Leyenda
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Hace mucho tiempo, un hombre viejo y humilde que se dedicaba a cortar bambú vio
que uno de los troncos que había recolectado brillaba de una forma extraña, como si
la luna estuviera iluminando. Al tomarlo entre sus manos, se dio cuenta de que
dentro se encontraba una hermosa y pequeñísima niña, de unos 7 centímetros de
altura.
El hombre la llevó a casa pues nunca había tenido hijos, y entre él y su esposa
cuidaron de ella como si fuera su propia hija; la nombraron Princesa Luz de Luna.
La rama de bambú donde el hombre había encontrado a la extraña visitante
comenzó a producir oro y gemas, que harían al cortador de bambú un hombre rico
en poco tiempo.
La extraña joven creció convirtiéndose en una hermosa mujer de tamaño normal, y
con los años, la gente comenzó a enterarse de la existencia y belleza de la dama.
Pretendientes de todos lugares viajaron para pedir su mano. En una ocasión, cinco
honorables caballeros llegaron a la casa del cortador de bambú, quien intentaba
convencer a su hija adoptiva de casarse, pues él era viejo y no quería morir
dejándola sola. Ella se negaba a tomar un esposo, pidiendo cosas imposibles a los
enamorados pretendientes a cambio de casarse con ellos.
La existencia de la hermosa joven llegó a oídos del emperador, quien solicitó que
ésta se presentara en su corte. Cuando ella se negó, él la visitó y, al verla, se
enamoró perdidamente de ella. El emperador intentó llevar a la joven a su palacio
para casarse con ella, pero la joven aseguró que si la llevaban a la fuerza se
convertiría en una sombra y desaparecería para siempre.
La princesa Kaguya-Hime
Cada noche, la joven observaba el cielo con melancolía; era momento de que
volviera a su lugar de origen y fue entonces cuando ella confesó a su padre
adoptivo, entre lágrimas, que ella había venido de la luna y que su tiempo en la
Tierra estaba por terminar. Al enterarse de esto, el emperador envió guardias a la
casa del cortador de bambú, para tratar de evitar que la princesa fuera llevada de
vuelta a su planeta natal.
Al poco tiempo, una noche, la luna se cubrió con una nube que rápidamente
comenzó a descender hacia la Tierra, al tiempo que el cielo se oscurecía. Una
carroza tripulada por seres luminosos llegó por la princesa, quien antes de irse dejó
una carta y una pequeña botella con el Elixir de la Vida para el emperador.
Asustado, éste ordenó que ambas fueran llevadas a la cima del monte más sagrado
de aquella tierra y quemadas.
Hasta el día de hoy se sabe que, cuando hay humo sobre el monte Fuji, se trata de
la carta y el elixir que la Princesa de la Luna dejó al emperador, que aún arden en
las alturas del gigantesco monte