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Amós 7

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Amós 7 presenta lo que sucedía en el cielo, en el corazón de Dios y lo que sucedía en la tierra, en el

corazón del sacerdote del santuario del becerro. Dividamos en 4 escenas esta obra…

Escena 1: La intercesión de Amós: el capítulo inicia con dos visiones: una plaga de langostas y un fuego
abrasador. Queda la incógnita si son hechos del presente o del futuro, si son literales o simbólicas. Lo
importante es que el profeta intercede fervorosamente delante del Señor y de ambas catástrofes “Se
arrepintió Jehová” como dicen los versos 3 y 6. Como ya se ha dicho, muchas profecías son
condicionales, porque Dios envía la advertencia precisamente para evitar que suceda. Las súplicas del
profeta salvaron una vez más a la nación. A propósito, ¿Por quién estás intercediendo tú?

Escena 2: Se acaba la tolerancia: no obstante, Amós recibe una tercera visión donde el Señor aparece
evaluando una pared con una plomada de albañil para ilustrar que, ante la falta de arrepentimiento de
Israel, la justicia divina tendría que intervenir. El Juez de toda la Tierra declara en el verso 8: “Yo pongo
plomada de albañil en medio de mi pueblo Israel; no lo toleraré más”. Parece que ya no hay esperanza
de que se arrepintieran y el profeta no intercede más. De la misma manera, llegará el momento en que
la humanidad ya no necesitará más la intercesión de Cristo en el Santuario Celestial porque cerrará su
corazón al arrepentimiento. Salvo para un pequeño remanente, la gracia se cerrará para siempre…

Escena 3: Se levanta oposición desde el santuario del becerro: los versos 10 al 13 narran cómo Amasías,
sacerdote del falso santuario de Betel, intenta acusar de conspiración al profeta delante del rey. Al no
recibir respuesta del palacio, se presenta ante el siervo de Jehová diciendo con sarcasmo: “¡Largo de
aquí, vidente! ¡Si quieres ganarte el pan profetizando, vete a la tierra de Judá! No vuelvas a profetizar en
Betel, porque este es el santuario del rey; es el templo del reino” (v. 12-13 NVI). Betel, significa “casa de
Dios” pero los usurpadores reyes de Israel la habían convertido en “casa del reino”. El impío sacerdote
está atribuyendo a Amós los motivos egoístas que había en su corazón, insinuando que profetizaba por
interés a recibir ganancias materiales. ¡Cuánto cuidado debemos tener de emitir juicios apresurados!

Escena 4: La tremenda respuesta de Amós: el profeta enviado por Dios, no era graduado de la escuela
de los profetas, no era un asalariado, era un laico devoto, cuyo oficio era considerado de la menor
importancia en los campos de Judá. Intrépidamente niega la oscura acusación y defiende su ministerio
ad-honorem diciendo en los versos 14 y 15: “Yo no soy profeta, ni hijo de profeta, sino que soy boyero y
cultivador de sicómoros. Pero el Señor me tomó cuando pastoreaba el rebaño, y me dijo: Ve, profetiza a
mi pueblo Israel” (v. 14-15 LBLA. ¿Pero qué tenemos aquí? ¿Quién invadiendo el terreno de quién?
Pongamos las cosas en la perspectiva correcta: El representante del inerte becerro de oro se atrevió a
echar de Betel al embajador del Todopoderoso Creador de los cielos y la tierra y verdadero dueño de
Betel. Esto no podía quedarse así… Con santa osadía el enviado de Jehová inicia la sentencia sobre el
falso sacerdote diciendo en el 16: “Ahora, pues, oye palabra de Jehová…” y el verso 17 pronuncia una de
las más terribles maldiciones sobre Amasías, la cual se extiende a toda la nación que adoraba al mismo
ídolo: “Tu mujer será ramera en medio de la ciudad, tus hijos y tus hijas caerán a espada y tu tierra será
repartida por suertes; tú morirás en tierra inmunda e Israel será llevado cautivo lejos de su tierra”.

Los obreros del Señor son dignos de recibir un salario, pero los laicos voluntarios “son dignos de doble
honor”, como dice 1 Timoteo 5:17. Amasías estaba atacando a aquel a quien le debía la vida porque
había intercedido por la salvación de Israel. Cuán necia es la actitud del pueblo que se opone a los
pastores y líderes laicos que viven intercediendo en favor de ellos. ¡Ay de quienes se atrevan a levantar
su mano contra los ungidos del Señor! Y tú, ¿vas a aceptar el llamado al arrepentimiento o vas a volverte
contra el “instrumento” que Dios está usando para salvarte?
#RPSP
Amós 7
Pr. Selvin Sosa
fb.com/selvinsosa77

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