Poesía para Niños

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Poesía para niños: ¿por qué?, ¿qué? y ¿cómo?

Daiane Assunção Reis Instituto Cervantes de Brasilia

Acercar la poesía a la vida cotidiana de los niños, les ayudará en la compresión del mundo y también les
aproximará a un modelo de lengua lúdico, afectivo, rítmico, musical, corporal y que estimula la imaginación de
los niños. Cuanto más temprano reciban los pequeños estos estímulos, más facilidad tendrán de desarrollar su
lenguaje.
En otras palabras, aunque los niños no tengan el dominio del texto escrito y estén en la fase del pensamiento
intuitivo, el aprovechamiento del texto oral, en este caso la poesía, se hace de forma bastante positiva:
adquieren nuevo léxico y estructuras en español, construyendo sus propios significados, ya que la interpreta -
ción de un poema es personal; conquistan la conciencia fonética (pronunciación, entonación y ritmo) y
practican la memoria en el momento en el que escuchan, asimilan y reproducen los poemas en voz alta;
explotan la afectividad cuando interaccionan e intercambian ideas con los compañeros y el profesor en las ac-
tividades propuestas a partir de los poemas, que en sí mismos ya provocan un alto grado de afectividad; y
desarrollan la competencia intercultural, pues cuando escuchan y/o interpretan una poesía reconocen
diferencias y aspectos comunes entre las culturas.
Es importante que los niños se sientan seguros con la poesía. Y, para eso, el pro fesor, a la hora de seleccionar
los textos, habrá de elegir además los que contengan contenidos dirigidos al universo infantil. Puede optar por
textos graciosos o más dramáticos, dependiendo del objetivo que se pretende alcanzar. Una vez que conozca
la capacidad cognitiva de sus alumnos y lo que ellos ya traen de equipaje, el educador deberá conocer las
necesidades y características del público infantil: en general, les encantan las novedades, la musicalidad, el
factor sorpresa, las actividades de movimiento y competición, las manualidades y los juegos que exploten los
sentidos, entre otras cosas.
Pensando en esas características y necesidades, a la hora de presentar las poesías, el profesor deberá estar
atento también a la forma, ya que, para recitar un poema, algunos aspectos necesitan cuidado, como por
ejemplo el tono de voz, el entusiasmo, el silencio, los movimientos del cuerpo y la expresión facial , pues estos
influyen en la retención de la atención de los alumnos. También puede mostrar dicho texto a través de una
proyección, carteles o impreso con dibujos y pictogramas. Y, para despertar los sentidos y llamar la atención,
puede modificar el ambiente para indicar el inicio del poema: cambiar la luz, poner una canción, cambiar de
posición o esparcir un perfume siempre traen buenos resultados.
“Todo está en la palabra... Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque
otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció.
Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto
rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces”
Pablo Neruda, Confieso que he vivido

En la literatura, los niños exploran y se aproximan al entorno verbal lúdico, oral y escrito a partir de juegos
como adivinanzas, trabalenguas, colmos, chistes, absurdos, disparates, retahílas, jitanjáforas, coplas,
canciones, nanas, caligramas, etc. La poesía es un lenguaje divergente, de aperturas, de sugerencias, de
exploración, de sonidos y ritmos; permite a los chicos un encuentro diferente con la palabra, un acercamiento
estético,enriquecedor de sus sensaciones y emociones, disparador de su fantasía, de su creatividad. Apela a
los sentidos más que a la razón, juega con la plurisignificación.

Acercar a los alumnos al lenguaje poético,  permite  que descubran ya desde pequeños el ritmo de las
palabras, jugando con ellas mientras ejercitan su memoria, clarifican la dicción, enriquecen su expresión y
aumentan el vocabulario, y todo ello de manera lúdica.
Además es una excelente forma de percibir la belleza del lenguaje y desarrollar la creatividad.

La auténtica poesía para niños no es una poesía fácil, llena de cursilerías y didactismos, sino esencialmente
poesía.
Reducir la vivencia poética a una enumeración de virtudes, exaltación patriótica o enseñanza de temas
escolares es desvirtuar la esencia poética, convertirla, como nos dice Gabriela Mistral, “en un absurdo, que
podríamos llamar balbuceos de docentes”.
El buen gusto de los niños hacia la poesía se forma paso a paso, si tienen reiteradas experiencias con buena
poesía. Esto presupone que somos los adultos quienes debemos conocer primero cuál es la buena poesía para
los niños y, en consecuencia, distinguir las características que debe reunir dicha poesía:
1. Musicalidad.El ritmo y la melodía son fuentes primarias de satisfacción en el niño. Un buen poema infantil
deberá contar por lo tanto con ritmo y rima fluida, es decir, con una armoniosa distribución de sonidos y
acentos que se sucedan en un tiempo exacto, sonoridad cadenciada que esté cercana al canto. En los primeros
contactos con la poesía se deben priorizar los poemas rimados a los de versos libres. El estribillo, palabras o
frases que se repiten, así como la aliteración, juego sonoro de palabras, son también elementos fónicos de
esta característica. 
2.  Brevedad.La brevedad en su desarrollo es otra característica de la poesía infantil. Paulatinamente se les irá
presentando a los niños poemas que cuenten con un mayor número de versos. No obstante, es interesante
señalar que aún cuando se trate de un poema relativamente largo, el niño lo disfruta con frecuencia siempre
que el poema desarrolle una anécdota, es decir, que sea una suerte de cuento en verso. 
3.  Sencillez.Aunque la poesía tiende a suscitar una respuesta emocional, se crea entorno a ciertas ideas que el
niño debe comprender. En este sentido, el contenido del poema debe ser sencillo, de ningún modo vulgar, que
infunda en la experiencia cotidiana del niño un sentido nuevo, revelador, ya sea movilizando su imaginación,
divirtiéndolo o asombrándolo. Debe haber alguna base común entre las vivencias del niño y las comprendidas
en el poema. 
4. Estética literaria.Los niños captan primero el matiz afectivo de las palabras y luego su significado. El valor de
toda poesía radica en sugerir, en despertar, en provocar una respuesta emocional, no apelando únicamente al
significado literal aunque éste también sea importante. Es por ello que las palabras de un buen poema infantil
han de ser connotativas, sensorialmente ricas en imágenes, expresivas, precisas en su definición, vigorosas.
Han de hablar a los sentidos y estimular la imaginación, ya sea para provocar la risa del niño, su sorpresa o su
simpatía.

Fuente: https://www.feandalucia.ccoo.es/docu/p5sd7223.pdf
Bibliografía:
  BORNEMANN, Elsa Isabel (1980). Poesía infantil: estudio y antología. Buenos Aires: Editorial Latina.  
  JOLIBERT, Josette (1992). Formar niños lectores y productores de poemas.Santiago de Chile: DOLMEN.
PUENTES DE OYENARD, Silvia (1984). El niño y la poesía. Montevideo:Géminis.
VENEGAS, María Clemencia y otros (1987). Promoción de la lectura a travésde la literatura infantil en la biblioteca y en el aula. Vol.
4: Poesía. Colombia:CERLALC.

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