Itinerario Formativo

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SEMINARIO MAYOR “SAN PABLO APÓSTOL”

“ITINERARIO FORMATIVO”

1. PRESENTACIÓN.

El Seminario Mayor de la Diócesis de Maturín es una comunidad eclesial, sacerdotal y educativa en camino que aspira que en cada uno de sus
miembros resplandezca el Espíritu de Cristo y el amor a la Iglesia; donde se revive, según la naturaleza de esta comunidad, la experiencia formativa
del Señor con los Doce. Por consiguiente, es una comunidad discipular y apostólica en torno a Jesús donde se impulsa y desarrolla el sentido de
comunión a través del acompañamiento, el discernimiento y la formación.1

La identidad profunda del Seminario es ser, a su manera, una continuación en la Iglesia, de la íntima comunidad apostólica formada en torno a
Jesús. Es una experiencia original de la vida de la Iglesia. Una comunidad estructurada por una profunda amistad y caridad, que pueda ser
considerada una verdadera familia que vive en la alegría. Es una comunidad eclesial educativa, intensamente dedicada a la formación humana,
espiritual, intelectual y pastoral de los futuros presbíteros (Cfr. Pastores dabo vobis, n° 60-61). En atención al espíritu de la nueva Ratio
Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis “El Don de la vocación presbiteral” el Seminario Diocesano se dispone a la elaboración de este “Itinerario
Formativo” distinto del “Reglamento” y del “Plan Formativo” del seminario, que constituye la exposición de las bases esenciales del proceso de
formación de los futuros sacerdotes de la Diócesis.

El Seminario como “corazón de la Diócesis”2 desde su fundación bajo el patrocinio de San Pablo, Apóstol, además de ser lo que su naturaleza
le exige, ha buscado ser una comunidad misionera a ejemplo de su patrono y formar jóvenes para ser pastores a imagen del Señor. Así fue
promoviendo al sacerdocio un gran número de discípulos que desde hace mucho llevan en sus hombros el pastoreo de comunidades cristianas en y
fuera de la Diócesis, en otras Iglesias particulares. Después de más de dos décadas de historia es mucho lo que hay que agradecer al Señor y a
quienes a lo largo de este tiempo han entregado su vida y sus buenos oficios a la construcción de esta comunidad que no ha dejado de ser el corazón
de la diócesis. Sin embargo, es tiempo también de evaluar, a profundidad, todo este andamiaje que necesita, como toda comunidad humana, de
constante renovación, sobre todo en este tiempo de grandes desafíos, a la luz de los últimos documentos y exigencias de la Iglesia con el debido
discernimiento que amerita esta oportunidad, de acuerdo con la realidad y exigencias de nuestra Iglesia particular, teniendo en cuanta el origen
cultural de los seminaristas, la pastoral de la Diócesis y la propia tradición formativa.3

1
Cfr. Normas Básicas para la Formación Sacerdotal en Venezuela, pág. 81.
2
Optatam totius, n° 5.
3
Congregación para el Clero, Ratio fundamentalis Institutionis Sacerdotalis: “El Don de la vocación Presbiteral”, n° 10.

1
2. ALGUNOS ASPECTOS SOBRE LA VOCACIÓN SACERDOTAL EN LA RATIO FUNDAMETALIS INSTITUTIONIS
SACERDOTALIS: EL DON DE LA VOCACIÓN PRESBITERAL.

Las vocaciones eclesiales son una manifestación de la inconmensurable riqueza de Cristo (Cfr. Ef 3, 8) y, por tanto, deben ser valoradas y
cultivadas con toda solicitud pastoral, para que puedan florecer y madurar. Entre las diversas vocaciones, suscitadas incesantemente por el Espíritu
Santo en el Pueblo de Dios, la llamada al Sacerdocio ministerial convoca a participar en el sacerdocio jerárquico de Cristo y a unirse a Él para ser los
pastores de la Iglesia con la Palabra y la gracia de Dios. Esta vocación se manifiesta en diversas circunstancias, en relación con las distintas fases de
la vida humana: la adolescencia, la edad adulta y, como se aprecia en la larga experiencia de la Iglesia, también en la infancia.

La vocación al sacerdocio ministerial se inserta en el ámbito más amplio de la vocación cristiana bautismal, mediante la cual el Pueblo de
Dios, constituido por Cristo a través de una comunión de vida, de amor y de unidad, es asumido también como instrumento de redención universal y
enviado a todo el universo como luz del mundo y sal de la tierra (Cfr. Mt 5, 13-16). La misión de la Iglesia consiste en cuidar el nacimiento, el
discernimiento y el acompañamiento de las vocaciones al sacerdocio. En este sentido, la pastoral de las vocaciones tiene como finalidad reconocer y
acompañar la respuesta a la llamada interior del Señor. Este proceso debe favorecer el desarrollo humano y espiritual de la persona y verificar la
autenticidad de sus motivaciones.

Durante el itinerario formativo el seminarista permanece como un misterio para sí mismo, en el cual interactúan y coexisten dos aspectos de
su humanidad, que deben integrarse recíprocamente: por un lado, un conjunto de cualidades y riquezas, que son dones de la gracia; por otro lado,
dicha humanidad está marcada por límites y fragilidades. El trabajo formativo consiste en ayudar a la persona a integrar ambos aspectos, con el
auxilio del Espíritu Santo en un camino de fe y de progresiva y armónica maduración de todos los componentes.

El seminarista está llamado a salir de sí mismo, para orientar sus pasos, en Cristo, hacia el Padre y hacia los demás, abrazando la vocación al
presbiterado, esforzándose por colaborar con el Espíritu Santo, realizando una síntesis interior, serena y creativa, entre fortaleza y debilidad y hacerse
un verdadero “discípulo del Señor”; discípulo es aquel que ha sido llamado por el Señor a estar con él (Cfr. Mt 3, 14), a seguirlo y convertirse en
misionero del Evangelio. El discípulo aprende cotidianamente a entrar en los secretos del Reino de Dios, viviendo una relación profunda con Jesús.
Así, la Iglesia asegura que los futuros presbíteros sean formados de modo que su corazón y su vida sean conformes al Señor Jesús, llegando a ser un
signo del amor de Dios para cada hombre; íntimamente unido a Cristo, podrá anunciar el Evangelio y llegar a ser instrumentos de la misericordia de
Dios; conducir y corregir; interceder y cuidar la vida de los fieles a él confiados; escuchar y acoger; respondiendo también a las exigencias y a los
interrogantes profundos de nuestro tiempo.

2
3. VISIÓN.

Ser una institución religiosa y educativa en camino que corresponda a una pequeña comunidad cristiana de formación sacerdotal que
reproduzca en el seno de la Iglesia diocesana a la comunidad de los Apóstoles entorno a Jesucristo, comprometida a formar adecuadamente a los
jóvenes aspirantes al sacerdocio y hacer de ellos alegres discípulos predicadores del Evangelio, testigos y profetas de nuestro tiempo, servidores
fieles y desprendidos, solícitos y buenos pastores, totalmente comprometidos a la transformación de la sociedad y a edificar el Reino de Dios; y, a su
vez, ser una familia caracterizada por un clima grupal que favorece la amistad y la fraternidad, abierta a acoger en su seno diversas realidades, como
las familias, las personas consagradas, los jóvenes, los estudiantes y los pobres.

4. MISIÓN.

Formar a los futuros sacerdotes de la Iglesia en Monagas llamados por Jesucristo a reproducir en su vida sus mismos sentimientos siendo
pastores del Pueblo de Dios, promoviendo en su seno la espiritualidad diocesana de acuerdo a los valores del Evangelio, la comunionalidad y la
misión, a través de un acompañamiento adecuado, progresivo y discipular, que sostenga y asegure el servicio fiel del candidato y futuro ministro a las
exigencias de la Iglesia y que responda con optimismo a los desafíos de la sociedad de hoy.

5. OBJETIVO GENERAL.

Formar a los seminaristas de la Diócesis de Maturín para el ministerio sacerdotal a través de un proceso gradual, itinerante y discipular de
preparación y acompañamiento para configurar su vida a la de Jesucristo buen pastor por medio de la Palabra, la Liturgia, la Comunidad y la Misión
para que sean capaces de ejercer su ministerio de comunión con alegría y entrega.

6. PERFIL IDEAL DE LA FORMACIÓN.

Toda la formación en el seminario ha de tender a formar a verdaderos pastores de almas a ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, Maestro,
Sacerdote y Pastor. Por tanto, los seminaristas serán preparados para el ministerio de la palabra y de la fe predicada a través de la catequesis
(Palabra): que entiendan cada vez mejor la palabra revelada de Dios, que la posean con la meditación y la expresen en su lenguaje y sus costumbres,
a través de una constante adhesión y lectura orante; para el ministerio del culto y de la fe celebrada (Liturgia): que, orando y celebrando las
funciones litúrgicas, ejerzan la obra de salvación por medio del Sacrificio Eucarístico y los sacramentos; para hacer y constituir comunidad
(Comunidad): que asuman y asimilen, como verdaderos discípulos, la vida, el estilo y el destino de la primera comunidad cristiana; y para el

3
ministerio pastoral (Misión): que sepan representar delante de los hombres a Cristo que “no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida para
redención de muchos” (Mc., 10,45; Cf. Jn., 13,12-17), y que, hechos siervos de todos, ganen a muchos (Cf. 1 Cor., 9,19). Por lo cual, todos los
aspectos de la formación, el espiritual, el intelectual y el disciplinar, han de ordenarse conjuntamente a esta acción pastoral, y para conseguirla han de
esforzarse diligentes y concordemente todos los superiores y profesores, obedeciendo fielmente a la autoridad del Obispo.4

Por el hecho de ser el seminario una “comunidad educativa en camino”5 los candidatos al presbiterado se forman a través de un proceso,
gradual, itinerante y discipular de discernimiento de la voluntad de Dios, partiendo de la reflexión de sus propias capacidades y carismas, de su
experiencia de vida comunitaria en su parroquia y en su familia y del testimonio que la comunidad da de ellos en cuanto a su servicio a los demás,
entrando así, en una dinámica de comunionalidad con Dios Padre por su Hijo Jesucristo y con los hermanos de manera que sean signos de comunión,
hombres de la misericordia y la compasión, 6 colaboradores, consejeros y obedientes al obispo, unidos estrechamente entre sí por la íntima
fraternidad sacerdotal al presbiterio sin excluir a toda la comunidad humana.7 Vive en una constante relación con el presbiterio, de manera que este
le conoce y le proporciona elementos que le ayudan en su opción, sobre todo por su testimonio y el ejercicio alegre de su ministerio, de su
experiencia y abnegado amor por la comunidad cristiana.

El seminarista vive una formación única, integral, comunitaria y misionera8, con la que desarrolla su personalidad, sus valores humanos, sus
virtudes cristianas y su espiritualidad y con la que aprende a ser cada vez más humano, sensible y cercano a ejemplo de Jesucristo, el hombre
perfecto. En la práctica va integrando sus conocimientos filosóficos y teológicos y su experiencia de pastor, hasta alcanzar un equilibrio entre su
calidad humana y la calidad de su fe, entre su vida apostólica y su espiritualidad; entre lo cree y lo que hace. Por eso, el proceso de formación no se
reduce a un solo aspecto, sino que se realiza siempre como un camino integral, transformador y novedoso del discípulo llamado al presbiterado 9; “se
trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio (...), desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite
discípulos y misioneros”10.

En este proceso de formación se cuentan con los medios científicos, académicos y pastorales que ayuden al candidato a adquiere un sentido
comunitario —espiritualidad de comunión— y misionero que lo lleva a ser solidario con los pobres, a sacrificarse y renunciar por servir al punto que
no olvide “amar a la Iglesia —a la Diócesis (la experiencia de fe siempre se vive en una Iglesia particular, que es totalmente Iglesia; es la realización

4
Cfr. Optatam totius, n° 4.
5
Pastores dabo vobis, n° 60.
6
Aparecida, n° 198.
7
Concilio Plenario de Venezuela, Doc. N° 9: “Obispos, presbíteros y diáconos al servicio de una Iglesia comunión”, n° 85-88. 91.
8
Cfr. Congregación para el Clero, Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis: “El Don de la vocación Presbiteral”, Introducción.
9
Ibídem.
10
Aparecida, n° 11.

4
concreta del misterio de la Iglesia Universal 11)— y ser una persona enamorada de la evangelización” 12, tomando conciencia de la necesidad de su
autoformación y de la necesidad de aprender a valorar la fidelidad a la palabra dada, a vivir con libertad y responsabilidad, con amor, sencillez y
humildad, con respeto y disciplina. En la solución de los problemas que se le van presentando, desarrolla su iniciativa y creatividad, al punto de ser
capaz de asumir de manera consciente y madura sus responsabilidades, ejerciendo el hábito interior de valorar los problemas y establecer las
prioridades y medios de solución.13

Es una formación atenta a los signos de los tiempos: “Para cumplir esta misión es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos
de la época e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada generación, pueda la Iglesia responder a los perennes
interrogantes de la humanidad sobre el sentido de la vida presente y de la vida futura y sobre la mutua relación de ambas. Es necesario por ello
conocer y comprender el mundo en que vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones y el sesgo dramático que con frecuencia le caracteriza” 14; para
descubrir el tipo de presbítero que necesita la comunidad en el momento y circunstancia que vive, teniendo como marco de referencia la figura de
Cristo, procura ser una formación que vive y se enriquece en el discernimiento evangélico 15; en el escrutinio siempre optimista de la realidad: “solo
quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano”.16

El formando vive en un ambiente sano, en el que se procura y vigila la salud física y mental, a través de una distribución coherente de
diferentes actividades que constituyen su formación y desarrollo; que ofrezca oportunidades en el orden académico, cultural y pastoral; que cultive la
educación, promueva una destacada cultura académica, educativa, crítica y constructiva; y, sobre todo, en orden al Proyecto Diocesano de
Renovación y Evangelización. Sabiendo que el sacerdote diocesano será pastor y constructor de comunidad, el seminario fomenta experiencias de
vida comunitaria y amor por la fraternidad de Cristo que ayude a sus seminaristas a ir teniendo “olor a ovejas”. De igual manera se fomenta el
conocimiento y compenetración con los religiosos y religiosas, con los movimientos y grupos apostólicos y las estructuras de evangelización
diocesanas.17

El Equipo de Formadores del Seminario afirma con su testimonio de vida, su discreción, prudencia y pertinencia los demás valores que quiere
promover en los jóvenes. Tiene espíritu de sacrificio y renuncia, de servicio y laboriosidad, de disponibilidad de ánimo y tiempo, experiencia pastoral
y gusto por el trabajo con jóvenes que, en su haber, suelen ser creativos y dinámicos, con alta capacidad de arriesgarse y un coraje siempre creativo.

11
Ibídem, n° 164. 166.
12
Cfr. Congregación para el Clero, Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis: “El Don de la vocación Presbiteral”, n° 82.
13
Cfr. Pastores dabo vobis, n° 58.
14
Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, n° 4.
15
Cfr. Pastores dabo vobis, n° 57.
16
Benedicto XVI, en Aparecida, n° 42.
17
Cfr. Concilio Plenario de Venezuela, Doc. N° 9: “Obispos, presbíteros y diáconos al servicio de una Iglesia comunión”, n° 192.

5
Por su parte los docentes (laicos, sacerdotes y religiosos/a) son un componente fundamental por su experiencia, especialmente en el arte de la
enseñanza, conducción, acompañamiento personal y amplia formación cristiana. Procuran conocer a cada alumno y trabajan en estrecha relación con
el Equipo de Formadores.

En fin, toda la vida del seminario, en sus más diversas expresiones y con los rasgos que le identifican, está intensamente dedicada a garantizar
la formación del candidato de tal manera que se configure con Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, Buen Pastor; la identidad de pastor es un eje
transversal que ha de estar presente en las distintas funciones ministeriales del sacerdote como guía espiritual, liturgo, predicador, catequista, ministro
de los sacramentos, etc.18

7. PERFIL DE LOS FORMADORES.

Los formadores son un conjunto de personas —ordinariamente presbíteros— que asumen en forma corresponsable y en unión con el Obispo,
al que, con diverso título y en modo distinto representan y con el que existe una comunión y colaboración convencida y cordial, bajo la guía del
Rector, la tarea de formar pastores según el corazón de Cristo (Cfr. Jer 3, 15).

El equipo de formadores debe ser un equipo de vida y de trabajo, de testimonio y de amistad, para el sostenimiento y el proceso de
discernimiento de la comunidad del Seminario Mayor,19 que procura hacerse cada vez más idóneo para la misión que les ha sido confiada a través de
una vida verdaderamente evangélica y de total entrega al Señor20 que suponga, de forma clara y transparente, la vivencia de aquellas actitudes y
sentimientos de Cristo que aseguren en los seminaristas un testimonio perenne de inquietante y alegre vida sacerdotal.

La vocación de formador supone poseer, por un lado, un cierto “carisma” —es como una vocación dentro de la vocación— que se manifiesta
en dones naturales y de gracia y, por otro lado, en algunas cualidades y aptitudes que se han de adquirir. Siempre que se hable de la personalidad del
formador se deberá considerar este doble aspecto: cada una de las características que deseamos en el formador de seminario presenta elementos, que
son, por así decirlo, innatos unos, y otros que se deben adquirir gradualmente mediante el estudio y la experiencia.

El formador debe ser en primer lugar hombre de fe firme, bien motivada y fundada, vivida en profundidad, de modo que sea transparente en
todas sus palabras y acciones. Animada por la caridad, la fe irradia en la vida el gozo y la esperanza de una dedicación total a Cristo y a su Iglesia. Se
siente “maestro de la fe” de sus alumnos, les hace descubrir su belleza y sus valores vitales, y se muestra sensible y atento a su camino de fe,
18
Diócesis de Huelva, Perfil del Sacerdote Pastor, material para la reflexión y la oración, Introducción.
19
Cfr. Normas Básicas para la Formación Sacerdotal en Venezuela, n° 162.
20
Cfr. Pastores dabo vobis, n° 66.

6
ayudándoles a superar las dificultades. Para ello debe amar también el estudio y debe promover la capacitación; una cultura académica y dedicado
interés por alcanzar los conocimientos necesarios para adquirir una sólida cultura general.

El formador que vive la fe educa más por lo que es que por lo que dice. Su fe se traduce en un coherente testimonio de vida sacerdotal,
animada de celo apostólico y de vivo sentido misionero. Todos los formadores deben preocuparse en valorar cada uno de los aspectos formativos
teniendo presente el fin principal del seminario, viviendo una estrecha unión de espíritu y de acción y formando entre sí con los candidatos una
familia que responda a la oración del Señor: “que sean una sola cosa” (Cf. Jn 17,11) y fomentando en ellos el gozo por su propia vocación.21

8. PERFIL DEL EGRESADO.

La Iglesia buscando responder a las exigencias del mundo actual, debe tener una meta concreta en el proceso de formación de los presbíteros.
Por ello, el perfil del egresado es un presupuesto que subyace en cada una de las etapas de la formación. El mismo sirve de referencia constante,
como un criterio de análisis de los candidatos al presbiterado. Podemos tener en cuenta algunos elementos constitutivos del perfil del egresado:
Hombre de Dios con una personalidad integrada e integradora; consagrado alegre y fiel en el celibato por el Reino de los Cielos; un hombre de salud
física y de cuidado por su salud espiritual; con formación intelectual, espiritual y pastoral integrada, que le hagan capaces de asumir las
responsabilidades de su ministerio el cual tiene que ejercer con conciencia eclesial profunda y totalmente dispuesto a apacentar la grey que le sea
encomendada (2Pe 5, 2); que sea un conocedor esclarecido del carisma y de la espiritualidad del sacerdote diocesano y, en consecuencia, amante de
su Iglesia particular a la que se consagra esponsalmente; debe ser agente pastoral, líder entusiasta, profeta valiente y testigo entusiasta del llamado de
Dios y, por tanto, primer promotor de la vocación sacerdotal y consagrada; debe ser un auténtico discípulo misionero de Jesucristo, promotor y
animador de la diversidad misionera22 y de la espiritualidad de comunión23; en consecuencia, debe ser un buen cristiano, portador de buenas noticias
para todos y no profetas de desventuras.24

El egresado debe ser, ante todo, un pastor. Este ministerio o privilegio dado por la ordenación sacerdotal debe ejercerse con “donación total”
a la Iglesia y, específicamente, al pueblo que pastorea. Esto exige una profunda “identidad con las ovejas” a las que sirve, conociéndolas y
amándolas, asumiendo conscientemente la misión de pastor; ejercerlo con voluntad y buena gana; actuar, por encima de todo interés personal, con
generosidad, amabilidad y cordialidad; y, como resumen, ser “modelo” para los fieles de la comunidad.25

21
Directrices sobre la preparación de los formadores en los seminarios, n° 25-29.
22
Aparecida, n° 201-202.
23
Cfr. Concilio Plenario de Venezuela, Doc. N° 9: “Obispos, presbíteros y diáconos al servicio de una Iglesia comunión”, n° 111.
24
Cfr. Aparecida, n° 29.
25
Cfr. Diócesis de Huelva, Perfil del Sacerdote Pastor, material para la reflexión y la oración, Introducción.

7
9. FUNCIONES DE LOS FORMADORES.

9.1. EL OBISPO.

El primer representante de Cristo en la formación sacerdotal es el Obispo a quien “compete el deber de promover y coordinar las diversas
iniciativas vocacionales y todas aquellas que supongan el cumplimiento irrestricto de la visión y misión del seminario”.26 La vocación sacerdotal
sólo es considerada como verdadera cuando es reconocida por el Obispo. Por eso nadie mejor como el pastor para acoger, alentar y confortar la
vocación de los candidatos al sacerdocio, con su presencia frecuente en el seminario, con el diálogo personal con los seminaristas, y con el aprecio y
la valoración de los programas formativos que se imparten en el seminario.

Apoyado por el equipo de formadores, el Obispo, escoge, llama, prepara y admite a los candidatos que juzga idóneos. El Obispo guarda una
plena comunión con el equipo de formadores y cuida con atención y solicitud la preparación de éstos. Su presencia es formativa para que los
formadores vean en él, al primer formador, al padre y pastor, al amigo y hermano. “Estar con ellos” a ejemplo de Cristo que llamó a los apóstoles
para que estuvieran con él.

9.2. EL RECTOR.

Es el primer responsable de la finalidad, del espíritu y de la orientación del seminario frente al Obispo y al presbiterio; como consecuencia el
C.I.I canon 260, explicita que “en el cumplimento de sus tareas propias todos deben obedecer al rector, a quien compete la dirección inmediata del
seminario, de acuerdo siempre con el plan de formación sacerdotal y el reglamento del seminario”. Sus funciones, en la responsabilidad central y
siempre ayudado por los otros formadores, son complejas, se extiende al sector económico y administrativo; al sector civil por la responsabilidad que
tiene sobre las personas de los formadores mismos, profesores, estudiantes y personal auxiliar. Unificando en sí la pluralidad de las dimensiones en la
que se articula la formación sacerdotal.

El Rector del seminario representa al seminario en todos los asuntos.27 Le compete: mantener vivos en la comunidad los objetivos del
seminario y sus elementos específicos, inspirados en la naturaleza eclesial del seminario y en función del proyecto formativos para el cual tiene toda
la responsabilidad; asegurar “la coherencia de toda la ordenación de la vida y actividad formativa y de las exigencias fundamentales de la vida
comunitaria, que lleva consigo aspectos esenciales de la labor de formación ”, y por tanto la unidad del equipo de formadores, el entendimiento y la
cooperación entre todos, con el espíritu de amistad y de guía discreto y cordial; el seguimiento y promoción de la formación de los alumnos bajo

26
Estatutos del Seminario Mayor “San Pablo Apóstol”, Art. 6.
27
Cfr. Ibídem, Art. 8.

8
todos los aspectos, armonizando entre todos libertad y disciplina, persona y comunidad, renovación y fidelidad, formación a la interioridad y acción;
estimular, guiar y cuidar la animación de la comunidad y de cada una de las personas en el proceso de maduración, de unificación y de búsqueda de
la propia identidad presbiteral, en torno al núcleo de la vocación-misión del seminario.28

9.3. EL VICERRECTOR.

Debe ser el colaborador más inmediato del rector. Por la afinidad en la misión de éste, debe ser también el más preocupado para que se
cumplan todos los objetivos programados en la formación de los seminaristas. 29 Debe aparecer como el que mejor hace las veces del rector en todas
las actividades que realiza en cumplimiento de sus diferentes funciones. Debe caracterizarse por el entusiasmo de ser sacerdote, por la alegría en la
misión de formar a los seminaristas como futuros sacerdotes de Jesucristo, por aprecio de las virtudes eminentemente sacerdotales: obediencia,
humildad, castidad, servicio, pobreza (…), por el cultivo de las cualidades humanas necesarias para la formación de personalidades equilibradas,
capaces de llevar el peso de las responsabilidades pastorales: amor a la verdad, lealtad, respeto por la persona, sentido de justicia, fidelidad a la
palabra dada, etc., a las que tan sensible es la juventud.

9.4. DIRECTOR DE ESTUDIOS.

La función del director de estudios es la organización específica de los estudios, quien, bajo la autoridad del rector, y con la colaboración
fraterna del cuerpo de profesores, será responsable de la formación intelectual de los alumnos. Velará por la preparación académica, espiritual, y
pedagógica de los profesores. Cuando estos sean seglares, estará al tanto de que el tenor de sus vidas, preparación religiosa y apostólica estén
conformes con los fines propios de la formación sacerdotal.30

9.5. DIRECTOR O PADRE ESPIRITUAL.

La función del director o padre espiritual es la de guiar el camino espiritual de los seminaristas en el fuero interno y la de coordinar los
ejercicios de piedad y la vida litúrgica del seminario. En el caso de que existan otros directores espirituales nombrados por el obispo, el que es
miembro del equipo de formadores, será el coordinador de todos ellos. Igualmente cumplirá esta función con los confesores ordinarios del
seminario.31

28
Cfr. Ibídem.
29
Cfr. Ibídem, Art. 9.
30
Cfr. Ibídem, Art. 10.
31
Cfr. Ibídem, Art. 11.

9
9.6. EL ECÓNOMO.

El ecónomo es un presbítero con experiencia en el campo financiero, de administración y producción de los recursos que supongan el
sostenimiento económico y estructural del seminario. Por ello, promoverá y coordinará las iniciativas que correspondan a la administración de
recursos financieros y otros que ayuden a la óptima operación de la estructura formativa y funcional del seminario.32

9.7. RESPONSABLE DEL PROPEDEUTICO.

Para salvar la discrepancia entre el estilo de vida de los jóvenes actuales y el estilo de vida del seminario, conviene introducir un período de
preparación que precede a la formación de la etapa discipular. Con el mismo se pretende garantizar algunas cualidades necesarias en los candidatos,
como son: recta intención, un grado suficiente de madurez humana, un conocimiento amplio de la doctrina cristiana, alguna introducción a los
métodos de oración. Para cumplir esta finalidad, el equipo de formadores, contará con un sacerdote colaborador o asistente que se encargará
directamente de la marcha y supervisión del curso propedéutico en calidad de acompañante activo y siempre cercano, que ejerza su función en orden
a ser verdadero maestro.33

10. ITINERARIO FORMATIVO.

La formación sacerdotal es un camino de transformación, que renueva el corazón y la mente de la persona para que pueda “discernir cual es
la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto” (Rm 12, 12). Precisamente este itinerario formativo o camino de formación
permanente dispondrá, de forma progresiva, procesual, el tránsito de los llamados al ministerio sacerdotal y no solo nos permitirá visualizar el
proceso que, personal y comunitariamente, llevan a cabo los seminaristas en su formación hacia el ministerio presbiteral, sino que traduce en
términos pedagógicos, operativos y concretos la propuesta formativa; identifica los saberes y capacidades por desarrollar en cada una de las
dimensiones de la formación según el momento y la etapa formativa en la que ellos se encuentren; propone indicadores de evaluación que permiten
medir sus progresos, la consecución de logros formativos y el grado de madurez esperado como condición para continuar su proceso de
configuración con Jesucristo. Este itinerario resulta así, instrumento fundamental para orientar, programar y evaluar la acción formativa de todos los
actores que se encuentran involucrados en el acto educativo y representa una importante guía o mapa en el camino formativo.

11. ETAPAS DE LA FORMACIÓN.

32
Ibídem, Art. 12.
33
Ibídem, Art. 7.

10
11.1. ETAPA PROPEDÉUTICA.

“Los llamó para que estuvieran con Él” (Mc 3, 14)


El Seminario Mayor ha de contar con un curso introductorio o etapa propedéutica; esta etapa es indispensable y tiene su propia especificidad.
A el pertenecerán los aspirantes que, después del debido proceso de discernimiento vocacional, hayan sido elegidos para la formación inicial en el
Seminario. La finalidad del curso introductorio es, principalmente, la iniciación en las diferentes dimensiones de la vida del Seminario Mayor, para
que, con serenidad, maduren en su opción por el sacerdocio ministerial; puedan los candidatos asentar las bases sólidas para la vida espiritual y
favorecer un mejor conocimiento de sí que permita el desarrollo personal.

Para la introducción a la vida espiritual y la maduración en ella será necesario, sobre todo, iniciar a los seminaristas en la oración a través de
la vida sacramental, la Liturgia de las Horas, la familiaridad con la Palabra de Dios, alma y guía del camino, el silencio, la oración mental, la lectura
espiritual. Finalmente, este es un tiempo propicio para un primer y sintético conocimiento de la doctrina cristiana mediante el estudio del Catecismo
de la Iglesia Católica y para desarrollar la dinámica del don de sí en la experiencia parroquial y caritativa como paso previo a la etapa de la filosofía.
Además, la etapa propedéutica podrá ser útil para completar la formación cultural si fuese necesario. Este curso pretende, pues, propiciar en los
candidatos un discernimiento de su vocación y una introducción en la vida del seminario con el fin de que opten seriamente por el sacerdocio
ministerial. (Cfr. Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis; NBFSV, 90).

11.1.1. OBJETIVO GENERAL.

Introducir al candidato en la experiencia comunitaria de formación sacerdotal como un camino gradual de discipulado a través de la iniciación
cristiana: oración personal y comunitaria, la celebración de los sacramentos, la escucha y adhesión a la Palabra de Dios para que puedan ir
madurando en el encuentro personal con Jesucristo y, al mismo tiempo, alcancen un grado, según su etapa, de desarrollo personal y humano que les
ayude a complementar su formación cristiana.

11.2. ETAPA DISCIPULAR (DE LOS ESTUDIOS FILOSÓFICOS).

“Vieron dónde vivía y se quedaron con Él” (Jn 1, 39)


El aspirante una vez experimentado la etapa propedéutica y haber evaluado junto a sus formadores y director espiritual para continuar con su
formación se adentra, aún más, al proceso formativo, es decir, consciente de que es discípulo llamado por el Señor a “estar con Él” (Cfr. Mc 3, 14)
se dispone a “permanecer” en una relación más íntima con el Señor en el seno de la pequeña comunidad cristiana donde cotidianamente aprende los

11
secretos del Reino. Esta etapa específica exige un proceso pedagógico donde se inviertan todas las fuerzas y energías posibles para arraigar al
seminarista en el seguimiento de Cristo. Este tiempo se caracteriza por la formación del discípulo de Jesús destinado a ser pastor en el que se debe
aprovechar llevar a cabo un trabajo sistemático sobre la personalidad de cada uno y que implica también a toda la comunidad, que ayude al candidato
a alcanzar una libertad y madurez interior adecuada para avanzar a la siguiente etapa.

11.2.1. OBJETIVO GENERAL.

Vivir un proceso de maduración personal, comunitario y discipular a través del encuentro personal con el Señor en su Palabra y en los
Sacramentos, del conocimiento de la filosofía y de las ciencias humanas que le ayuden a ser fiel seguidor de Jesucristo, a educarse en la verdad del
propio ser y al don sincero de sí que le permita una generosa entrega a los demás.

11.3. ETAPA CONFIGURADORA (DE LOS ESTUDIOS TEOLÓGICOS).

“Quédate con nosotros... lo reconocieron al partir el pan... y contaron lo que les había pasado por el camino” (Lc 24, 29. 31. 35)
Los discípulos una vez alcanzado un grado de madurez adecuado y suficiente a través de los medios necesarios propios de la etapa
inmediatamente anterior, inicia, con serenidad y gozo el camino que lo conducirá a una mayor configuración con Cristo en la vocación al ministerio
ordenado. Esta etapa de la formación sacerdotal que se orienta hacia la recepción de las Sagradas Órdenes, en cuanto a configurativa, exige entrar con
profundidad en la contemplación de la Persona de Jesucristo que dispone al candidato al conocimiento y a la aceptación de la identidad presbiteral.
Este tiempo introduce al discípulo en el aprendizaje de una vida presbiteral, animada por el deseo y sostenida por la capacidad de ofrecerse a sí
mismo en el cuidado pastoral del Pueblo de Dios. Por eso, esta etapa facilita un arraigo gradual en la personalidad del Buen Pastor.

De allí que es exigente y comprometedora y que exige una perspectiva netamente presbiteral y misionera en la que se descubra el crecimiento
de un perfil coherente de caridad pastoral desde la perspectiva del servicio a la Iglesia particular para la que los seminaristas deberán prepararse en la
espiritualidad del sacerdote diocesano marcada por la entrega desinteresada a su circunscripción eclesiástica y adaptar el propio modo de sentir y de
actuar, en comunión con el Obispo y los hermanos sacerdotes que suponga y asegure un profundo amor por la Diócesis.

11.3.1. OBJETIVO GENERAL.

Configurar gradualmente al discípulo con la persona de Jesucristo introduciéndolo en un proceso de profunda contemplación de Dios, de los
otros y de sí, a través de un acompañamiento adecuado, una suficiente formación en la espiritualidad diocesana desde una perspectiva presbiteral y

12
misionera, que facilite un arraigo sólido en la personalidad del Buen Pastor y lo disponga para el servicio a la porción del Pueblo de Dios
encomendada al Obispo.

11.4. ETAPA PASTORAL (SÍNTESIS VOCACIONAL).

Esta etapa incluye el período entre el fin de la estancia en el seminario y la ordenación presbiteral, pasando obviamente a través de la
recepción del diaconado. La finalidad de esta etapa es doble: se trata, por un lado, de insertar en la vida pastoral, mediante una gradual asunción de
responsabilidades, con espíritu de servicio; por otro lado, de esforzarse en adquirir una adecuada preparación, recibiendo un acompañamiento
específico con vistas a la recepción del presbiterado. En esta etapa el candidato es invitado a declarar de modo libre, consciente y definitivo la propia
voluntad de ser presbítero, después de haber recibido la ordenación diaconal. Este período, que por norma se vive en el servicio de una comunidad,
puede incidir significativamente en la personalidad del candidato. La duración de esta etapa formativa es variable y depende de la madurez e
idoneidad del candidato. 34

11.5. OBJETIVO GENERAL

Insertar al futuro presbítero a través de un adecuado acompañamiento y mediante la asunción de responsabilidades en la pastoral ordinaria de
la Diócesis para el ejercicio de su futuro ministerio y de su formación permanente.

12. DIMENSIONES DE LA FORMACIÓN.

Las dimensiones son el espíritu que anima y sostiene el proceso de formación sacerdotal, desde los primeros pasos del proceso de
discernimiento, pasando por el Seminario Mayor hasta llegar a la Formación Permanente. La Iglesia a través de ellas promueve “al sacerdocio
solamente a los que han sido llamados y llevarlos debidamente preparados, esto es, mediante una respuesta consciente y libre que implica a toda su
persona en su adhesión a Jesucristo, que llama a su intimidad de vida y a participar en su misión salvífica. 35 Cada una de las dimensiones de la
formación se ordena a la transformación del corazón, a imagen del corazón de Cristo. La formación en el Seminario procura ser integral, abierta, bajo
las exigencias de los nuevos tiempos y la enseñanza de la Iglesia; se desarrolla en cuatro dimensiones, que son el eje de la formación sacerdotal:
Humana-Comunitaria, espiritual, intelectual-académica y pastoral.

34
Congregación para el Clero, Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis: “El Don de la vocación Presbiteral”, n° 74-76.
35
Cfr. Normas básicas de la Formación Sacerdotal en Venezuela, n° 64.

13
12.1. DIMENSIÓN HUMANA.36

Esta dimensión es la base “necesaria y dinámica” de toda la vida presbiteral y constituye un elemento importante para la evangelización. El
seminarista no se forma solo, sino inmerso en una comunidad de hermanos 37 —humus de la vocación presbiteral— que aspiran y comparten un
mismo ideal, ser sacerdotes de Cristo. Así hacen una nueva familia, humana, fraterna, solidaria, en camino. Por eso, sin una adecuada formación
humana toda la formación sacerdotal estaría privada de su fundamento necesario 38 en tanto que los llamados son hombres tomados de entre los
hombres (Cfr. Heb 5, 1). En este sentido, el seminario busca ser una verdadera comunidad humana, que sabe y reconoce el valor de la persona,
consciente de que el seminarista permanece como un “misterio para sí mismo”, en el cual interactúan y coexisten dos aspectos de su humanidad:
cualidades y riquezas y límites y fragilidades.39

Así, los jóvenes, discípulos de Jesucristo, llamados desde su realidad a ejemplo de los profetas y apóstoles, están llamados a “salir de sí
mismos”40, a renunciar a sus apegos y posibles modalidades, propias de nuestro tiempo secularizado, que obstaculicen su inserción a la comunidad
novedosa del Señor; así hará una síntesis interior de mayor compromiso de fe, serena y urgentemente creativa, entre fortaleza y debilidad que lo
hagan realmente libre. Ello supone ofrecerle a los candidatos las herramientas necesarias, teóricas y técnicas que le ayuden a ser personas integrales,
física, psicológica, afectiva y moralmente, hasta que llegue a ser capaz de autodeterminarse y de vivir con responsabilidad, suficiente madurez y una
sexualidad bien integrada, su vocación.41 Por tanto, se debe poner atención a algunos instrumentos formativos, por ejemplo: la comunicación sincera
y abierta, el compartir, la revisión de vida, la corrección fraterna y la programación comunitaria.

Con ello podrá desarrollar su propia personalidad, teniendo como modelo y fuente a Cristo el hombre perfecto. Para una justa y necesaria
maduración y realización de sí mismos y, sobre todo, en vistas a su futuro ministerio, los seminaristas deben cultivar una serie de cualidades humanas
para la formación de personalidades equilibradas, sólidas y libres, capaces de llevar el peso de las responsabilidades pastorales. 42

Se hace así necesaria la educación a amar la verdad, la lealtad, el respeto por la persona, el sentido de la justicia, la fidelidad a la palabra dada,
la verdadera compasión, la coherencia y, en particular, el equilibrio de juicio y comportamiento. (Cfr. PDV, 43-44).

En esta etapa consideraremos tres saberes: La aceptación de sí mismo, el reconocimiento del otro y el don de sí:

36
Estatutos del Seminario Mayor “San Pablo Apóstol”, Art. 21-28.
37
Cfr. Congregación para el Clero, Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis: “El Don de la vocación Presbiteral”, n° 90.
38
Cfr. Pastores dabo vobis, n° 43.
39
Cfr. Congregación para el Clero, Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis: “El Don de la vocación Presbiteral”, n° 28.
40
Cfr. Francisco, Discurso a los seminaristas, a los novicios y novicias provenientes de varias partes del mundo con ocasión del Año de la fe, 2013.
41
Congregación para el Clero, Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis: “El Don de la vocación Presbiteral”, n° 93-94.
42
Cfr. Ibídem.

14
- ACEPTACIÓN DE SÍ MISMO: Este saber propone desarrollar en el seminarista una sana autoestima, una libertad efectiva para amar y
ser amado, ejercer un equilibrado liderazgo, integrarse con un grupo de compañeros (para luego ser capaz de integrarse al resto de la
comunidad y del colegio presbiteral) y una relación adecuada con sus superiores (para luego ser capaz de vivir la obediencia al obispo y
sus superiores).

- RECONOCIMIENTO DEL OTRO: Este saber presenta las actitudes que nos confirman la madurez afectiva que va asumiendo el
seminarista a lo largo del proceso formativo por medio de la capacidad de vivir con los otros, entender la dinámica de las atracciones
interpersonales, asumir la sexualidad humana, saber relacionarse con hombres y mujeres, ser capaz de vivir en una soledad asertiva y tener
relaciones profundas y duraderas con sus compañeros. Entre las actitudes que serán necesarias percibir se encuentran la aceptación del
otro, el respeto a las diferencias individuales, la empatía y la transparencia.

- EL DON DE SÍ: Este saber detalla, a lo largo del proceso formativo, la manera concreta como el seminarista va internalizando sus
valores humanos, cristianos y vocacionales por medio de una entrega desinteresada hacia los demás haciendo de su vida un don de sí por
medio del celibato sacerdotal, la solidaridad, la generosidad y la gratuidad.

12.1.1. OBJETIVOS ESPECÍFICOS DE LA DIMENSIÓN HUMANA.

 PROPEDÉUTICO: “Conducir al candidato en el misterio de la salvación para que fundamente su vida personal en la fe de la Iglesia y la
consolidación de su decisión vocacional en la entrega personal y en la alegría del espíritu”.

 DISCIPULAR: “Crear una atmósfera comunitaria que personalice el candidato brindándoles la posibilidad de encontrarse consigo mismo,
para crecer en su proceso de estructuración personal, logrando un mejor equilibrio emocional y una mayor capacidad de decisión, donación y
abnegación, cultivando las cualidades humanas necesarias para ello”.

 CONFIGURADORA: “Promover la vivencia intensa de la fraternidad en el seminario, para ir asumiendo la misión de ser signo y agente de
comunión y participación en la Iglesia buscando que el candidato alcance una madurez adecuada de manera que se le pueda confiarle el
ministerio pastoral para asumir las responsabilidades y exigencia del mismo”.

15
12.1.2. GRÁFICA DE LA DIMENSIÓN HUMANA

“Y la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros”


Jn 1, 14
ETAPA SABERES CAPACIDADES MEDIOS
- Empieza a conocerse; es consciente y conocedor de su - Aplicación de test de personalidad
forma de ser. y coeficiente intelectual.
- Se dispone a expresar de manera adecuada sus - Autobiografía.
emociones y sentimientos. - Proyecto Personal de Vida.
- Empieza a reconocer las fortalezas y vulnerabilidades - Encuentro con el psicólogo.
personales para sumir progresivamente una adecuada - Acompañamiento y entrevista
ACEPTACIÓN DE autoestima. personal con el formador.
SÍ MISMO - Actúa a la vista de todos, con transparencia, sabiendo - Uso del horario general y
informar y justificando sus ausencias en la comunidad. actividades comunitarias.
- Va aprendiendo a vivir el espíritu de pobreza, - Educación para la salud física y
superando actitudes de comodidad y aburguesamiento. deporte.
- Va construyendo un suficiente desarrollo del sentido de
la responsabilidad, la solidaridad, la disponibilidad, etc.
- empieza a tomar consciencia de la necesidad de cuidar
PROPEDÉUTICA su salud física-psíquica y el higiene personal.

- Aprende progresivamente a vivir con los otros - Proyecto de Vida Comunitario.


respetando las diferencias individuales. - Convivencia fraterna y
- Va comprendiendo la dinámica de la atracción transparente.
RECONOCIMIENTO interpersonal y los niveles de intimidad en las relaciones - Encuentros interpersonales.
AL OTRO con los otros. - Taller de crecimiento personal.
- Aprende a sostener relaciones interpersonales donde - Convivencias y dinámicas
prime la aceptación del otro, el respeto y la empatía. grupales.
Va aprendiendo a aceptar la opinión de sus compañeros
con espíritu abierto y respetuoso.
- Empieza a aceptar su historia personal y familiar y su - Reevaluar la autobiografía.
contexto social. - Taller de crecimiento personal.
DON DE SÍ - Va aprendiendo a desarrollar una comunicación humana - Taller de urbanidad y buenas
asertiva. costumbres.
- Aprende a comprender la dinámica de las necesidades y - Charlas formativas
de los deseos humanos. - Pastoral.
- va aprendiendo a el servicio como una opción generosa.

16
ETAPA SABERES CAPACIDADES MEDIOS
- Tiene una percepción realista de sí mismo. - Psicodiagnóstico personal.
- Expresar de manera adecuada sus emociones y sentimientos. - Entrevista personal con el formador.
ACEPTACIÓN DE - Reconocer las fortalezas y vulnerabilidades personales para - Proyecto Personal de Vida.
SÍ MISMO asumir una adecuada autoestima. - Dirección espiritual.
- Tiene cuidado de su salud física y psíquica, del higiene - Trabajo comunitario.
personal y un adecuado cuidado de su aspecto y presencia. -

- Aprender a vivir con los otros respetando las diferencias - Proyecto de Vida Comunitario.
individuales. - Convivencia fraterna y transparente.
- Comprende mejor la dinámica de la atracción interpersonal y - Reuniones periódicas con el resto de
RECONOCIMIENTO los niveles de intimidad en las relaciones con los otros. los candidatos de la eta discipular.
AL OTRO - Sostiene relaciones interpersonales donde prime la aceptación - Reuniones de Equipo de Vida.
DISCIPULAR del otro, el respeto y la empatía. - Establecer amistades concretas.
- Práctica de la corrección fraterna y revisión de vida. - Poner en práctica el diálogo, la
- Aprende a valorar lo propio y a compartirlo con los demás. tolerancia y la escucha.
- Vinculación con las familias de los
seminaristas.
- Cenáculos de afectividad.
- Acepta y se va apropiando de su historia personal y familiar y - Reevaluar la autobiografía.
acepta su contexto social. - Taller de crecimiento personal.
- Desarrolla una comunicación humana asertiva. - Buen uso del horario general y de los
- Comprende mejor la dinámica de las necesidades y de los tiempos libres.
DON DE SÍ deseos humanos. - Pastoral.
- Aprende a trabajar en equipo y sabe compartir con sus
compañeros.
- Ha acrecentado su espíritu de servicio, colaboración,
comprensión, respeto, sentido de pertenencia.

ETAPA SABERES CAPACIDADES MEDIOS


- Tiene una percepción realista, clara y madura de sí mismo. - Autobiografía.
- Sabe expresar de manera adecuada sus emociones y - Proyecto Personal de Vida.
sentimientos. - Encuentro y entrevistas periódicas con
- Reconoce y acepta las fortalezas y vulnerabilidades personales el formador.
y asume una adecuada autoestima. - Dirección espiritual.
ACEPTACIÓN DE - Muestra objetividad y equilibrio frente a los
SÍ MISMO acontecimientos.
- Se muestra prudente, pertinente y discreto.
- Está consciente de la necesidad de preservar su salud física
y psíquica.
- Cuida su higiene personal y su buena presencia.
CONFIGURADORA

17
- Sabe vivir con los otros respetando las diferencias individuales - Proyecto de vida Comunitario.
y procurando el diálogo y la comunión. - Convivencia fraterna y transparente.
- Comprende de forma madura y clara la dinámica de la - El diálogo.
atracción interpersonal y los niveles de intimidad en las - Taller de urbanidad y buenas
relaciones con los otros. costumbres.
RECONOCIMIENTO - Sostiene relaciones interpersonales donde prima la aceptación - Práctica de revisión de vida y
AL OTRO del otro, el respeto y la empatía. corrección fraterna.
- Vive una sexualidad equilibrada. Es capaz de relacionarse con
hombres y mujeres con sana libertad y amor.
- Siente compasión, es misericordioso y comprensivo.
- Se apropia de su historia personal y familiar y acepta su - Reevaluar la autobiografía.
contexto social. - Taller de crecimiento personal.
- Desarrolla una comunicación humana asertiva, abierta y - Pastoral.
edificante. - Síntesis vocacional.
- Comprende y es capaz de desarrollar la dinámica de las
DON DE SÍ necesidades y de los deseos humanos.
- Es capaz de donarse con libertad y amor al servicio.
- Es aceptado y querido por los compañeros; tiene buena imagen
frente a ellos.
- Es responsable y se muestra alegre en sus responsabilidades.
- Se muestra comunicativo y espontáneo.

12.2. DIMENSIÓN ESPIRITUAL.

Esta dimensión supone la formación del candidato en la relación y comunión con Dios. La formación espiritual introduce en la comunión
profunda con Jesucristo, buen Pastor, arraigada en la experiencia de la Cruz y derivada de la identidad propia del presbítero y su ministerio. Por tanto,
esta dimensión constituye el centro vital que unifica su vida de cristiano y la ayuda a fortalecerse a través de la Palabra de Dios, La Liturgia de las
Horas, la Lectio Divina, la oración y la celebración de los Sacramentos, especialmente el de la Eucaristía y la Confesión; de la dirección espiritual y
su proyecto de vida. (Cfr. PDV 45-50).

La espiritualidad y carisma del seminarista y sacerdote diocesano es la de Jesús Buen Pastor (La caridad pastoral); son así llamados a dar la
vida por las ovejas en una Iglesia particular a la que se entregan totalmente y, como signo de amor, guardan perfecta continencia, celibato y castidad,
por el Reino de los cielos; es necesario que los seminaristas puedan comprender, a la luz de la fe, la fuerza evangélica de este don.43

El centro de la formación espiritual es la unión personal con Cristo, que quiere que su discípulo se vincule a Él como “amigo” y como
“hermano”44, que nace y se alimenta, de modo particular, de la oración silenciosa y prolongada y donde la relación con la Palabra de Dios tiene un
puesto eminente: es la referencia continua de la vida discipular y de la configuración espiritual con Cristo Buen Pastor, pobre y obediente: los

43
Congregación para el Clero, Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis: “El Don de la vocación Presbiteral”, n° 110.
44
Cfr. Aparecida, n° 132.

18
seminaristas cultiven el espíritu de pobreza.45 La formación espiritual debe ayudar también a cultivar una auténtica y filial devoción a la Virgen
María, a los Santos y, como componente a la vida espiritual, deberán incluirse el conocimiento y la meditación de los Padres de la Iglesia.46

Los saberes corresponden a los aspectos fundamentales del itinerario formativo de todo creyente en Jesucristo, con la correspondiente
caracterización de frente al fin específico de la pedagogía seminarística: la formación de presbíteros, a imagen de Jesucristo, Cabeza, esposo y pastor
de la Iglesia. Este propósito orienta e informa todas las dimensiones de la formación sacerdotal, así como sus respectivos itinerarios desde el
principio hasta el fin.

- ENCONTRAR A JESUCRISTO Y CONFIGURARSE CON ÉL PARA DESCUBRIR LA PROPIA IDENTIDAD


VOCACIONAL: La dinámica fundamental de la existencia cristiana consiste en encontrar a la persona de Cristo como la razón de ser de
vida humana y como el sentido de todos sus anhelos y búsquedas. El encuentro con Cristo le permite a cada ser humano en particular
descubrir el misterio de su propia identidad personal como participación en la única misión de Cristo e irse configurando paulatinamente
con Cristo para responder fielmente al llamado amoroso del Padre, bajo el impulso del Espíritu. Se trata de reconocer la presencia de
Jesucristo en el cosmos, en la orientación trascendental del espíritu humano, en la comunidad eclesial, a través de la Palabra y de los
sacramentos, de ser fascinados por la belleza de su persona y de su amor, de contemplar en su misterio la respuesta al misterio del hombre,
de confesarlo como Señor y de abrirse a su acción salvadora. Podríamos referirnos a este saber como la raíz ontológica de la dimensión
espiritual de la formación dentro de una ontología relacional que concibe la realización del ser humano de manera dialógica.

- SEGUIR A CRISTO POR EL CAMINO DEL EVANGELIO: El encuentro con Cristo se prolonga en el seguimiento de Cristo y de
sus enseñanzas. La configuración con Cristo, si bien es ante todo un don que se recibe de modo definitivo en el sacramento del orden,
reclama por parte del candidato al ministerio sacerdotal la apropiación de los valores, de las actitudes, de las virtudes y de las normas de
vida evangélicas. La configuración sacramental con Jesucristo debe prepararse y prolongarse mediante la configuración existencial con el
Señor, de tal manera que a la novedad del ser en Cristo, corresponda una novedad de vida que incida de manera determinante en las
decisiones y los comportamientos por medio de los cuales se va fortaleciendo y expresando la opción fundamental por el Dios y por su
reinado. Podríamos referirnos a este saber como la dimensión propiamente moral de la formación presbiteral.

- PERMANECER CON CRISTO MEDIANTE LA ORACIÓN Y LOS SACRAMENTOS: El encuentro con la persona de Cristo, la
escucha de su enseñanza y su seguimiento deben generar entre el discípulo y su maestro una relación de amistad que es, a la vez, la meta
del encuentro y el clima propicio en el que el seguimiento puede conducir hasta el don de la propia vida a favor de todos los hombres. El
seminarista ha de vivir íntimamente unido a Jesucristo y establecer con él una relación de amistad profunda que sea la alegría de su vida y
el impulso constante para responder con fidelidad al llamamiento del Señor y a las exigencias formativas del Seminario. La permanencia
amigable con Cristo se da, como él mismo lo indica, a través de la permanencia de sus palabras en nosotros mediante su lectura meditada
45
Congregación para el Clero, Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis: “El Don de la vocación Presbiteral”, n° 111.
46
Ibídem, n° 112-113.

19
y orante (Lectio divina), a través de la Eucaristía y de los demás sacramentos, a través de la comunidad cristiana y de los hombres a
quienes son enviados como testigos del Evangelio. Podríamos referirnos a este saber como el aspecto místico de la formación, si por
mística entendemos una captación profunda de la realidad a la luz de la fe y una amistad con Cristo que se refleje en la comunión cada vez
más honda entre la voluntad del Señor y la nuestra.

12.2.1. OBJETIVOS ESPECÍFICOS DE LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL.

 PROPEDÉUTICO: “Iniciar con la formación espiritual una intensa acción que facilite el desarrollo de la identidad espiritual del candidato a
lo largo del proceso educativo con miras a ser un hombre de Dios a través del itinerario de iniciación cristiana. Además, se iniciará en la
vivencia del misterio de Cristo en la Liturgia y en la ascética, como expresiones de fe del discípulo y de sus ambiente comunitario”.

 DISCIPULAR: “Acompañar al candidato en la maduración de la opción fundamental por Cristo, su seguimiento personal y discipular,
fundamentalmente por medio de la Palabra y la celebración de los sacramentos para profundizar el crecimiento de la acción de Dios en su
propia historia de salvación”.

 CONFIGURADORA: “Consolidar la espiritualidad del sacerdote diocesano desde la caridad pastoral, estableciendo una comunión de vida
profunda con Jesucristo Buen pastor y estimulando la práctica de las virtudes sacerdotales y los consejos evangélicos (pobreza, castidad y
obediencia) que hagan al candidato un hombre de Dios, capaz de entregarse al servicio de Jesucristo y de la Iglesia”.

12.2.2. GRÁFICA DE LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL.

“Les fue explicando lo que decían de Él todas las Escrituras”


Lc 24, 27
ETAPA SABERES CAPACIDADES MEDIOS
- Convertirse de modo inicial a Jesucristo y visualizar - Itinerario de Iniciación cristiana.
el sentido discipular de la formación. - Estudio del Documento de
ENCONTRAR A JESUCRISTO Y - Encontrarse con Cristo mediante la vivencia de la Aparecida.
CONFIGURARSE CON EL PARA caridad. - Oración personal y comunitaria.
ASUMIR LA IDENTIDAD - Ir asumiendo, progresivamente, el compromiso - Lectura de la Carta Encíclica Deus
VOCACIONAL misionero animado por la esperanza. Caritas Est de Benedicto XVI.
- Vida de los santos.
- Iniciarse en la experiencia de ir descubriendo el - Lectio Divina.
sentido de la vida y de la vocación a la luz de la - Lectura asidua de la Palabra de
SEGUIR A JESUCRISTO POR EL persona de Cristo contenido en las Sagradas Dios.
CAMINO Escrituras. - Introducirse en el estudio de la

20
DEL EVANGELIO - Reconocer el amor de Dios como razón de ser y Historia de la Salvación.
meta de la vida y la vocación evangélica. - Espiritualidad del sacerdote
PROPEDÉUTICA diocesano.
- Retiros mensuales y anuales.
- Hacerse consciente del don recibido en el bautismo - Espiritualidad litúrgica.
y renovado en la penitencia y aprender a orar como - Estudio de la Constitución
expresión fundamental de la condición filial, Sacrosanctum Concilium.
PERMANECER CON JESUCRISTO particularmente a partir de la Palabra de Dios. - Introducción al canto litúrgico.
MEDIANTE LA ORACIÓN Y LOS - Disponerse a celebrar de manera consciente, activa y - Introducción al rezo y meditación
SACRAMENTOS fructuosa la Eucaristía e iniciarse en la oración de los salmos.
comunitaria, así como en la oración oficial de la - Liturgia de las Horas.
Iglesia. - Dirección Espiritual.
- Aprender a vivir el don recibido en la confirmación - Sacramentos.
e ir imprimiendo a su vida de oración forma - Estudio de las prenotandas del
Mariana y sello apostólico. Misal Romano.
- Introducción al culto eucarístico
fuera de la Misa.

ETAPA SABERES CAPACIDADES MEDIOS


- Convertirse de modo inicial a Jesucristo e ir - Estudio y asimilación del
asumiendo el sentido vocacional y discipular de la contenido y los desafíos del
formación y de la propia vida espiritual. Documento de Aparecida.
- Irse arraigando en Cristo mediante la vivencia de la - Oración personal y comunitaria.
ENCONTRAR A JESUCRISTO Y caridad en la comunidad eclesial.
CONFIGURARSE CON EL PARA - Ir descubriendo la dimensión eclesial de la vocación.
ASUMIR LA IDENTIDAD - Irse arraigando en Cristo mediante el compromiso
VOCACIONAL misionero animado por la esperanza.
- Buscar la clarificación fundamental de la identidad
vocacional a la luz de la vocación misionera y
discipular de la Iglesia.
- Descubrir el sentido de la vida a la luz de la persona - Lectio Divina.
de Cristo e iniciar el proceso y asimilación del - Lectura asidua de la Palabra de
Evangelio en la propia existencia. Dios.
- Reconocer el amor de Dios como razón de ser y - Lectura espiritual.
DISCIPULAR meta de la existencia humana y como principio - Retiros mensuales y anuales.
SEGUIR A JESUCRISTO POR EL inspirador y regulador de las relaciones, para amar a
CAMINO imagen de Jesucristo.
DEL EVANGELIO - Descubrir el futuro y el más allá con la certeza de
que Dios conduce la historia hacia su meta.

- Hacerse consciente del don recibido en el bautismo - Liturgia de las Horas.


y renovado en la penitencia y aprender a orar como - Dirección Espiritual.
expresión fundamental de la condición filial, - Sacramentos.
PERMANECER CON JESUCRISTO particularmente a partir de la Palabra de Dios. - Riqueza espiritual del Magisterio
MEDIANTE LA ORACIÓN Y LOS - Vivir de manera consciente, activa y fructuosa la Pontificio.
SACRAMENTOS Eucaristía. - Devociones.
- Asumir la oración comunitaria especialmente - Estudio sobre el canto litúrgico.

21
contenida en la oración oficial de la Iglesia.
- Vivir el don recibido en la confirmación e imprimir
a su vida de oración forma Mariana y sello
apostólico.

ETAPA SABERES CAPACIDADES MEDIOS


- Convertido a Jesucristo es capaz de asumir con - Oración personal y comunitaria.
alegría y libertad el sentido y los desafíos del - Lectura asidua de la Palabra de
conjunto del proceso formativo y del ministerio. Dios.
- Arraigado en Cristo vive la caridad en la comunidad - Retiros mensuales y anuales.
ENCONTRAR A JESUCRISTO Y eclesial y conoce y asume la dimensión eclesial de
CONFIGURARSE CON EL PARA la vocación discipular y sacerdotal.
ASUMIR LA IDENTIDAD - Arraigado en Cristo asume el compromiso
VOCACIONAL misionero animado por la esperanza, la caridad y las
demás exigencias de su futuro ministerio.
- Ha logrado clarificar lo fundamental de la
identidad vocacional a la luz de la vocación
misionera y discipular de la Iglesia.
- Ha descubierto el sentido de la vida a la luz de la - Lectio Divina.
persona de Cristo y ha asimilado el Evangelio en la - Lectura espiritual.
propia existencia. - Estudios de la cristología.
- Reconoce el amor de Dios como razón de ser y meta - Estudio de la escatología.
CONFIGURADORA de la existencia humana, cristiana y sacerdotal y - Catequesis mistagógicas.
SEGUIR A JESUCRISTO POR EL como principio inspirador y regulador de las
CAMINO relaciones, para amar a imagen de Jesucristo, Buen
DEL EVANGELIO Pastor.
- Descube el futuro y el más allá con la certeza de que
Dios conduce la historia hacia su meta.
- Descubre a Jesucristo en la enseñanza espiritual de
los Santos Padres.

- Es consciente del don recibido en el bautismo y - Formación litúrgica: arte y música


renovado en los sacramentos. sacra.
- Orar como expresión fundamental de la condición - Liturgia de las Horas.
PERMANECER CON JESUCRISTO filial, particularmente a partir de la Palabra de Dios, - Dirección Espiritual.
MEDIANTE LA ORACIÓN Y LOS consciente de la necesaria relación con el Padre a - Celebración de los sacramentos.
SACRAMENTOS través de Jesucristo en el Espíritu Santo. - Devociones.
- Vive de manera consciente, activa y fructuosa la
Eucaristía y asume la oración oficial de la Iglesia
como oración permanente y constante de su futuro
ministerio.
- Vive una espiritualidad profundamente Mariana y

22
asume su vocación apostólica y diocesana con celo y
entrega.

12.3. DIMENSIÓN INTELECTUAL.

Esta dimensión es insustituible en tanto que supone la inteligencia con la que el seminarista trata de conseguir una sabiduría que, a su vez, se
abra y avance al conocimiento de Dios, el mundo y el hombre. La formación intelectual busca que los seminaristas obtengan una sólida competencia
en los ámbitos filosófico y teológico, y una preparación cultural de carácter general, que les permita anunciar el mensaje evangélico de modo creíble
y comprensible al hombre de hoy, entrar eficazmente en diálogo con el Mundo contemporáneo y sostener, con la luz de la razón, la verdad de la fe
mostrando su belleza.47

Un momento esencial de la formación intelectual es el estudio de la filosofía, que lleva a un conocimiento y a una interpretación más profunda
de la persona, de su libertad, de sus relaciones con el mundo y con Dios. La formación intelectual del futuro sacerdote se basa y se construye sobre
todo en el estudio de la Sagrada doctrina y de la Teología, “que proviene de la fe y conduce a la fe”. (Cfr. PDV, 51-56). La formación intelectual es
parte integral del presbítero; está al servicio del ministerio pastoral e incide también en la formación humana y espiritual, en la que encuentra un
alimento provechoso. Esto significa que el desarrollo de todas las facultades y dimensiones de la persona, incluido la racional, con el vasto campo de
conocimientos adquiridos, contribuye al desarrollo del presbítero, siervo y testigo de la Palabra en la Iglesia y en el mundo.

Lejos de ser relegada al ámbito de los conocimientos o de ser entendida solo como instrumento para recibir más información 48 sobre las
distintas disciplinas, la dimensión intelectual acompaña a los presbíteros para que se dispongan a una escucha profunda de la Palabra, y también de la
comunidad eclesial para aprender a escrutar los signos de los tiempos.

Identificamos tres saberes: conocimiento de la realidad, apropiación y desarrollo de un pensamiento crítico y construcción del discurso vital
sobre la fe:

- CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD: Se busca que los estudiantes se aproximen gradualmente a la complejidad de la realidad personal,
social, religiosa, eclesial y de Dios, para conocerla, analizarla, cuestionarla e interpretarla.

47
Cfr. Congregación para el Clero, Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis: “El Don de la vocación Presbiteral”, n° 116.
48
Estatutos del Seminario Mayor San Pablo Apóstol, Art. 36.

23
- APROPIACIÓN Y DESARROLLO DE UN PENSAMIENTO CRÍTICO: Que los estudiantes conozcan, manejen y apliquen herramientas
que los habiliten para desarrollar un pensamiento crítico con el fin de intervenir constructivamente en la realidad social y eclesial de la Diócesis de
Maturín.

- CONSTRUCCIÓN DE UN DISCURSO VITAL SOBRE LA FE: Que los estudiantes sean capaces de expresar y argumentar coherentemente
su experiencia de fe y las razones que la hacen creíble en el mundo actual.

12.3.1. OBJETIVOS ESPECÍFICOS DE LA DIMENSIÓN INTELECTUAL.

 PROPEDÉUTICO: “Iniciar a los candidatos en los misterios de la fe en adhesión, asimilación y vivencia del misterio de Cristo, de la
Historia de la Salvación y de los conocimientos lingüísticos, metodológicos y culturales, necesarios para el inicio de los estudios filosóficos y
teológicos”.

 DISCIPULAR: “Adquirir la capacidad para conocer y manejar el lenguaje y temas filosóficos, profundizando y desarrollando, por medio del
estudio sistemático de la filosofía, el pensamiento y las ideas que interpretan el ser, la existencia, el hombre y la sociedad en el mundo, para
integrar el conocimiento filosófico, hacer síntesis del pensamiento y aplicar el saber para la búsqueda de la recta razón en el juicio e
interpretación de la realidad”.

 CONFIGURADORA: “Introducir a los candidatos en el estudio de la teología para ir adquiriendo una visión general como razón de la fe y,
una vez iniciados en las ciencias teológicas, profundicen en la dimensión cristológica y eclesiológica para comprender el misterio de Cristo en
su Iglesia, la acción y misión de la Iglesia en la historia y en el mundo y, al concluir sus estudios de teología, integren los conocimientos
teológicos y pastorales en su persona de futuro pastor y en su visión global de fe por medio de la síntesis teológica para el desarrollo de un
recto ejercicio de la caridad pastoral”.

12.3.2. GRÁFICA DE LA DIMENSIÓN INTELECTUAL

“Para que su fe no se fundase en la sabiduría humana, sino en el poder de Dios...


hablamos de sabiduría... de una sabiduría de Dios, misteriosa”
1Cor 2, 5-7
ETAPA SABERES CAPACIDADES MEDIOS

24
- Empieza a cuestionarse sobre la realidad. - Introducción a las asignaturas
- Va aprendiendo a analizar críticamente la realidad. humanísticas.
CONOCIMIENTO DE LA - Empieza a comprender la realidad introduciéndose - Estudios de la historia y la cultura.
REALIDAD en la experiencia del propio hombre y de la - Foros y plenarias sobre temas de
sociedad. actualidad.
PROPEDÉUTICA - Va aprendiendo a expresar sus opiniones con - Introducción a la Filosofía y la
APROPIACIÓN Y DESARROLLO propiedad. historia del pensamiento.
DE UN PENSAMIENTO CRÍTICO - Va aprendiendo a hacer síntesis crítica de la
realidad.
- Aprende a describir los contenidos fundamentales de - Introducción al estudio del
un texto. lenguaje.
CONSTRUCCIÓN DE UN - Construye un texto escrito desde la perspectiva - Introducción al estudio del
DISCURSO VITAL SOBRE LA FE reflexiva y didáctica. Magisterio sobre la Iniciación
- Va aprendiendo a construir discurso sobre el hombre Cristiana y la Formación
y su entorno. Sacerdotal.

ETAPA SABERES CAPACIDADES MEDIOS


- Valora la necesidad de cuestionarse sobre la - Estudios de la Historia de la
realidad. Filosofía y del pensamiento.
- Se inmiscuye seriamente en la búsqueda de la - Foros y plenarias sobre temas de
CONOCIMIENTO DE LA verdad. filosofía.
REALIDAD - Analiza críticamente la realidad. - Estudios de la Doctrina Social de
- Va comprendiendo la realidad desde la perspectiva la Iglesia y de la Filosofía social y
DISCIPULAR antropológica, religiosa y sociológica. política.
- Expresa sus opiniones con propiedad. - Seminarios de filosofía.
APROPIACIÓN Y DESARROLLO - Distingue entre lo objetivo y subjetivo. - Boletín filosófico.
DE UN PENSAMIENTO CRÍTICO - Hace síntesis crítica de la realidad.

- Describe los contenidos fundamentales de un texto. - Síntesis filosófica.


- Construye un texto escrito desde la perspectiva - Artículos filosóficos.
CONSTRUCCIÓN DE UN reflexiva y didáctica.
DISCURSO VITAL SOBRE LA FE - Construye el discurso sobre el hombre y su entorno.

ETAPA SABERES CAPACIDADES MEDIOS


- Valora y asume la necesidad de cuestionarse sobre - Estudio constante y profundo de
la realidad. las Sagradas Escrituras.
- Busca con dedicación la Verdad, se encuentra con - Estudio del Proyecto de
ella y vive según ella. Renovación y Evangelización de
CONOCIMIENTO DE LA - Analiza crítica y serenamente la realidad. la Diócesis de Maturín.
REALIDAD - Comprende la realidad desde la perspectiva - Estudio del Concilio Plenario de
antropológica, religiosa y sociológica. Venezuela.
- Estudios de la Eclesiología.

- Expresar sus opiniones con propiedad. - Seminarios de teología.

25
- Distingue entre lo objetivo y subjetivo. - Artículos teológicos.
CONFIGURADORA APROPIACIÓN Y DESARROLLO - Hace síntesis crítica de la realidad.
DE UN PENSAMIENTO CRÍTICO
- Describe y aprehende los contenidos fundamentales - Examen integral.
de un texto. - Tesis teológica.
- Construye un texto escrito desde la perspectiva
CONSTRUCCIÓN DE UN reflexiva, didáctica y teológica.
DISCURSO VITAL SOBRE LA FE - Construye el discurso sobre el hombre y su entorno,
sobre Dios y el mundo.

12.4. DIMENSIÓN PASTORAL.

Toda la formación de los candidatos al sacerdocio está orientada a prepararlos de una manera específica para comunicar la caridad de Cristo,
buen Pastor. Por tanto, esta formación, en sus diversos aspectos, debe tener un carácter esencialmente pastoral. La formación pastoral no puede
reducirse a un simple aprendizaje; el seminario se encarga de formar en una verdadera y propia iniciación en la sensibilidad del Pastor a ejemplo de
Jesucristo que “no vino a ser servido, sino a servir” (Cfr. PDV 57-59).

Ya que la finalidad del Seminario es al de preparar a los Seminaristas para ser pastores a imagen de Cristo, la formación sacerdotal debe estar
impregnada de un espíritu pastoral, que los haga capaces de sentir la misma compasión, generosidad y amor por todos, especialmente por los pobres,
y la premura por la causa del Reino que caracterizaron el ministerio público del Hijo de Dios actitudes que se pueden sintetizar en la caridad pastoral.
La vocación a ser Pastores del Pueblo de Dios exige una formación que haga a los futuros sacerdotes expertos en el arte del discernimiento pastoral:
conviene poner en el centro el estilo evangélico de la escucha. El pastor realizará su ministerio en un estilo de acogida serena y de acompañamiento
vigilante; es la mirada del Buen Pastor que busca, acompaña y guía a sus ovejas.49

Señalamos tres saberes: la sabiduría, las actitudes y las destrezas del pastor:

- LA SABIDURÍA DEL PASTOR: Se refiere a la mente nueva que adquiere la persona a lo largo de la formación, un modo de entender el
misterio de Dios, del hombre y del mundo según la novedad y la fuerza que nacen del encuentro con Cristo resucitado y por la
participación en el acontecimiento de la salvación. Se refiere también a aquella capacidad de reflexión y profundidad que conduce a
juicios equilibrados y ponderados sobre las múltiples situaciones con las que se enfrenta la fe y con las que convive el sacerdote.

- LAS ACTITUDES DEL PASTOR: La dimensión pastoral misionera está encaminada a que cada seminarista descubra y asimile las
actitudes y los sentimientos de Cristo. Aquellas notas características de la personalidad cristiana y sacerdotal que definen al pastor de

49
Congregación para el Clero, Ratio fundamentalis Institutionis Sacerdotalis: “El Don de la vocación Presbiteral”, n° 119-121.

26
todas las épocas y que en el contexto de la cultura urbana, nos presentan al sacerdote como hombre de misericordia porque está enraizado
en ella y la ha experimentado, de comunión porque se siente miembro vivo de la comunidad y constructor de ella al presidirla en el amor,
en formación porque vive en actitud de docilidad y en continuo aprendizaje.

- LAS DESTREZAS DEL PASTOR: La dimensión pastoral misionera de la formación sacerdotal ofrece a los seminaristas un itinerario,
donde progresivamente van adquiriendo un conjunto de herramientas que hacen de su trabajo apostólico una verdadera experiencia
evangelizadora y que está a la altura de los desafíos urbanos. Las destrezas permiten despertar en el futuro sacerdote el ímpetu
evangelizador que le mueva a aprovechar los recursos metodológicos y a proponer estrategias pastorales que sean respuesta efectiva en
medio de los diversos ámbitos donde realizará su ministerio. Las destrezas tienen que ver con las competencias pastorales y ministeriales
que se han venido reconociendo en la reflexión y desarrollo de las prácticas pastorales a lo largo de los ocho años de formación.

12.4.1. OBJETIVOS ESPECÍFICOS DE LA DIMENSIÓN PASTORAL.

 PROPEDÉUTICO: “Insertar a los candidatos en el campo pastoral haciéndose presente en los ambientes más vulnerables que ayuden a
crecer en la sensibilización y en la compasión, y así, crecer en el ardor del seguimiento de Cristo y por la misión”.

 DISCIPULAR: “Insertar a los candidatos de forma más efectiva y activa en el proceso evangelizador diocesano en la promoción de
estructuras y servicios de la pastoral sectorial: juvenil, misiones, salud. Creciendo en el sentir de Cristo y su intención de constituir su
Iglesia”.

 CONFIGURADORA: “Consolidar y profundizar el proceso de inserción pastoral a través del conocimiento cercano de las estructuras
diocesanas de evangelización: catequesis, vocación y familia, haciéndose promotores de la vocación específica y la formación de pequeñas
comunidades cristianas, para asumir el pastoreo de los fieles, aprendiendo los procesos inherentes a la administración parroquial y creciendo
en su configuración con Cristo Cabeza de la Iglesia y servidor de todos”.

12.4.2. GRÁFICA DE LA DIMENSIÓN PASTORAL.

“Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas”
Jn 10, 11
ETAPA SABERES CAPACIDADES MEDIOS
- Empieza a inquietarse ante la realidad del - Experiencia pastoral en el
sufrimiento. Geriátrico, Orfanato o
- Empieza a conocer la realidad urbana y la Psiquiátrico.

27
organización del seminario y la Iglesia diocesana. - Introducción al Proyecto de
LA SABIDURÍA DEL PASTOR - Va conociendo las propuestas evangelizadoras Renovación y Evangelización de
plasmadas en el proyecto de renovación y la Diócesis.
evangelización de la Diócesis.
- Va aprendiendo a solidarizarse con los dramas del - Fraternidad comunitaria.
hombre. - Encuentro y dialogo con los más
PROPEDÉUTICA LAS ACTITUDES DEL PASTOR - Va aprendiendo a escuchar atentamente los clamores vulnerables.
del hombre.
- Va aprendiendo a dialogar con los diferentes
escenarios y personas en los que se desarrolla su
apostolado.
- Va aprendiendo a ofrecer su presencia y - Promoción vocacional.
disponibilidad frente a la realidad del sufrimiento - Pastoral.
LAS DESTREZAS DEL PASTOR humano.
- Va reconociendo las múltiples respuestas de la
sociedad y de la Iglesia al drama del hombre.
- Se interesa por ejercer un liderazgo propositivo en
medio de la comunidad cristiana.

ETAPA SABERES CAPACIDADES MEDIOS


- Se inquieta ante la realidad del sufrimiento. - Pastoral.
- Empieza a conocer mejor la realidad urbana y la - Encuentro y diálogo con
organización del seminario y la Iglesia diocesana; los más vulnerables.
sus fortalezas y debilidades.
LA SABIDURÍA DEL PASTOR - Conoce y sintoniza con las propuestas
evangelizadoras plasmadas en el proyecto de
renovación y evangelización de la Diócesis.
DISCIPULAR - Se solidariza con los dramas del hombre. - Estructuras diocesanas:
- Siente la necesidad de escuchar atentamente los juvenil, salud, misiones.
LAS ACTITUDES DEL PASTOR clamores del hombre.
- Dialoga con los diferentes escenarios y personas en
los que se desarrolla su apostolado.
- Ofrece de su presencia y disponibilidad frente a la - Promoción vocacional.
realidad del sufrimiento humano. - Pastoral.
LAS DESTREZAS DEL PASTOR - Reconoce las múltiples respuestas de la sociedad y
de la Iglesia al drama del hombre.
- Ejerce un liderazgo propositivo en medio de la
comunidad cristiana.

ETAPA SABERES CAPACIDADES MEDIOS


- Se inquietarse ante la realidad del sufrimiento y lo - Encuentro con
asume como una oportunidad redentora para sí situaciones vulnerables.
mismo y para los otros. - Estudio del Proyecto de

28
- Conoce la realidad urbana y la organización del Renovación y
seminario y de la Iglesia diocesana; su proyecto de Evangelización.
evangelización, sus fortalezas y debilidades,
LA SABIDURÍA estructuras, grupos y movimientos.
DEL PASTOR - Conoce, sintoniza y promueve las propuestas
evangelizadoras plasmadas en el proyecto de
renovación y evangelización de la Diócesis.
CONFIGURADORA - Se solidariza de forma efectiva con los dramas del - Estructuras diocesanas:
hombre y ayuda a transformarlos con esperanza. catequesis, vocaciones,
LAS ACTITUDES - Escucha atentamente y con discernimiento los familia, pequeñas
DEL PASTOR clamores del hombre. comunidades.
- Valora y siente la necesidad de dialogar con los
diferentes escenarios y personas en los que se
desarrolla su apostolado.
- Ofrece de su presencia y disponibilidad de forma - Promoción vocacional.
desinteresada y por amor frente a la realidad del - Pastoral.
sufrimiento humano y ejerce la caridad pastoral a - Cenáculo pastoral.
LAS DESTREZAS imagen de Jesús, Buen Pastor. - Introducción a la
DEL PASTOR - Reconoce las múltiples respuestas de la sociedad y práctica del rito
de la Iglesia al drama del hombre y se compromete a sacramental.
ser agente diligente y misionero.
- Ejercer un liderazgo propositivo en medio de la
comunidad cristiana.

13. LÍNEAS Y CRITERIOS GENERALES PARA LA FORMACIÓN EN LA ETAPA PROPEDÉUTICA

Estos lineamientos ayudarán a tener una idea clara y organizada del proceso formativo de los propedeutas en razón del carácter itinerante y
gradual que deben vivir en el primer año de iniciación formativa en el que deben ser acompañados directamente por un padre formador que, haciendo
de maestro, les ayude a alcanzar los objetivos propuestos para esta primera etapa.

13.1. LOS CANDIDATOS O DISCÍPULOS.

1. Los candidatos deben pasar por un proceso intenso de discernimiento y formación durante un año que les ayude a madurar la inquietud
vocacional y purificar las motivaciones en razón de una decisión libre y alegre para iniciar su proceso de formación en el Seminario como
discípulo y testigo de Jesucristo.

2. La etapa propedéutica es un período necesario, gradual e itinerante en tanto que corresponde a la etapa de iniciación, en la que el candidato
debe introducirse en las dimensiones del proceso formativo y profundizar su iniciación cristiana a través del itinerario de catequesis para

29
adultos; una experiencia que propicia una viva, explícita y operante profesión de fe. Se trata, pues, de facilitar a los adolescentes y jóvenes
una formación orgánica y sistemática de la fe en sus aspectos más básicos y esenciales, es decir, en lo nuclear de la experiencia cristiana y en
los valores evangélicos más fundamentales (cfr. DGC 63-68); y los cenáculos vocacionales, que son encuentros formativos y de oración a
través del cual se va insertando al candidato en la comunidad del seminario según las dimensiones de formación y se le va instruyendo
respecto a sus deberes y responsabilidades como seminarista, en cuanto a su lugar en la comunidad discipular, el estilo y vida de Jesús y del
presbítero diocesano.

3. Desde el ingreso hasta terminar el primer trimestre del año, los candidatos deben caminar a la luz de la “experiencia de la escucha”. Para ello
deben tener un contacto directo con la Palabra de Dios a través de la Lectio divina, el estudio y otros medios que propicien la adhesión a las
Sagradas Escrituras. En la pequeña comunidad que el candidato hace con sus hermanos y junto a la comunidad en general, debe procurar una
actitud de atención al ritmo, la forma y dinámica comunitaria, que lo ayude a introducirse gradualmente en el ser y quehacer del Seminario y
que despierte la sana inquietud de configurar mejor sus modos para adherirse más perfectamente a la comunidad de discípulos.

4. La Primera Etapa (trimestre), de la inserción y la escucha, “Vengan y lo verán” (Jn 1, 39): debe asumirse como un período intenso de
maduración de la inquietud vocacional que inicia con el Proyecto Personal de Vida; esto supone brindarle al aspirante el tiempo necesario
para actualizar su compromiso de fe e ir complementando su proceso vocacional como la itinerancia junto al Señor que les ha llamado, al
mejor estilo de los discípulos de Emaús que viven de cerca la experiencia del resucitado, que les acompaña en el camino explicándoles las
Escrituras; haciendo arder sus corazones y disipando definitivamente sus dudas y temores pasados, abriendo sus ojos a la gracia por la
fracción del Pan Eucarístico, culmen y fuente de toda la vida del cristiano que le ayude a prolongar su sí, su compromiso libre, voluntario y
alegre de responder con mayor seriedad y amor a la llamada de Jesucristo y continuar su proceso de discernimiento vocacional.

4.1. El trimestre ha de procurarle al candidato todos los medios y herramientas para asumir con mayor responsabilidad el servicio que le
exige Dios y la Iglesia. Cuidando siempre el orden y las capacidades a la hora de realizar sus compromisos específicos, se debe procurar
que el candidato vaya asumiendo tareas que le ayuden a crecer en la laboriosidad, la responsabilidad y el servicio, en un perfecto proceso
de inserción.

4.2. Al terminar esta primera etapa el candidato debe haber logrado aprender a orar, fundamentalmente, con la Palabra de Dios y los
métodos y formas de oración de la Iglesia y, habiendo conocido mejor la doctrina cristiana, sobre todo, a través del estudio del Catecismo
de la Iglesia Católica y la Historia de la Salvación, introducirse con mayor conciencia en el misterio de la Iglesia y de la salvación. Como
signo pedagógico los candidatos inscribirán su nombre y recibirán la bendición de sus formadores para continuar su proceso formativo
sacerdotal y de experiencia de fe.

30
5. Los candidatos iniciarían una segunda etapa en su período propedéutico sin discontinuidad. Por tanto, la Segunda Etapa formativa, de la
sensibilización, “Y, viéndolo, se compadeció de él. Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó” (Lc 10, 33-34), se funda
sobre todo en la experiencia con el Cristo orante, desde donde se alcanza la sensibilidad y la misericordia del Padre. Por eso, el candidato se
introduce en la experiencia más profunda de oración con la Iglesia, especialmente a través de la celebración de la Liturgia de las Horas.
Durante este tiempo, que consiste en brindarle al candidato la oportunidad de encontrarse con la necesidad de los hermanos en los ambientes
en los que pueda desarrollar una pastoral de misericordia, el candidato, desde el encuentro personal con el Señor se va asemejando a Él, el
buen samaritano, capaz de compadecerse del prójimo. Esto le hará capaz de aceptar a los otros como son, en su realidad más concreta, como
inspiración para el servicio y la donación siempre actual y progresiva. Es, a su vez, el tiempo de la primera configuración con Cristo en los
pobres, en los hambrientos, en los sedientos, en los enfermos; en el Cristo que padece en los hermanos. Es un lapso en el que también el
candidato debe incorporarse a ciertas actividades que le integren mejor a la comunidad en general. Se debe procurar que asuma pequeñas
tareas, sobre todo, litúrgicas, como paso previo a la última y tercera etapa.

5.1. El rezo de las Horas mayores marcan su itinerario formativo y espiritual. Ahora que ha conocido de cerca la teología y espiritualidad
de la Liturgia de las Horas debe procurar esperar, preparar y celebrar con mayor ánimo el rezo de los salmos. Igualmente, debe mostrar
una mayor devoción por Santa María, con el rezo personal y comunitario del Rosario y los actos marianos.

5.2. Intelectualmente debe asumir con mayor responsabilidad la tarea académica. La calidad del estudio y la investigación deben estar
marcadas por el método y la excelencia, que hagan de su desarrollo educativo un verdadero campo de formación. Que su proceso se
manifieste en signos concretos: piedad y devoción, equilibrio humano y afectivo, espontaneidad y alegría, modales, buena educación y
urbanidad. Al final de este segundo momento formativo recibirá solemnemente el libro de la Liturgia de las Horas.

6. La última y Tercera Etapa del primer año formativo, la del seguimiento, “Aquel mismo día se quedaron con Él” (Jn 1, 39) servirá para
ajustar en el candidato los posibles desequilibrios propios de las dinámicas humanas. A manera de evaluación y corrección deben buscarse los
medios necesarios para hacer que el candidato esté lo suficientemente preparado para iniciar su formación discipular y continuar con el
proceso formativo. Es el momento para ayudarlos a asumir las tareas más comunes del proceso formativo. Por eso, esta etapa constituye el
momento de una respuesta más consciente a la llamada al sacerdocio y la manifestación libre y gozosa de continuar en el seguimiento a
Cristo, insertándose al proceso discipular propiamente dicho, que le exige una conciencia eclesial acorde a nuestros días, fijando la mirada en
una Iglesia cada vez más presente en el mundo sin ser del mundo, desprovista de poder social pero a su vez respondiendo a los signos de los
tiempos; una Iglesia que acontezca aquí y ahora, impregnando la sociedad del buen aroma de Cristo. El candidato iniciado se convierte en un

31
discípulo más cercano del Señor y, a su vez, de la comunidad concreta; se identifica con los aspectos más importantes de las dimensiones de
la formación: humana, espiritual, intelectual y pastoral. Así podrá recibir sus ornamentos sagrados y, en adelante, servir con la conciencia del
hombre que se reviste de Cristo, que le sirve a Cristo y a la Iglesia.

ETAPAS ILUMINACIÓN BÍBLICA MEDIOS OBJETIVO


- Itinerario de Iniciación “Introducir al candidato en
Cristiana. el proceso formativo a
“Vengan y lo verán…” - Proyecto Personal de través de la iniciación
Inserción y escucha (Jn 1, 39) Vida. cristiana y sacerdotal como
- Lectio Divina. experiencia vocacional”
- Métodos de oración.
- Clases académicas.
- Cenáculo Vocacional.
- Virtudes cristianas.
- Virtudes cristianas. “Introducir al candidato en
“Y, viéndolo, se compadeció de - Liturgia de las Horas. la experiencia de la
él. Se acercó, le curó las heridas - Pastoral. misericordia a través de la
Sensibilización con vino y aceite, - Cenáculo vocacional. oración y la pastoral para
y se las vendó” hacer del candidato un
(Lc 10, 33-34) cristiano sensible y deseoso
de asemejarse con Cristo
Buen Samaritano”
“Aquel mismo día se quedaron - Evaluación del proceso. “Introducir al candidato en
con Él” - Revisión de la la experiencia del encuentro
(Jn 1, 39) autobiografía y del permanente con Cristo como
Seguimiento Proyecto de Vida proceso necesario para dar
Personal. una respuesta más madura a
- Escrutinios. su seguimiento a través del

32
- Ornamentos Sagrados. contacto asiduo con Jesús
Sacramentado”

13.2. EL PADRE ASESOR O RESPONSABLE DE LA ETAPA PROPEDÉUTICA.

1. El Padre asesor como buen maestro debe procurar acompañar a los aspirante en todas las acciones de la jornada, sobre todo las espirituales,
asegurando que cada uno pueda ir alcanzando el estilo propio del discípulo y se vaya integrando a las actividades que exige la dinámica
formativa. Ello supone, también, que pueda cumplir, junto con los seminaristas, una especie de encuentros periódicos para la formación, el
diálogo, la corrección fraterna, la planificación y, sobre todo, para la oración.

2. El Padre asesor cumple un papel fundamental a la hora de introducir a los aspirantes a la vida litúrgica-espiritual, que debe mostrar con
fidelidad a la enseñanza de la Iglesia y las buenas costumbres del Seminario. Ello exige la correcta formación, la celebración alegre de los
sacramentos, una recta piedad y provechoso uso de los actos que ayudan a la devoción personal y comunitaria.

3. El Padre asesor debe procurar hacia los candidatos un acompañamiento cercano y amistoso de manera que estos puedan ver en su ministerio
la estampa de Jesucristo amigo de los hombres.

4. El Padre asesor es el primer responsable de que el itinerario formativo se cumpla y sea accesible a los candidatos; debe hacer las veces de
animador y conductor del desarrollo del espíritu y la letra de los objetivos planteados por cada dimensión y para cada etapa.

13.3. DESCRIPCIÓN DEL ITINERARIO ESPECÍFICO DE LA ETAPA PROPEDÉUTICA.

I TRIMESTRE
MES ACTIVIDAD DESCRIPCIÓN MEDIOS OBJETIVOS
- Itinerario de Iniciación - Para profundizar su experiencia de -Itinerario de Iniciación cristiana. - Introducir al aspirante en un
fe y adentrarse en el proceso proceso de maduración de la fe
Cristiana. catequético de la iglesia diocesana, cristiana para reforzar su respuesta
el candidato recibirá las catequesis a la llamada de Dios.
de iniciación cristiana.
- El Itinerario marcará la dinámica
formativa del candidato. Pero, para
complementar su formación se debe

33
hacer uso de aquellos medios
pedagógicos, catequéticos y
formativos propios de la formación
sacerdotal.
- Introducción a las - El candidato empieza a tener un - Sagrada Escritura. - Ayudar a que el aspirante conozca,
contacto más directo y asiduo con la - Magisterio de la Iglesia. maneje y medite el texto Sagrado,
Sagradas Escrituras Palabra de Dios. familiarizándose de tal manera con
- Clases.
el, que pueda encontrarse con la
Buena noticia de Jesucristo.
OCTUBRE - Iniciación en la Lectio - Supone formar al candidato en la - Lectio individual y comunitaria. - Introducir al candidato en la
lectura orante de la Palabra de Dios. - Sagrada Escritura. experiencia de la lectura orante para
Divina que pueda escuchar con diligencia
- Magisterio de la Iglesia.
la Palabra de Dios y de la Iglesia.
- Comentarios Bíblicos.

- Iniciación en la - Consiste en introducir al candidato - Estudio y meditación de los - Iniciar al candidato en una
en el conocimiento y devoción a Dogmas. espiritualidad mariana profunda a
espiritualidad Mariana Santa María. - Conocimiento de los actos de través del conocimiento de su
piedad. misión, vida y ejemplo en el
contexto de la Historia de la
- Santo Rosario.
Salvación.

- Formación académica - El candidato empieza a asumir las - Clases ordinarias y extraordinarias. - Introducir al discípulo en el
exigencias académicas. - Conferencias. proceso de formación académica
como un requisito indispensable en
- Cátedra Literaria.
la formación para su óptima
preparación como futuro pastor de
la Iglesia.
- Cenáculo vocacional - El candidato se va insertando, a - Formación humana. - Iniciar al candidato en el estilo de
través de la formación y la oración - Talleres. vida de Jesús y la comunidad del
en la dinámica comunitaria. En el seminario a través de la formación
- Lectio divina.
cenáculo va aprendiendo el estilo y la oración para adherirlo a la
del Señor y del presbítero - Urbanidad y buenas costumbres. dinámica formativa.
diocesano, madura en su fe y - Inducción comunitaria.
relación con los hermanos y se
adhiere a las prácticas y dinámicas
comunitarias según las dimensiones
formativas.

MES ACTIVIDAD DESCRIPCIÓN MEDIOS OBJETIVOS


- Taller de crecimiento - Este instrumento procura - Autobiografía. - Ayudar al candidato en su
personal. ayudar al candidato en su crecimiento como persona
“ser humano”. inserta en una comunidad.

34
- Entrevista con el psicólogo. - Debe procurarse tener tales - Entrevista. - Proporcionar al candidato
entrevistas de manera - Test. las herramientas necesarias
frecuente, según indique el para su maduración y
psicólogo y la necesidad del estabilidad psicológica,
NOVIEMBRE candidato. física y emocional.

- Introducción a la experiencia - Aprovechando el tiempo - Retiro. - Formar al discípulo en la


de las virtudes cristianas. litúrgico, se debe pensar en - Charlas. virtud de la esperanza para
los medios formativos y - Encuentros. que, como buen discípulo,
espirituales que ayuden al vaya configurando su vida
candidato a iniciarse en el con la de Jesús paciente y
conocimiento de las virtudes crezca en la fe
empezando por la
Esperanza (Adviento).

MES ACTIVIDAD DESCRIPCIÓN MEDIOS OBJETIVOS


- Iniciación a la Liturgia de - Consiste en estudiar las - Ordinario general de la - Introducir al candidato en la
las Horas prenotandas y las fuentes Liturgia de las Horas. experiencia de la oración
magisteriales. - Concilio vaticano II. oficial de la Iglesia.

- Iniciación en el carisma - Amerita dar a conocer a los - Charlas. - Formar al discípulo en la


Diocesano candidatos el carisma - Conferencias. caridad pastoral para que
diocesano para ayudarlos a - Talleres. vayan formando su carácter
irse adhiriendo a la caridad en referencia a Cristo buen
pastoral. pastor.
- Retiro y escrutinios - Antes de la celebración del - Ejercicios espirituales. - Preparar a los aspirantes en
cambio de etapa, se debe - Entrevistas con los su mente y corazón, a través
introducir a los aspirantes en formadores. de un encuentro personal
un proceso intenso de - Celebración del cambio de con Jesucristo en la oración,
meditación, silencio y Etapa. la escucha de la Palabra y la
oración y en un camino de liturgia, para continuar su
DICIEMBRE-ENERO evaluación personal y proceso de discernimiento
comunitaria. vocacional.
- Pastoral. - Es importante la práctica - Misiones de Navidad. - Introducir al candidato en la
pastoral de los seminaristas. experiencia misionera del
Su iniciación marcará su tiempo de navidad para que
vida apostólica. La primera a través de la liturgia y las
experiencia debe disponer al acciones apostólicas

35
aspirante a entrar en la visualice y acoja la
dinámica litúrgica y experiencia del encuentro de
misionera en su parroquia de Cristo encarnado en la
origen. comunidad y sus
necesidades.

II TRIMESTRE
MES ACTIVIDAD DESCRIPCIÓN MEDIOS OBJETIVOS
- Introducción a la - Aprovechando el tiempo - Retiro. - Formar al discípulo en la
experiencia de las litúrgico, se debe pensar en - Charlas. virtud de la fe para que,
los medios formativos y - Encuentros. como buen discípulo, vaya
virtudes cristianas. espirituales que ayuden al configurando su vida a
candidato a iniciarse en el través de la maduración de
conocimiento de las virtudes su adhesión al Señor.
continuando con la Fe
(Cuaresma)
- Introducción a la - Se le debe ofrecer al - Charlas. - Preparar el corazón del
experiencia candidato todo el provecho - Sacramento de la penitencia. discípulo a través de la
del tiempo cuaresmal a - Acto penitencial. austeridad y penitencia del
penitencial. través de la formación y la - Ayuno, oración y limosna. tiempo cuaresmal para que
FEBRERO práctica penitencial. - Obras de misericordia oriente sus sentimientos a
MARZO Cristo.
ABRIL - Aprovechando el tiempo - Retiro. - Formar al discípulo en la
- Introducción a la
experiencia de las litúrgico, se debe pensar en - Charlas. virtud de la caridad para
los medios formativos y - Encuentros. que, como buen discípulo,
virtudes cristianas. espirituales que ayuden al vaya configurando su vida a
candidato a iniciarse en el Cristo a través de la
conocimiento de las virtudes donación y el
continuando con la Caridad desprendimiento de sí
(Cuaresma-Pascua) mismo.
- Introducción a la vida - Los seminaristas - Atención y escucha. - Sensibilizar al
Pastoral acompañarán a la - Diálogo y candidato para
tercera edad en acompañamiento. ayudarlo a hacer una
situación de - Celebración de la opción más decidida
vulnerabilidad. Palabra y actos de por Cristo en los
piedad. necesitados.

36
- Introducción a la Liturgia - Se introducirá a los - Liturgia de las Horas. - Introducir al candidato en la
de las Horas candidatos en el - Manuales de Liturgia. experiencia de la oración
conocimiento de la teología - Talleres. oficial de la Iglesia a través
y espiritualidad de la - Celebraciones. de la Liturgia de las Horas
Liturgia de las Horas como instrumento de
alabanza y de encuentro
personal con Jesucristo junto
a la comunidad.

III TRIMESTRE
MES ACTIVIDAD DESCRIPCIÓN MEDIOS OBJETIVOS
- Introducción en la vida - Aprovechando el mes - Santo Rosario. - Introducir al candidato en la
de Santa María dedicado a la Santísima - Charlas espirituales. experiencia, vida y devoción
Virgen María, se le debe - Cátedra literaria. de la Santísima Virgen
ofrecer al candidato los - Actos de piedad. María para que puedan ver
medios formativos y - Festival mariano. en ella una fiel acompañante
espirituales que le ayuden a y madre de su proceso
introducirse en el formativo.
conocimiento, en la piedad y
MAYO devoción a la Madre de
JUNIO Dios.
- Iniciación al Servicio del - Supone introducir al - Taller. - Iniciar al candidato en la
JULIO Altar y la Liturgia candidato en la formación - Prácticas. experiencia del servicio
Sacramental. básica sobre el servicio en la - Orientaciones. litúrgico en la comunidad.
celebración de los - Misal Romano.
sacramentos. - Ornamentos Sagrados.

37
14. ITINERARIO ESPECÍFICO DE LA ETAPA DISCIPULAR.

ITINERARIO ESPECÍFICO DE LA ETAPA DISCIPULAR


AÑO 1 ERO PRIMERO 2DO SEGUNDO 3ERO TERCERO
 El encuentro  El Discipulado
ASPECTO DEL con Jesucristo  La Misión
PROCESO  La Comunión
 La Conversión
“Hemos encontrado al “Señor, ¿a quién iremos? Tú
Mesías” tienes palabras de vida eterna”
ILUMINACIÓN Jn 1, 35-42 Jn 6, 68 “Y ustedes darán
BÍBLICA “Conviértanse y crean en la “Permanezcan en mi amor” testimonio de mí”
Buena Nueva” Jn 15, 9-11 Jn 15, 27
Mt 1, 15

“Renovar el encuentro “Fortalecer la llamada de “Celebrar la vocación como un


personal con Jesucristo a Jesucristo como un camino de encuentro discipular y
través de un marcado y discipulado a través de la permanente con Jesucristo que
OBJETIVO constante proceso de comunión con Dios y con el haga del discípulo un cristiano
ESPECÍFICO conversión que disponga al prójimo que hagan del candidato misionero capaz de comunicar
candidato a vivir en libertad, un cristiano que viva y con su vida el amor y la
amor y alegría su camino permanezca en el amor y en la misericordia de Dios”
discipular” alegría del evangelio”

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15. ITINERARIO ESPECÍFICO DE LA ETAPA CONFIGURADORA

ITINERARIO ESPECÍFICO DE LA ETAPA CONFIGURADORA


AÑO 1ERO PRIMERO 2DO SEGUNDO 3ERO TERCERO 4TO CUARTO

ASPECTO DEL Dimensión Humana Dimensión Espiritual Dimensión Intelectual Dimensión Pastoral
PROCESO (Configuración) (Carisma Diocesano) (Síntesis académica) (Ministerialidad)

“Todo Sumo Sacerdote es “El que permanece en mí y “Estén siempre


tomado de entre los hombres yo en él, ése da mucho preparados para dar “El Buen pastor da su
ILUMINACIÓN y está puesto en favor fruto; porque separados de
BÍBLICA razones de su esperanza” vida por las ovejas”
de los hombres en lo mí no podéis hacer nada”
(1Pe 3, 15) (Jn 10, 11)
que se refiere a Dios” (Jn 15, 1. 4-5).
(Heb 5, 1)

“Continuar y profundizar el “Mantener una sólida “Asentar los cimientos “Vivir el seguimiento de
proceso formativo del relación de amistad con el espirituales e intelectuales Jesucristo con profunda
candidato especialmente a Señor a través del que procuren al candidato convicción, alegría,
través de la escucha de la conocimiento y la asumir con libertad y libertad y amor, dispuesto
Palabra de Dios y del celebración consciente de amor su futuro ministerio a dar la vida por el Señor
OBJETIVO
estudio de la Teología por los Sacramentos; de la a través del estudio, la y por los hermanos a
ESPECÍFICO la que se mira a sí mismo lectura orante de la reflexión y el través del servicio y la
como misterio, a partir de Palabra de Dios y de la discernimiento que le caridad y ser, en la Iglesia
la persona de Jesucristo, contemplación, para hagan discípulo cercano a particular, colaborador del
hombre perfecto, para aprender a dar la vida y la realidad del mundo y anuncio del Reino de
madurar y conservar permanecer en comunión de sus hermanos” Dios”
sólidamente sus virtudes, íntima con Jesucristo y
actitudes y sentimientos y con la Iglesia”
configurarlos al Señor”

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