Derecho Completo
Derecho Completo
Derecho Completo
Algo de esto puede parecerle extraño. ¿Es que tiene algo que ver el
Derecho con el modo de vestir y las reglas de cortesía?
Pues bien, una de las cosas que esperamos que suceda cuando termine
de estudiar este cuadernillo y de realizar las actividades que en él le
proponemos es que descubra que el Derecho y su vida cotidiana tienen no
solo mucho, sino todo que ver.
Pero vayamos de a poco. Hablemos del Derecho de un modo más
específico.
El Derecho se inserta, como disciplina, en el campo de las ciencias
sociales. Esta no es una afirmación, sino dos: que el Derecho es
ciencia y que el Derecho es social.
Empecemos por la primera de las afirmaciones: el Derecho es ciencia.
En consecuencia tiene un objeto de estudio pues toda ciencia estudia algo.
Por lo tanto, podemos dar aquí una definición preliminar (tal vez provisoria)
afirmando que:
Las reglas sociales, vividas como obligatorias por una sociedad
determinada, constituyen el objeto de estudio del Derecho.
Entonces, para estudiar derecho le propondremos indagar, nociones
tales como regla, poder, dominación, coerción, obligatoriedad, sociedad,
historia, determinación (entre otras).
Pero dijimos también que el Derecho es social. ¿Qué quiere decir esto?
Cuando calificamos de “social” al Derecho, queremos afirmar que:
EL CONCEPTO DE DERECHO
“La cuestión del poder se simplifica cuando se plantea únicamente en
términos de legislación o de Constitución; o en términos de Estado o de aparato
de Estado. El poder es sin duda más complicado, o de otro modo, más espeso y
difuso que un conjunto de leyes o un aparato de Estado. No se puede
comprender el desarrollo de las fuerzas productivas propias del capitalismo, ni
imaginar su desarrollo tecnológico, si no se conocen al mismo tiempo los aparatos
de poder”.
Michel
Foucault
INTRODUCCIÓN
CONCEPTO DE DERECHO
ACTIVIDAD 1
ESQUIMALES
La opinión general es que los esquimales, tal como se los pudo observar antes de los
profundos trastornos sufridos durante este siglo, no tenían gobernantes ni formas de
coacción alguna aparte de la reprobación colectiva de los transgresores de las reglas.
Cuando las conductas habituales no bastan para asegurar la regulación social (repartos
de alimentos, intercambio de las mujeres, infanticidios en años de superpoblación relativa,
desplazamientos colectivos), entonces se realizan transacciones entre las familias ampliadas
que viven en las “casas largas”.
La única autoridad que logra imponerse episódicamente (sobre todo para la solución de
conflictos entre casas largas y hogares) es la de los mediadores, generalmente cazadores
experimentados o adivinos en relación con los espíritus, de palabra escuchada e influencia
reconocida. Pero no poseen poder alguno; en ciertas ocasiones pueden apelar a la
reprobación colectiva, confirmando así de alguna manera que la supervivencia del grupo
está amenazada por conductas a-normales; la sociedad entera castiga a los culpables (en
casos límite, con la marginación que conduce a la muerte).
© Lagroye, Jacques; Sociología Política, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 1993.
GUARANÍES
La sociedad de los indios guaraníes (cuyas características Clastres hace extensiva a la
mayoría de las sociedades amerindias) tiene muchos “jefes” (...) De alguna manera, el
funcionamiento de esta sociedad (...) conduce a detener en seco cualquier tendencia que
pudiera transformar a los jefes en reyes depositarios de la ley.
Clastres ha descrito a los “jefes de banda” guaraníes capaces de imponer objetivos comunes
en determinadas circunstancias (la guerra, la caza, los litigios entre cazadores), así como a la
severa coerción que impera en estas sociedades de los hombres sobres las mujeres, los ancianos
sobre los jóvenes. Si nadie escucha al jefe que habla es porque el poder de coerción está en otra
parte, en la colectividad de hombres adultos, de los cazadores-guerreros. El jefe no es sino la
autoridad legítima, cuya palabra expresa la voluntad del poder coercitivo de aquellos de quienes
depende la subsistencia del grupo.
1) Pautas de
comportamiento: Mencione las reglas o las
cuestiones sometidas a reglas que encuentre en las narraciones.
ESQUIMALES:
GUARANÍES:
ESQUIMALES:
GUARANÍES:
ESQUIMAL
ES:
GUARANÍES:
Con estas características, podemos intentar una primera
definición del concepto de Derecho, que podría formularse así:
Ahora se hace necesaria también una definición para la “Ciencia del Derecho”.
CIENCIA DEL DERECHO: Es la Ciencia que estudia las reglas sociales que son
vividas como obligatorias por una sociedad determinada, en un momento
histórico determinado.
Antes de entrar definitivamente en el desarrollo de las definiciones que
hemos dado, haremos una aclaración necesaria.
ACTIVIDAD 2
© Página 12, Un dilema para la medicina blanca, Buenos Aires, 12 de agosto de 2005.
c) ¿Cree usted que los padres del niño deben ser obligados, contra
sus creencias, a enviar a su hijo a un hospital?
ANÁLISIS HISTÓRICO
Derecho positivo
Cada vez que lea la palabra “positivo”, piense que
puede reemplazarla por “puesto”. “derecho
positivo” es, estrictamente, derecho “puesto” por
la voluntad de alguien. Lo que el positivismo
jurídico dice es, precisamente, que al derecho lo
hacen (lo “ponen”) los hombres. Y es por esto
que no hay derechos naturales.
Tal vez el rasgo más fuerte del positivismo sea la tajante separación
que establece entre derecho y moral. Para un positivista no tiene sentido
preguntarse por el derecho que debería existir. El único derecho del que se
puede hablar con propiedad es del que efectivamente existe.
Lo que el derecho hace, para un positivista, es prescribir. Aquello
que el Derecho ha prescrito, debe ser acatado. Preguntarse si es bueno o
malo obedecer una ley es contaminar el derecho con cuestiones que no
tienen nada que ver con él. Hay un derecho que ha sido “puesto”. O bien se
lo obedece, o bien se “pone” otro.
Podemos decir que el positivismo que defiende este modo de ver el derecho
es esencialmente formalista. Lo que el formalismo sostiene,
sintetizándolo, es que el contenido de la ley no es un problema del Derecho,
sino de la moral. No importa qué dice una norma, sino cómo lo dice. Importa
la forma de la ley. Y si la forma de la ley es “obedezca”, entonces tenemos
que obedecer. Las normas, para un positivista, no se deben obedecer porque
sean buenas, sino porque son válidas. Ser válida quiere decir que se han
respetado todos los mecanismos por los cuales una prescripción se vuelve
ley. En otras palabras: Si una ley fue dictada por un organismo competente y
no contradice una ley superior, hay que hacer lo que ella dice.
ACTIVIDAD 3
El debate sobre el restablecimiento del uniforme escolar en Francia está hoy, sin
embargo, lejos de ser anacrónico. Y el último episodio de los conflictos provocados por
el chador musulmán no ha hecho sino volcar más a la opinión pública a reconsiderar lo
que, hace sólo diez años, hubiera movido apenas a sonrisa.
El caso Aubervilliers pone fin a los ensueños que pretendieran solventar mediante
“buena voluntad” la incompatible simultaneidad de un Estado moderno y una
superstición medieval. A partir de ahí, sólo quedan dos opciones: o aceptar la
islamización de la escuela – y el fin consiguiente de la enseñanza laica republicana – o
vetar legal e inequívocamente la exhibición de cualquier signo de identificación
religiosa, sea cual sea su tamaño. Y retomar, bajo sus formas clásicas, el criterio
republicano de la uniformidad escolar. Francia se despierta con una dura resaca. La de
constatar cómo, al cabo de siglo y medio, hay que volver al inicio.
© www.libertaddigital.com – 14/10/2003
CUESTIONARIO:
f) ¿Cree usted que las autoridades del Liceo tenían buenas razones
para expulsar a las estudiantes? ¿Por qué?
Además, ¿podría haber dinero, por ejemplo, en una sociedad sin Derecho?
¿Para qué serviría?
En esta sociedad que describimos, nadie compraría nada: simplemente
tomaría lo que le hiciera falta, allí donde lo encontrara. Está claro que no se
puede decir que esta sociedad inventaría el dinero para evitar problemas. Si
hiciera tal cosa, estaría fijando una regla. Y no podemos olvidar que a esta
sociedad le faltan, precisamente, reglas.
¿Y no podemos ir más lejos? Por supuesto. Esta sociedad sin reglas que
estamos imaginando no podría contar con edificios. De hecho, no podría
contar con ninguna clase de elemento que requiriera del trabajo de más de
una persona (a lo sumo, de una familia, aunque esto también sería un
problema, porque formar una familia requiere acomodarse a ciertas reglas).
No podría haber transportes o servicios públicos, por ejemplo. Todo esto que
se acaba de decir es obvio: ¿Quién podría decirle a otro algo parecido a
“venga mañana a trabajar” o “siga el mismo recorrido que ayer”?
¿E ir más lejos? Claro que sí. Deberíamos imaginar, también, que nuestra
sociedad no tiene ninguna clase de gobierno. En ella no podría haber un
gobierno de una persona o de un grupo de personas (¿Quién obedecería lo
que dijeran? ¿Quién y cómo obligaría a obedecer?). Pero tampoco podría ser
gobernada por todos ya que todos deberían saber qué es lo que gobiernan,
por qué lo gobiernan, para qué lo gobiernan y cómo lo gobiernan. Y esto
supone que “todos” estarían de acuerdo. Y supone que respetarían ese
acuerdo… es decir unas reglas.
ACTIVIDAD 4
1) Derecho
2) Ciencia del derecho
3) Función del derecho
4) Derecho como organizador social
5) Sociedad
6) Reglas
Normas jurídicas:
Las Normas Jurídicas son los instrumentos de
los que se vale el derecho para resolver
conflictos.
Veamos ahora a qué nos referimos con esta última palabra.
Acabamos de dar una definición amplia del término “conflicto”, tomada
del sentido común. Pero a nuestros fines no nos alcanza, por lo cual
deberemos hacerla más precisa. Es cierto que las Normas Jurídicas resuelven
conflictos del mismo modo en que solemos entender que se resuelve un
problema. Pero si nos quedamos con esto, corremos el riesgo de pensar que
la Norma Jurídica “espera” que suceda el problema, para luego solucionarlo.
En realidad hace mucho más que eso (trataremos ese tema en profundidad
más adelante).
De un modo muy amplio, diremos que un “conflicto” es cualquier suceso
que amenaza romper el equilibrio que se supone como existente en la
sociedad. “Conflicto” será, en estos términos, casi sinónimo de
“desequilibrio”.
ACTIVIDAD 5
Debemos hacer una nueva restricción. Dijimos más arriba que el Derecho
es el conjunto de las reglas sociales que una sociedad vive como obligatorias.
Dijimos también que existe un tipo especial de estas reglas, a las cuales
llamamos “Normas Jurídicas”, de las cuales el Derecho se vale como
instrumentos para resolver conflictos particulares.
Nunca el derecho podrá fijarse una meta que haga imposible o ponga en peligro su función de
organizar la sociedad.
Entonces, la diferencia fundamental entre estos fines particulares y el fin
primordial del Derecho radica en que mientras el fin de mantener la cohesión
social es inherente a todo derecho, los fines particulares son propios de
cada derecho en particular, y están, generalmente, expresamente
señalados en la Consti
Puede ser, entonces, clarificador de la cuestión, el repasar la Constitución
Nacional para ver allí, gráficamente, cuál es la naturaleza de los fines que
hemos denominado “particulares”.
ACTIVIDAD 6
Introducción:
Un modo de empezar a comprender la complejidad del estudio del Derecho es hacer un
repaso muy general por las corrientes de pensamiento más importantes que se ocuparon del
tema.
Dividiremos nuestro repaso en cuatro secciones, cada una de ellas
dedicada a describir brevemente los rasgos de cada una de las cuatro
corrientes más relevantes:
• El Derecho Natural (también
llamado iusnaturalismo.
• el Derecho Positivo (o iuspositivismo)
• la Orientación sociológica.
• Las nuevas orientaciones.
Le sugerimos que a medida que avance en la lectura de los postulados de
las distintas corrientes, trate de identificar aquellas cosas que le parezcan
más características de cada una (en el sentido de descubrir qué es lo que
hace, a cada corriente, distinta de las otras). Puede serle útil subrayarlas en
el texto, hacer notas al margen o hacer cuadros sinópticos en su carpeta.
Derecho natural
Derecho natural :
Los hombres tienen Derechos
naturales por el sólo hecho de ser hombres, que son
superiores a los Derechos que adquieren como
integrantes de una sociedad determinada, y son
independientes de éstos.
Los pensadores que adhieren a esta corriente no niegan que las
sociedades se dan a sí mismas sus Derechos. Pero sostienen que hay una
serie de Derechos de los cuales ninguna sociedad, tenga las leyes que tenga,
puede prescindir tales como el derecho a la vida, el derecho a la
autoconservación o el derecho a la propiedad, por citar sólo algunos de ellos.
Queda claro, además, que ninguna de las leyes particulares de cada sociedad
puede anular aquellos Derechos.
Esta rama del Derecho natural sostiene que los hombres tienen una
esencia y su misión es realizarla. El estado natural del hombre, según
quienes sostienen esta concepción, es la sociedad pero no cualquier
sociedad, sino una sociedad que en cierto sentido ya está determinada de
alguna manera, de modo tal que conduzca a la realización de la esencia de
sus miembros.
En otras palabras: no sólo existe una esencia del hombre, sino que
también existe una esencia de la sociedad. Es, por lo tanto, evidente que
para los iusnaturalistas clásicos es absolutamente posible determinar si una
sociedad
es buena o mala. Será una buena sociedad aquella en la cual los
hombres puedan realizar su esencia.
Thomas Hobbes (retenga muy bien este nombre, puesto que volveremos
a hablar de él en la próxima Unidad) inaugura lo que se suele llamar la
“Filosofía Política Moderna”.
Esto, que suena extremo (y lo es) choca de cabeza contra la idea que
usualmente tenemos de la vida en sociedad. Y más aun choca (usted ya lo
habrá notado) con la idea de una buena sociedad. Hobbes, entonces, cambia
también el modo de concebir la relación entre el hombre y la sociedad. Dice:
el estado natural del hombre no es la sociedad, sino la guerra; una
guerra de todos contra todos en la que el hombre es el lobo del hombre.
Derecho positivo
Ahora hay que hacer algo parecido. Imagine que usted piensa:
“¿Derechos naturales? ¿Cómo que “Derechos naturales”? No existe tal cosa.
Todos los Derechos que un hombre tiene y todas sus obligaciones dependen
del lugar y el tiempo en que vive. El Derecho está escrito por hombres y
depende de un
acto de voluntad humana. Si Dios, o un espíritu superior, tienen algo que
decir, no lo hacen por medio del Derecho.”
El positivismo busca llegar a algo así como “la pureza” del Derecho, que
no debe “contaminarse” con cuestiones morales, sociales o políticas. Lo que
el Derecho hace, para un positivista, es prescribir. Y aquello que el
Derecho ha prescrito, debe ser acatado. Preguntarse si es bueno o malo
obedecer una ley es contaminar el Derecho con cuestiones que no tienen
nada que ver con él. Hay un Derecho que ha sido “puesto”. O bien se lo
obedece, o bien se “pone” otro.
Claro que este modo de ver el Derecho genera muchas inquietudes, de las
cuales vamos a mencionar dos.
LA ORIENTACIÓN SOCIOLÓGICA
Corriente Sociológica:
1) El hecho social debe ser
Emile tratado como una cosa y estudiado por
Durkheim. Francia, 1858-1917 los métodos de las ciencias naturales;
En las obras más importantes de 2) La presión social es la causa
Emile Durkheim (La división del trabajo determinante de todos los fenómenos
social, de 1893 y Las reglas del método humanos (lenguaje, arte, moral, religión,
sociológico, de 1895) derecho, etcétera);
3) Existe algo así como una
conciencia colectiva que no es más que un
pensamiento común acerca de todos estos
fenómenos.
En los últimos años (probablemente desde mediados del siglo XX, pero
bajo la influencia de las siempre polémicas ideas de Karl Marx (quien vivió en
el siglo XIX), la teoría del Derecho ha recibido aportes muy significativos.
Pensadores como Michel Foucault, Pierre Bordieu, Giles Deleuze, Alain
Badiou, Giorgio Agamben y Antonio Negri (entre otros), se han opuesto y
han criticado con dureza a todas las corrientes de pensamiento existentes.
Tomaremos a dos de ellos: Karl Marx y Michel Foucault.
En uno de sus libros más célebres, llamado Vigilar y castigar, este filósofo
analiza el modo en que se establecen los procedimientos de vigilancia y
castigo en las sociedades europeas a partir del siglo XVI, momento en el
cual, dice Foucault, se instaura el modelo al que llama “sociedad
disciplinaria”, consistente en el control y el encauzamiento de los individuos,
a fin de hacerlos dóciles y útiles para el sistema, por medio de diversas
instituciones que adoptan un método similar: la cárcel, la escuela, las
fábricas. Tal método de control y vigilancia es llamado por él “panoptismo”.
Una breve frase puede darnos una idea del tenor de las críticas (que son
muchas) que estos filósofos y juristas dirigen a las teorías que hemos
expuesto hasta aquí: no se puede entender el Derecho si no se
entienden las relaciones de poder existentes en una sociedad. En
otras palabras: el Derecho es siempre resultado de una relación de fuerzas,
de una lucha de poder, en la que alguien adquiere la capacidad de decirles a
otros lo que deben hacer.
Tal vez lo más interesante de estas nuevas tendencias sea que cambian
por completo el modo de entender a qué nos referimos cuando usamos la
palabra “Derecho”:
Derecho = Relaciones sociales
“Derecho” no es, para quienes ven las cosas de este nuevo modo, sinónimo de
“Sistema jurídico”, sino de “Relaciones sociales”. Este es el planteo central, y
es bastante complicado, por lo que vale la pena detenerse un poco. Cuando
alguien dice que “Derecho” es sinónimo de “relaciones sociales”, está
queriendo significar que la Ley es como es, no porque sea “buena” en sí
misma, sino porque las relaciones entre las personas han determinado que
fuera la Ley.
Una vez que se acepta esto se puede decir, entonces, que una ley es
“buena”, pero sólo si con eso se quiere decir que ayuda a cumplir la función
que el Derecho debe cumplir y ayuda a conseguir los fines que se espera
que cumpla el Derecho.
Como puede verse, este modo de concebir el Derecho hace de éste (del
Derecho), mucho más que un sistema fijo de leyes escritas en papeles. Si
hay algo que puede llamarse con justicia Derecho, no es otra cosa
que lo que se puede hacer en una sociedad determinada, en un
momento determinado. Esto que se puede hacer depende de cómo sean
las relaciones sociales, lo cual quiere decir que depende, no de lo que un
gobernante dice que se puede hacer, sino de lo que la gente está dispuesta
a aceptar que se puede hacer.
“La pregunta «¿Qué es lo que puede un cuerpo?» tiene un sentido en ella misma,
porque implica una nueva concepción del individuo corporal, de la especie y del
género. Su significación biológica, lo veremos, no debe ser descuidada. Pero, tomada
como modelo, tiene primero una significación jurídica y ética. Todo lo que puede un
cuerpo (su potencia) es también su «derecho natural». Si llegamos a plantear el
problema del derecho al nivel de los cuerpos, transformamos toda la filosofía del
derecho”, Giles Deleuze
Hans Kelsen es el autor que más ha influido en la concepción actual del Derecho.
Es, de hecho, el padre de lo que se conoce como positivismo formalista, corriente a la
cual ha dado sustento teórico la muy influyente obra “Teoría pura del Derecho”. En
palabras más claras, el hombre para el Derecho actual es, jurídicamente hablando,
meramente un “punto de referencia”, una “ubicación”, que permite identificar dónde
debe aplicarse una norma. Una vez que usted estableció su relación contractual
con el banco, pasó a ser una de las partes de un contrato; a usted, como persona,
puede serle exigido todo aquello a lo cual se haya comprometido con el banco. Su
nombre, su número de documento y todos los datos suyos que el banco tiene, lo
establecen como el centro de imputación de todos los deberes y los derechos que
surgen del contrato que firmó. De todos modos, este punto común que es la persona
física (a pesar de que la llamada ciencia jurídica diga que “no es el hombre”) tiene una
característica que todos conocemos: nace, empieza a existir en un momento
determinado. Esta característica plantea al Derecho una cuestión nada fácil de decidir:
¿Cuándo se empieza a ser persona física? Además de ser difícil de decidir, este
problema es crucial. La respuesta que se dé a la pregunta condiciona la posición que
se adopte en temas tan ásperos y delicados como el aborto (que hoy es legal, seguro
y gratuito en nuestro país), por ejemplo. Repasemos las distintas respuestas que se
pueden dar al interrogante: Se es persona desde: esta concepción establece que el
momento de la concepción se está en presencia de un individuo de la especie humana,
y por ende persona (ya que no puede nacer un individuo de otra especie del embarazo
de una mujer), desde el momento en que se ha fecundado el óvulo en el seno
materno; y el nacimiento solo cambia el medio en que se desarrolla la vida del nuevo
ser. El momento del nacimiento si bien se puede decir que hay vida humana antes del
nacimiento, esto no es suficiente para establecer que hay persona, ya que para ser
persona debe tener vida individual y autónoma.
Persona jurídica La persona jurídica tampoco es el ser humano. Tal como está
definida la persona en nuestro Derecho, observamos que la norma se refiere a todo
“ente susceptible de adquirir derechos y contraer obligaciones”. Teniendo esta
definición a la vista, podemos interpretar que no sólo se refiere a los seres humanos.
¿A qué otra clase de personas se referirá? Persona jurídica El Código Civil distingue
entre personas de existencia visible y personas de existencia ideal. Son estas últimas
las personas a las que llamaremos jurídicas (las primeras son las que ya denominamos
físicas). Quizás usted pueda adelantarse e investigar a qué nos referimos cuando
hablamos de “personas de existencia ideal”. Escriba una definición en su carpeta y
trate de pensar ejemplos concretos que representen este concepto. Nuestro
Código Civil clasifica a las personas jurídicas legislando sobre ellas, dando el concepto
y denominación de cada especie. En el sistema del Código se distinguen dos
categorías de personas jurídicas:
• De carácter público
• De carácter privado
Personas jurídicas de carácter público Son aquellas que están instituidas por
normas del derecho público y que la normativa de nuestro Código llama "personas de
existencia necesaria". Su creación proviene de la ley o de un acto administrativo, para
ser sujeto de funciones públicas; su constitución tiene como fin el interés público por
disposición del derecho. A continuación, las describiremos brevemente. El Estado
nacional El carácter del Estado como persona jurídica surge de la Constitución. Las
provincias y los municipios Conforme al sistema federal de gobierno, establecido en el
Art. 1 de la Constitución Nacional, se reconoce a las provincias personalidad jurídica,
como integrantes de la Nación. Los municipios deben considerarse subsistentes, sin
necesidad de ley especial. El Art.5 de la Constitución Nacional supedita la autonomía
de las provincias, entre otros requisitos, a que la respectiva constitución asegure su
régimen municipal.
Entidades autárquicas Están definidas como "toda persona jurídica pública estatal que,
con aptitud legal para administrarse a sí misma, cumple fines públicos,
genéricos o específicos". Son entes de la administración pública que se han
descentralizado del Estado y que realizan funciones propias de aquél, es decir, servicios
públicos. La personalidad jurídica deriva de la ley que las crea, organiza su régimen interno
y su competencia. Por ejemplo, el Banco Central. Las entidades autárquicas tienen los
siguientes caracteres: 1) son entes del Estado; 2) se gobiernan a sí mismas; 3) tienen
como finalidad el interés público; 4) tienen un patrimonio propio independiente del Estado.
La Iglesia Católica La Constitución nacional establece, en el Art.2, que el "gobierno federal
sostiene el culto católico apostólico romano".
Su personalidad de derecho público surge de la Constitución Nacional. La legislación ha
reconocido la personalidad jurídica de la Iglesia, tal como ella está organizada; a su vez,
ella reconoce los poderes temporales del Estado, que ejerce el derecho de patronato. El
carácter de persona jurídica que se otorga a la Iglesia Católica alcanza también a sus
diócesis y parroquias. En cambio, las congregaciones y órdenes religiosas tienen
personalidad jurídica de carácter privado y para funcionar requieren autorización legislativa
o gubernamental. En lo que se refiere a otras religiones, sus iglesias no son personas
jurídicas de carácter público, pero si reúnen los requisitos legales necesarios pueden ser
personas jurídicas de carácter privado y, si no los reunieran, simples asociaciones
religiosas. La ley 21.745/78, reglamentada por el decreto 2037/79, creó el Registro de
Cultos no Católicos.
c. Provincia de Corrientes.
Hace muchos años, se estrenó una película llamada “Mi pobre angelito”, que fue un
absoluto éxito. Tanto éxito como la película tuvo el actor principal, un niño de apenas
diez años.. En realidad, no es la película sino este niño (que se llamaba Macaulay Culkin)
quien nos importa. Junto con el éxito, a Culkin le llegó mucho dinero. Mientras todavía era
menor de edad, sus padres se divorciaron, lo que constituyó una noticia mundial porque
fue disputa encarnizada entre su padre y su madre por la posibilidad de administrar el
dinero ganado por el niño. Y esta “posibilidad de administrar el dinero” nos pone de lleno
en el análisis de la noción de capacidad. Avancemos un poco para entender por qué el
ejemplo es pertinente.
Derechos y obligaciones
Hemos hablado hasta aquí de las personas como sujetos de derecho. No hemos, sin
embargo, especificado claramente qué queremos decir cuando decimos que alguien “tiene
un derecho”. Sabemos, también, por nuestro uso común del lenguaje, que es difícil pensar
en derechos y separarlos de lo que solemos llamar “obligaciones”. Antes de seguir
avanzando, le proponemos elaborar sus propias definiciones realizando la siguiente
Actividad.
ACTIVIDAD 8
Las frases que habitualmente utilizamos para referirnos a este tema son parecidas a:
“todos tenemos derechos y obligaciones”. Ser un sujeto de derecho, si la separación entre
derechos y obligaciones es imposible, significa entonces, también, “tener obligaciones”. En
la tarea que usted habitualmente desempeña seguramente aplica este tipo de conceptos e
incluso, muchas veces, habrá debatido con sus compañeros de trabajo o familiares
sobre estas cuestiones. Por ello, le pedimos que realice una pequeña encuesta acerca de
qué significan los conceptos “derechos” y “obligaciones” para la gente con la que usted
habitualmente trabaja, estudia o convive , incluya también su propia opinión. Escriba toda
la información que obtenga y compárela con los conceptos que se irán desarrollando a
continuación (Es importante que realice esta actividad antes de seguir leyendo).
Tal como usted acaba de elaborar sus propios conceptos, nosotros trataremos de
hacerlo ahora, y para ello hablaremos de derechos y de obligaciones pero dándoles un
nombre más “técnico”, sólo para acercarnos un poco a lo que nuestra teoría jurídica dice
respecto de ambos conceptos. Lo que habitualmente entendemos como “derechos”
(cuando decimos la frase “tener un derecho”) son, para la teoría actual del Derecho,
“derechos subjetivos”. Las “obligaciones”, por su parte, se llaman “deberes jurídicos”.
Tanto de unos como de otras hablaremos a continuación. Seguramente, si compara la
información que usted recabó a través de su encuesta, habrá visto que aparecen
cuestiones relativas a derechos individuales, deberes, etc. similares a lo que aquí
expresamos.
• En opinión de Immanuel Kant, para que una norma sea obligatoria debe
derivar de la voluntad del sujeto que la debe cumplir, respetando los valores universales,
ya que el deber jurídico se identifica con el deber moral.
• Para Gustavo Radbruch, el deber moral difiere del jurídico en que el primero es
inexigible, en tanto que el segundo se caracteriza por su exigibilidad (no se le puede exigir
a alguien que compre una propiedad, pero sí se le puede exigir que no robe la de otro). •
Para Hans Kelsen, el deber jurídico no es una vinculación psíquica real, sino jurídica. No es
en este dominio psicológico, sino en el ámbito normativo del derecho, donde ha de
determinarse el concepto del deber como concepto jurídico.
ACTIVIDAD 9
A continuación, le ofrecemos una lista de acciones hipotéticas para que usted trate de
reconocer qué derecho se ejerce o qué deber se incumple en ellas.
b. Juan Gómez envía una carta documento a la empresa que le vendió el equipo
de música porque éste no le fue entregado en la fecha convenida.
c. Juana Pérez presenta una queja al Estado porque un oficial de policía revisó su
cartera.
g. Juana Pérez no permite que la policía entre a su casa sin orden judicial para
desalojarla, por no haber pagado el alquiler.
“Es imposible una teoría jurídica destinada a ser aplicada por los operadores judiciales
en sus decisiones, sin tener en cuenta lo que pasa en las relaciones reales entre las
personas. No se trata de una empresa posible aunque objetable, sino de un
emprendimiento tan imposible como hacer medicina sin incorporar los datos fisiológicos
(...) Cuando se pretende construir el Derecho Penal sin tener en cuenta el comportamiento
real de las personas, sus motivaciones, sus relaciones de poder, etc., como ello es
imposible, el resultado no es un derecho penal privado de datos sociales, sino construido
sobre datos sociales falsos”. Eugenio Zaffaroni, Alejandro Alagia, Alejandro Slokar
• Jurisprudencia
• Doctrina
ACTIVIDAD 10
El concepto de socialización Somos seres sociales. Esto quiere decir que lo que nos
define como personas depende de lo que define a nuestra sociedad como sociedad. Toda
sociedad es humana. La sociedad en la que vivimos es, además de humana, nuestra sociedad.
Por lo tanto, lo que define a nuestra sociedad como sociedad depende de lo que nos define
como personas, a cada uno de nosotros. Repase las dos afirmaciones que acabamos de hacer.
Tienen un problema: no se pueden pensar por separado. Y esa es la trampa. Una trampa en la
cual han caído infinidad de pensadores. En términos más concretos: lo social y lo individual
no se pueden pensar como dos fenómenos separados. Lo que somos en tanto individuos
no puede ser nunca independiente del ámbito en el que nacemos (con sus costumbres, sus
normas, sus criterios estéticos, etcétera), que inevitablemente nos marca y condiciona; pero a
la vez nosotros “marcamos” (aunque sea en forma muy poco sensible) una diferencia en ese
conjunto social, con la impronta única que imponemos a lo que en tanto individuos hacemos,
queremos, etcétera. Entonces, llamamos socialización al proceso por el cual un individuo se
integra a una sociedad determinada. Como ve, es muy importante aquí el concepto de
integración. Pero antes de avanzar, vamos a trabajar en la siguiente Actividad con un ejemplo.
ACTIVIDAD 11
a. ¿Cuáles son los rasgos comunes que encuentra en el modo en que se intentó
integrar a los “niños – lobo” en la sociedad y el modo en que se integran a ella los niños
criados por sus padres?
b. ¿Cuáles cree que son los motivos que hacen imposible integrar a los “niños –
lobo” en la sociedad, en aquellos casos en los cuales la integración no se logra? ¿Cuáles
son los motivos del éxito en la integración, en los casos contrarios?
c. ¿Diría usted que, al adoptar las conductas de los animales, esos “niños – lobo”
estaban “socializados”?
ACTIVIDAD 12
b. Luego, trate de pensar cuáles de ellas se han ido modificando a lo largo del
tiempo, a partir de cambios en las prácticas sociales, pero que siguen formando parte de
nuestro horizonte normativo y escríbalas a continuación.
Normas jurídicas: Dijimos anteriormente que las Normas Jurídicas son los
instrumentos de los cuales se vale el Derecho para resolver conflictos. Hemos hablado de
las normas como reglas sociales, asociadas con la noción de deber. Hablamos también de
normas de conducta, como de un tipo de normas que no se nos imponen coercitivamente.
El tipo de norma que conocemos con el nombre de norma jurídica difiere de las normas de
conducta en este último aspecto. Norma jurídica Es una regla social ante la cual nos
sentimos obligados, pero que, a diferencia de las normas de conducta, aparece ante
nosotros como
emanada de una autoridad y, por ende, como radicalmente externa e impuesta. Es, y
esto es central, el único tipo de normas que pueden sernos exigidas por un órgano
específico, encargado de sancionar a los infractores. Es en función de esta característica,
que asocia a la norma jurídica con la coerción, que aparece también siempre asociada a la
noción de norma jurídica la idea de sanción. Precisamente por aparecer como una
obligación externa, la norma jurídica necesita de un mecanismo que asegure su eficacia
como norma (mecanismo que no parece ser necesario en el caso de una norma como las
de conducta, que obliga internamente) y este mecanismo es la estipulación, incluida en la
formulación misma de la norma, de una penalización por su incumplimiento. Esta cuestión
de la sanción es muy compleja, por lo cual nos detendremos un poco a analizar algunas de
sus características:
b) Que la existencia de sanción no explica que una norma sea eficaz se puede
saber analizando la propia conducta ¿Usted no mata a los demás porque si lo hiciera lo
meterían preso o porque cree que no es bueno matar a los demás?
ACTIVIDAD 13
La norma jurídica como fundada y como fundante Este doble carácter del Estado
(el Estado como cristalizador o como creador de normas arbitrarias) puede trasladarse a
las normas creadas por él. En tanto emanadas de la voluntad popular, las leyes aparecen
siempre como fundadas en la necesidad social. En otras palabras: las normas jurídicas son
exigibles por el Estado, porque emanan (indirectamente) de la voluntad del pueblo. En
este sentido, toda norma jurídica tiene un fundamento moral inconmovible. Sin embargo,
este carácter fundado de la ley es en realidad sólo aparente. Una vez que sabemos que el
Estado es capaz de crear las normas, podemos ubicar también el fundamento de la ley en
la ley misma. Esto quiere decir que una vez que Estado y Sociedad Civil se separan (y esto
es lo que sucede cuando no se siguen principios democráticos: el Estado se divorcia de su
fundamento y su sentido) y la normatividad es asumida con pleno derecho sólo por el
Estado, las prácticas sociales dejan de fundar la norma, porque es la norma jurídica la que
empieza a fundar las relaciones sociales. Es por esto que, una vez que Estado y sociedad
civil se separan, ya carece de sentido buscar el fundamento legitimador de la ley en las
prácticas sociales. La ley se legitima a sí misma por una simple invocación de poder. En
otras palabras: las leyes del Estado se fundamentan simplemente en el poder que el
Estado tiene para hacerlas acatar. Cabe aclarar que si no hubiera separación entre Estado
y Sociedad Civil, el carácter fundante de la norma jurídica no sería un problema, sino una
condición de posibilidad de la vida social misma. Pero cuando el sistema que pone “fuera”
de las prácticas sociales el origen de la norma jurídica y dice que este origen está, sin
embargo, fundado por las prácticas sociales (lo cual es absurdo), no existe otra posibilidad
que aceptar, bajo amenaza de ser reprimido, una ley impuesta
La norma de conducta como norma jurídica Pero hay otro modo de pensar la
cuestión y es invirtiéndola. Seguramente, recuerda que definimos el concepto de horizonte
normativo como “el territorio que define lo posible, en materia de Derecho”. Le pedimos
entonces que revea un poco lo que dijimos al respecto sobre el tema, antes de seguir
leyendo. Si tomamos en profundidad la idea de horizonte normativo salta a la vista que,
por más alejado de las prácticas sociales que el Estado pueda aparecer (o parecer), hay un
límite que no puede cruzar. En otras palabras: el Estado no puede hacer cualquier cosa,
porque aunque suponga (como nuestro Derecho supone) que lo que ordena es
independiente de los deseos, las necesidades, los humores o las preferencias de la
sociedad, actúa efectivamente sobre hombres (que son mucho más que personas
jurídicas) que quieren, necesitan, gustan y prefieren. Volvamos aquí al ejemplo de los
avances en materia de Derechos Humanos y de recomposición de la memoria que supone
la investigación y esclarecimiento de los crímenes cometidos durante la última dictadura
militar: No se trata de que el Estado “quiera” esclarecer los crímenes y otorgue ese don
como un beneficio a la sociedad. El Estado, en todo caso, respondió a una demanda social
efectiva y concreta que, a pesar de los intentos de algunos gobiernos en tal sentido, no
pudo desconocer. En este sentido, lo realmente determinante, en lo que hace a la
conformación del lazo social, son siempre las normas de conducta, que no son otra cosa
que normas jurídicas en un estado originario. Un Derecho que no acepte que está, en
última (y en primera) instancia, atado al juego de relaciones de fuerza realmente
existentes en una sociedad determinada, legisla sobre nadie y a nadie obliga. En otras
palabras: un Estado es verdaderamente democrático cuando reconoce que su legitimidad
no se puede basar en el mero uso de la fuerza pública; un Estado democrático debe
reconocer que para que una ley sea realmente obligatoria, debe poder ser vivida como tal
(como obligatoria) por los integrantes de la sociedad a la cual está dirigida. Si existe un
Derecho que se puede presentar, entonces, como desligado de las relaciones sociales, no
es porque el Derecho sea “puro” o no esté “contaminado” por la política; muy por el
contrario: si un Derecho pudiera presentarse de ese modo sería por estar inserto en un
sistema en el cual las relaciones sociales lo permitieran. En otras palabras: El Derecho es
un discurso político e ideológico, en tanto es a partir de la misma forma que
asume el Derecho que se hacen comprensibles las relaciones de fuerza
imperantes en una sociedad. El Derecho es siempre un discurso que tiene el
poder suficiente como para instalar ese discurso como el Derecho de todos. La
tarea de una Ciencia del Derecho que se pretenda explicativa debe, entonces, no reducirse
al estudio de códigos y disposiciones; debe, por el contrario, tratar de indagar en las
relaciones sociales, en las motivaciones, en los intereses comunes y particulares y en las
relaciones de poder.
• Las Leyes formales, que son todas las disposiciones emanadas del congreso,
sean de alcance individual o de alcance general.
• Las leyes en sentido material, que son todas aquellas disposiciones emanadas
del congreso cuyo objeto es ser aplicadas a un número indeterminado de personas. Las
leyes (normas jurídicas de alcance general), para ser válidas, deben ser dictadas de
acuerdo con un procedimiento determinado por el ordenamiento jurídico y persiguiendo los
fines que el mismo ordenamiento establece. De esta forma una Ley dictada por el
Congreso de la Nación, de acuerdo con el procedimiento previsto por la Constitución
Nacional, pero que contradiga los principios establecidos en ésta, puede ser excluida en
sus efectos. :::.. Jerarquía normativa Esto que acabamos de ver nos indica que hay una
jerarquía dentro de las normas jurídicas. Debemos, entonces, esclarecer cuál es esa
jerarquía. Hans Kelsen
-recuerde la Unidad 1- cuya obra tuvo y tiene gran influencia en el modo de concebir
el ordenamiento jurídico occidental), plantea una estructura piramidal del ordenamiento
jurídico, el cual sirve para verificar la validez de las normas. 126 Validez de las normas
Podemos definir lo que en nuestro Derecho se entiende por validez (que no es otra cosa
que lo que Hans Kelsen dice que es): “una norma es válida cuando ha sido dictada por
la autoridad designada por el sistema jurídico, sobre algún tema sobre el cual el sistema
jurídico le permita pronunciarse y en la forma en que el sistema jurídico establece, siempre
y cuando no haya sido derogada por otra norma (válida) del sistema jurídico”. Una
ordenanza municipal, por ejemplo, será integrante del ordenamiento jurídico si existe otra
norma, dentro de ese ordenamiento (por ejemplo, en la constitución provincial) que la
autoriza. Pero una norma de una constitución provincial será válida si existe una norma de
la Constitución Nacional que la autoriza. El problema con que se enfrenta Kelsen es el de
poder establecer qué norma se encuentra en la cúspide de esta pirámide (puesto que debe
haber una, sí o sí, para que todas las demás puedan ser validadas). La respuesta que
obtiene es una construcción lógica, a la cual denomina Norma Fundamental, que
establecería algo así como que “las normas de la Constitución Nacional deben ser
respetadas.” La jerarquía normativa estaría, entonces, para el caso que hemos puesto de
ejemplo, organizada del siguiente modo:
1) NORMA FUNDAMENTAL
2) CONSTITUCIÓN NACIONAL
3) CONSTITUCIÓN PROVINCIAL
4) LEY PROVINCIAL
5) ORDENANZA MUNICIPAL.
Cómo acabamos de ver, las leyes (para ser parte del ordenamiento jurídico) deben ser
válidas; y para ser válidas deben ser dictadas de acuerdo con el procedimiento que el
ordenamiento prevé, y no contradecir los principios fundamentales por éste establecido.
Los principios fundamentales a los cuales nos referimos son: a) Principio de legalidad, que
dice que cuando exista contradicción entre dos normas de distinta jerarquía, la norma
superior prima sobre la inferior. b) Principio de derogación, que dice que cuando exista
contradicción entre dos normas de la misma jerarquía, provenientes del mismo órgano, la
norma posterior en el tiempo deroga a la anterior. c) Principio de competencia, que dice
que cuando exista contradicción entre dos normas de igual jerarquía, emanadas de
distintos órganos, prima la norma dictada por el órgano competente.
ACTIVIDAD 14
ACTIVIDAD 15
Le presentamos aquí una serie de titulares periodísticos que, seguramente, alguna vez
leyó o escuchó:
En cada caso, ¿Cuáles serían los pasos siguientes para el dictado de las leyes, de
acuerdo con lo que dispone la Constitución Nacional?
A partir de una definición muy vaga del Derecho fuimos precisando sus elementos y se
evidenció lo complejo del tema y lo inseparable que resulta el fenómeno jurídico de los
procesos históricos. Desarrollamos esos procesos históricos hasta que se hizo claro que es
imposible pensar en toda su complejidad y cientificidad el Derecho sin remitir su análisis a
las diversas formas en que la relación entre las normas y las estructuras sociopolíticas
apareció en diferentes momentos de la historia. Fuimos más allá del sentido común que
nos dice que el Derecho es una mera colección de leyes escritas, para finalmente abordar
el problema de la normatividad en general, donde se nos presentaron las normas de
conducta como inseparables de las normas jurídicas. En resumen: si bien con las
limitaciones propias de un abordaje muy abarcador, profundizamos lo suficiente en el
fenómeno jurídico como para trascender los puros prejuicios que nos dicen que el Derecho
es una materia de expertos, ajena a nuestras prácticas cotidianas. Esperamos que haya
disfrutado del cuadernillo y que su estudio le haya aportado un punto de vista nuevo. Aun
si su propia postura respecto de lo que el cuadernillo le ha ofrecido es discordante con lo
que en éste se dice, creemos que valió la pena si este encuentro sirvió para estimularlo
para profundizar sobre un tema tan importante como la normatividad. Le agradecemos la
atención y dedicación y esperamos que nuestro trabajo haya sido tan útil para usted como
placentero para nosotros.