Trabajo Social Con Familias
Trabajo Social Con Familias
Trabajo Social Con Familias
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• UNIVERSIDAD
DE LA REPÚBLICA
URUGUAY
•
Trabajo Social
Facultad de Ciencia� Sociales
UNIVERSIDAD DE LA REPUBLICA T au
TRABAJO SOCIAL CON FAMILIAS:
DILEMAS TEÓRICO-METODOLÓGICOS,
ÉTICOS Y TECNO-OPERATIVOS
TRABAJO SOCIAL CON FAMILIAS:
DILEMAS TEÓRICO-METODOLÓGICOS,
ÉTICOS Y TECNO-OPERATIVOS
Comité de Referato:
Dra. Regina Mioto Tamaso – Universidad Federal de Santa Catarina
Dra. Alicia González Saibene – Universidad Nacional de Rosario
Dra. Carmen Verde Diego – Universidad de Vigo
Avalan:
Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay-INAU
Instituto Interamericano del Niño – IIN
Setiembre 2020
ISBN: 978-9974-0-1795-5
doi.org/10.47428/978-9974-0-1795
ÍNDICE
Prólogo............................................................................................................10
Presentación....................................................................................................14
Prefacio...........................................................................................................17
PARTE I
TEORÍAS Y PROBLEMATIZACIONES SOBRE FAMILIAS
PARTE II
SOBRE PRÁCTICAS Y ESTRATEGIAS PROFESIONALES
Tal es el caso del libro: “Trabajo social con familias: dilemas teórico-
metodológicos, éticos y técnicos-operativos”, compilado y liderado por la Dra.
Mónica de Martino.
10
Desde el Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes (IIN-OEA)
en coherencia con nuestra Misión Institucional, concebimos la familia como
grupo humano variante en su estructura, conformación y funcionamiento, pero
que más allá de su diversidad siempre acompaña la condición infantil y se
encuentra fuertemente asociada a la protección y realización de los derechos
de la niñez
11
A inicios del Siglo XXI la estructura de las familias y las formas de cumplir con
sus funciones se han transformado. El matrimonio heterosexual monogámico
ha perdido el monopolio de la sexualidad legítima, y la procreación y el cuidado
de los hijos no siempre ocurren bajo el mismo techo y en convivencia cotidiana.
El sistema de edad y género en base al cual se distribuían las responsabilidades
está en proceso de transformación.
Paulo Freire sostenía que los buenos libros no son solo para leerlos, son para
dialogar con ellos, confrontar desde la experiencia de cada lector y, a través
12
de ellos discutir con los autores. “Trabajo social con familias: dilemas teórico-
metodológicos, éticos y tecno-operativos” es una invitación al debate y a la
producción teórica y técnica
Víctor A. Giorgi
Director General
Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes (IIN-OEA)
Referencias:
13
PRESENTACIÓN
14
debates de orden teórico, al tratamiento de algunas escuelas de pensamiento,
como al análisis teórico de temas y problemáticas que se expresan en la vida
familiar y en las políticas que tiene por objetivo gestionarla políticamente. La
segunda parte, mientras tanto, aborda ítems diversos vinculados a experiencias
profesionales concretas o a debates teóricos relativos a específicas prácticas
profesionales, no sólo de Trabajo Social.
Por otra parte, el libro posee objetivos de orden académico sin perder en su
horizonte su carácter pedagógico en el siguiente sentido. El libro pretende ser
un elemento de apoyo para la formación de las nuevas generaciones y para el
trabajo en equipo y de instancias de supervisión, tanto en el mundo académico
como en el profesional.
15
de atención psicológica fueron elevados, etc. Es difícil que la familia se
torne en un espacio continente cuando persiste la asignación asimétrica de
las responsabilidades y roles según género y generación, de manera tal que
las mujeres y el mundo infantil y adolescente continúan siendo los universos
subordinados. ¿La familia fue el lugar que permitió un “quedarse en casa”
ameno y gratificante? Obviamente que no, porque por su naturaleza y la
nuestra no puede asegurar la felicidad. Al escuchar las diversas propagandas
y los diversos discursos políticos sobre el “Quedate en casa” he pensado
que estamos frente a un familismo sanitario, donde se hace responsable a la
familia tanto del seguimiento de las tareas domésticas y escolares como del
reforzamiento de vínculos especialmente con la tercera edad, y obviamente,
como siempre, de sostener emocionalmente a aquellos miembros que han
perdido su trabajo. También responsable de realizar los ajustes necesarios a su
organización y a sus espacios íntimos, para integrar a su dinámica las nuevas
expresiones del mundo del trabajo dada la implantación – creemos que con
una proyección histórica – del teletrabajo. La familia ha sido pensada como
el eslabón entre individuo y sociedad, como la responsable de garantizar el
nexo entre ambos evitando situaciones de anomia. Así Durtkheim, Marx,
Tocqueville, Le Play, han indagado a la familia sobre tales posibilidades,
especialmente en un momento histórico en el que un Antiguo Régimen se
derrumbaba ante un capitalismo incipiente. Parecería que, en esta situación
de pandemia, que cataliza una crisis económica internacional que ya estaba
en ciernes, que acelera las transformaciones en el mundo del trabajo también
en ciernes, se pide a la familia que se haga cargo de todo y la propaganda
y la política subraya este familismo sanitario. Pero la familia muchas veces
no siempre es un solaz de recogimiento y placidez, y ese familismo sanitario
debe reconocerlo y tender una mano eficaz a aquellos miembros que sufren
situaciones de abuso, soledad y desborde emocional.
16
PREFACIO
17
Sin embargo, la ausencia de estudios y análisis que aborden a la familia en
el conjunto de las relaciones sociales no parece ser una prerrogativa de la
profesión. Como ejemplo, Ginsborg (2010) señala que, en el contexto europeo
de la historia del siglo XX, las relaciones entre la familia, la sociedad civil
y el Estado, especialmente en el ámbito de la política pública, fueron muy
poco investigadas y teorizadas. Corrobora su argumento afirmando que, en el
ámbito de la teoría política, ninguna de las tradiciones políticas dominantes
-liberal y marxista- tomó a la familia como objeto de análisis profundo. Ni
como institución política, ni en sus relaciones con el Estado y la Sociedad Civil.
Según el autor, la familia en la tradición liberal quedó excluida, especialmente
porque fue considerada una esfera extraña a la política y más circunscripta a
lo privado. En la tradición marxista, se hicieron algunas incursiones por parte
del joven Marx, incluso evidenciando la desigualdad en el interior de la familia
entre marido y mujer. Sin embargo, el análisis y los estudios sobre la familia,
en esta tradición, también ocuparon un lugar marginal. Además, Ginsborg
(2010) señala la importancia de los estudios feministas para el debate sobre
este tema, al denunciar la separación entre lo público y lo privado, la atribución
de valor político a la esfera personal, la división sexual del poder, aunque no
incluyeron el debate sobre la centralidad de la familia. Habría que esperar a la
tercera ola del feminismo1 tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) para
profundizar en los derechos de las mujeres. Los debates y requerimientos giran,
en este período, en cuestiones más individuales como el control del propio
cuerpo (anticoncepción, aborto), el derecho al placer en la sexualidad, y a la
domesticidad obligatoria de las mujeres en la institución familiar (divorcio,
1 La primera de ellas se ubica a finales del siglo XVIII y durante el XIX; defendió la igualdad
especialmente política y económica de las mujeres. La segunda se extiende desde la segunda
mitad del Siglo XIX hasta el primer cuarto del siglo XX, y tuvo como epicentro de sus
reivindicaciones el derecho al sufragio femenino. Pero es importante destacar que, a partir de
1980, se desarrollan los debates feministas que se amplifican sobre los más diversos asuntos: el
“techo de cristal” como barrera invisible en el ascenso de mujeres cualificadas, la desigualdad
entre hombres y mujeres en la vida doméstica o el interior de las familias, la conciliación de la
vida familiar (y personal) con la laboral, y la violencia de género que se extiende más allá de
la relación intrafamiliar. La paridad se pone en las agendas públicas de los Estados, así como
el gravísimo problema del feminicidio.
18
patria potestad). Algunas de las publicaciones icónicas de esta fase fueron El
segundo sexo (1949) de Simone de Beauvoir; La mística de la feminidad de
Betty Friedan (1963); La política sexual (1969) de Kate Millet; La dialéctica
del sexo (1970) de Sulamith Firestone; o La mujer eunuco (1970) de Germaine
Greer. Esta última atacaba la familia nuclear como único modelo posible,
donde la “mujer perfecta”, como estereotipo construido por varones, convierte
a la mujer en un ser amputado. En definitiva, todas estas mujeres, cada cual
a su manera, comenzaron a relacionar la desigualdad de las mujeres con la
dominación masculina, el uso de la fuerza y la agresión, a través de la violación
(también en la intimidad del hogar), la prostitución y la pornografía. El ámbito
privado y la intimidad se visibilizaron como asunto “público”, colectivo, y
como cuestión política.
19
que el trabajo social con las familias se libere de esta tradición disciplinaria
y de control social sobre las familias, y para que un proceso de intervención
reconozca su diversidad, sus contradicciones traspasada por la cuestión social.
En este sentido, debemos recordar que el control social sobre la familia se nutre,
entre otros aspectos, de la “ideología nuclear familiar” largamente reforzada
tanto en el ámbito político como en las propias producciones académicas
(Ganong y Coleman, 2018) donde se da por supuesto, a veces no expresamente,
que las familias nucleares convencionales, esto es, biparentales, heterosexuales,
heteronormativas, fundadas en el casamiento y en el parentesco biológico,
funcionan siempre mejor que cualquier otra familia “alternativa”, de modo
tal que se las analiza en función de lo que les falta respecto de las primeras, en
un “modelo de comparación de déficit”. Lo que este libro nos deja es que no
se trata de buscar rasgos patológicos en las familias alternativas es necesario
superar el esencialismo del modelo de déficit y seguir profundizando en el
análisis interdisciplinario de las familias desde diversas miradas transversales,
porque lo que realmente importa, en definitiva, no es en sí misma la estructura
familiar sino la calidad de las relaciones que se establece en las formas de ser
familia.
Este libro adquiere aún mayor importancia teniendo en cuenta que llega al
público en un momento muy peculiar. En primer lugar, porque es un momento
marcado tanto por una crisis sanitaria sin precedentes en los últimos cien años
como por una grave crisis socioeconómica y política. En este escenario, por un
lado, la coyuntura socio-económica y política desafía a los y las profesionales
a enfrentar la lógica del gerencialismo, cada vez más presente en el campo de
20
las políticas y servicios sociales, asociada a las políticas de austeridad, que
hacen que los recursos públicos sean cada vez más escasos. Por otro lado, la
pandemia causada por el COVID-19 impone condiciones insólitas en el trabajo
profesional. Estas incluyen medidas de distanciamiento entre personas usuarias
y profesionales, demandas que requieren modalidades operativas cada vez más
flexibles y personalizadas, y también mucha ansiedad por el aumento de la
incertidumbre sobre los resultados de las acciones profesionales, considerando
el creciente número de variables que interfieren en el proceso de intervención.
En segundo lugar, porque este momento pone en evidencia la centralidad de la
familia y del trabajo en la organización de la vida social y la relación intrínseca
entre ellos. Evidencia no casual que presenta a la familia como una instancia
central para amortiguar los impactos de la crisis social, económica y sanitaria,
que transcurre a través de la gestión familiar, en relación con el racionamiento
y la división de la renta, el desempleo, el trabajo informal y el teletrabajo o “la
oficina en el hogar”, así como también las exigencias de cuidado y atención a sus
distintos miembros en muchos planos.2 En tercer lugar, porque la centralidad
asumida por la familia también nos revela los dramas de las desigualdades,
producidas socialmente, a través de sus grandes ejes - clase, género, etnia/
raza -y también de las desigualdades regionales. Tales desigualdades imputan
condiciones diferentes a las familias para que enfrenten las demandas de este
momento inusual. Esta realidad desnuda también los problemas relacionados
con la difícil convivencia familiar que también resulta de las costumbres y
la tradición cultural que impera a través de jerarquías consolidadas y que
muestran profundas desigualdades también en el interior de sus relaciones. Un
21
ejemplo de esto es el aumento alarmante de la sobrecarga del trabajo femenino,
de la violencia de género y del deterioro de la salud mental, especialmente de
las mujeres.
Ante nosotros, se nos aparece una obra enciclopédica –en su sentido más
clásico- sobre los estudios en torno a la familia. La Filosofía, la Sociología,
la Antropología, la Etnografía, la Demografía, el Derecho, la Cartografía,
interpretan las diversas maneras de conceptualizar las familias o algún ámbito
específico de las mismas y las formas de representarlas.
22
atrevemos a decir, casi generalizada que devela como se sigue desplazando la
responsabilidad gubernamental del sostenimiento del bienestar a las familias y,
en particular, a las mujeres. Las mujeres intensificaron labores de cuidado tras
la crisis de los 2000 y en especial en la actual crisis sanitaria; y también se reitera
un abandono a su suerte de las familias más desprotegidas, culpabilizadas de
no ser suficientemente funcionales al sistema, o suficientemente “contenidas”
en la nueva moral de la austeridad (Lorenz, 2016) del neoliberalismo punitivo
(Davies, 2016).
Comité de Referato
23
Referencias
24
PARTE I
TEORÍAS Y PROBLEMATIZACIONES
SOBRE FAMILIAS
25
PERSPECTIVAS ETNOGRÁFICAS SOBRE FAMILIAS
EN URUGUAY
ANTÍA ARGUIÑARENA
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
[email protected]
RAFAEL BAZZINO
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
[email protected]
LUISINA CASTELLI
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
[email protected]
GONZALO GUTIÉRREZ
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
[email protected]
MARCELO ROSSAL
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
[email protected]
CAMILO ZINO
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
[email protected]
26
Sumario: 1. Introducción. 2. Etnografía, políticas sociales y familias. 3.
Encuentros en el campo, trayectorias personales y familiares. 3.1. Amelia. 3.1.1
“Nunca viví color de rosas”. 3.1.2. Violencias…Volver a nacer. 4. Discusión y
conclusiones. 5. Propuestas y alternativas. 6. Referencias.
27
1. Introducción
28
bien fundada (Di Paula y Romero, 2008). La etnografía nos permite hacer una
“rotación de perspectivas” (Fonseca, 2006) para darle lugar a las moralidades,
valores, afectos de las personas y las diversas maneras de vivir en familia,
los usos sociales del parentesco, las estrategias de reproducción social de la
vida, sus relaciones con las estructuras locales de solidaridad presentes en el
barrio. La salud, la vivienda, el trabajo, la educación, los cuidados, el ocio, las
violencias, las redes de vecinazgo y parentesco, las relaciones con el Estado, las
organizaciones barriales dejan de ser sólo fragmentos de la realidad tamizados
por la grilla programática de la razón institucional, recobrando los relieves de
las diversas dimensiones de la vida social y sus lógicas informales puestas en
relación por el trabajo etnográfico.
29
en el comienzo de los años 90; pacientes internados con sus allegados en el
Hospital Maciel durante la crisis del 2002; vecinos y vecinas organizados que
han participado en la apertura de una policlínica periférica en el contexto de
la reforma sanitaria implementada por el primer gobierno del Frente Amplio;
niños y adolescentes en situación de calle vinculados a sus grupos familiares
en el centro urbano a fines de la década del 2000; pobladores constructores de
la ciudad informal y sus redes de parientes, amistades y vecinazgo que hacen
posible la reproducción de la vida social en los albores del 2020.
30
formal. También indagamos en el esparcimiento, la sociabilidad y el trabajo;
los mercados informales, el acceso a la vivienda y las maneras de ganarse la
vida; el parentesco, las moralidades tradicionales y relaciones de género; las
violencias y el impacto que tienen los programas de proximidad así como los
vínculos que los técnicos sociales desarrollan en el terreno.
31
(Amante, 2015, p.816). Así, el proceso etnográfico requiere un movimiento
constante entre extrañarse de lo ordinario –volviéndolo asunto de reflexión– y
aprehender lo extraordinario; elementos constitutivos, ambos, de la trama social
que se explora. Este movimiento pendular, que presta atención a lo que ocurre
en la vida y en las relaciones de nuestros interlocutores, debe acompañarse de
un atento examen de nuestras posturas y prejuicios, puesto que somos nuestro
propio instrumento de investigación.
32
se combinan e incluso se llega a transitar de una a otra. En ocasiones lo que
se considera familia no responde a vínculos de consanguinidad o a “roles
establecidos”. Familia es, entonces, un significante abierto que flota al ritmo
de los tiempos y las moralidades.
Como equipo, en los últimos años nos hemos aproximado a las relaciones entre
familias y pobreza en distintas instancias de investigación en asentamientos
de Montevideo y de ciudades de otros departamentos del país. Queremos aquí
referir especialmente a dos de ellas. La primera se desarrolló entre febrero
y octubre de 2018 en dos zonas de Montevideo. Recorrimos puntualmente
asentamientos Boix y Merino en Malvín Norte y en la zona de Piedras Blancas.
Luego, entre diciembre de 2018 y abril de 2019 continuamos la labor en Malvín
33
Norte y sumamos a la investigación los asentamiento al Oeste de Montevideo y
tres en Rivera. Nuestro foco de interés siempre fue el vínculo entre las familias
y el Estado, puntualmente con algunas políticas públicas “de proximidad”. No
obstante, ese hilo conductor en nuestro recorrido investigativo apreciamos.
Aunque el Estado y sus políticas son uno y las familias de los sectores más
sumergidos tienen una composición y estrategias de subsistencia semejantes,
que la pobreza es una multiplicidad. Todo lo que puede abarcar ese significante
–pobreza– no es uno ni es un todo. Lo múltiple está hecho por la variabilidad
de ensamblajes posicionales junto a los trayectos locales y los agenciamientos
que cada persona y cada familia tienen. Cosa que fuimos aprendiendo a medida
que avanzó el proceso etnográfico. En lo concreto, este proceso estuvo mediado
por una serie de decisiones y contingencias que podríamos circunscribir al
dominio de lo metodológico. Mencionaremos algunas.
34
espacialidad, los límites y las relaciones sociales a su interna. Con frecuencia
nuestra primera visualización de los territorios fue a través de un mapa y
luego, a pie, caminándolos. Desde este doble registro –el abordaje etnográfico
en territorio y el territorio visto desde el mapa y el gabinete– trabajamos la
idea de que donde empieza un barrio termina el otro, pues es parte de las
hondas discusiones de la antropología que toda frontera es un espacio de f(r)
icciones, de densas relaciones, intercambios y conflictos (Barth, 1976). Así,
aunque los mapas indiquen que las zonas geográficas no se superponen, en la
vida social de los barrios se tejen relaciones que dan lugar a interpretaciones
que no necesariamente se contraponen a los mapas, pero sí que tensionan sus
supuestos. A partir de estos recorridos nos preguntamos: ¿qué pasará entre (o a
causa de) esas fronteras? ¿Qué otras fronteras hacen sentido allí adentro? Las
que la gente de los barrios construye, ¿serán coincidentes con las del Estado?
Desde esta perspectiva que privilegia lo social sobre lo formal, procuramos
elaborar una cartografía socio-territorial lo más densa posible, donde los
diversos sujetos que hacen parte de tales espacios se cruzan, ensamblan y
producen nuevas relaciones, pero sin cerrarnos sobre ellos ni geográfica ni
temporalmente, es decir pensándolos en un constante fluir con otros espacios
de la ciudad y en distintos momentos. De esta forma llegamos a trazar circuitos
laborales, relaciones vecinales y vínculos institucionales.
Una vez en el campo, un tercer punto concierne a qué es lo que buscamos allí.
En estas investigaciones, puesto que enfocamos el vínculo entre las familias y
algunas políticas estatales, nuestro universo de interlocución abarcó tanto a las
y los habitantes de los barrios como a técnicos, educadores y dirigentes políticos
locales. Ahora bien, este es uno de los momentos donde más cuidado debemos
prestar para no concluir en visiones sesgadas desde posiciones políticas y/o
institucionales. Las figuras políticas locales –sea la coordinación de una
comisión barrial, un alcalde/alcaldesa u otras– acumulan una experiencia y un
capital social y político que les distingue y a ellas/os llegan, con frecuencia, toda
clase de demandas. Esto da cuenta de determinadas relaciones y situaciones a
la interna de los barrios, por demás valiosas en el proceso etnográfico, pero no
35
por ello deben suponerse “representativas”2 . Por su parte, las y los técnicos
que trabajan en el territorio suelen poseer un conocimiento minucioso de los
barrios y la vida de sus habitantes, pero el punto de vista de estos no puede
subsumirse al de aquellos. Un supuesto etnográfico sustantivo en este sentido,
es que cada persona tiene una historia que contar y nadie puede hablar por ella.
De modo que nuestro propósito ha sido entablar vínculos con un conjunto de
interlocutoras/es lo más diverso posible, a fin de ponderar el entramado.
36
las que vamos tejiendo una trama de relaciones, de encuentros, diálogos con
la finalidad de ir comprendiendo los distintos asuntos de interés. Asuntos de
interés que van variando al ritmo del proceso dialógico llevado adelante. A
veces realizamos trayectorias biográficas, otras llevamos adelante entrevistas
grupales sobre las políticas sociales o la historia del barrio.
3.1. Amelia
Amelia se sienta en una de las sillas de madera de la oficina y mira las estanterías
de libros alrededor. Con sesenta años es la primera vez que visita la Facultad
de Humanidades y no es para atender a las palabras de un docente, podría
decirse que, al revés, somos los locatarios quienes la invitamos a nuestra casa
de estudios para escucharla y comenzar a reflexionar y elaborar juntos un relato
sobre su vida.
37
3.1.1 “Nunca viví color de rosas”
A los diecinueve años Amelia se juntó con José, un joven que había migrado
del Interior del país con su padre. En ese momento la unión conyugal y formar
38
su propia familia se presentaba como la única salida posible a los malos tratos
y la violencia cotidiana que recibía de su familia de origen. La primera de sus
hijas nació al año, luego vinieron otros trece embarazos. Su familia creció en
el barrio hasta ser realojada hace un par de años, cuando fue de las últimas en
mudarse junto a otras familias de clasificadores.
Por más que ella sabe del sufrimiento atravesado por él en esas ocasiones, así
como de la violencia sistemática a la que fue sometido por su padre durante su
39
infancia, no acepta a las justificaciones de José por la violencia ejercida hacia
ella y a sus hijos.
“Porque mi temor siempre fue mis hijos, que él le hiciera algo a mis hijos,
siempre, siempre. Era el más tibio del “cante”, nadie le metía frente, ninguno,
todos lo respetaban. Nunca le hice la denuncia, porque yo sabía que hay gente,
que iba la mujer a hacer la denuncia, los milicos se reían de ella y al rato la
estaban matando de vuelta. En aquel tiempo era así, y hasta ahora es un poco
así”.
La violencia comenzó luego del primer nacimiento. “Una vida muy dura tuve
yo, me ajunté con él pensando que iba a ser una vida distinta, que me iba a
salvar, y al contrario, fue peor”, cuenta Amelia.
“Me hacía la vida imposible, pasaba dos, tres días por ahí, cuando venía rompía
todo, tele, cama, rompía todo y me rompía a mí todavía. Porque había hombres
amigos de él que le decían que yo era demasiada mujer para él, entonces él
quedaba frustrado y se la agarraba conmigo. Yo aguantando todo. En 1978 mi
primera hija, después siempre así con gurises, y tuve que aguantar, aguantar,
aguantar porque ¿quién me daba algo? como ahora que hay por todos lados,
Plan de Equidad, Plan de Emergencia que yo a veces en el Facebook discuto
con la gente y le digo «en el tiempo de antes estabas muriendo de hambre,
ahora el que no estudia es porque no quiere, hasta le pagan para estudiar, tienen
toda posibilidad» ¡y yo sí que no tenía nada! Hasta para sacar un anticonceptivo
había que hacer mil vueltas, pila de veces pedí cuando iba a tener los hijos que
me ligaran las trompas, me decían «no, usted es joven», siempre era joven para
ellos. No podía decidir.”
40
un formulario que tenía que firmar el marido. «Si no está con el consentimiento
de su esposo no podemos hacer nada». ¡Mirá qué papa! Así que el hombre era
el que decidía sobre vos. Por eso estaba siempre embarazada. Porque si él no
me daba el consentimiento, para él era lo mismo si estaba embarazada o no.
Para darte la pastilla, nunca te querían dar, tenías que dar mil vueltas. Pasé mil
vueltas a ver si me salía, si me hubiera puesto el aparato de temprano o ligado
las trompas, no tenía todos los gurises que tenía, que era todos los años un
gurí”.
En el año 2000 Amelia sintió que volvió a nacer. Luego de que su hijo se quitara
la vida debido a la situación de violencia en el hogar, decidió romper la relación
de dominación con su marido, para lo que fue importante en ese momento el
vínculo que estableció con una ONG y la formación de un merendero en el
barrio, donde descubrió su faceta como referente social.
“Desde que nací hasta hace el 2000, que se fue mi hijo, que se mató mi hijo
mayor, que yo dije, hasta acá llegó, chau. [Los de la ONG] vinieron, esto que
lo otro, y empecé a salir, pero yo iba y llevaba a mis hijas, y después cuando
mis hijas quedaron grandes –mirá que estuve años con [esa ONG]– cuando mis
hijas estuvieron grandes empecé con las nietas, y un día me dijeron «no, tenés
que venir sola, no podés venir con ellas», pero yo no sabía salir a la calle sola,
no sabía porque yo caminaba sola y pensaba, parecía que todo el mundo me
estaba mirando, me tropezaba y me caía de los nervios, no salía sola, entonces
siempre salía con alguien. Entonces ellos fueron que me dijeron «no, tenés que
venir sola», y gracias a Dios que ellos me dijeron tenés que venir sola, ahora
¡sabés que! salgo pa [avenida] 8 de Octubre, me siento, como un helado, voy
pa’ allá, miro vidrieras, sola, todo campante, lo más normal del mundo y antes
me parecía que todo el mundo me estaba mirando”.
41
sociales en las que se encuentran las mujeres en su mismo contexto. (Bazzino,
Castelli, Gutiérrez, Rossal y Zino, 2020).
4. Discusión y conclusiones
42
la posibilidad de mejora de las condiciones de vida y de modificaciones hasta
en cuestiones de moralidades, en desnaturalizar las violencias íntimas y
comprender de otra forma sus derechos como ciudadana.
Hoy Amelia reconoce las violencias sufridas en los distintos lugares de poder
con los que se topó a lo largo de su vida y eso le ha permitido ser interlocutora
de políticos, técnicos y autoridades, así como contribuir a la mejora de las
condiciones de vida personales, de su familia y de su propio barrio.
5. Propuestas y alternativas
43
en las trayectorias vitales de las personas, en sus valoraciones, sentidos y
prácticas, pudiendo ofrecerse soportes socio institucionales ante la precariedad
e inseguridad social de la existencia cotidiana. Al poner el énfasis en la
positividad de las intervenciones, en los cambios posibles en las trayectorias
biográficas, en las tramas estructurales con las mediaciones institucionales y
en la relatividad de las situaciones personales y familiares, se puede llegar a
romper con la idea de individuo normalizado por defecto y lograr un mejor
impacto para la mejora de las condiciones de existencia de las personas de
carne y hueso con las que los técnicos que intervienen en los territorios trabajan
cotidianamente.
6. Referencias
Albano, G., Castelli, L., Martínez, E., y Rossal, M. (2015). Legal, ilegal,
legítimo. Usuarios de pasta base de cocaína en Montevideo, 31(1). Gazeta
de Antropología.
Barth, F. (1976). Los grupos étnicos y sus fronteras. México: Fondo de Cultura
Económica.
44
Bourdieu, P. (2007). La miseria del mundo. Fondo de Cultura Económica.
Buenos Aires, Argentina.
45
Malinowski, B. [1972] (1986). Los argonautas del Pacífico occidental.
Barcelona, España: Planeta-Agostini.
46
PARA UNA LECTURA CRÍTICA DE LA FAMILIA
DESDE LA TEORÍA MARXISTA
47
Sumario: 1. A modo de introducción. 2. La concepción materialista de la
historia: dialéctica entre necesidad y libertad. 3. Las formas históricas de
familia: monogamia y amor romántico. 4. La división sexual del trabajo en
Marx y Engels: la subordinación de la mujer. 5. A modo de conclusiones:
aportes para el Trabajo Social. 6. Referencias.
48
1. A modo de introducción
49
2. La concepción materialista de la historia: dialéctica entre necesidad y
libertad
Para vivir hacen falta ante todo comida, bebida, vivienda, ropa y algunas
cosas más. El primer hecho histórico es, por consiguiente, la producción
de los medios indispensables para la satisfacción de estas necesidades,
es decir, la producción de la vida material misma. (Marx y Engels, 1973,
p.26)
50
social –; social, en el sentido de que por ella se entiende la cooperación de
diversos individuos, cualesquiera que sean sus condiciones, de cualquier
modo y para cualquier fin. (Marx y Engels, 1973, p.28)
51
mismo tiempo, la distribución del trabajo y de los productos del trabajo. En
un momento dado del desarrollo de la comunidad –fundada en la apropiación
colectiva de los productos del trabajo o propiedad comunal-, ésta evoluciona
hacia formas distintas de sociedad de clase.
52
decir, potenciando las fuerzas productivas contenidas en la sociedad. “Una
revolución continua en la producción, una incesante conmoción de todas las
condiciones sociales, una inquietud y un movimiento constantes distinguen la
época burguesa de todas las anteriores” (Marx; Engels, 1973, p.114).
53
La revolución burguesa, y en especial su momento francés (Revolución
Francesa de 1789), representa un progreso en la historia de la emancipación
del hombre. Al hacer retroceder las barreras naturales y romper las ataduras
sociales que impiden el avance del capital, la burguesía abre el camino de
comprensión del papel de la actividad humana y por lo tanto, del fenómeno
de la libertad. Como apunta Tonet (2005), la emancipación política ha traído
un “creciente progreso en dirección a la apertura de posibilidades –aunque
contradictorias- de complejización de las individualidades” (p.59).
O amor individual sexuado de que fala Engels faz sua entrada majestosa
na história pelo palco do Theatre em Shoreditch (com Romeu e Julieta).
Os humanos descobrem que a relação afetiva pode ter uma dimensão, uma
riqueza,uma intensidade, um prazer, uma densidade, uma capacidade de
abarcar toda a existência que a faz, de modo inédito na história, um dos
elementos imprescindíveis da vida individual. (Lessa, 2012, p.52-53)
54
En el marco de la división espontánea (no consciente) del trabajo, se da
necesariamente una sustantivación de las relaciones sociales, es decir, la
personalidad del individuo se halla condicionada por las relaciones de clase.
55
Nuestros burgueses, no satisfechos con tener a su disposición las mujeres
y las hijas de sus obreros, sin hablar de la prostitución oficial, encuentran
un placer singular en seducirse mutuamente las esposas. El matrimonio
burgués es, en realidad, la comunidad de las esposas. (Ídem, p.127)
56
desarrollo corporal completo, ésta “se convirtió sin demora en medio de
aumentar el número de asalariados, sometiendo a todos los integrantes de
la familia obrera, sin distinción de sexo, ni edades a la férula del capital”
(Marx, 2011, p.481).
57
Por otra parte, Marx destaca que con la mecanización de los procesos de
producción también se altera la relación jurídica entre el vendedor y comprador
de la fuerza de trabajo. Esta transacción, propia del sistema capitalista, se basa
como el resto de los intercambios de mercancías, en el enfrentamiento entre los
propietarios libres. Por un lado, los propietarios de los medios de producción
y de dinero y, por otro, los poseedores de fuerza de trabajo para vender. Pero
esta apariencia de transacción entre individuos libres se altera. A esto se refiere
Marx (2011) cuando plantea que,
Nos ubicamos como parte de las corrientes que dentro del Trabajo Social
asumen que la dimensión política es ineliminable de todo proyecto profesional,
y, procuramos contribuir con la construcción de un proyecto profesional crítico:
58
que contenga la crítica al orden existente. En el campo de la intervención
familiar, esto supone basar el quehacer profesional en un referencial teórico
crítico capaz de analizar la realidad social en la que el Trabajo Social se
inserta y que reconozca las razones, sentidos y dirección que orientan nuestras
prácticas profesionales.
La teoría de Marx y Engels abre una senda de interpretación sobre las familias
y la opresión de las mujeres. En el análisis de la desigualdad sexual por razones
sociales e históricas, es importante retomar las críticas feministas a la teoría
social marxiana que cuestionan la invisibilidad del “trabajo reproductivo”
(Dalla Costa en Dalla Costa y James, 1972, p.43). Federici (2017) atribuye
algunos motivos para la ausencia de esta reflexión en Marx. Uno fundamental
es que Marx es un hombre de su época y como tal, concibe las tareas del hogar
como esfera de vocación femenina. De hecho, en El Capital, podemos observar
una serie de afirmaciones en la que Marx (2011) coloca, de manera naturalizada,
que las tareas domésticas vinculadas con la esfera de la reproducción biológica
y social, son de exclusiva responsabilidad de las mujeres.
59
y el capital ponen al desarrollo del género humano, tanto desde el punto de
vista de la vida material como de la vida afectiva.
6. Referencias
60
sociedad. Cuestión social, políticas públicas y Trabajo Social (pp.53-77).
Buenos Aires, Argentina: Espacio editorial.
Iamamoto, M. (1997). Servicio social y división del trabajo. San Pablo, Brasil:
Cortez Editora.
Netto, J.P. (1991). Dictadura y Serviço Social. Uma análise do Serviço Social
pós-64. San Pablo, Brasil: Cortez Editora.
61
Netto, J.P. (2000). Método y teoría en las diferentes matrices del Servicio
Social. En Borgiani, E., y Montaño, C. (org.) Medología y Servicio Social:
hoy en debate. (pp.51-92) San Pablo, Brasil: Cortez Editora.
62
APORTES SELECCIONADOS DE LA TEORÍA SOCIAL
PARA INTERPRETAR LA EXPERICIA DE FAMILIA
63
Sumario: 1. Introducción. 2. La perspectiva de Alfred Schütz. 3. La contribución
de Norbert Elías. 4. Las aportaciones de Agnes Heller. 5. Conclusiones. 6.
Referencias.
RESUMEN: El capítulo -de corte teórico- explora perspectivas filosóficas
y sociológicas seleccionadas de la ciencia social moderna noroccidental,
que entendemos constituyen aportes significativos a los estudios de familia.
Las contribuciones de Alfred Schütz (Viena, 1899-1959) referente de la
fenomenología, Norbert Elías (Breslau, 1897-1990) referente de la sociología
figurativa, como Agnes Heller (Budapest, 1929-2019) representante del
marxismo crítico, tienen la particularidad de procurar superar los esencialismos,
las visiones unidimensionales y dicotómicas, como los análisis de superficie. No
se refieren específica o directamente a la familia, sino a los aspectos inherentes
a las relaciones sociales que dan institucionalidad a la familia. Nos alejan de
la noción de familia como entidad o grupo, propio de una mirada sistémico-
funcional, como supeditada a las tensiones individuo-sociedad, para asimilar la
familia a una configuración social, a un colectivo basado en lazos -algunos de
intimidad- en un entramado significativo de relaciones sociales, que debe ser
comprendida desde la vida cotidiana y el sentido común. Preanuncian cambios
que luego dieron lugar a las llamadas ‘nuevas sociologías’ (Corcuff, 2014)
como movimiento de renovación en las últimas décadas del siglo XX. Sus
conceptos y fundamentos onto-metodológicos pueden emplearse en un análisis
menos fragmentado de las experiencias de familia, que no pierda conexión con
el mundo de la vida cotidiana.
64
1. Introducción
65
Trabajo Social acompaña las reelaboraciones y nuevas distinciones entre hijos
biológicos, de vientre alquilado, de manipulación genética, adoptivos, bajo
custodia, hijos de relaciones previas, con los apoyos y resistencias que ello
conlleva?
Los abordajes teóricos construidos por las ciencias sociales sobre la familia han
sido ser prescriptivos, funcionales o fenoménicos. Tomaré este último encuadre
para pesquisar en los cimientos simbólicos de la experiencia de familia, a la
luz de tres analistas de la modernidad. Estos tienen a su vez como rasgo en
común, el haber dejado sus lugares de origen, y transitar diversos destinos de
exilio donde desarrollaron parte de su obra. Schutz se exilió en 1939 primero
en Francia para luego instalarse en Estados Unidos; Heller emigró en 1977 a
Australia primero y en 1986 a Estados Unidos, para retornar a Hungría en 1990
tras la caída del Telón de Acero; mientras Elias residió desde 1933 en Paris,
Londres y finalmente Amsterdam.
66
método para las Ciencias Sociales que permita abordar lo real en términos de
la vida cotidiana, el mundo de vida único de todos nosotros, y no un extraño
mundo imaginario, independiente de este mundo de la vida cotidiana y sin
conexión con él. Abreva en las diversas búsquedas de su época en torno a una
interpretación científica de la acción humana, pero desde la actitud natural de
la vida cotidiana y el sentido común. Para ello, referenciaré en particular dos
textos de su bibliografía: Estudios sobre Teoría social [1964], en su edición
de 1974 por Amorrortu (Buenos Aires); y La construcción significativa del
mundo social [1932] en su edición de 1993 por Paidós (Barcelona).
67
De esto se deduce que la inmediatez temporal y espacial es lo que caracteriza
aquello que conocemos como situación cara a cara y podríamos decir lo que
define las relaciones de familia. Sin embargo, para Schütz el carácter directo
de las relaciones sociales, del nosotros, es relativo. Varía según la intensidad y
la intimidad, otorgando distintos niveles de profundidad de la vida consciente
de los coparticipes. Aun cuando imperen las leyes del parentesco, o las normas
sociales y jurídicas que definan roles y posiciones en una familia, de ello no
se desprende que todos sus miembros se relacionen del mismo modo, como
tampoco respecto de otros grupos. Asimismo, dicha conciencia atraviesa la
experiencia directa hacia la experiencia indirecta de la realidad social. Es
decir, que puedo sentir intimidad con quienes no estén cara a cara, pero que
coexisten conmigo en el tiempo. O sea, la intimidad no depende de la presencia
manifiesta, aunque sí requiere de contemporáneos (ejemplo de ello pueden
ser las conversaciones telefónicas, el intercambio epistolar, o los mensajes
transmitidos por un tercero). Como contracara, las relaciones directas también
varían considerablemente. Veamos que tanto el contacto sexual como una
conversación casual son ejemplos de una relación ´nosotros´ cara a cara, sin
embargo, el nivel de intensidad y de intimidad son diferentes. Para Schütz lo
relevante es la transición de experiencias directas a indirectas, en tanto par
categorial clave para comprender en ese marco otros atributos de los vínculos
sociales.
68
para mí, o lo era mi abuela quien a pesar de haber fallecido se me presenta
como real cada día. Relaciones indirectas -de contemporáneos y predecesores-
igualmente valiosas.
69
en los que las relaciones entre sus miembros (con distintos rasgos y afinidades)
adquiere un grado de significatividad. En familia transitamos por vivencias
-transitorias como cristalizadas- sobre el socializar, educar y escolarizar, sobre
el habitar y la construcción del ´en casa´, sobre el trabajar, sobre el vincular y
transmitir lazos, patrimonios, movilidad y memoria familiar (Segalen, 2013).
70
la auto-coacción y la coacción interna, como el equilibrio entre el ´yo´ y el
´nosotros´. El proceso de civilización no intencionado es descrito por Elias
como etapas desde unidades sociales menos diferenciadas a unidades sociales
más diferenciadas y complejas que las anteriores. En cada transición de la
forma predominante de organización de la supervivencia hacia otra, se modifica
la posición de los seres humanos particulares en relación con la unidad social
mayor, es decir, la relación entre individuo y sociedad. Por lo tanto, cada nuevo
tipo de organización humana acompaña otra forma de individualización, es
decir, de constituirnos individuos.
Así el autor reúne una serie de fundamentos para demostrar el alto valor que la
convivencia con otros humanos posee para la supervivencia de cada individuo.
Elias entiende que la estructura orgánica del humano presenta una fuerte
tendencia hacia la vida en grupo, a partir de la predisposición biológica de todo
niño a aprender un tipo de comunicación que no lo unirá con toda la especie
humana, sino probablemente sólo con un grupo parcial del que incorpora sus
particulares características. Esta individualización también se observa en las
formas en las que habla el cuerpo humano; para el caso, el rostro y sus rasgos,
71
muestran con claridad en qué medida está ligada la identidad del yo con la
continuidad del desarrollo desde la infancia hasta la vejez como parte de un
grupo social particular.
2 Como señala Urteaga (2013: 23) “La teoría del proceso de civilización puede, por
lo tanto, dar cuenta de las ambivalencias y del movimiento paradójico de la des-civilización,
incluso para explicar los periodos más negros de la historia del siglo XX, invadido por esta
contradicción de querer la paz universal y de ser igualmente el lugar de realización de la
barbarie totalitaria”. Se asiste a un proceso de des-civilización en la medida en que los medios
utilizados para garantizar el orden social conducen a su destrucción. El equilibrio se rompe, y
libera la violencia física contenida, en la manifestación de sus efectos perversos.
72
arraiga primero en la familia, el lugar de nacimiento, la tribu como las bases
más antiguas de la identidad, para luego reelaborar un nosotros de alcance
estatal. La construcción del yo se entreteje con el nosotros, proceso al que
contribuye la memoria, que permite almacenar conocimientos adquiridos y
con ellos experiencias personales de etapas anteriores como proyecciones de
sentimientos y comportamientos a futuro, desempeñando un papel decisivo
en la individualización de los seres humanos. Cuanto mayor es el margen de
diversificación de las experiencias qué pueden grabarse en la memoria del
individuo, mayores son las posibilidades de individualización.
73
mismo desde una cierta distancia, como a un ser humano que junto con
otras fuerzas formaba parte de una determinada constelación, fue capaz
de dirigir sus pensamientos hacia la situación de la que era prisionero.
(Elias, 1990, p. 67)
Él entiende que los cientistas sociales son parte de los objetos que estudian, lo
que implica situaciones de compromiso. No obstante, enseña la importancia
del distanciamiento necesario para alcanzar un cierto grado de dominio sobre
uno mismo tanto como sobre el proceso (en ese movimiento de enlace doble).
Ambos son ejercicios de dominio, interdependientes y complementarios,
como dos fuerzas que se mantienen en jaque. Este balance no es una mera
competencia adquirida o saber incorporado. Puede hablarse de un autoanálisis
provocado y acompañado, que involucra diversos grados de presión social y
psíquica entre ambos extremos del enlace.
74
el individuo nunca es idéntico a la raza humana. El segundo foco remite al
escenario de este proceso: el mundo de las objetivaciones, con sus distintos
niveles, que se inicia con el lenguaje, el sistema de hábitos y el uso de los
objetos (la objetivación en sí), base de la vida cotidiana y presupuesto de la
sociabilidad.
3 Ello permitirá, entre otras cosas, entender que no podemos estar más humanizados
75
incardinadas en el lenguaje, las costumbres y los artefactos, es decir, todo lo
que proporciona el horizonte de nuestras experiencias personales definidas
a posteriori del nacimiento. Sobre este aspecto de la sociabilidad no hay
mayor discusión en la ciencia social moderna. Heller en cambio, introduce la
existencia de tres a prioris al accidente del nacimiento: un a priori genético
humano general y relativamente constante, un a priori social que hace al
espacio social de los progenitores y casi infinito en sus variaciones, el que
limita las variaciones del a priori genético personal, idiosincrásico que explica
la individualidad. Así, debe entenderse que todo niño recién nacido está listo
para la vida humana en todo a priori social (que trae desde la gestación). Sin
embargo, los a prioris no siempre se ensamblan o ajustan de manera plena.
Esto implica que el potencial genético de cada persona puede quedar estéril
dentro de la estructura del a priori social y de la experiencia social posterior;
asimismo, el a priori social y las experiencias a posteriori pueden modificar,
modelar, esas condiciones del a priori genético personal.
76
que nunca es completo y que sus discrepancias generan el ´vivir en tensión´
dentro de la historicidad. Asimismo, para Heller (1999, p. 35):
77
reflexión a la vida cotidiana? Entendida como dureé, la cotidianeidad es un fluir
de vivencias, en la que estamos sumergidos más o menos reflexivamente como
en una corriente de percepciones, que sólo se ve alterada cuando efectuamos
sobre ella un acto reflexivo. Retomando a Bergson (1900), en la vida cotidiana
oscilamos entre dos actitudes: entre una ‘atención a la vida’ que nos impide
sumergirnos en la dureé a partir del uso de la conciencia en el decir, vivir, pensar
y actuar; y una ‘relajación de la tensión psíquica’ en ese fluir indiferenciado
y continuo, de movimientos lentos y hechos de baja excepcionalidad. Cuando
una situación, malestar, o conflicto altera ese ritmo cotidiano se produce una
dislocación que coloca el problema como objeto de reflexión y de clasificación
dentro de la red conceptual compartida en un tiempo y espacio determinado,
convirtiéndose esa vivencia en una entidad discreta y con significado. ¿Las
personas reconocen sus problemas o se precisa de un proceso de develamiento
y revelación?, ¿cómo razonan frente a ellos?
78
5. Conclusiones
79
y sobre los condicionamientos propios inseparablemente psíquicos y sociales
vinculados a nuestra profesión y trayectoria particular en el espacio social.
Habilitamos un umbral de nuevas aperturas hacia la integración de naturaleza,
sociedad y significado a través de la familia, referencia clave para el Trabajo
Social, en un contexto en el que se abandona la comprensión anclada en un
repertorio homogéneo de humanos.
6. Referencias
80
Segalen, M. (2013). Sociología de la familia. Mar del Plata, Argentina:
EUDEM.
81
TRABAJO SOCIAL Y FAMILIAS: UNA VINCULACIÓN
EN PERMAMENTE CONSTRUCCIÓN
CRISTINA GONZÁLEZ
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA
[email protected]
NELLY NUCCI
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA
[email protected]
82
Sumario: 1. Introducción y justificación, 2. Familias, unidades domésticas,
hogares, 2.1. Relaciones familiares: nuevas regulaciones, 2.2. Aportes para
la descripción de hogares y familias en Argentina, 3. Transformaciones de
las familias-unidades domésticas y reproducción social, 4. Conclusiones, 5.
Referencias bibliográficas.
RESUMEN. En este trabajo nos proponemos problematizar la intervención
de Trabajo Social con familias en las últimas décadas en el contexto de
las transformaciones producidas en la vida familiar en Argentina. Nos
referimos fundamentalmente a la incidencia de dos factores: por un lado,
las innovaciones en materia de legislación (derechos civiles, individuales,
y familiares)1 y por el otro, los cambios en la conformación de los hogares,
particularmente en situación de empobrecimiento y vulnerabilidad. En la
introducción, sintetizaremos las principales ideas que orientan los contenidos
del capítulo, dando cuenta suscintamente de los marcos teórico-referenciales
en los que se sustentan. En la primera parte del segundo apartado, revisaremos
las nuevas normativas que regulan la vida en familia en Argentina, mientras
que en la segunda, desarrollaremos algunas de las categorías para describir a
las familias, particularmente las contenidas en los relevamientos estadísticos
oficiales. En el tercer apartado, analizaremos algunas de las transformaciones
familiares en relación a la reproducción social. Por último, en la cuarta sección
incluiremos reflexiones y propuestas en torno a la intervención del Trabajo
Social con familias en relación a las características de la vida familiar en la
actualidad en Argentina. Cabe aclarar que las reflexiones contenidas en este
capítulo constituyen un ensayo basado en bibliografía y fuentes secundarias
de datos, aunque también se recoge información producto de investigaciones
previas.
1 Ley 26.618 (2010) de Matrimonio Civil conocida como “matrimonio igualit-ario”, Código
Civil (2015) y Ley 26.743 (2012) de identidad de género.
83
1. Introducción y justificación
84
Las categorías de análisis utilizadas para comprender la manera en que las
familias/unidades domésticas reproducen su existencia cotidiana, están basadas
en perspectivas estructural-constructivistas, como las de Pierre Bourdieu, y
otras como las de la teoría crítica. Si bien estas perspectivas debaten entre sí,
lo hacen sobre la base de un cierto lenguaje común.
85
heterosexuales, vínculos por afectos, familias ensambladas, progenitores afines
(parentesco por afinidad), familias monoparentales, y familias integradas por
padres que no han alcanzado la mayoría de edad.
86
2.2. Aportes para la descripción de hogares y familias en Argentina
Cabe recordar que las clasificaciones que elabora quien investiga para
describir y explicar la realidad social son también construcciones arbitrarias,
no universales ni definitivas. Esto es algo que no debemos perder de vista
cuando se trata de explicar lo que acontece en los espacios domésticos de la
reproducción social.
87
Dada la cantidad creciente de situaciones diversas y el reconocimiento de su
existencia por parte de las instituciones públicas (particularmente las vinculadas
al ámbito jurídico y a las políticas sociales) se hace necesaria la actualización
de las categorías de familias/hogares conforme a los cambios producidos en las
prácticas familiares y en las normativas4.
88
Censo 2010
Hogares unipersonales
89
habitan - relación de parentesco (con el jefe/jefa del hogar o persona de
referencia). Refiere tanto a relaciones de parentesco (sean consanguíneas o no)
como a relaciones de amistad, de trabajo o de otro tipo.
Estas especificaciones técnicas incluidas en las fichas censales son útiles para la
descripción de la composición de los hogares ya que se adecuan mejor a formas
de corresidencia existentes. Aún así, a los efectos de analizar la distribución del
trabajo familiar es necesario considerar las relaciones entre miembros de cada
hogar con otros a los que se encuentra ligado, principalmente por parentesco o
afinidad como se desprende del CC y C. En el caso de niños/niñas se relaciona
con la responsabilidad parental compartida y su ejercicio cuando se trata de
parejas que se han separado, por ejemplo.
90
ensambladas o reconstituidas (hogares completos nucleares o extendidos) y de
familias de parejas del mismo sexo, que dan cuenta de la creciente diversidad
de la constitución de los hogares7.
Según el censo 2010, las uniones consensuales se han ido extendiendo durante
los últimos 20 años, llegando a abarcar una proporción del 38.8% del total
de personas en parejas convivientes. Por otra parte, la población separada
o divorciada, se incrementó del 4.8 por ciento en 2001, al 5.5 por ciento en
2010. En cuanto a los hogares unipersonales, se registra un aumento del 13.3
al 17.7 por ciento entre 1991 y 2010. Finalmente, un dato significativo refiere
al ascenso de los hogares con jefatura femenina, cuya proporción aumentó del
22 al 34 por ciento en los últimos veinte años (Censo 2010; Binstock, 2013).
91
estructura social8. Por ejemplo, tanto en los hogares monoparentales como
en los biparentales, la participación en el trabajo doméstico y de cuidados
disminuye en aquellos estratos socioeconómicos que pueden externalizar parte
de estas tareas a través de la contratación de servicio doméstico o de instituciones
privadas de cuidado. En cambio, en los sectores de menores recursos tiende
a intensificarse, debido a la imposibilidad de pagar servicios privados y la
escasez de organismos públicos dedicados al cuidado de la niñez y de las
personas adultas mayores. En su gran mayoría, estos hogares tienden a recurrir
a “mecanismos adaptativos”, como los de compartir intergeneracionalmente
las tareas de cuidado o retirar la participación de las mujeres del mercado de
trabajo (De León, 2017; Filgueira, 2007; CEPAL, 2009). Sin embargo, ello
deriva en un reforzamiento de la feminización de la pobreza, puesto que las
tareas no se comparten con todos los miembros de las redes de parentesco o
vecindad, sino mayoritariamente con las mujeres (hijas, abuelas, bisabuelas,
amigas, vecinas, etc).
92
sexual del trabajo familiar basado en el varón proveedor y la mujer ama de
casa. De acuerdo a información de la Encuesta Nacional sobre la Estructura
Social (ENES-Pisac) realizada en 2018, del total de personas adultas mayores
de 25 años, mientras las mujeres invierten 20 horas semanales a las actividades
domésticas y de cuidado, los varones les dedican un promedio de 11 horas
a la semana. Confirmando tendencias registradas en el país y en la región
por encuestas de uso del tiempo o estudios similares,9 se observa que los
porcentajes de dedicación en las tareas de orden y limpieza son de 63% para
las mujeres y 37% para los varones. De manera similar, mientras el porcentaje
de mujeres que se ocupan del cuidado de niños y niñas y de personas mayores
con dependencia es de 39% y 13%, la tasa en los varones es del 26% y 8%
respectivamente.
Un dato notable es que aún en aquellos casos en que las mujeres perciben la
mayor parte de los ingresos continúan haciéndose cargo mayoritariamente de
9 Por ejemplo, las Encuestas de Uso del Tiempo en la ciudad de Buenos Aires en 2005 y
2016, en la ciudad de Rosario en 2010, y la Encuesta sobre Trabajo no Remunerado y Uso del
Tiempo realizada por El INDEC a nivel nacional en el tercer trimestre de 2013.
10 Este porcentaje para los varones incluye las tareas de refacción y mantenimiento de la
vivienda que están a su cargo mayoritariamente, confirmando una división de tareas domésticas
por género arraigada culturalmente.
93
estas tareas, ya que sólo en el 15% de estos hogares los cónyuges comparten
las responsabilidades, mientras que los varones asumen estas labores en un
12%. Este patrón se traslada en gran medida a las generaciones más jóvenes de
hijos e hijas, ya que la participación de las hijas mujeres es significativamente
mayor que la de los hijos varones (Faur y Pereyra, 2018).
4. Conclusiones
94
entre miembros que conviven y otros que no (como por ejemplo: entre padres
separados, con abuelas/os, y otras relaciones) complejiza el concepto de
unidad doméstica como unidad de corresidencia.
5. Referencias
95
Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010. Censo del
Bicentenario. Recuperado de: https://www.indec.gob.ar/ftp/cuadros/
poblacion/censo2010_tomo1.pdf (10/02/2020)
96
Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) (2010). Censo Nacional
de Población, Hogares y Viviendas 2010, Buenos Aires.
Robles, C., De Ieso, L., García, A., Rearte, P., y González, M. (2014). Diversidad
familiar: un estudio sobre la dinámica de los hogares homoparentales.
Rihumso: Revista de Investigación del Departamento de Humanidades y
Ciencias Sociales, 1(6), 104-126.
3. Analice/n los impactos de las tareas de cuidados y las figuras a cargo de los
mismos en la forma de abordar teórica y metodológicamente a las familias.
¿En verdad, esto es recogido por las prácticas profesionales?
97
PERSPECTIVAS ANTROPOLÓGICAS SOBRE
FAMILIA
98
Sumario: 1. Concepto de Familia. 2. Antecedentes de estudios antropológicos
de Familia. 3 Parentesco. 4. Teoría de la filiación. 5. Teoría de la alianza. 6.
Revisión crítica de la teoría de parentesco. 7. Definiciones de antropólogos
contemporáneos. 8. Referencias.
99
1. Concepto de Familia
100
Fue Claude Levi-Straus (1981) quien estableció que el pasaje de naturaleza a
cultura se dará por las posibilidades y prohibiciones que establecen las leyes
de parentesco. Las reglas referidas al tabú del incesto serán las que como
mandato universal sostienen la estructura de intercambios permitidos entre los
sujetos pertenecientes a un mismo linaje.
101
de la sexualidad, los sistemas de género. La parentalidad es ejercida entonces
desde múltiples formas: monoparentalidad, homoparentalidad, coparentalidad,
pluriparentalidad. También las instituciones especializadas en salud infantil y
materno-infantil, los sistemas educativos y el cuidado institucionalizado de
niños y adolescentes, entre otros, van a estar comprendidas dentro de este
concepto.
Hacia fines del siglo XIX la teoría evolucionista, con Morgan a la cabeza,
instaura la idea de que la familia integrada por unión matrimonial, descendencia
y con residencia en común, constituía el producto de una larga evolución a
partir de hordas promiscuas de cazadores y recolectores (Harris, 1997). Por
otro lado, se encontraba la postura de Emile Durkheim (Segalen, 1992),
que explicaba a las instituciones sociales por medio de la función social, éste
consideraba que la familia era producto de la evolución de la familia extensa
que se iba retrayendo y concentrando hasta conformar la familia conyugal. Para
este autor, las transformaciones que sufrió la familia en la sociedad occidental,
no estaban desvinculadas de la estructura social en los distintos períodos
históricos, por tanto la base de la institución familiar era netamente social.
En las primeras décadas del siglo XX, Franz Boas fue uno de los principales
críticos del método de investigación de Morgan basado en buscar leyes
universales. Para este autor, el estudio de la organización social de otros
pueblos no era suficiente como para la formulación de leyes universales en
las que la diversidad cultural no tenía cabida; además fue muy crítico sobre
la asociación entre la tecnología y los tipos de organización social, (incluida
la familia) que planteaba la teoría evolucionista. Boas afirmaba que todos los
elementos que componían una cultura debían ser entendidos en su contexto
cultural y no como parte de una cadena unívoca de estadios evolutivos de la
humanidad. (Harris ,1997)
102
respectivamente, contradijeron la teoría evolucionista al defender el concepto
de familia universal. Sus teorías de investigación aunque partían ambos del
funcionalismo, contenían perspectivas epistemológicas diferentes. Malinowski
sostuvo que el parentesco formado por los progenitores y sus hijos era el lazo
personal básico entre los miembros del grupo parental, y su contenido debía
ser establecido para cada sociedad a partir del significado y organización que le
atribuyan. Según este autor la familia satisface una necesidad universal basada
en la crianza de los niños. Este sería el caso de la consanguineidad, que para la
sociedad occidental implicaba el reconocimiento social de este lazo fisiológico.
Desde principios del siglo pasado la familia nuclear, desde una perspectiva
transcultural, parecía aceptada, Murdock sostenía en 1949, que esta organización
era la más adecuada para regular las relaciones sexuales, para realizar tareas
económicas, reproductivas y de enculturación y que además se trataba de una
institución universal. Desde la perspectiva histórica se seguía considerando a
la familia nuclear producto final de una reducción de los grupos familiares.
(Llobera, 1988).
103
organización que proporcionaba los recursos materiales y culturales necesarios
para el mantenimiento y el desarrollo de sus integrantes.
Así fue que, lo que se observaba como una regla universal, la familia nuclear, fue
más tarde desestimada por otros autores como Harris, (1989) y Goody (1986),
entre otros. Éstos sostuvieron que la forma en que se concibe la procreación, o
la importancia social que se le confiere, puede crear otras formas de unión. En
algunas culturas, como los Baruyá de Nueva Guinea, estudiados por Godelier
(2000), la asociación entre copulación y embarazo está basada en creencias
religiosas, sin que sea el vínculo fisiológico el que determina la paternidad.
3. Parentesco
104
son los estudios sobre parentesco. Dado que las instituciones del parentesco
parecían estar basadas en realidades objetivas (propiedad, reproducción)
muchos de los estudios del parentesco se centraron únicamente en el análisis
de las normas y las relaciones sociales que organizan estas actividades. Por
el contrario, la propuesta de un análisis cultural del parentesco se puede
centrar también en 1os principios simbólicos que dan sentido a 1os sistemas
de parentesco normativos. Su finalidad es la identificación de las unidades de
parentesco tal como están definidas y diferenciadas por 1os mismos nativos y
la explicación del sistema de símbolos que se utilizan para discriminar estas
unidades.
4. Teoría de la filiación
105
en algunas tenga más relevancia social. A su vez, las relaciones de afinidad
dentro de un sistema de parentesco sino eran parte de una misma filiación, no
eran consideradas relevantes para esta teoría antropológica.
5. Teoría de la alianza
Hasta los años sesenta del siglo pasado, existió la tendencia en los estudios
106
de parentesco, ¬-sobre todo de la antropología norteamericana de Schneider
(Rivas, 2009), que se basaba en la interpretación social y cultural que un grupo
o sociedad hace de los hechos biológicos de la reproducción. Se trataba de un
modelo genético-biologicista, que asociaba la sexualidad a la reproducción,
a las relaciones heterosexuales, al matrimonio, a la familia y ésta al modelo
nuclear de clase media norteamericana. El símbolo por excelencia de este
sistema cultural de parentesco fue la consanguinidad.
En la década del setenta del siglo pasado, comenzó una revisión crítica de las
teorías de parentesco, fue Needham y años antes Leach, (Bossert, 2012) quienes
pusieron en cuestión conceptos como filiación o matrimonio. Sus críticas acerca
de la pertinencia y validez de las clasificaciones sobre el parentesco, se referían
a la realización de generalizaciones transculturales referidas a la suposición
de la relevancia universal de los vínculos derivados del acto fisiológico de la
procreación, así como a la inexistencia del parentesco entendido como filiación.
Años más tarde, el propio Schneider (1984), realizará su propia crítica a la
teoría del parentesco, cuestionando la universalidad de esta clasificación que
él supo avalar, considerándola como teoría imbuida de etnocentrismo, negando
la legitimidad del parentesco como estudio analítico para entender las distintas
sociedades. Afirmaba que los hechos biológicos de la reproducción en otras
sociedades y pueblos lo pueden representar otro tipo de prácticas, acciones,
actos comunes y compartidos como la residencia, la alimentación, la crianza,
la tierra, el patrimonio, algunos rituales, y otros.
107
la diferencia entre los sexos no posee nada que permita hacer prevalecer un
género sobre el otro, no obstante, esta diferencia existe y lleva implícita la
idea de jerarquía. A lo largo de la historia y en todas las sociedades habría
pues, una valorización de lo masculino acompañada de una desvalorización de
lo femenino. Para Héritier, la subordinación femenina deriva de la capacidad
reproductiva de las mujeres y es a partir de esa capacidad de fecundar que se
construye la dominación masculina. Héritier (2002) revela la trascendencia
de la píldora anticonceptiva en lo que respecta a la disolución de la jerarquía
entre los sexos. Afirma que los anticonceptivos orales establecieron una de las
condiciones de existencia para la liberación entre sexualidad y procreación.
108
sostiene que no se puede pasar por alto, que la propia definición de un hecho
natural como es la reproducción en nuestra cultura occidental, es fruto de una
elaboración cultural.
Por otra parte, Marshal Sahlins (2015) afirma, que el fundamento de todos
los sistemas de parentesco son aquellos actos rituales de compartir que, en la
cultura, conllevan tal grado de identificación entre los participantes que estos
devienen cognitiva y emocionalmente, simbólica y existencialmente en lo que
él llama la mutualidad de ser, será cada comunidad quien juzgue lo propio del
parentesco. La teoría social del compartir, constitutivo de lo personal/familiar
posee, por tanto, un rango superior a la teoría de la reproducción biológica. Si
lo que hace vecinos, es la proximidad de residencia, lo que hace parientes es
compartir determinados bienes y/o males, goces y/o trabajos. En consecuencia,
el grado de parentesco de un recién nacido (u otra persona) con cualquier otra
depende únicamente de lo que compartan, de acuerdo con sus posiciones y
acciones, en el conjunto del sistema-red del que forman parte. Los parientes,
entonces, viven simbólica y emocionalmente las vidas de cada uno de los otros
y mueren la muerte de cada uno de los otros, y conocen los placeres y dolores
de los otros como suyos propios.
Son los propios actores sociales con sus elecciones, prácticas y estrategias
que van construyendo múltiples maneras de emparentarse. Y a su vez, cómo
se ven afectadas las instituciones que intervienen en los procesos de decisión
y legislación sobre los asuntos de parentesco. Es decir, cómo la órbita del
parentesco se vincula y se ve afectado por otros ámbitos, tales como la política
y el género. Por ejemplo, la mujer como principal rol de cuidadora se conecta
con el Estado de bienestar y las políticas sociales y el mercado de trabajo.
En contexto de crisis económica o en el caso de contextos de vulnerabilidad
socioeconómica las redes familiares pueden ser proveedoras de apoyo y
asistencia, pero en otros contextos puede ser que esas redes se hayan cortado
(Romero, 2003).
109
sistemas de género, las instituciones especializadas en salud infantil y materno-
infantil, los sistemas educativos y el cuidado institucionalizado de niños y
adolescentes, entre otros, da la posibilidad de analizar el parentesco en función
de los contextos socioculturales, económicos, políticos y de género, así como
también las trayectorias personales de los involucrados en cuestión.
8. Referencias
110
Heritier, F. (2007). Masculino/Femenino. Disolver la jerarquía. Buenos Aires,
Argentina: Fondo de Cultura Económica.
111
Sahlins, M. (2015). Sobre la cultura del valor material y la cosmografía de la
riqueza, Revista Etnografías Contemporáneas, 1 (1), 181-226.
112
Líneas de Debate y Problematizacion
113
FAMILIA Y POBREZA EN LOS TIEMPOS DE
CONSUMO1
114
Sumario: 1. Introducción. 2. El ocaso de lo estructural. Subjetivismo epistémico
e intervención focal. 3. Referencias.
115
1.Introducción
116
El sujeto se confunde hasta tal punto con su esfera o dimensión racional que
termina por quedar reducida a ésta. Ese ente racional es el sujeto en sí mismo,
todos los demás aspectos o dimensiones de lo humano se convierten en un
territorio de dominio, sobre el cual, el sujeto debe ejercer un férreo control.
Porque solo así el sujeto logrará realizar su esencia.
Si el sujeto es razón, entonces, las pulsiones, las emociones, el deseo, son algo
distinto y ajeno; de ello se deriva la preocupación por mantenerse libre de las
ataduras que éstas le puedan imponer a aquel.
El sujeto deviene así en un ser en tensión con sus propias pulsiones y extraño
a sí mismo, en un ser al servicio de la razón legisladora. Lo que constituye una
negación de la capacidad emancipadora de la razón, mediante su elevación
como fin en sí mismo (Marcuse, 2002, 1997). Fin o ídolo al que todos los
hombres deben reverencia y acatamiento.
117
representacional estuvo motivada y acentuada por la consolidación de un
orden político y económico centrado en la apropiación individual de los frutos
del trabajo colectivo.
Este individuo reducido a una pura racionalidad ha ido adquiriendo una mayor
espesura en el devenir de la última centuria, como consecuencia del ocaso
de los sujetos colectivos, provocado por la crisis de las teleologías políticas
consignadas en los, que alguna vez se han denominado como, mega-relatos de
la modernidad (Vattimo, 1987).
118
El hedonismo prometido, y hasta ensalzado, pero, siempre condicionado al
rendimiento (Byung-Chul Han, 2012), produce una subjetividad disciplinada
por el deseo, por la promesa de felicidad siempre renovada, pero nunca
plenamente alcanzada. Porque los objetos hacia donde se redirigen los instintos
o las pulsiones no pueden ofrecer por su carácter sustitutorio una gratificación
efectiva (Freud, 2007).
Es, en el acto del consumo, donde los sujetos encuentran menos limitaciones
a la realización de sus deseos. El goce aparece aquí habilitado, santificado,
por el baño de legitimidad que le otorga el brillo resplandeciente del dinero.
Hacia el consumo, hacia la compra, las pulsiones y los deseos humanos son
redireccionados por el discurso publicitario (Freud, 2007).
Los bienes, los productos, han sido erigidos como principales objetos de
deseo; la posibilidad de satisfacer los más poderosos anhelos humanos aparece
condicionada en el mensaje publicitario a algún acto de compra.
119
individuo le va bien es por su exclusivo mérito, pero si le va mal es por sus
incapacidades. La falta de éxito, entendida como imposibilidad de acceder a
los objetos de consumo, deviene entonces en fracaso personal. A la privación
del placer que genera el no acceso a los mismos, se suma el dolor producido
por la herida narcisista.
120
correcta, se comporta de forma contraria a como se debe. El sujeto decide
conscientemente no esforzarse, o elige practicar de manera deliberada una
acción violenta. O, el sujeto es incapaz, porque no puede rendir lo suficiente
como para conseguir los ingresos necesarios para una vida materialmente
decorosa. O, muestra alguna inhabilidad constitutiva que le impide resolver
de forma no violenta sus conflictos. Es decir, el sujeto toma malas decisiones
o es defectuoso, y esa carencia le impide tomar buenas decisiones, pero el
problema es siempre del sujeto, y nunca de la sociedad.
121
los programas y planes que luego se implementan para atender y contener los
“problemas sociales”. Dispositivos en que el sujeto considerado individual y
aisladamente del contexto en el que desarrolla su vida, ocupa el centro de la
intervención. Es en base a ese esquema conceptual que se ensayan diferentes
estrategias con el objetivo de orientar al sujeto, de encausarlo, de sacarlo de la
situación concreta que dio origen a la intervención.
122
de recursos o aquel hacer orientativo nunca desborda hacia el universo de
las oportunidades, porque la praxis estatal en este ámbito no está dirigida a
torcer biografías democratizando opciones y oportunidades; ello, en buena
medida, es una consecuencia de que la respuesta se organice en función de una
incapacidad ontológica ubicada más allá de lo modificable mediante el hacer
político, deviniendo así esa incapacidad en metafísica en más de un sentido.
Sobre la familia se interviene a los efectos de que ésta cumpla con su papel
de “agencia” de sostén y contención, porque preocupa que la desorganización
extrema de la vida familiar, ambiente el desarrollo de procesos, en el orden
de la conformación subjetiva o en el de la conducta social, que perturben la
dinámica social.
123
Un significativo sobredimensionamiento de la autonomía fáctica de la que
efectivamente gozan las personas, impera sobre el universo representacional,
lo que condiciona en grado sumo, la forma en que se piensa la pobreza y la
desigualdad extrema. Esta tiende a ser pensada como una consecuencia de la
incapacidad o de la negligencia del sujeto. Los términos en los que se concibe
el problema, determinan normalmente la manera en que se piensa la solución;
de allí que la solución deje de ubicarse en el campo de lo estructural del sistema
económico y quede exclusivamente inscripta en el universo subjetivo.
124
Las intervenciones están teleológicamente orientadas hacia la modulación
de conductas y actitudes; mediante ese “ajuste”, en las actitudes y en los
comportamientos, se pretende que los individuos asuman unos cursos de
acción que les permita aprovechar las oportunidades que la sociedad les brinda,
y practiquen una gestión de los exiguos recursos materiales y simbólicos
que poseen, encaminada a asegurar a todos los integrantes del núcleo de
convivencia un mínimo vital. Esa modulación que se persigue, se desliza hacia
la imposición de un cierto ethos.
125
básicas, como la ausencia de un trabajo formal o una vivienda decorosa.
Elementos esenciales para el desarrollo de las personas, tanto a nivel individual
como comunitario; generadores de vínculos sociales y fortalecedores de la
convivencia familiar y social.
126
inmutabilidad de las situaciones, o por la constatación de que, a pesar de la
intervención, o quizás, como efecto de la misma la problemática, se han estado
agudizando en vez de revertirse.
127
por efecto no deseado la activación de procesos que terminan incrementando
la tensión y los padecimientos, la frustración y el dolor de las personas más
vulneradas en sus derechos económicos, sociales y culturales.
3. Referencias
Freud, S. (2008). Más allá del principio del placer. Psicología de las masas y
análisis del yo y otras obras en Obras completas. Tomo 18. Buenos Aires,
Argentina: Amorrortu.
Hosbawm, E. (1999). Historia del siglo XX. Buenos Aires, Argentina: Grijalbo
Mondadori.
128
Líneas de Debate y Problematización
129
FAMILIA Y CUIDADO: LA ESTRECHA RELACIÓN
CON LA RESPONSABILIDAD DE LA PROTECCIÓN
SOCIAL
BRUNO GRAH
PREFEITURA MUNICIPAL DE SÃO JOSÉ
[email protected]
130
Sumario: 1. Introducción; 2. Metodología; 3. Descripción y análisis de
resultados; 4. Discusión y conclusiones; 5. Referencias.
131
1. Introducción
132
los servicios sociales se ven afectados por reestructuraciones y restricciones
de recursos, a pesar de la creación de propuestas que ocultan prácticas de
privatización con transferencia de atención y costos a las familias. En el ámbito
de la salud el escenario muestra el refuerzo del cuidado en domicilio, siendo la
familia entonces la principal garante de los mismos (Grah, 2018).
133
familiares, los que muchas veces son dependientes, material e inmaterialmente,
para su mantención en el domicilio. Esta situación trae consecuencias para los
usuarios y sus familias, pues se observa claramente la transferencia de costos
de la asistencia del sector público para las familias, lo que altera el desarrollo
de un modelo asistencial público basado en derechos, para pasar a un modelo
privado, la mayoría de las veces costeado y desarrollado por las propias familias
(Grah, 2018; Dal Prá, Wiese; Mioto, 2018; Mioto; Dal Prá; Wiese, 2018).
2. Metodología
134
accesibilidad o conveniencia – cuando los participantes son seleccionados
de acuerdo con aquellos a los que el investigador tiene acceso (Prodanov;
Freitas, 2013), teniendo en cuenta que las entrevistas con los familiares
fueron realizadas cuando los profesionales del programa hacían las visitas
domiciliarias, de acuerdo con su rutina de trabajo.
En relación con los aspectos éticos, se destaca que la investigación fue aprobada
por el Comité de Ética en Investigación con Seres Humanos de la Universidad
Federal de Santa Catalina (UFSC), de acuerdo con la resolución 1.849.609,
el 5 de diciembre de 2016 y las entrevistas fueron realizadas con la lectura
y firma de consentimientos por los participantes, así como fue autorizada la
investigación en los municipios, a partir de la coordinación del programa o la
Secretaria Municipal de Salud.
135
a los cuidadores y usuarios del Programa Mejor en Casa en Santa Catalina. Se
inicia indicando los principales diagnósticos de los usuarios entrevistados con
el objetivo de visualizar las demandas de cuidado impuestas a las familias con
la internación domiciliaria de su familiar.
Grado de
Município1 ID Sexo Edad Profesión Diagnóstico
Instrucción
Empleado Accidente
taller de trabajo:
mecánico. politraumatismo,
U1 M 26 8ª série paro
Subsidio por cardiorespiratorio
enfermedad
Biguaçu
Auxiliar de
U2 M 25 servicio, 5ª série Paraplegia, escaras
Pensionista2
Fractura de fémur
U3 M 88 Jubilado 4ª série y cirugía de cadera
1 En el municipio de Jaraguá do Sul no fue posible realizar entrevistas con usuarios o
cuidadores. En el municipio de Araranguá se realizó una entrevista solo con un cuidador, y no
se tuvieron informaciones específicas sobre los usuarios
2 Nota del traductor: En Brasil existen las siguientes categorías: Jubilado es la persona que
recibe el beneficio de la jubilación, por medio de su contribución al Instituto Nacional del
Seguro Social (INSS)
136
Grado de
Município1 ID Sexo Edad Profesión Diagnóstico
Instrucción
ACV hemorrágico,
Blumenau U4 F 56 Jubilado NI tetraparesia
U5 M 74 Pensionista 7ª série ACV
Chapecó Amputación de
U6 M 76 Pensionista 5ª série pierna
Empleada
Demencia senil,
U7 F 82 doméstica NI*
Joinville cirugía gástrica
jubilada
U8 F 92 Pensionista SE** Ulceras y artrosis
Camionero
U9 M 56 Primaria ACV isquémico
jubilado
Maravilha Ama de casa,
U10 F 82 jubilada y 4ª série Insuficiencia renal
pensionista.
Alzheimer,
demencia vascular
Jubilado y grave, enfisema
U11 M 72 4ª série pulmonar, infarto
pensionista
de miocardio
Capivari de
Baixo
137
factores de riesgo están asociados a la existencia de hipertensión arterial
sistémica, diabetes mellitus, dolencias cardiovasculares, entre otras.
De los entrevistados, ocho son jubilados, con excepción de tres que reciben
el Beneficio de Prestación Continuada (BPC). Todos los entrevistados están
cubiertos por algún tipo de beneficio. El acceso al BPC puede ser explicado por
haber estado insertos en el mercado de trabajo con relaciones informales, por
consiguiente, por fuera de la cobertura de la previsión social. Esos trabajadores
se encuentran en una relación de desventaja con el mercado de trabajo, más
allá de estar asociadas a relaciones precarias con bajos salarios, lo que muestra
la falta de cobertura de los trabajadores por el sistema de protección social.
3 El cuidado es realizado en forma rotativa por los hijos, siendo dos mujeres y dos hombres
138
Relación del
Grado de
Município ID Sexo Edad Profesión cuidador con el
parenteso
cuidado
Auxiliar de Cuidadora formal
C7 F 67 enfermería Ninguno remunerada
Hija: Cuidadora
Empleada informal no
Joinville 63 remunerada
doméstica Hija y
C84 F
bisnieta
24 Bisnieta:
Estudiante
cuidadora informal
remunerada
Cuidadora
C9 F 63 Costurera Esposa informal no
remunerada
Maravilha
Empleada
C10 F 50 doméstica y Ninguno Cuidadora formal
remunerada
cuidadora
Cuidadora
Técnica en
C11 F 40 enfermería Hija informal no
Capivari de remunerada
Baixo
-5 - - - - -
139
donde el cuidado era dividido entre cuatro hermanos, siendo dos hombres y
dos mujeres.
140
Actividades que el Como se relaciona el
Municipio ID Rutina diaria de cuidados cuidador tuvo que equipo con el paciente
aprender y el cuidador
Las tareas de cuidado se
realizan todo el día; a las
6.30 se brinda desayuno y
administración de remedios. La cuidadora tuvo El equipo orientó
que aprender todas sobre las actividades
La alimentación se realiza de las funciones del que tuvo que
tres en tres horas, y a las 15
U1 nuevamente remedios. A las 17 cuidado. No realiza aprender y aclaró
sola curaciones ni dudas. La médica es
baño con ayuda de la cuñada de
la cuidadora. Usuario toma sol. aspiraciones, para lo la profesional que
que cuenta con ayuda mantiene mayor
Rotación en la cama durante el de la hija y esposo contacto
Biguaçu día. El usuario hace fisioterapia
dos veces por semana llevado
por la familia.
El usuario relata que despierta,
toma un baño, se realiza Mayor contacto con
U2 curaciones una vez al día y Curaciones quien realiza las
ejercicios orientados por la curaciones
fisioterapeuta.
La cuidadora refiere necesidad Mayor contacto con
U3 constante de cambio de pañales No relata médica y enfermera
Alimentación cada tres Se destacó la
horas, limpieza de sonda, realización de
administración de medicación, curaciones, cambio de
cambio de pañales a lo largo pañales, fisioterapia,
del día. Los familiares le rotación en la cama, Contacto frecuente
Blumenau U4 realizan fisioterapia a la usuaria higienización de con el equipo del
durante el día. El baño se hace materiales como
en la tarde, inyectan insulina equipos y frascos. programa.
y controlan presión arterial, Tuvo que aprender
la rutina de cuidados termina la preparación y
sobre las 23.30. La última administración de una
alimentación se realiza a las 22 dieta especial.
141
Actividades que el Como se relaciona el
Municipio ID Rutina diaria de cuidados cuidador tuvo que equipo con el paciente
aprender y el cuidador
Las rutinas se inician 7.30 con La cuidadora relata Tiene mayor contacto
U9 el café, cambio de pañales y que lo más difícil fue con la médica y
baño la alimentación enfermera del equipo
Maravilha
Se realizan curaciones después La cuidadora refiere Tiene mayor contacto
U10 del baño. Según la usuaria, la que las actividades son
cuidadora la ayuda con todo simples con enfermería
La primera alimentación y
medicación se dan a las 8
horas, seguido del baño en La cuidadora relato
la cama o en la silla de baño. que aprendió todos los
cuidados, aun cuando
La alimentación se realiza de tenía conocimientos Tiene contacto con
Capivari U11 tres en tres horas, y el pañal se previos de enfermería. todos los profesionales
de Baixo cambia cuatro veces por día.
Necesitó aprender del programa
Se destacaron las tareas de
ir al centro de salud a buscar sobre el acceso a
insumos, como pañales
la medicación. La última y alimentos
alimentación es a las 20 horas y
la medicación a medianoche
La particularidad está en los casos 7 y 11, en los que las cuidadoras poseen
formación previa en el área de enfermería. Sin embargo, y a pesar de contar con
esa formación previa para un cuidado especializado, las mismas destacaron que
necesitaron aprender muchas actividades para realizar este tipo de cuidados.
La cuidadora del 7 destacó el manejo de la sonda y de la traqueotomía como
novedades aprendidas a partir del cuidado domiciliario.
142
Otra particularidad se evidenció en el caso 5, en el cual la cuidadora ya había
desempeñado tareas de cuidado con otros familiares como la madre y el suegro,
y donde la experiencia acumulada le permitió cuidar a su esposo con mayor
tranquilidad.
4. Discusión y conclusiones
143
Las conformaciones familiares encontradas están en línea con las que
aparecen en investigaciones nacionales, que muestran la disminución de los
núcleos familiares, lo que disminuye la disponibilidad de familiares para el
cuidado, generando una sobrecarga en quienes tienen disponibilidad para ese
cuidado. Las repercusiones se expresan en el abandono de los proyectos de
vida, de la carrera profesional, cambios de ciudad para poder prestar el cuidado
domiciliario, revelando mayores impactos financieros e emocionales para la
familia, principalmente cuando hay escasez de familiares disponibles para el
cuidado.
Reflexionamos acerca de la apuesta que las políticas sociales han hecho al elegir
a la familia como el foco para destinar recursos y servicios, siempre tomando a
un determinado tipo de familia. Nos arriesgamos a decir que prospectivamente
podría haber una incompatibilidad en tener a la familia como el elemento
clave en la política social, porque esta nunca conseguirá abarcar a todos los
tipos de familia (Mioto; Dal Prá, 2015). Como si esto no bastase, las famílias
vienen sufriendo profundas transformaciones, por ejemplo, en el número de
personas que las integran, múltiples en sus configuraciones, donde las mujeres
han salido masivamente al mercado de trabajo, y donde las familias cuentan
apenas con un adulto en su composición, con la presencia cada vez mayor de
personas ancianas (Mioto; Dal Prá, 2015).
144
Esta perspectiva exige transcender la comprensión del cuidado como algo
naturalizado y colocarlo en la base de un derecho social que incluye, por lo
tanto, pensarlo en su relación con los que necesitan y con los que se dedican al
cuidado, siendo el Estado el pilar, la figura central que posibilite la absorción
integral de las demandas de cuidado. De esta forma, el cuidado como derecho,
la posibilidad del cuidador y de las familias de tener libertad de decisión sobre
cuidar o no cuidar y que se tengan condiciones adecuadas para la realización de
ese trabajo, que es arduo, muchas veces esclava de la moral familiar y oneroso
financiera y emocionalmente.
5. Referencias
Dal Prá, K. R., Wiese, M. L., y Mioto, R. C. (2018). Política social e acesso à
justiça: um estudo sobre a judicialização das demandas sociais de Saúde
e Assistência Social. Relatório Final de Pesquisa. Florianópolis, Brasil:
Universidad Federal de Santa Catarina.
145
Feuerwerker, L. C., y Merhy, E. E. (2008). A contribuição da atenção domiciliar
para a configuração de redes substitutivas de saúde: desinstitucionalização
e transformação de práticas. Revista Panam Salud Publica, 24 (3), 180–
188.
Mioto, R. C., Dal Prá, K. R., y Wiese, M. L. (2018). Política social e processos
de judicialização: serviços sociais e famílias em foco. Ser Social, 20 (42),
11-29.
146
Líneas de Debate y Problematización
147
LA CENTRALIDAD DE “LA FAMILIA” Y LA
INFUENCIA DEL PANAMERICANISMO EN LA
HISTORIA DEL TRABAJO SOCIAL REGIONAL
148
Sumario. 1. Introducción. 1.1. El panamericanismo. 1.2. La política
familiarista. 2. Los Congresos Panamericanos de Servicio Social y “la familia
”. 3. La intervención del Servicio Social en la conformación y consolidación
familiar. 4. Conclusiones. 5. Desafíos al repensar la historia de la profesión.
6. Referencias
RESUMEN. El capítulo reconstruye la centralidad adquirida por “la familia”
en la conformación del Trabajo Social regional, a partir del análisis de registros
escritos de Congresos Panamericanos y Seminarios en Latinoamérica de
mediados del siglo XX. Esta tendencia se enmarca en el contexto posterior
a la Segunda Guerra Mundial, cuando la política familiarista se erigió en
defensa de un prototipo de familia nuclear moderna (occidental), es decir,
heteronormativa, monógama, permanente, basada en una clara división
tradicional de los roles de género y con fines exclusivamente reproductivos.
Desde los archivos analizados se observa cómo la intervención del Servicio
Social estuvo orientada a conformar y consolidar “la familia”, promoviendo la
“estabilidad familiar”, lo cual implicaba la prolongación de la especie humana.
Así como procurar la reconstitución de hogares, cuando era posible, ya sea por
el reafianzamiento de la sociedad conyugal o la revinculación de progenitores
o parientes con lxs niñxs. El artículo problematiza el sustrato teórico, político
e ideológico en las que se argumentaban estas ideas, así como, la función
económica y el papel de las políticas sociales familiaristas de mediados del
siglo XX. De esta manera, se evidencia como “la familia” se fue constituyendo
en un eje nucleador, más allá de las áreas de intervención específicas y las
particularidades de los países, en la conformación de la categoría profesional
en la región.
149
1. Introducción
1.1 El panamericanismo
Tal como señala Netto (1997), en América Latina a partir la década del
cuarenta se estrecharon relaciones con EE.UU. tras su consolidación como
país hegemónico a nivel mundial, luego de la contienda bélica, y su influencia
en la categoría profesional pasó a ser preponderante.
1 Cabe aclarar que la denominación de Servicio Social o Trabajo Social se utilizará
indistintamente, ya que responde a la denominación de la misma profesión/carrera, más allá
de que generalmente se relacione su nombre con las denominaciones en los distintos países o
diferentes contextos históricos o .
150
Con la finalización de la Segunda Guerra Mundial, la política exterior de
EE.UU. hacia América Latina estuvo dirigida a afianzar su dominio y garantizar
su influencia, potenciada por el contexto de la Guerra Fría. Desde el fin de la
contienda mundial hasta el triunfo de la Revolución cubana (1959) podemos
ubicar los años de apogeo del panamericanismo, con la creación de variados
organismos y tratados internacionales destinados a delinear los aspectos
políticos y sociales más relevantes sobre los cuales las naciones del “Tercer
Mundo” debían trabajar a fin de “modernizarse y desarrollarse”2.
Manrique Castro (1982) explica que la estrategia era crear condiciones políticas,
administrativas y culturales, más propicias para dinamizar el desarrollo del
capitalismo y el mercado regional bajo su hegemonía.
151
de la subsistencia cotidiana de sus hijxs, principalmente, así como de otros
familiares a cargo.
Uno de los objetivos principales por los cuales se articulaban estos sectores
era el fortalecimiento de un prototipo de familia heteronormativa, monógama,
permanente, basada en una clara división tradicional de los roles de género y
con fines exclusivamente reproductivos. Estos argumentos acentuaron la idea
de complementariedad entre los sexos e impugnaba la noción de igualdad de
los sujetos sexuados.
152
punto de acuerdo era la presentación de “la familia” como un principio al
servicio de las políticas nacionalistas.
Las fuentes principales utilizadas para este trabajo son los documentos de
Congresos y Seminarios Panamericanos de la segunda mitad de la década
del cuarenta. De estos registros, han sido utilizados principalmente las
conclusiones generales y/o recomendaciones referidas exclusivamente a la
temática de nuestro interés. Entendemos estas producciones escritas como una
objetivación de las ideas dominantes o consensos alcanzados que se buscaban
difundir, no de manera lineal y ni como única expresión, sino como una
tendencia hegemónica de pensamiento que alcanzó a ser difundida y divulgada
como formadora de opinión hacia el incipiente colectivo profesional regional.
153
Dentro de las Conclusiones del Primer Congreso Panamericano de Servicio
Social, (CPCPSS) aprobadas se destacó que
Cuba, Ecuador, Estados Unidos, México, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, Uruguay y
Venezuela.
5 En la organización de estos eventos tuvo un papel destacado el Instituto Internacional
Americano de Protección a la Infancia, con mayor relevancia en el último donde tenía sede
central dicho instituto.
6 Contó con la asistencia de delegados y observadores de Colombia, Costa Rica, Cuba,
Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, República
Dominicana y Venezuela
154
de la organización social y el centro propio y natural para el desarrollo de los
individuos. A partir de este principio se señalaba, en el Noticioso de Asistencia
Social Nro. 76 del año 1948:
155
Comisión Asuntos Económicos: que se consideren como factores indispensables
de la vida familiar de modesta condición económica: el salario mínimo vital y
familiar, la vivienda mínima vital y el consumo mínimo vital y los medios para
realizar estos postulados9.
156
registros oficiales y, los algunos casos también, sacramentos religiosos.
157
de las mujeres se reconstruyó a partir de su cuerpo, centralmente a partir de
su genitalidad y de su potencial capacidad reproductiva, razón por la cual se
justificó la biologización de sus prácticas y destinos.
4. Conclusiones
12 “Hay que conservar como barrera crítica que la ‘aptitud para la reproducción’ jamás existe
en sí, que siempre es objeto de una división social del trabajo sexual reproductivo” (Dorlin,
2009, p. 44).
158
reproducción y la subsistencia cotidiana. Sus miembros comparten un espacio
social definido por relaciones de parentesco, conyugalidad y pater-maternidad”
(Jelin, 2012, p. 45).
Sin embargo, los arreglos familiares no están dados por los vínculos de sangre
o características genéticas comunes, sino son relaciones sociales conformadas
por un grupo de dos o más personas entre los que puede haber lazos afectivos,
acuerdos por afinidad y/o residencialidad.
159
para consolidar la familia nuclear moderna como célula o núcleo básico de
la sociedad. En la tarea de la defensa y promoción de la familia burguesa,
históricamente, han convergido un amplio espectro reformista, desde los
sectores más retrógrados hasta aquellos de tintes progresistas (Nari, 2004).
Sin lugar a dudas, en las últimas décadas el modelo (único) de familia nuclear
moderna ha sido puesto en jaque por las luchas históricas de las diversas
configuraciones familiares que vienen peleando por su visibilización y
reconocimiento de derechos.
160
Tampoco ya se puede afirmar ligeramente que “la familia” sea el natural lugar
de amor y cuidado cuando en la región las tasas de femicidios y de abuso
sexual infantil, indican que el “hogar” es uno de los lugares más peligrosos y
hostiles para mujeres y ninxs.
161
6. Referencias
Guy, D. (1998). The Pan American Child Congresses, 1916 to 1942: Pan
Americanism, Child Reform, and the Welfare State in Latin America. Journal
of Family History. 23 (3), 272-291. doi: 10.1177/036319909802300304.
162
Mallardi, M. (2013). Cuestión Social e individuo. Aproximación a las
tendencias contemporáneas de intervención sobre los problemas sociales.
Revista Escenarios (19), 41-49.
163
Líneas de Debate y Problematización
164
LA FAMILIA COMO COMPLEJO SOCIAL: UN
ESBOZO DE SUS MÚLTIPLES DETERMINACIONES
165
Sumario: 1. La familia como síntesis de múltiples determinaciones. 2. Trabajo,
reproducción y complejos sociales ideológicos. 3. La familia como complejo
social ideológico y su funcionalidad en la reproducción del modo capitalista de
pensar. 4. Palabras finales. 5. Referencias.
166
1. La familia como síntesis de múltiples determinaciones1
167
Intrínsecamente articulado a la noción de totalidad compleja, se recupera el
carácter histórico de los procesos sociales, lo cual supone necesariamente
un abordaje que pueda captar dicha procesualidad. Siendo la realidad
esencialmente histórica, entonces, las sucesivas aproximaciones que llevamos
a cabo tienen que poder reconstruir el devenir de los procesos sociales, tornando
necesario la diferenciación entre el fundamento insuprimible y sus múltiples
expresiones. Así, la historicidad de los procesos sociales complejiza el análisis
de la realidad en tanto totalidad compleja, obligando a aproximaciones que
puedan diferenciar entre la esencia y los aspectos fenoménicos de la realidad,
donde, como sostiene Lessa (2000) la primera es el campo de posibilidades de
consubstanciación del fenómeno, y éste es la mediación donde se particulariza
la esencia.
168
identificado en las lógicas que asume la reproducción social. Se trata, entonces,
de poder captar cuál es la función social de la familia, en tanto relación social
particular cuya lógica y funcionalidad se explica de manera dialéctica y
contradictoria con la sociedad, en tanto totalidad.
Para avanzar en esta tentativa analítica, nos proponemos un proceso que nos
posibilite reconstruir aquellos elementos simples y complejos que particularizan
a la familia, lo cual supone poder identificar aquellos aspectos esenciales y
aquellas expresiones peculiares; es decir, se trata de captar sus determinaciones
genérico-universales, las cuales remiten a formas de ser de la realidad que
configuran la esencia de las configuraciones familiares, y que sólo pueden ser
captadas en términos abstractos, y determinaciones socio-históricas, aquellas
que inciden en la configuración de las relaciones familiares en el marco de la
sociabilidad capitalista.
169
así también los medios, las posibles alternativas de acción, lo cual permite
la intervención en la naturaleza, trastocando la causalidad natural mediante
la imposición de una nueva causalidad, ahora teleológicamente puesta. La
selección de alternativas que se realiza en el proceso de trabajo, remite a los
fundamentos de las decisiones del ser social en la elección de las alternativas,
los grados de libertad y las tensiones entre lo correcto y lo incorrecto (Lukács,
2014).
170
de trabajadores, como en el subjetivo, en tanto estos futuros trabajadores,
además de naturalizar la relación salarial, poseen las habilidades y destrezas
mínimas que son requeridas por el capital.
4 Se torna necesario aclarar que la categoría de la ideología en Lukács, supone, también
un complejo social. El filósofo se aleja de cualquier comprensión puramente gnoseológica,
intentando superar la definición de ésta como una suerte de “falsa conciencia”, muy por el
contrario, entiende que la misma comprende el conjunto de ideas y valores que se revelan útiles
para la resolución de conflictos en el marco de la reproducción social. Lukács define para la
ideología, según sostiene Vaisman (2015) un sentido antes ontológico-práctico, que científico-
gnoseológico, identificando una comprensión de ideología amplia, que constituye el conjunto
de conocimientos de las “normas del procedimiento humano” (Lukács, 2018), es decir los
conocimientos que implican la resolución de conflictos derivados de la propia actividad en el
ser social en general; y otra concepción restricta, que refiere a la ideología como el instrumento
por el cual los seres humanos “tornan conscientes y dirimen sus conflictos sociales cuyas
bases últimas son buscadas en el desarrollo económico”(Lukács, 2018, p. 404). Esta última
refiere especialmente a los conflictos que se suscitan en sociedades con una división social del
trabajo compleja, que permite la existencia de clases sociales y, consecuentemente implica
la existencia de conflictos entre intereses contrapuestos. Ambos momentos o dimensiones de
este complejo, conforman, según Lukács, una totalidad, en donde uno no descarta al otro. Un
desarrollo de la concepción de ideología en Lukács se encuentra en Vaisman,(2015) y Lessa,
(2017).
171
una particularidad y funcionalidad concreta para garantizar la reproducción
social, cumplen la función social de transmitir mediante distintos mecanismos
formas de ver y pensar a la propia sociedad (Lessa, 1999). Es decir, el objeto
de sus posiciones teleológicas lo constituye la conciencia de un hombre o
grupo de hombres que tienen que efectivizar el proceso de trabajo.
172
y desarrollo de las personas, pues dicho proceso involucra factores sociales
ontológicamente distintivos.
Por otro lado, otro factor diferente pero profundamente ligado al anterior, refiere
a la incorporación por parte de las familias, de un sistema de valor y deber que
deriva de aquello que es dominantemente reproducido y se constituye en una
necesidad para la reproducción del sistema de relaciones sociales vigentes. En
este sentido, la familia es complementada por la acción de otros complejos
sociales (por ejemplo, el derecho, la educación, la política, etc.) que ayudan a
reproducir un modelo deseable incorporando no solo una forma de pensar, sino
también formas de acción e interacción.
173
puede establecerse linealmente una separación entre uno y otro factor como
independientes entre sí, ni tampoco establecerse una continuidad directa. La
misma heterogeneidad del cotidiano, evidencia la existencia de conflictos entre
las normas “socialmente aceptables”, y las elecciones y valores “individuales”,
sin que esto altere en lo más mínimo el proceso más general7.
174
en su conjunto de la esfera pública, adquiere connotaciones como principal
centro para la reproducción de la fuerza de trabajo. Se trata de un proceso de
privatización de la esfera de la reproducción, es decir, aquellas actividades
orientadas a garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo en el plano
físico, mental y emotivo.
175
Aproximándonos a las peculiaridades del modo capitalista de pensar en la vida
cotidiana, es posible afirmar que, ligado a la necesidad de la primacía del trabajo
alienado y la mercantilización de las relaciones sociales, se desenvuelve todo
un abanico de valores que aportan a la reproducción objetiva y subjetiva de la
subsunción del valor de uso ante el valor de cambio. La familia desarrolla esa
función de importancia mayúscula a la hora de incorporar significados a las
relaciones vinculares tanto en su interior, como hacia fuera de ella.
176
importancia mayúscula, en tanto acentúa una comprensión que coloca los
problemas de la reproducción como consecuencias de aspectos morales o
puramente espirituales. Se refuerza como precepto una determinación moral-
abstracta de los problemas sociales, quitando de la ecuación las determinaciones
políticas y económicas. Bajo esta perspectiva, las causas de los problemas de
la vida cotidiana más variados terminan por ser de carácter ideal, mágico, y
la opción hacia su solución podría encararse mediante un cambio de actitud,
optando por la alternativa de “la senda del bien”, lo que, en última instancia,
lleva a quitar del horizonte la posibilidad de la transformación histórica, por
parte de los propios hombres, condición ésta ligada a la propia ontología del
ser social (Lukács, 2004).
177
fuera de esa relación social reificada no habría nada que fuera útil o adecuado,
el trabajo aparece como tarea compulsiva, necesaria para la sobrevivencia
cotidiana (Rieznik, 2007), pero también como mandato moral que plantea al
trabajador la exigencia de la venta de su fuerza de trabajo para considerarse
digno.
Bajo esta lógica se asignan roles, formatos en base a sexo, edad e incluso
capacidad productiva; reforzando además mandatos que, como señalan ya
hace tiempo los estudios pioneros de Engels (2007), se asocian directamente
con la distribución de roles de cara a su participación en la producción, a partir
de lo cual es posible reconocer una supremacía socialmente puesta sobre los
hombres en detrimento de las mujeres, e incluso donde la niñez y la vejez son
consideradas como instancias incompletas.
178
en el complejo social que habilita o cancela sociabilidades más allá de sí
misma. La tensión entre lo propio y lo ajeno se hace extensiva y se producen y
reproducen valores asociados a un nosotros familiar distinto y antagónico a un
otros categorizado como diferente que, en caso de considerarse peligroso, se
plantea como de evitable relación. Así, la familia no sólo trasmite valoraciones
sobre las prácticas de quienes forman parte de la misma, sino que también, y
centralmente, es la responsable de configurar el prisma ideológico que orientará
la relación de sus integrantes con el entorno en el cual se insertan.
4. Palabras finales
179
social, donde los avances realizados necesariamente nos orientan a la búsqueda
de las peculiaridades de los distintos complejos sociales existentes en nuestra
sociedad, siendo insumo para reflexiones situadas social e históricamente
que niegan la positividad de lo inmediato y procuran alcanzar mediaciones y
determinaciones de mayor complejidad.
5. Referencias
180
Lessa, S. (2012). Abaixo a Família Monogâmica. Brasil: IL.
Lukács, G. (2004). Ontología del ser social: el trabajo. Buenos Aires, Argentina:
Herramienta.
Lukács, G. (2018). Para uma ontología do ser social, 14. Maceió, Brasil:
Coletivo Veredas.
181
1-27. Recuperado de http://ojs2.fch.unicen.edu.ar:8080/ojs-3.1.0/index.
php/plaza-publica, (12/11/2010).
182
DISCAPACIDAD Y FAMILIAS: REFLEXIONES DESDE
EL TRABAJO SOCIAL
183
Sumario: 1. Introducción. 2. Discapacidad, Trabajo Social y Familias. 3. Trabajo
Social Crítico y abordaje familiar desde el modelo social de la discapacidad. 4.
Reflexiones finales. 5. Referencias.
184
1. Introducción
185
rodeos iniciales que se venían dando desde colectivos de PsD y la academia,
extendiéndose el modelo social de la discapacidad hacia el Estado, la arena
política, la sociedad civil organizada, la arena sindical, los entramados
familiares, y actores sustanciales en torno a la temática. Dicho camino se
continúa haciendo, con altibajos según los distintos países, en la constante
tensión entre lo que se dice (en las normativas nacionales, discursos de la arena
política al respecto, etc.) y lo que se hace (a través de la materialización en
políticas, programas, prestaciones, etc.)
186
la razón moderna en su demarcación compulsiva de cuerpos “normales” de
cuerpos “anormales”. La construcción (o no) de una situación de discapacidad
a partir de un déficit diagnosticado halla su correlato en las formas a través
de las cuales se producen y reproducen las normatividades a nivel familiar,
pero, sustancialmente, a nivel político, societal, institucional, organizacional
y territorial. Esto es, la discapacidad como construcción social, lejos de surgir
de la linealidad de un diagnóstico de deficiencia, se produce en la dialéctica
de lo abstracto y lo concreto, en su procesualidad singular y colectiva, en la
conjunción de lo histórico-social. En este sentido, el abordaje de la temática
desde el Trabajo Social debe contemplar tal entramado, entre otras cuestiones,
porque son similares a los que le median como profesión.
187
una razón “científica” moderna que se impuso, por lo pronto, en las sociedades
occidentales. En este contexto, se instaura un deber ser de familia, reproductor
hegemónico de los ideales burgueses en potente expansión en dicho contexto
histórico-social.
188
ser” de familia instituido.
El origen del Trabajo Social como profesión halla aquí sus fundamentos para
su nacimiento y despliegue en un contexto histórico-social que reclamaba la
“necesidad” de producir una figura que llegara a los hogares, en una especie
de extensión de los nuevos roles instituidos de la mujer-madre, en una doble
reproducción de lo femenino en las lógicas de cuidados intrafamiliares. Las
nóveles Visitadoras Sociales se instauraron como una “mano benevolente” que
llevaba a los hogares las bases de una manera “civilizada” de estar en sociedad.
Así, la génesis del Trabajo Social se halla en un escenario de despliegue de
potentes dispositivos anclados en las lógicas médicas y asistenciales de la
época, donde el rol de “la familia” (como “una” familia genérica y homogénea)
se torna sustantivo para su reproducción.
189
no respondían a la hegemonía del deber ser impuesta como interiorización en
los procesos de sociabilidad. Ello encuentra paralelismos sustanciales con la
Discapacidad como construcción social, en tanto se profundizan, por efectos
de la razón “científica” moderna, las líneas demarcatorias entre sujetos y se
instaura el modelo médico de intervención y/o producción de conocimiento en
torno a la temática.
190
El movimiento llamado Generación del ’65 surge en la Décima Conferencia
Internacional de Servicio Social, en Brasil, haciendo hincapié en tres ideas
sustanciales: reconocimiento de las diferencias devenidas por aspectos culturales,
económicos y políticos; rechazo a la metodología y técnicas norteamericanas
que habían permeado toda la formación (caso, grupo, comunidad); rechazo a
las prácticas profesionales que llevaban a la dependencia, injusticia, miseria
y opresión. Con estos planteamientos cambia la relación de sujeto-objeto a
sujeto-sujeto, generándose en los procesos de intervención una actitud activa
del sujeto con el cual se trabaja, así como una relación basada en el diálogo
(Míguez, 2017)
191
dan como similares los conceptos de independencia y de autonomía, cuando
esto no es así: el par dependencia - independencia da cuenta de las posibilidades
que tiene un sujeto de realizar las actividades de la vida cotidiana, ya sea con
o sin la presencia de un tercero; el par autonomía - heteronomía apunta a la
posibilidad de los sujetos de decidir sobre qué, cómo y dónde desplegar su
vida cotidiana.6 A estos pares se le suma el de inclusión - exclusión, el cual,
por lo general, queda mezclado con el concepto de integración (cuando su
par antagónico sería la desintegración, nunca la exclusión). En este sentido,
la inclusión remite a movimientos que deben generarse desde el entramado
societal, político, institucional, organizacional y territorial en el reconocimiento
de la existencia de sujetos plurales, más allá de sus condiciones corporales;
por ende, hacerse cargo colectivamente de la supresión de las diversas
barreras (físicas, comunicacionales, intersubjetivas, etc.) que interpelan el
ejercicio libre y en igualdad de condiciones de todos los sujetos en sociedad.
La exclusión remite a lo opuesto. La integración no hace más que generar
distorsiones al concepto de inclusión cuando queda ubicada como su sinónimo,
cuestión que no es así: “La integración es el movimiento que hace una persona
adaptándose a la estructura para que luego la estructura se adapte a ella; esto
en la singularidad de cada caso” (Míguez, 2014, p. 6). De esta manera, “la
inclusión es una perspectiva de transformación del entorno; la integración de
los sujetos” (Míguez, 2014, p. 6).
6 En este sentido, una persona puede ser dependiente en tanto requiere de un tercero para el
desarrollo de las actividades de su vida cotidiana, pero es autónomo en la toma de decisiones.
Un ejemplo al respecto estaría dado en la situación de dependencia absoluta que tenía Stephen
Hawking, sin dudar de su autonomía.
192
actualidad, cada vez con mayor ahínco, los discursos de un modelo social
que va disfrazando hechos de un modelo médico que tensiona la idiosincrasia
uruguaya reproductora y acrítica, por lo general, de la idea arraigada sobre
“M’hijo el dotor” (Florencio Sánchez, 1910).
Parte de las discusiones se han ido meciendo entre los resabios instituidos
y aún reproducidos (fundamentalmente, desde las políticas estatales) en
torno al ideal de familia nuclear y las disputas que ello genera a la hora de
reflexionar críticamente como profesión en torno a las familias y los procesos
de intervención con quienes las conforman en su diversidad.
193
El modo de mirar la familia va a depender del lugar teórico desde donde
cada profesional se posicione para interpretarla. Por un lado, va a tener
importancia la posición conceptual que se tenga respecto al Trabajo
Social, a la familia y a ésta como objeto de intervención. (…). El modo
de apropiarse del objeto, en este caso la situación familiar, va a depender
de la visión epistemológica en la que cada profesional se asiente, desde
la cual va a seleccionar determinadas categorías de análisis. (De Jong,
2001, p. 36)
Más allá la CDPD no haya logrado desprenderse por completo del modelo
médico que por más de un siglo monopolizó la temática (en tanto adscribe, entre
otras cosas, linealidad a la deficiencia con la discapacidad 7), logra materializar
7 No todas las situaciones de discapacidad resultan consecuencias de deficiencias; ni todas
las deficiencias diagnosticadas llegar a singularizarse en situaciones de discapacidad. Esto
último, menos aún, si se toma como sustancia medular del modelo social la autopercepción
de discapacidad, no su rótulo externo. En este sentido, se retoma a Angelino: “Hablamos
194
en dicha definición de discapacidad la procesualidad que le interpela, así como
la distancia con la responsabilidad que le continúa depositando la Organización
Mundial de la Salud (OMS) a las PsD por su ubicación en tal situación.8
195
Trabajo Social Familias Discapacidad
Fines siglo XIX y Génesis en el Instauración de Monopolización
comienzos siglo XX marco de procesos lógicas familiares de los procesos de
“civilizatorios” reproductoras de intervención en
materializados en el la modernidad discapacidad desde
higienismo. burguesa. el modelo médico de
la discapacidad.
Década ‘60 siglo XX Movimiento Supremacía del Surgimiento de los
Reconceptualizador. modelo de familia disability studies en
nuclear. el mundo anglosajón
que deviene en el
modelo social de la
discapacidad: “Nada
sobre nosotros/as,
sin nosotros/as”.
Fines siglo XX y Trabajo Social Familias como Consolidación del
comienzos siglo XXI Crítico en reconocimiento modelo social de
sus diversas de entramados la discapacidad,
materializaciones. complejos que distan más allá quede
de un modelo único por momentos en
de producirla y discursos más que en
reproducirla. hechos.
196
Se presenta a continuación un proceso de intervención con una PsD y su
entramado familiar, desde la postura del Trabajo Social Crítico y desde el
modelo social de la discapacidad.
197
25 de julio de 2001. En este último caso, la intervención de intérprete de
lengua de señas será preceptiva para decidir la curatela. (Código Civil,
2002, Art. 432)
Surge aquí una doble interpelación. Por un lado, el rezago normativo nacional
al respecto con relación a la mayoría de los países que han ratificado la CDPD,
en tanto dicha figura se ha ido eliminando por ser contraria a los postulados de
autonomía personal de las PsD. Por otro lado, la extrema vulneración que se
genera hacia sujetos que son declarados “incapaces” por cuestiones exógenas
a sus condiciones singulares.
10 Desde el modelo social de la discapacidad: “La sordera no es ni una deficiencia ni una
diferencia, sino un hecho biológico singular sin valor en sí. La configuración perceptiva
singular de un individuo sordo produce maneras de vivir y de comunicar singulares. De esta
manera, existe también una “normalidad de la sordera”, definida por los múltiples modos de
vida y adaptaciones singulares de los sordos en su lugar en el mundo”. (Benvenuto, 2011, p.
21)
198
tensiona al límite la realidad que varias personas sordas profundas transitan,
quedando ubicadas en una situación de discapacidad extrema cuando se trata
de una cuestión comunicacional y el despliegue de lógicas hegemónicas
oyentizadas.11 En la situación de Ana, el no acceso a la LSU se debió a la
ausencia de educación formal12 en lengua de señas, lo cual no sólo complejizó
sus procesos intersubjetivos en su lengua natural, sino que la privó de toda
posibilidad de ampliar su sustrato cognitivo13 a través de la misma. De ahí a
considerarla “incapaz” hay un abismo, el cual se amplía cada vez que quienes
se autoidentifican desde la normalidad y con el saber/poder “científico”
unidireccional (propios del modelo médico en discapacidad) pueden
protoformizar en “deficiente” a un sujeto porque no responde a los estándares
comunicacionales hegemónicos. En este sentido, se comparte con Rancière
(2003, p. 37) en cuanto a que “no hay por qué ver ahí un obstáculo a la
comunicación. Eso solamente lo ven los perezosos, los que se asustan ante la
idea de esta arbitrariedad y ven en ella la tumba de la razón. Sin embargo, es
todo lo contrario…”. De esta manera, en lugar de analizar críticamente dichas
prácticas oyendizadas generadoras de exclusión, se responsabiliza al sujeto
concreto por no responder a los estándares comunicacionales de la mayoría:
“No sabiendo cómo intervenir en la especificidad de la sordera la persona
queda como objeto (objeto de la justicia, de las instituciones del Estado,
objeto de su marido, de su familia, etc.), por lo que hay que darle su calidad
de sujeto” (Galiffet et al., 2017, p. 22). Asimismo, al no comunicarse en su
lengua natural y no contar tampoco con elementos de la lengua oral, en tanto
se maneja con señas generadas a la interna de la familia, posiblemente haya
11 Las jerarquías en las lenguas han tenido un peso importante desde los procesos de
colonización. ¿Por qué no pensar que se trata de la imposición de una lengua sobre otra como
un acto colonizador?
12 Ya fuera en una escuela especial para personas sordas, o en régimen de integración en aulas
de escuelas comunes, según las dos opciones que tenía cuando debió transitar su derecho a la
educación.
13 Más allá se comparte con Ranciére (2003, p. 36) que “Las leyes de la lengua no tienen nada
que ver con la razón”, tendencialmente quedan mezcladas las cuestiones cuando de personas
sordas y sorderas se trata.
199
quedado etiquetada con oligofrenia desde un saber psiquiátrico que se maneja
sólo en lengua oral y desconoce lo que todo ello interpela a las personas sordas,
de la mano de los discursos de su madre cuando planteaba la agresividad de
su hija. Pero, ¿cómo no exteriorizarse agresivamente cuando ni siquiera los
adultos de referencia en todo su proceso de sociabilidad se comunicaron con
ella más que con señas básicas para una mínima comunicación?
200
está la figura del/de la Intermediador/a Sordo/a, quien se encarga de generar
puentes lingüísticos entre las personas sordas que se manejan con señas básicas
(no específicamente lengua de señas) y el mundo oyente en general. Dichos/
as Intermediadores/as Sordos/as surgen como figura potente en el marco de las
Unidades de Salud para personas Sordas (USS), iniciadas en Francia hace más
de dos décadas, siendo Uruguay “el primer país latinoamericano en contar
con una unidad de atención para las personas sordas. La misma fue puesta
en funcionamiento en el año 2012” (Galiffet et al., 2017, p. 16). Resultará
sustantivo darle voz a Ana en primera persona, que sea ella quien relate su
historia, su sentir cotidiano, cómo se imaginaría un futuro, tanto para ella como
para su hija e hijo. Una historia de vulneraciones no se cambia de la noche a la
mañana, pero sí se puede generar un proceso de trabajo conjunto, sistemático y
sostenido, al menos en los primeros meses de acercamiento a la situación. Tal
como plantea De Jong:
De esta manera, desde el Trabajo Social habrá que poner en juego las
percepciones y emociones de Ana y de su entramado familiar, en la dialéctica
de lo universal - particular - singular de comprensión de la realidad de este
sujeto y esta familia, en una procesualidad teórico-metodológica como, por
ejemplo, la planteada desde el existencialismo con el método progresivo-
regresivo (Sartre, 2000). Ello implicaría “descubrir en cada grupo familiar
y en cada integrante los modos de sentir, pensar, actuar, valorar, intuir,
tensionándolos con la realidad material” (De Jong, 2001, p. 20), de forma tal
que los sujetos puedan objetivarse en su vida cotidiana (primer movimiento
progresivo), reconocer sus historias de vida singulares y familiares (segundo
movimiento regresivo) para poder proyectarse en un “fuga y salto” que le(s)
201
habilite a superar lo acontecido y generar cambios ampliando el “campo de sus
posibles”16 (tercer movimiento progresivo).
4. Reflexiones finales
Varias son las tensiones que surgen al materializar un Trabajo Social Crítico en
conjunción con el modelo social de la discapacidad en abordajes familiares aún
16 Tal como plantea Sartre, “por muy reducido que sea, el campo de lo posible existe
siempre” (2000, p. 79).
202
mediados por lógicas discursivas que les embandera como sujetos de derecho
y que, en los hechos, principalmente desde las políticas estatales, se continúa
reproduciendo acríticamente el modelo de familia nuclear como el “deber ser”.
203
5. Referencias
Angulo et al. (2015). Infancia y Discapacidad. Una mirada desde las Ciencias
Sociales en clave de derechos. Montevideo, Uruguay: UNICEF.
Galiffet, F., Míguez, M. N., y Ortega, M. (2017). Rol del Trabajo Social en las
Unidades de Salud para Sordos. Boletín Onteaiken, (23), 10-30.
204
https://legislativo.parlamento.gub.uy/temporales/leytemp4472228.htm
205
Sánchez, F. (1910). M’hijo el dotor. Buenos Aires, Argentina: Claridad.
206
LA CONSTITUCIÓN DE FAMILIAS COMO SUJETOS
POLÍTICOS
VERÓNICA CRUZ
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA
[email protected]
207
Sumario. 1. Introducción y justificación o marco teórico. 2. Metodología.
3. Descripción y análisis de resultados. 3.1. Identificación y caracterización
de áreas de política social donde mayormente las familias inciden desde
su organización política. 3.2. Análisis de los modos en que los grupos de
familiares se movilizan para resolver situaciones de vulneración de derechos.
4. Discusión y conclusiones. 5. Propuestas y alternativas. 6. Referencias.
RESUMEN. El capítulo expone los núcleos teóricos centrales que
direccionaron la investigación denominada “Políticas Sociales, Trabajo Social
y constitución de las familias como sujetos políticos”1. Recupera asimismo -de
manera sintética y parcial- los resultados de la misma.2 El propósito general del
proyecto fue analizar la relación entre situaciones de vulneración de derechos,
políticas sociales, Trabajo Social y procesos de constitución de las familias
como sujetos políticos, a fin de conocer las estrategias de resolución de las
problemáticas que los atraviesan. Se trabajó con una estrategia cualitativa que
permitiera relevar las experiencias de las organizaciones y las significaciones
que sus miembros le otorgaban a las mismas. El trabajo de campo se centró en
entrevistas abiertas con informantes claves.
208
1. Introducción y Justificación
209
poder y fuertes componentes ideológicos y afectivos. Existen en ella
tareas e intereses colectivos, pero sus miembros también poseen intereses
propios diferenciados, enraizados en su ubicación en los procesos
de producción y reproducción. En la vida cotidiana, las relaciones
familiares constituyen el criterio básico para la formación de hogares y
el desempeño de las tareas ligadas a la reproducción biológica y social
(2008, p. 3).
210
2. Metodología
211
lucha por el reconocimiento de derechos, nos muestran, por un lado, cómo
cada grupalidad fue delimitando y definiendo herramientas, prioridades e
intencionalidades, asumiendo modos específicos de tramitar las tensiones. Por
otro, el modo en que las condiciones sociales, económicas, intelectuales, de
prácticas políticas y/o comunitarias previas, así como las circunstancias de
irrupción de la problemática que las nucleó, sentaron las bases de recorridos
sinuosos y diferenciados. Y finalmente plantean la necesidad de no padronizar
las intervenciones, convocándonos a efectuar indagaciones que capturen la
complejidad del proceso y orienten las estrategias socio-profesionales.
212
los tiempos que requirieron los encuentros fueron mayores a los previstos; y el
tercero ligado a la decisión de incluir “nuevas” organizaciones que cobraron
alta relevancia en el desarrollo del estudio (por ejemplo, las organizaciones
vinculadas a la legalización del uso del cannabis con fines terapéuticos).
213
sobrevivientes y familiares de la Tragedia de “República Cromañón”
(incendio en un local bailable, en un recital, con casi 200 víctimas fatales y
un número superior de heridos graves), nucleados en torno de la asistencia
de víctimas, sobrevivientes y familiares, y del trabajo en relación con las
condiciones de habilitación de los locales de esparcimiento. (No posee
página web)
214
• COVIC: esta asociación la integran familiares de personas en situación
de encierro punitivo que atraviesan condiciones de detención sin garantías
constitucionales. Trabaja como organización territorial desde hace 25 años,
ofreciendo orientaciòn y asistencia legal y social a las personas detenidas y
a sus familias. No poseen referencias web ni en redes sociales.
215
campo simbólico en el que se producen y reconocen; y, por otro lado, las
consecuencias estratégico-institucionales que remiten a los resultados
producidos por sus acciones, ya sea en términos de la satisfacción de sus
demandas o de las trasformaciones del sistema político institucional.
216
En cada uno de estos documentos analizamos temáticas y procesos que
poseyeran cierta afinidad o aristas similares; a fin de visibilizar las estrategias
que cada grupo de familias fue creando para ejercer sus disputas. Al mismo
tiempo, reconstruimos las transformaciones subjetivas de los participantes
de las organizaciones, quienes, partiendo de un padecimiento singular o que
afecta a un grupo delimitado, colocan su demanda como una reivindicación
de carácter público. Estas mutaciones son, a nuestro entender el germen de la
politización de las organizaciones, cuyo efecto impacta en las instituciones del
estado, generando cambios especialmente en la legislación y en las políticas
públicas.
217
transformarse, al punto de consolidar intencionalidades contradictorias con las
originales.
218
De acuerdo a lo diseñado, restringimos específicamente las entrevistamos a
trabajadora/es sociales que se desempeñaron en las situaciones o temáticas
ligadas a las organizaciones trabajadas; colegas que se desempeñaron desde el
Ministerio de Desarrollo Social de la Nación en la “masacre de Cromañón”;
integrantes del Programa Provincial de rescate a víctimas de trata (Provincia
de Buenos Aires); a quienes acompañan desde Programas de Extensión
Universitaria a las organizaciones que promueven el autocultivo de cannabis;
y a quienes trabajan en el ámbito de la atención a víctimas de la violencia
institucional desde el Comité contra la Tortura de la Comisión Provincial por
la Memoria.
4. Discusión y conclusiones
219
que la vulneración de derechos no puede ser pensada como un problema
individual, y que el papel del Estado es sustancial en dar respuestas que no
las responsabilicen. Relacionado con lo anterior, podemos afirmar -a partir
del trabajo de campo realizado- que las organizaciones estudiadas no buscan
suplantar la responsabilidad estatal, sino, por el contrario, demandan su
intervención efectiva, en una lógica de articulación con el Tercer Sector desde
una perspectiva de corresponsabilidad.
Entendemos que el desafío a asumir en las prácticas cotidianas -en las que
habitualmente trabajamos con familias singulares- es, reconocer de su
capacidad de disputa; y de ese modo cuestionar las visiones “románticas” de
las familias, que deshistorizan y despolitizan el lugar de esta institución en la
trama más amplia de la reproducción social.
5. Propuestas y alternativas
En este apartado situamos una cuestión que desde nuestro equipo consideramos
220
estratégica: teniendo en cuenta que nuestra investigación se desarrolló en
la Universidad pública, en el marco del Programa de incentivos a docentes-
investigadores, no podemos omitir algunas referencias a la relación entre la
producción de conocimientos y su necesaria transferencia a los procesos de
formación de Trabajadora/es sociales.
221
promover espacios y mecanismos de divulgación de las producciones, tales
como cursos, seminarios, publicaciones, entre otras, que favorezcan el acceso
de los y las estudiantes y profesionales a esas discusiones y a los resultados de
nuestras investigaciones.
6. Referencias
222
Líneas de Debate y Problematización
1. ¿Usted/es considera/n que esta perspectiva teórica sobre las familias existe
en el campo profesional y/o académico? ¿Abordamos a las familias como
sujetos políticos?
2. Los ejemplos que colocan las autoras hablan de dolor y problemáticas que
empujan a las familias a buscar respuestas en términos de políticas de Estado.
¿Qué ejemplo conoce/n usted/es en su país?
223
INFANCIA MIGRANTE EN ESPAÑA
224
Sumario. Introducción. 1. Aproximaciones teóricas al concepto de Niñez en
Movimiento (NeM): definición y debates. 1.1. Elementos clave de la NeM:
infancia y género, visión de la infancia, interés superior de la niña y el niño,
participación infantil. 1.2. Marco normativo (internacional, regional, nacional).
2. Datos y tendencias en España: análisis de los perfiles. 2.1. NNA en contextos
migratorios. 2.2. NNA Migrantes Menores No Acompañados/as (MENA). 3.
Abordajes desde el Trabajo Social. 3.1. Intervención con NNA en riesgo. 3.2.
NNA en situación de desamparo. 4. Conclusiones. 5. Referencias.
RESUMEN. La movilidad humana se ha mantenido como característica
de la humanidad a lo largo de los siglos, si bien se han ido produciendo
variaciones en la composición y características de los flujos migratorios (Leyra
y Carballo, 2018). En este sentido cabe señalar el peso que han ido adquiriendo
las migraciones de niñas, niños y adolescentes (NNA) internas, regionales o
internacionales, acompañadas o individuales, de forma voluntaria o forzada, a
lo largo de las últimas décadas (13,9% del total del stock migratorio en 2017).
La proporción y el número de NNA migrantes varían según la región, siendo la
frontera sur mediterránea una de las zonas donde se está produciendo un mayor
incremento en las llegadas de NNA. Según datos del Ministerio e Interior de
España, si atendemos solo a las llegadas por mar de NNA no acompañados
en la frontera sur española, se ha pasado de 588 llegadas en 2016 a 6.063
en 2018. Estos NNA, están expuestos a numerosos riesgos, situaciones de
vulnerabilidad -explotación, abuso, tráfico, trata-, y experiencias que atentan
contra sus derechos fundamentales, incrementándose en el caso de los no
acompañados (Ceriani, 2019; APHA, 2019; Leyra, Carballo, y Pajarín, 2014;
Leyra, Carballo, Gilsanz, y Pajarín, 2014). El presente capítulo, a partir de un
estado de la cuestión sobre las aportaciones teóricas al respecto de la infancia
en movimiento, Niñez en Movimiento (NeM), infancia migrante (Dottridge,
2013), analizará los enfoques – seguridad versus protección-, las políticas y las
prácticas desde el Trabajo Social existentes en relación a la infancia migrante
en España.
225
Introducción
226
el Instituto de la Juventud, el Defensor del Pueblo, así como de informes
e investigaciones previas impulsadas por organizaciones internacionales
como ACNUR, UNICEF, UNODC y organizaciones de la sociedad civil
especializadas.
A las niñas, niños y también adolescentes (NNA) que han tenido una experiencia
migratoria de diverso alcance, se les conoce como Niñez en Movimiento
(NeM)2. El concepto de niñez en movimiento es relativamente reciente, ya
que surgió en la agenda pública en torno a mediados de los 90, de la mano
de especialistas y organizaciones de la sociedad civil (OSC) que trataban de
abordar diversas experiencias y necesidades de NNA que se desplazaban desde
sus lugares originales de residencia (Dottridge, 2013).
227
enfrentan durante su experiencia migratoria. Niños y niñas víctimas de la trata
de personas, menores no acompañados/as (MENA), niños y niñas en situación
de calle, raptados, forzados a migrar, en situación de refugio y/o solicitantes
de asilo, y nómadas, entre otras situaciones, son casos que reflejan problemas
subyacentes como la pobreza, la explotación, el conflicto o el abuso.
Identificar y conocer de cerca a los diferentes grupos que componen esa niñez
en movimiento resulta de vital importancia, tanto para trazar unas líneas de
análisis y acción diferenciadas y adaptadas a cada caso, como para ofrecer un
marco común de abordaje que aliente la coordinación, la colaboración y la
cooperación entre las entidades e instituciones con responsabilidades sobre ese
colectivo.
228
1.1. Elementos clave de la NeM: infancia y género, visión de la infancia,
interés superior de la niña y el niño, participación infantil
Así mismo, será también a partir de la Convención sobre los Derechos del
Niño (ONU, 1989), cuando se instaure como planteamiento fundamental la
consideración de niñas y niños como sujetos de derechos y será este enfoque
el que deba primar en la mayoría de políticas y acciones orientadas a la niñez
(Gaitán y Liebel, 2011). Hoy en día, constituye uno de los enfoques que más
se aplica en los estudios de la infancia y ha supuesto una nueva manera de
entenderla, no solo desde los programas orientados a la intervención con este
229
colectivo, sino en su consideración más profunda (Leyra, 2012; Liebel, 2006;
Liebel y Martínez, 2009).
230
el país de origen, como en los países de tránsito y de destino.
A nivel internacional, todos los NNA por el hecho de serlo han de tener
reconocidos todos los derechos recogidos en la CDN (ONU, 1989), aunque
en este caso y en función de su condición de NeM entre estos principios
generales y derechos reconocidos podemos destacar los artículos recogidos en
la siguiente figura:
Los derechos de las niñas y de los niños aparecen contemplados, por tanto, en
el ámbito internacional en la Declaración de los Derechos del niño (1959),
en la CDN (ONU, 1989), en sus dos Protocolos del año 2000 -el Protocolo
relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la
pornografía y el Protocolo relativo a la participación de niños en los conflictos
armados-, y el tercero de 2011– el Protocolo facultativo de la Convención
sobre los Derechos del Niño relativo a un procedimiento de comunicaciones-.
Tanto la Declaración como la CDN y sus Protocolos se complementan con
otros instrumentos jurídicos desarrollados por otras instituciones del sistema
internacional, destacando la Convención Internacional sobre la protección de
231
los derechos de todos los trabajadores migrantes y de sus familiares (1990), los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030: ninguna niña,
niño o adolescente migrante y/o refugiado debe ser dejado atrás (2015) y los
principios generales con respecto a los Derechos del Niño en el contexto de
la migración internacional (2017) (Carballo, 2017; Leyra, Carballo, Gilsanz y
Pajarín, 2014).
232
Tabla 1: Legislación relativa a la infancia migrante
233
LEGISLACIÓN ESPAÑOLA SOBRE EL DERECHO DE EXTRANJERÍA Y
SOBRE LA PROTECCIÓN DE LA INFANCIA
Ley Orgánica 1/96 de Protección Jurídica del Menor, de Modificación Parcial del Código
Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil
Ley Orgánica 4/2000, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su
integración social. (Reformada por LO 8/2000, LO 14/2003, LO 2/2009, LO 10/2011, y
RDL 16/2012)
Ley Orgánica 5/2000 de Responsabilidad Penal de los Menores
Ley 12/2009, de 30 de octubre, reguladora del derecho de asilo y de la protección
subsidiaria
Real Decreto 557/2011, por el que se aprueba el Reglamento de la Ley Orgánica 4/2000,
sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, tras su
reforma por la Ley Orgánica 2/2009 (en su redacción dada por el Real Decreto 844/2013,
de 31 de octubre)
Ley Orgánica 8/2015 modificación del sistema de protección a la infancia y a la
adolescencia
Ley 26/2015 de modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia
234
No obstante, a pesar del carácter estructural que se puede apreciar en un
fenómeno que se ha mantenido en España, a pesar de las fluctuaciones, desde
la década de los años 90, es palpable una carencia y dispersión en los datos
existentes4 . Esta debilidad en el sistema de registro y obtención de información
-conocimiento sobre el origen y las causas del desplazamiento, la edad, el sexo,
información sobre si están o no acompañados por un progenitor, miembro de
la familia, tutor legal, etc., las rutas de tránsito y destino de las y los menores
(Síndic de Greuges de Catalunya, 2018; Humphries y Sigona, 2016) - dificulta
la determinación de los posibles niveles de vulnerabilidad y las necesidades de
protección.
A día de hoy los datos más actualizados de NNA los encontramos en las
estadísticas de población del Instituto Nacional de Estadística (INE)5 y en las
Memorias Anuales de la Fiscalía General del Estado (FGE). Los primeros años
se caracterizan por un crecimiento progresivo de la llegada de NNA a España,
que se ve ralentizado a partir del 2006, y deriva en un estancamiento de las
llegadas hasta el año 2015. A partir de este año, con un incremento exponencial
en 20166, se inicia un cambio de tendencia que se mantiene en la actualidad.
4 Además el desglose de datos de población migrante por sexo y franja etaria permite conocer
las dinámicas de la población migrante y de los países receptores.
5 De acuerdo a las series de población del INE, a 1 de enero en España residen 46.937.060
millones de personas, de las cuales 4.840.207 son extranjeras.
6 Entre las personas recién llegadas a España en 2016, había 1.674 niños y niñas, casi la mitad
de los cuales eran de Siria (809).
235
2.1. NNA en contextos migratorios
7 Por ejemplo, no aparecerán como NNA en los datos que estamos presentando de 2018,
aquellas personas residentes extranjeras menores de 19 años a las que se concedió la
nacionalidad española 30.437, de los cuales 15.812 eran niños y 14.62
8 Serie detallada de población, INE, 2019.
236
2.2. NNA Migrantes Menores No Acompañados/as (MENA)
Los niños y niñas migrantes no acompañados que llegan solos a nuestro país
reciben el nombre de Menores Extranjeros no Acompañados o MENAS,
término que induce a la cosificación y estigmatización de los mismos. Según
el artículo 2 de la Directiva del Consejo 2003/86/EC del 22 de septiembre de
2003 sobre el derecho a la reagrupación familia, un menor no acompañado
es todo nacional de un tercer país o el apátrida menor de dieciocho años que
llegue al territorio de los Estados miembros sin ir acompañado de una persona
adulta responsable de él/ella, ya sea legalmente o con arreglo a la costumbre,
mientras tal adulto responsable no se haya hecho cargo efectivamente del
menor, o cualquier menor al que se deje solo tras su entrada en el territorio de
los Estados miembros9. En España los Menores Extranjeros no Acompañados
requieren de una especial atención por su especial vulnerabilidad.
9 En España por la doble condición de menor y extranjero les será aplicable la Ley de
Protección del Menor como la Ley de Extranjería (art. 35, y arts. 189-198 del Reglamento de
Extranjería).
10 La mayoría de las tutelas se encuentran en la Comunidad Andaluza (6.294 menores);
Cataluña (1842); Melilla (1.322); País Vasco (990); Comunidad valenciana (730); Ceuta
(553); Madrid (490); Murcia (390); Canarias (281); Aragón (175); Castilla-La Mancha (160);
Galicia (113); Cantabria (111); Asturias (103); Castilla y León (102); Baleares (64); Navarra
(58); Extremadura (16) y La Rioja (1) (Fiscalía General del Estado 2019, p.838).
237
Con relación a los perfiles, sólo el 3% son niñas (216), siendo mayormente
varones (6.810). El origen mayoritario de estos niños es de Marruecos (61,89
%), República de Guinea (14,10%), Mali (8,15%), Argelia (5,6%), Costa de
Marfil (4.5%) y Gambia (1.69 %) (Fiscalía General del Estado 2019, p.837).
Son reseñables también los datos que presenta la Fiscalía General del Estado
(2019), de menores acompañados por adultos que entraron en patera en
2018, 755 menores (383 niñas y 372 niños), lo que supone un incremento
del 599% respecto al año anterior (126). La procedencia de estos menores
es mayoritariamente de la República de Guinea (38,67 %) y Costa de Marfil
(27,15%), Camerún (9%) y Argelia (8,74%). Para el año 2018 tampoco existen
estadísticas sobre las entradas de menores por vía aérea o que son introducidos
en España a través de las fronteras de Ceuta y Melilla ocultos en vehículos o
similar (p.838).
Por último, existe otro grupo de niñas, niños y adolescentes presentes en España
es el conformado por NNA víctimas de Trata. En España, la trata que más
persiste es la trata con fines de explotación sexual y laboral, aunque también se
han detectado víctimas de trata con fines de matrimonio forzado y mendicidad
(Fiscalía General de Estado, 2016). La mayoría de las víctimas en el caso de
la explotación sexual detectadas en España son mujeres y niñas extranjeras
provenientes de Rumanía, Nigeria, Paraguay o República Dominicana
(ACCEM, 2014; APRAMP, 2016; Fiscalía General de Estado, 2016).
238
derecho a ser reconocidos/as como solicitantes de asilo y de refugio y gozar de
la protección especial en torno al principio de no devolución (Leyra, Carballo
y Pajarín, 2014); así también es el caso de los MENA y las víctimas de trata.
De las 55.668 solicitudes de protección internacional registradas en España en
2018, el 21% eran de menores de edad (11.744), de las cuales 9.742 solicitudes
son de menores de entre 0 y 13 años y 2.002 solicitudes de entre 14 y 17 años
(Ministerio del Interior, 2019).
239
Jurídica del Menor y su posterior modificación, la Ley 26/2015, de 28 de julio,
de Modificación del Sistema de Protección a la Infancia y a la Adolescencia,
garantizan una protección uniforme a nivel estatal y suponen una referencia
para la legislación autonómica (Ley 26/2015). De acuerdo con el ordenamiento
jurídico español, la activación del sistema de protección para los NNA depende
de la calificación de dos conceptos fundamentales: la situación de riesgo o la
situación de desamparo (Bueno y Mestre, 2006).
240
3.2. NNA en situación de desamparo
Conforme a Ley 1/1996 y al artículo 172 del Código Civil (Real Decreto de 24
de julio de 1889), un NNA se encuentra en situación de desamparo cuando es
privado de la necesaria asistencia moral o material a causa del incumplimiento,
el imposible o inadecuado ejercicio de los deberes de protección establecidos
por las leyes. La Ley 1/1996 incluye, así mismo, circunstancias como el
abandono del NNA; el riesgo para su vida, salud e integridad física; el riesgo
para su salud mental, su integridad moral y el desarrollo de su personalidad; o
cualquier otra situación perjudicial a causa del inadecuado cumplimiento de la
patria potestad, la tutela o la guarda.
Ante este tipo de actuaciones, que ponen de manifiesto una evidente tensión
entre la aplicación de medidas de protección y el control migratorio (Bravo y
Santos, 2016), las recomendaciones elaboradas para España por el Comité de
los Derechos del Niño instan a poner fin a la práctica del retorno automático de
los MENA, asegurando que todos los procedimientos respeten la condición de
NNA, así como la legislación nacional e internacional (Comité de los Derechos
del Niño, 2018).
241
4. Conclusiones
5. Referencias
242
Cuadernos de Trabajo Social, 14, 155-170. Recuperado de https://rua.
ua.es/dspace/bitstream/10045/6511/1/ALT_14_10.pdf
Castaño, M., y Pérez, A. (2017). Son niños y niñas, son víctimas. Situación
de los menores de edad víctimas de trata en España. Madrid, España:
UNICEF Comité́ Español, Huygens Editorial.
243
global de Trabajo Social. Recuperado de https://www.ifsw.org/what-
is-social-work/global-definition-of-social-work/definicion-global-del-
trabajo-social/
Fiscalía General del Estado (2016). Memoria de la Fiscalía General del Estado
2016. Madrid: Centro de Estudios Jurídicos. Recuperado de https://www.
fiscal.es/memorias/memoria2016/FISCALIA_SITE/index.html.
Fiscalía General del Estado (2019). Memoria de la Fiscalía General del Estado
2019. Recuperado de https://www.fiscal.es/memorias/memoria2019/
FISCALIA_SITE/recursos/pdf/capitulo_III/cap_III_4_7.pdf
Humphries, R., and Sigona, N. (2016). Children and unsafe migration in Europe:
Data and policy, understanding the evidence base. Global Migration Data
Analysis Centre. Data Briefing Series, (5).
244
La Catarata-IUDC-ICEI.
245
Ministerio de Trabajo, Migración y Seguridad Social (2018). Anuario de
Estadísticas Recuperado de: http://www.mites.gob.es/ficheros/ministerio/
estadisticas/anuarios/2018/EXR/EXR.pdf
Ministerio del Interior (2019). Anuario Estadístico del Ministerio del Interior
2018. Madrid, España: Ministerio del Interior, Secretaría General Técnica.
246
relativas a los derechos humanos de los niños en el contexto de la
migración internacional en los países de origen, tránsito, destino y retorno.
Recuperado de https://tbinternet.ohchr.org/Treaties/CMW/Shared%20
Documents/1_Global/CMW_C_GC_4-CRC_C_GC_23_8362_S.pdf
247
TRANSICIONES DE LA VIDA ADULTA EN LAS
FAMILIAS DEL URUGUAY VULNERADO
248
Sumario: 1. Introducción y justificación. 1.1. El contexto: Uruguay alineado a
un modelo de desarrollo latinoamericano. 1.2. Linajes Maternos y transiciones
a la vida adulta en el Uruguay Vulnerado. 2. Metodología. 3. Descripción,
análisis y resultados. 4. Discusión y conclusiones. 5. Referencias.
249
1. Introducción y justificación
Por este motivo, siempre han resultado más bien descriptivos, marcando los
diferentes modos en que los jóvenes transitan a la vida adulta, pero sin ahondar
en las explicaciones de porqué suceden estas diferencias.
Este modelo de familia determina, entre otras cosas, el modo en que las
transiciones a la vida adulta tienen lugar, y por ende aporta valor heurístico a
un análisis, que de otro modo puede terminar siendo excesivamente empírico.
250
una sociedad que tiende a la homogeneidad social y la integración, en segundo
lugar, esta característica nos hacía diferentes de lo que sucedía en buena parte
del continente.
En este artículo el autor trabaja con una premisa fundamental, que contradicen el
imaginario del que hablábamos, existe un modelo de desarrollo latinoamericano,
con ciertas características comunes a pesar de las diferencias entre los países,
y que por supuesto incluye a Uruguay.
El aspecto fundamental es que dicho modelo implica para todas las sociedades
latinoamericanas la existencia de una gran brecha (gap) entre sectores
socioeconómicos. Esto echa por tierra la noción del imaginario uruguayo que
nos sindicaba como diferentes dentro del continente, y suponía una sociedad
de la integración.
The high inequality, the urbanization whit poverty, and the short
window of demographic opportunity are the result of a long-established
historical features of the Latin American development models and
are also related to and deepened by the transformations that occurred
mainly between the late 1980s and the beginning of the twenty-first
century. The increase of inequality arose from several sources. These
include the labor market; changes in family structure and arrangements,
notably the new gender and social division of paid and unpaid work;
the intergenerational challenge, evidenced in the changing ratios of child
and old-age dependency; changes in the structures of opportunities for
workers in these different generations; and changes in urban sociospatial
251
segregation and segmentation. Indeed, these transformations produced
even more stress on the historically fallible concordance between the
social structure of risk in the region and its social protection framework.
(Filgueira, 2011, p. 34)
Siendo América Latina el continente más desigual tal vez pueda parecer que
el Uruguay tiene buenos niveles de distribución del ingreso. Sin embargo,
el contexto no debe hacernos perder de vista nuestra realidad y el desarrollo
histórico de este proceso.
Tanto para el dato del coeficiente de Gini, como para los de pobreza y desempleo,
la variación de los últimos años ha sido muy significativa. Sin embargo, la
visualización de los datos permite concluir que se trata más bien de un retorno
a guarismos históricos que una transformación estructural.
252
autónomos y por este motivo transforma la privación en exclusión social,
pues se deterioran los canales que permitirían el tránsito de una situación
de ingresos deprimidos a otra con remuneraciones relativamente más
altas. (Arim, 2008, p. 92)
Sin embargo, vale la pena hacer una descripción somera del modelo. Dichas
familias, dada su estructura, conciben de manera particular las relaciones de
parentesco, la filiación, los roles de género, y la transición a la vida adulta.
253
El concepto de matrilocalidad puede estar asociado al anterior, aunque no es
necesario que así sea, y significa que cuando se conforma una nueva pareja,
esta establece su residencia en el hogar de la familia de mujer y no en la del
hombre.
Por estos motivos, los eventos que establecen el tránsito a la vida adulta
se diferencian de tal forma que, para los hombres suele constituir la salida
del hogar materno es el hecho que marca la transformación en adulto, con el
concomitante ingreso al mundo del trabajo o más ampliamente el desarrollo de
diferentes estrategias para la satisfacción de necesidades.
254
1.3. Transiciones y trayectorias a la vida adulta
Siendo que las transiciones a la vida adulta son un elemento central del modelo
de linaje materno, vale la pena tomar en consideración los análisis que a este
respecto existen. Si bien el estudio sobre la juventud y los jóvenes es mucho
más amplio y antiguo, el trabajo sobre las transiciones a la vida adulta encuentra
un mojón fundamental en el trabajo desarrollado por el investigador catalán
Joaquim Casal (2006).
Ahora bien, resulta claro que la diversidad de formas que asume la juventud no
nos permitiría hablar de una única forma de transición a la vida adulta, ya que
esto equivaldría a volver a esquemas esencialistas y apriorísticos.
255
estructura de posibilidades y el modo en que cada individuo desarrolla su
biografía en el marco de esta estructura.
2. Metodología
Life course ideas focus on the changing contexts of lives and their
consequences for human development and aging. The “individual life
course” is structured by social influences and by the life choices people
make in constrained situations. Any change in the way people live
their lives affects their development and both are subject to change in
established pathways — in workplaces and communities. These pathways
and trajectories of development and aging are interrelated across the life
span. (Elder, 2000, p. 7)
256
transita la familia o el individuo en los diferentes ámbitos de los que forma
parte, tales como la educación o el mundo del trabajo.
Por último, los puntos de inflexión refieren a cambios en el curso de vida de las
personas, que no son en modo alguno previsible o esperable, como por ejemplo
la muerte de un familiar, o un cambio repentino en la integración al mundo del
trabajo.
257
3. Descripción, análisis y resultados
258
varones cuando consiguen el primer empleo en promedio, en tanto que son
más de un año menores que los varones en promedio cuando tienen el primer
hijo. La edad de autonomía no presenta una diferencia significativa.
259
Ahora bien, solo tomar en cuenta el promedio de edad de estos eventos puede
impedir ver la complejidad de las trayectorias particulares. De este modo, vale
preguntase por el orden en que esto eventos suceden.
Este estudio de transiciones nos permite ver las importantes diferencias que
existen en el modo de realizar las transiciones en función de nivel de ingreso
definido en quintiles.
260
de transición es marcadamente diferente para el primer quintil y para el quinto
quintil.
En tanto para el caso de los jóvenes más ricos un 77 % desarrolla una transición
en la secuencia típica, los jóvenes del primer quintil tienen una distribución
mucho más diversa.
En este caso no son para nada infrecuentes los tipos de transición que comienzan
por la tenencia del primer hijo, representando casi un 17 % de los casos, en
tanto que lo que hemos definido como transiciones típicas, representan un 51
% de los jóvenes entrevistados. También para el caso de los más pobres es más
frecuente la autonomía anticipada.
Tipos de transición 1er Quintil 2do Quintil 3er Quintil 1er Quintil 5to Quintil
Transiciones de
reproducción 6 12,5% 8,4% 12,0% 9,8% 0,0%
anticipada
261
Estas diferencias, que se evidencian a partir del análisis conjunto del tipo
de transición y el nivel socio económico, se profundizan si tomamos en
consideración la variable sexo del entrevistado.
Tipos de transición 1er Quintil 2do Quintil 3er Quintil 1er Quintil 5to Quintil
M F M F M F M F M F
1 31,8% 27,7% 45,5% 37,6% 43,7% 33,4% 38,4% 47,4% 50,4% 82,8%
Transiciones
típicas
2 23,0% 20,9% 27,6% 17,7% 13,0% 13,5% 25,0% 2,9% 22,1% 0,0%
Transiciones 3 37,4% 15,0% 13,7% 20,1% 27,7% 23,5% 24,8% 23,7% 18,3% 17,2%
de autonomía
anticipada 4 1,6% 13,3% 3,3% 11,4% 4,1% 4,2% 0,0% 8,0% 0,0% 0,0%
5 5,3% 3,6% 2,7% 4,2% 5,6% 8,4% 11,8% 0,0% 9,1% 0,0%
Transiciones de
reproducción 6 0,9% 19,5% 7,2% 9,1% 5,8% 16,9% 0,0% 18,0% 0,0% 0,0%
anticipada
100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
En el gráfico a continuación vemos que las diferencias entre las mujeres del
primer y quinto quintil son aún mayores que el promedio. Mientras que en el
primer quintil una de cada cuatro mujeres comienza su transición a partir del
evento de la maternidad, en el quinto quintil esto no se ha registrado. En este
sector de población el 83 % realiza una transición típica.
262
Fuente: Elaboración propia con base en la ENAJ 2013.
263
4. Discusión y conclusiones
Dicho de manera más llana, los jóvenes y las jóvenes del Uruguay vulnerado
realizan transiciones a la vida adulta diferenciados, en los que los eventos de
transición se desarrollan siguiendo itinerarios diferentes.
A partir de los datos de la ENAJ 2013, vimos que las jóvenes de los hogares
mas pobres suelen tener mucho mas frecuentemente transiciones que adelantan
la maternidad en comparación con las trayectorias típicas.
Por otra parte, los varones de los hogares más pobres suelen tener transiciones
que adelantan la autonomía con mucha más frecuencia que lo visto para otros
quintiles de población.
Desde el punto de vista de las políticas públicas, estas diferencias tan marcadas
con relación a los modos en que los y las jóvenes de diferentes estratos sociales
transitan a la vida adulta, suponen un desafío a la hora de diseñar y evaluar los
dispositivos educativos, de salud sexual y reproductiva, de acompañamiento
en la autonomía, etc.
Evidentemente no son iguales los soportes que requiere un joven cuya realidad
supone un abandono temprano del hogar de origen, respecto de otro que
realizará una transición típica.
264
Se requiere una mayor adecuación de dichas políticas, evitando los esencialismos
y apriorismos que supone una idea abstracta de “joven”, a la luz de una más
profunda indagación sobre las trayectorias juveniles y las biografías familiares.
5. Referencias
Blanco, M., y Pacheco, E. (2003). Trabajo y familia desde el enfoque del curso
de vida: dos subcohortes de mujeres mexicanas. Papeles de Población, 9
(38), 159-193.
Casal, J., Garcia, M., Merino, R., y Quesada, M. (2006). Aportaciones teóricas
y metodológicas a la sociología de la juventud desde la perspectiva de la
transición. Revista Papers, (79).
¬Elder, G. H., y Kirkpatrick, M. (2000). The Life Course and Aging: Challenges,
Lessons, and New Directions. In Settersten, Jr. Richard A. Life Course:
Toward New Understandings of Later Life. Chapel Hill, United States:
University of North Carolina.
265
Paredes, M. (2003). Los cambios en la familia en Uruguay: ¿hacia una segunda
transición demográfica? En Nuevas Formas de Familia. Perspectivas
nacionales e internacionales (pp. 73-102). Montevideo, Uruguay:
UNICEF – UDELAR.
266
INTERPELACIONES POST ESTRUCTURALISTAS A
LA FAMILIA COMO EXPERIENCIA
267
Sumario: 1. Introducción. 2. La familia nuclear como invención moderna.
3. Interpelaciones contemporáneas al ideal de familia. 4. Conclusiones y
discusiones. 5. Referencias.
RESUMEN: Muy a grandes rasgos, podemos decir que desde la perspectiva
foucaultiana, la familia cumple la función central de adherir a sus miembros
a los aparatos disciplinarios y, al mismo tiempo, oficiar como pivote sobre
el cual los diferentes sistemas disciplinarios se enganchan o relevan entre
sí. La institución familiar se reformula por completo en la modernidad con
la invención de la población como sujeto-objeto de la intervención estatal
del liberalismo, convirtiéndose en un dispositivo de gobierno, es decir,
inaugurando la estrategia gubernamental de gobierno a través de la familia. De
este modo, la familia nuclear, privatizada, “devendrá el espacio de mediación
y de ajuste entre los requerimientos de las normas sociales y las necesidades
de control poblacional de un Estado (configurado como una red de aparatos
biopolíticos) y el desarrollo psico-sexual (y social) individual” (Sabsay,
2009). Si pensamos, con la grilla foucaultiana, a la familia como experiencia,
es decir como forma histórica de subjetivación, podríamos preguntarnos por
qué la figura de la familia, intrínsecamente conservadora y cada vez menos
coincidente con el ideal moderno de núcleo hombre-mujer-progenitores-
hijes, conserva vigencia como modelo hegemónico. Podríamos preguntarnos,
también, por las interpelaciones que recibe ese modelo desde las perspectivas
queer y post-queer -asimismo inspiradas en el pensamiento de Foucault- en la
contemporaneidad neoliberal, sobre todo en cuanto a la geometría variable y
diferencial de las políticas sexuales y reproductivas, según las coordenadas de
género. A esas dos series de interrogantes se dedicará este capítulo.
…una nostálgica remembranza de “familia” definida como “célula básica de la
sociedad”,
definición que caducó hace décadas cuando las metástasis de esas células
no pudieron ocultarse y fue necesario distinguir
la importancia fundacional de las organizaciones familiares para el desarrollo
humano,
de las calidades de algunas de sus prácticas violentas -homicidas a veces-
y en oportunidades convertidas en un tembladeral
para el equilibrio psicológico de sus miembros.
Eva de Giberti
268
1. Introducción
269
afectivas que, a decir de Judith Butler, reduzcan al máximo la inhabitabilidad
de la vida.
270
Ambas funciones revisten un carácter estratégico enorme en tanto garantizan
la efectividad de los aparatos disciplinarios, sobre todo en su carácter de
modeladores o fabricadores de cuerpos dóciles. En definitiva, la familia “tiene
el doble papel de fijación de los individuos a los sistemas disciplinarios y de
confluencia y circulación de los individuos de un sistema a otro (…) por ser una
célula de soberanía, es indispensable para el funcionamiento de los sistemas
disciplinarios” (Foucault, 2005, p.106).
Por eso, cuando nos preguntamos por qué perdura la familia, como ideal y como
institución, es crucial recordar la caracterización foucaultiana de la familia
como “alvéolo de soberanía” indispensable para que “los grandes sistemas
disciplinarios que habían invalidado y suprimido los sistemas de soberanía
pudiesen actuar por sí mismos” (2005, p.106-107).
Como apunta Débora Tajer (2012), esta familia, conformada por dos adultos
(varón y mujer) cónyuges y sus hijos e hijas, fue efecto de los profundos cambios
acaecidos desde el siglo XIX, pero, además, fue causal de una producción
específica e histórica de formas de la masculinidad y de la feminidad. Mientras
los varones son los proveedores económicos y representantes de la familia
271
en el espacio público, las mujeres dedican su vida a la crianza y las tareas
de la reproducción social en el espacio privado. De este modo, mientras la
institución clave del espacio público es el Estado, la del espacio privado es la
familia nuclear.
Esa división típicamente moderna entre ámbito público y privado, entre Estado
y familia, no es una mera división de funciones, sino que -nos dice Diana
Maffía (2007)- es un reparto sectorizado y sexualizado. Será preciso que:
ese sujeto que fue a trabajar y que volvió cansado, con la ropa sucia y
humillado, vuelva a su casa y allí recupere las condiciones para volver a
trabajar con la misma energía al día siguiente (…) ese trabajo emocional
y de reproducción de la fuerza de trabajo, es el lote ideológico que nos
va a tocar a las mujeres en esta división entre lo público y lo privado
(2007, p.23).
272
una dicotomía en el sentido que no hay ninguna otra clasificación sexual y
que ningún sujeto puede pasar de uno a otro de estos casilleros. La segunda
es que el objetivo del sexo es la reproducción, lo cual implica que no hay
relaciones sexuales legítimas que puedan ser homosexuales, y también que
ninguna práctica sexual que no dé lugar a la reproducción es una práctica lícita.
La tercera es que la familia es una unidad natural.
Es sabido que el término queer aparece en los Estado Unidos hacia finales de
la década del 80, para designar todas aquellas prácticas e identidades sexuales
que se alejan de la norma sexual. La palabra queer, como injuria o insulto, es
reapropiada para hacer de ella el lugar de acción y de reivindicación política;
para hacer de la nominación abyecta el lugar de la identificación. Es decir, para
que el objeto de la injuria se vuelva sujeto de la enunciación y, por ende, agente
político. La pretensión política primera del movimiento queer es redefinir el
horizonte democrático, empezando por derribar las posiciones integracionistas
del mundo homosexual occidental blanco, así como aquellas que plantean al
sujeto mujer como el único agente de la política feminista.
273
cuerpos desviados. Es decir, cuerpos que no pueden ni deben acceder a la
reproducción del cuerpo nacional (Preciado, 2015).
A partir de tales interrogantes, Butler dirá que “el criterio mismo mediante
el cual juzgamos a una persona como un ser como una presuposición de
274
humanidad, no es sólo el que rige la reconocibilidad de lo humano, sino
también el que informa las formas por las cuales nos reconocemos o no en
cuanto a sentimientos, deseos y cuerpo, cuando nos vemos en el espejo,
cuando nos paramos ante la ventana, cuando acudimos a los psicólogos, a los
psiquiatras, a los profesionales médicos y legales para negociar lo que bien
puede sentirse como la no reconocibilidad del propio género y, por lo tanto, la
no reconocibilidad de uno mismo como persona” (2010, p. 4-5).
Por su parte, Paul Beatriz Preciado plantea que tras las Segunda Guerra
Mundial emerge un nuevo régimen de control del cuerpo y de producción de la
subjetividad, con la comercialización farmacológica de las llamadas hormonas
sexuales y la transformación de la pornografía en cultura de masas. Este
capitalismo, sostiene Preciado, difiere radicalmente del régimen biopolítico del
siglo XIX que Foucault había caracterizado como disciplinario. Según ella, el
proceso neocolonial de la globalización neoliberal implica también la extensión
de este nuevo modelo de producción que denomina farmacopornográfico.
Las políticas feministas y homosexuales de los años 70 del siglo XX, dice
Preciado, se caracterizaron por un esfuerzo en entender lo que Foucault llamó el
nacimiento de la clínica, buscando desmantelar sus instituciones disciplinarias:
la familia, la escuela, el hospital, la prisión o la fábrica. Sin embargo, hoy nos
encontramos en un contexto político en el cual la nueva gestión neoliberal,
la economía de la deuda y los recortes de servicios sociales anuncian una
intempestiva muerte de la clínica, su privatización y transformación de la
clínica en industria farmacopornográfica.
275
Por una parte, las técnicas de apropiación y esclavismo, la gestión de la sífilis
y la patologización de la locura y la homosexualidad, características de los
siglos XVIII y XIX, hoy son desplazadas por nuevas técnicas de gestión de
la migración, del cuerpo seropositivo y por la patologización y la producción
mediática de la discapacidad, del autismo, de la obesidad, de la infertilidad, de
la intersexualidad o de la transexualidad.
276
Otro cambio central es la invención de un conjunto de técnicas endocrinológicas,
químicas, que separan reproducción y heterosexualidad. El hito inaugural del
régimen fármaco-pornográfico es, según Preciado, la píldora anticonceptiva,
no sólo como técnica hormonal sino, sobre todo, como constructora de
feminidad. Según Preciado (2008), la píldora no es tanto un método de control
de la natalidad, como una poderosa técnica microprostética de producción del
género femenino; una técnica para feminizar los cuerpos de las consumidoras.
La hipótesis de Preciado es que, desde mediados del siglo XX, este régimen
de poder, tan farmacológico como pornográfico, modeliza los modos de
subjetivación y de corporalidad contemporáneos. La era farmacopornográfica,
esta fase del capitalismo, coloca la gestión biotecnológica de la sexualidad en
el centro de la actividad económica. A diferencia del capitalismo fordista, el
farmacopornocapitalismo, basado en los pilares de la industria farmacéutica
y la industria audiovisual, no produce objetos concretos sino “ideas móviles,
órganos vivos, símbolos, deseos, reacciones químicas, estados del alma”
(Preciado, 2008, p.45).
277
Pensamiento disidente que es indispensable para efectuar hoy una crítica a
la familia como experiencia contemporánea. Es letra muerta toda declaración
de principios que no problematice desde las disidencias una institución tan
polémica, tan denostada y tan vigente, tan arrasada y tan vigorosa, como la
familia nuclear moderna.
Como vemos, los feminismos radicalmente disidentes nos ayudan a dar por
tierra aquellas tres afirmaciones conservadoras con las que abríamos este
apartado. Con respecto al dimorfismo sexual anatómico, queda clara la falacia
de que la experiencia sexual se agote en la división mujer-varón. En cuanto a
que la única meta del sexo es la reproducción, la industria farmacopornográfica
se ha encargado de autonomizar (y mercantilizar) la reproducción de la
sexualidad, a niveles que ni siquiera imaginamos. Por último, y para regresar
el foco al tópico que nos convoca, hoy es insostenible cualquier argumentación
que postule como natural el modelo de familia nuclear moderna.
Con respecto a esto último, hay otra interpelación central para recoger. Como ya
dijimos, la familia nuclear se constituyó en el modelo o ideal de la modernidad
y, advierte Tajer (2012), desde que a ello le fue incorporando el amor romántico
como base de entrada al matrimonio, se ha validado como una institución que
legitima los vínculos amorosos heterosexuales y ha hecho que el parentesco
funcione o califique sólo si adopta las formas reconocidas de familia. De este
tópico ineludible se ocupa Judith Butler en su artículo “¿El parentesco siempre
es de antemano heterosexual?” (2005).
278
matrimonio homosexual no equivale al parentesco homosexual. Sin embargo,
a aquella afirmación centenaria sobre que el matrimonio es una institución y un
vínculo única y exclusivamente heterosexual, en la actualidad se sobreimprime
otra: que el parentesco no funciona, ni califica como tal, si no adopta una forma
reconocida de familia. En efecto, generalmente las propuestas de legislación
en torno al matrimonio gay excluyen los derechos de adopción o de acudir a
las tecnologías reproductivas.
Butler rebate aquellas afirmaciones, empezando por citar una serie de estudios
sociológicos contemporáneos que demuestran la existencia de variopintas
relaciones de parentesco que no se ajustan al modelo de la familia nuclear, que
desbordan los conceptos jurídicos hegemónicos. Provocadoramente, plantea
que:
Esta interpelación:
279
Scott (2005) hace un interesantísimo aporte a partir del análisis de los debates
sobre el pacto civil de solidaridad en Francia, que pusieron sobre el tapete
posiciones muy disímiles acerca de la naturaleza de las familias.
Lo que pone de relieve Scott es que las normas sobre la familia primero se
establecen de manera legislativa y después se justifican apelando a la biología,
y que las familias se organizan en referencia a relaciones legales y no sexuales;
no son encarnaciones de la verdad de la naturaleza. Por lo tanto, la conexión
entre reproducción y crianza es un constructo y no un dato de la naturaleza.
280
ejercer y visibilizar una experiencia de crianza. El deseo de hijo:
Otro hito que resulta ilustrativo lo trae a colación Gabriela Bacin (2015), quien
reconstruye la experiencia del colectivo Lesmadres de Argentina, en su lucha
por el reconocimiento legal de hijes de familias comaternales. Relata que
hasta entrados los años 2000 les hijes de estas familias en general provenían
de relaciones heterosexuales previas hasta que, a partir del 2010, comenzó a
aprobarse una serie de normas que contribuyeron al reconocimiento de los
derechos de las disidencias sexuales. En 2010 se sancionó la Ley Nº 26.618 de
Matrimonio Igualitario, que estableció que “los niños y niñas que nacen en el
matrimonio de dos madres son legalmente reconocidos por ambas”. Hasta ese
momento, las familias comaternales no contaban con ningún reconocimiento
legal de los vínculos; esto es, había una “madre legal” y la otra madre no tenía
vínculo legal ni con su pareja ni con sus hijes. Dos años después, el Decreto
de Necesidad y Urgencia Nº 1006/2012 permitió “regularizar las inscripciones
de los niños y niñas con dos madres casadas y nacidos antes de la sanción
de la Ley de Matrimonio Igualitario”. Gracias a este instrumento, les niñes
beneficiaries de la medida pudieron “acceder a la obra social y previsiones
sociales por parte de ambas madres, garantizar la continuidad de su vínculo
en caso de separación o muerte de una de ellas, permitir la circulación y la
toma conjunta de decisiones médicas y educativas, derechos hereditarios,
toma de licencias por enfermedad de los hijos, entre otros derechos”. En
2013 se sancionó la Ley de Reproducción Asistida Nº 26862/13, que no exige
diagnóstico de infertilidad para acceder al beneficio y que lo enmarcó “en el
derecho a la salud sexual y reproductiva, garantizando una cobertura de las
técnicas no discriminatoria ya que incluye por igual a las parejas heterosexuales,
mujeres solas y parejas de mujeres”. Bacin agrega que, además, el colectivo
Les madres también consiguió avanzar en la no obligatoriedad del casamiento
281
para el reconocimiento legal de les hijes, lo cual se plasmó en la modificación
del Código Civil y Comercial que entró en vigencia en 2015, que cambió la
ley de filiación para incorporar un tercer tipo -además de la filiación natural o
biológica y la adopción-: la filiación por voluntad procreacional, que se deriva
de la voluntad de ser madre o padre y aplica para quienes utilizan técnicas de
reproducción asistida, sean parejas heterosexuales, mujeres solas o familias
homoparentales o comaternales.
4. Conclusiones y discusiones
Las nuevas organizaciones familiares no son nuevas, dice Eva Giberti (2012).
Nuevo es el registro de lo que existía, omitido, silenciado o negado. Nuevas son
282
las tecnologías que facilitan la aparición de vinculaciones sociales y familiares
y de identidades y subjetividades ligadas a tales tecnologías. ¿Sería realmente
posible -por no hablar de deseable o prometedor- hacer caber a gays, lesbianas,
transexuales, travestis, andróginos, intersexuales, hermafroditas, bisexuales,
transgéneros y a toda otra disidencia sexual en el corset de “las” familias, por
sólo añadir la letra ese? ¿Habrá que recoger el guante de Butler y Scott en el
sentido de inventar unos lazos de parentesco no necesariamente fundados en
el matrimonio y, por ende, en la familia nuclear moderna? O, en palabras de
Paribanú Freitas de León (2015), ¿qué sentidos debemos o podemos darles
a las categorías de familia o familiaridades en el marco de las experiencias
culturales y de sociabilidad LGBTIQ histórica y políticamente situadas?
283
que usarlas en las prácticas públicas. Prácticas que tienen que ver con
la empatía, con la capacidad para comprender el dolor, el sufrimiento de
otra persona. Y cuánto de nuestra prédica en la vida pública que tiene que
ver con los derechos humanos, con la igualdad de oportunidades, con las
libertades personales, hay que poner en esta estructura que aparece como
preservada del Estado pero que en realidad requiere ser vista con los ojos
de los derechos humanos, como es la pareja, las relaciones con padres e
hijes, las familias (p.33).
284
de la experiencia afectiva.
6. Referencias
Butler, J. (2010). Marcos de guerra: las vidas lloradas. Buenos Aires, Argentina:
Paidós.
285
Clavero, M. (2015) Adopción homoparental. Un estudio sobre la construcción
de deseo de hijo en parejas gays. En Familias y Diversidad Sexual.
Recuperado de https://www.researchgate.net/publication/304166225_
Familias_y_Diversidad_Sexual_Sistematizacion_de_la_Reunion_
Satelital_realizada_en_el_marco_del_IV_Encuentro_Universitario_de_
Genero_Salud_y_Derechos_Sexuales_y_Reproductivos_Nuevos_retos_
para_la_inves
286
derecho a la igualdad. Voces en el fénix, año 5 (32), 17-22.
287
Líneas de Debate y Problematización
2. ¿Los tres elementos indicados por Diana Maffia se encuentran vigentes hoy
en día? Fundamente/n su opinión. Analizando concretamente sus prácticas
profesionales: ¿cómo éstas las reproducen, si es que lo hacen?
288
LA PERSPECTIVA PERSONIANA SOBRE LA FAMILIA,
LA FAMILIA AISLADA Y TECNIFICADA
289
Sumario: 1. Introducción. 2. Sobre la Teoría General de la Acción. 3. La
sociedad como sistema. La ubicación de la familia. 5. Parsons y la tecnificación
familiar. 6. Referencias.
290
1. Introducción
Para el estudio de los sistemas sociales, Parsons parte de una teoría general
de la acción que, para el autor, es un proceso que tiene lugar en un sistema
conformado por un actor y una situación, de manera tal que: “toda acción
implica la relación de las unidades de acción con los objetos de su situación”.
(Parsons y Shils, 1951, p. 50 -51) Veamos los elementos que esta definición
implica: 1.- un actor, que hace referencia a toda persona o actor colectivo; 2.- la
situación que es el conjunto de objetos que orientan la acción.
291
Cuando hablamos de unidad de acción nos referimos a un individuo o a un
colectivo que está en relación con una situación compuesta de diferentes
objetos. Pero en la situación, el actor no está solo, existen muchos otros. Se
trata entonces de una pluralidad de posibilidades de acción que constituye un
sistema de acción, es decir, es lo que conceptualmente Parsons denomina un
esquema analítico relacional.
Cabe destacar que si bien Parsons distingue diferentes objetos sociales (físicos,
humanos, etc.) cuando el autor habla de la acción social toma como punto
de referencia a la acción del ego hacia los objetos sociales, o sea, al entorno
humano que rodea al actor y con el cual entra en un diálogo operativo. El
prototipo de la relación actor-objeto es la interacción social en la cual el
objeto es también a su vez, “un actor que hace algo”. Por tanto, el ego espera
reacciones por parte de tales “objetos sociales”, aguarda respuestas, por lo que
el autor indica que el sistema de acción es un sistema de “expectativas mutuas”
(Parsons, 1960, p. 467).
Cabe destacar aquí, que nosotras colocaremos énfasis en los sistemas sociales,
o sea, “aquellos sistemas de interacción de una pluralidad de actores sociales
individuales orientados a una situación que incluye un conjunto de símbolos
culturales inteligibles para todos” (Parsons, 1951, p.5).
292
un conjunto de variables importantes y remitir a ellas los fenómenos del
comportamiento humano.
Cuatro son las pattern variables, que se presentan de manera dicotómica, por
tanto, la orientación de la acción es siempre dilemática. Dos de ellas hacen
referencia a la relación del actor con los objetos de la acción; y las otras dos
son relativas a la significación del objeto/s para el actor. Los primeros pueden
ser llamados “modelos de orientación”. Los que hablan del significado de
los objetos para el actor son denominados “modelos de clasificación de los
objetos”. Las pattern variables se polarizan, por tanto, en torno al actor y al
objeto y se dividen en dos grupos: actitudinales y objetivos. Presentamos a
continuación las cuatro pattern variables en orden de acuerdo a los modelos
señalados. A saber: 1.- Orientación personal vrs. Orientación colectiva; 2.-
Universalismo vs. Particularismo; 3.- Afectividad vs. Neutralidad Afectiva;
5.- Adscripción vs. Realización.
Parsons y Bales, en el artículo señalado, asocian las pattern variables con los
problemas de integración de los sistemas sociales. Realizaremos una breve
síntesis de tal asociación en lo que resultan ser contextos de la acción social
(que se expresan en la sigla siguiente: AGIL).
293
colectivo) a la situación” (Parsons, Bales y Shils, 1953, p. 89). Comprende dos
tipos de problemas: 1.- ajustar el sistema de acción a las exigencias inflexibles
de la realidad; y 2) los que surgen de la transformación activa de esa misma
realidad situacional externa al sistema. La actividad que la caracteriza es de
orden instrumental. Para dominar la situación de interacción es necesario que
el actor conozca los objetos, sus características y las relaciones que establecen
con otros objetos. Tales características son definidas de manera universal pero
percibidas con la significación concreta que tienen para alcanzar los objetivos
del sistema. De ahí la vigencia que en esta fase tienen los modelos universalismo
y especificidad. La orientación a los objetos se configura de acuerdo con los
modelos de universalismo (orientación por padrones establecidos de manera
universal) y actuación (énfasis en logros de las performances) y la actitud se
configura de acuerdo con el de especificidad (el objeto adquiere significación
por alguna cualidad determinada) y neutralidad (sin valoración afectiva por
parte del ego).
294
ya un hecho y significa que el actor se satisface permanente en los objetos
poseídos. La “afectividad” caracteriza pues eminentemente la acción en
esta fase. El objeto es para el actor posesión y goce. La relación que une
al actor con el objeto es evidentemente particularística (Parsons, Bales y
Shils, 1953, p. 195 y ss.).
295
con los modelos de neutralidad y difusividad. El término latencia corresponde
a la fase designada antes por la dimensión “expresiva” y se distingue de ella
solo porque implica una referencia más acentuada al sistema de acción en
cuanto todo estructurado.
Esta fase corresponde al estado hipotético inicial y final del proceso considerado
como un movimiento de emergencia de la estructura del sistema de acción.
Los modelos culturales y motivacionales se mantienen en estado latente y
al mismo tiempo, se expresan de formas que sea posible la supervivencia de
las unidades y desde el sistema como unidad integrada. La presencia latente
y expresiva de los modelos culturales y motivacionales es necesaria no solo
en los períodos en que se suspenden el proceso de la acción sino también en
aquellos en que predomina una fase determinada. El interés por los objetos es
porque éstos poseen un conjunto de cualidades que tienen una significación
propia para el estado afectivo del actor. El interés que los objetos tienen para
el actor es, pues, difuso, indeterminado y cualitativo. La fase de Latencia
posee dos cualidades diferentes a la de la fase de integración. Ellas son la
neutralidad y el universalismo de la orientación hacia los objetos. El estado
emocional se expresa disciplinadamente de acuerdo a los modelos latentes.
La acción está orientada hacia los objetos universalisticamente, es decir, la
“significación del objeto ha sido interiorizada, los signos y símbolos que
lo representan está vinculados cognoscitiva y afectivamente a los signos y
296
símbolos que representan a otros objetos y la constatación total de símbolos y
significaciones resultantes constituye una estructura de símbolos interconexos
y generalizados”. Esto significa en otros términos que “el actor ve el objeto
como asociado a otros objetos y lo maneja de acuerdo con leyes lógicas en
diversos niveles de generalización afectiva (Parsons, Bales y Shils, 1953, p.
186).
297
3. La sociedad como sistema. La ubicación de la familia.
¿Cuáles son los elementos del sistema medianamente estables, que pueden
298
ser identificados como elementos estructurales? O, en otras palabras, ¿cuáles
son aquellos elementos estables que permiten concretar el proceso de
institucionalización de lo normativo?
1.- Función de estabilidad normativa, que debe asegurar que los valores sean
conocidos por el conjunto de los miembros de la sociedad. Pero debe asegurar
también que estos últimos sean motivados a abrazar tales valores. Esta función
es la menos dinámica de todas en la medida que apunta al centro (valores), es
decir, lo más inamovible de la cultura normativa. Se vincula con el contexto de
Latencia siendo fundamental la introyección de valores y modelos culturales.
299
diversas partes del sistema, especialmente en lo relativo al funcionamiento del
sistema. Se asocia al contexto Integración.
4.- La función de adaptación hace que los medios y objetos a los que el
sistema y sus integrantes deben recurrir para alcanzar sus objetivos. Desde la
perspectiva del estructural – funcionalismo, el proceso de institucionalización
se opera a través de “ciertos conjuntos estructurales concretos”, a los que el
autor denomina “instituciones sociales”. Los ejemplos que colocamos párrafos
arriba son también buenos ejemplos de conjuntos estructurales concretos.
300
básicas: el profundo proceso de socialización de los niñxs (entendido también
como proceso de individuación) y el sostén psicológico de las personalidades
adultas. Para ello la familia se caracteriza por una fuerte división de roles y
tareas entre los sexos a partir de una pauta estrictamente heteronormativa. A
saber: el hombre, como líder instrumental y proveedor único, la mujer con
roles de carácter expresivo que la desdoblaban en mujer, esposa y madre.
301
rol adquirido en el mercado de trabajo, siempre es un rol subordinado respecto
al de su marido y obviamente no competirá con él en términos de remuneración
o estatus. (Parsons, 1955, p.14).
Pensamos que tanto la teoría general de Parsons, así como sus elaboraciones
específicas sobre la familia, respetan lo que W. Mills (1961, p.23) ha llamado
“pragmatismo liberal”, en términos de un estilo operacional del pensamiento.
Así, el concepto de pattern variables, como el de estructura o función, se
302
tornan en elementos que permiten “reducir” la complejidad de lo real para su
posterior “manipulación” teórica. Ejemplo renovado de la razón analítica, la
obra de Parsons, también expresa un tipo de filosofía moral que fue base de
la construcción del positivismo de Compte y Durkheim. Así lo veremos en el
próximo ítem.
303
cumpliendo las dos únicas funciones que ha podido retener: la socialización
de las nuevas generaciones y el sostén psicológico de los adultos. Funciones
asociadas al pre-requisito funcional de “estabilidad normativa” del orden
social (Parsons, 1951; Parsons y Bales; 1956). Pre-requisito de clara naturaleza
política y que coloca un peso sobredimensionado en los hombros de un grupo
caracterizado por el “afecto” y la “intimidad” (Parsons y Bales, 1956).
¿Pero cómo Parsons y sus colegas logran plasmar esa ciencia social básica
de la que habla Murray (1949) y que constituye una propuesta de control y
moralización de las conductas, especialmente familiares? ¿Cómo se corona
como hegemónica en los 50? Ello se explica, en parte, por las tendencias
sociológicas sobre la familia que hegemonizan los debates estadounidenses en
los años 20 y 30.
Según Lasch (1991), tales tendencias son básicamente tres. En primer lugar, las
teorías evolucionistas, que en los años veinte, analizan el pasaje de estructuras
familiares extensas y conglomeradas a una nuclear aislada, indicando esta
evolución como una transición lúgubre.
304
comienza en los grupos primarios y se extiende a la sociedad en diversas
redes. Esto hace “posible que la sociedad se organice cada vez más sobre las
facultades más elevadas del hombre, sobre la inteligencia y la simpatía, en vez
de la autoridad, las castas o las rutinas” (Cooley, 1983, p. 159).
Por último, una tercera influencia es la que brinda la Escuela de Chicago cuyas
ideas acompasan el profundo proceso de industrialización y urbanización
vivido por esa ciudad. Este proceso es asociado a pares dicotómicos:
solidaridad/control; cooperación/ competencia; parentesco/individualismo;
costumbres/ley, y la ciudad/sociedad es vista como punto de desagregación,
de desorganización. En este contexto adverso, las “funciones institucionales”
de la familia dejan lugar a sus “funciones de personalidad” (Nimkoff, 1947).
Frente al “caos”, la familia aparece como único refugio afectivo. El camino está
abierto para la síntesis realizada por Parsons y sus colegas: la transformación
de la sociología en una ciencia del comportamiento o una teoría de la terapia
social.
Estos autores introducen, además, los estudios sobre los grupos de trabajadores
industriales de Mayo (1998), que aportan la importancia de la función moral
del grupo. Subrayan los aportes de la sociología de los grupos pequeños, lo
que permite comprender la socialización y “diagnosticar” su eficiencia, en la
medida que el desempeño de roles de manera armónica, a partir de pactos entre
los roles de mayor status (padre y madre) es lo que permite la introyección de
normas y pautas culturales por parte de los miembros de menor status (hijos/
as) (Bales y Slater, 1955). Por último, Parsons incluye en su construcción
teórica una mirada freudiana al homologar socialización y terapia, familia y
305
clínica, subrayando que “cada fase del proceso de socialización es análoga a
un proceso terapéutico” (Parsons, 1949b, p.190). Las analogías prosiguen: el
status de enfermo lo imputa al de niño/a. Ni enfermo ni infante son adultos y si
bien el autor reconoce que la familia nuclear se ajusta a una sociedad moderna
e industrializada también es cierto que puede tener desajustes.
306
La familia pasa a jurisdicción pública y científica. Es así que la familia se
convierte no en un refugio sino en una institución sitiada por técnicos (Lasch
(1991) o colonizada (Donzelot, 1986). Lasch (1991) es el cruel demoledor de
la perspectiva parsoniana El proceso de transferencias de funciones, no es un
proceso abstracto, según el autor, sino producto de fuerzas humanas y concretas
que hacen referencia a técnicos, profesionales y legisladores. La intervención
socio-política basada en la perspectiva sociológica de la terapéutica social,
no permite el fortalecimiento familiar, por el contrario, debilita la autoridad
paterna y materna, cercena sus capacidades e iniciativas, al colocar bajo
sospecha y tutela su desempeño y apostar a su tecnificación.
307
6. Referencias
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309
Líneas de Debate y Problematización.
310
LA SOBREJUDICIALIZACIÓN DE LOS CONFLICTOS
FAMILIARES
311
Sumario. 1. La cuestión que nos ocupa.2. La herramienta: nudos problemáticos.
2.1. El poder judicial interdisciplinario 2.2. La concepción de Sujeto. 3. Lo
socio-jurídico como discurso contra-hegemónico. 4. La raquitización de la
fuerza comunitaria. 5. Conclusiones y prospectivas. 6. Referencias
RESUMEN. Uno de los sentidos centrales de la gubernamentalidad estatal
se asienta en la existencia de una potencia judicial externa a las familias,
con presunta capacidad de resolución de losconflictos que pueden afectar
su cohesión. Dicha potencia fue concebida en el marco de los Estados-
Nación para aplicaciones excepcionales. No obstante, las reconfiguraciones
familiares, puestas en clave de conflicto, provocan transformaciones cuanti y
cualitativas en dichas acciones de modo tal que aquella excepcionalidad mutó
en regla general debilitando la soberanía familiar originaria. Mediante esas
intervenciones se advierte una clara expresión de la inflación judicial debido a
supuestos que permanecen inmutables, mediando una escasa problematización
de los mismos. Sin embargo, es el propio Estado quien, de manera solapada,
reconoce su debilidad toda vez que devuelve los conflictos a las familias
mediante variados laberintos autogestionarios (derivación a mediación,
terapias familiares, etc.). Así instaura una suerte de doble discurso mediante
el cual alimenta la sobre-judicialización antes que su propia reconfiguración
crítica. A la identificación y puesta en cuestión de tales aspectos se pretende
contribuir con este trabajo.
312
1. La cuestión que nos ocupa
1 En: www.justiciasantafe.gov.ar/js/index.php?go=i&id=6034
2 Información oficialmente estimada disponible en: www.santafe.gov.ar/archivos/estadisticas/
censos/Censo1980.pdf
3 Información oficialmente estimada disponible en: www.santafe.gov.ar/index.php/web/
content/view/full/193575/(subtema)/93664
313
respuesta diseñada guardaba proporción con el perfil conocido de la cuestión
tratada. Esa relación ha variado substancialmente, lo que no es negativo. Por
ejemplo, el aumento de la cantidad de intervenciones por violencia de género
es positivo en clave de visibilización. Pero lo que emerge como obstáculo es el
notorio desequilibrio en la relación problema-reacción judicial.
314
institucionalidad judicial. Por ejemplo, es común que ante casos de violencia
de género se dispongan medidas que prohíben el acercamiento físico4 del
victimario a la víctima. Se da por supuesta la obediencia por parte del obligado
al tratarse de una orden judicial, circunstancia que suele no cumplirse generando
consecuencias que dañan aún más a la víctima.
315
Como parte de la dialéctica que nos lleva al actual estado de situación tenemos,
como decíamos, a un Estado cuyo poder judicial ya no dispone de la potencia
originaria. Las tentativas explicativas se pueden abordar desde diversos planos
incluyendo, por ejemplo, el señorío del mercado o del capital financiero en
tanto sistemas de meta-regulación que compiten y en muchos casos ganan
en fuerzas al Estado-Nación. Pero lo cierto es que dicha raquitización del
poder disminuye el referido capital dada su íntima relación con el poder en
decadencia.
316
Todavía de manera muy desproporcionada, el capital simbólico originariamente
jurídico, troca progresivamente en otro, menos lineal y más asequible desde
lógicas complejas. En medio de este proceso el Judicial se auto-percibe desde
lo formal con un poder de instrumentación que ya no es. Su discurso –jurídico-
se piensa racionalmente a sí mismo de una manera (interdisciplinaria) pero se
auto-percibe de otra (como monismo jurídico). En otros términos, la normativa
escrita ya no es jurídicamente monolítica sino interdisciplinaria. Sin embargo,
las acciones cotidianas ponen en evidencia una percepción distinta. Aunque
esa no es la única manifestación, resulta crucial para advertir la centralidad de
la inadecuación herramienta-problema como factor de sobre-judicialización de
los conflictos familiares.
317
en su obra Carl Jung (1875-1961). Ni, tampoco, a la persona como producción
de los vínculos intersubjetivos en los términos planteados por Enrique Pichón-
Riviére (1907-1977), o las familias como sistemas (perspectiva sistémica)
ni –paradójicamente- la familia como sujeto de derechos, entre muchas otras
posibilidades de complejización, propias de los avances científicos modernos.
318
Se advierte cómo el tipo de intervención posible desde dispositivos así
diseñados no puede dar cuenta de una multiplicidad de planos constitutivos
del conflicto. Entonces, aun cuando la sobrejudicialización de los conflictos
familiares no fuera estadísticamente relevante, seguiría siendo tal por
aplicación de una herramienta inadecuada. Ilustrativamente recordemos la
historia de la lógica tutelar sobre las infancias en América Latina. Ella muestra
el desarrollo de dispositivos orientados a la judicialización de la pobreza como
forma de reacción social-estatal. Afortunadamente esta visión, Convención
Internacional de los Derechos del Niño mediante, se encuentra en retirada por
su carácter inadecuado. Análogo razonamiento sería aplicable al campo de los
conflictos familiares.
Su potencia reside en varios puntos, pero uno es central: en tanto crítica nace
en el propio sub-campo de las Ciencias Jurídicas. Desde allí cuestiona el
concepto imperante de Derecho según el cual “el Estado monopoliza en la
práctica las fuentes sociales del Derecho y su aplicación siguiendo patrones
de racionalidad formal” (Calvo García y Picontó Novales, 2013, p.9). La
robustez de las objeciones incluye el carácter “unitario del ordenamiento legal,
319
supeditándose además a las exigencias de neutralidad de la ideología liberal
dominante” (Calvo García y Picontó Novales, 2013. P.10). Como se advierte,
todo esto también puede ser pensado desde el Paradigma de la Complejidad
(Morin, 2004) para lo cual conviene tener presente que imaginar lo jurídico
situado en lo social amenaza la zona de confort epistemológico desarrollada
desde el origen del Estado-Nación, tal como lo señaláramos anteriormente.
320
las subjetividades familiares, menos ajustadas según dichos patrones. No en
todos los casos sucede, pero ello pone en evidencia la relevancia de situar las
intervenciones según su singularidad. Por ejemplo, una citación judicial para
una hora precisa tiene peso simbólico para unos, pero no para todos, y esto
no es mera obediencia o desobediencia. Para comprender esto recordemos, en
relación, que el reloj es un artefacto subjetivante propio de matrices culturales
específicas, pero no de todas. Aunque con otra gradación, cabe aplicar aquí lo
expuesto por el citado Kusch.
321
en distintas referencias bibliográficas, pero también en la cotidianeidad de los
dispositivos judiciales donde brotan múltiples ejemplos de dicha cuestión.
322
horizonte que las perspectivas no adversariales para la resolución de conflictos
formulan como aspiración.
Esa lógica judicial que, como una atractiva mariposa, seduce primero y
abandona después, cuando sus víctimas intentan tomarla, succiona las fuerzas
comunitarias para revitalizarse a sí misma. No se trata, obviamente, de tal o
cual persona sino de una lógica que funciona como tal, sin demasiados filtros
que la pongan en evidencia.
5. Conclusiones y prospectivas
323
consolida. Esa parálisis cuenta con la contención negativa de la lógica jurídica
tradicional, conservadora por antonomasia, que aporta pseudoseguridades en
esa dirección del no se puede.
En tal sentido conviene imaginar un programa que permita discutir los puntos
aquí propuestos, entre otros, buscando modalidades de trabajo que transforme
la actual institucionalidad. En este contexto el sistema de representaciones
según el cual la última ratio para resolver conflictos familiares se encuentra en
un árbitro externo constituye un nodo central. No significa que deba excluirse
dicha posibilidad, pero sí aumentar su carácter excepcional. En prospectiva,
no abonamos la descongestión judicial como preocupación en sí misma sino
como indicador de la seducción estatal-judicial que, luego, no cumple con sus
promesas de pacificación en las relaciones.
324
intervención desde los dispositivos judiciales. Por caso, sabemos que ninguna
demanda sobre alimentos o régimen de visitas refiere exclusivamente a lo que
estas palabras dicen. En este ejemplo, desarrollar la posibilidad de entender
socio-judicialmente lo que subyace constituye un desafío clave para desarrollar
perspectivas restaurativas de intervención. No se trata de algo absolutamente
nuevo sino de retomar experiencias y saberes preexistentes a condición de
que éstos no sean confundidos con aquellos armisticios familiares, es decir
meros ceses de hostilidades a los que se arriba mediante negociaciones y/o
intervenciones arbitrales externas.
6. Referencias
325
Burocrático. Actes de la Recherche en Sciences Sociales, (96-97), 49-62.
326
https://periodicos.ufsc.br/index.php/katalysis/article/view/1414-
49802016.003.00012
327
Líneas de Debate y Problematización
328
EL CUIDADO DE LOS VIEJOS CUIDADORES
329
Sumario: 1. Introducción. 2. Metodología. 3. Descripción de resultados. 4
Discusión y Resultados. 5. Propuestas y alternativas. 6 Referencias
RESUMEN: Vivimos en sociedades cada vez más envejecidas. Este dato
demográfico, implica un doble reto: la vejez como cuestión social y al viejo
como actor político. Si el Siglo XIX fue el de la universalización de la jubilación,
el Siglo XX el del nacimiento de la gerontología. El SXXI deberá abocarse a la
construcción del viejo como actor social. La repolitización de la vejez, implica
problematizar los cuidados en la dependencia en tanto ha sido constituida
como responsabilidad individual y se enfrenta al riesgo de desaparecer como
preocupación social. El equilibrio entre la autonomía y la necesidad de
cuidados frente a la precariedad de los mecanismos para lidiar con la vejez
avanzada es un debate necesario. No se trata de enfrentar concepciones sino de
poder interrogar sobre ese movimiento de socialización que solapa procesos
de reprivatización, ya que apelar a la vejez como experiencia exitosa subsume
situaciones de abandono y dependencia. El aumento de la expectativa de vida,
sobre todo entre los que sobrepasan los ochenta años, trae consecuencias en
la familia, llegando a suceder que una persona pueda ser bisabuelo, abuelo,
padre e hijo al mismo tiempo, siendo una de las implicaciones más profundas
de la sobrevivencia a edades tardías por el riesgo de dependencia y necesidad
de cuidados. La socialización progresiva de la gestión de la vejez dependiente
durante mucho tiempo fue considerada propia de la esfera privada y familia o
a lo sumo cuestión de contribución individual (o de asociaciones filantrópicas).
El desafío es transformarla en una cuestión pública.
330
1. Introducción
1 Para las Naciones unidas (ONU,1995) esta perspectiva favorece la titularidad de los derechos
a todos los grupos sociales, contribuyendo a la dignidad de las personas. Posicionarse desde
este enfoque implica entender que los derechos humanos son producto de procesos sociales
que se institucionalizan a partir de la norma y de la acción humana. Desde lo normativo
implica la promulgación de instrumentos jurídicos que permiten la exigibilidad, lo operacional
promueve su protección. Es decir, se institucionalizan en los instrumentos jurídicos nacionales
e internacionales y se traducen en acciones políticas que otorgan reconocimiento (Honnet,
1997) o no, según los diferentes momentos históricos, pero también según las circunstancias
2 Para Hegel (1809) solo en la medida en que cada uno es reconocido como un ser libre, es una
persona. El teorema del Derecho se puede expresar proponiendo que cada uno debe ser tratado
por el otro como persona, por tanto es desde el l reconocimiento mutuo de la personalidad,
pues sólo ésta contiene la capacidad jurídica que da, derecho a las cosas: todo tipo de derecho
331
cual implica la referencia al ser social, es el “otro” el que le otorga efectividad
generando una tensión entre considerar la postura positiva y abstracta de la
específica, situada y personal, por lo que pueden ser promovidos, promulgados,
revisados u obstaculizados. En el caso de la vejez y el envejecimiento esto es
particularmente claro. Se promueven derechos como por ejemplo a partir de la
Convención, ratificada en 2016 por la Ley 19.430, pero depende de la voluntad
política de los gobiernos de turno su real aplicación.
Los cuidados, como temática a ser abordada desde las ciencias sociales, han
tomado relevancia en la medida que se ha generado interés en el rol de las
familias como proveedoras de bienestar propio del mundo del trabajo (Aguirre,
2015) diferenciando entre el remunerado y el no remunerado, vinculado a los
estudios de género y desigualdad desde el enfoque del pensamiento feminista
sólo corresponde a una persona.(Buenaga Ceballos, 2014)
3 Este capítulo se posiciona desde la perspectiva de género, en algunos párrafos por economía
del lenguaje se usará el masculino genérico a efectos de facilitar la lectura y en el entendido
que el lenguaje inclusivo no ha tenido aún en el país un aval académico como si sucede en
otros países. El uso de la e para incluir a los géneros no binarios, aportaría a profundizar en las
inequidades que este enfoque dilucida.
332
(Aguirre, 2014, 2015). La desigual carga del trabajo no remunerado en las
espaldas de las mujeres provoca que estas mantengan discriminaciones en el
acceso tanto al trabajo remunerado, como a la participación social, política,
académica y política. El cuidado es una de las principales formas de trabajo
no remunerado y su cuantificación en términos de aporte a la sociedad no se
ha ponderado suficientemente. El cuidado como derecho, que resguarda una
necesidad humana, no se ha configurado como tal, sigue dependiendo de la
disponibilidad de otra persona (familiar o no, rentado o no). Esto se vincula a la
responsabilidad del Estado en tanto garante de derechos para aquellas personas
que no pueden acceder a ellos mediante el círculo de cercanía o el mercado.
Las personas demandamos cuidados a lo largo del curso vital ante situaciones
de dependencia (contingentes o permanentes) por cuestiones vinculadas a la
trayectoria o a los estados de salud. No somos independientes ni autónomas
durante toda la peripecia vital, por razones biológicas, circunstanciales o
sanitarias. A su vez somos dadoras de cuidados, por elección o no. Tanto el dar
como el recibir cuidados son derechos que deben ser contemplados, protegidos,
regulados, normados y garantizados en un Estado de derecho.
Sin perjuicio de reconocer las obligaciones de los sujetos que deben proveer
cuidados, los miembros de la pareja en relación a sus hijos y de los hijos
varones y mujeres en relación a sus ascendientes en situación de dependencia.
Obligaciones que entran en tensión con el derecho a optar entre cuidar y no
cuidar (Aguirre y Ferrari, en Batthyánny (Ed.) 2015, p. 20).
333
En torno a esta temática ha surgido un nuevo concepto que aporta a
comprender la dinámica que se produce entre el cuidador y quien es cuidado,
María Ángeles Duran (2018) introduce la idea del Cuidatoriado, planteándola
como una nueva clase social que está conformada por aquellas personas que
cuidan, haciendo un paralelismo con el campesinado y el proletariado. La
propuesta implica considerar que el cuidado es un componente importante
del trabajo no remunerado, a la vez que un creador de recursos “invisibles”
que no se cuantifican en el análisis económico de las sociedades, y que tiene
consecuencias políticas en la calidad de vida de los dependientes (2018:12).
2- Metodología
¿Desde qué experiencias personales se han formado los marcos teóricos que
utilizamos para explicar nuestra existencia?
María Ángeles Duran, 2018:31
334
indagación, que a partir de un muestreo teórico intencional (Patton, 1990) busca
conformar una selección ilustrativa con el objetivo de problematizar el cuidado
brindado por las familias a las personas viejas en situación de dependencia.
Para ello se han procesado 32 entrevistas a personas de entre 45 y 64 años que
se encuentran a cargo del cuidado a sus familiares, en situación de dependencia
en la vejez, en el año 2020 en Montevideo.
335
dedicadas a la atención de otros miembros de la familia (hijos, hijas, nietas,
nietos o cónyuges) y al autocuidado.
La otra técnica utilizada fue el análisis documental. Para ello se trabajó con las
propuestas que desde los diferentes organismos gubernamentales se proponen
con referencia al cuidado en la vejez. Se analizaron los documentos expedidos
por las instituciones del Estado donde aparece una política referida a la vejez y el
envejecimiento, para ello se distinguió entre el tipo de programa, el organismo
y la prestación realizada. Se partió de trabajos realizados con anterioridad4,
agregando los cambios realizados en las políticas públicas en los últimos años.
El objetivo de estas indagaciones fue dar cuenta de las dificultades que asume
el cuidado de las personas viejas en las familias, sobre todo en las mujeres, a
partir de la carga de tiempo que implica y los costos personales que conlleva. El
336
trabajo no remunerado que se produce y consume en los hogares es mayor que
todo el producido en el mercado Hasta ahora lo viene sosteniendo la familia
¿Hasta cuándo será sustentable?
3. Descripción de resultados
337
la relación; el que necesita y el que es necesitado (Durán, 2018: 95).
338
Grafica1. Tipo de cuidado brindado.
6 Se trata de las prestaciones denominadas como Asistencia a la vejez que asigna recursos
para aquellas personas entre los 65 y los 70 años que no configuran causal jubilatorio.
339
la vejez vulnerable la atención de salud en tanto modelo actual, reglamentado,
está basada en el cuidado de agudos. El Estado ha actuado en la previsión de
situaciones sociales a través de la provisión de bienes y servicios (Filgueira,
2006; Hernández, 2000; Paredes, 2006 y 2008; Midaglia, 2001; Huenchuan,
1999; Sande, 2014, 2018) articulados al mundo del trabajo.
Los programas que atienden a esta población no son nuevos. Se puede pensar
un primer período de creación de programas de protección a las PM en la etapa
de formación del sistema de Seguridad Social del Estado (SS). Una segunda
correspondiente al período neobatllista hasta la dictadura, un tercer período
desde la restauración de la democracia en el año 1985, y un cuarto período
a partir de la llegada de la izquierda al gobierno en 2005 (Sande, 2014). En
junio del año 2009 se instaló en la órbita del Ministerio de Desarrollo Social
el Consejo Nacional Coordinador de Políticas Públicas de Igualdad de
Género (Ley 18104). En el 2010 se creó por resolución presidencial, un grupo
interministerial de cuidados en el marco del Consejo Nacional de Políticas
Sociales (CNPS) cuyo propósito fue trabajar en el diseño de un Sistema
Nacional de Cuidados (SNC). A la fecha los datos que aporta el SNC es que,
hasta agosto del año 2018, se registraron un total de 4.626 beneficiarios a nivel
nacional. Para las personas entrevistadas el aporte desde el Estado viene dada
por la cobertura en materia de SS vía jubilaciones. Las restantes propuestas
al no ser universales no cubren las necesidades de cuidado de los y las viejas
(Sande, 2014, 2018).
4. Discusión y conclusiones
340
ser. Hay una multiplicidad de formas de cuidar que tienen su correlato en las
normas sociales, los estilos de vida, los discursos y los valores que dependen
de cada sociedad, momento histórico, grupo social o particularidades de cada
persona, que se ponen en juego a la hora que sus mayores requieren apoyos o
sostén, tanto para fortalecer sus condiciones objetivas o subjetivas, mitigar las
fragilidades o sobrellevar un acontecimiento que produce dolor (Golpe, 2012;
Ludi, 2018; Duran, 2018).
5. Propuestas y alternativas
341
La propia etimología de la palabra en el sentido de estar pendiente, de evitar
el mal, plantea la pregunta sobre la necesidad de cuidado que tenemos las
personas ¿Quién está libre de necesitarlos? Y esta necesidad apela a la condición
humana que genera en otra persona una obligación ética. ¿Cómo se delimita
la necesidad de la obligación? ¿Es el vínculo familiar? ¿Es el afecto? Si como
sujetos éticos tenemos el derecho a ser cuidados ante la incapacidad de hacerlo
por nosotros mismos, ¿quién debería proveerlos? La condición de género es
generalmente un mejor predictor que lo consanguíneo, entonces ¿deben ser
las mujeres y los cuerpos feminizados quienes deben seguir sosteniendo el
cuidado humano?
342
de derechos, se había comenzado lentamente a transitar este camino, el tiempo
dirá si la nueva agenda política lo permite.
6. Referencias
Batthyány, K. ed al. (2015). Los tiempos del bienestar social. Género, trabajo
no remunerado y cuidados en Uruguay. Montevideo, Uruguay: Inmayores-
Mides.
343
Líneas de Debate y Problematización
344
PARTE II
345
ASPECTOS DE LA INTERVENCIÓN EN LA
VIOLENCIA CON NIÑES Y ADOLESCENTES.
APORTES DEL TRABAJO SOCIAL.
346
Sumario: 1. Introducción. 1.1. Niñes como Sujetos de Derecho. 1.2. Trabajo
en equipo y enfoque interdisciplinario. 2. Aproximándonos a la atención. 3.
El Trabajo Social en el abordaje de situaciones de violencias hacia NA. 3.1.
Construir nuevas formas en viejos lugares. 4. Referencias.
RESUMEN: La vida libre de violencia es un derecho humano. En este artículo
enfatizamos la necesidad de partir de una mirada integral y contextualizada,
desde la premisa de que el ejercicio de violencia en marco de las relaciones
afectivas es una de las formas de violencia que afecta a las personas con
quienes trabajamos. Urge que nuestro abordaje, por tanto, rompa con lógicas
lineales de comprensión de estas situaciones para dar lugar a respuestas
interseccionales que logren abarcar la complejidad de este problema. Partiendo
de los principios rectores de la intervención en situaciones de violencia hacia
niñes y adolescentes, nos centraremos en un modelo de atención deseable y en
el aporte del Trabajo Social para el abordaje de estas situaciones.
347
1. Introducción
348
El abordaje del problema, en un sentido amplio, y desde el punto de vista del
compromiso del país al ratificar los acuerdos internacionales (Principalmente
la Convención de los Derechos del Niño de 1989) corresponde a una política
pública coherente y articulada (intersectorial) que transversalice las distintas
esferas de acción estatales, educación, salud, desarrollo social, justicia,
seguridad, etc. Se podría hablar por lo tanto de múltiples abordajes, que conectan
los diversos campos de acción de la cotidianeidad. También podemos decir
que la problemática se aborda teniendo en cuenta al menos dos dimensiones:
una dada por la promoción y sensibilización (trabajar sobre la aludida matriz
cultural y el campo de las relaciones sociales, incluyendo la formación y
capacitación de operadores sociales y funcionarios en general) y otra dada
por la protección y la restitución de derechos, que implica las intervenciones
singulares, grupales, familiares y comunitarias y que incluye a todo el sistema
de protección (Justicia, Inau, Ministerio del Interior, etc.)
349
orientador a la hora en que se tensionan intereses, los derechos de NA por
encima de otros derechos; significa pensar siempre y actuar en función de qué
puede ser lo mejor para el niño o niña antes que pensar en supuestos derechos
de los adultos sobre elles. La protección ante situaciones de violencia será
la prioridad entonces, ya que, por su posición de desventaja, necesitan de la
existencia de un sistema de protección. Dar importancia capital a la participación
de NA en la elaboración de estrategias es también trabajar en la línea de
considerarles como sujetos. Trabajar desde esta perspectiva (de los derechos
de infancia), implica un posicionamiento político. Implica también tomar
partido a favor de NA, que, cuando se encuentran en situaciones de violencia,
están siendo vulnerados en su calidad de sujetos, anulada en los casos más
extremos, y severamente atacada la mayoría de las veces. La violencia instala
un régimen de sometimiento, y este, causa impotencia. Por lo tanto, es tarea
política una intervención que apunte a desarticular las líneas del sometimiento
y que permita la potenciación de cuerpos afectados y vulnerados, facilitar
la emergencia de lo que puede un cuerpo, de su capacidad de recuperación
frente a la vulneración. Significa acompañar un tránsito, habilitar un proceso,
desde “modos de relacionamiento centrados en el sometimiento hacia modos
que posibiliten el ejercicio de derechos humanos” (Molas, 2011) Un proceso
de fortalecimiento de las personas involucradas, de participación activa que
produzca nuevos modos singulares y creativos de existencia, proceso de
construcción de ciudadanía.
350
1.2. Trabajo en equipo y enfoque interdisciplinario
Del mismo modo que las personas necesitan de otras para salir de sus situaciones
de vulneración, también quienes trabajamos en protección y restablecimiento
de derechos debemos apoyarnos en otres para procesar lo que nos moviliza y
conocer nuestros límites.
351
estatales generados. En un sentido más estricto, el accionar de una red se puede
producir, ya sea porque se ha venido trabajando en la consolidación de una
red de abordaje y protección, de carácter local, comunitario, etc., o porque se
instala a partir de la emergencia de una situación (detectada), surgiendo así
lo que llamamos red focal, donde el abordaje se realizará en base a acciones
coordinadas, orientadas por un mismo objetivo y atendiendo a una construcción
sin centralidad.
2. Aproximándonos a la atención
352
la escucha a las múltiples formas en que NA nos dicen sobre su vivir-su sufrir.
Para esto se hace necesario contar con herramientas conceptuales en el tema,
así como un minucioso trabajo interno de formación respecto a los enfoques
que transversalizarán la comprensión y el quehacer profesional, como forma de
garantizar prácticas respetuosas, inclusivas, democráticas y no revictimizantes.
Respecto a los aprendizajes que hemos realizado junto a las víctimas, hemos
ido sabiendo de estos procesos, que no son por lo general lineales ni tan
manifiestos. Las dinámicas abusivas en tanto se desarrollan en el marco de
relaciones afectivas cercanas al NA, interfieren en la posible develación por
parte del NA, así como también dependerá de la etapa evolutiva en la que se
encuentre como para poder identificar lo que vive y poder decir sobre esto,
contar con un entorno familiar y/o social más o menos receptivos, así como las
condiciones internas de ese NA de poder decir-mostrar sobre lo que le pase y
que estas expresiones de daño sean leídas como tales.
353
reubicando el problema como producción social de sometimientos y no como
un problema particular de ese NA y su familia (Herman, 1992)
Aportar en este sentido es un nuevo desafío para les operadores hoy día, en tanto
nos atraviesa una época que estigmatiza a la infancia, descree de la palabra de
NA, patologiza su sufrimiento sin poder hacer foco en las causas de éste, y
desecha el problema como si fuera de segunda o bien de otros (Intebi, 2011).
354
tarea manteniendo la mirada crítica. Esto implica una revisión permanente de
nuestras prácticas profesionales, para el abordaje de situaciones de violencia
hacia NA. El rol del TS, por tanto, lejos de imponer formas de relacionamiento
desde el deber ser construido como deseable, estará siempre orientado hacia
la protección, la orientación y el acompañamiento de NA y sus referentes
protectores en la interrupción de las situaciones de violencia.
355
3.1. Construir nuevas formas en viejos lugares
Si bien se puede afirmar que las familias se han diversificado con respecto a
356
los modelos posibles, los roles asignados y algunos reconocimientos jurídicos,
esto no ha sido necesariamente acompañado de políticas públicas que incluyen
en su abordaje a esta diversificación (Tommasino, 2011). Esto tiene costos
sociales para algunos modelos familiares que no cumplen con la expectativa de
familia, ya que el modelo de familia nuclear permite “(...) el mantenimiento y la
subsistencia de los miembros de su familia y desempeña un papel fundamental
en la reproducción social, o sea en las tareas dirigidas al mantenimiento del
sistema social” (Jelin, 1998: 34).
357
estrategias definidas como deseables. La “familiarización” (Commisso; Moretti,
2019) de los abordajes termina sintetizando prácticas que responsabilizan a las
mujeres, pero no incluyen acciones concretas para el acompañamiento de estas
figuras en la planificación, ni recursos materiales y simbólicos que habiliten
sostener a quien sostiene. Resta decir que la articulación institucional es tarea
imprescindible para ello y que la misma, debiendo priorizar la protección
de NA, debe procurar ser respetuosa de los procesos de las personas que
acompañan.
358
sobre lo que otros han hecho consigo y favorecer la visibilización de cómo
la articulación de múltiples violencias producen su vivencia particular, y por
tanto su situación aunque singular no es única (Commisso; Moretti, 2019).
4. Referencias
359
Profesionales - Colegio de Trabajadores Sociales de la Prov. de Bs As.
Dorado, S. (2011). Abordaje en red. En AA. VV., Por una vida sin violencia.
Conceptualizaciones sobre prácticas en el abordaje de violencia doméstica
(pp. 139 - 148). Montevideo, Uruguay: Mastergraf SRL.
360
Buenos Aires, Argentina: ICEP - Instituto de Capacitación y Estudios
Profesionales - Colegio de Trabajadores Sociales de la Prov. de Bs As.
361
FAMILIA Y TRABAJO SOCIAL FORENSE.
DEBATES ÉTICOS Y CONCEPTUALES ACERCA
DE LA PERICIA, EL CONTROL SOCIAL Y LA
INTERVENCIÓN EN PERSPECTIVA SOCIO JURÍDICA
362
Sumario: 1. Introducción: el debate ético en la práctica forense. 2. Práctica
forense. 3. Familia, trabajo social y control social. 4. Trabajar sobre los otros:
control social y socialización. 5. Una vuelta a las prácticas forenses. 6. A
modo de cierre, algunas recomendaciones instrumentales. 7. Referencias.
RESUMEN: La práctica pericial constituye un eje significativo al pensar en
la práctica forense de trabajadores sociales, pero esta no se agota en ella, por
cuanto la intervención en perspectiva socio jurídica cobra sentido toda vez
que una dimensión legal se encuentra afectada o en litigio. (Ponce de León y
Krmpotic, 2012). Entendiendo que la práctica forense de trabajadores sociales
no debe limitarse a los procesos judicializados, en este capítulo se analiza la
práctica pericial dentro de los sistemas de administración de justicia, focalizando
en la frecuente demanda de realizar evaluaciones de las condiciones sociales
y familiares de los justiciables, y en las permanentes controversias éticas que
refieren los profesionales transitando la práctica pericial, el control social y
la intervención social fundada. Se realiza un breve recorrido conceptual del
control social como categoría que ha impregnado de sentido la práctica de
trabajadores sociales en el sistema de administración de justicia en Argentina.
La línea argumentativa y conceptual propone transitar de Donzelot (1979) a
Cohen (1985) y Dubet (2006), resignificando la controversia y encuadrando la
práctica pericial como proceso de intervención social fundado desarrollado en
un campo institucional particular, altamente burocratizado y complejo, y que
pone en tensión la actuación de operadores jurídicos con la pretensión de una
evaluación socio familiar que debe realizarse de la mejor manera, en el menor
tiempo posible y con un máximo de efectividad procesal.
363
1. Introducción: el debate ético en la práctica forense
364
pasadas, y anticipar situaciones futuras, a partir de estudios sociales, pericias,
evaluaciones, y diagnósticos, los que no se restringen ni al ámbito judicial,
ni a la realización de pericias, sino que están presentes en toda circunstancia
en que se hallan comprometidos derechos y obligaciones jurídicas. La pericia
constituye un eje significativo en la práctica forense de trabajadores sociales,
pero no se agota en ella, por cuanto la intervención en perspectiva socio jurídica
cobra sentido toda vez que una dimensión legal se encuentra afectada o en
litigio. (Ponce de León y Krmpotic, 2012)
2. Práctica forense
El rol del Trabajador Social Forense incluye las funciones de asesor, evaluador
y testigo pericial (Beltrán, 2001). Abandonando aquella vieja metáfora que
365
describía la función disciplinar con el mandato de ser “los ojos y oídos del juez”
aparece la superadora pretensión de ser “los ojos y los oídos de la justicia”.
Los profesionales se constituyen en operadores técnicos jurídicos que aportan
un conocimiento riguroso y científico indispensable para el Magistrado o el
Tribunal.
366
Frente al ejercicio de esta función, existe coincidencia en que el trabajo en
los sistemas de administración de la justicia se encuentra estrechamente
vinculado al ejercicio del control social y el disciplinamiento (Del Aglio,
2004; Guemureman, 2010; Caminito, 2012; Almada, 2019, entre otros). El
debate presenta una centralidad que merece diferenciar las controversias éticas
(sin duda central y clara) de las teóricas y las instrumentales en los procesos
de intervención social forense. Cada esfera requiere perspectivas y análisis
diferentes.
367
Hoy es necesario establecer nuevas coordenadas conceptuales para el análisis,
para lo cual se proponen otras miradas, re significando la controversia y
encuadrando la práctica pericial como proceso de intervención social fundado,
desarrollado en un campo institucional particular, altamente burocratizado y
complejo, y que pone en tensión la actuación de operadores jurídicos y no
jurídicos con la pretensión de una evaluación socio familiar que debe realizarse
de la mejor manera, en el menor de los tiempos posibles y con un máximo de
efectividad procesal.
368
4. Trabajar sobre los otros: control social y socialización
En la teoría sociológica el control social estuvo ligado desde sus orígenes con
la idea de la organización social, la autorregulación de los sistemas sociales
en pos de lograr el orden social. De alguna manera, no habría posibilidad de
alcanzar la vida en sociedad, en el marco de lo que podríamos llamar una sana
convivencia sin el desarrollo de prácticas de control social productoras del
orden social. Incluso sin atribuirle al concepto alcances punitivos, todo grupo
social, en tanto productor de normas propias de funcionamiento, establece
consignas morales acerca de lo permitido y lo prohibido, y por ende producirá
mecanismos de control social (educativos, consensuados y/o coercitivos) para
la perpetuación y el mantenimiento del orden social alcanzado.
369
las teorías funcionalistas norteamericanas de Parsons y Merton, y a la Teoría de
Sistemas de Luhmann. Siguieron perspectivas alternativas como la Teoría de
la desviación social de Sutherland, de la reacción social y el etiquetamiento de
Lemert, Matza y Goffman, y luego posiciones provenientes de la criminología
crítica marxista y las teorías conflictuales, pasando por el revisionismo radical
de Michel Foucault.
Por otra parte, Pitch (2016) nos ilustra en la relación entre el problema del
orden social y el control social, sea que se obtienen espontáneamente (en modo
no coercitivo) o bien por la cohesión ética y los modos de organización social,
considerando que “el problema del orden como problema de control implica
desplazar el acento de los mecanismos de regulación de hacia los procesos de
intervención.” Si consideramos una de las acepciones de Control Social ligada
a procesos de “producción de consenso”, entonces toda interacción social
involucra funciones de control social ya que se basa en y tiende a reforzar
y reproducir aquello que hace posible la interacción misma: “el universo de
significados compartido”. Esta extensión de producción de consenso, no excluye
la coerción al consenso ni la represión al disenso. Si la idea de consenso nos
acerca a las ideas de orden y organización, de acuerdos y convivencia, la idea
de represión “acentúa la heterogeneidad, la excentricidad y el antagonismo
de fuentes, lógica y objetivos del control respecto a los actores y los grupos”
(Pitch, 1988: 4). Señala cómo esta posición represiva ancla en las valencias
destructivas más que en las creativas, y se ejercita sobre algo preexistente y
portador de un sentido percibido como antagónico y amenazador que justifica
la actividad represiva. El Control Social deriva de una autoridad pública y de
alguna manera representa los modos de regulación y producción del orden
social.
370
la opinión pública, los tribunales, la policía o las cárceles), y con variados
subsistemas de control (Olmo, 2005).
371
Iluminemos ahora el análisis incorporando las “Visiones del Control
Social” de Stanley Cohen (1985), trabajador social de formación, sociólogo,
criminólogo y defensor de derechos humanos. Considerado uno de los más
influyentes criminólogos críticos de habla inglesa, ejerció su primera profesión
hasta doctorarse y dedicarse a la enseñanza de la sociología en universidades
británicas. Define el control social como “un conjunto de formas organizadas
por medio de las cuales una sociedad da respuesta a conductas de grupos
sociales y aún de individuos a los que se califica como desviados, preocupantes,
amenazadores, delincuentes, indeseables, etc. y a los que se trata de inducir
a la conformidad con el orden social” (ps.15-22). Explicita la existencia de
mecanismos de control social en el aparato coercitivo del Estado y también
señala su existencia en toda Política Social, sea por la cooptación o por la
neutralización de las formas contestatarias, la desmoralización, la exclusión, el
encierro y el aniquilamiento; “también utilizan el tratamiento, la judicialización,
la prevención, la resocialización, la reforma, la medicalización, la justicia,
la represión, la educación, medidas todas estas que se suponen destinadas a
la Defensa Social”. Señala la superficialidad del concepto control social y
plantea una pauta comprensiva para trabajadores/as sociales, pero no sólo para
ellos. Afirma que todos estamos involucrados en prácticas de control social,
en cuanto participamos de procesos de socialización primaria y secundaria.
Diferencia entre control social reactivo (represivo) y control social proactivo,
donde incluye a la familia, la educación, los amigos y todos aquellos que
participamos en la producción de conformidad, de comportamientos aceptados
socialmente, así como de aquellas reacciones organizadas frente a la desviación.
Esta categorización resulta esclarecedora para las prácticas profesionales que
suelen asociar el control social a su acepción reactiva o represiva y dejan de
lado las tareas de prevención, organización, promoción y educación llevadas
a cabo.
372
intervención en perspectiva socio jurídica que desplegamos los trabajadores
sociales. En cualquiera de los fueros que se considere: civil, penal, comercial,
laboral, familiar, seguridad social, etc., se requiere de información acerca de
las condiciones sociales y familiares respecto de la/s conducta/s y situaciones
que se estén investigando/evaluando. La práctica forense es ante todo una
evaluación, demanda una descripción de situaciones, narración de historias,
subjetividades interactuando, trayectorias y sufrimientos que se ponen en juego
cuando hay un conflicto a dirimir, cuando existe un desacuerdo a resolver. Lo
común en los desacuerdos que llegan a los tribunales es el elevado monto de
sufrimiento de quienes participan del proceso. Cuando hablamos de conflictos
hablamos de sufrimiento, y los padecimientos subjetivos dejan marcas, señales,
heridas constituyentes de quienes somos.
En tanto las prácticas sociales nos constituyen como sujetos, y de todas ellas,
las prácticas jurídicas son las más potentes (Foucault, 1996), toda práctica
forense incide en la vida de sujetos y posee por ende un fundamento ético.
373
momento de fundar nuestra intervención, es la búsqueda de la autonomía y la
emancipación de las personas con las que trabajamos, el goce efectivo de los
derechos, la disminución del sufrimiento por acompañamiento cuando no haya
otro modo de reparar aquello que lo ocasionó, el aprendizaje ante la adversidad,
la justicia social y los Derechos Humanos.
No se trata de evitar ejercer el control social, innato a toda profesión que opera
sobre los otros, sino de poner en debate cuáles son los contenidos valorativos
que orientan esa intervención particular. Buscamos que las personas con
las que trabajamos resuelvan favorablemente una controversia, disminuyan
el padecimiento, diriman un conflicto con autonomía y salgan de él con la
menor carga y daño posible. No siempre logramos este propósito, ni tenemos
certeza sobre cuáles son las consecuencias reales de la intervención realizada
sobre una familia, pero sí conocemos la gravedad de los conflictos sociales que
arriban a los estrados judiciales y el fuerte impacto subjetivo para aquellos que
transitan un proceso judicial.
374
La intervención forense o intervención en perspectiva socio jurídica, se funda
en el debate ético ya enunciado, en la adhesión a teorías referidas a la materia
que se trate, a la temática o problemática compleja que se está abordando, a
la ley que encuadre normativamente nuestra intervención y a los dispositivos
institucionales desde donde se opera, y será la combinación que se logre de
estas dimensiones lo que permita vincular la labor pericial con un determinado
contenido de control social, que estará presente en toda intervención que
realicemos incidiendo en la subjetividad de los otros, y por ende, en la nuestra
también.
Para finalizar, resta enunciar que ser agente de control social y agente activo
en la exigibilidad de derechos no necesariamente son posiciones antagónicas,
y en la práctica forense se comprueba cotidianamente que pueden convivir,
y de hecho conviven: señalan que el cambio normativo no garantiza cambio
en las prácticas, las que continúan atravesadas por situaciones concretas,
conflictos, moralidades y procesos intersubjetivos desplegados en particulares
dispositivos institucionales.
375
7. Referencias
Barker, R., and Branson, D. (2000). Forensic social work: legal aspects of
professional practice. New York, United States: Haworth Press.
Castel, R. (2009). El orden psiquiátrico. Edad del oro del alienismo. Buenos
Aires, Argentina: Nueva Visión.
Dell Áglio, M. (2004). La práctica del Perito Trabajador Social. Una propuesta
metodológica de intervención social. Buenos Aires, Argentina: Espacio.
376
Janowitz, M. (1995) Teoría Social y Control Social. American Journal of
Sociology, 81, (1). Universidad de Chicago. (1991). Publicado en Delito
y Sociedad. Revista de Ciencias Sociales, (6-7)
377
Líneas de Debate y Problematización
378
LA CARTOGRAFÍA COMO HERRAMIENTA PARA LA
INVESTIGACIÓN-INTERVENCIÓN EN EL CAMPO DE
LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA
379
Sumario: 1. Introducción. 2. Proyecto de abordaje Integral en Violencia. 3.1.
Aspectos políticos-epistemológicos de la cartografía. 3.2. El rizoma como
metáfora del pensamiento. 4. Pistas orientadoras. 5. Criterios de Validación. 6.
Reflexiones Finales. 7. Referencias.
RESUMEN: Este capítulo pretende presentar la cartografía como herramienta
para el abordaje y la investigación en el campo de la niñez y la adolescencia.
Desde una aproximación política-epistemológica, el objetivo es aportar a la
discusión sobre la producción de conocimientos implicada, donde la voz y
la participación de los actores tienen una relevancia fundamental. Se trata de
una propuesta metodológica que permite múltiples entradas, donde la realidad
cartografiada se presenta como un “mapa móvil” que no se plantea reglas
previamente establecidas ni protocolos, sino más bien “pistas” orientadoras
hacia una experiencia intensa en el campo, desde el compromiso e interés
y la implicación con la realidad. De esta forma, primero presentaremos una
experiencia de un proyecto universitario desarrollado en Punta de Rieles
durante 2009-2012, que nos servirá de referencia para pensarlo como un proceso
cartográfico. Segundo, plantearemos los principios ontológicos en el rizoma
como imagen del pensamiento de la cartografía. Y, por último, plantearemos
pistas orientadoras para la intervención-investigación y criterios de validación
del proceso cartográfico.
380
1. Introducción
381
mejores condiciones para el cumplimiento de los principios mencionados. Se
trata de prácticas singularizantes y creativas (Molas, 2019) que son de difícil
formulación para los gestores de las políticas pero que operan a partir del
compromiso e interés de los y las técnicas con los problemas que el campo
les coloca. En este sentido, entendemos que la cartografía es una perspectiva
válida para dar cuenta de estas prácticas singularizantes y creativas que, en
definitiva, transforman la vida cotidiana de los sujetos que están en el campo
de acción. Son estas prácticas micropolíticas a las que hay que atender, para
dar cuenta del devenir de las trasformaciones de los dispositivos y los procesos
de subjetivación (Guattari & Rolnik, 2006). Captar estos flujos e intensidades
singulares, que trazan territorialidades locales es de alguna manera la tarea
ética y política de la cartografía.
En una brevísima presentación del proyecto, podemos decir que el mismo fue
definido, desde sus comienzos, como un proyecto “en construcción” y con
una fuerte impronta experimental. Esto quiere decir que, de todas las formas
organizativas que el proyecto tomó a lo largo de su historia, ninguna de ellas
fue definitiva ni estable, ya que su razón de ser siempre fue la contingencia.
En otras palabras, las modalidades en las que operaba el dispositivo eran en
función de problemas emergentes. Más allá de esta operativa, el proyecto tenía
puntos de partida que consistían; por un lado, era un proyecto de extensión
universitario integral e interdisciplinario1; y por otro, estaba interesado
1 Si bien hubo coordinaciones con varios servicios de la Universidad el proyecto estuvo
sostenido principalmente por un equipo conformado por integrantes del Departamento de
Trabajo Social y del Instituto de Fundamentos y Métodos de la Psicología, UdelaR.
382
en abordar los fenómenos de violencia en el territorio de Punta de Rieles,
haciendo énfasis en aquellos en los que involucraban NNA. En referencia
a la integralidad, si bien dentro de la Universidad de la República (UdelaR)
a grandes rasgos significa integrar las tres funciones fundamentales de la
Universidad (Enseñanza, Extensión, Investigación), consideramos que todo
proceso de integración de funciones es singular y que no existen estándares.
Por lo tanto, nos referimos aquí a una integralidad basada únicamente en la
experiencia del proyecto. En este sentido, el aspecto de la formación, tanto de
estudiantes como de docentes, consistía en poder desempeñarse críticamente
como profesionales en las políticas públicas y como académicos en la
producción de conocimiento relevante, en función de problemas delimitados
participativamente e involucrando a todos los actores posibles. Desde este
punto de vista, la extensión tenía como objetivo diseñar dispositivos capaces
de abordar y delimitar conjuntamente con otros actores problemáticas
emergentes en el territorio. En este sentido, existieron ciertos espacios de
intervención estables y construidos con una diversidad de actores como: las
maestras comunitarias de una de las escuelas locales, la comisión de vecinos
del barrio, el Servicio de Orientación y Consulta y Articulación Territorial
(SOCAT), el Programa Integral Metropolitano de la UdelaR, habitantes en
general, entre otros. Se atendieron una diversidad de demandas y situaciones
de violencia de NNA, que implicaron diseños de abordaje individual, familiar,
grupal e institucional, participación en las redes locales y acompañamiento
en los procesos judicializados. Este aspecto, más asistencial del proyecto, se
articulaba con un componente de investigación, el cual tenía como objetivo
analizar las formas en que las políticas sociales operaban en el territorio. Se
preguntaba, en función de qué criterios las políticas definen los problemas que
abordan, cómo caracterizan y qué tratamiento hacen de las poblaciones a las
que están dirigidas y qué tecnologías y recursos implementan para alcanzar
sus objetivos. De este modo, la integralidad de las funciones Universitarias
transversalizaba el proyecto, articulando los flujos territoriales y políticos con
flujos académicos de formación y producción de conocimiento. Este modo de
hacer extensión, a nuestro entender está íntimamente relacionado con la forma
en la que procedería una cartografía.
383
3. Consideraciones teóricas
384
3.2. El rizoma como metáfora del pensamiento
385
a priori al encuentro con el campo. Este principio implica pensar que, aunque
las cosas se presenten en apariencia como si fueran una unidad, siempre son
el efecto de multiplicidades compuestas heterogéneamente. El principio de
ruptura significante alude a que el pensamiento rizomático implica que un
fenómeno determinado no es total, acabado, definido a priori del encuentro con
el observador, sino que puede ser interrumpido en cualquier parte y siempre
recomenzar en alguna de sus líneas. Dado que la cartografía como método
se propone para el estudio e intervención de procesos de subjetivación, son
las líneas que se fugan del plano las que nos interesa seguir, ya que son las
que cortan y va más allá de lo previamente determinado por la institución,
las normativas, las prácticas estatales. Esto nos permite seguir los rastros de
las conexiones que los propios sujetos despliegan como potencia, creación,
invención. De este modo, es posible alejarse de las lógicas representativas que
podamos generar como técnicos, a partir de las cuales miramos el mundo en
función de un saber total, que imaginamos representa la verdad de los fenómenos
y de las vidas de quiénes trabajamos. Los procesos de producción subjetiva no
son representables como los objetos del positivismo. Aluden a fuerzas, deseos,
motivaciones, intereses que solo se hacen visibles en tanto sigamos los rastros
de las asociaciones entre los sujetos del campo de investigación-intervención
en el que nos sumerjamos. El principio de la cartografía-calco propone un
énfasis en el proceso de construcción del mapa, implica que el método se base
en el proceso de hacer el mapa en vez de calcarlo. Calcar un mapa alude a la idea
de representar una realidad que se da por verdadera y que surge de estructuras
de pensamiento que producen un eje explicativo central. Tal y como sucede
con la forma arborecente en la que las raíces del árbol, debajo de la superficie,
se toman como causa única del desarrollo posterior del tronco y el follaje.
4. Pistas orientadoras
Como sugieren Passos et al. (2009) cuando hablamos del método no referimos
a un procedimiento estandarizado que se pueda aplicar a cualquier situación
sino, a una estrategia que se construye de modo singular, en el encuentro del
386
cartógrafo con el campo de abordaje. De este modo, más que seguir una serie
de pasos sucesivos, es preferible hablar de pistas que orienten al cartógrafo en
torno al problema de intervención-investigación. En este trabajo sugerimos las
que han sido más relevante en el desarrollo de nuestra cartografía:
Implica concebir que los recorridos del/la cartógrafo/a se realizan junto con
los sujetos de la intervención y es en ese recorrido que se produce realidad, o
sea, nuevos conocimientos y nuevas formas de hacer. Por ejemplo; al inicio
del proyecto referido trabajábamos en espacios terapéuticos con algunos niños
y niñas que eran derivados por instituciones del barrio. Observamos que la
mayoría venía acompañada de amiguitos o parientes (hermanos o primos).
Nuestra reacción ‘natural’ fue solicitar que los acompañantes esperaran fuera
de la consulta. Luego, en las instancias de co-visión nos preguntamos sobre
los sentidos que tendría esta situación tan insistente y decidimos permitir
entrar también a los/las acompañantes. En algunos casos, los resultados fueron
muy potentes para el proceso; estos acompañantes desplegaron elementos de
la red cotidiana de los consultantes que eran naturalizados o invisiblilizados.
En algunas situaciones, aportaron perspectivas novedosas sobre el problema
planteado y también sobre posibles alternativas de abordaje. En efecto, se
generaron condiciones afectivas más adecuadas para el proceso de trabajo. La
intervención clínica abrió posibilidades a procesos de investigación colectiva
donde las intervenciones técnicas se fueron formulando en función de los
trayectos que los NNA iban proponiendo. En este sentido, las acciones del
equipo se fueron orientando en torno a estos trayectos, produciéndose así una
relación intrínseca entre investigación e intervención al mismo tiempo que un
abordaje anclado en la promoción de sus derechos.
387
indicadores o la producción de conocimientos científicos) se genera a partir de
aprehender el material (escenas, situaciones, discursos) que en principio puede
parecer fragmentado. Captar este material implica una atención concentrada,
pero sin focalización. En nuestro ejemplo anterior, la presencia de acompañantes
pudo haber pasado desapercibida en pos de aplicar un dispositivo terapéutico
ya formateado, sin embargo, el trabajo colectivo de co-visión pudo captar la
reiteración del hecho en diferentes situaciones y formular la interrogante sobre
sus sentidos en el espacio terapéutico. De este modo, la atención cartográfica
asume diferentes funcionamientos, por momentos se vuelve selectiva, por
momentos flotante, pero siempre a partir de un tipo de actitud de relación
encarnada con el material (Kastrup & de Barros, 2009).
388
proyecto mencionado, ha sido su capacidad para transformar su metodología
y sus objetivos en función del encuentro con los actores. En efecto, no se trata
de implementar metodologías y técnicas prefabricadas, basadas en saberes
teóricos generalizados, sino de la producción de técnicas y procedimientos
estratégicos, en base a los saberes que se construyen en el proceso de encuentro
con los sujetos y las circunstancias de la intervención-investigación.
389
Cartografiar es habitar un territorio existencial
5. Criterios de validación
390
la docilidad ante el dispositivo que se aplica. Así pues, se propone que la
validación se realice por parte de los y las participantes de la experiencia a
través de la discusión de ideas y reflexiones. Una validación entre pares a
través de la presentación y discusión en grupos de co-visión y con colegas, así
como el dialogo con otros actores y, finalmente, una validación propia. Los
criterios de validación se basan en tres aspectos fundamentales: el acceso a la
experiencia, la consistencia cartográfica y, finalmente, la producción de efectos
de la investigación-intervención.
391
co-reponsabilidad de los/las participantes en todo el proceso, así como en su
validación.
6. Reflexiones Finales
392
7. Referencias
393
jspui/handle/20.500.12008/4870
394
TRABAJO SOCIAL CON FAMILIAS. LÍMITES Y
DESAFÍOS
395
Sumario: 1. Introducción. 2. Metodología. 3. El trabajo social con familias. 4.
Conclusión. 5. Perspectivas futuras. 6. Referencias.
RESUMEN: El objetivo de este texto es traer algunas consideraciones
sobre los límites y desafíos en el trabajo social con familias, realizado por
trabajadores sociales. Las reflexiones están basadas en la investigación llamada
“El trabajo social con familias realizado por trabajadores sociales con las
familias beneficiarias del programa Bolsa Familia en los Centros de Referencia
de Asistencia Social en Toledo, Paraná, Brasil”. La recolección de datos fue
realizada por medio de entrevistas semiestructuradas con trabajadores sociales
del municipio. El texto está organizado de la siguiente manera: introducción;
metodología; trabajo social con familias; conclusión y perspectivas futuras.
Los principales resultados muestran que los desafíos colocados al trabajo social
son principalmente de dos órdenes, una relacionada con las condiciones de
trabajo de los propios trabajadores sociales en tiempo de medidas neoliberales
y otra orientada a la necesidad de contar con una propuesta de carácter teórico
metodológico que oriente las acciones junto con las familias y rompa con las
ambigüedades presentes en lo cotidiano y sea orientada por una perspectiva de
protección.
396
1. Introducción
Las formas por las cuales el Estado interviene sobre las familias son diversas,
siendo una de ellas las políticas sociales. Esta intervención, no surge solo con
el desarrollo de las políticas sociales ni se limita a ellas, sino que se remonta
al período de nacimiento del Estado moderno y es permeada por múltiples
contradicciones y conflictos desde su génesis. Saraceno (1997) informa que
una visión predominante es que la intervención del Estado puede modificar
las estructuras jerárquicas y las relaciones de poder al interior de las familias,
como si el Estado invadiese aquello que es del ámbito privado, al inmiscuirse
en cuestiones del mundo familiar, como la educación moral y las formas por
las cuales las familias se organizan en sus casas, disminuyendo así su poder.
La autora argumenta, junto con otras sociólogas, que comparte la visión de
que el Estado realmente transforma a la familia, no exclusivamente en la
misión de vaciar sus funciones, sino por sobremanera en la creación de nuevas
atribuciones y deberes. Se presta atención también a las ambivalencias que
emergen de este escenario, dado que “el derecho a la privacidad colide con el
derecho a la protección, sobre todo el de sus miembros más débiles” (Saraceno,
1997, p. 205), como ancianos, mujeres y niños.
Una política social, por más amplia que sea en relación con las formas familiares
que incluya, nunca podrá abarcarlas a todos los tipos de familias (Mioto,
Del Prá, 2015, p. 163-164). Además, los procesos de desfamiliarización y
desmercantilización son fundamentales para la construcción de la ciudadanía
397
social. De esta manera, según Mioto y Del Prá (2015, p. 112), la “política social
es pensada en el sentido de socializar anticipadamente los costos enfrentados
por la familia, sin esperar a que se agote su capacidad”, contribuyendo con la
disminución de la carga de trabajo total de las familias y con la autonomización
de sus miembros en relación al resto de la parentela. Como recuerda Campos
(2015) las políticas sociales siempre fueron “asociadas” con las familias,
aunque nos interesa particularmente entender cómo se desarrollaron y
diferenciaron esas esas relaciones a lo largo de la historia. De la misma forma
en que tenemos múltiples diseños de estados de bienestar social, las políticas”
familiares” también son diversas. Dentro de ellas, Goldani (2007) identifica y
diferencia tres tipos de políticas: las “de familia”, las “referidas a las familias”
y las que son “para las familias”.
398
guarderías para niños, programas de empleo para jóvenes, políticas para
mujeres, etc.).
Goldani (2007) apunta hacia la necesidad de repensar el lugar que las familias
ocupan en las políticas públicas y propone “políticas para las familias”,
que se basarían en un nuevo paradigma. Este comprendería y abarcaría una
concepción más amplia de familia, considerando todas las metamorfosis que
ésta viene sufriendo. Significaría entonces la tentativa de establecer una nueva
relación entre familia y trabajo (incluyendo el trabajo doméstico, el trabajo
familiar de cuidado, y también el trabajo realizado para el mercado remunerado
o asalariado). Políticas sociales y políticas de mercado desde esta perspectiva
deberían ser direccionadas por el Estado, el cual debería proveer los subsidios
legales y la infraestructura para quitar de las familias, y principalmente de las
mujeres, el peso de tener que responder solas a las vicisitudes del mercado y a
las requisiciones/expectativas del Estado.
399
se encuentra es la imposibilidad real de las familias para poder suplirlos, casi
exclusivamente, con las exigencias que les son puestas. Es en ese contexto
que se inserta la tarea de los trabajadores sociales, interlocutores privilegiados
entre el individuo, la familia y el Estado.
2. Metodología
Las reflexiones de este texto parten de la investigación titulada “El trabajo social
con familias realizado por Trabajadores Sociales con las familias beneficiarias
del Programa Bolsa Familia en los Centros de Referencia de Asistencia Social,
en Toledo, Paraná, Brasil”. El objetivo de la investigación fue comprender
y analizar cómo se desarrolla el trabajo social realizado por Trabajadores
Sociales, con familias beneficiarias del programa Bolsa Familia en los Centros
de Referencia de Asistencia Social de Toledo. La recolección de datos se hizo
a través de una revisión documental para la cual se consultó: Ley Orgánica
de Asistencia Social (LOAS); Política Nacional de Asistencia Social (PNAS);
Sistema Único de Asistencia Social (SUAS); y proyectos desarrollados
en todos los Centros de Referencia del municipio de Toledo. Se realizaron
doce entrevistas en profundidad, con trabajadores sociales de los Centros de
Referencia. Para el análisis de los datos se utilizó la técnica de análisis de
contenido temática, con perspectiva de teoría crítica. La investigación fue
aprobada por el Comité de Ética de la Universidad Estadual de Londrina. Para
los fines de este texto, delimitamos para las reflexiones el objetivo específico
dirigido a conocer los límites y desafíos en el trabajo social con familias.
400
p.164), a partir de entonces, las demandas puestas para la profesión pasan a ser
“interpretadas como expresiones de necesidades humanas no satisfechas, que
derivan de la desigualdad social propia de la organización capitalista”. A pesar
de que ese cambio de paradigma abrió un horizonte de nuevas posibilidades
para los trabajadores sociales en lo que se refiere al trabajo con familias muy
poco se avanzó en ese sentido, dado que la temática familia no entró en la
reconceptualización.
401
El desánimo frente a las persistentes desigualdades en un contexto que aparenta
ser inmutable, observadas por los trabajadores sociales puede ser también
entendido desde otro punto de vista. Campos (2008, p.114) destaca que cuando
la relación entre medios y fines de una propuesta metodológica se encuentra
desequilibrada, la tendencia es a que los resultados no sean los esperados, lo que
trae como consecuencia decepciones por parte de los profesionales que intentan
concretarla, realizando los mayores esfuerzos posibles. La autora apunta
que existen, entonces, problemas antiguos y nuevos para el establecimiento
de metodologías de trabajo: una tradición insatisfactoria y una carencia de
sistematización del interés por los conocimientos generados constantemente,
en un campo, por fuerza interdisciplinario, del estudio de la familia y de los
procesos de acompañamiento (Campos, 2008, p.115)
402
“simples procedimientos individuales de acogida, de escucha calificada y de
consejería” son suficientes para que los usuarios de la política de asistencia
social, sean estos trabajadores y trabajadoras desempleadas y/o con vínculos
precarios de trabajo, con trayectorias personales y familiares de innumerables
vulneraciones de derechos, consigan reflexionar sobre el recorrido de sus vidas
y de esa manera creen formas, medios y estrategias de cambio (Teixeira, 2013,
p.131).
Son esos factores, que de acuerdo con Silva (2014), imponen al trabajador
social limites institucionales necesariamente vinculados a la perspectiva del
riesgo social presente en las agencias terminales de política social, pero que
no imponen por eso, una única forma de operar con esa contradicción, más
allá de que no deje establecer un perfil y un patrón para la acción profesional.
En esa misma línea, Guerra (2017) afirma que aún cuando no impongan
un único camino posible, el escenario predispone un tipo de intervención:
403
puntual, focalizada, inmediata, burocrática, mimética, repetitiva, pragmática y
eminentemente instrumental. Esos factores no están despegados de los rumbos
de las políticas sociales adoptadas a partir de la consolidación de medidas
neoliberales, determinando el enfoque de la atención, principalmente, en
programas desarrollados por la política de Asistencia Social.
Por esta vía, las políticas sociales se alejan de la noción de derechos universales
y se orientan hacia una perspectiva de intervenir apenas sobre los más pobres,
para que estos se adecuen y se logren mantener, sin el auxilio del Estado, en
una nueva orden societaria. Con esa resignificación, las políticas públicas
se transforman en un instrumento trivial “de compensación de desventajas
de capacidades, actuando caso a caso, grupo a grupo, donde la focalización
funciona para hacer más eficiente el uso de los recursos,” (Mauriel, 2008, p.
327).
La raíz de esa comprensión de los procesos que llevan a los individuos a las
condiciones de pobreza y exclusión modifica consecuentemente la orientación
de las intervenciones del Estado hacia las refracciones de la cuestión social,
puesto que el foco analítico se desplaza desde las estructuras hacia el individuo,
según Mauriel (2006, p. 50). Se crean nuevas categorías o resignificaciones,
como los conceptos de territorio y comunidad, inclusión y exclusión,
empoderamiento, desarrollo de capacidades, fortalecimiento de los vínculos
familiares, solidaridad y responsabilidad social, entre otros, con el objetivo de
subsidiar y nutrir las políticas y programas sociales en curso.
404
Son conceptos que, obviamente, tienen su importancia, y al final nos parece
claro que dentro de esta política todos los trabajadores deben valorar la
autonomía de las familias para decidir sobre sus acciones y no deben interferir
o hacer juicios morales sobre estas decisiones. En cuanto al protagonismo, es
necesario definirlo mejor. ¿Qué tipo de protagonismo se busca? ¿De qué forma
las familias serán las protagonistas de sus propias vidas, si se les impone el
cumplimiento de una serie de deberes para que puedan acceder a lo que por
derecho debería ser suyo? ¿Cómo es que los profesionales aprenden la noción
de fortalecimiento de vínculos, como actúan en ese sentido una vez que en
la sociabilidad contemporánea se ha producido un colapso de las relaciones
familiares y comunitarias, siendo esto resultado del proceso de acumulación
capitalista que transforma al propio ser humano en mercadería?
405
los riesgos sociales. Dado este sesgo, la Asistencia Social es entendida como
una ayuda pública, que debe darse en caso de falla de la familia, tiene carácter
compensatorio y un plazo a término para ser otorgada. En algunos momentos
se posiciona como la principal agente de promoción del bienestar a partir de
su propuesta de viabilizar el acceso a los derechos; en otros, aparece apenas
como subsidiaria, cuando los individuos ya agotaron sus posibilidades de
promoverlo. Esta forma de gestión de la política de asistencia social apunta para
una “psicologización individualizante en el trato de los problemas sociales”
(Teixeira, 2013, p. 130) que recaerá sobre la tarea de los trabajadores sociales
y determinará la forma en la que piensan el trabajo con familias.
406
derechos, pero las condiciones materiales y subjetivas impiden ejercerlos,
¿Cómo se materializan para que los individuos puedan asumir su plena
condición de ciudadanos? Más allá de eso, ¿Qué hay por detrás del
derecho o de los derechos? La noción de justicia, ¿Pero en qué sentido?
¿Estamos respaldados en la justicia formal? ¿Aceptamos los desafíos
del papel que nos es atribuido por el sentido de justicia dinámica? (De
Martino, 2008, p. 36).
4. Conclusión
407
El uso de los términos “vulnerabilidades”, “potencialidades”, “fortalecimiento
de vínculos”, “empoderamiento” es cada vez más frecuente en los discursos
de los trabajadores sociales. La problematización de esos conceptos, mientras
tanto, ha quedado a cargo de los espacios académicos. Las discusiones sobre
la cuestión social, sobre la pobreza, el desempleo, las condiciones de trabajo,
las relaciones étnico-raciales, las relaciones de género, son paulatinamente
silenciadas y substituidas por conceptos “prontos”, postulados en los
documentos oficiales que regulan la ejecución del trabajo en el plano local/
municipal. Esa “sustitución”, desde nuestro punto de vista, ha vaciado de
contenido la actuación profesional. El debilitamiento de los procesos formativos
de los trabajadores sociales, las cada vez más precarias condiciones de trabajo
y la autonomía cada vez más relativa, han contribuido para el aumento del
“consumo de términos” prontos, fáciles y “multiusos”.
5. Perspectivas futuras
408
6. Referencias
409
doutorado, Programa de Pós-Graduação em Ciências Sociais. São Paulo].
Instituto de Filosofia e Ciências Humanas/UNICAMP.
410
Líneas de Debate y Problematización
411
REFLEXIONES EN TORNO A LA ATENCIÓN DE
FAMILIAS EN SITUACIÓN DE VULNERACIÓN:
APORTES EN BASE A LA EXPERIENCIA DE LOS
PROGRAMAS DE PROXIMIDAD
412
Sumario: 1. Introducción. 2. Contextualización: breve presentación del sistema
de protección en Uruguay. 3. Acerca de los programas de proximidad y su
estrategia de intervención. 4. Algunas reflexiones: aprendizajes, desafíos y
propuestas. 5. A modo de cierre 6. Referencias
RESUMEN: El presente documento establece un conjunto de reflexiones en
relación a algunas de las políticas que se han ensayado desde el Estado en los
últimos años para dar respuesta a las familias que se encuentran en situación
de mayor vulneración. Para eso se realiza un análisis exploratorio de los
programas de proximidad en tanto, a partir de su acumulado y las evaluaciones
a las que han sido sometidos, brindan insumos de relevancia en relación a
aquellos aspectos significan fortalezas de la política y, por tanto, deberían ser
pensados en clave de continuidad, y aquellos que merecen ser modificados a
la luz de la experiencia. Posteriormente se dejan sentadas algunas reflexiones
que incorporan estos aspectos y nos convocan a pensar qué elementos se
ponen en juego en relación a la protección de los sujetos frente a los riesgos
inherentes a la etapa actual de desarrollo del capitalismo, qué implica entonces
la protección o inseguridad social, así como cuál debe ser el rol del Estado en
relación a estos aspectos.
413
1. Introducción
A la vez, estos programas abren un debate necesario sobre cómo estar protegidos
frente a los riesgos inherentes a la etapa actual de desarrollo del capitalismo,
qué es por tanto estar desprotegido o vivir en condiciones de inseguridad social
y, finalmente, qué rol debe tener el Estado para asegurar dicha protección.
Cabe señalar que varios de estos aportes son producto de ámbitos colectivos
de reflexión de la praxis transitados a partir de mi experiencia profesional
como Directora de la División de Atención Integral a Familias (DAIF) del
Ministerio de Desarrollo Social (MIDES). Surgen así de una preocupación
compartida por revisar los dispositivos y respuestas que, desde ese lugar,
estábamos brindando. Por tanto, si bien el artículo refiere a los programas de
proximidad en general, el acumulado y aprendizaje se basa fundamentalmente
en la mencionada inscripción, donde tiene lugar la ejecución de la Estrategia
Nacional para el Fortalecimiento de las Capacidades Familiares- Cercanías.
414
En segundo lugar, se realizará una presentación de los programas de proximidad
destacando los elementos más relevantes en relación a sus postulados y
estrategia metodológica.
415
Las políticas sociales promovidas durante esta fase, aunque aplicadas de
acuerdo con modalidades clientelísticas, particularistas, tuvieron una retórica
universalista. Contribuyeron a la consolidación de los sectores medios, sin
dejar de amparar a otros grupos subalternos.
En años posteriores, la crisis económica que afectó a Uruguay entre fines del
año 2001 y 2002, generó consecuencias sociales graves en materia de pobreza,
416
desempleo y segmentación territorial. Los cambios suscitados en el mundo del
trabajo, pondrán en cuestión la vertiente contributiva de la protección social
dando paso a la no contributiva, derecho no selectivo, no condicional, vinculado
a la idea de dependencia e incapacidad para producir (Baráibar, 2007). A la vez,
ante el agotamiento de protecciones tradicionales, el espacio territorial pasa a
ser así el ámbito fundamental en el cual se desarrollan las políticas y programas
sociales, en tanto es el lugar donde la gente está de manera estable. Así se
instala la territorialización de la protección social, aspecto que se mantiene
aún en contextos posteriores de mejora de las condiciones socioeconómicas
(Baraibar, 2009).
Hacia el año 2005 asume por primera vez un gobierno de corte progresista.
Ante la constatación de la dispersión, atomización y fragmentación existente a
nivel de las políticas sociales en todo el territorio nacional se crea el Ministerio
de Desarrollo Social (MIDES). A partir de esto se promueve un cambio en
la configuración institucional de las responsabilidades de protección social,
pasando esta secretaría a coordinar el conjunto de políticas sociales estatales.
417
que no estaban siendo captadas o satisfactoriamente atendidas por los programas
y servicios estatales.
418
general, una noción flexible del concepto. No se restringe así necesariamente
a la convivencia ni a vínculos consanguíneos, o al modelo tradicional nuclear,
sino que habilita diversidad de arreglos existentes e incluye en esta concepción
lo que sus miembros entienden como tal.
419
Así, estos programas suponen una reducción de los costos del acceso de las
personas a la red de asistencia pública y a los servicios universales, a partir de
modalidades que se orientan activamente a “ir a buscar” a la población objetivo
y trabajar en territorio con ella”. Para que esto sea posible, el Estado social
uruguayo se perfecciona, extiende su accionar y llega a familias y personas
hasta ese momento desprotegidas (Filardo y Merklen, 2019).
Esto coloca una primera ausencia en relación a los objetivos que los programas
se plantean en su diseño, en tanto, mientras es importante intervenir en aspectos
subjetivos que hacen a la posibilidad de una mayor integración social, resulta
fundamental apelar de forma sistemática a la disponibilidad y pertinencia de
intervenciones de política pública que garanticen la protección integral de
derechos a través del acceso a bienes y servicios provistos por el Estado de
calidad y en cantidad suficientes para dar respuesta el déficit que es preciso
atender. Es esto último lo que da sentido a que sea un asunto público, por tanto,
responsabilidad del Estado todo: la respuesta a dar a las personas y familias
que más sufren los efectos de la desigualdad social.
420
Los componentes universales de la protección requieren de acciones
focalizadas que vayan al encuentro de estas situaciones fortaleciendo
capacidades estatales para la atención, que puedan sostener los puentes
sin los cuales la política focalizada no generaría impactos sustentables, e
incluso correría el riesgo de profundizar la desintegración. Esas acciones
focalizadas no deben auto consagrarse ni perder de vista que deberán
existir únicamente en función del acceso de las personas a las políticas
universales, fin ineludible para la integración social (2017, p. 14).
Otro de los aspectos a subrayar refiere al rol de las familias como “protagonistas”
de las políticas sociales. En este sentido resulta relevante que los programas
contemplen, aunque con diferentes énfasis, al grupo familiar en el diseño de las
políticas desde una concepción capaz de visualizar la diversidad de familias y
arreglos familiares. Por otro lado, es importante advertir los posibles riesgos
de responsabilización de las familias siempre que la política devenga en
colocarlas como protagonistas exclusivas de su bienestar. Esto requiere revisar
concepciones asociadas a la “promoción de la autonomía, así como identificar
los alcances y limitaciones del abordaje familiar como estrategia de integración
social, así como su necesaria vinculación con transformaciones estructurales.
421
A la vez, contemplar a las familias en su diversidad requiere, no solo concebir
distintos arreglos que las mismas se dan para llevar adelante funciones
productivas y reproductivas, sino también distintas condiciones de posibilidad
que presentan a tales efectos. Es decir, se debe tener en cuenta la conformación
familiar pero también valorar los daños o derechos vulnerados instalados para
poder visualizar con claridad qué intervención es posible, por cuanto tiempo y
qué “grados de autonomía”, con respecto a la intervención estatal, es posible
esperar.
422
Un tercer aspecto a analizar, vinculado con el anterior, refiere al lugar del
territorio y dentro de él, las redes de protección cercanas, ante la falla de los
sistemas tradicionales de protección. Si tenemos en cuenta que, como fuera
mencionado, los procesos de fragmentación social se han acompañado, y
se expresan también, mediante una marcada segregación territorial, resulta
claro que las familias más vulneradas tienden a residir en los territorios que
constituyen y expresan dicha vulneración. De este modo todos los procesos de
fortalecimiento de las redes de protección cercanas deberán necesariamente
estar acompañados de protecciones sociales preexistentes.
Así, si bien es importante reconocer estos territorios, trabajar con ellos, contar
con estas redes cuando existen e incluso potenciarlas, de ningún modo esto
puede devenir en transferir los deberes de garantizar el bienestar a estos espacios
en una suerte, aún sin quererlo, de sobrecarga y responsabilización. A la vez,
si se toma la opción de una intervención que contemple el fortalecimiento de
estas redes cercanas, o más aún, de la organización popular de base territorial,
se debe estar dispuesto a que la misma tensione los límites mismos de esta
intervención, los interpele, coloque otras demandas, y exija otras respuestas en
la agenda pública.
423
cómo se expresa la desigualdad a la hora de afrontar los riesgos a los que nos
enfrentamos cotidianamente.
Por último, teniendo en cuenta todo esto, la invitación es a reflexionar sobre qué
protecciones sociales son necesarias para generar mayores niveles de seguridad
o, dicho de otra manera, para generar condiciones que permitan enfrentar los
principales riesgos sociales. Para esto, parece haber dos ejes ineludibles a
contemplar y revisar. En primer lugar, el mercado de trabajo y la capacidad del
Estado sobre su regulación, de modo de fortalecer su capacidad de integración.
Si hacemos acuerdo en que, como establece Castel (1997), el trabajo es más
que el trabajo, y por lo tanto el no-trabajo es más que el desempleo, este tiene
una importancia enorme en la vida de las familias, como organizador de su vida
cotidiana y elemento clave para la socialización y la construcción identitaria.
El acceso a este mercado no puede quedar librado, menos aún en los casos de
quienes menos recursos tienen y más riesgos afrontan, al “libre juego” oferta-
demanda.
5. A modo de cierre
424
y urgente en aquellas situaciones signadas por circunstancias de privación
durante períodos muy prolongados de tiempo. Pero sin lugar a dudas, debe
comprender una reflexión más amplia, que no quede atada a la emergencia o a la
extrema vulneración, que se anticipe a sostener a los/as frágilmente integrados/
as y que, sin lugar dudas, coloque en el centro del debate la importancia de
poner en cuestión la desigualdad y los mecanismos en los que se sustenta.
6. Referencias
Baráibar, X. (2007). Poco, para pocos y por poco tiempo: políticas sociales en
tiempos de emergencia. Revista Escenarios, (12).
Baráibar, X. (2009). Tan cerca, Tan Lejos: acerca de la relevancia “por defecto”
425
de la dimensión territorial. Revista Fronteras (5), 59-72.
426
Pintos, M. (2016). Los “otros” pobres: apuntes sobre nuevas elaboraciones
de la “cultura de la pobreza”. XV Jornadas de Investigación: el oficio
del investigador en Ciencias Sociales. Recuperado de https://www.colibri.
udelar.edu.uy/jspui/bitstream/20.500.12008/10703/1/XV%20JICS_
MarinaPintos.pdf
427
ELEMENTOS PARA EL DIAGNÓSTICO Y LA
EVAUACIÓN DE RIESGO VITAL EN EL CAMPO
TEMÁTICO DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
428
Sumario: 1. Introducción y justificación 1.2 Definiciones y conceptualizaciones
sobre género. 2. Metodología de evaluación de riesgo. 2.1 Recomendaciones
preliminares para Equipos técnicos. 2.2 Entrevista pericial. 3. Lineamientos
para realizar la pericia en situaciones de violencia doméstica. 3.1 Indicadores
de existencia de violencia. 4. Aspectos periciales. 4.1 Indicadores de existencia
de violencia. 4.2 Indicadores de aumento de vulnerabilidad. 5. Aspectos a
indagar en la entrevista para valoración del riesgo. 6. Referencias.
RESUMEN. En este capítulo se expone por primera vez fuera del ámbito
pericial aspectos centrales del “Protocolo de detección y valoración
psicosocial del riesgo en casos de violencia doméstica” elaborado en el marco
de la Ley 17.514, aprobado por la Suprema Corte de Justicia en diciembre
de 2015 que comenzó a aplicarse en los Juzgados de Familia Especializados
en Violencia Doméstica en el año 2017.1 Por su fecha de elaboración no
incluye las manifestaciones de la violencia de género previstas en la normativa
aprobada en diciembre de 2017 (Ley 19.580). En esta línea, debe destacarse
que el artículo resume aspectos conceptuales de la violencia de género que
se produce en el ámbito doméstico, focalizando entonces la atención en la
violencia hacia la mujer en contexto de relaciones de pareja. A tales efectos,
en este documento se problematizan algunos nudos conceptuales en relación
a la socialización de género, el amor romántico, los celos y se presentan el
conjunto de procedimientos e indicadores que posibilitan identificar situaciones
de violencia y estimar la probabilidad de ocurrencia de un comportamiento
violento a corto plazo.
1 Su diseño se enmarcó en el Plan de Acción para mejorar la respuesta judicial en la
gestión de casos en Violencia de Género, el cual se propuso: “Elaborar un protocolo para los
técnicos que realizan pericias y sistematizar una metodología de evaluación del riesgo para
colocación de tobilleras” con el objetivo de mejorar la asistencia técnica a los magistrados.
429
1. Introducción y justificación
430
reducen esa probabilidad. La evaluación de riesgo se trata de la ponderación de
estos factores en una relación empírica entre los factores de riesgo/protección
y el tipo de conducta, dicha ponderación nos permitirá identificar el riesgo para
la efectiva búsqueda de protección de las mujeres víctimas de violencia.
La valoración pericial del riesgo es un elemento más para que la justicia valore
la necesidad de adoptar medidas de protección de las víctimas, pero no tiene
carácter absoluto y está sometida a la subjetividad humana y por tanto tiene
un cierto margen de inexactitud. Por tanto, los factores de riesgo presentados
a continuación no dan certeza absoluta sobre la situación de riesgo vital, sino
que alertan sobre la necesidad de imponer medidas de protección, por lo tanto,
el/la perito/ profesional deberá evaluar si existen otros elementos que alerten
sobre el sobre riesgo vital inminente. Se requiere entonces, utilizar criterios
que permitan identificar distintos grados de vulnerabilidad entre las mujeres
entrevistadas.
431
masculinos moldeados por la sociedad, el sistema político, la religión y las
normas culturales- el acceso a los recursos y beneficios y control sobre los
mismos y la posición de las mujeres respecto de los hombres.2 “No se trata de
una socialización diferencial únicamente en términos de tareas, sino también
en el orden de las valoraciones, en donde lo que atañe al lugar de lo masculino
resulta lo relevante y lo femenino lo secundario” (Rostagnol et al., 2014).
432
de las mujeres que acuden en busca de justicia, el protocolo incorpora a las
manifestaciones anteriores las formas de violencia institucional y violencia
simbólica.
433
De acuerdo a Coral Herrera (2013) “la forma de entender el amor romántico
refuerza y reproduce las relaciones patriarcales. El amor romántico va de la
mano de la subordinación de la mujer a la esfera doméstica.
La creencia de que “el amor lo puede todo” y por tanto si hay verdadero amor
se podrán superar todos los obstáculos impide ver las señales de riesgo. Por otra
parte, cuando la mujer toma la iniciativa de terminar la relación, desencadena
un aumento de la tensión o del nivel de riesgo, como consecuencia de las
dificultades que tienen estos hombres violentos para aceptar que las mujeres
quieran terminar la relación.
¿Es posible pensar estrategias que permitan introducir cambios en esta realidad
tan dolorosa? Sí, pero para prevenir la violencia de género será necesario –
entre otros cambios- abordar una resocialización del concepto de amor que
propicie relaciones saludables basadas en la igualdad y solidaridad entre sus
miembros.
434
2. Metodología de evaluación de riesgo
435
2.2 Entrevista pericial
La actitud adoptada por el/ la profesional que realiza la pericia deberá ser
una actitud empática, evitando cualquier clase de crítica, órdenes, presiones,
incredulidad, desprecio, juicios negativos, actitudes rígidas, preguntas
impertinentes o prejuiciosas.
436
Considerar factores tales como: edad, género, etnia, discapacidad, nivel
socioeducativo, ocupación, nivel socioeconómico y zona de procedencia
Valorar las condiciones de riesgo y proponer estrategias de protección.
Revisar los antecedentes judiciales y del expediente que da origen a la pericia.
Realizar la entrevista en un lugar privado y con la presencia de dos integrantes del
Equipo.
Evitar la participación de niños/as en la entrevista.
Enmarcar el relato de la víctima (cómo, cuándo, dónde y qué desea).
Para la valoración de riesgo, en caso de duda debe darse credibilidad al testimonio
de la víctima.
Derivar a las víctimas a instituciones que favorezcan o ayuden en el proceso de
resolución de la situación de violencia vivida.
Valorar la existencia de otras posibles víctimas en la familia: niños/as,
adolescentes, discapacitados, adultos/as mayores.
Indagar en relación a las visitas de los hijos/as con el agresor.
"Un indicador es una señal, es un hecho o una percepción que mide los
cambios en una condición o situación específica en el transcurso de un período
dado.” (Girvan, 1998). Se trata de un ejercicio, que hace el investigador, de
traducción de los conceptos y nociones teóricas a operaciones de investigación
definidas. Por último, cabe agregar, los indicadores no aseguran por sí solos la
437
existencia de situaciones de violencia y deben ser analizados y considerados
en su contexto.
438
• El personal de seguridad deberá asegurarse que el presunto agresor no
porte armas o elementos con los que pudiera dañar a la contraparte o peritos.
4. Aspectos periciales
439
4.1 Indicadores de existencia de violencia.
440
Conducta antisocial, conductas violentas fuera del hogar (Riñas con terceros,
insultos, maltrato a animales).
Negación de la situación de violencia ante la víctima y terceros.
Incumplimiento de medidas cautelares.
Utilizar los días y horarios de visitas con los hijos/as para transgredir medidas
cautelares, amenazar, insultar, golpear o irrumpir en el hogar por la fuerza.
Llevarse a los hijos para visitas y no permitir la comunicación madre- hijos/as
mientras están con él o no proporcionar datos sobre el domicilio dónde los lleva.
Fracaso de múltiples sistemas de apoyo.
Percepción subjetiva del riesgo, tiene miedo que la mate a ella o a sus hijos/as.
Intento de retirar la denuncia o acepta la reconciliación luego de amenazas o de
conflicto por tenencia, visitas o pensión alimenticia.
Ideas o intento de suicidio. Ha pensado en matarlo porque siente que es la única
salida que tiene.
Abuso de medicamentos, sustancias o alcohol.
En víctimas adultas mayores proporcionarle medicación en dosis más altas de las
indicadas o por el contrario negarle la medicación.
Condiciones personales de soledad (ausencia de redes de apoyo), dependencia
económica y/o psicológica del agresor o discapacidad.
Ubicación de la vivienda en zonas alejadas, sin vecinos/as cercanos o dificultades
de acceso a bienes y servicios (especial atención en casos de mujeres rurales).
441
Momentos críticos.
442
Características de la pareja y condiciones socioeconómicas: (por lo menos
en el último año) Inestabilidad en la relación, separación o divorcio. Situación
laboral: inestabilidad laboral, despido, desempleo, zafral, precariedad laboral,
etc. Características de la víctima, del agresor y sus entornos personal, ambiental,
social, cultural, redes sociales y familiares.
Por último, en primer lugar queremos señalar en forma enfática que, en ningún
caso, ni bajo ninguna circunstancia está indicada la entrevista conjunta de las
partes, además de sugerir algunas preguntas orientadoras para determinar la
cronicidad de la violencia y nivel de riesgo: ¿Con qué frecuencia?, o ¿En qué
ocasiones? ¿Sucede actualmente?
443
reaccionó cuando le dijo que quería separarse? ¿Sus familiares y/o amigos
conocen la situación? ¿Le ayudarían? ¿Le han impuesto a su agresor medidas
cautelares anteriormente? ¿Las ha respetado?
A modo de cierre, nos gustaría agregar que este trabajo pretende ser una guía
conceptual y metodológica que facilite la tarea pericial/profesional, por ello
los indicadores intentan dar cuenta de factores de riesgo y alertan sobre la
necesidad de imponer medidas de protección. El principal interés es contribuir
a reducir las dificultades en la atención a mujeres en situación de violencia por
parte del dispositivo judicial en la gestión de la normativa vigente.
6. Referencias
Bourdieu, P. (2000). Elementos para una sociología del campo jurídico. Bogotá,
Colombia: Siglo Editores.
444
del riesgo en violencia de género. Madrid, España: Gobierno de España.
Rostagnol, S., Calce, C., España, V., Goñi, M., Magnone, N., Mesa, S. Meza,
F.; Pacci, G.; Viera, M. (2014). Violencia doméstica en la agenda: aportes
interdisciplinarios para su comprensión. Montevideo, Uruguay: Comisión
Sectorial de Investigación Científica de la Universidad de la República
(UDELAR).
445
LA PERSPECTIVA DE CURSO DE VIDA Y SUS
FORALEZAS PARA EL TRABAJO SOCIAL CON
FAMILIAS
446
Sumario. 1. Introducción. 2. La perspectiva de curso de vida. 2.1. Antecedentes.
2.2. Principios y Conceptos. 3. Comprender a la familia desde la perspectiva
de curso de vida. 3.1. La sincronización de las transiciones individuales y
familiares. 3.2. La interacción entre las transiciones en el curso de vida y el
cambio social. 4. Discusión y Conclusiones. 5. Referencias.
RESUMEN. El presente capítulo aborda un particular enfoque de análisis
denominado Curso de Vida, que fuera definido principalmente por el sociólogo
estadounidense Glen Elder en la década del 80 y que se ha desarrollado de
manera muy significativa posteriormente. Más que una teoría sobre la familia, la
perspectiva de curso de vida presenta un conjunto de principios que determinan
el modo de comprender a la familia, dejando abiertas las conclusiones a las
que puede arribar. Este enfoque también elabora un conjunto de conceptos
tales como trayectoria, transiciones y punto de inflexión, los cuales han sido
utilizados en diferentes campos como los estudios de juventud, educación o
mundo del trabajo. Estos conceptos equilibran una mirada que, teniendo en
cuenta los marcadores biológicos en la biografía de las personas, pueden
trascenderlos e incorporar la dimensión estructural y cultural. Permiten a su vez
articular una mirada demográfica con elementos biográficos. Consideramos
que se trata de una opción teórica de gran rendimiento al trabajo social
con familias, en la medida en que brinda herramientas para comprender la
situación particular de familias concretas, así como realizar las mediaciones
para incorporar una mirada histórica y estructural. En este texto se presentan
los principios y conceptos de esta perspectiva, se expone su articulación con el
análisis de las familias y se analizan las fortalezas de esta perspectiva para el
abordaje familiar.
447
1. Introducción
2.1. Antecedentes
Los orígenes del análisis científico de la familia deben remontarse al siglo XIX,
como en tantos otros campos de las ciencias sociales, estos primeros trabajos
tuvieron algunas debilidades con relación a un método que aún era incipiente.
En este contexto vale la pena mencionar los trabajos de Lewis Morgan (1986)
sobre la terminología de parentesco, que fueron retomados por Friederich
Engels (1987) en una clave materialista histórica.
448
la teoría de la alianza de Levi-Strauss puso énfasis sobre las relaciones de
pareja, construidas sobre el tabú del incesto, la teoría de la filiación de Radcliffe-
Brown se concentró en analizar los procesos de descendencia legítima. Cada
una de estas teorías centró su atención en un aspecto central del análisis de la
familia: el matrimonio y la filiación.
449
Si bien el concepto de ciclo de vida tiene la virtud de poner el foco en algunos
momentos de transición particularmente significativos en la vida de las
familias, su debilidad se centra en el hecho de que implica una mirada con un
fuerte sesgo de cultural y de clase, en el que la familia nuclear aparece como
único modelo posible, al igual de lo que sucedía con el funcionalismo. Esta
perspectiva se centra en los patrones modales, pero no analiza los casos que
se alejan del promedio por cuestiones de clase social, cultura o étnicas y sus
variaciones a lo largo del tiempo. Por ello, favorece una visión naturalizada de
la familia.
De este modo el enfoque de Curso de Vida surge como una superación del
enfoque sistémico de familia, aunque retoma su preocupación por el análisis
sincrónico sistémico, y su análisis diacrónico biográfico. Asimismo, intenta
realizar una articulación de lo micro y lo macro en una asociación de historia,
estructura y biografía. Todos elementos se conjugan en una propuesta que
establece principios y conceptos que presentamos a continuación.
450
2.2. Principios
- desarrollo en el tiempo,
- tiempo y lugar,
- sincronización (timinig),
- vidas interconectadas, y,
- agencia.
Por último, hace referencia a que las biografías deben ser concebidas dentro de
la unidad familiar que es una red de relaciones significativas y no una sumatoria
de individuos lo cual lleva al principio de vidas interconectas. Más allá de la
451
consideración de los factores biográficos e históricos, los individuos tienen la
posibilidad de ser sujetos activos en su proceso o principio de agencia.
2.3. Conceptos
- trayectoria,
- transición,
- punto de inflexión.
Estos conceptos que son cada vez más socorridos por diferentes estudios en el
marco de la sociología de la juventud y de los estudios de la educación, tienen
su origen en esta perspectiva teórica.
452
en la relación de éste con otros individuos o conglomerados (de manera muy
importante con la familia de origen y procreación) (Blanco, 2003, p. 163).
453
unidad. Con lo cual, lejos está esta perspectiva de ver a la familia como una
unidad estática, por el contrario, se la entiende como una entidad cambiante a
lo largo del curso de vida de sus miembros. Además, se ubica en el centro del
análisis a la sincronización del tiempo individual con el tiempo colectivo de la
familia como unidad, teniendo como marco los diferentes momentos históricos
y sociales. Entonces, estudiar a la familia desde esta perspectiva se centra en
el estudio de la interacción entre el tiempo individual, el tiempo familiar y el
tiempo histórico.
Hareven (1978) propone que los tres aspectos esenciales para estudiar a la
familia desde esta perspectiva son: a) la sincronización de las transiciones
individuales y familiares, b) la interacción entre las transiciones en el curso
de vida y el cambio social y c) el impacto acumulativo de las transiciones
tempranas en el curso de vida sobre las sucesivas transiciones. A continuación,
presentaremos estos tres aspectos con mayor detenimiento.
454
(educación, trabajo, paternidad, por ejemplo). La sincronización de los eventos
marca puntos de transición en el curso de vida (por ejemplo, entrada y salida
de algunos roles: entrada al primer empleo, unión, etc.). Este entrelazamiento,
además, va cambiando a lo largo del tiempo y los individuos pueden estar
involucrados en distintas unidades familiares a la vez y ocupar roles y cumplir
funciones distintas en cada una de ellas.
455
Finalmente, los constreñimientos normativos toman la forma de expectativas
sociales que especifican arreglos y momentos apropiados para los eventos
vitales y las transiciones. Estos constreñimientos operarían como un sistema
informal de recompensas y sanciones. Estos sistemas informales varían según
la cultura, la clase social y también varían a lo largo del tiempo (Elder, 1978).
456
diferencias en la exposición a ciertos eventos dadas sobre todo por la clase
social y el contexto socioeconómico.
4. Discusión y Conclusiones
457
dentro de la unidad familia. En este sentido, no se asume la existencia de etapas
diferentes por las que la familia va pasando. Por el contrario, la perspectiva
del curso de vida considera tanto el desarrollo individual como el familiar
(tiene una doble unidad de análisis) y analiza los problemas que surgen de su
sincronización. No analiza etapas sino transiciones (de la escuela al trabajo,
el nacimiento del primer hijo, el abandono de la casa paterna, el retiro del
empleo, entre otras) y sigue los movimientos individuales enmarcados en
distintas configuraciones familiares y analiza los determinantes del momento
en que ocurren esos movimientos.
458
5. Referencias
Blanco, M., y Pacheco, E. (2003). Trabajo y familia desde el enfoque del curso
de vida: dos subcohortes de mujeres mexicanas. Papeles de Población, 9,
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459
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460
Líneas de Debate y Problematización
461
CRITERIOS JURÍDICOS Y PERICIALES PARA
CONCEDER LA CUSTODIA COMPARTIDA EN CRISIS
FAMILIARES EN ESPAÑA
462
Sumario: 1. Introducción: Reflexiones generales. 2. Criterios legales y
jurisprudenciales para su adopción. 2.1 Criterios Legales. 2.2. Criterios
Jurisprudenciales. 3. Inconvenientes y ventajas del régimen de custodia
compartida. 4. Criterios periciales manejados para la adopción del régimen de
custodia compartida. 5. Reflexiones finales. 6. Referencias.
RESUMEN. Este trabajo se enfoca exclusivamente en la guarda y custodia
compartida de los hijos menores de edad, puesto que son las personas más
vulnerables al momento de la separación matrimonial o divorcio de sus padres.
Este trabajo tiene como objeto realizar un estudio analítico sobre la doctrina
y jurisprudencia de España con algunas referencias al derecho comparado
iberoamericano sobre la custodia compartida en las situaciones de crisis
familiar. Tomamos como base de estudio al conocerlo mejor el ordenamiento
jurídico español donde se prefiere este sistema de guarda como preferente
especialmente en algunas legislaciones autonómicas. Siendo regla general
en España que son los progenitores quienes han de llegar a un acuerdo al
momento de establecer la guarda y custodia de su hijo, ya que ellos son los
que conocen de su situación, claro sin dejar de lado el informe del Ministerio
Fiscal y la decisión del Juez quien tendrá que velar por el interés superior
del menor siempre regido en las leyes y reglamentos legales sobre la materia.
Los criterios técnicos no se pueden obviar ya que jueces y fiscales piden su
dictamen a los equipos psicosociales del juzgado para aconsejar o desaconsejar
este sistema de guarda y custodia. La experiencia profesional de los autores
está presente en muchos de los planteamientos recogidos en este trabajo.
463
1. Introducción: Reflexiones Generales
464
En la definición anterior se omite que la adopción de este sistema de guarda
no tiene que ajustarse únicamente a la voluntad de ambos progenitores ya que
exige la conformidad del Ministerio Fiscal y la decisión favorable del Juez de
familia. También se omite que la figura funciona tanto en las situaciones de
crisis familiares derivadas de uniones matrimoniales (divorcio o separación)
con en los supuestos de uniones de hecho.
Para abordar la cuestión de los principios legales a seguir para adoptar este
sistema de guarda tomaremos coma base de estudio la legislación española
tanto estatal como autonómica sin soslayar referencias al derecho comparado
especialmente al latinoamericano.
Establece el Artículo 92.5 del Código Civil Español de aplicación estatal que:
Como comentario a este precepto hemos de indicar que se acordara cuando los
solicite uno de los cónyuges con informe del Ministerio Fiscal y así lo decida
el juez.
465
Las formas de ejercitar la custodia compartida son varias: puede ser el traslado
de los hijos al domicilio de cada progenitor o el traslado de los progenitores
al domicilio nido que es más beneficiosa pero más gravosa económicamente y
organizativamente.
Por otra parte, en muchos países de ibero-américa1 coexisten las dos formas
de custodia, monoparental y compartida de forma general como es el caso de
Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica o Panamá. En otros, en cambio, la
regla general es la monoparental como en Brasil, en donde además se ejercerá
por el padre que le proporcione mayor protección al hijo. En otros en cambio
se sigue aplicando un principio legal pro mater como es el caso de Chile
donde la custodia la corresponde a la madre salvo impedimento grave, la cual
tendrá también el ejercicio exclusivo de la patria potestad. En la República
Dominicana existe también una preferencia por la madre donde la custodia
de los hijos menores de cuatro años la corresponde a la madre salvo causa
justificada. En el caso de mayores de cuatro años decidirá el Tribunal a que
progenitor le corresponde la custodia.
466
podrá ser adoptado por el ministerio fiscal ni por el juez actuando de oficio.
Tambien debe tener en cuenta el interés superior del menor. Es este un principio
recogido en las convenciones internacionales y en las normas constitucionales.
El “interés del menor” es un concepto jurídico relativamente indeterminado,
lo cual implica la realización de una labor hermenéutica en cada caso concreto
para poder delimitarlo.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que los tribunales han venido sosteniendo
que el interés superior del menor y el interés de los padres no pueden
considerarse opuestos, sino complementarios el uno del otro.
El vínculo afectivo de los menores, y los roles dentro de las familias continúan
siendo una cuestión de género, dando mayor exclusividad a la mujer quien
habitualmente es protagonista en la hora del cuidado de los hijos en los casos
467
de custodias monoparentales. En el caso que se plantee ruptura se debe tratar
de mantener el modelo de convivencia prexistente y a esto ayuda el adoptar
el sistema de custodia compartida generándose las siguientes ventajas: los
progenitores pueden producir el reparto de roles de igual forma como antes
del divorcio ayudando a la estabilidad emocional de los hijos y a mantener sus
vínculos afectivos con ambos progenitores.
La edad de los hijos es muy importante para crear vínculos afectivos entre
padre e hijo. Es por ello que los progenitores deben optar por un sistema donde
el niño viva más tiempo con uno sus padres, con separaciones más bien cortas,
dado que el ritmo de la custodia compartida debe adaptarse a la edad del hijo
y a sus necesidades. La custodia compartida resulta inapropiada en los casos
de niños menores de tres años de edad, siendo más beneficioso para el menor
empezar con un sistema de visitas frecuentes e ir poco a poco incrementando
el tiempo hasta igualarlo a los seis o siete años de edad.
2 Artículo 19: “Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular
468
El hecho de la no separación de los hermanos debe ser la regla general, el juez
que vaya a decidir la posibilidad contraria de separar a los hermanos deberá
verificar que no llegue a afectar el interés del menor. Se puede dar el caso
en donde el hermano le lleve una considerable ventaja de edad a su hermano
menor, entonces no supondrá una alteración emocional en el menor. Otro caso
es que entre el hijo y el padre o madre exista alguna clase de disputa que
aconseje separar a los hermanos. También se puede considerar la separación de
los hermanos, cuando éstos no hubieran convivido y de esta manera no existe
un vínculo sentimental fuerte que los una, en consecuencia, no se afectaría el
bienestar del menor (Amieva González, 2016, p.20).
Exponemos en este apartado del trabajo solo los criterios del Tribunal
Constitucional y Tribunal Supremo español ya que son los que constituyen
Doctrina Legal en España.
por el territorio nacional. Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de España en
los términos que la ley establezca. Este derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o
ideológicos.”
3 Vid. Sentencia Sala 1ª TS de 22 de Mayo del 2013. Ponente Seijas Quinta
469
reiteración por el Tribunal Supremo. Estos requisitos son los siguientes:
• El número de hijos.
• Cualquier otro que permita a los menores una vida adecuada en una
convivencia que forzosamente deberá ser más compleja que la que se lleva a
cabo cuando los progenitores conviven, sin que la mera constatación de que
el régimen de guarda y custodia se adapta mejor al interés de los progenitores
resulte suficiente para deducir que se adapta mejor al interés del menor, que es
el que debe primar.
470
custodia compartida de los hijos. Y puede dar lugar a estimar la petición de un
hombre que reclamó la custodia compartida de su hija tras ser absuelto por la
vía penal de la denuncia de malos tratos y amenazas que interpuso contra él su
pareja.
Ventajas:
471
falta de sus padres en su diario vivir, pudiendo establecer que la familia sufrió
un pequeño cambio.
Inconvenientes:
472
normas de ambos progenitores que lo pueden llegar confundir.
Este hecho se puede agravar si hay además una profusión en los cambios de
parejas de los progenitores cuando no es bien percibido por los hijos menores.
La verdad es que estos inconvenientes a veces no existen o se minimizan
cuando se hace uso de los llamados pisos nido donde los progenitores son
los que se alternan o turnan en el uso del que fue el domicilio de la unión y
los menores no cambian de domicilio. Pero tal posibilidad normalmente por
motivos económicos o laborales no está al alcance de toda la ciudadanía.
473
de la figura parental no custodia se reducía en la práctica al pago de pensión
de alimentos, porque el derecho de visitas y pasar tiempo con los hijos no se
daba por la negativa de algunas de las partes8. Se trasladaba a los hijos odio,
resentimiento y una guerra de pareja que no les toca vivir, cuestiones que viven
de forma inadecuada creándoles una tremenda influencia psicológica que
les afectara de por vida. En muchas ocasiones el conflicto reflejaba grandes
dimensiones y se producían episodios de violencia de genero (Domínguez
Castellano et al, 2016).
474
Los Equipos Psicosociales una vez recibida la petición judicial, estudian
el expediente judicial y citan a los padres por separado, a los hijos con sus
progenitores para estudiar la forma de relación de éstos con sus progenitores.
También pueden citar y entrevistar a otros miembros de la familia extensa
que puedan aportar información, etc. (Nieto-Morales; 2013; Zamora Segovia,
et al, 2016; Nieto-Morales; Cordero Ramos, 2017). Además, se recaba
información de otros organismos como puede ser Colegios, Servicios Sociales
(SSCC), Centro de Salud, etc. siendo el objetivo profesional disponer de la
mayor información posible para poder efectuar un diagnóstico de la situación
y realizar un pronóstico de la misma respecto al interés superior del menor. La
decisión de otorgar la custodia es del Magistrado/ Juez al dictar sentencia.
4. Reflexiones Finales
475
5. Referencias
Domínguez, F., Nieto, C., Calderón, A., y Torres, M. (2016). Guía de Intervención
Judicial sobre violencia de genero. Madrid, España: Dykinson.
476
Sentencia del Tribunal Constitucional 185/2002 de 17 de Octubre.
477
Líneas de Debate y Problematización
478
LA ATENCIÓN A LAS FAMILIAS EN SITUACIÓN DE
DIFICULTAD SOCIAL.
ORIENTACIONES TEÓRICO- METODOLÓGICAS
479
Sumario: 1. Introducción. 2. Metodología. 3. Descripción y análisis de
resultados. 4. Discusión y conclusiones. 5. Referencias.
RESUMEN. La familia se ha considerado como el primer agente socializador,
y que representa una función insustituible en la experiencia vital durante
la Infancia. El concepto de familia es un término poliédrico y complejo
vinculado con las transformaciones y dinámicas sociales, culturales y políticas.
Un término multicausal y multifactorial debido a que las “causas-factores”
pueden tener consecuencias en las trayectorias vitales de las familias y sus
miembros. Presenta los resultados de una investigación basada en el análisis
de contenido de una muestra de expedientes de unidades familiares declaradas
en situación de riesgo por parte de las autoridades públicas competentes. El
capítulo presenta como resultados, de manera sintética a modo de tipologías,
un diagnóstico social de las familias en situación de dificultad social y los
diferentes procedimientos e intervenciones profesionales que se implementan
atendiendo a dimensiones vitales y a los diferentes indicadores y niveles de
riesgo social.
480
1. Introducción
481
hermano declarado en tal situación salvo que las circunstancias familiares
hayan cambiado de forma evidente. La concurrencia de circunstancias
o carencias materiales se considerará indicador de riesgo, pero nunca
podrá desembocar en la separación del entorno familiar. (Art.17 aptdo.1.
Ley 26/2015 de 28 de Julio)
1 La antigua Ley 1/1996, de 15 de enero de Protección Jurídica del Menor incluía un concepto
de riesgo indeterminado, sin clarificar su figura ni el procedimiento.
482
a) Procedimiento de actuación ante posibles situaciones de riesgo en la
infancia. Incluye la recepción, apertura y registro de casos, comprobación
de antecedentes de desprotección y análisis preliminar de la información
utilizando instrumentos específicos de valoración ad hoc. En el caso de la
Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, se utiliza el instrumento de
valoración de la gravedad de las situaciones de desprotección infantil (Parra,
García y Salmerón, 2002) a partir de la cual existen tres líneas de acción:
seguir investigando para poder valorar con mayor exactitud el caso, realizar
una intervención complementaria desde los servicios sociales municipales,
y/o comunicar la apertura de expediente a los progenitores procediendo a una
valoración diagnóstica más exhaustiva.
483
La intervención ante situaciones de riesgo comprende el conjunto de actuaciones
dirigidas a reducir y/o eliminar los factores de riesgo identificados velando
siempre el interés superior del menor. Para dicha intervención se tienen en
consideración de diferentes agentes sociales protectores que intervienen
o pueden intervenir con los menores y sus familias (familias, educación,
sanidad, policía, organizaciones sociales, etc.), desarrollando, desde cada
ámbito, actuaciones coordinadas para la protección del menor. En este caso,
la intervención de los servicios sociales municipales resulta imprescindible
y determinante para la detección precoz de las situaciones de riesgo, ya que
reciben información de todos los agentes sociales implicados y articulan un
trabajo en el territorio comunicativo y coordinado con los agentes sociales
implicados orientados a próximas intervenciones familiares personalizadas.
484
del menor, se pondrá en conocimiento de la Entidad Pública competente
en dicho territorio, que continuará la intervención (Art.17 aptdo.7 Ley
26/2015, de 28 de Julio).
485
e intergeneracional y promoción de la adopción nacional e internacional, entre
otros.
486
es los indicadores de riesgo identificados, procede a su intervención directa
o derivación a los servicios sociales especializados. Para la valoración de las
situaciones de gravedad en los menores se utilizan instrumentos de valoración
de la gravedad y dependiendo del nivel de riesgo de los menores de edad se
propone una intervención específica.
487
la intervención por parte de la familia u otras causas que impiden trabajar en
dicho nivel. Los Servicios Sociales municipales derivan a los Servicios Sociales
especializados. Estos últimos son los responsables, realizan la declaración de
situación de riesgo e impulsan la intervención directamente con la familia y el
menor, con colaboración o no de los Servicios Sociales municipales.
488
2. Metodología
489
3. Descripción y análisis de resultados
Situación socio-económica.
490
económicas de carácter económico periódicas de competencia municipal
(ayudas de emergencia social), autonómica, bien del sistema de servicios
sociales (Renta Básica de Inserción, Ayudas Periódicas de Inserción y
Protección Social, etc.) o de otros sistemas; así como de competencia estatal
(prestaciones del Servicio de Empleo Público Estatal [SEPE] como la Renta
Activa de Inserción, prestación por desempleo, etc). En la segunda fase, desde
el sistema público de servicios sociales se realizan acciones de formación y
acompañamiento para la inserción laboral, bien a través de los orientadores
laborales del Servicio de Empleo y Formación (en adelante SEF), o bien por
parte de entidades sociales que se dediquen a la inserción laboral (Columbares,
CEPAIM, Proyecto Azarbe, Escuelas de Adultos, entre otras).
Hábitat-vivienda:
491
en dificultad social presentan un cambio continuo de residencia motivado por
la imposibilidad de hacer al pago de hipotecas o alquiler. Las situaciones de
imago o de no poder cubrir dichos gastos ocasiona el cambio de hábitat. En
este caso debe tenerse en cuenta que el 50% de las familias viven en régimen
de alquiler. La imposibilidad de atender en un momento determinado los
gastos derivados de la vivienda donde se reside, origina cambios de residencia
intermitentes, siendo en muchas ocasiones de municipio. Estos cambios de
residencia obligan a las familias a modificar la adscripción del centro escolar
de los/as niños/as, ocasionando dificultades en los itinerarios curriculares,
aprendizajes, etc,. en definitiva, afectando a la propia integración escolar y de
iguales de los niños/as.
El análisis de las intervenciones con las familias ante las situaciones de dificultad
relacionada con el hábitat-vivienda, algunas Corporaciones Locales dispone de
ordenanza o reglamento municipal para ayudas económicas orientadas para la
atención de dichas necesidades, o bien disponen de “ecoparque municipal” o
entidades sociales donde pueden obtener equipamiento doméstico de “segunda
mano”.
492
Riesgo en niños/as.
493
de manera directa la intervención interdisciplinar y/o en coordinación con
los servicios sociales municipales, competencia local; siendo esta última
modalidad de intervención la más habitual en los casos estudiados. En
todos los casos, los servicios sociales especializados realizan un programa
de intervención personalizado con los progenitores con objetivos y medidas
orientadas a mejorar la situación respecto de los menores de edad. Cabe
destacar, que la mayoría de familias y menores estudiados tienden a tener
problemas emocionales o han desarrollado patologías de salud mental, que
requieren un abordaje más amplio, tanto a nivel sanitario como social, para lo
que el enfoque socioeducativo ha resultado idóneo en estos casos
4. Discusión y conclusiones
494
El análisis de contenido de carácter longitudinal de los expedientes familiares
constata dos tendencias. Por una parte, que el perfil de los menores y familias
atendidos está modificándose, teniendo menos que ver con la falta de
cobertura de necesidades materiales de los menores de edad, basculando hacia
problemáticas de carácter emocional. Por otra, que la intervención conjunta y
coordinada entre los servicios sociales especializados y municipales garantiza
un mayor éxito en la reducción de los factores de riesgo en menores de edad.
6. Referencias
495
Líneas de Debate y Problematización
496
FAMILIA Y DISCAPACIDAD: NECESIDADES Y
PROPUESTAS DE INTERVENCIÓN
497
Sumario: 1. Introducción. 2. Repercusiones de la discapacidad en la familia. 3.
Necesidades familiares y propuestas de intervención. 4. A modo de conclusión.
5. Referencias.
498
1. Introducción
Todas las familias pasan por diferentes crisis evolutivas o del ciclo vital (Aylwin
y Solar, 2002; Erickson, 2000) pero, la existencia de crisis inesperadas, como
puede ser la aparición de un miembro con discapacidad, genera en los sujetos
inestabilidad y repercusiones en el desarrollo de sus funciones intra y extra
familiar (Escartín, 1992).
No hay que olvidar que las familias de la persona con discapacidad deben hacer
frente a diversos desafíos dependiendo de la etapa en la que se encuentren
conllevando la implementación de varios mecanismos para superarlos
(Verdugo, Rodríguez y Sánchez, 2009).
499
Es por ello que en función de la concepción de la discapacidad y los recursos
tanto externos como internos se potenciará una buena adaptabilidad familiar
(Cunningham y Davis, 1985; Palomar y Suárez, 1993; Singer y Irvin, 1989) y
una mejor superación de la crisis en base a la autorreferencia de cada familia
(Núñez, 2003).
500
la confusión hasta la culpabilidad, la desorientación, la vergüenza y los deseos
inconscientes de muerte (Rolland, 2000; Torres y Buceta, 1995; Sánchez,
Molina y Gómez, 2016; Zuleta, 1992).
501
progenitores facilita resultados positivos familiares cuando se comparten las
necesidades y las demandas de sus hijos e hijas con discapacidad y, por lo tanto,
las necesidades de otros miembros de la familia se satisfacen adecuadamente.
Si bien, por su parte, los progenitores solteros experimentan más desafíos en
la crianza de sus hijos e hijas, no sólo porque deben satisfacer las necesidades
financieras sino también las emocionales de toda la familia sin el apoyo del
otro cónyuge (Giné et al., 2015). Esta circunstancia se agrava cuando aparecen
niveles de ansiedad y depresión de los cuidadores y las cuidadoras principales
(Salcedo, Liébana, Pareja y Real, 2012).
502
adicional, especialmente cuando sus familiares con discapacidad presentan
una mayor dependencia (Oñate y Calvete, 2019).
503
Información y comunicación Importancia de la noticia y diagnóstico.
Dispersión de la información (específica
en función del tipo de discapacidad;
retos del ciclo vital).
504
Organizaciones y servicios de Implementación de modelo de atención
atención a familias de atención bio-psico-social con ECF y
PCP.
Sectorización de servicios.
Especialización de los y las Formación especializada y competencia
profesionales profesional.
A este respecto conviene señalar que, el trabajo con familias de personas con
discapacidad intelectual, ha sufrido una evolución muy significativa a partir
del enfoque multidimensional de la discapacidad y el modelo de apoyos de
la Asociación Americana de Discapacidades Intelectuales y del Desarrollo
(AAIDD, antes AAMR), considerando que el funcionamiento de la persona
no sólo depende de sus capacidades sino también del contexto en el que se
desarrolla y de los apoyos; por lo que toma especial relevancia la familia como
sistema y fuente de soporte. No obstante, desde la práctica profesional los
apoyos se conciben como: “recursos y estrategias destinados a promover el
desarrollo, la educación, los intereses y el bienestar personal” (AAMR, 2006,
p.179),
505
La práctica centrada en la familia posibilita el reforzamiento del sistema familiar
y el desarrollo de sus fortalezas y de sus capacidades (Leal, 2008; Trivette,
Dunst y Hamby, 2010). En palabras de Dunst, “el centrarse en la familia
caracteriza las creencias y prácticas que tratan a las familias con dignidad
y respeto; prácticas individualizadas, flexibles y receptivas; intercambio de
información para que las familias puedan tomar decisiones informadas”
(2002, p. 139).
506
iniciales siendo capaz de modificarlas mediante el entretejimiento de entornos
positivos a través de la implicación de los diferentes actores que forman parte
del proceso a pesar de las dificultades y las circunstancias desfavorables por las
que atraviesan las personas (De la Paz y Mercado, 2019).
4. A modo de conclusión
Apelar por una mayor intervención junto a las familias con un miembro
con discapacidad implica que tanto las necesidades individuales como las
familiares, relacionado con el apoyo profesional, interactúan para mejorar la
calidad de vida y, por lo tanto, ambos grupos de necesidades deben ser resueltas.
La investigación sobre las necesidades de las familias con un miembro de la
familia con discapacidad indica que estas familias necesitan un gran apoyo en el
transcurso de su vida, ya sea para adaptarse o para hacer frente a la experiencia
de atender a una persona con discapacidad intelectual (Vilaseca et al., 2017).
507
Y, en tercer lugar, acorde a las necesidades detectadas concordante con
la literatura científica analizada, desde el Trabajo Social con familias de
personas con miembros con discapacidad, las propuestas de intervención se
deben encaminar a (1) informar, orientar y asesorar sobre la discapacidad y
la cobertura institucional; (2) intervenir con las familias cuyo proceso vaya
encaminado a la reorganización y el funcionamiento familiar con énfasis en el
trabajo con el subsistema fraternal; (3) fomentar la implementación de grupos
de autoayuda y el acompañamiento a lo largo del ciclo vital; (4) velar por
la igualdad de derechos en el tratamiento médico-sanitario, la conciliación
de la vida familiar/laboral y sensibilizar socialmente para paliar situaciones
de discriminación sobre el colectivo; (5) fomentar la creación de redes
de apoyo social y comunitario en que los servicios sanitarios, educativos,
laborales, de ocio se adecuen a las necesidades de la propia persona y de su
entorno familiar e (6) impulsar dentro de las organizaciones y los servicios
de atención la implementación el enfoque centrado en la familia a través de
la especialización de profesionales en materia de discapacidad con el fin de
potenciar la competencia profesional.
Por último y, de acuerdo con Netto respecto a los retos actuales del Trabajo
Social, éstos “se inscriben en el ámbito de la comprensión del significado
social de su intervención, y este significado sólo es inteligible si se dilucidan
las condiciones en que las relaciones sociales se procesan en la sociedad
contemporánea” (2008, p.44).
5. Referencias
508
el campo de la discapacidad intelectual ¿Cómo perciben los padres su
relación con los profesionales? Revista de Investigación Educativa, 33
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514
Líneas de Debate y Problematización
515
VIOLENCIA BASADA EN GÉNERO DESDE EL
ABORDAJE CLÍNICO DEL TRABAJO SOCIAL
“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo,
pero de lo que se trata es de transformarlo”
(Marx, XI Tesis de Fueberbah, 1986)
516
Sumario: 1. Introducción 2. Trabajo Social Clínico. 3. Aproximación teórica a
la Violencia Basada en Género -Violencia Doméstica. 4. Objetivos generales
y estrategias metodológicas de la intervención clínica 4. 1. Principales técnicas
empleadas 5. Algunas reflexiones finales a modo de cierre. 6 Referencias.
RESUMEN: En tiempos en los que la Violencia Basada en género y en particular
la Violencia Doméstica (en adelante V.B.G. y V.D.) adquieren dimensiones de
pandemia social, es imprescindible trabajar con las masculinidades responsables
del problema. Sin ingresar en la discusión acerca de la pertinencia, alcances
y limitaciones del Trabajo Social Clínico (en adelante T.S.C.) en el presente
artículo analizamos parte de la experiencia desarrollada durante dos décadas en
la atención de varones que ejerciendo V.D., solicitaron ayuda1. Dicho trabajo
ha estado marcado por el interés2 permanente de entablar diálogos necesarios
entre teoría y práctica, suscribiendo la tesis marxista inicialmente citada.
Por ello, no sólo se realiza un análisis de la práctica profesional, sino que se
pretende compartir el marco teórico construido con el fin de encontrar una
teoría que dé cuenta de la compleja dinámica del problema.
517
1. Introducción
Jurídicamente la ley “De Violencia hacia las Mujeres Basada en Género” (Ley
18950-2017) es el marco más reciente y amplio en la cual se reconoce además
de la V.D otras diecisiete formas de violencia que sufren por su condición de
género, (laboral; sexual; patrimonial; obstétrica; acoso callejero, etcétera).
518
2. Trabajo Social Clínico
Múltiples son las definiciones sobre esta área del T.S., en nuestro caso
identificamos la experiencia analizada con la que sostiene que:
4 El recorte del tema a esta rama, no desconoce la relación existente entre la génesis del T.S,
el contexto socio-histórico de las sociedades capitalistas en las que el mismo se desarrolla (en
particular Montevideo-Uruguay en el cual transcurre la experiencia), las delimitaciones de la
“cuestión social” (Castell: 1999, Rozas, 2004), las luchas de poder entre el campo de saberes
disciplinarios (Bourdieu, 1999) y la trayectoria personal (Bourdieu, 2011) que orientan mi
“sentido social del gusto” (Bourdieu, 2010) y el desarrollo profesional.
5 El autor prefiere hablar de doxa como dogma “Conjunto de creencias fundamentales ni
siquiera necesitan afirmarse en forma de dogma explícito y consciente de sí mismo” (Bourdieu,
1999ª: 29). El patriarcado produce y reproduce un dogma tradicional con estereotipos de
género de cuya estructura, a varones con problemas de V.B.G, les resulta difícil salir sin ayuda
profesional.
519
adolescentes), el trabajo está orientado a trabajar la historia familiar y social con
foco en el desaprendizaje de estereotipos y las diferentes formas de violencia
que transversalizaron su desarrollo.
520
Entendemos la violencia como sinónimo de dominación/imposición
independientemente de las formas o intensidad que se empleen para lograrla
“un estado de cosas por la cual una voluntad manifiesta (“mandato”) del
“dominador o de los “dominadores” influye sobre los actos de otros (del
“dominado” o de los “dominados” (Weber, 1987, p. 699, entre paréntesis del
autor).
521
la clase social, estructura y volumen de capital (Vique, 2016). Ahora bien, como
reconoce la Ley 19.850, la violencia se ejerce por acción y por omisión. En ese
sentido, las alianzas masculinas creadas por intereses comunes o “dividendos
patriarcales” (Connell, 1987, 1997; Gilmore 1995; Seiler, 2000), contribuyen
a que existan pactos implícitos o “mantos de silencio” (Vique, 2005) que son
formas de violencia por omisión menos visible y por lo general no denunciada,
pero frecuentes y con consecuencias para el bienestar de las víctimas.
11 Hablamos como una tendencia a lo largo del tiempo, sin querer decir que quienes ejercen
violencia lo hagan de forma permanente, sino en un espiral que describimos en Vique (201, p.
195) de negación/justificación; seducción/acatamiento; encierro/huida.
12 Cuando una mujer es violentada por su des-pareja, los hijxs también son víctimas de la
violencia ya que es imposible no ser afectados y exigidos de entablar alianzas con el agresor.
522
al patriarcado y en particular al ejercicio de los roles tradicionales de género
(base sobre la cual se reproducen la V.B.G. y V.D.). Estos avances no fueron
acompañados por procesos reflexivos de gran parte de los varones sobre la y la
incidencia que los estereotipos de género tienen en sus prácticas sociales que
Foucault (2002) denomina como “cuidado de sí” y el respeto por la igualdad
de derechos. Consecuencia de ello, para continuar ostentando lugares de
privilegios y abusos de poder13 (tradicionalmente considerados como derechos
“naturales” de los varones), se recurre a un ejercicio de violencias de mayor
intensidad que redunda en una mayor visibilidad de las mismas14.
13 Suscribimos la tesis de Foucault (1979) de que el poder en sí mismo no es una característica
de algunos sujetos sino que se establece en todas las relaciones humanas y no es en sí mismo
negativo. El manejo unidireccional del poder es lo que transforma su ejercicio en abusivo o
autoritario
14 Según los datos de avance sobre la Encuesta nacional de prevalencia de violencia basada
en género y generaciones de MIDES – INMUJERES 2019, el 54,4% de las mujeres declara
haber padecido V.B.G en alguna etapa de su vida, lo que significa que existe un 54,4% de
varones que la ejercen (también incide en el exponencial crecimiento de este problema, la
consciencia que las propias mujeres, niñas, niños y adolescentes van teniendo del problema y
la mejora en los protocolos de recepción de denuncias y atención).
15 El lenguaje androcéntrico, bajo el pretexto de la economía del lenguaje establecida por
las reglas del sistema patriarcal, desconoce a las mujeres y otras subjetividades no masculinas
como sujetos históricos, constituyendo así una forma de violencia simbólica extendida en el
tiempo.
523
4. Objetivos generales y estrategias metodológicas
Para el logro de dichos objetivos, el T.S. cuenta con una formación teórica
que, ajustada a la perspectiva de género feminista16, puede realizar aportes
(junto a otras disciplinas y actorxs) a la investigación, prevención, atención y
diseño de estrategias para la eliminación de este grave problema. Además de la
formación académica permanente, es necesario trascender la demanda socio-
institucional asociada al rol tradicional del T.S. de control social y mediación
entre políticas públicas, recursos y la ciudadanía.
524
en sus prácticas sociales, la construcción de la demanda, es el primer desafío
a trabajar.
Ya que “el único conocimiento que podemos tener de nuestro cuerpo puede
ser descartado por subjetivo y emocional” (Seidler, 2006 p. 54), en nuestra
experiencia, la solicitud de ayuda no está referida a sus responsabilidades.
En ese sentido, se busca evitar denuncias (o “que se levante” en caso que
la hubiera) y retener a la des-pareja. “Mi esposa no me entiende”, “mi vida
es un infierno”, “en casa me hacen la vida imposible” y aún “vengo porque
me manda mi esposa” son algunas de las expresiones que eluden hablar del
problema y colocan el problema afuera. En otros casos “tenemos problemas
de pareja” es una referencia que deposita en los dos la responsabilidad17.. Es
menos frecuente que se consulte por las diferentes áreas de su malestar psico-
social y sanitario18, y reconozcan su violencia como problema.
525
d) El consultante deberá ser puntual y se admitirán faltas sólo cuando están
debidamente justificadas.
19 Hablamos de un promedio en base a la experiencia, ya que el tiempo en que un varón puede
cambiar sus conductas violentas no puede ser determinado a priori. Reflexionar acerca de su
condición masculina, reconocer cómo los estereotipos de género se han incorporado a lo largo
de su trayectoria individual y social como habitus, estructuras estructurantes que organizan
la percepción del mundo (Bourdieu, 1999: 191) y la directa incidencia en sus conductas y
vínculos familiares dependerá de cada circunstancia, experiencia y capacidad para sostener el
espacio clínico y traducirlo en nuevas herramientas y prácticas sociales. Cuando se evalúen
cambios importantes en las prácticas sociales de los consultantes, sostenidas en el tiempo se
espacian las mismas cada quince días, luego mensualmente y un control posterior al año.
526
principalmente relacionados con el tema que nos convoca, las emociones que
desarrollan en los procesos que comienzan en la acumulación de tensión y
derivan en un nuevo estallido (Vique, 2016) y las alternativas no violentas de
resolución de conflictos y enojos.
Registro: se lleva una ficha con los datos de cada entrevistado y un genograma
que permite visualizar rápidamente la red vincular y antecedentes de V.D
familiar. Un registro de cada entrevista que busca reproducir lo más fiel posible
sus expresiones, temas traídos, observaciones y desarrollo de cada encuentro.
Dicho material es de vital importancia en el análisis de discurso, evaluación de
proceso, elaboración de informes y preparación de nuevos encuentros.
Análisis de discurso: como señala Verón (en Herrera, 2013) con la aplicación
de esta técnica se buscan las huellas ideológicas producidas a nivel macro y
reproducidas por grupos y agencias. Técnica de gran aporte en la evaluación de
riesgo y diagnósticos preliminares, así como en los procesos de desnaturalización
de prácticas y aprendizajes de nuevas formas de relacionamiento. Se aplica a
los registros de entrevistas y materiales aportados por el consultante (cartas,
mensajes, ayuda memorias, fotos y otros) “examen microscópico de los datos”
(Strauss y Corbin, 2002 p 63).
527
5.Algunas reflexiones finales a modo de conclusión
Sin lugar a dudas que cambiar no es fácil cuando la raíz del problema tiene
base en la estructura social que continúa reproduciendo estereotipos y cuando
para hacerlo es necesario en primer lugar reconocer la existencia de un
problema y pedir ayuda (lo cual es menos frecuente que lo deseado), pero
con la aplicación supervisada de un trabajo teóricamente sustentado es posible
logar transformaciones favorables que destierren a la violencia de la resolución
de conflictos y diferencias.
Como hemos señalado la V.B.G. tiene bases estructurales por cuanto poner
exclusivamente el énfasis de la intervención en los individuos o grupos solo
transfiere a algunos una responsabilidad colectiva.
6. Referencias
528
Aires, Argentina: Paidós.
529
Foucault, M. (2002). La hermenéutica del sujeto. México: Fondo de Cultura
Económica.
530
Psicoanálisis y Género). Universidad Kennedy - Asociación de Psicólogos.
Buenos Aires.
2. ¿Piensa usted/es que podría/n llevar adelante un enfoque de este tipo? ¿La
institución en la que usted/es trabaja/n es compatible con tal enfoque? ¿Qué
capacitación o apoyatura técnica usted/es precisarían?
531
REDES INTERGENERACIONALES COMO
DISPOSITIVO EN LA PROMOCIÓN Y PROTECCIÓN
DE DERECHOS DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES
532
Sumario: Introducción y marco teórico. 1.1 Entre rupturas y continuidades: la
niñez como campo de disputa.1.2 Procesos de disciplinamiento y construcción
social de la vulnerabilidad. 2. Hacia un nuevo modelo de intervención. 2.1 ¿Por
qué una Red? 3. Un estudio de caso: la experiencia de la Red Intergeneracional
de Agentes Multiplicadores del Uso Seguro de Internet (RIAMUSI). 3.1 Niñez,
adolescencia e Internet. 3.2 Punto de partida: la voz de los protagonistas. 4.
Proceso de implementación. 5. Aprendizajes y conclusiones. 6. Bibliografía.
RESUMEN. A 30 años de la Convención sobre los Derechos del Niño, a pesar
del cambio que esta plantea, las prácticas muestran herencias de paradigmas
anteriores. Ante esto, se presenta un modelo de trabajo en red, ideado a partir
de consultas intergeneracionales, que articula la participación y capacidades de
autoprotección de niños/as y adolescentes, con las responsabilidades de adultos
e instituciones, respetando los derechos a la información y a la privacidad,
entre otros. Toma como base el dialogo intergeneracional en el marco de las
instituciones educativas. El capítulo desarrolla los fundamentos conceptuales
de la propuesta, y comparte aprendizajes extraídos de su implementación para
la promoción del uso seguro de Internet en diferentes países de la región.
533
1. Introducción y marco teórico
“En los vínculos sociales de dominación los aspectos económicos son tan
determinantes como los simbólicos” (De Gaulajac, 2008). En efecto, el poder
absoluto de los adultos sobre la niñez se basa en aspectos como la dependencia
económica y, la superioridad biológica, pero no podría sostenerse sin la
construcción de una serie de mitos y creencias tales como concebir la niñez en
términos de carencia o supuestas “incapacidades” justificando su sometimiento
a la autoridad discrecional del adulto.
Este lugar social asignado a la infancia sufre una transformación radical a partir
de la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño1 (aprobada en
Naciones Unidas en 1989).
534
adolescentes, con las responsabilidades de adultos e instituciones, respetando
los derechos a la información y a la privacidad entre otros.
Barran (1989, p.390) destaca la noción de disciplinamiento como eje central del
paradigma clásico en relación a la niñez. Lo toma por analogía con el proceso
civilizatorio tal como fue concebido en los inicios de la modernidad. Disciplinar
es alinear en una hegemonía social y cultural a las nuevas generaciones. Toda
singularidad, diferencia o alternativa entra en la categoría de barbarie.
535
con el mundo adulto. Junto con el reconocimiento de los niños o niñas como
“sujetos de derecho”, se los considera seres pensantes, capaces de formarse
juicios e ideas propias, “Sujeto de enunciación” y, por tanto, un sujeto social
pleno, en función de su grado de desarrollo (principio de autonomía progresiva)
habilitando así su participación.
536
Esto, se refleja en diversos abordajes pedagógicos donde el cuidar, aparece
ligado al enseñar, en un estratégico equilibrio entre “…la inocencia que hay
que conservar y la ignorancia que hay que suprimir o superar” (Aries, 1987,
p.170).
537
consideración de sus puntos de vista en espacios tales como: la familia, la
comunidad, la escuela y otras instituciones, conforman momentos del proceso
de participación y redefinen el lugar de la niñez y adolescencia en dichos
espacios e instituciones.
Corea (1999, p. 19) en una perspectiva socio histórica plantea que la infancia no
sería otra cosa que el producto de un conjunto de instituciones que las prácticas
burguesas “instituyeron sobre el cuerpo del niño producido como dócil”.
538
incluso por denunciar a personas que mantienen vínculos cotidianos; que el
niño/a lo vive con confusión en tanto condensan experiencias de protección o
expresiones de afecto con la violencia. Estas culpas se erigen como barreras
al momento de pedir ayuda, imposibilitan romper el silencio y superar la
vergüenza obstaculizando el acceso a la justicia.
539
En la puesta en práctica de las políticas públicas, suele observarse que esta
corresponsabilidad se pierde a partir de plantear en forma dilemática las
responsabilidades de las familias y las del Estado. Se privatiza el problema
dejando a las familias solas ante situaciones que amenazan los derechos. El
mandato social es que ellas tienen que resolverlo y, si no es así se las cataloga de
disfuncionales, poniendo los problemas en manos de las instituciones estatales
y prescindiendo de las capacidades familiares, estatizando la situación.
540
operadores. El cambio genera vacíos y dispara nuevas preguntas que muestran
la necesidad de construir nuevos saberes y herramientas acordes a ellos.
Para que la disputa que atraviesa el campo de la niñez se resuelva a favor del
nuevo paradigma, no son suficientes la crítica a lo precedente, ni la formulación
de nuevos enunciados en base a una perspectiva de derechos. Se requiere que el
nuevo paradigma tenga operatividad, que sea eficiente aun cuando la eficiencia
se mida con nuevos parámetros. Si no cumple con esta condición podrá haber
cambios en el discurso, pero la presión social impondrá el pragmatismo y el
retorno a las viejas prácticas.
541
• Reconocer la importancia de los vínculos y la comunicación entre los
diferentes actores organizados en red.
542
El modelo se basa en el fortalecimiento de los actores, con énfasis en los niños,
niñas y adolescentes, la convergencia interinstitucional, y la facilitación del
dialogo intergeneracional.
Cuando se piensa en los niños, niñas y adolescentes del siglo XXI no se puede
obviar la creciente presencia de éstos en los entornos digitales, en un doble
sentido: acceden desde edades cada vez más tempranas y están “conectados/
as” cada vez más tiempo. Uno de cada tres usuarios de Internet en todo el
mundo, es un niño, niña o adolescente (UNICEF, 2017). Entendiendo que la
mayor parte de esta “presencia en el espacio virtual” se da sin supervisión
adulta.
543
entre adultos y niños, niñas o adolescentes está condenado al fracaso y pone
al niño en una situación de soledad y vulnerabilidad, generando así el efecto
contrapuesto a lo buscado.
Surgió con claridad que los niños, niñas, adolescentes tienen cierto nivel de
conocimiento sobre los riesgos en el uso de Internet, expresaron su deseo
de contar con adultos dispuestos a acompañarlos y orientarlos en su uso,
respetándolos como personas, sin invadir su privacidad ni culpabilizándolos
de lo que pueda sucederles. Se mostraron dispuestos a ser parte de un proceso
de formación, a ser cuidadosos de ellos y de sus pares, evitar conductas de
riesgo y recurrir a la supervisión adulta ante situaciones que sobrepasen sus
capacidades de resolución.
2 Disponible: http://www.iin.oea.org/pdf-iin/publicaciones/RIAMUSI.pdf
544
4. Proceso de implementación
1. Construcción de acuerdos:
545
La red permite que un niño, niña o adolescente tenga herramientas para
distinguir cuando se encuentra ante una situación de riesgo y pueda tomar
diferentes opciones de pedir ayuda: a sus pares capacitados, docentes, padres,
madres o referentes. A su vez, la red realiza actividades de promoción de
derechos en el uso seguro de Internet, con el conjunto de los actores presentes.
Un aspecto central del funcionamiento en red es que nadie quede solo ante
una posible vulneración de derechos, que el niño o niña tenga diferentes
oportunidades de “romper el silencio” y que el adulto que detecta o interviene
cuente con el apoyo colectivo e institucional.
5. Aprendizajes y conclusiones
546
3) La centralidad de las instituciones educativas como articuladoras
interinstitucionales y como “puente” entre acción estatal y comunidad.
5) Las amenazas a los derechos no son estáticas, por tanto, nuestros dispositivos
de intervención deben ser actualizados periódicamente, realimentados por los
aprendizajes, escuchar y tomar en cuenta lo que las personas desde sus distintos
lugares nos pueden decir.
6. Referencias
547
unicef.es/publicacion/estado-mundial-de-la-infancia-2017-ninos-en-un-
mundo-digital (21/02/2020)
548
REFLEXIONES Y APORTES A LA CONSTRUCCIÓN
DE LA JUSTICIA PENAL JUVENIL EN CLAVE
RESTAURATIVA
MARCELA C. VELURTAS
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA
[email protected]
549
Sumario: 1.Introducción. 2. Sujetos niños/as y Adolescentes, problemas/objeto
de intervención en la justicia penal juvenil. 3. Condiciones y posibilidades
para el desarrollo de experiencias restaurativas. 4. Reflexiones y aportes. 5.
Propuestas y alternativas. 6. Referencias.
RESUMEN: En este capítulo nos proponemos desarrollar algunas reflexiones
en torno a la experiencia de los equipos interdisciplinarios que son parte de la
justicia penal juvenil nacional con sede en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.
La justicia juvenil se ha desarrollado bajo una pretensión que se fundamenta
en el principio de especialidad, ello incluye que en su organización se incluya
a profesionales no abogados, tales como trabajadores sociales y psicólogos,
quienes desarrollan intervenciones orientadas a contribuir en una dinámica
que implica al denominado sistema de protección integral. Esto conforma un
entramado de políticas e instituciones sociales, culturales, educativas y de salud
con inscripción territorial, con mayor o menor cercanía y accesibilidad (Velurtas,
2016). Ello ocurre en virtud de que, tanto desde la normativa internacional
como en los debates que se desarrollan a nivel nacional, se promueve que
estas intervenciones prioricen el desarrollo de medidas socio educativas y las
medidas llamadas alternativas para abordar la cuestión de la responsabilidad
sin generar efectos estigmatizantes y promoviendo la integración del joven
a la comunidad (CIDN -Art. 40.3.b, 4, 12, 37 y 40; Directrices de Riad -5;
Reglas de Beijing -18.1; Reglas de Tokio – Art. 8; Observación General Nº
10 del Comité de los Derechos del Niño). En esta ocasión nos proponemos
visibilizar algunas condiciones y posibilidades que facilitan el desarrollo de
experiencias restaurativas desarrolladas por estos equipos interdisciplinarios,
en base a las cuales es posible desarrollar algunas reflexiones e interrogantes
sobre esta experiencia.
550
1. Introducción
Como señala Muñoz (2017) los operadores del fuero asumieron la demora de
la nueva ley penal juvenil, lo que supuso necesariamente trabajar en formas
novedosas que permitieran “armonizar… las dificultades y las facilidades
brindadas por el campo de juego”. Un “proceso de adecuación entre el Decreto
Ley núm 22.278 a ciertos postulados de la CDN, con muchas limitaciones…. un
proceso tibio y repleto de matices pero que intentó –e intenta– una hermenéutica
en clave de resguardo de los derechos y garantías para los adolescentes en
conflicto con la ley penal”.
551
garantía del debido proceso construida a partir de su estructura clásica más las
reglas de los Arts. 37 y 40, CDN; - el principio de proporcionalidad específico
en materia de infancia y adolescencia, privilegiando la reintegración familiar
y/o social; - arbitrariedad de la sanción penal: cuando su imposición no
contempla ni analiza los principios y estándares específicos en materia penal
juvenil. Asimismo, el principio de última ratio y de máxima brevedad de la
privación de libertad y el principio de delimitación temporal desde el momento
de su imposición como el principio de revisión periódica de las medidas de
privación de libertad.
De manera concomitante con los diálogos que desde hace varios años se
desarrollan, considerando las pautas que se establecen, sea desde la CIDH y/o
la CSJN, en este fuero penal juvenil se promueve como una marca distintiva
desde hace varios años, que las intervenciones y prácticas que se despliegan
prioricen el desarrollo de medidas socio educativas. Se trata de medidas también
llamadas alternativas, que son responsabilidad de los equipos interdisciplinarios
asignados a trabajar con esta población, que tienen como propósito habilitar
una amplia gama de estrategias y posibilidades para abordar la cuestión de
la responsabilidad sin generar efectos estigmatizantes, promoviendo además
la integración del joven a la comunidad (CIDN -Art. 40.3.b, 4, 12, 37 y 40;
Directrices de Riad -5; Reglas de Beijing -18.1; Reglas de Tokio –Art. 8;
Observación General Nº 10 del Comité de los Derechos del Niño).
De tal manera las categorías de castigo y sanción signan las formas en que
se procesan estos problemas y se conjugan con el desarrollo de medidas
socioeducativas han sido consideradas como una alternativa a la sanción, hasta
la fecha. Esto es especialmente evidente una vez que se declara el procesamiento
del/los adolescentes, momento en que esas causas son giradas a la instancia de
los Tribunales Orales y particularmente en ocasión en que se realiza el juicio
o se dicta sentencia.
552
La construcción y el desarrollo de dichas medidas, son el núcleo central de las
intervenciones de los equipos interdisciplinarios quienes, con estos objetivos y
desde los primeros contactos, se vinculan con los adolescentes, sus referentes
y grupos familiares/convivientes e instituciones de proximidad, que integran el
llamado sistema de protección integral de infancia.
553
2. Sujetos niños/as y Adolescentes, problemas/objeto de intervención en
la justicia penal juvenil
Esta selección, nos permitió observar claramente que se trata de 1.501 niños/as
y adolescentes de hasta 18 años de edad, que durante en este periodo tramitaron
intervenciones con sede en juzgados nacional de menores2.
Fuente: BGD
554
hecho, y que se consideró que solo el 1,7% (26 niños/as y adolescentes total)
de estos adolescentes presentaron un nivel de reincidencia complejo por contar
con seis o más intervenciones judiciales.
Fuente: BGD
555
Fuente: BGD
Fuente: BGD
Los datos que hemos aportado resultaron útiles para desarrollar nuestras
reflexiones en torno de la pertinencia de promover intervenciones
interdisciplinarias encaminadas a inhibir sanciones y alentar un trabajo que
conjugue fundamento y orientación restaurativa - socioeducativa.
556
criterio restrictivo, es posible desarrollar esta alternativa dado que se constatan
los criterios - de primera intervención judicial y – en que se imputan delitos
contra la propiedad, en la mayoría de las intervenciones que se tramitan en el
fuero.
3 Mayormente integrados por dos profesionales, Lic. en Psicología y Lic. en Trabajo Social.
557
En esa oportunidad se privilegió la definición de la justicia penal juvenil
diferenciada de la tradición penal de tratamiento de adultos, en cuyo marco
se alentó la construcción de formas alternativas al castigo y la sanción.
Oportunidad en que se integraron algunas ideas más novedosas que incluyeron
la posibilidad de pensar los problemas que se tramitan en dichos espacios a
modo de conflictos, de manera de atender estas cuestiones en los márgenes del
castigo.
A partir del trabajo directo con personas menores de edad que desarrollan
los distintos actores del sistema y estos equipos interdisciplinario, es posible
desarrollar y disponer de un conocimiento que puede facilitar una mínima
aplicación del derecho penal (Maldonado, 2015) orientada a desplazar la
centralidad de la idea de “castigo” y emprender directrices e itinerarios de
carácter restaurativo, según los planeta Zher (2010).
558
requiere, asimismo, el desarrollo de un conocimiento del hecho, que se suma
al contacto con NNyA implicados, de sus vínculos y referentes. Se trata de
aspectos complejos que muchas veces ponen en tensión la articulación entre
estos equipos interdisciplinarios (integrados por profesionales no abogados)
con defensorías y fiscalías y suele implicar mayor tiempo e intensidad de
trabajo para los profesionales involucrados. Se trata de habilitar una estrategia
de trabajo novedosa y ajena a la “mecánica” instituida y que incluye otras
condiciones, capacidades y disposición de las personas involucradas para
desarrollar estos procesos.
559
en la ampliación del horizonte de trabajo y la relevancia de profundizar
articulaciones con los organismos locales de protección.
4. Reflexiones y aportes
560
especialmente la existencia y relación con sus referentes afectivos que
pueden contar con capacidad para solventar una amplia gama de conflictos,
especialmente si entendemos que, según los datos aportados previamente, más
del 70% de las intervenciones en este fuero son situaciones de “primera vez”.
561
como se afirma en la perspectiva restaurativa, se trata de conflictos que
requieren una participación e involucramiento de otros referentes que asuman
responsabilidades para el desarrollo de medidas socioeducativas. En ese
sentido, Zher (2010) nos advierte que si apuntamos a que los ofensores asuman
sus responsabilidades y cambien comportamientos se deberían atender también
sus necesidades. “La justicia restaurativa se centra más en necesidades: las
necesidades de las víctimas, los ofensores y sus comunidades” (Zher, 2010:24).
Para este autor, la infracción es un problema porque constituye una ruptura
en la red de relaciones, representa relaciones dañadas. De tal manera que las
intervenciones deben contemplar esta reparación centrada en las necesidades
de los involucrados. La comunidad debe reflexionar sobre las causas de estos
conflictos y no sobrecargar a la/as familias con mandatos tradicionalmente
asociados a los procesos de tutelarización, control y vigilancia directa
(Donzelot, 2008).
562
en el día a día. Tratar estos conflictos requiere simultáneamente visibilizar y
atender las condiciones en que emergen.
5. Propuestas y alternativas
“La justicia restaurativa es una brújula, no un mapa” (Zehr, 2010, p. 14). Este
autor recupera una variedad de experiencias en distintos continentes para
afirmar que el delito tiene una dimensión social, en cuyo análisis distingue las
relaciones sociales dañadas que constituyen una prioridad para la organización
de lo que denomina como distintos modelos de justicia restaurativa.
563
¿Cómo reponer la noción de responsabilidad? Constituye un enorme desafío
para el conjunto del sistema de protección integral. Reconocer la responsabilidad
por causar un daño implica recorrer un proceso conducente a la obligación
principal: la reparación social del daño causado, de manera concreta y/o
simbólica; el esfuerzo por “enmendar” frente a ciertas expectativas de la
víctima y/o de los funcionarios que instan la acción judicial.
564
que permitan sortear las dificultades evidentes del sistema de justicia juvenil
del que hoy somos parte.
6. Referencias
Ley 23849 de 1990. Convención de los Derechos del Niño. Boletín Oficial de
565
la República Argentina.
Resolución núm. 40/33 (1985). Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la
administración de la justicia de menores ("Reglas de Beijing"). Asamblea
General de las Naciones Unidas. Recuperado de: http://www.un.org/es/
comun/docs/?symbol=A/RES/40/33 (01/12/2019)
566
Velurtas, M., y Guardia V. (2018). Medidas socioeducativas y trayectorias
escolares: Nudos críticos en las intervenciones de los equipos
interdisciplinarios de la justicia nacional en el fuero penal juvenil.
Publicación CEDIM. Recuperado de https://www.csjn.gov.ar/bgd/
verMultimedia?data=2889 (01/03/2020
2. Complemente la lectura del presente artículo con la del Dr. Osvaldo Marcón,
especialmente en lo que refiere al concepto de Justicia Restaurativa y sus
expresiones en las prácticas profesionales.
567
PROMOCIÓN DE SALUD EN MADRES DE HIJOS E
HIJAS CON TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA
EUGENIA BARBOSA
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
[email protected]
JULIA CÓRDOBA
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
[email protected]
568
Sumario: 1. Conceptos generales. 2. Metodología. 3. Descripción y análisis de
resultados de acuerdo a las dimensiones definidas. 4. Discusión y conclusiones.
5. Reflexiones finales. 6. Referencias.
RESUMEN. El presente trabajo se basa en una experiencia piloto realizada con
madres de hijos con TEA del Departamento de San José, Uruguay. Se plantea
como objetivos aplicar un programa basado en los preceptos de la Entrevista
Motivacional, con la finalidad de promoción de salud de las madres que se
identifican como cuidadoras principales. Investigaciones avalan la presencia
de un mayor nivel de estrés en las personas cuidadoras principales de personas
con TEA, donde en la mayoría de los casos se debe a las limitaciones relativas
a su diagnóstico: trastornos de conducta, trastornos del sueño y trastornos
de alimentación; además de las barreras que se presentan desde los sectores
educativos y de salud, así como la participación social, donde en general no se
posibilita una adecuada participación tanto de las personas con TEA como de
las familias. En general las madres asumen las principales tareas de cuidado,
dentro del grupo familiar dedican mayor cantidad de horas diarias al mismo.
Se trabaja a partir de grupos focales con temáticas vinculadas al cuidado de
la salud (consultas a profesionales, alimentación, ejercicio físico), realizando
cuatro encuentros con las madres, incluyendo uno final de evaluación. Se
solicita a cada participante la firma del consentimiento informado, donde se
garantiza la confidencialidad de la información surgida en los encuentros. Los
grupos focales fueron grabados en audio en su totalidad. Se realiza el análisis
de los resultados a partir de establecer dimensiones vinculadas a las conductas
dirigidas al cuidado de la salud.
569
1. Conceptos Generales
De acuerdo con los datos aportados por la OMS, el abordaje de las enfermedades
crónicas representa un reto para las intervenciones profesionales, dada
su incidencia en la morbimortalidad de las sociedades actuales. Según la
información disponible, 6 de cada 10 muertes se deben a enfermedades
no transmisibles. Existe suficiente evidencia de la correlación entre las
enfermedades crónicas y los estilos de vida. “Se estima que el 80% de las
ECV, el 90% de las diabetes mellitus tipo 2 y el 30% de los cánceres se podrían
prevenir siguiendo una dieta saludable, un adecuado nivel de actividad física y
abandono del tabaco” (Bóveda Fontána, Pérula de Torres, Campinez Navarroc,
Bosch Fontcuberta., Barragán Brunc y Prados Castillejo, 2013). Sin embargo,
algo que se promueve como necesario para fomentar estilos de vida saludables,
entra en contradicción cuando las personas se ven enfrentadas a las demandas
sociales actuales. Los factores socioeconómicos y culturales tienen un peso
importante en la disponibilidad y posibilidad personal para adquirir hábitos
570
saludables o modificar estilos de vida. Estos factores también se deben tener
en cuenta cuando profesionales se enfrentan a las necesidades de familias que
tienen a su cargo el cuidado de hijos e hijas con TEA.
571
Para una mejor comprensión en la Tabla n.°1 se presentan los procesos
fundamentales y los principios básicos de la EM. En base a ellos se ha
desarrollado el dispositivo de trabajo utilizado, construyendo a partir de los
mismos, una intervención breve para abordar la promoción de salud en las
áreas: cuidado de la salud, alimentación, ejercicio físico.
Entrevista motivacional
Procesos fundamentales Principios básicos
a) establecer una relación a) evitar el reflejo de
redireccionamiento
b) trazar un objetivo b) entender las motivaciones del
paciente
c) evocar c) escuchar de manera empática
d) establecer un plan de acción d) capacitar al paciente
Fuente: Bóveda Fontána et al., 2013.
Distintos autores (Burke, Dunn, Atkins, Phelps, 2004; Dunn, Deroo, Rivara,
2001) examinan el impacto de intervenciones breves siguiendo los principios
de la EM, vinculadas a promover el cambio de conductas en temas de salud
fundamentalmente con adicciones, reducción de conductas de riesgo de VIH,
modificaciones en dieta/ejercicio. Si bien la literatura científica plantea que
aún no hay datos contundentes para afirmar la eficacia de la aplicabilidad de la
EM, el diseño de intervención que aquí se presenta, cuenta con la evaluación
de las propias participantes con relación a su aplicabilidad y eficacia.
572
Asimismo, los autores sostienen que hay ciertas premisas fundamentales que
orientan la investigación, teoría y práctica del MT afirmando que no hay teoría
que responda por completo a la complejidad del cambio comportamental, el
cual se presenta como una serie de etapas estables pero singulares. Los autores
plantean que el no tener en cuenta estas etapas en las intervenciones hace que
las personas permanezcan detenidas en las etapas iniciales de cambio. Cabrera
y Gustavo (2000) propone incorporar un paradigma de etapas distinto al
clásico en la prevención y promoción de salud para experimentar impactos que
superen a los paradigmas de acción.
573
como un determinante social de la salud, en tanto es una situación que impacta
sobre todo el sistema familiar por lo que trabajar con alguno de los integrantes
contribuye al aumento o la disminución de la severidad de la situación de
discapacidad (Velez, Vidarte, Hormaza, Chia, 2014).
Sin desconocer que los cuidados pueden ser compartidos por padres o incluso
ser el adulto a cargo, los estudios realizados muestran que en Uruguay p.e.
Batthyány (2015) la mayor carga de cuidado la llevan las mujeres.
2. Metodología
574
Se solicita a cada participante la firma del consentimiento informado, donde se
garantiza la salvaguarda de los aspectos éticos.
Se conforman dos grupos de madres con 8 integrantes cada uno, uno de los
cuales es un grupo control, por lo que no participa de los grupos focales.
575
• identificación de barreras del entorno,
Como consigna de los grupos se solicita que las madres hablen de sí mismas,
sin embargo, frecuentemente se debe reencuadrar cuando el relato refiere a las
situaciones de sus hijos e hijas (p. e. se presentan como “madre de”).
Esta dimensión surge del relato de las madres en los distintos momentos de
los encuentros. En general, cada intervención de las participantes incluye la
descripción de situaciones cotidianas en referencia a las demandas de cuidado
permanente de sus hijos:
“Por el tema de los horarios, de la rutina, no te dan los tiempos para vos, si te
lo pones a la cabeza “precisás” media hora o una hora para vos, te consume
la rutina, en mi caso todo es acompañado por ellos siempre” (Participante,
comunicación personal, 9 Junio de 2018).
“Organizarme los horarios sería como lo primero, porque capaz que la comida
en sí no es, si, no es sana obviamente lo que yo como, pero es como que creo
que en mi caso lo peor es la desorganización” (Participante, comunicación
personal, 9 Junio de 2018).
576
Dentro de las situaciones cotidianas que las identifican se encuentran las
particularidades de la dinámica familiar por las características presentes en
sus hijos o hijas, la sobrecarga del cuidado centrado en ellas y las barreras que
encuentran en el entorno.
“A veces uno elige lo más rápido, le das la prioridad a ellos, a que vos tenés
que llevarlos, a que tenés que estar en hora, a que tenés que volver a trabajar”
(Participante, comunicación personal, 30 de junio de 2018)
Estos relatos dan cuenta cómo situaciones de cuidado pueden resultar más
complejas que las relativas a las condiciones que puede presentar un niño o
una niña con TEA:
“La otra vez cuando se atoró... fue horrible, estaba que no respiraba e igual no
podíamos con ella” (Participante, comunicación personal, 30 Junio de 2018).
577
cuidado cuando se trata de personas con altos grados de dependencia como
es el caso de los niños y niños con TEA, entre otros. Por otro lado, representa
la dificultad para compartir la responsabilidad del cuidado e incluso en edad
escolar, las dificultades para ser incluidos en actividades escolares a tiempo
completo.
“Porque para nosotros, somos... en sí... no nos sentimos tan importantes como
son ellos para nosotros” (Participante, comunicación personal, 16 Junio de
2018).
“Me preocupa más que coma, qué no come, que la comida mía” (Participante,
comunicación personal, 16 Junio de 2018).
578
cuidados, como se menciona anteriormente.
“Y, me siento mal porque sé que tengo que hacerlo pero...”ta”, también
termino agotada así, frustrada, con las cosas” (Participante, comunicación
personal, 16 Junio de 2018).
“El otro día hablábamos que el tema de la comida me está costando con
él,…,igual no como nada en todo el día y ta, de noche cuando me pongo a
comer como cosas que no tengo que comer por el tema de la diabetes que me
tengo que cuidar, sé que no me estoy cuidando, la diabetóloga también me
está rezongando, la nutricionista también, y “ta” (Participante, comunicación
personal, 9 Junio de 2018).
“Te re-deprime también, el verte que no “tenés” la voluntad para hacer algo
por la salud de uno más te deprimís y es todo una cadena…” (Participante,
comunicación personal, 9 Junio de 2018).
Estrategias de cambio
“Sé que me tengo que cuidar... pero no lo hago y si lo hago lo hago dos días
y el tercero ya me descarrile de vuelta, no tengo paciencia” (Participante,
Comunicación personal, 9 Junio de 2018).
579
En esta dimensión, se tiene en cuenta el proceso, por tanto, se consideran
particularmente los resultados que surgen de la instancia de evaluación por
parte de las participantes.
580
4. Discusión y conclusiones
Se valoran los espacios de encuentro entre pares, consideradas como tales otras
madres que viven las mismas situaciones. Es relevante que puedan expresar
emociones conjuntamente con las orientaciones que surgen de ellas mismas
para modificar hábitos que resulten en la mayor dedicación a su propia salud.
De este modo, ellas mismas son capaces de conciliar las recomendaciones
profesionales con sus circunstancias de vida.
5. Reflexiones finales
581
dedican su mayor parte del tiempo al cuidado. Reconocer la capacidad de
las personas en modificar sus propias condiciones de vida a partir de sus
posibilidades, es fundamental para diseñar modelos de intervención que
redunden en una mejor relación entre profesionales y usuarios para trazar
objetivos comunes.
6. Referencias
Bagnato, M., Falero, B., Larrosa, D., Correa, J., Hontou, C. y Barbosa, E.
(2018). Cuidado y calidad de vida de madres de hijos/as con discapacidad
psíquica y dependencia severa. X Jornadas Científicas Internacionales de
Investigación sobre Personas con Discapacidad.
Bóveda, J., Pérula, L., Campinez, M., Bosch, J., Barragán, N. y Prados, J.
(2013). Evidencia actual de la entrevista motivacional en el abordaje de
los problemas de salud en atención primaria. Atención Primaria; (45) 9,
486-495.
582
inquiry. Journal Cognitive Psychotherapy, 20 (18), 309-22.
583
Líneas de Debate y Problematización
2. ¿Qué opinión le/s merece/n los fundamentos del Modelo Transteórico del
Cambio Comportamental? Señale sus alcances y limitaciones a partir de su/s
experiencia/a profesionales.
584
EL ACOMPAÑAMIENTO FAMILIAR Y LAS
ESTRATÉGIAS DE PROXIMIDAD
585
Sumario. 1. Introducción. 2. La construcción del problema. 3. Dimensiones de
la proximidad. 4. Límites y potencialidades de las estrategias de proximidad
en el acompañamiento familiar. 5. Referencias. 5.1 Otras fuentes documentales
referenciadas.
RESUMEN: Las estrategias de proximidad en el acompañamiento familiar
refieren a modalidades de intervención profesional caracterizadas por la
intensidad, sistematicidad y abordaje en la vida cotidiana de los sujetos. Ello
configura características singulares de la relación del técnico con las familias
por algunos factores que son analizados y problematizados en el artículo y
refieren a implicancias teóricas, metodológicas y éticas. Entre ellas podemos
distinguir las dimensiones temporales, espaciales, vinculares y socio-
asistenciales. En ellas se analizan como se conjugan lo común y lo singular,
las políticas universales y focalizadas, la personalización del vínculo entre el
técnico y las familias, el alcance de la conversación y las acciones, el cuidado
por la intimidad de los sujetos y la afectación de la vida cotidiana. En Uruguay,
se desarrollan desde hace varias décadas estrategias de proximidad, pero
es en la última que tomaron protagonismo con los denominados programas
de proximidad, que renunciaron a la espera de la demanda de las personas
o familias para ir a su encuentro, estableciendo una intervención desde sus
necesidades particulares y espacios cotidianos. El análisis de las dimensiones
enunciadas y los supuestos ético-políticos y teórico-metodológicos son el
centro del artículo para desarrollar la conceptualización crítico-comprensiva
del acompañamiento familiar desde estrategias de proximidad.
586
1. Introducción
587
-estrategia de proximidad-. La misma es mencionada cuando se invoca como
necesidad el “acortar distancias”, el ir a los espacios cotidianos donde se
encuentran los sujetos y el aumentar los encuentros con éstos.
588
persistía una porción de la población que verifica la reproducción de la pobreza
transgeneracional, con expresiones mayores en las familias con niños, niñas y
adolescentes.
589
El acompañamiento familiar, en estos casos, busca producir transformaciones
en las condiciones de vida de las familias, por la consecución de la pobreza
persistente, asociado a la matriz de protección social, Clemente (2016) las
identifica como intervenciones situadas.
590
En el acompañamiento familiar de las estrategias de proximidad se trata de
compartir intencionalmente un trayecto vital con finalidades. Emprender
procesos que tiendan a la mejora sustentable de las condiciones de vida de las
familias, involucra la transformación de aspectos, en términos de accesibilidad
u obtención de materialidades concretas. Pero al mismo tiempo corresponde
considerar que, para el conjunto de sujetos humanos, no sólo para aquellos que
se encuentran en situación de pobreza persistente, lograr un mayor bienestar
depende también del reconocimiento y búsqueda de soluciones en torno de
problemas y necesidades de orden psicosocial, que no la explican, pero la
condicionan.
3. Dimensiones de la proximidad
591
Es oportuno insistir en que establecer un relacionamiento de proximidad, no
depende solamente de los espacios ocupados para el encuentro, sino que cómo
se propone, está ligado a las otras variables, no obstante, la localización de las
intervenciones se convierte también en una clave para que lo próximo pueda
desplegarse.
El principal criterio orientador para definir los espacios dónde llevar adelante
los encuentros con la población a la que se orienta la tarea, se refiere a ubicar
lugares portadores de sentido para ésta.
Dicho de otro modo, tomar la vida cotidiana como ámbito de actuación supone
inaugurar acciones intencionadas donde transcurre la vida misma, con sus
recorridos de lo rutinario, lo obvio, pero también donde se da lugar a lo diverso,
a lo imprevisto, a las variaciones y a lo insospechado.
592
Dicho autor expresa la importancia de lograr encontrar “puntos de intersección
en esas rutas en donde puedan abrir determinados espacios reflexivos (...)
que permitan el desarrollo de una reflexión o el desarrollo posible de una
potenciación del devenir” (Rodríguez Nebot, 2004, p.36). Es así entonces,
que el emplazamiento puede reunir al menos dos condiciones: la de conectar
espacios de sentido para los sujetos, para que esos sentidos sean capturados y
se vuelvan “motores” de la intervención y al mismo tiempo tener la capacidad
de no permanecer, necesariamente, anclado en un sólo ámbito sino también
coincidir, acompañar y en ocasiones, co-construir nuevos itinerarios para que
los sujetos recorran.
Antes bien existe una condición inaugural y punto de partida fundante para
la modalidad de atención que nos ocupa, condición que determina incluso si
se dará lugar o no a la misma: son los propios sujetos, para quienes no está
prevista la formulación de un pedido previo de atención o demanda previa, los
que en definitiva aceptan o no el acompañamiento técnico.
593
del tiempo por parte de los sujetos (Leopold, Baráibar, González y Paulo,
2015), lo que limita su autonomía, pero existe sí, una alternativa que es la de no
de inaugurar (ningún tiempo) o interrumpir, bajo su voluntad y consecuencias,
la posibilidad de un trayecto a recorrer conjuntamente.
594
de los acontecimientos, donde la cualidad de lo que novedoso, que irrumpe en
la repetición de lo cotidiano, genera oportunidades de transformación.
Al mismo tiempo saber que hay un período finito para llevar adelante un
plan de trabajo acordado impulsa a intensificar la búsqueda y conquista de
otras plataformas relacionales para los sujetos, sostenes necesarios en tanto
convivencia humana y no signados prevalentemente por la perspectiva de
sujetos frágiles o tutelas institucionales.
595
Lo recién expuesto deja de manifiesto que construir un vínculo vuelve
ineludible la capacidad de reconocimiento del otro. Honneth (2010) sostiene
que todo sujeto precisa de un otro para constituirse como tal y que es a partir
del reconocimiento que esto puede darse.
596
intervención técnica cobra sentido en la resolución de las necesidades que se
identifican como derechos vulnerados.
597
intervenciones, no asociadas a las institucionalidades donde están inscriptas, lo
que configura una tensión en el acceso de las políticas asistenciales.
Es posible suponer que lo que estos modos de hacer vienen a recobrar, por
lo menos en parte, la posibilidad de superación de un desencuentro entre las
oportunidades brindadas por el sistema de protección público y las características
y condiciones de existencia de los sectores poblacionales aludidos; así como
a contribuir en la resolución de situaciones problemáticas con efecto negativo
sobre las personas y su entorno, identificando y fortaleciendo las capacidades
a partir de las cuales promover un proceso de mejoras de la calidad de vida.
Los técnicos muchas veces provienen de otros contextos, resulta que tomar
contacto con circunstancias vitales tan injustas les supone tener que aceptar
lo que aparece como inverosímil a sus ojos: la constatación de las crudas
circunstancias de existencia del otro, es decir un choque cultural, como
afirma Rebellato (1989), que en algunos casos tiende a generar actitudes de
beneficencia.
598
Es frecuente encontrar en las investigaciones (Leopold et al, 2015) expresiones
de los técnicos que entienden a las condiciones vida de estos sectores
poblacionales como injustas, deshumanizantes, extrañas e intolerables.
599
Es decir, sería un gran error suponer que los sujetos con mayores niveles de
vulneración de derechos podrán revertir su situación sólo como consecuencia
del esfuerzo y voluntad que dispongan para ello, lo que es consecuencia de la
individualización de los problemas sociales. Las situaciones en las que viven,
y parte de su solución, depende de aspectos estructurales y del repertorio de
respuestas que componen el sistema de protección social. En este sentido
resulta sugerente el planteo de Paula Baleato: “Nos ubicamos entre lo micro y
lo macro, entre las biografías y las políticas sociales o, mejor dicho intentando
ponerle biografía a las políticas sociales, que es otra manera de llamar a las
intervenciones de cercanías” y continúa “Se dice que estamos en una época de
soluciones biográficas a condiciones sistémicas (...) en nuestro caso siempre
nos hemos resistido a la idea contraria: ofrecer soluciones sistémicas a las
contradicciones biográficas” (2013, s/p).
5. Referencias
Augé, M. (1993). Los “no lugares” espacios del anonimato. Una antropología
de la sobremodernidad. Barcelona, España: Gedisa,
Baleato, P. (2013). Creer para crear, crear para creer, provocar realidades.
Ponencia no publicada.
600
interinstitucional de trabajo con familias en situación de vulnerabilidad.
Uruguay.
Käes, R., Fernández, A., Mercado, J., Vallejo, G. y Solís, H. (2012). Entre lo
uno y lo múltiple: grupo y psicoanálisis. Guadalajara, México: Editorial
Universidad de Guadalajara.
Leopold, S., González, C., Baráibar, X., y Paulo, L. (2015). Las trayectorias de
inclusión como estrategias de integración social. Cuadernos de Ciencias
Sociales y Políticas Sociales 2. Montevideo, Uruguay: DTS-FCS-
UDELAR – DINEM-MIDES.
601
intervención profesional del Trabajo Social. En Gianna, S. y Mallardi, M.,
Transformaciones familiares y Trabajo Social: debates contemporáneos
y contribuciones analíticas (pp. 45-106). La Plata, Argentina: Dynamis.
602
Líneas de Debate y Problematización
603
LA “INTERVENCIÓN FAMILIAR”. NOTAS SOBRE
LA GESTIÓN SOCIOPOLÍTICA DE LAS FAMILIAS
POBRES
604
Sumario: 1. Introducción. 2. Aspectos metodológicos. 3. Descripción y análisis
de resultados. 4. Discusión y conclusiones. 5. Post Scriptum. 6. Referencias.
605
1. Introducción
Orienta este trabajo la reflexión de Michel Foucault sobre las nuevas formas de
ejercicio del poder, caracterizadas por lo que el autor llama gubernamentalidad:
el “conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos, análisis
y reflexiones, los cálculos y las tácticas que permiten ejercer esa forma [...]
de poder que tiene por blanco principal la población [...] y por instrumento
técnico esencial los dispositivos de seguridad” (Foucault, 2006, p.136).
Nikolas Rose (2007) identifica a la “comunidad” como el espacio principal
de la gubernamentalidad del liberalismo avanzado, y las estrategias que ponen
en movimiento el autogobierno de los propios sujetos como una tentativa de
“gobernar sin gobernar” (p.116).
606
del yo” como parte de ese ejercicio gubernamental a través del imperativo
de generar cambios en la propia conducta a partir del precepto grecorromano
de conocerse a sí mismo (hacer un examen de conciencia, recordar y afrontar
situaciones) y de los principios cristianos de la obediencia y la contemplación
(el examen de sí, la confesión, la penitencia y las prácticas de reconocimiento
público del pecado).
2. Aspectos metodológicos
607
El trabajo de campo tuvo lugar principalmente en la sede central del MIDES,
pero también en otros espacios de actuación de mis interlocutores: eventos
académicos, teleconferencias, intercambios con representantes técnicos de
organismos internacionales y países de la región, etcétera. Implicó el recorrido
por distintos ámbitos donde se diseñan, gestionan, implementan y evalúan
programas de políticas sociales públicas, así como diálogos sostenidos o
puntuales con técnico/as sociales (operadores y supervisores), responsables
de direcciones, funcionarios y, en menor medida, usuarios y usuarias de
algunos programas. La tarea supuso la realización de más de veinte entrevistas
en profundidad, la lectura de documentos, la participación y el registro de
reuniones e intercambios, e innumerables diálogos informales, en el marco
de una tarea que se basó principalmente en “estar allí”, donde las políticas “se
hacen”.
608
El acompañamiento familiar aparece como una nueva política, que
tiene mucho de los programas de Estados Unidos, pero en la que hay
una producción local asociada al trabajo en cercanía. Se trata de una
intervención socioeducativa con rasgos en común en distintos países
de la región, principalmente Chile, Colombia, Brasil, que lo entienden
como una estrategia para proveer servicios […] Surgen a partir de la
necesidad de realizar diagnósticos […] dimensionar demandas y generar
respuestas acordes a la medida de esa necesidad. (Nota de campo, 2013)
609
La reforma de los servicios públicos iniciada en 2005 en Uruguay, implicó un
conjunto de acciones orientadas a ampliar las políticas sociales, que pasaron a
concentrarse en el MIDES. Cuatro años después de terminada la ejecución de
acciones “de emergencia”, el Gabinete Social priorizó programas para atender
a las familias en situación de mayor vulnerabilidad social, en el marco de la
promoción de un “gobierno de proximidad” (Cunill-Grau, Repetto y Bonzo,
2015), que permitiría “al Estado” acercarse a núcleos familiares que todavía no
habrían podido acceder a la “oferta pública” existente. El Estado social se acerca
entonces a los espacios vitales de las familias pobres mediante la acción de sus
agentes, los “técnicos sociales”, a través de “intervenciones” individualizadas,
con la intención de construir “trajes a medida” de las necesidades.
610
Un tipo de consejería, altamente estructurada, que […] se orienta a metas
vinculadas a modificar prácticas para mejorar la seguridad y el bienestar
de las personas. Su tecnología principal es la presencia de un profesional
o educador especialmente entrenado para brindar apoyo psicosocial
familiar o personal (Jara y Sorio, 2013, p.3).
611
tienen las personas usuarias de conservar o “sostener” los logros producidos
después de concluida la intervención. En el quehacer cotidiano, se trataba
principalmente de “apoyar a la madre, con quien normalmente se trabaja”, para
que “reconozca su situación”: esto es, que asuma una situación de consumo
problemático, los vínculos “naturalizados” con su pareja o sus hijos, que
conozca sus derechos (principalmente, en materia asistencial) y que pueda
“por sí misma” acceder a los servicios disponibles y sostener los cambios
de conducta logrados. El “reconocimiento de su situación” le permitiría,
con el apoyo de los técnicos, producir cambios en la propia conducta (lograr
determinadas rutinas, iniciar un tratamiento, llevar a sus hijos a la escuela,
mejorar las pautas de crianza, construir y sostener un proyecto personal) y así
“generar cambios positivos en la familia y los vínculos”2 .
612
intervención, es decir, cuando el equipo y el supervisor entienden que “ya no
hay nada para hacer por ella”.
Hay una violencia institucional instalada que tiene que ver con descalificar
la figura del operador, con no reconocernos como iguales. Sentís que
tenés que hacer un esfuerzo enorme de presión a las instituciones, en el
INAU, en la escuela, en la policlínica y eso no le compete al ETAF3 […].
La falta de respuesta te hace valorar lo que es Cercanías en sí, lo que es
el fortalecimiento de las capacidades familiares, porque vemos que en la
mayoría de las veces las respuestas surgen de la propia familia […]. Hay
un choque entre lo que te enseñaron en la facultad y la realidad, porque
la realidad con la que te encontrás es otra. […] Y hay un momento en que
te preguntás ¿qué hago yo con esto? (Nota de campo, 2016)
613
y prácticas de intervención, con gran impronta de la creatividad, del “saber
hacer” y del “sentir” de quienes ejercen la tarea. Las intervenciones están
impregnadas de saberes psi, tanto por la conformación de los equipos como a
partir de la preocupación por “dónde buscamos las teorías y las herramientas
metodológicas” (nota de campo)4. Los “agentes del lazo social”, como los
“beneficiarios”, son además agentes “afectados por las experiencias”. Los
técnicos disponían para sí de ámbitos de cuidado a través de propuestas de
“trabajo sobre sí mismos”, donde abordar los efectos de la implicancia; una
tarea que, además, podrían realizar “ellos solos”. En 2017 desde el área de
“cuidado de equipos” se incorpora un nuevo espacio destinado a los técnicos
para abordar los “aspectos contra-transferenciales de la intervención”, mediante
una propuesta de “respuesta autogestiva”, a través del uso de formularios, que
tendría por objetivo “deconstruir alternativas de acción desde la perspectiva del
técnico”, generar un ámbito de “contención grupal” para abordar “qué sienten”
e “identificar cómo pueden fortalecerse como equipo” (Nota de campo, 2017).
4. Discusión y conclusiones
614
Paralelamente ocurre la reconstrucción de un pensamiento sobre la pobreza
y la construcción de un currículum educativo para su tratamiento en función
de la preocupación por la “desintegración social”, que contribuye a construir
un sentido común académico y técnico. A finales de los años noventa las
nociones de “vulnerabilidad” y “exclusión social” cobran importancia como
forma alternativa de concebir a la pobreza. Kaztman y Filgueira (1998) se
ocupan de mostrar que la noción europea de exclusión es aplicable también
en Uruguay, donde aparece ligada a la preocupación por los efectos de los
cambios demográficos (Filgueira y Peri, 2004, p.8), que colocan a la educación
y a la familia en el centro de la problemática social. Kaztman y Filgueira
(1999, p.8) apuntaban entonces que “la eficacia de las acciones para enfrentar
la pobreza requiere abrir la ‘caja negra’ que encierra los recursos de los hogares
y las estrategias que éstos utilizan” y que “el nivel de vulnerabilidad de un
hogar - […] su capacidad para controlar las fuerzas que lo afecta- depende
de la posesión o control de activos, esto es, de los recursos requeridos para el
aprovechamiento de las oportunidades que brinda el medio”.
615
a situarse fuera de la estructura pública dominante, el abordaje familiar acaba
por intervenir principalmente mediante la subjetivación – sujeción (Balibar,
1994) de los usuarios, cuya única posibilidad es vestir el traje que se les fabricó
a medida. Los sujetos son colocados como recursos pasibles de “activarse” en
espacios para conducir conductas (De Martino, 2009, pp. 33-34), mediante la
puesta en marcha de “tecnologías del yo” (Foucault, 1990): el autoexamen,
la “problematización” y el “reconocimiento de situaciones”. La apelación a
la “autonomía” como recurso movilizador del programa, es subsidiaria de
una producción de subjetividades mediante movimientos simultáneos: “la
referente familiar” debe aceptar la construcción de un plan de trabajo; debe
demostrar su disponibilidad a cumplir los compromisos y debe activar ámbitos
tímicos: emociones, afectos, motivaciones e implicación personal. Dada las
dificultades para “sostener los cambios”, la base justificativa que se apoyaría
en los deberes que cada individuo (ciudadano) contrae con el Estado pasa a
sustituirse por una dinámica de intercambio que opera en términos de dones y
contradones – a decir de Mauss (2009) – y que coloca a los usuarios en el lugar
opuesto a la ciudadanía: en la situación de eternos deudores, ya que son dones
que pocas veces pueden devolver y que tienden a adoptar la forma de profecía
autocumplida: “no se pudo, aunque se hizo todo lo posible”.
5. Post Scriptum
616
A la fecha de elaboración de este capítulo, Cercanías se encuentra en un proceso
de reestructuración, todavía incierto. Después de varios años de ejecución,
es posible señalar que el programa posibilitó un acercamiento del Estado a
las familias pobres, a través de intervenciones que requieren, no obstante,
respuestas que comprometan condiciones de acceso a políticas de empleo,
vivienda, educación, salud mental, acceso a la justicia, con una perspectiva
sistémica de protección social.
6. Referencias
617
Cunill-Grau, N., Repetto, F. y Bronzo, C. (2015). Coordinación intersectorial
pro integralidad de las instituciones de protección social. En Cecchini, S.,
Filgueira, F., Martínez, R. y Rossel, C. (Eds) Instrumentos de protección
social. Santiago de Chile, Chile: CEPAL.
618
Midaglia, C. y Robert, P. (2001). Uruguay: Un caso de estrategias mixtas de
protección para sectores vulnerables. En Ziccardi, A. (Ed.), Pobreza,
desigualdad social y ciudadanía. Buenos Aires, Argentina: CLACSO.
619
Líneas de Debate y Problematización
620
FAMILIAS: LECTURAS Y ABORDAJES DEL TRABAJO
SOCIAL EN LA PROVINCIA DE SANTA FÉ
MONICA AMBROSETTI
UNIVERSIDAD NACIONAL ROSARIO- CIECITS
[email protected]
MARICEL ANDREATTA
UNIVERSIDAD NACIONAL ROSARIO – CIECITS
[email protected]
MARISA BARRIOS
UNIVERSIDAD NACIONAL ROSARIO – CIECITS
[email protected]
LUISINA FINOS
UNIVERSIDAD NACIONAL ROSARIO – CIECITS
[email protected]
NATALIA JUAREZ
UNIVERSIDAD NACIONAL ROSARIO – CIECITS
[email protected]
SILVANA MARTINO
UNIVERSIDAD NACIONAL ROSARIO – CIECITS
[email protected]
ROMINA PONTE
UNIVERSIDAD NACIONAL ROSARIO – CIECITS
[email protected]
621
Sumario: 1. Introducción y Metodología. 1.1 Las Familias y el Sistema de
Protección Integral en la Provincia de Santa Fe. 2. El Caso Martina: Análisis
de un proceso de Intervención. 3. Enlaces Finales. 4. Referencias.
RESUMEN: El Artículo aborda el tema de las familias desde una lectura
del Trabajo Social, en la Provincia de Santa Fe. Se centra en contextualizar el
abordaje de las familias desde la detección de la vulneración de derechos de
un niño, niña y adolescente y cómo, desde la normativa vigente, se construye
un Sistema de Protección para hacer cesar la situación. El análisis central se
construye desde una situación familiar, la de “Martina”, que se toma como
disparador para analizar, desde la concepción de dispositivo de intervención,
cómo se construye la narrativa acerca de las familias.
622
1. Introducción y Metodología
623
signada por la construcción de lazos filiatorios, que se construyen y
reconstruyen de forma dinámica, donde los feminismos como proceso social
han trazado reconfiguraciones significativas signando las relaciones desde una
transversalidad democrática. Es bajo esta conceptualización, que es imposible
situar un único modelo de familia, sino abordarlas desde la diversidad, lo cual
obligan a construir otros modos de intervención, otras formas de registro y
otras nominaciones.
624
Nacionales, Provinciales, Municipales; y las Organizaciones de la Comunidad
que trabajen en territorio), cuyo objetivo primordial es el fortalecimiento familiar
en la crianza de un niño, niña o adolescente -lo que la Ley ha denominado
como Medida de Protección Integral. Un Segundo Nivel de Intervención que
en la Provincia de Santa Fe es representado por la Dirección Provincial de
Promoción de los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia, dependiente
de la Subsecretaria de los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia cuyo
eje central es la separación excepcional, subsidiaria y temporal de un niño,
niña o adolescente del grupo familiar como espacio donde se vulneraran de
forma extrema sus derechos -denominado jurídicamente como Medida de
Protección Excepcional.
Una vez que ingresa la situación de un niño, es la familia de éste, con su propia
construcción y complejidad, la que comienza a transitar diferentes instituciones
e intervenciones, primordialmente estatales, bajo un binomio inseparable
“familia-vulnerabilidad”.
625
La situación que describimos aquí llega al Servicio Local en el mes de
diciembre de 2018 por presentación de la Dirección Provincial de Promoción
de Derechos de Niñez, Adolescencia y Familia (segundo nivel de intervención)
y los Equipos Socioeducativos3 del Ministerio de Educación de la Provincia.
Grupo Familiar:
3 El Ministerio de Educación cuenta, desde el año 2008, con 9 equipos trabajando en el
territorio correspondiente a cada una de las Delegaciones Regionales de Educación. Conforman
estos equipos más de 90 profesionales (psicólogos, trabajadores sociales, antropólogos,
abogados, licenciados en comunicación social, educación, pedagogos, entre otros), abordando
situaciones de deserción, vulneración de derechos y situaciones institucionales conflictivas,
que se manifiestan en la escuela e inciden en el ingreso, permanencia y egreso de niños/as y
adolescentes en el sistema educativo. (https://www.santafe.gov.ar/index.php/educacion/guia/
get_tree_by_node?node_id=103810)
4 La Defensoría de Niñez en la Provincia de Santa Fe es creada mediante la Ley Provincial
12.967, constituyéndose como un actor clave dentro del Sistema de Promoción y Protección.
626
Por otro lado, y al mismo tiempo, llega al Servicio Local, la solicitud de
intervención de los Equipos Socioeducativos del Ministerio de Educación
respecto a Leandro. Junto a esa solicitud manifiestan que éste despliega crisis
en el ámbito institucional, genera conflictos y peleas con sus compañeros/as,
tiene episodios de enuresis en el comedor de la misma institución escolar, y al
momento de retirarse de ésta “lo hace rompiendo las rejas”. Agregan que se
muestra angustiado, desganado. Por esto habrían decidido abordar la situación
del niño con profesionales del campo Psi del Centro de Salud de referencia
familiar o de los Equipos Socioeducativos, no adhiriendo a las propuestas
escolares, ni tampoco a la del efector de salud. La escuela dice “no poder más
con este niño, es el jefe (sus pares lo denominan de este modo y los adultos
reproducen), pasa todo el día en Dirección”.
627
agravada cuando en el año 2017, Silvia padece un ACV (accidente cerebro
vascular), que le habría dejado secuelas.
Así mismo Silvia cuenta con una adscripción de más de 10 años al Centro de
Salud Provincial. El equipo interdisciplinario de éste efector local territorial,
considera que la situación de “desborde” de Silvia está dada por el cuidado
de sus hijas e hijo y lo denominan “crianza en soledad” al fallecer su marido.
Este era representado por dicho equipo como quien cumplía un rol ordenador
al interior de su familia y quien administraba la medicación de Silvia.
Junto con la ausencia del padre de sus hijas e hijo, Martina, con 14 años y
embarazada de 6 meses debe dejar su casa por amenazas territoriales. Frente
al domicilio existe un búnker5, explican que quienes “manejan” ese lugar,
quieren la propiedad de Silvia y sus hijas e hijo. Al irse Martina se agudiza la
situación de riesgo y vulnerabilidad de Silvia y la familia, ya que Martina era
quien brindaba el cuidado de sus hermano/a y de su madre.
5 Espacio físico de condiciones precarias que se utiliza para la venta de estupefacientes ilegales,
generalmente están ubicados en los barrios y/o asentamientos y son parte de un complejo
entramado de las economías delictivas. Estos espacios son ocupados por adolescentes y niños
llamados “soldaditos”, quienes se dedican a la venta de las sustancias tóxicas, quedando
expuestos a situaciones de violencia entre “bandas” que se diputan el territorio, terminando en
su mayoría muertos.
628
más profunda por la que está atravesando este grupo familiar, el Centro de
Salud Provincial articula con la Dirección Provincial de Niñez Adolescencia
y Familia, Desarrollo Social de la Provincia y Servicio Público de la Vivienda
(nivel municipal), a los fines de otorgarle a la casa ciertas condiciones de
seguridad.
Por otro lado, el equipo de Salud Mental del efector de salud provincial piensa
en una internación voluntaria para estabilizar a Silvia, debido a que pasa mucho
tiempo del día alcoholizada, lo que además, le produce convulsiones en la vía
pública.
629
de una amiga de Martina, quién en el marco de la urgencia de la usurpación
de su vivienda los ha alojado provisoriamente. Ante esta situación se gestionó
subsidio para el alojamiento y Silvia se comprometió a abordar su situación en
salud mental.
630
a la producción de conocimiento desde nuestro propio ejercicio profesional, en
tanto en principio obliga a sistematizar aquellas líneas de fuerza que configuran
el escenario intervenido. Para ello es preciso ordenarlas y analizarlas, ya
que allí es donde empiezan a aparecer elementos heterogéneos, discursivos
y no discursivos, líneas que pertenecen a la historia del propio campo de
intervención sobre la identidad profesional. También en dicho dispositivo
es donde se atraviesan cuestiones ligadas a lo estatal, a lo político, tensiones
ligadas al poder, a la hegemonía de una disciplina sobre otra, las disputas
acerca de lo social, líneas discursivas teóricas que han signado el escenario
de la intervención, nociones territoriales, los propios sujetos con los que se
interviene. Éstos son algunos de los hilos que forman la trama a ordenar y
son lo que va construyendo la intervención social como un dispositivo, que
por su misma condición no es estático, requiriendo de una constante lectura
contextual de lo que acontece. En este proceso de atar y desatar, de hilar y
deshilachar, se van construyendo las posibilidades de producción teórica, lo
cual, en definitiva, es el requisito ineludible para la conformación del propio
campo disciplinar.
631
familias quedan responsabilizadas de sus trayectos de vida.
Sostenemos, tal como lo plantea González Saibene (2011, p. 247), que “el
trabajo social es una profesión centrada en la intervención en lo social desde las
políticas públicas/políticas sociales, con el objetivo de modificar las situaciones
particulares que aborda en su ejercicio cotidiano -situaciones atravesadas por
conflictos en las relaciones sociales complejas de quienes las padecen (…)”.
632
intervención posibles donde, como en el caso de Martina, el núcleo es el trabajo
de “invención de lo posible,” es arriesgarse a ir hacia lo que no se sabe, para
construir lo que allí se pueda.
3. Enlaces Finales
Es así como aquello que denominamos como “lo social” (ese universo de
acontecimientos en permanente construcción y deconstrucción, ese territorio
donde se entrecruzan las definiciones de una época sobre problemas y modos
de abordarlos, definiciones políticas de los estamentos del Estado sobre cómo
gestionar las políticas públicas y su relación con la sociedad) es donde se
van entretejiendo diversas relaciones de los/as sujetos con los dispositivos
institucionales, con los equipos de trabajo y de estos entre sí, que van
configurando modos de hacer y de construcción de las narrativas, que pueden
ser escritas o no, acerca de los y las Otros y Otras.
633
4. Referencias
634
con%20otros%20discursos/MichelFoucault/ElJuegoDeMichelFoucault.
pdf
Jong, E., Basso, R., y Paira, M. (comp.) (2001). La familia en los albores del
Nuevo milenio. Reflexiones interdisciplinares: Un aporte del trabajo
social. España: UNER - Espacio.
635
EL MÉTODO PROGESIVO-REGRESIVO SARTREANO.
UNA PROPUESTA PARA TRABAJO SOCIAL
636
Sumario: 1. Introducción. 2. Sobre el ser en Cuestiones de Método. 3. Los
antecedentes del método y su versión sartreana. 4. Algunos ejemplos y su
vinculación con el concepto del ser. 5. A modo de cierre. 6. Referencias.
RESUMEN: El presente capítulo siguiendo casi fielmente la secuencia de
los tres ensayos que integran el Apéndice a Critica a la Razón Dialéctica
(CRD), intenta explicar el método progresivo-regresivo sartreano, que
merece una aportunidad en Trabajo Social especialmente en lo vinculado a
problemáticas de infancia, familia y género. Como el autor lo indica, es en la
infancia y grupos primarios donde el ser escribe su historia y la inscribe en una
determinada clase social. Su propuesta apunta a comprender al ser humano y
su sinuoso camino de desarraigo familiar, también como historia de un grupo
social y de una clase, colocando en diálogo biografía y época. En tiempos
donde la individualización de los problemas sociales y la responsabilización
de individuos y familias sobre sus circunstancias y destinos, es necesario
contar con una orientación racionalmente dialéctica que permita decifrar
los designios históricos y las interrogantes sobre lo humano. El capítulo, al
referirse básicamente al Apéndice mencionado, posee cierto aire didáctico.
Solamente plasmamos nuestro propio proceso de comprensión a partir de una
lectura ordenada. Los límites del trabajo sólo permiten abordar la temática de
manera fragmentada.
637
1. Introducción
En el Tomo I de CRD, el autor distingue, junto con Hegel y Marx, dos tipos
de Razón. La Razón Analítica que considera al hombre y la materia como
interpenetrados y para la cual el hombre se encontraría en una clara relación
de superioridad, “sobre” las cosas, con cierta actitud de externalidad que le
permitiría juzgar los fenómenos, procesos y cosas en sí. Dotado de cierta
displicencia hacia la esencia de cosas y atributos, el hombre aparecería como
una entidad superior, que no posee compromiso alguno con lo que es, sucede o
deviene. Es decir, la razón analítica instala una relación externa, superior y de
ajenidad entre materia y ser. En cambio, la Razón Dialéctica reconoce que el
hombre “interviene” en el mundo inerte, participa en la organización del mundo,
pero también nos indica que lo material, las cosas y procesos influyen sobre la
razón humana. Establece, así, una relación interna, mutuamente determinada y
activa entre ser y materia. Como expresión cartesiana, la razón analítica ya no
sería adecuada a nuestra época y a nuestra propia y contemporánea razón. Así,
por ejemplo, el autor nos dice que habilitó una lectura crítica, en manos de la
burguesía, para la superación del feudalismo. A esta “funcionalidad” histórica
de la razón analítica, su capacidad de anunciar una nueva época, Sartre la
expresa de la siguiente manera: “La rebelión abstracta precede en algunos años
a la Revolución Francesa (…) (Sartre, 2004a, p.16). La razón analítica fue la
que pensó, ideó, soñó la rebelión; si pudo hacerlo, si pudo anunciar una nueva
época es porque de cierta manera se expresó en una filosofía. El autor lo dice en
los siguientes términos: el único sentido de la filosofía es justamente anunciar
una nueva época. (Sartre, 2004, Desan, 1971). Textualmente, la filosofía (…)
“nacida del movimiento social, es ella misma movimiento” (…) Para la clase
“ascendente” constituye su medio para hacerse consciente de sí” (…) es la
totalización de todo conocimiento adquirido hasta el presente y una praxis
(acción) que configura el futuro” (Sartre, 2004, 16). El papel transformador de
la filosofía entendida de esta manera, se tornó clave. Tomando la definición de
filosofía de esta manera, Sartre nos indica que existieron pocos filósofos y lo
identifica distinguiendo tres períodos a partir del siglo XVII. Uno representado
638
por Descartes y Locke; el segundo por Kant y Hegel y el tercero, representado
por Marx (Sartre, 2004a, p.18). Cada una de estas expresiones representó
la clase social ascendiente correspondiente a su época. En esta propuesta
ordenadora, ni siquiera el existencialismo es una filosofía diferenciada, es tan
sólo una expresión o vericueto del marxismo.
Pero a la hora de pensar al ser humano existen ciertas tensiones. El autor retoma
a Kierkegaard para quien hombre no es ni puede ser expresado solamente
en un sistema filosófico. Sartre dirá: “(…) el marxismo reconoce tanto la
“especificidad de la existencia humana” de Kierkegaard como el “hombre
concreto en su realidad objetiva” de Hegel” (Sartre, 2004; p. 26). Conjugando
tal síntesis, Sartre reconoce que a la hora de coprender al ser humano concreto,
el marxismo ha tenido tropiezos. No se refiere a Marx, se refiere al marxismo
contemporáneo a su obra, en sus vertientes estructuralistas y estalinistas.
Para Sartre, el marxismo moderno se encuentra plagado de juicios a priori,
donde la relación entre particular y universal se encuentra absolutamente
distorsionada, funcionando éstos a modo de compartimentos estancos. Es ya
famosa la frase referida al “baño de ácido sulfúrico” que sufrió el ser humano
por parte del marxismo economicista (Sartre, 2004, p.47). al predominar en
él aseveraciones o juicios de carácter universal sin referencia estricta a los
individuos particulares. Estas críticas no menguan su fidelidad a Marx:
(Marx estaba) convencido de que los hechos nunca son apariencias aisladas;
que si se producen juntos es siempre dentro de la más alta unidad de un todo,
en la que están ligados entre sí por relaciones internas y en la que la presencia
de uno modifica profundamente al otro” (Sartre, 2004, p.26).
639
de explicar un “particular”. Es decir, no sometía a distorsión alguna ninguna
mediación abstracta para alcanzar la comprensión de una situación particular
compleja. Veamos el ejemplo colocado por Sartre. Según el autor parisino, el
Dieciocho Brumario es un buen ejemplo de cómo Marx intentó comprender
el concepto de pequeña burguesía a partir de sus características antes de 1848
pero también teniendo en cuenta su posterior evolución. Es decir, a partir de
situaciones concretas observó si era necesario modificar o no el concepto
“abstracto”. A partir de este ejemplo, Sartre nos dice que la historia debe ser
considerada como totalidad, pero muy especialmente como totalización, es
decir una totalidad que necesita un totalizador para ser totalización. Esto no es
un juego de palabras. La totalidad cambia, se complejiza, “crece” y necesita
ser reconstituida por el individuo, a partir de la razón dialéctica, que es la que
coloca al ser humano en una posición activa frente al mundo y al conocimiento.
La totalidad entendida como totalización, implica la propia dinámica dialéctica
entre las diversas dimensiones de la realidad e implica el ser humano activo
histórica y cognitivamente para comprender y reproducir racionalmente esa
totalidad en totalización. La totalidad no sólo por su dinámica intrínseca
es totalización, se convierte en ella por la mediación de la razón dialéctica
aplicada por la razón. Para Sartre la totalidad no es una totalidad acabada sino en
formación y el intento por abarcarla es a lo que refiere con la palabra totalización.
Por ello, para hablar de totalización, es necesario un totalizador, que intenta
aprehenderla y reconozca que nunca puede ser abarcada exhaustivamente
(Desan, 1971). Es a esa totalización en andamiento que deben remitirse los
hechos particulares. Olvidar que la totalidad deviene en totalización es olvidar
que la verdad también deviene constantemente (Aronson, 2019; Sartre, 2004,
p. 30 y ss.).1
1 Tal vez, el ejemplo más claro que coloca Sartre al respecto es la postura rusa con relación a
la tragedia húngara (Sartre, 2004a, p. 29 y ss.).
640
Los hombres hacen la historia sobre la base de condiciones reales
anteriores (entre las cuales hay que contar los caracteres adquiridos, las
deformaciones impuestas por el modo de trabajo y de vida, la alienación,
etc.) pero son ellos los que la hacen, y no las condiciones anteriores, si
no serían los simples vehículos de fuerzas inhumanas que dirigirán a
través de ellos el mundo social. Es cierto que estas condiciones existen y
que son ellas, sólo ellas, las que pueden dar una dirección y una realidad
material a los cambios que se preparan; pero el movimiento de la praxis
humana las supera conservándolas (Sartre, 2004, p. 81-82).
641
histórico dialéctico de manera rígida y apriorística, la totalidad se ve como
realidad real total (un tout fait) mientras que para el autor sólo existe
totalización, es decir, totalidad que se retotaliza permanentemente (Sartre,
2004; Dasen, 1971). De ello deriva que, más allá de la existencia de leyes
o tendencias, no se pueden extraer conclusiones concretas y acertadas sobre
algo que aún está acabado, siempre está por ser. La mayor limitación del
marxismo moderno consistiría en que apela, casi por costumbre, a universales,
a los que deben adecuarse los particulares, presentes y futuros. El ejemplo ya
conocido por todos, presentado por Sartre, es la obra literaria de Paul Valéry.
Criticada por el marxismo como expresión del idealismo pequeño burgués,
es así universalizada, sin ningún tipo de ejercicio de diferenciación. Dice el
autor que no hay intentos por comprender “la originalidad de su pensamiento
burgués”, sólo se adjetiva rápidamente como “idealismo” (Sartre, 2004, p. 40)
Es decir, lo concreto – este autor, esta obra, la obra de este autor – se remite y
se reduce a lo abstracto – expresión del capitalismo, idealismo – sustituyendo
la realidad concreta por la abstracción (Sartre, 2004, p. 41). Nos dice Sartre que
debemos considerar el ambiente particular y concreto donde Valéry desarrolló
su vida y temperamento, el tiempo histórico que lo habitó y que él habitó, para
poder entender y explicar los orígenes y mediaciones determinantes de su obra.
Entender que: “Paul Valéry es un intelectual pequeño burgués, pero no todo
pequeño burgués es Valéry” (Sartre, 2004, p. 44).
642
críticas de Sartre al marxismo: debemos ir a la búsqueda del hombre concreto e
incorporarlo a la historia. Debemos reconocer sus características particulares y
encontrar las mediaciones necesarias para comprenderlo en su individualidad,
pero también en los vínculos que establece con otros hombres y con la historia
misma. Sin tales mediaciones no podemos “comprender el proceso que produce
a la persona y su producto dentro de una clase y de una sociedad determinada
en un momento dado de la historia” (Sartre, 2004, p. 44)
643
Al incorporar estos aspectos subjetivos, Sartre puede realizar otros aportes
al marxismo. Por ejemplo, nos advierte que no existe autonomía ontológica
entre sujeto y objeto (Dasen, 1971). Nos dirá que sujeto y objeto: “son una
pareja y cada uno de ellos debe ser interpretado por el otro” (Sartre, 2004, p.
54). Aspecto que retoma al analizar la sociología como disciplina auxiliar. El
autor parisino indica que, a la hora de pensar mediaciones entre individuo e
historia, al decir de Dasen (1971, p. 90): “El sociólogo no es sino un objeto de
historia y su actitud sociológica un momento del fluir de ésta”. Sartre coloca
otro ejemplo interesante, analiza la postura de Lewin y su teoría de lo grupal,
que nos presenta totalidades completas y fijas, no en devenir. Para Sartre esa
ausencia de devenir, esa mirada externa a lo grupal deriva de la experiencia de
exclusión, de exilio de la Alemania nazi, que sufrió el autor. Así como analiza
desde otro país la situación alemana, así es la postura de Lewin respecto
al grupo. La presencia de aspectos subjetivos no anula la objetividad. Para
analizar esto retoma el trabajo de Kardiner, sociólogo que acuñó el concepto
de personalidad básica. Obviamente Sartre discrepa con Kardiner pues hablar
de una “personalidad básica anterior al hombre echaría por tierra la concepción
filosófica de Sartre (Sartre, 2004, p. 54). Lo que Sartre rescata de este autor
es que las “condiciones materiales” van más allá de aspectos estrictamente
materiales y hacen también a condiciones o situaciones humanas. Por ejemplo,
la escasez de mujeres en las Islas Marquesa que Kardiner analiza, influye tanto
en la producción y organización del trabajo de la tribu como en su estilo de
vida. Tal escasez genera la poliandria la que a su vez genera un carácter tal
vez rígido en las mujeres y cierta tendencia a la homosexualidad, como forma
de “desquite” frente a los hombres (Remley, 2012). Es interesante ver como
un aspecto no relativo a lo económico (escasez de mujeres) se torna en una
mediación estructural con impactos culturales.
644
a un club o sindicato, posee una vida familiar del tipo que sea. Sartre critica
al marxismo no otorgar la necesaria importancia a la vida singular y mantener
algunas categorías como abstractas y universales (clase, modo de producción,
relaciones técnicas y sociales de producción, etc.): “El resultado es que (el
marxismo) ha olvidado por completo el significado de lo que es un hombre,
y para llenar esa laguna no cuenta sino con la absurda psicología pavloviana”
(Sartre, 2004, p. 58). El psicoanálisis y la sociología deben aportar el material
empírico necesario para reconstruir la totalidad como totalización, y muy
especialmente, para entrelazar en el proceso de conocimiento, al ser particular,
su biografía y su época histórica: “Si un marxista necesita de la sociología y el
psicoanálisis, estas dos disciplinas requieren, a su vez, el auxilio del marxismo,
puesto que si sus datos no se hallan integrados en el movimiento de la historia,
sus contenidos carecerán de sentido o por lo menos serán difícilmente
comprensibles” (Sartre, 2004, p. 59).
645
que denominaba horizontal y de otra que denominaba vertical, estando ambas
en sintonía dialéctica. La primera remitía a las grandes diferencias observadas
en las estructuras agrarias de la época, en diversas sociedades, desde Estados
Unidos a la URSS. Mientras que la complejidad vertical tenía una identidad
estrictamente histórica. El autor ubicó estructuras y modalidades pertenecientes
a diversas épocas conviviendo en el mismo territorio o sociedad. ¿Conclusión?
O al menos la que nos interesa para nuestros fines: las condiciones históricas
de los fenómenos deben ser necesariamente reconocidas y estudiadas, con el
auxilio de otras disciplinas que permitan abordar los procesos históricos en su
totalidad.
646
diversos tipos de grupos o instituciones, habilitan ese ser de clase del que
habla Sartre que constituye la impronta del individuo como singular (Sartre,
2004, p.103). Esta indagación sobre la relación singular entre clase e infancia
y familia, dentro de sus particulares condiciones, son los insumos que
permitirían, de acuerdo al autor, analizar la subjetividad y el proceso histórico,
o en pocas palabras, al individuo y su época. Esto es, por elevación, una crítica
y una propuesta al marxismo mecanicista. El reduccionismo marxista posee
una carácter progresivo y sintético: parte de categorías abstractas y universales
(relaciones y modo de producción, etc.) para comprender objetos particulares
y ubicarlos en su época. Sartre, por su parte, plantea un método progresivo-
sintético y regresivo -analitico (Sartre, 2004, p. 129).
647
general; b. un momento “analítico progresivo” que retorna sobre la
historia del grupo en cuestión para definir, fechar y periodizar las
etapas y transformaciones de esa historia; c. un momento “progresivo
sintético”, que sigue siendo histórico-genético, pero que vuelve del
pasado al presente en un intento por redefinir este último de manera
más determinada y compleja que en la fase inicial, formulando además
hipótesis tendenciales para el desarrollo futuro.
Como ya fue analizado en el ítem anterior, para Sartre el ser humano no sólo
está determinado por sus condiciones materiales de existencia que pueden
provocar su pasividad. También está determinado, como ser-para-si/para-
otros, por una permanente decisión de continuar la vida, por ser consciente
de su situación, de sus necesidades y proyectos. Ya el ser consciente de su
necesidad y de sus carencias es un motor para la superación de su situación. Es
por eso, que como ya vimos, el ser humano es proyecto, un salto y fuga hacia
adelante (Sartre, 2004, p.86). No obstante, no es mera voluntad. ¿Por qué?
Porque como ya vimos, es un ser libre, ontológicamente libre, con una libertad
de la que no puede abstraerse y que lo lleva adelante y a ser responsable de su
situación. Como proyecto, el individuo asume tanto las condiciones objetivas
como subjetivas de existencia. A las primeras las interioriza (interiorización
de lo exterior o subjetivación de lo objetivo) pasándolos por el tamiz de su
subjetividad. Posteriormente, y aunque parezca esquemático, el individuo
exterioriza lo interiorizado (exteriorización de lo interior u objetivación de lo
subjetivo) en nuevas acciones, opiniones, elecciones. En este continuo devenir
y en este vaivén entre biografía y época, el ser humano como proyecto, no
648
tiene un contenido concreto, un plan de acción racionalmente definido, ya que
objetivos, acciones, lo superan, se suman, se agregan, a veces lo trascienden,
aunque el ser esté guiado por las posibilidades de objetivación que tiene a
disposición en su campo de lo posible. Los posibles son las concretas
elecciones, objetivos, recursos con los que cuenta para plasmar su praxis. Los
posibles implican el Yo y los Otros, es lo individual y lo colectivo; expresan el
elenco de posibilidades de objetivación. ¿Me objetivo en un joven trabajadxr
empobrecidx? ¿En unx joven en conflicto con la Ley? ¿En madre o padre a
edades tempranas? En este contexto, al plasmar sus proyectos, el ser-para-sí/
para/otros, viven en un delicado equilibrio/desequilibrio del que sale también
por otros posibles, desplegándose históricamente como ser siempre en devenir.
649
Insistimos en algo: el hombre es consciente de lo que le falta, de la escasez,
de sus carencias. Su proyectarse es una verdadera negación de lo “dado”, su
praxis es eso. Y es una afirmación de lo que aún no es, de lo que se proyecta ser.
Pero, en su campo de sus posibles no todo está a su alcance, su porvenir está
limitado. El ser puede ser también definido negativamente por los posibles que
no están a su alcance. Lo que está a su alcance como lo que no está hacen parte
de su futuro, como limitación o potencialidad. Es por ello que la existencia
humana no es pasible de ser aprehendida por un conocimiento directo y
conceptual, en la medida que deviene, se hace. Solo es posible aprehenderla a
partir de un saber que la comprenda como movimiento dialéctico entre el acto,
su significación final (hacia la que apunta) y sus condiciones de iniciación
(objetivación inicial, para el autor).
650
que está condicionado, eso Sartre no lo pone en duda, pero se hace a sí mismo
en la medida que supera la situación, el hecho en sí y al hacerlo el hombre
condiciona o actúa sobre su ambiente. Del mismo modo, más compleja es la
relación entre la construcción de una sociedad sin clases y las posibilidades
de transformación concretas de los hombres en tanto “alienados”. Para Sartre,
aunque el la persona esté alienada, no es una cosa, ni la alienación responde a
leyes naturales o mecánicas. El ser humano alienado continúa siendo humano
y su acción, alienada o no, continúa siendo acción (Sartre, 2004, p. 60 – 61).
Así, por ejemplo, al retomar el texto de Engels, La guerra de los Campesino en
Alemania, Sartre subraya que, si bien el campesinado se encontraba dividido y
no alcanzó sus fines en cuanto clase, era hombres reales haciendo historia real,
aunque alienada (Sartre, 2004, p. 61 y ss.). Para el autor, Marx ha pretendido
indicar que “somos hombres condenados a vivir humanamente la condición de
las cosas materiales” (Sartre, 2004, p. 61). Pero esas condiciones que se viven
humanamente pueden ser superadas, el hombre tiene la capacidad de hacerlo a
través de lo Sartre ha denominado como “su proyecto”, es decir, a través de su
“actitud hacia las múltiples posibilidades abiertas” (Desan, 1971, p.6). “Decir
lo que un hombre es implica decir al mismo tiempo lo que él puede” lo que
significa “decir lo que un hombre puede es decir lo que él es” (Sartre, 2004, p.
70).
Continuando con la lectura de CRD, es cierto que todo orden social determina
situaciones objetivas y que “la verdad del hombre es la naturaleza de su trabajo
(y de su salario)” pero el hombre se plantea objetivos para ir más allá, trata
de superar su “es” y su “estoy” para producir una condición nueva (Sartre,
2004, p. 67). De los párrafos dedicados a la vida de Flaubert, podemos indicar
que el ser humano avanza más allá de sí mismo: 1. Superando su niñez en
camino hacia el mundo adulto, mediante la objetivación de hechos exteriores
651
a su yo, tratando de superar las condiciones que caracterizaron su infancia; y ,
2. Las nuevas condiciones alcanzadas en ese camino y las condiciones de las
que partimos, obviamente incluyen una situación económica o material, pero
no por objetiva o económica es una condición “congelada” , tiene también la
condición de ser un desafío para buscar “soluciones” para el futuro.3
Es ya clásico otro ejemplo colocado por Sartre, pero no está de más recordarlo.
Es la situación de un piloto afrodescendiente, en Londres, impedido de
desempeñarse como tal dado el racismo existente. Objetivamente, podía
continuar trabajando en tierra desempeñando tareas no acordes a su
capacitación. Otra alternativa era rebelarse, entendiendo por rebelión el
objetivarse a través de un acto o acontecimiento nuevo. Podía quedar sumido
en su frustración u objetivar su ira en un libro, testimonio, acciones colectivas
de rechazo a esa medida, etc. Pero este hombre concreto roba un avión y
lo pilotea, pierde su vida (efecto no deseado, proyecto trunco, objetivación
no esperada) al estrellarse cerca de Francia. Su proyecto individual fue, al
internalizar posibilidades reducidas a los blancos, objetivarlas en esa acción
concreta, en esa posibilidad vedada: pilotear. Por falta de entrenamiento,
derivada de sus condiciones materiales de existencia (contexto racista que le
impedía ejercitarse como piloto), este proyecto culmina con un accidente y
su muerte. En este proyecto individual, Sartre reconoce tres aspectos básicos
“objetivos” que nos permiten anudar esta historia individual con la historia
no sólo de un colectivo sino de la humanidad. A saber: 1. la rebelión de los
afrodescendientes contra los colonizadores; su historia, sus raíces, sus diversas
expresiones; el horror de no reconocer como humano al Otro; 2. el estado de
tal conflicto en esa época histórica: el predominio de una resistencia pasiva y
la ausencia de una resistencia activa colectiva organizada que aún no devino;
3 Cabe una aclaración, cuando Sartre habla de objetivación refiere a la objetivación del ser
humano no solo en productos materiales o mercancías, sino también en acontecimientos
humanos, subjetivos, sociales, simbólicos, que pasan a engrosar, a ser incluidos en la realidad
como totalización. Es por ello que Sartre discute sagazmente con el marxismo economicista,
que quiere imponer una dialéctica mecanicista que secuestra la Historia de sus agentes
humanos, quedando esa Historia casi como metafísica, al reemplazar al hombre como agente
histórico.
652
y, 3. en ese contexto, la “necesidad” de actos individuales de resistencia, ante
la debilidad de una resistencia colectiva organizada.
653
Por eso, Sartre advierte la necesidad de “que el conocimiento dialéctico sea un
momento de la totalización o, si se prefiere, que la totalización comprenda en sí
misma su retotalización reflexiva” (Sartre, 2004, p. 139). Esa posición, remite
a una lógica de la acción creadora. Lo original en ella es el énfasis que se da al
proyecto (desde su inicio) y a la vivencia humana que, para Sartre, siempre es
una búsqueda axiológicamente guiada. Desentrañarla delicadamente es parte
de nuestros desafíos éticos y profesionales.
5. A modo de cierre
No ha sido en vano el esfuerzo del autor por rescatar pequeñas anécdotas, las
tramas de la infancia de la juventud y la vida familiar de algunos personajes. La
aspiración de Sartre, como ya se ha dicho, fue aportar una mirada totalizadora
de la sociedad capitalista de su época a partir de la tensión entre lo objetivo y
lo subjetivo, entre lo estructural y los secretos privados. Su dialéctica se nutre
tanto de fenómenos históricos y rasgos biográficos. Retomando al Marx del
Dieciocho Brumario, el autor forjó una mirada atenta a cada vericueto histórico
y a cada nudo biográfico en cada uno de aquellos. Parecería que su intención
fuera que cada uno de nosotros nos sintiéramos partícipes de la Historia,
aún desde la aparente comodidad de nuestra vida privada. Parecería que su
intención fuera rescatar subjetividades, pero subjetividades comprometidas
con el quehacer histórico, aunque sea de manera alienada. Más allá de críticas,
la ventaja y reconocimiento de su obra radica en su puntilloso análisis de la
relación entre economía e ideología; entre lo objetivo y lo subjetivo; entre
agencia y estructura. Ese intento realizado con firmeza y honestidad, más allá
de logros concretos, lo tornan en un referente y merece reconocimiento.
El método que nuestro autor propuso, da cuenta tanto del devenir histórico
de lo estructural, como de la vida de los individuos que lo producen y sufren,
es decir, da cuenta de la relación entre marxismo y existencialismo. Parecería
totalmente una antítesis: uno apunta a los objetivos, otro vuelca su mirada a lo
subjetivo. Pero para Sartre se necesitan mutuamente: el materialismo histórico,
654
“porque aún no han sido superadas las circunstancias que lo engendraron”
(Sartre, 2004, p. 36); el existencialismo, porque el marxismo no ha buceado en
las complejidades humanas (Aronson, 2019).
6. Referencias
Remley, W. (2012). Sartre and Engels: The Critique of Dialectical Reason and
the confrontation on the dialectics of nature. Sartre Studies International,
18 (2), 19- 48.
655
Líneas de Debate y Problematización
656
MORALIZACIÓN EN LA INTERVENCIÓN DE
TRABAJADORES SOCIALES CON FAMILIAS EN
MÉXICO. INTERPELACIONES Y PROPUESTAS
657
Sumario: 1. La moral en la intervención social hacia las familias. 2.
Metodología. 3. Discursos médicos e intervención social. Los tres tipos de
moral para el control de los comportamientos. 4. Discusión y conclusiones. A
modo de interpelación moral. 5. Propuestas y alternativas. 6. Referencias
RESUMEN. En la actualidad, la sustancia moralizante de la intervención
hacia las familias permanece en muchos sentidos y es reproducida por
distintos actores de las políticas sociales, entre los cuales se encuentran las/
os trabajadoras/eres sociales. Este artículo tiene como objetivo responder ¿Por
qué la impronta moralizante en la intervención de los trabajadores sociales con
familias continúa siendo acentuada? Para ello, se realizaron ocho entrevistas
en profundidad con trabajadores sociales laboralmente activos en el ámbito de
la salud, dentro del Área Metropolitana de Monterrey, México. Los resultados
señalan la existencia de tres géneros discursivos provenientes de la moral
médica, que son reproducidos por las trabajadoras sociales y se inscriben en
los cuerpos de los sujetos y en las relaciones familiares.
658
1. La moral en la intervención social hacia las familias
659
La intervención social en México, no siguió de manera tan decidida el proyecto
iluminista. Durante la década de los treinta del siglo pasado, al mismo tiempo
que se apostaba por una asistencia social eficaz y pese al uso de técnicas de
intervención social renovadas, se usaba la fuerza policial para reprender a los
mendigos, someternos a medidas de higiene como el baño forzado, y para
vigilarlos de manera permanente. En suma, en la respuesta al problema de
la mendicidad coexistían criterios administrativos éticos y morales (Lorenzo,
2018b).
En esa misma época, en Estados Unidos, nace un nuevo estilo emocional que
recoge el ethos de la autoayuda, el psicoanálisis y la psicología laboral. Éstos
construyeron un lenguaje emocional que combina la voluntad personal y la
fuerza moral, la búsqueda de la salud psíquica (hurgando en la familia y en la
infancia) y la idea de que ser buen gerente, precisaba habilidades parecidas a
las de un buen psicólogo (Illouz, 2012).
660
siguen el proyecto de autorrealización contenido en el ethos de la autoayuda,
son consideradas personas sanas y quienes no lo seguían, son valoradas
como enfermas. Es así, como se generó y extendió la idea que la salud y la
autorrealización son lo mismo. Este nuevo estilo emocional ha penetrado la
vida cotidiana de los sujetos y las familias, lo mismo en su espacio doméstico
que en su espacio laboral (Illouz, 2012).
2. Metodología
En este artículo analizamos ocho entrevistas que fueron elegidas por oportunidad,
de un total de veintiocho en el marco de un proyecto de investigación más
amplio1. Las entrevistadas son todas trabajadoras sociales, que laboran en la
1 Obesidad infantil y prácticas de reducción de daño. Reproducción del discurso biomédico
661
institución médica tanto en el ámbito público como el privado, en el Área
Metropolitana de Monterrey, Nuevo León, México. Aunque cada una de
ellas realiza actividades distintas dependiendo de su contexto institucional,
todas llevan a cabo prácticas de interacción directa con la población, que
incluye intervenciones de educación para la salud. Las entrevistadas fueron
identificadas a partir de la técnica de bola nieve, usando de inicio las redes
sociales (Facebook), 15 trabajadoras sociales respondieron la invitación
y nos refirieron a otras. A partir de esta respuesta, elegimos a una primera
entrevistada, después de discutir nuestros propósitos analíticos. Comenzamos
el análisis los días siguientes de haber realizado la entrevista lo cual nos brindó
elementos para establecer ciertas hipótesis e interrogantes. Con base en estos
elementos fuimos eligiendo a cada una de las siguientes entrevistadas hasta
que consideramos que nuestras inquietudes primarias fueron contestadas y
teníamos material suficiente para comenzar una discusión.
Las entrevistas fueron de tipo etnográfico (Guber, 2019), que se dieron como
charlas informales, sin ninguna directividad, aunque al inicio expresamos que
nos interesaban tres aspectos: su biografía, su práctica cotidiana en la institución
y las relaciones establecidas con otros profesionistas particularmente con
el personal médico. Las entrevistas fueron grabadas con el permiso de las
entrevistadas y posteriormente transcritas para su análisis.
662
3. Discursos médicos e intervención social
Moral médico-higienista
663
[…]ahorita en el área del hospital hay un programa que se llama ADEC,
que es “atención domiciliaria del enfermo crónico”, a mí me encanta
ese programa, porque ese programa nosotros vamos a domicilio, el
doctor atiende al paciente lo que es su parte médica, la enfermera hace
lo propio, y trabajo social, pues la entrevista, en el entorno donde se
desenvuelven, nosotros nos damos cuenta si ese paciente tiene apoyo
o no familiar. Que si ese paciente, este, por las características de su
entorno va a salir adelante o no, por el lado social, ¿verdad? si tiene
redes de apoyo, si no tiene redes de apoyo, desde que entramos a la casa
nosotros nos damos cuenta si ese paciente va a salir adelante o no […]
Sofía
Ese paciente tiene que estarse haciendo curaciones diarias, si están los
hijos incluso ahí mismo te das cuenta si sí… qué hijos sí cooperan y
qué hijos no cooperan. Tanto las aportaciones económicas, porque aún
y que el hospital te proporcione ciertos materiales no siempre es así y
obviamente tienes que poner de tu bolsillo y a veces hay hijos que no
664
cooperan, que no les dan. Entonces ahí también nos damos cuenta, el
ámbito, o sea, el domicilio, hay domicilios que viven en la mugre, o sea,
basura dentro de la casa, entonces te das cuenta que la gente no va salir
adelante y cucarachas, si le va a parar un animal en la herida no va a
salir adelante. Entonces, hay muchas cosas que nos damos cuenta si el
paciente sale o no. (Sofía)
665
lo veremos en el siguiente párrafo, también lo reproduce
Aunque este discurso moral corresponde con un orden social distinto al modelo
médico higienista, no excluye al modelo explicativo y de intervención centrado
en la familia. El reconocimiento de los problemas crónico degenerativos en
la población infantil y la poca o nula capacidad de influir en la elección de
estilos de vida que se les atribuye, orienta en buena medida la intervención
social y por ende la responsabilidad hacia la familia, particularmente de las
madres. Sin embargo, siguiendo con Foucault (1991), el proyecto político que
fundamenta el proceso de individualización social se centra en un orden social
de tipo pastoril, en donde la ubicación de un orden moral apela a la figura
de liderazgos políticos y comunitarios, que en el discurso del trabajo social
transitan hacia la familia.
666
[…] trajeron a un consultor [a su lugar de trabajo, en ese entonces,
un hospital privado] que era todo un conferencista y que da tema de
escáner, no lo llamó así tal, pero era identificación de emociones,… te
enseñaba que un buen rato estuvieras viendo la cara del compañero a
ver qué emociones tiene, desde que llega… discretamente a ver cómo
viene. Entonces ahí aprendí, me empecé a meter más en la psicología,
en los libros, me gusta mucho leer, entonces me empecé a meter, ¿cómo
identificar a un cliente tipo caballo, un cliente tipo águila? todavía estoy
aprendiendo eso […] Entonces este, se me hizo muy bueno y dije pues
vamos a adecuarlo [para implementarlo en su actual trabajo]… escáner
de emociones, así se llama el curso, lo titulé así […]. (Sonia)
Aquí la intervención hacia la familia ocupa una posición contingente, dado que
se privilegia al individuo. Pareciera asumirse que, si éste se transforma, por
ende, la familia también lo hará.
667
4. Discusión y conclusiones. Interpelación moral
668
constituyen una herencia del concepto de pobreza moral de la pedagogía
médica del siglo XIX (Rosen, 1985).
669
Es en este tenor, que la práctica del trabajo social en el Área Metropolitana de
Monterrey, ocurre hoy en día. Adscrita a los grandes relatos de la asistencia, de
la medicina y de la psicología, y apelando a conocimientos técnico-científicos,
a la psicología de bolsillo y a regulaciones de orden moral que se inscriben
sobre los cuerpos y los comportamientos de los sujetos y las familias.
5. Propuestas y alternativas
670
6. Referencias
671
a los pobres y servir al Estado. Historia Mexicana, 2 (68), 713-796.
Lupton, D. (1993). Risk as moral danger: the social and political functions of
risk discourse in public health. International Journal of Health Services,
23 (3), 425-435.
672
Líneas de Debate y Problematización
673
TRABAJAR CON PERPETRADORES DE VIOLENCIA:
DE LA VIOLENCIA ADQUIRIDA AL AMOR
CONSTRUIDO
VERONIQUE DURAND
UNIREDENTOR – RIO DE JANEIRO
[email protected]
674
Sumario: 1. Introducción y justificación. 1.1. Interseccionalidad. 1.2.
Masculinidades. 2. Metodología. 3. Descripción y análisis de resultados. 4.
Propuestas y alternativas para limitar la violencia familiar. 5. Referencias.
RESUMEN. Investigando durante más de veinte años sobre el tema de la
violencia contra las mujeres, mi mirada se agudizó, mi comprensión se agudizó.
Mi postura ha cambiado para tener una visión amplia de la violencia doméstica
como se le llama en América Latina y la violencia marital a medida que nos
acercamos a ella en Francia. Después de atender a mujeres en situaciones de
violencia, adolescentes, acompañé a hombres, perpetradores de violencia.
Trabajar con hombres es un gran paso y un factor determinante en la lucha
contra la reincidencia. Comprendí que era necesario trabajar con todos los
grupos de edad, géneros, grupos étnicos y raciales, porque la sociedad es
productora y reproductora de violencia, porque criamos a nuestros hijos e hijas
de una manera tradicional que no permite el cambio. Eso no permite respeto,
equidad, libertad para ser quienes somos. Construimos refugios, enviamos
hombres a la cárcel. ¿Cuántos niños quedan huérfanos cuando su madre es
asesinada? ¿Qué les pasa a estos niños? ¿Resolvimos el problema? Entonces
se hizo evidente cambiar el paradigma, dejar de “luchar contra” para proponer
otra forma de transformar las relaciones y la violencia. Defender algo. En
este caso, defendemos la educación para la paz, que implica la educación
para la ciudadanía, la responsabilidad de cada uno como ciudadano porque
la violencia conyugal es un problema de salud pública y un problema para
todos y cada uno de nosotros. Este artículo presenta reflexiones en torno al
abordaje de la violencia en una investigación realizada en la praxis profesional
con maltratadores.
675
1. Introducción y justificación
Interseccionalidad
676
que no son parte de esta élite, de este grupo. Aborda las diferentes formas de
dominación o discriminación.
677
En Marsella, Francia, también cuestioné identidades femeninas: mujeres,
migrantes, de diferentes países, a veces en conflicto, casadas, solteras,
víctimas de violencia doméstica. Todas habían encontrado obstáculos durante
la migración e instalación en ese nuevo país. Cada una había encontrado
soluciones para adaptarse, dependiendo de su propia historia.
Masculinidades
2. Metodología
678
En este apartado se presentan dos importantes herramientas usadas, entre otras,
en el transcurso de mis investigaciones dentro del alcance de la metodología
cualitativa para monitorear a los perpetradores masculinos de violencia, en
diferentes contextos, ciudades, países, culturas.
679
cambiando lentamente. La sociedad sigue imponiendo al hombre un modelo
de ser hombre. Los cargos económicos y financieros son múltiples.
Por otro lado, ¿qué sucede cuando un niño es testigo de violencia contra su
madre, cuando él mismo sufre violencia y se convierte en una víctima directa?
¿Cómo puede este niño experimentar, comprender y asimilar esta violencia
adquirida? Hoy sabemos que un niño, una persona que ha sufrido un trauma
relacionado con la violencia, si no se trata, si no se habla, si no está acompañado
por un profesional, sufrirá consecuencias en su vida. Se imprime un trauma
en el cerebro y solo espera alguna oportunidad, que se manifestará con una
voz, un olor, una canción, un recuerdo, y el dolor volverá con mucha fuerza,
recordando la violencia del primer dolor.
680
este ejercicio de margarita para que cada uno de sus estudiantes entendiera que
es un ser múltiple y complejo que no puede reducirse a una sola calificación, a
una sola faceta de su personalidad, de su ser. La dinámica de la margarita trae
debate sobre cómo me siento y cómo me perciben los demás. Cada participante
llena una cualidad, una característica dentro de cada pétalo.
Contexto de la investigación
Tuve la suerte de poder trabajar junto con el equipo y tener acceso a los
perpetradores de violencia. El grupo de trabajo estuvo compuesto por 16
personas. Es importante explicar que los hombres fueron tratados después
de ser denunciados por su pareja por violencia doméstica. No se presentan
espontáneamente. Todos aceptaron la encuesta basada en un cuestionario y
681
realizar la técnica de la margarita. Para completar la investigación, utilicé el
método de “historia de vida” con mujeres y hombres que aceptaron hacer este
ejercic
De los 16 cuestionarios aplicados, casi todos (12) afirman que no tienen ni han
tenido problemas de dependencia (con alcohol o drogas). Dos (2) hablaron de
violencia física, ocho (8) de violencia verbal y amenazas; los otros seis (6)
negaron cualquier tipo de violencia.
682
las emociones, el sufrimiento postraumático y el ciclo de violencia que no se
detendrá mientras lo nieguen.
El resultado principal del grupo de trabajo fue que ningún hombre escribió en
la margarita que era un hombre. El ejercicio es difícil para muchos de ellos.
No se detuvieron a pensar quiénes eran realmente. En general, para una parte
importante, la mitad de los pétalos permanecen vacíos.
- Ser hombre es ser un buen padre, un buen hijo. Ser hombre es llevar
la fiesta al hogar; es jugar al fútbol con amigos en la playa; es salir con
amigos y tomar una cerveza.
683
deseos, aspiraciones profesionales y/o psicológicas. Nadie prestó atención
a sus necesidades emocionales. Entonces, creen que no valen nada. Fueron
denunciados por su pareja por violencia y no aceptan esta situación.
Todos se pusieron como padre, hijo, esposo, novio, amigo. Cuando pregunté
sobre la identidad de un hombre, las respuestas fueron muy convencionales.
Probablemente respondieron lo que pensaron que necesitaban responder. En
otras palabras, el hombre necesita poner la fiesta dentro del hogar... El padre
juega con su hijo.
684
transformar. Cuando la psicóloga de la Vara reanudó el trabajo de la Margarida
con los hombres para hablar de la realidad de ser hombre, solo se identificaron
cualidades positivas, cualidades positivas masculinas, tales como:
Cuidar de la familia, ser trabajador, acompañar a los niños, ser un buen padre,
ser un buen esposo, ser un proveedor, ser valiente... Es decir, cualidades que
se les mostraron (y no se les enseñó), como modelo, como lo que deberían ser,
como un objetivo a alcanzar para ser un “buen hombre”. Estas cualidades son
las que propone la moralidad, o el grupo dominante muestra como la regla,
pero no siempre se corresponden con la realidad.
En Brasil, como en la gran mayoría de las culturas del mundo, para ser
considerado hombre, la primera cualidad es ser varonil. El hombre debe tener
las características sociales que le atribuye el estándar hegemónico: la fuerza,
el coraje, la capacidad de lucha, el “derecho a la violencia”, el honor, el poder,
la potencia sexual. Esta virilidad es enseñada e impuesta a los jóvenes por el
grupo de hombres durante la socialización.
685
relaciones de dominación entre los sexos, sino también la representación global
del mundo. Todas nuestras categorías de pensamiento se formaron en este
binomio: masculino/femenino: caliente/frío, seco/húmedo, interior/exterior,
alto/bajo, activo/pasivo, teórico/práctico, racional/irracional y otras dualidades
fundamentales, así como positivo y negativo (Héritier, 2012).
El “Mito de la virilidad” hoy es, de hecho, una alienación tanto para los hombres
(que se han distanciado o no del modelo hegemónico) como para las mujeres.
Los hombres que cometen violencia necesitan asistencia para reconocer la
realidad tal como es, reconocer que son o fueron violentos y desear cambiar esa
realidad. Además del hecho de que son responsables de la violencia misma. Esta
responsabilidad de la violencia de los autores es fundamental ya que les permite
poner palabras en los acontecimientos, las emociones, los sentimientos y su
historia. Es decisivo en eso, visto que, asumiendo esta responsabilidad, evitan
la recurrencia y, principalmente, se convierten en agentes de transformación
con otros hombres en el vecindario donde viven.
686
las parejas homoafectivas donde la violencia es tan importante como en las
parejas heteroafectivas (Cordeiro, 2018).
Coutanceau (2011) dice que el hecho de no sentirse como un hombre real, hace
que los perpetradores de violencia ataquen por no tener suficiente autoestima.
El compañero es la persona más cercana, la que observa, coexiste, sabe
quién es realmente el compañero. Ella es agredida por saber quién es él. Su
desesperación, por no ser quien quería ser, lo hace violento.
Trabajar con las historias de vida de los autores nos permite comprender que
la mayoría de ellos sufrieron violencia en la infancia. Este sufrimiento no fue
tratado y con los años se cristalizó.
Vale recordar que somos plurales y que varios elementos pueden interferir en
las relaciones interpersonales e intrafamiliares. En este sentido, es importante
introducir en las instituciones educativas capacitación sobre respeto, autoestima,
diversidad y cómo vivir con los demás.
687
5. Referencias
Durand, V. (2017). É ela quem bota a feira dentro de casa, uma reflexão sobre
identidades masculinidades e violências contra as mulheres. Mauritius,
Mauritius: N.E.A.
688
Durand, V. (2019). O uso de narrativas e história de vida. Curitiba, Brasil:
Nova Práxis Editorial.
Gazalé, O. (2017). Le mythe de la virilité; un piège pour les deux sexes. Paris,
Francia: Robert Lafont.
689
Líneas de Debate y Problematización
2. Analice comparativamente este artículo con el del Dr. Juan José Vique.
Ambos abordan estrategias profesionales a desarrollar con hombres
violentos. ¿Qué reflexiones le/s merece/n?
690
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