Equidad e Igualdad - Fulton Sheen
Equidad e Igualdad - Fulton Sheen
Equidad e Igualdad - Fulton Sheen
Cooperadores de la Verdad.
Modulo I
Clase 8:
Feminismo
Equidad e Igualdad
Fulton J Sheen
Los dos errores básicos tanto del Comunismo como cia en la sociedad y cuyos nombres se hallan ahora en
del Liberalismo Histórico respecto de la mujer, son: los catálogo de los santos: solamente Catalina de Sena
1o) que las mujeres nunca estuvieron emancipadas, dejó once gruesos volúmenes con sus escritos. En In-
sino en los tiempos modernos, porque la religión, es- glaterra, hasta el siglo XVII las mujeres participaban
pecialmente, las mantuvo en la virtud; 2o) que igual- en los negocios, y quizás aun más que hoy en día; de
dad significa el derecho de la mujer a hacer el trabajo hecho, fueron tantas las esposas que trabajaban en los
del hombre. negocios, que una ley estableció que los esposos no
No es verdad que las mujeres comenzaron a emanci- serían responsables por las deudas de aquéllas. Entre
parse en los tiempos modernos y en proporción al de- los años 1553 y 1640 el diez por ciento de los escritos
clinar de la religión. La sujeción de la mujer comenzó que aparecían en Inglaterra, eran de mujeres. A causa
en el siglo XVII con la ruptura de la Cristiandad, y de que los hogares tenían su propia tejeduría, cocina
adquirió una forma positiva en tiempos de la Revolu- y lavado de ropa, se ha calculado que las mujeres, en
ción Industrial. Bajo la civilización cristiana las mu- aquellos tiempos preindustriales, producían la mitad
jeres disfrutaron de derechos, privilegios, honores y de los productos necesarios en la sociedad. Durante la
dignidades que desde entonces fueron ahogados por Edad Media las mujeres tenían tanta instrucción como
la edad del maquinismo. Nadie ha disipado mejor esa los hombres, y recién en el siglo XVII fueron aparta-
falsa idea que Mary Beard con su obra de investiga- das de las actividades científicas. Cuando sobrevino la
ción: “La Mujer como Fuerza en la Historia”. Hace Revolución Industrial todas las actividades y la liber-
notar que de las ochenta y cinco corporaciones que tad de las mujeres fueron recortadas, a medida que la
había en Inglaterra durante la Edad Media, setenta máquina se ocupó de los trabajos de producción y los
y dos tenían asociadas mujeres en base igual con los hombres comenzaron a acudir a las fábricas. Enton-
hombres, incluso en profesiones tales como marine- ces sobrevino una pérdida de los derechos legales por
ros y bar- beros. Podían hablar y opinar igual que los parte de las mujeres, que alcanzó su plenitud en Blac-
hombres, pues una de las disposiciones incluidas en kstone, al pronunciar éste la “muerte civil” de la mujer
dichas corporaciones dice que “las hermanas tanto en la ley.
como los hermanos” deben abstenerse de desórdenes A medida que continuaron creciendo esas incapaci-
y de debates contumaces. En París había quince cor- dades, la mujer sintió la pérdida de su libertad, y con
poraciones reservadas exclusivamente para las muje- toda razón, porque comprobó que había sido herida
res, y al mismo tiempo ochenta más eran mixtas. Nada por el hombre y robada en sus derechos legales; y en-
hay históricamente más erróneo que la creencia según tonces cayó en el error de creer que debía proclamarse
la cual fue nuestra Edad Moderna la que reconoció a igual al hombre, olvidando que ya era suya una cierta
las mujeres en las profesiones. Los registros históricos superioridad a causa de su diferencia funcional res-
de aquellos tiempos cristianos proporcionan los nom- pecto del hombre. Entonces, y negativamente, la igual-
bres de miles y miles de mujeres que tuvieron influen- dad vino a significar la destrucción de todos los pri-
vilegios disfrutados por personas o clases específicas, esto no la ha hecho más feliz. Ha sido “emancipada”
y positivamente la absoluta e incondicional igualdad como un péndulo separado del reloj y que ahora ca-
sexual con el hombre. Estas ideas fueron incorporadas rece de libertad para oscilar, o como una flor que ha
en la primera resolución sobre igualdad de sexos, dada sido emancipada de sus raíces. En su pretensión por
en Seneca Falls, Nueva York, en el año 1848: “Resolver la igualdad matemática ha sido estafada de dos ma-
que la mujer es igual al hombre, que esto fue entendi- neras: convirtiéndose en una víctima del hombre y en
do así por el Creador, y que el mayor bien de la raza una víctima de la máquina. Una víctima respecto del
demanda que ella sea reconocida como tal”. hombre por convertirse tan sólo en el instrumento de
Esto nos lleva al segundo error en la burgués-capita- sus placeres y servirle en sus necesidades en base a un
lística teoría acerca de las mujeres, o sea: el fracaso en estéril intercambio de egotismos. Una víctima respec-
hacer una distinción entre igualdad matemática y pro- to de la máquina al subordinar el principio creador de
porcional. La igualdad matemática implica exactitud vida a la producción de cosas inanimadas, lo que es la
de remuneración, por ejemplo: que dos hombres que esencia del Comunismo.
trabajan en la misma profesión en una misma fábrica, No es esto una condena de la mujer profesional, por-
deben recibir igual salario. La igualdad proporcional que la cuestión que importa no es si una mujer halla
significa que cada uno debe recibir su paga de acuerdo favor a los ojos de un hombre, sino si puede satisfacer
a su función. En una familia, por ejemplo: todos los los instintos básicos de la femineidad, de ser mujer.
hijos deben ser cuidados por sus padres, pero esto no El problema de una mujer es si ciertas cualidades da-
significa que, porque Sofía, de diecisiete años de edad, das por Dios, que son específicamente de ella, reciben
recibe un vestido de fiesta con adornos de organdí, el una adecuada y plena expresión. Estas cualidades son
mismo presente ha de recibir Juana que cuenta veinte principalmente sacrificio, devoción y amor. No pre-
años de edad. Las mujeres, al procurar reconquistar cisan ser expresadas necesariamente en una familia,
algunos de los derechos y privilegios que tenían en ni siquiera en un convento. Pueden hallar una salida
la Civilización Cristiana, pensaron en la igualdad en en el mundo social, en el cuidado de los enfermos,
términos matemáticos o en términos de sexo. Sintién- de los pobres, de los ignorantes, en las siete obras de
dose superadas por un monstruo llamado “hombre”, misericordia corporales. A veces se dice que la mu-
identificaron la libertad y la igualdad con el derecho a jer profesional es dura. Esto puede ser cierto en unos
hacer el trabajo del hombre. Todas las ventajas psico- pocos casos, pero si lo es, no se debe a que se halle en
lógicas, sociales y de otras clases que eran peculiares una profesión, sino a que ha orientado su profesión de
a las mujeres, fueron ignoradas hasta que las insensa- modo tal que pueda satisfacer los anhelos más profun-
teces del mundo burgués alcanzaron su clímax en el dos de su corazón. Muy bien puede ser que la revuelta
Comunismo, bajo el cual la mujer es emancipada en contra la moralidad y la exaltación del placer sensual
el momento en que va a trabajar en una mina. El re- como objetivo de la vida, sean debidos a la pérdida de
sultado ha sido que la imitación del hombre por parte la satisfacción y cumplimiento espiritual de la existen-
de la mujer, y su fuga de la maternidad, ha desarro- cia. Habiendo sido frustradas y desilusionadas, esas
llado neurosis y psicosis que alcanzan proporciones almas primeramente se sienten hastiadas y fatigadas,
alarmantes. La Civilización Cristiana jamás sugirió ni luego se vuelven cínicas y finalmente suicidas.
fomentó igualdad en el sentido matemático, sino sólo La solución se halla en el retorno al concepto cristiano,
en el sentido proporcional, porque la igualdad es un en el cual se hace hincapié no en la igualdad sino en
desacierto cuando reduce a la mujer a una triste imi- la equidad. Igualdad es ley. Es matemática, abstracta,
tación del hombre. Una vez que la mujer llega a ser universal, indiferente para con las condiciones, cir-
una igualdad matemática con el hombre, éste ya no le cunstancias y diferencias. La equidad es amor, compa-
cede su asiento en el ómnibus ni se quita su sombrero sión, comprensión, simpatía; permite la consideración
ante ella estando en el ascensor. (Recientemente, en un de los detalles, reclamos, e incluso de los alejamientos
tren subterráneo de Nueva York, un hombre ofreció su de normas fijas, que la ley aun no ha abrazado. En par-
asiento a una mujer y ésta se desmayó; cuando volvió ticular, es la aplicación de la ley a una persona indivi-
en sí agradeció al hombre su atención, y éste se desma- dual. La equidad basa su confianza en principios mo-
yó a su vez). rales y es guiada por la comprensión de los motivos de
La mujer moderna ha sido igualada al hombre, pero familia individuales, que caen fuera del objetivo de los
rigores de la ley. En la antigua ley inglesa de los tiem- do?” (Ester, V, 3).
pos cristianos, los súbditos, al solicitar ante las Cortes A través de la edades cristianas este relato ha sido in-
privilegios extraordinarios, lo hacían “por el amor de terpretado como significando que Dios reserva para
Dios y a modo de caridad”. Por esa razón, los jefes de Sí el reinado de la justicia y la ley, pero será confiado a
las Cortes de equidad eran clérigos, que tomaban sus María, Su Madre, el reino de la misericordia. A través
decisiones del Derecho Canónico, y en vano los juris- de los mismos siglos la Bendita Madre tuvo un título
tas civiles, con sus exigentes prescripciones, argüían que ha sido olvidado: Nuestra Señora de la Equidad.
contra las opiniones de aquéllos. El cerco metálico que Henry Adams describe a la Señora de la Equidad en
rodeaba las puertas de la Catedral, al ser aferrado por la Catedral de Chartres. En la nave de dicha Iglesia se
un delincuente perseguido le proporcionaba lo que es extienden dos series de inapreciables vitrales, dona-
conocido como “derecho de asilo en el Santuario”, y al do uno por Blanca de Castilla y otro por su enemigo
mismo tiempo que le brindaba inmunidad respecto de Pierre de Dreux. Ambos parecen “hacer guerra en el
las prescripciones de la ley civil, lo sometía a la ley más mismo corazón de la Catedral”. Sin embargo, sobre el
misericordiosa de la Iglesia. altar mayor está sentada la Virgen María, la Señora
Aplicando esta distinción a las mujeres, se ve con cla- de la Equidad, con el Divino Infante en sus rodillas,
ridad que la equidad y no la igualdad debe ser la base presidiendo a las Cortes, escuchando serenamente las
de todas las reivindicaciones y reclamos femeninos. La súplicas de misericordia en favor de los pecadores.
equidad va más allá de la igualdad al exigir superio- Como lo dijo hermosamente Mary Beard: “La Virgen
ridad en ciertos aspectos de la vida. La equidad es la significaba para la gente poder moral, humano o di-
perfección de la igualdad, no su substituto. Tiene las vino, contra los severos mandatos de la ley de Dios”.
ventajas de reconocer diferencias específicas entre el Y podríamos añadir que ésa es la gloria singular de la
hombre y la mujer, cosa que no hace la igualdad. Es mujer: misericordia, compasión, comprensión e intui-
simplemente un hecho que el hombre y la mujer no ción de las necesidades humanas. Cuando las mujeres
son iguales en sexo, son enteramente desiguales y pre- descienden de su misión de Señora de la Equidad y
cisamente por ser desiguales se complementan mutua- de su prototipo, Ester, e insisten tan sólo en la igual-
mente. Cada uno tiene una superioridad de función. dad, pierden su máxima oportunidad para cambiar
El hombre y la mujer son iguales en cuanto tienen los al mundo. La ley ha caído hoy en día. Los juristas no
mismos derechos y libertades, el mismo objetivo final creen ya en un Juez Divino respaldando a la ley. Las
de la vida y la misma redención por obra de Nuestro obligaciones ya no son sagradas, hasta la paz se basa
Divino Salvador, pero son diferentes en función, como en la potencialidad de las grandes naciones más bien
la cerradura y la llave. que en la justicia de Dios. En nuestro tiempo, ante el
Uno de los más grandes relatos del Antiguo Testamen- colapso de la justicia, la elección para la mujer consis-
to revela esta diferencia. Cuando los judíos estaban te o en igualarse con el hombre con rígida exactitud,
bajo la cautividad de los persas, el primer ministro del o ponerse de parte de la equidad, con la misericordia
rey Asuero pidió a su señor que matara a los judíos y el amor, brindando a un mundo cruel y sin ley algo
porque obedecían a la Ley de Dios antes que a la de los que la igualdad jamás podrá brindarle.
persas. Cuando se dio la orden de que fueran masa- Si las mujeres, en la plena conciencia de su creatividad,
crados, se pidió a Ester que se llegara hasta el malvado dijeran al mundo: “Precisamos veinte años para hacer
monarca e implorara por su pueblo. Pero existía una un hombre, y nos rebelamos contra toda generación
ley según la cual nadie podía llegar a la presencia del que lance esa humanidad a la guerra”, tal actitud haría
rey bajo pena de muerte, salvo que el mismo rey exten- más en favor de la paz del mundo que todos los con-
diera su cetro otorgando así el permiso para acercarse gresos y pactos. Donde hay igualdad hay justicia, pero
al trono. Tal era la ley, pero Ester dijo así: “Iré hasta el no hay amor. Si el hombre es igual a la mujer, entonces
rey, contra la ley, sin ser llamada, y me expondré a la ella tiene derechos, pero jamás corazón alguno vivió
muerte y al peligro” (Ester, IV, 1). Ayunó, oró y luego de derechos. Todo amor demanda desigualdad o su-
se llegó hasta el trono. ¿Sería extendido el cetro? El rey perioridad. El amante está siempre de rodillas, el ser
mantuvo en alto el cetro, pero Ester se aproximó más amado debe estar siempre sobre un pedestal. Ya sea
y besó el extremo del mismo cetro, y el monarca le hombre o mujer, el uno debe siempre considerarse a
habló: “¿Qué quieres tú, Reina Ester? ¿Cuál es tu pedi- sí mismo o a sí misma como no merecedor del otro.
Hasta Dios, en su amor, se humilló a Sí Mismo para darle. En estos días paganos, cuando las mujeres sólo
ganar al ser humano, diciendo “que no vino a ser ser- anhelan ser iguales a los hombres, han perdido res-
vido sino a servir”. Y el ser humano, a su vez, se acerca peto. En los días cristianos, cuando los hombres eran
en la Comunión al Amantísimo Salvador con estas pa- los más fuertes, la mujer era más respetada. Como lo
labras: “Señor, no soy digno”. dice el autor de El Monte San Miguel y Chartres: “Los
Como ya lo dijimos, las carreras profesionales no des- siglos XII y XIII fueron un período en el que los hom-
feminizan, de por sí, a la mujer, de lo contrario la Igle- bres estuvieron en su máximo vigor; nunca hasta en-
sia no habría elevado al honor de los altares a mujeres tonces y desde entonces demostraron energía igual en
políticas, como en los casos de Santa Isabel y Santa tal variedad de orientaciones, o tal inteligencia en la
Clotilde. El hecho inalterable es que ninguna mujer dirección de su energía; sin embargo, esos portentos
es feliz a menos que tenga alguien por quien pueda de la historia, esos Plantagenetas, esos arquitectos de
sacrificarse a sí misma, no ya de un modo servil, sino Reims y Amiens, esos filósofos escolásticos, esos Ino-
de un modo ambientado y determinado por el amor. cencios y Robin Hoods, esos Marco Polos, esos Cruza-
Añadido a su consagración y devoción está su amor dos que fundaron sus imponentes fortalezas en todo el
de creatividad. El hombre teme morir, pero la mujer Levante, esos monjes que hicieron fructificar enormes
teme no vivir. Para un hombre la vida es personal; extensiones de campos yermos todos, sin excepción,
para una mujer es otros seres fuera de ella. La mujer se inclinaron ante la mujer. ¡Explíquelo quien pueda
piensa menos en términos de perpetuación de sí mis- hacerlo! Sin María, el hombre no tiene esperanza, sino
ma y más de perpetuación de otros, tanto es así, que en el ateísmo, y para el ateísmo el mundo no estaba
en su abnegación y devoción está anhelando sacrifi- preparado. Acorralados hacia ese lado, los hombres
carse por otros. En la medida en que una carrera no le corrieron para eludir la carnicería y fueron conduci-
brinda oportunidad para esas cosas, se desfeminiza. Si dos a María, sintiéndose sumamente felices en hallar
esas cualidades no hallan salida en un hogar y en una protección y esperanza en un Ser que podía compren-
familia, deben hallar substitutos en obras de caridad, der el lenguaje que ellos hablaban y que aceptaría las
en la defensa de la vida virtuosa, en la defensa de lo excusas que le presentaran. De este modo la socie-
justo y recto, en esclarecer, como nuevas Claudias, a dad confió a su cuidado casi todo su entero capital:
sus esposos actuantes en política. Entonces, la labor de espiritual, artístico, intelectual y económico, hasta el
la mujer como persona que gana dinero se convierte conjunto de sus bienes reales y personales. Como lo
simplemente en un preludio y una condición para la dijo de Ella Abelardo: “Después de la Trinidad vos sois
actuación y desarrollo de la equidad, que es su máxi- nuestra única esperanza... estáis colocada allí como
ma gloria. nuestra abogada; todos los que tememos la ira del
El nivel de toda civilización se puede medir en el nivel Juez, corremos hacia la Madre del Juez que lógicamen-
de su elemento femenino, de sus mujeres. Esto acon- te se ve apremiada a interceder por nosotros, y que se
tece porque hay una diferencia básica entre conocer mantiene de pie como madre de los culpables”.
y amar. Al conocer algo, lo traemos al nivel de nues- El Cristianismo no pide a la mujer moderna que sea
tra comprensión. Un principio abstracto de la física exclusivamente una Marta o una María, la elección
puede ser comprendido por una mente ordinaria sólo no versa únicamente entre una carrera profesional y
mediante ejemplos. Pero al amar, siempre vamos, as- la contemplación, porque la Iglesia expone el Evange-
cendemos para satisfacer la demanda del ser amado. lio de Marta y María respecto de Nuestra Señora para
Si amamos la música nos sometemos a sus leyes y dis- simbolizar que Ella combina ambas cosas: lo especula-
ciplinas. Cuando un hombre ama a una mujer, se si- tivo y lo práctico; el servicio del Señor y el estar a sus
gue que cuanto más noble la mujer, más noble será el Pies. Si la mujer quiere ser revolucionaria, entonces La
amor; cuanto más elevadas las demandas hechas por Mujer es su guía, porque entonó el canto más revolu-
la mujer, más digno debe ser el hombre. Esta es la ra- cionario que jamás se haya compuesto, el Magníficat,
zón por qué la Mujer es la medida del nivel de nuestra en el que se proclamó la abolición de los principados
civilización. Corresponde a nuestra edad decidir si la y poderes y la exaltación de los humildes. Rompió
mujer reclamará igualdad en el sexo y el derecho a tra- las cadenas del aislamiento de la mujer respecto del
bajar en el mismo torno con el hombre, o si reclamará mundo y la ubicó nuevamente en el vasto océano de
equidad y dará al mundo lo que el hombre no puede la humanidad. Ella, la Mujer Cosmopolita, nos da al
Hombre Cosmopolita, don por el cual todas las gene-
raciones la llamarán Bienaventurada y Bendita.
Fue la inspiración de la mujer, no porque reclamara
igualdad en sexo (cosa peculiar, fue la única igualdad
que ignoró), sino a causa de una trascendencia en
función que la hizo superior a un hombre, en cuanto
pudo marchar de consuno con ese hombre, como lo
profetizara Isaías. Precisamos grandes hombres, como
Pablo, con una espada de dos filos para cortar las li-
gaduras que atan las energías del mundo; hombres
como Pedro, que hagan resonar la maza de su desafío
sobre el escudo de la hipocresía del mundo; grandes
hombres como Juan, que con fuertes voces despierten
al mundo del deprimente sueño de un reposo sin he-
roísmo. Pero más aún necesitamos mujeres, mujeres
como María Cleofás, que tengan hijos para levantar
legiones hacia el Padre Celestial; mujeres como Mag-
dalena, que recojan los restos de una aparentemente
arruinada vida y tejan con ellos el hermoso tapiz de
la santidad y la claridad; y mujeres, sobre todo, como
María, la Señora de la Equidad, que dejen los resplan-
dores y “glamours” del mundo por las sombras y mati-
ces dolorosos del Calvario, donde se hacen los santos.
Cuando las mujeres de esta clase vuelvan para salvar
al mundo con la equidad, entonces las saludaremos,
brindaremos por ellas no como “la mujer moderna,
antes superior nuestro y ahora nuestro igual”, sino
como la mujer cristiana, la que estuvo más cerca de
la Cruz en el Viernes Santo, y que estuvo la primera
junto a la Tumba de Cristo en el día de la Pascua de
Resurrección.