Ensayo Critico - Reflexivo

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA EDUCACIÓN


UNIVERSITARIA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA
UNIVERSIDAD POLITÉCNICA TERRITORIAL DEL ESTADO TRUJILLO
“MARIO BRICEÑO IRAGORRY”

ENSAYO CRÍTICO- REFLEXIVO

Participante: Olga P. Álvarez M.

C.I N° 30.190.305

PNF. PSICOLOGÍA SOCIAL

Facilitador: Prof. Alonso Araujo

Sección: 02-B

Valera, 25/04/21
INTRODUCCION
El presente trabajo está realizado con dos adjetivos fundamentales.
Primeramente el cumplimento de la actividad asignada en la Materia de Formación
Socio-Critica.

Además por supuesto dar a conocer sobre estos temas tan relevantes de la
historia como lo son La modernidad, La mundialización y La globalización, que son
parte también de nuestro origen. Reflejar lo importante que es conocer sobre los
dichos temas

La Modernidad promueve transformaciones en la organización de las


naciones. Se secularizaron los estados para dar paso al poder republicano, la
racionalidad administrativa y la industrialización. La industrialización es el proceso
que busca expandir la economía de un lugar específico mediante el desarrollo
industrial

La Mundialización permite la comunicación y la interacción cultural entre los


diferentes grupos humanos del mundo. Cada grupo posee diferencias en cuanto a
sus costumbres, valores, creencias y tradiciones; pero al final lo que se busca es la
unión y la convivencia armoniosa. Permite la unificación tanto en términos políticos
y económicos, para lograr beneficiar las relaciones entre los actores, evitar
conflictos y sobre todo mejorar las condiciones de intercambio. La integración
permite la cooperación en educación, en investigación, en desarrollo, en salud, en
turismo y en la economía en general

La Globalización la encontramos en que gracias a ella las fronteras entre


diferentes países poco a poco se difuminan hasta desaparecer, estableciendo así
acuerdos que unifican diversas partes del mundo desde un punto de vista
económico, con acuerdos comerciales, hasta incluso el punto de vista.
LA MODERNIDAD, LA MUNDIALIZACIÓN Y LA
GLOBALIZACIÓN
Primeramente de La Modernidad se tiene una visión común sobre que
mantiene un término que hace referencia a un nuevo tipo de sociedad que surge a
partir de las grandes transformaciones producidas en Europa y América del Norte,
que culminaron con las revoluciones industriales y democráticas, iniciadas a finales
del siglo XVIII y principios del XIX.

La Modernidad surge en el siglo XV después de que se provocaran cambios


emblemáticos a nivel mundial como: la Conquista de América por los europeos, el
desarrollo de la imprenta, la Reforma Protestante, el Renacimiento y la Revolución
Científica. En términos sociales e históricos, no se llega a la Modernidad con el final
de la Edad Media en el siglo XV, sino tras la transformación de la sociedad
preindustrial, rural, tradicional, en la sociedad industrial y urbana moderna que se
produce con la Revolución industrial y el triunfo del capitalismo.

La superación de la sociedad industrial por la sociedad postindustrial se ha


dado en llamar posmodernidad. La crisis de la modernidad comenzó hacia el final
de la Primera Guerra Mundial cambiando la mentalidad y las conciencias así como
otros profundos cambios sociales que derivaron en cambios políticos.

En el desarrollo del modernismo, es posible identificar la primera generación


modernista. José Martí y Manuel Gutiérrez Nájera iniciaron un trabajo de
actualización de la lengua, principalmente en la prosa.

La Culminación en 1888, Rubén Darío publica su libro Azul. En esta época


ya se habían realizado grandes innovaciones en la palabra poética. Por medio de
su obra en Chile, Argentina y España, Darío realiza una tarea excepcional, que
consolida el Modernismo como movimiento continental y se convierte en su síntesis
más brillante, tanto en América como en España.

Y la continuación de la segunda generación modernista. Consagrado Rubén


Darío como jefe de la escuela del Modernismo, cuando ya los iniciadores habían
muerto prematuramente, los escritores de esta segunda generación continuarían la
obra con sus aportes personales.

La Modernidad en el plano educativo viene a ser lo que Gustav Wyneken


llamaría "un fenómeno típico de una época de transición: una época de disolución
y nueva formación", en la que las exigencias de la industrialización y las ideas
renacentistas convierten a la educación en una oportunidad para acceder a una
mejor calidad de vida. Esta visión trae consigo la ruptura de esquemas tradicionales
de transmisión del conocimiento dando lugar a lo que posteriormente llamarían
"sociedad de la información"

El siglo XVIII fue escenario de la consolidación de la modernidad tanto en un


sentido filosófico-político como en lo que respecta a la producción de la vida material
de las sociedades: la técnica, la economía y las ciencias aplicadas al desarrollo de
la producción. En este sentido el epicentro de este cambio que puede marcar su
inicio hacia 1770-1780 fue Inglaterra, donde tuvo lugar la aplicación del ideal
iluminista y la razón instrumental, con los postulados de que el hombre puede
conocer a la naturaleza y dominarla para beneficio propio. Las ideas que
sustentaron los cambios en este momento histórico pueden resumirse en el
antropocentrismo, la noción de progreso ligado a la razón instrumental y la
posibilidad de llegar a conocer de forma empírica la naturaleza mediante un método
experimental para ponerla al servicio de la Humanidad.

La presencia de la modernidad capitalista es ambivalente en sí misma. justo


aquello que motiva su encomio es también la razón de su condena. La ambivalencia
de la modernidad capitalista proviene de lo siguiente: paradójicamente, el intento
más radical que registra la historia de interiorizar el fundamento de la modernidad
(la conquista de la abundancia, emprendida por la civilización occidental europea)
sólo pudo llevarse a cabo mediante una organización de la vida económica que
parte de la negación de ese fundamento. El modo capitalista de reproducción de la
riqueza social requiere, para afirmarse y mantenerse en cuanto tal, de una infra
satisfacción siempre renovada del conjunto de necesidades sociales establecido en
cada caso.

Continuamos con La Mundialización, se define como la tendencia en la cual


los países buscan integrarse y complementarse impulsados por el progreso
tecnológico, las políticas de inversión y las reformas del comercio.

Este proceso hace que todos los países mantengan una relación de
interdependencia en aspectos como la cultura, los medios de comunicación, la
economía, la política e incluso el medio ambiente. Con estas integraciones cada vez
se acortan más las distancias y el tiempo para interactuar con los habitantes de
todos los países del mundo.

La mundialización no es un fenómeno nuevo, y la interacción de las


sociedades es sin duda tan antigua como la historia de la humanidad. Desde hace
por lo menos dos milenios las “rutas de la seda” vehiculizaron no solamente las
mercaderías sino que también permitieron las transferencias de conocimientos
científicos y técnicos, y de las creencias religiosas que marcaron la evolución de
todas las regiones del mundo antiguo, asiático, africano y europeo. Las formas de
estas interacciones y sus impactos eran sin embargo diferentes a las de los tiempos
modernos. La mundialización no es separable de la lógica de los sistemas que
vehiculizan su despliegue. Los sistemas sociales anteriores al capitalismo, que
califiqué en su momento de tributarios, estaban fundados en lógicas de sumisión de
la vida económica a los imperativos de la reproducción del orden político-ideológico,
en oposición a la lógica del capitalismo que invirtió los términos (en los sistemas
antiguos el poder es la fuente de riqueza, en el capitalismo la riqueza funda el
poder).

En los años 80 la ofensiva política neoliberal de determinados gobiernos se


combinó con un ramillete de estrategias de diferentes actores del capitalismo para
cambiar radicalmente el mundo. La nueva mundialización y el nuevo imperialismo
presentan cambios importantes respecto al pasado.

Al finalizar el siglo XX enfrentamos la simbiosis del neoliberalismo y de la


globalización. Esta integración no es historia nueva: el liberalismo de mercado del
siglo XIX se desarrolló sobre las fuerzas motrices de la revolución industrial. El
neoliberalismo de fines del siglo XX se afianza en simbiosis con la impetuosa
revolución tecnológica, que Frank Hinkelammert describe como "el huracán de la
globalización".

El neoliberalismo cobra fuerza, no sólo en razón de la desintegración política


y descomposición económica de los socialismos reales, sino porque se fundamenta
en las fuerzas motrices de la nueva revolución tecnológica. Por su parte, el
mecanismo de funcionamiento de esta reconversión productiva se acomoda a las
pautas y normas de la economía de mercado, una vez desaparecidos aquellos
socialismos reales. Esta simbiosis crea el imperialismo teórico y práctico del
neoliberalismo.

La expansión ultramarina tuvo sus causas u orígenes en el bloqueo que los


árabes efectuaron a fines de la Edad Media en la ciudad de Constantinopla. Este
bloqueo significó para los europeos la pérdida del contacto con todos los mercados
orientales, tanto los de medio como lejano Oriente. De tal modo, la capacidad
europea y el deseo por seguir creciendo económicamente fue lo que llevó, primero
a los portugueses y luego a los españoles, a aventurarse en los océanos en busca
de una nueva ruta de llegada a esas tierras lejanas. Sin embargo, en el camino,
terminaron conociendo los continentes de África y América.

A partir del momento en que finalmente se llegó a América (en el año 1492 a
manos de Cristóbal Colón) la expansión ultramarina de Europa se aceleró de
manera increíble. Así, la mayor parte de las naciones de Europa occidental
empezaron una desaforada búsqueda de nuevos territorios: España, Portugal, las
ciudades italianas, Inglaterra, Holanda, Francia y muchas más. Esto tuvo como
resultado la conquista y colonización de gran parte del planeta, especialmente del
continente americano que pasó a dividirse en manos europeas sin que se respetara
la existencia previa de civilizaciones nativas.

Se puede decir que esta expansión ultramarina volvió a generarse a fines del
siglo XIX pero entonces con el nombre de imperialismo. A partir de ese momento,
el hombre europeo terminó de colonizar los territorios del planeta sobre los cuales
no tenía poder político y a los que sólo se limitaba a explotar económicamente como
la casi totalidad del continente africano, Australia y algunas regiones del sudeste
asiático.

Los Estados liberales durante el siglo XIX, en el contexto de la revolución


industrial y el desarrollo de la producción capitalista, se vieron enfrentados a una
serie de problemas sociales principalmente vinculados a la precarización de algunos
sectores de la sociedad. La fase crítica de este sistema de mercado autorregulado,
coincidió con la creación de un mercado de trabajo, en el cual los trabajadores
estaban condenados a morir de hambre si no eran capaces de adaptarse a las
reglas del trabajo asalariado.

Desde la sociedad civil surge una respuesta asistencialista: La Iglesia se


preocupa por implementar por la vía de la caridad una serie de instituciones de
beneficencia que buscan ayudar a estos grupos. Sin embargo, en la Inglaterra liberal
se plantea la derogación de estas instituciones por medio de una ley que plantea la
abolición de toda protección social para incentivar a estos sectores a integrarse en
los mercados laborales.

Este mercado desregulado, chocó tan violentamente con la sociedad, que


casi de inmediato surgieron poderosas reacciones pidiendo la intervención y
protección del Estado, exigiéndole, en palabras de Claus Offe, que se preocupe de
"cubrir los riesgos e incertidumbres a que están expuestos los trabajadores
asalariados y sus familias en la sociedad capitalista”. El orden liberal comenzó a
adoptar embrionarias reformas, impulsadas desde los grupos excluidos por el
liberalismo, que desembocarían en la ruptura de este régimen y la constitución del
Estado Bienestar.

La diversidad de interpretaciones sobre el populismo del siglo XX en América


Latina se conceptualizó como un modo de integrar a las masas marginadas. En el
contexto del llamado proceso de modernización lo consideraron el efecto del
desfase entre y la movilización popular y la integración de las masas bajo la carencia
de medios institucionales de participación e integración de nuevos grupos (Germani,
1973). El populismo sería así una respuesta a la emergencia de un movimiento
nacional-popular en el contexto de sociedades que tienen una mayor maduración
política que económica.

Estos análisis se inscribieron en el estudio de los populismos


latinoamericanos reales, tales como el gobierno de Perón en Argentina, Vargas en
Brasil, etc. Lo anterior lo situaría en un período particular y un indeterminado estadio
del desarrollo, lo cual resulta problemático para su estudio actual. También, se ha
sugerido que estos populismos recomponen de un marco de políticas
macroeconómicas que permiten la integración de las masas y el favor de las mismas
al gobierno, en un lógica clientelar.

Como tema final tenemos La Globalización que ha adquirido una fuerte carga
emotiva. Algunos consideran que la globalización es un proceso beneficioso (una
clave para el desarrollo económico futuro en el mundo), a la vez que inevitable e
irreversible. Otros la ven con temor y hostilidad, debido a que consideran que suscita
una mayor desigualdad dentro de cada país y entre los distintos países, amenaza
el empleo y las condiciones de vida y obstaculiza el progreso social.

La globalización ofrece grandes oportunidades de alcanzar un desarrollo


verdaderamente mundial, pero no está avanzando de manera uniforme. Algunos
países se están integrando a la economía mundial con mayor rapidez que otros. En
los países que han logrado integrarse, el crecimiento económico es más rápido y la
pobreza disminuye. Como resultado de la aplicación de políticas de apertura al
exterior, la mayor parte de los países de Asia oriental, que se contaban entre los
más pobres del mundo hace 40 años, se han convertido en países dinámicos y
prósperos. Asimismo, a medida que mejoraron las condiciones de vida fue posible
avanzar en el proceso democrático y, en el plano económico, lograr progresos en
cuestiones tales como el medio ambiente y las condiciones de trabajo.

En los años setenta y ochenta, muchos países de América Latina y África, a


diferencia de los de Asia, aplicaron políticas orientadas hacia el sector interno y su
economía se estancó o deterioró, la pobreza se agravó y la alta inflación pasó a ser
la norma. En muchos casos, sobre todo en África, los problemas se vieron
agravados por factores externos adversos. No obstante, al modificarse las políticas
en estas regiones, el ingreso comenzó a aumentar. Actualmente se está
produciendo una importante transformación.

El debate acerca de los procesos de globalización económica concentra su


análisis en la dinámica mundial de los procesos económicos del capitalismo
contemporáneo. Se han destacado como elementos centrales de éstos procesos,
primero factores tecnológicos e informacionales que permiten una economía de
flujos y simultaneidad de la acumulación capitalista, descrito por Harvey (1990),
Petras (2001), Sklair (2001) pero ya enunciado en los trabajos de Wallerstein,
(1979). Dicha forma de acumulación produciría una organización mundial del trabajo
bajo principios de acumulación flexible y en la generación de clases transnacionales
(Sklair, 2001), ambos procesos resultantes de una geografía mundial de la
acumulación capitalista (Sassen, 1998). Y tercero nuevas formas de soberanía
imperial global, que también ha sido descrita como una suerte de poder abstracto y
des localizado (coherente con la estructura multiterritorializada del capitalismo
global) pero no por ello menos opresivo. Que en una suerte de biopolítica global del
poder, que produce no solo mercancías sino también subjetividades.

La globalización de los sistemas de producción, provisión y consumo de


alimentos constituyen un caso representativo de la globalización económica. Esta
expresión de la globalización es de particular interés por dos razones. Primero,
puesto que se incorpora a todos a partir del sencillo y cotidiano acto de cultivar,
comprar, preparar y comer sus propios alimentos. Segundo, porque los sistemas
globales de provisión de comida se organizan principalmente sobre grupos de
campesinos, pescadores e indígenas que se encuentran entre los actores
considerados más locales y menos empoderados en los procesos de globalización
económica.

La globalización neoliberal ha constituido un tema polémico del que mucho


se habla en la sociedad actual. Debido a todo lo que está ocurriendo a diario en el
mundo, su influencia en la identidad de los pueblos, su papel en el mercado mundial,
el acceso a nuevas tecnologías y su repercusión en la vida social de las personas
han pasado a constituir problemas que se intensifican cada vez más. Las
consecuencias de ellos son graves y el afán del hombre por sobreponerse aumenta.

Para algunos la globalización neoliberal constituye una serie de


oportunidades pero para otros esto significa el fin de una sociedad donde se imputa
un nuevo régimen dispuesto a osar de todos los cambios. A pesar de su reconocida
importancia mundial por parte de los círculos políticos y académicos, y del público,
una revisión de la prensa especializada deja ver la variedad de aproximaciones
existentes acerca del fenómeno de la globalización. La valoración positiva o
negativa de este fenómeno, o la inclusión de definiciones alternas o características
adicionales para resaltar la inserción de algún juicio de valor, pueden variar según
la ideología del interlocutor y la mayoría de las definiciones se diferencian unas de
otras en cuestiones de matices, mostrando mayores divergencias y expresando
posiciones ideo políticas más distintas con respecto a la globalización.

Sin embargo es importante plantear que este término se utiliza en no pocas


ocasiones como pretexto, por ejemplo, para fracasos económicos y políticos,
cuando algunos estados quieren justificar sus fracasos en materia económica,
diciendo: no es causa nuestra, esto obedece a la globalización. Si la globalización
expresa principalmente el auge de las comunicaciones, si ese auge, si esa
tecnificación, le han permitido al hombre de este amanecer del siglo XXI estar más
o mejor informado que el hombre de los siglos anteriores; si le permite, además,
estar más cercano a la cultura, si la información que hoy se recibe muchas veces
de manera caótica, nos está dando la posibilidad de crear en nuestros países una
opinión pública más culta, mejor informada.

Castro (1998a) enfatiza más en el carácter desnaturalizado de esta


globalización y su incidencia en la espiritualidad humana cuando refiere: “Un
problema terrible (…) que estamos padeciendo es el de la agresión a nuestras
identidades nacionales, la agresión despiadada a nuestras culturas, como jamás ha
ocurrido en la historia, la tendencia hacia una mono cultura universal”.

Los poderosísimos medios de difusión del mundo desarrollado llevan a cabo


un proceso de penetración que, en el terreno ideológico cultural en general, está
dirigido a erosionar las identidades nacionales, a crear hábitos y conductas ajenas
a las necesidades y posibilidades de los pueblos del Tercer Mundo. Al depreciar las
culturas nacionales y deformar ante los pueblos su propia imagen crea imágenes
consumistas alejadas de toda racionalidad e imponen ilusiones adormecedoras
como verdades absolutas para los pueblos. Por todo el mundo se expande una
estéril uniformidad.

De un extremo a otro del planeta se impone un mismo estilo de vida


defendido por los medios de comunicación de masas. Muchos autores consideran
que lo que se ha denominado globalización cultural no sería otra cosa que la
“norteamericanización” de la cultura a nivel mundial, o sea, aquí nace y se desarrolla
la mono cultura universal donde Estados Unidos, como potencia mundial, impone
su cultura generalizada para todo el mundo.

Consecuentemente con ello el problema ambiental es generado a partir de la


interacción de la cultura y naturaleza al ponerse en contacto práctico; forman una
unidad, por lo que la transformación resultante no deseada en sus consecuencias a
largo plazo, es lo que llamamos problema ambiental. La globalización neoliberal
destruye aceleradamente la naturaleza, envenena el aire, las aguas, deforesta las
tierras, desertifica y erosiona los suelos, agota y despilfarra los recursos naturales,
cambia el clima

A medida que el hombre se desarrolla aumentan y para solucionar estos


problemas no basta con cambiar tecnologías o partes del sistema productivo, sino
también es necesario cambiar el modo social de la producción en el entorno.
La globalización es la razón del resurgimiento de identidades culturales
locales en diferentes partes del mundo. Los nacionalismos locales brotan como
respuesta a tendencias globalizadoras, a medida que el peso de los Estados-nación
más antiguos disminuye. Cuando la tradición se deteriora, y prevalece la elección
de estilo de vida, el yo no es inmune. La identidad personal tiene que ser creada y
recreada más activamente que antes. A La disolución de las identidades
compartidas, que equivale a la disolución de la sociedad como sistema social
significativo, muy bien pudiera ser el estado de cosas de nuestro tiempo.

Uno de los efectos inducidos (en cualquier caso, paralelo a) por la


globalización ha sido la creciente reivindicación de reconocimiento de la diversidad
cultural o la vuelta a la reivindicación de lo local, como defensa lógica frente a la
creciente homogeneización o uniformización que amenaza con barrerla. Así, como
reverso de la desestructuración de las culturas endógenas, rotas por la lógica del
mercado, y en un contexto de crisis del estado-nación y de la familia patriarcal,
resurge con fuerza la defensa de la identidad cultural, desafiando a la
mundialización en nombre de la singularidad cultural.

Se ha generado una resistencia social a la lógica de la globalización,


provocando comunidades defensivas. Por nuestra parte queremos explorar la
disociación que se está produciendo entre la globalización de relaciones
económicas y de la información, y el ámbito cultural de los territorios existenciales
personales, que condiciona la acción educativa en nuestro presente y futuro
inmediato.

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