Seminario N°1 - Sindrome Febril

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XII CICLO

SEMINARIO N° 1: Síndrome Febril

XII CICLO
Parte 1: Sd. Febril: Marco teórico. Objetivos.
Diagnóstico diferencial.

Alumnos encargados
1. Abregú Carrera Fátima Sol Medalí
2. Acasiete Pérez Junior Manuel
3. Alegría Lazón José Malaquías
4. Antonio Chuquihuaccha Anyela Yunsu
5. Aroni Allcca Martin Donato
6. Bendezú Bendezú Alessandra del Rosario
7. Borjas Cuba Rafael Alonso
8. Carrera Vera Gary Adriano
9. Chávez Anchante Javier Armando Rogelio
10. Chipana Vergaray Emily Chipana
11. Crisóstomo Choque Carmen Beatriz
12. Donayre Loza Ángelo Gustavo
Síndrome Febril

MARCO TEORICO
El síndrome febril es una elevación de la temperatura corporal más allá de lo
normal y es causada, muy frecuentemente, por las enfermedades infecciosas y
otras condiciones no infecciosas que desencadenen la respuesta inflamatoria.

La fiebre es el principal motivo de consulta pediátrica, constituye un síndrome


que acompaña a enfermedades banales y autolimitadas y a enfermedades
graves que ponen en peligro la vida, la etiología no necesariamente es
infecciosa, puede tener un fondo inmunológico, alérgico y neoplásico, pero lo
esencial es que la presencia de fiebre indica actividad inflamatoria. La fiebre en
los niños es causa de angustia en los padres, más que ningún otro síntoma.

En la consulta pediátrica, la fiebre ocupa sin lugar a dudas el primer lugar.


Cuando un organismo sufre una agresión muestra una respuesta generalizada,
concertada y eficientemente orquestada. El objeto de todos estos cambios
conductuales, hormonales y de funcionamiento de todos los órganos del cuerpo
es como una alerta general, un apresto a la defensa a la agresión cualquiera que
sea el origen de ésta, que ahora se denomina «respuesta de fase aguda».

Vista así la fiebre, no es posible entenderla como una respuesta negativa del
organismo, sino todo lo contrario, tiene un efecto favorable, por un lado, se debe
tomar como un aviso de que algo está agrediendo al organismo y sirve como
indicador para apreciar la respuesta terapéutica.

La fiebre es considerada como un verdadero síndrome y está constituido


invariablemente por el alza térmica, aumento de la frecuencia cardiaca, aumento
de la frecuencia respiratoria, anorexia, concentración de la orina, cefalea, sed,
escalofríos, sueño, fatiga, irritabilidad, mialgias, artralgias, delirio febril y mal
estado general.
Trastorno de la termorregulación
Pasado el periodo inmediato de transición el RN sano es capaz de mantener su
temperatura corporal en rangos normales (36, 5°C-37°C axilar, 37-37,5°C rectal),
en un ambiente con temperatura cercano a los 23°-24°C. Pero variaciones de
temperatura fuera del rango normal siempre son una preocupación.

Hipertermia: No es infrecuente enfrentarse a RN con hipertermias leves en el


periodo de adaptación en el puerperio, sin que esto signifique que el RN está
enfermo.

Hipertermia sobre 38,5 o con signos sugerentes de infección, requieren


inmediata evaluación e inicio de tratamiento en Unidad de Neonatología.

En caso de hipertermia leve y niño de buen aspecto general, considerar evaluar:

a. Chequear la temperatura ambiental, esta no debería sobrepasar los 24°C.


b. Evaluar si existe colecho, madre y RN durmiendo juntos y tapados. Si es así
desabrigar RN y dejarlo en su cuna para observar.
c. Controlar T° cada 30 min-1hora. Si persiste febril:

Evaluar existencia de factores de riesgo perinatales de infección:

- Madre febril o recibiendo antibióticos.


- RPM prolongado >18h.
- Antecedentes de portación de Estreptococo Beta Hemolítico Grupo B en
este embarazo o previo.
- Prematuridad 34-36sem.

La inmensa mayoría de estos episodios son debidos a infecciones víricas


benignas y autolimitadas que no precisan tratamiento. Los virus más frecuentes
en niños pequeños son herpes virus humano tipo 6, enterovirus y adenovirus,
así como los virus respiratorios, si bien éstos suelen tener presentes
manifestaciones clínicas de localización. Desde el punto de vista práctico es
conveniente dividir a los niños en mayores y menores de 3 meses, puesto que la
etiología, el riesgo de infección bacteriana grave y, por consiguiente, la actuación
médica es diferente. Alrededor de un 2-3% de los lactantes menores de 3 meses
con fiebre tienen una infección bacteriana. No obstante, el riesgo aumenta varias
veces en los lactantes menores de 4 semanas, período en el que 1 de cada 8
niños puede tener una infección bacteriana grave. Entre las bacterias más
comunes a esta edad están el estreptococo del grupo B y las enterobacterias,
pero no hay que olvidar la Listeria monocytogenes, el Streptococcus
pneumoniae, el Staphylococcus aureus, ni al enterococo en infecciones
urinarias.

Patogenia
La fiebre es la consecuencia de una alteración de la termorregulación normal,
con un desplazamiento hacia arriba del punto preestablecido de control de la
temperatura en el hipotálamo. Este punto de termostato aumenta debido a la
acción de determinadas citocinas secretadas por células inmunitarias (inmunidad
innata), en respuesta a una gran variedad de estímulos. Estas citocinas
estimulan la síntesis de PGE2, en el hipotálamo anterior, que es responsable
directamente de la fiebre. Una vez fijado el nuevo punto termorregulador, se
mantiene la temperatura corporal merced a mecanismos homeostáticos como la
vasoconstricción cutánea (conservación de calor) o los escalofríos
(termogénesis).
La fiebre es una respuesta a un estímulo, habitualmente infeccioso, y debe
distinguirse del aumento de temperatura corporal en el que no hay modificación
del punto termorregulador, como ocurre por ejemplo en el sobrecalentamiento o
la hipertermia. La razón por la cual los lactantes tienen un riesgo incrementado
de infección bacteriana grave estriba fundamentalmente en la inmadurez de su
sistema inmunológico.

En los primeros meses de edad, existe un déficit en la actividad opsonizante, en


la función macrofágica y en la actividad de los neutrófilos. Además, la producción
de IgG específica frente a bacterias encapsuladas está muy disminuida en los
primeros 24 meses de vida. Por otro lado, la primera exposición en los niños
pequeños a determinadas bacterias predispone a un mayor riesgo de desarrollar
la enfermedad. Tal es el caso de las infecciones por S. pneumoniae,
meningococo o H. influenzae tipo B, tras el primer contacto con estos patógenos,
con frecuencia coincidente con la entrada en la guardería.
Termometría Clínica
Termometría clínica es el estudio de la temperatura del cuerpo humano. Las
determinaciones más utilizadas son: rectal, axilar, bucal, y ótica. La técnica más
confiable es la rectal que requiere tres minutos, la axilar requiere tres a cinco
minutos para hacer la lectura.

Hasta hace pocos años se introdujeron termómetros electrónicos o digitales que


utilizan sensores de temperatura rápidos y de fácil lectura, muy seguros y
además exactos, lo último ha sido la termometría timpánica basada en el
conocimiento que es la más confiable (un segundo en el conducto auditivo
externo) de fácil lectura, siempre y cuando la técnica sea la adecuada.

Semiología de la fiebre
Por la magnitud: menos de 38ºC como febrícula, de 38 a 39.5ºC, fiebre
moderada, de 39.6 a 40.9ºC elevada o hiperpirexia, más de 41ºC se trata de una
hipertermia.
Por el tiempo de evolución: aguda cuando tiene menos de dos semanas y
generalmente se trata de un proceso infeccioso. La subaguda cuya duración es
mayor de dos semanas y que denota una falla o resistencia al tratamiento.
Crónica traduce un proceso de larga evolución.

De acuerdo con las variaciones de la curva térmica: cuando hay variaciones


menores de 0.5ºC se denomina fiebre continua, a las variaciones mayores de
0.5ºC, pero sin llegar a lo normal se les conoce como remitentes. Variaciones
mayores de 0.5ºC. hasta llegar a la normal durante el mismo día se les llama
intermitentes.

En la práctica la mayoría de los cuadros febriles es remitente o intermitente.


Fiebre recurrente se denomina a la que transcurre en días de fiebre alternando
con días sin fiebre, pueden ser tercianas, cuartanas.
Detección de la fiebre
En niños menores de cinco años de edad, se deberían medir la temperatura
corporal a través de uno de los siguientes métodos: termómetro electrónico en
axila, termómetro de punto químico en axila, o termómetro timpánico infrarrojo
(los dos últimos a partir de las cuatro semanas de edad). Por el contrario, no
debería medirse rutinariamente la temperatura por vía bucal o rectal, o mediante
los termómetros químicos para medir sobre la frente.

La percepción paterna de fiebre debe ser considerada válida y tomada


seriamente por los profesionales de la salud; mientras que la duración o
intensidad de la fiebre no debe considerarse de manera aislada para predecir la
probabilidad de enfermedad seria. Por otro lado, ante todo niño febril los
profesionales de la salud deberían medir y registrar la temperatura, frecuencia
cardiaca, frecuencia respiratoria y el tiempo de relleno capilar como parte de la
evaluación de rutina de un niño con fiebre. La frecuencia cardiaca elevada puede
ser un signo de enfermedad seria, en particular de shock séptico. Si existe
evidencia de compromiso circulatorio (frecuencia cardiaca o tiempo de relleno
capilar anormales), se deberá medir la tensión arterial del niño. Se debería
considerar la posibilidad de una infección no endémica si el niño ha viajado
recientemente a países extranjeros.
Evaluación y manejo de un niño con fiebre de acuerdo al riesgo de
enfermedad
La evaluación clínica debería consistir en tres etapas:
a. Identificar situaciones que amenazan la vida (vía aérea, ventilación,
circulación, déficit neurológico), recurriendo en ese caso de manera inmediata a
cuidados médicos de emergencia
b. Evaluar el riesgo de enfermedad seria utilizando el sistema de luces de
semáforo.
c. Intentar identificar un foco de infección o la presencia de signos asociados a
enfermedades específicas serias.
Manejo por el medico no pediatra
Si está presente alguno de los signos rojos, el niño debe ser derivado en forma
urgente para su evaluación por un pediatra. Si está presente alguno de los signos
“amarillos" y no se ha establecido un diagnóstico, los profesionales de la salud
deberán optar por establecer con los padres o cuidadores una red de cuidados
o, en su defecto, derivar al niño para que sea evaluado por un pediatra. Como
en el escenario anterior, ante los casos de niños con signos “verdes” estos
pueden ser manejados en el hogar, siempre y cuando se brinde a los padres el
consejo apropiado, que incluya pautas de alarma de reconsulta.

Se desaconseja la prescripción de antibióticos orales a niños con fiebre sin foco


aparente. Sin embargo, si se sospecha enfermedad meningocócica, se
recomienda administrar antibióticos parenterales tempranamente (ya sea bencil-
penicilina o una cefalosporina de tercera generación).

Manejo por el médico especialista en pediatra


En niños menores de 3 meses (no tiene en cuenta el sistema de luces
de semáforo):

Se deberá observar y monitorear la temperatura, frecuencia cardiaca y


frecuencia respiratoria. Además, se deberá complementar la evaluación
mediante hemograma completo, hemocultivo, proteína C reactiva, análisis de
orina para investigar infección urinaria, radiografía de tórax (si presenta signos
respiratorios) y/o coprocultivo (si presenta diarrea). Se deberá realizar punción
lumbar e iniciar antibióticos parenterales en niños menores de un mes, en niños
de uno a tres meses que lucen enfermos o que presenten recuento de leucocitos
15.000/ml. Siempre que sea posible se debe realizar la punción lumbar antes de
la administración de antibióticos.

Niños mayores de 3 meses:


En niños con signos “verdes” se deberá realizar análisis de orina para investigar
la presencia de infección urinaria. No se recomienda realizar laboratorio de
sangre o radiografías de tórax de rutina. En niños con signos “amarillos”, si no
se alcanzó el diagnóstico, se recomienda realizar (a menos que se considere
innecesario) análisis de orina, hemograma completo, hemocultivo y proteína C
reactiva. Se recomienda completar la evaluación con radiografía de tórax si
existe fiebre >39ºC y recuento de leucocitos >20.000/ml. Se considerará la
punción lumbar si el niño es menor al año de edad. En niños con signos “rojos”,
si no se alcanzó el diagnóstico, se recomienda realizar análisis de orina,
hemograma completo, hemocultivo, y proteína C reactiva. Los siguientes
estudios también deben ser considerados según lo sugiera el cuadro clínico:

- Punción lumbar en niños de todas las edades (si no está contraindicado)


- Radiografía de tórax (sin tener en cuenta la temperatura corporal y el
recuento de leucocitos)
- Electrolitos séricos y gases en sangre.

Cuando luego de realizar estas evaluaciones aún no se logra el diagnóstico, se


debe manejar a los niños con signos “verdes” en el hogar, siempre y cuando se
brinde a los padres el consejo apropiado, que incluya pautas de alarma de
reconsulta. En cambio, en los casos amarillos o rojos se debe considerar la
admisión al hospital, teniendo en cuenta las circunstancias clínicas y sociales.
En los casos en los que no se ha podido establecer un diagnóstico, pero que no
se requiera internación se deberá establecer con los padres o cuidadores una
red de cuidados.
ACTUACION CLINICA FRENTE A UN LACTANTE MENOR DE 3 MESES CON
FIEBRE DE CORTA EVOLUCION
ESCALA DE YIOS

ESCALA DE ROCHESTER
ACTUACION CLINICA FRENTE A UN LACTANTE DE 3 MESES A
3 AÑOS CON FIEBRE DE CORTA EVOLUCION
ESCALA DE YALE

Pronóstico de la enfermedad
El pronóstico de la enfermedad dependerá del foco de infección. Con un
tratamiento adecuado no debería suponer un gran problema, pero para esto es
importante consultar con un especialista y estudiar el historial médico del
paciente para poder realizar un diagnóstico certero y preciso.

OBJETIVOS
• Identificar posibles factores de riesgo que conlleven al desarrollo de la
patología de origen.
• Identificar a través de la clínica y mediante exámenes auxiliares la posible
etiología que esta desencadenando este síndrome y así dar el tratamiento
adecuado para estabilizar la temperatura y funciones vitales que estén
alteradas en el paciente.
• Conocer la semiología del síndrome febril.
• Conocer el algoritmo diagnostico frente a un lactante con síndrome febril.

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
Entre las diversas causas a distinguir dentro de un síndrome febril tenemos:
Infecciones
Inmunodeficiencias primarias, en las cuales puede haber mecanismos que
alteren cuantitativa y funcionalmente de los distintos mecanismos implicados en
la respuesta inmunitaria. Los 10 signos de alarma que nos deben hacer
sospechar una Inmunodeficiencia primaria:
1. ≥6-8 otitis medias agudas en un año.
2. ≥2 sinusitis graves en un año.
3. ≥2 meses con antibiótico con escasos resultados.
4. ≥2 neumonías en un año.
5. Retraso ponderoestatural.
6. Abscesos cutáneos profundos o viscerales recurrentes.
7. Aftas orales recurrentes en boca o infecciones micóticas en >1 año de
edad.
8. Necesidad de antibiótico intravenoso para la curación de infecciones.
9. ≥2 infecciones graves incluida una sepsis.
10. Antecedentes familiares de IDP.
Enfermedades autoinflamatorias, son enfermedades caracterizadas por un
incremento inflamatorio anormal mediado por células y moléculas del sistema
inmune asociado a una predisposición genética.
Enfermedades reumáticas, como lupus eritematosos sistémico (LES),
dermatomiositis juvenil (DMJ), artritis idiopática juvenil (AIJ) sistémica, vasculitis
sistémicas.
Enfermedades malignas, como la leucemia, enfermedad de hodgkin, linfoma no
hodgkin o neuroblastoma.
Síndrome hereditario de fiebre periódica, son poco frecuente, pero se caracteriza
por episodios repetidos de fiebre de duración variable (desde unos pocos días a
2-3 semanas), separados por intervalos libres o casi libres de síntomas.
Finalmente, también es importante identificar una correcta medida de la
temperatura corporal. Debe recordarse que los valores normales de temperatura
corporal muestran variaciones diarias, estacionales, relativas al ciclo menstrual
y dependientes del estado nutricional.
BIBLIOGRAFIA
Protocolo diagnostico- terapéutico de la Asociación Española de Pediatría.
Infectología pediátrica. Síndrome Febril.
Revista Mexicana de Pediatría. Fiebre en Pediatría.
Guía de Práctica Clínica de Diagnóstico y Manejo de la Fiebre en Pediatría.
Ministerio de Salud.
https://empendium.com/manualmibe/chapter/B34.I.1.15.
https://www.aepap.org/sites/default/files/125-
133_fiebre_recurrente_y_prolongada.pdf
Parte 2: Antecedentes Internacionales –
Nacionales – Locales. Tratamiento

Alumnos encargados
13. Dorregaray Aróstigue José Leonel
14. Fajardo Pérez José Enrique
15. Farfán Ramos Isaac David
16. Fernández Quicaño Erick
17. Flores Guizado Caterin Yesenia
18. Flores Vargas Dayana Alejandra
19. Gamboa Rodríguez Angela Mariel
20. Grados Tello Marisol Marlene
21. Guía Almenara Kiara Inés
22. Huamán Pérez Renato David
23. Huamantupa Retamozo Celina Katherine
Síndrome Febril

ANTECEDENTES INTERNACIONALES
Moya M. et al en su trabajo “Utilidad de los parámetros clínicos y de
laboratorio básicos para predecir infección bacteriana seria en menores de
3 meses que se hospitalizan por síndrome febril sin foco” realizaron un
estudio prospectivo en pacientes menores de 3 meses, hospitalizados por
Síndrome Febril Sin Foco (SFSF) entre enero del 2014 y noviembre del 2015.
Dentro de sus criterios de inclusión, los pacientes de entre 4 días y 3 meses de
edad eran tomados en cuenta para el estudio, que tengan T° >38 °C, de menos
de 72 horas de evolución sin causa demostrable, excluyendo a los que habían
recibido antimicrobianos hasta 7 días antes de su ingreso, prematuros, de bajo
peso al nacer o inmunocomprometidos. En sus resultados, el 32% egresó con el
diagnóstico de infección bacteriana severa, el 28% con diagnóstico de infección
viral, el 34% con diagnóstico de SFSF no especificado y el 6%, SFSF por otras
causas. No encontraron diferencias significativas en PCR, leucocitosis, aspecto
toxico ni horas de fiebre al ingreso. Concluyeron que no es posible establecer
que parámetros clínicos y de laboratorio permitan identificar en menores de 3
meses con alto riesgo de infección bacteriana severa, manteniendo su utilidad
como indicadores de bajo riesgo.
Notejane M. et al en su trabajo “Características epidemiológicas y clínicas
de los niños hospitalizados con síndrome febril prolongado. Centro
Hospitalario Pereira Rossell, Uruguay” buscan describir las características
epidemiológicas, clínicas y evolutivas de los niños hospitalizados por Síndrome
Febril Prolongado (SFP) en un centro de referencia de Uruguay, entre 2015 y
2019. Realizaron un estudio retrospectivo de menores de 15 años hospitalizados
por SFP, de los cuales excluyeron a aquellos con SFP recurrente, SFP de causa
oncológica y diagnóstico previo de enfermedades autoinmunes, oncológicas e
inmunodeficiencias. En total, se hospitalizaron un total de 132 niños, mediana de
edad de 5 años; mediana de duración de la fiebre de 9 días (8 – 39). En la
evolución se asociaron síntomas respiratorios (62%), digestivos (29%),
repercusión general (28%). La etiología fue infecciosa en un 80% de casos, viral
en el 50% y bacteriana en un 47%, parasitaria en 3%, autoinmune 10% y causa
no aclarada 10%. No hallaron alguna asociación significativa entre la etiología y
la duración de la fiebre. Finalmente concluyeron que las infecciones virales
inespecíficas fueron la etiología más frecuente, con una alta incidencia de
infecciones por el virus de Epstein-Barr.
Méndez B. y Herrera P. en su trabajo “Síndrome febril en niños menores de
29 días” buscaron identificar las principales variables clínicas y de laboratorio de
un grupo de lactantes hospitalizados con diagnóstico de Síndrome de Fiebre
Aguda Sin Foco (SFASF) en un hospital de Chile. Tomaron como grupo de
estudio a los neonatos nacidos a término, menores a 29 días, fiebre >38°C
registrada en casa o en la unidad de emergencia, menor a 4 días de evolución.
En total registraron 468 niños con SFASF, con una baja concordancia entre
gravedad al ingreso y egreso (kappa=0.125, p”0.0007). El 26.1% fueron casos
graves, en el cual predomino la infección de tracto urinario (70%), mientras que
el 73.9% no fueron graves y predomino el no haber un foco de infección (67.6%).
Concluyeron que la mayoría de los recién nacidos tenían una gravedad leve,
pero alrededor del 24% presentaba infección bacteriana por lo que la
hospitalización y observación clínica cercana son siempre necesarias.

ANTECEDENTES NACIONALES
Llaque P. en su trabajo “Efectividad de métodos físicos y antipiréticos
versus sólo antipiréticos en el manejo de fiebre en niños de 3 meses a 5
años, Instituto Nacional de Salud del Niño: ensayo clínico aleatorizado”
realizado el año 2013, buscó comparar la efectividad de los métodos físicos y
antipiréticos vs solo uso de antipiréticos en el manejo de la fiebre en niños.
Realizó un ensayo clínico aleatorizado donde participaron niños desde los 3
meses hasta los 5 años que acudieron al servicio de emergencia del Instituto
Nacional de Salud del Niño con fiebre. Trabajó en total con 80 pacientes,
determinando la disminución de la temperatura cada cierto intervalo de tiempo y
evaluando los efectos secundarios. En los primeros 30-45 minutos, el descenso
de la temperatura fue más significativo en el grupo que recibía antipiréticos y
métodos físicos (p<0.001). Entre los minutos 60 y 120 no hubo diferencia
significativa entre ninguno de los dos grupos. Se encontró llantos y escalofríos
en el 12.5% manejado con antipiréticos y métodos físicos, mientras que solo el
2.5% de los que recibieron solo antipiréticos presentaron los mismos efectos
secundarios. Concluyeron que la efectividad de combinar el uso de antipiréticos
y métodos físicos es mayor durante los primeros 30-45 minutos comparado al
uso solo de antipiréticos.

ANTECEDENTES LOCALES
No se encontraron trabajos locales en los repositorios de la Universidad Nacional
San Luis Gonzaga, Universidad Autónoma de Ica, Universidad Privada San Juan
Bautista.

TRATAMIENTO
La presencia de fiebre alta no es sinónimo de gravedad, ni de riesgo de
convulsiones febriles, ni de daño cerebral, salvo temperaturas anormalmente
altas (≥42 °C). Tampoco lo es la falta de respuesta a antitérmicos o la presencia
de picos febriles muy frecuentes. El objetivo del tratamiento debe ser mejorar el
malestar asociado a la fiebre y no simplemente disminuir la temperatura, creando
esto último una falsa sensación de seguridad o control ante la infección.
■ Medidas no farmacológicas: paños tibios, baños, no se recomiendan
rutinariamente por poder aumentar el malestar general. Evitar el exceso de
abrigo, pero no desabrigar y ofrecer líquidos.
■ Medidas farmacológicas: los únicos fármacos recomendados como
antipiréticos son el paracetamol y el ibuprofeno. La edad mínima de
administración y posología varían en función de las guías existentes en distintos
países:
• Paracetamol: la edad mínima de administración varía desde el nacimiento
o a partir de 2-3 meses. Dosis: 10-15 o 15 mg/kg/dosis. Intervalos: cada
4, 4-6 horas o 6 horas; dosis máxima diaria: 60 mg/kg/día a 90 mg/kg/día.
• Ibuprofeno: la edad mínima de administración varía desde los 2-3 meses
de edad, a 6 meses. Dosis: 5-10 o 10 mg/kg/dosis, intervalos entre dosis:
cada 6 o 6-8 horas. La dosis máxima diaria suele establecerse en 40 mg.
• A la pregunta de cuándo combinar administración conjunta de los dos
fármacos o alternar: el mecanismo tras esta recomendación es la sinergia
de ambos fármacos, que tienen mecanismos de acción diferentes. En los
estudios la combinación o alternancia es más efectiva cuando se trata de
disminuir el pico febril. Sin embargo, este hecho es clínicamente
irrelevante, ya que el malestar, que es el síntoma principal a tratar, no
mejora. Aunque no se haya encontrado un aumento significativo de
efectos indeseables con la combinación/alternancia, sí podrían darse
malentendidos con la posología (dosis máxima, intervalo entre dosis). No
se recomienda por tanto combinar en ningún caso, y la alternancia solo
en casos puntuales de malestar importante con picos febriles frecuentes.
• Se recomienda cuidado especial al administrar cualquiera de ellos en
pacientes con condiciones crónicas preexistentes, como hepáticas o
renales, diabetes, cardiopatías o malnutrición grave.
BIBLIOGRAFIA
Moya I. Macarena, Couble P. Bernardita, Piñera M. Cecilia, Suau C. Thelma,
Fritis L. Ana, Roa R. Carolina et al . Utilidad de los parámetros clínicos y de
laboratorio básicos para predecir infección bacteriana seria en menores de 3
meses que se hospitalizan por síndrome febril sin foco. Rev. chil. pediatr.
[Internet]. 2020 Abr [citado 2021 Jun 12] ; 91(2): 199-208. Disponible en:
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0370-
41062020000200199&lng=es.
Notejane Martín, Scalabrino Valentina, Valdez Mariánoel, Cavalleri Fiorella,
Giachetto Gustavo. Características epidemiológicas e clínicas de crianças
hospitalizadas com síndrome febril prolongada. Centro Hospitalario Pereira
Rossell, Uruguai. Arch. Pediatr. Urug. [Internet]. 2020 [citado 2021 Jun 12] ;
91(3): 147-154.
Disponible en:
http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1688-
12492020000300147&lng=es.
Méndez Espinola Benigno M., Herrera Labarca Patricio. Síndrome febril en niños
menores de 29 días. Andes pediatr. [Internet]. 2021 Abr [citado 2021 Jun 12];
92(2): 210-218.
Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2452-
60532021000200210&lng=es
Repositorio digital de la UNMSM:
https://cybertesis.unmsm.edu.pe/handle/20.500.12672/14315
Ares Álvarez J, Morillo Gutiérrez B. Manejo del paciente pediátrico con fiebre sin
foco. En: AEPap (ed.). Congreso de Actualización Pediatría 2020. Madrid: Lúa
Ediciones 3.0; 2020. p. 397-408.
Parte 3: Prevención. Conclusiones –
Recomendaciones. AIEPI

Alumnos encargados
24. Huarancca Solorzano Luis
25. Junes Flores Darsy Lubia
26. Licla Poma Midwuam Lucero
27. Llancari Alhuay Thalia Oxana
28. López Bernaola Jeymer Clinton
29. Lucero Vilca Rommel Fernando
30. Machado Carlos Marlon
31. Márquez Guzmán Edwin Jesús
32. Matta Echegaray Olga de Santa María
33. Siguas García Lindaura Marilú
34. Sotomayor Mamani Mercedes
Síndrome Febril

PREVENCION
El síndrome febril no se puede prevenir, pero pueden prevenirse las
enfermedades infecciosas que lo causan. Algunas de ellas se pueden prevenir
mediante la vacunación, especialmente en niños, como por ejemplo
el sarampión, las paperas, la rubéola, la varicela etc.
• Control prenatal adecuado
• Inmunización de acuerdo al esquema
• Buena higiene
• Educación sanitaria para la madre
Deben explicarse con lenguaje claro y sencillo los signos/síntomas de alarma
ante los cuales volver a consultar urgentemente, aportando esta información,
incluya la posología de los fármacos para evitar errores. Es deseable asegurar,
que los padres o cuidadores, han entendido esta información dada y que el
manejo domiciliario sea el adecuado. Estos signos deben incluir:
a. Empeoramiento del estado general.
b. Signos de hipoperfusión: piel moteada, palidez, frialdad, cianosis, pulso
débil, etc.
c. Exantema petequial generalizado.
d. Afectación del nivel de consciencia: decaimiento, irritabilidad,
somnolencia.
e. Signos de dificultad respiratoria: tiraje, ruidos Respiratorios anómalos,
taquipnea.

CONCLUSIONES
Las infecciones graves (neumonía, bacteriemia, meningitis e infecciones virales,
sobre todo herpes simple o enterovirus) pueden causar fiebre y deben tenerse
en cuenta, aunque estas infecciones a menudo se producen sin que ocasionen
una respuesta febril en los neonatos.
Se deben plantear la evaluación de una infección bacteriana en lactantes
menores de 28 días con una temperatura rectal a partir de ≥38 °C, mediante
hemocultivos, urocultivos y punción lumbar (PL), aunque ahora se tiende más a
realizar una estrategia escalonada para identificar a los pacientes de bajo riesgo
y limitar la PL a un subgrupo de lactantes de riesgo más alto.

RECOMENDACIONES
1. Debe explicarse brevemente el mecanismo y significado de la fiebre a los
padres o cuidadores, insistiendo en que la fiebre es un síntoma y lo importante
es descartar que sea debida a una enfermedad potencialmente grave.
2. Es deseable asegurar, que los padres o cuidadores, han entendido esta
información dada y que el manejo domiciliario sea el adecuado.
3. Si no se asegura un manejo adecuado domiciliario, es preferible la
observación hospitalaria durante unas horas.

AIEPI
En el cuadro EVALUAR Y CLASIFICAR, la fiebre y la fiebre alta se basan en la
lectura de la temperatura axilar. Los umbrales para las lecturas de la temperatura
rectal son aproximadamente 0.5°C más altos. Considere fiebre si la temperatura
axilar es 37.5°C o más y fiebre alta si tiene temperatura 38.5°C. Si mide la
temperatura rectal, considere fiebre a los 38°C y fiebre alta desde 39°C.

En el esquema que se muestra hay dos partes. En la parte superior se describe


cómo evaluar si la niña o el niño tiene signos de Malaria, Bartonelosis o Dengue
(de acuerdo al área de riesgo), meningitis y otras causas de fiebre. En la parte
inferior se describe cómo evaluar si la niña o el niño tiene signos de enfermedad
febril eruptiva.
BIBLIOGRAFIA
https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/fiebresinfoco.pdf
https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/PP/cuadro
-procedimientos-atencion-integrada-enfermedades-prevalentes-infancia.pdf

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