Dcivil Ii Tema #3 Responsabilidad de Crianza

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DERECHO CIVIL II

PERSONAS

TEMA Nº 3
LA RESPONSABILIDAD DE CRIANZA

MARY SOL GRATERÓN GARRIDO


UNIVERSIDAD SANTA MARÍA
TEMA Nº 3

LA RESPONSABILIDAD DE CRIANZA
Concepto y contenido. Titularidad. La Custodia. Ejercicio. Revisión,
modificación, privación y restitución de la Responsabilidad de Crianza
y de la custodia. Restitución de la custodia por retención indebida. La
Familia Sustituta. Noción, principios y modalidades. La Colocación
Familiar.

Concepto y contenido.
La responsabilidad de crianza, se regula en la LOPNNA a partir del artículo 358, es el
principal atributo de la patria potestad e implica fundamentalmente el derecho y obligación
compartido e irrenunciable que tienen los padres de cuidar, proteger, vigilar y amparar a
sus hijos menores no emancipados en todos los aspectos de su vida, lo cual harán a
través de la convivencia con ellos, permitiéndosele a los padres corregir a sus hijos de
acuerdo a su desarrollo físico y mental, es decir, aplicando correctivos adecuados que no
vulneren su dignidad, derechos, garantías o desarrollo integral.
En virtud de este derecho – deber, los padres tienen la obligación de convivir con sus
hijos, asistirlos materialmente, es decir, proveerlos de alimentación balanceada y nutritiva,
vestido apropiado, vivienda, todo de acuerdo a sus medios económicos, asimismo
determinarán el lugar donde el menor deba recibir su educación y la clase de educación,
orientarlos en cuanto a la libertad de su pensamiento, conciencia y religión, esto es,
asistencia moral y afectiva.
La responsabilidad de crianza comprende también la facultad de imponerle correctivos
a los hijos, sin embargo esta facultad se encuentra subordinada a que las correcciones
que impongan los padres sean adecuadas al desarrollo físico y mental del menor, toda
vez que si el padre o la madre abusan del poder de corrección pueden ser sancionados
civil o penalmente; asimismo, los medios de corrección que empleen los padres no
pueden vulnerar la dignidad, derechos, garantías o desarrollo integral de los hijos, razón
por la cual, se prohíbe expresamente emplear cualquier tipo de correctivos físicos, o que
impliquen violencia psicológica o trato humillante (Léase los artículos 32, 32.A, 359
LOPNNA).

Titularidad y ejercicio.
Los padres en ejercicio de la patria potestad son los titulares del derecho – deber, de
este atributo fundamental que constituye la responsabilidad de crianza, y por tanto, la
ejercen conjuntamente (art. 359 LOPNNA), de manera que se establece la igualdad
absoluta del padre y la madre en relación con esta facultad y como consecuencia del
principio de la coparentalidad, que representa el derecho que tienen todos los niños y
adolescentes, independientemente que sus padres vivan o no bajo un mismo techo, y
mediante el cual se pretende consolidar los vínculos paterno – filiales, teniendo los
progenitores roles igualitarios al momento de tomar decisiones en torno a la crianza de
sus hijos, se observa entonces que es nota característica del principio de la
coparentalidad el que ambos padres, a pesar de vivir separados ejercen los mismos
atributos y facultades sobre los hijos, robusteciendo de este modo la patria potestad.
Este ejercicio conjunto se mantiene en principio inalterable, aun cuando entre los
padres no exista cohabitación, sea como consecuencia del divorcio, separación de
cuerpos, nulidad de matrimonio o que vivan en residencias separadas. Sin embargo, en
estos casos, encontramos que del contenido general de la responsabilidad de crianza, se
separa necesariamente uno de ellos: la custodia, pues este atributo requiere el contacto
directo con los hijos e hijas, es decir, exige convivir con ellos bajo un mismo techo, pues
ante la separación de los padres es evidente que los hijos o hijas, deben permanecer con
uno de los progenitores y serán custodiados directamente por este, en tanto que al
progenitor no custodio le corresponderá el derecho a la convivencia familiar, es pues de
esta manera que se materializa el derecho que tiene todo niño, niña y adolescente de
mantener contacto directo con sus progenitores.

La custodia.
Es la posición que ocupa el progenitor respecto del hijo con quien cohabita, debido a la
ausencia de convivencia de los padres, dicho en otros términos, la custodia básicamente
consiste en el cuidado y atención diaria y directa de los hijos menores no emancipados,
representa el ejercicio concreto de la facultad atribuida al progenitor que cotidianamente
ha de velar por los hijos y cuidarlos, si bien el otro progenitor ejerce conjuntamente los
demás contenidos de la responsabilidad de crianza, teniendo el correlativo derecho al
régimen de convivencia familiar o de relacionarse con sus hijos.

Ejercicio conjunto:
Cuando el padre y la madre en ejercicio de la patria potestad viven bajo un mismo
techo, desempeñan conjuntamente todos los contenidos de la responsabilidad de crianza,
entre ellos obviamente, la custodia.
Puede ser que los progenitores tengan residencias separadas, y sin embargo ejerzan
la custodia conjuntamente, esta situación excepcional se denomina custodia
compartida, prevista en el artículo 359 LOPNNA. A través de la custodia compartida los
hijos viven de manera alternativa y temporal con uno y otro progenitor, es decir, existe un
reparto de tiempo de convivencia con los padres, pero para que esta modalidad de
custodia se logre sin lugar a dudas debe existir el acuerdo de los progenitores e implica
que entre ellos existe, a pesar de la separación, una buena relación.

Ejercicio individual:
En cuanto al ejercicio individual de la custodia como atributo de la responsabilidad de
crianza, en atención al artículo 360 de la Ley, se privilegian los acuerdos a los cuales
lleguen los padres, independientemente de cual sea la edad de los hijos, pero siempre
oyendo su opinión.
Ahora bien, cuando no se logre el acuerdo entre los padres, se establece como regla
general que corresponde preferiblemente a la madre la custodia de los hijos de siete o
menos años.

Hijos mayores de siete años:


Regla general: En los casos de demanda o sentencia de divorcio, separación de
cuerpos o nulidad de matrimonio o si el padre y la madre tienen residencias separadas,
éstos decidirán, de mutuo acuerdo cuál de ellos ejercerá la custodia de los hijos menores
no emancipados.
Caso de desacuerdo de los padres: De no existir acuerdo entre el padre y la madre
respecto a cuál de los dos ejercerá la custodia de los hijos, el juez competente
determinará a cuál de ellos corresponde

Hijos menores de siete años:


Regla general: Los hijos que tengan siete años o menos, permanecerán
preferiblemente con la madre, a menos que ella no pueda ejercerla, por ejemplo, cuando
no sea titular de la patria potestad. Cabe señalar que en el caso de demanda de divorcio o
de separación de cuerpos, si la madre está incursa en las causal 4 o 6 del artículo 185 del
Código Civil, no puede ella conservar la custodia de los hijos menores de siete años,
debido que estas causales traen como consecuencia la extinción de la patria potestad, de
ser declarada con lugar.
Atribución de la custodia al padre: En el caso de los hijos de siete años o menos
cuya custodia no pueda ser ejercida por la madre, porque su interés superior así lo
requiere, el juez atribuirá la custodia al padre.
En los casos anteriores, en los que no se logre el acuerdo de los padres en cuanto a la
atribución de la custodia, el juez o jueza debe seleccionar al progenitor más idóneo o apto
para el desarrollo de las facultades intelectuales, afectivas y volitivas de los hijos, la
atención que puedan dispensarle al menor en todos los aspectos, tanto en lo material
como en lo afectivo. Se requiere, conforme al artículo en estudio, la opinión del menor. En
este sentido, el juez al tomar la decisión respecto de cual de los dos progenitores ejercerá
la custodia debe tomar en consideración:
El interés de los hijos,
La idoneidad de los padres y,
La voluntad del hijo manifestada en la opinión que se le requiere.

Revisión y modificación, privación y restitución de la responsabilidad


de crianza y de la custodia.
El artículo 361 de la Ley establece la revisión y modificación de la responsabilidad de
crianza. En materia de responsabilidad de crianza y de la responsabilidad de custodia, el
desacuerdo entre los padres puede hacer que surjan conflictos que originen su
modificación, privación y restitución. Dicho en otras palabras, en los casos que los
progenitores tengan residencias separadas, la custodia de los hijos como parte integrante
del contenido de la responsabilidad de crianza puede dar lugar a diversos conflictos como:
a) la privación de custodia, cuya finalidad es obtener un cambio en la titularidad de la
tenencia de los hijos menores no emancipados,
b) la modificación de la custodia, en la que se debate judicialmente alguno de sus
atributos (v.g. vigilancia, disciplina, etc.), sin intentar su privación,
c) la restitución de la responsabilidad de crianza y la restitución de la custodia cuando
el progenitor ha sido privado de ella y se han modificado los supuestos que dieron lugar a
la misma,
d) la restitución por retención indebida del niño, niña o adolescente, en la que se
pretende que el progenitor custodio logre que se le entregue de manera inmediata su hijo
cuando el otro cónyuge, o un tercero, lo haya retenido indebidamente.

Modificación de la responsabilidad de crianza y de la custodia:


El objetivo fundamental de esta acción es que quien ejerza la responsabilidad de
crianza y de la custodia consienta o convenga en corregir las fallas en que ha incurrido en
su ejercicio, o a ello sea condenada por el Juez, previa la comprobación de los hechos
que demuestren un ejercicio inadecuado de la responsabilidad de crianza.
Los motivos que dan origen a la modificación de la responsabilidad de crianza y de la
custodia no deben ser graves, porque de serlo, procede la privación, por lo tanto deben
fundamentarse en que quien la tiene no cumple debidamente con alguna de las
obligaciones que impone la responsabilidad de crianza. La solicitud de modificación
puede ser presentada por el otro progenitor, el Ministerio Público y puede ser solicitada
por quien esté sometida a la misma, es decir por el hijo, si este tiene doce o más años.

Privación de la responsabilidad de crianza y de la custodia:


Cuando han sido infructuosos los esfuerzos realizados para la modificación de la
responsabilidad de crianza, o cuando los motivos son graves aunque no tanto como para
privar al progenitor de la patria potestad, y tomando en consideración que en materia de
patria potestad lo que prevalece es el interés superior del menor, debe intentarse la
privación de esta facultad.
Los supuestos de hecho necesarios para que proceda la privación de la
responsabilidad de crianza y de la custodia deben ser graves, aunque debe señalarse que
ni la Ley Tutelar del Menor ni el Código Civil, establecían causales para la procedencia la
privación de la guarda, como tampoco lo hizo la Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente de 1998 y no se indican en la reforma de 2007 las causales de
privación de responsabilidad de crianza, por lo tanto debemos considerar que en aquellos
casos en que las causales no sean tan graves como para privar al progenitor de la patria
potestad, ni tan leves como para que proceda la modificación de la responsabilidad de
crianza, debe proceder la privación de ésta, como es el caso del incumplimiento de los
deberes u obligaciones que trae consigo esta facultad, toda vez que iría en perjuicio del
interés superior del menor, sin embargo el artículo 362 de la Ley, refleja uno de los
hechos que pueden dar lugar a la privación, que es cuando ocurre el incumplimiento de la
obligación de manutención.
Además del caso anterior, también señala la Ley en su artículo 389-A otro hecho que
originará una privación de la custodia, y es el caso que el progenitor custodio impida u
obstaculice el ejercicio del régimen de convivencia familiar al otro progenitor.

Restitución de la responsabilidad de crianza y de la custodia:


Las sentencias dictadas en materia de responsabilidad de crianza (modificación y
privación) están sujetas a revisión posterior, esto es debido a que las resoluciones que se
dictan en esta materia tienen carácter provisional, porque si cambia la situación de hecho
que la originó puede también modificarse lo que ha sido decidido, de tal manera que quien
fue privado de su ejercicio, puede solicitar su restitución.
El progenitor que solicita la restitución debe comprobar plenamente en juicio que se
modificaron los supuestos que sirvieron de base a la privación de su derecho, sin
embargo en nuestro criterio tratándose de la responsabilidad de custodia, también debe
comprobarse que quien la tiene en la actualidad no está cumpliendo cabalmente con sus
obligaciones, porque de hacerlo como es debido, separar al menor por efecto de una
decisión judicial traería como consecuencia para éste último un desequilibrio emocional y
se iría en contra del fin máximo que se persigue, cual es el desarrollo integral, tanto físico
como emocional del menor.
De conformidad con el artículo 361 de la Ley, al modificarse los supuestos conforme a
los cuales se dictó una decisión sobre responsabilidad de crianza, el Juez podrá revisarla
a instancia de parte, a solicitud de quien está sometido a la misma, si tiene doce años o
más, o del padre o de la madre, o del Ministerio Público. El Juez debe tener siempre en
cuenta el interés o beneficio del menor, repetimos, aun cuando se hayan modificado los
supuestos que dieron origen a la privación de la custodia, y se solicite su restitución, el
Juez debe tomar en consideración para restituirla, si quien la ejerce como es debido,
cumpliendo sus deberes o por el contrario no los está cumpliendo, en este último caso
debe restituirla al solicitante, pues en caso contrario se atentaría contra la estabilidad
emocional del menor, contra el interés superior del niño.

Restitución de la custodia por retención indebida.


Encontramos en la Ley el caso de restitución de custodia, pero que tiene su origen en
la retención del niño por parte del progenitor que no la tiene, reteniéndolo indebidamente.
Ante este supuesto, el progenitor que retiene al niño indebidamente, debe ser conminado
judicialmente a que lo restituya al progenitor que sí tiene la custodia y responderá
además, de los daños y perjuicios que su conducta ocasione al hijo, así lo ordena el
artículo 390 de la Ley.

LA FAMILIA SUSTITUTA:
Cuando los niños y adolescentes son privados temporal o permanentemente de su
medio familiar, ya sea porque hay ausencia total de padres, o porque estos se encuentran
afectados en la titularidad o ejercicio de la patria potestad o de la responsabilidad de
crianza sobre sus hijos, necesariamente debe proveérsele de otro que lo sustituya para
protegerlos y representarlos, es entonces cuando surge un recurso alternativo de solución
que es la Familia Sustituta cuya definición se encuentra en el artículo 394 de la Ley.
El objetivo de la familia sustituta es acoger al niño o el adolescente para que se integre
a ella y forme parte de la misma, con la finalidad de suministrarle, temporal o
indefinidamente, la protección, el afecto y la educación de que carece. Asimismo, a través
de la familia sustituta se evita que el menor sea internado en instituciones que brindan
protección masiva y por tanto carecen de una atención individualizada que es tan
necesaria.

Modalidades.
El artículo 394 señala expresamente cuales son estas modalidades:
De carácter temporal: Colocación familiar o en entidad de atención
De carácter definitivo o permanente: La tutela y la adopción.
Corresponde al Tribunal de Protección decidir, con el auxilio del equipo
multidisciplinario, la modalidad de familia sustituta de la cual debe ser provisto el menor
no emancipado, que no pueda ser integrado o reintegrado a su familia de origen. En los
casos de afectación de la patria potestad o del ejercicio de la responsabilidad de crianza
de ambos progenitores o, de uno solo de ellos, cuando sólo existe un representante, la
colocación familiar o en entidad de atención deberá preverse en la decisión que declare
con lugar la privación o extinción de la patria potestad o la afectación del ejercicio de la
responsabilidad de crianza.
Señala el artículo 394-A, in fine, mientras no se compruebe que la naturaleza de la
separación del niño, niña o adolescente de sus progenitores es permanente, la modalidad
de familia sustituta a aplicarse debe ser temporal, y su duración se extenderá hasta que
se determine que resulta inviable o imposible la localización de los progenitores o el
establecimiento o restablecimiento de los vínculos entre ellos y el respectivo niño, niña o
adolescente.
En relación con las modalidades de familia sustituta permanente, y en atención a lo
previsto en el artículo 397-B encontramos que en el caso en que hubiesen fallecido
ambos progenitores o uno solo de ellos y existía un solo represente, o se desconozca su
paradero, y existe tutor nombrado por los mismos, el tutor o cualquier pariente del
respectivo niño, niña o adolescente, deberá informar directamente al juez del Tribunal de
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, a fin de que proceda a constituir la
correspondiente tutela, pues la misma se abrió de pleno derecho, esta es la denominada
tutela paterna o testamentaria.
En relación con la adopción, es una institución de protección que tiene por objeto
proveer al niño, niña o adolescente, apto para ser adoptado, de una familia sustituta
permanente y adecuada (art. 406), pudiendo ser nacional o internacional, conjunta o
individual, pero cualquiera sea la clase de adopción, siempre será plena. La adopción
confiere al adoptado o adoptada la condición de hijo o hija, y al adoptante la condición de
padre o madre (art. 425), además crea parentesco entre el adoptado y los integrantes de
la familia del adoptante.
Principios que rigen a la familia sustituta
La familia sustituta está regida por una serie de principios que el juez debe tomar en
consideración al tiempo de decidir cual es la modalidad más apropiada para el caso
concreto. Estos principios se encuentran en el artículo 395 de la Ley:
El niño, niña o adolescente debe ser oído y su consentimiento es necesario si tiene
doce años o más y no adolece de discapacidad mental que le impida discernir. la opinión
del menor es importante, pues permite al juez seleccionar a la persona que se
desempeñará como familia sustituta, con lo cual se garantiza una relación armoniosa.
Esta opinión no será necesaria cuando el menor no pueda discernir, bien por su muy corta
edad, o bien por adolecer de discapacidad mental
La conveniencia de que existan vínculos de parentesco, ya sea por consanguinidad o
por afinidad, entre el niño o adolescente y quienes pueden conformar la familia sustituta,
esto con el propósito de mantener al menor dentro de su entorno familiar.
La responsabilidad de quien resulte escogido para desempeñarse como familia
sustituta es personal e intransferible. El escogido asume responsabilidades en relación
con el niño, niña y adolescente que no pueden ser delegadas ni transferidas a otras
personas, pues es solo a quien se desempeña como familia sustituta a quien puede
exigírsele el cumplimiento de los deberes que ha asumido.
La opinión del equipo multidisciplinario, Es un servicio auxiliar independiente e
imparcial, para brindar al ejercicio de la función jurisdiccional de protección la
consideración integral de factores biológicos, psicológicos, sociales y legales necesarios
para cada caso, de forma colegiada e interdisciplinaria (art. 179) tienen el deber de
presentar un informe integral luego de realizar la investigación social y las evaluaciones
psicológicas y psiquiátricas que correspondan.
La carencia de recursos económicos no puede constituir causal para descalificar a
quien pueda desempeñarse eficazmente como familia sustituta, lo cual resulta lógico
porque si bien es cierto que el aspecto económico es importante a los efectos de ofrecer
al menor un nivel de vida adecuado, no es menos cierto que para el desarrollo integral del
mismo, es fundamental el afecto que le pueda proporcionar quien ejerza en familia
sustituta.
La familia sustituta sólo podrá residir en el extranjero cuando la modalidad más
conveniente para el niño, niña o adolescente sea la adopción, o cuando esté conformada
por parientes del niño, niña o adolescente. De esta forma se ejerce un mejor control de la
forma como se viene desempeñando quien ejerce en familia sustituta; sin embargo, la
rigurosidad de este principio se flexibiliza cuando existen vínculos de parentesco con el
menor, o cuando la modalidad es adopción, pues esta crea parentesco entre el adoptado
y el adoptante.

LA COLOCACIÓN.
El fundamento de la colocación se encuentra en el derecho que tiene todo niño, niña y
adolescente de ser criado y educado en una familia sustituta, cuando por virtud de su
interés superior sea necesario o se vea separado de su familia de origen. El objetivo de la
colocación queda establecido en el artículo 396 de la Ley.
La persona que tenga conocimiento de la existencia de un menor no emancipado que
carezca de sus progenitores, o que se encuentre separado de ellos, sea porque
desconoce su identidad o su paradero, tiene el deber de participarlo al Consejo de
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, esto constituye una de las formas como la
sociedad participa en la vigencia plena y efectiva de los derechos y garantías de los
menores de edad. El Consejo de Protección buscará a dicho menor y, simultáneamente,
hará lo necesario para localizar a sus progenitores y a la familia de origen, en forma
directa o a través de un programa de localización.

Supuestos de procedencia (art. 397):


Transcurrido el lapso previsto en el artículo 127 de la ley, no se haya resuelto el
asunto en vía administrativa: El artículo 127 se refiere a la medida de abrigo, que es
carácter provisional y excepcional dictada en sede administrativa por el Consejo de
Protección, se ejecuta en familia sustituta o en entidad de atención, como forma de
cambio a otra medida administrativa de protección o a una decisión judicial de colocación
familiar o en entidad de atención o de adopción, cuando no sea posible el reintegro del
menor a su familia de origen. Entonces, si en el plazo máximo de 30 días no se hubiere
podido resolver el caso por la vía administrativa, el Consejo de Protección debe dar a viso
al juez competente, a objeto de que dictamine lo conducente.
Sea imposible abrir o continuar la tutela: En relación con la apertura de la tutela, no
es el término apropiado por cuanto la tutela se abre cuando se dan dos hechos que son:
la existencia de un menor no emancipado carente de representante legal, en todo caso
debemos entender que se trata de constituir la tutela; siendo esto último imposible, o
cuando por cualquier causa no pueda continuarse el ejercicio de la tutela, procede la
colocación.
Se haya privado a su padre y madre de la Patria Potestad o esta se haya
extinguido: El artículo 394-A establece que en los casos de afectación de la patria
potestad o del ejercicio de la responsabilidad de crianza de ambos progenitores o, de uno
solo de ellos, cuando sólo existe un representante, la colocación familiar o en entidad de
atención deberá preverse en la sentencia que declare con lugar la privación o extinción de
la patria potestad o la afectación del ejercicio de la responsabilidad de crianza.
Además de los casos anteriores y aunque no se señale expresamente en el artículo
397, el contenido del artículo 394 establece otra causa por la cual procede la
colocación y es cuando los padres se encuentran afectados en el ejercicio de la
responsabilidad de crianza, más no privados del resto de las facultades de la patria
potestad, es decir, que conservan el poder de representación y administración de los
bienes del menor no emancipado.
La colocación, como medida de protección, puede ejecutarse de dos formas distintas:
en familia sustituta temporal por vía de la colocación familiar, o en una entidad de
atención.
La colocación familiar:
Puede ser otorgada a una sola persona, o a una pareja de cónyuges o concubinos,
siempre que posean las condiciones de brindar la protección física del menor, su
desarrollo moral, educativo y cultural (art. 399). Estas personas deben estar inscritas en
un programa de colocación familiar en el que se les capacita y supervisa; pero, por vía de
excepción, puede otorgarse la colocación aun cuando no se hayan inscrito con la
condición de proceder a inscribirse inmediatamente, por ejemplo, cuando un niño, niña o
adolescente ha sido entregado para su crianza por su padre o madre, o por ambos, a un
tercero apto para ejercer la responsabilidad de crianza, el juez, previo el informe
respectivo, lo considerará como la primera opción para otorgar la colocación familiar
(arts. 400, 4001).
Una vez capacitada la persona, se le incorporará en el registro de elegibles en materia
de colocación familiar, este registro se debe actualizar cada tres meses. Copia de este
registro se remitirá al Tribunal, a los Consejos Municipales de Derechos y a los Consejos
de Protección (art. 401-A).

Entidad de atención:
Se trata de instituciones de interés público que ejecutan proyectos, medidas y
sanciones, puede constituirse a través de cualquier forma de organización o asociación
pública, privada o mixta, que permita la ley, si son creadas por organismos del sector
público, son públicas. Si se trata de entidades de atención del Sistema Rector Nacional
para la Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes sólo ejecutan las medidas de
abrigo y colocación, las cuales son dictadas por autoridad administrativa o judicial, según
el caso (art. 181). Cuando la entidad de atención no tenga el carácter público, sólo
pueden funcionar después de haber obtenido su registro ante el Consejo Municipal de
Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, donde la entidad de atención tiene su
domicilio principal, y sus proyectos y programas de protección solo pueden ejecutarse
previa inscripción ante el mismo Consejo Municipal de Derechos (art. 186).
El registro de la entidad de atención tiene una vigencia de cinco años renovables,
pudiendo ser revocado en cualquier momento por el ente que lo otorgó, cuando a su
juicio, se haya producido alguna variación que amenace o viole el ejercicio de los
derechos y garantías contemplados en la ley (art. 195).
En relación con las prelaciones, cuando exista la necesidad que un niño, niña o
adolescente sea colocado, debe agotarse la posibilidad de que la colocación sea ejercida
en familia sustituta (colocación familiar), y solo en los casos en que no sea posible, se
hará en la entidad de atención más apropiada a las características y condiciones del
respectivo niño, niña o adolescente, y el representante de esta entidad ejercerá la
responsabilidad de crianza y la representación (art. 398).

Interrupción y revocatoria de la colocación.


El artículo 404 de la Ley establece la interrupción de la colocación, la cual procede
cuando quien la ejerce no puede o no quiere continuar con el ejercicio de la misma. En
relación con la revocatoria de la colocación, el juez o jueza puede revocarla en cualquier
momento, siempre que el interés superior del niño, niña o adolescente así lo requiera,
previa solicitud del colocado si es adolescente, del padre o la madre afectados en la
Patria Potestad o en el ejercicio de la responsabilidad de crianza, de los parientes del
colocado, o del Ministerio Público, y de cualquier persona que tenga conocimiento directo
de los hechos o circunstancias que lo justifiquen (art. 405).
La interrupción se distingue de la revocatoria en que la primera se origina de la
voluntad de quien ejerce la colocación familiar que no quiere o no puede continuarla;
mientras que la segunda, se origina por una decisión judicial fundada en el interés
superior del colocado, previa solicitud las personas que señala la ley, porque han ocurrido
ciertos hechos que justifican la revocatoria.

Modificación y revisión de la colocación


Tomando en consideración que las medidas de protección tienen un carácter temporal
y requieren una constante vigilancia por la autoridad que las dictó pueden ser sustituidas,
modificadas o revocadas, en cualquier momento, siempre que las circunstancias que las
causaron varíen o cesen. Estas medidas deben ser revisadas, por lo menos cada 6
meses a partir del momento en que son dictadas, para evaluar si las circunstancias que
las originaron se mantienen, han variado o cesado, con el fin de ratificarlas, sustituirlas,
complementarlas o revocarlas, según sea el caso (Art. 131). Ahora bien, cuando la
medida impuesta se ejecute en entidad de atención, como quiera que sus responsables
deben evaluar, periódica e individualmente, a cada menor atendido, con intervalo de 3
meses, y presentar un informe de esa evaluación, el órgano competente debe tomar en
consideración dicho informe a los fines de la revisión y modificación de la colocación en
entidad de atención (art. 132).

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