Taller de Genero Narrativo Sexto

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

INSTITUTO PEDAGÓGICO ARTURO RAMÍREZ MONTÚFAR

Grado Sexto

LITERATURA: GÉNERO NARRATIVO.

ASIGNATURA: ESPAÑOL PERIODO: SEGUNDO


DOCENTE: LAURA SOFÍA PARRA FECHA: ABRIL DE 2021
ESTUDIANTE: SAMUEL ROMERO SÁNCHEZ GRADO: SEXTOA
TALLER DE GÉNERO NARRATIVO

¿Recuerdas el cuento de Caperucita Roja? Observa las siguientes imágenes y organiza los números de
acuerdo a la situación inicial o INICIO, conflicto o NUDO y la situación final o DESENLACE:

3-4-6-2-1-5-7
Lee con atención el cuento Pinocho el astuto de Giani Rodari, analiza las posibilidades
de final que brinda el autor.

PINOCHO EL ASTUTO
Gianni Rodari
En:http://colegios.pereiraeduca.gov.co/instituciones/galeriadigital/Espanol/_Literatura/Doc_web/Libreria%20infantil1/sites/rincon/trabajos_ilce/c_jugar/sec
_8.html

Había una vez Pinocho. Pero no el del libro de Pinocho, otro. También era de madera, pero
no era lo mismo. No le había hecho Gepeto, se hizo él solo.
También él decía mentiras, como el famoso muñeco, y cada vez que las decía se le alargaba
la nariz a ojos vista, pero era otro Pinocho: tanto es así que cuando la nariz le crecía, en vez
de asustarse, llorar, pedir ayuda al Hada, etcétera, cogía un cuchillo, o sierra, y se cortaba
un buen trozo de nariz. Era de madera ¿no? así que no podía sentir dolor.
Y como decía muchas mentiras y aún más, en poco tiempo se encontró con la casa llena
de pedazos de madera.
—Qué bien —dijo—, con toda esta madera vieja me hago muebles, me los hago y ahorro
el gasto del carpintero.
Hábil desde luego lo era. Trabajando se hizo la cama, la mesa, el armario, las sillas, los
estantes para los libros, un banco. Cuando estaba haciendo un soporte para colocar
encima la televisión se quedó sin
madera.

—Ya sé —dijo—, tengo que decir una


mentira.
Corrió afuera y buscó a su hombre, venía
trotando por la acera, un hombrecillo del
campo, de esos que siempre llegan con
retraso a coger el tren.
—Buenos días. ¿Sabe que tiene usted
mucha suerte?
—¿Yo? ¿Por qué?
¡¿Todavía no se ha enterado?! Ha ganado,
cien millones a la lotería, lo ha dicho la
radio hace cinco minutos.
—¡No es posible!
—¡Cómo que no es posible...! Perdone ¿usted cómo se llama?
—Roberto Bislunghi.
—¿Lo ve? La radio ha dado su nombre, Roberto Bislunghi. ¿Y en qué trabaja?
—Vendo embutidos, cuadernos y bombillas en San Giorgio de Arriba.
—Entonces no cabe duda: es usted el ganador. Cien millones. Le felicito efusivamente...
—Gracias, gracias...
El señor Bislunghi no sabía si creérselo o no creérselo, pero estaba emocionadísimo y tuvo
que entrar a un bar a beber un vaso de agua. Sólo después de haber bebido se acordó de
que nunca había comprado billetes de lotería, así que tenía que tratarse de una
equivocación. Pero ya Pinocho había vuelto a casa contento. La mentira le había alargado
la nariz en la medida justa para hacer la última pata del soporte. Serró, clavó, cepilló ¡y
terminado! Un soporte así, de comprarlo y pagarlo, habría costado sus buenas veinte mil
liras. Un buen ahorro.
Cuando terminó de arreglar la casa, decidió dedicarse al comercio.
—Venderé madera y me haré rico.
Y, en efecto, era tan rápido para decir mentiras que en poco tiempo era dueño de un gran
almacén con cien obreros trabajando y doce contables haciendo las cuentas. Se compró
cuatro automóviles y dos autovías. Los autovías no le servían para ir de paseo sino para
transportar la madera. La enviaba incluso al extranjero, a Francia y a Burlandia.
Y mentira va y mentira viene, la nariz no se cansaba de crecer. Pinocho, cada vez se hacía
más rico. En su almacén ya trabajaban tres mil quinientos obreros y cuatrocientos veinte
contables haciendo las cuentas.
Pero a fuerza de decir mentiras se le agotaba la fantasía, Para encontrar una nueva tenía
que irse por ahí a escuchar las mentiras de los demás y copiarlas: las de los grandes y las de
los chicos. Pero eran mentiras de poca monta y sólo hacían crecer la nariz unos cuantos
centímetros de cada vez.
Entonces Pinocho se decidió a contratar a un «sugeridor» por un tanto al mes. El
«sugeridor» pasaba ocho horas al día en su oficina pensando mentiras y escribiéndolas en
hojas que luego entregaba al jefe:
—Diga que usted ha construido la cúpula de San Pedro.
—Diga que la ciudad de Forlimpopoli tiene ruedas y puede pasearse por el campo.
—Diga que ha ido al Polo Norte, ha hecho un agujero y ha salido en el Polo Sur.
El «sugeridor» ganaba bastante dinero, pero por la noche, a fuerza de inventar mentiras, le
daba dolor de cabeza.
—Diga que el Monte Blanco es su tío.
—Que los elefantes no duermen ni tumbados ni de pie, sino apoyados sobre la trompa.
—Que el río Po está cansado de lanzarse al Adriático y quiere arrojarse al Océano Indico.
Pinocho, ahora que era rico y súper rico, ya no se serraba solo la nariz: se lo hacían dos
obreros especializados, con guantes blancos y con una sierra de oro. El patrón pagaba dos
veces a estos obreros: una por el trabajo que hacían y otra para que no dijeran nada. De
vez en cuando, cuando la jornada había sido especialmente fructífera, también les invitaba
a un vaso de agua mineral.

Primer final
Pinocho cada día enriquecía más. Pero no creáis que era
avaro. Por ejemplo, al «sugeridor» le hacía algunos regalitos:
una pastilla de menta, una barrita de regaliz, un sello del
Senegal...

En el pueblo se sentían muy orgullosos de él. Querían hacerle


alcalde a toda costa, pero Pinocho no aceptó porque no le
apetecía asumir una responsabilidad tan grande.

—Pero puede usted hacer mucho por el pueblo —le decían.

—Lo haré, lo haré lo mismo. Regalaré un hospicio a


condición de que lleve mi nombre. Regalaré un banquito
para los jardines públicos, para que puedan sentarse los trabajadores viejos cuando están
cansados.

—¡Viva Pinocho! ¡Viva Pinocho!

Estaban tan contentos que decidieron hacerle un monumento. Y se lo hicieron, de


mármol, en la plaza mayor. Representaba a un Pinocho de tres metros de alto dando una
moneda a un huerfanito de noventa y cinco centímetros de altura. La banda tocaba.
Incluso hubo fuegos artificiales. Fue una fiesta memorable.

Segundo final

Pinocho se enriquecía más cada día, y cuanto más se enriquecía más avaro se hacía. El
«sugeridor», que se cansaba inventando nuevas mentiras, hacía algún tiempo que le pedía
un aumento de sueldo. Pero él siempre encontraba una excusa para negárselo:

—Usted en seguida habla de aumentos, claro. Pero ayer me ha colado una mentira de tres
al cuarto; la nariz sólo se me ha alargado doce milímetros. Y doce milímetros de madera
no dan ni para un mondadientes.

—Tengo familia —decía el «sugeridor»—, ha subido el precio de las patatas.

—Pero ha bajado el precio de los bollos, ¿por qué no compra bollos en vez de patatas?

La cosa terminó en que el «sugeridor» empezó a odiar a su patrón. Y con el odio nació en
él un deseo de venganza.

—Vas a saber quién soy —farfullaba entre dientes, mientras garabateaba de mala gana las
cuartillas cotidianas.
Y así fue como, casi sin darse cuenta, escribió en una de esas hojas: «EI autor de las
aventuras de Pinocho es Carlo Collodi».

La cuartilla terminó entre las de las mentiras. Pinocho, que en su vida había leído un libro,
pensó que era una mentira más y la registró en la cabeza para soltársela al primero que
llegara.

Así fue como por primera vez en su vida, y por pura ignorancia, dijo la verdad. Y nada más
decirla, toda la leña producida por sus mentiras se convirtió en polvo y serrín y todas sus
riquezas se volatizaron como si se las hubiera llevado el viento, y Pinocho se encontró
pobre, en su vieja casa sin muebles, sin ni siquiera un pañuelo para enjugarse las lágrimas.

Tercer final

Pinocho se enriquecía más cada día y sin duda se habría convertido en el hombre más rico
del mundo si no hubiera sido porque cayó por allí un hombrecillo que se las sabía todas;
no sólo eso, se las sabía todas y sabía que todas las riquezas de Pinocho se habrían
desvanecido como el humo el día en que se viera obligado a decir la verdad.

—Señor Pinocho, esto y lo otro: ponga cuidado en no decir nunca la más mínima verdad,
ni por equivocación, si no se acabó lo que se daba. ¿Comprendido? Bien, bien. A
propósito, ¿es suyo aquel chalet?

—No —dijo Pinocho de mala gana para evitar decir la verdad.

—Estupendo, entonces me lo quedo yo.

Con ese sistema el hombrecillo se quedó los automóviles, los autovías, el televisor, la sierra
de oro. Pinocho estaba cada vez más rabioso pero antes se habría dejado cortar la lengua
que decir la verdad.

—A propósito —dijo por último el hombrecillo— ¿es suya la nariz?

Pinocho estalló:

—¡Claro que es mía! ¡Y usted no podrá quitármela! ¡La nariz es mía y ay del que la toque!

—Eso es verdad —sonrió el hombrecito.

Y en ese momento toda la madera de Pinocho se convirtió en serrín, sus riquezas se


transformaron en polvo, llegó un vendaval que se llevó todo, incluso al hombrecillo
misterioso, y Pinocho se quedó solo y pobre, sin ni siquiera un caramelo para la tos que
llevarse a la boca.
El final del autor

El primer final está equivocado porque no es justo que Pinocho el astuto, después de
todos esos embustes, sea festejado como un benefactor. Dudo entre el segundo y el
tercero. El segundo es más gracioso, el tercero más mal intencionado.

ANALIZA:

1. El narrador de la historia es:

a. Narrador-protagonista o personaje
b. Narrador-personaje secundario,
c. Narrador objetivo, observador o testigo
d. Narrador omnisciente
e. Narrador en segunda persona.

Explica tu respuesta:

Es omnisciente porque nos narra todo lo que paso sin ser un personaje de la historia, pero
se sabe todo del protagonista, lo que le pasa y lo que siente

3 Escribe una característica psicológica del protagonista y una característica psicológica del
antagonista:

PROTAGONISTA:

Mentir era su diversión y después se convirtió en su profesión, no le importaba decir


mentiras.

ANTAGONISTA:

Ambicioso por que no le importaba decir mentiras para que le pagaran y después quiso más
plata y pinocho como raro le mintió diciéndole que sí.

4 ¿Cuál de los tres finales te gustó más y por qué?

Me gusto más el ultimo final porque me parece que ese le da un poco más de interés a la
narración, a pesar que hay algo de maldad este personaje hizo que pinocho por fin dijera la
verdad y se dio cuenta que su nariz era lo más valioso que tenía, perdió todo, pero esas son
las consecuencias de las mentiras, eso no trae nada bueno.
5 ¿Consideras que el espacio donde transcurre la historia es: real, imaginario o fantástico? Explica.

Para mi es real porque los lugares que nombran son reales, como el pueblo, la bodega, la
oficina, la casa de pinocho… etc.

6 Explica por qué el tiempo durante el cual transcurre la historia es


cronológico:

Es cronológico porque la narración de lo que pasa la hacen en un


tiempo exacto, en momentos específicos.

7 El autor del cuento, para contar su historia emplea: Diálogo, descripción, exposición o monólogo.
Sustenta tu respuesta:

Emplea dialogo, porque durante la historia hay dialogo entre los personajes y descripción
porque narra los lugares y hechos de lo que esta sucediendo.

8 ¿Qué valores o antivalores podríamos encontrar en el cuento de Gianni Rodari? Explica.

El único valor que vi fue en el primer final LA SOLIDARIDAD, cuando pinocho iba a seguir
ayudando al pueblo sin necesidad que lo nombraran alcalde.

Y los antivalores que vi fue principalmente el engaño durante toda la historia de pinocho y
los otros personajes, la maldad de las personas que le querían quitar a pinocho la riqueza,
la ambición de pinocho por querer tener más cada día.

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