Trabajo de Final de Máster Julia 11.1.20

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Intervenciones psicológicas para mejorar la

resiliencia en niños víctimas de violencia familiar:


una revisión sistemática

TRABAJO DE FINAL DE MÁSTER

Máster en Psicología General Sanitaria

2019/2020

Júlia Rovira de Antonio

Tutora: Cristina Günther

Facultad de Psicología, Ciencias de la Educación y el Deporte

Universidad Ramón Llull


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 1

Todos tenemos una reserva de fuerza interior insospechada, que surge cuando la vida nos

pone a prueba.

Isabel Allende
INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 2

Resumen

Introducción: Sufrir violencia doméstica conlleva tener unas consecuencias tanto físicas

como psicológicas que pueden llegar a ser devastadoras para la persona que lo padece, en este

caso, los niños son las víctimas más vulnerables ya que esta problemática repercute

directamente a su desarrollo cognitivo y emocional, a su autoestima, su confianza y su

sentido de la resiliencia.

Objetivo: La presente revisión tiene como objetivo recopilar intervenciones psicológicas que

ayuden a los niños víctimas de violencia familiar a desarrollar un sentido de la resiliencia más

positivo. Ya que, a día de hoy, nos encontramos con una necesidad importante de contar con

programas de intervención que proporcionen un tratamiento eficaz y reparador con esta

población.

Método: Se ha realizado una revisión sistemática de artículos científicos publicados durante

los últimos diez años, en inglés, utilizando las bases de datos Psycinfo y PubMed.

Resultados: Se han identificado 3 artículos de origen europeo y estadounidense que exponen

3 estilos diferentes de intervenciones y técnicas psicológicas para utilizar en terapia para

mejorar la resiliencia en niños víctimas de violencia doméstica.

Palabras clave: violencia doméstica, violencia familiar, resiliencia, resiliente, intervención,

programa y tratamiento.
INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 3

Abstract

Introduction: Suffering from domestic violence entails devastating physical and

psychological consequences for the person who suffers it. In this case, children are the most

vulnerable victims since this problem has a direct impact on their cognitive and emotional

development, their self-esteem, their confidence and their sense of resilience.

Objective: The present review aims to collect psychological interventions that help children,

victims of family violence, to develop a more positive sense of resilience. Nowadays, there’s

a strong need to find some intervention programs that provide an effective and reparative

treatment with this population.

Methods: A systematic review has been done including scientific articles published in

English and during the last ten years. This review was conducted using the Psycinfo and

PubMed databases.

Results: 3 european and american articles have been identified, this articles show three

different styles of psychological interventions and techniques to be used in therapy to

improve resilience in children victims of domestic violence.

Key words: domestic violence, family violence, resilience, resilient, resiliency,

intervention, program and treatment.


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 4

Introducción

La familia se podría definir como el espacio donde se hallan las relaciones

interpersonales más cercanas y primarias, ésta fue considerada como un espacio privado

donde todo lo que sucedía en su cotidianidad era responsabilidad de los miembros que la

conformaban. Esta organización estaba constituida por relaciones patriarcales entre los

distintos miembros de la misma, favoreciendo así la aparición de relaciones de poder donde

la subordinación, el silencio, la sumisión y la violencia estaban muy presentes (Mancinas &

Rodríguez, 2017). La violencia familiar actualmente constituye uno de los problemas más

graves de nuestra sociedad, y ha pasado desapercibida durante muchos años ya que, en casi

todas las culturas mundiales, se ha asociado la autoridad con la violencia, y como

consecuencia, se han legitimado estas conductas tan dañinas y devastadoras, como formas

correctas de educar y de mostrar respeto. En los años 70, se empezó a tomar consciencia de la

existencia de la violencia dentro de las familias y de los efectos gravísimos que pueden

padecer las víctimas tanto física como psicológicamente (Alonso Varea & Castellanos

Delgado, 2006). Es por este motivo que se requiere que todos los profesionales, familiares,

amigos, conocidos, etc., y personas relacionadas con esta problemática, presten atención e

importancia para así visibilizar, prevenir y ayudar a reducirla.

Es importante señalar que la violencia según la Organización Mundial de la Salud

(OMS, 2002) está definida como el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en

grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que

cause o tenga muchas posibilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos

del desarrollo o privaciones. Ésta, además, puede adoptar diferentes formas, como la

violencia activa y la pasiva, a continuación, se hará una breve explicación de cada una de

ellas:
INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 5

La violencia activa según Sanmartín (2007) engloba cuatro formas de violencia que se

suelen distinguir atendiendo al daño que se causa, la violencia física (cualquier acción u

omisión que causa o puede causar una lesión física, representada por la acción de pegar), la

violencia emocional (cualquier omisión u acción que causa o puede causar directamente un

daño psicológico mediante el uso del lenguaje verbal y/o gestual) y la violencia sexual

(cualquier comportamiento en el que una persona es utilizada para obtener estimulación o

gratificación sexual). Y por último, la violencia económica, la cual consiste en la utilización

ilegal o no autorizada de los recursos económicos o las propiedades de una persona. La

violencia pasiva o negligente, recoge una serie de prácticas que tienen lugar cuando se

desatienden de manera voluntaria o involuntaria ciertas obligaciones y deberes perpetrándose

especialmente contra los colectivos más vulnerables como los niños y ancianos. El abandono

deliberado, el fracaso en el cuidado de la persona, no proveer dinero o alimentos y la ausencia

de afecto y protección serían ejemplos de esta manifestación de la violencia (González &

García, 2014).

Según Torrado (2013), si nos centramos en el contexto familiar, la violencia que

aparece en este ámbito es entendida como las agresiones físicas, psicológicas, sexuales o de

otra índole, perpetuadas generalmente en el hogar por miembros del medio familiar, donde

las principales víctimas son los miembros más vulnerables, como los niños, las mujeres y

personas adultas o en discapacidad. Así pues, la violencia familiar engloba diferentes

manifestaciones en función de sobre quien se ejerza, como la violencia contra niños y

adolescentes, en la pareja y contra personas mayores, además de las conocidas otras formas

de violencia familiar que pueden ser la violencia de hijos contra padres y madres, la violencia

entre parejas en periodo de formación (parejas adolescentes), la violencia entre hermanos y la

violencia contra jóvenes dependientes o contra personas con alguna discapacidad (Varea &

Val, 2018).
INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 6

Por este motivo se cree necesario hacer un apunte sobre los datos de prevalencia de la

violencia familiar ya que afecta a un gran número de personas en todo el mundo de diferentes

edades y culturas. Los datos más recientes según el Instituto Nacional de Estadística (2018)

muestran que 7388 personas fueron víctimas de violencia familiar en toda España en el año

2018, un 6.9 % más que el año anterior. De todas las víctimas, el 62.2% fueron mujeres y el

37.8% hombres, siendo mayor el número total de víctimas de violencia familiar que el de

personas denunciadas. En 2018 también se registraron 5093 personas denunciadas por

violencia doméstica, un 3.8% más que en el año anterior, de ellas, el 72.6% fueron hombres y

el 27.4% mujeres. En términos relativos, se observa que las víctimas violencia doméstica

fueron más frecuentes entre las mujeres de menos de 18 años y de 18 a 24 años y entre los

hombres de menos de 18 años. El tramo de edad donde se concentró el mayor número de

personas denunciadas fue el de 18 a 24 años en los hombres y el de menos de 18 años en el

de las mujeres. Atendiendo al tipo de relación existente entre la víctima y el denunciado, en el

28.1% de los casos las víctimas fueron los hijos, en el 27.4% la víctima fue la madre de la

persona denunciada, en el 10.7% el padre y en el 9.8% los hermanos. Los resultados

expuestos, visualizan una realidad devastadora, ya que, normalmente los hijos de las víctimas

también son partícipes de esta violencia, ya sea siendo testigos, víctimas o agresores.

Rodríguez (2019) señala que niños de todas las edades y condiciones

socioeconómicas, pueden ser víctimas de malos tratos físicos, psíquicos y/o sexuales en el

hogar familiar ya que al ser más vulnerables que cualquier persona de edad más avanzada les

convierte en víctimas potenciales y les hace ser objetos más fáciles y convenientes de

explotación y de abuso. Estos actos normalmente son cometidos por la familia nuclear

(progenitores/hijos), pero también por la familia extensa (tíos, abuelos, primos, etc.) y otras

personas cercanas a la víctima (pareja de uno de los progenitores que convive con el menor).

Rojas Marcos (2017) comenta que éstos son las víctimas más frecuentes junto con las
INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 7

mujeres, debido a que, donde hay mujeres maltratadas, también suele haber niños

maltratados.

Existen diferentes enfoques y modelos explicativos que pretenden hallar la etiología

del maltrato, partiendo del modelo psicopatológico, el más antiguo, sugerían que los padres

que ejercían el maltrato, sufrían alteraciones psicológicas severas, motivo por el cual

maltrataban a sus hijos (Parke & Collmer, 1975; Spinetta & Rigler, 1972). Sin embargo, a lo

largo de los años, se han ido describiendo motivos etiológicos diferentes del maltrato. Uno es

el modelo sociológico, el cual tiene en cuenta variables sociales como la disposición cultural

de la violencia, la falta de educación y el aislamiento social entre otras, para explicar el

maltrato (Moreno, 2006). El modelo sociointeraccional es otro enfoque que, a diferencia del

anterior, da importancia a la relación e interacción entre padre e hijo en el contexto en que se

producen las situaciones de maltrato. Touza (2002) comenta que las peculiaridades de cada

uno pueden producir situaciones de estrés que pueden conducir al maltrato. Otro modelo es el

ecológico de Belski, el cual tiene en cuenta diferentes factores de riesgo psicosociales

(familia, comunidad, factores culturales e interacciones del individuo) para explicar el

maltrato (Wilson, Hayes, Bylund, Rack & Herman, 2006, citado en Bolívar & Convers, 2012;

Belsky, 1993). El modelo transaccional propuesto por Cicchetti y Rizley (1981) citado en

López (2016), explica el maltrato mediante la existencia de una sucesión de factores, como

los de vulnerabilidad, que potencian el maltrato (haber sufrido una historia familiar violenta o

psicopatologías), factores provocadores (diferentes tipos de estresores), factores protectores

(historia prenatal sana) y los factores amortiguadores (los cuales disminuyen la posibilidad de

maltrato infantil, como el apoyo social, la estabilidad económica, buena relación de pareja)

(Morales, Zunzunegui & Martínez, 1997). Finalmente, se destaca el modelo ecológico

transaccional, propuesto por Cicchetti y Lynch (1993, citado en López, 2016), basado en los

dos modelos anteriores, el que analiza las transacciones entre los factores de los distintos
INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 8

niveles de la ecología del menor involucrado en el maltrato infantil (Lynch & Cicchetti, 1998

citado en López, 2016). Además, Varea y Val (2018) comentan que las personas que llevan a

cabo conductas violentas dentro del ámbito familiar, tienen un perfil y unas características

comunes, como por ejemplo, tener una percepción distorsionada de la víctima, la falta de

empatía, tener un pobre autocontrol, falta de ayuda para dejar de maltratar, tener dificultades

en la relación de pareja, utilización del poder de forma arbitraria y aislamiento social.

Con lo que se ha descrito anteriormente, podemos plantearnos la existencia de una

transmisión intergeneracional de la violencia familiar, por ello, es relevante considerar que

ser testigo de maltrato durante la niñez es un factor de riesgo muy preocupante ya que niños y

adolescentes aprenden conductas agresivas a través de la observación y de la imitación de

modelos agresivos en distintos contextos como en el colegio, el vecindario, en casa y en el

televisor (Orue & Calvete, 2010). El reconocimiento de la problemática, la búsqueda de

ayudas externas (familiares, personas cercanas o profesionales) y el empoderamiento son

factores clave para el cambio y el abandono de la violencia, ya que pueden contribuir a

romper el círculo de la violencia y para así no reproducir de adulto, los hechos vividos en la

infancia (Morad, Hamodi, Salazar, Rodríguez & Jiménez, 2019).

La violencia familiar, en general y los malos tratos infantiles, en particular, son

algunos de los problemas más graves que afectan negativamente al desarrollo y a la

socialización de los niños y niñas y causan en las víctimas trastornos emocionales profundos

y duraderos (Gelles, 1993), es por este motivo que es importante destacar las diferentes

consecuencias que las víctimas de violencia familiar pueden experimentar. Como nos

explican los estudios de Lee y Hoaken (2007), sufrir maltrato a estas edades tan tempranas

puede originar problemas psicológicos y neurológicos irreversibles, vivir experiencias

traumáticas o estar expuesto al estrés crónico podrían afectar al desarrollo psicológico y


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 9

cognitivo del menor. Los niños víctimas de maltrato pueden presentar problemas cognitivos o

del lenguaje, dificultades de aprendizaje como el déficit de atención y problemas

conductuales que, como consecuencia, influyen en el rendimiento académico haciendo que

este sea más bajo. También son frecuentes las conductas autolíticas, la aparición de

problemas emocionales, trastornos del sueño y pesadillas (Afifi, Enns, Cox, de Graaf, ten

Have & Sareen, 2007). También puede haber una gran influencia en el desarrollo de

diferentes psicopatologías, como la depresión, la ansiedad, la delincuencia, trastornos de

personalidad e incluso estrés postraumático (Jaffee, Caspi, Moffitt, Dodge, Rutter, Taylor &

Tully, 2005). Además, se ha encontrado una relación entre ser víctima de maltrato infantil y

un posterior consumo de drogas y alcohol, de conductas suicidas, somatizaciones, ansiedad y

problemas de disociación. La investigación de Puga (2008) constató que las relaciones

interpersonales entre niños y niñas víctimas de malos tratos físicos y/o emocionales, tienden a

mostrar dificultades de relación de respeto mutuo, niveles elevados de agresión, sentimientos

disfóricos y alteraciones en las capacidades cognitivas. Estas consecuencias afectan

directamente el desarrollo de su autoestima, empatía y confianza en un futuro (Richman,

Chapman & Bowen, 1995).

Una buena intervención sería la que se oriente a mejorar las habilidades empáticas de

los cuidadores primarios, para intentar reducir los niveles de maltrato a los niños y aprender

estrategias más saludables de manejo de conflictos y disciplina (Socola, 2019), ya que las

mayores oportunidades para mitigar los impactos de estas experiencias y prevenir las

consecuencias a largo plazo se dan durante la infancia y la adolescencia (Walker & Walsh,

2015). Además, se ha estudiado que, mediante el empleo de técnicas narrativas, creativas y

artísticas se puede disminuir los conflictos personales, la atribución de culpa, reducir la

tensión, generar mayores sentimientos de autoestima y de confianza, para así relacionarse de


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 10

una manera más eficaz en el entorno personal y social (Adams-Westcott & Isenbart, 1993;

Durrant & White, 1993).

Es numerosa la literatura científica que constata las graves consecuencias que el

maltrato familiar tiene en las víctimas en general y, particularmente, en los niños. En

coherencia, se han publicado numerosas propuestas de intervención con esta población, un

ejemplo es La Terapia de Interacción Padres-Hijos (PCIT) es un programa de intervención

estadounidense que mediante la participación de los padres impulsa a que estos sean los

principales agentes del cambio a través de conductas positivas y habilidades de modificación

de conducta. Las sesiones de intervención se realizan de manera individualizada con los

padres e hijos para mejorar las relaciones disfuncionales de los padres (Karpiska, 2019). En

España, Fariña, Arce y Seijo (2005) publicaron un programa de ayuda a hijos que han vivido

violencia familiar, el cual dota a los profesionales de herramientas y se centra en la

importancia de disponer de instrumentos para trabajar con los menores las diferentes

afectaciones que puedan padecer, así como el empoderamiento y el aumento de sus

capacidades de resiliencia. En concreto, la resiliencia, entendida según Grotberg (1995) como

la “capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser

transformados por ellas’’ (p.4), ha demostrado ser uno de los factores clave en la

recuperación ya que estos niños. Según Bisquerra (2000) y Goleman (1995), tienen más

posibilidades de comprometerse con sus objetivos, se socializan mejor, tienen más confianza

en sí mismos, y tienen mejor autocontrol. Considerando la importancia del trabajo sobre la

resiliencia de los menores y víctimas de maltrato familiar y con la intención de facilitar la

labor asistencial de los profesionales dedicados a este ámbito, el presente trabajo de revisión

tiene como objetivo recopilar, analizar y organizar las publicaciones científicas sobre

intervenciones específicamente enfocadas al aumento de la resiliencia en niños/as víctimas de

violencia familiar en sus hogares.


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 11

Método

Con el fin de desarrollar el presente trabajo, se tuvieron en cuenta las orientaciones de

la guía de publicación de investigación PRISMA de Moher, Liberati, Tetzlaff y Altman

(2009) para revisiones sistemáticas y metaanálisis.

Selección de estudios

Se seleccionaron únicamente artículos científicos, excluyendo revisiones teóricas y

metaanálisis, que mostrasen diferentes técnicas e intervenciones psicológicas para la mejora

de la resiliencia en niños/as víctimas de violencia familiar en sus hogares. Se acotó la

búsqueda de artículos publicados durante los últimos 10 años (2009-2019), exclusivamente

en lengua inglesa y mediante la utilización de dos bases de datos: PubMed y Psycinfo. Los

términos que se emplearon en el abstract fueron los siguientes: “domestic violence’’ OR

“family violence’’ AND “resilience’’ OR “resiliency’’ OR “resilient’’ AND “intervention’’

OR “program’’ OR “treatment’’.

Criterios de inclusión y exclusión

Para incluir los diferentes estudios en la presente investigación se establecieron unos

determinados criterios de inclusión: (1) artículos publicados en lengua inglesa; (2) que

expongan intervenciones para mejorar o promover la resiliencia en víctimas de violencia

familiar; (3) que la muestra incluyera población infantil.

En relación a los criterios de exclusión, se descartaron aquellos artículos que: (1)

incluyeran población adulta; (2) no hablaran de intervenciones psicológicas; (3) las

intervenciones o tratamientos no se aplicasen en el contexto de violencia familiar; (4) fueran

revisiones sistemáticas o metaanálisis.


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 12

Resultados

Para llevar a cabo la selección de los artículos, se realizó una búsqueda bibliográfica

de la literatura científica publicada en bases de datos en formato electrónico, los resultados

obtenidos se muestran en el gráfico de la Figura 1.

Resultados de la búsqueda en las bases de datos


PsycInfo y PubMed 86 registros

8 registros duplicados

2 registros excluidos por no estar en


inglés

26 registros excluidos por centrarse en


población adulta
18 registros excluidos por no mencionar
intervenciones psicológicas

21 registros excluidos por no aplicarse


en el contexto de violencia familiar
4 registros excluidos por ser revisiones
sistemáticas o metaanálisis

11 registros incluidos

8 registros identificados que hacen 3 registros que mencionan


referencia a intervenciones intervenciones psicológicas para
psicológicas en niños víctimas de mejorar la resiliencia en niños
violencia familiar víctimas de violencia familiar

Figura 1: Diagrama de la selección de artículos excluidos e incluidos en la revisión

La búsqueda de artículos en PubMed y PsycInfo con las palabras clave mencionadas

anteriormente, mostraron 86 artículos en total, 79 de los cuales fueron excluidos de la

investigación por no cumplir los criterios de inclusión previamente establecidos. Los 8

artículos restantes hacían referencia a intervenciones psicológicas en niños víctimas que eran
INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 13

o son víctimas (o pasivas o activas) de violencia familiar, pero concretamente 3 de estos

artículos hablaban de intervenciones psicológicas para mejorar la resiliencia. Estos 3 artículos

configuran la muestra final de la presente investigación ya que cada uno de ellos menciona

diferentes propuestas de intervención o programas psicológicos para mejorar y entrenar la

resiliencia en niños y/o niñas víctimas de violencia familiar en sus hogares.

En la Tabla 1 se pueden consultar las características principales de cada intervención

o programa, así como sus objetivos, los ámbitos y contextos en que se podrían aplicar y el

tipo y orientación del tratamiento.

Tabla 1:

Características principales de las intervenciones psicológicas en niños víctimas de


violencia familiar

Nombre Tipo intervención Contexto Objetivos Orientación Autores

MPOWER Terapia grupal, Violencia Adquirir estrategias Sistémica, Alexander,


para niños y doméstica y de afrontamiento, creativa y Callaghan, Fellin,
jóvenes. abuso. resiliencia, narrativa. Harrison-Breed,
confianza. Basada Mavrou y
en las Papathanassiou,
fortalezas. (2018).

MTFC Terapia grupal Maltrato infantil, Mejorar las Modelo del Leve, Fisher y
(Multidimensional e individual problemas de interacciones aprendizaje Chamberlain,
Treatment Foster para niños en conducta y con positivas, social, (2009).
Care) acogimiento niños y jóvenes las HHSS y el perspectiva
familiar y en el sistema comportamiento basada en
padres judicial juvenil. positivo y prosocial. la familia.
biológicos y
adoptivos.

Intervención Terapia Niños con TEPT Basada en Nabors,


con niños individual con (violencia Mejorar la resiliencia, técnicas Baker-Phibbs
con TEPT niños que han doméstica, abuso la recuperación, el creativas, y Woodson,
experimentado un físico y sexual, funcionamiento artísticas (2016).
trauma. exposición a social y emocional. y juegos.
eventos
traumáticos).
INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 14

Estas propuestas de intervención están desarrolladas e investigadas en países dentro y

fuera del territorio español, como en Europa central y América del Norte. Dos de los artículos

seleccionados narran y explican concretamente en qué consisten las intervenciones

MPOWER y MTFC, mientras que el artículo restante, menciona la existencia de la

intervención con niños con TEPT, de esta manera, se hizo una búsqueda electrónica de este

programa para extraer la información necesaria para la realización del presente trabajo de

investigación.

El programa MPOWER es un proyecto piloto de intervención en grupo para niños y

jóvenes que han experienciado situaciones de violencia doméstica y abuso en sus hogares.

Este programa se desarrolló como parte de la segunda fase de un proyecto de investigación-

acción (Understanding Agency and Resistance Strategies, UNARS) que se aplicó

primeramente en el Reino Unido y luego se implementó en Grecia, Italia y España,

mostrando un gran éxito terapéutico en todos ellos. El programa está basado en la idea de la

resiliencia como un proceso multifacético y no tan individual, en el que la persona está

presente de forma activa y comprometida en un contexto social y relacional y que ésta se

constituye a través de su habilidad para construir un sentido resiliente de sí mismo en relación

con las dinámicas violentas y controladoras de su vida familiar. Siguiendo esta misma

perspectiva, la intervención se centra principalmente en apoyar al menor mediante diferentes

actividades creativas y emocionales, en mejorar las fortalezas que se construyen cuando la

violencia está presente, en entender sus efectos en su vida cotidiana, sus implicaciones

relacionales y las habilidades y estrategias de afrontamiento. Se intenta trabajar estas

fortalezas y superaciones para que lleguen a ser útiles para ellos, además de comprender

cómo podrían adaptarse para facilitar el manejo de conflictos y desafíos en contextos no

violentos.
INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 15

Para reducir la sensación de aislamiento y sus expectativas de ser diferentes, las

intervenciones se llevaron a cabo en grupos de 10 sesiones (8 sesiones principales y 2 de

seguimiento) de 90 minutos cada una y con dos profesionales por cada grupo. Los

participantes oscilaban entre 11 y 19 años y una gran mayoría de ellos eran derivados por los

servicios de protección de la infancia y profesionales de casas de acogida o procedían de

servicios de psicología, abogados y maestros. Los participantes podían beneficiarse del grupo

si habían sido testigos de varios episodios de violencia familiar en el hogar y si en el

momento de la intervención se consideraba que estaban en una situación segura y motivados

para asistir al grupo.

La intervención se compuso por cinco puntos o principios. Principio 1: Dar sentido a

la violencia y a la adaptación, este principio se utilizó para identificar y aumentar la

capacidad de afrontamiento y resiliencia, con el fin de entender mejor el sentido de las

respuestas de los menores a situaciones de violencia. Principio 2: La violencia ocurre en un

entorno físico y relacional, en este punto se pretende hacer entender que las respuestas a la

violencia siempre deben ubicarse y entenderse dentro de múltiples niveles contextuales,

desde una perspectiva relacional, contextual y personificada, que se consigue a través de

enfoques terapéuticos sistémicos, creativos y narrativos. Principio 3: Afrontamiento, la

resistencia y la resiliencia como experiencias creativas, se enfatiza la capacidad de los

sujetos vulnerables a adaptarse de manera creativa a las experiencias adversas, y se trabaja a

través de técnicas como bailes, música, dibujo, actuaciones, etc., que permiten explorar las

emociones y relaciones como experiencias encarnadas. Principio 4: Enfoque centrado en los

recursos, tiene como objetivo destacar los recursos, habilidades y capacidades del grupo

vulnerable, evitando adoptar un enfoque patológico, de esta manera, se les permite hablar de

sí mismos, reposicionar su sentido del yo, de las relaciones y los sistemas familiares.

Principio 5: Enfoque relacional y centrado en la emoción, se centra en cómo se habían


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 16

experimentado las emociones en el pasado y cómo se vivían, en vez de utilizar técnicas de

entrenamiento de la emoción. Una vez que eran conscientes de las respuestas de

afrontamiento emocional, se trabaja con las mismas para adaptarlas y transformarlas.

Las diferentes sesiones tienen como objetivo permitir a los jóvenes a crear seguridad

y confianza (tanto en sí mismos como en los demás), explorar, compartir y desarrollar

estrategias de afrontamiento, cuestionar los mitos y profecías autocumplidas sobre la

violencia doméstica y abordar los temores de la transmisión intergeneracional de la violencia,

crear una autoidentidad positiva y prever un futuro potencial positivo, fomentar las relaciones

de cuidado y el apoyo social, y afrontar los finales y las experiencias de pérdida.

Todos estos objetivos se trabajaron a través de diferentes actividades o técnicas

utilizadas por los diferentes profesionales. Para fomentar la confianza y la seguridad en el

grupo, se discutió cómo entendían estar seguros en el grupo, se les invitó a traer piezas

musicales para cada sesión para provocar un ambiente agradable, se utilizó técnicas

familiares como el trust lean y el sauce en el viento para construir confianza entre los

miembros del grupo. También se les ayudó a explorar el espacio personal de cada uno y a

construir su propio sentido de límite en relación con la cercanía física. En relación a

compartir y trabajar estrategias de afrontamiento, se hicieron role playings con diferentes

experiencias de los integrantes del grupo para practicar diferentes rangos de respuesta y

aprender unos de otros, además de utilizar entrevistas anónimas y audios de diferentes

personas fuera de su ámbito, incluso de otros países, para así poder identificarse y ver

diferentes maneras de respuesta en relación a las suyas, que no necesariamente son

patológicas o problemáticas. También se utilizaron imágenes u objetos para representar los

diferentes temas o soluciones que se discuten en el grupo. Para tratar las profecías

autocumplidas como el discurso de la transmisión intergeneracional de la violencia, se usaron


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 17

técnicas creativas, herramientas clásicas del sistema, como esculturas familiares, eco-mapas,

herramientas narrativas como el árbol de la vida, para así poder reflexionar y comprender los

contextos relacionales en los que se produjo la violencia familiar. Para fomentar una

identidad positiva, se utilizaron técnicas narrativas como collages de orgullo dónde, a través

de relatos individuales y puestos en común, se utilizó el collage para resaltar las habilidades y

recursos de los participantes. Para trabajar la finalización del grupo y los diferentes

sentimientos que se podían manifestar, los participantes crearon una imagen conjunta del

grupo, cajas de memoria con mensajes de reconocimiento y aprecio para cada persona del

grupo y profesionales, para así hacer un buen cierre de la intervención.

Los resultados de la implementación de la intervención MPOWER, fueron positivos,

los participantes expresaron que se sintieron apoyados tras haber contado las diferentes

experiencias de violencia domésticas vividas, podían reconocer una cierta mejoría de

habilidades y eran capaces de buscar apoyo en otras personas. De esta manera, el uso de

técnicas no verbales y creativas hizo expresable las narrativas, recuerdos y preguntas

silenciadas o difíciles de articular, que de otra manera les resultaría difícil contar. Como

conclusión, el programa de intervención MPOWER, sostiene que esta intervención ofrece

una posible ruta hacia un enfoque más respetuoso y centrado en los recursos para ayudar a los

jóvenes que experimentan violencia familiar. Al mismo tiempo, señala la importancia de

realizar más investigaciones acerca de programas similares para evaluar la eficacia de

diferentes intervenciones y se establezca su impacto a lo largo de los años.

Otra intervención a destacar es el MTFC (Multidimensional Treatment Foster Care as

a preventive intervention to promote resiliency among youth in the child welfare system).

Esta intervención tiene sus bases en los procesos individuales, familiares y extrafamiliares

de la resiliencia, la describe como un conjunto de procesos ordinarios que implican el


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 18

funcionamiento de los sistemas adaptativos humanos básicos, que se ponen en marcha ante

una adversidad. Estos sistemas de adaptación incluyen características a nivel individual

(funcionamiento cognitivo, sociabilidad, autoeficacia), características a nivel familiar

(relaciones cercanas con adultos) y a nivel extrafamiliar (apoyo social, escolaridad efectiva).

Este modelo de intervención surge de la traducción de esta teoría en intervenciones

sistemáticas y efectivas y de la aplicación de estas intervenciones en el ámbito comunitario,

ya que comenzó como una alternativa a la colocación en grupos o residencias a niños y

adolescentes con graves problemas emocionales y de comportamiento relacionados con la

delincuencia. El MTFC se centra en los procesos de crianza e interacción para prevenir

interacciones negativas y coercitivas entre los cuidadores y los niños para mejorar el

comportamiento positivo y la conducta prosocial. Así como crear experiencias que

conduzcan directamente al desarrollo de la resiliencia.

Esta intervención incluye a padres de crianza (para mejorar y apoyar las habilidades

de los padres), a los padres biológicos (se les dan habilidades y entrenamiento para un

cuidado posterior), a los niños y jóvenes (para desarrollar habilidades y tener apoyo

académico) y al sistema de servicios para hacer una buena coordinación entre ellos. A los

niños se les asignan hogares de crianza, donde los padres de crianza son entrenados,

supervisados y apoyados en pequeños grupos terapéuticos de entre 7 y 10 participantes para

fomentar estrategias positivas de crianza mediante la utilización de incentivos, como

proveer pequeñas recompensas o acumular puntos para así reforzar los comportamientos y

emociones positivas de los niños. El niño está aproximadamente entre 6 y 9 meses con los

padres de crianza, mientras los padres biológicos u otros parientes o recursos de cuidado

reciben, en grupos de padres, tratamiento familiar para mejorar sus habilidades y

comportamientos de refuerzo, relacionales y de establecimiento de límites, utilizando y

enseñándoles las mismas técnicas o sistemas de puntos empleados en el hogar de crianza.


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 19

Estas habilidades se practican mediante visitas programadas de los padres biológicos al

hogar de crianza para que cuando el niño pueda volver con ellos, ya se hayan establecido

como estilo de crianza.

Además de tener un apoyo y entrenamiento para los padres de crianza y los

biológicos, simultáneamente, los niños y jóvenes, especialmente en edad adolescente,

reciben un tratamiento individual para ayudarles a identificar y construir sus fortalezas para

encontrar soluciones a los diferentes problemas que puedan tener, ya sea en la escuela o en

el hogar de acogida y para tener buenas relaciones de adaptación con los padres de crianza

y, posteriormente, con los padres biológicos. También disponen de tratamiento psiquiátrico

si se precisa.

Para entrenar las habilidades sociales, a los niños y jóvenes se les asigna un

profesional, normalmente un recién graduado universitario, que les ayuda a identificar y a

participar en actividades comunitarias que les interesen, de esta manera, se practican estas

habilidades en entornos del mundo real y por lo tanto, se pueden trabajar mejor situaciones

particulares que puedan ser desafiantes para el niño.

Los niños y jóvenes que participan en esta intervención continúan su escolaridad con

normalidad, los padres de crianza y el supervisor del programa, se encargan de fomentar

una buena adaptación del niño en las clases y con sus compañeros, además de crear una red

individualizada de servicios para que apoyen el éxito académico y social. A los

adolescentes, se les incentiva diariamente por la asistencia, la buena actitud y la finalización

de las tareas y en el caso de los niños, asisten semanalmente a un grupo de juego terapéutico

para la preparación escolar donde se utilizan las mismas estrategias de enseñanza y de

refuerzo positivo para trabajar la alfabetización y las habilidades sociales y emocionales.


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 20

Finalmente, para coordinar el sistema de servicios se encarga el supervisor del

programa, el cual dirige y lleva a cabo reuniones semanales de grupo con los padres de

crianza para discutir los logros de los niños y jóvenes, revisa las tablas de conducta diaria

del hogar de crianza y de la escuela y se reúne también con el personal clínico (terapeutas

familiares, individuales y los entrenadores de habilidades) para formular el plan de

tratamiento y hacer una supervisión.

Se ha considerado que el modelo MTFC, proporciona evidencias de que esta

intervención conduce al desarrollo de mecanismos de resiliencia incluyendo una mejora de

las relaciones interpersonales, un ajuste del comportamiento social y de formar relaciones

seguras con los adultos que los cuidan. Además, los resultados más positivos de esta

intervención han resultado ser en las áreas de competencia social, éxito escolar y ajuste de

conducta. Para los cuidadores y familias que han experimentado ciertas adversidades, como

puede ser la violencia doméstica, recibir y participar en contextos sociales de apoyo podría

ser especialmente eficaz para conseguir una mejor adaptación y capacidad de recuperación

de niños y jóvenes.

Por último, la tercera intervención que se ha podido obtener en esta investigación, es

la basada en la comunidad con niños en edad de escuela primaria que han sufrido o que se

enfrentan a un trauma. Los pacientes con los que se interviene son niños que han sido

expuestos a eventos traumáticos como el abuso físico, el abuso sexual, la violencia en la

comunidad, ser testigo de la violencia doméstica y de desastres naturales y que, como

consecuencia han desarrollado un trastorno de estrés postraumático (TEPT). La presente

intervención forma parte de un proyecto de investigación financiada por el Departamento de

Salud Mental de Ohio, con el objetivo de documentar las diferentes intervenciones y técnicas

que se pueden utilizar con esta problemática. Por ello, las sesiones de terapia son individuales
INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 21

y con el objetivo principal de mejorar la resiliencia del niño, fomentar la recuperación y

facilitar el desarrollo positivo del funcionamiento social y emocional del niño. Los aspectos

clave de la terapia incluían ayudar a los niños a manejar los recordatorios del trauma, a

enfrentarse la ansiedad, a participar en actividades para promover los sentimientos de

seguridad y resiliencia, abordar el dolor y modular las emociones desreguladas.

Concretamente, esta intervención recoge diferentes técnicas para construir la

resiliencia en estos niños, como por ejemplo, crear una relación fuerte y positiva con el

profesional ya que, construir una buena alianza terapéutica puede ayudar a que las relaciones

con otros adultos o compañeros sean más positivas. De esta manera, el niño comenzará a

tomar decisiones positivas en lugar de reaccionar a experiencias traumáticas y comenzará a

definirse a sí mismo positivamente. Por ello, cabe mencionar que, construir la autonomía del

niño, mejorar su autoestima, aumentar el acceso a los sistemas de apoyo externos y conectar

al niño con experiencias de grupo cohesivas y de apoyo son cuatro de los factores más

importantes para construir la resiliencia infantil. Algunas técnicas que se emplean en la

presente intervención para trabajar la autoestima pueden ser la realización de un calendario

de auto-afirmación, la cual el niño, con ayuda del profesional, dibuja un calendario o una

tabla donde diariamente escribe o dibuja algún aspecto positivo sobre sí mismo. Otra técnica

que se emplea es la llamada las cosas especiales de mis bolsas, consiste en que el niño decora

una bolsa de papel y escribe o dibuja en otros papeles aspectos positivos sobre él mismo.

Algunas técnicas utilizadas para fomentar las estrategias de afrontamiento fueron técnicas de

relajación (respiración y visualización de eventos felices), el uso de charla positiva de uno

mismo para hacer frente a los sentimientos perturbadores, e imágenes relajantes y positivas

para combatir la ansiedad y otros sentimientos negativos. Las técnicas de juego y arte, como

las máscaras de sentimientos pueden ser útiles para ayudar a los niños a expresar sus

emociones. Otra actividad para fomentar la empatía y la necesidad de construir relaciones


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 22

sociales de calidad es hacer que el niño construya una serie de hábitats conectados (por

ejemplo, un vecindario, una tienda de comestibles, una granja) para así decidir qué necesita

del otro para sobrevivir y lo que podría proveer para el otro hábitat. El profesional puede

preguntar al niño qué hábitat es, qué necesita para crecer y qué debe hacer para relacionarse

positivamente con los demás. Este ejercicio ayuda al niño a hablar sobre cómo compartir lo

positivo, construir relaciones saludables y fuertes y buscar la ayuda y el apoyo de los demás,

las cuales resultan ser características fundamentales para el desarrollo de la resiliencia.

A través de las técnicas e intervenciones para mejorar la resiliencia expuestas

anteriormente, los profesionales, al finalizar la investigación comentaron tener una visión

positiva al ver que los niños podían moverse a través de las emociones relacionadas con las

experiencias traumáticas y podían experimentar el "yo" como algo integrado. La intervención

con estos niños afectados por un trauma resultó ser muy favorable para ayudar a mejorar

distintos factores que constituyen la resiliencia como construir relaciones fuertes y

enriquecedoras que mejoren el apego y la confianza del niño y alcanzar hitos de desarrollo

clave para el buen funcionamiento emocional, social y psicológico.

Discusión

La presente investigación ha identificado 3 intervenciones psicológicas propuestas en

EEUU y Europa para mejorar la resiliencia en niños víctimas de violencia familiar. Se han

obtenido diferentes intervenciones con orientaciones distintas pero con un mismo enfoque

común, dar importancia y refuerzo a los procesos que conforman la resiliencia. Como se ha

visto en el apartado anterior, los resultados de las intervenciones que se han mencionado han

concluido que trabajar la resiliencia a base de técnicas, juegos y con el apoyo social y

profesional, lleva a un aumento favorable de la confianza, la autoestima, las relaciones


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 23

interpersonales, los comportamientos y los pensamientos positivos de los niños. Estos

resultados coinciden con las afirmaciones de Goleman (1995) el cual señala que, trabajar la

resiliencia mejora las posibilidades de los niños de comprometerse con sus objetivos, de

socializarse mejor, de tener más confianza en sí mismos y de tener un mejor autocontrol.

En dos de las intervenciones identificadas, la MPOWER (Alexander et al., 2018) y la

basada en la comunidad con niños en edad de escuela primaria que han sufrido o que se

enfrentan a un trauma (Nabors et al., 2016), explicaron con detalle la importancia de

intervenir con estos menores través de técnicas creativas y narrativas, ya que, mediante estas

herramientas se puede disminuir los efectos de la violencia en los niños, así como reducir los

sentimientos de culpa y tensión y obtener una mejora de la autoestima y confianza y unas

mejores interacciones sociales (Adams-Westcott & Isenbart, 1993; Durrant & White, 1993).

Es por este motivo que, tanto en una terapia grupal con otros niños, como en una individual,

la aplicación de estas técnicas resulta muy eficaz para expresar aquellas emociones o

experiencias difíciles de exteriorizar.

Se ha observado que, durante la intervención del programa MPOWER (Alexander et

al., 2018), se da importancia y se trata la preocupación de los niños y jóvenes que han sufrido

violencia familiar, de la posibilidad de una transmisión intergeneracional de la violencia. En

esta intervención, a través de técnicas creativas, los participantes pudieron reflexionar y

comprender los contextos relacionales en los que se produjo la violencia familiar, ajustándose

así a las intervenciones de Morad et al., (2019) los cuales mencionan que reconocer la

problemática, expresar y tener ayudas externas son factores clave para el cambio y el

abandono de la violencia en un futuro.

En relación a la resiliencia, foco de esta investigación, se ha podido observar

definiciones o teorías diferentes según su autor, acerca de a qué nos referimos exactamente
INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 24

cuando hablamos de este término. Grotberg (1995) la definió como la capacidad que tiene el

ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformados por

ellas, en cambio, en el programa MPOWER (Alexander et al., 2018), la entendieron como un

proceso multifacético y no tan individual, en el que la persona está presente de forma activa y

comprometida en un contexto social y relacional. Esta última definición, coincide con la que

se señala en la intervención MTFC (Leve et al., 2009) como un conjunto de procesos que

incluyen características a nivel individual, familiar, extrafamiliar. Por lo tanto, la resiliencia,

a día de hoy, se podría entender más como un proceso con diferentes variables que participan

en su desarrollo que como una capacidad o característica individual de la persona.

Resulta muy importante añadir que, como bien comenta Socola (2019), orientar y

dirigir las intervenciones para mejorar las habilidades empáticas de los cuidadores primarios

y aprender estrategias más saludables de crianza, puede ayudar a reducir los niveles de

maltrato hacia los niños. El programa MTFC (Leve et al., 2009), descrito anteriormente,

ofrece a los padres de niños que han sido víctimas de violencia familiar, una oportunidad de

recibir un tratamiento familiar y formar parte de grupos terapéuticos y psicoeducativos para

mejorar los estilos, formas de crianza e interacciones entre ellos, para promover el

comportamiento positivo y la conducta prosocial de los niños. Como se ha demostrado en

este mismo programa de intervención, recibir esta ayuda por parte de los padres, puede

fomentar el desarrollo de mecanismos de resiliencia incluyendo una mejora de las relaciones

interpersonales, un ajuste del comportamiento social y de formar relaciones de apego seguras.

A modo de conclusión, los resultados de esta investigación muestran que las

intervenciones psicológicas centradas y enfocadas a mejorar la resiliencia en el contexto de

violencia familiar pueden ser muy beneficiosas para los niños que la han sufrido, pero

desafortunadamente, el número de investigaciones e intervenciones es muy escaso y limitado.


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 25

Es por este motivo, que se necesitan más investigaciones dirigidas a todos los profesionales

que trabajan en este ámbito a modo de prevenir e intervenir desde diferentes perspectivas y

servicios para que las víctimas más vulnerables de esta problemática, como son los niños,

tengan la oportunidad de recibir tratamiento eficaz y acorde a sus necesidades.

Agradecimientos

Me gustaría, primeramente, agradecer a la Universidad Ramón Llull por haberme

dado la oportunidad de llevar a cabo este trabajo de investigación, el cual ha expandido con

creces mis aprendizajes sobre el tema y ha contribuido a que mi interés en este ámbito se

incremente aún más. Agradecer también a la Dra. Cristina Günther, docente, investigadora y

tutora del presente trabajo de final de máster, por la ayuda, la supervisión, la atención y el

apoyo que me ha brindado durante todo el proceso de realización.

Finalmente, hacer una mención especial y agradecer a mis familiares, amigos y

personas cercanas que me han recomendado, aconsejado, animado y motivado para hacer,

con toda mi dedicación y esfuerzo, la presente revisión sistemática.


INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA EN VIOLENCIA FAMILIAR 26

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