SL2107 2021

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ANA MARÍA MUÑOZ SEGURA

Magistrada ponente

SL2107-2021
Radicación n.° 84088
Acta 017

Bogotá D.C., veinticuatro (24) de mayo de dos mil


veintiuno (2021).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


JUAN ANDRÉS CAMBINDO, contra la sentencia proferida
por la Sala Tercera de Decisión Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Buga el 20 de noviembre
de 2018, adicionada mediante fallo de 27 de noviembre del
mismo año, en el proceso instaurado por él contra
MANUELITA S.A. y la COOPERATIVA DE TRABAJO
ASOCIADO “LOS ASES DEL CAMPO” LTDA. EN
LIQUIDACIÓN.

I. ANTECEDENTES

Juan Andrés Cambindo demandó a Manuelita S.A. y a


la Cooperativa de Trabajo Asociado «Los Ases del Campo»
Ltda. en liquidación (en adelante CTA Los Ases del Campo),
con el fin de que se declarara la existencia de una relación

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laboral directa entre él y Manuelita S.A., la cual fue velada


por la relación comercial existente con la CTA Los Ases del
Campo, que realmente enviaba personal en misión a la
primera de las empresas.

Pretendió que con la declaratoria del contrato realidad


con Manuelita S.A., se le reconocieran sus acreencias
laborales por el período comprendido entre el 1 de octubre
de 2005 y el 16 de enero de 2012, incluyendo las cesantías
y sus intereses, las primas de servicios, las vacaciones, el
auxilio de transporte, las cotizaciones al Sistema General de
Pensiones, el subsidio familiar, las indemnizaciones por
despido sin justa causa, moratoria y por los perjuicios
morales que tasó en la suma de 500 salarios mínimos
legales mensuales vigentes.

Por último, solicitó la declaratoria de solidaridad para


la CTA Los Ases del Campo por la condena en acreencias
laborales.

Sustentó sus pretensiones manifestando que, durante


su vinculación con la CTA Los Ases del Campo, recibió
órdenes e instrucciones de personal de Manuelita S.A.; que
sus pagos se dieron en las instalaciones de ésta; que la
jornada de trabajo la determinó el ingenio azucarero y no la
cooperativa; que la liquidación de nómina la hacía
Manuelita S.A. y que en ningún momento recibió el pago de
las acreencias laborales que reclamó en la demanda.

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Al dar respuesta a la demanda, Manuelita S.A. negó


todas las pretensiones señalando que en ningún caso fue
empleador del demandante y que, de cualquier forma, él la
declaró a paz y salvo «[…] por cualquier concepto de orden
laboral, que se hubiere podido desprender de la afiliación a
la Cooperativa de Trabajo Asociado demandada,
precisamente por el tiempo que se reclama en la demanda»,
lo cual se formalizó mediante sendos acuerdos, uno
transaccional y otro conciliatorio, de fechas 16 y 23 de
enero de 2012 en virtud de los cuales el demandante recibió
cien millones de pesos a título de suma conciliatoria.

Propuso en su defensa las excepciones de cosa


juzgada, inexistencia de la obligación y cobro de lo no
debido, buena fe, prescripción, compensación y pago.

Por su parte, la CTA Los Ases del Campo contestó la


demanda señalando que la vinculación del señor Cambindo
fue exclusivamente con ella, de tal manera que no existió
contrato de trabajo con Manuelita S.A.; agregó que en todo
momento se le reconocieron al demandante los pagos a que
tenía derecho por su vinculación social y que, en todo, caso
suscribió acuerdos transaccional y conciliatorio por cien
millones de pesos mediante los cuales el demandante
declaró a paz y salvo a las entidades.

Propuso las excepciones de compensación, cosa


juzgada, inexistencia de la obligación y cobro de lo no
debido, buena fe, enriquecimiento sin causa, principio de
legalidad y estabilidad jurídica, pago y prescripción.

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II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Primero Laboral del Circuito de Palmira,


mediante fallo del 5 de octubre de 2016, absolvió a las
demandadas.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Tercera de Decisión Laboral del Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Buga, mediante fallo del 20
de noviembre de 2018, al estudiar el recurso de apelación
presentado por el señor Cambindo contra la sentencia de
primera instancia, decidió revocar el fallo del a quo para en
su lugar declarar la existencia de un contrato de trabajo
entre el demandante y Manuelita S.A., considerando como
extremos temporales desde el 3 de octubre de 2005 hasta el
16 de enero de 2012.

Absolvió a Manuelita S.A. de la pretensión de reintegro


y declaró probada la excepción de pago respecto de las
pretensiones económicas de la demanda; absolución que
extendió a la Cooperativa de Trabajo Asociado Ases del
Campo.

Con ocasión de la solicitud de adición de la sentencia


hecha por el demandante, mediante audiencia de fecha 27
de noviembre de 2018, adicionó la providencia inicial en el
sentido de «[…] ABSOLVER a la entidad demandada de la
pretensión contenida en el numeral 5 literal f de la demanda,

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donde se solicita se condene al pago de indemnización por


perjuicios morales».

Al estudiar el caso, el Tribunal abordó como problemas


jurídicos la definición de tres cuestiones principales: (i) si
entre el demandante y Manuelita S.A. existió un contrato de
trabajo; (ii) si con ocasión de la declaratoria de un contrato
realidad, se adeudaba dinero al demandante por acreencias
laborales y (iii) si comprobados lo anterior, debía prosperar
la excepción de pago respecto del valor de cien millones de
pesos reconocidos al demandante con fundamento en
acuerdos suscritos por las partes dentro de un denominado
«programa de readaptación laboral».

Respecto del primer asunto, declaró la existencia de


un contrato realidad entre Manuelita S.A. y el señor
Cambindo, luego de exponer las consideraciones generales
que gobiernan la relación laboral en Colombia, la
presunción legal que existe en el ordenamiento después de
acreditar la prestación personal del servicio, la
jurisprudencia vigente y el especial régimen aplicable a las
cooperativas de trabajo asociado.

Sobre la pretensión de reintegro laboral, adujo que


éste no prosperaba en tanto no se cumplieron las
condiciones establecidas en el numeral 5 del artículo 8 del
Decreto 2351 de 1965, lo cual sustentó en la fecha de
finalización del declarado vínculo laboral, así como la
antigüedad que acreditaba el señor Cambindo con

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Manuelita S.A. por la condena de existencia de contrato


realidad.

En relación con el tercer aspecto de análisis, señaló


como aportados al expediente dos documentos mediante los
cuales se registró la voluntad del señor Cambindo de dar
por finalizada su relación de servicios con las demandadas
así:

i) Contrato de transacción de fecha 16 de enero de


2012, donde el señor Cambindo, firmante, declaró a paz y
salvo a la Cooperativa de Trabajo Asociado Ases del Campo
«[…] y a las Empresas que Contratan (sic) con esta», por toda
clase de conceptos laborales, recibiendo en virtud de ello la
suma de cien millones de pesos más su vinculación en un
programa denominado de readaptación laboral y
productiva. Este documento fue además suscrito por la
representante de MMM Consultores SAS.

ii) Acta de conciliación de fecha 23 de enero de 2012,


suscrita en el Centro de Conciliación, Arbitraje y Amigable
Composición de la Cámara de Comercio de Cali, donde el
demandante, en su condición de firmante, declaró a paz y
salvo a Manuelita S.A. por toda clase de conceptos laborales
«[…] que pudieran derivar de cualquier Contrato que
suscribiera la CTA donde estuvo afiliado». Este documento
fue además suscrito por la representante de MMM
Consultores SAS y el del centro de conciliación.

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Dedujo del estudio de los mencionados documentos lo


siguiente:

Al revisar la transacción y el acuerdo conciliatorio se constata


que versaron sobre los mismos hechos y al realizarse en un
centro de conciliación privado que carece de competencia para
conciliar asuntos laborales, para el presente litigio se le dará el
alcance de transacción conforme al criterio jurisprudencial
contenido en la sentencia de la Sala de Casación Laboral de la
Corte Suprema de Justicia del 18 de octubre de 2017 en el
proceso con radicación 54925 que a su vez reiteró lo expuesto
en las sentencias SL2503 de 2017, AL3608 de 2017, AL4888 de
2017, AL6059 de 2017 y sentencia del 4 de junio de 2018
radicado 36086, para concluir la máxima corporación que la
conciliación que no fuere suscrita por funcionario competente
devenía automáticamente en un transacción que no requiere
para su validez la intervención de tercero alguno.

Con lo anterior, dio por válidos los acuerdos suscritos


en calidad de transacción, agregando que en ellos existió
una manifestación expresa, libre y voluntaria del
demandante en relación con las demandadas,
argumentando su poder liberatorio respecto de cualquier
pago a reconocerse en virtud de la declaración de contrato
realidad. Dijo:

En este contexto debe precisarse que el hoy declarado


empleador Manuelita a través de mandatario, por propia
iniciativa y anticipándose a cualquier posible litigio judicial que
recaiga sobre el caso, decidió pagar al demandante la suma de
100 millones de pesos y si bien se hizo como un plan de
readaptación laboral de un trabajador cooperado, en la parte
final del acuerdo celebrado ante el centro de conciliación se
declaró a paz y salvo a Manuelita por todo concepto legal y en
general por toda clase de eventuales acreencias legales,
derechos inciertos y discutibles, contrato realidad, derechos
convencionales que pudieran derivarse de cualquier contrato
que suscribiera la CTA donde estuvo afiliado.

Declaró que teniendo en cuenta el monto valorado


respecto de las acreencias adeudadas al demandante por la
condena en la existencia de una relación laboral con

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Manuelita S.A., éstas fueron cubiertas en su totalidad


mediante el pago efectivo de los cien millones de pesos, por
lo que correspondía declarar probada la excepción de pago.

Por último, negó la condena al pago de perjuicios


morales sosteniendo que para que proceda este
reconocimiento, debía demostrarse el daño, lo cual no se
acreditó en el proceso ni se hizo referencia a la naturaleza
de la aflicción de tipo moral que se alegó.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por Juan Andrés Cambindo, concedido por


el Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver de
acuerdo con los estrictos términos en que fue presentado y
los alcances del recurso extraordinario.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende el recurrente que la Corte case parcialmente


la sentencia impugnada, integrada con su providencia de
adición, «[…] en cuanto absolvió a las demandadas del pago
de las condenas al declarar probada la excepción de pago
por compensación y no haber condenado a perjuicios
morales» y en sede de instancia «[…] se revoque la sentencia
de primer grado condenando al pago de todas las
pretensiones”.

Con tal propósito formula dos cargos por la causal


primera de casación, que son objeto de réplica y se estudian

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de manera conjunta, dado que persiguen el mismo fin,


acusan normas y contienen argumentos similares.

VI. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia de violar la ley sustancial por la vía


indirecta por aplicación indebida de los artículos 15, 65,
186, 216, 249, 306 del Código Sustantivo del Trabajo; 2, 3,
4, 5 de la Ley 15 de 1959; 1º de la Ley 52 de 1975; 28 de la
Ley 640 de 2001; Ley 21 de 1982 y 2469, 2470, 2471,
2475, 2480, 2482, 2485 del Código Civil.

Como errores de hecho señala:


 
1. Dar por demostrado que las prestaciones sociales e
indemnización suman $37'531.651 sin haber realizado las
liquidaciones correspondientes.
2. No dar por demostrado, estándolo, que las demandadas
obraron de mala fe al no pagar al demandante las
prestaciones sociales causadas durante y a la terminación
de la relación laboral.
3. Dar por demostrado, sin estarlo, que el demandante JUAN
ANDRES (sic) CAMBINDO celebró un acuerdo conciliatorio
con las demandadas INGENIO MANUELITA S.A y la CTA
ASES DEL CAMPO a través de M.M.M CONSULTORES
S.A.S.
4. Dar por demostrado, sin estarlo, que por no llenar los
requisitos de competencia funcional, la conciliación devino
en una transacción.
5. Dar por demostrado, que con la transacción las partes
terminaron extrajudicialmente un litigio pendiente.
6. Dar por demostrado, sin estarlo, que el INGENIO
MANUELITA y la CTA ASES DEL CAMPO, otorgaron
poder especial amplio y suficiente a MMM CONSULTORES
S.A.S. para celebrar transacción laboral con el señor JUAN
ANDRÉS CAMBINDO.
7. No dar por demostrado, estándolo, que el objeto de la
transacción celebrada entre MMM CONSULTORES SAS y el
señor JUAN ANDRÉS CAMBINDO fue la de acordar un
PROGRAMA DE BENEFICIOS DE READAPTACIÓN
LABORAL Y PRODUCTIVA y nunca un pago de
prestaciones sociales.

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8. Dar por demostrado, sin estarlo, que la transacción


celebrada entre MMM CONSULTORES SAS y JUAN
ANDRES (sic) CAMBINDO surtió efectos a favor de las
demandadas INGENIO MANUELITA S.A. y la CTA ASES
DEL CAMPO.
9. Dar por demostrado, sin estarlo, que la renuncia que hizo
el demandante en el escrito de transacción en forma
general se entiende que es sobre pago de prestaciones
sociales, indemnización por contrato laboral realidad, por
lo que se dio paso a la excepción de compensación.
10. No dar por demostrado, estándolo, que al demandante no
se le causaron perjuicios morales.

Y como pruebas erróneamente apreciadas relaciona:

1. El honorable Tribunal erró en la liquidación de


pretensiones, para decir que todas ellas equivalen a
$37’531655.oo, pues no hizo ninguna abstracción sobre
cada uno de los pedimentos de la demanda, a pesar que el
mismo tribunal encontró que su salario equivalía a
$1.196.000.oo y de esta forma resultaría que las
prestaciones sociales y la moratoria, valen mucho más que
ese cálculo sin incluir los perjuicios morales como
pretensión.
2. El honorable Tribunal apreció erróneamente el acta de
conciliación laboral que se encuentra a folio 111-114.
3. Igualmente, apreció erróneamente el Acta de transacción
que se encuentra a folios 107-110.

Como sustentación del cargo señala:

1. El Tribunal erró en la liquidación de las


pretensiones al señalar que todas ellas equivalen a
$37’531.655, equivocándose «[…] en la apreciación de la
demanda, pues no hizo ninguna abstracción sobre cada uno
de los pedimentos, a pesar, que el mismo tribunal encontró
que su salario equivalía a $1’196.000».

2. Se equivoca al deducir de las pruebas


documentales que existió un acuerdo conciliatorio con las
demandadas, pues lo que suscribió fue un «PROGRAMA O
UN PROYECTO DE BENEFICIOS DE READAPTACIÓN

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LABORAL» añadiendo que «No existe legislación laboral que


diga que ese plan que reseña el Tribunal, es igual a
prestaciones sociales».

3. Hay un error al considerar que en el «[…]


documento de conciliación (folios 111 al 114) hay suficiente
poder de las demandadas… cuando ni siquiera aparece en el
expediente, el Tribunal apreció que existía poder sin tener la
prueba, por lo que de allí brota la falta de identidad de
partes; y esa actuación pudo darse mediante mandato o
poder, pero no lo fue, sólo actúa el demandante y la sociedad
MMM CONSULTORES SAS».

4. Hubo una equivocación del Tribunal al dar por


demostrado que la conciliación devino en una transacción
por no llenar los requisitos de competencia funcional, pues
para que ello sucediera, debía existir participación de las
demandadas y el objeto del documento debía ser el pago de
prestaciones sociales, no el acogimiento a un programa o
proyecto de readaptación laboral.

5. Se equivocó no solo al afirmar «[…] que las


demandadas presentaron la excepción de compensación»,
sino también al darle procedencia a la misma a pesar de
que señaló que la transacción no tuvo el efecto de cosa
juzgada.

6. En la decisión impugnada se apreció


erróneamente la declaración de paz y salvo de los
documentos de transacción, toda vez que en el primero de
ellos dicha declaratoria iba dirigida exclusivamente a la

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Cooperativa Los Ases del Campo y no a Manuelita S.A. y


«[…] sabido es , que las CTAs no pagan salarios y
prestaciones sociales, pagan compensaciones y de pronto
ganancias que haya dejado la actividad cooperativa, por lo
tanto el Tribunal no debió apreciar el PAZ Y SALVO como si
fuera el pago de prestaciones sociales».

7. Finalmente se equivocó el Tribunal en lo atinente


a los perjuicios morales, pues al declararse el contrato
realidad «[…] lo que es igual a un engaño de las demandadas
en que mantuvieron al trabajador por necesidad del trabajo»,
debía efectuarse esta condena.

VII. CARGO SEGUNDO

Censura el fallo de segunda instancia como violatorio


de la ley sustancial por la vía directa «[…] en la modalidad
de falta de aplicación de los Arts. 2469, 2471, 2475, 2483,
2484, 2485 del C.C. Código, que, a su vez, significó la falta
de aplicación del artículo 15, 65, 306 del C.S.T. de la ley 52
de 1975; Art. 99 de la Ley 50 de 1990. Art. 28 de la Ley 690
(sic) de 2001».

En términos generales, fundamenta su cargo


señalando que el Tribunal dio una valoración indebida al
acuerdo de transacción en tanto al ser parte de un
programa de readaptación laboral, no puede concluirse de
él un pago de acreencias laborales ni mucho menos
sustentar la excepción de compensación.

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Resume su tesis así:

El tribunal violó por falta de aplicación las normas relacionadas


y sin sustento concluye, que la CONCILIACIÓN devino en
transacción, pues creyó que el simple acuerdo formal resulta
suficientes (sic) al trasluz de los principios que amparan una
disciplina, para forzar la sentencia diciendo que el objeto de la
transacción (readaptación laboral) es igual al pago de
prestaciones sociales y con ello declara la excepción de
compensación.

Por último, asegura que se dejó de aplicar la normativa


civil que debe regir el caso y que establece que la
transacción no surte efecto sino entre los contratantes, de
los cuales MMM Consultores S.A.S. carecía de poder de
parte de las demandadas, por lo que «[…] el Tribunal no
podía concluir que no era necesario la existencia de un poder
y que más sin embargo hubo un mandato, llega a esta
conclusión porque no utilizó las disposiciones que regulan el
asunto de la transacción».

VIII. RÉPLICA

Manuelita S.A. presenta réplica señalando errores del


recurrente al formular los cargos del recurso. Al respecto,
indicó que el primero de ellos presentado por la vía
indirecta, plantea un debate jurídico sobre la validez de la
transacción, la conciliación y los perjuicios morales, aspecto
ajeno a dicho camino de ataque.

Agrega que nunca señaló la existencia del poder de las


demandadas a MMM Consultores S.A.S. para la suscripción
de acuerdos transaccionales o conciliatorios, sino que la

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figura adoptada fue un mandato en los términos de la


legislación vigente.

Por otra parte, el segundo cargo de casación elevado


por la vía directa llama a analizar los documentos de
transacción y conciliación, poniendo atención en la
apreciación de las pruebas y no en la normativa vulnerada
por el Tribunal, siendo esto impropio de la senda elegida.

Adiciona que fue el recurrente quien declaró a paz y


salvo a las inicialmente demandadas, no a MMM
Consultores S.A.S. y que, tanto en el acuerdo de
transacción como en la conciliación, el objeto de arreglo fue
justamente prevenir eventuales litigios por controversias
laborales que pudieran surgir entre ellos.

IX. CONSIDERACIONES

Le asiste razón a la réplica cuando le imputa


numerosos yerros al recurso, los cuales no se compadecen
con la rigurosidad y técnica que se deben observar al elevar
un asunto en esta sede.

Debe recordarse que el recurso de casación no tiene


como objetivo presentar argumentos de instancia, pues
dicha oportunidad ya les fue dada a las partes y por tanto
su embate debe enfocarse exclusivamente a la
confrontación de la sentencia del Tribunal con la ley, de
forma que se determine si es violatoria o no de ésta.

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Dijo esta Sala en providencia SL1529-2021:

Se comienza por advertir, que como con profusión lo ha


sostenido esta Sala de la Corte, la demanda de casación debe
cumplir con las reglas adjetivas que su planteamiento y
demostración requieren, a efectos de que sea susceptible de un
estudio de fondo, pues acorde con las normas procesales de
nuestro ordenamiento laboral, debe reunir los requisitos de
técnica que aquellas exigen, que de no cumplirse puede
conducir a que el recurso extraordinario resulte infructuoso.

Además, debe entenderse, como en numerosas ocasiones ha


dicho esta Corporación, que este medio de impugnación no le
otorga competencia para juzgar el pleito, a fin de resolver a cuál
de los litigantes le asiste la razón, puesto que la labor de la
Corte se limita a enjuiciar la sentencia, con el objeto de
establecer si el Juez de apelaciones, al dictarla, observó las
normas jurídicas que estaba obligado a aplicar para rectamente
dirimir el conflicto.

En este caso, el recurso incurre en los siguientes


errores:

1. Presenta un primer cargo por la vía indirecta, que


debe estar exento de discusiones normativas y basarse en
cuestiones fácticas; pero tanto en la relación de los hechos
que entiende como errores del sentenciador como en la
explicación de dichos yerros, cae en cuestiones jurídicas
que no le son propias a esta vía de ataque, como lo son la
validez de un documento transaccional; la consideración
sobre la competencia funcional del suscribiente del acuerdo
conciliatorio; la regulación aplicable a estas figuras y su
objeto en el marco del derecho laboral y el alcance de la
excepción de compensación.

2. Por otra parte, presenta un segundo cargo


formulado por la vía directa, que por el contrario debe

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rechazar las consideraciones probatorias y centrarse en la


cuestión eminentemente jurídica; sin embargo, el
recurrente esboza toda suerte de situaciones de índole
probatorio en este cargo, relacionadas con los mismos
documentos del acuerdo entre las partes con la finalidad de
llevar a esta Sala a la valoración de los acuerdos
transaccionales.

Sobre estos primeros dos puntos, es abundante el


precedente de esta Corte, en el sentido que,

No obstante, en el examine se incurre en la impropiedad de


plantear la discusión por la vía de puro derecho, pero acude
a argumentos de índole fáctica, como cuando menciona que el
pacto transaccional no trató derechos inciertos e indiscutibles,
pues con ello invita a esta Corporación a analizar dicha
documental, lo cual es propio del sendero de los hechos.
También, cuando aduce que el Colegiado no tuvo en cuenta que
su única fuente de ingresos era su salario o que al finalizar la
relación laboral tenía 59 años, por lo que era poco probable su
reincorporación a la vida laboral, en condiciones similares a las
que ostentaba.

Así las cosas, se acude simultáneamente tanto a vía directa


como a la indirecta, las cuales son excluyentes, por razón
de que la primera lleva a un error jurídico, mientras que la
segunda conduce a la existencia de uno o varios yerros de
hecho, por lo que su análisis debe ser diferente y su
formulación por separado (CSJ SL1462-2021).

3. Por otra parte, son abundantes los argumentos


de instancia que se esgrimen para fundamentar los cargos
formulados, dentro de lo cual se incluye el revivir un ataque
sobre la mala fe de las demandadas; las consideraciones
individuales sobre los perjuicios morales ocasionados por la
relación laboral velada que se llevó a cabo con Manuelita
S.A. y las manifestaciones referidas a su descontento con la
manera en que se valoró el resultado del litigio en términos

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de condenas económicas, que de ninguna manera


demuestran el error adjudicado a la decisión del Tribunal
(CSJ SL1529-2021).

4. Por último, el recurrente menciona como


indebidamente apreciadas por parte del Tribunal, la
liquidación de pretensiones de la demanda y la demanda en
sí misma, de manera que,

El honorable Tribunal erró en la liquidación de


pretensiones, para decir que todas ellas equivalen a
$37’531655.oo, pues no hizo ninguna abstracción sobre cada
uno de los pedimentos de la demanda, a pesar que el mismo
tribunal encontró que su salario equivalía a $1.196.000.oo y de
esta forma resultaría que las prestaciones sociales y la
moratoria, valen mucho más que ese cálculo sin incluir los
perjuicios morales como pretensión.

Sustenta además el cargo manifestando que el yerro se


produjo «[…] en la apreciación de la demanda, pues no hizo
ninguna abstracción sobre cada uno de los pedimentos, a
pesar, que el mismo tribunal encontró que su salario
equivalía a $1’196.000».

Al respecto, debe recordarse que, de conformidad con


lo establecido en el artículo 23 de la Ley 16 de 1968, en la
casación laboral el error de hecho únicamente puede
predicarse de ciertas pruebas calificadas, siendo ellas el
documento auténtico, la confesión y la inspección judicial,
como lo ha confirmado esta Corte (CSJ AL816-2021):

Aunado a lo anterior, se cuestiona el análisis de la prueba


testimonial, sin tener en cuenta que conforme a lo dispuesto en
el artículo 7.º de la Ley 16 de 1989, los únicos medios de
convicción cuya falta de apreciación o estimación errónea
pueden estructurar un yerro de hecho en casación, son el

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documento auténtico, la confesión judicial o la inspección


judicial, por lo que se insiste, los testimonios, solo pueden ser
examinadas si previamente se acreditara el desatino denunciado
en los medios de convicción aptos para estructurarlo, lo que en
este caso no ocurrió.

Queda claro que ni la liquidación de pretensiones ni la


demanda son parte de aquellos elementos que conforman el
universo de pruebas calificadas a abordar en esta sede
extraordinaria. De hecho, la liquidación de pretensiones no
es una prueba en sentido estricto sino un acápite del
proceso judicial formalizado en la sentencia, por lo que las
manifestaciones contenidas en el recurso contravienen la
técnica que gobierna esta instancia.

En todo caso, si uniendo los dos cargos en un ejercicio


de flexibilización se acudiera a la interpretación del sentir
del recurrente para estudiar el fondo de su ataque, se
llegaría a la misma conclusión tomada por el Tribunal.

En este sentido los problemas jurídicos que deben


abordarse corresponden a si la decisión impugnada se
equivocó o no al abordar i) la validez del acuerdo
conciliatorio que deviene en transacción por falta de
competencia funcional de la autoridad suscribiente; ii) la
validez de la transacción sobre el pago de las acreencias
laborales incluida en los acuerdos suscritos los días 16 y 23
de enero de 2012 y iii) la validez de los acuerdos en tanto
fueron suscritos por MMM Consultores S.A.S. en beneficio
de Manuelita S.A. y la CTA Ases del Campo.

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Sobre lo primero, dijo el recurrente que se equivocó el


Tribunal al tener como transacción, el acuerdo conciliatorio
suscrito ante la Cámara de Comercio de Cali el 23 de enero
de 2012. Al respecto, esta Corte en sentencia CSJ SL38706-
2012 ha señalado:

En otro orden de consideraciones, también tiene asentado la


Corte Suprema de Justicia que la consecuencia de que una
“conciliación laboral” no esté suscrita o aprobada por el
respectivo funcionario competente, que la autorice como
garantía de protección de los derechos ciertos e
indiscutibles, consiste en que dicho acuerdo adquiere la
connotación de una “transacción” que no requiere para su
validez como lo pretenden hacer ver los recurrentes, del
aval de la autoridad competente, dado que basta que esa
manifestación de voluntad de las partes se haga en forma
consiente y libre de apremio, y no vulnere derechos ciertos e
indiscutibles del trabajador, para que aquella surta sus plenos
efectos legales. La precedente tesis fue expuesta en la sentencia
del 4 de junio de 2008, radicación 33086, dictada también en
un proceso seguido en contra de la sociedad hoy demandada
Bavaria S.A. (negrillas fuera del original).

En ese orden de ideas, El tribunal siguió el precedente


aplicable al caso sin que existiera error en su actuar.

Sobre la segunda cuestión, esto es si resulta válido la


constancia de paz y salvo sobre las acreencias laborales
incluido en los acuerdos del 16 y 23 de enero de 2012, debe
traerse a colación lo señalado por esta Corporación en
providencia CSJ SL5032-2020:

Sea lo primero señalar que el artículo 2469 del CC define la


transacción como «un contrato en que las partes terminan
extrajudicialmente un litigio pendiente o precaven un litigio
eventual» y dispone que «no es transacción el acto que sólo
consiste en la renuncia de un derecho que no se disputa».

En dicho sentido, tal y como lo ha expuesto la Corte, la


transacción es un mecanismo legítimo para precaver o finalizar
un conflicto entre las partes, que hace tránsito a cosa juzgada y

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surte plenos efectos, la cual resulta válida, conforme se dijo en


decisión AL3608-2017, cuando: i) exista un litigio pendiente o
eventual (artículo 2469 CC), ii) no se trate de derechos ciertos e
indiscutibles (artículo 15 CST), iii) la manifestación expresa de
la voluntad de los contratantes esté exenta de vicios, y si se
pacta mediante representante judicial, este debe estar facultado
para transigir el litigio pendiente o eventual y, iv) que hayan
concesiones mutuas o recíprocas.

De ahí que, ese tipo de acuerdo es un mecanismo legítimo que


se celebra con la finalidad de acabar un litigio o precaver uno
futuro, cuyas características se sustentan en que las partes
renuncian a los derechos en disputa y, en su lugar, ceden en
sus aspiraciones, siendo, por lo tanto, un mecanismo
alternativo de solución de conflictos, que hace tránsito a
cosa juzgada y surte plenos efectos, siempre y cuando no
esté afectada por algún vicio en el consentimiento, su
objeto y causa sean lícitos, y no desconozca derechos
mínimos, ciertos e indiscutibles.

Sobre los efectos de la transacción, la Sala de Casación Civil


estableció que son: i) el cambio de una relación jurídica
incierta, en otra que se caracteriza por la perfecta
definición de los elementos que la conforman y de sus
alcances, y ii) la terminación de un proceso judicial, o si no
se ha dado el mismo, la imposibilidad de los contratantes,
de llevar al órgano jurisdiccional su desacuerdo. En
sentencia CSJ SC, 29 jun. 2007, rad. 6428, se estimó:

4. Pertinente es señalar, además, que en la transacción es


dable distinguir un doble cometido y, por ende, que sus efectos
se irradian también en dos sentidos o direcciones: por una parte,
no hay duda que el referido negocio, recta vía, atañe al derecho
sustancial de quienes lo celebran, pues como lo resaltó la Corte
en la sentencia anteriormente reproducida, mediante él se muda
o cambia una relación jurídica dudosa o incierta en otra, distinta
o diversa, que se caracteriza por la perfecta definición de los
elementos que la conforman y de sus alcances, desapareciendo
así la controversia que, precisamente, mediante la transacción se
deja solucionada; de otra parte, la aludida negociación jurídica
abarca también la actividad litigiosa de sus partícipes, sea que
entre ellos ya exista un proceso judicial o que aún no se haya
dado inicio al mismo. En el primer supuesto, la transacción
ocasionará la terminación de la correspondiente desavenencia,
en la forma que regula el artículo 340 del Código de
Procedimiento Civil; en el segundo, impedirá a los contratantes,
en línea de principio, llevar al órgano jurisdiccional su
desacuerdo.

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Por otra parte, si ese acto o declaración de la voluntad no


cumple con los requisitos ya referidos, esto es, que el
consentimiento no esté afectado por algún vicio en el
consentimiento, que su objeto y causa sean lícitos, que no
desconozca derechos mínimos, ciertos e indiscutibles, y
que se efectúen concesiones mutuas; se puede acudir ante el
juez del trabajo a fin de restarle validez y, de este modo, enervar
los efectos jurídicos que le son propios, pero no con el propósito
de volver a examinar las controversias zanjadas por su propia
voluntad, sino con el fin de que el juez laboral analice temas
relativos a la validez.

De la revisión de los documentos acusados, se


evidencia que ellos guardan el debido cumplimiento a las
condiciones que gobiernan la transacción laboral, de tal
suerte que la denominación a uno u otro esquema de
readaptación laboral no afecta la razón de ser propia de
esta figura de arreglo pre-litigioso: las mutuas concesiones
que hacen las partes de manera libre, espontánea, ajena de
vicios y con objeto lícito.

En este sentido, no le asiste razón al ataque cuando


busca concluir que la sola mención o titulación de un
acuerdo como parte del «Programa de readaptación laboral»,
afecta la validez del paz y salvo otorgado.

Además, debe anotarse que éste es expreso en su


contenido e intención dentro del texto suscrito, tanto en el
documento del 16 como en el del 23 de enero de 2012, que
no es otro que el de tranzar con las entidades cualquier
eventual litigio laboral que pudiera desprenderse de la
prestación de servicios del señor Cambindo, recibiendo
como contraprestación, la suma de cien millones de pesos.

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Por último, sobre la validez de los acuerdos de


transacción suscritos por MMM Consultores S.A.S. en
beneficio de Manuelita S.A. y la CTA Ases del Campo, debe
señalarse que el Tribunal fundamentó su posición en la
existencia de un mandato entre la firma consultora y las
demandadas, que da cuenta de la legitimidad de la
funcionaria que suscribió los acuerdos y cuya relación
comercial fue reconocida por ellas.

Incluso, aun con la intervención de MMM Consultores


S.A.S., el trabajador declaró tranzar eventuales
controversias litigiosas con las demandadas,
mencionándolas expresamente, aceptación que se acredita
no sólo con la firma de los dos acuerdos de 16 y 23 de enero
de 2012, sino en la recepción de los cien millones de pesos.

Vale agregar que esta conducta acredita la ausencia de


vicio en el consentimiento de parte del recurrente, que por
demás no fue en ningún caso alegada por éste, de tal forma
que no se advierten razones para atacar la vigencia y validez
de los acuerdos. En este sentido dijo la Corte en sentencia
CSJ SL5032-2020:

El artículo 1502 del CC dispone que para que una persona se


obligue con otra por acto o declaración de voluntad, requiere ser
legalmente capaz; haber consentido en dicho acto mediando
declaración que «no adolezca de vicio»; que el acto recaiga sobre
un objeto lícito, y el mismo tenga causa lícita.

En complemento de dicha norma, el artículo 1508 ibidem


dispone que el consentimiento puede afectarse por vicios, tales
como la fuerza, el error, y el dolo, dado que aquél debe ser libre
y espontáneo para constituir válidamente el convenio.

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Según se desprende de lo esgrimido en la esfera casacional, la


parte actora pretende invalidar los acuerdos suscritos, al
afirmar que el consentimiento de los trabajadores demandantes
se afectó por error; tal vicio consiste básicamente en una idea
inexacta que se forma un contratante sobre uno de los
elementos del contrato, como puede ser la naturaleza del acto,
la identidad del objeto, su calidad o en la persona con la que se
contrata, tal como lo prevén los artículos 1510 a 1512 del CC.

También debe recordarse que el error como elemento de


afectación de la libre voluntad, al igual que la fuerza y el dolo,
no se presumen, sino que deben demostrarse plenamente
por la parte que aduce los padeció y una vez acreditados la
nulidad del acto o acuerdo declarada en sentencia, en los
precisos términos del inciso 1º del artículo 1746 del CC, le
otorga a las partes el derecho para ser restituidas las cosas al
mismo estado en que se hallarían si no hubiese existido el acto
o contrato nulo (negrillas fuera del original) .

De esta forma, los cargos no prosperan.

Las costas en el recurso extraordinario estarán a cargo


del recurrente y en favor de la opositora, pues su recurso no
salió avante y fue replicado. Se fijan como agencias en
derecho la suma de cuatro millones cuatrocientos mil pesos
($4.400.000), que se incluirán en la liquidación que el juez
de primera instancia haga, con arreglo a lo dispuesto en el
artículo 366 del Código General del Proceso.

X. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República de Colombia y por autoridad de
la ley, NO CASA la sentencia dictada el veinte (20) de
noviembre de dos mil dieciocho (2018), adicionada por la
providencia del veintisiete (27) de noviembre del mismo año,

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por la Sala Tercera de Decisión Laboral del Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Buga, dentro del proceso
ordinario laboral seguido por JUAN ANDRÉS CAMBINDO
contra MANUELITA S.A. y la COOPERATIVA DE
TRABAJO ASOCIADO “LOS ASES DEL CAMPO” LTDA EN
LIQUIDACIÓN.

Costas para la parte recurrente.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

ANA MARÍA MUÑOZ SEGURA

OMAR DE JESÚS RESTREPO OCHOA

GIOVANNI FRANCISCO RODRÍGUEZ JIMÉNEZ

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