Apunte Arquitectura de La Mente
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Apunte Arquitectura de La Mente
En las ciencias cognitivas hay planteado un debate entre las teorías modulares y
constructivistas de la mente. Las teorías constructivistas u holistas conciben la mente
como un sistema unitario, mientras que para las teorías modulares la mente está
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conformada por un conjunto de módulos especializados, memorias diversas,
inteligencias múltiples. En el siglo XX, las teorías psicológicas que han fundamentado la
práctica pedagógica, particularmente en Educación Especial, han conceptualizado la
mente como una capacidad de dominio general. En la actualidad las teorías modulares
están más aceptadas. La modularidad se entiende de formas distintas en las diferentes
teorías.
Podemos distinguir dos grandes tipos de teorías de la mente. Unas concepciones,
propias de la “posición heredada”, consideran la mente como una estructura, sistema o
mecanismo de carácter o propósito general, y por tanto independiente y a la vez
competente en cualquier contenido concreto de aprendizaje. Tal planteamiento es
propio de posiciones asociacionistas y conductistas, que entienden la mente “tabula
rasa” al nacer el individuo, y que se va llenando a lo largo de la vida con las experiencias
y contenidos específicos, conforme a las leyes generales del aprendizaje. También la
metáfora del ordenador, propia de la Psicología cognitiva computacional, concibe la
mente como un procesador de propósito general, sin especificaciones o restricciones.
La Epistemología Genética de Piaget o la Psicología histórico- cultural de Vygotski, se
sitúan más en esta línea, si bien con matizaciones.
El segundo tipo de teorías de la mente, que se está mostrando más acorde con
investigaciones procedentes de diversas ciencias cognitivas, plantea una concepción
modular. La mente estaría constituida por un conjunto de módulos especializados,
sistemas funcionales, memorias diversas, inteligencias múltiples. Cada módulo es
específico y especializado en un tipo de proceso o actividad. Así serían diferentes los
módulos o sistemas responsables de las percepciones, la orientación en el espacio, el
lenguaje, la interacción con otras personas en las relaciones sociales. Parece razonable
admitir que a lo largo del proceso evolutivo, han surgido y conformado estructuras
cognitivas especializadas en el manejo y resolución de problemas en ámbitos o
dominios muy distintos: el mundo físico y el mundo social. La realidad física plantea
unas exigencias y presenta unas propiedades muy distintas a las del mundo
interpersonal.
Una metáfora resulta muy ilustrativa al abordar este problema. La teoría tradicional de la
mente como propósito general o arquitectura horizontal considera la mente como una
herramienta de utilidad general, a modo de la clásica “navaja de Albacete”, multifuncional
y multiuso, que opera con cualquier tipo de información o problema. Para la concepción
modular, la mente es más bien como una “navaja suiza”, compuesta por multitud de
componentes y herramientas especializadas en tareas muy específicas – dominios
específicos – como sacacorchos, tijeras, destornillador, cuchillo, tenedor, etc. La
estructura modular de la “navaja suiza” es una buena analogía para ilustrar la organización
modular de la mente, resultado de un largo proceso filogenético, en el que han aparecido
sucesivas estructuras y mecanismos para enfrentarse a problemas distintos, para
adaptarse, sobrevivir y dejar descendencia (García García, 2001; García y Carpintero,
2002).
3 modularidad de la mente (1983) Gardner, Estructuras de la mente (1983) y Marr con Vision
(1982). David Marr, tomando como punto de partida las investigaciones sobre el sistema
visual, sugirió que los sistemas complejos, como la mente-cerebro, son resultado de un
proceso evolutivo que los ha conformado modularmente. La estructura modular se ha
mostrado muy funcional y eficaz evolutivamente, puesto que los sistemas con una
organización modular son más capaces de detectar y corregir errores e incorporar
innovaciones para resolver los problemas, satisfacer necesidades y sobrevivir.
Cuando una operación compleja se puede dividir y ejecutar en un conjunto de
componentes, tan independientes entre sí como lo permita la naturaleza de la tarea,
entonces es más sensible a las demandas, más susceptible de modificaciones y mejoras, y
más eficiente en la resolución de los problemas. Si un proceso complejo no es diseñado de
este modo, un pequeño cambio en una parte puede tener efectos no deseados en todo el
sistema. Ello significa que depurar o mejorar un proceso global no resulta fácil, porque un
pequeño cambio para mejorar un componente tiene que acompañarse de muchas
modificaciones simultáneas y compensadoras en otras partes del sistema. La estructura del
cerebro-mente se ha organizado modularmente en el proceso filogenético y también
ontogenético, de modo que nuevos componentes o módulos se desarrollan en interacción
con los ya existentes, creando nuevas competencias y funciones.
Para Fodor (1985, 1986, 2003), la arquitectura funcional de la mente está formada por
facultades horizontales más holísticas o centrales y facultades verticales o más modulares,
que están especializadas en percibir y procesar informaciones pertenecientes a dominios
específicos, sean sonidos verbales, musicales, caras, etc. Los sistemas modulares se
conforman y funcionan de modo independiente y separado, como los sistemas de input,
vista oído, tacto, etc. y también el lenguaje. Sobre los sistemas modulares tenemos ya
mucho conocimiento científico; sin embargo respecto a los sistemas centrales como la
inteligencia, el pensamiento, imaginación, los conocimientos disponibles son muy
limitados, a juicio de Fodor.
Los sistemas modulares son "estúpidos" pero sobre ellos sabemos mucho; los sistemas
centrales son "listos" pero de ellos tenemos poca evidencia científica. Sí sabemos que unos
4 y otros presentan unos rasgos casi opuestos. Los modulares están biológicamente
realizados en estructuras cerebrales muy diferenciadas; están innatamente programados;
funcionan con más rapidez; procesan la información de forma encapsulada y cerrada a las
informaciones de otros módulos. Los sistemas centrales, por el contrario, tienen una base
neuronal muy distribuida en el cerebro que resulta muy difícil, imposible, afirmaba Fodor,
de identificar; están más abierto a los aprendizajes; operan lentamente; al no estar
encapsulados reciben información de módulos diversos; integran información procedente
del mundo exterior con la información registrada en las memorias del individuo. Los
sistemas centrales son, pues, holísticos y no están encapsulados. Según Fodor, cabe
esperar grandes avances en el conocimiento científico de la arquitectura modular de la
mente, pero respecto al conocimiento riguroso de los sistemas centrales es radicalmente
pesimista. El conocimiento científico del pensamiento, inteligencia, imaginación,
creatividad, resolución de problemas sería muy difícil o hasta imposible.
La Teoría de las Inteligencias Múltiples de H. Gardner (1992, 1995, 2001) es una teoría
modular de la mente. Considera las inteligencias como las capacidades necesarias para
resolver problemas o elaborar productos valiosos en un contexto cultural o en una
comunidad determinada. Las capacidades comprenden un amplio espectro, desde la
lógica a la música, pasando por los deportes o la danza, etc. Los productos también
pueden ser muy diversos, como las teorías científicas, las obras artísticas y los diseños
tecnológicos.
Tradicionalmente se ha definido la inteligencia "operacionalmente" como la habilidad
para responder a las cuestiones que plantea un test de inteligencia. La teoría de las IM
cuestiona la concepción tradicional basándose en aportaciones procedentes de distintos
campos: Neurociencia, Psicología, Antropología, como más principales. La teoría se
estructura a partir de los orígenes biológicos de cada capacidad para resolver problemas.
Sólo se tienen en cuenta las capacidades que son universales a la especie humana.
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La teoría se basa en evidencias procedentes de fuentes distintas: conocimiento del
desarrollo normal y de personas superdotadas; información acerca del deterioro de las
capacidades cognitivas como consecuencia de lesión cerebral; estudios de poblaciones
excepcionales, incluyendo niños prodigio, niños autistas; datos sobre la evolución de la
cognición desde una perspectiva filogenética; estimación de la cognición a través de las
culturas; estudios psicométricos y análisis de correlaciones; estudios de aprendizajes,
transferencias y generalización entre tareas. Las actividades inteligentes que satisfacen
todos, o la mayoría de los criterios, se consideran inteligencias. Gardner analiza
detenidamente estos criterios que fundamentan la teoría.