usuarios de los espacios Montón, S. 2000: “Las mujeres y su espacio: una historia de los espacios sin
construidos que estudiamos. Debemos hacerles partícipes espacio en la Historia”, Arqueología Espacial, 22, pp. 45-59.
y destinatarios directos de los proyectos y de sus resulta- Montón, S. y Hernando, A. 2018: “Modern colonialism, eurocentrism and
historical archaeology: some engendered thoughts”, European journal
dos. Reiteramos que, en nuestra opinión, la solución a los of archaeology, 21 (3), pp. 455-471. https://doi.org/10.1017/eaa.2017.83
verdaderos problemas de la AA no vendrá de la mano de Olivier, L. 2013a: “Time”, en P. Graves-Brown, R. Harrison y A. Piccini
la tecnología, ni de los planteamientos teóricos, sino de (eds.), The Oxford Handbook of the Archaeology of the Contemporary
World, pp. 167-177. Oxford University Press, Oxford.
las respuestas que seamos capaces de ofrecer a los pro- Olivier, L. 2013b: “The business of archaeology is the present”, en A.
blemas del presente mediante el pasado. Esto exige ir más González-Ruibal (ed.), Reclaiming Archaeology: Beyond the Tropes of
allá de la interpretación (Alberti et al. 2016), reconocer la Modernity, pp 124-126. Routledge, Londres y Nueva York.
Schofield, J., Carman, J. y Belford, P. 2011: Archaeological Practice in Great
Britain. A Heritage Handbook. Springer, Nueva York.
3
Un ejemplo reciente será publicado próximamente en las actas del VI Con- Shanks, M. 2012: The archaeological imagination. Left Coast Press, Walnut
greso de Arqueología Medieval, de España y Portugal: Escribano-Ruiz, S. en Creek, CA.
prensa: “La reutilización de espacios religiosos medievales en el País Vasco. Vegas, F., Mileto, C. y Zuccolotto, M. 2001: Memoria construida: arquitec-
El caso del Santuario de Nuestra Señora del Yermo”. tura tradicional del Rincón de Ademuz. Loggia-Restauración, Valencia.