Guía N°01 Práctica 2018-20

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PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA

I UNIDAD
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA
GUÍA DE PRÁCTICA N° 1:
Historia de la Psicología Social y Comunitaria
Apellidos : ………………………………..…
Sección : …………………………..………… Nombres : …………………………………..
Docente : ………………………………….…. Fecha : ………../..………/201…
Unidad : Primera Unidad - 1ra Semana Duración : ……….

En esta oportunidad empezaremos por abordar nuestro primer tema de la psicología social y
comunitaria con el cual les damos la bienvenida a este capítulo mediante la autora Montero M. (2004-
Pág. 21-26); dan su aporte en el siguiente tema.

Características iniciales de la psicología comunitaria desarrollada en América latina

Como hemos visto, el inicio de la psicología comunitaria se caracteriza en la mayoría de los países
latinoamericanos (a excepción de Puerto Rico) por definirse más como una práctica que como una
nueva rama de la psicología. Se hacía psicología comunitaria sin saberlo, al menos durante la mayor
parte de la década del setenta. No obstante, la ausencia de un nombre propio, la carencia de un nicho
académico y el no preocuparse de inmediato por obtener un reconocimiento social no fueron
obstáculos para que desde sus inicios desarrollase ciertas características que la marcan. Algunos de esos
rasgos se transformarán con el tiempo; otros se acentuarán y se desarrollarán aún más, y otros tantos
desaparecerán para dar lugar a nuevas expresiones. Los aspectos que marcaron a la psicología
comunitaria en sus inicios (Montero, 1994b; 1994d) son:
1. La búsqueda de teorías, métodos y prácticas que permitiesen hacer una psicología que contribuyese
no sólo a estudiar, sino, principalmente, a aportar soluciones a los problemas urgentes que afectaban
a las sociedades latinoamericanas. En este sentido, se la plantea como una de las posibles respuestas
a la crisis de la psicología social.
2. De lo anterior deriva otro rasgo característico: la redefinición de la psicología social, a la vez que se
va más allá del objeto de esa rama de la psicología.
3. La carencia de una definición. Las primeras definiciones producidas en América latina aparecen a
inicios de los ochenta (Montero, 1980; 1982).
4. Y debido a la ausencia de definición y a su orientación marcadamente psicosocial (Silva y
Undurraga, 1990; Chinkes, Lapalma y Nicenboim, 1991; Saforcada, 1992; Almeida, 1996), también
careció de un lugar académico y profesional propio hasta bien entrada la década del ochenta. Ese
nexo psicosocial va a ser la marca predominante, lo cual además se refleja en el hecho de que
muchas explicaciones teóricas provienen de la psicología social y muchos recursos metodológicos
han sido tomados de ella (así como de otras ciencias sociales, como la sociología y la antropología).
5. Orientación hacia la transformación social (Escovar, 1977, 1980; Serrano García e Irizarry, 1979;
Serrano-García, López y Rivera-Medina, 1992; Arango, 1992). El norte de esta rama de la psicología
es el cambio social, muchas veces definido en función de la noción de desarrollo -redefinido ad hoc1
en el sentido de quitarle su carácter de avance hacia la prosperidad económica, para ubicarlo
dentro de los parámetros que para una comunidad significan mejor calidad de vida, mayor
satisfacción vital, más posibilidades de expresión y control sobre sus circunstancias de vida-.
6. La certeza del carácter histórico de la psicología como ciencia, de la comunidad como grupo social
y del sujeto humano. Esto es, comprender que surgen y son parte de un espacio y de un tiempo y se
dan en relaciones construidas cada día, colectivamente, en procesos dialécticos de mutua
influencia.
7. La búsqueda de modelos teóricos y metodológicos que ayudasen a entender y explicar los
fenómenos con los cuales se trabajaba (véase supra). Y esto hizo que en sus inicios apelase a muy
diversas mentes, bien porque algunas suministraban descripciones conductuales certeras y el modo
de producirlas, bien porque otras aportaban categorías de análisis y explicaciones socioeconómicas
o políticas de largo alcance. Esta característica le aportó además una amplia perspectiva
multidisciplinaria, ya que ante las pocas respuestas y el corto alcance de las mismas que presentaba
la psicología, se acudió a campos tan variados como la educación popular, la filosofía, la sociología
y la antropología.
8. La concepción, desde el inicio muy clara, de que el llamado "sujeto de investigación" es una persona
no sujeta a la voluntad y los designios de quien investiga. Es alguien dinámico, activo, que construye
su realidad (Montero, 1982), actor social cuya voz forma parte de la polifonía de la vida social y que
al ser parte de la acción y de la investigación que se realizan con su comunidad tiene derechos y
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tiene deberes que lo relacionan con ambas tareas.


9. La necesidad de redefinir el rol de los profesionales de la psicología social, que, debido a todo lo
anterior, no podía sostener una práctica marcada por una separación o distancia "antiséptica" ni por
una auto-definición basada en una "experticia" a la cual evidentemente le faltaba el conocimiento
de la comunidad producido desde ella (Montero, 1980, 1982; Perdomo, 1988).
Resumiendo, la psicología comunitaria nace de una práctica transformadora, enfrentada en situación,
que apela a una pluralidad de fuentes teóricas para intentar luego -a partir de la revisión crítica de las
mentes y la profundización en algunas, descartando otras y también innovando- elaborar modelos
teóricos propios que respondan a las realidades con las que se trabaja, responsables a su vez del
surgimiento de esta psicología. Asimismo, busca generar una metodología basada en la acción y la
participación, que sea una respuesta alternativa a los modos convencionales de estudiar esos grupos
sociales específicos que son las comunidades.
Se ha señalado que la psicología comunitaria se desarrolla casi simultáneamente (diez años de
diferencia separan las manifestaciones visibles en América latina de la fecha fundacional en los Estados
Unidos) y de manera paralela en el continente americano. Pero considerar que ese desarrollo puede ser
explicado desde un modelo o una interpretación única de los hechos sería una gran simplificación y
reducción del fenómeno. Por tal razón, haré una periodización por fases o etapas o momentos,
mostrando su presencia en ambas regiones. En el cuadro 2 aparecen en orden cronológico momentos
que señalan la introducción de temas teóricos, conceptuales y metodológicos en el desarrollo de la
subdisciplina en América latina y los Estados Unidos.

Igualmente, en la medida en que en ambos ámbitos de surgimiento (América Latina y los Estados
Unidos) crece y se afianza la subdisciplina, las relaciones de intercambio e interinfluencia también
crecen, coincidiendo en los siguientes aspectos:

1. Unión de teoría y práctica (Rappaport, 1977; Montero, 1980, 1984a; Newbrough et al., 1991).
2. Concepción del psicólogo como un agente de cambio social, generativo, reflexivo (Bennett,
Anderson, Cooper, Hassol, Klein, y Rosenblum, 1966; Escovar, 1979; Montero, 1980, 1984a, 1988,
1991b); Newbrough, 0'Gorman, Dockecki y Moroney, 1991; Dokecki. 1992; Stokols, 1992).
3. Relación dialógica entre agentes externos (psicólogos) y agentes internos (miembros de la
comunidad) y reconocimiento del carácter activo de los segundos (Montero, 1982; Rappaport,
1977).
4. Generación de nuevas formas de investigar e intervenir para transformar el medio ambiente y
fortalecer a las personas (Rappaport, Swift y Hess, 1984, Rappaport, 1987; Serrano-García, 1984;
Serrano- García y Rosario-Collazo, 1992).
5. Relación entre problemas socioambientales y vida cotidiana de las personas (Murrell, 1973;
Newbrough, 1973; Rappaport, 1977; Montero, 1984a; Wiesenfeld, 1997).
6. Interinfluencia de ciertos modelos, como la psicología, la teología y la filosofía de la liberación,
la educación popular freiriana (Santiago, Serrano-García y Perfecto, 1983; Montero, 1991;
Newbrough, O'Gorman, Dockecki y Moroney, 1991), o el desarrollo o movilización de la
conciencia social (Murrell, 1973; Montero 1992, 2000a).
7. Necesidad de sustituir el modelo médico por modelos psicológicos. Reconocimiento del
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carácter histórico y cultural de los fenómenos psicológicos y sociales, con la consiguiente


aceptación de la diversidad (Rappaport, 1977; Montero, 1978, 1994b).

1. TEMAS:
 Características de la Psicología Comunitaria en América Latina

2. PROPÓSITO
 Reconoce las características de la psicología comunitaria en América Latina .

3. ACTIVIDADES:

INDIVIDUAL:

3.1 Establezca en forma individual la elaboración de un resumen respecto a la lectura


planteada mediante un organizador conceptual.

GRUPAL:

3.2 Establezca 04 comentario o apreciación sobre la importancia del desarrollo de la


psicología comunitaria en el campo de la especialidad profesional y laboral del psicólogo
(ga).
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Integrantes del Grupo. Apellidos y Nombres:


1.__________________________________________
2.__________________________________________
3.__________________________________________
4.__________________________________________
5.__________________________________________

Referencias bibliográficas consultadas y/o enlaces recomendados

Montero, M. (2004). Introducción a la psicología comunitaria: Desarrollo, conceptos y procesos. 1ra


Edición. Buenos Aires: Editorial Paidós. Ubicado en: http://www.catedralibremartinbaro.org/pdfs/libro-
montero-introduccion-a-la-psicologia-comunitaria.pdf

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