Giménez, G. - Culturas e Identidades
Giménez, G. - Culturas e Identidades
Giménez, G. - Culturas e Identidades
Culturas e identidades
Author(s): Gilberto Giménez
Source: Revista Mexicana de Sociología, Vol. 66, Número especial (Oct., 2004), pp. 77-99
Published by: Universidad Nacional Autónoma de México
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3541444 .
Accessed: 16/01/2014 10:52
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GILBERTO GIMENEZ
*
Veanse otros enfoques de este mismo tema en Gim6nez, 1993, 1996, 2002a,
2002b y 2002c.
1 "La noci6n de hibridaci6n viene a desafiar las
concepciones conservadoras
que implica el concepto de 'identidad"' (Nestor Garcia Canclini en una entrevista
publicada en la revista KARIS, publicaci6n de Interarts, Observatorio Europeo
de Politicas Culturales Urbanas y Regionales, nfim. 6, febrero de 1998, p. 23).
2 Veanse, por ejemplo, la iltima edici6n del manual de Giddens, Sociology,
pp. 22-30; el popular manual de Haralambos y Holborn, 2004, Sociology,pp. 790-831;
D.R. ? 2004. Universidad Nacional Autonoma de Mexico-Instituto de Investigaciones Sociales. Revista Mexicana de
Sociologia, aio 66, num. especial. 2004, Mexico, D. F., pp. 77-99. ISSN: 0188-2503/04/06605-08/USD 2.50 ($ 20.00).
2. IDENTIDAD
Y CULTURA
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Las teorias anglosajonas de la identidad, ciertamente influidas por la tradici6n
interaccionista inaugurada por George Herbert Mead (1934), suelen abordar el
t6pico de la identidad casi exclusivamente desde el punto de vista de los sujetos
individuales. En cambio, la tematizaci6n de las identidades colectivas parece propia
de la tradici6n durkheimiana y, particularmente, de los te6ricos de los movimientos
sociales como Alain Tourraine (1984), Alessandro Pizzorno '(1989, 1994, 2000) y
Alberto Melucci (1982, 2001).
6
Segun Bassand y Hainard (1985: 66), los principales parametros que definen al
actor social son los siguientes: 1) el actor social ocupa siempre una o varias posiciones
en la estructura social; 2) no se lo concibe sino en interacci6n permanente con otros
actores sociales; 3) esta dotado de alguna forma de poder; 4) comporta siempre una
identidad o imagen de si mismo en relaci6n con otros; 5) por lo general posee un
proyecto (de vida cotidiana o de sociedad) que fija objetivos y define los medios para
lograrlos; 6) se encuentra en permanente proceso de socializaci6n. Si adoptamos la
conocida clasificaci6n de Robert K. Merton (1965: 240-249), s6lo pueden ser actores
sociales en sentido propio los individuos, los grupos mas o menos organizados y los
"colectivos" (v.g. grandes iglesias y comunidades nacionales), pero no las "categorias"
que son agregados estadisticos de posiciones y de estatus sociales. De aqui se infiere el
craso error de los que pretenden atribuir una identidad, una psicologia o un
"caracter"a "los mexicanos", a "las mujeres" o a "lajuventud", por ejemplo.
mayor relieve y visibilidad que otras. Asi, por ejemplo, para un in-
digena mexicano, su pertenencia etnica -frecuentemente dela-
tada por el color de su piel- es mas importante que su estatuto
de clase, aunque objetivamente tambien forme parte de las clases
subalternas.
Para Harried Bradley (1997) algunas de las pertenencias so-
ciales pueden estar "dormidas" ("identidades potenciales"); otras
pueden estar "despiertas" ("identidades activas"); y otras, final-
mente, pueden estar politizadas en el sentido de que se las destaca
exageradamente como si fuera la uinica identidad importante,
para que pueda servir de base a la organizaci6n de una acci6n colec-
tiva ("identidades politizadas"). Asi, por ejemplo, el movimiento
neo-zapatista de Chiapas logra politizar la identidad etnica en
Mexico a partir de 1984, del mismo modo que el movimiento gay
y el de lesbianas lo hacen con respecto a las preferencias sexuales
desde los afios setenta y ochenta.
Cabe aiiadir todavia que, ya seguin los clasicos, la pertenencia
social implica compartir, aunque sea parcialmente, los modeloscultu-
rales (de tipo simbolico expresivo) de los grupos o colectivos en
cuesti6n. No se pertenece a la Iglesia catolica, ni se es reconocido
como miembro de la misma, si no se comparte en mayor o menor
grado sus dogmas, su credo y sus practicas rituales. Esta observa-
cion adicional nos permite precisar en que sentido la cultura in-
terviene como fuente de identidad: no, por cierto, en terminos
generales y abstractos, sino en cuanto se condensa en forma de
"mundos distintos de sentido", esto es, en forma de "mundos con-
cretos y relativamente delimitados de creencias y practicas" (Sewell,
Jr., 1999: 52). En este caso, "una cultura" (v.g. una cultura etnica)
se opone a "otras culturas" (v.g. una cultura clasemediera o una
subcultura juvenil). Debe evitarse, sin embargo, concebir estos
"mundos de sentido" como plenamente coherentes, integrados y
resistentes al cambio, segin el modelo de la etnografia clasica. Mas
bien debe partirse de la presuposici6n contraria: frecuentemente
estan llenos de contradicciones, estan debilmente integrados y pa-
decen continua erosi6n en virtud de los procesos de metropoli-
zaci6n y de globalizacion De aqui deriva el caracter problemaitico,
precario y cambiante de la identidad sobre todo en los contextos
urbanos, tema este muy invocado y ret6ricamente estilizado por los
teoricos de la postmodernidad.
6. A MODO DE CONCLUSION
BIBLIOGRAFIA